viernes, julio 26, 2024
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Equitación: Argentina tendrá representación individual en salto con José María Larocca

Por Laureano Vergara

Argentina contará con un total de 136 atletas que representarán al país en los Juegos Olímpicos de París 2024. Uno de ellos será José María Larocca, jinete que competirá en la prueba de salto individual. Pese a que en esta disciplina solo entren a la pista el jinete junto a su caballo, existe detrás un amplio personal: un entrenador, jefe de equipo, veterinarias, caballerizos y herreros trabajan en conjunto para brindar la máxima ayuda necesaria para ambos. “Ahora el caballo es considerado un atleta de alto rendimiento, algo que no pasaba hace 20 años. Tienen masajistas y fisioterapeutas a su disposición”, dice Kelly Collard-Bovy, amazona del equipo argentino, sobre el animal.

De las tres disciplinas ecuestres de los JJ. OO, Argentina contaba con plazas en dos de ellas: una para salto individual y otras dos para el concurso completo, pero perdió este último par debido a que ninguno de los binomios postulados cumplía con los requisitos exclusivos impuestos por la Federación Ecuestre Internacional.

Para dictaminar quién iba a ser el dueño de la plaza en salto individual, obtenida por José María Larocca en el Panamericano de Santiago 2023, el equipo argentino realizó una gira por Europa. Participó en la Copa de Naciones de Sopot, Polonia, y luego en la de Praga, República Checa, donde cosechó un quinto puesto. El conjunto nacional estuvo integrado por José María Larocca —Abril Iconthon—, Matías Larocca —Full Option Van’t Zand—, Damián Ancic —Santa Rosa Chabacón—, Mariano Ossa —Con Corrado 4— y Kelly Collard-Bovy —Lanciano SP—, quien tuvo su primera convocatoria y se sumó en la última competencia.

Raúl Ferreyra Bochatey integró la delegación como Jefe de Equipo, puesto que tiene como función facilitar todas las tareas a los distintos binomios que conforman el grupo. Estas actividades pueden ser logísticas, como organizar el traslado de los caballos y jinetes o la inscripción en las pruebas. Pero también se involucra en el área psicológica: “Hablo con ellos, tengo que saber cómo se sienten, si están pasando por un momento bueno o uno malo”, cuenta sobre su rol multifuncional en el equipo.

Damián Ancic, Matías Larocca, Raúl Ferreyra Bochatey, José María Larocca y Mariano Ossa —de izquierda a derecha—.

Quien no pudo estar presente es Vitor Alves Teixeira, entrenador nacional de origen brasilero, que según Ferreyra Bochatey es “un lujo y una eminencia mundial del deporte, que brindó toda su ayuda a la distancia”. Ferreyra Bochatey se encargó de armar un grupo donde se compartían los planos y distancias de la pista, que facilitaban la ayuda estratégica de cara a la competencia por parte de Vitor Teixeira.

“Como no pudo caminar la cancha con nosotros, pensé en grabar desde el mejor lugar posible las pasadas para que Vitor —Teixeira— nos ayude para la segunda ronda, ya que es la misma disposición de obstáculos en ambas”, contó Collard-Bovy, sobre el trabajo realizado en conjunto. “Nos podía dar tips sobre la cantidad de galopes cortos y largos, por dentro o por fuera. Después, entre nosotros también nos íbamos ayudando, aunque todo depende de cómo está personalizado el binomio y siempre la última decisión la tiene el jinete”.

Otra de las integrantes que no pudo estar presente en la reciente gira fue la veterinaria principal, Ann Rodger, que tampoco estará en París debido a la no clasificación del conjunto argentino en la prueba por equipos. En su lugar sólo se hallará un veterinario del lugar de la competencia, ya que por decisión del ENARD se resolvió solventar gastos como este. 

 

Preparación y entrenamiento de un binomio

Rodger cuenta que no se puede improvisar nada en cuanto a los cuidados del caballo y que la logística previa debe estar hecha con el tiempo adecuado: “Existen dos posibilidades: llegar sobre la hora o con mucha antelación al evento para que el caballo se adapte. Nosotros solemos elegir la segunda opción. Vas un mes antes para acondicionar al animal y que no sufra de algunos cambios. Estos pueden ser el clima o el suelo, no de la pista —que es estandarizada para todos los concursos— sino del lugar de la competencia. También se trata de que el caballo tenga la misma alimentación que recibe normalmente. Eso tiene que estar bien estudiado y planificado porque cada uno requiere una nutrición personalizada. La cantidad de fibra, proteína o grasa suministrada varía en cada individuo”. 

Además, el examen previo permite conocer si un caballo es más propenso a tener lesiones musculares o articulares. “En medicina deportiva de caballos, lo más importante es la prevención. Tratar de detectar los problemas lo antes posible. Se trabaja mucho con el fisioterapeuta. Soledad Suárez es quien me suele acompañar en el equipo; yo los reviso y actuamos si tienen alguna dolencia o inflamación. Las lesiones más comunes se dan en toda la estructura alrededor del hueso navicular, que se encuentra en el casco del animal”, dijo Rodger acerca del cuidado físico.

Aunque varía constantemente, hoy en día, en la disciplina de salto hay una inclinación a utilizar razas de origen europeo: caballos de buena contextura física pero con una tendencia a la búsqueda, en este momento, de que tengan una genética más liviana. De esta forma, son más rápidos para cuando se da el caso de que al menos dos binomios obtienen 0 faltas, donde se desempata por el tiempo empleado en completar el circuito.

En cuanto a la preparación de jinetes y amazonas, Kelly Collard-Bovy cuenta que entrena todos los días de la semana y solo descansa los domingos por la tarde cuando no tiene ninguna competencia. “Nosotros llegamos a las 7:30, damos de comer, hacemos las camas y arrancamos a montar. A veces nos bajamos del último caballo a las 20:00 o por ahí más tarde si estamos en un concurso. Es sin reloj, todo es con pasión y trabajo. No voy al gimnasio, como muchos jinetes que sí lo hacen, justamente por la vida que llevo. Por lo general solemos tener 14 caballos. Aun así, tengo un super estado físico porque hago cosas todo el tiempo: barro, pongo paja, armo pistas”. 

Kelly Collard-Bovy arriba de Champagne Du Soleil.

Aunque no cuenta con un entrenador fijo, suele tomar clínicas privadas para sumar enseñanzas. La equitación es un deporte muy detallista y como ella dice, “podés aprender de cualquier persona, ya sea alguien amateur, más joven o grande. Nunca pude entrenar junto a otra amazona, pero es algo que tengo en mente y me encantaría hacer. Este deporte cambia y crece todo el tiempo, creo que todas las personas tienen algo bueno que podés adquirir”.

El bienestar emocional también resulta fundamental en un deporte como la equitación. Damián Ancic —bicampeón nacional y único integrante del equipo que vive en Argentina— ha manifestado que trabaja junto a una psicóloga, que lo ayuda a reconocer su estado mental durante la competencia para saber controlarlo de forma óptima. En cambio, Kelly Collard-Bovy prefiere apoyarse en su esposo y mejores amigos porque cree que ellos son los mejores psicólogos.

A la amazona belga-argentina le llegó la posibilidad de montar tres caballos del jinete uruguayo, Martín Rodríguez, los cuales participaron del último Panamericano en Santiago 2023. Con tan solo 6 meses de entrenamiento y participaciones en concursos, la caballista obtuvo resultados que le permitieron formar parte del equipo argentino y comenzar a dar sus primeros pasos en la élite europea.

 

Actualidad argentina en el deporte

La mayoría de los jinetes argentinos depende de qué sponsors apoyen con sus caballos. Tal es el caso ya mencionado de Collard-Bovy, pero a él se suman dos más en el equipo: el Haras Santa Rosa de México, que aporta dos caballos a Damián Ancic, y Mariano Ossa, que salta los de José María Larocca, quien sí tiene una gran estructura armada.

Los jinetes y amazonas del país se enfrentan a varias circunstancias que no les permiten desarrollar el deporte al máximo nivel y enfrentarse de igual a igual con las potencias europeas. En el Viejo Continente, sobre todo en países como Alemania, Países Bajos, Bélgica o Francia, es donde el deporte pica en punta. El desarrollo y la cría del caballo es muy fuerte, además de que las mejores razas y jinetes se hallan allí. 

Las distancias y traslados hacen que sea casi excluyente que los jinetes y amazonas vivan en Europa para mantenerse en el alto nivel. Federaciones de otros países ayudan a sus representantes costeando todos los traslados alrededor del mundo, algo que en Argentina no ocurre.

Según Ferreyra Bochatey, el factor económico es muy influyente en esta disciplina: “En nuestro país la federación nos dice que no hay plata y si lo comparás con Emiratos Árabes, que la corona tiene 20 millones de dólares para comprar los 4 caballos del equipo, demuestra que hay una diferencia abismal”.

Para Kelly Collard-Bovy, el dominio también se justifica por la cultura con respecto al deporte en Europa, donde se educa a los niños enseñándoles a hacer todo lo necesario para el cuidado del animal y luego se aprende a montar: “La diferencia con Argentina es que allí es la cultura de la comodidad y aquí la del trabajo”.

El Panamericano de Santiago 2023 otorgó cuatro plazas para la prueba por equipos de París 2024, pero el conjunto nacional acabó en el quinto puesto. En una competición con fuertes rivales como Estados Unidos, Canadá, México y Brasil, no se considera esta no clasificación como un fracaso, a pesar de haber estado presente en las dos últimas ediciones de los JJ. OO.

José María Larocca junto a Finn Lente.

A pesar de todo ello, Raúl Ferreyra Bochatey se mantiene positivo: “Creo que el jinete que nos representa —José María Larocca— no va a participar de las Olimpiadas sino que va a competir. Este deporte es muy detallista, se puede caer un palo en cualquier lugar y eso te deja fuera de todo. Lo más justo es que es igual para cada uno, así que no hay excusas. Si bien es fino porque es muy técnico, creo que Argentina está en el nivel para decir que su jinete va a competir para estar ahí arriba. Una medalla olímpica es algo que no se dio nunca en la disciplina de salto —dos jinetes obtuvieron diploma olímpico en la prueba individual: Carlos Delía en Roma 1960 y Matías Albarracín en Río 2016—, por eso te digo que es complicado pero no imposible”. Estos serán los quintos Juegos Olímpicos para José María Larocca —esta vez arriba de Finn Lente—, quien buscará superar su mejor marca obtenida en Londres 2012, cuando terminó en el 36º puesto.

 

Lucas Guzmán, tal vez en sus últimos Juegos

Por Patricio Chevillard

El autocontrol, la perseverancia, el espíritu indomable, la cortesía y la integridad son cinco valores que tiene todo taekwondista, pero cada patada y golpe a la cabeza y el cuerpo los hacen querer dejar este exigente deporte. “A nivel mental y emocional es muy duro mantenerse al cien por ciento en cada competencia”, dijo Lucas Guzmán para el diario Clarín después de Tokio 2020. Luego de ese torneo, Guzmán pensó en retirarse y estuvo un año sin competir, pero las ganas de ir por todos los logros posibles y la medalla de oro que le falta en los Juegos Olímpicos hizo que volviera al tatami.  

Lucas ya clasificó a París 2024 en lo que puede ser su posible último Juego Olímpico y buscará la medalla olímpica que le falta. Aunque no esté confirmado que sea su último si consigue la medalla de oro, quizás cambie de opinión. En los Juegos Panamericanos en Santiago 2023 llegó a la final, había pasado algo similar. Cuenta su padre, Eduardo Guzmán, contó al El Equipo que pasó en la final: “Que se dejó ganar la final porque dice que en su mente pasó, que si salía a medalla de oro, se retiraba ese día. Entonces me dijo esto, me dio fuerza, quiero seguir”.

 Empezó en el taekwondo a los cuatro años, cuando su padre, Eduardo Guzmán, daba clases en varias sociedades de fomento. Lucas, inspirado por la serie animada Dragon Ball Z se lo tomaba como juego imitando al personaje Goku dando vueltas carnero nos contó su padre. A los trece años se dio cuenta de que podía ser un chico talentoso, pero en ese momento no creyó que podía llegar a donde está llegando. 

El taekwondo es un deporte de contacto que cada golpe ya sea puño o patada suma distintos puntos que alcancen el peto o casco del rival. Empezó a ser deporte olímpico desde Sídney 2000 y se registró de manera oficial en 1955 y su creador fue el general Choi Hong Hi en Corea. El combate dura tres rounds de dos minutos de duración cada una, pero en los Juegos Olímpicos dura los tres rounds un minuto y medio.

Sus inicios en los torneos internacionales no fueron nada sencillo. Para que Lucas tuviera un lugar cómodo para entrenar su padre, fundó la Asociación Sung-Do para que pudiera entrenar taekwondo cuando él quisiera. Además, después de ganar el clasificatorio a once chicos para los Juegos de la Juventud Singapur 2010, su familia con mucho esfuerzo y sacrificio organizando torneos y vendiendo empanadas y con ayuda de padres y otras personas donando plata pudieron pagar el viaje. En esos Juegos consiguió la medalla de bronce.  

En 2016, Lucas no pudo conseguir la clasificación a los Juegos Olímpicos a pesar de conseguir la medalla de bronce en los Juegos de la Juventud en Singapur 2010 y los Panamericanos de Toronto 2015. En ese año era primero en el ranking uno del World ranking, pero le faltaron dos puntos para el ranking olímpico y perdió en el Preolímpico.  Contó Lucas en una entrevista a MasTaekwondo TV esa frustración y el volver a empezar: “Fue como si mis sueños de un momento a otro se desvanecieron y fue difícil volver a competir, no tenía otra motivación que un Juego Olímpico”.  

En el taekwondo la perseverancia y el espíritu indomable son unos principios fundamentales, eso lo demuestra Lucas según su padre luego de no clasificar a Río 2016: “Pero bueno, nos costó levantarlo, y después bueno, de a poco se fue levantando, siempre uno tratando de apoyarlo, para que él siga adelante”. Luego de la pandemia de salir quinto en Tokio 2020 y lograr un diploma olímpico, pensó en retirarse. Pero sus ganas de seguir consiguiendo logros, a pesar de sus altas y bajas, empezó con una psicóloga deportiva.

Una de las personas que lo ayudó en el taekwondo fue Sebastián Crismanich, medallista olímpico en Londres 2012, con quien tiene buena relación con la familia y fueron entrenando y viajando a torneos juntos. Fue una gran inspiración, cuenta su padre: “Mirábamos cómo era su camino, tenemos que aprender de lo bueno también, para guiarnos”. La Argentina en taekwondo solo consiguió una medalla dorada en Londres 2012 y tres diplomas olímpicos. Lucas con esfuerzo y sacrificio carga con la mochila de representar a Argentina en París 2024.  

Jajarabilla: junto a su arco sigue la flecha y en París ve un escenario medieval

Por Valentín Albano

La individualidad que conlleva el tiro con arco, lo lleva a Damián Jajarabilla, un joven marplatense apasionado en el deporte desde que su madre Alicia le compró su primer arco y su primera flecha en Mar del Plata, a imaginarse escenarios medievales mientras apunta, comentó en una entrevista para La Nación. Con su perseverancia consiguió la clasificación a París y será el primer  arquero argentino de este siglo en ir a un Juego Olímpico y el representante nacional más joven de la historia en la disciplina.

El marplatense realiza una disciplina que desde 1972 no falta a los Juegos. Consiste en tirar las flechas con el arco hacia una diana a una distancia de 70 metros y dependiendo donde se clave, se suman más o menos puntos (1 al 10). Jajarabilla parece tener un don en la arquería, como los romanos durante la época dorada del imperio, para cazar o luchar contra los persas. Él opina que si se concentra solo en competir es perjudicial. Fuera de la actividad deportiva, él comentó que aprovecha el tiempo libre para leer anime y novelas fantasiosas o medievales. Usa un muñeco de “chimuelo” en su espalda cuando compite, un personaje de la película animada “cómo entrenar a tu dragón”. 

Jajarabilla, es el distinto de los arqueros argentinos. Jano Espinosa y Lucas Pianigiani, arqueros compatriotas que lo conocen y que han competido con él, hablaron con El Equipo y coinciden en que el marplatense se destacó por su perseverancia y sus ganas de mejorar: “Él es una persona que desde siempre fue muy comprometida. Le apasiona y se dedica al tiro con arco, cosa que no es común en este deporte y menos en Argentina”, dijo Espinosa, quien compartió viajes y concentraciones con el deportista olímpico. Por su parte, Pianigiani, compañero de Jajarabilla en la selección Argentina de tiro con arco, dijo que Damián tiene mucha constancia individual: “El tiro con arco es un deporte complicado si no transmitís una personalidad fuerte, porque el entrenar solo y mantener la motivación sin alguien que  te sostenga es difícil”. Además, Pianigiani agregó que Jajarabilla logró explotar al máximo sus recursos y capacidades y que merece la clasificación porque trabajó mucho para eso.

Ángel Bello y Claudio Pafundi son los únicos representantes argentinos de Tiro con Arco que participaron en unos juegos olímpicos, los dos en Seúl 1988. Bello terminó en el puesto 81 y Pafundi en el 75. Es complicado competir contra los países potencia del deporte, que son: Corea y Estados Unidos. Sin embargo, Pianigiani tiene esperanza en “Jaja”, como lo llama él amistosamente: “Tiene la capacidad de abstraerse de cualquier foco y concentrarse en ir a tirar flechas, que es a lo que fue. Le tengo mucha fe, en parte también por esta cualidad que maneja. Seguramente le va a ir muy bien”. Espinosa, por su parte, dijo que Jajarabilla aprovechó todas las oportunidades de aprender que se le presentaron, que participó en torneos de alta competitividad como son copas del mundo en distintos países y se preparó con entrenadores de otros países para explotar su habilidad en el deporte. Damián hace 10 años que está en el tiro con arco. Dejó en claro que Jajarabilla irá preparado. 

Jajarabilla, junto a su mundo de fantasía medieval, irá a París 2024 a competir. Si bien su perseverancia y su preparación dan fe, Jano Espinosa y Lucas Pianigiani coinciden que es un deporte que requiere de “habilidades psicológicas más que físicas” porque el tiro con arco es un deporte de repetición. Los arqueros, para tirar siempre a un mismo número (idealmente el 10), deben hacer siempre la misma técnica y para hacerlo deben pensar siempre lo mismo. El manejo de la ansiedad, los nervios y la confianza en tu técnica son aspectos psicológicos fundamentales.

 

Nació en Caseros, compitió para Italia durante 20 años y representará a Argentina en los Juegos

Por Iñaki Urretavizcaya 

Durante la pandemia mundial provocada por el Covid-19, Sofia Fiora vió los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 desde su casa, y recordó aquel sueño de niña en el que le prometió a su entrenador que estaría en unos Juegos Olímpicos. 3 años más tarde con mucho esfuerzo consiguió lo que tanto buscó, estar en París 2024.

Fiora vive en Italia desde los 6 años, pero nació en Argentina, en Caseros en 1996. Migró del país como muchos argentinos luego de la crisis del 2001, después de que su padre perdiera el trabajo. Con la ciudadanía italiana de la madre, partieron hacia Italia, primero a la casa de una tía, y luego se mudaron a Fidenza, Parma. Allí, a 50 metros de la casa había un “dojo”, un espacio destinado a la práctica de deportes, en su mayoría de orígenes japoneses. Ahí fue que descubrió su pasión, el judo, deporte en el cual lleva 21 años de práctica.

Hasta el 2020 Sofía Fiora competía en judo para Italia -país en el cual logró un título nacional y ocho medallas-, pero eso todavía no le era suficiente para conseguir la única plaza que otorgan los Juegos. Ya que para Italia compite Odette Giuffrida, que se llevó el bronce en Tokio y la plata en Río. Por lo que Fiora se contactó con Camila Marcellet, judoca argentina que conocía desde cadete, para facilitar los trámites con la Confederación Argentina de Judo, y así gestionar su ciudadanía y poder competir para Argentina, el lugar que la vió nacer. 

Además abandonó la carrera de Medicina en la cual llevaba 5 años de estudio, y empezó a trabajar y estudiar en el área de ventas y marketing, y así conseguir una estabilidad económica que le permitiera compaginar su trabajo con el judo. También cambió su rutina de entrenamiento: “Me entreno dos veces al día, primero hago pesas y después hago un circuito de judo, y en el medio meto el trabajo”, dijo la judoca a El Equipo, quién además cambió de categoría, de 57 kilos a 52. Un esfuerzo muy grande del cual no se arrepiente para nada, ya que persiguió su sueño hasta lograrlo y se verá reflejado el 28 de julio, cuando debute en París 2024.

A Sofía no le bastaba con hacer los trámites burocráticos para ser considerada por Argentina: tenía que competir sí o sí en suelo argentino, entonces viajó después de 20 años para poder representar al país, un viaje dificultoso para ella debido a los tiempos de su trabajo y las exigencias económicas. “En 2022 competí en Argentina, en Villa Carlos Paz e hice el nacional, después volví a Italia porque estaba justa con la plata, pero tenía que competir para poder representar a Argentina”, dijo Fiora. 

En 2023 volvió dos meses y entrenó en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD). Ahí conoció a Paula “Peque” Pareto, judoca dos veces medallista olímpica con una dorada en Río 2016 y una de bronce en Beijing 2008. “Me encontré a esta gran mujer pero muy chiquita, que estaba en el CeNARD y cuando la vi no lo podía creer, nos saludamos y me dijo que vio algunas de mis luchas, y que vió cosas buenas de mí, yo estaba muy emocionada”, dijo Fiora por su encuentro con Pareto, considerada como la mejor argentina de la historia en judo.

Sofía clasificó luego de ganar la plaza como la mejor argentina por puntos, lugar que aseguró y que confirmó su presencia olímpica al ganar el Open de Costa de Marfil. Y en el ranking mundial se encuentra número 38° del mundo en la categoría -52kg.

Fiora cuenta que el proceso no fue tan cuesta arriba, ya que era su sueño, y que fue paso a paso por cada objetivo: “De acá a 3 años este es el objetivo, hoy que tengo que hacer para lograrlo, de acá a 3 meses, de acá a un año y así pude cumplir todo y se me hizo más fácil”, manifestó la atleta.

El judo es un arte marcial japonés que se creó en 1882 por el maestro Jigorō Kanō, en el cual se utiliza todo el cuerpo para pelear, y el objetivo es derribar al rival y someterlo en el suelo con técnicas especiales del deporte, que vienen de los antiguos guerreros samurais, para neutralizarlo y así vencer al contrincante. Desde 1964 es deporte olímpico, debutó en los Juegos de Tokio 1964 para homenajear al deporte nacional.

La judoca argentina contó que está en transición con su estilo de juego: “Yo en mi filosofía de lucha no soy muy agresiva, pero estoy evolucionando hacia eso, porque la agresividad es necesaria, ya que es difícil competir con gente que sí lo es”, dijo. Fiora comentó que se propuso como un objetivo real llegar al bronce, aunque como todos, sueña con la medalla dorada.

La atleta también habló de su futuro y reveló que después de los JJOO no sabe qué va a hacer ya que tiene otros proyectos en mente, como mudarse fuera de Italia y seguir con su trabajo, que también le apasiona. Y analizar luego con tiempo como seguir su carrera deportiva para compaginarlo con el empleo: si prepararse para otros Juegos, competir de manera amateur o apartarse por un tiempo del deporte.

Lara Casas, de jugar en el colegio a los Juegos Olímpicos

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Por Bruno Toscano

Un viernes por la tarde como cualquier otro, alumnos del Villa Devoto School se encontraban en el Club San Martín por sus clases de educación física, donde una chica de ocho años jugó por primera vez al hockey sin saber que, una década más tarde, iba a ser una de las diecinueve Leonas que integraría la lista para los Juegos Olímpicos de París 2024. Lara Casas descubriría allí su pasión por este deporte, algo no habitual en su familia.

Lara, desde ese entonces, desarrolló una personalidad deportiva impresionante y arrancó a distinguirse en diversas competencias escolares, como en atletismo con pruebas de velocidad, resistencia, lanzamiento de jabalina, entre otras. Sin embargo, el hockey fue la disciplina que la cautivó. En un principio no se destacaba pero, ya al año, había logrado mejorar hasta llegar a ser igual de buena que compañeras del colegio que contaban con años de entrenamiento. Su profesora comenzó a insistirle hasta que logró que ella, más allá del miedo que tenía, escuchara los consejos, razón por la cual empezó a jugar a los diez años en el Club San Martín, ubicado en Villa Raffo, Provincia de Buenos Aires, cerca de su casa. 

El cambio no le era agradable: temía ser incapaz de jugar en una cancha más grande, con reglas y órdenes. Perder la creatividad y libertad con la que le permitían jugar en el colegio era todo un desafío, pero decidió afrontarlo. “Yo no conocía mucho el deporte. Varias de mis compañeras empezaron a jugar a los tres o cuatro años porque alguno de sus padres había jugado al hockey en el club, yo sentía que no tenía idea. Mi familia aún menos”, revivió Lara a El Equipo.

Las diferencias de nivel con sus compañeras alimentaba su hambre constante de querer mejorar. Creó una filosofía de trabajo, con la perseverancia, dedicación y constancia como pilares, que la ayudó a achicar la brecha con sus pares. En efecto, a los catorce años, Lara formó parte de un seleccionado de Buenos Aires que viajó a Tucumán y salió campeón. La alegría y euforia de ver resultados después de tanto esfuerzo hizo que ella misma fijara como objetivo convertirse en jugadora profesional de hockey.

El recorrido para cumplir su sueño en realidad no sería fácil. En el 2020, dejó el San Martín para cambiarse al Club Italiano, del barrio porteño de Caballito. La chica que recién empezaba a comprender cómo jugar al hockey en su colegio, y lo hacía como un hobby, fue la misma que empezó a quedarse en el club a entrenar sola para mejorar sus habilidades, como su pegada al arco. Fue autoexigente, dominó sus debilidades, perfeccionó su juego y encontró ese nuevo hogar donde, con el correr del tiempo, logró cumplir su deseo de dar el salto de calidad que buscaba. “Tenía muchísimo potencial y, cuando llegó al club, logró explotarlo. Incorporó varias cosas que la convirtieron en la jugadora que es hoy en día. A esto se suma, sin duda, que nunca le faltaron las ganas de aprender”, la describió Valentina Ferola, compañera suya en Italiano y en el Mundial Junior, a El Equipo.

Lara se puso como meta llegar a Las Leonas, pero primero tendría el desafío de jugar con la selección en el Mundial Junior, disputado en noviembre y diciembre del 2023 en Santiago de Chile. Cinco semanas antes de viajar se fracturó la rodilla y tenía miedo de no quedar en la lista definitiva de convocadas. A pesar de ello, los entrenadores confiaron en ella y la llevaron igual. “El Mundial Junior fue lo más lindo que viví hasta ahora como deportista, más allá del logro en sí. El equipo que teníamos, los entrenadores, éramos muy fuertes y se disfrutó como si estuviese con mi club. Un equipo que funciona afuera de la cancha, también lo hace dentro”, recordó Lara. 

En fase de grupos terminaron primeras, con puntaje perfecto, dieciocho goles a favor y ninguno en contra. En cuartos de final eliminaron a Australia tras ganarles por 3 a 1, y en la semifinal a Bélgica por 2 a 1 por penales. En la final se fueron al entretiempo 2 a 0 arriba frente a Países Bajos, pero no les alcanzó. Les empataron el partido 2 a 2 en el tiempo regular, para después perder 4 a 1 por los shoot-out. “En el momento fue mucha la impotencia de haber perdido, que se nos haya escapado de esa manera. Igual somos subcampeonas, que no es poca cosa”, rememora Lara. 

La gran actuación en el Mundial Junior, y en Italiano, le dió un lugar en Las Leonas. Su proceso olímpico comenzó a principios del 2024 cuando Fernando Ferrara, entrenador del equipo, confió en ella, así como en otras chicas, para que demuestre si tenía la calidad suficiente para formar parte de la mayor en la ventana del FIH Pro League. Lara cumplió veinte años el pasado 22 de junio y recibió, como regalo adelantado, y a tan solo cinco meses desde su debut contra Bélgica, la convocatoria para disputar los Juegos Olímpicos. 

Lara comprueba que nunca es tarde para empezar a practicar un deporte. Es inusual que una joven se asiente y destaque tan rápido ante cualquier desafío. Ella suele ponerse objetivos a corto plazo, el próximo es ganarle a Estados Unidos, en el primer partido de Las Leonas en los Juegos Olímpicos, el sábado 27 de julio.

Aquella rifa que llevó a Brenda Rojas a ser Olímpica 

Tokyo 2020 Olympics - Canoe Sprint - Women's K1 200m - Heats - Sea Forest Waterway, Tokyo, Japan – August 2, 2021. Brenda Rojas of Argentina in action REUTERS/Maxim Shemetov

Por Martina Sette 

Un 15 de octubre de 1995 nace en Canaletas un barrio de San Pedro, ciudad de la provincia de Buenos Aires, una nena que tiempo después iba a llevar su ciudad a lo más alto del canotaje. Gracias a esa rifa que compró para ayudar a la escuela de canotaje de San Pedro, se despertó la curiosidad de Brenda Rojas, que con 12 años iba a conocer lo que era el amor hacia los botes y el agua. 

Rojas no se rindió aunque los resultados no eran positivos para ella, supo esperar y eso la llevó a triunfar. Con 18 años entró al equipo nacional y un año después iba a disputar su primer Juego Olímpico. 

A los 13 años entró a la escuelita de canotaje Canaletas, en donde no logró ganar ningún premio pero sí ganó su amor hacia este deporte. Dos años más tarde no pidió lo que todas quieren, no quería un viaje y menos una fiesta: Rojas pidió plata para comprarse su primer bote con unos remos. Disputó dos Juegos Olímpicos en Río 2016, Tokio 2020 y París 2024 será su tercero donde irá a por todo. 

Rojas recuerda siempre con una sonrisa y nostalgia la escuelita, en el barrio donde se crío y donde gracias a esa rifa empezó su amor por el canotaje, ella es la muestra que no importa de dónde vengas, con esfuerzo y sacrificio podes llegar a donde vos te propongas. “Esto me hizo dar cuenta de lo que quería para mi vida, representar a Argentina, San Pedro, mi barrio, y a cada chico que va a “Las Canaletas” a remar y mostrarles que ellos pueden estar donde ellos se lo propongan”, contó Brenda Rojas. 

La nena de 12 años de aquella época, no se esperaba la cantidad de medallas que iban a colgar de su cuello, si con 15 años pidió para celebrar, un bote con remos, no se imaginaba que para los 20 años tuvo que pedir celebrar la primera clasificación a los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Para Rojas no fue tarea fácil entrar al equipo nacional y ella lo sabía mejor que nadie, pero nunca se rindió, dio pelea y con dos entrenadores que tuvo para ayudarla, fueron fundamentales en su crecimiento. Logró dar el gran salto, haber vivido todo eso y no llegar a tener los resultados esperados, fue lo que la hizo más fuerte. 

Haberse criado frente a un río empujó aún más el amor de Rojas hacia este deporte, había pasado por varios como el patin, pero siempre se muestra más que feliz por la decisión que tomó de dedicarse al canotaje y entregarle su amor y dedicación a ese deporte que le dio todo y la aísla del mundo. 

Pertenecer al seleccionado femenino de canotaje es un privilegio que Rojas tiene el gusto de vivir con sus seis compañeras y amigas que forman parte de la selección. Desde 2016 las siete representan a la Argentina en el canotaje donde cuentan con tres medallas de plata. 

El entrenador es la pieza fundamental del equipo y en la carrera de cualquier deportista, así como lo fue y es Juan Pablo Bergero para Brenda Rojas. Se conocieron en 2014 donde compartían equipo juntos. “Desde los Juegos de Tokio y ahora París que entrenó solo a Brenda, clasificamos solo al K1”, explicó Bergero que hasta el día de hoy sigue con ella en cada paso que da y la alienta en cada competencia que tiene que pelear. 

Rojas ya no es la misma de hace uno años ni cómo se sentía en sus primeros Juegos de Río donde compitió con grandes del canotaje. “En ese momento era muy nueva, tenía muchísimo por aprender de mis compañeras, del entrenador, de todos los que me rodeaban. Pero ojo, hay cosas que no se pierden, porque ahora también siento que estoy aprendiendo constantemente”. 

La deportista está llevando el canotaje a los más alto para la Argentina, para San Pedro y para su familia que la apoyan y la acompañan desde el día uno. Quien iba a pensar que gracias a una rifa Rojas iba a disputar su tercer Juego Olímpico y formar parte de la Selección Argentina de canotaje.

Joaquín Gómez: el heredero del martillo

Por Felipe Iturbe

Estamos en 1999, su padre sigue en competencia, su madre es entrenadora y él lo ve entrenar y lanzar en el terreno que tienen en Florencio Varela. A raíz de que su hijo no paraba de copiar todo lo que hacía, Daniel le hace un martillo de juguete con una pelota de básquet vieja y una bolsa. A partir de ese momento, Joaquín Gómez no se separó nunca más de un martillo y en pocos días viajará para disputar los Juegos Olímpicos de París 2024 en lanzamiento de martillo.

Este deporte consiste en lanzar un martillo, dentro de una jaula, lo más lejos posible. El martillo es una bola de metal con un peso de 7,2kg y un diámetro entre 11 y 13cm unida por un cable de acero. Comenzó a ser olímpico a partir de los Juegos de París 1900, y en los Juegos Sudamericanos dominamos el deporte con 29 medallas, el más ganador es Juan

Iignacio Cerra con nueve preseas consecutivas entre 1997 y 2011, pero el más importante para Joaquín es Daniel Gómez, su padre y actual entrenador, con dos medallas doradas en Uruguay en 1977 y Chile 1985.

Al igual que Joaquín, su hermana, Daniela Gómez, es lanzadora de martillo y fue campeona sudamericana juvenil y su madre, Analía Altamirano, competía en los 400 metros con vallas y en la actualidad es entrenadora. Una familia que en sus venas no solo corre sangre, también el deporte y sobre todo el atletismo.

A los ocho años empezó a lanzar un martillo de dos kilos, a los once participó en el campeonato Evita y en el 2012 a Joaquín le compran su primer martillo, en un contexto dónde no sobraba la plata, que costó alrededor de 200 dólares y de está forma, pudo competir y entrenar con mayor regularidad. Un año después, con ese mismo martillo, conseguiría el récord del mundo en la categoría de menores con una marca de 85,35 metros. “Si mi familia no hubiera entendido hubiera sido más complicado, y gracias a ellos puedo decir que hoy estoy acá”, dijo Joaquín.

En el transcurso de los años y luego de su retiro de las competencias, Daniel Gómez se dedicó a formar juveniles primero en el Club Atlético Independiente y después en Villa Domínico, en poco tiempo fundó una Agrupación de Atletismo que se denominó Escuela Municipal de Atletismo de Avellaneda, en dónde son referentes él y su hijo. En la actualidad Daniel se convirtió en su entrenador y viajará, junto a él, a Madrid el 22 de julio para llegar a París el 29.

El oriundo de Avellaneda entrena en el Parque Municipal, un lugar que está empapado de historia. Fue allí dónde surgieron dos fondistas que quedaron en el recuerdo de todos, como Osvaldo Suárez y Walter Lemos, que entrenaron entre la década del 50 y del 60. El pasado 9 de julio, antes de su partida a los juegos, el municipio inauguró en homenaje a Joaquín una jaula de lanzamiento que fue destruida por el último temporal.

Su padre nunca lo presionó para hacer deporte, es más, dice que Joaquín fue el que tomó la decisión de hacerlo y al contrario el que se presionaba era él. Cuando era chico se exigía para lanzar cada vez más lejos. Para él es más importante superar su marca que lograr medallas o clasificar a torneos. “Es obvio que todos queremos logros, pero la sensación que siempre tuve fue tirar más lejos, y no la he encontrado en otro lado”, expresó Joaquín.

Pero no todo es deporte, en 2017, con 21 años, Joaquín comenzó a estudiar Kinesiología y Fisiatría en la UNAJ, y aunque le era difícil de repartir los tiempos, un año después, rompe el récord sudamericano sub 23 con una marca de 74,58 metros. “Estoy estudiando la licenciatura de Kinesiología y Fisiatría y hacer ambas cosas, de manera sería, es complicado, pero se puede hacer”, dijo el atleta argentino en 2018.

Con un tono muy emotivo y casi quebrado, Daniel contó que le genera que su hijo represente al país en los juegos de París: “Uff, es un orgullo para mí, me quedó la espina cuando no fui a los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980, entonces que él tenga la oportunidad es un orgullo. Entrenamos muy duro para esto, por suerte se nos dio”.

De ver lanzar a su padre en los campos de Florencio Varela y de comenzar a tirar con un martillo confeccionado por su padre por una pelota de básquet vieja, Joaquín pasó a ser un referente de la disciplina y el número uno a nivel nacional, por eso estará en un lugar privilegiado y por primera vez en su carrera tendrá el honor de representar a 46 millones de argentinos en los Juegos Olímpicos de París 2024.

 

Lourdes Carlé, de Daireaux a París 2024

Por Agustín Paratcha

Tandil, el lugar de origen de muchos tenistas como Juan Martín Del Potro, Juan Mónaco, Mariano Zabaleta y Patricia Tarabini también albergó a María Lourdes Carlé, quien se formó en el Uncas Rugby club, donde llegó a los 12 años desde Daireaux, un pueblo que cuenta con 18.000 personas. Hoy, se encuentra entre las 100 mejores jugadoras del ranking de la Asociación de Tenis Femenino (WTA) y jugará su primer Juego Olímpico en París 2024.

En el Uncas, su segundo club luego de su paso por Independiente de Daireaux, Mario Bravo y Marcelo Gómez, formador de Juan Martín Del Potro, desarrollaron sus habilidades tenísticas y la guiaron al profesionalismo. Primero se entrenó con Bravo, entrenador que notaba el potencial de la pequeña con sus golpes y rendimientos en los entrenamientos. La caracterizaba como una jugadora que mostraba compromiso de lucha y  con espíritu competitivo. Además, siempre tuvo mucha facilidad en los golpes y destacaba en uno en particular que la distinguía de las demás jugadoras. “Voleaba muy bien para tan corta edad”, contó su exentrenador. Una jugadora que deslumbraba con su derecha, su brazo hábil, pero que escribía con la zurda. 

Carlé se destacó por su competitividad. Priorizaba jugar los torneos antes que entrenar. Con tan solo 14 años, realizó una gira por Europa junto a Bravo. La pequeña, que participó en 5 torneos en Francia, Alemania, Países Bajos y Bélgica, demostraba por qué le gustaban los desafíos. “Si llegas a semifinales o la final estoy satisfecho”, le dijo el exentrenador, quien sabía que el nivel en esas edades era el máximo por haber asistido en otras oportunidades. Carlé, sin presión, ganó 3 torneos: Países Bajos (Velp), Francia (Nantes) y Alemania (Duren). Dentro de la cancha, no recibía consejos de Bravo, por lo que llamaba la atención. “La consecuencia de ganar era jugar”, comentó el exprofesor.

Marcelo Gómez, otro de los entrenadores en el Uncas y formador de Juan Mónaco y Máximo González, detallaba el juego y las actitudes que transmitía Carlé desde pequeña. Se caracterizaba por la garra, la intensidad, el no dar una pelota por perdida, por su solidez y su personalidad aguerrida. “Son algunas cualidades que le inculcaban en el club (Uncas), como a los chicos que intentan llegar al profesionalismo”, expresó “El negro” Gómez sobre las actitudes de la tenista.

A los 16 años, Lourdes encaró uno de los momentos más difíciles de su carrera cuando participó en los torneos Juniors internacionales: debía aprender a competir, a vivir el alto nivel que jugaba y armar jugadas. Si bien fue una categoría que le costó atravesar, destacaba su mentalidad más allá de que le permitía enfrentar a jugadoras de primer nivel. Demostraba su garra, el compromiso con el trabajo y su insistencia. “Le decía que mirara para adelante, que tarde o temprano, iba a llegar al profesionalismo”, recuerda Gómez.

Carlé siempre se destacó por ser competitiva. Luego de una eliminación en primera ronda de un Wimbledon, se sentó enojada en un banquito al lado de su exentrenador. Ella habló más de 2 horas y reflexionó sobre el tenis, de su carrera y de lo que había hecho en el torneo. Gómez le dijo que debía valorar su participación enfrentándose con jugadoras de primer nivel como la ucraniana Marta Kostyuk, hoy entre las 20 mejores del ranking: “Ella era muy joven y no lo podía asimilar perder un partido. Tomaba la derrota de manera terrible”.

Hoy, la tenista formada en Tandil, tras haber sido subcampeona en los Juegos Panamericanos y haberse convertido en la tercera jugadora más joven del equipo argentino en la Fed Cup del 2016, participará en sus primeros Juegos Olímpicos en París 2024. Será especial por su camino. Los inicios en el club Uncas, junto a Mario Bravo y Marcelo Gómez, sus participaciones en torneos junior y el gran 2024 que está logrando (Ganó su primer título WTA 125 en España, La Bisbal) la llevaron a representar a la Argentina en singles, junto con Nadia Podoroska, su compatriota.

 

 

Franco Serrano, pentatleta argentino: “Es un deporte muy exigente, hay que dedicarle muchas horas”

De Lucas Villanueva

En el barrio de Núñez en la Ciudad de Buenos Aires, a escasos metros del Estadio Monumental, luego de una serie de entrenamientos en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD), Franco Serrano todavía guarda en la memoria cómo si fuese ayer aquel día hace 17 años que sus papás lo llevaron a nadar al Club Estrada de la localidad de José C. Paz con tan solo 6 años. Un recuerdo que lo acompaña en su carrera deportiva porque sin ello nunca se hubiese convertido en lo que es hoy: “Un superatleta”


Franco recuerda cuando a los once años, la federación de pentatlón se acercó al club para promover el deporte. Desde ese momento lo cautivó y nunca paró de practicarlo.

Son muchas las horas de sacrificio y entrenamientos diarios necesarios para competir al más alto nivel, Serrano sabe bien lo que esto implica e igual lleva sus entrenamientos todavía a un nivel más exigente. A diferencia de otros atletas, debe perfeccionarse en cinco disciplinas distintas: esgrima, natación, equitación, tiro y carrera, que se agrupan en el deporte que lo acompaña desde los once y lo hará participar de sus primeros Juegos Olímpicos en París 2024 doce años después, el pentatlón moderno.

El deporte olímpico se basa en cuatro pruebas que combinan las cinco especialidades. La participación se divide en dos eventos: luego de las clasificaciones en las pruebas de equitación (salto ecuestre), esgrima y natación (200 metros estilo libre), se puntúa la posición para la prueba final “láser-run”, que consiste en cinco vueltas de 600 metros que combina la carrera con el tiro láser. En la que en cada una, el atleta tiene 50 segundos para acertar cinco veces en la diana con su pistola antes de continuar con la siguiente, proceso que se repite cuatro veces y el primero en finalizar las cinco vueltas se queda con el lugar más alto del podio.

Además de ser deportista profesional, desde el 2019 estudia presencial licenciatura en administración en la Universidad de Luján. “Esa carrera la tenía elegida desde muy chico y cuando terminé el secundario fue cuando más lo confirmé”, contó a El Equipo. Aunque este cuatrimestre no se inscribió en ninguna materia para enfocarse completamente en los Juegos Olímpicos, Serrano explicó que ya completó un 60% de sus estudios y desea recibirse lo antes posible. 

Hace tres ediciones que los pentatletas argentinos representan al país en los Juegos Olímpicos, luego de 56 años sin participación. Diego Domper, presidente de la Federación Argentina de Pentatlón Moderno, opinó al equipo: “Las participaciones argentinas dan una pauta de trabajo y compromiso a nivel federativo muy importante; ya que no es un deporte extremadamente conocido y, a pesar de eso, apoyamos en todo sentido a nuestros deportistas. Somos una federación con pocos recursos, pero tratamos de estar en todos los detalles para que solo se dediquen a entrenar”. Serrano agregó: “El financiamiento del deporte y los viajes a los torneos te hacen estar solamente enfocado en competir y te ayudan muchísimo para el rendimiento”.

En la recta final de la preparación, a pocos días del comienzo de los Juegos y en busca de la primer medalla olímpica de pentatlon para Argentina -además de frenar los estudios-, sus entrenamientos no se intensificaron y continúa con el mismo esquema de hace dos años y medio cuando comenzó a entrenar para los Juegos Panamericanos Chile 2023, donde consiguió su clasificación para París, únicamente ajustó algunas cosas específicas en cuanto a tiro y carrera. “Hago natación cinco veces por semana, voy a correr otras seis. También cuatro sesiones de gimnasio. Dos o tres veces, tiro, esgrima y equitación. Por la parte de comidas e hidratación tengo que estar muy atento”.

El pentatleta argentino ve la clasificación como un final de un proceso y un comienzo de una nueva etapa. En cuanto a París, pese a recalcar que el objetivo más grande que se propuso ya lo cumplió: “siempre se sueña con una medalla”. Con la esperanza en mente de subirse al podio, agarró su bolso y se fue a descansar unos minutos antes de continuar con los entrenamientos del día. 

 

Juan Ignacio Catan y el hockey como tradición familiar

Por Thiago Stortoni

Pasar un día entero en el campo de un club con tu familia puede direccionar tu vida, acompañar a los hermanos a sus partidos, verlos jugar, aprovechar el espacio, aprender, divertirse y seguir con la tradición familiar que desciende desde una madre a sus tres hijos, que comparten la pasión por el hockey y por el Club Hurling (ubicado en Hurlingham, Buenos Aires), donde desarrollan sus actividades y el deporte trasciende de generación en generación. 

A los tres años Juan Ignacio Catan, o “Catu” para los amigos, empezó a escribir su camino como jugador del seleccionado de hockey masculino y deportista olímpico en el club donde empezaron a jugar tanto su madre como sus hermanos mayores, Agustin y Francisco. Para todo niño son un ejemplo, pero qué mejor que compartir un hobby, o algo más en este caso. El defensor de Los Leones comentó con una sonrisa y gesticulando con las manos las comillas que empezó a jugar al hockey por obligación, al estar siempre en el club mientras sus hermanos y su madre jugaban sus respectivos partidos y el disfrutaba del día y aprendió de quienes le heredaron el cariño por el deporte que hoy práctica como profesional. 

Quien mejor que tu sangre para orientarte en tu progreso, alguien que lo vivió en carne propia, que quiere lo mejor para uno. “Me sirvió mucho tener esa competencia sana con ellos de querer superarnos entre nosotros, te motiva sanamente y está buenísimo”, le dice Catán al El Equipo. “El tuvo la suerte de compartir la cancha con los hermanos, que siempre es lindo y te ayuda a mejorar, aprendes de ellos y son de quien vas a escuchar los consejos”, relató Fausto Bertinat, compañero de equipo en Hurling

Si bien nunca fue el más destacado de su categoría a los 16 años decidió que el hockey era más que un hobby para él, agregó mucho esfuerzo y entrenamiento extra a su juego, logró participar de las juveniles del seleccionado nacional y hasta llegar a la mayor a base de pequeños pasos, si bien quedó fuera de varias convocatorias con Los Leones y Los Leoncitos, redobló la apuesta con sus convicciones: “Me propuse ser el mejor de mi categoría, después el que más corría, después el que más levanta en el gimnasio y así a partir de objetivos personales vas mejorando día a día y los resultados terminan llegando”, detalló el central que dejó los resultados a la vista.

Ya como parte del plantel mayor logró tres medallas de oro (Juegos Sudamericanos de Cochabamba 2018 y Asunción 2022), la última en los Panamericano de Santiago 2023, donde Argentina consiguió su boleto a los Juegos Olímpicos de París 2024. A pesar de quedar afuera de la lista para los JJOO de Tokio 2020, logró consolidarse en la selección y ser parte del Mundial 2023 en India y fue convocado para viajar a Francia, donde los dirigidos por Mariano Ronconi buscarán mejorar el resultado (cuartos de final) de la última edición. 

El amateurismo con el que se practica el hockey en el país le juega en contra al progreso que se necesita para competir a nivel mundial: “Estuve un año en Barcelona, jugando en el Club Junior, donde el deporte es profesional y la diferencia es impresionante, ahí jugué contra mi hermano Francisco”,  comenta Juani Catan entre risas: “Si bien uno extraña su casa, me gustaría volver a Europa después de los Juegos Olímpicos”.

Bertinat también compartió su experiencia con la familia en el hockey: “Yo empecé por mi vieja, nunca se me hubiera ocurrido probar el deporte por mi mismo, fue similar a lo de Juani”. Ambos jugadores de Hurling destacaron que el ambiente familiar es una de las fortalezas que ofrece y destaca al club entre los otros, todos los domingo el lugar se llena de hijos, padres, abuelos que van a ver generaciones jugar. 

Juan Ignacio Catan con 28 años cumplirá su sueño de representar a Argentina en la competencia más importante del hockey a nivel mundial, los Juegos Olímpicos. Por suerte su seres queridos y Hurling lo “obligaron” a pasar los fines de semana en el club, pudo disfrutar del deporte con sus hermanos y potenciarse, pudo transformar la tradición familiar en una representación nacional ante el mundo.