domingo, diciembre 22, 2024
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“El amor por el fútbol me motiva a seguir peleando”

Lucas Moccia

La tranquilidad que le brinda el club a la hora de trabajar se ve reflejada en su cara relajada y en su vestimenta de “entre casa” (conjunto de entrenamiento, medias y chancletas). Con esa naturalidad, Julio César Falcioni llegó al comedor del predio de José Luis Guillón, y una vez que terminó de saludar a todos los empleados comenzó a hablar con El Equipo. En esta charla remarcó las diferencias que advirtió en cada una de sus tres etapas en Banfield -con quien salió campeón en 2009- y comentó cuáles son los objetivos que se trazaron para esta Superliga.

Falcioni es un hombre le pone el pecho a cada situación que tiene por delante. Por eso, cuando habló acerca de su enfermedad lo hizo sin problemas, aunque con una evidente y lógica carga emocional. Se encargó de dejar en claro que su principal desafío es curarse, pero que no pudo evitar volver a su gran amor: el fútbol. Acompañado de su botellita de agua, la cual le permitía mantener su característica voz ronca, contó que este deporte fue una de sus grandes motivaciones para darle pelea al cáncer de laringe y que lo ayudó a terminar de recuperarse de la operación que le realizaron en diciembre del año pasado.

-¿Qué diferencias encontrás entre tus tres ciclos en Banfield?

-En 2003 las expectativas eran grandes, el principal objetivo era clasificarnos a algún torneo internacional y lo logramos. Ya para el segundo muchos me decían que no volviera, que hacer un mejor papel del que habíamos hecho era imposible y terminamos saliendo campeones del único título de primera división que tiene el club en su historia. Hoy las prioridades son diferentes. Estamos en una etapa de consolidación económica del club y lo primordial es promover juveniles, venderlos y engrosar las arcas del club. Todas las etapas fueron positivas, cada una de ellas tuvo diferentes proyecciones con la misma particularidad: pelearle desde atrás a los equipos grandes.

-¿Cómo se incorpora a los jóvenes en un plantel de primera?

-Yo les hago un seguimiento mientras están en su división. Una vez que los ascendemos al plantel profesional trato de darles el tiempo necesario para que vayan asumiendo las responsabilidades. Intento hacerles entender lo que pretendo para que cada vez que les toque jugar sepan lo que tienen que hacer y resuelvan con tranquilidad.

-Más allá de lo futbolístico, ¿qué es lo que intentás transmitirle a los jugadores?

-Intento transmitirles desde mi experiencia ciertas reglas de la vida sabiendo los vaivenes que tiene esta profesión. Les brindo mi confianza y tranquilidad a los jugadores con la finalidad de que ellos se puedan desarrollar al máximo, teniendo en cuenta su juventud y ganas de triunfar.

-¿Cómo ves la actualidad de Banfield?

-Bien. Estamos tratando de afianzar un equipo nuevo, joven, con algunos jugadores de experiencia y por el momento esto nos dio resultados. Estamos en una etapa de consolidación financiera y nos tuvimos que medir con los gastos en los refuerzos. Hay que potenciar a los juveniles del club para luego negociarlos, como lo hicimos con Remedi o Cecchini. Ellos son la solución para que esto siga funcionando sin inconvenientes.

-¿Qué le aporta un exjugador como Sebastián Battaglia a tu cuerpo técnico?

-Sebastián es un gran profesional, es la voz que no tengo dentro del campo de juego. Está haciendo sus primeros pasos como técnico y desde su experiencia como exjugador siempre transmite cosas importantes para el grupo. Intentamos que la gente que me rodea sea joven, con expectativas, para poder seguir creciendo como cuerpo técnico.

-¿Qué te motiva para seguir siendo entrenador?

-El amor por el fútbol me motiva a seguir peleando día a día, uno lo lleva desde las raíces y es complicado dejarlo. El poder estar con los jugadores jóvenes y transmitirles mis conocimientos, preparar el entrenamiento y fortalecer el desarrollo del equipo e idear los partidos es lo que me gusta. Básicamente, mantenerme activo.

-¿Qué objetivos te proponés a futuro?

-Necesito curarme y estar bien para poder seguir trabajando, ese es mi mayor objetivo. Dejar atrás esta enfermedad y poder seguir con mi vida de siempre.(NdR: en diciembre de 2017 Falcioni fue operado de unos nódulos en su garganta y necesitó hacerse sesiones de rayos).

-¿Qué sentiste al ver el apoyo de los clubes?

-Fue muy gratificante (dice emocionado), le agradezco a todo el fútbol argentino. Me dio mucha alegría que clubes en los cuales nunca trabajé, como Lanús, me brindaran su apoyo en uno de los momentos más difíciles de mi vida, mucha gente me bancó. Además, fue muy lindo que me nombraran personalidad destacada en la legislatura porteña. En esa sala reunieron a mi familia, técnicos, amigos, jugadores a los cuales dirigí, fue muy bonito.

Con la aparición de Enzo Kalinski, Jesús Dátolo y Nicolás Bertolo, quienes supieron coronarse campeones de la Copa Libertadores, la charla con el entrenador de Banfield tomó otro rumbo y Julio César Falcioni dio su opinión acerca de los clubes argentinos que vienen dominando el plano internacional en el continente. Además remarcó las diferencias que existen entre las instituciones denominadas “grandes” y el resto de los clubes del fútbol doméstico: “Es muy difícil competir contra la billetera de equipos como River o Boca”.

 

-¿Por qué creés que en los últimos años los clubes argentinos se hicieron más fuertes en la Copa Libertadores?

-El poderío económico de los equipos argentinos y brasileños en los últimos años creció muchísimo y eso quedó remarcado más aún en esta edición de la Copa Libertadores, que tuvo sólo un club chileno (Colo Colo) en los cuartos de final.

-¿Sentís que últimamente se está agrandando más la brecha en lo económico entre los equipos denominados “chicos” y los “grandes”?

-Sí, siempre fue así en el fútbol argentino. En los años 70 cambió un poquito y ahora volvió a manifestarse. Los equipos grandes tienen un presupuesto diferente, una posibilidad de sponsoreo mayor a la de otros clubes y eso hace que marquen una diferencia.

-¿Creés que debido al gran poder económico que tienen los clubes europeos es difícil consolidar a los jóvenes en la primera división?

-Es difícil disfrutar de los buenos talentos jóvenes en la primera división porque al poco tiempo ya te los venden. Por otra parte, también es complicado competir con la billetera de equipos del tamaño de River o de Boca.

-¿Pensás que esta diferencia económica entre los clubes afecta al desarrollo de los jugadores?

-No, esas diferencias a veces en los 90 minutos de un partido se igualan. Sin embargo, a lo largo de un torneo los equipos que tengan jugadores con nivel para la Selección van a terminar marcado seguramente una diferencia importante con el resto.

El turf: “una magnífica ilusión”

Joaquín Méndez

Día de lluvia en el Hipódromo de San Isidro. Grandes charcos inundan las calles que rodean uno de los sitios más emblemáticos del turf argentino. Pareciera que no hay actividad, pero a unos 100 metros, cerca de la entrada sobre la avenida Diego Carman, se asoma un peón a caballo por un pequeño sendero de la vereda. Viste una boina y una bombacha de campo con botas de goma, y para cubrir su torso utiliza una bolsa negra para que el agua no lo estorbe. En el acceso, dos agentes de seguridad regulan todo lo que entra y sale, en su mayoría, o son camionetas 4×4 o son hombres en bicicletas, con pocos grises. Basta hacer una cuadra dentro del predio para empezar a ver edificaciones, en su mayoría, blancas: los Studs. Entre ellos, el del uruguayo Hugo Miguel Pérez.

Hay un portón oxidado y está lleno de barro. La humedad y el olor a pasto mojado reinan en el pasillo de la entrada del entrenador ganador de muchos clásicos del turf y exjockey. Está compuesto por 20 boxes, donde descansan y viven los caballos que se preparan para las carreras. Están distribuidos en galería y en el centro se encuentra un horno de barro donde en varias ocasiones se juntan alrededor de 20 personas a comer y a escuchar las anécdotas del cuidador.

A la derecha, en una esquina, está la oficina de Pérez. Hay un olor fuerte a alfalfa que se mezcla con el excremento de caballo, húmedo y seco, pero eso no afecta ni a los peones, ni a los veterinarios y mucho menos, a Pérez y su capataz, que dentro del pequeño cuarto debaten qué medicamentos les van a dar a los animales para que optimicen su rendimiento.

Pérez finaliza su trabajo con el capataz y continúa haciendo chistes. Bajo de estatura, con una campera gris y peinado hacia atrás comienza hablar sobre sus pasiones: el turf y el tango. “Mirá allá, pegado a la pared está el más grande”, dice y señala un sector donde entre los cuadros de sus caballos ganadores se deja ver una foto de Carlos Gardel. Hay más de cien retratos de caballos, algunos más grandes, como el de Áspero Wells, que ganó varias competencias.

“Los caballos los compramos en el remate a los 2 años, a veces antes”, cuenta Pérez y aclara que los mismos se doman en un campo por una cuestión de gastos. ”Una vez domados los empezamos a entrenar con vistas al debut. Tenés que hacerlo suave y lleva unos 6 meses hacer debutar un caballo”, afirma.

Un caballo de carrera puede llegar a costar desde 15 mil pesos hasta más de medio millón, incluso en dólares. Todo depende de quiénes sean sus progenitores y de dónde sea el remate o quién sea el vendedor. Pérez abre una vieja valija color verde agua y bromea: “Esta es mi notebook”. Allí tiene toda la información de sus caballos, los que debutaron y los que no. No necesita ponerles los nombres o alguna referencia, recuerda todos y cuál es su valor: “Este lo pagué 600.000 pesos y este 150.000 pesos que es mejor, y el boludo este 800.000 y ni mira adelante. Este 250.000. Este 200.000. Este costó 2 mangos y es bueno”.

Para mantenerlos en forma se varea a los caballos, es decir, se los hace galopar, realizar piques y para eso están los vareadores. Los piques son partidas cortas de menos de mil metros. “Cuando pasan los 1.000 están para correr”, dice Pérez. Otro factor vital en su mantenimiento es la alimentación, ya que eso puede mejorar o empeorar el rendimiento de cada caballo. “Se basa todo en la alimentación. Si come mal, el cuidador no puede hacer nada”, confirma Gustavo Ruzzante, jefe del equipo veterinario, que también agrega: “Viene el cuidador a la mañana y pregunta cómo comieron los caballos y ahí el capataz le informa para ver qué hacen. A veces el caballo tiene preparado una actividad y si come mal no la puede hacer”.

“Un segundo está compuesto por cinco quintos, y en un quinto un caballo le gana a otro por un cuerpo. Es muy poca la diferencia, por eso hay que hilar finito. Si no chau”, señala el cuidador respecto al resultado final de una carrera. Serio, con sus cejas fruncidas, alza la voz, levanta el dedo índice de su mano derecha y grita: “El deporte ecuestre más lindo y más trasparente es el turf. Te lo argumento. Esos que juegan de a 4 (polo), miran los caballos de ese partido. ¿Sabés lo que les dan? Hasta le sacan saliva. Mi papá daba 10 aspirinas verdes y yo ni un corticoide de mierda puedo dar, déjate de joder”.

Pérez está en desacuerdo con la dirección del Jockey Club Argentino y añade: “Nosotros siempre estuvimos mal promocionados y ahora tenemos el Gobierno en contra”. Además, asegura que el turf es más riguroso en Argentina que en Estados Unidos, donde tienen permitido darles medicamentos a los caballos que acá no. “El turf no ha hecho un buen marketing, ahora para apostar hay casino en todos lados y esas cosas le jugaron en contra”, concuerda su jefe veterinario.

Según sus protagonistas hay una decaída de la actividad y tener un caballo en el stud sale 15 mil pesos, que son administrados por el cuidador. “Cuando arranqué en el 80, los cuidadores andaban en Mercedes Benz. Ahora le deben a todo el mundo. Si no ganan una carrera, te diría que andan pelados, sin un mango”, remarca Ruzzante.

También se perdió el trabajo calificado en el deporte. Antes las personas que entrenaban o cuidaban a los caballos eran especialistas en el rubro, ahora ya no hay. “Ahora entra cualquier peón y lo meten, aunque quizás nunca habían visto un caballo. Hay 3 venezolanos que entraron ahora que no tenían idea de cómo se trabaja y van aprendiendo”, agrega Ulises Gonzales veterinario del equipo de Ruzzante. Antes, todos los puestos de trabajo en el turf se heredaban, los hijos de los trabajadores de experiencia aprendían el oficio. Ahora sólo trascienden de generación en generación los cuidadores.

Luego de unos minutos de enojo y descargo por la situación actual del turf, Pérez comienza a hilar una historia para ser comprendido. Durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón, los principales cabañeros de Argentina, propietarios fuertes como José Alfredo Martínez de Hoz, expresidente de la Sociedad Rural Argentina, compraron un terreno en Uruguay y fundaron el Haras Uruguay. Aureliano Rodríguez Larreta, reconocido abogado uruguayo, se unió a la sociedad.

El grupo invirtió en el caballo Uranio y bajo su dirección le ganó una carrera a Doubles, que venía de ganar el Pellegrini en 1948, una de las carreras más importante de Argentina. Tiempo después obtuvo el Gran Premio Nacional y batió un récord que llamo la atención del mundo del turf. A pesar de la buena inversión en Uranio, el Haras comenzó a darles pérdidas, lo que derivó en una crisis para el negocio. La situación económica forzó a una reunión entre Martínez de Hoz y Rodríguez Larreta. El encuentro se realizó en un lujoso hotel de Colonia, Uruguay. Peréz cuenta que allí Aureliano recibió la lección más importante en su vida.

El abogado creía que con la venta de Uranio, el mejor caballo del Haras Uruguay, resolvería todos los problemas financieros. El posible comprador era un árabe que tenía caballos en Europa y que tendría mucho dinero, pero lo que no sabía es la reacción que tendría su socio:

-Aureliano, ¿usted desea que yo me retire de la sociedad?- pregunta Martínez de Hoz
-Si eso aconteciese, yo sería el primero que me voy. -Responde Rodríguez Larreta.
-Entonces Uranio no se vende.

Al final Uranio no se vendió y el Haras Uruguay años después declaró la quiebra con su posterior desaparición. Pérez contó con un poco de orgullo y un poco de frustración este acontecimiento y sentenció: “Todo esto porque el turf fue, es y será siempre nada más que una magnifica ilusión”. El cuidador se retira y cierra de un golpe seco la puerta blanca de su despacho. Sus veterinarios se ríen, los peones acompañan con alguna pequeña mueca y sus dos perros se acuestan en la entrada.

“Vos comprás un potrillo y no sabés si va ser bueno o malo. Es verdad lo que dice”, confirma Ruzzante y Ulises asiente inclinando su mentón hacia abajo. La llegada de extranjeros que carecen de experiencia y obtienen un trabajo precario como peón. El grupo veterinario que pese a que Pérez les debe mucha plata todos los días están ahí, con sus caballos. La compra de los animales a un alto o bajo precio no garantiza el éxito. Algunos dueños de los Studs ni siquiera los eligen, solo entregan el dinero.

Las apuestas los días de carrera en San Isidro, en Palermo o en La Plata. El hombre mojado con su ropa vieja y una canasta, donde contiene sus últimas empanadas en busca de algún comprador. Un caballo bueno o malo. Un clásico o Gran Premio. Todo lo que rodea y forma parte del turf como dijo Pérez es una magnífica ilusión.

“Todos se acuerdan qué estaban haciendo en el momento del gol”

Thais Pubul

La voz de Marcelo Bielsa suena en los oídos de algunas de las personalidades más destacadas del fútbol argentino que escuchan atentamente sus palabras sobre lo que para él es este deporte. Un desfile de caras que marcaron la historia da inicio a un documental dirigido por Christian Rémoli y guionado por Oscar Barnade y Ezequiel Fernandez Moores, entre otros, que cuenta todos los acontecimientos deportivos y sociopolíticos ocurridos en casi 150 años de pelota y potrero albiceleste.

“Nos parecía que la historia no estaba contada paso por paso. Acá teníamos la posibilidad de contarla en cuatro horas, es decir, ocho capítulos y quisimos contar la historia argentina marcada por el fútbol”, da el puntapié inicial Rémoli. “Era un foco que no estaba apuntado. Sí se hablaba de los cruces de la política en época de dictadura o lo que pasó en el Mundial 78 pero, por ejemplo, el golpe de Uriburu, la recuperación de la democracia, el Huracán del 73, el nuevo modo de jugar y de vivir de la década del 40 no se tocaba. La cultura no estaba tan vinculada al desarrollo del fútbol”, el director avanza.

El quinto capítulo del documental se llama “El Sueño” y según su director lleva este título por Diego Armando Maradona y la frase que de pequeño pronunció esperanzado sin saber la gloria que lo esperaba. “Mi primer sueño es jugar en el Mundial y el segundo es salir campeón”, soltó tímidamente el joven oriundo de los potreros de Villa Fiorito. “Cuando nos propusimos realizar la etapa del 1976 a 1986 nos preguntamos cómo contar lo que ya está contado, entonces pensamos en un cuento de Ariel Scher que se llama ‘Todo mientras Diego’que relata cinco o seis situaciones, no necesariamente futbolísticas que ocurrieron en el momento que Diego le hizo el gol a los ingleses”, explicó Rémoli.

“A partir de ahí nos dimos cuenta que todos se acuerdan qué estaban haciendo exactamente en el momento del gol”, reconoció. “Yo estaba en Junín en la cocina con mi abuela tomando mate, como estoy haciendo en este momento. Estábamos los dos sentados y yo tengo la idea de que antes de hacer ese gol Maradona había errado uno parecido pero son esas cosas que el recuerdo te va deformando. Lo que me quedó es yo acercándome al televisor diciendo ‘Hacelo vos por favor, no se la des a nadie’. Y después cuando terminó el partido la casa fue un estallido de timbres, no había WhatsApp ni nada, eran todos los pibes viniendo a casa para ir a festejar. Fue una cosa extraordinaria en el amplio sentido del término”, recordó con entusiasmo y risas.

Tras lo ocurrido en la guerra de Malvinas el partido frente a Inglaterra tomó una connotación que fue mucho más allá de un mero resultado estadístico. “Malvinas estaba muy ligado y nos parecía muy rica la visión de algunos ex combatientes, como el caso de Felipe que se puso contento por el partido pero que después de la guerra aprendió a no odiar nunca más a los ingleses. Hubo una explosión cultural en el 86 con la vuelta de la democracia, Argentina ganó por primera vez un Oscar, se grabaron discos de los más relevantes del rock nacional y, a la cabeza estuvo la selección y ese mundial que terminó de bañar de alegría a la sociedad”, comentó.

Maradona es más que un simple ciudadano argentino, es un símbolo de la historia. “En el documental, Ezequiel Fernandez Moores dice que Maradona es el padre fundador de la patria”, sostuvo Rémoli y agregó: “Es un símbolo muy fuerte y en los especiales del Mundial 86 (1986 la historia detrás de la copa) nos hacemos la pregunta de qué necesitás para ser un mito en Argentina, y después de mucha investigación, descubrimos buscando esos mitos como Gardel, Perón, El Che o Evita que necesitas estar muerto. ¿Cómo es ser un mito, en vida y con sólo 25 años?, todas las respuestas están del minuto 51 al 55 del 22 de Junio de 1986”, finalizó.

De planos y gambetas

Julián Princic

Guillermo, mi viejo, es amante del fútbol y por consecuencia, de Maradona. A él, como a casi todos, le resulta muy difícil separar sentimientos. Como arquitecto, no puede evitar ver la cancha como un plano en el que se trazan gambetas constantemente. Uno, que hereda las pasiones, se anima y disfruta escribir, en conjunto con su padre y desde el arte, sobre el “gol del siglo”.

Difícilmente Maradona haya estudiado cálculo matemático o física. De todas maneras, no hizo falta. Aunque no lo supiera, él ya sabía de ángulos y parábolas. También entendía a la perfección la ley de la gravedad, esa que hace que una pelota baje luego de haber superado una barrera y entre a donde se supone que debe. Lo más maravilloso de todo es que a sus geniales planos los trazó a mano alzada. Perdón, a pie alzado.

Según mi viejo, la arquitectura es el arte de resolver espacios y Maradona no hizo otra cosa que esto a lo largo de su carrera – especialmente en ese gol –. Bien hace Víctor Hugo en definir esta obra magistral como “la jugada de todos los tiempos” ya que, si uno se aventura en los movimientos artísticos de la historia de la humanidad, se encontrará con que el gol tiene una mezcla de estilos imperdibles.

Este arquitecto petiso, hablador y de pelo lanoso recibió la pelota con una simpleza dórica digna del Partenón. Repentinamente, se sacó dos hombres de encima volcando ese estilo clásico a la moderna, sugerente y curvilínea época del Art Noveau, como si de un momento a otro hubiera construido la Torre Eiffel.

Luego empieza una carrera barroca – interminable y en un espacio infinito – como si corriera por los Jardines de Versalles. En eso, en su aceleración, el alrededor ya no importa y todo se vuelve borroso. La jugada pareciera abstraccionista hasta que, en un instante, ya de cara al gol, su imagen se embellece e inmortaliza cual gótico vitraux en Notre-Dame para depositar esa obra de arte en el pedestal de la gloria eterna. Pedestal que estaba vacío hasta ese momento, ya que se encontraba esperando el mejor gol de la historia, la jugada de todos los tiempos.

Una pinturita

Alvaro Nanton @nantonalvaro

La líneas se dibujan. Su silueta resalta la mano en alta con dirección a la gloria. Acababa de pintar la historia del fútbol. Inmortalizó los sueños de cualquier intento de jugador, y dibujó una vara tan alta y única que hasta ahora nadie la pudo superar.

Un pibe de 5 años pintaría eso. Eso sin valor. Eso que es el recorrido de Diego en una cancha ficticia. En una cancha cualquiera. Con un giro en el inicio una línea que tiende a ir a la derecha, esquivando espacios en blanco y llegando a la finalización de la cancha.

Pero el ojo sensible de una artista decidió cambiar, el recorrido por el festejo. La consagración. La felicidad mezclada con abrazos, pero antes la mano arriba del genio en su carrera victoriosa al banderín.

Mónica Albisu interpretó una parte de ese gol. Redefinió ese gol inolvidable que se vio por televisión el 22 de junio de 1986. El artista había sido Diego Armando Maradona y lo dibujó con sus pies a gran velocidad.

Los colores de la pintura queda a libre interpretación. Desde la distancia y con una observación estructuralista genera contradicciones entre lo que fue y lo que es. Lo que hizo y lo que hace.

De blanco y negro, con un pantalón ya anticuado y corto, pero con una sonrisa que atrapa y que contagia. La imagen seguirá intacta y alimenta el hambre de gloria.

Imagen: Gentileza Mónica Albisu

Diego, el poeta del fútbol

Camila Sandoval @13sando

Alberto Sueiro pensaba el mundo y ponía en palabras su visión de la vida mucho antes de que Las Pastillas del Abuelo decidieran ponerle música a sus letras. Es que Juan “Piti” Fernández, cantante de la banda, sólo contribuyó a que aquellas personas que aún no habían tenido la oportunidad de escuchar al escritor recitar sus poesías, sentados en el asiento trasero del taxi que maneja desde hace ya veinte años, tuvieran el placer de disfrutarlo cantando sus creaciones y sintiéndose identificados con ellas. De hecho, en un viaje en taxi hace más de diez años en el que quizás el destino tuvo algo que ver, Piti, un joven que comenzaba a soñar con llenar el Luna Park junto a su banda de rock, escuchó boquiabierto y con lágrimas en los ojos la letra que ahora es canción, se llama “Qué es Dios?” y forma parte del disco Crisis. Sueiro la escribió inspirándose no sólo en Diego Maradona, uno de sus máximos ídolos, sino también, en la que está considerada como la genialidad más maravillosa que pudo haber salido de sus pies algún día: el gol del siglo convertido a los ingleses, en los cuartos de final del Mundial de México 1986.

En un café del barrio de Caballito, Beto, hincha de River Plate que confiesa que por influencias barriales y de amigos de la adolescencia también aprendió a amar a Huracán, aseguró con total espontaneidad que escribe desde chico porque es la manera que siempre encontró de hablar consigo mismo y expresarse. “Creo que me la rebusco más escribiendo que hablando”, añadió.

El nacido en el barrio porteño de Pompeya sostuvo que el segundo gol de Diego a los ingleses “fue una obra de arte milagrosa e incomparable a cualquier otra”“No salía de mi asombro. Fue tanta la emoción que esa jugada generó en mí que me quedó en la retina para siempre”, agregó con la pasión y la sensibilidad que lo caracterizan y que sabe reflejar en cada una de sus poesías.

-¿Dónde estabas en el momento que Maradona convirtió el gol del siglo?

-Lo vi en Floresta, en la casa de mi hermano Fernando, con el cual hoy convivo y nos llevamos muy bien. Cuando Diego comienza la jugada desde mitad de cancha gambeteándolos a todos me costaba creerlo y después que anotó el gol no podía salir de mi asombro. Lloré mucho cuando terminó el partido.

-¿Qué fue lo que te inspiró para escribir esa poesía?

-La escribí dos años después. En 1988 estaba en la casa de un amigo en Lanús y vimos la repetición del gol en la televisión. Lo primero que pensé fue que esos videos deberían pasarlos en los colegios para que los chicos a los que les gusta el deporte puedan apreciar lo que es el arte y la magia. Me gustaría despertarme todas las mañanas y que la primera imagen que vea sea la de Maradona gambeteando a todos los jugadores ingleses. Me generó un sentimiento tan difícil de explicar que lo único que pude hacer fue agarrar un papel y un lápiz e intentar plasmar a puño y letra esa magnífica obra de arte.

– Su letra hace referencia además a la Guerra de Malvinas y muchos la consideran como un homenaje a esa gesta.

– El recuerdo de Malvinas estaba muy fresco aún. Lloré tanto cuando terminó ese partido porque para mí fue una descarga emocional muy grande. Si bien no comparto para nada el hecho de que ese encuentro sea considerado como una revancha, opino que fue una manera de demostrar como el talento y la paz pudieron sobreponerse a la guerra. El baluarte para reivindicar de una manera artística la soberanía sobre nuestras islas, justamente, fue ese baile que Maradona les pegó. Es el reflejo de un sentimiento muy nacional del cuál ningún argentino está exento y que también tuve la necesidad de expresar.

– ¿Qué lugar ocupó y ocupa Diego en tu vida?

– No tengo el placer de conocerlo personalmente pero con haberlo visto jugar me alcanza. Es un personaje impresionante. Además de su parte futbolística, admiro su forma de ser pese a todas las críticas que siempre recibió: ser Diego Maradona, con todo lo que eso conlleva, no debe haber sido para nada fácil. En el deporte argentino, según mi opinión, fue, es y será el más grande. Lo tengo muy arriba.

– Entonces, ¿podría decirse que Maradona es un poeta del fútbol?

– Claro que sí. Representa el amor por la pelota más que nadie y a la camiseta argentina por sobre todas las cosas. Es inexplicable, hizo cosas mágicas. Para mi está más allá de su vida personal, de sus declaraciones, de sus aciertos y errores. Mi admiración hacia él va a ser eterna y eso intenté plasmar en la letra de la poesía que ahora es canción. A veces tengo la sensación de que me quedé corto. Habría que escribir un libro de ese gol que, sin dudas, es enciclopedia pura.

Según algunas de las poesías incluídas en “Facultad del empedrado”, tu primer libro, consideras como máximos ídolos, además de Diego Maradona, a Roberto “Pappo”Napolitano y Oscar “Ringo” Bonavena. ¿Tienen algo en común?

– Sí, los tres tienen una forma de ser muy parecida y son el claro ejemplo de la estirpe barrial que refleja el libro. Ninguno de ellos fue a una universidad jamás, todo lo aprendieron de la calle que es una facultad constante en la que todos los días se aprenden cosas buenas y malas. Es la vida misma la que les enseñó todo. Nadie puede negar que sus dichos y hechos fueron trascendentes, en mayor o menor medida, para cada uno de nosotros y no sólo desde el aspecto deportivo o artístico. Son filósofos barriales que nos dio la vida.

El mejor compositor de la pelota

Nicolás Bruno (@NicoJBruno)

Para los fanáticos de la redonda más que de las cuerdas, jugar al fútbol descomprime, relaja; como la música para el grueso popular. Para los futboleros el mejor compositor, porque no hubo otro deportista o artista teniendo en cuenta nuestra ideología, fue Diego Maradona. Con una sola manifestación logró justificar: el fútbol es arte, el fútbol tiene melodía; el fútbol es música. Fue su forma de expresarse, de revelarse, de vivir.

Una de las principales virtudes que un músico debería tener es la de atrapar, entretener, hacer bailar a su público. Maradona era un músico particular, porque no tocaba ningún instrumento, pero atrapaba la pelota, entretenía a sus seguidores y hacía bailar a sus rivales sólo con la redonda en sus pies. Y la amaba, tanto como un compositor a sus partituras. No es casualidad que la canción preferida del Diez haya sido “Me das cada día más”, de Valeria Lynch. Porque eso era él, sin dudas. Le daba a su gente, su Argentina, la que soñaba e imploraba conseguir aquel campeonato del mundo, cada día más.

Fue Maradona el que aclaró que la pelota no se mancha, la misma que lloró el retiro de su gran amor, del que más la pisó y la cuidó. “Aleluya por el modo que tienes de amar”, susurraba la pelota cada vez que Maradona dejaba en el camino a otro inglés. Aquella pelota pedía por favor que los soldados de la Reina se corrieran, porque quería hacer historia con aquel pibe de rulos que la acompañó desde chiquito y, adelantándose un par de años, le gritó a Peter Reid, al 16, al que lo seguía más de cerca, que no lo frenara: “Please, don´t stop the music”.

Para Valeria Lynch, cantante y amiga de Diego, el segundo gol a Inglaterra fue una pintura, una canción, una escultura, una película, en fin, una obra maestra:

-¿Considerás que el segundo gol de Diego a Inglaterra es una obra de arte?

-¡Claro que sí!, sin dudas es uno de los goles que quedó en la historia de los mundiales, el gol del siglo. Será recordado por siempre porque fue magistral, Diego dejó atrás un tendal de jugadores ingleses para finalmente coronar la jugada con una definición brillante. Pero también por lo que significó el momento para nuestro país, aquel triunfo frente a los ingleses, nada menos.

-¿Cómo interpretás, entonces, aquella expresión artística?

-Fue algo majestuoso, un ejemplo de virtuosismo, de tesón y garra. Diego es un deportista único, tocado por la varita mágica, y en el mundial del 86′ estaba en su apogeo. ¡Brillaba!

Su magnífica jugada ante los ingleses, fue una sutil combinación de talento, actitud y genialidad que culminó en una obra memorable. Logró emocionarnos a todos. Diego estaba angelado, fue un momento antológico ante los ojos del mundo entero que será imposible de olvidar.

-¿Por qué creés que “Me das cada día más”, tu canción, significaba tanto para Diego?

-Maradona siempre fue admirador mío. Venía a verme en mis shows, y escuchaba mis canciones, incluso en la concentración de cara al mundial 86′. En esa época, el tema principal de mi último álbum era “Me das cada día más”, y él amaba esa canción. Por eso, cuando los productores ingleses de la película “Héroes” le preguntaron qué canción querría para la película, Diego pidió que pongan mi tema. Así se convirtió en un himno, una canción que pasó todas las modas, que automáticamente se identifica con la Selección Argentina, con México 86 y, obviamente, con Maradona. Incluso por eso muchos hombres comenzaron a seguirme y ver mis shows.

Es una canción de amor, de amor incondicional, que tiene mucha fuerza, mucha pasión… Y Diego es así: su entrega en la cancha siempre fue incondicional, con la pelota era un astro, lleno de fuerza y pasión.

-¿Cómo era tu relación con Diego y cómo aquella canción cambió tu vida?

-Nos llevamos muy bien, hay una admiración muy grande entre los dos. Yo fui a verlo en la concentración de México 86, canté a pedido de él en un especial que realizó la RAI con los mejores jugadores del mundo, y él vino a muchos de mis shows. Por ejemplo, estuvo presente en el festival de San Remo, Italia, donde fue expresamente a verme a mí. Es el padrino de mi hijo menor, Santiago. Nos une una relación de afecto y admiración, yo creo que es el jugador más grande de todos los tiempos.

“Como un dibujo de Dalí”

Javier Bardoneschi

Marcelo Figueras ha fotografiado e inmortalizado momentos cruciales del deporte nacional durante décadas. A los 75 años, con su gran lucidez y carisma característicos, el prestigioso reportero gráfico recuerda la cobertura que realizó del Mundial México 1986, donde capturó la secuencia del afamado segundo gol de Maradona a los ingleses. A 30 años de aquel histórico partido, Figueras relata sus vivencias y sensaciones durante esa tarde en el Estadio Azteca, y se expresa sobre una de sus obras más reconocidas.

-¿Cómo logra capturar las mejores imágenes?

-Una buena foto es la que puede retratar todo lo sucedido en el partido sin apoyo de un texto. En el círculo de reporteros gráficos se sabe que, al trabajar desde las tribunas en un partido de fútbol, se debe prestar especial atención cuando la pelota pasa la mitad de la cancha. Además, tenés que estudiar y saber sobre el deporte que cubrís. Tenés que poder anticiparte lo mejor que puedas a la jugada. Hay jugadores que uno conoce y sabe qué movimientos pueden llegar a hacer.

-¿Recuerda el Mundial 86?

-Yo trabajaba para la revista El Gráfico en esa época. Éramos un par de reporteros argentinos enviados a México. Cubrimos todos los partidos de la Selección hasta la final. Me acuerdo que teníamos cábalas entre los periodistas. Cuando íbamos a los partidos nos poníamos siempre la misma ropa, las mismas medias, terminamos todos sucios.

-¿Recuerda el partido de cuartos de final?

-Claro, ese día el estadio estaba hasta las pelotas. Haberle ganado a Inglaterra fue muy especial. Era como una revancha para mí. Yo había sido enviado por la revista Gente para cubrir al ejército argentino durante 1983, en plena Guerra de Malvinas, algo no muy agradable. Cuando Maradona hizo el segundo gol se lo grité en la cara a dos ingleses que teníamos detrás.

-A pesar de la euforia logró capturar uno de sus más reconocidos trabajos…

-Esa secuencia pasó a la historia. Son 16 fotos en total. Un trabajo importantísimo, un documento.

-¿Usted sabía lo que se venía cuando Maradona agarró la pelota en mitad de cancha?

-No, Diego era impredecible, y eso es lo más maravilloso del gol. En cada parte de la secuencia parece tener una idea nueva.

-¿Cuál de todas esas fotos le gusta más?

-Obviamente, la más bella de todas es la del gol, cuando empuja la pelota mientras se va cayendo. Es la última pincelada.

-¿Considera a ese gol una expresión artística?

-Por supuesto. Fue una jugada excepcional, con un movimiento fantástico, como un dibujo de Salvador Dalí.

Dibuje, maestro

Nicolás Bruno (@NicoJBruno) y Alvaro Nanton (@Nantonalvaro)

El alcance maradoniano es extraordinario. Comenzó con hinchas de un club, hinchas del fútbol, y terminó como una religión. Maradona en su esplendor fue arte para todos los gustos, para todos los sentidos. Desde escuchar aquel famoso relato de Víctor Hugo como si fuera una partitura del compositor más talentoso, hasta apreciar el talento desparramado aquella tarde calurosa como si fuera la obra del dibujante más inspirado. Maradona era sintonía, inteligencia, elegancia para los ojos y música para los oídos.

Para conmemorar los 30 años del gol de Maradona, Augusto Costhanzo publicó en su cuenta de Twitter (@Costhanzo) una serigrafía con Diego gambeteando ingleses sobre un pentagrama y con la “letra” de Víctor Hugo Morales. En diálogo con El Equipo, el artista explica al artista.

-¿Cómo viviste el “gol del siglo”?

-Mirá, durante Mundial 86 yo tenía 16 años. Fue el primer mundial al cual le presté mucha antención, porque al de España no le di tanta bola. Fue justo ese, muy especial. Iba comprando el Clarín deportivo de la época, El Gráfico, y los tengo todos guardados. Y la verdad es que hace unos años me di cuenta que todo sale mucho mejor cuando dibujo las cosas que a mi me gustan, mis pasiones. Me gusta el cine, la música y el fútbol, y siempre quise asociarlos pero me costaba mucho en lo visual.

-¿Dónde estaba esa dificultad?

-Era difícil relacionarlos porque no había nunca instrumentos con forma redonda, con forma de pelota, por ejemplo. Me faltaba esa vinculación. Le pegué en el palo cuando hice un dibujo de Messi, con sus ojos reemplazados por comandos de PlayStation, y desde ese lugar intento mirar el fútbol, desde otro lado. Esta idea la tenía hace mucho, la de Diego en formato pentagrama.

-Entonces, ¿lo que te movió es tu pasión por Maradona y el arte?

-Sí, primero me inspiró el cine con Héroes, que es una gran película. Es muy meritoria la actitud de los ingleses de no tener miedo de dejar a Diego ahí arriba. Él mismo dice que pudo hacer ese gol por la lealtad inglesa. Volviendo al pentagrama, yo como dibujante no lo había hecho porque tenía poco dibujo. Es más una idea, y a mi me gusta dibujar, por eso era medio vago. Pero ahora la efeméride me apuró.

-Desde el punto de vista artístico, ¿considerás el “gol del siglo” una obra de arte?

-Aquel sí, pero el resto también. Los goles frente a Bélgica, el que le hizo a Grecia en el 94. En realidad sus movimientos me parecen arte. Con su cuerpo en estado me parece de una fineza que no volví a ver, y de un control que me genera la misma sensación que un buen músico. Soy un musico y un futbolista frustado, por eso ando por esos lados. Me parece que tiene vinculación con ese músico al que le sale fácil hacer lo que hace. Diego es un caso especial. A mi me gusta ver videos de él porque es muy lindo estéticamente.

El escenario, un verde césped

Alvaro Nanton @nantonalvaro

Con un nivel muy bajo de actuación, bailó al compás de su propia música. Cantó en su propio idioma y se desenvolvió en el mejor escenario. Jugó como si fuera local y generó más lágrimas que aplausos. Emocionó a la audiencia y se llevó más abrazos que boletos vendidos. El mejor actor, Diego Armando Maradona.

Acelera. Frena y vuelve a arrancar. Da una vuelta y cambia de velocidad mientras conduce la pelota. Esquiva mientras piensa qué seguirá haciendo. Vuelva a gambetear y sigue. Sigue, sigue y no lo pudieron parar.

“Ese ritmo que aplicó Maradona, es el mismo se utiliza en las obras, desde la actuación misma hasta en la conformación de los guiones”, ejemplificó Rubén De La Torre, director de Barrilete Cósmico, una obra que desarrolla la vivencia de unos hinchas junto con sus cábalas.

La obra, con la voz de Víctor Hugo Morales, desarrolla esa pasión y locura que le agrega al fútbol y se diferencia del resto de las artes.

-¿Qué significó para vos ese gol?

-Una locura hermosa. A mi me parece que el fútbol es un juego maravilloso, al igual que el teatro o la actuación, pero creo que a estos le falta esa pasión y locura.

-¿Qué te llevó a hacer Barrilete Cósmico?

-Lo sensible que tenía ese mundial. Yo sigo teniendo intacta esa locura que viví en el 86′. Las críticas a Bilardo, la post guerra de Malvinas, cómo se fueron dando los cruces y justo con Inglaterra. Tuvo un peso muy importante ese gol, contra ese rival y de la forma en que lo hizo.

-¿Cómo surgió la idea de la obra?

-Fue todo muy loco. Saqué una antena que tenía en el techo de mi casa, y cuando la iba a tirar, abrí la puerta y dije: ‘esto tiene que ser el elemento para una obra de teatro’, y así fue. Eso viejo representativo lo asocié con el gol y salió. Primero planteé las cábalas y luego los personajes, y todo fue saliendo. Recibimos un premio y el apoyo de Víctor Hugo Morales, quien participó de la obra, relatando el gol.

-¿Creés que ese gol fue arte?

-Sin dudas. Esos cambios de ritmo que realizó él conduciendo la pelota y eludiendo ingleses, es totalmente aplicable al arte teatral. Es más, yo lo aplico cuando armo los guiones y mismo cuando actúo. Y también se ve en todos los escenarios. Los cambios de tono de voz, la gestualidad los movimientos, la presentación del escenario, el decorado; todo.

-Si son arte las dos, ¿cuál es la diferencia?

-La locura. Esa es la principal. La pasión y lo que genera en los que consumimos fútbol es increíble. Mueve tanto interés que hasta algunos viajan hasta Japón a ver a su club. Se cruzan el mundo. Y es en lo único que Estados Unidos está desprotegido, porque la toca de oído, y muchas veces no lo pueden comprender.

-¿Y creés que está bien que un deporte genere tanto?

-Sí, me parece genial que mueva tanto el fútbol. Lo que sí creo es que ahora está manejando y jugando mucho con la política y a veces se empaña. Pero un negocio siempre fue y lo seguirá siendo.