martes, septiembre 16, 2025
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El Dínamo Brest que preside Maradona juega con hinchas de cartón

Por Daniel Melluso

A mediados de mayo de 2018, el Dínamo Brest de la Liga Premier de Bielorrusia había sido noticia en la Argentina y el mundo: Diego Maradona se había convertido en su presidente honorario.

Actualmente, luego de casi dos años -en que ganó una liga, una copa nacional y dos Supercopa-, el Dínamo Brest es noticia nuevamente, pero por un hecho distinto y peculiar, que se suma a otros que ocurren en el vasto espectro deportivo.

Con el auge de la Covid-19 (coronavirus), enfermedad viral que azota al mundo y que se originó en China, muchas competiciones pararon su actividad para combatirla y evitar su propagación. Esta regla general adoptada por las diferentes federaciones deportivas tiene entre sus excepciones a la liga bielorrusa de fútbol.

El martes pasado -en la semifinal de ida de la Copa de Bielorrusa, en que el Dínamo venció a Shakhtyor por 2 a 0- el Brest fue apoyado por hinchas de cartón. Sí, aunque suene absurdo, así fue.

Esta medida, que se aplicará cada vez que el equipo actúe en el Regional Sport Complex Brestskiy -estadio del Dínamo-, fue tomada por la dirigencia a raíz de prohibirle el acceso a la cancha a la gran mayoría del público.

La misma surgió a través de una campaña virtual que lanzó la institución para recaudar fondos, en la que puso entradas a la venta con el plus de una revista que llegará al correo de cada fanático.

Como fue un éxito, en forma de agradecimiento el club le pidió a los compradores una foto de sus caras para ubicar en la tribuna -que luego de ser pegada a un molde de cartón, se sostiene por un maniquí vestido con una camiseta de cualquier equipo- y además entregó un vale de descuento para productos oficiales.

El curioso espectáculo se repitió este domingo, en que el Brest venció 3 a 1 a Isloch por la cuarta jornada de la liga.

El Dínamo está tercero a dos puntos del líder, Torpedo-Belaz Zhodino, en la liga que fue instigada a parar la pelota por la Organización Mundial de la Salud (OMS), al igual que el resto de las actividades de Bielorrusia en que se concentren personas. Siendo una de las dos que se siguen jugando -la otra es la de Nicaragua- la Premier continúa con público, dependiendo de cada club la decisión de su ingreso, puesto que el gobierno no se expide al respecto, a pesar de tener 2578 contagiados y 26 muertos hasta este domingo.

Ascenso en cuarentena: “No todos están a la altura de lo que planteó Tevez”, opinó el vice de Temperley

Por Matías Cavallero y Tomás Lucero

Una de las consecuencias inmediatas del Covid-19 tiene que ver con la inexorable caída de la actividad económica en casi todos los países del mundo. Aquello trae consigo una cantidad incontable de personas que perderán sus puestos de trabajo, y otros tantos, apremiados por el bajo nivel de ingresos, recibirán un salario mucho menor al acordado por contrato.

Sin lugar a dudas, los clubes del fútbol argentino, que en su mayoría ya tenían deudas contraídas previas a la aparición del virus, tendrán una tarea titánica: mantener a sus empleados en regla en cuanto a los pagos mensuales –algo que incluye a los deportistas- mientras algunos socios no pagan sus cuotas y las instituciones no reciben lo que les correspondería por derechos televisivos. Una de las voces que explica la compleja situación es Sergio Gianturco, vicepresidente de Temperley, institución cuya principal atracción es el fútbol pero que también cuenta con un amplio espectro de disciplinas y una fuerte vida social.

“Una vez que pase todo esto tendremos que recomponer y reactivar lo que se perdió y lo que venimos haciendo. Estamos teniendo una merma en el pago de la cuota porque, al no haber fútbol y otras actividades, no se acercan”, aseguró el dirigente.

De todas formas, avisó que el momento más complejo en cuanto a lo económico todavía no ocurrió: “Todavía no sentimos la baja de la paga de los derechos televisivos y los sponsors de publicidad, pero lo vamos a sufrir y tendremos que buscar la forma de solventarlo. Hoy no podemos apreciar una baja grande de ingresos, pero si esto se prolonga, sí. Abril se les acreditará a aquellos que tengan débito automático y la realidad es que no podemos programar la quita de una cuota”.

La polémica en los últimos días se lanzó a raíz de las declaraciones del delantero de Boca Carlos Tevez, quien expuso que un futbolista podría “vivir seis meses o un año sin cobrar”. Tanto Diego Maradona, entrenador de Gimnasia, como distintos jugadores del ascenso –tal es el caso de Luis Salmerón- opinaron que aquella circunstancia depende de la realidad de cada uno. El Pupi, por ejemplo, explicó que “hay jugadores que viven el día a día con los sueldos”.

El vicepresidente del Gasolero apoya las expresiones del delantero de Los Andes: “Las realidades del ascenso son distintas, no todos están a la altura de lo que planteó Tevez. Tiene jugadores que viven día a día y necesitan cobrar. Por ahora el diálogo y la cordura con los futbolistas primó por sobre todo y esperemos que sigan colaborando”.

Gianturco, por lo pronto, expresó que la dirigencia de la institución del sur aún continúa abonando los sueldos, pero que debido a la coyuntura, la situación podría ser revisada más adelante: “Estamos al día porque el vencimiento de los pagos de los sueldos es antes de que finalice abril; ya fue abonado lo que corresponde a marzo y estamos trabajando para recaudar y cumplir con nuestras obligaciones. Estamos a la expectativa de que los derechos de televisación y que los sponsors no se caigan, y con ese dinero podremos pagar los contratos. Tendremos que sentarnos todos a arreglar esto sabiendo cuál es la situación, que es extrema y extraordinaria, en la que todos tienen que ceder”.

El directivo además planteó los pasos a seguir por el club en vistas a la definición de los ascensos a la Primera División del fútbol argentino –Temperley está en la Primera Nacional y se ubica en la cuarta posición del Grupo 1, en puestos de Reducido-: “Nosotros consideramos que estamos en zona de pelea y esperamos que se respete esa situación de la forma que decidan las autoridades, pero que no nos quiten esa posibilidad. Estamos en charlas constantes con los dirigentes de la categoría”.

Las dificultades que deberán enfrentar todos los equipos cuando sea tiempo de que la pelota vuelva a rodar también serán mayúsculas: “No podemos seguir mucho más así, sin fútbol se cae todo un sistema; tenés jugadores a los que les estás pagando que no están entrenando y están en su casa, empleados a los que les pagás el sueldo y no hay ingresos. Hoy tenemos capacidad para aguantar uno o dos meses más”.

Además, el dirigente advirtió que las competiciones no podrán volver sin una preparación previa: “Se necesitan por lo menos 20 días para que los jugadores se pongan a tono, porque vienen de una inactividad y tenemos que poner el club en condiciones. Hay que cortar el pasto, llevar a los utileros y demás. Habría que hacer una segunda pretemporada porque no es lo mismo entrenar en tu casa que disponer de una cancha; se pierde lo táctico”.

Los robofans de Rakuten Monkeys taiwanés en tiempos de coronavirus

Por Daniel Melluso

La lluvia truncó a Rakuten Monkeys, equipo de la Liga Profesional de Beisbol de China Taipéi -Taiwán-(CPBL, por sus siglas en inglés) que iniciaba su camino en la competición este fin de semana con dos encuentros: el 11 de abril enfrentaba a Chinatrust Brothers y el 12 de abril a Fubon Guardians.

Hasta ahí algo normal, suele suceder que las inclemencias climáticas suspendan distintas competencias deportivas alrededor del mundo, pero, ¿qué tenían de especial estos partidos?

En el Taoyuan International Baseball Stadium -estadio de Rakuten Monkeys- estaba preparado un espectáculo jamás visto. En sus tribunas 500 maniquíes-robots vestidos con indumentaria del equipo, barbijos y con carteles en sus manos, fueron colocados días antes del fallido estreno para alentar a sus jugadores.

Esta iniciativa dirigencial -que fue bien recibida por los beisbolistas, quienes se fotografiaron con los peculiares aficionados- fue en consonancia con la directriz del gobierno de la República Democrática China (Taiwán) de que se retomara la actividad, pero a puertas cerradas. “Fuimos con 500 maniquíes-robot para cumplir con la orden actual. Dado que no se nos permite tener ningún fanático presente, por qué no divertirnos un poco”, aseguró entresemana el mánager del equipo, Justin Liu.

La competencia debía comenzar el 14 de marzo, pero fue suspendida para evitar la propagación de la COVID-19 (coronavirus), enfermedad viral que azota al mundo y se originó en la República Popular China -país situado en la porción continental de Asia, y que mantiene un conflicto político con la isla de Taiwán desde finales de los ’40 porque, a grandes rasgos, la primera es comunista y la segunda es democrática, siendo esta última no reconocida como Estado por la mayoría de la comunidad internacional. A pesar de eso tienen estrechas relaciones comerciales entre sí-.

Hasta la fecha de esta publicación, en Taiwán hay 388 casos confirmados de coronavirus y 6 muertos.

 

 

Fotos: @RakutenMonkeys (Twitter)

La pandemia que suspendió el negocio

Foto: EFE

Por Federico Pineda y Matías Cavallero

Los Juegos Olímpicos de Tokio serán la primera competición de este calibre en toda la historia que se llevará a cabo tras una suspensión. Berlín 1916, Tokio 1940 –devenida en Helsinki, donde tampoco se produjo tras la invasión soviética a Finlandia- y Londres 1944 encontraron su límite en la Primera y Segunda Guerra Mundial. Hoy, el COVID-19 es el culpable de la postergación de este torneo hasta el 2021, que se transformó en uno de los últimos bastiones del deporte que sucumbió ante un virus que ya cuenta con más de 95 mil muertes y casi 1.600.000 infectados en todo el mundo (hasta el cierre de esta nota).

La decisión que adoptó el Comité Olímpico Internacional (COI) fue mutando con el paso del tiempo: desde la postura firme de realizar los Juegos en tierras asiáticas, pasando por la posibilidad de cambiar de sede, hasta la determinación final de disputarlos un año después. Antes de alcanzar esta decisión, el Comité fue presionado por varias federaciones como Canadá y Australia, que no iban a presentar a sus atletas, mientras que España y Estados Unidos -en consonancia con sus deportistas- pedían la postergación de la competencia.

“Nos gustaría reiterar que no estamos considerando cancelar o posponer los Juegos de Tokio”, había declarado el presidente del Comité organizador de los Juegos Olímpicos, Yoshiro Mori, el pasado 13 de febrero sobre los rumores que empezaban a surgir con respecto a una posible suspensión. El país asiático ya registraba 218 contagios provenientes de un crucero que se encontraba amarrado y en cuarentena en el puerto de Yokohama, y otros 30 casos en territorio japonés. Ese día falleció la primera persona con diagnóstico positivo por coronavirus en Japón.

Al día siguiente se realizó una reunión entre los organizadores de Tokio junto a la Comisión Coordinadora para los Juegos Olímpicos y su principal mandatario, John Coates, sostuvo tras el cónclave la “plena confianza” que mantenía el COI -organismo del cual es vicepresidente- sobre las medidas que habían implementado las autoridades japonesas, entre las que se hallaba la prohibición del ingreso al país a las personas procedentes de la ciudad china de Hubei -cuya capital Wuhan era el epicentro de la pandemia-. También declaró, sobre la posible mudanza de la sede, que no había motivos “para tener planes de contingencia ni para contemplar el traslado de los juegos”.

Así fue como apareció el oportunismo político frente a un virus que se había originado en tierras chinas en noviembre del año pasado. El candidato conservador a la alcaldía de Londres, Shaun Bailey, hizo un anuncio poco decoroso y, en vísperas a las elecciones que se iban a realizar el próximo 7 de mayo, postuló a la capital británica como sede de la competencia. “Nuestra ciudad puede acoger los Juegos de este 2020 si el mundo necesita que demos este paso adelante”, declaró el 23 de febrero sobre la posibilidad de que el evento deportivo repitiera la ubicación de hace 8 años. En esos días, el Reino Unido no superaba los 15 casos totales por coronavirus y, en consonancia a muchos países de Europa, se le restaba importancia a la influencia de la enfermedad. Hoy en día registra 7.978 muertes por COVID-19, es el octavo país del mundo con mayor cantidad de casos -65.077 personas-, y uno de los infectados es el primer ministro Boris Johnson.

“Me parece irresponsable e inapropiado pretender usar ese asunto como herramienta electoral”, fue la respuesta inmediata que realizó la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, ante los dichos del británico. El apoyo del COI a los anfitriones era absoluto. “Los Juegos de Tokio no se encuentran en peligro en este momento”, volvió a hacer hincapié Coates, pero la situación del coronavirus empeoraba en todo el mundo. Yoshiro Mori, presidente del Comité organizador de los Juegos, ya alertaba que no sería fácil erradicar el virus. “Cada día le rezo a Dios. Necesito pedirle que el coronavirus desaparezca”, declaró el ex primer ministro de Japón al diario Sponichi Annex.

El 25 de febrero ya había un representante del Comité Olímpico Internacional que ponía en duda el inicio de la competencia. El exvicepresidente de la entidad, Dick Pound, confiaba en que la epidemia fuese controlada en los meses subsiguientes, pero en dichos a Associated Press aclaró que si la enfermedad acababa siendo declarada como pandemia, la postergación sería altamente probable, y especificó que la decisión de suspender definitivamente los Juegos Olímpicos se podría tomar a finales de mayo. “Es una gran, gran, gran decisión que no se puede tomar hasta tener datos fiables”, había declarado uno de los miembros más longevos del COI. El 11 de marzo la Organización Mundial de la Salud calificó como pandemia a la enfermedad que ya contaba con 4.291 muertes y más de 118 mil personas infectadas.

Dos días después de aquel anuncio, el actual vicepresidente del ente con sede en Lausana, Juan Antonio Samaranch Salisachs, declaró -en diálogo con RTVE- que la responsabilidad de la suspensión recaería sobre el comité organizador de Tokio y aclaró que “la única eventualidad posible” que podría provocar la suspensión de los Juegos sería “si las autoridades pertinentes internacionales y locales nos dijeran en ese momento (justo antes de los Juegos) que no es seguro para la salud de los atletas y de la gente en el entorno del movimiento olímpico”.

En un contexto de alta contagiosidad por el virus, la postergación era una decisión que se imponía como una determinación de sentido común, pero Mori volvió a salir al cruce de un miembro del comité a su cargo que alertaba sobre la posibilidad de aplazar los Juegos Olímpicos y calificaba como “inconcebible” la idea de cancelar la competencia por el brote de coronavirus. Sin embargo, los deportistas ya empezaban a levantar su voz en contra de la realización de los Juegos con un argumento más que válido: el riesgo de la salud de más de 11 mil atletas y millones de fanáticos que iban a decir presente en todas las disciplinas. Una de las primeras que lanzó críticas a la organización fue la campeona olímpica de salto con garrocha en Río 2016, Katerina Stefanidi, que a través de su cuenta de Twitter personal dio cuenta de la poca importancia que le daban a la salud hasta ese entonces. “Los Juegos Olímpicos se llevarán a cabo según lo planeado. Simplemente sin espectadores, ni atletas, ni entrenadores”, posteó la griega el 13 de febrero.

Mientras el negocio del fútbol ponía la salud de los jugadores por encima del show -más tarde que temprano- como la mayoría de los deportes que aplazaron sus competencias, los Juegos Olímpicos eran el último gran bastión que le quedaba por desmoronar al COVID-19, virus que obligó a la postergación de la Copa América y la Eurocopa de fútbol al año próximo. Sin embargo, el Comité Olímpico Internacional continuó, en un principio, con su idea original.

“El COI sigue totalmente comprometido con los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, y más de cuatro meses antes de los Juegos no hay necesidad de tomar decisiones drásticas en esta etapa. Cualquier especulación en este momento sería contraproducente. El COI alienta a todos los atletas a continuar preparándose para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 lo mejor que puedan”, lanzó el ente a través de un comunicado publicado el 17 de marzo pasado. Solo el 57% de los deportistas tenía su pasaje asegurado a Tokio y, para el otro 43% restante, el Comité aclaraba que trabajaría con las federaciones internacionales para ajustar los métodos de clasificación de ser necesario.

El mismo 17 de marzo dio positivo por coronavirus el presidente de la Asociación de Fútbol de Japón y subdirector del Comité Olímpico de ese país, Koso Tashima. “Hoy el resultado de mi prueba resultó positivo para el nuevo coronavirus. Tengo fiebre leve. Los exámenes mostraron un síntoma de neumonía, pero estoy bien. Me concentraré en el tratamiento y seguiré los consejos de los médicos”, explicó el afectado, tras saberse que había viajado a Irlanda a fines de febrero para asistir a la reunión general anual de la Junta de la Asociación Internacional de Fútbol (IFAB).

El 20 de marzo fue el puntapié inicial para empezar a hablar de una posible suspensión; el pie lo otorgó Thomas Bach, presidente del COI, que en una entrevista para The New York Times puso en duda el inicio de la competencia con fecha de apertura el 24 de julio: “Nadie sabe qué pasará mañana, en un mes o en cuatro meses; no sería responsable establecer una fecha en este momento. Hay muchos pronósticos diferentes sobre el coronavirus, unos te dicen que seguirá la misma curva, otros que llevará más tiempo y hay gente que habla de olas diferentes y que viviremos esto durante mucho tiempo”, declaró.

Dos días después llegó la confirmación oficial del Comité Olímpico Internacional, que explicó que se tomaría cuatro semanas para evaluar si postergaba los Juegos. “El COI, en cooperación con el Comité Organizador de Tokio 2020, las autoridades japonesas y el Gobierno Metropolitano de Tokio, iniciará conversaciones detalladas para completar su evaluación de la rápida evolución de la situación sanitaria mundial y sus repercusiones en los Juegos Olímpicos, incluida la hipótesis del aplazamiento”, detallaron sus miembros en una misiva.

En consonancia con esto, Gerardo Werthein, presidente del Comité Olímpico Argentino (COA) y miembro del COI apoyó la medida del ente porque, a diferencia de otros deportes, “no se puede decidir como cualquier partido en el que se lo posterga y se juega dentro de dos meses” y agregó, en comunicación con el canal Todo Noticias, que no había porque apresurarse ya que “en cuatro semanas” se iba a expedir el COI.

A la par de estos dichos, Bach volvió a referirse a la realización de la competencia y, mediante una carta, priorizó las “vidas humanas” por sobre “la organización de los Juegos”. Unas horas después, el subcampeón olímpico de velocidad y ciclista británico Callum Skinner lo acusó de “terco y arrogante” por tomar la determinación de expedirse en cuatro semanas acerca de la suspensión de los Juegos Olímpicos debido al coronavirus. “No es la primera vez que coloca sus propias motivaciones antes que la de los atletas y el movimiento olímpico”, aseguró el pistard.

Más allá de estas declaraciones, el comunicado divulgado el día anterior era una cuestión meramente protocolar para fijar una decisión que ya estaba tomada. “Los parámetros en el futuro no se han determinado, pero los Juegos no comenzarán el 24 de julio, eso lo sé”, sentenció Dick Pound en USA Today al día siguiente del mensaje. Sin embargo, Canadá y Australia no esperaron a la confirmación oficial y decidieron no llevar a sus atletas a Tokio por los riesgos que podían llegar a correr ante un posible contagio por COVID-19.

Así fue como se llegó al 25 de marzo, día en el que se decidió postergar los Juegos Olímpicos hasta el 2021.

“Era el compromiso con nuestros socios japoneses. Ya he tratado de explicar que el enfoque está cambiando. Lo que expresamos fue la confianza para organizarlos en julio y en condiciones seguras, pero lo que cambió fue la condición sanitaria mundial”, se excusó Bach sobre la demora en la toma de decisiones que, lejos de preservar la salud de los deportistas, fue altamente contraproducente para muchos de ellos.

El presidente de la Federación de Boxeo de Turquía, Eyup Gozgez, se mostró molesto con el COI a causa de los retrasos en la cancelación del preolímpico de aquella disciplina que se realizó en Londres, en el que varios de sus participantes dieron positivo en las pruebas de coronavirus: “Estoy desconcertado, ese grupo de trabajo y el gobierno británico permitieron que comenzara el torneo a pesar de que muchos de nosotros teníamos preocupaciones y que casi todos los otros deportes habían parado”.

Luego de la suspensión, otra de las deportistas, ya retirada, que se expresó, fue la doble campeona olímpica rusa en barras asimétricas en Atenas 1996 y Sidney 2000, Svetlana Khórkina. En diálogo con el diario Sport Express, calificó como un “castigo divino” todo lo ocurrido con la pandemia y los Juegos Olímpicos porque “no se puede enfadar a Rusia, incluido a nuestros deportistas. No es casualidad que nuestro himno diga que Dios protege nuestra tierra”. Esta afirmación la realizó en referencia a la sanción que había recibido el deporte ruso después de que muchos atletas hubieran tenido, con ayuda del Estado, casos de doping. Luego, tras un estudio de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), se lo sancionó por cuatro años con la prohibición de que sus atletas defendieran los colores de su bandera o su himno en todas las competiciones internacionales (entre ellas Tokio 2020 y los Juegos Olímpicos de invierno en Pekín 2022), aunque sí lo pueden hacer bajo bandera neutral.

Al día siguiente de la declaración un tanto llamativa de la rusa, el COI había acordado con las autoridades de Japón organizar la competencia “más allá de 2020 pero antes del final del verano de 2021”, según consignaron fuentes del ente al diario nipón Nikkei. A su vez, se iban a tomar las siguientes tres semanas para definir las nuevas fechas de realización que, así mismo, implicarían el corrimiento de varios certámenes para evitar la superposición con la ceremonia más importante del deporte mundial.

“Las fechas se definirán escuchando todas las opiniones del COI, del gobierno de Tokio y del comité organizador. Seguiremos de cerca todo este proceso para colaborar en tomar la mejor decisión posible”, declaró la ministra japonesa encargada de los Juegos Olímpicos, Seiko Hashimoto. Además, la gobernadora de Tokio, Koike, expresó que “se tomará una decisión según la viabilidad del calendario y la disponibilidad de las sedes”, pero aclaró que su prioridad pasa por “prevenir la extensión de los contagios de coronavirus”. Japón registra actualmente 4.667 casos y 94 muertes.

Tras una teleconferencia realizada el 26 de marzo entre los miembros del Comité Olímpico Internacional, se analizó la posibilidad de realizar los Juegos Olímpicos en el verano europeo de 2021, que también coincidirá con la temporada estival japonesa. Cuatro días después, el COI se anticipó al plazo que se había propuesto de tres semanas y confirmó que la competencia se llevará a cabo entre el 23 de julio y el 8 de agosto del año próximo. 

A su vez, en sus redes sociales, el COI intenta evadir las críticas y publicó un total de 70 series y 500 películas para ver durante la cuarentena. Aquellas se podrán disfrutar a través de la plataforma “Olympic Channel”, que también posee una aplicación compatible con varios sistemas operativos. Las voces ya se alzaron y, pese a los réditos económicos y a las pérdidas a las que se expone la organización, los protagonistas de la historia -que ya quedaron en la historia- se expidieron: solo una pandemia frenó el negocio, y eso casi ni siquiera alcanza.

España empezó el ajuste

Por Federico Pineda

La última reunión que llevó a cabo la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA), junto a todos sus miembros, dejó pocas certezas del futuro que tendrá el fútbol en los próximos meses durante la pandemia por el coronavirus. Con casi todos los torneos suspendidos, uno de los países miembro empezó a dar el debate que se viene en todos los equipos: los sueldos de los jugadores. 

El Barcelona fue uno de los primeros que llegó a un acuerdo con sus futbolistas para bajar su salario en un 70 por ciento más un 2% adicional para que todos los empleados del club puedan cobrar su salario de forma íntegra, mientras sigan en vigencia los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) impulsados por el gobierno español para evitar que recaiga toda la presión presupuestaria sobre las instituciones.

Este decreto, publicado en marzo pasado, obliga a que los clubes de primera y segunda división deban presentar un informe, que acredite la pérdida de la actividad futbolística en sus instituciones y con ello la menor recaudación que ostentan mes a mes, para poder entrar al programa estatal bajo causa de fuerza mayor. Allí podrán elegir entre la suspensión de los contratos de sus trabajadores, sean o no deportistas, o la reducción temporal de la jornada laboral de entre un 30 a un 70 por ciento. En el primer escenario, el contrato sigue en vigor, pero se iguala su posición con la de un desempleado y son merecedores de la prestación por desempleo por un máximo de 1411.83 euros mensuales si tienen a cargo dos hijos o más.

Al igual que la primera opción, la segunda mantiene el contrato en actividad con una reducción proporcional del salario durante el periodo de adopción de la medida. Si una persona cobra mensualmente 30.000 euros y tiene un recorte del 70% de sus haberes, cobrará 9.000 de la misma moneda. El resto de la jornada se cobrará de un proporcional que se calcule con la prestación por desempleo. En este caso, el 70 por ciento de 1411.83 es 988.28 euros. Una cifra irrisoria para los valores que maneja el fútbol en la actualidad y más si se tiene en cuenta que Barcelona se ahorrará 21 millones de euros con la baja de los salarios pactada.

Tanto el equipo blaugrana, como el Espanyol y el Alavés se han acogido a estos regímenes hasta que finalice el estado de alarma que hizo oficial España el último 14 de marzo y que se extendió hasta fines de este mes por la pandemia del Covid-19 que ya tiene más de 14 mil muertes en ese país.

El Espanyol de Barcelona aplicó el ERTE sobre el plantel deportivo del club, desde los juveniles a los planteles profesionales de fútbol masculino y femenino. Mientras que el Alavés lo amplió al baloncesto, el Baskonia, perteneciente al mismo grupo empresario.

También pidieron ser acogidos en el programa el Atlético de Madrid -que acordó con su plantel profesional una rebaja del 70% en los sueldos- junto a equipos de la Segunda división como el Ponferradina, el Racing de Santander, Las Palmas y Zaragoza.

En un principio, hubo malestar de muchos clubes porque los ERTE iban a ser solo hasta el fin del estado de alarma y no hasta que vuelva el fútbol, pero se decidió una prórroga por razones económicas. Habrá mayores requisitos y los clubes deberán dar cuenta de la solvencia económica para hacer frente a los sueldos.

Sin embargo, algunos jugadores no comparten la visión de las instituciones y Edgar Méndez, jugador del Alavés, declaró en la televisión mexicana que ellos no podían aceptar las condiciones que planteaban los dirigentes: Nos quieren quitar el 28% del sueldo anual pase lo que pase. Eso no ocurre en otros clubes”. El jugador tuvo una multa económica por hablar sin el consentimiento del club.

En relación a esto, la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) apoya la idea que todos los clubes lleguen a un acuerdo con sus respectivos futbolistas como hizo el Betis, pero en ninguna reunión se llegó a un arreglo con La Liga, a la que acusan de pregonar una economía saneada en los balances de los clubes pero que apoya los ERTE. La Liga aconsejó a los clubes para que los empleen con el objetivo de disminuir al máximo pérdidas que pueden llegar a los 957 millones de euros si no se reanuda la temporada.

 

Todos los días, una final

Por Federico Bajo

Luego de que la crisis ocasionada por la pandemia del coronavirus obligara a decretar la cuarentena en la Argentina, la mayoría de los clubes del país se pusieron al servicio de la sociedad. Desde los que cuentan con vastos presupuestos hasta los que no saben cómo van a cubrir los gastos del próximo mes porque no están teniendo ingresos.

La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) impulsó junto a los clubes la campaña “Una Sola Hinchada” en apoyo a la Red de Bancos de Alimentos y a Cáritas para juntar comestibles y productos de limpieza. Instituciones como Rosario Central, Newell´s, San Lorenzo y Banfield, entre otras, pusieron sus instalaciones a disposición del gobierno. Lanús entregó 20 camas al Hospital Narciso López y preparó dos gimnasios en su sede para que funcionen como hospitales de campaña. Pero también otros clubes con menos recursos, en zonas más carenciadas, tomaron sus propias iniciativas.

En el oeste del conurbano, los propios hinchas y socios de Deportivo Laferrere pidieron actuar. “A los pocos días de que se implementara la cuarentena un grupo de hinchas nos plantearon su inquietud por la situación que se estaba viviendo en los barrios donde había gente que no podía llevar un plato de comida a su casa. Entonces, como creemos que la parte social es un papel fundamental que tienen que tener los clubes, decidimos hacer una olla popular”, explica Fernando Rotondi, integrante de la Comisión Directiva de la entidad.

“El lunes 30 arrancamos. En principio –continúa Rotondi- iba a ser un día, después tratamos de extenderlo a tres. Ahora ya llevamos cinco jornadas y el viernes 10, por el momento, va a ser la última que organicemos”. Hay un dato que evidencia la importancia y necesidad del accionar que llevó a cabo el club: en cinco días entregaron más de 2700 viandas y calculan que van a superar las 3000.Este es un trabajo en conjunto de la comisión, socios, hinchas y la agrupación Movimiento 1956. Tratamos de tener una cierta organización. Cada día podríamos haber llegado a más gente, pero es mucha la que se está acercando. El 3 de abril distribuimos alrededor de 700 raciones”, señaló el dirigente.

Hay muchos otros clubes a lo largo del Área Metropolitana de Buenos Aires que también están asistiendo a las personas más vulnerables en un trabajo articulado con el Estado. En el partido de Luján instituciones como Flandria, Club Luján, EL Luján Rugby Club y El Timón, entre otros, están trabajando en la campaña “Clubes Unidos” bajo la coordinación del municipio.Cada establecimiento funciona como un centro de almacenamiento de los alimentos que nos donan y después el municipio se encarga de repartirlo. Es una situación dura la que se está viviendo y como club podemos aportar esto que creemos que es mínimo, pero vamos a estar presentes en lo que se necesite a nivel social y acompañando”, asegura Juan Bianchi, empleado de Flandria y encargado de la organización de la campaña. La institución de Jáuregui está dando clases de apoyo escolar de manera online a los jugadores de sus divisiones inferiores.

En Lomas de Zamora, Los Andes entregó una partida de alimentos al Club Temperley que aloja en sus establecimientos a personas en situación de calle. A su vez, la Subcomisión de Los Andes Solidario tiene un censo propio de la Villa Albertina y con ayuda del municipio ya entregó comida y artículos de limpieza. Por su parte, Defensores Unidos y Estudiantes de Buenos Aires reparten bolsones de alimentos, Midland organizó una colecta y Yupanqui distribuye viandas a los vecinos de Ciudad Evita junto al Ejército Argentino, que todos los días da una cena a quienes lo soliciten en el predio de Deportivo Paraguayo.

En el país también existe la Unión Nacional de Clubes de Barrio (UCB), una organización sin fines de lucro que funciona desde 2011 y trabaja por el fortalecimiento institucional de los clubes. Con respecto a su actividad durante esta cuarentena, Alejandro García, uno de sus miembros, apuntó: “Apenas se dictó la cuarentena pusimos a disposición del gobierno los más de 200 clubes que forman parte de la UCB para que ellos decidan qué hacer. En algunos armaron comedores, en otros pusieron camas de aislamiento para atender a la gente cuando se dé el pico de contagios, y sino son utilizados como centros de logística donde organizan el reparto de viandas. Todo lo coordina cada distrito, estamos en contacto con nuestros compañeros de Chaco, Formosa, Tucumán, Neuquén y Río Negro, pero el foco de nuestra actividad en este momento está en el conurbano bonaerense. La crisis es tan profunda en todos lados que también hay gente de clase media que se quedó sin posibilidad de ir a trabajar, que le bajaron los ingresos y se han acercado y las estamos ayudando”.

García también se refirió a las dificultades que se les presentan a las entidades más chicas: “Los clubes son los primeros que aparecen cuando un vecino se queda sin trabajo, tienen un termómetro del barrio. Por eso nosotros los asesoramos en temas legales para que tengan todo en regla porque se les piden trámites tan costosos que parece que fueran una empresa”. En ese sentido, Rotondi también manifestó preocupación por los problemas económicos que podría generar este presente: “Como el club está cerrado no estamos teniendo ingresos por la cuota social. Va a ser bastante complicado. Marzo lo tenemos cubierto pero en abril será muy difícil bancar la situación”.

Estas y otras acciones similares, que a veces pasan inadvertidas, están llevando a cabo todos los clubes a lo largo del país. En esta emergencia sanitaria no solo funcionan como un soporte de apoyo y contención, sino que llegan a donde no lo hace el Estado. En épocas difíciles demuestran la importancia que tienen estas asociaciones civiles en la Argentina.

 

Enriquez, el argentino que es figura en una isla del Caribe

Por Matías Cavallero

Semana tras semana, los argentinos destilan fútbol en las más importantes ligas europeas. La pandemia que representa el coronavirus frenó la actividad deportiva en prácticamente todos los países del mundo. Y allí, en las tierras más remotas, hay compatriotas esperando por una –muy lejana- reanudación tras el parate que se extenderá por un largo tiempo. El presidente Alberto Fernández declaró recientemente en una entrevista televisiva: “Hay argentinos varados en lugares realmente insólitos” y en las Islas Guadalupe, Lucas Enriquez está en cuarentena. Tenía planeado volver de visita en junio, pero las circunstancias trastocaron el proyecto y se encuentra con Joaquín Rodríguez, compañero de equipo, en una isla paradisíaca del Caribe. Y ahí también se respira fútbol.

“En la primera división hay 14 equipos. Nosotros somos el ASG, representamos a la ciudad de Gosier y estamos primeros con buena ventaja. El fútbol acá es muy físico y se asemeja a una cuarta división de Francia. Se está intentando implementar los contratos federales y que la liga suba su nivel. Es un campeonato de ida y vuelta en el que mayormente los partidos se juegan de noche, pero a veces toca a las 16 y con el calor se pone durísimo. Desde que estoy acá no bajó nunca de 20 grados la temperatura y suele superar ampliamente los 30”, cuenta Enriquez, sin soslayar detalles acerca de las condiciones climáticas bajo las que debe afrontar los duelos cada semana.

“La vida acá es preciosa, se vive muy bien. La isla es muy turística, las playas son hermosas y hay gente que viene de todas partes del mundo. Sorprendentemente la gente es muy futbolera, van a la cancha y lo disfrutan mucho”, destaca el atacante sobre las más de 390.000 personas que habitan el territorio.

El ASG lidera la tabla de posiciones y se está analizando jugar dos partidos por semana para poder finalizar el campeonato.

A su vez, afirma que el pionero para la llegada de argentinos a las Islas fue Alberto Tino Costa, futbolista que supo ser figura en el Valencia, tras su incursión en el departamento francés: “Fui recomendado por Sergio Thione, un jugador que tuvo un paso por aquí y ahora vive en Mar del Plata. Me contactó y me llamó para venir. Él llegó poco después que Tino”. 

Enseguida, Enriquez supo que emigrar hacia nuevos destinos podía ser un paso importante en su carrera: “Jugué en Atlético Mar del Plata y luego vine hace cinco años a la Isla. El primer año salimos campeones de Copa y campeonato con el club USCB y después fui a jugar el Federal B con Kimberley, del Gato Mignini. Tuvimos un hermoso año pero no logramos el ascenso. Luego volví para quedarme”.

Entre risas, el marplatense de 26 años asegura que no se arrepiente de haber tomado esa decisión: “No fue tan difícil convencerme. Jugando en una liga local te proponen ir al extranjero y uno sueña con poder crecer, así que fue una linda oportunidad para subir de nivel. Una vez acá, la única barrera fue el idioma, pero con el tiempo lo aprendí y se hizo todo más fácil. Hay tres divisiones, todos juegan la Copa de Francia y la Copa de Isla. Solo los dos primeros viajan para jugar la Liga de las Antillas, que la disputan los campeones y subcampeones de cada isla de Centroamérica. Ganando ese torneo internacional podemos ir a jugar contra equipos de Puerto Rico, México y Estados Unidos. Es difícil pero posible”.

En el 2018, Enriquez salió campeón del ASG junto a sus compatriotas Berna Deliso y Braian Izarrualde.

Las dificultades en tiempos de coronavirus y su realidad futbolística lo hicieron respetar el confinamiento lejos de su familia: “Estoy un poco acostumbrado a la distancia… hace tres años que no voy a visitarlos. Justamente tenía el viaje planeado para junio pero con la situación actual no iré. Es mejor respetar la cuarentena y tener paciencia que hacer una locura. Tengo a mis padres y a mis sobrinas allá, permanentemente estamos haciendo llamadas y mensajes. Somos muy unidos, se los extraña mucho y son pilares fundamentales de mi vida”.

Más allá de que la Selección local no clasifica a competiciones internacionales, como la Copa de Oro de la CONCACAF, hace nueve años, Enriquez resalta las cualidades futbolísticas de los isleños: “Cuando un sudamericano saca su potencial a tope, marca mucho la diferencia, mismo estando a muchos kilómetros de su familia. Los jugadores acá son más estructurados, intentan mantenerse siempre ordenados, pero la mayoría tienen una gran virtud: la velocidad”.

Pese a los 6.000 kilómetros de distancia entre Guadalupe y Argentina, la pasión no conoce de fronteras: “Soy muy fanático de River e intento seguirlo lo máximo que puedo. Acá tenemos una hora de diferencia con Argentina nada más. Siguiendo mi puesto me gusta Borré, sus movimientos para desmarcarse, su forma de entrar al área y manejar los tiempos para definir. Con la edad que tengo, es difícil que algún día pueda jugar ahí”.

Enriquez es hincha de River y tiene a Borré como referente en su puesto. Foto: Instagram.

“Al fútbol lo estoy disfrutando más que cuando me presionaba mucho. En Argentina es muy intenso todo, siempre digo que cada jugador es diferente y cada uno se adaptó mejor o peor a cada momento. Más allá de eso, la presión es durísima pero hermosa al mismo tiempo. Hoy dejo que todo fluya y por el momento aspiro a ganar la liga y jugar algo internacional con el club de acá”, remarca sobre sus objetivos a largo plazo.

Las competiciones deportivas, mientras tanto, también frenaron: “Estamos parados como todo el mundo y está analizándose volver a jugar dos partidos por semana para poder terminar el campeonato. Ahora tenemos la ilusión de ganar la liga y meternos en el torneo de Antillas, porque la Copa se anuló cuando estábamos en cuartos de final. Estoy viviendo con otro argentino que juega conmigo y un kinesiólogo español, ambos amigos. Hace tres semanas que estamos cumpliendo con la cuarentena obligatoria. Acá no se jode, sin un permiso te multan. La cantidad de casos es muy baja (141 al cierre de esta nota), se agarró a tiempo y la gente es muy cuidadosa”.

El fútbol desde casa marca diferencias entre ascenso y primera

Por Guillermo Rojas y Daniela von Simons

El tiempo de cuarentena ya parece infinito, el momento de volver a las canchas se ve muy lejos para los fanáticos, jugadores, técnicos y hasta utileros mientras esperan en sus casas el momento en que todo vuelva a la normalidad en el mundo del fútbol y en la vida cotidiana de cada uno. Es un hecho que los hábitos han cambiado de manera forzada por la coyuntura que hoy nos rodea. Desde los niños, adolescentes o adultos que tienen que tomar clases de manera virtual en sus casas y las personas que tienen que trabajar e implementar el nuevo home office obligatorio, aprendiendo a manejar los programas para poder llevar a cabo cada una de las actividades diarias.

En el deporte, los principales torneos de distintos países fueron suspendidos indeterminadamente con el fin de proteger a los espectadores y deportistas y así prevenir la propagación del virus que conmociona a la humanidad. Los entrenamientos han cambiado de manera abrupta de un día para el otro, lo que se llevaba a cabo en un campo de deportes o predio de una institución, en estos días ya no puede seguir desempeñándose de la misma manera, de modo que los deportistas tuvieron que, y siguen, ingeniándoselas para poder entrenarse de forma casera.

En el fútbol, al igual que otros deportes, existen distintas categorías donde se diferencia el poder adquisitivo que se maneja en cada una. Por ejemplo, no son los mismos recursos con los que cuenta un jugador de primera división con los que puede contar uno del ascenso. Todo esto repercute a la hora de entrenarse, el lugar que tiene cada uno para hacerlo y los elementos correspondientes.

Así es el caso de Excursionistas, club que actualmente milita en la Primera C del fútbol argentino. Jugó su último partido el lunes 16 de marzo, de local y sin público. Justo en ese momento, en AFA se definía si la actividad paraba o no. Guillermo Szeszurak, entrenador del Verde, le contó a El Equipo que antes del encuentro su cuerpo técnico y los jugadores estaban al tanto de la posibilidad del parate, pero así y todo debían salir concentrados y enchufados, además se mostró muy contento con el rendimiento de su equipo.

Guillermo también comentó, vía WhatsApp, cómo se está preparando Excursio durante la cuarentena y en qué condiciones piensa que volverán sus dirigidos a la actividad: “Cada jugador se prepara como puede, el profe les manda un plan diario y también de alimentación”, remarca la importancia de estos ejercicios ya que a la hora de retornar al fútbol van a ser clave. Respecto a cómo supone que retornará la actividad declaró: “Estamos todos en la misma situación, vamos a volver todos sin hacer fútbol, la vara es la misma. Calculo que cuando volvamos tendremos una semana para entrenar y preparar el siguiente partido”.

En esta situación de parate, el ascenso es el máximo perjudicado, hay clubes que tienen muchos problemas para el pago de los sueldos y al no abrir sus canchas no reciben ningún ingreso. En las últimas horas Luis Pupi Salmerón le contestó por Twitter a Carlos Tévez: “Los jugadores del ascenso viven del día a día”, ya que el jugador de Boca había declarado que los futbolistas pueden vivir 6 meses o un año con un sueldo.

Marco Iacobellis, jugador de All Boys, le indicó a El Equipo que el preparador físico les envía las rutinas que actualiza semana tras semana. También, sostuvo que desde el club no les administraron materiales para poder entrenar en sus casas de manera correspondiente, además dijo: “En mi caso, vivo en un departamento y se hace difícil entrenarme pero le encuentro la vuelta para llegar de la mejor manera de cara a lo que queda del torneo. Esto puede afectar mucho en el rendimiento y la intensidad de juego, más que nada en los primeros partidos”. Y con respecto a la alimentación adecuada, contó que cada uno recibió su dieta acorde por parte del nutricionista del club.

La otra cara de la moneda se ve en los equipos de la primera división, como San Lorenzo, donde Adolfo Gaich manifestó que desde el club les prestaron los elementos necesarios para poder seguir las rutinas que el preparador físico les mandó y que cada día los llaman para ver cómo estuvo el entrenamiento y si necesitan algo. No así sucede en la reserva del mismo club. Gonzalo Ríos, jugador de la misma, contó: “Nos dieron una serie de ejercicios basada en lo que se pueda hacer adentro de casa, todo lo que es zona media. El club no nos dio ningún elemento, pero sí muchas alternativas para que con lo que tiene cada uno poder lograr el objetivo y hacer todos los ejercicios”.

La vuelta de las competencias en el fútbol mundial es una incógnita, los entrenamientos que cada jugador puede hacer en sus casas son variados dependiendo de la categoría en la que se encuentran los clubes y los materiales que éstos les proveen, además, la intensidad que los jugadores tendrán a la hora de retomar el deporte no será la misma que cuando se determinó el parate. Todavía no existe una fecha estimada para que todo vuelva a ser como antes, pero lo que sí es seguro, es que si queremos volver a las canchas, cada uno deberá aportar lo suyo desde su lugar.

Los días Flavio Ciampichetti en un Bélgica acuarentenada

Por Joaquín Cirigliano

Jugó en todas las categorías del ascenso argentino, pasó por Chile y Ecuador, ahora se encuentra en Bélgica, en el primer mundo, y forma parte del KAS Eupen, de la Jupiler Pro League. Se trata de Flavio Ciampichetti, delantero de 32 años, quien se cruzó de continente y se alejó de sus seres queridos para seguir persiguiendo su sueño, jugar al fútbol.

La adaptación a un nuevo país, con otra cultura y otra lengua, no siempre es fácil. Así le pasó a Ciampichetti, que aseguró que al principio le costó por el idioma y las distintas nacionalidades, pero que actualmente se siente cómodo y le gusta estar ahí.

“La liga es muy competitiva, hay equipos muy grandes y bien preparados, además el juego es rápido, eso me sorprendió”, expresó el nacido en Pergamino, que además agregó que los partidos son un espectáculo y la gente los vive como tal.

Por otro lado, el ex Quilmes dijo: “Me gusta Bélgica, me gusta la cultura y el respeto que hay, son un país para tomar como ejemplo”. También sumo que le gustaría quedarse más tiempo allá, aunque su contrato vence en junio y todavía su futuro es una incógnita.

La pelota dejó de rodar, por ahora

Hoy, como en casi todo el mundo, la competición se encuentra suspendida. A esta altura no hace falta explicar que el motivo es una pandemia causada por un virus, pero a falta de una fecha de finalizar la temporada, es probable que se decida terminar el torneo en esta instancia y que le den el título de campeón al Brujas, que matemáticamente ya se había coronado. Ciampichetti opina que sería correcto entregar el trofeo, pero falta por definir un descenso y no sabe cómo van a resolver eso.

En Bélgica, cuenta el delantero, tienen permiso para salir a hacer deporte individualmente, aparte de las emergencias o necesidades básicas. Además, la policía recorre las calles para asegurarse de que nadie esté afuera indebidamente. En su caso en particular, vive con su esposa y sus dos hijos e intentan salir lo menos posible, solo lo hacen para ir a comprar.

Estar alejado de su familia es difícil, pero en los tiempos que corren, con el coronavirus esparciéndose por el mundo, las ganas de estar cerca de ellos y la preocupación, crecen. “Me gustaron las medidas que se tomaron en Argentina, creo que fueron correctas y las aplicaron rápido”, dijo el ex jugador de defensores de Belgrano.

Esta es otra historia que confirma que, la pasión es más fuerte que cualquier otra cosa y que los sueños no saben de distancia o lejanía. Por eso es que, para Flavio Ciampichetti como para muchos otros, un mar de por medio no significa nada si del otro lado hay una cancha y una pelota.

Argentinos por el mundo: el volante de Dálmine que hace cuarentena en Canberra

Por Luca Solda y Franco Schipizza

En tiempos de Coronavirus nos vemos obligados a adaptarnos a lo que solo creíamos posible en un corto período de verano: vivir sin fútbol. Pero esta situación también nos deja, entre otras cosas, conocer nuevas historias sobre jugadores argentinos que se desempeñan en el exterior, y saber de qué manera están viviendo este parate en sus respectivos países. Uno de ellos es Augusto Colaneri, joven volante surgido de Villa Dálmine que actualmente representa al Cooma Tigers de la segunda división de Australia, quién a pesar de sus 22 años, ya ha pasado por varios clubes en distintas partes del mundo.

“Soy un jugador con mucha dinámica, buen trato de balón y en los últimos años le agregué sacrificio”, se describe Augusto al hablar de su estilo. Colaneri hizo inferiores en River Plate, pero debutó en la primera de Dálmine en 2016, club de su ciudad natal y del cual es hincha. Dos años después le surgió la oportunidad de jugar en el Storm Football Club de la segunda categoría de Estados Unidos, pero por algunos inconvenientes con su documentación finalmente arribó al Miami FC de la National Premier Soccer League, de la cuarta división de ese país. Cuatro meses después retornó a Argentina por problemas personales, y hasta fines de aquel año dejó el fútbol para dar una mano en su casa. En diciembre de 2018 arregló con el Policoro Calcio de Italia y allí jugó hasta fin de temporada: “Me la jugué en el mercado invernal de Europa y salió bien”. Una vez que finalizó el campeonato, se contactaron desde el Luzern de Suiza para realizar algunas pruebas y además recibió algunas ofertas de la segunda y tercera, pero las rechazó debido a que “el costo de vida allá era muy caro”. Tras un mes de entrenamiento en España, lo llamaron del Sabaudia Calcio y optó por volver a Italia, dónde añadió la parte de sacrificio a su estilo. Al Cooma Tigers australiano llegó mediante un contacto: “El equipo se comunicó con Mariano Canavesio, un jugador argentino que estaba conmigo en Sabaudia y le dijeron que estaban buscando un volante, les dio mi nombre, me llamaron y por suerte pudimos arreglar”. Canavesio y Colaneri no solo juegan juntos, sino que también ahora viven en la misma casa.

Augusto llegó a Australia a principios de marzo cuando el coronavirus todavía no se había expandido de gran manera en Oceanía. Durante las primeras dos semanas hizo vida normal, la que consistía en hacer gimnasio a la mañana y después viajar una hora desde Cooma hasta Canberra donde se entrenaba con su equipo. Pero el 18 de aquel mes llegó la inevitable noticia: el fútbol fue suspendido, por lo menos, hasta mediados de abril. Sobre este tema, Colaneri comentó: “Fue una pena porque tres días después jugábamos la final de la Supercopa de la segunda división de Canberra contra el Tuggerah United, en lo que iba a ser mi primer partido oficial, y si ganábamos podíamos jugar ante un equipo de primera”. En ese momento el club también canceló los entrenamientos en sus instalaciones, pero mandó a sus jugadores un plan que consiste en mantener la fuerza y el estado físico: “Donde vivo tengo mucho verde, y además acá no hay cuarentena obligatoria así que, siempre y cuando no estés con más de una persona, podes salir a espacios públicos. Esto ayuda a que mi rutina no cambie mucho, porque puedo seguir con el gimnasio en las mañanas y durante las tardes hago pasadas, intermitentes y trabajos con pelota junto con Mariano”. El pasado tres de abril se confirmó que el fútbol de segunda división no iba a retornar hasta al menos junio, lo que implica una gran complicación debido a que la temporada allá comienza en febrero y termina en diciembre.

Sobre su vida en Australia cuenta que se encontró un país hermoso, con una gran calidad de vida y muy buena gente. “La cultura es un poco extraña, las personas son bastante cerradas, viven su vida sin importarle la opinión de los demás y se alimentan bastante mal, algo parecido a lo que sucede en Estados Unidos”, agregó Colaneri. En relación a lo futbolístico, comentó que le sorprendió la infraestructura y el nivel de la liga, pero ahora no siente tanta presión porque allí no es el deporte principal, situación similar a lo que vivió en Norteamérica: “Es diferente, no es como en Argentina o Italia, que si ganás sos Maradona y si perdés sos lo peor del mundo”.

Colaneri sostuvo que la pasión con la que se vive el fútbol, el día a día y los mates en el vestuario son las cosas que más extraña del país. “Me encantaría jugar en la primera de Argentina y volver a Dálmine, soy hincha, es el club de mi ciudad y quiero que mi familia me vea jugando ahí”, concluyó Augusto.