sábado, diciembre 14, 2024
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Vélez, deporte y cultura: ayudar desde la pasión

Por Santiago Gutiérrez y Guadalupe Marcati

¿Por qué Vélez Sarsfield es reconocido en Argentina como un club modelo? En este trabajo no vamos a revalorizar sus títulos más importantes o sus más de 100 años en Primera sino que dentro del club se respira, desde la sede hasta el polideportivo, el trabajo inclusivo, cultural y social de los socios velezanos, que todos los días entran a la cancha y agigantan mucho más el legado del club.

Departamento de Género

“Un error que se comete a menudo es creer que los departamentos de género de los clubes se abocan solo a lo referido a la violencia”, declaró Anabella Pecci, socia y colaboradora. Para entender esta frase, debemos volver en el tiempo cuando Vélez marcó un antes y un después. En julio de 2018 fue la primera institución en crear un “Área de Violencia de Género” que tuvo a Paula Ojeda al frente. ¿Con qué fin se hizo? Denunciar no es fácil, menos cuando las agresiones surgen en el hogar y por esa razón el “Fortín” brindó este espacio de contención para que las víctimas se sientan en confianza. El asesoramiento no solo es para los socios, sino para cualquier persona que necesite ayuda. Como primeras medidas, el club estableció un protocolo para actuar en estos casos y la cláusula de rescisión de contrato para aquel empleado que se probara culpable.

La sociedad avanza en el trabajo de prevención y los clubes no pueden quedarse atrás. Al asumir Fabián Berlanga como presidente del club en 2023 se decidió cambiar el nombre del departamento. De Área de Violencia a Departamento de Género. Anabella Pecci cuenta que “en el momento que se planteó el tema es porque si hablamos de violencia es porque llegábamos tarde. Después le pusimos género, pero terminamos agregando la “s” porque no hay uno solo, hay muchos y Vélez al ser pionero en muchas cosas apoya estas ideas”. Un hecho que justifica el slogan del Fortinero: “El primero en ser un gran club”.

Anabella es una de los más de 10 colaboradores que integran el Departamento de Género. Ella se recibió de psicóloga en la Universidad de Buenos Aires y está presente en cada actividad. Junto con el socio y abogado Martín Tucci (único hombre dentro del departamento) colaboran en la contención y asesoramiento legal para todas las denuncias. ¿Cómo se recepcionan? “Nosotros seguimos el protocolo que dice que la persona debe comunicarse directamente con el departamento. No puede hacerla otro por ella”, aseguró Pecci. Después de leer los detalles del caso en particular, se evalúa qué recursos tiene a disposición el club para tomar cartas en el asunto.

Anabella aseguró que el principal objetivo es “trabajar en la prevención”. Por eso se realizan jornadas de concientización en todas las fechas importantes en la causa, como “Ni Una Menos”, “Octubre rosa” y “8M”. Proponen actividades como las charlas y capacitaciones sobre ESI (Educación Sexual Integral) para alumnos del club, en todos los niveles educativos y medios partidarios. “No es una bajada de línea, es enseñar a cómo tratar las nuevas diversidades”, dijo la psicóloga que seguirá colaborando ad honorem, hasta que su embarazo lo permita. ¿Por qué lo hace? Con emoción en sus ojos, admite que une sus dos pasiones: Vélez y la psicología. “Me llena el alma”, respondió Anabella esbozando una sonrisa, mientras asintió como si se confirmara a sí misma que está en el lugar correcto.

El club de Liniers trabaja desde 2018 de manera incansable y se involucra de manera profesional en los temas sensibles de la sociedad. Hoy la encargada del Departamento de Género es Cynthia Conforto, pero como en todas las áreas del club siempre se trabaja en conjunto. Paula Ojeda sigue siendo socia, colabora, está presente y por su impecable labor se ganó un puesto histórico en AFA: Gerente de equidad y género. Una función que le permite replicar lo hecho en el “Fortín” con el resto de clubes argentinos. Parece un disco rayado, pero una vez más, Vélez demuestra ser pionero en el país.

Departamento de Cultura

“Cada chico ganado a la calle es un título obtenido”. Una frase con mucho peso que está en cada rincón del Club Atlético Vélez Sarsfield y que es un legado que se transmite de generación en generación. Diez palabras que mantienen vivo el espíritu de José “Pepe” Amalfitani. Dentro del Departamento de Cultura, ubicado al frente de la entrada de la sede, hay una vitrina de trofeos. El primero es un cuadro hecho por el taller de arte infanto juvenil que reza la frase del principio con un collage de colores. Abajo hay once niños y niñas dibujados. Todos tienen la camiseta de Vélez, con distintos diseños con el mismo sentido de pertenencia.

El otro título es una camiseta de fútbol encuadrada. Tiene muchas firmas y el número 41. En vez del nombre de un jugador dice: “Veteranos”. Es de la Subcomisión de Veteranos de Malvinas de Vélez, quien les da su espacio y reconocimiento merecido por su valor en la Guerra de Malvinas. Los 41 integrantes, ex combatientes, tienen su propia camiseta, pero aquella en particular fue firmada por el equipo de Primera durante la pandemia. “Te ríe el alma”, contesta Jorge González, Jorgito como le dicen, sobre lo que significa ir al taller de coro en Vélez durante 18 años. Algunas veces colaboran en fechas patrias como el 25 de Mayo o 9 de Julio para cantar en la entrada del Carrefour que está al frente de la cancha y otras acompañan eventos como presentaciones de libros. La última vez fue con “De Tablones y Acordes”, de Emiliano Curuchaga. Jorgito fue el abanderado del coro. “Recibí muchos halagos”, responde tímidamente con una sonrisa. Siempre con una elegante chomba negra y un jean colabora desde noviembre de 2023 en el Departamento de Cultura.

El taller de coro depende de esta entidad junto a las otras 28 actividades. “La institución trabaja de forma transversal, está donde está la necesidad, compartimos tareas con el instituto educativo e invitamos a los chicos de la pensión (a eventos), siempre que puedan”, declara Paula González Hagg, la encargada del departamento de Cultura desde noviembre de 2023 e integrante de la Comisión Directiva. Hace más de 25 años que funciona el departamento, solo durante la pandemia por COVID-19 se detuvieron todas las actividades. “Vélez es uno de los clubes donde el departamento de cultura está más organizado y es uno de los más grandes”, dice.

El 25 de abril del año 2000, por una iniciativa de Vélez, se organizó el Encuentro de Departamentos de Cultura (EDC) de los equipos de fútbol argentino. “Este encuentro se formó acá”, relata Paula. River, Boca, Independiente, Ferro, Gimnasia y Esgrima de La Plata, Estudiantes de La Plata y Vélez, como anfitrión, estuvieron presentes. Cerca de donde hoy está el Departamento de Cultura se empezó a construir el primer fortín de seriedad y centralidad, en el marco cultural, dentro de los clubes de Argentina. En aquella reunión nació lo que hoy se conoce como Cultura AFA, la entidad que nuclea y organiza los departamentos de cultura y salvaguarda lo importante que son los talleres y las actividades extradeportivas dentro de los afiliados a las Asociación del Fútbol Argentino.

Para poder participar en los 29 talleres de cultura tenés que ser, al menos, socio semipleno, dependiendo de la actividad y además, pagar un arancel agregado. Todos los profesores reciben un pago, la mayoría son socios. Dentro de todas las actividades hay muchas historias que condimentan la grandeza del club.

Taller de lengua de señas

Este proyecto empezó antes de la pandemia por el sueño de una socia llamada Valeria Barrera, intérprete que convocó al profesor sordo Nicolás Grimberg que en su funda de celular negra tiene pegado un sticker del escudo de Vélez. En los talleres debe haber obligatoriamente un profesor sordo y un/a intérprete que medie con los estudiantes oyentes. Ningún equipo de Primera del fútbol argentino ofrece esta actividad. Nico actualmente vive en Ituzaingó: “El viaje es gratis”, responde con gestos. Desde los 11 años que enseña el lenguaje. La primera vez fue en Merlo, en la escuela Especial 502 cerca de la estación del Tren Sarmiento. “Mi profesor se fue de viaje y me dijo si quería enseñarle a los oyentes y ahí empecé”, responde junto a su actual intérprete en el taller, Leonela González, que vino por recomendación de Valeria y sigue en el club. Ella no es del palo del fútbol, pero de a poco se está convirtiendo en hincha de Vélez: “Me interesó el club al ver que hay un departamento de cultura, un jardín y un taller de lengua de señas. Después fui a la cancha y la pasé increíble”, relata, mientras gestualiza para incluir a Nico en la conversación. “Es un idioma, no pertenece al departamento de inclusión; es maravilloso”, responde con mucho orgullo Paula González.

Aprender en Vélez no tiene restricción de edad, pueden ir desde niños hasta adultos mayores. Más allá de sus servicios en el tercer piso de la sede, el taller es ambicioso y atraviesa por completo el Departamento de Cultura; hace unos meses organiza jornadas para educar a los empleados de seguridad del club: “Por ahí si se pierde un chico sordo, pueden tranquilizarlo. Que le comuniquen “esperá”, “tranquilo”, “sentate”. Imaginate si la persona no puede hablar, y no la entienden, se desespera aún más”, cuenta Leonela.

Taller de tejido

El taller de Vélez Teje es uno de los más jóvenes del club: está desde julio de este año. Sus encargadas son dos socias fanáticas de Vélez. Norma Fiore viste un pantalón con el escudo tricolor y Graciela, una camiseta estilo retro, sin escudo, pero siempre con la V azulada. “Esta es nuestra segunda casa, nos sentimos muy bien acá”, dice Graciela. Este espacio no solo es para el socio sino que tiene una concepción altruista con los más necesitados. Donan sus prendas bien coloridas como mantas a geriátricos. La última vez fue en “Los Mirasoles”. También ayudan a los más pequeños con mantitas de bebé en el Hospital Municipal Diego Thompson. “Acá hay una frase que dice: Vélez, un club con fútbol. No es un club de fútbol”, resaltan ambas con una sonrisa mientras toman mate con yuyo y una bombilla grande como sus acciones benéficas.

El taller necesita lana para hacer sus mantas y el Departamento de Cultura aprovecha los partidos de Primera y le pide a los hinchas, en la gran pantalla del estadio, si podrían colaborar en la sede del club. “Hubo muchas donaciones. Ahí está la relación entre la actividad deportiva y lo social”, afirma Norma. “El Departamento siempre tiene un espacio en la pantalla de los partidos y vamos rotando con los talleres”, responde la encargada del departamento de cultura, Paula González.

Taller de memoria activa

Está destinado solamente a adultos y adultos mayores para trabajar todo lo que tiene que ver con el deterioro cognitivo. Su profesora es Claudia Fishman quien llegó este año, recomendada por una alumna suya, de otro taller, en la parroquia Corpus Domini, ubicada en Villa Luro. “Esta actividad es fundamental porque viene gente que fue pasando por el club y lo necesita. Poder salir de casa, trabajar la memoria, que vengan al club y no estén solos”. Mediante ejercicios cognitivos orales, escritos, y varios juegos, como el Memotest y las cartas del UNO, Claudia trabaja al máximo para ayudar a los socios mayores de edad, que se merecen el cariño y acompañamiento de Vélez. “Este es un espacio en el que tratamos de abrazar”, declara con una sonrisa como si hubiese ganado un campeonato en la última fecha.

“En los clubes vas a la cancha nada más, pero acá no. Vélez te educa, Vélez te cuida”, responde Alejandro Molina, hincha, socio y profesor de bachata, salsa y folclore por más de 20 años en el Departamento de Cultura. “No todo es fútbol. Acá si la pelota entra o no entra, para mí personalmente no es una tristeza porque yo disfruto muchísimo el desarrollo social del club”, declara casi afónico, luego de dirigir tres clases en sus talleres. “La pasión que tengo por el club excede la huerta y la jardinería”, dice Eduardo Terrasiano, socio vitalicio y profesor del taller de Jardinería y Botánica en Vélez que siente que el fútbol es primordial para el desarrollo cultural y social del club: “Si la pelotita no entra, jardinería no está. Esto (Departamento de Cultura) no es un ente autárquico, necesita del club, más allá que los alumnos paguen”. Al frente del quincho del polideportivo y cerca de la torre de agua está la pequeña huerta con plantas ornamentales, hortalizas, algunas papas y pequeños rabanitos, antes de la Avenida Willington y paralela a la Plaza “Don Pepe”. “Es un hobby, pero lo hago con más pasión”, cuenta Mathias Cupitó, integrante del taller de Fotografía Estenopeica, quien se encargó de llevar a Vélez a lugares impensados como una muestra de fotos en un búnker en Ucrania, durante la guerra contra Rusia. En el Museo del Hetmanato de Kiev durante el Festival Pavlovka en 2022, se mostró la foto estenopeica de Mathias sobre la Catedral Ucraniana Santa María del Patrocinio, ubicada en el barrio de Flores. “Nos conocen en el mundo”, grita alegre Silvia, una de las colaboradoras del taller.

Departamento social

Su oficina se encuentra en el primer piso de la sede del club, mucho más grande que cuando empezó como un área llamada “Acción Solidaria", cerca del 2010, en un pequeño stand con menos de 10 personas. Desde 2017 se formalizó como “departamento social”. Actualmente tienen más de 50 colaboradores y su actividad fue en alza. “Todos los colaboradores son socios, es la única condición”, responde Nicolás Donato, encargado desde el año pasado. Entre las funciones del departamento está la de invitar a varios chicos de merenderos, fundaciones, clubes formativos o del interior a partidos de la primera división de fútbol en el José Amalfitani. “Los invitamos a nuestra casa. Este año más de 11 instituciones participaron con el club y llevamos más de 2500 chicos a la cancha”, justifica su respuesta Nico, a través de un extenso excel en su notebook. Los chicos siempre van a la Platea Bianchi Alta. También hacen jornadas de fin de semana donde varios chicos y chicas conocen el estadio en profundidad. Ven el vestuario, huelen el verde y pulcro pasto del campo de juego y juegan a ser periodistas o jugadores en la sala de prensa. Un momento de felicidad y sonrisa en un club con fútbol y mucho más. “Acompañar a los pibes contentos cuando entran al Amalfitani y ven las copas por primera vez es increíble”, aporta el colaborador Manuel Fernández.

Todos los integrantes trabajan ad honorem. Pueden pedir plata al club para sus proyectos, pero deciden aportar desde su propio bolsillo. Una vez en la Plaza Larrazábal en el barrio de Liniers, Nico Donato y Belén Martínez, una de las colaboradoras desde hace varios años, estaban organizando una actividad y se acercó un chico que había visitado el club. Los señaló y dijo: “Ustedes me llevaron por primera vez a la cancha” y los abrazó. “Eso te llena el alma”, recuerdan con nostalgia. Las funciones del departamento siempre están cerca del campo de juego, ellos también son jugadores.

Su último proyecto fue en colaboración con Racing Solidario y Equipo ABA (Anti Bullying Argentina) llamado “Marcale la cancha al Bullying” con el objetivo de prevenir las situaciones de violencia entre los más chicos. Su cartel estuvo en la transmisión de la victoria del Fortín de local. Además, el departamento social aprovecha los 70 mil socios del club para recibir en la previa de los encuentros del equipo de Primera o de otros deportes, donaciones de alimentos no perecederos, ropa y juguetes; y donarlos a parroquias, merenderos y fundaciones como la Parroquia San Cayetano, San Expedito, Asociación Civil Cosechando Sonrisas, Fundación de la Calle a la Vida, Club Sol de América, entre muchas más.

Belén se está encargando de organizar una campaña de colecta de sangre en Vélez. Por ahora hubo cuatro colectas junto a la FUHESA (Fundación Hematológica Sarmiento): “A veces hay que hacer un trabajo muy fino de sacrificio. Sorteamos una camiseta hace poco”, dice. Ya en confianza, Nico recuerda una anécdota en este evento: “El primero fue el presidente Fabián Berlanga que después levantó fiebre y tenía que viajar para acompañar al equipo. Me quería morir, porque yo era el responsable. Por suerte no fue nada”.

“Llevamos la bandera del club y nuestro anhelo es que los chicos que invitamos digan ‘qué grande es Vélez’ y se vuelvan hinchas o socios”, declara Nico. “La intención de que sean socios es un poco fantasioso, porque los chicos vienen de lugares precarios, pero el incentivo está”, suma Belén. Anabella Pecci, aparece de vuelta, pero como colaboradora en social. Ella consiguió que un chico de 11 años de un hogar en Caballito reciba una beca deportiva en el club de sus amores, del que es hincha desde la una: “Ahora tiene un carnet, juega al formativo y entra al polideportivo. Para hacer la beca nos aseguramos que pueda venir los días de entrenamiento (martes y viernes) y sábados (partido)”. “Su deseo era jugar al fútbol en Vélez”, suma Nico.

En Liniers hay más que un estadio. Sí, es la casa del puntero de la Liga Profesional 2024, pero también lidera la tabla de la inclusión, la cultura y la solidaridad, gracias a cada proyecto revolucionario y colectivo que busca un mundo más justo desde su rol como asociación civil sin fines de lucro. Vélez es más grande que un Fortín. Sin temor a los cambios, es pionero en innovar y adaptarse a la sociedad. Reafirmando constantemente por qué “es el primero en ser un gran club”. El primero en iluminar las almas de sus hinchas y socios.

El renacer del pádel en Argentina

Por Candelaria Terré

Una superficie de color azulado. Una red tensada que atraviesa de lado a lado el centro del rectángulo, que separa territorios distintos. El ruido de la pequeña pelota que se eleva, pica y rebota contra la paleta y contra el piso, una y otra vez, hasta sentir el festejo a puño cerrado. El silencio se esconde por el grito de victoria de uno de los lados. El Lasaigues Pádel Canning es el complejo más grande y tecnológico de pádel de Sudamérica.

Parecía que nada iba a poder sacarle el puesto de número uno al tenis en pelota y raqueta. Sin embargo, en la década de 1990 comenzó a instaurarse un nuevo deporte emergente: el pádel.

Visto inicialmente como una moda pasajera, el pádel llegó a convertirse en un fenómeno que se extendió por todo el país. Pero no pudo sostener sus épocas de gloria y cayó en picada desde lo más alto. Pasó de tener casi tres millones de jugadores en Argentina en los 90, a contar con unos 500.000.

Las malas condiciones de las canchas colaboraron a que el pádel tenga una fuerte recaída. Dos décadas más tarde, volvió a resurgir en una segunda etapa, y se consolidó como una de las maravillas de los últimos años. Argentina es cuna de decenas de deportistas talentosos que llegaron a posicionarse como los mejores jugadores del mundo en el pádel. Cada vez, se demuestra más su importancia en el ámbito del deporte profesional. Sin ir más lejos, Argentina es el que más títulos consiguió en mundiales, con 12 del lado masculino y 8 en el femenino. Le sigue España, con 4 títulos masculinos y 9 femeninos. Son las naciones con mayor número de jugadores de pádel, con 3,7 y 2,1 millones, según la Federación Internacional de Pádel (FIP).

Durante la presidencia de Carlos Saúl Menem en los 90, se sitúa el impulso inicial que tuvo el pádel para llegar a su momento de apogeo. Menem revitalizó la reglamentación de la Ley del Deporte al comienzo de su gestión. Consideraba que el deporte era una herramienta fundamental para la inclusión social, además de un motor para la actividad física y el entretenimiento. La situación económica de Argentina provocó una gran cantidad de despidos en las grandes empresas, por lo que mucha gente se volcó a la construcción de canchas de pádel gracias a las indemnizaciones obtenidas.

El origen del pádel se sitúa en Acapulco, México, en 1969. Cuando el empresario Enrique Corcuera modificó un terreno en su finca para instalar una pequeña pista con paredes a los lados, para jugar al “Paddle Tenis” con palas de madera y una pelota. Sin embargo, seis años más tarde, logró captar la atención del pueblo argentino y llegó a convertirse, según referentes del pádel, en el segundo deporte más practicado en el país después del fútbol. El pádel, con sus reglas simples y su accesibilidad deportiva y económica, se convirtió en una opción llamativa para quienes estaban en búsqueda de una alternativa a los deportes populares. 

En los 90 muchos barrios de toda Argentina contaban con una cancha propia. A su vez la participación de los argentinos en Premier Padel, el Campeonato del Mundo y A1 Padel, las competencias internacionales más importantes, era cada vez más frecuente. Comenzaron a emerger figuras destacadas a nivel mundial, como Fernando Belasteguín y Juan Martín Díaz, quienes dominaron la escena internacional a lo largo de la década de los 2000. La cantidad de jugadores de pádel aumentó, alcanzó los tres millones y llegó a ser un fenómeno masivo. Cuando en un principio solo parecía ser un deporte de nicho creado para la población elitista.

A partir de la masividad, se desprendió un factor clave: la televisación. Los medios de comunicación se adentraron con la transmisión de partidos y la puesta en el podio de las figuras más importantes del momento. Hoy a eso se le sumó el streaming, que se posicionó como uno de los canales más fuertes. “Las transmisiones por televisión variaron, ya que antes había dos cámaras que emitían a la cancha en general y no reflejaban todo lo que pasaba, lo que hacía que fuera vistoso solo en persona. Pero con la tecnología todo cambió. Hubo un gran avance gracias a las mejoras y la tenencia de mayor cantidad de cámaras a lo largo del campo, sumado a la publicación de contenido en redes sociales, que agrandan en mayor medida el reconocimiento del deporte”, reconoce Juan Martín Díaz.

Sin embargo, hacia finales de los 2000 y principios de 2010, el auge inicial del pádel cayó debido a la crisis económica que afectó a la explotación de la actividad. Se dejó de invertir en nuevas instalaciones y el apoyo económico para el desarrollo de los torneos fue en declive. El pádel sufrió una desaceleración en el crecimiento y el interés ya no era el mismo que antes. En definitiva, algunos complejos y canchas de pádel se reconvirtieron en canchas de fútbol 5 y 7, o incluso peor, desaparecieron.

¿A qué se debe el actual resurgimiento del pádel luego del declive que tuvo tras los 90? Una de las claves fue la nueva ola de inversión que tuvo a nivel de infraestructura. Las canchas ya no solo eran de cemento, sino que se empezaron a instalar canchas de blindex y césped, que hacen el juego más rápido y, a su vez, reducen las lesiones de los deportistas. La tendinitis, los esguinces de rodilla y la fascitis plantar eran de las más frecuentes. Además, se impulsó la creación de ligas profesionales locales como el Argentina Pádel Tour, surgido en 2024. Las instalaciones aumentaron y las mejoras de las canchas se hicieron fuertes durante el período de renovación en la pandemia. Así, tanto en las grandes ciudades como en las zonas rurales se empezó a jugar pádel.

Esteban Biasi, presidente de la Federación de Pádel de la Provincia de Córdoba, afirmó en una nota para el diario La Voz que nunca vio tanto crecimiento en el deporte como en la última década, y que en Capital Federal hay más prevalencia de lugares para practicar, pero que en el interior se desarrolla cada vez más. Córdoba es una de las provincias que cuenta con mayor cantidad de canchas en sus pueblos y ciudades, con más de 2000. No solo funcionan como canchas para practicar un único deporte, sino que son, más bien, complejos deportivos comerciales que ofrecen muchos más deportes, como fútbol. Pero eso no es todo. También buscan el crecimiento paralelo del negocio de la venta de paletas, calzado y accesorios.

El nuevo auge en el pádel, hace que los profesionales puedan vivir de jugar a la paleta. Pero son contados con los dedos de la mano aquellos privilegiados que consiguen hacerlo. Maximiliano Arce Simo, jugador de pádel A1, afirma que si bien se puede vivir económicamente de ello, todavía son pocos los jugadores que pueden hacerlo y que deberían ser más, dado a la importancia que está teniendo el deporte en el último tiempo. Muchos de ellos son argentinos que emigraron al continente europeo para dedicar su vida en un 100% al deporte. Y el primer destino al que muchos llegan es España, donde se disputan torneos de primer nivel como el Open, los torneos Masters y el Circuito Nacional.

En 2024, el pádel es uno de los deportes más populares y de mayor nivel en Argentina, y queda evidenciado en la cantidad de jugadores profesionales que se consolidan dentro del top 10 en los últimos años en el ránking de la Federación Internacional de Pádel. Cinco de esos diez jugadores son argentinos, con nombres reconocidos como Agustín Tapia, Martín Di Nenno, Federico Chingotto, Franco Stupaczuk y Fernando Belasteguín. Los argentinos tienen una pasión innata por el deporte en general, y eso se hace notar constantemente porque más allá de las dificultades que se les presentan por la inestabilidad económica que atraviesa el país, siempre se escuchará nombrar a Argentina en lo más alto de las competencias de pádel. Porque son aguerridos. Porque llevan el talento en la sangre.

“Lo que noto es que estamos curtidos y aceptamos cualquier desafío o reto que tengamos, ya sea viajar mucho o el desarraigo mismo. Todas esas cuestiones, sumadas al talento natural, hacen que a la hora de entrar a una cancha a competir seamos fieras”, expresa Maximiliano Arce Simo. No todos hallaron su gusto por el pádel desde chicos. Hubo un fenómeno mundial que desató la pasión de miles de personas: la pandemia. Arce Simo, dejó en claro que fue el principal motivo por el que el pádel hoy evolucionó tanto en la Argentina. En su momento, el gobierno de Alberto Fernández permitió que el pádel fuera de los primeros deportes en volver a practicarse, por su evidente distanciamiento. Ello hizo que gente que practicaba otros deportes se volcase en el pádel, e incluso aquellos que no hacían ningún deporte.

Daniel Peralta es uno de los tantos jugadores que comenzó a jugar de joven, a sus 25 años. Luego volvió a disputar torneos en su ciudad natal, San Pedro, en la época del coronavirus, con ya 40 años. Cachete Peralta admite que fue abismal la cantidad de gente que se empezó a interesar por practicarlo, porque no precisaban tener un buen estado físico. Además, destaca que en la actualidad se puede vivir del pádel porque hay academias por todas partes, y muchos jugadores amateurs optan por introducirse en el mercado y dar clases en diferentes clubes. Aproximadamente, hay tres canchas de pádel por club en el país.

Argentina tiene el cuarto mayor número de canchas de pádel del mundo con aproximadamente 4.900, según evidenció una encuesta de la Asociación Argentina de Pádel (APA). Le preceden España, Italia y Suecia.

Desde los comienzos en la década de 1990 hasta su posicionamiento actual como uno de los deportes más practicados en Argentina, el pádel promete un cambio favorable para los jugadores profesionales, para que pueda llegar a convertirse en un deporte de los más reconocidos de cara al futuro. Buscará tener más visibilidad y reconocimiento por parte de sponsors e inversores, y que así los jugadores tengan una motivación por la que elegir dedicar su vida al deporte. A este deporte. El pádel.

La evolución reciente del deporte adaptado en Argentina

Por Lorenzo Di Toro

Alegría, cansancio y gloria fueron los sentimientos que recorrieron el cuerpo de Fernando “Pipo” Carlomagno al recibir su medalla de plata en los Juegos Paralímpicos 2021 de Tokio tras nadar los 100 metros estilo espalda en la categoría S7 en 1′ 08” 83, en la que quedó por detrás de Andrii Trusov por solo 69 centésimas debido a que, según él, diera la vuelta tarde. Este hito rompió una racha de 17 años sin medallas plateadas en natación para Argentina en los Juegos Paralímpicos, logros que Guillermo Marro consiguió en Atenas 2004 en la misma prueba y categoría.

Marro fue compañero y es amigo de Fernando Carlomagno, padre de Pipo. Carlomagno padre participó en tres Juegos Paralímpicos: Atlanta 1996, Sídney 2000 y Atenas 2004, y supo inculcarle a su hijo la práctica de deportes además le enseñó desde joven los valores de la natación como la determinación, la inspiración, la igualdad y la excelencia. La tradición y pasión se pasaron de generación en generación. Fue uno de los motores que impulsó a Pipo a alcanzar sus propios logros.

Pipo Carlomagno disputó hasta el momento dos Juegos Paralímpicos: Tokio 2020 y Río 2016, donde logró el sexto lugar en los 100 metros espalda, su prueba principal. Su evolución lo llevó a destacarse a nivel internacional por eso llegó a ser el número uno en el ranking International Paralympic Committee (IPC) en la clase S7, que engloba a los nadadores con total uso de brazos y tronco con función reducida de piernas, según la World Para Swimming.

Carlomagno contempla que su carrera deportiva está llegando al final. Su participación en los Juegos Paralímpicos de París 2024 parecía destinada a ser su última competencia a nivel internacional. Sin embargo, su sexto lugar en los 100 metros espalda lo dejó por primera vez fuera de una final olímpica. Este resultado en Francia lo impulsa a anunciar que continuará su vida como nadador, ya que no siente que su camino deba concluir con esta actuación.

La presencia de Pipo en la última edición de los Juegos le permitió igualar la marca de tres participaciones de su padre, quien fue una inspiración tanto para él como para otros nadadores. Nacido en Rosario, Carlomagno ganó medallas en los Juegos Paralímpicos; también logró en campeonatos mundiales, Juegos Parasuramericanos y Juegos Parapanamericanos. En Parapanamericanos tiene dos preseas de bronce, una de plata y tres medallas doradas. La última la obtuvo en Santiago de Chile en 2023, cuando, en la prueba de 100 espalda S8, realizó un tiempo de 1’10″35, superando a Jonathan O’Neill, Luis Andrade y Carlos Serrano, e incluso derrotó a sus compatriotas Iñaki Basiloff, Lucas Poggi y Lucas Leguiza.

Leguiza quedó octavo en la final de los 100 espalda que ganó Carlomagno y demostró ser uno de los mayores talentos emergentes. Nació en Chaco y representa al club Regatas de Resistencia. En sus primeros Juegos Parapanamericanos, cuando tenía solo 15 años, Leguiza obtuvo una medalla de plata en los 100 mariposa y una de bronce en los 200 combinados, ambas en la clase S8. Los deportistas de esta clase tienen un uso casi completo del cuerpo pero carecen de fuerza muscular. 

Desde su nacimiento, Leguiza tiene la mitad de su brazo izquierdo. A pesar de esto es la gran promesa de Argentina y del Comité Paralímpico Argentino en natación. Nacido en diciembre de 2007, no formó parte de los convocados por Edith Arraspide para los Juegos Paralímpicos de 2024. Sin embargo, su edad y habilidad lo proyectan como una apuesta segura para los Juegos de Los Ángeles 2028.

El joven Leguiza ya realizó actuaciones memorables desde muy temprana edad. Un ejemplo fue su desempeño en 2019 durante el Open nacional, una competencia que se celebra en Buenos Aires y reúne a los mejores nadadores del país. En esa ocasión, se subió al podio en las pruebas de 100 libres, 50 libres y 100 espalda en multicategorías, es decir que los nadadores compiten en carreras sin importar las clases por lo tanto terminó el Open nacional obteniendo medallas de bronce en todas las carreras, con tan solo 11 años.

Leguiza fue impulsado por Ariel Quassi, actual DTN de la selección juvenil argentina. Quassi comenzó su carrera internacional en 1997 cuando disputó los Juegos Parapanamericanos en Mar del Plata, fue parte de cuatro Juegos Paralímpicos; Sídney 2000, Atenas 2004, Beijing 2008 y Londres 2012, aunque no logró traerse medallas sí disputó finales en todos sus Juegos Paralímpicos.

Como deportista logró 14 medallas parapanamericanas, carrera que finalizó en Lima en los Parapanamericanos 2019 luego de ganar una medalla de bronce en los 100 pecho, que siempre fue su prueba principal, la que le trajo sus mayores alegrías deportivas. Esa última presea fue especial ya que pudo contar con el aliento de su pareja y su familia, afirma Quassi. 

Desde 2017, cuando ya se encontraba en los metros finales de su carrera, Quassi declara que no quería saber nada de alejarse del deporte, así que comenzó su camino como entrenador del equipo de natación adaptada del municipio de Avellaneda. En su último año como nadador conoció a Leguiza luego de esa actuación del chaqueño en el Open realizado en las instalaciones del Club Atlético Independiente, pileta que fue la testigo de la carrera deportiva de Quassi.

Luego de un proceso de búsqueda y preselección, Quassi fue el elegido del COPAR para ser el encargado de la selección juvenil dándole la responsabilidad de tener que armar la lista de los 20 nadadores que viajarían a Bogotá para disputar los Juegos Parapanamericanos juveniles que debían disputarse en 2021 pero tuvo que posponerse por la pandemia del Covid-19 y el estallido social en Colombia. Finalmente, Quassi esperó a 2023 para tomar por primera vez un avión y asistir a un torneo para ser entrenador del equipo.

Quassi llamó a Leguiza para integrar la delegación argentina en Colombia, junto a los otros 19 nadadores. No solo confió en Lucas Leguiza para ser parte del equipo, también lo seleccionó para ser uno de los únicos cinco deportistas que tendrían la oportunidad de recibir una clasificación funcional internacional, que le permitió a los seleccionados competir por medallas tanto en los Parapanamericanos juveniles 2023 como en futuros eventos, como pueden ser Juegos Paralímpicos o las World Series.

Leguiza no defraudó a su entrenador. Su desempeño fue sobresaliente y logró su primera presea al destacarse como el mejor junior en los 100 metros mariposa, multicategoría S8-S14, carrera en la que finalizó en el octavo lugar pero compitiendo con nadadores que superaban la mayoría de edad. Su dedicación y esfuerzo se vieron recompensados cuando subió al podio para recibir la medalla. Este logro no solo fue un reflejo de su talento, sino también del apoyo Quassi y su cuerpo técnico depositaron en él.

La historia de Quassi, Carlomagno y Leguiza representa el trabajo pasado, presente y futuro del movimiento para el COPAR. El deporte evolucionó de forma significativa a lo largo de los años, desde 2004 con la creación del comité que está celebrando el vigésimo aniversario. Quassi fue uno de los grandes referentes de Argentina desde antes de la creación del COPAR, cuando ya había participado en los Juegos de Sídney 2000, y luego formó parte de los primeros 14 años de historia del COPAR, Quassi seguirá con su historia desde su lado como entrenador ya que mantiene su puesto como director técnico nacional juvenil luego del gran desempeño en Bogotá es decir que contará con la chance de reconfirmar el puesto en 2025 cuando se dispute una nueva edición de los Juegos Parapanamericanos juveniles en Santiago de Chile.

Por otro lado, Pipo Carlomagno es la mayor estrella de la selección e intentará volver a superarse revirtiendo la que según él fue su peor participación en una competencia con el seleccionado nacional.

Mientras tanto, Leguiza buscará seguir su crecimiento como nadador, con el objetivo de convertir la confianza y esperanza depositada en él en logros para la Argentina, con la ilusión de que se mantenga por lo menos 20 años en el combinado nacional cuando el COPAR celebre su cuarta década de existencia.

Estos tres deportistas no solo representan distintas etapas del desarrollo de los deportes adaptados en Argentina, sino que también muestran el compromiso y la dedicación necesarios para alcanzar el éxito en el ámbito. 

El Comité Paralímpico Argentino es financiado en la actualidad por el Estado Nacional además de que recibe financiamiento por parte del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD), ente creado en 2009 durante la presidencia de Cristina Fernández que tenía a Gerardo Weirthein como impulsor desde su lugar como presidente del Comité Olímpico Argentino y que en sus inicios se financiaba con un cargo del 1% que se aplicaba a las facturas de telefonía celular.  A partir de 2018, durante la presidencia de Mauricio Macri, se sostiene económicamente por el Estado, al pasar a ser parte del presupuesto nacional, en ese momento se otorgaron 900 millones de pesos como presupuesto. El último valor revelado de cuanto fue destinado al ENARD fue en 2022, el ente regulador del deporte de alto rendimiento recibió un aproximado de 10.500 millones de pesos, números que de forma segura serán recortados por el gobierno de Javier Milei aunque no se estableció de cuánto será el recorte en el último presupuesto presentado en el Congreso.

En cuanto al crecimiento deportivo, la primera delegación que fue a un Juego Paralímpico a cargo del Comité Paralímpico Argentino fue de 55 deportistas (10 en natación), mientras que la última delegación, la que participó en París 2024 fue de 70 deportistas (12 en natación) siendo la segunda mayor delegación de atletas que representaron a Argentina en la mayor competencia internacional, quedando detrás de la delegación que viajó a Río de Janeiro en 2016 que conformaron 82 deportistas, teniendo en cuenta que en deportes como atletismo o natación los deportistas del país anfitrión no deben pasar por un proceso clasificatorio, en este caso los deportistas brasileños liberaron cupos de clasificación que supieron aprovechar los atletas argentinos. Por lo que el valor de la clasificación a París 2024 y sus resultados, con 13 medallas (dos de oro, tres de plata y ocho de bronce) rompió la barrera de las 10 medallas logradas, hito que no se conseguía hace 44 años, cuando en los Juegos Paralímpicos de Arnhem 1980 la delegación Argentina logró 15 medallas. Esta actuación en la capital francesa es la mejor desde que el COPAR es el responsable de los deportes adaptados en el país.

Silvia Linari, basquetbolista paralímpica: “Ganarle la final a Brasil fue un logro histórico”

RIO DE JANEIRO, BRAZIL - SEPTEMBER 8: Vileide Almeida of Brazil and Silvia Linari of Argentina during the Wheelchair Basketball match at Arena Carioca 1 on Day 1 of the Rio 2016 Paralympic Games on September 8, 2016 in Rio de Janeiro, Brazil. (Photo by Lucas Uebel/Getty Images)

Por Juan Franco Gomez Sacks

La amputación de su pierna nunca le impidió nada. Desde 2011 se dedica al deporte.
Juega de ala-pívot en la Selección Argentina y en el club CILSA de Santa Fe. Capitana y
emblema del seleccionado que consiguió el sudamericano en Lima tras vencer por
primera vez en la historia a Brasil.

¿Cómo fueron tus años previos a conocer el deporte?
Conocí el deporte de grande, a los 35 años, pero soy amputada desde que tengo 8, y por suerte, no fue un obstáculo para mí, aprendí a vivir con esto. De grande me llegó la invitación de que se formaba una escuela deportiva en Cilsa y me sumé. La curiosidad me llevó a ir a la primera clase y me gustó mucho. Amo esto, realmente. Desde el día uno que me senté en una silla que nunca lo vi como un obstáculo.

¿Qué sensación te generó una convocatoria a la Selección tan rápido?
Llegó ese mismo año, de sorpresa. Fui apenas para conocer el deporte, aprendí a manejar la silla y la pelota, y conocí las reglas del juego. Me metí ahí y supe que si bien me faltaba mucho, quería pertenecer a esto que tanto me gustaba. Así que pensé que para andar tenía que dedicarle mucho tiempo. Y creo que año a año fui superándome. Arranqué en 2011 y en 2017 ya fui capitana por primera vez.

¿Cómo es tu día a día siendo una deportista?
Me levanto muy temprano porque trabajo por la mañana, soy empleada municipal. Trabajo de 7 a 13, salgo y me voy directamente para el club. Ahí hago la primera rutina, hago
pesas y después un pequeño trabajo en la cancha que siempre tengo con la selección. Y después descanso 40 minutos, a veces una hora, y enseguida empiezo a entrenar con el club, que es como mi segunda casa.

¿Creían que podían llegar a competirle mano a mano a Brasil en el Sudamericano?
Ganarle la final a Brasil fue un logro histórico porque la selección nacional nunca jamás le pudo ganar. Pero siempre veía que estábamos cerca y ellas se ponían nerviosas cada vez que jugaban contra nosotras. Jugamos una final soñada, lo más lindo y lo que nunca pensábamos era que podíamos sacarle tanta diferencia de puntos.

¿Cómo analizás tu rendimiento en la competencia?
Desde lo personal creo que fue mi mejor año. Este año me propuse a hacer todo. El gimnasio, la nutricionista, las horas de cancha, las horas con el técnico. Aparte de entrenar sola, entrenaba con el técnico y un chico que me ayudaba también. Y eso hizo de que estuviera más fuerte, más rápida y que entrenara otros recursos que antes no manejaba, con las dos manos, a recibir y tirar. Este año, cuanto más le dediqué, más beneficios obtuve.

¿Podemos decir que tenemos Silvia Linari para rato?
Yo tengo 47 años y soy titular en la selección y muchas veces en el equipo en
la Liga Nacional, Cilsa. Hay una chica a la que yo le digo: “Eva, vos sos mi reemplazo
pero no te la voy a hacer fácil, vos me tenés que sacar”. Me tiene que sacar y yo decir ‘Che, qué pocos minutos. Ya hago mucho sacrificio y no quiero más estar así’. Y ahí me retiraré. Ahora tengo como objetivo ir al Mundial y después calculo que ya no más”.

Julio Soler, personalidad y eficacia en el punto penal

Por Agustín Paratcha

Cada puesto en el fútbol conlleva una responsabilidad. El delantero se encarga de asistir y anotar goles. El 5, de interceptar pelotas, además de estar bien posicionado. Un defensor impide y rechaza los balones rivales para transmitir calma al equipo. Julio Soler, convocado por Lionel Scaloni a la selección mayor por primera vez a sus 19 años, es un lateral izquierdo que no solo se destaca por sus transiciones tanto defensivas como ofensivas, sino por su habilidad y frialdad en los penales: repiqueteo, salto y remate.

Soler, nacido en Asunción, capital de Paraguay, aunque nacionalizado argentino por decisión propia, llegó a Lanús a los 12 años proveniente de Argentinos Juniors, que aún mantiene el 40% de su ficha, y vivió gran parte de su carrera futbolística en la pensión del Granate. Se encontró con Rodrigo Acosta, hoy entrenador de la reserva del granate y Gastón Martínez, ayudante de campo de Acosta, quienes lo observaron desde infantiles hasta Reserva. Lo describen como un jugador valiente y con mucha personalidad. No cualquiera patea un penal en novena con 15 años y menos ante Banfield, el clásico rival.

El joven, categoría 2005, ya practicaba el tiro de penal con el salto previo tanto en infantiles como en inferiores y Reserva, usado como técnica de engaño. El chico, fiel a su estilo, jamás desobedeció los consejos de Rodrigo Acosta, quien pedía patear de cualquier manera, menos picándola: “Sirve solo para el ego de cada uno y para tratar de burlarse del arquero. Siempre se lo dejé en claro a Julio. Le decía que elija un palo y patee fuerte”.

Acosta sabía que Soler, subido a la reserva de Lanús a los 15 años, era uno de los designados para patear penales. Sin embargo, el joven siempre respetó las edades. El técnico le recordó una anécdota a El Equipo: cuando le negaron ejecutar un penal en Reserva: “Una vez se peleó con Lucas Varaldo, actual jugador de Central Córdoba y categoría 2002, por querer hacerse cargo de la ejecución, pero por suerte no tuve que intervenir”. Además, lo describe a Soler como un buen pibe, competitivo, leal, noble y, sobre todo, con liderazgo.

Acosta, actual entrenador de la reserva, había dicho en el canal oficial de YouTube de Lanús, que “era un loco de patear penales”. Amplió su afirmación a El Equipo sobre su carácter y el deseo de gol de Soler: “Siempre quería figurar y convertir un gol. Se desempeñaba incluso de central por izquierda. Un chico muy vanidoso. Quería sobresalir. Le gustaba mucho llegar al gol, como hoy en la Primera de Lanús, y busca la manera de estar cerca. Su arma letal es el penal”.    

Su exitoso tiro al arco desde el punto penal se debe a la personalidad que mostraba delante de sus compañeros. “Él siempre se acercaba entre dos o tres jugadores para patear. Tenía una manera fría de rematar y mostraba ser un jugador callado, de poco hablar y con mucho temperamento”, expresa Gastón Martínez, actual ayudante de Acosta en la reserva de Lanús.

Martínez había quedado sorprendido la primera vez que lo vio patear de manera peculiar, por su eficacia y buena técnica: “Solía contar con bastante 

tiempo libre y lo invertía en ir a la cancha, practicar y hacer jueguitos. Era un chico de pensión. Hacía un estímulo diario que por ahí otros jugadores no lo tenían. Un espacio que aprovechaba para la competitividad en los penales”.

El liderazgo y la confianza de Soler para hacerse cargo del punto penal se debe al grupo que formó en la reserva, junto con Valentín Carboni (En Olympique de Marsella, a préstamo desde Inter de Milán) y Lucas Kmet, hoy en Lanús. Hacían la competencia sana. Probaban distintas alternativas en los penales y tiros libres. Incluso definían quién era el capitán en cada partido de Reserva. Ellos tres lideraban la categoría 2005.

Los referentes no podían faltar. Lo miraba mucho, cuando llegó a Primera en 2022, a José Sand. Fue al primero en analizarlo, porque nunca erraba. También observaba atento a Alejandro Silva, futbolista uruguayo que anotó de penal el 4-2 ante River, con el salto incluido antes de impactar la pelota, en las semifinales de la Copa Libertadores 2016, el que le dio la clasificación a Lanús a la final. Soler se inspiró en figuras granates. Su manera de ejecutar nació viéndolos, y por su valentía para pedirlas todas ante situaciones de definición.

Manuel Robles: fútbol y atletismo, otro hijo del viento

Por Bruno Toscano

El velocista Manuel Robles, de 20 años, ya cuenta con cuatro medallas en el campeonato argentino de mayores y otras cuatro en el nacional de su categoría, pero tiene el foco puesto en su próximo objetivo, competir en los Juegos Panamericanos Junior Asunción 2025, que sería el mayor desafío de su joven carrera. Respira hondo mientras sueña con volver a Villa Devoto con una nueva presea.

Una vida junto al deporte, que no comenzó con el atletismo a pesar de que siempre impresionó por su velocidad. Con seis años, Robles dio sus primeros pasos en el Club Fénix, una pequeña escuela de fútbol infantil de Villa Devoto, donde jugó hasta cumplir 13. Desde 2017, continuó en simultáneo por dos años en otro club del mismo barrio, Círculo Villa Devoto. Mientras tanto, tuvo un breve paso por el rugby en el Club San Martín, de 2018 hasta la pandemia.

Una recomendación cambió su vida para siempre. En un abrir y cerrar de ojos, nacía un nuevo Claudio Caniggia, ex futbolista de la selección argentina apodado “el hijo del viento”, pero esta vez en sentido inverso, del fútbol al atletismo. “Como pensaba que hacía poca actividad física luego de la pandemia, empecé a pensar en otras posibilidades. Ahí es cuando mi tío Carlos me ofreció ir a Parque Chacabuco y me introdujo con un entrenador de atletismo”, recuerda Manuel Robles a El Equipo.

Durante 2021, Robles continuó con el fútbol mientras empezaba a entrenar atletismo como principiante, sin competir ni estar federado. Ya para fines de ese año, corrió su primera carrera e incluso impresionó con su potencial a su propio entrenador, Diego Silvera, bicampeón mundial máster de atletismo en 400 y 800 metros, quien decidió empezar a entrenarlo de manera más seria de cara a 2022.

Manuel Robles junto a Diego Silveira

El paso del tiempo le brindó a Robles el sustento necesario para darse cuenta de que su aptitud podía llevarlo lejos en el mundo del atletismo, pese a que no lo creía posible en un comienzo. Nunca pensó que iba a ser capaz de correr en competencias profesionales, por más que fuera siempre el más veloz de la cancha, tanto en rugby como en fútbol. ”El hecho de escalar muy rápido en el ranking metropolitano fue lo que hizo que me diera cuenta que podía llegar a ser alguien de verdad en el atletismo”, asegura Robles.

“Manu siempre mostró gran pasión por el atletismo. Las cualidades físicas y la mentalidad enfocada auguraban cosas buenas luego de los primeros entrenamientos. Era cuestión de trabajar seriamente para el crecimiento y ascenso en su carrera de élite. Con paciencia fueron surgiendo resultados, hasta lo que está haciendo al momento. Sin prisa y sin pausa”, analiza el entrenador Silvera.

El volumen de entrenamiento de Robles aumentó de manera considerable desde 2022, y nunca más pisó el freno. De dos días a la semana a cinco, sumado a un gran trabajo de gimnasio. Silvera destaca que Manu tiene la capacidad de adaptarse y cumplir al pie de la letra cada entrenamiento que se le propone, siempre con una determinación implacable.

Todo el trabajo que realizó durante tantos años de sacrificio se reflejó en triunfos que jamás hubiera imaginado aquel chico que comenzaba a jugar al fútbol en clubes de barrio. Tras ser convocado por la Confederación Argentina de Atletismo (CADA), vistió los colores albicelestes al formar parte de la selección argentina, como sucedió en el último Campeonato Sudamericano U23 de Atletismo disputado en Colombia en septiembre pasado. Robles partió hacia Bucaramanga detrás de un sueño junto a sus compañeros y contó con el apoyo fundamental de su familia, que estuvo presente desde las tribunas. 

Manuel Robles posicionado para la salida en Colombia.

El séptimo lugar en la prueba de 400 metros no fue el que esperaba, pero sumó una nueva experiencia en su carrera. “Más allá de que el resultado no fue el que fui a buscar, fue un paso gigante hacia mi gran sueño a largo plazo: participar en unos Juegos Olímpicos”, sentencia Robles.

Jonathan Herrera, el goleador criado en el Ascenso y contemporáneo a Riestra

Por Valentín Albano

Jonathan Herrera jugó su primer partido en Deportivo Riestra en 2013, cuando el equipo jugaba en la primera D, que por entonces era la quinta y última categoría del futbol argentino. Desde ese momento un lazo se forjó: consiguió dos ascensos, en 2014 a la Primera C y posteriormente a la B Metropolitana. Se convirtió en el máximo goleador histórico y, además, marcó el primer gol del club en el Nacional B y en la Primera División. 

El Sultán llegó a Primera en 2019, en Central Córdoba, cuatro años antes del ascenso de Riestra en 2023, como si ya estuviera preparándose para cuando le tocara jugar en la máxima categoría con el club blanquinegro. Un delantero hecho de abajo: fue goleador en todas las categorías de Ascenso del fútbol argentino.

Herrera comenzó su carrera en Centro Español, en el 2009. Llegó a Riestra por primera vez en el 2013, ya con el patrocinio más famoso del club de Villa Soldati, la bebida energizante Speed, y la asesoría de Diego Maradona, quien era sponsor de la marca. Casi como si no necesitara tiempo para adaptarse, Herrera convirtió 27 goles y fue el goleador de la Primera D a diez de distancia de Braian Chávez, de Claypole, que quedó segundo. Sin embargo, sus tantos no alcanzaron para lograr el ascenso a la C.

Sí alcanzaron sus 25 goles al año siguiente para que Riestra lograra el ascenso a la C en 2014, de la mano de Herrera el equipo blanquinegro cosechó 75 puntos, se mantuvo invicto durante toda la segunda rueda y perdió únicamente tres partidos en esa campaña. El Sultán fue el máximo goleador de la temporada contando todas las categorías de la AFA.

En el 2014 llegó la famosa campaña del doble ascenso. Riestra se aprovechó del proceso de reestructuración que estaba pasando en el fútbol argentino y, en un torneo corto, quedó segundo de la Primera C, a dos de Defensores de Belgrano que fue el campeón. Finalmente el ascenso a la B Metropolitana se definió con dos partidos: Riestra terminó ganándole a Dock Sud en el global por 4 a 1. Herrera jugó las dos finales y fue nuevamente el goleador del campeonato con 19 goles.

Riestra para el comienzo del 2014 se encontraba en la Primera D, un año después en el arranque del 2015 la realidad era totalmente distinta: dos ascensos (Primera C y B Metrópolitana) y con chances de pelear el ascenso a la Primera Nacional, pero en la segunda vuelta no pudo aguantar el ritmo y terminó afuera del Reducido. Una costumbre: Herrera una vez más fue goleador del torneo al hacer 29 goles, y otra vez máximo goleador de las categorías de la AFA.

Herrera es de Buenos Aires. Nació en Castelar, la segunda localidad más poblada del partido de Morón, a 40 minutos de Buenos Aires. Su primer paso como futbolista fuera del país fue jugando para el Atlético Venezuela, en 2017. Fue un salto de categorías pocas veces visto: el delantero jugaba en la tercera categoría del futbol argentino y pasó directo y sin escalas a jugar la Copa Sudamericana.

Una vez que se concretó su pase recibió la felicitación de Maradona, que acompañó su publicación de Facebook con dos fotos de ellos dos juntos en Riestra. Diego se acercó en ocasiones al club a compartir momentos con los jugadores, es por eso que en su posteo escribió:  “Me llena de orgullo que un futbolista proveniente de la quinta categoría del futbol argentino se haya ganado esta hermosa oportunidad en un club que afronta desafíos de la dimensión de la Copa Sudamericana. Fueron 130 goles los que convirtió sumando sus campañas de Centro Español y Deportivo Riestra, un premio al esfuerzo y al sacrificio”.

De vuelta en Argentina luego de su frustrado paso por Venezuela, Herrera llegó a Ferro, club que en 2018 (año en el que llega) ya compartía división (Primera Nacional) con el Deportivo Riestra, tal es así que terminó saliendo goleador de la segunda categoría del fútbol argentino sumando los goles que convirtió con ambas camisetas, ya que el delantero hizo cinco goles con Riestra antes de sumarse al Verde a préstamo, terminó el campeonato con 13 tantos.

Herrera debutó en Primera de la mano de Central Córdoba, en 2019.  Tras eso tuvo pasos por clubes grandes del fútbol argentino: San Lorenzo e Independiente. En ninguno logró ganarse el puesto de titular. En 2022 llegó a Patronato, donde ganó la Copa Argentina, primer título en la historia del club.

Incluso llegó a firmar con un equipo de Malasia, el Johor Darul Takzim FC. Su paso fue muy breve: ni siquiera llegó a debutar. Argumentó que era un país muy complicado para vivir y que su familia no la estaba pasando bien. Su estadía duró 17 días. Sin embargo, en Malasia, los medios dijeron que tuvo un problema con Ibrahim Larkin, el sultán que era dueño del club: se molestó ya que Herrera no lo miró a los ojos. Una vez que regresó al país el apodo de “Sultán” le quedó a Herrera.

En 2023, Riestra ascendió a Primera y lo trajo nuevamente a la máxima categoría a Herrera, quien estaba en el Nacional con Ferro, fue el primer refuerzo del equipo para disputar la Primera División por primera vez en su historia y, como ya lo había hecho en la segunda división, fue el autor del primer gol en la historia de Riestra en la máxima categoría, contra Defensa y Justicia, el 26 de febrero en la visita del Malevo a Florencio Varela.

Herrera hoy triunfa en la Primera División, sin perder la fragancia del ascenso. Esos años en las categorías más bajas son su secreto para estar vigente con 33 años y  ser el delantero de Riestra con más goles, no solo de la temporada, también de la historia. Riestra y el Sultán son del ascenso, pero hoy se dan el lujo de competirle a los más poderosos, sin perder la esencia del barro.

Un túnel del tiempo que no te lleva a ningún futuro

Por Leandro Manganelli y Santiago Hidalgo

“Tiro una combinada, son unos pesitos y la de hoy es una fija”, se escucha en el subte, en la calle, en las escuelas. Se masifica en las voces que consumen los casinos virtuales, aquellos que ofrecen hasta la opción de apostar por cantidad de laterales en un partido de fútbol, y los grupos anónimos para jugadores compulsivos surgen como un halo de luz que salvaguarda sus mentes. Y sus billeteras.

“¿Cruzaste todos tus límites con el juego? La salida está en vos. Autoexcluite”.

La frase es de un cartel de la Lotería de la Ciudad. No es de un grupo para recuperarse del juego compulsivo, ni funciona, al menos en esta tarde de un miércoles primaveral de octubre, como campaña de prevención de la ludopatía. El cartel, que tiene un dibujo de un hombre de pelo y barba canosa, agarrándose la cabeza como desbordado, está cerca de una escalera que conduce a la zona de fumadores de la sala de slots del Hipódromo de Palermo. Y sí, se la denomina “sala de slots” porque los casinos como tales están prohibidos en la Ciudad de Buenos Aires, al menos los concesionados a empresas privadas. Así lo dice la Ley 583 / 2000 que habla sobre juegos de apuesta: “Sólo el Poder Ejecutivo tiene iniciativa legislativa para proponer la instalación de nuevas salas de juegos administradas por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”. De ahí que el Casino de Puerto Madero se mantenga en pie: está montado sobre el agua y, por ende, no responde a la ley porteña.

En el corazón de esta sala de slots del Hipódromo de Palermo se destaca una zona con una luminosidad diferente. Aparece el fútbol. Impactan una especie de cuatro pantallas gigantes formadas por 16 televisores cada una. Es la zona BetWarrior. Claro, el sponsor oficial de la selección argentina de fútbol masculino, las selecciones femenina y masculina de hockey y de la Asociación Argentina de Tenis (AAT). Unos sillones, mesas y sillas rodean una barra de tragos que le da la apariencia de un bar de toda la vida: la diferencia es que está plagado de televisores que muestran con la velocidad de una cascada las “cuotas” de todos los partidos de fútbol habidos y por haber que se vienen. Te sentás, pedís un trago y apostás por un Estonia – Azerbaiyán de la UEFA Nations League mientras mirás el partido, ¿qué puede salir mal?

***

Pasaron unos minutos de las siete de la tarde. Sobre Avenida del Libertador, la caravana habitual de transportes que se mueven todavía en hora pico. En la vereda, el Hipódromo con aires de tranquilidad: los guardias de seguridad toman mate y se ríen. Todavía faltan unos 50 metros para entrar a la sala de juegos, rincón inclaudicable de la historia que germinó con el paso de los años y hoy encuentra en las apuestas virtuales una bocanada de aire para seguir más vigente que nunca. Lo confirma una pantalla led muy grande que encandila con el pedido de que te registres en Betfun, “tu casino online”.

“Llegaron las apuestas deportivas para que puedas vivir la adrenalina todo el día y desde tu casa”, suena en el baño de la sala de slots del Hipódromo. Esta propaganda también es de Betfun: mientras hacés tus necesidades, no olvidés que podrías apostar a lo que quieras desde el baño de tu casa. Y es un patrón que repite las distintas casas de apuestas virtuales. En una de las publicidades televisivas de Betano -el naming sponsor de la Liga Profesional 2024-, el protagonista, mientras hace yoga y tiene los ojos cerrados, abre el izquierdo para pispear las cuotas del sitio de apuestas: en la era de los algoritmos y la hiperconectividad, las caras enajenadas que se ven en el Hipódromo de Palermo un día de semana a la tarde se multiplican de manera incalculable en millones de hogares de todo el mundo.

“Una recomendación de nuestro programa dice: ‘No se acerque al establecimiento de juego’ -explica Fernando y agarra su teléfono celular de manera irónica-. ¿No se acerque al establecimiento de juego?”. Claro, hoy podés jugar desde cualquier rincón imaginable. Fernando es el servidor de relaciones públicas de la comunidad de Jugadores Anónimos, una organización que reúne 57 grupos en todo el país (55 presenciales y dos virtuales), donde personas que quieren dejar el juego compulsivo comparten sus experiencias sin sectorizar ni discriminar por el tipo de apuesta a la que están o estuvieron atados y atadas. Tal como explica el nombre del grupo, los/as jugadores/as son anónimos. Y es por eso que en este texto, Fernando va a seguir siendo sólo Fernando. Él dejó de jugar hace 13 años y medio. “Yo llegué obligado por mi familia -revela-. Después me quedé por decisión propia. Lo primero fue identificar que necesitaba ayuda… que necesito ayuda”. Sí, pasa el verbo a presente porque, como explica, la ludopatía es una enfermedad que no tiene cura. “Son un conjunto de trastornos psiquiátricos. Antes el juego no era pensado como una enfermedad. Al ludópata se lo inculpaba por estafas y mal manejo del dinero, y no se lo reconocía como enfermo; no son estafadores, pero siempre tienen problemas con la plata”, dice María José Abenando, psicóloga y psiquiatra. Y, aunque no tenga cura, tiene un tratamiento que ella llama “dual”: “El paciente necesita un soporte psicológico fuerte y medicación que acompañe en el control de los impulsos para moderar la ansiedad y romper ese circuito mental en el que la persona entra con su enfermedad; es un tratamiento que incluye a sus seres cercanos”.

Las apuestas deportivas no son algo nuevo, desde hace tiempo que las carreras de caballos y el PRODE eran la diversión (y castigo) de muchos, pero ahora la cosa es diferente porque comenzó a involucrar a los mismos protagonistas. El árbitro toca el silbato, mueven del medio y sin que pasen algunos segundos un jugador despeja la pelota fuera de la cancha. Raro, ¿no? Tal vez tenga que ver con que en los sitios de apuestas online se puede apostar hasta en qué termina la primera pelota de un partido. Y esto es algo que sufren, también, las reservas del fútbol argentino, una dimensión poco habitada y no transmitida por televisión. “La reserva es la clave, porque nadie controla y hacen chanchadas, cualquier cosa. Incluso, hablamos entre los dirigentes de algunos clubes que, si siguen los quilombos, vamos a sacar las reservas”, le dijo un dirigente de un club de la C al periodista Roberto Parrottino en Cenital.

– Las reservas son injugables. Hace unos días íbamos perdiendo 2 a 0 y ni veíamos la pelota, nos estaban pegando un baile; faltando 10 minutos para que terminara el partido, el equipo rival empezó a hacer errores infantiles y terminamos ganando 3 a 2 -se indigna un miembro del cuerpo técnico de la reserva de un club de la Primera C.

Es clave cuando dice “hacer” errores, y no habla de tenerlos. Aunque las canchas en donde juegan las reservas del ascenso casi no tienen pasto y los errores pueden ser comunes. De hecho, el mismo hombre, que pide que se guarde su identidad porque este es un tema que lo puede comprometer, dice: “De los jugadores te diría que el 80 % hace apuestas deportivas. Es un tópico de charla común en los entrenamientos”. Andrés Burgo, reconocido escritor y periodista, está comenzando una investigación sobre el problema con el juego en las categorías inferiores del fútbol argentino y asegura que “a este ritmo no estaría muy lejana la posibilidad de eliminar los torneos de reserva”. 

“Iba en contra de mi equipo, veía partidos que no me interesaban solo para ver si sumaba porque tenía jugadores en esos equipos”, dice Fernando sobre el Gran DT y el PRODE, sistemas quizá más primitivos en cuanto a su relación con las apuestas deportivas, pero con el mismo mensaje: demostrá lo que sabés. “Es un asunto de conocimiento. Gana el que sabe y lo demuestra. Hay dinero en juego pero también hay orgullo”, escribió Alejandro Wall en Tiempo Argentino sobre las propagandas al mejor estilo de BetWarrior: demostrá tu sabiduría en los deportes. De hecho, el 21 % de los entrevistados del informe “Apostar no es un juego”, presentado en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, dijo que el resultado de sus apuestas depende de sus conocimientos y no del propio azar. Y si de suerte se trata, en la sala de slots del Hipódromo un hombre que parece de más de 60 años golpea la pantalla de su máquina tragamonedas. Sin caer en exageraciones, parece un ritual satánico. Enajenado es la palabra. Una señora que está a dos máquinas del señor lo mira con una cara de preocupación y niega lentamente con su cabeza. Hay dos personas más que observan la forma de ese hombre de atraer la suerte. Están al lado de la zona BetWarrior, que cerca de las 8 de la noche está cerrada. Pareciera que los mozos y barman se preparan para abrir. En una de las gigantopantallas principales juegan, por la Champions League femenina, el Manchester City y el Barcelona.

Fernando, que pidió ser mencionado sólo con su nombre de pila porque desde Jugadores Anónimos no quieren reconocimientos personales, dice que el anonimato los iguala. Él pasó “la línea invisible de ser un jugador social a ser un jugador compulsivo”. Abenando lo explica: “El gancho es el dinero. Bajo el manto de querer ganar o de no querer perder, los ludópatas se enganchan en situaciones circulares, permanentes, de opresión, de obligación y sometimiento frente a las máquinas, frente a la ruleta, frente a los caballos”. Aunque, después, “el dinero pasa a ser algo secundario”. Y la condición de juego se esfuma. “Después de jugar compulsivamente por diez años, perdí todo tipo de disfrute. Cuando yo estaba en la sala de juego, podía caer una bomba y no me enteraba; mientras no cayera en mi maquinita…”, dice Fernando y a sus palabras las sucede un silencio.

***

En las salas de juego no hay ventanas ni relojes. Todo es reconfortable: desde las alfombras en las que caminar es un lujo hasta los asientos de cada máquina. Las cajas para cobrar la ganancia (siempre relativa) están cerca del fondo del salón: para llegar, hay que atravesar un mundo de tentaciones. En la zona para fumadores, los cigarrillos dejan marcas en las mesas que rodean a las ruletas. Y las pantallas táctiles, en las que se elige por negros o colorados, tienen visible el vestigio del uso incesante. Jugadores Anónimos es una comunidad gratuita y confidencial. “No nos interesa el juego -aclara Fernando-, nos interesa el jugador compulsivo que sufre”. En los 57 grupos no hay profesionales: “Nos recuperamos a partir de compartir experiencias, fortaleza y esperanza”. Al final, es un lugar de apoyo y contención que resulta muy necesario, sobre todo con el terremoto que significan las apuestas virtuales. Masificación constante, mientras mirás televisión, husmeás las redes sociales o leés esta nota, el juego espera por atraparte. Aunque en Jugadores Anónimos no manejan estadísticas, hay muchos jóvenes que se acercan a los grupos porque “se están rompiendo con las apuestas virtuales”. No importa el tipo de juego. “El final es el mismo”, cierra Fernando. Es un negocio redondo. Es un túnel del tiempo que no te lleva a ningún futuro. Y como el óxido, se propaga rápido. Así fue como llegó al corazón del deporte argentino, que era de metal.

El amor a los colores supera los millones: Lautaro Acosta, el símbolo de la vigencia

Por Martina Sette

La historia de Lautaro Acosta con Lanús es única en los últimos tiempos del fútbol argentino. Símbolo, ídolo y capitán son algunas de las palabras que definen al emblema que selló su vuelta al equipo granate el 12 de julio de 2013, entre la fama y los millones.

El 12 de febrero de 2006 empezaba el futuro prometedor como futbolista de Acosta, que de la mano de Ramón Cabrero iba a debutar en su primer partido, se afianzó y fue una pieza fundamental para el Torneo Apertura 2007, y al año siguiente dio el gran salto al fútbol internacional.

Lautaro Acosta pasó por el Sevilla de España, donde tuvo varias lesiones y muy poca continuidad. Debutó en la Selección Argentina, se fue a préstamo a Racing de Santander y volvió al país en 2012 para ponerse la camiseta de Boca. Sin dudas, fue un paso en falso del “Laucha”, que al año siguiente firmó su vuelta al Granate.

Acosta podría haber vestido la camiseta de varios de los grandes equipos del fútbol argentino. Boca (nuevamente), River, Independiente y Racing lo llamaron, pero él los rechazó a cada uno de ellos. Podría estar ganando millones de dólares en México o en otros países de afuera, pero no, él elige a Lanús, su casa que lo formó como el jugador que es hoy en día.

Después de su regreso en 2013 a Lanús, Acosta rechazó varias ofertas millonarias de clubes argentinos, europeos e incluso árabes por más de diez millones de dólares. En una entrevista en el programa de televisión de Estudio Fútbol dijo: “Sigo en el club porque tengo un gran sentido de pertenencia, estoy desde los 8 años. Yo entiendo la filosofía que pueden tener otros, de ir a ganar lo que creen que se merecen, pero tener un millón más o un millón menos a mí no me va a hacer más feliz y estos años que pasan quizá los pierda y no los voy a recuperar nunca más”.

Su segunda vuelta al Club Lanús fue el broche de oro para la carrera del “Laucha”, que enseguida logró ganar la Copa Sudamericana 2013. En 2016 y 2017 sumó dos títulos más para el Granate, que iba a ganar su quinta estrella en el escudo. De los seis títulos que tiene Lanús, Lautaro Acosta participó en cinco.

Acosta tiene un sentido de pertenencia en Lanús como pocos. El amor de los hinchas hacia él es tan grande que por su iniciativa hay una estatua suya en el polideportivo, algo que pocos futbolistas tienen.

Martín Gramática: boquense y campeón del fútbol americano

Por Lucas Villanueva

En 1992, Andrés Fassi, actual presidente de Talleres de Córdoba y por entonces preparador físico del Necaxa de México, nunca imaginó el destino que le aguardaba al argentino de 16 años Martín Gramática, quien había llegado al club para probarse como futbolista desde Estados Unidos, donde vivía desde los nueve años. Fassi ni siquiera pensó que ese talentoso diestro cambiaría por completo su camino como deportista. Tras creer que no tenía lo necesario para jugar al fútbol, Gramática terminó en la National Football League (NFL) como pateador y anotó 12 puntos en el Super Bowl 2003 lo que ayudó a los Tampa Bay Buccaneers a coronarse por primera vez en la historia y convertirse en el único argentino en conseguir el anillo de campeón.

Aunque el fútbol americano no era muy conocido en Argentina, Gramática había logrado cumplir uno de sus sueños. No era jugador de Boca, el club de sus amores, pero de todas maneras en su país lo seguían, no para celebrar sus goles, sino sus patadas. 

Luego de su cortas pruebas por México, el sanisidrense regresó a Florida, Estados Unidos. Con una beca de la Universidad de Arizona continuó su formación para ser futbolista pero el destino le tenía otros planes. Su precisión llamó la atención del entrenador de LaBelle High School, pero no del fútbol que él se imaginaba, sino del americano.

El giro en su vida lo llevó a la Universidad de Kansas City, y nunca lo hizo solo. Siempre acompañado de su fiel amor xeneize representado con la emblemática camiseta 10 en la espalda, en honor a su ídolo Diego Maradona, llevaba consigo una parte de la historia de su equipo. En 1999 llegó a la NFL, y esta vez, con el número 7 por Guillermo Barros Schelotto, demostró que el fútbol seguía siendo parte de su vida. “Recuerdo irme en plena madrugada del hotel donde estábamos concentrados para poder ver a Boca contra el Real Madrid en mi casa”, contó Gramática en una nota para TyC Sports.

Diego Maradona, presente en el Super Bowl 2021 - TyC Sports

Jugaba de kicker, la posición que más similitudes tiene con el fútbol. Su rol era realizar las patadas para las anotaciones de campo y los puntos extra después de los touchdowns. El hecho de que Gramática desde muy chico ya pateaba una pelota le facilitó a la hora de aprender. Aunque el gesto básico del pateo es similar, tiene diferencias claves en cómo se ejecuta. “Es cuestión de agarrarle la mano. Cambia el tamaño, el material y los efectos, pero con práctica te perfeccionás. A diferencia con el fútbol tradicional, la pelota acá (fútbol americano) se mueve mucho en el aire hasta agarrar la rectitud que querés”, explica Santiago Chinni, pateador de la Selección Argentina de fútbol americano para El Equipo.

En 2003, en el Super Bowl, Gramática no tembló. Aportó 12 puntos: seis extra por cada touchdown y dos goles de campo (cada uno vale tres puntos). A pesar de haber pasado gran parte de su vida en Estados Unidos, tras la euforia de haber ganado el partido más importante de su carrera, Gramática no perdió sus raíces. En medio de las celebraciones, gritó, con un acento argentino muy marcado: “¡Para todos los boludos que no confiaban en nosotros!”. 

Durante su carrera de nueve años en la NFL, frustrada por diversas lesiones, logró convertir 155 de 203 intentos de gol de campo, alcanzando una efectividad del 76.4%. “Todos admiramos a Gramática por haber sido el único argentino que alguna vez ganó un Super Bowl. Probablemente, nunca más nadie lo logre, ni como pateador ni, mucho menos, en otra posición”, afirma Christian Delomonte, head coach de Football Americano Entre Ríos.

Aunque siguió un camino inesperado, Gramática dejó una huella imborrable tanto en el fútbol americano como en el corazón de los fanáticos argentinos. Logró lo que muy pocos creían posible: convertirse en un referente del deporte en los Estados Unidos y tener a millones de argentinos expectantes de un deporte extraño, sin perder nunca su pasión por Boca y el fútbol que lo vio crecer.