martes, septiembre 16, 2025
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Luis Scola, abanderado del deporte argentino

Por Guido Fradkin

¿Cuándo se consagra un deportista? ¿Durante su carrera o luego del retiro, decisión que le hace tomar a la gente dimensión de lo que logró? ¿Cuando obtiene una distinción individual o un título importante? ¿Cuando deja de ser un mortal? ¿Cuando pasan muchos años y nadie puede hacerlo quedar en el olvido?

Luis Alberto Scola se consagró hace rato. Las estadísticas durante una década como jugador NBA lo avalan, pero más aún las relacionadas a la Selección argentina, en la que él es líder natural, juega sin rédito económico pero genera un capital mucho más importante, que es el de inspirar a jóvenes a soñar ser Scola, aquel luchador dentro y fuera del court.

A mediados del 2014, Luifa disputó su cuarto Mundial de básquet, en España, y se metió en el podio de los máximos anotadores históricos. Sin embargo, no fue sencillo llegar a tierras ibéricas: una crisis institucional de la CABB (Confederación Argentina de Básquet) afectaba al cobro de los empleados en relación de dependencia con la entidad y a los jugadores, que a un mes del inicio del torneo no tenían pago el seguro deportivo para disputarlo. Nadie decía nada, hasta que él plantó cara: “Si no juego el Mundial, será por culpa de una gestión horrenda. No quiero ser cómplice de algo tan turbio. El Mundial es muchísimo menos importante que esto”. La última frase lo resume a la perfección, importa más luchar contra las injusticias que “consagrarse”. Y esas actitudes son las que lo consagran como persona.

Como en el transcurso de los Juegos Olímpicos de Río 2016, cuando Argentina perdió con España y, por el resultado negativo, no pudo evitar toparse con Estados Unidos en cuartos de final. El diario Olé decidió informar chicaneando a Brasil, que había quedado afuera. Al porteño de más de dos metros le molestó, y su último tweet durante casi tres años fue la portada con el siguiente comentario: “El diario Olé no entendió nada de nada”. Además, días antes había pedido paz en el clásico sudamericano, y -como él mismo dijo- se había mostrado antipopular tras el debut: “Me parece una soberana estupidez gritar contra Brasil en el partido que jugamos con Nigeria”, sostuvo el ala-pívot luego del triunfo.

Todos estos son hechos relativamente recientes, porque la historia de Scola con la Selección empezó hace rato, hace más de dos décadas. No obstante, y producto tal vez de haber tenido a Emanuel Ginóbili como cara principal de El Alma, en ningún año tuvo tanto reconocimiento como en 2019. Y eso que en su palmarés hay un oro olímpico, un subcampeonato, un FIBA Diamond Ball, además de haber sido abanderado en la ceremonia inaugural de Río 2016.

Con 39 años, el único sobreviviente de la Generación Dorada guió al equipo al partido por el título dejando en el camino a potencias mundiales como Serbia y Francia. Además, se consagró como el segundo máximo goleador de la historia de los mundiales y formó parte de su segundo quinteto Ideal de la competencia, superando además sus marcas personales y dejando boquiabiertos a jugadores de talla mundial, que no podían creer que un señor de 39 años jugara con la intensidad de uno de 20.

En los últimos días fue reconocido, a través del Comité Olímpico Argentino (COA) y por votación de los deportistas, como el atleta masculino del año “por su excelencia deportiva y por reflejar los valores del Movimiento Olímpico”. Asimismo, fue distinguido por la Legislatura Porteña como ciudadano ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (en 2017 fue galardonado como personalidad destacada de la Provincia de Buenos Aires).

Ahora lo disfruta el Olimpia Milano, de Italia. El Olimpia de Oro se lo pueden dar a él o no; el de Plata lo tuvo cinco veces, pero es posible que no lo considere una prioridad. Al menos tanto como las Olimpíadas de Tokio 2020, la que será su última patriada.

A 40 años de un equipo imborrable

Por Guido Fradkin

“Vamos a Japón por el mejor camino”, tituló la revista El Gráfico en la edición del seis de febrero de 1979, hace poco más de cuarenta años y a una semana de finalizado el Sudamericano Sub-20 en el que Argentina terminó subcampeona, sólo por detrás del local, Uruguay. “Este Juvenil argentino es el que tiene mayor futuro entre todos los que participaron”, escribió su director técnico César Luis Menotti en una de sus columnas para la revista -por entonces- de Editorial Atlántida.

Medio año después de esa publicación, la llegada al Lejano Oriente para disputar el segundo Mundial de la categoría. Antes, la larga preparación, que culminó con el triunfo 2-1 sobre México en Los Ángeles, según recuerda Marcelo Bachino, lateral de aquel equipo, que aún conserva el telegrama a través del cual lo citaron a su primera práctica con el plantel.

El primer rival del Grupo B fue Indonesia, que había reemplazado a Irak. “Le hicimos cinco en el primer tiempo y en el segundo (0-0) regulamos por lo que se venía”, sintetiza Osvaldo Rinaldi, mediocampista central que estuvo desde el arranque en los seis partidos. La única preocupación fue la salida del cuatro titular, Abelardo Carabelli. “Parecía que tenía una molestia en el isquiotibial, pero gracias a Dios me revisó el médico y me dijo ‘no, esto es el nervio ciático’. Me dieron un calmante y pude jugar todo el torneo”, rememora.

La siguiente parada fue Yugoslavia. Sergio García, quien en ese tiempo era arquero de Flandria, recuerda el intervalo: “Menotti estaba bastante ofuscado, enojado; nos preguntaba si habíamos ido a pasear o a jugar un campeonato”. Carabelli relata el único tanto del encuentro: “El Pichi (Escudero) frotó la lámpara y, en una pelota que le puso el Beto Barbas entre líneas, llegó, anticipó al arquero, se la tocó antes y le definió por abajo”. Y aporta una curiosidad: “Ya estaba el cartel del cambio, y dice ‘yo me la juego’. Fue y metió el gol”.

Contra Polonia, ya clasificados a cuartos de final, Menotti prescindió -por única vez en el torneo- de algunos titulares. De cuatro, como los goles: Maradona, Gabriel Calderón en dos oportunidades y Juan Simón obraron el 4-1 contra los europeos, que descontaron mediante Andrzej Palasz, lo que significó el fin de la valla invicta de García. “Fue un cabezazo que vino combado, la pelota pegó en la base de arriba del travesaño, volvió en comba por aire y justo había uno de ellos ahí”, explica el guardameta.

Para acercarse al podio había que superar a la sorpresa. Rinaldi lo simplifica en dos oraciones: “Todos hablaban de Argelia como un cuco, que había eliminado a España… Le ganamos 5 a 0, los pasamos por arriba jugando un fútbol bárbaro”. Aquella noche, ya en Tokio, Ramón Díaz convirtió su segundo hat trick en el torneo (el otro, frente a Indonesia). “Casi ni tocaron la pelota, y cuando nos acordamos ya les habíamos metido tres goles”, suma Carabelli.

La semifinal fue ante Uruguay, el partido con más pica. Bachino no se olvida: “Estábamos en el Hotel Takanawa Prince con todas las delegaciones y teníamos muy buena relación con varios de ellos. Éramos muy parejos, pero esa noche Argentina brilló: Ramón Díaz hace el primero y le pone el centro a Diego en el segundo. Me acuerdo que la cancha estaba muy blanda”. Rinaldi completa: “En Uruguay dieron feriado porque sabían que nos iban a ganar y qué se yo. Curiosamente, ahí soy amonestado por una patada que le pego a Rubén Paz, nuestra única amarilla en todo el campeonato”.

El duelo por la copa, contra el defensor del título: Unión Soviética. De los 15000 espectadores del debut se había pasado a 55000. Tras la paridad en el primer tiempo, Argentina estuvo perdiendo por primera vez en toda la competencia, pero, a poco más de veinte minutos para el final, el árbitro brasilero José Roberto Wright señaló el punto penal. ¿El encargado de ejecutarlo? Hugo Alves. ¿El motivo? Según Bachino, que el entonces jugador de Boca había ganado, en la previa del Sudamericano y en el Sindicato de Seguros de Moreno, un torneo de penales. Carabelli agrega que Maradona se lo pidió, pero que Alves replicó con un “no, lo pateo yo” y convirtió. Desde ahí, una ráfaga: en diez minutos estaba 3-1 gracias a los golazos del Pelado Díaz primero, con una gran corrida desde mitad de cancha, y del Pelusa después, de tiro libre.

Post partido y premiación, el festejo: “El mismo viernes la FIFA hizo la fiesta en el hotel, el sábado otra el embajador argentino en Japón y recién pegamos la vuelta el domingo”, recuerda Bachino. García define al retorno como “caótico”: Brasil, Aeroparque, helicóptero a la cancha de Atlanta, micro por la calle Corrientes y, por último, la Casa Rosada, con el dictador Jorge Rafael Videla como anfitrión. “Nos llevaron a saludar al presidente. Estábamos con la cabeza en que queríamos ver a la familia; mi vieja cumplía años y deseaba llevarle la medalla, hacía más de un mes que no los veíamos. Estábamos mirando, pero realmente no me acuerdo qué dijo”, asegura Carabelli.

Ahora sí, la portada de El Gráfico era exclusiva de la Selección. “Argentina campeón mundial”, rezaba la contratapa, que continuaba la imagen de la tapa y reemplazaba el habitual espacio publicitario. 108 páginas y póster gigante. Además de Menotti, otro que tuvo su lugar para expresarse fue Diego Armando Maradona. “Fue la alegría más grande de mi vida”, el título de la nota del jugador que, siete años más tarde, volvería a estar en la cima del fútbol mundial.

 

El futsal de filo es feminista

Por Maximiliano Das

Un sábado de noviembre a la noche, en la Usina Juan Gelman -a unas pocas cuadras de Parque Centenario- del cuello de las jugadoras del equipo de futsal feminista de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) cuelga una suerte de presea. Parece ser cartón pintado de dorado con un “1” en el medio. Claro, el grupo resultó vencedor del Torneo Interfacultades un mes y medio antes.

“La copa viene retrasada como todo en la UBA. Por eso, una jugadora hizo unas medallas. Además, mandé a hacer unos diplomas para cada une que jugó en el plantel campeón”, señaló Verónica Raffaelli, la entrenadora.

Fue la primera vez en la historia que un equipo de Filosofía y Letras se consagró en dicha competencia. Lo hizo de manera invicta y con la única DT mujer de los 14 equipos que participan en el torneo. “Ella está formada en la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino (ATFA) y, a pesar de ello, está haciendo un trabajo gratuito, porque ni la facultad ni la UBA le están pagando”, manifestó Luna Palmada, una de las defensoras.

Fue ese uno de los reclamos que presentaron al Consejo Directivo de Filosofía y Letras. En los otros pedían por un espacio en condiciones dignas para entrenar, ya que el que hoy poseen tiene un arco roto, un piso que en días de lluvia resbala tanto que no se puede practicar y luces que muchas veces no prenden, lo que es una complicación, dado que practican durante la noche. También exigieron un presupuesto que les permitiera equiparse con pelotas y otros materiales y una difusión en los canales de comunicación oficiales que la facultad posee. Todos ellos fueron rechazados inmediatamente. “Nos encontramos con una situación de bastante ninguneo. Hoy en día no hay una política universitaria que defienda el futsal que practicamos, que es, también, un espacio importante de socialización, de inclusión, deportivo y educativo que tenemos que defender”, completó Luna.

“Somos un equipo de futsal declarado feminista y disidente porque entendemos que lo que hacemos es, también, una acción política y que debemos apropiarnos de este deporte que históricamente fue ajeno a las mujeres y las disidencias. Con esa filosofía que desarrollamos durante el año fuimos a Rosario a un intercambio social y deportivo”, continuó la defensora. “Jugar desde el lugar que lo hacemos es disruptivo, una propuesta nueva y distinta a los binarismos típicos”.

Finalmente, Ignacio Vera, varón trans miembro del grupo -que aclaró que el ‘fem’ del usuario que tienen en las redes sociales es por ‘feminista’ y no por ‘femenino’- planteó que el deporte será, en todo caso, practicado por hombres, mujeres o identidades no binarias. “Cualquier persona se puede acercar y sentirse parte de nuestro equipo porque eso es lo que estamos construyendo: un futsal sin género”, cerró.

Víctor Piriz Alvez, un trotamundos del fútbol y la amistad

Por Martín Fernández

Valores. Plantados en lo ajeno hay acciones que quedan en el olvido como superficialidades insignificantes del pasado. Los jugadores recorren distintos caminos, y son unos pocos los que trascienden finalmente por andar pateando la pelotita en el trayecto. En el caso de Víctor Píriz Alvez (con zeta), este viaje comenzó el 22 de junio de 1980 en el borde de las tierras charrúas delimitadas por el río Cuareim. Del otro lado se encuentra el territorio brasileño, aunque su música suena en Artigas, la capital departamental más septentrional de Uruguay.

La ciudad oriental fue espectadora de las idas y vueltas del delantero en sus inicios.
El viaje a Internacional de Porto Alegre que le permitió en dos meses desarrollar su
físico y marcar la diferencia en el campeonato del interior en su retorno. Aunque fueron
las finales de ese mismo torneo las que le cerraron las puertas del club brasileño y
postergaron su debut en primera.

Su frustrada estadía en Wanderers de Montevideo porque no tenía ingresos propios.
Artigas fue el nexo entre sus primeros pasos que finalmente lo llevaron entre 2002 y 2003 a Tacuarembó FC, un club fundado en 1998 que militaba en la máxima categoría de su país. Sorpresivamente debutó en su primera convocatoria entrando desde el banco, y al
partido siguiente ya era titular. “Esto fue porque estuve pensando en mí, querer superarme, dedicarme, dejar todo y que, si no me alcanza, por lo menos lo intenté”, sostiene en el presente con el termo en mano.

En julio de 2003, dos días después de la victoria contra Nacional en el Estadio
Centenario, Píriz arribó a Córdoba para sumarse a Talleres, donde se destacó
por primera vez a gran escala. El equipo tuvo buenos resultados, pero “fatalmente”
descendió después de quedar tercero en el Clausura 2004 y perder la promoción contra
Argentinos Juniors. El Gráfico lanzó un suplemento especial sobre el equipo sensación
con la dupla que finalizó como goleadora del torneo con 18 tantos como portada,
conformada por Píriz Alvez y Aldo Osorio. El compañero del uruguayo aún rememora
aquella época: “Éramos compañeros de ataque, cero egoísmos entre los dos. Nos
veíamos y nos buscábamos permanentemente”.

Tras el descenso, se entrenó en Independiente, pero en el segundo semestre de 2004 terminó en el club de La Paternal. Luego le sucedieron Banfield (2005), donde pudo jugar la Copa Libertadores y anotar el primer gol del club en la competición, y Arsenal. Sin embargo, así como había vuelto a Artigas justo antes de llegar a Tacuarembó, retornó a Talleres, por entonces en la B Nacional antes de volver a emigrar al exterior. Aterrizó en México, tuvo una buena temporada en San Luis y luego sufrió una rotura de los ligamentos cruzados que lo dejó sin jugar en Necaxa y Tijuana los años siguientes. Antes de volver a Argentina, hizo escala en 2010 en Universitario de Lima.

Su regreso fue en 2011 a Defensa y Justicia. En ese campeonato, La Fiera volvió a
brillar, siendo el segundo máximo artillero de la B Nacional con 20 goles, por delante de jugadores de gran calibre como David Trezeguet, Fernando Cavenaghi y un joven Paulo Dybala.

Si bien no ascendió con El Halcón, llegó a Atlético Tucumán (2013), luego de un año en Independiente Rivadavia de Mendoza, y jugó otra vez en primera. Finalmente continuó su recorrido aventurándose por las bajas categorías del fútbol argentino con Brown de Puerto Madryn (2014) y Barracas Central (2015), para luego volver a Tacuarembó, que ya estaba en la segunda división. Allí iba a ser su fin como profesional, ya que luego se instaló en Argentina para terminar el curso de director técnico y abrió una escuelita de fútbol. Pero su último paso por la entidad oriental no fue como en sus inicios. En los demás clubes se sentía cómodo por las expectativas que tenían, pero la paga a los jugadores era un problema. “El equipo hacía tres años que salía último. Se complica porque los chicos tienen su familia y lo primero que quieren es estar bien, trabajan para eso, y si no les alcanza ya les molesta todo”, analiza Píriz la situación desde la lejanía de su casa.

Los tobillos llenos de viejas lesiones eran la carga que le impedían seguir, pero el gusto
amargo que le quedó fue más fuerte, por lo que terminó jugando seis meses más con
Deportivo Armenio. “Empecé a sentir el olorcito del vestuario. Uno al toque se pone en
clima”. Se motivó, se dedicó y consiguió el ansiado ascenso a la B Metropolitana en su
último capítulo a mediados de 2019.

Esa fue su carrera como futbolista, la que pasó y que, si bien disfrutó, fue su trabajo. Así
vio su pase inmediato de Talleres a Argentinos, era simplemente lo que tocaba. Sin embargo, siempre se sintió agradecido por la gente de La T, razón por la cual retornó al
club cordobés. Esa relación de aprecio, de preocupación por el otro, que él valora y
considera que se vuelve mutua.

Así fue con su amigo en Montevideo, que lo hospedaba en su casa cuando Wanderers
no cerraba su contrato a pesar de no tener una “vida de lujos”, por lo que terminó
rehuyendo para no molestar. Así lo hizo José Omar Pastoriza en Talleres, cuando incentivó la huelga de sus jugadores en noviembre de 2003.Fue el mejor entrenador que tuve. Un técnico bárbaro, que ayudaba muchísimo al jugador y le importaba que estuviera bien”, afirma el uruguayo. “Muchachos, ¿qué están pensando? No hay plata, vayámonos” es la frase que recuerda Píriz que les dijo en medio de la problemática. Esa y “muchachos, con ustedes voy a la guerra”, después de ganarle a Estudiantes 2 a 1 y que los dirigentes los citaran para pagarles.

Así también actuaron sus colegas en Universitario, cuando preguntaron por la ausencia
de Piriz Alvez en la convocatoria, debido a la relación que tenía con el director técnico y la
indiferencia de este en la situación. Fueron bajándose hasta que lo citaran, hecho que
ocurrió y concluyó con la salida del entrenador tras la cuarta victoria consecutiva. Con
el nuevo reto por delante, La Fiera tiene claro lo que hace falta: “El trato con el grupo
es muy importante. Yo estuve ahí del otro lado y sé cómo es. Si tratás a todos por igual
y los respetás, te van a ayudar. Si intentás conocer al que tenés al lado, te va a ayudar
muchísimo cuando lo necesites”.

Así es hoy con sus compañeros más recientes. Federico Pintado, golero de Tacuarembó,
no tiene palabras para El Negro: “Como referente, un crack, siempre apoyando y
corrigiendo”. Por eso mismo le decían que tenía el gremio de los pibes en Deportivo
Armenio, donde Santiago Gómez cuenta que los ayudó a ser mejores personas, aprender
muchas cosas y, a él en particular, a ser el goleador del torneo.

El apoyo de su familia también fue fundamental. Quizás sus palabras no sean tan específicas al respecto, pero los actos lo dejan en evidencia; el hecho de compartir
espacios, ya sea yendo a la iglesia con su esposa e hijos, o bien pasar el día pintando la
casa con su suegro. Para él, la carrera que tuvo fue gracias a ellos.
Al final del día el jugador va y son temporadas. “En un torneo la rompe y en el otro no
toca una pelota, es así, pero la persona la llevás siempre”, según Víctor Píriz Alvez. Esto es lo que queda materializado en un grupo de WhatsApp con compañeros del 2004, en
una foto con los del 2005, en el recuerdo de aquellos que se guía en el camino. Los
vínculos.

Ahora le toca un nuevo desafío como entrenador, pero no tiene dudas. Sabe que tiene
que llevar a todos por el mismo camino, acercar a aquellos que se desvían para que
sigan la misma línea. “Uno que vivió muchas cosas no deja pasar los detalles, porque es en los detalles que se hace la diferencia para lograr cosas importantes”. El discípulo de Pastoriza sabe que el jugador tiene que ser más importante que cualquier cosa, porque es el que entra, el que toma decisiones.

El fútbol tiene memoria

Son 30.000 los desaparecidos en Dictadura. Son 30.000 las personas a las que le quitaron la identidad. Fútbol y política son la misma cosa aunque, en ocasiones, se los intente separar para mantener la pureza de un juego que, desde sus inicios, siempre fue mucho más que solo un juego. Los clubes de fútbol se jactan de sus tareas relacionadas a los Derechos Humanos. Cada uno chilla por su lado, cuando el reclamo es colectivo, como la historia argentina se encargó y encarga de demostrar cada 24 de marzo al grito de un tridente que es ejemplo mundial: memoria, verdad y justicia. A la pelota también le robaron, porque hay, al menos, una voz menos en las tribunas de cada estadio.

Rodolfo Walsh era socio de Estudiantes de La Plata, frecuentaba el club para jugar al ajedrez. En febrero de 2019 se encontró el legajo que el oriundo de Río Negro firmó para afiliarse al club. Por cada movimiento de torre, peón, alfil, rey, reina o caballo, Rodolfo escribió un caracter, intentó cambiar el mundo con sus jugadas. La más reconocida es, quizás, Operación masacre y su famoso silbatazo inicial: “Hay un fusilado que vive”. Hábil con la pluma, también puso en jaque a la Dictadura con su Carta abierta a la junta militar, en donde terminó de jugarse la vida, pero, como les dijo entonces: “Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonios en tiempos difíciles”. El 25 de marzo de 1977, fue desaparecido.

Seis días antes, Gustavo Ramón Pupa Bruzzone sufrió la misma suerte en Rosario. También era ajedrecista, pero hincha del Tatengue. Nació en Santa Fe y aprendió a leer solo. Representó a la Federación Santafesina en el tablero. También era arquero. Atajó en Gimnasia y Esgrima de Ciudadela y, en 1965, su entrenador tuvo la intención de llevárselo a Unión, pero no quisieron cederlo, se enojó y dejó para siempre. El 19 de marzo de 1977, salió de su casa para ir a buscar su auto al taller, un Citroën 3CV. Nunca más volvió. Se encargaron de borrar los rastros de su desaparición, pero no pudieron borrar la memoria de su madre y su hermano, con quien compartía la pasión de ser de Unión.

“Porque lo importante no es vivir, sino vivir mientras se escribe”, dijo Roberto Jorge Santoro en su libro Literatura de la pelota, que fue publicado en 1971, la primera obra que mezcló literatura y fútbol. El poeta que nació el 17 de abril de 1939 en Chacarita, escribió:

yo amo

tú escribes

él sueña

nosotros vivimos

vosotros cantáis

ellos matan

Ellos lo secuestraron el 1 de junio de 1977, en la Escuela Nacional de Educación Técnica N° 25 “Teniente Primero de Artillería Fray Luis Beltrán”, su lugar de trabajo. Santoro era poeta, militante, fan de pensar y cambiar el mundo. También lo atraía la pelota y, dentro de aquellas cosas que lo definen, se encuentra Racing, el club de su vida.

La música es poesía, bien lo saben los hermanos Gonçalves. Gastón es el bajista de la banda Los Pericos. Manuel por 19 años fue Claudio Novoa, lo adoptaron de bebé, se lo llevaron a Quilmes después de encontrarlo en un ropero envuelto en mantas, en San Nicolás, el lugar donde su madre lo había escondido minutos antes de ser asesinada. Siempre fue fan de la banda de su, sin saberlo, hermano. ¿Cuántas veces lo habrá visto tocar? ¿Por qué le gustaba tanto ese Reggae? No comparten madre, pero comparten padre, que fue militante de la Juventud Unida Peronista (JUP) y fue asesinado por los militares el 24 de marzo de 1976.

De allí se desprende su fanatismo por un club de fútbol de La Boca. Cuando se encontraron en la sede de Abuelas, se enteraron:

“-¿De qué cuadro sos?

-De Boca.

-¡Entonces sos mi hermano!”

 

Los goles de Boca los gritan juntos. Se tuvieron en la mítica final de la Copa Libertadores en la que los rivales de la vida se enfrentaron. Luciano Arruga no pudo presenciar el acontecimiento porque, el 31 de enero de 2009, lo mató la Policía. Cinco años después encontraron su cuerpo enterrado como NN en el Cementerio de Chacarita. Tenía 16 años cuando le arrebataron para siempre su sueño de visitar El Monumental un día de partido. Era hincha de River, guardaba en un frasquito tierra y pasto de la cancha que tanto anhelaba. Su madre, Mónica, dijo que El Millonario era su vida. Cuando ella le preguntó qué era ese recipiente con marrón y verde, él le respondió que era un trabajo de ciencia para la escuela, no quería que lo retase. Lo había conseguido un día en el que River no jugaba y tampoco entrenaba. Con su hábil cintura se las ingenió para ingresar al campo y conseguir lo que quería. Pero no pudo ver a los 11 con la banda gambeteando en ese lugar, porque fue asesinado en democracia.

Rodolfo El Negro Ortiz también anheló la cancha del equipo de sus amores. Nació el 6 de septiembre de 1949 en Avellaneda y con el corazón Granate. A los 6 años perdió a su padre y su madre lo envió junto a su hermano a un colegio pupilo en General Rodríguez. Manejó sus tiempos para cursar y ver a su madre, tuvo que reprimir sus deseos de ir a ver a Lanús, se perdió a Los Albañiles. La militancia lo atrapó en la facultad, estudiaba arquitectura en la Universidad de Buenos Aires. Allí conoció a Viviana, su compañera de vida y de lucha. Militaron en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Por su agenda, muchas veces le era difícil cruzarse con su equipo, pero, si no podía, tenía una radio a mano para escuchar qué pasaba o, cuando iba a la cancha a repartir volantes con otros compañeros, miraba a través del alambrado los partidos. Lo secuestraron el 29 de marzo de 1976. En 1998, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) le informó a la familia del Negro que este había estado detenido 44 días en el centro clandestino de detención Puente. El 12 de mayo de 1976, fue asesinado.

Los clubes argentinos fueron sacudidos indiscriminadamente, porque así actuó la Dictadura, y es por eso que la vereda de enfrente también tiene ausencias. Un chico que nació el 20 de marzo de 1949 soñaba con calzarse la camiseta verdiblanca, jugar un clásico contra Lanús y ganar. Se fue a jugar y formarse en las inferiores del Taladro. Era hincha y socio del club. Su padre fue vicepresidente en 1951. También médico del plantel profesional. Banfield protagonizaba la vida de Raúl Patón Ceci, hasta que la militancia ocupó ese lugar. El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) cortó con lo que hubiese sido su carrera profesional como jugador de fútbol y ya contaba con él.

Tenía cualidades para ser un gran deportista, pero sus ideales fueron más fuertes que pisar el césped del Florencio Sola. La esquina de Beltrán e Hipólito Yrigoyen fue el último lugar donde se lo vió. El 16 de mayo de 1977, se lo llevaron. Desde 2011, esa intersección de Remedios de Escalada lleva el nombre de Raúl, el pibe que se forjó educativamente en la Unidad Académica Escuela Normal Superior “Antonio Mentruyt” y que formó parte de la división perdida, grupo de maestros, alumnos y exalumnos de esa institución que fueron desaparecidos en la última Dictadura.

El Patón Ceci, sin embargo, no era el único que tenía buen pie para manejar la pelota. Tampoco fue el único que colgó los botines por su compromiso social. Norberto Julio Morresi emuló al exjugador juvenil de Banfield. Jugó en Bristol, un equipo de Parque Patricios, y era hincha de Huracán. A su vez, formaba parte de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). El Rata, con 17 años, estaba muy comprometido con su ayuda en las villas de emergencia y en la Villa 21, donde alfabetizaba a sus pares. Fue asesinado el 23 de abril de 1976, el día de su detención ilegal. Lo cruzaron cuando estaba yendo para una parroquia de la villa, junto con Luis María Alberto, quien también sufrió el mismo destino. Ambos llevaban ejemplares de Evita Montonera para repartir. En julio de 1989, antropólogos forenses lo encontraron a él y a su compañero enterrados como NN en el cementerio de General Villegas. Luego de exhumarlo, fue entregado a sus padres. Se comprobó que lo asesinaron con seis tiros a corta distancia. Pero “No se muere quien se va, solo se muere el que se olvida”, rapeó el venezolano Canserbero y a Morresi se lo recuerda, como lo hace su excolegio, el N°1 Bernardino Rivadavia de Capital Federal, que lo tiene presente todos los días cada vez que los alumnos entran al aula Norberto Julio Morresi. El espacio de aprendizaje y formación fue bautizado con su nombre el 21 de mayo de 2013, cuando hubiese cumplido 54 años.

Los genocidas lo hicieron una vez más. El 11 de septiembre de 1977, en el cuarto aniversario de la muerte de Salvador Allende, Cherif Omar El Chato Rojas se dirigía a la cancha de Quilmes para ver al último campeón: su amado Vélez Sarsfield. Durante el camino, la policía de la provincia de Buenos Aires lo secuestró y lo desapareció. Es chileno, pero vivió en Argentina desde pequeño. Durante sus estudios secundarios en la escuela de Educación Técnica N°35 fundó e integró la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y luego formó parte de la Juventud Universitaria Peronista, cuando estudiaba Química en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Hoy, su madre, Cristina Rojas, forma parte de las Madres de Plaza de Mayo y es una más de las tantas que continúa la lucha incesante.

Raimundo Aníbal Villaflor tenía apenas 5 años e Independiente ya era bicampeón del fútbol argentino. Entre ambos torneos, el de 1938 y el de 1939, Arsenio Erico convirtió 83 goles. En las calles de Valentín Alsina, con sus amigos y una pelota, Raimundo jugaba a ser aquel 9 de Independiente. Su pasión por el Rojo le ganó a la de su padre, Aníbal Clemente Villaflor, quien era hincha de Racing. Pero en la política toda la familia tenía puesta la misma camiseta: Juan Domingo Perón FC. Ya para principios de la década del cincuenta, Raimundo militaba en la Juventud Peronista. Ni la Dictadura encabezada por Eduardo Lonardi y Pedro Eugenio Aramburu, que derrocó a Perón el 16 de septiembre de 1955, le silenció ese compromiso y esa solidaridad. Encabezó innumerables huelgas en contra de los gobiernos de facto de esas épocas. La militancia de Raimundo Villaflor era constante. El 24 de marzo de 1976, el miedo, el terror y la persecución se apoderaron del país. Pasaron tres años y el horror seguía imponiéndose en Argentina. El 4 de agosto de 1979, Raimundo, fue secuestrado y llevado a la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA). Cinco días más tarde y luego de innumerables torturas, fue asesinado.

Luis Alberto Ciancio era hincha del Lobo como toda su familia y pudo cumplir uno de sus grandes sueños: jugar en el club de sus amores. Pero otros tantos, como recibirse de ingeniero y ver crecer a su hijo Federico, le fueron arrebatados por los genocidas el 7 de diciembre de 1976, en su trabajo, el acceso a las oficinas de Vialidad Provincial. Ese mismo día detuvieron a Patricia Dillon, su pareja, en la sucursal del Banco Provincia de Berisso, donde se desempeñaba. 33 años después, los restos de Luis fueron devueltos a su familia, junto con su identidad. Había estado detenido en el Pozo de Banfield y fue fusilado. Tres tiros recibió.

Carlos Vivas era fanático de San Lorenzo. A sus 12 años deliraba con los Matadores, apodo que se ganó un equipo de San Lorenzo. Los gritos de gol de aquel inolvidable año 68, las gambetas de Pedro González, los penales que ejecutaba el infalible Tucumano Albrecht, las atajadas de Buttice, las proyecciones del uruguayo Villar, las pisadas de Rendo. Con el paso de los años a la pasión por el equipo de Boedo se sumó la política. Ya para comienzos de los años 70 empezó a militar. Primero, lo hizo en la Juventud Peronista (JP) y, más tarde, en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). El 12 de mayo de 1976, un grupo de militares allanó su casa pero Carlos no estaba. Desde ese día, tuvo que mantenerse en la clandestinidad. Sin embargo, nueve meses después, precisamente el 18 de febrero de 1977, la más sangrienta de las dictaduras lo desapareció cuando tenía 20 años.

Américo Jorge Marchetti

maestro de esta escuela

detenido desaparecido

por el terrorismo de estado

13/08/76

Este es el homenaje que figura en una placa de la Escuela N°17 “Abel Ayerza” en Devoto. Allí, el Maestro derramaba pasión por la docencia y compromiso con los derechos humanos. Cada mención sobre Marchetti es un elogio: “Era un maestro laburador -se notaba su gusto en lo que hacía-, afectuoso y sobre todo inusualmente cómico”. Le gustaban las bromas, leer y jugar al fútbol, al punto de que era el organizador de los campeonatos de la escuela. Su padre, antes de anotarlo en el registro civil lo hizo socio de Argentinos Juniors. Uno de sus tantos ex alumnos recuerda el fatídico día de su secuestro: “En la esquina, unos tipos con armas bajaron de un Falcon gritando su apellido, empujándolo adentro, desgarrando la tarde. Hoy parece inverosímil que el lunes siguiente continuarán las clases, que a los pocos días una maestra de la que ni recuerdo su rostro ni su nombre se hiciera cargo del aula y que se balbucearán vaguedades dolientes sobre su desaparición”.

El 5 de diciembre de 1955 nació Carlos Raúl Tenuta, hijo de Raúl Tenuta, ex arquero de Colón. Su padre, casi 6 años antes, convertiría el primer gol de arco a arco de la historia del fútbol argentino, en un partido por la fecha  34º de la Primera B contra Almagro. El portero impactó la redonda con tanta fuerza que el balón picó en el área grande rival y tras una confusión del guardameta, Polidoro Sánchez, logró acariciar la red para el grito de gol. Tanto el nombre de Carlos como el de su papá quedarán siempre en la memoria. Tenuta  fue secuestrado y desaparecido el 10 de enero de 1978 a la salida del frigorífico Martín Fierro, en Zárate, provincia de Buenos Aires. Luego de terminar el secundario en el colegio La Salle, comenzó a militar y trabajó en el barrio 12 de octubre, allí se desempeñó como docente del Programa de Educación para Adultos (DINEA) y formó un club de fútbol que llevó el nombre del cura barrial, Oscar Aguirre. Él y su familia siempre se preocuparon por mejorar la vida del otro, su viejo, como arquero de los sabaleros, él como militante sindical y su madre, por la memoria, verdad y justicia. Irma Cena de Tenuta, fundadora de Madre de Plaza de Mayo en Santa Fe. Así describió a su hijo: “Carlitos se apuró para nacer, ya que no me dio tiempo a llegar al hospital y nació en casa; se apuró a vivir casándose a los 20 años y teniendo un hijo a los 21; también para morir…”

El rugby fue otro de los deportes que sufrió el horror de la Dictadura Militar. Guillermo White nació el 9 de diciembre de 1952 en Rosario, Santa Fé. Desde pequeño comenzó a jugar en el deporte de la ovalada en el Club Marista de aquella ciudad. Pero tenía otras dos pasiones inclaudicables: Newells Old Boys y la militancia. White fue presidente del centro de estudiantes de la escuela secundaria Liceo Avellaneda con 21 años, al mismo tiempo que militaba en la organización Vanguardia Comunista, junto a su esposa, Stella Buna. Su afán por militar un mundo más justo fue la justificación que encontró el aparato represivo que lo secuestró el 10 de febrero de 1977, en un bar de las afueras de Santa Fé cuando tenía 25 años. Fue enviado al Centro de    Detención Clandestino La Calamita, en Granadero Baigorria, Santa Fé, donde días más tarde también fue llevada su esposa, Stella, tras ser secuestrada y luego liberada. Los familiares de White hicieron hasta lo imposible por encontrarlo, presentando hábeas corpus en la Justicia sin tener éxito, a través de su madre, María Rosa Saint Girons, una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo.

Los restos de Guillermo White fueron hallados en mayo de 2018 en el cementerio La Calamita de Rosario, tras una investigación conjunta entre la Unidad Fiscal, el Equipo Argentino de Antropología Forense y la Secretaría de Derechos Humanos.
Su recuerdo está latente en cada uno de los que lo conocieron, y así lo reflejó su hija, María Rosa White, en redes sociales cuando encontraron los restos de su padre:Pienso en mi padre, que desde aquel febrero del ‘77 sólo acumuló tristezas, en mi madre que derribó cuanto muro se puso en su camino, en todos los que lo amamos, en esta familia que formó un colectivo para sufrir, y soñar juntos con lo imposible, que sólo tarda un poco más”

El 19 de diciembre de 1976, Talleres de Córdoba se enfrentó a River Plate, en la Bombonera, ubicada en La Boca, Buenos Aires. La T perdería ese encuentro 1 a 0 por la semifinal del torneo argentino, pero la derrota significaba mucho más que un partido de fútbol. Ese día Héctor El conejo Ernesto Hunziker fue secuestrado durante el desarrollo del partidoese día había ido a ver al club de sus amores, Talleres y podría haber sido su festejo de cumpleaños avanzar a la final con su club, ya que nació el 18 de diciembre de 1952. Un día antes de su desaparición a manos de la dictadura militar. Tenía 24 años. Estudiaba arquitectura y era militante de la Juventud Peronista. Su esposa, Alicia María Hobbs (18/09/1977) y sus hermanos, Claudia Elisabeth Hunziker (29/07/1976) y Diego Raúl Hunziker, también fueron víctimas del aparato represivo.

Cuando secuestraron a Héctor, su hermana Irene, escribió: “Cuando te extraño mucho, ‘Chancho’, me abstraigo mirando un cuadradito de pelo color caramelo de nuestros perros y recuerdo las noches enteras jugando al estanciero, las remeras Lacoste rosas, los pantalones bota de elefante de piel de durazno, tu amor por Alicia y a lo lejos se aparece tu voz que me llama a almorzar una vez más tortilla de papas, a ver el show de los Tres Chiflados y a repartir una Coca-Cola de litro en cinco vasos puestos en fila para controlar que todos tuvieran la misma cantidad”.

Carlos Alberto Belmont era un auténtico Canalla. Junto a su hermano José, seguía a todos lados a su amado Rosario Central. Nació el 12 de febrero de 1953 y en 1971 ingresó a la Universidad Nacional de Rosario para estudiar Psicología. Militante, Montonero e integrante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Carlos creía en su carrera como una herramienta positiva para ayudar a la gente a mejorar sus vidas. Desde el 24 de marzo de 1976 comenzó a ser perseguido. Sus familiares le sugerían exiliarse a Uruguay, a Centroamérica, pero no hubo caso. Hasta último momento luchó por sus ideales y enfrentó las injusticias de la Dictadura más sanguinaria de la historia argentina. El 21 de septiembre de aquel año, luego de escapar de Rosario, el joven se encontraba militando en Santa Fe. El Comando de Artillería 121 estaba realizando un control en las calles cuando lo encontró, secuestró y asesinó. Años más tarde, sus restos fueron devueltos a su familia y cremados, pero no pudieron cumplir con el deseo de Carlos de que estos fueran esparcidos por toda la cancha de Rosario Central.

El fútbol tiene memoria. Por eso surgen movimientos como la Coordinadora de Derechos Humanos del Fútbol Argentino, cuyo lanzamiento fue el 24 de marzo de 2018 para jugar con la camiseta de la memoria, verdad y justicia. Por eso el Club Ferrocarril Oeste decidió colocar, el 8 de noviembre de 2019, 16 baldosas con el nombre de sus hinchas desaparecidos y les restituyó la condición de socios. Por eso Defensores de Belgrano tiene una tribuna que lleva el nombre de Marquitos Zucker, hincha del club y desaparecido. Por eso el Club Talleres de Remedios de Escalada declaró, el 25 de mayo de 2019, socios honorarios a 23 detenidos desaparecidos del barrio y le entregó el carnet a sus familiares. Porque el fútbol es un sueño colectivo, un equipo que grita, toca, mete, traba y hace goles para decir Nunca Más y que los 30.000 están presentes en el recuerdo, ahora y siempre.

Investigación: 3°B Turno tarde 2019. Esteban Micozzi, Iván Lorenz, Juan Ignacio Ballarino, Joaquín Méndez, Eugenio Pello y Federico Flossdorf.

Material consultado

Hablamos con Marcelo Guasardi, uno de los integrantes de la Coordinadora de los Derechos Humanos del Fútbol Argentino. Nos derivó a la página oficial de Facebook del movimiento: https://www.facebook.com/Coordinadora-DDHH-del-F%C3%BAtbol-Argentino-1983857631941948/ De allí se obtuvieron varias de las historias que se encuentran plasmadas en el texto.

Federico Amigo, 9 de noviembre de 2019. Homenaje a socios y socias desaparecidos de Ferro: “Acá fueron felices”. Tiempo Argentino. Recuperado de: https://www.tiempoar.com.ar/nota/homenajea-a-socios-y-socias-detenidos-desaparecidos-de-ferro-aca-fueron-felices Además, el Negro Máximo nos compartió por mail una gacetilla que invitaba a cubrir el evento.

26 de mayo de 2019. El Club Talleres de Escalada declaró socios honorarios a 23 detenidos – desaparecidos. El Diario Sur. Extraído de: https://www.eldiariosur.com/lanus/2019/5/26/el-club-talleres-de-escalada-declaro-socios-honorarios-23-detenidos-desaparecidos-23047.html

Gustavo Veiga. Defensores de la memoria. Página 12. Extraído de: https://www.pagina12.com.ar/2001/01-06/01-06-18/bue07.htm

Gustavo Veiga. Defensores de la memoria. Página 12. Extraído de: https://www.pagina12.com.ar/diario/deportes/8-182568-2011-12-03.html

24 de marzo de 2019. Maestro Américo Marchetti desapareciste un día entre el Abel Ayerza y el Álvarez Thomas. Espacioteca. Extraído de: https://espacioteca.com/2019/03/24/maestro-americo-marchetti-desapareciste-un-dia-entre-el-abel-ayerza-y-el-alvarez-thomas/

Marzo 2014. Homenaje al maestro Américo Marchetti en la escuela nº 23 DE 17. UTE. Extraído de: https://ute.org.ar/homenaje-al-maestro-americo-marchetti-en-la-escuela-n-23-de-17/

Mariano Verrina. 27 de septiembre de 2019. El equipo de Memoria: 11 hinchas desaparecidos volverán a ser socios. Clarín. Extraído de: https://www.clarin.com/deportes/equipo-memoria-11-hinchas-desaparecidos-volveran-socios_0_rmGyrdT3.html

Lucas Kuperman y Luis Paz. 24 de marzo de 2011. Impune en mente. Página 12. Extraído de: https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/no/12-5341-2011-03-24.html

Andrés Yossen. 13 de noviembre de 2019. El primer gol de arco a arco, lo hizo Colón: a 70 años del “zapatazo” de Tenuta que esconde un sinfín de historias. Aire Digital. Extraído de: https://www.airedesantafe.com.ar/colon/el-primer-gol-arco-arco-lo-hizo-colon-70-anos-del-zapatazo-tenuta-que-esconde-un-sinfin-historias-n134637

Militantes del peronismo revolucionario uno por uno. Tenuta, Carlos Raul. Extraído de: http://www.robertobaschetti.com/biografia/t/34.html

Asociación Memoria, Verdad y Justicia Zárate. 22 de enero de 2016. Zárate… enero del `78. Enlace Crítico. Extraído de: http://www.enlacecritico.com/destacados/zarate-enero-del-78/

Tomás Rodríguez. 13 de noviembre de 2009. El día que Tenutta hizo el primer gol de arco a arco. El Litoral. Extraído de: https://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2009/11/13/deportes/DEPO-03.html

Nicolás Zuberman. 15 de febrero de 2019. Rodolfo Walsh, el amante del ajedrez que fue socio de Estudiantes de La Plata. Tiempo Argentino. Extraído de: https://www.tiempoar.com.ar/nota/rodolfo-walsh-el-amante-del-ajedrez-que-fue-socio-de-estudiantes

Gustavo Veiga. 13 de septiembre de 2009. Una historia de militancia y fútbol recuperada. Página 12. Extraído de: https://www.pagina12.com.ar/diario/deportes/8-131690-2009-09-13.html

11 de septiembre de 2009. “Ahora esperamos que se haga justicia por Luis”. El Día. Extraído de: https://www.eldia.com/nota/2009-9-11–ahora-esperamos-que-se-haga-justicia-por-luis

Militantes del peronismo revolucionario uno por uno. Morresi, Norberto Julio. Extraído de: http://www.robertobaschetti.com/biografia/m/296.html

Gustavo Veiga. 23 de abril de 2009. Fútbol y memoria. Página 12. Extraído de: https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-123732-2009-04-23.html

Viviana Soria Losada. 25 de marzo de 2019. «De eso se trata el fútbol»: la historia de Rodolfo Ortíz, un hincha de Lanús desaparecido en la última dictadura. La Unión de Lanús. Extraído de: https://launiondelanus.com.ar/2019/03/25/de-eso-se-trata-el-futbol-la-historia-de-rodolfo-ortiz-un-hincha-de-lanus-desaparecido-en-la-ultima-dictadura/

31 de octubre de 2018. Guillermo White ya no será un desaparecido. Redacción Rosario. Extraído de: https://redaccionrosario.com/2018/10/31/guillermo-white-ya-no-sera-un-desaparecido/

24 de marzo de 2017. Roberto Santoro, la memoria de un poeta racinguista. Racing Club. Extraído de: https://www.racingclub.com.ar/club/nota/2017/03/6947_roberto-santoro-la-memoria-de-un-poeta-racinguista/

27 de marzo de 2019. Emotivo homenaje a Socios desaparecidos y asesinados durante la última dictadura. Rosario Central. Extraído de: https://www.rosariocentral.com/nota/30222-emotivo-homenaje-a-socios-desaparecidos-y-asesinados-durante-la-ultima-dictadura/

Militantes del peronismo revolucionario uno por uno. Belmont, Carlos Alberto. Extraído de: http://www.robertobaschetti.com/biografia/b/88.html

Registro de víctimas del Monumento a las víctimas del terrorismo de estado, Parque de la Memoria: http://basededatos.parquedelamemoria.org.ar/registros/5094/

Gustavo Veiga. 15 de junio de 2008. Otro Jaque mate al olvido. Página 12. Extraído de: https://www.pagina12.com.ar/diario/deportes/8-106049-2008-06-15.html

Militantes del peronismo revolucionario uno por uno. Bruzzone, Gustavo Ramón. Extraído de: http://www.robertobaschetti.com/biografia/b/239.html

Registro de víctimas del Monumento a las víctimas del terrorismo de estado, Parque de la Memoria: http://basededatos.parquedelamemoria.org.ar/registros/2805/

Proyecto desaparecidos. Cherif Omar Ainie Rojas. Extraído de: http://www.desaparecidos.org/arg/victimas/a/ainie/

La Casona en primera persona: cómo es la pensión de San Lorenzo

Por Carolina Ankia

Con una mochila cargada de esperanzas e ilusiones, llegan los chicos que vienen a instalarse en la pensión de San Lorenzo. Luego de pasar varias pruebas y de ser seleccionados por los entrenadores, logran tener un lugar en La Casona, como la llaman los futbolistas que viven ahí.

Llegan muy jóvenes, en su mayoría desde el interior del país. Son muy pocos los que viven en Buenos Aires. La mayoría necesita alojarse acá debido a que tiene problemas de traslado o vive en zonas conflictivas.

Todos vienen por el mismo objetivo: convertirse en profesionales, aunque para lograrlo deberán pasar distintos obstáculos que se les pondrán en su camino. Ya que, por correr detrás de la pelota, algunos deben dejar a un costado sus hogares, familias y amigos.

Las divisiones inferiores son las raíces de un club de fútbol, por eso el lugar donde crecen es fundamental. Son varios los equipos que cuentan con una pensión para que los chicos puedan instalarse y tener el crecimiento que se merecen. En el caso de San Lorenzo, los futbolistas pueden estar ahí hasta los 18 años, luego tienen que buscar un lugar para vivir.

“Al principio estaba medio dudoso, no sabía qué hacer. Pero después mi familia y mis amigos me dijeron que era lo mejor para mí y que me iban a apoyar. Ahí tomé la decisión de venir para acá y no lo podía creer”, recordó Nicolás Mallea en marzo del año pasado, cuando llegó desde San Juan hasta Buenos Aires. Ahora siente a La Casona como su segunda casa.

Nano, que es categoría 2004, explicó: “Es muy diferente la vida que tenía allá con la que llevo ahora. Donde yo vivía estaba todo el tiempo con mis amigos e iba a tomar algo con ellos. En cambio acá es todo más disciplinado y exigente, tenés que tener responsabilidad. Es todo muy distinto”.

“A la familia solo la podemos visitar en fechas importantes, como el día de la madre, del padre y también en las vacaciones de julio. Te dan varios días para ir, casi una semana”, expresó el marcador de punta y afirmó: “Cuando llega el momento de ir a verlos, los disfruto mucho”.

El chico de 15 años, que juega en la octava división, contó lo que se hace un día normal en la pensión: “A la mañana nos levantamos y nos entrenamos dos horas, luego nos bañamos y esperamos hasta las 12 para almorzar. Después tenemos un tiempo para la siesta y a las 15 debemos ir al gimnasio. Luego merendamos y vamos al colegio por tres horas. Cuando volvemos cenamos y a las 23.30 tenemos que estar durmiendo”.

San Lorenzo cuenta con dos lugares para alojar a los juveniles, que están ubicados en la Ciudad Deportiva. Uno, el más nuevo, fue inaugurado en 2017. Allí hay 48 chicos: desde los infantiles hasta la 2003. En el más viejo se encuentran los futbolistas más grandes, que son 12.

Gari Manases nació en Mar del Plata y jugaba al fútbol en River de su ciudad. “Gracias a una prueba que hicieron en el club donde yo estaba, me dijeron que tenía que ir una semana a la pensión. Después de esos siete días, me comunicaron que debía volver el 21 de enero para hacer la pretemporada”, recordó sobre sus primeros pasos en El Ciclón.

“Yo tengo bastantes amigos en donde vivo y me apoyaron mucho en la decisión que tomé. Me dijeron que me iban a extrañar y que era un momento difícil, pero que me apoyaban porque era mi sueño”, contó el marplatense que además remarcó el seguimiento de sus padres como algo fundamental para él: “Por suerte tengo una familia muy unida y podemos hablar todos los días, sea por llamada, audio o mensaje”.

Desde que llegó a la pensión, el chico de 14 años sintió que el cambio más grande había sido con su familia. “Aprendí a valorarla muchísimo estando lejos y yendo cada tanto. Cuando estaba todos los días con ellos era diferente”.

Además, el volante por derecha detalló sobre el sistema de semáforo para controlar el orden de los chicos en las 12 habitaciones que hay: “Para organizar que las piezas estén limpias, tenemos tres colores de tarjetas: verde, amarilla y roja, que las cuelgan en la puerta. Si tenemos puesta la primera, es que está ordenada; la segunda es que tenemos tres horas para arreglarla y si aparece la tercera tenemos una consecuencia”.

Luciano Noboa, oriundo de Gualeguaychú, Entre Ríos, y que arrancó a jugar al fútbol en Central Larroque, expresó: “Tus compañeros de pieza son como una familia para vos cuando arrancas a vivir acá”.

El marcador central confesó: “A las once de la noche nos sacan los teléfonos y después de media hora nos apagan la televisión para poder dormir bien”. Manases, su compañero de equipo, opinó: “Es algo bueno que nos hagan esto porque en mi casa me quedaba hasta cualquier hora con el celular”.

Noboa contó que cuando salen de la pensión tienen que mandar un video de autorización por sus padres que los dejan ir con un adulto responsable. “Esto se arrancó a hacer luego de lo que sucedió en Independiente con el tema de los abusos en los chicos”, confesó el coordinador general de las inferiores, Fernando Kuyumchoglu, quien comentó que en la pensión había un psicólogo, pero que no estaban obligados a ir. “Nos manejamos con él cuando alguien tiene problemas o alguna dificultad con la familia”, afirmó.

Adolfo Gaich, Alexander Díaz y Gianluca Ferrari, entre otros, son jugadores que pasaron por la pensión del Ciclón y hoy se encuentran jugando en la Primera División del club que les abrió sus puertas para su crecimiento, cuando recién arrancaban con su carrera.

¿Serán ellos los próximos?

 

Walter Perazzo: “El proyecto te tiene que llevar al éxito y no al revés”

Rodrigo Cabrera

Recibió de espaldas al arco. Cuando giró, la pelota le quedó larga y fue a trabar con Jorge Pellegrini. Y le ganó. Dejó en el camino a Juan José López y ya tenía decidido lo que iba a hacer. Desde la mitad de la cancha lo vio adelantado al arquero Enrique Vidallé, ensayó un zapatazo que se terminó metiendo en el arco y festejó su segundo gol de esa tarde, el 15 de diciembre de 1985, ante Argentinos Juniors con la camiseta de San Lorenzo. Ante la jugada que acababa de hacer Walter Perazzo, el árbitro de ese partido, Juan Carlos Loustau, lo felicitó extendiéndole la mano y dejando en el recuerdo un acto del que hoy lo único que traería serían sospechas.

El autor de ese gol en la cancha de Atlanta, que hoy es entrenador de Temperley en la Primera Nacional, se sentó en la tribuna Mariano Biondi del estadio del Gasolero luego del entrenamiento y se refirió a ese hecho, si se considera un entrenador ‘salva-equipos’, su presente y lo que considera el éxito en su profesión. “En ese momento no fue un gesto que tuvo algún tipo de especulación de ninguna parte, porque era otra época y también porque lo hizo Loustau, que era un réferi intachable, con jerarquía internacional, no se podía dar a mal interpretar nada. Hoy en día lo hacen y como hay tantas dudas y sospechas ya se empieza a especular que el réferi tomó partido en ese juego. Creo que hoy un gesto así sería cuestionado”. 

– ¿Cuánto cambió la sociedad para que ese gesto se vea de esa manera?

La sociedad cambió bastante porque hoy se sospecha de todo. Entonces un acto tan lindo y tan genuino, para mí es un hecho que me enorgullece, es como un reconocimiento. Que hoy no se pueda hacer por cómo está la sociedad con tantas dudas y sospechas es un retroceso en la sociedad y el deporte, en donde uno habla de mente sana y cuerpo sano y lamentablemente un gesto de esa manera hoy se vería mal.

 – ¿Fue el mejor gol de su carrera?

Sin lugar a dudas está en la terna de los mejores, pero he tenido goles muy lindos. A Boca le hice dos jugando para San Lorenzo, atajaba Gatti, a Argentinos Juniors también le hice goles muy lindos, a San Lorenzo jugando para Boca también. He tenido muchos goles lindos, pero en este ayuda el marco del recuerdo el gesto de Loustau. Si eso no hubiese pasado, tal vez se lo recordaría como un lindo gol y nada más. Sumado a que el rival era el campeón de América y venía de perder la Intercontinental por penales ante la Juventus.

– ¿Qué diferencias había entre los equipos de primera y el ascenso cuándo era jugador y cuáles hay ahora?

Antes entre los equipos de primera y los del ascenso había más diferencias tácticas y físicas. Hoy queda la diferencia técnica, los jugadores de primera tienen otra jerarquía. Todo eso se equiparó con la táctica y lo físico. Por eso hoy un equipo de cualquier divisional te puede ganar, te queda la jerarquía, pero a veces la podes contrarrestar con orden, sacrificio y otras cosas que antes no se podía porque a la larga te terminaban ganando porque eran mejores, corrían más y estaban más ordenados. 

– ¿Se considera un técnico ‘salva-equipos’?

Por lo general a los técnicos los llaman porque el equipo tiene algún tipo de problema: de resultados, de juego. Es muy raro que te llamen porque un técnico le fue muy bien y se fue a otro lugar mejor. El 90% es por alguna crisis. A mí me ha tocado dirigir equipos como Aldosivi y Olimpo que estaban a seis fechas de terminar el torneo y ya estaban casi descendidos. Con Aldosivi nos tocaron los cinco grandes en esas fechas, pero perdimos solo con Boca y River. A San Lorenzo le ganamos y empatamos los otros dos. Me he acostumbrado a armar equipos en el Nacional B y pelear por el ascenso. Con Chicago estuvimos hasta ahí la última fecha, en Temperley nos acomodamos. Me están llamando para este tipo de casos, aparentemente ven una solución en mí en estas situaciones.

– ¿Qué cambió en el plantel de Temperley que los llevó a tener este presente?

Yo soy un tipo positivo, pero si me decías que de 21 puntos íbamos a sacar 19 era mucho pedir. La mentalidad cambia porque antes cambiaron otras cosas: costumbres, formas de jugar, sistema táctico, el estilo, y eso nos trajo buenos resultados que te hacen cambiar la cabeza. A veces viene la mala, y empezás a perder, y en otras, toca la buena. Pero primero hubo cambios desde adentro hacia afuera y eso se ve reflejado en los resultados. 

– Cuándo recién había asumido declaró que lo que quería era ‘enderezar el andar del equipo y terminar en el pelotón de arriba a fin de año’. Lo logró.

Lo primero que dije cuando asumí fue: tenemos que dejar de perder, no tenemos que dejar que nos hagan tantos goles, porque en seis partidos tenían diez goles, y después vamos poniendo metas a corto plazo, que eran ganar y buscar objetivos como la Copa Argentina. El equipo ha hecho un cambio radical de adentro hacia a fuera y mejoró el estado de ánimo, mejoró la cabeza, los rivales te respetan más, hoy se juegan la vida contra Temperley porque somos el equipo que viene arrasando de abajo. 

– ¿Cómo se prepara el partido contra el puntero de la zona?

Yo digo que son los partidos más lindos para jugar y en la parte que me corresponde como cuerpo técnico es en el que menos necesitás incentivar, porque ya de por sí, jugar con el primero genera eso. Es un partido que hay que prepararlo bien porque ellos juegan muy bien, para mí son uno de los mejores junto con San Martín de Tucumán. Son las pruebas que necesitamos para dar un paso más. 

– Usted declaró que considera que los entrenadores tienen que ser ‘psicólogos urbanos’ de los jugadores, ¿cuánto de eso implementó en Temperley?

Creo que la parte psicológica es importante saber manejarla. Si bien no soy psicólogo, trato de leer o prestar atención a las cosas que tengan referencia a la parte emocional o mental. Después según los jugadores es dar el consejo justo, tocar la tecla justa y eso también te lo da la experiencia. Creo que hay personalidades y personalidades, pero me doy cuenta quién necesita una caricia y quién una sacudida. La clave está en decir las palabras justas en el momento justo y es algo que le doy mucha importancia y tiene que ver con el éxito o el fracaso de un equipo.

– Esta es la primera vez que asume en un equipo que no armó, ¿cuánto influye eso en un cuerpo técnico?

Es la primera vez que me toca. Este desafío lo encaré poniendo a prueba una situación que para mí era nueva, y nosotros siempre vivimos de tener desafíos y son las cosas que te van permitiendo crecer. Si bien no elegí jugador por jugador, en el momento que me llamaron miré el plantel que tenían, y era uno que a la distancia me sedujo. Me han llamado de otros equipos y no agarré porque no me gustaba el plantel que tenía. Eso me llevó a aceptar la propuesta de trabajo. El miedo o las dudas eran esas, como va a reaccionar un jugador que yo no traje y como se adapta a lo que yo quiero, porque quizás no son jugadores que se lo que me pueden dar. La verdad que me encontré con una grata sorpresa, primero porque las características que tienen se adaptan a lo que yo pretendo de un equipo, y me ayudó, y a ellos los hizo tener un rendimiento inmediato, porque tienen las cualidades para hacerlo. Por otro lado, creo que ellos estaban esperando que venga alguien que les pida lo que yo les pedí, por eso hubo conexión inmediata. Ganar el primer partido empuja mucho más.

– Es alguien que pondera los proyectos en el fútbol, ¿qué cambió en la sociedad y cuánto influye el resultadismo para que eso no sea lo habitual en la actualidad?

Yo digo que el éxito en esta profesión es tener continuidad y un proyecto. El proyecto te tiene que llevar al éxito, y no el éxito al proyecto, y acá estamos un poco así: primero tenés que tener éxito para poder armar un proyecto. Lo que hay que hacer es un proyecto, sostenerlo y a la larga lo terminás solucionando. Acá no hay tiempo de revancha, tenés una prueba, te va mal y te echan. No hay tiempo de mejorarlo, porque en seis partidos te fue mal y te vas, y tal vez necesitabas doce partidos. La sociedad también no sé hasta qué punto está preparada, porque con el tiempo se empieza a desgastar la relación y salen las partes negativas. Está todo agarrado con pinzas. 

– ¿Qué experiencia le dejó ser el entrenador de la Selección Sub 20?

Cuando empecé siempre tuve el sueño de dirigir juveniles, y gracias a Dios se me dio. Es uno de los trabajos que más disfruté porque es trabajar en lo máximo del fútbol argentino y con los mejores juveniles. Es una marca de calidad registrada desde la época de Pekerman, nosotros íbamos y nos respetaban. Después tenés los mejores jugadores que te dan otras herramientas. Y los torneos internacionales son una experiencia única, porque jugás con los mejores de cada país, están todos pendientes de los torneos. Por ejemplo, me tocó jugar contra Egipto con Salah, contra Brasil con Neymar, con Oscar, con Casemiro. Es estar con los mejores jugadores del mundo. Dirigí a Funes Morí,  Pezzella, Tagliafico, Andrada. Uno ya les veía cosas y sabía que iban a llegar. Y empezás a conocer en frente a los futuros cracks. Esa base de Brasil ahora está jugando en la mayor. Como técnico el desafío de preparar un partido con esa clase de jugadores también te hace crecer. A Brasil le ganamos, a Egipto que tenía un equipazo nosotros le ganamos en el Mundial. Eso te motiva y cuando lográs resultados positivos te refuerza y da más confianza.

– ¿Cuánto influyó José Néstor Pekerman en la Selección?

Pekerman es un técnico que ha dejado un legado en la Selección. Yo no tuve posibilidad de trabajar con él, pero su legado estaba. Dejó muchas cosas asentadas que hasta el día de hoy se mantienen. Es un poco el hacedor de lo que son hoy los juveniles en toda Sudamérica. Así que me parece que fue un visionario que tiene una principal virtud para captar talentos y después creció como técnico.

– ¿Durante su carrera como jugador quién fue el entrenador que más lo marcó?

El que más me marcó en mi carrera fue Bilardo porque me hizo subir a primera. Después me llevó a Estudiantes que salimos campeones en el 82 y después a la Selección. Fue uno de los que más me dejó escuela. Después tuve técnicos de los que aprendí mucho, el Bambino Veira es uno de los que veía muy bien el fútbol, Bora Milutinović que vino con una metodología de Europa en el 87 cuando estuvo acá, de todos fui aprendiendo cosas.

– Y estuvo muy cerca de formar parte de la selección que viajó a jugar el Mundial de México 1986, ¿cómo vivó esa etapa?

Para el Mundial 86 estuve siempre por ser el gran candidato a estar en la lista, venía jugando muy bien, en un momento estuve en una lista preliminar y en otro momento quedé afuera. Es más, después del Mundial y en los partidos siguientes me convocaron. Sabía que estaba en esa lista con posibilidades de entrar, creo que debía competir con Pasculli, con Tapia, jugadores que aparecieron a último momento. 

 

  

De crack mundial a Primera C

Foto: Camila Corrales

Por Camila Corrales y Lucas Pacheco

Brian Risso Patrón comenzó su carrera futbolística en las inferiores de Racing Club de Avellaneda. Brilló como delantero y fue goleador en diferentes categorías de las divisiones formativas y fue señalado, no sólo por la gente del club que se acercaba a ver su desempeño, sino también por diferentes reclutadores del exterior que pusieron el ojo en el entonces joven atacante nacido en Florencio Varela. Firmó contrato profesional antes de llegar a la mayoría de edad, ya que había rumores de que en Inglaterra lo seguían e iban a intentar llevárselo tras el Sudamericano sub 17.

La vida de Risso Patrón cambió radicalmente a sus 19 años, cuando fue apresado por la policía provincial por un presunto homicidio. Él niega haber estado siquiera en la escena del crimen, pero una serie de factores, sumados a la (según Brian) inacción de su abogado  Gustavo Dellamaggiore, derivaron en la peor noticia: el goleador fue sentenciado a la privación de su libertad por asesinato.

Brian cuenta que aquella secuencia lo destrozó y lo hizo pensar en quitarse la vida en reiteradas ocasiones. Pero en una tarde de reflexión, llegó a la conclusión de que el único que podía ayudarlo era Dios, por lo que se inscribió en el programa eclesiástico de la Unidad Penal 54 de Florencio Varela y comenzó a vivir el catolicismo. Enfatiza en que, más que una religión, aquella es una forma de vida que lleva ahora junto a su familia: “Fue lo que me dio fuerzas. Me sentía muerto en vida y haber conocido a Jesús fue lo que me devolvió esas ganas de vivir. Ese click que fortaleció mi fe en Dios cambió el paradigma, siendo aquella el sostén de mi vida e, incluso, la de mi familia”. Desde aquel momento decidió apartarse de la violencia que lo rodeaba, lo cual significó que, tras casi 7 años de reclusión, fuera liberado por buena conducta. 

Tras salir, comenzó a trabajar en utilería en Racing, su antiguo club, que no sólo le dio empleo e inclusión, sino que también le permitió entrenarse en sus instalaciones. A su vez, decidió volver a estudiar para terminar el secundario y poder reinsertarse en la sociedad. Risso Patrón destacó que el apoyo psicológico que los clubes aportan a los jugadores es fundamental para su desarrollo y que en estos últimos años notó una mejoría en ese aspecto: “Ahora veo que se le da más contención que antes a los jugadores. Igualmente, creo que hay casos muy puntuales en los que se requiere más atención, y es muy necesario para la formación”.

Foto: Camila Corrales

Al decidir volver al fútbol profesional llegó el llamado de Berazategui, club que actualmente disputa la Primera C. Tras meses de entrenamiento y preparación, su ansiada vuelta llegó el 27 de julio, día en que Berazategui fue derrotado por Argentino de Merlo 2 a 1 por la primera fecha del Torneo Apertura de la divisional. La calidad de Brian fue notoria, pero la falta de ritmo también jugó su papel. En su diálogo con El Equipo, describió sus sensaciones aquella tarde: “La verdad es que tenía mucha ansiedad porque nunca había imaginado poder volver a jugar, me parecía un sueño imposible. Ese partido me costó bastante, pero sabía que con el correr de las fechas iba a tomar buen rodaje”.

Su vuelta al gol fue el 19 de agosto, por la cuarta fecha, ante General Lamadrid en el Estadio Norman Lee (en el cual ejerce como local la Asociación Deportiva Berazategui). La secuencia fue de película: El cuadro naranja perdía, Risso Patrón estaba teniendo una buena tarde e, incluso, su familia había ido a verlo después de ocho años. El goleador recordó sus épocas pasadas con un excelente gol de chilena, vital para que su equipo luego remontara el cotejo. El centrodelantero, tras recorrer su odisea hacia el sueño que transitaba su cabeza desde que conoció el fútbol, manifestó que aquel grito fue muy emotivo, ya que la presencia de sus seres queridos le generaba el deseo de poder convertir y dedicarles el tanto.

 El atacante, a sus 27 años, aún sigue buscando el gran nivel que alcanzó en su etapa juvenil, y en Berazategui ya es reconocido por los hinchas que lo aplauden partido a partido. Se reconoce cómodo tanto con el club como con sus compañeros, y tienen como meta el ascenso y la clasificación a la Copa Argentina 2020, pero también tiene sus objetivos personales: habituarse al gol, realzarse deportivamente y, como utopía máxima, poder volver a jugar en Primera División.

Colgar los botines, el infierno más temido

Matías Elicegui, Luciano Padín e Iván Rincón

La carrera del futbolista es una de las más cortas, se encuentra con el retiro, generalmente, antes de los 40 años y, en muchos casos, no sabe qué hacer en el gran recorrido de su vida, que lo encuentra como un joven jubilado.

Aunque haya muchos que pueden llevar adelante el momento posterior al retiro y siguen ligados al fútbol mediante la dirección técnica, la representación de jugadores, otros ejercen el rol de periodistas en programas deportivos e incluso algunos llegan con algún estudio o capacitación que les permite hacer una vida separada de su pasado como deportista profesional.

Pero también existe un sector que atraviesa momentos difíciles por diversos motivos durante su etapa activa, aunque la misma adrenalina que les genera competir puede hacer que se olviden de ellos. Sin embargo, estas sensaciones de vacío suelen aparecer luego del retiro, ya que los futbolistas pasan de la fama y dinero a tener mucho tiempo libre, ser olvidados, tener problemas económicos –en varios casos- y no pueden suplir las sensaciones que sienten dentro de un campo de  juego.

De esta forma, ¿qué sucede con aquellos que no tienen ninguna herramienta más allá de las adquiridas en el fútbol y dejan la actividad profesional? ¿Son capaces de poder sobrellevar una vida alejada de algo por lo que lucharon durante toda su niñez y adolescencia?

Para aquellos, la preparación psicológica durante la actividad para llegar plenos a ese momento es fundamental, y hay varios entes que se encargan de ayudarlos en esta transición. Trataremos de ver, entre otros factores, si son realmente suficientes y qué tipo de ayuda les dan a los futbolistas retirados.

Según datos obtenidos luego de la investigación de la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPro) el 38% de los jugadores sufre depresión o problemas psicológicos, en especial los que atraviesan lesiones graves. El porcentaje que tienen los futbolistas de padecer estos problemas es incluso más elevado que el de la población en general, que varía entre el 13 y el 17%.

Pablo Aimar, actual entrenador  de la Selección Argentina sub 17 y parte del cuerpo técnico que dirige a la absoluta, contó no hace mucho en una entrevista a la revista “La Final” de la escuela de periodismo Tea y Deportea que no hay manera prepararse para el retiro. “Pasaste casi la mitad de tu vida compitiendo y desarrollando una actividad que consume mucha energía. Siempre persiguiendo una sensación: la de hacer un gol o salir a una cancha… Te cuesta encontrar para qué servís, tenés tiempo, pero no sabés qué hacer con él. Empiezan los problemas porque ahora no tenés por qué levantarte”, cierra Aimar.

Sebastián Chittadini, escritor uruguayo de “La vida después del fútbol”  y periodista de la Revista Túnel, recuerda uno de los momentos más sentimentales de las entrevistas que realizó para su libro: “Aldo Díaz, goleador histórico del Tacuarembó Fútbol Club que tiene más de 400 goles anotados en Primera División, se puso a llorar al recordar su último partido como futbolista”.

El retiro fue doloroso, traumático, cerca de las ganas de no vivir más”, dice Adrián Bianchi, ex jugador de primera división y fundador del proyecto social Futbolistas Arriba, un espacio que busca que el jugador de fútbol activo y retirado pueda encontrar la respectiva orientación que precise y sea un lugar para encarar una etapa de la vida que a ellos les genera incertidumbre, miedo y –en algunos casos- una posterior depresión.

El proyecto comenzó oficialmente el 9 de agosto de 2019. Las reuniones se realizan en el Club Ferro Carril Oeste, todos los viernes a las 19 horas. Es un espacio con entrada libre y gratuita, cuenta con la presencia de jugadores y ex jugadores con amplio rango de edad -de los quince en adelante tienen la puerta abierta- y a su disposición poseen la ayuda de psicólogos, coaching y médicos que prestan su servicio para la salud de los futbolistas.

Desde el sector de parrillas de Ferro que dan hacia la calle General Martín de Gainza, Bianchi cuenta que el suicidio de Julio César Toresani fue el detonante: “Me pareció que ya era hora de hacer algo entre nosotros, entre los jugadores de futbol. Cuantos más centros de estos haya para ayudar al futbolista mejor, porque es una problemática de hace un montón de tiempo y lo va seguir siendo”, dice Adrián mientras toma un sorbo de agua.

Bianchi jugó en Vélez Sarsfield, Ferro Carril Oeste y Platense, entre otros. Trabaja como entrenador de inferiores de Ferro, dirige la sexta, tuvo pasos en primera división como ayudante de campo, en 1999, de Juan Manuel Guerra en Deportivo Morón, pero ahora, desde su puesto, detrás de la línea de cal, sabe que su función, además de formar futbolistas, es darles a los jóvenes un incentivo, una vocación más allá del fútbol. “En realidad en Ferro el chico que no estudia, no compite. No se ficha. Tiene que estudiar obligatoriamente. Lo importante es el estudio, no jugar al fútbol. Muchas veces no están preparados, no saben qué hacer con el dinero, con su vida y se encuentran con un montón de cosas de golpe. Hay muchos casos de estos que te cuento”, cierra el creador de Futbolistas Arriba.

Según la psicóloga deportiva Luciana Vainstoc, el trabajo que se realiza con el futbolista para preparar el momento de colgar los botines es cada vez más específico. “Es difícil generalizar, pero cada vez se habla más y se planifica con ellos sobre el retiro. Sin embargo, todavía no está trabajado como yo creo que debería hacerse, el retiro es parte de la planificación de la carrera del futbolista y no el final como se piensa”.

Para Vainstoc el que debe abrirse a esta rama de la ciencia es el propio futbolista, aunque afirma que muchos desconfían de la psicología y no piden ayuda aunque la necesiten. De todas formas, trata el tema sin hablar de responsables: “Sí es importante que haya un equipo interdisciplinario para trabajar con los deportistas, yo creo mucho en el trabajo en equipo y en la suma de las partes, ya que reconocer una jubilación a corta edad no es fácil para nadie. La vida del futbolista es muy corta y necesita imperiosamente planificar el día después de dejar la actividad”.

Además, clasifica claramente y separa los diferentes casos. Divide el retiro como “patológico normal”, que se refiere al deportista que tuvo una larga carrera y que, por motivos de edad o decisión elige dejar la actividad; mientras que por otro lado está el que es ocasionado por una lesión en el jugador que no le permite seguir desarrollando su carrera y no tiene otra opción más que el retiro.

En ambos casos se debe trabajar previamente en la cabeza del futbolista, pero es en el retiro obligado por lesión donde el jugador puede tener alguna secuela mayor, ya que no está preparado al cien por ciento para dejar la actividad. Ante este problema, Vainstoc señala que el cambio puede ser muy traumático y que el profesional debe acompañar al ex futbolista para hacer esta transición menos traumática y más natural.

Pero, por último reconoce que, en muchos casos, no existe esta figura por negación del deportista, y esto complica el estado mental puesto que es el futbolista quien debe ser el primero en aceptar la situación que está atravesando para que un psicólogo empiece a trabajar con él. 

Ante esto último que dice Vainstoc se suma Yannick Sandler, psicólogo del deporte, que dice que alrededor del fútbol se construyó una imagen errónea: “El jugador omite ir donde un especialista porque es sinónimo de debilidad y en el deporte de alto rendimiento no hay lugar para la fragilidad”.

Para Sandler esa imagen de “potencia, de fortaleza, de que ganan millones” es mayormente difundida por los medios de comunicación, pero es totalmente contraproducente con el jugador porque llegan a creer que ganar ese dinero no les permite deprimirse o estar mal psicológicamente, cuando en realidad los futbolistas son seres humanos y que por ende deben poder “demostrarse con sentimientos de humanidad y con la debilidades y problemas como el resto de los mortales”, cierra el Licenciado de la UBA.

Distinto parece ser el caso de Roberto “Tito” Pompei, ex futbolista de Vélez, Boca, Estudiantes de La Plata y Huracán, entre otros. Pompei cuenta que no necesitó recurrir a ningún tipo de ayuda psicológica, ya que para él, la decisión de abandonar el profesionalismo no fue traumática ni le trajo mayores complicaciones ya que no consideraba que estuviese en un nivel óptimo para continuar jugando.

El fútbol me había dado muchísimo y yo no sentía que le podía dar mucho más y entonces tomé la decisión con tranquilidad. Nunca lo sufrí, lo único que se extraña es la convivencia en el vestuario con los compañeros, pero los insultos o el reconocimiento nunca los extrañe ni los extraño al día de hoy. En ese sentido sí creo que me preparé bien”, relata.

De todas formas, Pompei reconoce que su caso no es el de todos y que en la actualidad los jugadores llegan más preparados para afrontar ese momento. Luego de retirarse ya sabía que iba a continuar ligado al fútbol como entrenador, y así fue: a los pocos meses empezó como ayudante de campo de Oscar Craviotto en Unión y, un año después, comenzó su carrera como director técnico en las divisiones inferiores de Boca Juniors.

Si bien la problemática más importante es la salud mental del futbolista al momento de dejar la actividad, éste no deja de ser un desempleado antes de los cuarenta años, por lo que en muchos casos, baja su calidad de vida. 

Sergio Seguel, ex futbolista de Arsenal de Sarandí, Olimpo de Bahía Blanca, Ferro Carril Oeste, entre otros, y dirigente de Futbolistas Argentinos Agremiados, admite que siempre le gustó militar por los derechos de los jugadores, incluso en su época de actividad. Trabaja desde hace más de 25 años en el gremio, donde tiene una pequeña pero futbolera oficina ubicada en el segundo piso de la sede de la calle Salta. 

“Él (por Toresani) siguió su vida, no es porque haya sido futbolista le pasó lo que le pasó, sino que pasaron un montón de cosas, fue director técnico. No es que le pasó porque jugó al fútbol y fue olvidado, no hay otras cuestiones personales; qué sé yo, son casos personales, hay veces que vos lo querés ayudar y el tipo no se deja…”,  relata Seguel en una de las respuestas más extensas de la charla, tratando de restarle importancia al gremio.

Esta falta de colaboración no es casualidad. Adrián Bianchi contó que a él le gustaría que la AFA y Futbolistas Argentinos Agremiados le dieran más voz a este proyecto que busca que la personas no se sientan avergonzadas porque “hay casos donde los muchachos terminan de jugar y tienen otro trabajo como remisero o taxista, los reconocen y les dicen ´vos no sos este jugador`, ‘no jugaste en tal equipo’, ‘no le marcaste gol a…’ y esas cosas, desgraciadamente, les destroza el ego a los futbolistas”. 

Sin embargo, desde estas entidades nunca le dieron el espacio necesario, no se comunicaron y  tampoco se acercaron a charlar con él. Por lo pronto, para Agremiados es más importante abarcar el tema laboral. Fue así que crearon el Fondo Final de Carrera con el fin de apoyarlos sólo económicamente desprendiéndose de las preocupaciones y necesidades psicológicas del futbolista retirado.

Desde su despacho, cuenta que el Fondo Final de Carrera, lanzado en 2013, fue inspirado en lo que sucede en Europa, aunque marcó una gran diferencia con el que se implementa en Argentina. “Acá no le sacamos un peso al jugador, todo el dinero sale de un convenio que tenemos nosotros con AFA”, dice Seguel. Además, los futbolistas retirados cuentan con una obra social, incluso luego del retiro, a la que pueden adherirse sus familiares directos.

El fondo tenía en su inicio como principal requisito haber jugado profesionalmente con un contrato registrado en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) un mínimo de ocho años. Además, cuenta con un tope de 15 temporadas, siendo éste el máximo de tiempo computado por Agremiados para que los beneficiados cobren el programa social. 

Para poder reclamar la parte que les corresponde, los jugadores deben esperar a que transcurran tres libros de pases desde que decidieron retirarse. Según la web de Futbolistas Argentinos Agremiados, el cobro es único, es decir que el monto correspondiente se realiza en un sólo pago, y universal, beneficiando a todos los que cumplan los requisitos sin excepción.

Sin embargo, Seguel cuenta que a mediados de 2019 se hizo una actualización en algunos puntos del programa. Entre ellos se destaca la reducción de los años necesarios de actividad profesional requeridos para obtener el fondo, pasando de ocho a seis, ya que cuando se lanzó el proyecto en 2013, la Primera C recién se incorporaba al fútbol profesional de AFA. 

No obstante, es distinta la suerte de los futbolistas retirados antes de la creación de este fondo. Roberto Pompei recuerda que en un momento se empezó a hablar sobre la creación de una obra social para futbolistas retirados, pero que quedó en la nada. “Eso sería lo que nos estaría faltando, hoy no hay ningún tipo de obra social que nos acompañe”, afirma. Actualmente, el gremio de futbolistas les mantiene la obra social a los jugadores retirados sólo por seis meses y, una vez concluido ese tiempo, se quedan sin ningún tipo de cobertura médica.

Agremiados cuenta hoy en día con un gimnasio y un pequeño espacio al aire libre para realizar tareas de rehabilitación. Allí, todos los ex jugadores, incluso antes de la creación del Fondo, que necesiten o quieran utilizarlo, pueden hacerlo sin tener que abonar ningún monto ni cumplir con algún tipo de requisito.

Por último, la inserción de los equipos femeninos de fútbol al profesionalismo hizo que desde el ente gremial se empiecen a ocupar de las futbolistas, que al día de hoy ya poseen la misma obra social que los hombres y, a partir de este año comienza a regir el proyecto del Fondo Final de Carrera para ellas, tal y cómo rige para los del fútbol masculino.

El duelo de dejar de ser futbolista profesional es muy difícil de sobrellevar y suelen vivirlo de una forma muy privada, íntima. Aceptar que no se va a estar más dentro de una cancha es algo que afecta a todos – desde jugadores de elite hasta semiprofesionales o amateurs-. Las manifestaciones hacia afuera no suelen ser muchas, pero sí hacia adentro. No se habla demasiado de la depresión u otras enfermedades que aparecen en algunos casos tras el retiro, cuando hay que adaptarse a una nueva vida o, en otros casos ver qué hacer con su vida una vez que se terminó su carrera”, resume Sebastián Chittadini tras las experiencias obtenidas durante el proceso de la creación del libro, que trata estos temas con mucho realismo y crudeza.

 

Modelaje, fútbol y lucha

Por Massimiliano Russo

Le dijeron en la cara que, por ser mujer, sólo podía competir para ser linda. Y en parte tenían razón, porque es modelo y fue consagrada Miss Argentina Hispanoamérica hace unos meses. Pero ella quiere demostrar que también puede competir dentro de una cancha de fútbol sin dejar de ser quien es, sólo porque disfruta tanto jugar como ser modelo.

El hecho de elegir estas dos profesiones hizo la vida de Sasha Gigliani muy difícil. En su Saladillo natal llegó a pasarla mal por la discriminación. Su abuelo, que era entrenador de fútbol, le decía que no abandonara y que luchara por sus sueños, mientras que sus padres le decían que tenía que ser disciplinada y seguir firme sus ambiciones.

El Equipo se dio el gusto de hablar con ella para que nos cuente cómo desarrolló sus dos carreras y cómo fue atravesando distintas situaciones a lo largo de sus 25 años de vida.

-¿En algún momento te discriminaron por querer jugar a la pelota?

-Por querer jugar a la pelota no. La pasaba mal en la escuela cuando se enteraron de mi otra faceta que era ser modelo. He llegado a casa a llorar, la pasé muy mal. El dicho que siempre digo es “pueblo chico, infierno grande”. Los chicos en el colegio me mataban. Una era como la “marimacho”del grupo. Yo les decía que era amiga de Luisana Lopilato y que iba a ser mi madrina, no de confirmación sino artística. Se lo tomaban súper mal porque era como si yo fuera una mentirosa. La he pasado muy mal pero esas situaciones son las que me hicieron tener el carácter que tengo ahora. En fútbol casi nunca sufrí nada porque siempre tuve amigos hombres y nunca se quejaron de eso.

-¿Cómo fue criarte habiendo jugado a la pelota con chicos?

-Hoy disfruto más jugar con hombres que con mujeres, porque es un juego más al cuerpo, pero supongo que lo naturalicé porque no lo veo como algo raro. Cuando comparto una cancha con chicas, a veces me parece desordenado. En su gran mayoría, todas las que jugamos al fútbol profesional en algún momento jugamos con hombres. A mí me pasó de chica, de 20 amigos que tenía, 15 eran varones.

-¿Te sirvió haber jugado con hombres?

-Si. Hoy soy la jugadora que soy gracias a eso. Lo único que cambié es que ahora soy mucho más rápida que antes. Al principio jugaba como 9 de área y era de pelear la pelota cuerpo a cuerpo. Ahora soy todo eso pero además soy velocista. Esa es la diferencia entre  cuando empecé a jugar y ahora. Antes no te decían: “perfilate para pegarle” y esas cosas, era poco usual hacer eso. Ahora está buenísimo porque podés mejorar mucho la técnica con esas cosas.

Foto: Instagram

-¿Quiénes fueron tus principales sostenes en tu carrera como deportista y en el modelaje?

-Cuando era chica mis papás, y detrás de ellos dos estaba mi abuelo porque él me decía que nunca abandonara. Él fundó el club Oro Verde en la ciudad y armó el primer equipo femenino, del cual yo fui parte. Mi papá junto con él siempre me decían que tenía que ser muy disciplinada. En un momento llegué a sentirme sola porque yo la remaba y mis papás me decían que tenía que dedicarme al estudio porque lo mío no daba frutos. Ahí entendí que tenía que demostrar que yo podía. En ese momento que estaba bajo presión fue cuando se me empezó a dar todo.

-¿Cómo cuidás tu físico para ambas carreras?

-Cuando juego intento no pensar en que me voy a golpear porque si no la paso mal. Las últimas dos semanas antes del torneo las sufrí un montón porque todos me decían que tuviera cuidado con los moretones y eso. Yo pensaba que no podía estar fijándome cada cinco minutos si tenía una cicatriz. A parte, muchas modelos llegan al certamen con cicatrices o marcas y tapan todo con maquillaje, así que ese no es el problema. El deporte más que nada me favorece para esta carrera porque me permite tener un cuerpo más fitness que el de la típica modelo chupada.

-¿Es la misma preparación?

-Sí. La única diferencia es que en el modelaje tengo que tratar de no ser tan descontracturada como en el fútbol porque capaz tengo reuniones con representantes o coordinadores y hay movimientos que debo saber cómo llevarlos. También tuve que tomar clases de oratoria para modelaje porque antes todo lo que quería decir lo hacía de una y a veces hay que tomar una pausa para decirlo. Al principio son medio embolantes, pero cuando le encontrás el sentido te das cuenta que cuando realmente llamás la atención del otro cambia todo.

-¿Esto es importante para tu carrera de modelaje?

-Sí, lo más importante de todo es el proyecto deportivo que llevo adelante. Tiene que ver con la inclusión, la sexualidad y un montón de valores que junto con la educación puede inculcar el deporte. Para ser Miss Mundo tiene que ver mucho lo que vos podés aportar con tu cabeza, porque con ser linda no alcanza.

Foto: Instagram

-¿Cómo te preparas para el certamen?

-Más que nada mentalmente, porque todo el tiempo intentan boicotearte psicológicamente, como insultándote, pero tengo que mantener la estabilidad. Siempre hablo del mensaje que quiero dar y a dónde quiero llegar.

-¿Qué mensaje intentás trasmitir?

-En algunos países como Venezuela está muy mal visto que las mujeres hagan deporte, entonces me insultan un montón cuando voy a competir allá. Junto con mi equipo de marketing intentamos trasmitir un mensaje con el que les hagamos saber que están siendo ofensivos con una persona sin aceptar al otro tal cual es. Intento trasmitir que las mujeres no se tienen que sentir lindas solo porque se operan todo. Seguramente va a ser súper fuerte porque se lo van a tomar a pecho, pero va a ser de la forma más sutil y seria posible. Lo que quiero plantearles es por qué están juzgando al otro sin conocerlo.

-¿Quiénes hacen esos comentarios?

-Las competidoras no tanto, sino más que nada su gente. Bolivia es el centro de todo y en Venezuela para estos torneos son muy pasionales, de ellos más que nada recibí críticas. Recién ahora acá empezó a tener relevancia esto, pero en Venezuela, por ejemplo, este certamen es como el Mundial, se paraliza todo. Por eso, es entendible que la gente reaccione así, al ser tan pasionales quieren defender a su equipo siempre. Desde mi lugar trato de concentrarme en lo mío.

-¿Vélez te apoya con tu carrera de modelaje?

-Si tengo que faltar por algo del certamen, ellos me dan un justificativo porque estoy representando al país, entonces no hay problema. Igual, cuando es así siempre entreno aparte por mi cuenta. Vélez siempre me apoyó. Al principio les costaba entender qué estaba haciendo, pero ahora que lo comprendieron me preguntan siempre cómo pueden colaborar conmigo. Hinchas de Vélez hay en todo el mundo así que lo que más necesito de su parte son sus redes sociales oficiales, que me suban y que digan: “vamos a darle una mano”.

-¿Cómo es la relación con tus compañeras?

-Son unas genias. En un momento no entendían nada pero me bancaron desde el momento cero y me ayudaron con el video de presentación cuando recién arranqué. Su apoyo fue muy importante porque entendieron que no era una falta de respeto, sino que era una herramienta para que el fútbol femenino y el club se magneticen. Le dio la importancia que se merece tanto al fútbol femenino como a nosotras como mujeres porque nos queremos y no importa el sexo que uno elija o el cuerpo que tenga.

-Cuando te invitaron al programa de Mirtha Legrand, un invitado afirmó que las mujeres compiten para ser más lindas y sólo respondiste sonriendo, ¿en qué pensabas?

-En Saladillo fui la goleadora de la liga local 5 años seguidos jugando contra hombres, así que a mí no me vengan a decir que el fútbol no es para mujeres. Creo que nosotras tenemos que ser superiores a ellos. En ese momento pensaba: “si supieras lo que se viene ahora…”. No entendía pero después pensaba: “este no sabe en lo que se está metiendo”. La cantidad de minas que lo bardearon en twitter fue furor. Dijo una boludez y se le puso el mundo en contra. No podía meterme a su misma altura. Mintió en cámara, dijo que a todas las jugadoras se les está pagando cuando no es así, pero no me iba a poner a gritarle mentiroso.

Sasha no dejó que nadie le dijera que no podía hacer algo o dos cosas juntas sólo por ser mujer, y hoy es una de las referentes de Vélez Sarsfield, club en el que juega actualmente y es candidata a ser Reina Panamericana por Miss Mundo.