miércoles, octubre 22, 2025
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El combate ahora es sobrevivir

Por Facundo Scapparone

El 30 de diciembre de 2011, Nate Diaz y Donald Cerrone protagonizaron la pelea a tres rounds con más golpes en la historia de UFC (Ultimate Fighting Championship): los luchadores lograron conectar un total de 334 golpes en los 15 minutos que duró el combate. Uno cada 2,7 segundos. Hoy, más de ocho años después, la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda mantener, por lo menos, un metro de distancia entre personas y no tocar superficies con las manos para prevenir el contagio de COVID-19.

El SARS-CoV-2 infectó a más de 5 millones de personas y superó las 330 mil muertes a nivel global. La mayoría de los países decidió someterse a un confinamiento obligatorio, con el objetivo de detener la propagación del virus. Esta medida fue precedida por la suspensión de todo tipo de eventos masivos, desde cines y teatros hasta espectáculos deportivos. Solamente tres ligas profesionales de fútbol decidieron no cesar su actividad: la de Bielorrusia, la de Burundi y la de Nicaragua. En Managua, la capital del país centroamericano, también se realizó una polémica velada boxística que incluyó todo tipo de medidas sanitarias.

“Una vez flexibilizada la cuarentena, yo creo que los eventos deportivos deberían ser sin público, testeando a todos los protagonistas y evitando el contacto físico de manos”, asegura Sergio Scigliano, reconocido neumonólogo y especialista en vías respiratorias. Tal es así que el gobierno alemán le concedió un permiso a la Bundesliga para retomar las actividades siguiendo una serie de estrictos controles de higiene. Alemania se encuentra en un proceso gradual para salir del aislamiento obligatorio.

Sin embargo, los deportes que conllevan un mayor riesgo, como las artes marciales mixtas o el boxeo, requieren extremar los cuidados. Además de las medidas que idealmente deberían tomarse en la mayoría de las disciplinas, Scigliano sugiere reducir al máximo posible la cantidad de gente que se ubica en los alrededores del ring o del octágono y desinfectar los guantes y superficies con las que los peleadores estén en contacto para posibilitar el desarrollo de este tipo de prácticas.

El intercambio de golpes que se genera en los deportes de alto riesgo, principalmente en las artes marciales mixtas, representan un significativo peligro de lesiones para los púgiles. En el contexto actual, con el sistema de salud dedicándole la mayor parte de su tiempo a los infectados por COVID-19, hay un agravante. “Si un luchador finaliza la pelea con una conmoción cerebral y debe acceder a un hospital, nadie te garantiza que no vaya a contagiarse coronavirus.”, asegura el doctor. En síntesis, la reanudación de estas disciplinas es viable -con las medidas sanitarias correspondientes-, pero implica un peligro extra que es preferible evitar.

Todas estas dificultades significan una posible mayor inactividad para los protagonistas de deportes de alto riesgo, sumado a las problemáticas que tienen a la hora de ejercitarse en sus hogares. “Las ganas disminuyen más que nada por no tener competencia. No entreno a la misma intensidad con la que estaba entrenando antes, no tengo ese incentivo”, cuenta Bruno Canetti, actual campeón de peso pluma de la compañía Combate Américas.

La salud mental es también un factor importante a tener en cuenta durante el aislamiento obligatorio. Es por eso que la OMS opta por el término “distanciamiento físico” en lugar de “distanciamiento social”, ya que este último puede suponer una percepción de desconexión de los seres queridos. Así lo ve también Juan Pablo “El Molo” González, peleador de artes marciales mixtas de peso gallo: “El encierro puede jugar un papel importante si lo dejamos. Hay que tener bien en claro qué es lo que queremos y adaptarnos a la situación de la mejor manera posible. El trabajo mental en uno es indispensable para que todo sea positivo en este momento”.

Así como los deportistas siguen una rutina para mejorar los aspectos físicos, también lo hacen con los psicológicos. Algunos optan por hacerlo por su cuenta, como Bruno Canetti, quien elige la meditación y la lectura de libros de desarrollo personal. Pero otros, como el Molo, consideran indispensable trabajar en conjunto con un psicólogo deportivo y un coach mental. El trabajo con profesionales consiste de un chequeo de metas, trabajos de visualización de objetivos, escritura y meditación.

Los avances tecnológicos en los tiempos que vivimos nos permiten hacerle frente al distanciamiento y a la sensación de desconexión. Las aplicaciones de mensajería instantánea y las redes sociales de interacción son herramientas muy útiles para distraerse durante el confinamiento. Así lo ve el Molo, quien brinda una clase gratuita en vivo de ejercicios físicos a través de su cuenta de Instagram todos los días. “Son 50 minutos bien movidos en donde se trabajan todos los músculos del cuerpo. El objetivo es no parar de moverse e ir cambiando los ritmos, trabajando brazos, piernas y zona media”, detalló el campeón argentino de kickboxing W.K.C. y W.K.F.

Otro de los aspectos a atender es el económico. Hace algunas semanas se dio a conocer que el plantel de Boca rechazó la propuesta de su presidente, Jorge Amor Ameal, quien proponía una reducción salarial de los contratos más altos durante el tiempo que dure la inactividad en el fútbol argentino. Pero en los deportes de alto riesgo, los luchadores no tienen ese privilegio: deben pelear para cobrar bolsas. Si no peleás, no cobrás.

Esta situación generó que los peleadores deban buscar otras formas de generar ingresos para llevar a sus hogares. “Algunos están vendiendo comida, barbijos y alcohol en gel. Otros dando clases online”, relata Bruno Canetti. “Se hace prácticamente imposible. Espero que de alguna manera se solucione esto”, lo respalda, preocupado, el Molo. Está claro que la pandemia de coronavirus agudizó la situación crítica en la que se encontraba la economía argentina. Sesenta y un días después de que Alberto Fernández anunciara una cuarentena obligatoria a nivel nacional, los efectos de la suspensión de toda actividad comercial alcanzó hasta a un colectivo impensado: el de los deportistas.

 

Solo Best puede irse a la B, jugar 22 partidos y convertirse en ídolo

Por Pedro Masi

Era 1979. Los tiempos de gloria de George Best ya eran parte del pasado, pues luego de tocar el cielo con las manos en Manchester United, en donde disputó once temporadas y conquistó cinco títulos, la carrera del norirlandés atravesó una fuerte recaída no sólo en base a su poco profesionalismo fuera de las canchas, sino, además, por la jubilación de Matt Busby, el entrenador que lo hizo debutar en la Primera División de Inglaterra y con el que compartía una gran relación. Este hecho estableció, sin dudas, un antes y un después en la vida deportiva del nacido en Belfast, ya que, tras la partida del técnico, Georgie disputó solamente 31 encuentros en dos temporadas con los Red Devils y marcó seis goles, una marca bajísima en su registro en comparación a lo que a todos tenía acostumbrados. Sin embargo, luego de algunos años irregulares en diferentes equipos, Best llegó a Leith, un distrito en Edimburgo, Escocia, para afrontar un nuevo y difícil desafío. Esta vez, sería la hora de defender la camiseta del Hibernian, un humilde equipo que peleaba por la permanencia.

En aquel entonces, el futbolista tenía 33 años y el presidente del club escocés, Tom Hart, se había contactado con el Fulham para hablar con él y así convencerlo. A pesar de no estar en su plenitud, parecía imposible que un jugador de la talla de Best jugara en un equipo tan modesto como eran los Hibs. Por lo tanto, muchos pensaron que ello sólo sería un truco publicitario. Pero para la sorpresa de todos, no fue así. Toda actitud de indiferencia hacia el rumor de la incorporación del jugador fue sustituida por una tremenda ilusión de los hinchas cuando el mismo se hizo presente en uno de los palcos del estadio Easter Road junto al presidente, quien lo había invitado a ver un partido de local contra Kilmarnock. Los fanáticos le brindaron una gran recepción y el traspaso ya parecía ser una realidad. De hecho, unos días más tarde, se cerró la negociación, la cual Tom Hart aseguró haber pagado de su propio bolsillo.

El futbolista no había jugado en cinco meses. Por ello, debía perder peso y volver a entrenarse, así de esa manera iba a poder estar a punto para cuando llegara el momento de debutar con la verde y blanca. Y el día llegó. Un 24 de noviembre de 1979, George Best hizo su debut tan esperado ante más de 13.000 espectadores, una cifra impresionante en ese tiempo debido a que, tras la mala campaña del equipo, no superaba los 5.000. Pero con la llegada de una de las máximas figuras del fútbol a nivel mundial, las ventas de entradas estallaron. No obstante, los Hibs perdieron 2 a 1 frente a Saint Mirren, aunque pudieron disfrutar de un gol de Georgie justo antes del pitido final.

El conjunto de Leith sumaba apenas cinco puntos en 15 partidos, lo cual salir del último puesto y de la zona de descenso parecía imposible incluso con Best en el plantel. Entonces, se podría hacer un punto de inflexión a partir de dicha situación del Hibernian. Quizás algunos hinchas, más realistas de acuerdo al contexto, disfrutaban más el hecho de ver jugar al norirlandés con la camiseta de su equipo en vez de preocuparse por lograr los resultados, mientras que otros se ilusionaban con él para revertir aquella etapa. Lo cierto es que el panorama no era muy alentador, pero, ¿quién no se iba a ilusionar con un jugador como él? Cada toque, gambeta o pase provenientes de aquel mágico pie derecho de Best, eran aplaudidos por toda la afición. Ni mencionar los goles. Sólo fueron tres en 22 partidos, pero vaya si fueron recordados por los fanáticos. Los dos más importantes fueron: uno contra Celtic, sobre el final del partido y frente a 22.000 personas, tras un enganche hacia el medio y un potente remate de derecha que decretó el empate 1 a 1. Y el otro, versus Dundee, en el que realizó y culminó una impresionante jugada solo contra todos, al más fiel estilo de los que Georgie marcaba durante sus años dorados en Manchester United.

Otro de los momentos más memorables del futbolista con los Hibs fue su primera victoria, un 2 a 1 sobre Partick Thistle que fue el primer triunfo en 14 semanas. Pero por encima de todo está aquella inolvidable jugada que pasó a la historia del fútbol, en la que Georgie se sacó de encima a un jugador del Rangers con dos gambetas sobre un campo de juego cubierto por una ligera capa de hielo y tras ello, luego de ser derribado por el rival, le ofreció la pelota con la mano, haciendo referencia a que no se la podía sacar. Pero como en todo buen ciclo, casi siempre suele haber una parte negativa. En febrero de 1980, Best se mudó a un hotel y se rindió ante su debilidad: el alcohol. Una de las noches que estuvo allí se la pasó bebiendo hasta altas horas, lo que generó que se perdiera un partido al otro día. Parecía que sus días con el club de Edimburgo estaban contados y Tom Hart lo multó. Sin embargo, fue este mismo quien lo incitó para que volviera a jugar y le dispuso un departamento para él y su esposa, Angie.

Para ese entonces, el descenso era inevitable. El futbolista disputó 12 partidos más y el Hibernian apenas llegó a 18 puntos. Asimismo, las sensaciones eran ambiguas, puesto que, a pesar de perder la categoría, la experiencia de los simpatizantes por haber tenido a George Best entre sus jugadores no podían hacerlos sentir más orgullosos. En su último partido con los Hibs consiguió una victoria 2 a 0 contra Falkirk y fue el capitán del equipo. Sin dudas, una despedida imborrable que tanto Georgie como los hinchas del Hibernian se merecían.

Quizás no pudo haber logrado el objetivo, pero al talentoso jugador le bastaron solo un puñado de partidos para conseguir algo más importante que ello, que es el cariño y respeto de propios y extraños. Pues no solamente se transformó en un ídolo en el Hibernian, sino que también en un símbolo del fútbol escocés y de la cultura popular británica. Tan así que se lo bautizó como el quinto Beatle. Y vaya si lo tuvo merecido. Una persona con una habilidad dentro de la cancha y un carisma inmenso que le valió para ganarse ese apodo y mucho más. Y si bien Best tuvo una eterna batalla interna contra el alcohol que no le permitía desplegar su mejor versión, eso nunca podrá tapar lo que significa su figura, la cual fue, es y será una leyenda que nadie jamás olvidará en el Reino Unido.

México 1970: el comienzo del fútbol como lo conocemos

Por Ezequiel Aranguiz

Suena el silbato en el Estadio Azteca y la Copa Mundial de Fútbol 1970 da inicio. En el partido inaugural se enfrentan los verdes de México con los rojos de la Unión Soviética. Y espectadores de todo el mundo pueden diferenciarlos de esa manera gracias a una tecnología que va en ascenso: la televisión satelital a color.

Las imágenes grabadas por las ocho cámaras instaladas en el estadio llegaron más de 700 millones de personas de todos los continentes. Por primera vez en la historia, los 32 partidos fueron transmitidos en vivo y en directo de forma satelital y por medio del Technicolor, para aquellas empresas que contaran con esta tecnología.

Argentina quería ser sede de la competencia, pero la FIFA eligió a México gracias a que ya contaba con la infraestructura de los Juegos Olímpicos del 68. Pero hubo otro factor que influyó en la decisión: la empresa de televisación Telesistema Mexicano –antecesora de la actual Televisa- aportó millones de dólares para que se dispute en sus tierras.

De esta forma, el torneo se convirtió en el tema central en la televisión azteca. La cantidad de notas y reportajes enfocados en el deporte triplicaban a aquellos que tenían como eje a la política –en simultáneo al Mundial, se celebraron las elecciones presidenciales con mayor problema de legitimidad de la historia de México-. “Con esas acciones, quedaba en claro que, para los productores y ejecutivos, la Copa era un acontecimiento más importante que las elecciones. El fútbol daba mayor audiencia, y mayor audiencia significa más ganancias”, explica la profesora de periodismo Celeste González de Bustamante, en su libro Muy buenas noches: México, la televisión y la Guerra Fría.

Los derechos de transmisión también impactaron directamente en el juego. Con el objetivo de adaptarse a los horarios europeos, varios partidos comenzaron cerca del mediodía. Esto causó el descontento de un gran número de jugadores y entrenadores a causa del intenso calor que caracteriza al país norteamericano. Uno de esos encuentros fue la final entre Italia y Brasil. Muchos consideran que el clima, sumado al esfuerzo del tiempo suplementario en semifinales, fue un factor decisivo en la floja actuación del conjunto italiano.

De allí en más, creció el número de contratos televisivos, aumentó la publicidad y el fútbol pasó de ser una expresión de la sociedad a convertirse en lo que hoy conocemos como espectáculo deportivo. Pero todo comenzó en México 1970.

Seis mil muertes en una guerra que tuvo al fútbol como excusa

Por Ramiro Ohana

Honduras y El Salvador disputaron una eliminatoria en 1969 por una plaza en el Mundial de México del año siguiente. No se trataba de cualquier cupo, sino del primero en la historia para ambas selecciones. El honor, el orgullo y la patria estaban en juego. El primer partido fue el 8 de junio en Tegucigalpa. El equipo salvadoreño fue hostigado desde su llegada al aeropuerto hasta en el hotel. Insultos, piedras, fuegos artificiales y agresiones que hicieron efecto: triunfo de los hondureños con un gol de Roberto Cardona.

La humillación y derrota durante el primer partido de eliminatorias provocó que la joven salvadoreña de 18 años Amelia Bolaño se suicide con la pistola de su padre. “Joven no soportó ver a su patria arrodillada”, tituló al otro día el periódico salvadoreño El Nacional. A su entierro asistió el presidente, el ejército y la misma selección nacional. La tragedia, indirectamente, había comenzado. El suicidio de Bolaño era una muestra de lo que le depararía a estas dos naciones: muertes y heridos, consecuencia de una guerra civil impulsada por el fútbol.

En ese ambiente, el 15 de junio, se disputó en San Salvador el segundo encuentro. Ni la protección policial impidió la venganza salvadoreña, que comenzó con el hotel donde se hospedaba su rival. Lo apedrearon, lanzaron ratas muertas y trapos infectados. En el día del partido, un grupo del ejército escoltó a Honduras hasta el estadio, pero no fue suficiente. El acoso y las burlas seguían atormentando a una selección que terminó perdiendo el encuentro por 3-0 y a sus aficionados, que fueron golpeados y asesinados por salvadoreños.

Un tercer juego de desempate se disputó en el estadio Azteca, el 26 de junio, con el ejército mexicano presente entre ambas aficiones. En la neutralidad, El Salvador se clasificó en la prórroga (3-2) con un gol decisivo del delantero Mauricio Rodríguez. Dos semanas después, la escalada de sucesos derivó en la llamada “Guerra del Fútbol” entre ambos países.

Lo que se conoce como “Guerra del Fútbol”, fue en realidad la “Guerra de las 100 horas”, un enfrentamiento que duró cuatro días y usó las eliminatorias como excusa. Ahora bien, ¿cómo se desencadenaría aquella guerra que acabó con la vida de más de 4.000 personas? En 1969, El Salvador era gobernado por Fidel Sánchez y apoyado por las familias terratenientes más poderosas. El país es casi seis veces más pequeño y tiene un millón más de habitantes que Honduras. Los salvadoreños eran, en mayoría, agricultores que poco a poco colonizaron las tierras vecinas, hasta llegar a ser un total de 300.000 migrantes.

Honduras, gobernada por Osvaldo López, decretó una reforma agraria que ofrecía esas tierras a los agricultores locales. Esta decisión fue el comienzo del conflicto, que llevó a los grupos paramilitares a deportar a los salvadoreños. En este contexto, el fútbol fue el vehículo para exacerbar pasiones, propagar el odio y preparar un ambiente que justificase una intervención. “El fútbol ayudó a enardecer aún más los ánimos de chovinismo y de histeria pseudopatriótica, tan necesarios para desencadenar la guerra y fortalecer así el poder de las oligarquías en los dos países“, describió el periodista polaco Ryszard Kapucinsky, quien vivió en carne propia aquellos partidos de eliminatorias y detalló en su libro La Guerra del Fútbol que, paradójicamente, terminó siendo el nombre del conflicto.

Dos semanas después de las eliminatorias, el 14 de julio, El Salvador ordenó a sus fuerzas militares invadir Honduras y se lanzó una ofensiva aérea. La guerra había comenzado. Una guerra por la tierra entre dos países similares en lengua, pobreza, corrupción y armas. La Organización de Estados Americanos logró el alto al fuego el 18 de julio. En apenas 100 horas murieron casi 6.000 personas, hubo 15.000 heridos, 50.000 desplazados y reprimidos en ambos países.

Luego de una fuerte presión internacional, El Salvador finalmente retiró sus tropas en agosto. Pero el resentimiento no terminó ahí. Durante décadas no hubo intercambio comercial y la frontera se clausuró. La paz y relativa reconciliación entre ambos países se selló en 1980, con otro partido de fútbol. Este, con un final más amigable.

Zagallo, el primero en ganar el Mundial de los dos lados de la línea de cal

Por Lucas Valenzuela

Mario Jorge Lobo Zagallo logró ser campeón del mundo en cuatro oportunidades, ostenta un récord único que muy difícil de repetir: dos de ellas fueron como jugador, una como director técnico y la última como coordinador técnico.

Una vez finalizada la goleada de Brasil frente a Italia en la final del mundial celebrado en México en 1970, Zagallo se convirtió por primera vez en la historia, en la persona capaz de levantar el trofeo más importante del fútbol cumpliendo dos roles diferentes.

Nacido en 1931 en Maceió, ciudad ubicada en las costas centrales de Brasil, inscribió su nombre en lo más alto del deporte de su país. Luego de colgar los botines a los 34 años con dos mundiales ganados, el primero en Suecia y el segundo en Chile, decidió ser entrenador, por lo que su próxima aparición en un mundial, recién ocurrió en 1970.

Zagallo reemplazó a João Saldanha, técnico por ese entonces, a pocos meses del inicio de la competencia. Seis fueron los partidos que tuvo que transitar para quedarse con la copa, y, por otra parte, con su gloria personal. Muchos expertos aseguran que su Selección fue una de las mejores que se vieron en una cancha. Además, juntó a cinco números 10 en un mismo equipo: Tostao (Cruzeiro) jugó como delantero centro, a sus costados estuvieron Roberto Rivelino (Corinthians) y Jairzinho (Botafogo); Gérson (San Pablo) como mediocampista y Pelé (Santos) suelto por todo el frente de ataque para explotar su técnica al máximo. Entre ellos, marcaron 17 de los 19 goles de Brasil en el mundial.

Salvo la victoria contra Inglaterra por 1 a 0, todos los resultados fueron abultados: 4-1 frente Checoslovaquia, 3-2 a Rumania, 4-2 a Perú, 3-1 a Uruguay y 4-1 a Italia en la final. Con buenos toques de pelota, laterales desplegándose de forma ofensiva y correcta, y con contundencia de sus atacantes, Mario Zagallo maravilló a todos en el primer mundial emitido por color en televisión. Carlos Alberto, capitán de aquella selección, destacó el papel de su entrenador: “Cuando asumió, tuvo la inteligencia de no cuestionar lo que se había hecho, mientras aportaba su idea. Modificó el esquema táctico y puso orden. Organizó una nueva fase de preparación de diez encuentros. La confianza había vuelto y el equipo era otro. Fue fundamental en la conquista del título”.

Su figura se hizo un mito y perdurará a lo largo de la historia del deporte. Aquel Brasil que no le dio respiro a ninguna Selección, después de ser eliminada en fase de grupos en 1966, revolucionó el fútbol cuatro años más tarde.

Ado, Leao, Félix, Baldochi, Brito, Alberto, Everaldo, Fontana, Marco Antonio, Piazza, Zé María, Clodoaldo, Gérson, Camargo, Paulo Cesar, Pelé, Rivelino, Miranda, Dario, Edu, Tostao y Jairzinho, fueron los jugadores con los que contó Mario Zagallo para lograr la gran hazaña.

En 1994 Brasil fue campeón bajo el mando de Carlos Alberto Parreira. Zagallo fue incluido como “coordinador técnico”, viviendo así su cuarto campeonato del mundo.

“Profesional es tener un sueldo mínimo”

Por Micaela Delzart

De jugar a la pelota con sus hermanas a liderar un club de fútbol. Florencia D’Andrea es la capitana de Excursionistas pero no sólo conduce en la cancha sino que también es encargada de administrar el dinero del club en el fútbol femenino.

La deportista conserva esta pasión por el deporte desde chica. Son seis hermanas aunque solo cuatro se dedican a patear la pelota: Candelaria, que juega con ella en el conjunto de Excursio, Trinidad que es arquera de Ferrocarril Oeste en futsal y jugadora de Estudiantes de Buenos Aires y Antonella, también arquera de Huracán.

Además de defender los colores del Verde, es personal civil de la fuerza aérea. Administra todo lo relacionado al tenis, su segundo deporte, hace pedidos a proveedores, control y mantenimiento de las canchas y gestiona a las personas. Asimismo también es profesora de tenis en el mismo lugar.

D’Andrea es futbolista profesional pero tiene que ingeniársela con otros dos trabajos para mantenerse a fin de mes. La deportista llegó a la institución en septiembre y notó que no se repartía el sueldo por igual como habían acordado en su momento. Ahora ella maneja las liquidaciones del fútbol femenino y de conseguir las canchas para que puedan entrenar.

“Es un viático, una ayuda, no llega a ser un sueldo. Puede variar entre 3000 y 5000 pesos, en especial estos meses que no estamos gastos, como el alquiler de la cancha. No se puede vivir de esto. Todas tenemos otros trabajos, otras prioridades”, expresó la capitana.

El club les puso en diciembre una coordinadora, pero renunció. Por lo tanto, la deportista se encarga de todas las cuentas, y por eso el grupo empezó a tener tranquilidad en el tema monetario y la eligió como su capitana.

“Lamentablemente el fútbol es semiprofesional. Están queriendo levantarlo, pero profesional es tener un sueldo mínimo para cada una de las jugadoras fichadas, no para ocho contratadas”, afirmó.

La Asociación de Fútbol Argentino es la que se encarga de los sueldos de ocho jugadoras en el fútbol femenino, por lo que se transfiere 160 mil pesos a cada conjunto. Por eso, el equipo no tiene problemas de dinero en la cuarentena pero igualmente no le alcanza para vivir de eso porque el club no invierte nada de dinero en las futbolistas.

Las jugadoras de Excursionistas terminaron la mitad del torneo en diciembre, a cuatro puntos de la zona de campeonato, pero en el verano, antes de comenzar la segunda parte se les fue gran parte del plantel, y además tuvieron que cambiar de entrenador.

Las bajas del club fueron Dalia Leiva, Analía Almeida, Magalí Martínez y Gisela González. La arquera Rea dejó de ir, pero antes de que comience la cuarentena, estaba estipulado que regresara a los entrenamientos y partidos. Lo mismo pasó con Máxima Verón.

El tema económico es lo que más provocó que hubiera bajas. El trabajo es lo más importante para las futbolistas y después viene el club. El director técnico, Horacio Acosta, quiere que prioricen las practicas pero las jugadoras tienen que faltar en ocasiones para mantener sus puestos.

“Lo que tratamos también es hacerle entender a nuestro entrenador es que, quieras o no, esto no es profesional. Él nos responde que ´hay que priorizar el fútbol, por eso tienen que venir a los entrenamientos´. Lo paramos y le decimos que no es lo mismo que el fútbol masculino porque si yo tengo que faltar para ir trabajar, lo voy a hacer sin pensarlo. El trabajo no se toca”, comentó.

Excursionistas terminó el torneo perdiendo por goleada 16-0 con Boca en el Complejo Pedro Pompilio. Es notable la diferencia de un equipo que tiene todos los contratos y otro. Las deportistas no querían jugar ese partido pero les comunicaron que tenían que hacerlo porque si no les iban a aplicar una multa económica e iban a entrar a la zona de permanencia con menos puntos

“Con las jugadoras de Boca es muy diferente por el tema salarial y por la cantidad de entrenamientos. En nuestra escala, viene el trabajo primero y después Excursionistas. En el caso de Boca es Boca y es todo fútbol, no tienen por qué decir si priorizar una cosa o la otra porque ya de por sí, el jugar al fútbol ya es su trabajo”, explicó.

El fútbol se suspendió el 17 de marzo, pero las jugadoras tenían intenciones de no querer ir a entrenar por el bien de sus familias y lo empezaron a hablar en el grupo de WhatsApp donde se encuentran todas. Pero no tuvieron consultas del club sobre lo que pensaban acerca de la suspensión. Aunque el preparador físico del club les manda ejercicios para hacer, no tienen manera de saber si sus compañeras lo hacen o no.

“Tenemos un grupo pero es como que cada una está en la suya, podemos mandar un que otro chiste pero somos compañeras, no amigas. No hay amistades, hay compañerismo. Es un buen equipo, un buen grupo de personas pero no es que nos hablamos. Hasta que no nos juntemos no sé en qué estado se encontrará el plantel”, admitió.

Otra de las desventajas del club es que ellas no entrenan en sus canchas sino que van a una plaza los lunes. Y los otros días van al predio donde trabaja ella. “Cada vez que vamos a jugar de local a Excursionistas, somos igual de visitantes que el visitante. No entrenamos, nosotras no conocemos nuestra cancha”, argumentó.

También tienen jugadoras con poca experiencia en cancha por las bajas significativas que tuvo el equipo. Por ejemplo, la arquera Camila Espíndola que tiene apenas 15 años, recién está conociendo lo que es jugar en Primera y el nerviosismo que conlleva.

“Si vos prestaras atención a los últimos partidos que venimos perdiendo por goleada, se la pasa llorando. Es cómo que le cae mucha responsabilidad y no está bueno porque le falta un montón a Cami. Tiene muy buenas actitudes de arquera y muchas cosas que la definen, pero todavía le falta. Es normal, uno a los 15 años está aprendiendo, pero nosotras necesitamos una arquera que ya esté formada. Las que teníamos, una se fue porque trabajaba y la otra arquera se fue de vaga, ni siquiera es que se fue porque tenía que trabajar o porque quería más plata”.

-¿Por qué se fue entonces?

-Tenía que entrenar y no cumplía. Asique la desafectaron del plantel y quedo Cami sola y es una locura porque quieras o no porque hay muchos goles que si dependen. La culpa siempre es de todas, no tratamos de echarnos la culpa entre una y la otra, pero hay cosas que son responsabilidad una arquera y a ella le pasa la pelota por al lado o de los nervios le tiemblan las manos y esas cosas nos afectan también a nosotras, así que le hablamos después de todos los partidos y le decimos que se calme, que no fue culpa de ella, que para que lleguen al arco tienen que pasar primero por diez jugadoras, que no se haga problema, que está aprendiendo pero es lo que le decimos a una nena de 15 años, no le podes decir eso a una arquera titular. Pero bueno, ni siquiera dentro de los tres fichajes que tenemos para la zona de permanencia, va a haber una arquera, vamos a seguir con ella.

Sin entrenar en sus canchas, con muy pocas jugadoras en el plantel y sin saber cómo va a volver el equipo después de la cuarentena y sin fecha confirmada para el regreso del fútbol femenino, todo se hace cuesta arriba para Excursionistas.

El Mundial más violento de la historia

Por Matías Benítez

El 22 de Mayo de 1960 Chile sufriría el terremoto más potente registrado en la historia de la humanidad, alcanzando la cifra de 9.5 en la escala de Richer. La tragedia provocó más de 2000 muertes, 3000 heridos y 2 millones de damnificados.

A lo largo de la historia, estudios han señalado que no fue un solo sismo, sino que fue la suma de 37 terremotos en una superficie de 1500km y que devastó una zona de más de 400.000 km2. Japón, Hawái y filipinas sufrieron decenas de muertos y heridos a causa de un tsunami provocado por el temblor ocasionado en Chile.

El día previo a la tragedia, el país había sufrido dos terremotos, uno de 7.1 a la mañana y el otro de 7.8 a la tarde. Al día siguiente, diez minutos después del histórico sismo, Chile sufriría un tsunami que arrasó con todo lo que se le ponía enfrente. Olas de 25 metros destruyeron edificaciones, dejaron miles de personas sin hogar y hundieron decenas de aldeas.Teníamos que ir al almacén en bote”, decía Milda Ovando, nacida en Valdivia en 1942.

El ‘Riñihuazo’ es considerada una de las hazañas más grandes del hombre en su lucha para dominar a la naturaleza. El terremoto provocó el derrumbe de diversos cerros que bloquearon el desagüe del lago Riñihue, que desagua en el río San pedro que recorre varias localidades chilenas, entre ellas Valdivia. Los bloques hicieron que el nivel de las aguas de este lago aumentaran tres metros cada día, lo que significaría que un inmenso alud bajara por el río destruyendo todo lo que se interpusiera en su camino. Para evitar la continuidad de la tragedia, diversos batallones del ejército y cientos de ingenieros y obreros arriesgaron sus vidas durante varias semanas.

El 27 de julio, tras muchos días de trabajo, los incansables hombres lograron liberar el bloqueo y el agua comenzó a correr evitando lo que sería una catástrofe más para el pueblo chileno.

La devastación de más de la mitad del pueblo chileno pondría en duda la organización del Mundial. Pero el gobierno decidió no renunciar y Carlos Dittborn, presidente del comité organizador, dejó una frase que quedaría para la historia: “porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo”.

Estaba planeado que el Mundial se jugara en ocho sedes y solo Santiago, la capital, se mantendría firme. Las ciudades de Talca, Concepción, Talcahuano y Valdivia fueron descartadas tras el terremoto, mientras que Antofagasta y Valparaíso no lograron autofinanciar sus estadios.

Finalmente la competencia se disputaría en tan solo cuatro sedes: Santiago, Arica, Viña del mar y Rancagua. Esta sería la segunda cita mundialista más pequeña de la historia, luego de Uruguay 1930.

El 30 de Mayo de 1962 comenzó a rodar la pelota y parecía dejar toda la violencia y los accidentes atrás para que se empezara a disfrutar del fútbol. Pero durante la competencia la sangre estaba intacta.

El Mundial de Chile dejaría más de 50 lesionados y entre los más destacados se encuentra el argentino Alfredo Di Stéfano, que iba representar a España y un problema en su rodilla derecha le impidió disputar su primer Mundial a los 36 años. A la lista se sumaría Pelé, que había sido figura en Suecia 1958, y su lesión le daría lugar a Garrincha, que sería el líder y la gran figura que tendría Brasil para conseguir su segundo título mundial.

Los accidentes permanecían en el pueblo chileno. El certamen fue anfitrión de “la batalla de Santiago”, partido entre Chile e Italia que es considerado uno de los más violentos y polémicos del fútbol. También se disputó el encuentro entre Yugoslavia y la Unión Soviética, en el que la sangre fue abundante y la lesión de Eduard Dubinsky desembocaría posteriormente en su muerte.

Así finaliza el mundial más violento de la historia, donde la tragedia, la sangre, las lesiones y el caos serían los protagonistas en la previa y durante el certamen.

A 70 años de la primera carrera de Fórmula 1

Por Lucas Accinelli

El 13 de mayo pasado se cumplieron 70 años del primer Gran Premio en la historia de Fórmula 1 que fue disputado en el mítico circuito de Silverstone en 1950 y ganado por el italiano Giuseppe Farina con su Alfa Romeo, quien se mantuvo constante en la carrera de principio a fin.

Sin dudas, fue un acontecimiento que cambió lo que se conocía como automovilismo debido al gran impacto que tuvo a nivel global. A pesar de que ya existían otras competiciones como la NASCAR en Estados Unidos o el Turismo Carretera en Argentina, ninguna trascendió al nivel mundial como lo hizo la que hoy conocemos como “La categoría reina del automovilismo”.

La primera temporada de la Fórmula 1 dio inicio en Silverstone, una pista creada sobre lo que solía ser una base militar de la Real Fuerza Aérea Británica durante la Segunda Guerra Mundial, con un trazado de 4,649 km.

Curiosamente, la carrera fue celebrada un sábado, debido a que los ingleses respetaban estrictamente que los domingos eran para descansar. Como consecuencia de esto, la clasificación se tuvo que hacer el viernes.

Todos los equipos se presentaron en el circuito con sus pilotos menos uno: Ferrari, que había preferido ser parte de unos tests de Fórmula 2 en Mons. Hasta el día de hoy, es el único Gran Premio en la historia del que la escudería de Maranello no participó.

En total hubo 22 competidores, aunque uno no se clasificó a la carrera. Italia llevó 10 autos para competir: 4 Alfa Romeo, entre los que se encontraba el argentino Juan Manuel Fangio, y 6 Maserati. Por su parte, Francia se presentó con 5 Talbot-Lago, mientras que el resto de la grilla fue conformada por monoplazas ingleses.

La qualy fue dominada por los Alfa Romeo, quienes ocuparon los primeros cuatro puestos de partida. Farina consiguió la pole position con un tiempo de 1 minuto con 50 segundos. Por su parte, Fangio quedó tercero, a sólo 4 décimas del tiempo del italiano.

Al día siguiente, los 21 corredores fueron presentados por el entonces rey de Inglaterra, Jorge IV, y su hija, la princesa Isabel II, actual reina del país. La familia real siguió el evento desde su palco de honor y acudieron más de 200.000 personas a ver el evento.

En la largada, los Alfa Romeo liderados por el “Nino” Farina mantuvieron sus respectivas posiciones y marcaron una gran ventaja sobre el resto. A lo largo de las 70 vueltas, la primera posición fue alternada entre 3 de los 4 pilotos de la escudería de Milán, más específicamente, entre la “triple F”: Farina, que estuvo primero durante 61 vueltas, Luigi Fagioli, que lideró por 8, y Fangio, que estuvo al frente solamente en la vuelta 14. Sin embargo, el oriundo de Balcarce tuvo que abandonar en el giro 62 por una fuga de aceite.

Luego de más de 2 horas, se agitó la bandera a cuadros consagrando a Giuseppe Farina como el primer ganador en la historia de un Gran Premio de Fórmula 1, quien al final de ese año se convertiría en el primer campeón de la categoría. El italiano estuvo implacable durante todo el fin de semana: se llevó la pole position, marcó la vuelta rápida y ganó la carrera: un hat-trick.

Fagioli finalizó en segunda posición a sólo 2 segundos y medio de su compatriota, mientras que Rog Parnell, el otro Alfa Romeo, completaría con su tercer puesto el primer podio en la historia de la Fórmula 1. Los restantes pilotos que obtuvieron puntos fueron los franceses Yves Giraud-Cabantous y Louis Rosier que terminaron en cuarta y quinta posición y a dos vueltas de los monoplazas italianos.

Se terminó la relación de Vettel con Ferrari

Por Tomás Guido

Ferrari es una de las marcas más reconocidas en el automovilismo y, más precisamente, en la Formula 1. Dominó la máxima categoría durante décadas, pero desde el 2007 que no logra alcanzar la gloria, año en el que obtuvo el último campeonato del mundo de la mano del Finlandés Kimi Räikkonen. Desde ahí se le hicieron muy esquivas las chances de consagrarse de nuevo. Uno de los encargados de arrebatarles los títulos fue quien hoy es el centro de atención por comunicar su desvinculación del equipo de Maranello, Sebastian Vettel, el alemán que logró su primer título de F1 en el 2010 y que luego ganó absolutamente todo con el equipo Red Bull en el 2011,2012 y 2013.

El germano llegó a la Scuderia Ferrari en 2015 para renovarles las ilusiones a los “Tifosi” de volver a consagrarse. Tras la ida de Fernando Alonso al equipo McLaren, la incorporación de Vettel generaba un buen augurio en los italianos, pero llegaría otra pesadilla para ellos: el equipo Mercedes. En su primer año, el expiloto Red Bull logró tres victorias: Malasia, Hungría y Singapur. Sin embargo, al año siguiente Ferrari atravesaría una de sus peores temporadas dentro de la F1, ya que no conseguiría ninguna victoria en las 21 carreras del calendario y obtendría un cuarto puesto en el campeonato final.

El 2017 arrancaba mejor y el alemán logró ganar en el inicio del campeonato el Gran premio de Melbourne, Australia, y luego sumaría a Bahréin, Mónaco, Hungría y Brasil dentro de sus victorias.

Australia, Bahréin, Canadá, Gran Bretaña y Bélgica serían en 2018 sus cinco triunfos, igualando la cantidad del año anterior. Sin embargo, en 2019 solamente triunfó en el Gran Premio de Singapur.

Pero en todos estos años y con una buena cantidad de carreras ganadas, podios y demás, ¿Qué fue lo que hizo que ni Ferrari ni Vettel lograran alzarse con un título? La respuesta es clara: Mercedes y Lewis Hamilton. Estos dos factores son los que les arrebataron todos los títulos tanto al piloto como al equipo italiano. Con una gran consistencia, los del equipo de la estrella de tres puntas se llevó todo lo que estuvo en juego desde 2014 hasta 2019, (seis títulos de pilotos y constructores).

Sin dudas, esto puso en juego la confianza y empezaba a ser una incógnita la continuidad del múltiple campeón dentro de Ferrari. Además, la llegada del joven monegasco Charles Leclerc en 2019 fue fundamental para su inminente salida.

El tetracampeón llegaba a esta temporada muy cuestionado tras un final de campaña que le costó sus opciones en el campeonato de pilotos. Su error en el Gran premio de casa, en Hockenheim, donde iba liderando y se despistó por lo que quedó de carrera, le hizo cuestionarse si de verdad estaba pilotando al nivel que debería y el que se espera de un piloto de su clase y talla. Este gran premio marcó un antes y un después para Vettel, que encadenó una serie de errores pocas veces vistos en él. Acabó el año a 81 puntos de Hamilton, dudando de estar en el equipo adecuado y de ser el hombre correcto para liderar a Ferrari hacia la cima de la máxima categoría.

Hubo varias polémicas en la temporada, como la del Gran premio de Rusia en la que Vettel tenía que dejar pasar a su compañero y no lo hacía, ya que desobedecía las ordenes que le llegaban por la radio. La situación fue resuelta cuando lo hicieron parar antes en boxes a Leclerc, lo que le permitió saltar al primer lugar y finalmente el alemán abandonó la competencia. Otra hecho importante fue el choque que protagonizaron en Brasil que dejó afuera a los dos pilotos. La tensión contenida que traían Charles Leclerc y Sebastián Vettel a lo largo de la temporada terminó de estallar en Interlagos, con un accidente entre ambos que no les permitió seguir corriendo ese día. Los hechos ocurrieron a pocas vueltas del final cuando el monegasco, con neumáticos más nuevos, atacó Vettel en la primera curva, pero en la recta siguiente el alemán lo superó e hizo un movimiento extraño que provocó el accidente que los dejó a fuera de combate.

En su lucha interna, el joven francés le ganó en números a Vettel. En su primer año bajo el techo de Ferrari logaró culminar en la cuarta posición de la temporada, mientras que el alemán finalizó quinto. En cuanto a las pole position hay una amplia diferencia de siete contra dos del multicampeon y, por último, Leclerc obtuvo dos victorias (Italia y Bélgica), una más que su compañero de equipo en ese momento.  

En fin, el futuro de Sebastián Vettel dentro de la Formula 1 es una incógnita. Con la llegada del español Carlos Sainz al equipo italiano y la de Ricciardo que firmó con McLaren, queda una butaca libre en Renault. Entonces, ¿irá Vettel al equipo francés?

Saint Pauli, el club que relaciona al fútbol con la política

Por Thomas Somoza

El sábado 16 de mayo volvió el fútbol en Alemania —suspendido en todo el mundo por la pandemia provocada por el coronavirus— y el Saint Pauli venció el domingo por 1 a 0 a Nürnberg por la fecha 26 de la segunda división. El equipo de Hamburgo se fundó el 15 de mayo de 1910 (cumplió 110 años), tiene una historia ligada a la militancia social y sus directivos e hinchas se reconocen como antifascistas, antihomofóbicos, antiracistas y antisexistas. Un club progresista y de una ideología de izquierda que hace flamear banderas de Ernesto Che Guevara.

Nació por obra de trabajadores del puerto de Hamburgo —el Río Elba penetra en esa ciudad y desemboca en el Mar del Norte, centro de la piratería en el pasado, por lo que sus hinchas llevan el apodo de piratas y usan el dibujo de la típica calavera— y marineros mercantes. Sus fundadores jugaban al fútbol con su vestimenta laboral de tonalidades marrones, de modo que ese es el color del uniforme del equipo.

¿Cómo un club que tiene como mayores logros un décimo puesto en la Bundesliga de la temporada 1988-1989 y una victoria ante el Bayern Múnich en 2002 puede ser reconocido mundialmente? Quizá los títulos no sean todo.

La asamblea de socios del club aprobó en 2009 por “abrumadora mayoría” una carta de principios fundamentales. En el escrito remarcan que St. Pauli, formado por socios, empleados, aficionados y voluntarios, forma parte de la sociedad que lo rodea y se ve afectado directa e indirectamente por los cambios sociales en las áreas políticas, culturales y sociales. También se afirma que el club tiene una responsabilidad social y política hacia el distrito y las personas que viven en él y tienen protocolos de prevención hacia la violencia sexual.

St. Pauli realiza campañas sociales —a través de Fanlaren, la organización que manejan sushinchas—, como ocurrió con un proyecto creado en la temporada 2002-2003 llamado KiezKick, que, al recaudar fondos con un partido amistoso ante Hamburgo, se intentó que niños y niñas con problemas económicos y de exclusión pudieran jugar fútbol gratis y, al mismo tiempo, alejarlos de las calles y los peligros que estas convellan.

Corny Littmann, un empresario teatral, fue presidente de la institución entre 2002 y 2010. Se declaró abiertamente homosexual y militante LGTB (lesbianas, gays, transgénero y bisexuales). Las paredes hablan en el Mil lerntorStadion, porque en una yacen dibujados dos hombres besándose debajo de la frase Lo único que importa es el amor. Pero no todo fue perfecto, porque Littmann permitió en 2002 la publicidad masculina de la revista Maxim y los hinchas exigieron que fuera retirada del estadio por reflejar una imagen sexista de la mujer, y así sucedió.

En 1991, St. Pauli adoptó posturas antifascistas y antihomofóbicas en su estatuto. También prohibió los cantos xenófobos de su hinchada. Todos los 27 de enero, aniversario de la liberación de Auschwitz, los piratas acuden al estadio para los partidos con banderas con la esvástica nazi tachada. En la platea hay un cartel en el que se lee: “No hay fútbol para los fascistas”.

Su máximo rival es Hansa Rostock, un club ubicado a 150 kilómetros de Hamburgo y epicentro del electorado con mayor relación a la extrema derecha alemana. Los ultras de este equipo se reconocen como neonazis. Una rivalidad futbolística, pero que por sobre todo es ideológica.

En 2006, mientras en Alemania se disputaba el Mundial que coronó a Italia, se organizó en el territorio del Saint Pauli la FIFI (Federación Internacional del Fútbol Independiente) Wild Cup. La idea fue que asistieran Selecciones que no eran reconocidas por la FIFA. El club alemán participó con el nombre de República de St. Pauli junto a Gibraltar (territorio británico de ultramar que limita únicamente con España, hoy admitida por la FIFA), Groenlandia (nación constituyente del Reino de Dinamarca ubicado en la zona nororiental de América del Norte), Tíbet (región autónoma de China), Zanzíbar (isla semiautónoma de Tanzania) y el a la postre campeón Chipre del Norte.

El Saint Pauli demuestra que la relación entre la política y el fútbol es totalmente posible y puede ser fructífera. De hecho, en el caso del club alemán, establece un vínculo mucho más afianzado entre los hinchas y la institución, que representa los pensamientos e ideología de los piratas. También porque, como mencionó Ignacio Bogino, futbolista de Brown de Adrogué, en una charla con alumnos de Deportea, “siempre se hace política”. Tener una postura o no tenerla es hacer política.