miércoles, junio 25, 2025
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El aporte del fútbol local en la historia de los Mundiales

Alejo Afonso

A lo largo de la historia de los Mundiales, la convocatoria de jugadores del fútbol local a la Mayor ha ido variando según la época y los técnicos. Una realidad es que los futbolistas que tienen un buen torneo en la Liga Argentina son exportados inmediatamente a Europa. Es por eso que, en los últimos 20 años, el seleccionado fue conformado casi en su totalidad por jugadores que actúan en el exterior.

En los primeros Campeonatos del Mundo, la situación fue distinta. En el de Uruguay de 1930, todos los citados -en ese momento eran 22- jugaban en el país, algo que resulta obvio porque todavía no existía el profesionalismo -que nació en 1931-. El equipo que más aportó aquella vez fue Boca con cuatro, le siguió Racing y Estudiantil Porteño con tres, Estudiantes de La Plata y Lanús con dos, y Argentino de Quilmes, Central Norte, Talleres de Remedios de Escalada, Sportivo Buenos Aires y Sportivo Barracas, aportaron un solo futbolista.

En la Copa siguiente, realizada en Italia en 1934, 18 de los 22 integrantes jugaban en el fútbol local. Los equipos que proporcionaron a sus futbolistas fueron: Sportivo Buenos Aires, Barracas Central, Defensores de Belgrano, Estudiantil Porteño y Unión con dos cada uno. Por otro lado, Colón de Santa Fe, Sarmiento de Resistencia, Sportivo Alsina, Gimnasia y Esgrima de Mendoza, Sportivo Desamparados, Almagro, Dock Sud y Godoy Cruz con uno.

En Suecia 1958, Chile 1962 e Inglaterra 1966 nuevamente todo el plantel formaba parte del fútbol argentino. Pero los equipos que daban a los jugadores eran mayormente los cinco grandes y se le sumaban Lanús, Vélez, Estudiantes, Argentinos Juniors y Banfield con un citado dependiendo el Mundial.

En 1974, el entrenador Vladislao Cap, eligió 16 futbolistas del ámbito local para representar a la selección en Alemania. Entre ellos se encontraban Carlos Babington, Miguel Brindisi y René Houseman –una de las figuras de Huracán–, Ubaldo Fillol de River y Mario Kempes y Aldo Poy de Rosario Central, entre otros.

Para la Copa disputada en 1978 en tierra local, César Luis Menotti decidió que 20 de los 22 convocados fueran del fútbol de nuestro país. Con eso logró que los clubes presten a sus jugadores sin inconvenientes y construyó un equipo competitivo, organizado y trabajado que le dio el primer título del Mundo a los argentinos. Aquella vez River aportó cinco futbolistas, Talleres e Independiente cuatro, Racing, San Lorenzo y Huracán dos, y Newell´s proporcionó uno. Los dos integrantes que no jugaban en nuestro país eran Mario Kempes (Valencia) y Alberto Tarantini (Birmingham).

En 1982, en España, fueron 14 los que residían en equipos nacionales. River fue el que más aportó con Ubaldo Fillol, Alberto Tarantini, Américo Gallego, Mario Kempes y Julio Olarticoechea. En el Mundial siguiente, en México, la cifra aumentó en una unidad y nuevamente el millonario fue el que más jugadores dio para representar al seleccionado. Esta vez fueron Nery Pumpido, Héctor Enrique y Oscar Ruggeri. Por parte de Independiente fueron Ricardo Bochini, Néstor Clausen y Ricardo Giusti, y de Argentinos Juniors fueron elegidos Sergio Batista y Claudio Borghi.

Para Italia 1990 y Estados Unidos 1994 la cifra de futbolistas locales ya se ubicaba por debajo de la mitad del plantel con 10 convocados. River, Racing, Independiente, Boca, San Lorenzo, Newell´s, Vélez y Ferro aportaron para aquellas Copas.

A partir de 1998 la citación de jugadores del fútbol local bajó notablemente. En Francia solamente eran 6 de los 22 elegidos: Germán Burgos, Leonardo Astrada, Sergio Berti y Marcelo Gallardo de River, Pablo Cavallero de Vélez y Marcelo Delgado de Racing.

En Corea-Japón 2002 hubo una modificación en el número de integrantes del plantel, en lugar de ser 22 por país, pasaron a ser 23. En aquella Copa se dio la mínima participación de jugadores locales argentinos en la historia. Solamente Ariel Ortega y Claudio Husaín, ambos de River, fueron elegidos. En el Mundial del 2006, en Alemania, Roberto Abbondanzieri y Rodrigo Palacio (Boca), y Oscar Ustari (Independiente), eran los únicos que jugaban en el país en ese momento.

Con la conducción de Diego Maradona en el 2010, Diego Pozo y Ariel Garcé (Colón), Martín Palermo y Clemente Rodríguez (Boca), Juan Sebastián Verón (Estudiantes) y Nicolás Otamendi (Vélez) viajaron a Sudáfrica siendo los únicos del plantel que disputaban la Liga Argentina.

En Brasil 2014 representaron al país Agustín Orión y Fernando Gago por Boca y Maximiliano Rodríguez de Newell´s. Para Rusia 2018, los elegidos serán Franco Armani y Enzo Pérez de River, Cristian Pavón de Boca y Maximiliano Meza de Independiente.

Los últimos tres ganadores de los Mundiales se formaron con la mayoría de sus convocados en el fútbol local: Alemania, en 2014, tenía 16 de los 23 en la Bundesliga; España, en 2010, tenía 20 de los 23 jugando en la liga española e Italia, en 2006, llevó a sus 23 futbolistas provenientes del Calcio.

El primer Mundial

Agustín Zorrilla

La FIFA, desde su nacimiento, tuvo como objetivo la organización de un Campeonato del Mundo. Fue en Barcelona, el 18 de marzo de 1928 y con la firma de Alfonso XIII, rey español, donde se decidió que el primero se celebraría en julio de 1930 en Uruguay, país que ostentaba los títulos olímpicos de 1924 y 1928. España era candidata, pero el peso de los sudamericanos decidió la elección después de que se ofrecieron a pagar todos los gastos de viaje y hotelería para los países participantes.

Para aquel año, pocos meses faltaban para que José Félix Uriburu ejerciera su gobierno de facto al frente de la presidencia argentina, desalojando de su puesto a Hipólito Yrigoyen, causando el primer golpe de Estado en la Nación. En paralelo, el mundo vive bajo las secuelas de la enorme crisis bursátil de 1929 en Nueva York. En India, Mahatma Gandhi conduce una marcha de 350 km hasta el mar desafiando a los británicos, a modo de protesta, contra el monopolio de la sal. Por otra parte, el fútbol –ya establecido en Europa– en Sudamérica ya es algo más que un deporte.

La mayoría de los países europeos decidieron no asistir al evento propuesto por la FIFA.José María Mateos, por entonces seleccionador español, aseguró que aquello era un viaje “impracticable”, tanto por la distancia hasta Montevideo, como por el perjuicio que suponía a los clubes tener que ceder a sus jugadores en pleno campeonato, en una liga recién nacida. La selección española había sido medalla plateada en los Juegos de 1920, mientras que Italia había sido bronce en Ámsterdam dos años antes del primer Mundial. Ni el compromiso por parte de los uruguayos sirvió para que las mejores escuadras de aquella Europa pusieran rumbo al nuevo continente.

Debido a las bajas, la competición redujo el número de participantes de 16 a 13. La idea original fue un torneo por eliminación directa, pero con 13 participantes los organizadores decidieron que los equipos se dividirían en cuatro grupos, a través de un sistema de liga, donde el vencedor de cada grupo se clasificaría para la siguiente fase. Por cada victoria, el equipo ganador se adjudicaría dos puntos, el perdedor ninguno, y en caso de empate ambos recibirían un punto. Los cuatro primeros del grupo pasarían a una fase final, con eliminación directa a partido único, en la que estaba previsto un tiempo extra en caso de empate.

Curiosamente, el sorteo para definir los grupos se hizo cuando todos los participantes desembarcaron a tierra uruguaya. El motivo fue tener la total seguridad de que todos los conjuntos sorteados participarían del Mundial.

Contrariamente a lo que sucede en la actualidad -cuando los Medios destinan gran cantidad de espacio a los mundiales-, la revista El Gráfico solo presentó una nota de una página, titulada “Mañana en Montevideo se iniciará el Primer Campeonato del Mundo”. La tapa, blanco y negro y con el título en cursiva, mostraba a Ángel Bossio, el arquero elegido para defender la camiseta celeste y blanca.

El balón con el que se jugó tenía una costura exterior, similar a las pelotas que utilizan en el fútbol americano actualmente, con lo que hacía peligroso un remate de cabeza. La solución era jugar con boina. Algunos jugadores las rellenaban con papel de periódico o cartón, para darle más fuerza a los impactos.

El Mundial de Uruguay bien se podría llamar el de Montevideo. Es el único que se ha celebrado sólo en una ciudad y faltó muy poco para que únicamente se celebrara en el estadio Centenario. El retraso en la inauguración del gran estadio hizo que se tuviera que jugar también en Pocitos y Parque Central.

La anécdota curiosa fue protagonizada por Ulises Saucedo, quien era el director técnico de Bolivia, pero también fue árbitro durante el certamen. Dirigió el choque entre Argentina y México y en su historial queda que ha sido el único árbitro capaz de pitar cinco penales en un mismo partido mundialista. Luego supo ser juez de línea en cinco, incluyendo el encuentro final entre el anfitrión y el seleccionado argentino.

Aquel partido, el 30 de julio de ese mismo año, fue disputado con dos pelotas diferentes. Esto sucedió a causa de que el certamen carecía de una oficial y cada seleccionado estaba acostumbrado a un tipo de balón; por ende, la FIFA aprobó que cada tiempo se jugara con una pelota distinta. Casualmente, el primero, que fue disputado con el balón propuesto por Argentina, finalizó 2 a 1 a favor del equipo albiceleste, mientras que, en el segundo, Uruguay logró dar vuelta el marcador 4 a 2 con la pelota que la Celeste había presentado.

Raro fue lo que le pasó al mediocampista argentino Luis Monti. Se lo había visto llorar en el vestuario y no era de emoción precisamente. La razón de ello era que los días previos a la final el jugador había sido amenazado con que, si ganaba su país, su familia y él mismo lo sufrirían. Francisco Varallo, compañero del seleccionado, declaró: “Si un uruguayo se caía, él lo levantaba. Monti no debió jugar aquella final, estaba muerto de miedo”. Años después se supo que aquellas amenazas provenían del dictador italiano, Benito Mussolini.

Michy Batshuayi: una historia de superación

Matías Elicegui

Batshuayi es un futbolista de ascendencia africana nacido en Bélgica. Sus padres emigraron del Congo una década antes de su nacimiento para asentarse en la ciudad de Bruselas. Comenzó a jugar al fútbol desde muy pequeño en la plaza del Parque Pirsoul de su ciudad y luego pasó por las inferiores del Evere, del RUSA Schaarbeek y del Brussels. Después de destacarse durante tres años en algunos clubes pequeños de su país, fue llamado por captadores del Anderletch para sumarse a las divisiones juveniles del club, donde compartió plantel con su compatriota Romelu Lukaku. En el único año que jugó allí, acumuló varias peleas debido a su carácter conflictivo y, una vez finalizada la temporada 2007/08, fue expulsado del equipo.

Ese mismo año llegó al Standard Lieja, club en el que estuvo dos años y medio en sus categorías formativas, y en febrero de 2011 hizo su debut profesional ante el KAA Gent por el campeonato belga. Antes de partir al Olympique de Marsella, jugó más de un centenar de partidos y fue convocado para disputar una serie de amistosos con la Selección Sub 21 de Bélgica. Sin embargo, luego de un encuentro frente a Chipre, fue expulsado de la concentración junto con su compañero Ibrahima Cissé por haber realizado una fiesta en la habitación del hotel a la que asistieron varias prostitutas.

En 2016 dejó Francia para fichar por el Chelsea de la liga inglesa por una suma de 40 millones de euros. Durante su estadía en Londres, Batshuayi no contó con la cantidad de minutos deseados y alternó titularidad con Diego Costa y Álvaro Morata. A pesar de su irregularidad, cosechó dos títulos: La Premier League 2016/17, en la que convirtió el gol del triunfo el día de la consagración, y la FA Cup 2018. Tras la partida de Pierre Aubameyang del Borussia Dortmund, fue cedido al club alemán paraganar continuidad de cara a la Copa del Mundo: marcó 9 goles en 14 partidos y se ganó un lugar en la convocatoria final de 23 futbolistas que entregó Roberto Martínez para el Mundial de Rusia.

El goleador que quiere ser la gran sorpresa

Matías Elicegui

Al ser hijo de padres congoleños, Romelu Lukaku podría haber optado por la Selección de la República Democrática del Congo. Sin embargo, el delantero se decantó por el país donde nació: Bélgica. Cuando era pequeño sufrió una gran cantidad de burlas por sus compañeros. Junto a su hermano Jordan, eran los únicos niños de piel oscura tanto en la escuela como en su club de fútbol, el Lierse S.K.

En 2006 el club de Lier tuvo un problema judicial relacionado con las apuestas deportivas ilegales y perdió a la mayoría de sus futbolistas juveniles, entre los que se encontraba el actual jugador del Manchester United. De esta manera, para seguir ligado al fútbol, se mudó a Bruselas para ingresar en la cantera del Anderletch. Un año después de su debut con “Los Violetas”, se convirtió en el futbolista más joven en hacer su debut con la Selección de su país, al ingresar 25 minutos en un amistoso ante Croacia en marzo de 2010, con solo 17 años.

Durante su carrera en el fútbol inglés tuvo pasos por el Chelsea, West Bromwich y Everton, hasta que en 2017 llegó al Manchester United, equipo que desembolsó 85 millones de euros y transformó a Lukaku en el futbolista belga más caro de la historia.

Con Bélgica disputó el Mundial 2014 en Brasil, donde anotó sólo un gol en cuatro partidos, y dos años más tarde la Eurocopa, en la que convirtió dos goles en cinco actuaciones. Por su parte, el actual entrenador de la Selección, Roberto Martínez, lo incluyó en la lista final de 23 futbolistas que estarán en Rusia para representar a su país en la Copa del Mundo.

Su pasión por el deporte fue adquirida gracias a que su padre también fue futbolista y llegó a jugar en varios clubes de la segunda división belga. Su hermano menor, Jordan, se desempeña en la Lazio de Italia y compartió plantel con Romelu en la Eurocopa de 2016. De esta manera, Lukaku buscará transformar esa pasión en goles para que Bélgica pueda ser la gran sorpresa del Mundial.

Se buscan socios para Messi

Joaquín Arias

Aunque su omnipotencia con la pelota sea capaz de gambetear hasta el paso de los años, todo estaría brindado para que Rusia 2018 sea el último encuentro entre los tres: él, la plenitud y una Copa del Mundo.Lionel Messi todo lo puede, pero no todo lo puede solo.Por eso y con el fin de usufructuar al máximo su cuarta cita mundialista, sus compañeros deben abandonar tal rótulo y catapultarse hacia la categoría de socios.

Son 12 los jugadores convocados por Jorge Sampaoli que juegan de la mitad de cancha hacia adelante.Excluyendo al 10, 11. Algunos volantes pueden ser delanteros y viceversa. Eduardo Salvio, por ejemplo, puede retroceder y ocupar la posición de lateral derecho.¿Qué le puede aportar cada uno al capitán? ¿Cómo pueden potenciarlo y cómo pueden ser potenciados?¿Qué clase de vínculos pueden crear? Analicemos:

Lucas Biglia: Pese a que en la final ante Alemania fue él quien dejó a Messi pie a mano ante Manuel Neuer, su conexión con el rosarino no suele ser directa: el mercedino acostumbra buscar el pase con menor posibilidad de error y Leo generalmente no lo es. Por lo tanto, Biglia puede funcionar como uno de los primeros eslabones en la cadena que tiene como destino final al capitán.

Giovani Lo Celso: Gio y Lio. Conexión zurda y rosarina. El ex Central intentará, a través de su irrenunciable dinámica, encontrar desde cerca al de Newell´s, aunque su precisión en los pases largos y cambios de frente pueden ser una alternativa si el rival lo impide.

Enzo Pérez: Lo que el reemplazante de Manuel Lanzini puede concederle a Messi halló su estado más puro aquella noche de la clasificación en Quito, ante Ecuador: recuperar y buscarlo de inmediato o, en caso de no ser posible, transportar algunos metros más para asegurar el pase.

Éver Banega: Su aptitud para encontrar el pase adecuado en el momento y lugar más propicios -últimamente más cerca de la defensa adversaria que antes- lo vuelve un mediocampista que se caracteriza por hacer jugar al compañero. Ese colega supo ser Lionel Messi en múltiples ocasiones, con quien tuvo más rodaje que su principal competidor en el puesto, Giovani Lo Celso.

Eduardo Salvio: Es extremo y mediocampista, aunque contra Haití se destacó como lateral derecho. Toto puede ser una carta clave para arrastrar marcas por ese costado y generarle espacios a Messi. Asimismo, su verticalidad lo puede transformar en receptor suyo próximo al área rival.

Maximiliano Meza: La reacción, la explosión y la versatilidad -puede ocupar posiciones centrales y externas- resplandecen como las virtudes más salientes del correntino, quien puede funcionar tanto como asistidor de Messi como opción de descarga de él en zona de gol.

Cristian Pavón: “Pavón puede ser un jugador muy importante para la Selección”.El elogio que tuvo como emisor al capitán tras la victoria 1 a 0 ante Rusia el 11 de noviembre de 2017 -el delantero de Boca asistió a Agüero-, tuvo razón de ser: en el juego ofensivo y protagonista que propone Jorge Sampaoli, la velocidad, el pique al espacio y el centro atrás a lo Jordi Alba del 7 pueden vincularlo seguido con el 10.

Ángel Di María: Hace un puñado de años era poco frecuente el diálogo futbolístico entre la pulga y el fideo: uno jugaba muy abierto por la banda derecha y el otro igual pero del otro lado. Versión actual, Messi conduce y distribuye detrás del 9. El atacante del PSG asoma como el potencial destinatario por la izquierda más recurrente de las pinceladas de Leo. Al igual que Pavón, Di María le aporta rapidez, pique al vacío y pase atrás. Una ventaja: él lo conoce más.

Paulo Dybala: “Él juega en mi posición y puedo aprender muchas cosas de él: cómo interpreta el juego, cómo piensa, cómo ve los movimientos de los compañeros”.El 10 de Juventus refiriéndose al 10 de Barcelona. No sería inusitado imaginar al cordobés como media punta en caso que las circunstancias lo requieran. En tal caso Leo jugaría unos metros detrás de la delantera con el fin de abastecerla. Ambos conocen en profundidad a Gonzalo Higuaín, lo que despierta ilusión de un eventual triunvirato.

Gonzalo Higuaín: Pocos jugadores ejecutan tan buenas diagonales y pivotean de la manera en la que lo hace Pipa. Asimismo, el botín zurdo de Messi puede conectar su cabeza cuando abajo haya exceso de piernas y, además, si por “hacer el trabajo sucio con los centrales” se entiende utilizar el porte físico y pelear cuerpo a cuerpo con ellos para desgastarlos y para liberar espacios, Higuaín puede realizar esa función.

Sergio Agüero: La conexión Agüero-Messi no gozó de su apogeo aún. El 9 puede cumplir un doble rol: principalmente ser nutrido por el 10, aunque en menor medida puede retroceder y asistirlo él. Su facultad de fabricar huecos en defensas cerradas es un plus del cual su compañero de habitación puede sacar provecho.

Román Torres: de ídolo nacional a prócer mundialista

Matías Elicegui

Tras dos grandes temporadas en el Chepo y en San Francisco de la liga panameña, donde se convirtió en uno de los líderes de la defensa con tan sólo 18 años, Román Torres fue transferido al fútbol colombiano. Su llegada al Cotuluá fue un gran paso en su carrera, ya que se podrá dedicar al cien por ciento a su única pasión: el fútbol.

Los problemas aparecieron cuando el club cafetero comenzó a acumular hasta cuatro meses sin pagarle el sueldo a sus futbolistas. En ese momento, la mayoría de los extranjeros regresaron a sus países por no poder afrontar la vida en Colombia. Sin embargo, Torres tomó la decisión de quedarse allí pese a estar fracturado en su clavícula. Sus buenas actuaciones hicieron que varios clubes se fijaran en él. Finalmente, se trasladó a Bogotá para jugar en La Equidad, último subcampeón del fútbol local.Durante su estadía allí comenzó a ser tenido en cuenta por quien era el entrenador de su seleccionado, Alexandre Guimaraes.

Torres disputó las Eliminatorias del Mundial 2010 y luego, a comienzos del 2012, cuando su pase aún le pertenecía al club bogotano, fue llamado por el Nottingham Forest inglés para realizar unas pruebas. Sin embargo, su fichaje fue descartado luego de dos semanas de entrenamientos. Su gran historia en la Selección de Panamá llegó en simultáneo a su llegada al Seattle Sounders de la Major League Soccer (MLS) en 2015. A partir de esa temporada en los Estados Unidos, se convirtió en el capitán de su país, con el que logró el subcampeonato en la Copa de Oro de la CONCACAF y se consagró campeón de la Copa de la MLS.

Su logro más importante como futbolista internacional se produjo en la última fecha de las Eliminatorias rumbo a Rusia 2018. Ese partido ante Costa Rica lo consagró como ídolo, ya que a dos minutos del final le dio el gol de la victoria a su Selección y la clasificó por primera vez a una Copa del Mundo. Con motivo de celebración ante este hecho histórico, el Presidente panameño Juan Carlos Varela decretó ese día como “feriado nacional” en todo el país.

Portugal: cambios y permanencias después de la gloria

Joaquín Arias

El 4 de julio de 2004, Portugal le conoció el rostro a la desilusión. Bajo su propio cielo, los más de 62,800 espectadores que poblaron el Estádio da Luz de Lisboa fueron los testigos más próximos de la derrota 1 a 0 en la final de la Eurocopa ante Grecia, una selección que hasta aquella edición nunca había ganado un partido de fase final de la competencia. 12 años aguardaron en sala de espera los lusitanos para ser ellos quienes accedieran al selecto consultorio del olimpo europeo. Como si fuera una réplica de la Ilíada griega, su revancha fue 1 a 0, a domicilio y frente al anfitrión -Francia-.

Si los triunfos legitiman los estilos, aquella conquista en la Euro 2016 sirvió para rubricar el estilo ¿conservador? y ¿defensivo? con el que está etiquetado el equipo de Fernando Santos. Los signos de interrogación se deben a que el propio Santos aclaró que Portugal fue “la segunda selección clasificada para el Mundial con más goles en la Eliminatoria, lo que es interesante para un conjunto catalogado de conservador y defensivo”.

Tres jugadores ausentes en Francia 2016 irrumpieron en la élite desde entonces. Todos juegan de la mitad de la cancha hacia adelante. Uno fue Bernardo Silva, quien refulgió en el Mónaco semifinalista de la Champions 16/17 y rápidamente se transformó en discípulo de Guardiola en Manchester City. A su vez, los goles y la velocidad del centrodelantero André Silva sacaron pasajes hasta Milán para hacer escapar de la zona de turbulencia al siete veces campeón de Europa.

Asimismo, el atacante Gonçalo Guedes experimentó en carne propia la lógica exitista imperante: con 20 años y a préstamo en el Valencia -de parte del PSG-, se había convertido en “promesa real” y “sucesor de Cristiano Ronaldo” -referencias de medios españoles- cuando al comenzar la última temporada anotaba sus primeros goles y daba sus primeras asistencias. Sin embargo, su rendimiento decayó en la segunda mitad y ahora los portales se preguntan, por ejemplo: “¿Le pesa el futuro?”.

En la defensa todavía gobierna la experiencia: Bruno Alves, de 36 años, Pepe, de 35, y José Fonte, de 34. El hecho puede resultar llamativo ya que durante estos dos años los tres fueron transferidos a ligas de menor renombre. Alves a la escocesa -Rangers-, el ex Real Madrid a la turca -Besiktas- y Fonte a la china -Dalian Xifang-.

Se repiten en la nómina mundialista 13 de los 23 jugadores campeones en Francia. Nani, subcapitán en suelo galo y con 112 himnos cantados dentro del campo, no irá a Rusia. Lo perjudicó su seguidilla de lesiones. Eder, autor del gol en la final y que solo jugó 135 minutos en la selección después de aquel tanto, tampoco estará, al igual que André Gomes, volante del Barcelona. A los 40 años y presente en la última Euro, Ricardo Carvalho tampoco aterrizará en Rusia con un seleccionado portugués que ya encontró desquite a nivel continental pero que ahora quiere descubrirle el semblante a la gloria mundial.

Gabriel Gómez y su rol social en Panamá

Matías Elicegui

La infancia de Gabriel Gómez no fue nada sencilla. Luego de perder a su madre a los seis años, tuvo que salir a recolectar botellas de plástico por la calle para poder pagar el boleto de colectivo e ir a la escuela. Su padre, quien había quedado a cargo de sus cuatro hermanos, no podía costearlo. De pequeño pasaba la mayor parte de su tiempo libre jugando en las inferiores de San Miguelito, club de la capital panameña. Allí fue visto por un empresario que, con el previo permiso de su padre, se lo llevó a jugar a Colombia con 15 años. Gómez le prometió a su padre que no volvería con las manos vacías de allí y que lo invitaría a ver algún partido suyo cuando llegara a un club importante.

Su trayectoria futbolística en el fútbol colombiano fue muy amplia, ya que se mantuvo allí durante cinco años en clubes como La Equidad, Deportivo Pasto, Deportivo Pereira e Independiente Santa Fe; aunque fueron interrumpidos por sus breves cesiones al Tauro y a San Francisco de su país.

En el año 2007 fue traspasado al Belenenses de Portugal y, como le había prometido a su padre, le pagó un pasaje a Europa para que lo visitara. Sin embargo, le dijo que le tenía fobia a los vuelos y que no podía viajar, pero le aseguró a su hijo que cuando regresara a la liga panameña lo acompañaría a todos los partidos. Cuatro años más tarde, Gómez debió volver a tierras centroamericanas, pero la historia ya era diferente. Su padre se enfermó de cáncer y falleció en 2013, por lo que la vuelta del mediocampista a la liga local fue demasiado tarde para cumplirle el deseo de verlo en el césped desde la tribuna.

Por otra parte, el futbolista de Atlético Bucaramanga es uno de los históricos de su Selección, con la que tuvo su primera participación en la Copa de Naciones UNCAF, hace ya 15 años. Además, es el hombre con más partidos en la historia de “Los Caneleros”, con 143 actuaciones. Este año jugará su primer y último Mundial, ya que anunció que tras la participación de su equipo en Rusia se retirará del combinado panameño. Junto a Felipe Baloy y a Juan Ramón Solís, ambos compañeros y amigos suyos del combinado nacional, cumple una labor social muy importante. En 2004, los tres jugadores fundaron una escuela de fútbol en su país a la que asisten niños de barrios carenciados, donde aprenden los valores del deporte y se les da una beca deportiva, que pagan los futbolistas, para mejorar su calidad de vida y progresar tanto deportiva como académicamente.

Medhi Benatia, el frustrado de la generación del 87

Rodrigo Cervantes

Nacido en la ciudad de Courcouronnes, al sur de París, el futbolista Medhi Benatia quería que su carrera se desarrollase en el fútbol francés y que estuviese ligada a la Selección que ganó la Copa del Mundo en 1998, pero su talento jamás fue apreciado en los distintos equipos o categorías francesas.

La Selección Gala se consagró en la Eurocopa Sub-17 de 2004 en un certamen que disputó como local, al igual que en el 98 donde también la Les Blues se coronó campeón del mundo. Benatia nunca tuvo la posibilidad de ser partícipe de ese seleccionado porque tampoco tenía la chance de mostrar sus cualidades deportivas en su equipo, el Olympique de Marsella.

Aquella Francia, que derrotó a España por 2-1 en la final, se lucía con un juego ofensivo y de alto vuelo producto de tres jugadores principalmente: Karim Benzema, Samir Nasri y Hatem Ben Arfa. LaGeneración de 1987 hacía historia en el fútbol francés y emocionaba con futuros muy prometedores.

Por otra parte, el defensor marroquí miraba cómo sus compañeros, amigos y conocidos levantaban aquel trofeo mientras él esperaba una oportunidad para salir a préstamo y conseguir minutos de juego en otro club.

Mientras Benzema, Nasri y Ben Arfa ya daban muestras de carácter y nivel en la Selección mayor, Benatia recién podía conseguir algunos minutos en equipos de la segunda división del fútbol francés. La lista de los jugadores franceses para la Eurocopa del 2008, con Nasri y Benzema entre ellos, le dejó en claro al defensor que el sueño de escuchar la marsellesa con el escudo del gallo en el pecho se había acabado.

Como es de suceder en los países con grandes culturas futboleras, el ascenso tenía mucho menos valor y exposición. El talento del defensor estaba, pero nadie dentro de ese territorio lo notaba. En Marruecos ya habían apreciado que las características de un jugador como Benatia podían darle un salto de calidad a su seleccionado para afrontar las Eliminatorias del Mundial de Sudáfrica 2010.

Medhi no necesito pensarlo dos veces. Luego de importantes apariciones en el conjunto africano, la figura del central fue reconocida en diferentes países como Inglaterra e Italia. De manera sorpresiva Benatia llegó al Udinese, del aguerrido fútbol italiano, con la expectativa de encontrar su lugar en el ámbito futbolístico.

Ocho años más tarde, el defensor marroquí no sólo se convirtió en el capitán de su seleccionado sino que también pasó por la Roma, el Bayern Munich y laJuventus, donde ya se afirmó como uno de los centrales más dotados técnicamente del planeta.

Aquel país que alguna vez depositó sus esperanzas en un jugador francés, con orígenes africanos, hoy está por disputar un Mundial después de 20 años de ausencia. Y ese jugador que se frustraba viendo cómo sus amigos levantaban un trofeo internacional, hoy se encuentra a escasos días de jugar un Mundial de fútbol.

Las vueltas de la vida derivaron en que ninguno de los jugadores de la gran generación del 87 sea parte de la lista de Francia para el campeonato de Rusia. Pero sí estará Benatia, el que nunca fue calificado como apto para estar con la Les Bleus.

Marcos Acuña, el orgullo de Zapala

Dalmira San Miguel

¿Hola, mami? Ya está, no me quiero probar más en ningún club de Buenos Aires. No gastes más plata. Lo mío no es el fútbol”.

-“Mirá hijo, hagamos una cosa: andá a esta última prueba y si no te llaman ya encontrarás lo que es para vos”.

-“Pero mamá me probé en Quilmes, River, Boca, San Lorenzo, Argentinos y Tigre. Ya tengo 17 años, vivo lejos de Buenos Aires. No es nada fácil entrar a un club”.

-“Desde chico tu sueño era vestir la camiseta de la selección Argentina. ¡Lucha por eso hijo! Presentate en las pruebas para futbolistas en Ferro, da lo mejor de vos y lográ tu sueño. Tu familia te banca y te ama. ¡DALE MARCOS!”.

Y ese mismo día Marcos Acuña se tomó un micro desde su ciudad natal, Zapalaprovincia de Neuquén, hasta Buenos Aires. Le temblaban las piernas. Sabía que esta era la última oportunidad para brillar futbolísticamente en la ciudad porteña.

Su familia lo acompañó en cada una de sus intentos y en cada una de sus tropiezos. La noche anterior a las pruebas Marcos durmió en un hostel en Capital Federal. Esa noche su cabeza sólo se enfocaba en hacer las cosas bien y quedar dentro del equipo de Ferro.

A la mañana se levantó, se lavó la cara y se fue a la estación de tren. Viajó desde Floresta hasta Merlo y después tomó un colectivo hasta donde estaba el predio del Verdolaga. Cuando llegó al predio, un hombre con bigotes le preguntó cuál era nombre y el apellido. Le respondió: “Yo me llamo Marcos Acuña”. El hombre lo buscó en la nómina y le dijo: “Estás en la lista, dale pasá. ¡Suerte pibe!”.

Marcos dejó todo en esa prueba y al día siguiente le comunicaron que ya formaba parte del club y que el lunes debía presentarse para entrenar.-“Mamá, tenías razón. Luché por mi sueño y lo conseguí”. -“Te dije que ibas a quedar hijo. Ahora da lo mejor de vos en cada partido, rompete el lomo como siempre lo hiciste. Pero nunca te olvides del pueblo donde naciste, de tu familia y de tus amigos”.

Solo cinco meses jugó Marcos en las inferiores de Ferro. Llamó tanto la atención en cada partido que el entrenador de la primera, José María Bianco, lo hizo debutar en 2009 como lateral. La temporada 2013/2014 fue la más importante para él.

En el club se destacó por asistir a sus compañeros (12 asistencias). Con el equipo de Caballito jugó 117 partidos y marcó 5 goles y dio 23 asistencias.Una tarde, mientras Marcos estaba mirando la televisión, sonó el teléfono. Lo llamaban de Racing Club para incorporarlo la próxima temporada.

A los pocos días Ferro y La Academia llegaron a un acuerdo y el 18 de julio de 2014 comenzó a usar la camiseta celeste y blanca.-“¡Hola ma! Tengo que darte una gran noticia, desde hoy soy el nuevo refuerzo de Racing”.-“¡Qué orgullosos que estamos de vos! Seguí escribiendo tu historia allá en Buenos Aires”.

En diciembre de 2014,Racing salió campeón del torneo de transición. Marcos disputó 15 encuentros e hizo 2 goles (a Belgrano de Córdoba en la victoria 4 a 1, ese día marcó su primer doblete en su carrera). Jugó en Racing hasta el 2017 y luego emigró al Sporting de Lisboa.

Previo a su viaje, Marcos fue convocado por Edgardo Bauza, director técnico de la selección Argentina, para enfrentar a Brasil y Colombia en las eliminatorias rumbo al Mundial de Rusia 2018.-“¡Hola hijo! Quiero que sepas que ayer cuando entraste en el minuto 39 del segundo tiempo todo el pueblo de Zapala estaba emocionado. Lograste llegar. ¡Sos un luchador!”.

En junio de 2017 volvió a ser convocado para vestir la camiseta de la selección, pero esta vez bajo el cargo de Jorge Sampaoli. Disputó los amistosos frente a Brasil y Singapur.

Todo esfuerzo tiene su recompensa. El 21 de mayo de 2018 Marcos Acuña fue confirmado en la lista de seleccionados para jugar el Mundial de Rusia 2018 con la camiseta de la selección Argentina. -“Mamá quiero agradecerte por el apoyo incondicional en cada paso de mi vida”.-“Vos y tus hermanos son mi orgullo hijo. Te amo”.