lunes, octubre 20, 2025
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Broly: el medallista argentino fanático de Dragon Ball

Santiago Oviedo

En las películas de la serie Dragon Ball hay un villano llamado Broly, que generó mucho fanatismo en la audiencia por lo fuerte que era. Tal es así que este año el creador decidió que volviera a aparecer en un nuevo film de la franquicia. Entre los miles de fanáticos se encuentra Mariano Carvajal, quien en honor al personaje, se hizo conocer con ese mismo apodo para practicar la nueva disciplina olímpica: el breaking.

Mariano es un joven de 18 años oriundo de la ciudad rionegrina de General Fernández Oro. Contándolo a él, solo 3 personas realizan ésta actividad en ese lugar. Su pasión comenzó en 2004, cuando vio a su padre, apodado Yovany, dar clases de break dance en un salón frente a su casa. Comenzó a practicarlo y, como tenía condiciones, su padre lo empezó a entrenar.

El breaking es una rama artística y deportiva del Hip-Hop, considerado dentro de esa cultura como uno de sus “cuatro elementos”. Se comenzó a practicar en los 70’s en el barrio neoyorquino del Bronx. Los varones que lo practican se hacen llamar B-Boys, y las mujeres, B-Girls.

Ésta actividad fue incluida en ésta edición por primera vez en la historia de los juegos olímpicos. Así, B-Boy Broly junto a Valeria “B-Girl Vale” González se convirtieron en los primeros representantes argentinos de breaking olímpico. Para participar, Mariano tuvo que pedir faltar por 2 semanas en su escuela.

Vale en la prueba individual femenina quedó en el noveno lugar, sin poder pasar a las finales, mientras que Broly obtuvo el sexto lugar tras haber perdido en los cuartos de final con el francés Martin por 15 a 5.

Hoy, Mariano consiguió junto a la italiana Alessandra “Lexy” Cortesia una nueva medalla plateada en los Juegos Olímpicos de la Juventud en la prueba mixta, tras caer por 13 a 7 con el vietnamita B4 y la japonesa Ram. Pese a haber obtenido una medalla, ésta no suma para sus respectivas delegaciones, ya que la prueba se disputó bajo la bandera olímpica por haber más de una nacionalidad por equipo, sin embargo el logro individual es el mismo.

La inclusión de este deporte en los juegos fue un éxito. Fue la actividad de mayor concurrencia en todo el Parque Urbano. No cabe duda que, con este logro de Mariano, muchos más jóvenes de todo el país comenzarán a prestarle atención a este estilo de baile y a practicarlo, como tantas personas seguidoras de la cultura del hip-hop desean.

Iñaki y Agustina: Ramones en bicicleta

Germán Trucchi

Iñaki Mazza se saca la remera y la revolea al público. Está desaforado. Le cuelgan los auriculares y también los tira. Las clinas ochentosas y enruladas le tocan el cuello desnudo. Iñaki tiene alma de rockstar pero anda en bicicleta y gana medallas de oro. Le muestra al mundo el pecho curtido de cuando se armaba sus propias rampas en Tierra del Fuego.

Agustina Roth hace flamear una bandera argentina y busca a su madre y su hermana que están en el Parque Urbano. Son parte de una multitud que la vio brillar en la pista. La bahiense reafirmó que el título del mundo conseguido en Canadá el año pasado no fue casualidad.

Ya tienen las medallas de oro colgadas y los flashes los siguen por todos lados. Iñaki habla de mente, músculos y espíritu. Son el Ying y el Yang. “Encontramos el equilibrio, nos complementamos”, menciona la Rusita. Iñaki es vegano y pide una comida con carbohidratos y proteínas por las energías gastadas. Agustina quiere hamburguesa, pizza y empanadas.

Van 25 segundos de la última performance de Iñaki. Necesita hacerla perfecta para superar al alemán Evan Brandes. Pedalea hasta una rampa y se queda suspendido en el aire. Agarra con la mano izquierda el manubrio y con la derecha el asiento. Estira las piernas.La gente se hace sentir en el Parque Urbano pero él está con los auriculares puestos. Clic. Clic. Clic. Es la foto de los Juegos. A Iñaki le sobra rock.

Agustina empezó en el BMX como un hobbie. Abandonó el bicicross para concentrarse en la escuela, pero al poco tiempo ya estaba practicando Freestyle en Parque de Mayo, en Bahía Blanca. “Desde el principio vi todo esto y me gustó”, dice la Rusita mientras encoge los hombros ante la pregunta de un periodista. Desde febrero de este año vive en el CENARD. Cuando puede, nombra a Eber Temperan, el entrenador y seleccionador que la llamó para representar al país. “Desde ahí que me lo tomó más profesional”, resalta.

“Somos hippies con bicicleta, unos ramones, aprendiendo a ser atletas de alto rendimiento”declaró Iñaki después de que clasificaran a las finales por equipo. En la prueba definitoria, Iki salió primero de los varones, relegando al alemán Brandes al segundo puesto. La Rusita salió segunda de las mujeres, atrás de la favorita Lessmann. La sumatoria por equipos dio 25 para ambos países, por lo que compartieron la medalla dorada.

La soltura de Iñaki es arriba de la bicicleta y enfrente de los micrófonos. Habla de un proyecto autogestionado en vivo y lo invita al periodista estrella de los Juegos Olímpicos. “Espero que vengas a cubrirlo”, le dice, riéndose. Según le contó a Infobae, el fueguino tiene un propósito: hacer conocido el BMX Freestyle en todo el país. “La idea es construir un espacio cultural para que se desarrollen distintas actividades como los deportes alternativos. Se llama Yanasus Wasi, que significa amigos y hogar en quichua”. Además, quiere armar una rampa gigante en un tráiler para que sea movible, con el objetivo de recorrer escuelas y enseñar lo relacionado al BMX, el cuerpo humano y la alimentación saludable para el deporte.

Iñaki y Agustina ganaron una medalla de oro. Pero consiguieron algo más: la difusión de un deporte que será olímpico en Tokio 2020 por primera vez de manera oficial. Antes de despedirse, Iki pide por el BMX en América Latina.

En la previa de los Juegos de la Juventud, el canal oficial Buenos Aires 2018 le pidió a Agustina que enumere tres deseos. “Tener plata, que sean siempre vacaciones y ser campeona”, respondió. Ya puede tachar uno.

Crédito: Cómite Olímpico Argentino

La joven promesa de Japón que brilló en Buenos Aires

Iván Szyszczak

Tomokazu Harimoto es el nombre del joven talento del tenis de mesa que está en boca de todos, porque además de lograr la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Ya había ganado la dorada en Nankín 2014. Brilla por el desempeño que está consiguiendo con tan solo 15 años de edad, convirtiéndose en la máxima promesa de Japón de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Harimoto era el principal candidato a ganar desde el comienzo de la competición pero no pudo reafirmar así su favoritismo, en la tarde del miércoles, luego de caer en la final por 1-4 (8-11, 11-5, 1-11, 11-13 y 9-11) frente al chino Wang Chuqin, de 18 años. A pesar de que el japonés no pudo conseguir el oro, que era lo que todos los espectadores y seguidores de esta disciplina esperaban, la medalla de plata juvenil se reposó sobre su pecho y la bandera del país asiático flameó en lo más alto del podio, mientras recibía la ovación del público argentino que se acercó a verlo jugar en el estadio de Parque Tecnópolis.

Tomokazu nació el 27 de junio de 2003 en la ciudad japonesa de Sendai, Miyagi. Su padre Zhang Yu, y su madre Zhang Ling, nacidos en China, son exjugadores de tenis de mesa y fueron los que impulsaron a su hijo a la práctica del deporte cuando tenía apenas dos años. La brillantez a su temprana edad sorprende y no dejará de hacerlo. Sus 15 años son el fiel reflejo de que los años poco importan a la hora de la competición, y su aparición en el plano internacional ya es algo concreto. Está octavo en el ránking mundial donde se destaca por su juego ofensivo, técnica y un temple envidiable en sus adversarios de turno que, en su gran mayoría, lo doblegan en edad.

Japón fue quien dio el puntapié inicial en la preparación del juvenil olímpico, ya que acompañó en primer plano su participación en Buenos Aires pensando en los Juegos de Tokio 2020, la principal y máxima aspiración deportiva del país asiático pensando a futuro. “En los Juegos Olímpicos de Tokio, quiero ganar el oro individual y el oro por equipos, pero sé que debo practicar duro y luchar para conseguir la gloria”, aseguró el japonés, que remarcó cuál es su gran objetivo.

La confianza, el entusiasmo y el apoyo que recibe de su país, son los factores fundamentales en su crecimiento, y Harimoto así los hace valer. En 2014, ganó el oro en los Juegos de la Juventud en Nankín y el bronce en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Además, el año pasado se convirtió en el jugador más joven de la historia en conquistar el World Tour de la Federación del Tenis de Mesa (ITTF) al ganar el Abierto de República Checa, y en la Copa Mundial llegó a los cuartos de final donde cayó por 1-4 frente al chino Xu Xin, que se ubica como 2 del mundo.

La confianza, el entusiasmo y el apoyo que recibe de su país, son los factores fundamentales en su crecimiento, y Harimoto así los hace valer. En 2014, ganó el oro en los Juegos de la Juventud en Nankín y el bronce en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Además, el año pasado se convirtió en el jugador más joven de la historia en conquistar el World Tour de la Federación del Tenis de Mesa (ITTF) al ganar el Abierto de República Checa, y en la Copa Mundial llegó a los cuartos de final donde cayó por 1-4 frente al chino Xu Xin, que se ubica como 2 del mundo.

Con 15 años, Tomokazu Harimoto se convirtió en uno de los talentos de este siglo, su nombre se destaca como el fenómeno mundial del deporte, en el cual dejó de ser una promesa para convertirse en una realidad, su talento está presente y tiene todo un futuro por delante, donde se avecina Tokio 2020, en su tierra natal.

Gastón Machín, el bicho que voló a la Primera

Axel Ugarte

Gastón Machín volvió a Argentinos Juniors en 2016, cuando el equipo descendió a la B Nacional, con la intención de intentar ascender a Primera al club que le dio inicio a su carrera como futbolista profesional en 2002, cuando debutó, luego de 12 años en las inferiores.

En ese momento, Machín le dijoa la periodista Florencia Basualdo, del medio partidario Argentinos Pasión, que su retorno al Bicho lo había esperado desde hacía mucho y que había llegado en un buen momento personal por su gran participación y rodaje en Instituto de Córdoba.

El defensor Jonathan Sandoval, actual compañero de Machín en Argentinos, dice que un claro ejemplo de su fanatismo hacia el club es que en su casa Machín tiene varias camisetas usadas por él. El arquero del Bicho Federico Lanzillotta agrega que las camisetas que tiene guardadas son las del debut y el ascenso.

Machín lleva en su brazo el brazalete de capitán con una foto suya gritando el gol que le hizo a San Martín de San Juan en el triunfo 2-0, el 28 de enero en La Paternal.

El autor de la fotografía es Jorge Junes, hincha y fotógrafo oficial de Argentinos Juniors, quien dijo que se siente orgulloso de que lleve una imagen sacada por él y que lo vio desde chiquito, incluso desde antes de debutar. Además, agregó que Machín es un jugador agradecido con los hinchas porque cuando ve una publicación en la que se siente apoyado, trata de comunicarse y agradecer por la muestra de cariño.

El primer ciclo del mediocampista en Argentinos fue desde 2002 hasta 2005, año en que fue vendido a Independiente. Pero su inicio en el Bicho fue en 1991, cuando tenía ocho años y arrancó en las inferiores del club.

Machín es uno de los surgidos del “semillero” que acompañó al Bicho de la B Nacional y que tomó el protagonismo para llevar la cinta de capitán.

El mediocampista lleva más de 150 partidos con la camiseta del conjunto de La Paternal.

Actualmente, Argentinos volvió a integrar jugadores que salieron del Bicho, como Leonardo Pisculichi, quien compartió inferiores junto a Machín.

La medalla codiciada por dos generaciones

Agustín Loza @agustinloza25

María Sol Ordás escribió una de las páginas gloriosas para Argentina en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018. Las aguas de Puerto Madero se vistieron de gala para consagrar a la nicoleña como campeona olímpica en single scull y así desató la euforia entre los seguidores argentinos que alentaron en el Puente de la Mujer, en los distintos puntos de la ciudad porteña o en cualquier parte del país y el mundo frente a un televisor.

Ordás consiguió lo que su padre Damián no pudo lograr en Sidney 2000, como tampoco su madre, Dolores Amaya, quien había participado en la misma disciplina en Atlanta 1996 pero cuatro años después no pudo viajar a tierras australianas justamente porque estaba embarazada de Sol, que llegó al mundo en pleno desarrollo de los primeros Juegos Olímpicos del siglo XXI.

La flamante campeona olímpica nunca fue en contra de su destino y heredó la pasión que sus padres sentían: subir a un remo para representar al país. Obtuvo la hazaña que tanto soñaron sus papás, quienes hace 22 años empezaron a luchar por el anhelo que por fin consiguieron ayer: ganar la medalla dorada.

Otra vez el remo, ese deporte que tantos resultados positivos le dio a la delegación albiceleste en la historia del olimpismo moderno. Lo de Ordás tiene una particularidad: se convirtió en la primera mujer en ganar una presea de oro en un Juego Olímpico. La flamante campeona quiere sacar credenciales para sentarse en la mesa de los grandes, tales como Tranquilo Capozzo y Eduardo Guerrero, campeones olímpicos en Helsinki 1952 en doble remos par sin timonel, o de Alberto Demiddi, el remero argentino más importante de todos los tiempos, quien supo ganar la medalla de bronce en México 1968 y la de plata en Múnich 1972.

Pasaron 46 años para ver a remeros argentinos nuevamente en el podio. El martes fue el día de los jóvenes Felipe Modarelli y Tomás Herrera, quienes fueron terceros en dos remos sin timonel y también estuvieron alentando por Ordás en el dique 3 de Puerto Madero como cualquier hincha argentino.

Por ahora, los deportes acuáticos fueron las estrellas argentinas de los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018. Delfina Pignatiello se adueñó de la medalla de plata en los 800 metros libres y todo el país se emocionó con ella por el fresco recuerdo de su abuela. Luego, todos fueron testigos de cómo la familia Ordás por fin lograba dejar una huella imborrable en la historia del remo argentino después de tantos años de dedicación.

La excelente actuación de los locales en esta disciplina hace soñar con un gran futuro de cara a las siguientes ediciones de los Juegos Olímpicos, pero hay mucho para mejorar, principalmente a nivel dirigencial. No deben dejar que las consagraciones opaquen los malos manejos. No hay dudas: desde abajo, hay chicos que van a remar hasta alcanzar sus sueños, como lo hicieron Ordás, Modarelli y Herrera.

Del agua al cielo

Mariano Sánchez

Delfina Pignatiello fue la segunda nadadora más rápida de los 800 metros libres, lo que le otorgó la medalla de plateada, la segunda de la delegación Argentina en Buenos Aires 2018. La húngara Ajna Kesely se colgó la de oro y Marlene Kahler, representante de Austria, completó el podio. Mientras que Delfina Dini, la otra representante nacional en la final, culminó cuarta.

En los primeros 50 metros, Pignatiello lideraba la prueba, mientras que Dini fue la tercera en tocar la pared. A medida que las brazadas iban sumando metros, la húngara y la argentina ya se habían despegado del pelotón y comenzaron a luchar mano a mano por el primer lugar. Ya en la mitad de la carrera, la diferencia de ambas con su perseguidora más cercana era de 2” 30, que ya no era la cordobesa. En los últimos momentos, Kesely se despegó y logró un cómodo primer lugar en 8’27”60, Pignatiello lo hizo en 8:32.42, Kahler llegó en 8’36” 57 y Dini en 8’ 43” 71.

Gerardo Werthein, presidente del Comité Olímpico Argentino, fue el encargado de repartir los reconocimientos. La primera medalla fue para el tercer puesto, luego fue el turno de la argentina. Cuando la voz encargada de la ceremonia anunció su nombre, los gritos envolvieron el estadio y las lágrimas la cara de Delfina. Ya con la medalla colgando de su cuello, la nadadora mostró su palma de la mano al mundo, la cual tenía la palabra abuela y un corazón. Su emoción y alegría no la abandonaron un segundo y, según afirmó ella, su abuela tampoco.

“Te amamos, Delfi”, gritó una chica desde la tribuna. “Delfi” levanta su mano agitando la bandera argentina mirando al sector de donde sonó el grito y, segundos más tarde, confesó: “Fue un año muy duro, entrene mucho para esto. Hace una semana falleció mi abuela, así que esta carrera fue especialmente para ella”. Mientras suelta estas palabras mirando al cielo, las lágrimas le desbordan los ojos y nadan por la mejilla hasta caer.

Como fue costumbre en estos días de competencia, el natatorio del Parque Olímpico estaba colmado de espectadores. Nadie se quiso mover, la expectativa y el aliento fue grande y constante, aunque esto inquietó a la medallista. “No esperaba que viniera tanta gente, se sintió mucho el apoyo. Sí, voy a aceptar que hubo mucha presión, pero intenté disfrutarlo”, afirmó la deportista de San Isidro en un mano a mano para un programa de televisión.

“No restemos, sumemos a lo que ya tenemos”

Tatiana Milani @TatMilani

Tomás Herrera y Felipe Modarelli venían de consagrarse bicampeones sudamericanos en Chile y de conquistar un histórico octavo lugar en el Campeonato Mundial de Remo Junior de Racice, por lo cual llegaron a Buenos Aires 2018 con una clara chance de conseguir alguna medalla para Argentina.

Siendo favoritos, los atletas empezaron el campeonato con dos lapsos beneficiosos. En la primera carrera se quedaron con el segundo mejor tiempo general (1’35”80) y en la posterior terminaron primeros (1’34”52). Así se clasificaron a la semifinal en el día de hoy donde se metieron a la última posta detrás de la pareja de Uzbekistán con un trayecto de 1’30”68.

Así llegaron a la final como uno de los favoritos a conseguir la primera medalla para nuestro país. Debajo del Puente de la Mujer colapsado de personas, remaron por última vez y recorrieron el dique 3 de Puerto Madero en 1’30”97 quedando a 57 milésimas de la pareja italiana que se consagró con el oro y cerca de los rumanos que terminaron en segundo lugar, pero, sobre todo, dejando atrás a los uzbecos que horas antes los habían superado. Con este tercer lugar no solo consiguieron el bronce, sino que también escribieron su nombre en la historia al posicionarse como los primeros atletas en conseguir una medalla para Argentina en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018.

Sin embargo, no fue el único logro que alcanzaron en esta tercera jornada de competiciones ya que, al terminar la prueba, el periodista Gonzalo Bonadeo para TyC Sports les abrió el micrófono para que ellos le reclamaran al Estado qué cuestiones hacen falta para mejorar la práctica de esta disciplina en el país. “Todo lo que se hizo para los Juegos fue buenísimo, pero no restemos y sumemos a lo que ya tenemos”, contestó Herrera y su compañero afirmó a su lado.

En este último año hubo varias noticias que confirmaban cómo el gobierno, poco a poco, iba a ir desmantelando el programa de becas deportivas para las jóvenes promesas y hasta se habló de una posible venta del Centro de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD). Los atletas saben que esto se aproxima y no quieren perder la oportunidad de estar frente a una cámara de televisión para hacerse escuchar y no dejar que esto quede en la oscuridad.

“El deporte no es solo bueno para nosotros, sino para el país, hay mucha gente contenta en estos momentos complicados para estar contentos. Ahí está la clave”, reflexionó el medallista.

Crédito: @PrensaCOA

Federico Molinari y la importancia del apoyo

Tomás Bottero

Federico Molinari, exgimnasta y especialista en anillas, participó en Londres 2012, donde finalizó en el octavo puesto y consiguió un diploma olímpico. Hoy en día es referente de miles de jóvenes atletas y, con total humildad se encarga de acompañarlos y guiarlos hacia el camino del profesionalismo.

En los últimos días estuve yendo bastante seguido a la Villa Olímpica y a todas las sedes deportivas. Creo que es sumamente importante poder acompañarlos y transmitirles tranquilidad a todos los deportistas para que puedan competir lo mejor posible dentro del contexto de ser local y estar en un Juego Olímpico”, le contó el rosarino a “El Equipo” mientras se disputaban las primeras rondas de gimnasia en el Parque Olímpico de la Juventud.

-¿Te hubiese gustado competir en un Juego Olímpico de la Juventud?

La verdad que sí. Tuve la oportunidad de concurrir a los Juegos Mundiales Juveniles de Rusia 1998, una de las primeras pruebas de lo que hoy son los Juegos Olímpicos de la Juventud. Fue un evento mucho más chico, nada que ver a lo que estamos presenciando en Buenos Aires. Aunque en lo personal y deportivo me sirvió muchísimo, fue una experiencia fabulosa, porque cuando después tuve que competir en los JJOO de Londres 2012, me sentí mucho más cómodo y tranquilo.

La Villa Olímpica, es un mundo paralelo. Los deportistas en sus tiempos libres toman mates, escuchan música, se relacionan con atletas de todo el mundo, entre miles de cosas más. “Tienen que disfrutar lo máximo posible, pero sin olvidarse el motivo por el cual están ahí. Son atletas que están haciendo un camino al profesionalismo y de a poco se tienen que ir adaptando a lo que es el alto rendimiento en todas sus facetas”, opinó el exgimnasta.

Muchas veces se deben tomar decisiones en soledad. Jugársela. A todo o nada. En las finales de anillas en 2012, con el fin de conseguir una medalla, Molinari tomó la decisión de realizar ejecución dificultosa, que le salió mal: “Había hecho una muy buena competencia y me alcanzaba para un séptimo puesto, pero quería una medalla. Si la hacía, y me salía bien, probablemente hubiese llegado al podio. La idea era ir en busca de un logro importante”, recordó. Además agregó: “Cuando me preguntan sobre ese momento, les recomiendo que, ante una situación similar, donde tienen que tomar una decisión y no le pueden consultar a muchas personas, hagan lo que les sienta mejor”.

Mateo Delmastro, de Bariloche al mundo

Fernando Bajo

En la película de Robín Hood de Walt Disney, estrenada en 1973, Lady Marian, una zorra, y Lady Kuck, una gallina, se enfrentaron en un partido de bádminton. Mateo Delmastro recuerda aquel episodio que le llamó la atención.

Delmastro tiene 18 años, nació el 14 de abril del 2000 en Bariloche y se convertirá en el primer argentino en representar al país en bádminton en la historia de los Juegos Olímpicos.

Cuando tenía 7 años Mateo fue a jugar al fútbol, deporte que practicaba mucho de chico, a un gimnasio. Al llegar, él y sus compañeros se encontraron con que el lugar estaba ocupado por dos hombres que estaban disputando un partido de bádminton. A pesar de protestar porque les habían ocupado la cancha, a Mateo le llamó la atención ese encuentro que estaba viendo. Algo se despertó en él. Tiempo después aquellos jugadores se transformaron en sus entrenadores.

Al principio mi familia no entendía mucho que era este deporte”, confesó en una entrevista con el programa radial Boomerang. Actualmente su hermano, Dino, de 22 años, también juega al bádminton.

Mateo triunfó en los Juegos Evita 2014, y en los Juegos Sudamericanos de la Juventud de Santiago 2018, salió quinto. Gracias a sus éxitos deportivos se ganó un lugar en este torneo que se desarrollará en Argentina. Sin embargo, el camino no fue fácil.

Para prepararse para la competencia viajó dos veces a entrenar a España, además este año se vino a vivir al Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CENARD), donde hizo muchos amigos, pero también extraña su lugar de origen. “Lo que más extraño es a mi mamá, y también a mis amigos. Extraño abrir la puerta de mi casa, caminar 200 metros y ver el lago”, confesó el deportista.

Debido a que se mudó a Buenos Aires tuvo que terminar el secundario por internet y también canceló su viaje de egresados porque le quitaba tiempo de preparación para el torneo. Sí, justamente un joven nacido en Bariloche, ciudad que es elegida por la mayoría de los egresados como destino en el último año escolar, no pudo tener su viaje con sus compañeros.

Delmastro actualmente ocupa el puesto número 125 del ranking Mundial Junior, y en una entrevista con Argentina Dorada confesó a qué rivales prefiere evitar: Es muy difícil medirse con los asiáticos, son muy buenos”. Sin embargo, en el grupo C el argentino enfrentará al laosiano Kettiya Keoxay, al salvadoreño Uriel Cartuja Artiga y al irlandés Nhat Nguyen.

El rionegrino reconoce su admiración por el chino Lin Dan, jugador de bádminton que se consagró campeón olímpico en Beijing 2008 y Londres 2012, recalca que le gustó mucho todo lo que logró Manu Ginóbili, a quién describe como “un gran competidor” y sueña con que la gente se acerque a verlo y conozca más el deporte que tanto le gusta.

Esgrima, historia, presente y futuro nacional

Mariano Sánchez

Los juegos olímpicos se realizaron por primera vez en Atenas 1896, desde allí hasta la actualidad, son ocho las competencias que siempre dijeron presente. Esgrima, con la categoría de florete y sable, integran el octágono. Paris 1900, la primera participación argentina. Ámsterdam 1928, la única medalla. Buenos Aires 2018, el futuro.

Del día 1 al 4 de competencia, en el Parque Olímpico, más precisamente en el pabellón África, se realizará la competencia de las espadas en Buenos Aires 2018. Argentina será representada por dos atletas: Matías Ríos, quien relacionó su amor por este deporte con las películas que vio de chico sobre piratas, cumplirá su sueño al chocar los hierros en los terceros Juegos Olímpicos de la Juventud y buscará ganarse una medalla como consiguió en los sudamericanos 2017.

Mientras que, en la categoría de espada, Ignacio Pérez responderá por la celeste y blanca. El último campeón panamericano comenzó a practicar este deporte desde que el fútbol lo aburrió y buscó su pasión en el juego que más le gustaba de chico, las espadas. Con mucha inquietud por su debut en esta competencia, el cordobés posicionó al podio como su meta.

Detrás de estas dos jóvenes promesas del deporte nacional, hay grandes esgrimistas que dejaron su huella en la pista metálica de 15 metros. Eduardo Camet, primer esgrimista argentino que viajó a una competencia olímpica –París 1900-, terminó quinto en espada y, 28 años después, en suelo holandés, la bandera de las dos franjas celestes con el sol que atraviesa la blanca del medio se colgó en el tercer lugar del podio en la categoría de florete por equipos de la mano de Roberto Larraz, Luis Lucchetti, su hermano Héctor, Raúl Anganuzzi y Carmelo Camet.

En este campeonato, los dos esgrimistas, que representarán al país, podrán llenarse de fuerza mirando atrás en la historia recordando los deportistas que marcaron un antes y un después en la esgrima nacional. La actualidad que será futuro para poder, de algún modo, y por un tiempo, dejar la espada para agarrar la pluma y escribir su nombre en la historia del deporte argentino.

De las 74 medallas que consiguió Argentina en toda su historia olímpica, solo una es de esgrima.