jueves, marzo 28, 2024

No hay otras culpables

Por Maximiliano Das

A instancias del VAR, la árbitra neozelandesa Anna-Marie Keighley, sancionó un penal a favor de Italia sin haber transcurrido los primeros diez minutos de juego. El cobro fue correcto y la delantera Cristiana Girelli se encargó de patearlo mientras que, Sydney Schneider hizo el esfuerzo de atajarlo.

Inmediatamente, las jamaicanas se abalanzaron sobre su arquera que les mandaba a que organicen la defensa ya que se avecinaba un córner mientras la jueza escuchaba en su auricular que la portera caribeña se había adelantado. Y, efectivamente, lo había hecho, pero era mínimo. De aquellos que nunca se cobran. Keighley obedeció a sus pares de la cabina de revisión y señaló que se patee nuevamente el tiro penal, el cual, esta vez, Girelli no desaprovechó.

Pero las Reggae Girlz perdieron 5 a 0 y la referí fue la menos culpable.

Las responsables, si se quiere buscar alguna, fueron las mismas jamaicanas. Y Girelli, claro. La diez italiana tuvo su gran tarde mundialista, aquella que esperaba tener ante Australia y Bonansea le quitó la corona. Más allá de sus goles, que fueron tres, la delantera de la Juventus no dejó tranquilas a las centrales caribeñas en ninguno de los 72 minutos que estuvo en cancha.

Aurora Galli, que entró desde el banco promediando el final del partido, se encargó de cerrar la goleada. Primero con un disparo que penetró la red en el ángulo superior derecho de la arquera. Después, quedó mano a mano con Schneider, la esquivó y marcó con el arco a su merced.

Por lo que fueron las mismas Reggae Girlz las mayores responsables. Su orden defensivo, aquel del que Italia algo sabe, fue el principal causante de tres caídas de su valla, porque más que orden fue desorden. De pelota parada solo hubo un gol, pero, además, sufrieron todos los centros de la Azzure, quienes, ni lentas ni perezosas, advirtieron esa falencia y la explotaron todo lo que pudieron.

Entretanto, los ataques del seleccionado jamaicano fueron, por demás, frenéticos. Tanto que no les permitía siquiera a las mediocampistas sumarse a las acciones, lo que dejaba a las delanteras siempre en inferioridad numérica con respecto a la defensa italiana.

Las realidades son alternas: la Azzurre está más que cerca de su primera clasificación a la segunda instancia en un Mundial desde el primero de los organizados por FIFA, en 1991, mientras que las Reggae Girlz, dependerán de que se den muchos resultados para lograr su clasificación a octavos como una de las cuatro mejores terceras selecciones.

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