domingo, mayo 11, 2025
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Auge y caída de un proyecto único: los Galácticos de Real Madrid

Por Ramiro Franco

A mediados del 2000, el Real Madrid se consagraba como el último campeón de Europa del siglo XX, al derrotar por 3 a 0 al Valencia de los argentinos Héctor Cúper y Claudio el piojo López. La situación no podía ir mejor para el presidente merengue, Lorenzo Sanz, que traía de Francia la segunda copa europea durante su gestión. Tanta era su satisfacción que, apenas un mes después, decide llamar a elecciones para alargar su mandato. Un solo candidato de la oposición le haría frente, el empresario Florentino Pérez, que mantenía conversaciones con algunas figuras del futbol mundial.

Pérez lanzó su bomba de campaña poco antes de las elecciones, donde afirmaba que si asumía como presidente del club blanco, traería al delantero emblema del Barcelona Luis Figo, como primer fichaje. Para dar credibilidad a sus declaraciones, prometió que si ganaba y Figo no vestía de blanco, pagaría con su dinero el abono de todos los socios. La expectativa implantada por Florentino superó los logros cosechados por Sanz y los votos se decantaron por el empresario.

El 16 de julio del 2000 se confirmó la sorpresa, Florentino Pérez tomaba el control del Real Madrid. El primer movimiento del nuevo mandatario fue cumplir su promesa. Fichó al portugués Figo por 60 millones de euros, lo que sería por ese entonces el fichaje más caro de la historia. Aquella temporada, los merengues también ficharon a Makélélé, Flávio Conceição, Munitis y Santiago Solari. En total se invirtieron casi 120 millones de euros, lo que tuvo que solventarse con las prematuras salidas del capitán Fernando Redondo al Milán y Nicolás Anelka al PSG. Pérez dio el primer paso de su sueño de rellenar al equipo de estrellas, pero si quería ser el mejor equipo del mundo debía tener al mejor jugador del mundo.

Luego de la derrota ante Boca Juniors por la copa Intercontinental en Japón, el empresario español puso sus ojos en el francés Zinedine Zidane, campeón de Europa y del mundo con su selección. Durante la ceremonia del “Balón de Oro” donde Zizou sería galardonado como mejor jugador del mundo, Florentino Pérez le acercó una servilleta donde preguntaba si este estaba interesado en mudarse a Madrid. El mediocampista de la Juventus contestó que sí, ya que en Italia no estaba cómodo y quería un cambio. Las negociaciones culminaron con el traspaso del astro francés por la suma de 75 millones de euros.

Desde ese entonces el equipo se popularizó bajo el nombre Los Galácticos, que refería a que la manera de jugar de estos jugadores venía “de otra galaxia”. Pérez estableció el hábito de comprar al menos un galáctico cada verano, para aumentar el nivel de comercialización del equipo. Esta política fue inicialmente llamada “Zidanes y Pavones”. Este nombre vino del fichaje de Zinedine Zidane y del ascenso al primer equipo de Francisco Pavón. La idea del presidente era firmar una de las principales superestrellas por año y promover jóvenes desde la cantera.

La delantera del Equipo Galáctico, conformada por Raúl, Zidane y Figo, logró la 9na Champions League con un gol del galo en la final ante el Bayer Leverkusen.

En el verano del 2002 se disputó el Mundial de fútbol en Corea y Japón, donde Ronaldo Nazário demostraría que seguía siendo uno de los mejores jugadores al salir campeón del mundo con su selección. El Real Madrid aprovechó las peleas de Nazário con el cuerpo técnico del Inter de Milán, y concretó su fichaje al finalizar el Mundial por 45 millones de euros. En su debut en el Bernabéu, el brasileño solo tardó un minuto en meter su primer gol.

El Fenómeno encajó perfectamente en el equipo que se consagró campeón de la Liga y copa Intercontinental de ese año, mientras que individualmente fue galardonado con el “Balón de Oro”. Sin embargo, en la Champions los merengues caerían en semifinales ante la Juventus que daría vuelta la serie en Turín. El planteamiento de Vicente Del Bosque y la mala actuación de Fernando Hierro marcarían el futuro de cada uno en el club. Florentino Pérez decidió no renovar ni al entrenador ni al capitán del Real Madrid, enturbiando las celebraciones de los títulos obtenidos.

Para la temporada 2003/04, Carlos Queiroz se haría cargo del equipo, mientras que el británico David Beckham llegaría como la última pieza de los Galácticos. El mediocampista arribó a España por 36 millones de euros y su llegada significó un aumento masivo en la venta de indumentaria madridista. De esta forma se cumplía el sueño de Florentino Pérez. Y en estos cuatro jugadores se habían invertido casi 200 millones de euros.

El equipo goleaba, sus estrellas brillaban y jugaban el mejor futbol de Europa. Pero desafortunadamente, el proyecto de 4 años de Pérez se desarmaría al poco tiempo de completarse. La falta de suplentes competentes exprimió la energía de las figuras merengues, que llegaron al final de la temporada extenuados.

En la final de la Copa del Rey caerían ante el Real Zaragoza por 3 a 2 con un gol en el alargue. Poco después serían eliminados de los cuartos de final de la Champions, a manos del Mónaco de un Morientes encendido. Finalmente, el derrumbe del equipo blanco se consumaría en el ámbito nacional, donde perderían la liga a pesar de tener una ventaja de 8 puntos a pocas fechas del final. Los dirigidos por Queiroz perdieron seis de las siete últimas jornadas.

Después de la temporada desastrosa, Florentino contrató cómo DT a José Antonio Camacho para reflotar su sueño galáctico en la temporada 2004/05.También trajo a Walter Samuel, Jonathan Woodgate y Michael Owen, además del regreso del cedido Fernando Morientes. A pesar del cambio de aire, el Madrid acabaría segundo en la liga y eliminado en octavos de Champions por la Juventus. Otra temporada en blanco para los galácticos.

La 2005/06 comenzaría con otro entrenador, esta vez sería Vanderlei Luxemburgo, quien no pudo evitar la marcha del primer galáctico: Ante la falta de titularidad, Luis Figo abandonó el Real Madrid para irse al Inter de Milán. Junto con este se marcharon Samuel, Owen y Solari. En su lugar, arribaron los brasileños Robinho, Cicinho y Baptista; además de los uruguayos Pablo García y Diogo. Pero el fichaje más importante fue el de Sergio Ramos proveniente del Sevilla, quien sería el primer jugador español comprado por Florentino Pérez.

A pesar de las compras, la temporada no cambiaría mucho para los blancos: Un choque con el Barcelona de Ronaldinho provocó la dimisión de Luxemburgo y el posterior arribo de López Caro. El fichaje del italiano Antonio Cassano no alivió los males del equipo merengue, que terminó perdiendo sus opciones de liga con una derrota en Mallorca. Este partido significó la posterior renuncia de Florentino Pérez, que abandonó el club al verse incapaz de reflotar el proyecto. Una semana después, el Madrid quedaría eliminado de Champions por el Arsenal de Henry. Era la tercera temporada consecutiva sin títulos importantes. La era Galáctica culminaría con el retiro de Zinedine Zidane y la llamada a elecciones que ganaría Ramón Calderón.

Durante los 6 años del ciclo Galáctico, el Real Madrid de Florentino Pérez obtuvo 7 títulos, incluyendo 2 ligas, 1 Champions y 1 copa Intercontinental. Un proyecto ambicioso que generó admiración y decepción a partes iguales, y que volvió a comenzar a mediados de 2009 con la vuelta de Pérez al club, y la contratación de Cristiano Ronaldo, Kaká y Karim Benzemá, pera esa es otra historia.

Los tres actos en la vida de los hermanos Crismanich

Por Nicolás Rogovsky

En la provincia de Corrientes comenzó una historia de gloria deportiva, que aún hoy sigue dando sus frutos. Con inicios en el Taekwondo, luego se extendió al deporte y la cultura en general. Los protagonistas son los hermanos Mauro y Sebastián Crismanich.

¿Cómo comenzó la pasión por la actividad física en la familia Crismanich? Durante su infancia, sus padres les exigían que practicaran algún deporte, según Sebastián, debido a que “era una salida de malos entornos, a través del cual buscaban una vida sana”.

Mientras el mayor de los hermanos comenzaba a interiorizarse en el taekwondo, donde encontraba formas de “canalizar los sentimientos, descargarse y levantar la autoestima”, su hermano no se decidía entre esa arte marcial y el fútbol. “A Sebastián no le gustaba golpear ni que lo golpearan, por eso no le terminaba de gustar la disciplina”, recuerda Mauro, hoy a sus 36 años.

“A mí me atrapaban más los deportes colectivos para jugar con otros chicos, como el fútbol, el rugby, el básquet”, ratifica Sebastián, aunque aclara que en un primer momento jugaban “para ejercitarse y divertirse, sin proyectar una carrera profesional”.

Sebastián, el menor de los hermanos por tres años de diferencia, repartía su tiempo entre taekwondo y fútbol. Se destacaba tanto con la pelota que jugaba partidos con su categoría y con los más grandes. De hecho, cuenta que tuvo la chance de probarse en clubes grandes del país, pero por motivos que él enumera, terminó consolidado en el taekwondo: “Mis viejos tenían miedo al fútbol por los valores, que no son los mismos que en artes marciales. Tampoco quería alejarme de mi familia en Corrientes por irme a un club de fútbol en otra provincia”.

En un torneo de fútbol Sebastián recibió una dura patada que le dejó la pierna lastimada, y días después debía competir en un torneo importante de taekwondo. Allí el papá le explicó que tenía que tomar una determinación porque no podía “especializarse en ambos deportes a la vez”. Así fue cómo ambos hermanos comenzaron a enfocarse al ciento por ciento en el arte marcial, y su padre vendió algunos instrumentos de la pesca y la caza que eran parte de su ocio, para pagar los viajes a los distintos torneos que irían a competir.

La primera vez que compitieron fue en Mar del Plata en 1994, con apenas 7 y 10 años cada uno. Según ellos mismos cuentan, recibieron muchos más golpes de los que pudieron dar, incluso Mauro sufrió una fisura, y volvieron para Corrientes sin haber tenido un buen rendimiento en las peleas.

Tras un nuevo torneo sin resultados positivos, emprendieron viaje a Misiones, donde lograron diferenciarse de sus rivales, y posicionarse entre los mejores de ese certamen, factor que ayudó para que se motiven para el futuro.

El punto de quiebre para los Crismanich fue cuando Mauro se consagró campeón en un Torneo Nacional en 2001, y el entrenador de la Selección, Julio Ramos, lo convocó para el selectivo de 55 kilos del Panamericano Juvenil. Tiempo más tarde, Mauro le contaría al técnico sobre la habilidad de su hermano para llevarlo a una prueba. “Todavía sin ser cinturón negro, Sebastián vino y deslumbró a todos con su gran técnica”, recuerda.

Después de algunos torneos juveniles que les sirvieron para crecer y formarse, llegó su primer desafío a nivel mayores, el Mundial de Madrid en 2005. Sebastián habla de ese evento con orgullo: “Fuimos sin experiencia en competencias de adultos, al darnos cuenta de que estuvimos muy bien y éramos competitivos fue una motivación e ilusión para el futuro. Peleabas contra algunos rivales que parecían inalcanzables. Nos dimos cuenta de que estábamos para mucho más. Antes no se esperaba que un argentino pase la primera ronda, cambiamos esa idea”. Ambos llegaron a los cuartos de final en esa ocasión, logrando una marca sin precedentes en el taekwondo argentino.

Tras su gran actuación en el Mundial, llegaron a la conclusión que debían cambiar su físico para combatir contra los más grandes. Por ese motivo se mudaron a Córdoba con Giovanni Baeza, entrenador que los puso a tono físicamente y que los preparó para su glorioso futuro. “En nuestra llegada a Córdoba conocimos el deporte de alto rendimiento. Triplicamos la cantidad de entrenamiento, y Gio nos potenció al máximo nivel”, explica Mauro.

En su etapa en Córdoba, invitaron a una persona que los hermanos ya conocían a sumarse a su vida. Se trataba de Lucas Guzmán, que luego sería campeón panamericano en Lima en el 2019, y medalla de bronce en los Juegos de la Juventud, disputados en Buenos Aires.

Su relación comenzó hace 16 años cuando los hermanos dieron un seminario de taekwondo en Merlo, lugar de origen de Guzmán, quien rememora ese hecho con mucha satisfacción: “A mis diez años conocí a Seba y Mauro, en un curso en Merlo. Los veía y me daba cuenta de que técnicamente eran diferentes. Me encantaba verlos a ellos y fueron una inspiración para mí desde muy chico”.

El deportista, que se prepara para competir en sus primeros Juegos Olímpicos el año que viene en Tokio, explica la importancia de los hermanos para su desarrollo como atleta y persona: “Me tomaron como un hermano más. Me invitaban a clínicas y campamentos. Hay una linda amistad. También me enseñaron de táctica, pero mucho más de cómo usar mi cabeza a mi favor, muchos valores que hoy me representan, y tienen que ver directamente con mis resultados”.

El joven de 26 años, que también estudia para ser Licenciado en Alto Rendimiento Deportivo, admite que debido a la distancia hoy no comparten tantos momentos, pero cuando los ve siente “una alegría inmensa e indescriptible, como si fueran mejores amigos o familia”.

Caída y resurrección

Luego de esa linda etapa con Guzmán, Sebastián Crismanich vivió un duro hecho deportivo que lo pudo alejar del taekwondo en la clasificación para los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008. “Sufrí una derrota injusta que me costó meses psicológicamente convencerme de que podía llegar a otro Juego Olímpico. Me tomé unas vacaciones porque no quería saber nada del deporte”.

Según él, gracias a su “fortaleza mental”, pudo recomponerse de esa situación y salir adelante con más energía que antes. “No valía la pena tirar todo a la basura. Hice el duelo y volví con todo para Londres”, recuerda Sebastián.

Ya en 2009, Mauro llegaría al mejor momento de su carrera tras conseguir la medalla de bronce en el Mundial de Taekwondo realizado en Dinamarca, y quedando en la historia del deporte argentino, por ser el primero en lograrlo. Hasta el día de hoy, sigue recordando ese momento “con mucha emoción y orgullo”. Una vez conseguida esa conquista, siguió luchando, aunque ya se sentía realizado, y quería enfocarse en que Sebastián lograra cumplir también sus metas.

“Cuando tenía ocho años conocí a Camau Espíndola, un atleta correntino que nos explicó como era caminar por las calles siendo un atleta olímpico. Me chocó mucho, ese día fue determinante para mí. Entendí que mi meta era ser campeón olímpico”, contó Sebastián. Y así fue. 17 años después de ese momento, se consagró campeón en los Juegos Olímpicos de Londres, convirtiéndose en el máximo referente argentino en la historia del taekwondo.

A propósito de esa histórica victoria, Sebastián recuerda emocionado y orgulloso, pero sabe del esfuerzo que le conllevó llegar a esa gloriosa medalla de oro: “Un atleta olímpico no se hace de un día para otro. Fueron años de dejarlo todo para que llegase ese momento único. El camino se empieza a construir desde muy chico porque pones como prioridad tu carrera deportiva ante cualquier cosa. No me arrepiento de nada, mi sueño era ser un deportista de élite y lo conseguí”.

El día siguiente

Luego de llegar a la gloria deportiva, los hermanos que ya eran referentes del taekwondo argentino y mundial fueron por más. En 2013 Mauro decidió retirarse de la disciplina como competidor. Estudió Marketing y Publicidad Digital, y fundó Team Crismanich, una escuela donde él comenzó a dar clases de taekwondo, y llegó a tener cuarenta alumnos por su cuenta.

Mientras tanto, el menor de los Crismanich se preparaba para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016. Pero las lesiones, que fueron una constante durante su carrera, le jugaron una mala pasada. Se fracturó tibia y peroné, intentó volver al circuito para llegar a la competencia internacional, pero los dolores eran muy fuertes. “No poder dar el 100% me generaba mucha frustración. Por eso me propuse retirarme a tiempo bien y con la frente en alto. Me costó mucho tiempo saber cómo seguir después del retiro”, recuerda Sebastián.

Tiempo después descubrió su vocación: “Encontré mi lugar dando seminarios, clínicas y charlas para jóvenes que buscan convertirse en la mejor versión de ellos mismos, y crecer con el deporte. También me involucré en proyectos de detección de talento, con el apoyo del Enard.  El objetivo es descentralizar el alcance de los deportistas nacionales, que los del interior tengan más oportunidades”.

Además de sumarse a la conducción de Team Crismanich junto a su hermano, Sebastián hoy es el presidente de la Federación Argentina de Taekwondo, miembro del Comité Olímpico Argentino, y encabeza el proyecto de detección de talentos del Enard por todo el país.

La academia hoy tiene sedes en Corrientes, Formosa, Córdoba y Buenos aires, en las que reúnen 300 alumnos y 14 cinturones negros como profesores. Tres son las orientaciones a las que sus conductores apuntan: La deportiva es para aquellos que quieren formarse como atletas y competir en las artes marciales; la recreativa para los que buscan hacer deportes para ejercitarse y divertirse; el plano social en el cual incluir la mayor cantidad de gente posible para sacarlos de malos entornos es el objetivo, que puedan distenderse a través del deporte, conocer gente nueva, y sentirse incluidos.

Otro aporte comunitario en el que participaron los Crismanich, fue que gracias a sus influencias y la ayuda de autoridades gubernamentales, se creó en Corrientes el primer Centro de Alto Rendimiento de la región, en 2016. Chicos de las provincias aledañas se acercan a entrenar allí. Pero no sólo es un lugar de entrenamiento, también se usa como sede de ayuda social para que aquellas personas más humildes puedan acercarse a satisfacer algunas de sus necesidades básicas, como por ejemplo ir a comer algo cuando el Centro se usa de merendero.

La creación de la fundación Hermanos Crismanich, con base en el Centro de Alto Rendimiento, también es una clara muestra del compromiso con la sociedad que llevan. En esta organización benéfica buscan proveer de insumos y preparación a los atletas de las diversas actividades olímpicas que se llevan a cabo allí. No solo el taekwondo, sino también karate, lucha, kick boxing, y levantamiento de pesas.

Mauro y Sebastián son considerados referentes del taekwondo y del deporte argentino. También son muy respetados y queridos por su preocupación por los demás, sus roles de formación y educación a través de las actividades deportivas. Son el pasado del taekwondo argentino por haber hecho historia en el deporte, y son el presente por sus constantes acciones para la evolución de los más chicos deportiva y humanamente. También son parte del futuro porque en la actualidad están formando a las próximas generaciones argentinas, que serán grandes deportivamente, y más importante aún, mejores personas.

Schumacher en la F1, espejismo de un tiempo mejor

Por Ignacio Maida

Casi dos realidades completamente diferentes. Por un lado está Ferrari que claudica en la zona media de la Fórmula 1; mientras que por el otro, aparece Mick Schumacher que sigue haciendo honor a su apellido con su altísimo nivel y está cerca de convertirse en el tercer integrante de su familia en correr en la máxima.

Ferrari está pasando por una crisis institucional sin precedentes en la Fórmula 1, sin un auto competitivo, con un Sebastian Vettel desdibujado, en un nivel muy bajo para un ex campeón del mundo, y un Charles Leclerc que trata de sacarle lo máximo a un monoplaza que está lejos de sus expectativas. Las esperanzas de volver a tener un auto que les permita pelear por el torneo de pilotos y el de constructores parece lejano, al menos, hasta el cambio de reglamentación que se implementará para la temporada 2022.

El tope de presupuesto que entrará en vigencia la siguiente temporada e impedirá que los equipos gasten más de 145 millones por año, busca generar competitividad y acercar a las inmensas escuderías como Mercedes, Red Bull o Ferrari a las más humildes como Williams y Haas, entre otras.

Esa norma, a priori, parece dificultar aún más la situación de los de Maranello, ya que no podrán continuar con las millonarias inversiones en desarrollo que venían realizando hasta ahora. En medio de todo ese mar de problemas, apareció un oasis de esperanza que no viene desde Mónaco, como muchos esperaban; sino que de la Fórmula 2 y del apellido que hace delirar, más que cualquier otro, a los  tifosi: Schumacher.

Resulta ser que Mick, el hijo del heptacampéon del mundo  Michael Schumacher, está teniendo una muy buena temporada en la categoría que funciona como la antesala de la F1, donde lidera el torneo con 191 unidades, 22 más que Callum Llot, su principal perseguidor con cuatro carreras restantes. El hijo del Káiser salió victorioso en Monza  y en Sochi. También, posee dos segundos puestos y seis terceros en la temporada.

“Si hablaras con mi familia y amigos cercanos, te dirían que no puedo soportar perder en nada. No importa lo que sea: un juego simple, correr hacia un árbol, lucha de pulgares. No importa cuál sea el desafío; necesito ganar. Tuve pérdidas y reveses. Y los dolores reales y el ego me enseñaron cómo perder, y si te toca, hacerlo con clase. Perder también viene con oportunidades para lecciones sobre errores”, confesó Mick en una carta de Under Armour –uno de sus sponsors-.

El joven de 21 años nacido en Suiza, pero que corre bajo la bandera alemana, comenzó su carrera automovilística en la categoría Kerpener Kartchallenge, donde finalizó 1º en 2010. Para evitar la atención debido a su padre, corrió sus primeros años bajo el seudónimo “Mick Betsch”, usando el apellido de soltera de su madre.

El 13 de diciembre de 2013 su vida daría un vuelco de 180°, debido al accidente que sufrió su padre al golpearse la cabeza mientras esquiaba fuera de pista junto a Mick en la estación invernal de Méribel, en los Alpes franceses. El accidente dejó en coma durante un año al múltiple campeón del mundo y le causo grave daños cerebrales, que sigue tratando hasta hoy día. Su hijo fue quien lo socorrò en ese momento traumante, algo que lo dejó marcado y de lo que el joven de 21 años prefiere no hablar.

Los años subsiguientes participó en torneos KF en el país bávaro, hasta que, en 2015, dio el salto a los monoplazas, más precisamente a la ADAC F4 alemana con el equipo VAR. En 2016, se unió a la academia de jóvenes pilotos de Ferrari y comenzó a desenvolverse en el equipo Prema; que lo llevó a la F4 italiana, en la cual perdió el torneo con el argentino Marcos Siebert.

En 2017, Mick fue ascendido a la Fórmula 3 Europea y acabó 12° el certamen con un podio y, además, tuvo el honor de conducir el Benneton de su padre, en conmemoración de la primera victoria de Michael en F1. Esa descolorida temporada causó que distintos integrantes del Gran Circo dudaran de sus habilidades: “Hay muchas veces en las que veo a Michael en Mick. Lo conozco desde que era un niño. Creo que hubo un período en el que no estaba seguro, pero progresó mucho en los últimos doce meses”, aseguraba en su momento Ross Brawn, responsable técnico de la F-1 que trabajó en Ferrari con su padre.

Ya en la 2018, tras la adaptación del año previo, todo fue color de rosas para él: arrancó con dos podios en la primera cuatro carreras, salió victorioso por primera vez en Spa, para luego repetir en Silverstone y Misano. Más tarde ganó cinco carreras de forma consecutiva; las tres en  Nürburgring y dos en el Red Bull Ring, para coronarse en la última fecha sobre Dan Ticktum.

En 2019, fue promovido a la Fórmula 2, donde culminó su primera temporada duodécimo con 53 puntos y una victoria en Budapest. Lo más destacable de ese año fue su acercamiento a los monoplazas de La máxima, ya que probó un Ferrari SF90 en los entrenamientos posteriores al Gran Premio de Bahréin de ese año y, en su primer día, marcó el segundo mejor tiempo de la jornada. Al día siguiente, pasó a conducir un Alfa Romeo C38.

No obstante, todo alcanzó un nuevo nivel cuando en julio de ese año en Hockenheimring se subió Ferrari F2004, con el que su padre obtuvo su último título en la categoría, en la antesala del Gran Premio de Alemania ante la atenta mirada de todos los fans que parecían tener un deja vú, que los trasladaba a tiempos mejores, donde el  Cavallino Rampante era quién mandaba en la F1 de los motores V10.

“No hay duda de que Mick es uno de los grandes talentos y sus resultados recientes lo han demostrado. Obviamente es rápido, pero también es consistente y maduro detrás del volante, todos los sellos distintivos de un campeón en ciernes. Nos impresionó con su enfoque y ética de trabajo en las ocasiones en las que estuvo con nosotros el año pasado y estamos deseando volver a trabajar con él”, explicó Frédéric Vasseur, director del equipo Alfa Romeo.

Este suceso se repitió en 2020, en la antesala del Gran Premio de la Toscana, que se corrió en Mugello, pista que es propiedad de Ferrari y en dónde los tifosi volvieron a ilusionarse con la chance de ver nuevamente una de las duplas más redituables en la historia de la máxima, como lo fue la de Schumacher con Ferrari. Casi un sinónimo de victoria en su época y que tan grabada ha quedado en la memoria colectiva de los fanáticos.

Ya en septiembre de este año, Mick fue anunciado como tercer piloto de Alfa Romeo y hubiese debutado en la primera sesión de entrenamientos libres del GP de Eifel en sustitución de Antonio Giovinazzi, de no ser por las malas condiciones climáticas de ese día en la región. Aunque si participó de una forma simbólica en ese Gran Premio, ya que le hizo entrega a Lewis Hamilton de uno de los cascos de su padre a modo de reconocimiento por haber igualado la histórica marca de 91 victorias que ostentaba el Káiser.

En el futuro cercano se espera que el joven desembarque en la Fórmula 1, de hecho no son pocos los que creen que ocupará la butaca de Kimi Räikkönen, quién se estima que se retirará al final de la presente temporada. El finlandés ha sido el último campeón con la escudería que posee más de mil presencias en la máxima y que el hijo del más grande ídolo que tienen sea quien lo reemplace, quien le da aún más epicidad y revuelo al asunto.

“La presión siempre está ahí. Uno siempre quiere hacer un buen trabajo pero mi nombre no me llevará a lo más alto de una clasificación. Estamos haciendo un buen trabajo en la F2 y eso al menos demuestra que estamos en el lugar correcto”, aseguró el joven Schumacher.

El deporte durante el peronismo

Por Thomas Somoza

Un país vale por la calidad de los hombres que lo pueblan y lo sirven. El deporte está dirigido a eso, a formar, por sobre todas las cosas, una buena persona.

Juan Domingo Perón

Antes de convertirse en presidente de la Nación, Juan Domingo Perón se había inscripto a los 15 años en el Colegio Militar, el 1 de marzo de 1911. Allí practicó —gracias a José Luchetti, su instructor en el Ejército, quien lo introdujo— esgrima, el deporte en el que mejor desempeño tenía, tanto que fue campeón militar y nacional por 10 años —también había experimentado el yachting, el remo y el boxeo—. El periodista Osvalo Jara señala en su libro Peronismo y deporte la historia completa que cultivó esa disciplina “como un hábito esencial e imprescindible para su formación”. Sus actuaciones eran tan destacadas que pudo haber participado de los Juegos Olímpicos de París en 1924, pero una versión sostiene que el ministro de Guerra Agustín Pedro Justo —durante la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear— se lo impidió porque alegaba que ya había muchos militares estudiando en Europa. “La actividad deportiva fue esencial para Perón, que la consideraba parte fundamental en la constitución de un individuo equilibrado en cuerpo, alma y mente”, indica Jara.

Foto: Universidad Nacional de La Plata

Así fue como pensó a la práctica deportiva, como una política de Estado luego de ganar las elecciones el 24 de febrero de 1946 —con María Eva Duarte como compañera— e implementó medidas para favorecer su crecimiento y el de los y las deportistas. En el libro El deporte en el primer peronismo, los historiadores Raanan Rein y Claudio Panella desarrollan: “Sucedió que por primera vez en la historia un Gobierno, el presidido por Perón, llevó adelante una gestión estatal cuyas políticas activas condujeron a la promoción y el desarrollo del deporte tanto profesional como amateur y comunitario”. Y justifican: “Se construyó infraestructura deportiva, se organizaron competencias y se apoyó económicamente a los deportistas, además de crearse organismos estatales que serían los encargados de hacer efectivas estas medidas”.

Una de las intervenciones del peronismo en esta materia fue la creación del Campeonato de Fútbol Infantil Doña María Eva Duarte de Perón (los Juegos Nacionales Evita) a mediados de 1948. El objetivo de este era promover la inclusión social de niños provenientes de sectores postergados que no eran alcanzados por otros planes sociales y, al mismo tiempo, realizar un control sanitario de la población infantil. El Dr. Ramón Carrillo —encargado de la Secretaría de Salud Pública, el organismo que nucleaba estos campeonatos— impulsó, mediante el Decreto 32912/48 del 23 de octubre de 1948, el examen médico predeportivo y obligatorio que permitía un reconocimiento completo de los participantes de cualquier torneo deportivo, y en el mismo afirmaba: “El objeto del deporte es perfeccionar la salud y no formar campeones”. Algunos de esos niños que luego se transformaron en grandes futbolistas fueron: Enrique Omar Sívori, José Sanfilippo, José Yudica, Alberto Rendo y, en 1973, Diego Maradona con Los Cebollitas. Rendo recordó en el lanzamiento de los Juegos en 1991: “Yo jugaba en el equipo ‘Tata Perón’ y nunca mientras viva me voy a olvidar que gracias a estos Campeonatos tuve la indumentaria deportiva completa y pisé el césped de la cancha de Boca Juniors por primera vez”. El lema de este certamen era: “Los únicos privilegiados son los niños”.

Foto: Archivo General de la Nación

Juan Manuel Fangio fue uno de los mejores pilotos en la historia del automovilismo. Ganó en cinco oportunidades (1951, 1954, 1955, 1956, 1957) el Gran Premio de Fórmula 1 y se ubica en la tercera posición de máximos ganadores por detrás de Lewis Hamilton (6) y Michael Schumacher (7). Nació en Balcarce el 24 de junio de 1911 y desde chico colaboró con la economía familiar. Comenzó a los 11 años a trabajar en un taller y poco a poco logró victorias a nivel nacional. Para llegar a las grandes carreras de Europa, el Gobierno presidido por Perón le brindó ayudas. El periodista Gastón Luppi cita al sociólogo Pablo Alabarces: “Todo el mundo se empeña en disimularlo, pero Fangio fue un campeón peronista. Perón le arma la campaña en el exterior. No hubiera existido Fangio sin peronismo”. “Efectivamente —continúa Luppi—, el peronismo le compró dos autos para correr y le pagó un sueldo como agregado en la Embajada argentina en Roma hasta 1950”. Pero no fue el único piloto beneficiado, ya que Froilán González —uno de los únicos tres que ganaron una carrera de Fórmula 1 junto a Fangio y Carlos Reutemann— también se vio favorecido para llegar a Europa. Era tanto el apoyo al deporte que Perón ordenó la creación del Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires —antes Autódromo 17 de octubre, por el Día de la Lealtad Peronista, y desde 2008 Autódromo Oscar y Juan Gálvez—, que fue inaugurado en 1952. Anteriormente se había disputado en 1948 el Gran Premio de América del Sur: la “Buenos Aires-Caracas” que organizó el Automóvil Club Argentino y en 1953 se corrió por primera vez en el país un Gran Premio de Fórmula 1.

Durante el peronismo, Argentina tuvo un gran desempeño en los Juegos Olímpicos de Londres en 1948, donde se consiguieron tres medallas de oro —Delfo Cabrera en atletismo y Pascual Pérez y Rafael Iglesias en boxeo—, tres de plata —Noemí Simonetto en atletismo, Carlos Díaz Sáenz Valiente en tiro y el equipo de vela— y una de bronce —Mauro Cía—. Esas siete medallas igualaron las logradas en Ámsterdam 1928 y Berlín 1936 y nunca se volvió a repetir esa cantidad —las seis de Atenas 2004 y Pekín 2008 fueron las más cercanas—. Los y las 242 deportistas llevados a suelo británico fue la mayor cantidad en la historia del país. Con estos resultados, Argentina postuló a Buenos Aires para ser sede los Juegos de 1956, pero perdió ante Melbourne en la votación que realizó el Comité Olímpico Internacional por 21 votos a 20. Sin embargo, en 1951 se recibieron los primeros Juegos Panamericanos y las 154 medallas obtenidas significaron el primer puesto por encima de las 98 cosechadas por Estados Unidos. Además, se albergaron certámenes de distintas disciplinas, como el Mundial de tiro en 1949 y el primer Campeonato Mundial de básquet —en el que Argentina se consagró campeona— en 1950.

Luego del golpe de Estado que derrocó a Perón en 1955, la autodenominada Revolución Libertadora que encabezaba Eduardo Lonardi instauró una dictadura cívico-militar y uno de los objetivos era “desperonizar” al país en todos sus ámbitos. El deporte no se salvó e instituciones y construcciones que tenían nombres relacionados al peronismo fueron cambiados —como el Club Cultural y Deportivo 17 de Agosto de Villa Pueyrredón, que antes poseía el nombre Club Barrio 17 de Octubre o, como se mencionó anteriormente, el Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires—. A los campeones del primer Mundial de básquet se les prohibió volver a jugar por estar vinculados al peronismo y a los que no se consideraban así también. Se le negó disputar partidos en el país a Mary Terán de Weiss, la primera tenista argentina en entrar en el top 10 del ranking, por expresarse abiertamente en concordancia con el Gobierno derrumbado.

“El fenómeno deportivo —escribe Jara— fue ni más ni menos que un acontecimiento cultural. Por primera vez, el deporte se había transformado en un ámbito accesible para todos. Hasta la llegada del peronismo, no existieron políticas deportivas destinadas a lograr su masificación. Al democratizar este ámbito se democratizaba la sociedad”. Rein y Panella desarrollan de manera similar: “Durante la década peronista el deporte argentino obtuvo una cantidad notable de triunfos a nivel internacional como nunca antes había sucedido y no sucedería después. Esto fue obra de la propia capacidad de los deportistas, claro está, pero en alguna medida también del apoyo gubernativo hacia estos y sus respectivas disciplinas”. El antropólogo y sociólogo Eduardo Archetti sostiene en su ensayo El deporte en argentina (1914-1983): “Esos diez años fueron, de algún modo, ejemplares y no hubo, posteriormente, otros intentos sistemáticos de vincular al deporte con la nación a través de políticas estatales claras y articuladas. Se podría decir que a partir de 1955 la relación entre deporte y nación se da cada vez más fuera del Estado”.

Elián Larregina se cayó y supo levantarse

Por Graciana Espil

Su celular, una mochila y su ropa para competir era lo que llevaba en el bolso; su familia, amigos y su entrenador lo saludaban para que aquel joven soñador volara, con 17 años, hacia Kenia para disputar el Mundial Sub 18 de atletismo en el 2017.

Elián Larregina se convirtió en leyenda luego de competir para el conjunto nacional, ya que, a un metro de llegar a la meta, su cuerpo no lo acompañó y cayó observando la línea de llegada. Pero su amor propio y las ganas de seguir peleándola lo hicieron levantarse y finalizar la carrera en el sexto lugar.

Ahora, cuatro años después, Larregina cuenta cómo vivió esa caída: “Sentí mucha impotencia en el momento, porque sabía que me quedaba poco para llegar, pero mi cuerpo dijo basta; hoy lo veo como algo que cambió mi vida; gracias a eso, aparecí en las tapas de los diarios de todo el mundo. ¡Hasta en Noruega!”.

Además, habló sobre quién fue el que se dio cuenta de su potencial, y recordó a su entrenador antes de la selección, Juan Crecimatti: “Fue el que vio mi talento, desde un principio me dijo que, si yo entrenaba, podía llegar muy lejos; voy a estar toda la vida agradecido, por acompañarme y nunca pensar que no lo podría hacer”.

Larregina también contó de su familia y qué significa su mamá, Verónica, para él: “Mi mamá es todo para mí, siempre me apoyó y me dejó irme a vivir solo con 17 años al CENARD, aunque le costó, pero lo hizo pensando en mi futuro”. Tanto su entrenador como su madre fueron quienes apoyaron a Elián en todo este proceso y quienes lo impulsaron para que no pierda la oportunidad de representar a la Argentina.

Su mamá, Verónica, habló de aquel llamado, de ese día en el que se enteró antes que nadie que los entrenadores de la selección querían que su hijo representa los colores nacionales: “Sentí mucha emoción, mi hijo es lo más importante que tengo junto sus hermanos, y que me llamen para decirme que lo querían en el equipo. Fue la sensación más linda; me sentí completa”.

Por otro lado, su entrenador, Juan Crecimatti, recordó sobre aquella caída de Larregina y cuáles fueron los motivos del tropiezo: “Antes del Mundial Elián había corrido tres veces los 400 metros; además de no tener la experiencia suficiente, ese año se enfermó varias veces y eso condiciona bastante los entrenamientos”.

También, Crecimatti recordó las palabras que le dijo a Elián antes de salir a correr: “Ya estoy muy contento con lo que lograste, todo lo que pase ahora no lo puede empañar; vas a representar a la Argentina y a Suipacha, dejá lo mejor que tengas en esa carrera”.

Luego de ese mal trago, para Larregina llegaron los logros, desde conseguir la medalla de oro en el Sudamericano de mayores en Bolivia, pasando por el Panamericano U23 en Ecuador, hasta tener el récord argentino absoluto de los 400 metros llanos con una marca de 46.02 en el Panamericano U20 en Costa Rica, finalizando con casi dos décadas de vigencia del último registro establecido en 1999 por Gustavo Aguirre.

 

Las chicas superpoderosas del Manchester United

Por Matías Iglesias

El año 2020 será un antes y un después en la economía de los clubes, incluso en la de los equipos más importantes y preponderantes del mundo debido a la situación causada por el Covid-19 (Coronavirus).

Hace años que la globalización llegó al fútbol y en esta oportunidad será mencionada una entidad histórica dentro del mundo de la pelota por sus títulos, hinchas, socios y socias en un sinfín de lugares, la mención es ni más ni menos que para el gigante del fútbol inglés: el Manchester United.

En el año 2005, el empresario estadounidense Malcolm Glazer compró la institución a cambio de 1.160 millones de euros, una cifra totalmente exorbitante  detrás de la cual desembarcaban negocios y dinero “sucio” para la entidad que regula el ámbito financiero de la Premier League. La primera medida que tomó al llegar al club fue convertir a Los Diablos Rojos en una compañía “pantalla” que vinculaba a empresas fantasma con una sede en el paraíso fiscal de las Islas Caimán, lo cual derivó que la familia norteamericana haya aumentado su fortuna hasta ser parte del listado de las 10 más millonarias de todo el mundo en la actualidad.

Esa fortuna de los Glazer comenzó en 1956 con la inversión de bienes raíces en viviendas unifamiliares, dúplex y edificios comerciales en Rochester (ciudad del estado de Nuevo York) para luego generar una compra determinante en 1963 que iba a ocasionar su salto económico. En ese año se hicieron cargo de la firma propietaria del Banco Nacional de la Sabana ubicado en la ciudad de la famosa calle Wall Street. Su ingreso en el mundo deportivo se dio el 16 de enero de 1995, cuando adquirió la franquicia de los Tampa Bay Buccaneers después de la muerte del ex propietario de la institución Hugh Culverhouse y logró quedarse con la entidad a cambio de 192 millones de dólares, una cifra que quedó marcada como un récord en la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL).

Al año siguiente de haber adquirido el club británico, Malcolm Glazer sufrió un derrame cerebral debido al estrés al que estaba sometido por los problemas con el fisco y la hinchada del Manchester United que desde el primer momento en el que piso Old Trafford lo rechazó. Cabe recordar, que los propietarios estadounidenses siguen afrontando la oposición de los simpatizantes Rojos, en especial de Shareholders United, una asociación de hinchas y accionistas que representan más o menos el 20% del accionariado del club.

Tras el accidente de salud que tuvo el empresario norteamericano y que le costó la vida en 2014, sus hijos Joel y Avram se hicieron cargo de la gestión deportiva del equipo que hoy lidera en el banco de suplentes el noruego Ole Gunnar SolskJaer.

La noticia en cuanto al marketing deportivo no pasó por el exótico Paul Pogba o por los últimos refuerzos de cara a esta temporada: Donny Van De Beek (proveniente del Ajax), Edinson Cavani (llegó libre del París Saint-Germain), Alex Telles (arribó desde el Porto FC) o Facundo Pallistri (la joven promesa uruguaya de la cantera de Peñarol), sino porque dos jugadoras vendieron más camisetas que todo el plantel masculino. Christen Press y Tobin Heath son estrellas del seleccionado femenino de los Estados Unidos y fichadas para defender los colores del Manchester United en La Football Association Women’s Super League. Las ventas de ambas vestimentas juntas superan a las de todo el equipo masculino. Además, cuentan también entre sus filas con jugadores convocados a jugar en su país: David De Gea (España), Anthony Martial (Francia) y Marcus Rashford (Inglaterra), entre otros.

Press y Heath lograron conseguir el bicampeonato mundial femenino tras levantar la Copa del Mundo en Canadá 2015 y el año pasado en Francia destacándose por sus grandísimas actuaciones. Llegan procedentes del Portland Timbers y Utah Royals. Las dos consiguieron debutar el domingo contra el Brighton & Hove Albion, en la victoria del United por 3 a 0. Heath ingresó al campo de juego a falta de 20 minutos para finalizar el partido y marcó una asistencia para el tercer gol de su equipo; mientras que Press estuvo en cancha solamente 13 minutos.

Cabe remarcar el crecimiento del fútbol femenino en las grandes competencias del mundo,  tanto en lo deportivo como a nivel de ventas de camisetas. Una inversión generada tanto por la liga como por Manchester United, dos partes fundamentales para que las jugadoras sean reconocidas como tal: “Las Diablas Rojas” siguen creciendo de manera impresionante en el viejo continente.

Tobin Heath manifestó: “El Manchester United es un club excepcional y estoy encantado de unirme a él. Tengo grandes ambiciones para esta temporada”. Por su parte, Christen Press aseguró que se encuentra muy emocionada de unirse a una institución deportiva tan importante e histórica.

Así como el fútbol argentino comandado por Claudio “Chiqui” Tapia y la CONMEBOL de Alejandro Domínguez tratan de copiar constantemente las características europeas de este deporte para las competencias, también deberían  imitar lo que va sucediendo en el mundo femenino de las ligas más consideradas del planeta y que eso comience a pasar acá en Argentina mediante una inversión a nivel estructural, económico y deportivo para nuestras jugadoras que representan el país y los clubes dejando todo dentro y fuera de la cancha.

Nadia Podoroska: El reencuentro con lo más simple

Por Franco Sommantico

La leyenda de Arjuna

En uno de los capítulos del Bhagavad-gita, que corresponde a un texto épico-mitológico de la India, el “Mahabhárata” (Siglo III antes de cristo), Arjuna, tercero de los cinco hermanos Pándava, uno de los hijos nacidos de Kunti, primera esposa de Pandú, tiene que enfrentarse a sus hermanos, primos y tíos en lo que será la batalla final de una larga guerra. Arjuna, al principio, prefiere perder antes que matar a sus familiares, aunque esto le cueste la vida. “Mi cuerpo tiembla, mi boca está reseca, mis miembros flaquean, mis cabellos se erizan. El arco se me escurre de la mano y mi mente tambalea”.

Momentos antes del comienzo de la lucha, se siente tan abatido por la confusión que sufre un desmayo. En ese estado de somnolencia comienza un diálogo con Sri Krishna, una deidad Hindú que le dice lo siguiente: “No debes rehusar en esta guerra que es justa, habrás traicionado tu deber y perdido tu honor. La gente habrá pensado que no has combatido por miedo, dirán cosas indignas y despreciado tu valor ¿Puede haber algo más penoso que esto? Tómalos como una sola cosa, la victoria y la derrota, la alegría y la tristeza, la ganancia y la pérdida. No te preocupes por ellas. ¡Pelea! ¡Pelea pues no incurrirás en pecado alguno! Este es tu deber y no puedes apartarte de él, considera iguales placer y dolor, ganar o perder, la victoria o la derrota, y prepárate para el combate. Si mueres, irás a los cielos, y si vences, serás el señor de la tierra”.

Arjuna se inclinó respetuosamente y dijo: “Krishna, Tú eres mi Señor. Tú eres mi Todo.” y, dicho esto, juntó fuerzas y fue a la batalla a cumplir con su deber más allá del desenlace final: ganar o perder.

Match Point

Por los parlantes del estadio, el micrófono del umpire anuncia: Match Point. La joven polaca Iga Swiatek lanza la pelota al aire con su brazo izquierdo y la poca gente que hay en la tribuna se queda hipnotizada, la vista clavada en ese punto amarillo, que ahora asciende y pronto sufrirá el impacto de las cuerdas. Nadia Podoroska espera, agazapada, del otro lado de la red. Se balancea de un lado a otro, apoya el peso de su cuerpo en el cuadricep derecho, después en el izquierdo, y así. Sabe que está por perder. La polaca no le ha dado ni una sola posibilidad desde que empezó el partido, hace casi una hora y cuarto. ¿Qué estará pensando mientras espera a que Swiatek pase la pelota del otro lado de la cancha para que ella pueda pegar, entonces, una última devolución, que quedará en la red y le arrebatará definitivamente el sueño de coronarse como reina de París? Es imposible de determinar. La cabeza en esos momentos deambula por recuerdos incorpóreos, divagaciones trémulas, pura niebla frondosa. Puede estar recorriendo, con cinco años y una raqueta más grande que su cuerpo, las canchas de polvo de ladrillo del Club Atlético Fisherton en Rosario, Santa Fé, el club en el que empezó todo esto. Puede ser la voz de Carlos Rampello, su primer entrenador, corrigiéndole los golpes: “Eso, más por abajo, firme. Bajá un poco más las piernas”, en la cancha al costado de la ruta 8, ella con diez u once años, una jovencita llena de ilusiones. Puede ser también, por qué no, el momento en que tomó la arriesgada decisión de irse a vivir a Alicante, España, dejando de lado la familia y los amigos para radicarse en Europa y tener mayores posibilidades de competir semanalmente, porque en Sudamérica queda todo demasiado lejos.

Las imágenes y los recuerdos van y vienen, se mezclan con el ahora, con ajustar la empuñadura porque pronto va tener que devolver un último saque, con el ballboy de pelo castaño que espera en posición de atleta a que la pelota se quede en la red para salir corriendo y levantarla, con el hombre de pelo blanco y traje gris que la apunta desde la tribuna con el celular para filmar ese último saque, su devolución trunca. Pero todavía no sucede, la polaca aún no le ha pegado, entonces vuelve a los recuerdos, al momento en que conoció a sus entrenadores Juan Pablo Guzmán y Emiliano Redondo, a principios de 2019, cuando se acercó para preguntarles si podían darle una mano y ellos, que estaban al tanto de la manera en la que trabajaba, las ganas que le ponía a todo, le dijeron que sí, claro. Vuelve a su primer encuentro con Pedro Merani, el experto en bowling y filosofía zen que se sumó a su grupo de trabajo para mejorar la mentalidad durante la competencia a través de ejercicios diarios de meditación, relajación y visualización, en lo que ella considera un proceso de autoconocimiento. Al rodete negro que adorna la cabeza del surcoreano Byung-Chul Han, uno de sus filósofos favóritos. A la lectura de sus escritos sobre La sociedad del cansancio, un paisaje patológico de trastornos neuronales como la depresión, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, el trastorno límite de la personalidad y el agotamiento. A​ La salvación de lo bello, podría ser, o La expulsión de lo distinto, también, ¿por qué no?

Podría estar pensando, mientras ahora la pelota se desprende de la Prince TT290 stock que usa la polaca (el vestido blanco a lo Suzanne Lenglen bamboleándose por el viento) y la jueza de línea aguza la vista para ver si el saque caerá del lado de adentro o afuera, en el rodete gris ceniza con el que se ata el pelo su otro filósofo favorito de apellido impronunciable, el argentino Darío Sztajnszrajber. Podría estar pensando en el tuit que le dedicó después de su victoria en cuartos de final frente a la número cinco del mundo, la ucraniana Elina Svitolina (¿Quién es?), qué decía más o menos algo así: y cuando ya me abandonaba a la certeza de la imposibilidad de algún atisbo de felicidad, veo que me sigue en twitter @nadiapodoroska. Nadia, ¡vamos por todo! sos muy muy grosa. En que para ser filósofo hay que tener un rodete, (por eso ella usa rodete) cómo si la sabiduría y la capacidad de comprender el mundo dependiera pura y exclusivamente de ese montón de pelos hechos una bola sujetos en lo alto de la cabeza. Una bola como la que ahora pica en su cancha y la agarra desprevenida, algo distraída, porque está pensando en las clases del profesor Merlí que veía por Netflix, en la escena en la que el profesor le pregunta a un alumno, ¿y tú, cuánto vales? Y el joven le responde, con la vista hacia abajo: no lo sé. En la frase de Henry David Thoreau con la que cierra el programa: “Fui a los bosques porque deseaba vivir deliberadamente; enfrentar solo los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar. Quise vivir profundamente y desechar todo aquello que no fuera vida… para no darme cuenta, en el momento de morir, de que no había vivido”. Y en todo lo que ella dijo que piensa al respecto en una entrevista para el blog Tenistas Argentinas: “En el ruido que tenemos mientras vivimos, todos los quehaceres, los deberes que tenemos que cumplir y que nos nublan por ahí los momentos más efímeros, que en definitiva son los momentos simples. Que una no necesita grandes cosas para obtener esa profundidad, esa felicidad instantánea, que verdaderamente puede ser posible. Creo que hace alusión a eso, a que a veces alejarse un poco, estar con una misma, en lo profundo de la naturaleza, te ayuda a reencontrarte con lo más simple que a veces en la vorágine de la vida, y con todas las cosas que nos imponen y que nos van creando en la cabeza, se hace difícil vivirlo”.

Por estar concentrada en todo esto es que reacciona tarde cuando la pelota se acerca a su raqueta, y su devolución de revés es débil y se queda en la red. Entonces los silbidos y los aplausos se apoderan del aire parisino. El umpire acomoda el micrófono y dice: “Jeu, set et match”. La cámara se queda con la felicidad de la polaca, que mientras camina hacia la red para saludar a su oponente levanta las palmas de la mano cómo diciendo: ¿Y qué le vamos a hacer? “Six deux, six un”. El choque de raquetas y el final.

¿Y después?

El partido de semifinales contra la joven polaca con el tiempo no será más que una anécdota. Imagino que le dolerá, claro, algunos días, quizá meses, por lo violento del resultado y por la sensación de haber estado tan cerca de un objetivo enorme, impensado cuando arrancó la clasificación al torneo, hace dos semanas. Pero el camino del héroe, de la heroína en este caso, ya estaba consumado mucho antes de salir esta mañana a la cancha. La aventura misma era su propia recompensa. Salir a pelear sin importar las circunstancias, como hizo el arquero Arjuna, en un torneo donde no la conocían ni sus rivales, y atravesar con buen juego las instancias de primera, segunda y tercera ronda, los octavos de final frente a la checa Barbora Krejčíková, contra la que logró reponerse después de un primer set en el que no le salió nada, y vencer en cuartos de final nada más y nada menos que a la número cinco del mundo, Elina Svitolina (¿Quién es?) con un resultado contundente, fue todo parte de una misma epopeya, que quedará registrada en la historia por ser la primera en la era abierta en la que una jugadora llega a las semifinales de un Grand Slam viniendo desde la clasificación.

Mientras tanto, los Argentinos seguimos de cerca, como el antiguo pueblo griego, las aventuras de nuestra Menelao en tierras francesas. Nos tuvo ilusionados durante dos semanas con la posibilidad de conquistar París, hasta que cayó derrotada por una rival que fue superior en todos los aspectos.

Pero entonces, ¿cómo sigue la historia? Algo así le preguntan en la rueda de prensa después del partido, a lo que Podoroska contesta:

“Lo que más cambia en este momento es el aspecto económico y me da alivio. Haber conseguido estos resultados me posiciona totalmente distinto. Puedo seguir pagando el sueldo de mis entrenadores y equipo y continuar viajando por el circuito. Hasta hace poco no tenía ese respaldo, esa seguridad. Roland Garros no va a cambiar mi vida, voy a seguir siendo la misma. Mis ganas de jugar, entrenar, serán iguales. Sí va a cambiar mi ranking, y gracias a eso entraré mejor clasificada a los torneos.”

Manchester United, la crisis de un gigante

Por Mateo Arbio

El 1-6 del Tottenham al Manchester United en Old Trafford., es una clara muestra de la debacle futbolística que están sufriendo los Diablos Rojos desde que Sir Alex Ferguson, luego de 27 años, abandonara el puesto de director técnico.

El Manchester United es el club más grande de Inglaterra, o al menos pelea el puesto mano a mano con el Liverpool. Es el club inglés más ganador de la historia, con un total de 68 títulos y es el que más camisetas vende en el mundo con un total de 3.250.000, por encima de Real Madrid y del FC Barcelona. Pero desde que el escoces partió del teatro de los sueños, la actualidad del club no es la que una institución como esa exige.

La llegada de Ferguson fue un antes y un después en la historia del club. Para traducirlo en números, el Manchester United ganó más títulos durante las 27 temporadas con el escoces que en el resto de su historia. Hasta la llegada de Ferguson, el club tenía un total de 24 títulos en sus vitrinas. En su ciclo, el entrenador logró 13 títulos de Premier League , 10 Community Shields, 5 Copas de Inglaterra, 4 Copas de la Liga, 2 Champions League, 1 Recopa, 1 Copa Mundial de Clubes de la FIFA, 1 Supercopa de Europa, una Copa Intercontinental, sumando un total de 39 titulos.

Además de los títulos, Ferguson le cambió la mentalidad a la institución inglesa. Bajo su conducción, se cambió la política de compras-ventas del club y se comenzó a apostar por jóvenes promesas de bajo costo que luego se convertían en figuras y eran vendidas por mucho dinero.  Cristiano Ronaldo, Ryan Giggs, Paul Scholes, Eric Cantona, Wayne Rooney, entre otros, son claros ejemplos de cómo este nuevo sistema le trajo grandes beneficios a la institución.

En el año 2013, con 71 años, y ganando la Premier League, Sir Alex entendió que había dado todo lo que podía dar y que era el momento indicado para que gente joven asuma el protagonismo y mantuviera la senda victoriosa del club. Pero desde que el escoces dejó huérfano el banco del club, han desfilado una lista de técnicos que, ante la imposibilidad de crear un proyecto con base sólidas, pretendieron tapar el problema con muchísimas sumas de dinero.

David Moyes, compatriota de Sir Alex Ferguson, llegó al Manchester United tras una exitosa carrera en el Everton, pero no duró ni una sola temporada en el banquillo. Con una efectividad del  53% tuvo que ser sustituido por Ryan Giggs a un mes para el final de la 13/14, haciendo de entrenador-jugador. En esa campaña, el club gastó 77,1 millones de euros en fichajes y solo ganó 1,8 con las ventas.

En la 14/15 fue cuando el equipo inglés decidió apostar por Louis Van Gaal. El ex del Barcelona y Ajax fue el responsable del gran Mundial de Holanda en Brasil 2014, pero, al igual que Moyes, tampoco tuvo el éxito esperado. En su primer año no logró ningún título y el club gastó 195 millones en fichajes y generó 49,2 millones. En su segunda temporada, la 15/16, el United conquistó la FA Cup, segundo título post-Ferguson, con una inversión en fichajes de 156 millones y unos ingresos por venta de jugadores de 102. Con un 52% de efectividad, el holandés abandonó la institución sin pena ni gloria.

Luego de estos dos ciclos poco exitosos, el club decidió ir por un técnico de renombre. Así fue como llegó José Mourinho. El portugués estuvo dos años y medio como entrenador y después de un gasto en fichajes de 185 millones de euros en su primera temporada, 198,4 en su segunda y 82,7 en su tercera, entre los que se destacan Paul Pogba, Zlatan Ibrahimovic y Alexis Sanchez, solo conquistó una Copa de la Liga y una Europa League. En esos tres años, el United tuvo unos ingresos por ventas de 47,1 millones en la primera, 45,5 en la segunda y 30,5 en la tercera.

En diciembre de 2018, luego de varios problemas internos con los futbolistas, Mourinho fue reemplazado por Ole Gunnar Solskjær. El noruego, ex futbolista del Manchester United, fue uno de los goleadores de aquella histórica final de la Champions de 1999 en la que los “Red Devils” vencieron sobre la hora al Bayern Munich en el Camp Nou.  Con su espalda de ídolo de la institución, llegó para calmar el clima de un vestuario dividido y hacer la limpieza necesaria. Al principio el cambio fue muy positivo, el equipo tenía una dinámica diferente al de Mourinho e inclusive eliminaron al PSG de la Champions en una de las grandes remontadas de los últimos años. Pero luego de eso todo volvió a la mediocridad que acostumbra el United en este último tiempo.

Si bien en la última temporada el rendimiento del equipo fue aceptable porque se logró la clasificación a la Champions League, aparecieron jóvenes promesas como Marcus Rashford, Mason Greenwood y Anthony Martial y se realizaron fichajes de calidad como Bruno Fernandes o Donny Van de Beek, el equipo sigue dando muestras de una clara falta de jerarquía en mucho de sus futbolistas y sobre todo en la dirección técnica.

Desde que se fue Sir Alex Ferguson, el Manchester United ha gastado un total de 1.503,2 millones de euros y solo se han logrado cuatro títulos.  Hace rato que en el Teatro de los Sueños solo aparecen pesadillas, y los fanáticos del club en todo el mundo siguen con una gran depresión, que dura desde la marcha de su guía espiritual durante más de dos décadas.

 

 

Podoroska perdió en la semifinal de Roland Garros

Argentina's Nadia Podoroska returns the ball to Ukraine's Elina Svitolina during their women's singles quarter-final tennis match on Day 10 of The Roland Garros 2020 French Open tennis tournament in Paris on October 6, 2020. (Photo by MARTIN BUREAU / AFP)

Por Matías Zuñez

La tenista argentina Nadia Podoroska, quien desde el lunes ingresará al top 50 del ranking de la Women´s Tennis Association (WTA), perdió con la polaca de 19 años Iga Swiatek (54 WTA), por 6-2 y 6-1 en una hora y diez minutos en su primera semifinal de Roland Garros.

La rosarina de 23 años, confesa fanática de Rosario Central y que antes del torneo se ubicaba en el puesto 131, se convirtió en la primera tenista en llegar a una semifinal de Grand Slam en la Era Abierta (que empezó en 1968), desde la etapa clasificatoria conocida como qualy el pasado martes cuando venció (6-2 y 6-4) a la ucraniana Elina Svitólina, ranking 5 WTA.

Swiatek venía de vencer en cuartos de final (6-3 y 6-1) a la italiana Martina Trevisan, ranking 159 WTA, en cuarta ronda (6-1 y 6-2) a Simona Halep, ranking 2 WTA y ahora esperará a la vencedora de la semifinal entre la estadounidense Sofia Kenin, ranking 4 WTA, y la checa Petra Kvitová.

Podoroska, clasificada para los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 tras ganar el torneo de W25 en enero de este año, consiguió la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Lima 2019. El entrenador del Club Atlético Fisherton de Rosario, Celso Fernández, que fue director técnico de La Rusa desde los cinco hasta los diez años, aseguró que no sólo se veía su velocidad y su motricidad, sino también su predisposición al entrenamiento y agregó: “Les ganaba a chicas de tres años más grande que ella”.

Cestoball: el deporte hecho en Argentina que quiere ser mundial

Por Lucas Pacheco

Si bien no es uno de los deportes hegemónicos del momento, el cestoball es una de las disciplinas federadas con mayor crecimiento a nivel nacional y tiene una particularidad: fue creado en Argentina, entre 1897 y 1903, por el profesor de educación física Enrique Romero Brest.

La “pelota al cesto” se juega con dos equipos de seis jugadores cada uno, que tienen como objetivo hacer ingresar la pelota, hecha de un material que no pica (y fabricada sólo en Argentina a base de cuero y estopa), al cesto rival, que mide 3,30 metros y se encuentra a cinco metros de la línea final, por lo que se puede tirar desde todos los alrededores del mismo. La cancha es de 28 metros de largo por 16 de ancho y puede ser en interiores o exteriores. Eso sí, no se pueden realizar pases a compañeros que estén a menos de dos metros, ni tener la pelota por más de tres segundos, ni tampoco dar más de dos pasos con ella. Los puntos por anotación varían según la lejanía, y la duración del encuentro es de dos tiempos de 20 minutos.

Juan Payllalef, encargado de prensa de la Confederación Argentina de Cestoball, contó que en la década del ‘70 el deporte llegó a jugarse en Europa y Asia, y tuvo gran crecimiento: en 1994 se disputó su primer y único Mundial, en la provincia de Corrientes. Luego hubo un pequeño declive de popularidad, y en la última década los órganos institucionales de la CADC volvieron a buscar mayor difusión a nivel local e internacional con diferentes planes. “Ya son muchas las federaciones provinciales que lo practican en amplitud, y son 24 los países, en su mayoría de América y Asia, que crearon asociaciones nacionales de la disciplina”, afirmó.

Además, Payllalef relató las intenciones de la Confederación Argentina de poder potenciar aún más al deporte en el país, y que las mismas se manifiestan en jornadas de capacitación del deporte en escuelas de educación media e institutos de educación física y que, a futuro, se buscará introducirlas también en institutos de periodismo deportivo. Además, otra de las estrategias está relacionada con las nuevas posibilidades informáticas: se realiza la difusión de partidos y reglamentos en las redes sociales -que se encuentran en permanente movimiento-, se crearon plataformas de streaming para llegar a una audiencia más amplia y diversa y, a la vez, mantienen un contacto constante con las federaciones provinciales para buscar replicar informaciones y ayudarse mutuamente a lograr mayor visibilidad.

En cuanto al ámbito internacional, comentó que “se consiguió generar interés en los países asiáticos a través de la implementación del cestoball en India. Ello llevó a que diferentes naciones de aquel continente lo practiquen, e incluso se comenzó a jugar en África y en el País Vasco en Europa”. Además, amplió: “En Sudamérica la ‘pelota al cesto’ se disputa también en Bolivia, México, Paraguay, Uruguay y Venezuela.” Todas las asociaciones tienen contacto con Argentina y varias de ellas enviaron a representantes para capacitarse.

Por el momento, el deporte cuenta con una Liga Nacional de Clubes masculina y una femenina, con cupos divididos parejamente entre las federaciones componentes, y un Campeonato Argentino en el que cada provincia lleva a su equipo representativo.

Con respecto a su visión sobre el futuro, Juan Payllalef cree que con este camino el crecimiento continuará y “se podrá dar al cestoball el lugar que merece.” Da por hecho que se pueda volver a concretar un campeonato mundial, aunque probablemente aquel sea en Asia, y afirmó que desde la Confederación sueñan con llevar al deporte más lejos aún: “Uno de los mayores objetivos es poder llevar la disciplina a los Juegos Olímpicos.”