sábado, julio 27, 2024
Home Blog Page 3

Los atletas que eran favoritos para consagrarse pero que quedaron descalificados por una confusión

US sprinter Eddie Hart of Pittsburg, Calif., left, and Rey Robinson of Lakeland, Fla., face a news conference on August 31, 1972, at the Olympic village in Munich, Germany, after they failed to show up for their quarter final heats of the 100 meter race that afternoon. They arrived after their heats had been run. US sprint coach Stan Wright said it was his fault because he gave them the wrong starting time. (AP Photo)

Por Martín Moret

En Múnich 72, Eddie Hart y Rey Robinson creyeron que la prueba que debían correr era más tarde del horario en el que se terminó disputando

Los atletas estadounidenses Eddie Hart y Rey Robinson debían competir en los cuartos de final de los 100 metros de atletismo de los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, pero una confusión con el horario de la prueba hizo que no llegaran a tiempo y fueran descalificados, por lo que todo su trabajo fue en vano. Ambos llegaban a la competencia siendo los máximos favoritos a quedarse con las medallas de oro y plata, ya que algunos meses atrás habían superado el récord mundial en los ensayos de su país, corriendo hasta la meta en 9.9 segundos.

En la capital alemana, superaron la primera clasificación a la mañana y según el entrenador de ambos, Stan Wright, la siguiente carrera era a las 18hs aproximadamente. Con la intención de hacer que el tiempo les pasara más rápido, estaban recorriendo el centro de la ciudad hasta que pasadas las 16hs vieron que se estaba corriendo una carrera de 100 metros en un televisor de un local, pero creyeron que era la repetición de alguna de las de la primera ronda de clasificación. Cuando se dieron cuenta de que la transmisión estaba en vivo, fueron rápidamente a buscar un taxi junto a Robert Taylor, otro compatriota suyo que también debía correr aquella carrera, para tratar de llegar a tiempo al estadio en el que debían competir. En el camino se encontraron con mucho tráfico que los hizo demorarse más y al llegar al establecimiento tuvieron que pasar varios controles protocolares como los de seguridad, presentación y acreditaciones, algo que les hizo perder todavía más tiempo.

El único de los tres que pudo llegar a tiempo para competir en las series fue Taylor, que lo logró sobre la hora y pudo participar en la carrera a pesar de no haber calentado ni realizado los habituales ritos que se suelen ver en las previas, logrando clasificarse para las semifinales y luego para la gran final. Posteriormente, sería el mismo Taylor quien se quedaría con la medalla de plata, sólo por detrás del soviético Valeriy Borzov, que ganó el oro con un tiempo de 10.14 segundos, muy alejado del récord que recientemente habían conseguido los máximos candidatos estadounidenses, que terminaron descalificados por un fallo externo a ellos. Lo más curioso es que el propio Borzov casi se pierde la misma carrera que los americanos, aunque en su caso fue por quedarse dormido en el estadio.

El entrenador Wright terminó asumiendo toda la responsabilidad por haber mirado los horarios desfasados en lugar de los que estaban actualizados, aunque los mismos habían sido cambiados muy poco antes e incluso los alemanes que estaban encargados oficialmente para controlar eso, le habían confirmado al preparador que sus horarios eran los correctos.

Para colmo, Rey Robinson no fue elegido para competir en los relevos de 4 por 100 metros y tras la angustia que le generaron aquellos Juegos decidió retirarse del atletismo. Distinto fue lo de Eddie Hart, quien sí pudo correr en esa prueba e incluso rompió el récord mundial.

El boxeador que perdió una pelea clave de un Juego Olímpico abajo de un ring

Por Joaquín Rossi   

Miguel Ángel Cuello fue un boxeador argentino que nació en Elortondo, provincia de Santa Fe. Como deportista obtuvo el título de campeón mundial de la categoría semipesado, entre los años 1977 y 1978. Falleció el 14 de septiembre de 1999, a sus 53 años.

A sus 26 años, cuando aún era un boxeador amateur, representó a Argentina en los Juegos Olímpicos de 1972 realizados en Múnich, donde Lita llegaba en un muy buen momento físico y personal, y era uno de los principales candidatos a quedarse con alguna medalla. 

En la primera ronda venció al alemán Ottomar Sachse por cuatro votos a uno. En su segunda presentación, noqueó al rumano Marin Culinea, quien también se perfilaba como uno de los posibles finalistas del torneo. En estas dos peleas, Cuello, sobresalió por su guapeza, desequilibrio ofensivo y su fantástica pegada. Además, fue ampliamente superior a sus rivales y estaba haciendo honor a todo lo que se había hablado previo a la competición: que era uno de los favoritos a ser campeón.

En los cuartos de final, el argentino debía enfrentarse al yugoslavo Mate Parlov. Sin embargo, esta pelea no se llevó a cabo, ya que Cuellito y su equipo llegaron tarde al estadio por un error de la dirigencia organizadora de las olimpiadas y el Consejo Mundial lo descalificó por no presentarse. El europeo se clasificaría a las semifinales sin subirse al ring y luego obtendría la medalla de oro.

Después de esta peculiar eliminación, llegaría el mejor momento deportivo del santafesino, ya que se profesionalizó y posteriormente obtendría el campeonato mundial en el año 1977. Igualmente, tuvo una corta carrera, debido a que una lesión que se reiteraba en su pierna izquierda lo obligó a retirarse. El argentino disputó únicamente 22 peleas, de las cuales ganó 21(19 por KO) y perdió solamente una.

     

Mariano Navone, de 9 de Julio a París: los Juegos Olímpicos como punta del iceberg

Por Iñaki Porto 

Mariano Navone toma su raqueta y se dispone a entrenar en pasto. Acomoda cinco pelotitas de modo que formen un cuadrado con una en el medio, como el cinco de los dados. Corre hacia una e impacta al aire con su raqueta, corre hacia otra y lo mismo. No se está preparando para Wimbledon, ni para la gira de césped. Es 2020, hace unos meses cumplió 19 años y no puede salir de su casa ni para entrenar. Apoya un colchón en una pared, lo va a usar de frontón para pelotear.

Ahora, en 2024, corre hacia adelante para atacar la red, en su enfrentamiento contra Jack Draper, en la primera ronda del ATP 500 de Queen’s, y se tropieza. Cae de cara al césped británico. En el suelo sonríe y se levanta. No ganó ni un solo set en los cuatro partidos que jugó en esa superficie. Tiene mucho por mejorar. “El progreso no es la eliminación de los problemas, es cambiar el tipo de problema”, recordó Julio Velasco, en Clank, que le había escuchado decir alguna vez a un amigo suyo. 

En el día en el que Alberto Fernández anuncia la cuarentena obligatoria por el Covid-19, previo a comenzar a entrenar en el patio de su casa, en 9 de Julio, provincia de Buenos Aires, Navone recibe una gran noticia. No, no entrará a la qualy de Roland Garros por la baja de Rafael Nadal. Para eso tendrá que esperar -trabajar, entrenar- tres años más. Dunlop le dará seis raquetas, un raquetero, un maletero, tres packs de 30 grips y tres tubos de tinta para pintar el logo en el encordado. Consiguió sponsor. Está feliz.

“Temía no poder sacar un punto ATP más”, me dijo Mariano en una entrevista que hicimos en octubre de 2022. Hacía referencia a una mala racha de cuatro derrotas seguidas que había acumulado a finales de abril y principios de mayo. En los primeros meses de ese año, había accedido a cambiar la empuñadura de su derecha, a aprender a pegar uno de los golpes más importantes del deporte, prácticamente, desde cero. Esa mala racha, lo llevó a twittear -es bastante activo en la ex red social del pajarito-: “A la navoneta no le llegan los repuestos, ¿alguien tiene un cerebro de más para vender?”. 

Es una metáfora, claro, pero de alguna manera él necesitaba uno en serio. Lo consiguió. Tres semanas después de esa derrota, en su vuelta al país para jugar el Challenger de Corrientes, se quedó varado en Brasil por dos días. “Viajé con un grupo de señoras mayores, unos chicos de Nigeria que venían a jugar al polo -cuenta-, una mezcla de gente de todo el mundo. Esos días nos quedamos tomando mate, disfruté, me encantó y estaba re contento. Volví a ser feliz, a sonreír, a dejar de estar tan peleado con el tenis”. En las dos semanas siguientes llegó a la final en su tercera y cuarta participación en torneos Challenger. Subió más de 150 puestos en el ranking. Julia Arcucci, entrenadora de Mariano en su etapa formativa en el Club Atlético 9 de Julio, me comenta: “La diferencia que tenía con otros chicos, además del talento, era el disfrute. Mariano disfruta de jugar al tenis y eso se nota hoy en día”.

Su etapa formativa en Atlético fue amplia y alegre. Las primeras veces llegaba en cochecito, acompañado de su madre, su padre y sus hermanas que iban a jugar los fines de semana y siempre mantuvieron la pasión por el tenis. Empezó en la escuelita a los cinco años. “Lo que más destaco de Mariano es la predisposición que tenía para jugar y entrenar, pasaba muchas horas en el club”, me dice Guillermo Cristobal, el entrenador que le enseñó a jugar y lo acompañó durante su formación.

Hace años que, pese a no practicar ni competir en 9 de Julio, Mariano sigue pasando tiempo en Atlético: cuando vuelve a la ciudad va de visita, sus partidos casi nunca faltan en alguna pantalla y desde hace unos meses hay un afiche de una imagen suya en el ATP 500 de Río que duplica en altura a muchos de los pequeños que van a entrenar al club y se sacan fotos con él. Con los niños tiene una relación especial. Cuando salió campeón del Challenger de Buenos Aires en el Racket Club, en octubre de 2023, se sacó una foto con los ball kids. “Con la gorrita para atrás”, sugirió uno de los chicos y varios se sumaron. “Dale, yo también me la pongo”, aceptó La Nave -como lo suelen apodar-, entre risas.

 Como todo admirado, Navone también fue admirador. Creció viendo a La Legión Argentina -los que más le gustaban eran Guillermo Coria y David Nalbandian- y observando mucho a Novak Djokovic, incluso cuando todavía estaba a las sombras de Rafael Nadal y Roger Federer. Hay una foto suya dormido en el suelo, con una raqueta a su lado y un partido de tenis en el televisor. El primer regalo que recibió cuando nació fue un sonajero con forma de raqueta de tenis, de parte de su abuela materna. 

***

Mariano está sentado en un sillón junto a Alexia y Benicio, dos ball kids del Challenger de Santa Fe. A su derecha hay otros dos: Athina y Santino. A su izquierda, Emma. Los niños lo entrevistan. Él, brazos cruzados y gorrita hacia atrás se muestra simpático y se tienta de la risa con ellos cada dos palabras. La charla, de todas formas, no carece de profundidad. Mariano les habla de la “profesión”, de soportar ganar y perder “no menos de 30 semanas al año”. “Yo desde 2019, que me hice profesional, perdí todas las semanas que jugué”, les cuenta, les enseña, simple y con el ejemplo. Señala a los chicos con la cabeza y destaca que hay que enseñarles a convivir con eso. También, menciona que pudo hacer la secundaria presencial y que eso le demandó estudiar cuando estaba cansado, pero le regaló una vida social muy linda: “Hacía cosas de chico, cuando era chico y no quemaba etapas”. Les menciona que a los 16 colgó la raqueta por tres meses, cuando años antes había llegado a ser el tercer mejor tenista del país en su categoría. En frente suyo hay una mesa ratona y un trofeo de cada lado. Los ganó las últimas dos semanas y son sus únicas conquistas como profesional. Los niños lo aplauden, dos de ellos toman los trofeos. Seis sonrisas de oreja a oreja posan para una foto.                                                                                                              

Las dos copas son de los Challengers de Poznan y Santa Fe: dos de las cinco que ganó en 2023. Fue el tenista que más títulos cosechó ese año en la categoría. Sin embargo, antes de conquistar las tres siguientes -en Santa Cruz de la Sierra, Buenos Aires y Santa Fe II-, de manera espontánea, surgió un cambió clave: el de “la extensión de su brazo”.

“Esa raqueta está buena”, le dice Andrés Dellatorre, entrenador de Navone, a su pupilo, que está entrando en calor con Marco Trungelliti en la previa a su partido de primera ronda de la qualy del Abierto de los Estados Unidos. “Quiero que la pruebes porque está buenísima”, agrega Dellatorre. Navone pierde 6-1, 6-2 ante Lukas Klein. A la noche se cruza a Trungelliti, le comenta acerca de la raqueta y el santiagueño le da una que no va a usar. Cuando Navone la prueba, queda fascinado. La encuerda dos veces por día para usarla para entrenar durante una semana en Buenos Aires y viaja con esa sola al Challenger de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia). “Todos nos decían que estábamos haciendo una ridiculez”, contó Navone en Urbana Play. Dellatorre le lleva tres más que Trungelliti tenía en su domicilio en Andorra. Desde ese momento, hasta que terminó el año, en el circuito Challenger, Navone ganó 19 partidos, perdió dos; jugó cuatro finales y ganó tres.

Juan Bargas compartió con Navone decenas de partidos en 9 de Julio, incluida una final de la categoría “Primera” de la ciudad en 2018. En su perfil de Instagram, tiene tres publicaciones y una historia destacada con Navone. Actualmente, es profesor de tenis en el Club Atlético San Martín.

-Che ¿cómo andás? Si sigue así vamos a tener que reprogramar el entrenamiento así vemos a La Nave.

-Tranqui, Juan, vamos hablando y si termina antes de las 19 y estás, entrenamos.

-Sinceramente, no me quiero perder su debut ATP.

-Nooooo, yo tampoco, ni loco.

Esta conversación de WhatsApp entre Bargas y un alumno suyo es del 6 de febrero de este año. Mariano cayó 5-7, 6-3, 6-3 ante Roberto Carballés Baena en la primera ronda del ATP 250 de Córdoba. Cuando iban 3-3 en el set decisivo se acalambró y el partido se le tornó cuesta arriba. “Me acuerdo que una vez le gané 7-6 un set -me cuenta Juan-, pero como él era chico y ya era de noche se tuvo que ir del club. Al otro día me mandó: ‘Juan, lo terminamos hoy’ y me cagó a pelotazos 6-2, 6-2”. En los siguientes cuatro torneos ATP que jugó, tras su debut, Navone fue semifinalista en uno y finalista en dos. Le metió un doble 6-2 al circuito. 

El 21 de febrero de este año, en el ATP 500 de Río de Janeiro, Navone ganó su primer partido a nivel ATP. Cuando le acercaron la cámara para que firmara en el lente -algo tradicional en el tenis- escribió “La navonee” y “9 de Julio”. Debajo, dibujó una carita sonriente. En un momento sumamente trascendental de su carrera -quizá en todos, o casi todos- tuvo presentes sus orígenes. “Tuve que hacer mucho esfuerzo, viajar para entrenar, al principio desde 9 de Julio a Junín todos los días, antes de vivir en Buenos Aires. Hay mucho de eso en cada bola que no quiero desperdiciar”, me había dicho, poco más de cuatro meses antes, tras consagrarse en el Racket. 

En la tercera ronda del Abierto de Río -tras derrotar a Yannick Hanfmann- se cruzó con Joao Fonseca, local y joyita del tenis sudamericano. El jóven de 17 años buscaba convertirse en el primer brasileño en llegar a la semifinal del torneo más importante de su país. El Estadio Guga Kuerten estaba colmado. “Era chiquitito y cuanto más gente lo iba a ver, mejor jugaba y su nivel crecía. A mi me sorprendía y lo felicitaba”, recuerda Arcucci. A 10 km del estadio mundialista, Mariano Navone firmó su “Maracanazo”.

Navone llegó hasta la final y perdió con Sebastián Báez. Atlético 9 de Julio convocó a sus socios a ver el partido en el club. ”Miles de veces lo vimos llegar al club. Hoy tiene que vernos llegar a nosotros”, se podía leer en las redes de la institución. La final coincidió con el superclásico del fútbol argentino. Sin embargo, decenas de personas alentaron a La Nave en el quincho donde hoy está su afiche.

Roland Garros es un torneo especial para Navone. Allí, en 2023, debutó en la qualy de un Grand Slam -perdió 6-0, 6-4 ante Klein- y este año se convirtió en el primer tenista en la historia en estrenarse en el cuadro principal de un Major como preclasificado. Roland Garros será sede del tenis olímpico en los Juegos de París.

Navone será uno de los seis tenistas masculinos que formarán parte de la delegación argentina, comandada por Guillermo Coria, en los Juegos Olímpicos de París 2024. Hace cinco meses, el nuevejuliense no estaba entre los 100 mejores del ranking de la ATP. Hasta hace poco más de un año, nunca había ganado un título como profesional. 

Los Juegos Olímpicos, por ahora, son la punta de un iceberg -la carrera de Navone- que seguirá creciendo. Sin embargo, este evento ya había aparecido muy en el fondo del océano, cuando un  Mariano Navone de 15, que al año siguiente dejaría el tenis por tres meses, escribía en su cuenta de Twitter: “Qué lindos son los Juegos Olímpicos, un sueño estar en una villa olímpica”. Estará.

 

Hugo Conte: “A este grupo lo caracteriza su hambre de gloria”

Por Santino Miceli y Lucas Cabrera

La selección argentina de vóley, dirigida por Marcelo Méndez, ya conoció a los tres rivales con los que compartirá grupo en la cita olímpica de París 2024, luego de haber obtenido su clasificación la semana pasada, en la Volleyball Nations League. Argentina compartirá el Grupo C con Japón, Alemania y Estados Unidos.

El debut será el 27 de julio ante los norteamericanos; el equipo dirigido por John Speraw, que Argentina ya dejó afuera en la fase de grupos de los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, volverá a cruzarse en primera fase con La Albiceleste y, Hugo Conte, máximo referente del voley argentino y ganador de la medalla bronce en los Juegos Panamericanos de 1983, opinó sobre este cruce. “Estados Unidos es un equipo que sabemos que en las citas olímpicas siempre se prepara muy bien, tiene un equipazo y es uno de los favoritos. El partido va a tener un condimento especial por lo que sucedió en los últimos Juegos”, aseguró El Twister para El Equipo.

El segundo partido será el miércoles 31 ante los asiáticos, uno de los rivales más complicados y máximos candidatos a clasificarse en primer lugar, teniendo en cuenta su ranking. Argentina se enfrentó en 18 oportunidades ante los nipones en su historia y registra un saldo de ocho victorias y 10 derrotas. “Japón, históricamente, lo peor que tenía era el bloqueo y el saque, de contraataque podías jugar mejor, pero hoy ya no, están a un nivel muy alto, bloquean bárbaro y su defensa y ataque es impresionante. Es un equipazo”, remarcó Conte.

El 2 de agosto cierran la fase ante los alemanes, un partido que, en la previa, pareciera ser el más “accesible” de los tres, aunque Hugo aclara que “hay que tener cautela”, y agregó: “En teoría, de los tres rivales, es el que está un poquito más abajo, pero de todos modos es un equipo muy difícil como cualquiera”, analizó el ganador de la medalla de bronce en el campeonato mundial de 1982. 

La selección argentina, que jugará su cuarto Juego Olímpico consecutivo, nunca fue eliminada en la primera ronda en ninguna de sus ocho participaciones y buscará defender la medalla de bronce lograda en Tokio 2021.

***

Hugo Conte: “A este grupo lo caracteriza su hambre de gloria”

Por Nicolás Ezequiel Soto

Las manos de todos los pibes van a estar arriba en París: los dirigidos por Marcelo Méndez, con Luciano de Cecco y Facundo Conte a la cabeza, hicieron un buen proceso de clasificación a los Juegos Olímpicos en la Volleyball Nations League (VNL), el cual concluyó el pasado 20 de junio, cuando luego de caer ante Eslovenia por 3-2 en los cuartos de final, se posicionaron octavos en el ranking mundial de la Federación Internacional de Voley con un total de 296.39 puntos que les aseguraron la clasificación a la máxima cita olímpica, a 20 de Brasil y 46 por encima de Alemania, último clasificado por ránking en el puesto 11 y que, al igual que Argentina, integra el Grupo C junto con Japón (2do) y Estados Unidos (6to).

Según Hugo Conte, histórico voleibolista de la Selección Argentina, hay con qué ilusionarse. No solo por los los ataques de su hijo Facundo, los armados de De Cecco o los bloqueos de Agustín Loser, sino porque el nivel de presión que habrá en los Juegos Olímpicos resultará menor al sufrido durante el trayecto rumbo a estos. “En la VNL, la tensión y el nerviosismo se hacían presentes en cada set y en cada juego porque se jugaba el pase París. Por eso el camino para los chicos fue durísimo y los hizo sufrir mucho, pero ahora que ya cumplieron el primer objetivo de clasificar, solo queda llevar al país a lo más alto que se pueda”, declaró el medallista de bronce de Seúl 1988.

Y si bien la vara está alta por el tercer puesto obtenido hace tres años en Tokio 2021, las chances de volver a lograrlo están, o al menos así lo considera El Twister: “Los pibes tienen el sueño de subirse nuevamente al podio, no tengo duda alguna de eso, como así tampoco de que lo pueden hacer. Lo que caracteriza a este grupo es el hambre de gloria que tienen, es impresionante. Más aún cuando tienen una sola chance cada cuatro años”, analiza el central titular de aquella exitosa camada de los 80´s.

Uno de los focos más importantes, para él, será el del correcto reemplazo de Sebastián Solé y Cristian Poglajen, integrantes del plantel de últimos Juegos: “Solé era uno de los mejores centrales del mundo y El Polaco también le daba un aporte espectacular al equipo. Por eso está bueno que los pibes como Martín (Ramos) asuman la responsabilidad de estos momentos que la verdad son muy fuertes y que logren acumular la experiencia necesaria, siempre sabiendo que son parte de un equipo y se tienen que acoplar a él”, opinó Conte, quien además hizo hincapié en que “al fin y al cabo, también son los últimos Juegos de Facundo (su hijo) y de Luciano (De Cecco), por lo que tarde o temprano se va a tener que dar un gran recambio en sus posiciones de forma natural, y está muy bien que así sea”.

Finalmente y, a diferencia de las ediciones anteriores, Conte traza un paralelismo entre todas las selecciones que disputarán el torneo: “Hoy en día, el nivel internacional es muy homogéneo y muy, muy parejo. Creo que eso le da chances a Argentina de tener esa posibilidad de revalidar el bronce. A ver, de los 12 clasificados, 11 de ellos tienen un nivel muy alto, y eso, sin duda, va a incentivar a la competición de los jugadores. La clave va a estar también en cómo ellos estén ese día en particular en el que les toque jugar”.

Pablo Kukartsev, Nicolás Zerba, Luciano Palonsky, Luciano Vicentin y Jan Martínez jugarán en París sus primeros JJ.OO.

***

De Cecco: del bronce a la inmortalidad

Por Ezequiel Liniado

Luciano De Cecco, abanderado de la delegación argentina en la ceremonia inaugural que se va a desarrollar el 26 de julio en el río Sena, será el primer voleibolista en llevar la insignia nacional en los Juegos Olímpicos, en la que será además su cuarta competencia en dicho certamen, luego de haber participado en Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2021. 

De Cecco irá por su 16to galardón.

Él tiene una forma de jugar que parece que es el primer o el último partido de su vida. Cada vez juega mejor, lleva el voley en la sangre”, aseguró Waldo Kantor, ex armador del seleccionado nacional y ganador de la medalla de bronce en Seúl 1988, en una nota exclusiva para El Equipo.

En una de sus últimas entrevistas, De Cecco afirmó haber lidiado con su cabeza y sus ideas de suicidio, aunque, por suerte, no terminó cayendo en ellas, a pesar de haber comprado una pastilla para ello, la cual sigue teniendo guardada en su cajón de la mesita de luz para mantenerse alerta de que no volverá a pasar por semejante depresión, aunque afirmó que prontamente las tirará.    

El ganador de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 y campeón del Sudamericano 2023 en Recife jugará sus últimos Juegos Olímpicos y, quizás, su última competencia oficial con la selección mayor a sus 36 años, luego de haber entrado en las páginas doradas del voleibol argentino tras la obtención del bronce en Tokio 2020. Así, se despide una leyenda nacional del deporte.

 

Fernando Zappia, de River para el mundo

Por Ivan Heidenreich

Fernando Zappia es un futbolista retirado que se desempeñaba como marcador central. Nació el 22 de febrero de 1955 en Villa Luzuriaga. Cuando tenía dos años, en 1957, River conseguía el primer tricampeonato de su historia de la mano de José María Minella como entrenador y de grandes jugadores como Amadeo Carrizo, Ángel Labruna, Néstor Rossi, entre otros. Ni el hincha más pesimista de River, ni el más optimista de Boca, podían imaginar que a aquella histórica consagración le seguirian 18 años de sequía de títulos.

Es en este contexto en el que Fernando creció. Fanático del Millonario gracias a uno de sus hermanos mayores, sufrió todas las veces que a su equipo se le escapaban campeonatos inexplicables.

-¿Cómo era el día a día del hincha de River de aquella época?

-Era bancarse a las hinchadas contrarias. Me acuerdo cuando aparece el apodo de Gallina luego de perder la final de la Copa Libertadores contra Peñarol. Es muy meritorio lo de la gente en esa época porque River siempre fue grande, nunca perdió hinchas y la cancha era una cosa infernal todos los domingos.

Zappia llegó a River a los 14 años y no le tomó mucho tiempo destacar en las divisiones inferiores. Su debut como profesional se produjo en el Nacional 1974, cuando ingresó en el segundo tiempo ante Altos Hornos Zapla, en lo que terminó siendo victoria 4-1 del equipo dirigido en aquel momento por Enrique Omar Sívori. Disputó algunos partidos más en ese torneo, pero para 1975 se limitaba a ser titular en la Reserva.

Con la llegada de Labruna al banco de suplentes, River realizó una primera vuelta del Metropolitano 1975 casi perfecta, finalizando con 8 unidades de ventaja sobre su más inmediato perseguidor. Ya en la segunda rueda, el equipo comenzó a tener un andar irregular, lo que provocó que llegara al final del campeonato con Huracán y Boca a pocos puntos.

A falta de dos partidos, el Millonario le sacaba una ventaja de tres al Globo, por lo que una victoria ante Argentinos Juniors le aseguraría el tan deseado título. El lunes previo al partido, Futbolistas Argentinos Agremiados declaró una huelga de profesionales y por eso el encuentro del 14 de agosto se disputó con jugadores de inferiores. Aquel fue el partido de la vida de Fernando.

-¿Cómo fue el momento en el que te enteraste que ibas a jugar?

– Ese dia todo me pasó muy rápido. Cuando llegamos a entrenar estaba Ángel junto a Federico Vairo, que era el técnico de la Reserva, y empezaron a seleccionar jugadores. Nos enviaron a la concentración y allí nos pusieron al tanto de toda la situación con Agremiados y AFA, que decidieron que se jugara la jornada.

-¿Cómo manejabas la presión ese día?

-Hoy creo que si pienso en todas las cosas que podían llegar a pasar no entro a la cancha. Además, algunos profesionales vinieron a la concentración para decirnos que estaba mal visto que nosotros jugáramos, lo cual significó una presión extra porque no eran barrabravas, eran jugadores que nosotros teníamos como ídolos. Yo creo que eso fue puro egoísmo, no pensaron en River. Ellos solo pensaron que si ganábamos éramos nosotros quienes salíamos en la foto.

El equipo que le ganó a Argentinos: Jometón, Ponce, Raffaelli, Vivalda, Zappia (parados); Bargas, Labonia, Cabrera, Gómez, Bruno y Groppa.

Al ser de los pocos jugadores con experiencia en Primera, tuvo el honor de portar la cinta de capitán. 40 mil hinchas de River colmaron el estadio del Fortín y fueron testigos de la victoria millonaria por 1-0 gracias al tanto de Rubén Bruno, el gol que rompió la sequía más larga de la historia del club. Apenas el árbitro marcó el final, Fernando arrancó a caminar hacia el vestuario. Durante ese trayecto le entregó su camiseta a Gonzalo Iturbe, periodista de la Revista “River”, el cual la guardó y cuidó como un tesoro hasta hace pocos años, cuando surgió la posibilidad de exhibirla en el museo del club. Esa camiseta es lo que vuelve a Fernando parte de la historia de River.

-¿Qué te genera haber sido parte de ese histórico momento?

-Increíblemente en esa época parecía que River no era un equipo grande porque siempre en los partidos decisivos se veía perjudicado. Entonces cuando yo veo todo eso que tuvo que pasar River, más valoro lo que hicimos ese partido, porque fue cortar el maleficio.

-¿Cómo fue tu estadía en River después de ese día?

-Labruna me dijo que veía en mí condiciones, pero que mi puesto estaba muy cubierto con Passarella, Pena, Perfumo, Ártico y Palito Lonardi, y me dio la opción de jugar sobre la banda derecha. Yo no sentía el puesto, pero igual por estar en River me quedé y firmé contrato. Cometí el error de prestar mi carnet de jugador a un amigo para que fuera a la cancha y me suspendieron cinco fechas, por lo que no hice pretemporada. Por eso cuando me tocó jugar no estaba en las mejores condiciones y mi carrera en el club no prosperó.

Zappia continuó un año más en River hasta que quedó libre a finales de 1976. Tuvo un breve paso por Lanús y luego comenzó su travesía europea. Viajó a Austria para jugar en el SSW Innsbruck, donde ganó la Copa de ese país. Luego recaló en Francia para jugar en el Nancy y posteriormente en el Metz. Allí viviría otra de las grandes noches de su carrera.

En su primer año en Les Grenats ganó la Copa de Francia en 1984. Dicho título los habilitó para jugar la Recopa de Europa y en la primera ronda les tocó el Barcelona. La ida en Francia terminó 4-2 a favor del equipo español, por lo que para el partido de vuelta estos eran los claros favoritos. Para sorpresa de todos, el Metz logró la hazaña y eliminó al Barca en el Camp Nou, sellando así una de las remontadas más sorprendentes del fútbol europeo.

-¿Cómo viviste aquella noche contra el Barcelona?

-Comenzamos perdiendo 1-0, pero de a poco empezamos a remontar y nos fuimos al entretiempo 2-1. Entramos al vestuario pensando que teníamos chances. Además nosotros estábamos liberados, la presión la tenían ellos. En el segundo tiempo nos pusimos 3-1 y faltando tres minutos hicimos el cuarto. En ese momento sentí lo mismo que contra Argentinos. Son dos noches que van a quedar grabadas en mi vida. Yo salí de Argentina siendo un don nadie, y tener cierto reconocimiento en Europa es muy satisfactorio para mi.

Luego de un paso por el Lille y un breve regreso a Nancy, puso punto final a su recorrido en el fútbol europeo y volvió a Argentina en 1990. Llegó a Atlanta y tuvo su primera experiencia como entrenador siendo a la vez también jugador debido a los problemas financieros que atravesaba el Bohemio en esos años. Finalmente se retiró en 1992.

El equipo modesto que humilló al Barcelona, con un argentino que quiere ser recordado

-¿Creés que en otro momento hubieras tenido más oportunidades?

-Yo creo que en esta época hubiera tenido más suerte, porque ahora transmiten todos los partidos. Hubiesen transmitido la final de la Copa de Francia, la Recopa contra el Barca y tal vez hubiera sido más conocido y más tomado en cuenta para la selección. En cuanto a River creo que también, porque en mi época tenía grandes jugadores en mi puesto y hoy el único con buen nivel es el chileno Paulo Diaz.

En la actualidad es propietario de varias canchas de fútbol en Mataderos y Villa Luzuriaga, pero sin dudas su lugar en el mundo está en ese rincón en el Museo River, que guarda aquella gloriosa camiseta y une por siempre el nombre de Fernando Zappia a la historia del club.

Matías Bonino: el futsal como motor de la vida

Por: Alma Arcuschin
Matías Bonino, jugador de futsal de 18 años en el Noia Portus Apostoli, equipo de la primera categoría de España, es campeón del Sudamericano Sub-17, de la Winter Futsal Cup en Francia, y subcampeón de la Liga Evolución con la Sub-20, y encontró en el deporte no solo una carrera y un estilo de vida, sino también un refugio y un motor para salir adelante.

Enero de 2024. Bonino con 18 años se trasladó a España para unirse al Noia Portus Apostoli, un equipo de la primera categoría del país. “El club me dio un departamento, un auto y además me paga 2 mil dólares por mes”, cuenta. Le costó mucho la adaptación, no le fue fácil, pero estar con otros cinco argentinos en el equipo fue crucial.Viajé el 7 de enero y el 9 vino mi mamá, estuvo un mes viviendo conmigo, pero cuando se fue sufrí mucho el desarraigo, tenía miedo de sentirme solo y ahí estuvieron ellos para acompañarme, tranquilizarme, y ayudarme en todos mis altibajos”, recuerda. 

No terminó el colegio, le faltan seis materias: una de tercer año y cinco de quinto. “El último año estuve a full con la selección, entonces no pude terminarlo”, explica. Ya había tenido la oportunidad de irse al exterior antes, pero “mi mamá quería que terminara el colegio antes de irme”, y fue así que, apenas terminó, aunque aún le quedan materias por rendir, firmó el contrato y se unió al Noia Portus Apostoli.

El vínculo con su madre fue un pilar fundamental en su vida, ya que su padre falleció cuando él tenía un año y medio. “Ella hizo de mamá y papá, y desde chico siempre me cuenta historias de él, anécdotas y recuerdos. Ahora que vivo afuera hablamos literalmente todos los días”, comparte. “Tengo una remera que dice su nombre, siempre la llevo a todos los partidos y en el vestuario antes de salir a la cancha le rezo sin excepción”, cuenta y le tiemblan las pupilas de los ojos. 

Solamente una vez se olvidó la preciada remera. Fue en su primer viaje con la delegación de la Selección Argentina. “Cuando me di cuenta que no la había traído, la llamé al instante a mi mamá y viajó desde Buenos Aires hasta Rosario para traermela, porque sino, no jugaba. No puedo. Siento que me falta algo. Es la cábala más importante que tengo, rezarle antes del partido. Salimos a entrar en calor y mi vieja todavía no había llegado. Finalmente cinco minutos antes de que arrancara el partido entró corriendo al estadio y me la dió”, cuenta la anécdota. 

Estoy tratando de convencerla para que venga a vivir conmigo a España”, dice con una sonrisa en la cara, y agrega que su hermano y su madre no tienen la misma relación, “él y yo somos muy diferentes, él es muy cerrado, está todo el tiempo en la habitación y no charla, en cambio, yo con mamá, merendaba, tomaba mates a la tarde, miraba una película, es por eso que le costó mucho que yo no esté, siente que le falta algo”, expresa. 

Las pérdidas continuaron con la muerte de su hermana, su abuelo, y finalmente, su abuela, quien fue una figura crucial en su vida ya que cuando se murió su marido se fue a vivir a la casa de Mati con su hermano y madre. “Soy evangelista por mi abuela, desde que vivíamos juntos, todas las noches me hacía leer la Biblia”, recuerda. El joven de 18 años lleva tatuada una frase que ella siempre le decía: “Decrasiaste de la paciencia”, una lección que sigue presente en su vida diaria.

“Cada vez que hablo de ellos, hablo con orgullo, no me pongo mal, prefiero recordarlos de la mejor manera posible, que llorar y ponerme mal”, concluye Matías, dejando en claro que su legado familiar sigue vivo en cada paso que da dentro y fuera de la cancha.

Rutina diaria en España

La disciplina, compromiso y cuidado son su base. La rutina diaria de Bonino, en España, empieza a las 8:30 con un desayuno preparatorio, “entreno de 10 a 13”. Almuerza en un restaurante donde el club les da la comida y “vuelvo a casa a descansar hasta las 18 que arranca el segundo bloque de entrenamiento”, cuenta. Una buena alimentación es esencial. “Siempre compro comida para el día a día, me alimento bien y me gusta cocinar”, asegura. Además, tiene un seguimiento por parte del nutricionista del club, con pesajes diarios bajo estricto control, “me hacen multa si me paso del peso”, revela. 

A pesar de la intensidad de su día a día, mantiene todos sus vínculos con sus amigos en Argentina, “nunca perdí la relación con ellos, siempre hablamos y nos mandamos fotos”, destaca, demostrando cómo el apoyo y la conexión continúan siendo fundamentales en su vida. El psicólogo deportivo es muy importante en mi vida”, cuenta que tiene sesiones semanales vía Zoom y asegura que es una persona que lo ayuda en todo lo que le pasa en la vida, en lo personal y en lo deportivo. “La gente solo ve los triunfos pero detrás de eso hay un sufrimiento. Me ayuda con mis altibajos, momentos buenos y malos, temas familiares, amigos, novias, básicamente está en todas”, concluye. 

Un giro inesperado

Bonino comenzó su carrera en el club Pinocho, donde hizo todas sus inferiores. A pesar de tener la oportunidad de ir a Boca, Pinocho lo consideró intransferible. “Cuando llegó la oferta no me quisieron largar, entonces nunca fui”, y afirma que jugar ahí es su sueño, a pesar de ser hincha de River, ya que el xeneize es el mejor equipo en Argentina. “Me quede con esa espina de no haber podido ir nunca”, afirma.

Durante la pandemia, el club sufrió un cambio significativo: “No tenían plata, por lo que empezaron a darle mucha más bola al futsal porque vieron un buen proyecto, y pasamos de entrenar 3 veces a la semana a 5”, rememora. Además,  como el club no le podía pagar a los jugadores de primera, los grandes se fueron, y ahí fue cuando muchos de inferiores, pasaron a integrar el primer equipo, “Era una locura entrenar y formar parte del mismo equipo que mi entrenador”, afirma. 

Fue citado a la selección por primera vez a los 15 años, en una situación que él describió como “medio rara” porque, en ese momento, todavía no jugaba regularmente. Compartía equipo junto a su hermano mayor, quien era el capitán y el número 10 del equipo. “Vinieron a verlo a él. El técnico de la selección tenía los nombres y números, pero justo ese día subieron a mi hermano de categoría y yo usé su camiseta, la 10, e hice tres goles”, informa.

El técnico de la selección quedó impresionado y anotó su nombre. “Mi entrenador le dijo que no era ese Bonino, sino el hermano”, relata el ex jugador de Pinocho. Sin embargo, el seleccionador respondió que lo quería a él porque le había encantado su juego. A pesar de la alegría por su logro, su hermano, sintió una mezcla de emociones, ya que consideraba que se lo merecía más. “A él nunca lo citaron al final, y nunca pudo estar”, comenta con cierta tristeza sobre su hermano. 

Cedima, siempre camino a la inclusión

Por Leandro Manganelli.

¿Qué es Cedima para vos?

– Ya es como parte de mi familia; es gente que me dio la oportunidad de hacer deporte.

Lo dice Martín Deibe Medina, 20 años, tenismesista del Centro de Discapacitados de La Matanza (Cedima), en el gimnasio Marta Ana Makishi, llamado así por la jugadora de tenis de mesa adaptado que disputó, entre tantos otros torneos, los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 con 68 años de edad.

Cedima, a unas seis cuadras del Shopping de San Justo, abre sus puertas para todas aquellas personas con discapacidad que quieran hacer deporte. Desde “judo inclusivo”, como indica un cartel en la entrada, hasta tenis de mesa adaptado. “Acá se hace deporte en todas las etapas: iniciación, formación y alto rendimiento. Cuando llega un chico que no sabe nada, se le muestra todos los deportes que hay y se lo inicia. Una vez que elige, se lo forma. Y ahí aparece la captación del entrenador: si ve que va a ser un deportista que va a competir a nivel nacional o si va a poder llegar a nivel internacional”, dice Ricardo Perdiguero, multicampeón tenismesista, de última medalla en 2015 -bronce en Copa Tango-.

Al club se entra por un portón. La entrada principal, quedada en el tiempo, apagada, dejó de estar habilitada desde la pandemia. De hecho, no llama la atención como sí lo hacen las luces del gimnasio que, desde la calle, son tenues pero atrapantes. Primero se escucha el pique de las pelotas de básquet. Pero ese gimnasio con eco y un techo de toldo alto que inclina a mirar hacia arriba, es largo. Y en el fondo, un tanto aislado de la cancha en la que también se puede jugar al futsal, entrenan tenis de mesa adaptado. En las seis mesas que hay en fila a lo largo del gimnasio, no se escuchan voces: son las pelotitas las que dialogan.

¿Venís a jugar?

Me pregunta Eli Bustillo, el entrenador, que va mesa por mesa y enfrenta a cada uno de los tenismesistas. Algunos, los menos, juegan parados. Otros en silla de ruedas. Todos juegan contra todos y se turnan para juntar las pelotitas que quedan en el piso. “Nosotros les exigimos igual que a cualquiera, todos por igual: no hay pobrecitos. Esto es competencia, el que entra acá está compitiendo”, dice Bustillo. Entrenar en Cedima es gratis y regala valores como el sentido de pertenencia: “También está la inclusión; hacemos dobles: uno en silla de ruedas con uno parado. Ahora muchos clubes lo hacen, pero antes éramos los únicos. Esa es la filosofía del club: la integración”.

Cedima fue la cuna de deportistas paralímpicos como Giselle Muñoz (Sidney 2000, Atenas 2004, Beijing 2008, Londres 2012 y Río 2016) y Elías Romero (París 2024). También pasaron por el club Gabriel Copola (Londres 2012, Río 2016, Tokio 2020 y París 2024) y Constanza Garrone (Tokio 2020 y París 2024). Invisibilizado, como el deporte adaptado y las dificultades que atraviesa el sector de personas con discapacidad en Argentina, Cedima es un semillero: de La Matanza al mundo. Y lo grafica Ricardo Perdiguero, oro en el Campeonato Parapanamericano de Tenis de Mesa de los años 2005 y 2009, en equipos clase 5: “Al deporte de alto rendimiento se llega por dos lados: teniendo talento natural o con constancia de entrenamiento. Después está el contagio: cuando Elías (Romero) empezó a jugar, muchos de nosotros jugábamos y él se contagió al vernos. Ahora hay muchos chicos que quieren llegar a ser los Elías del futuro”.

Uno llega y ve pancartas de “Elías campeón”.

– Y hay fotos de nosotros en diferentes torneos. Cedima es una cuna de deportistas.

Elías Romero: “La clasificación a París es otro premio, tratamos de mejorar todo lo que nos falta y perfeccionar lo que venimos haciendo bien” - Radio Conurbana

El gimnasio de tenis de mesa está rodeado de fotos de campeones y de torneos que dejaron una marca en el club. “El mundo está en las manos de aquellos que tienen el coraje de soñar”, se lee en una de las pancartas. Elías Romero (foto), oro en los Juegos Parapanamericanos de Santiago 2023 -título que le dio el pase a sus primeros Juegos Paralímpicos-, entrena desde los 8 años en Cedima. Eli Bustillo, nacido en Venezuela -formó parte de la selección de tenis de mesa de ese país y de la Argentina-, lo entrenó en ese gimnasio que, aunque hoy esté en condiciones, “antes no tenía techo, en el piso había un desnivel de 60, 70 centímetros y no había mesas”. Sobre Elías Romero, el actual entrenador de la selección de Estados Unidos continúa: “Tuvo un apoyo muy grande de su familia. Es de clase trabajadora y no es lo mismo un chico que tiene sus gomas (las negras y rojas que le dan grip a la paleta) que uno que se las tiene que ganar con trabajo. Elías era el primero que llegaba y el último que se iba: siempre pedía más y siempre resaltaba un poco más. Tiene mucha habilidad”.

– ¿Les pasó que no había más que enseñarle?

– Pegó un salto muy grande. Cuando llegó a Cedima, traía bastones ortopédicos y se ponía a hacer jueguitos con el bastón… tremendo. Cuando llegó al CENARD se hizo más profesional.

Es que la chocás (a la pelota); tenés que darle efecto”, le explica Bustillo a uno de los chicos durante el entrenamiento. Darle efecto a la pelotita es uno de los fundamentos principales del tenis de mesa, y en Cedima, a ese efecto se le suma el de la lucha por la inclusión y la visibilización. Con los nuevos calendarios, acomodados en parte por la pandemia, la Copa América y la Eurocopa se juegan en simultáneo y los Juegos Olímpicos comienzan después. Sufren la casi nula cobertura previa de los medios hegemónicos en Argentina y se empieza a hablar de ellos cuando faltan apenas días para que se enciendan las luces de las villas olímpicas. Los Juegos Paralímpicos, que arrancan aún más tarde, quedan bajo la mesa. “Los únicos que tienen prensa son los Murciélagos (selección argentina de fútbol para ciegos). Nosotros creemos que es porque no vendemos, entonces los sponsors no pagan -entiende Ricardo Perdiguero-. Hay más cobertura que antes: hace 15 años era cero; hoy, con las redes sociales, hay más difusión”.

“Mi sueño a corto plazo es viajar a otros países con la selección mayor. Viajé, pero con la juvenil; ese es el primer paso que quiero dar”, proyecta Martín Deibe Medina, con una remera verde -el color de Cedima- y una leve sonrisa en la cara. Afuera es de noche, el otoño-casi invierno se apura en apagar los días y, recién terminado de entrenar, Medina revela su sueño más grande, “obvio” pero siempre lindo de escuchar: “Después, lo que todos quieren, ir a los Juegos Olímpicos; pero para eso falta mucho”.

Estás estudiando periodismo deportivo. ¿Cómo ves al deporte adaptado en los medios?

– No se difunde mucho. En los trabajos que hacemos en la Universidad de La Matanza (UNLAM), hablan todos de fútbol, básquet, vóley… yo soy el único que habla de tenis de mesa. Siempre se habla de deportes para personas que no tienen ninguna discapacidad; yo hago trabajos que tengan que ver con la discapacidad.

Los sonidos de las pelotitas se empiezan a apagar. Ahora se escuchan más charlas y cierres de campera, porque el entrenamiento terminó. No debe haber cosa más sana que el deporte y la buena onda, esa que te recibe y te despide en Cedima. Ya sin música de tenis de mesa, se intensifican las armonías del básquet y, fuera del gimnasio, al lado del buffet, las estrofas del judo. Todos hacen deporte, todos tienen su espacio y todos son escuchados. La vida se adapta y el objetivo es una ruta con baches, a veces infinita, que atraviesan constantemente las personas con discapacidad. Ricardo Perdiguero, desde la cocina de Cedima, en ese ambiente que se siente familiar y ameno, lo define en ocho palabras.

Siempre camino a la inclusión: es la base.

Cuando el activismo gay utilizó los Juegos Olímpicos como vidriera ante la roja homofobia

Por Federico Zbogar

En los juegos de Moscú en 1980, Vincenzo Francone, un militante por los derechos homosexuales, realizó una protesta en la Plaza Roja, dos días después de la inauguración.

Los Juegos Olímpicos envuelven los eventos deportivos más prestigiosos de la historia, donde distintas escarapelas de colores compiten entre sí, con el objetivo de la gloria. Esas calles de roces de culturas y naciones terminan, inevitablemente, siendo atravesadas por la avenida de la política. Los Juegos de Moscú en 1980 son un ejemplo perfecto de ello. Si bien en la superficie se encuentra el boicot liderado por Estados Unidos en el ocaso de la Guerra Fría por la presencia soviética en el conflicto civil en Afganistán –país que EE. UU invadió 20 años más tarde–, al adentrarnos podemos observar otro suceso que fue representativo de lucha y resistencia para un colectivo perseguido hasta en la actualidad. Un 21 de julio de 1980, Vincenzo Francone, activista homosexual, realizó una protesta histórica por los derechos gay en la homofóbica Unión Soviéta de Iósif Stalin.

Francone era militante de “FuoriI!”, la primera agrupación por los derechos LGBT en Italia y también fue miembro de ILGA (Asociación Internacional de Lesbianas y Gays). Su carácter confrontativo y revolucionario lo llevó a dejar su huella en los libros de historia del movimiento. Su primera gran manifestación ocurrió en Teherán, capital de Irán, el 25 de marzo de 1979. Viajó junto al partido radical y mostró dos pancartas que decían: “La justicia islámica no respeta los derechos sexuales” y “Los actos homosexuales no son crímenes”. Esto se debió al fusilamiento de 16 homosexuales en el país luego de la revolución de Ruhollah Jomeini, líder supremo de la República Islámica de Irán.

Vicenzo Francone, en 1980.

En 1933, Iósif Stalin, gobernador del régimen dictatorial comunista en la Unión Soviética, introdujo el artículo 121 mediante un decreto que prohibía las relaciones homosexuales, penadas con desde cinco hasta ocho años de prisión (que en muchos casos desembocaba en sentencia de trabajos forzosos en los “gulags”). Francone aprovechó la pésima reputación de la URSS por el boicot y se sumó a la campaña antisoviética. Tan solo dos días después de la inauguración de los JJOO, intentó desnudarse en la Plaza Roja y encadenarse a un poste frente al mausoleo de Lenin en protesta del artículo, de la homofobia del país y de la deportación de dos soviéticos, Guennadi Trinfonov y Victor Piatkis, por el simple hecho de ser homosexuales. 

La KGB (la agencia de inteligencia soviética) no tardó en llegar y reprimir al italiano, quien fue maltratado por autoridades, según diario Crónica, e incluso a todos los periodistas presentes que trataron de fotografiar y presenciar el hecho. Las cámaras rodaban por el asfalto mientras que el caos era protagonista en tierras comunistas. Pero las intenciones soviéticas no fueron suficientes para detener al cuarto poder y el suceso fue esparcido por todo el mundo.

Si bien las golpizas fueron repartidas a diestra y siniestra, las violentas agresiones no pudieron contener el fuego interno revolucionario. Los moretones y heridas en el cuerpo del militante italiano sucumbieron ante su compromiso, perseverancia y determinación para respetar los derechos homosexuales. “Como la humedad reapareceremos una y otra vez” fue el lema de Angelo Pezzana, fundador de “Fuori!”. Y Francone lo llevó como bandera por todo el mundo. Vincenzo marcó un precedente, no solo en la historia del activismo gay, sino que también en los pergaminos de los Juegos Olímpicos. 

Pascual Di Tella, la melodía de la esgrima

Por Nicolás Martini

El arte no tiene límites y se expresa de varias maneras. Pascual María Di Tella lo hace con un sable y su cara cubierta, pero también con una pluma en su mano para recitar versos y estrofas que marcan el ritmo de su otra pasión. Ex Reii o Di Tella, como lo llamará Gonzalo Bonadeo el 27 de julio en París, son dos caras de la misma moneda que conviven entre notas y estocadas. 

Di Tella vive en Estados Unidos, pero representa a la Argentina, la tierra donde nació. Se crió en Vicente Lopez con una familia bendecida por el deporte olímpico, que persigue al esgrimista de 28 años desde antes de su nacimiento. Su madre Astrid Steverlynck compitió en esquí alpino durante los Juegos Olímpicos de invierno de Calgary 1988 y Albertville 1992, mientras que Rafael Di Tella, padre de Pascual, disputó los de esgrima en Seúl 1988 y Barcelona 1992. La pasión por el esgrima se le transmitió por herencia tanto a Pascual como a su hermana Isabel, quien también participó en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Con el apellido Di Tella y la abreviatura ARG entre sus dorsales, Pascual tendrá que hacer lo que lleva en la sangre cuando en tierras francesas se encuentre de pie sobre la pedana frente a un adversario como lo hicieron su padre y su hermana.

A pesar de la influencia familiar, Pascual tenía un mayor fanatismo por el básquet, recién se dedicó con seriedad a la esgrima cuando entró en la adolescencia y tuvo un aumento considerable en su altura hasta alcanzar un metro y 91 centímetros que le permitieron comenzar a ganar con mayor frecuencia. “Estando tan cerca de los Juegos no hago Basquet, pero en otros momentos jugaba mucho en las canchas de Nueva York”, comentó Di Tella, quien es simpatizante de los Boston Celtics, último campeón de la NBA, equipo al que fue a ver en vivo en más de una oportunidad y que pese al éxito en la última temporada, no se mostró muy a gusto con el estilo de juego de los Celtics.


Su madre Astrid Steverlynck compitió en esquí alpino durante los Juegos Olímpicos de invierno de Calgary 1988 y Albertville 1992, mientras que Rafael Di Tella, padre de Pascual, disputó los de esgrima en Seúl 1988 y Barcelona 1992.

Durante el proceso en el que Di Tella buscaba un rumbo en lo deportivo, la música tuvo un lugar importante en su vida desde la niñez. “Empecé a tocar a los ocho años y siempre me divirtió escribir”, dijo Di Tella y afirmó que trabajó con productores de artistas destacados, pero su clasificación a los Juegos Olímpicos lo obligó a enfocarse en la preparación deportiva y tuvo que dejar de lado su otra pasión momentáneamente. El esgrimista músico tiene sus objetivos puestos en el deporte, ya que a través de la música busca “hacer algo que le gusta de la mejor manera que puede”, mientras que en la esgrima se prepara para poner su música en Francia y que los adversarios bailen al ritmo de sus sablazos para subirse al soñado podio.

Di Tella, a lo Bruce Dickinson, cantante de Iron Maiden que clasificó a los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 en esgrima, logró acceder a la cita olímpica, pero Dickinson cantaba rock y el argentino representa a un género diferente, Pop Indie, urbano y electrónico al que le pone un sello propio sin ver a través de una rejilla ni cubierto por una chaquetilla y con sonidos de tango mezclados con la melodía. Puesto en palabras de Diego Blanco, tecladista de la banda Los Pericos y productor musical en algunas canciones del esgrimista como Barra Brava: “La mejor cualidad de Pascual como músico es su sensibilidad, tiene un estilo propio, con cierta oscuridad por momentos. Se puede decir que rompe el molde con la música que hace”. Blanco no solo se relaciona con Di Tella desde lo musical, sino que también existe un vínculo de amistad, desde la infancia de Pascual, entre ambas familias que le permite destacar con facilidad las cualidades tanto de Pascual Di Tella, como Ex Reii: “Los Di Tella son grandes esgrimistas, Pascual es un gran deportista y músico, es una buena combinación. Seguramente esa condición se potencia para ambos lados, música y deporte”.

Di Tella viajará a Francia con el objetivo de igualar o superar sus logros en los juegos panamericanos de Lima 2019 donde obtuvo una medalla de plata en sable individual, pero esta vez será un desafío más complicado, ya que competirá contra los mejores esgrimistas en sable del mundo y el parte desde el puesto 47 del ranking mundial. Según el tirador argentino, su ubicación en el ranking le quita presión y le permite soñar, solo resta saber si en el Gran Palacio de Francia logrará poner su música y llegar a la victoria a través del filo de su sable.

Macarena Ceballos, en las puertas de un ansiado debut

Por Agustina de los Santos 

Ese día, el día que ella describe como la vez que “tocó fondo”. El día en que ella empezó a poner en duda su carrera como nadadora. Exactamente luego de los Juegos Panamericanos Lima 2019, el hombro de la nadadora riocuartense no pudo aguantar más y los sueños que tenía Macarena Ceballos de poder ser parte de un juego olímpico debieron esperar.  

Ceballos arrastraba problemas de movilidad en su hombro desde que tenía 18 años. Para el 2019, tuvo unos Panamericanos difíciles por haber postergado su operación y creer que podía competir así. Los resultados no fueron lo que ella esperaba, había quedado novena en los 100 metros braza y onceava en los 200 metros braza. Ese fue el momento exacto en que Macarena comenzó a pensar en dejar de nadar. Además de haber recibido duras críticas por periodistas que pusieron en juego su salud mental.

Era tan importante que Ceballos se opere que Gustavo Roldán, su entrenador desde el 2016, explica como la lesión limitaba sus entrenamientos: “Cuando trabajamos algo del tren superior, le traía lesiones o molestias que la frenaban por días o semanas. A veces no podía mover el hombro, prácticamente nadaba solo de piernas”, recuerda Roldán sobre el periodo previo a la cirugía. 

Al encontrarse limitada y sin su clasificación a Tokio 2021, Macarena tomó la decisión de ponerle fin a ese dolor: “Era un sueño, pero la salud está primero. No puedo seguir el resto de mi vida así”, dijo para Puntal en 2021. Los miedos de someterse a una cirugía y de que su recuperación le saque el gran nivel que posee en la natación, se encontraban presentes.

“Después de Lima sufrí bastante la presión externa. Los periodistas me decían ‘a todas les fue bien y a vos no´. Lo trabajé mucho con la psicóloga y desde ese momento dije que no me iba a hacer cargo de lo que esperan de mí porque yo soy la que se tira al agua, se esfuerza y sabe hasta dónde puede“, dijo Ceballos para Página 12 en enero del 2024.

Luego de la pandemia, Macarena volvió de Córdoba y se operó el hombro que tanto le impedía seguir en el agua. Su recuperación no fue fácil porque siempre pensaba en el momento de volver a nadar y, aunque tenía demasiadas ganas de que eso suceda rápido, le explicó a su entrenador que quería ser paciente en ese periodo que buscaba su mejoría. Aunque fue una pausa obligatoria, así fue el proceso de rehabilitación de su hombro, proceso lento y de reinicio en su carrera. 

“Yo tengo entendido que, gran parte de los atletas que se deben realizar este tipo de operaciones, no llegan a hacer una buena rehabilitación o nunca vuelven a entrenar bien ni vuelven a las altas competencias. Macarena, por su edad y por las experiencias que tuvo sobre cómo prepararse durante tantos años con esa limitación, sabía que esto era a todo o nada. Su recuperación fue muy cautelosa porque era clave que no se entre una nueva lesión ”, cuenta su entrenador.

Si bien siempre estuvo cerca de clasificar a Río 2016 y Tokio 2021, no sería hasta julio de 2023 en el Mundial de Fukuoka, Japón, donde consiguió una marca de 1:06.69 en 100 metros pecho. Esa marca no solo le dio la oportunidad de vivir su sueño, la clasificación a París 2024, sino que también fue récord argentino y sudamericano. Con todo lo conseguido al día de hoy, la cordobesa afirma que todo lo bueno llegó luego de operarse y poder recuperarse.

Desde 2015 cuando pisó Buenos Aires en busca de oportunidades, jamás imaginó llegar a ser una deportista olímpica. Ella que está enamorada del agua desde los cuatro años y comenzó a nadar por admiración a como lo hacía su hermana, está a punto de cumplir sus sueños este 26 de julio. Ella, quien le tenía miedo a entrar al quirófano y ver pasar su sueño de ser olímpica, hoy cuenta que se diría a sí misma: “Ser 12° del mundo no es poca cosa. Estoy en mi mejor momento deportivo. Y cuando me pongo un objetivo, voy a eso y hasta que no lo consiga, no paro”, explicó para Clarín en 2023.