martes, noviembre 11, 2025
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Héctor Baldassi: “Empecé una profesión que no me gustaba y terminé dirigiendo un Mundial”

Por Iván Ezequiel García

Héctor Coneja Baldassi es considerado uno de los mejores árbitros de la historia del fútbol argentino. Se destaca por haber dirigido 18 Superclásicos y acontecimientos internacionales como el Mundial de 2010, finales de Copas Libertadores, Copas América, entre otros.

– ¿Por qué te dicen Coneja?

– (Se ríe) A los cinco años, cuando iba al jardín, llevaba una bolsita con los útiles, mi mamá le puso un aplique de un conejo y cuando esperaba el colectivo me decían: ‘Ahí va la coneja’, y así quedó.

Nació el 5 de enero de 1966, en Río Ceballos, Provincia de Córdoba. En la adolescencia tenía un amigo que estaba estudiando arbitraje y le insistía para que cursaran juntos, pero al principio no quería saber del tema: “Veía cuando lo insultaban y le escupían, yo no quería eso para mí”. Hasta que un día, su amigo le dijo que ya lo había anotado y que debía presentarse en la Escuela de Árbitros. “Sinceramente fui para no decepcionarlo, no estaba entusiasmado”, cuenta, pero el tiempo cambió rápido su pensamiento.

Baldassi, de 51 años, recuerda que cuando comenzó las prácticas encontró su vocación. Su primer partido fue en el 1991, Estudiantes de Buenos Aires recibió a Los Andes y considera que fue el “puntapié” a una gran carrera.

Muchos futboleros se preguntan si será difícil dirigir partidos de gran magnitud, como lo son los River-Boca. Baldassi es el hombre correcto para contestar esa pregunta, fue el encargado de impartir justicia en 18 superclásicos, pero hubo uno que lo marcó: “Los tomé a todos como mucha responsabilidad, pero el del 2004 fue bastante difícil, por la previa que se generó”. Él tenía todo el tiempo una idea en la cabeza: si hacía las cosas bien en ese partido podía ser bien visto en todo el mundo. Y así sucedió. Luego de ese encuentro, le tocó dirigir la Copa América del mismo año, la final de la Copa Libertadores y los Juegos Olímpicos en el 2008 y el Mundial de Sudáfrica 2010.

El clásico rosarino, fue el otro derby que la Coneja disfrutaba dirigir, por el color, el ambiente y la pasión que le ponen los hinchas. Eso lo llevaba a hacer su trabajo con alegría y a la vez se divertía con los protagonistas: “En una jugada dividida, Schiavi y el Kily González van al piso a disputar la pelota y chocan entre ellos. Inmediatamente fui a la jugada y les dije: ‘No se toquen chicas, no se toquen’, ellos se rieron, se dieron un mini abrazo y todo siguió”. Esos gestos le ayudaron a tener un acercamiento con los jugadores y que los partidos fueran más fluidos.

La carrera de Baldassi transcurría y él constituía buenos vínculos con los hinchas. “Al principio, me decían vos sos hincha de este y del otro, después fue cambiando y es hasta el día de hoy que me paran para sacarse alguna foto o algún autógrafo”, comenta con felicidad que eso es resultado de que dejó buenas cosas en cada club que le tocó dirigir.

Su trato con los futbolistas era distendido: hablaba mucho, se reía y hacía chistes. En la actualidad sigue teniendo vínculos con algunos de ellos. Declara que el arbitraje está visto como los “anti-fútbol” y que eso es un error conceptual. “No por nada, jugadores de la talla de Ortega, Palermo, Bataglia o los Milito me invitaron a sus despedidas”, comenta sonriente.

El Mundial de 2010 fue la primera y única Copa del Mundo que le tocó dirigir: “Era el único sueño que me faltaba cumplir”. Un total de cuatro partidos, el primero fue el encuentro entre Ghana y Serbia, cobró un penal a favor de los africanos a falta de cuatro minutos, fue una jugada difícil de verla –lo aclara- y que por suerte no se equivocó. Los octavos de final fue su último partido en el torneo, España contra Portugal, de ese encuentro se llevó muchas cosas, entre ellas una anécdota y una camiseta: “Hubo un tiro libre para Portugal, cuando voy a marcar la distancia de la barrera española, le pregunto a Cristiano (Ronaldo) si le iba a pegar al arco, me miró con cara de qué te importa, me reía por dentro mío, lo hacía para adelantarme a la jugada”. En aquel entonces, expulsó al portugués Ricardo Costa, quien luego se acercó al vestuario, le pidió disculpas y le regaló su camiseta.

El arbitraje le permitió tener lindos momentos, viajes, buenos y malos partidos, pero como amante del fútbol, no sólo se preocupaba en ver si fue falta o si era de amarilla o de roja o si era penal, sino también el buen juego de algunos jugadores. “Ronaldinho fue alguien que admiré mucho, me sentía identificado porque él jugaba a la pelota con mucha alegría y se lo contagiaba al resto”, dice y agrega: “De nuestro fútbol, Guillermo Barros Schelotto era el que me gustaba porque era muy pícaro para jugar, además de que jugaba bien, sacaba de contexto a los rivales”.

El ex árbitro que desde hace una hora concede una entrevista por videollamada eligió un espacio de la casa muy futbolero: detrás de él se observa una vitrina que exhibe muchos objetos preciados de su carrera, camisetas que utilizó y también regalos de los jugadores y la pelota del Mundial que dirigió, pero muestra algo muy importante que está en una caja, es la medalla de la final de la Copa Libertadores del 2008, entre Fluminense y Liga de Quito: “Fue un partido especial, este es un lindo recuerdo”.

 

Héctor Baldassi se retiró en 2011. Actualmente se ocupa de ser uno de los encargados de asignar a los árbitros en las competencias CONMEBOL. Y además es diputado nacional de la Provincia de Córdoba, fue electo dos veces y valora el apoyo que le dan: “Soy agradecido a la gente cordobesa porque sigue confiando en mi trabajo y en mi honestidad”.

Los hinchas en Vietnam, con barbijo y distancia social

Por Matías Cavallero

La pandemia cambió los hábitos y las costumbres. Falta mucho para que el ritual de los futboleros vuelva a producirse: la llegada en manada de los fanáticos a las canchas, los cánticos y las banderas, y el agolpamiento que suponen las tribunas de los estadios del deporte rey argentino, casi sin asientos en muchos establecimientos deportivos. El olor del choripan y de la hamburguesa en los entretiempos, y los gritos de gol –o de angustia- cuando nuestro equipo recibe o sufre un tanto, van a tener que esperar.

Algunos especialistas se animan a advertir la imposibilidad de que haya público en los partidos hasta la aparición de una vacuna para el coronavirus, que se espera entre octubre de este año y marzo de 2021. Otros, como el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, son más optimistas. Y mientras el fútbol aguarda su reanudación para la segunda mitad de 2020 en Argentina, en otros países ya empezó a rodar la pelota. 

Buena parte de las ligas europeas –incluida la Bundesliga alemana- volvieron al ruedo o lo harán en las próximas tres semanas. En América, la pionera fue la liga costarricense, que retomó las actividades profesionales con menos de mil contagios de COVID-19 en su territorio y un protocolo estricto. El torneo de Nicaragua consagró a Real Estelí como campeón, pero aquella competencia se había disputado sin suspensiones. Sin embargo, algunas competiciones locales comienzan a recibir público en las tribunas. 

En el Viejo Continente, el puntapié lo dio Islas Feroe, una pequeña isla de apenas 50.000 habitantes con un fútbol humilde y apenas diez equipos en su liga. Proclamado como el primer país “libre de coronavirus” en Europa, tras afrontar apenas 187 infectados ya recuperados, puede albergar hasta 100 personas durante los cotejos. A medida que el tiempo pase, aquella capacidad irá en aumento. De todos modos, la sorpresa se produjo en Asia, epicentro del comienzo del virus. En uno de los países fronterizos con China la gente asiste a los estadios en masa, pero con distanciamiento social. En Vietnam, parece haber llegado el fútbol del futuro. ¿Cómo lo hicieron?

Ocurre que el país del sudeste asiático, con una historia muy particular, prestó atención a la información poco detallada que llegaba desde China apenas la enfermedad comenzaba a propagarse. Gobernado por el Partido Comunista, a principios de enero decidieron hacer obligatorio el uso de barbijo para toda la población, a instancias de la primera determinación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Rápidamente, se decretó el cierre de fronteras, el rastreo de contactos y la cuarentena en distintos puntos clave. Cuando la misma se dispuso, la pandemia estaba lejos de establecerse como tal y los casos no llegaban al millar en China. La velocidad a la hora de la toma de decisiones tuvo como consecuencia apenas 325 infectados y ningún muerto, en una población de casi 100 millones de personas.

Adentrados en la “nueva normalidad”, la vida no dista mucho de lo que era antes del COVID-19. Con fuertes precauciones, el fútbol volvió a jugarse. El 23 de mayo, el Nam Định enfrentó al HAGL por la Copa de Vietnam. La coyuntura positiva permitió que se pusieran a la venta 10.000 entradas para los fanáticos, que acabaron agotadas tras una jornada caótica en las boleterías. Las autoridades dispusieron la separación de hinchas locales y visitantes en diferentes tribunas, en las que debían atenerse al distanciamiento social. Salvo en un sector, la pasión pudo más. Ni un metro ni dos: todos juntos. Con un cumplimiento de protocolo, ¿modelo para exportar?

“Es una herida que nunca se va”

Por Pedro Duffau, Leandro Gambino y Marcelo López Aspuru

Claudio Vivas fue el ayudante de campo de Marcelo Bielsa en la dirección técnica de Argentina en el Mundial 2002, en el que el conjunto nacional quedó eliminado en primera ronda. Luego de estar muchos años en ese rol, su primer equipo como entrenador fue Argentinos Juniors en 2009 y actualmente dirige al Bolívar de Bolivia. Después de haber pasado por esa experiencia no grata con la Selección en Corea y Japón, recuerda y analiza a la distancia sus vivencias y sensaciones de aquel Mundial.

¿Cuánto tardaste en asimilar el golpe de la eliminación?

-Es una herida que nunca se va. En lo deportivo es algo que te queda marcado. A uno particularmente en el fútbol te puede ir bien, mal o regular, pero bueno esta situación no estaba en nuestros planes y que básicamente habíamos demostrado tener un equipo muy competitivo y que estaba a la altura para llegar lejos en el Mundial. La anécdota es que quedamos afuera en primera fase y el dolor permanece cada vez que viene el recuerdo. Pero bueno hay cosas más importantes en la vida y hay que saber diferenciar. En el deporte, es algo que te queda para siempre.

En una entrevista hace un mes en la radio 94.7, contaste que luego del Mundial volvieron a ver todos los partidos para analizarlos nuevamente. ¿A qué conclusión llegaron? ¿Qué encontraron al verlos nuevamente?

-Después de analizar el partido, muchas veces y más de la cuenta, la conclusión fue que nuestro mejor encuentro fue el tercero contra Suecia y en un mundial donde hay pocos partidos tenés que tratar de ganar el primero (contra Nigeria) y nosotros lo hicimos.  Pero en el segundo encuentro contra Inglaterra era clave para las aspiraciones nuestras y terminamos perdiendo un partido muy parejo y equilibrado. Quizás en el primer tiempo jugamos mucho mejor pero no alcanzó para poder sumar un buen resultado. No hay muchas cosas para sumar. Simplemente, el equipo estuvo a la altura, pero no fue suficiente porque el empate no nos sirvió, no alcanzó y lamentamos la salida prematura del mundial.

¿Cuánto afectó a lo que tenían planeado la lesión de Roberto Ayala en la previa al primer partido contra Nigeria?

-Lo que modificó fue un poco la organización que nosotros habíamos tenido en la previa al partido inaugural. Fue totalmente variable porque tuvimos que modificar con dos cambios. Placente ingresó de central izquierdo, un puesto que él conocía pero nosotros lo habíamos llevado en reemplazo de Juan Pablo Sorin (lateral izquierdo) en caso de que fuese necesario. También manejábamos la opción del Kily González, Sorin y Placente en el mismo puesto. Pero bueno, Diego (Placente) tuvo que jugar de central izquierdo, Samuel pasó a jugar por el centro y Pochettino jugó de central derecho en esa línea de tres. Fue muy sorpresiva la lesión porque fue en la entrada en calor. Fue muy rápido y muy repentino. A nivel de FIFA es complicado porque hay que informar a muchas áreas. Pudimos hablar muy poco con Roberto y el jugador que ingresó de titular tuvo que acelerar la entrada en calor porque normalmente los suplentes realizan la entrada en calor pero no al ritmo que la hacen los titulares. Así que fue importante la baja porque además se modificó el capitán y Ayala en la cancha era un líder muy importante.

¿Te hubiera gustado jugar otro tipo de amistosos preparatorios para el Mundial?

-Sí, lo ideal hubiera sido lo que nosotros propusimos que era jugar amistosos contra equipos que jueguen parecido y tengan el mismo esquema de juego a los de nuestra zona. Sobre todo para preparar bien la fase inicial. Los amistosos que pudimos hacer con los equipos de la Primera División de Japón no tenían ese diseño que nosotros queríamos. Pero bueno es una anécdota y simplemente sirve por si te vuelve a pasar nuevamente. Es fundamental jugar dos o tres amistosos internacionales antes de un Mundial.

-¿Qué te dejó trabajar con Marcelo Bielsa?

-Me dejó primero un aprendizaje muy importante, el haber estado 16 años hace que uno tenga la posibilidad también de poder trabajar por su cuenta, pero básicamente es un agradecimiento eterno, porque es una persona que me dio todo y que me ayudó a crecer en el conocimiento, tanto en lo deportivo como en lo profesional.

“Saja y Milito me llenaron de conocimientos”

Por Pedro Ledesma

“El haber sido premiado como el mejor jugador de la temporada 2018 con Universidad Católica fue lindo”, expresó el futbolista argentino Luciano Aued en una videoconferencia desde Santiago de Chile con estudiantes de Deportea. Sin embargo, aclaró que no le interesa ser “ni la figura ni la estrella, sino poner lo mío para ayudar al equipo”.

“Este premio lo obtuve por la continuidad, la perseverancia y el esfuerzo”, aseguró el nacido en La Plata, alguien que deja todo en la cancha y que por esta razón logró la valoración que conquistó Chile, aunque admitió que le ha costado mucho que se reconozca su carrera.

Cuando llegó al equipo chileno en el 2017 le fue muy complicado adaptarse y encontrar su posición, pero luego se sintió cómodo como volante interno, iniciando las acciones de gol, presionando, llegando al arco rival y pateando los penales, como el buen referente que es las dos últimas temporadas. Comparó al fútbol chileno con el argentino y saca la conclusión de que se le haría muy difícil jugar en la misma posición, ya que en Argentina el juego se desarrolla con mucha más presión en esa zona de la cancha.

Además, quien también debutó en 2007 con Gimnasia y Esgrima La Plata, dió su opinión sobre la crisis social dada en Chile en el 2019: “Me parece positiva para el país, ya que en mi caso llegué con mi familia y fuimos a los mejores lugares, a los más lindos, pero cuando uno ve el otro lado de la situación, en donde el 85 por ciento del país afronta otros problemas, te das cuenta de que estas protestas ayudan para que los que menos tienen luchen por sus derechos”.

En relación con Universidad Católica y la crisis social, Aued hizo referencia al bicampeonato obtenido en el 2019 que fue festejado pero no de una forma muy especial, ya que faltaban 6 fechas por jugarse, pero al estar a 13 puntos de diferencia del segundo, todos los equipos de la primera división entendieron el contexto del país y estuvieron de acuerdo en que Católica se quedara con el campeonato por segundo año seguido.

No todo es de color de rosas para el equipo en el que juega el argentino, ya que, aunque le vaya muy bien en el torneo local, en La Copa Libertadores la diferencia de nivel es muy grande: “Se nos complican mucho los partidos por la Libertadores. En el local nos va muy bien pero chocamos cuando jugamos por Copa, el grupo del año pasado era muy duro y el de este año también”. Luego, justificó la diferencia de nivel entre algunos equipos de la competencia: “Hay mucha diferencia en lo económico y estructural, pero esta diferencia también tiene que ver con el Fair Play financiero. Hay equipos con deudas que contratan a mejores jugadores y mi equipo que cumple con todo no tiene esa posibilidad”.

Como Luciano bien dice, acostumbrarse a un equipo es complicado y así fue para él adaptarse a Racing cuando llegó en el 2011, no solo porque era otro mundo estar allí, sino porque además tuvo que luchar consigo por el descenso que sufrió ese mismo año con Gimnasia, club del que es hincha.

Sin embargo, luego de una lesión que lo dejó 8 meses fuera de las canchas, Luli volvió más fuerte que nunca tratando de lograr su mejor versión dentro del equipo de Avellaneda y resaltó que dos jugadores de ese plantel lo ayudaron mucho: “Saja y Milito me llenaron de conocimientos y me volvieron un mejor jugador, igual en ese momento todo el plantel sabía que ellos eran los que nos guiaban y nosotros empujábamos del carro”. Y agregó: “Luego, cuando yo tuve que ponerme en ese papel de referente en Racing, utilicé todos esos conocimientos aprendidos junto a Lisandro López”.

Volviendo al presente y viendo el papel que tiene en su club de Chile, el volante de 33 años aseguró que le gusta ser un referente y que no lo toma como un peso. Exigirse antes de exigirle al otro, ser respetuoso, cumplir con una conducta dentro de la cancha y con la camiseta del club son muchos de los mensajes que trata de dejarles a sus compañeros de equipo, mensajes que se le quedaran grabados a los más jóvenes volviéndolos mejores jugadores.

Sin fútbol por el momento, debido al Covid-19, Aued se encuentra en Chile con su esposa y con su hija tratando de sobrellevar la cuarentena. De todas formas el jugador le busca el lado positivo a esta situación y disfruta de estar con su pequeña, ya que, de lo contrario, estaría viajando para jugar varios encuentros por la Copa Libertadores y no tendría suficiente tiempo para verla.

 

Hakoah Viena: La historia del campeón que el nazismo intentó destruir

Por Elian Olchansky

En 1909, un año antes de la muerte de Karl Lueger, que fue alcalde de Viena desde 1897 hasta su fallecimiento, se creó el club judío Hakoah Wien (Hacoaj Viena). Ante la cláusula aria, que permitía a organizaciones e instituciones prohibir el ingreso de los mismos, Fritz Löhner-Beda e Ignaz Herman Körner decidieron crear su propio club donde podrían practicar deportes y mantener su ideología e identidad. La traducción de su nombre “la fuerza” lo representará con el correr de los años y su escudo llevará una estrella de David en el centro.

Lueguer desplegó en la ciudad un pensamiento antisemita que fue recogido ideológicamente, entre otros por Adolf Hitler, futuro líder del partido nazi. Desde 1907 vivía allí con el objetivo de realizar su vocación artística en la Academia de Bellas Artes.

Tras ser rechazado de la misma en el examen de ingreso, por dos años consecutivos, vivió al menos 4 años, entre el frío y el hambre de la ciudad austríaca. Reinhold Hanisch, uno de sus compañeros de esa época, contó que en aquellos años de vagabundeo Hitler usaba un sobretodo negro que había sido obsequiado por un amigo judío.

Para la creación de Hakoah los pioneros se inspiraron en “El judaísmo muscular”, una doctrina compuesta y presentada en 1898 por Max Nordau en el segundo congreso sionista*, donde participaba siendo uno de los líderes. Pretendía generar, en cuanto a la actividad física y deportiva, un cambio en el pueblo judío para dejar de ser caracterizado, de forma discriminatoria, como débiles, amantes de los libros y los estudios.

El club se inauguró y los buenos resultados deportivos no tardaron en llegar. El fútbol era la disciplina más destacada y los triunfos depositaron al equipo, compuesto 100% por jugadores judíos, en la primera división tan solo once años después de su creación. En la temporada 1921/1922 los jugadores lograron el segundo puesto.

La primera y única conquista en la máxima categoría fue en la temporada 1924/25 tras quedarse con el título,dejando en la segunda ubicación al Austria Wien(Austria de Viena), el campeón anterior. El equipo era una de las máximas sensaciones en el país que disfrutaba de un fútbol profesional.

Tras esta conquista el equipo viajó a Inglaterra,país creador del fútbol, para jugar contra el West Ham. Este partido se había disputado unos años antes en Austria y terminó en un empate sin goles. Si bien se esperaba una victoria de los ingleses,el resultado fue 5 a 0 a favor de Hakoah.

Luego de eso emprendió una gira que cruzó el Océano Atlántico. Estados Unidos era el próximo destino.

Si bien la mayor necesidad era la recaudación de fondos para poder mantenerse en las primeras planas del fútbol austríaco, ese no era el único objetivo. Los viajes también servían para promover y alentar la práctica de deporte en las comunidades judías de todo el mundo.

El grupo llegó a norteamérica para jugar más de un partido pero nadie imaginaría lo que sucedería mientras estaban allí. El equipo logró promover de gran manera el “judaísmo muscular” en un país que aún miraba de reojo el fútbol. En su cuarto encuentro disputado en Nueva York, frente a los mejores jugadores de la ciudad, el público llegó a ser de 46 mil personas, un récord que se batió recién en 1977 cuando Pelé decidió volver del retiro para engordar su patrimonio, aún más, en el Cosmos de Nueva York. Tras cómodas semanas una parte del plantel, entre ellos Bela Guttman, decidieron no continuar con el equipo y quedarse a vivir allí. Los pagos más elevados fueron una de las causas, pero también, el nulo antisemitismo vivido. En 1928 se creó el New York Hakoah.

En 1930 el club europeo debía jugar en Polonia, país que históricamente ha tenido una numerosa comunidad judía. En 1918, tras el fin de la Primera Guerra Mundial que conllevó la independencia polaca, residían tres millones, la misma cantidad que en 1933, seis años antes que el nazismo invadiera el país**.

El partido que debía jugar era ni más ni menos que contra la selección polaca. El mismo se anunció en los diarios locales como “partido internacional” y se jugó en el campo deportivo nacional. Ese día, también, se escucharon comentarios y gritos antisemitas.

Tras el paso por Estados Unidos y la pérdida de gran parte del plantel los resultados dejaron de ser los que eran hasta ese momento y el equipo perdió popularidad y prestigio.

Otra de las disciplinas en la que el club se destacaba era la natación. El equipo contaba con deportistas como Hedy Bienenfeld, medalla de bronce en los 200 metros del campeonato europeo de 1927, y Fritzi Löwy, que consiguió el bronce en los 400 metros, entre otras. Desde los resultados, era el mejor equipo del país.

En 1936 Judith Deutsch, otra integrante del equipo, que tenía los récords en el estilo media y larga distancia, fue condecorada con la insignia de oro, entregada a los mejores deportistas de Austria. Ese mismo año se disputaron en Berlín, ya controlada por el nazismo, los Juegos Olímpicos. Deutsch se negó a asistir y posteriormente le quitaron sus medallas y fue expulsada de todas las competiciones. A diferencia de ella Hanni Lux sí participó de dicho evento y en el documental “Watermarks”, producido y dirigido por Yaron Zilberman, recuerda que sintió “odio masivo”.

El 11 de marzo de 1938 el ejército alemán entró a Austria y dos días después se dió la anexión, conocida como Anschluss. Al poco tiempo una oficina tenía la labor de confiscar los objetos de los judíos y eran echados de sus trabajos. Con estas medidas, se buscaba que abandonen el país. En noviembre de ese año sucedió “la noche de los cristales rotos”, en la que se incendiaron y saquearon templos, casas y empresas. Entre huidas logradas, deportaciones y asesinatos el número de judíos bajó mucho. En 1933 en Austria había 250.000 mientras que para 1950 había 18.000.

En cuanto a Hakoah, tras el Anschluss el club fue expropiado por el nazismo.Tras el final de la Guerra, en 1945, se intentó volver a poner de pie al club pero al poco tiempo fue cerrado.

El mismo fue creado a causa del antisemitismo y despojado por el mismo motivo. Pero el legado continúa vivo hasta el día de hoy.

En 1936 en Buenos Aires, Argentina se inauguró el Club Náutico Israelita, creado por remeros judíos que no eran bienvenidos en otros clubes de la ciudad por su religión. Dos años después el nombre se modificó a Club Náutico Hacoaj, en honor al club austríaco.

Al día de hoy cuenta con más de 15 deportes y, al igual que su homónimo, logró importantes hechos deportivos*** además de tener un ambiente social que, gracias a socios del club, continúa inculcando valores judíos.

La fuerza, como su nombre lo indica, lo llevó a fundarse y a trascender a través del mundo y de los años. Un club que une historia, deporte y política. Estas variantes, aunque no lo creamos, siempre, van de la mano.

 

 

 

* Movimiento por la creación y continuación de un estado judío.

** Tras el final de la Guerra,en Polonia,había 45 mil.

*** Campeón de la primera división de vóley argentino en la temporada 1999/2000, jugó en la primera división de hockey, actualmente en la segunda categoría y participa en torneo de AFA, al día de hoy en la Liga Escobar, entre otros logros.

A 89 años de la profesionalización del fútbol argentino

Por Álvaro Tscheiller

El 31 de mayo de 1931 fue el día que cambió la historia del fútbol argentino como se lo conoce, ya que en esa misma fecha se disputó el primer partido profesional en la historia del país, entre Boca Juniors y Chacarita Juniors.

El partido, y asimismo el campeonato que obtuvo el club de La Ribera aquel año, no fue el hecho trascendente que cambió el futuro, dado que el encuentro terminó 0-0 y solo simbolizó un dato más para la estadística. Sin embargo, lo importante fue que comenzó una era deportiva completamente diferente a la que existía en aquella época, y una era en la que muchos creen que fue a partir desde ese entonces, el momento en el que se dio inicio al fútbol argentino.

Para entender la situación que vivía institucionalmente el deporte a fines de la década del 20 y principios del 30, es necesario conocer el conflicto entre los jugadores, los clubes y la asociación que regía el fútbol en aquel período.

En un primer lugar, la profesionalización se instauró producto de una huelga de los jugadores el 10 de abril de 1931, realizada no solo por la necesidad de cobrar y ser reconocidos como trabajadores, por lo que era sabido que en ese entonces estaba impuesto el amateurismo marrón, en donde la mayoría de los jugadores, en diferidas cantidades obtenían beneficios económicos. El problema que desencadenó todo fue la lucha contra la “Ley Candado”, la cual significaba que ninguna institución podía fichar a un jugador sin el consentimiento del club de origen.

Además, los jugadores debían permanecer en el club por al menos dos años, antes de pasar a otro. Esto era para evitar el movimiento constante de los jugadores y en cierta forma, ser una barrera para el profesionalismo.

Por consiguiente, la solución que se propuso el 18 de mayo de 1931 frente al intendente José Guerrico, de la presidencia de José Félix Uriburu, fue la desafiliación de 18 clubes de la Asociación Amateurs Argentina de Football, la creación de contratos y la nueva fundación de la Liga Argentina de Football. En aquella liga solo se adhirieron los equipos más populares, entre los cuales estaban: Boca, Huracán, Racing, San Lorenzo, Estudiantes, Gimnasia de La Plata, River, Independiente, Platense, Vélez, Chacarita, Quilmes, Lanús, Tigre, Atlanta, Ferro, Talleres de Escalada y Argentinos Juniors.

Finalmente, sin ser reconocido por la FIFA, dicha entidad continuó con su práctica hasta que el 3 de noviembre de 1934 se fusionaron la Liga Argentina de Football y la Asociación Argentina de Football Amateurs y Profesionales, y se creó la Asociación del Football Argentino, como se la conoce hoy en día.

Socialmente, la profesionalización del deporte generó un revuelo, puesto que favoreció a que los sectores más populares que practicaban la disciplina, puedan ascender de clase, algo que 10 años antes era imposible efectuarse por la razón de que al fútbol lo representaba la actividad recreativa del sector elitista, y esto producía mucha discriminación.

En el sector deportivo, la situación que vivían los clubes en la década del 20 era de un proceso de expansión, por el cual varios equipos como Boca, Gimnasia de La Plata y Sportivo Barracas tuvieron giras por Europa, y Vélez Sarsfield por América en 1930.

Además a nivel selección, la Argentina obtuvo la Copa América de 1921, 1925, 1927 y 1929. Fue finalista de los Juegos Olímpicos 1928 y de la Copa del Mundo de 1930.

Es por este aspecto también, que no fue únicamente una cuestión institucional y económica la profesionalización, dado que el fútbol ya iba camino a ello y era inevitable, es decir, la huelga fue tan solo el detonante a que se dé inicio la misma.

“No estamos cobrando absolutamente nada”

Por Franco Yazbik y Pedro Pérez Naveira

El tenista argentino Santiago Besada, quien participa de los torneos Futures, expuso las dificultades que trajo la pandemia del COVID-19 en el presente y futuro de jóvenes que están teniendo dificultades para financiar su carrera durante los próximos meses.

“Debido al brote del coronavirus perdí la posibilidad de jugar un torneo de interclubes en Francia”, expresó el jugador de River Plate Tenis, que con lo recaudado pensaba cubrir los gastos del resto del año.

El oriundo de Buenos Aires, opinó que estaría bueno que la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales) o la ITF (Federación Internacional de Tenis) otorguen un bono o alguna ayuda a los jugadores para poder mantenerse en este tiempo.

Hay muchos chicos que después de esto no volverán a jugar por que no tendrán plata para invertir y van a estar desgastados mentalmente”, manifestó Tusa. El deportista de 22 años comentó que va a esperar hasta que se pueda volver a jugar y por eso se entrena todos los días haciendo ejercicios de doble turno.

Besada amplía información sobre su vida en el circuito. Juega 25 torneos al año y viaja a 10 países distintos. Estos torneos son de U$S15.000 a repartir dependiendo la ronda que alcance. Su lugar favorito es Argentina ya que la superficie es de un polvo de ladrillo muy lento que le permite tener un mejor juego y sentirse más cómodo.

Actualmente su equipo está formado por un entrenador y un preparador físico que son fijos pero de ser necesario contrata a algún nutricionista o kinesiólogo para completar su preparación. Para los campeonatos que son a muchos kilómetros viaja sólo o con algún compañero. Aunque esté sin jugar, el deportista le sigue pagando a su equipo y le siguen mandando ejercicios para mantenerse en forma.

Ni la tragedia interrumpió el show

La tragedia de Heysel

Por Ramiro Etchegaray

El 29 de mayo de 1985 es recordado como otro triste capítulo de violencia en un estadio de fútbol. Una vez más, hinchas que no solo alientan transformaron una final continental en una tragedia masiva que se cobró la vida de 39 personas y dejó a otras 600 heridas. Lo que debió ser Bianconeri versus Reds pasó a ser Ultra versus Hooligans. Un episodio lamentable de hace 35 años, pero que de tiempos pasados tiene poco.

En el Estadio de Heysel, Bruselas, se esperaba una fiesta del fútbol, y de fútbol no hubo nada. El Liverpool buscaba su quinto campeonato de Europa, Champions League desde 1992, en una final que lo enfrentaba con el equipo sensación, la Juventus de Platini, compuesto además por varios campeones del Mundial del ‘82. Tras arrasar año tras año en Italia, La Vecchia Signora buscaba llevar su poderío al ámbito continental. Por desgracia, el resultado es lo que menos se recuerda de aquella noche infame.

Barrabravas italianos e ingleses se enfrentaron en una batalla de guapos para nada nueva y con un antecedente muy cercano: el año anterior habían disputado la Supercopa de Europa. La derrota del Liverpool llevó a su gente a Bruselas en búsqueda de una revancha. Muy recordado por los medios en las semanas previas, en las tribunas se podía presentir el deseo de los ingleses de marcar la cancha (y las gradas también) desde temprano para demostrar su supremacía.

Por conveniencia económica de la organización, o tal vez simplemente por negligencia, en algunos sectores del estadio coincidieron los espectadores de ambos equipos, algo que para el ambiente europeo suena normal. Lo que no se tuvo en cuenta fue que en los ‘80, el “hooliganismo” se encontraba en el momento más descontrolado de su historia. Vándalos, borrachos y neonazis eran algunos de los muchos adjetivos que se usaban para definirlos, y a cada lugar al que iban llevaban consigo su hostilidad e insolencia.

El fervor lo notaba tanto Bélgica como el televidente desde la comodidad de su casa. Los Hooligans fueron los primeros en hacerse ver, primero con botellazos y luego con sus mismos puños, por supuesto que dirigidos hacia los rivales, transformados en enemigos. La consecuencia fue una avalancha de italianos y belgas que buscaban escapar de los tumultos. La acumulación de gente se trasladó a la parte baja de la platea, que estaba pegada a las vallas a la altura del campo de juego. Una tribuna entera se apiló sobre un vallado fijo y sin salida de emergencia. Asimismo, por protocolo de seguridad cerraron los ingresos, lo que impidió la salida de mucha gente por esa vía. La cabecera completa se encontraba enjaulada.

Luego de unos largos minutos, el vallado cedió, provocando una estampida de la que salieron ilesos tan solo unos pocos afortunados, quienes se vieron obligados a entrar al campo de juego por una alfombra de cuerpos derribados y encimados.

Como es habitual, la violencia engendró aún más violencia. El desconcierto general causó corridas y altercados con el cuerpo de seguridad, que no vivió una de sus más lúcidas y destacadas intervenciones. Personal médico y ambulancias evacuaron a más de 600 heridos y oficiales de la policía local colocaron 39 cuerpos en bolsas mortuorias.

Pero esto no fue todo. Contra todo tipo de lógica y sin sensibilidad alguna, el partido no se suspendió. “El show debe continuar”. La pobre excusa de evitar una potencial guerra civil en caso de postergación, fue lo que llevó a que una hora y media después del horario estipulado, el balón comenzara a rodar. La FIFA y el alcalde belga hicieron oídos sordos a los reclamos del vestuario italiano de no jugar, mientras que el capitán del Liverpool, Johan Mahieu, no tuvo ningún interés en dejar la final para otro día.

Los capitanes de Liverpool y Juventus intercambian banderines y saludo.

Un improvisado comunicado de los capitanes dio lugar al inicio de la final de la Copa de Europa más manchada de la historia. Se dice que incluso los cuerpos de las últimas víctimas fueron retirados con el partido ya comenzado. El contraste entre el campo de juego y las gradas era muy particular: mientras el árbitro daba por comenzado el partido, centenas de oficiales de la policía rodearon el borde de las tribunas, llegando a reemplazar en algunas ubicaciones a las vallas derribadas. El aburrido 1-0 a favor de Juventus por un penal inventado, que Platini transformó en gol, es de mínima importancia.

Hinchas en la cancha
La policía se dirige a ocupar el perímetro de la cancha antes del inicio de la final.

Los pocos Hooligans identificados tuvieron un efímero paso por prisión y las familias de las víctimas fatales recibieron alrededor de 7 millones de euros en modo de compensación. Por primera vez, la UEFA era condenada responsable. Sin embargo, la penalidad más dura la sufrió el fútbol inglés. Se creía que el verdadero problema no era simplemente el Liverpool, sino que radicaba en las barrabravas inglesas en su totalidad, por lo tanto, se privó a los equipos de la Football Association de toda competición internacional por 5 años (6 para el Liverpool).

Los hinchas ingleses fueron estigmatizados en todo el mundo como gente violenta, y el fútbol inglés jamás recuperó el poderío que tuvo la década previa a la tragedia. Quizás la fuerte presencia de sus equipos más poderosos en las últimas ediciones de la Champions y Europa League señale que Inglaterra está volviendo a recuperar aquel lugar de prestigio dentro del fútbol de clubes europeo.

Antecedentes del estilo sobran en este deporte, en donde se suele avalar que la grandeza de un equipo no dependa de su nivel futbolístico, sino de cuanto barullo y desorden genere su público. Cada 23 de junio se recuerda la Tragedia de la Puerta 12 de 1968 en el Monumental, y cada partido contra Perú la Tragedia de Lima del ‘64, conocida como la jornada más negra dentro de una cancha de fútbol de toda la historia. A la vez, fuera de los estadios, los enfrentamientos entre barras o contra la policía son cada vez más frecuentes. Pocas son las hinchadas argentinas que no entonan cánticos recordando a algún colega asesinado y ninguna la que no amenaza de muerte a sus rivales cada fin de semana. La línea entre alentar fervorosamente a un cuadro de fútbol y creer que el hincha con camiseta de otros colores es el enemigo se afina cada día más.

Un policía belga, contemplando la masacre, sintetizaba a la perfección lo que sucedía y sigue sucediendo en cada acto de violencia alrededor de una pelota: “Es un escenario de guerra, esto no es fútbol”.

 

Argentinos en Mendoza: las pasiones no se mudan

Por Juan Pablo Manera

Pareciera extraño decir que un equipo que fue representado por el mejor futbolista de la historia, que fue campeón de América y que jugó una de las finales intercontinentales más recordadas, poco menos de una década después caería en un pozo que tuvo su fondo en el momento que mudó su localía a más de 1.000 kilómetros de su ciudad natal. Así fue la vida de Argentinos Juniors en los 80 y los 90. En un momento, estás en lo más alto, llegaste al cielo, al último pedestal del Olimpo. Sin embargo, la caída puede ser tan rápida como la de un niño cuando se desliza por un tobogán.

24 de octubre de 1985. Mario Videla se prepara para ejecutar el último penal del Bicho. Julio César Falcioni, por entonces arquero de América de Cali, se revuelca en dirección al palo derecho de su arco, pero la pelota ingresa por el lado contrario. En Asunción, el conjunto de La Paternal se queda con el desempate de la final y se consagra campeón de la Copa Libertadores por primera y única vez en su historia, de la mano de futbolistas como Claudio Borghi, Sergio Batista, Emilio Commisso, entre tantos otros. El país se teñía de colorado.

En diciembre de ese mismo año, Argentinos, como premio al logro obtenido, viaja a Tokio, Japón, para enfrentarse a la Juventus de Michel Platini y Michael Laudrup en busca de alzar la Copa Intercontinental. Los dirigidos por José Yúdica estuvieron dos veces arriba en el marcador, pero los de Turín hicieron fuerza y se llevaron el campeonato desde el punto penal.

Pocos años después, la economía de Argentinos Juniors se devastó gracias a los nocivos manejos dirigenciales. Apenas 8 años habían transcurrido desde la consagración continental, con un fútbol de alto nivel, y parecía mentira que el club haya caído tan bajo.

El declive comenzaba iniciada la década del 90. Uno de los principales errores fue el no envío de las renovaciones de los contratos a la AFA, lo que provocó que todos los jugadores del primer equipo quedaran libres. Entre ellos se destacaba la figura estelar de Fernando Redondo, dueño de un pie galáctico que luego gozaría de una larga carrera por Europa y la Selección Argentina. El mediocampista emigró con el pase en su poder y las arcas del Bicho no aumentaron ni un centavo.

A mediados de 1993, una seductora oferta arribaría a las manos de Luis Veiga, presidente de Argentinos en aquella época. El emisor de dicha propuesta era nada menos que Torneos y Competencias, una de las empresas deportivas más grandes del país. Carlos Ávila, autoridad máxima del canal, le ofrecía al conjunto de La Paternal una gran cantidad de incorporaciones importantes, hasta se habló de una posible vuelta de Diego Maradona. Sin embargo, había una condición: mudar la localía a Mendoza.

TyC vio una gran posibilidad en aquella provincia. Notaban que el abanico de hinchas era superior al que en ese momento había en Buenos Aires. Además, el Gobierno de la provincia cuyana había dado el visto bueno ya que el estadio Islas Malvinas se acercaba a convertirse en un nuevo Elefante Blanco. Veiga no lo dudó y dio el sí. Al contrario de los hinchas, quienes tendrían que viajar horas y horas para ver a su querido Bicho en vivo y en directo. Cabe destacar que en aquellas épocas el equipo jugaba en el estadio de Ferro por una cuestión de dimensiones del campo de juego

El día del debut llegó el sábado 25 de septiembre de 1993 frente a Newell’s, por la tercera fecha del Torneo Apertura. 15.000 personas dijeron presente en el Malvinas, según informó la extinta revista El Gráfico. “Gracias Mendoza”, se apreciaba en una bandera levantada por los jugadores. El partido finalizó 0 a 0 y Osvaldo Sosa, director técnico de Argentinos, ubicó en la cancha a los siguientes once: Rubén Cousillas; Diego Germano, Carlos Bustos, Cristian Traverso y Mauricio Taricco; Damián Facciutto, Leonel Gancedo, Jaime Pizarro y Walter Paz; Marcelo Blanco y Néstor Cedrés.

Las grandes figuras que TyC prometió nunca llegaron. Maradona firmó con La Lepra y su retorno nunca se concretaría. La única personalidad que se destacó fue la de Faryd Mondragón, el histórico arquero colombiano que apenas comenzaba con su extensa carrera.

El proyecto de Torneos y Competencias resultó un rotundo fracaso. La población nunca adoptó a Argentinos como a un club propio, el equipo no logró grandes resultados y se terminó perdiendo más dinero del que se invirtió. Tras la experiencia, Chiche Sosa manifestó: “Sólo faltó el apoyo del hincha mendocino, pero era normal por tratarse de un equipo de Buenos Aires que no era ni River ni Boca”. Además, contó cómo vivió el plantel la situación: “Toda la semana nos entrenábamos en Buenos Aires y los fines de semana viajábamos hasta allá para jugar. No era fácil, porque no nos podíamos adaptar a distintos factores”.

El Semillero del Mundo pegó la vuelta a su ciudad natal. Aunque continuaría con su declive y posterior descenso, en 1995 se demolió el viejo estadio de tablones para luego, en 2003, levantar el todavía vigente Estadio Diego Armando Maradona.

El Mundial de los sacos y de las boinas

Por Franco Schipizza

En la historia del fútbol se han vivido experiencias y anécdotas que quizás sólo este deporte ha logrado por ser una actividad que recorre el mundo desde hace más de 100 años. Desde las categorías infantiles hasta la Selección mayor, de torneos amistosos a la Copa del Mundo, de la competencia amateur a la profesional, todos estos han generado historias en las que se podrían escribir libros, que ya los hay.

Sin dudas, el torneo más deseado e importante es la Copa del Mundo, que comenzó allá por 1930 en Uruguay y que tuvo su última edición en Rusia hace dos años con 21 campeones que dejaron muchas historias en sus hazañas deportivas. Pero no necesariamente debieron ser los consagrados quienes tienen un hecho por contar. La Selección Argentina participó en 17 ocasiones y logró el título en dos oportunidades. Pero muchos recordarán el gol de Maxi Rodríguez a México en el Mundial de Alemania 2006, la retirada del campo de juego de Diego Maradona junto a la enfermera en Estados Unidos ’94, los penales atajados de “Goyco” en Italia ’90 y otros acontecimientos más que perdurarán en la memoria de los argentinos, ya sea de buena o mala manera, sin haber finalizado en la primera posición.

En el Mundial de 1930 han ocurrido situaciones que quizás hoy serían “anormales”, no sólo por cómo ha avanzado lo cultural, la sociedad y la ciencia, sino también por la dificultad de haber sido la primera experiencia para esa competición. En estos tiempos, los jugadores bajan del micro con su bolso, matera y quizás con parlantes para animar la previa del partido, pero 90 años atrás la boina y el saco fueron parte de su conjunto.

Además de botines, medias, short y camiseta, los jugadores salían al campo de juego con dos accesorios de vestimenta más. Uno de ellos fue simplemente por un tema estético, entraban a la cancha con el saco arriba de la ropa del partido y posaban para la foto. Pantalón corto y la parte superior de un traje, impensado en estos tiempos.

Por otro lado, una de las cosas que más llamó la atención en el Mundial fue el uso de un objeto en la cabeza. Con las reglas actuales, el arquero es el único jugador permitido en usar una gorra, lo más probable es que la utilicen cuando tienen el sol de frente. Pero en el torneo disputado en Uruguay, algunos futbolistas de campo utilizaron boinas por la dureza de la pelota. Los balones de la Copa, hubo más de un modelo durante la competencia, estaban fabricados de cuero y su abertura se cerraba con tiento. Ellos decidieron proteger la cabeza con ese accesorio para evitar cortes y heridas al momento de cabecear.

Severino Varela, quién supo ser símbolo de Boca en la década del 40, fue también reconocido por su boina blanca y comentó sobre su uso años anteriores que “la pelota era de tiento, por lo cual era dura y más teniendo en cuenta si estaba mojada, su peso aumentaba”. A pesar de esto, algunos jugadores se las ingeniaron e insertaron papel de periódico o cartón dentro de ella para amortiguar el golpe.

El saco y la boina fueron algunas de las tantas historias que quedaron del Mundial de 1930 en Uruguay, una competencia que quedará en la retina de todos por ser la primera del torneo más lindo del mundo.