jueves, abril 25, 2024

La máquina de producir talentos bajó las revoluciones

Por María Belén Muñoz Suárez

Argentina es uno de los países en el que hay varios clubes que históricamente se han caracterizado por un buen trabajo en inferiores, como el Club Atlético Tigre, que recientemente se consagró campeón de la Copa Superliga con jugadores en su plantel que salieron de las inferiores, como Lucas Menossi y Gonzalo Flores.

En promedio de juveniles se tiene el dato de que llegan tres futbolistas por categoría a la Primera. Un caso particular es el de Flores, quien desde la séptima categoría fue citado a la Primera. “Mi paso por las inferiores me dejó la experiencia de que no importa lo poco que tengas, sino las condiciones de cada uno y lo que quiera llegar a ser el día de mañana”, destaca el jugador de 18 años. “Lo que importan son las ganas y la motivación de querer llegar rápido a vivir lo mejor”.

Tigre es un club que busca promover la excelencia deportiva en el desarrollo sano de los más chicos. Para el club, el fútbol amateur es una apuesta fuerte y se demuestra con hechos cuando se ve en la Primera un equipo de once conformado por seis o siete jugadores surgidos de la cantera y el progreso en las obras que se realizan en el predio, que ponen a disposición un lugar único para que puedan entrenar en las mejores condiciones.

Santiago Giretti, ex futbolista y actual preparador físico de la séptima categoría en las inferiores del club, relata que su trabajo es entrenar a los jóvenes con ejercicios técnicos de desarrollo muscular y potencia máxima. “Los capacitamos para la sexta que es la categoría donde los jugadores explotan y en quinta normalmente ya suben a Primera”, señala. En las inferiores en general hay dos coordinadores, uno de directores técnicos y uno de los profesores que es el que les marca la línea de trabajo.

Sin embargo, Giretti destaca que no se utiliza el mismo método que en la división mayor: “Se intentó en su momento con Cristian Ledesma que se llevó varias personas de inferiores pero le fue mal en Primera, lo echaron y a partir de ahí no se hizo más”. En inferiores y hasta la reserva se sigue la misma línea, en Primera se trabaja aparte ya que tienen su propio método. “Las urgencias eran distintas en su momento en la Primera que en inferiores y hubo tantos cambios técnicos que no se puede seguir una misma línea porque es una veleta que va de acá para allá”, resalta.

En Tigre hay 35 chicos en cada categoría, pero puede que de alguna lleguen cinco y de otra, uno o ninguno. La presión de padres y representantes, la falta de identificación con referentes y los errores en la formación son a veces algunas razones que explican la ausencia de nuevos talentos. La máquina de producir talentos que solía ser la Argentina, en los últimos años, bajó las revoluciones. No suelen abundar los grandes proyectos.

Los pocos juveniles que brotan suelen tener una explosión muy importante, pero luego, en el momento de mantener y confirmar su nivel, la mayoría tropieza. “Es duro llegar y también es duro mantenerse”, manifiesta Flores. Y así pone en plano que son grandes las diferencias entre los entrenamientos de la división mayor y los de las inferiores: “La gran diferencia se nota, son otros controles, otros perfiles, otro manejo de pelota, otra coordinación, otro ritmo y otra velocidad”.

Son cada vez menos los chicos que triunfan acá, lo hacen allá, en Europa, y hoy son número puesto hasta en la selección argentina. Esta tendencia se hace más notoria en determinados puestos: laterales, tanto por la izquierda como por la derecha, centrales zurdos, volantes centrales de marca y centro atacantes goleadores son algunos de los puestos donde menos chicos surgen, que más solicitan los equipos del fútbol argentino en los mercados de pases y donde se advierte una escasez que llega hasta todos los clubes.

Cambios permanentes en los cuerpos técnicos de primera división, una situación que no se modificó, presión por parte de los padres y representantes para que los chicos ocupen determinados puestos, la falta de identificación con referentes en su posición y errores vitales en la formación, son algunas de las razones que los coordinadores del fútbol juvenil encadenan como causas de esta pobreza de nuevos talentos.

Giretti señala que llegan menos del 10%: “Un chico que forma parte de un club de la A y llega a la sexta, puede jugar en Primera, si llegó a la sexta es porque puede jugar al fútbol pero después hay que ver el nivel y si quiere hacerlo”. Refiriéndose a la formación de los jugadores, dice que hay que cambiar cosas para poder mejorar: “El apoyo psicológico sería muy importante porque hay muchos chicos con bastantes problemas familiares; hay casos de padres presos o golpeadores, madres que los abandonaron, chicos huérfanos”.

Un abanico de dificultades se muestra en las inferiores del club, pero consideran que apuntalándolo desde el lado psicológico se podría ayudar a que los jóvenes se formen. Hay chicos que no llegan por las cosas que pasan en su entorno o porque están mal ellos. En Tigre recién el mes pasado empezó a trabajar un psicólogo pero creen y esperan que esta modalidad va a ir creciendo.

Juan Pablo Pochettino, ex preparador físico del club, opina sobre la formación de jugadores y señala que hay que cambiar muchas cosas tal como lo de las pensiones: “No hay que obligar a que los chicos vengan de tan chicos a Buenos Aires, sería bueno que puedan seguir jugando cerca de sus familias y sus amigos hasta un cierto tiempo como los 14 o 15 años, antes no”. Ejemplifica esto diciendo que en el sur de la Patagonia tienen que mandar niños de 13 o 14 años a Buenos Aires para que se terminen de hacer buenos futbolistas, y esto tiene que ver mucho con la historia del país y la centralización histórica.

Por este lado de las pensiones y siguiendo con la misma línea de los chicos con problemas en su entorno, no hay pensión para ellos en Tigre. El año pasado había una con 16 chicos del interior pero la redujeron a ocho por temas de presupuesto. La prioridad es supuestamente para los que mejor juegan o los que más futuro le ven. “Para que algunos chicos puedan llegar hay que sacarlos del entorno que los rodea, por ahí el pibe es bueno y lo perdés solo por lo que pasa en la casa”, manifiesta Giretti.

Pochettino afirma que los técnicos y preparadores del club deberían primero formar a la persona más que al futbolista, enseñarles a los jóvenes a ser buenas personas y respetuosos. “El fútbol es un deporte en equipo, por eso hay que entender que necesitas de alguien más para ganar, uno no entrena solo sino que entrena con otros y por eso lo humano es trascendental”, asegura.

Desde el club lo que buscan es que los chicos reciban el cuidado necesario para formarse no solo como jugadores sino como personas de bien. Quieren que concurran a escuelas del Municipio, se alimenten y desarrollen actividades complementarias al entrenamiento diario con sus compañeros en el gimnasio. Para así, afianzar los lazos con la zona que los vio nacer, brindando la oportunidad a los jóvenes de participar de un deporte sanamente, defendiendo los colores de la Institución. 

 

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