martes, noviembre 4, 2025
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Coria, la vida en una raqueta

Por Juan Segundo Giles

Cuando una persona piensa “cómo no va a ser bueno si ya nació con una raqueta en la mano”, para referirse a importantes tenistas, no se equivoca. Hijo de un entrenador y fanático del tenis, Guillermo Sebastián Coria tiene fotos durmiendo en la cuna con una raqueta en la mano. Guillermo Coria, cuyo primer nombre hace alusión a Guillermo Vilas, uno de los mejores tenistas argentinos de la historia, dio sus primeros pasos en el tenis desde muy pequeño; tal es así que Oscar Coria, su padre, comenzó a llevarlo al Club Centenario de Venado Tuerto al poco tiempo que había aprendido a caminar. “A los cuatro años jugué mi primer Provincial en Rosario”, recordó el ex tenista en El Gráfico. Era tan grande el arraigo que tenía el niño por el tenis que su madre Graciela debía decorarle las tortas de su cumpleaños con temáticas relacionadas a dicho deporte.

Esa misma devoción que tenía el nacido en la localidad de Rufino, Santa Fe, por el tenis le generó algunos episodios muy amargos, como fue el caso de perderse muchos cumpleaños de 15 de sus amigas, decidir no irse de viaje de egresados a Bariloche por ir a una gira por América del Norte, irse a vivir solo a los Estados Unidos con 13 años, o tener que arreglárselas con 50 dólares por semana, entre otros disgustos. “Íbamos a competir a Europa y, como no tenía para pagar el hotel, me colaba en las habitaciones de mis compañeros sin que se dieran cuenta en la recepción; tenía una de esas colchonetitas para yoga y dormía en el piso”, confesó Coria en La Nación.

Todos estos problemas por los que tuvo que pasar el “Mago” Coria, apodado así por el periodista del diario La Nación Alfredo Bernardi luego de que el tenista ganara Roland Garros juvenil en 1999, debido a la facilidad que tenía para tirar drops y hacer “algo” diferente, marcaron en él una personalidad muy distante y tímida, poco demostrativa, responsable, disciplinada y obsesiva, que se vio reflejada en su carrera profesional con el correr de los años. “Yo sabía que si no tenía disciplina, orden y mucho sacrificio, con las desventajas que daba físicamente, era muy difícil poder triunfar”, remarcó en el programa El Buscador. Era un tenista, dicho por sus propias palabras, malhumorado, de gran carácter y muy frontal, que lo buscaban y lo encontraban fácilmente, y no disimulaba nada. Carácter que le generó fuertes enfrentamientos con algunos colegas, como fue el caso de la mala relación que compartió con Gastón Gaudio, argentino contemporáneo a Coria, durante su carrera profesional; la relación estaba lejos de ser amistosa y el episodio de mayor tensión tuvo lugar luego del cruce de semifinales en el ATP Masters Series de Hamburgo 2003, donde el propio Gastón Gaudio reconoció que hubo un par de golpes en el vestuario.

Dentro de la cancha, el ex número 3 del ranking mundial de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) se caracterizaba por ser uno de los mejores tenistas sobre tierra batida de comienzos del siglo XX, previo a la notable aparición del tenista español Rafael Nadal. El juego del santafesino estaba caracterizado por tener una derecha que hacía mucho daño a los rivales, un destacado revés a dos manos, una de las mejores devoluciones del circuito – aún es el jugador más efectivo a la hora de ganar puntos con la devolución del primer servicio (36,05%) en todo el mundo, de acuerdo a los registros oficiales de la ATP- y ser muy físico. Además, disfrutaba hacer correr a su rival de turno y los puntos largos le sentían bien, poseía una aguerrida defensa que la convertía en un mejor contraataque, utilizaba mucho el “drop shot” para mover a sus rivales, se sentía más cómodo jugando en la línea de fondo que en la red, estudiaba mucho a sus contrincantes, no daba ningún punto por perdido y tenía una gran movilidad durante los partidos.

Todas esas características le permitieron obtener nueve títulos a nivel ATP, el ATP Masters Series de Hamburgo en 2003 y el de Monte Carlo en 2004, entre los más destacados; jugar once finales, cinco de ATP Masters Series y una de Grand Slam; disputar tres Tennis Masters Cup, y alcanzar el tercer lugar en el ranking ATP, entre otros logros.

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Sin embargo, en la carrera del argentino no todo fue color de rosa. Más allá de los problemas que tuvo que sortear en sus primeros pasos como tenista, la vida deportiva del criado en Venado Tuerto tuvo muchas piedras en el camino.

En el año 2001, cuando parecía ser el año de su despegue, ya que a comienzos del mismo había logrado su primer título ATP en Viña del Mar y había entrado entre los mejores 25 tenistas del circuito; la ATP lo sancionó por siete meses de inactividad luego de dar positivo en un control antidoping por nandrolona, producto de haber consumido un complejo vitamínico contaminado. Cabe destacar que, unos años después, el damnificado le hizo un juicio a la empresa que había fabricado los suplementos, Universal Nutrition, y, luego de cinco años de idas y vueltas, pudo demostrar su inocencia y ambas partes llegaron a un acuerdo económico que nunca fue divulgado.

Tres años más tarde, en el 2004, se produjo una de las derrotas más resonantes del argentino al caer en la final de Roland Garros ante su compatriota Gastón Gaudio. El partido había comenzado con un aplastante 6-0 6-3 a su favor en el estadio Philippe Chatrier, cancha central de dicho Grand Slam, pero debido a que sufrió una serie de calambres, sumado a que Gaudio aumentó su nivel de juego, su rival logró invertir el marcador y vencerlo 0-6, 3-6, 6-4, 6-1 y 8-6, en una histórica final en donde, además, Coria desperdició dos puntos para partido. “Mi único temor era acalambrarme, yo me veía con ventaja desde lo tenístico y confiaba en mí, pero me pasó lo que temía”. Pese a esto, el fatídico año para el argentino no había llegado a su fin y venía lo peor, semanas más tarde, el “Mago” tuvo que someterse a una operación, debido a una lesión en el hombro derecho, que lo marginó cuatro meses de las canchas y le impidió participar de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

Luego de estos desafortunados episodios, producto de una gran pérdida de confianza que sufrió consigo mismo y con su saque –llegó a ser uno de los mayores tenistas con dobles faltas dentro del circuito en el año 2006-; sumado a la aparición de Rafael Nadal, quien le ganó las tres finales que disputaron en 2005 y comenzó a ser el dominador de la superficie que a él más lo destacaba (tierra batida), Coria nunca pudo volver a jugar de la misma manera que a comienzos de su carrera profesional.

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Ahora bien, nadie sabe qué hubiera sido de la vida de este exitoso tenista si en lugar de inclinarse por el tenis, hubiera elegido otro camino, el fútbol. El hincha y fanático reconocido de River Plate señaló en varias ocasiones que desde que tiene memoria tanto el tenis como el fútbol lo apasionan demasiado y que hasta llegó a estar en una difícil decisión sobre qué deporte seguir cuando tenía 13 años, pero que a la hora de elegir hubo dos hechos que desequilibraron la balanza en favor del tenis: “En un partido en Venado Tuerto quedamos eliminados porque me erré un gol –el arquero le atajó el remate-, y en otro un compañero se hizo expulsar y automáticamente pensé ´Yo quiero depender de mí mismo´” mencionó en una entrevista con Gonzalo Bonadeo.

Pero, pese a no haber elegido al fútbol, la llama de la pasión por River Plate nunca se apagó; cuando firmó su primer contrato con Adidas a los 16 años, el adolescente le pidió a la marca si podía comenzar a vestirse con su ropa en Wimbledon, el próximo torneo, ya que los colores de la remera que debía usar para la competición que se estaba desarrollando en ese momento eran azul y amarillo, colores que se identificaban con su máximo rival, Boca Juniors.

En la actualidad, desde su retiro, el ex tenista trata de viajar y seguir a todos lados al “Millonario” y hasta tiene su propio palco en el Monumental. Además, reconoció que hizo mucha fuerza para que jugadores como Javier Pinola, su amigo, Ignacio Scocco o Leonel Vangioni pudieran llegar al equipo de Núñez.

Por otro lado, es admirador de Marcelo Gallardo, actual técnico de River Plate: “Tengo un póster de Gallardo firmado hace un montón de años, es uno de mis ídolos desde chiquito, y tener una relación de amistad con él es una gran satisfacción”, manifestó en El Equipo. Además, agregó que lo conoce desde que jugaba en Argentina, pero que fortalecieron más la relación cuando el futbolista jugaba en Mónaco, Francia.

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Años atrás, previo a ocupar un cargo como dirigente de la Asociación Argentina de Tenis (AAT), Guillermo Coria estuvo viajando al interior del país y recorriendo los clubes de tenis para observar el desarrollo de los y las tenistas de entre 8 y 10 años bajo el programa “Gen10s”, un proyecto de formación de menores organizado por la Asociación Argentina de Tenis y la Federación Internacional de Tenis (ITF).

En la actualidad, el tenista que formó parte de “La Legión” –término utilizado para referirse a los tenistas nacidos entre 1975 y 1984, desde Franco Squillari a Juan Mónaco- ocupa un cargo en el área de Desarrollo, ya que es el Secretario de Interior de la Asociación Argentina de Tenis: “Me gusta transmitirle a los chicos que traten de disfrutar el buen momento también, que no se queden solo con los malos. Hay que estar cerca de ellos, a través de la contención y el asesoramiento”, remarcó.

The Last Shot, el fin de una era

Por Joaquín Cirigliano

Con el final de The Last Dance, la serie documental sobre Michael Jordan y los Chicago Bulls de los 90, vimos en un compacto de 10 episodios todo lo que fue esta dinastía, los mejores y peores momentos. Quedó demostrada la grandeza de este equipo y de Jordan en particular por encima de todo, pero todo tiene un final, y este es uno de los mejores: The Last Shot.

Casi 20.000 personas fueron testigos del sexto y último partido de la serie entre Chicago Bulls y Utah Jazz por las finales de la NBA de 1998. La llave iba 3-2 a favor de los de Michael Jordan, el encuentro, 86-83 para el Jazz, comandado por John Stockton y Karl Malone. Si los visitantes ganaban eran campeones de la NBA por sexta vez en ocho años y por tercera consecutiva. El Delta Center estaba encendido porque los locales se iban por cinco a falta de 50 segundos, pero Su Majestad tenía otros planes.

Bandeja de El 23 y quedaban 0.37 en el reloj con el marcador 86-85 para los de Salt Lake City. El base de Utah, Stockton, toma la ofensiva y sube la pelota orientándose hacia el lado izquierdo de la cancha. En el poste bajo, del mismo lado que John, esperaba el pivot Karl Malone, peleando la posición con Dennis Rodman, estrella defensiva del momento. Mailman estaba tan enfocado en el Gusano, con quien había pasado todo el partido peleando, que olvidó quien estaba del otro lado de la pintura.

Cuando Stock puso la pelota en el poste para que Malone lo juegue con 15 segundos restantes en la posesión, Jordan estaba esperando en el lado débil, porque él ya sabía qué jugada iban a hacer. Cuando recibió el pivot, totalmente concentrado en Rodman, olvidó por completo que había cuatro defensores más en la cancha, apenas tomó la pelota, Mike desde atrás metió un manotazo decidido a convertirse en el robo crucial del partido y consiguió sorprender, una vez más, a todos, pero principalmente a Malone.

Cuando Jordan controló la pelota, con pocos segundos de partido, todo los de Chicago sabían qué iba a ser de esa última ofensiva, la que culminaría tantos años de trabajo e intentaría cerrar de la mejor manera, con el segundo tricampeonato, lo que ya se venía previendo: The Last Dance, es decir, la última vez que los todopoderosos Bulls iban a intimidar a cualquier equipo que se les parase en frente, al menos con ese plantel.

Steve Kerr, Toni Kukoc, Scottie Pippen y Dennis Rodman acompañaban en la ofensiva a Michael, aunque no iban a ser muy trascendentes en la acción, y ya lo sabían, porque, The Last Shot, era de Mike.

Su Majestad tomó el ataque por completo y se colocó en los 45 grados del perímetro, en la izquierda, con un pique de balón decidido y tan relajado que asustaba, tenía solo una idea fija: anotar como fuera. En frente suyo, Bryon Russell, quien se plantó frente a Jordan como un gran defensor, con una seguridad respetable para tratar con quien estaba tratando y en el momento en que lo hacía.

Russell se paró ante él, se arremangó el short como diciendo “te voy a defender de verdad”, estiró los brazos para, como se enseña en las categorías formativas, parecer más largo y rápidamente puso su antebrazo derecho firme en la icónica camiseta 23 roja de Jordan.

The G.O.A.T en en ese momento, cubrió la pelota con el cuerpo como si tuviera que proteger a su familia, bajó el centro de gravedad y aceleró el ritmo. El 3 de los Utah Jazz lo acompaña correctamente, eso alcanzaría con cualquier jugador, pero Michel empezó a atacar hacia el aro, Russell a toda marcha intentó no perderlo, pero Jordan lo dejó sin posibilidades con un freno repentino cambiando de mano a mitad de camino de la linea de triple y la de tiros libres.

Bryon, por pura inercia, siguió de largo hasta desplomarse en el suelo, y sin oposición alguna, Mike apoyó sus Air Jordan 14 en el parqué, levantó la pelota por encima de su cabeza, saltó y lanzó, la pelota viajó y se despidió por última vez de las manos de Jordan como Bull de la mejor manera, la naranja concluyó una parábola perfecta en cuanto a tiros de básquet se refiere y entró sin dar vueltas al aro, peinó la red y a 5 segundos del final, los Chicago Bulls se ponían 87-86 frente al local.

La fanaticada del Jazz pasó del grito típico de “defense” a un silencio lapidario en milésimas, solo se podían percibir algunos brazos arriba y cuerpos eufóricos que eran de hinchas de los visitantes que acompañaron al equipo y recorrieron más de 2300 kilómetros para ser testigos visuales de la victoria de los dirigidos por Phil Jackson, ya que efectivamente los locales no pudieron anotar en sus últimos segundos y terminaron de coronar por sexta y última vez a Jordan y compañía.

De esta forma culminó un proyecto de más de 10 años, pasando de ser la histórica franquicia fracaso a entrar a Playoffs con la llegada de Jordan, peleando títulos cuando el General Mánager de la franquicia, Jerry Krause, sumó a Phil Jackson y Scottie Pippen, y terminando de coronarse con la llegada de Dennis Rodman. Pasaron de balances de temporada con menos de 30 partidos ganados hasta llegar a un récord de 72 victorias y apenas 10 derrotas, segundo mejor en la historia de la liga, y durante la temporada 97-98 ya sabían que ese era su último año como conjunto, y lo cerraron de la mejor manera, con el último baile, el último tiro y el último anillo.

El primer tricampeón: a 50 años de la hazaña pincharrata

Por Lucas Valenzuela

Estudiantes de La Plata se coronó tricampeón de América luego de obtener por tercera vez consecutiva la Copa Libertadores un 27 de mayo de 1970, al vencer a Peñarol de Uruguay por 1 a 0 en el global.

En aquellos tiempos, el vigente campeón de la copa se aseguraba iniciar el torneo del próximo año en semifinales. Así fue como Estudiantes comenzó su camino hacia un nuevo título: el rival era River.

El primer duelo entre ambos se disputó en el Monumental, el conjunto de Nuñez con Ángel Amadeo Labruna en el banco, venía con el sabor de la victoria al haber eliminado a Boca en la segunda ronda. Sin sobresaltos, Estudiantes liderado por Osvaldo Zubeldía, se llevó el triunfo por 1 a 0 con gol de Juan Ramón Verón a los siete minutos del segundo tiempo.

La revancha no cambió en absoluto, a pesar de que Oscar Pinino Mas abrió el marcador para River al inicio del complemento, el Pincha lo empató dos minutos después con gol de Jorge Solari. A un paso de otra final, Verón y Juan Echecopar sentenciaron el partido 3 a 1.

Zubeldía transformó la mirada de muchos, terminó con la hegemonía de los clubes grandes y motivó a los más chicos a dar pelear hasta el final. Desde 1967 en adelante, se emparejaron mucho los títulos locales y los denominados “cinco grandes”, sufrieron de las inyecciones anímicas del resto. Importó conocimiento del fútbol europeo y lo trasladó a la Argentina.

El 21 de mayo de 1970 se disputó el partido de ida entre Estudiantes y Peñarol en la 1 y 57. El equipo uruguayo venía de levantar tres copas Libertadores en los años 1960, 1961 y 1966, pero con figuras como Néstor Errea, Carlos Bilardo y Verón, el Pincha ganó 1 a 0 con gol de Néstor Togneri sobre el final del encuentro.

El partido de vuelta se jugó en el Estadio Centenario de Uruguay el 27 de mayo con más de 50 mil hinchas en la cancha, un terreno en el cual Estudiantes supo gritar campeón en 1968 frente al Palmeiras y, además, venció a Nacional en la primera final de 1969. El Carbonero contó con muchos juveniles, y con la experiencia de los jugadores pincharratas demostraron una vez más su templanza e inteligencia para afrontar el compromiso. El resultado terminó 0 a 0 y el conjunto argentino se convirtió en el primer equipo en lograr tres títulos de forma seguida.

Errea; Pagnanini, Spadaro, Togneri y Medina; Bilardo, Pachamé y Solari; Echecopar, Conigliaro y Verón fueron los 11 elegidos por el técnico para hacer historia. Malbernat, futbolista de ese plantel, declaró: “Zubeldía acabó con todos y luego todos nos copiaron. Acabó con el lirismo y con los entrenadores que sólo decían triangulá”. El entrenador recibió muchas críticas a lo largo de su carrera, pero confesó que “los que hablan mal son los mismos que durante la semana lo único que hacen es un partido entre la Reserva y Primera”.

Estudiantes en los cuatro partidos disputados en la copa de 1970: recibió un gol en contra, ganó tres partidos con cinco goles, y solo obtuvo un empate.

Héctor Baldassi: “Empecé una profesión que no me gustaba y terminé dirigiendo un Mundial”

Por Iván Ezequiel García

Héctor Coneja Baldassi es considerado uno de los mejores árbitros de la historia del fútbol argentino. Se destaca por haber dirigido 18 Superclásicos y acontecimientos internacionales como el Mundial de 2010, finales de Copas Libertadores, Copas América, entre otros.

– ¿Por qué te dicen Coneja?

– (Se ríe) A los cinco años, cuando iba al jardín, llevaba una bolsita con los útiles, mi mamá le puso un aplique de un conejo y cuando esperaba el colectivo me decían: ‘Ahí va la coneja’, y así quedó.

Nació el 5 de enero de 1966, en Río Ceballos, Provincia de Córdoba. En la adolescencia tenía un amigo que estaba estudiando arbitraje y le insistía para que cursaran juntos, pero al principio no quería saber del tema: “Veía cuando lo insultaban y le escupían, yo no quería eso para mí”. Hasta que un día, su amigo le dijo que ya lo había anotado y que debía presentarse en la Escuela de Árbitros. “Sinceramente fui para no decepcionarlo, no estaba entusiasmado”, cuenta, pero el tiempo cambió rápido su pensamiento.

Baldassi, de 51 años, recuerda que cuando comenzó las prácticas encontró su vocación. Su primer partido fue en el 1991, Estudiantes de Buenos Aires recibió a Los Andes y considera que fue el “puntapié” a una gran carrera.

Muchos futboleros se preguntan si será difícil dirigir partidos de gran magnitud, como lo son los River-Boca. Baldassi es el hombre correcto para contestar esa pregunta, fue el encargado de impartir justicia en 18 superclásicos, pero hubo uno que lo marcó: “Los tomé a todos como mucha responsabilidad, pero el del 2004 fue bastante difícil, por la previa que se generó”. Él tenía todo el tiempo una idea en la cabeza: si hacía las cosas bien en ese partido podía ser bien visto en todo el mundo. Y así sucedió. Luego de ese encuentro, le tocó dirigir la Copa América del mismo año, la final de la Copa Libertadores y los Juegos Olímpicos en el 2008 y el Mundial de Sudáfrica 2010.

El clásico rosarino, fue el otro derby que la Coneja disfrutaba dirigir, por el color, el ambiente y la pasión que le ponen los hinchas. Eso lo llevaba a hacer su trabajo con alegría y a la vez se divertía con los protagonistas: “En una jugada dividida, Schiavi y el Kily González van al piso a disputar la pelota y chocan entre ellos. Inmediatamente fui a la jugada y les dije: ‘No se toquen chicas, no se toquen’, ellos se rieron, se dieron un mini abrazo y todo siguió”. Esos gestos le ayudaron a tener un acercamiento con los jugadores y que los partidos fueran más fluidos.

La carrera de Baldassi transcurría y él constituía buenos vínculos con los hinchas. “Al principio, me decían vos sos hincha de este y del otro, después fue cambiando y es hasta el día de hoy que me paran para sacarse alguna foto o algún autógrafo”, comenta con felicidad que eso es resultado de que dejó buenas cosas en cada club que le tocó dirigir.

Su trato con los futbolistas era distendido: hablaba mucho, se reía y hacía chistes. En la actualidad sigue teniendo vínculos con algunos de ellos. Declara que el arbitraje está visto como los “anti-fútbol” y que eso es un error conceptual. “No por nada, jugadores de la talla de Ortega, Palermo, Bataglia o los Milito me invitaron a sus despedidas”, comenta sonriente.

El Mundial de 2010 fue la primera y única Copa del Mundo que le tocó dirigir: “Era el único sueño que me faltaba cumplir”. Un total de cuatro partidos, el primero fue el encuentro entre Ghana y Serbia, cobró un penal a favor de los africanos a falta de cuatro minutos, fue una jugada difícil de verla –lo aclara- y que por suerte no se equivocó. Los octavos de final fue su último partido en el torneo, España contra Portugal, de ese encuentro se llevó muchas cosas, entre ellas una anécdota y una camiseta: “Hubo un tiro libre para Portugal, cuando voy a marcar la distancia de la barrera española, le pregunto a Cristiano (Ronaldo) si le iba a pegar al arco, me miró con cara de qué te importa, me reía por dentro mío, lo hacía para adelantarme a la jugada”. En aquel entonces, expulsó al portugués Ricardo Costa, quien luego se acercó al vestuario, le pidió disculpas y le regaló su camiseta.

El arbitraje le permitió tener lindos momentos, viajes, buenos y malos partidos, pero como amante del fútbol, no sólo se preocupaba en ver si fue falta o si era de amarilla o de roja o si era penal, sino también el buen juego de algunos jugadores. “Ronaldinho fue alguien que admiré mucho, me sentía identificado porque él jugaba a la pelota con mucha alegría y se lo contagiaba al resto”, dice y agrega: “De nuestro fútbol, Guillermo Barros Schelotto era el que me gustaba porque era muy pícaro para jugar, además de que jugaba bien, sacaba de contexto a los rivales”.

El ex árbitro que desde hace una hora concede una entrevista por videollamada eligió un espacio de la casa muy futbolero: detrás de él se observa una vitrina que exhibe muchos objetos preciados de su carrera, camisetas que utilizó y también regalos de los jugadores y la pelota del Mundial que dirigió, pero muestra algo muy importante que está en una caja, es la medalla de la final de la Copa Libertadores del 2008, entre Fluminense y Liga de Quito: “Fue un partido especial, este es un lindo recuerdo”.

 

Héctor Baldassi se retiró en 2011. Actualmente se ocupa de ser uno de los encargados de asignar a los árbitros en las competencias CONMEBOL. Y además es diputado nacional de la Provincia de Córdoba, fue electo dos veces y valora el apoyo que le dan: “Soy agradecido a la gente cordobesa porque sigue confiando en mi trabajo y en mi honestidad”.

Los hinchas en Vietnam, con barbijo y distancia social

Por Matías Cavallero

La pandemia cambió los hábitos y las costumbres. Falta mucho para que el ritual de los futboleros vuelva a producirse: la llegada en manada de los fanáticos a las canchas, los cánticos y las banderas, y el agolpamiento que suponen las tribunas de los estadios del deporte rey argentino, casi sin asientos en muchos establecimientos deportivos. El olor del choripan y de la hamburguesa en los entretiempos, y los gritos de gol –o de angustia- cuando nuestro equipo recibe o sufre un tanto, van a tener que esperar.

Algunos especialistas se animan a advertir la imposibilidad de que haya público en los partidos hasta la aparición de una vacuna para el coronavirus, que se espera entre octubre de este año y marzo de 2021. Otros, como el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, son más optimistas. Y mientras el fútbol aguarda su reanudación para la segunda mitad de 2020 en Argentina, en otros países ya empezó a rodar la pelota. 

Buena parte de las ligas europeas –incluida la Bundesliga alemana- volvieron al ruedo o lo harán en las próximas tres semanas. En América, la pionera fue la liga costarricense, que retomó las actividades profesionales con menos de mil contagios de COVID-19 en su territorio y un protocolo estricto. El torneo de Nicaragua consagró a Real Estelí como campeón, pero aquella competencia se había disputado sin suspensiones. Sin embargo, algunas competiciones locales comienzan a recibir público en las tribunas. 

En el Viejo Continente, el puntapié lo dio Islas Feroe, una pequeña isla de apenas 50.000 habitantes con un fútbol humilde y apenas diez equipos en su liga. Proclamado como el primer país “libre de coronavirus” en Europa, tras afrontar apenas 187 infectados ya recuperados, puede albergar hasta 100 personas durante los cotejos. A medida que el tiempo pase, aquella capacidad irá en aumento. De todos modos, la sorpresa se produjo en Asia, epicentro del comienzo del virus. En uno de los países fronterizos con China la gente asiste a los estadios en masa, pero con distanciamiento social. En Vietnam, parece haber llegado el fútbol del futuro. ¿Cómo lo hicieron?

Ocurre que el país del sudeste asiático, con una historia muy particular, prestó atención a la información poco detallada que llegaba desde China apenas la enfermedad comenzaba a propagarse. Gobernado por el Partido Comunista, a principios de enero decidieron hacer obligatorio el uso de barbijo para toda la población, a instancias de la primera determinación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Rápidamente, se decretó el cierre de fronteras, el rastreo de contactos y la cuarentena en distintos puntos clave. Cuando la misma se dispuso, la pandemia estaba lejos de establecerse como tal y los casos no llegaban al millar en China. La velocidad a la hora de la toma de decisiones tuvo como consecuencia apenas 325 infectados y ningún muerto, en una población de casi 100 millones de personas.

Adentrados en la “nueva normalidad”, la vida no dista mucho de lo que era antes del COVID-19. Con fuertes precauciones, el fútbol volvió a jugarse. El 23 de mayo, el Nam Định enfrentó al HAGL por la Copa de Vietnam. La coyuntura positiva permitió que se pusieran a la venta 10.000 entradas para los fanáticos, que acabaron agotadas tras una jornada caótica en las boleterías. Las autoridades dispusieron la separación de hinchas locales y visitantes en diferentes tribunas, en las que debían atenerse al distanciamiento social. Salvo en un sector, la pasión pudo más. Ni un metro ni dos: todos juntos. Con un cumplimiento de protocolo, ¿modelo para exportar?

“Es una herida que nunca se va”

Por Pedro Duffau, Leandro Gambino y Marcelo López Aspuru

Claudio Vivas fue el ayudante de campo de Marcelo Bielsa en la dirección técnica de Argentina en el Mundial 2002, en el que el conjunto nacional quedó eliminado en primera ronda. Luego de estar muchos años en ese rol, su primer equipo como entrenador fue Argentinos Juniors en 2009 y actualmente dirige al Bolívar de Bolivia. Después de haber pasado por esa experiencia no grata con la Selección en Corea y Japón, recuerda y analiza a la distancia sus vivencias y sensaciones de aquel Mundial.

¿Cuánto tardaste en asimilar el golpe de la eliminación?

-Es una herida que nunca se va. En lo deportivo es algo que te queda marcado. A uno particularmente en el fútbol te puede ir bien, mal o regular, pero bueno esta situación no estaba en nuestros planes y que básicamente habíamos demostrado tener un equipo muy competitivo y que estaba a la altura para llegar lejos en el Mundial. La anécdota es que quedamos afuera en primera fase y el dolor permanece cada vez que viene el recuerdo. Pero bueno hay cosas más importantes en la vida y hay que saber diferenciar. En el deporte, es algo que te queda para siempre.

En una entrevista hace un mes en la radio 94.7, contaste que luego del Mundial volvieron a ver todos los partidos para analizarlos nuevamente. ¿A qué conclusión llegaron? ¿Qué encontraron al verlos nuevamente?

-Después de analizar el partido, muchas veces y más de la cuenta, la conclusión fue que nuestro mejor encuentro fue el tercero contra Suecia y en un mundial donde hay pocos partidos tenés que tratar de ganar el primero (contra Nigeria) y nosotros lo hicimos.  Pero en el segundo encuentro contra Inglaterra era clave para las aspiraciones nuestras y terminamos perdiendo un partido muy parejo y equilibrado. Quizás en el primer tiempo jugamos mucho mejor pero no alcanzó para poder sumar un buen resultado. No hay muchas cosas para sumar. Simplemente, el equipo estuvo a la altura, pero no fue suficiente porque el empate no nos sirvió, no alcanzó y lamentamos la salida prematura del mundial.

¿Cuánto afectó a lo que tenían planeado la lesión de Roberto Ayala en la previa al primer partido contra Nigeria?

-Lo que modificó fue un poco la organización que nosotros habíamos tenido en la previa al partido inaugural. Fue totalmente variable porque tuvimos que modificar con dos cambios. Placente ingresó de central izquierdo, un puesto que él conocía pero nosotros lo habíamos llevado en reemplazo de Juan Pablo Sorin (lateral izquierdo) en caso de que fuese necesario. También manejábamos la opción del Kily González, Sorin y Placente en el mismo puesto. Pero bueno, Diego (Placente) tuvo que jugar de central izquierdo, Samuel pasó a jugar por el centro y Pochettino jugó de central derecho en esa línea de tres. Fue muy sorpresiva la lesión porque fue en la entrada en calor. Fue muy rápido y muy repentino. A nivel de FIFA es complicado porque hay que informar a muchas áreas. Pudimos hablar muy poco con Roberto y el jugador que ingresó de titular tuvo que acelerar la entrada en calor porque normalmente los suplentes realizan la entrada en calor pero no al ritmo que la hacen los titulares. Así que fue importante la baja porque además se modificó el capitán y Ayala en la cancha era un líder muy importante.

¿Te hubiera gustado jugar otro tipo de amistosos preparatorios para el Mundial?

-Sí, lo ideal hubiera sido lo que nosotros propusimos que era jugar amistosos contra equipos que jueguen parecido y tengan el mismo esquema de juego a los de nuestra zona. Sobre todo para preparar bien la fase inicial. Los amistosos que pudimos hacer con los equipos de la Primera División de Japón no tenían ese diseño que nosotros queríamos. Pero bueno es una anécdota y simplemente sirve por si te vuelve a pasar nuevamente. Es fundamental jugar dos o tres amistosos internacionales antes de un Mundial.

-¿Qué te dejó trabajar con Marcelo Bielsa?

-Me dejó primero un aprendizaje muy importante, el haber estado 16 años hace que uno tenga la posibilidad también de poder trabajar por su cuenta, pero básicamente es un agradecimiento eterno, porque es una persona que me dio todo y que me ayudó a crecer en el conocimiento, tanto en lo deportivo como en lo profesional.

“Saja y Milito me llenaron de conocimientos”

Por Pedro Ledesma

“El haber sido premiado como el mejor jugador de la temporada 2018 con Universidad Católica fue lindo”, expresó el futbolista argentino Luciano Aued en una videoconferencia desde Santiago de Chile con estudiantes de Deportea. Sin embargo, aclaró que no le interesa ser “ni la figura ni la estrella, sino poner lo mío para ayudar al equipo”.

“Este premio lo obtuve por la continuidad, la perseverancia y el esfuerzo”, aseguró el nacido en La Plata, alguien que deja todo en la cancha y que por esta razón logró la valoración que conquistó Chile, aunque admitió que le ha costado mucho que se reconozca su carrera.

Cuando llegó al equipo chileno en el 2017 le fue muy complicado adaptarse y encontrar su posición, pero luego se sintió cómodo como volante interno, iniciando las acciones de gol, presionando, llegando al arco rival y pateando los penales, como el buen referente que es las dos últimas temporadas. Comparó al fútbol chileno con el argentino y saca la conclusión de que se le haría muy difícil jugar en la misma posición, ya que en Argentina el juego se desarrolla con mucha más presión en esa zona de la cancha.

Además, quien también debutó en 2007 con Gimnasia y Esgrima La Plata, dió su opinión sobre la crisis social dada en Chile en el 2019: “Me parece positiva para el país, ya que en mi caso llegué con mi familia y fuimos a los mejores lugares, a los más lindos, pero cuando uno ve el otro lado de la situación, en donde el 85 por ciento del país afronta otros problemas, te das cuenta de que estas protestas ayudan para que los que menos tienen luchen por sus derechos”.

En relación con Universidad Católica y la crisis social, Aued hizo referencia al bicampeonato obtenido en el 2019 que fue festejado pero no de una forma muy especial, ya que faltaban 6 fechas por jugarse, pero al estar a 13 puntos de diferencia del segundo, todos los equipos de la primera división entendieron el contexto del país y estuvieron de acuerdo en que Católica se quedara con el campeonato por segundo año seguido.

No todo es de color de rosas para el equipo en el que juega el argentino, ya que, aunque le vaya muy bien en el torneo local, en La Copa Libertadores la diferencia de nivel es muy grande: “Se nos complican mucho los partidos por la Libertadores. En el local nos va muy bien pero chocamos cuando jugamos por Copa, el grupo del año pasado era muy duro y el de este año también”. Luego, justificó la diferencia de nivel entre algunos equipos de la competencia: “Hay mucha diferencia en lo económico y estructural, pero esta diferencia también tiene que ver con el Fair Play financiero. Hay equipos con deudas que contratan a mejores jugadores y mi equipo que cumple con todo no tiene esa posibilidad”.

Como Luciano bien dice, acostumbrarse a un equipo es complicado y así fue para él adaptarse a Racing cuando llegó en el 2011, no solo porque era otro mundo estar allí, sino porque además tuvo que luchar consigo por el descenso que sufrió ese mismo año con Gimnasia, club del que es hincha.

Sin embargo, luego de una lesión que lo dejó 8 meses fuera de las canchas, Luli volvió más fuerte que nunca tratando de lograr su mejor versión dentro del equipo de Avellaneda y resaltó que dos jugadores de ese plantel lo ayudaron mucho: “Saja y Milito me llenaron de conocimientos y me volvieron un mejor jugador, igual en ese momento todo el plantel sabía que ellos eran los que nos guiaban y nosotros empujábamos del carro”. Y agregó: “Luego, cuando yo tuve que ponerme en ese papel de referente en Racing, utilicé todos esos conocimientos aprendidos junto a Lisandro López”.

Volviendo al presente y viendo el papel que tiene en su club de Chile, el volante de 33 años aseguró que le gusta ser un referente y que no lo toma como un peso. Exigirse antes de exigirle al otro, ser respetuoso, cumplir con una conducta dentro de la cancha y con la camiseta del club son muchos de los mensajes que trata de dejarles a sus compañeros de equipo, mensajes que se le quedaran grabados a los más jóvenes volviéndolos mejores jugadores.

Sin fútbol por el momento, debido al Covid-19, Aued se encuentra en Chile con su esposa y con su hija tratando de sobrellevar la cuarentena. De todas formas el jugador le busca el lado positivo a esta situación y disfruta de estar con su pequeña, ya que, de lo contrario, estaría viajando para jugar varios encuentros por la Copa Libertadores y no tendría suficiente tiempo para verla.

 

Hakoah Viena: La historia del campeón que el nazismo intentó destruir

Por Elian Olchansky

En 1909, un año antes de la muerte de Karl Lueger, que fue alcalde de Viena desde 1897 hasta su fallecimiento, se creó el club judío Hakoah Wien (Hacoaj Viena). Ante la cláusula aria, que permitía a organizaciones e instituciones prohibir el ingreso de los mismos, Fritz Löhner-Beda e Ignaz Herman Körner decidieron crear su propio club donde podrían practicar deportes y mantener su ideología e identidad. La traducción de su nombre “la fuerza” lo representará con el correr de los años y su escudo llevará una estrella de David en el centro.

Lueguer desplegó en la ciudad un pensamiento antisemita que fue recogido ideológicamente, entre otros por Adolf Hitler, futuro líder del partido nazi. Desde 1907 vivía allí con el objetivo de realizar su vocación artística en la Academia de Bellas Artes.

Tras ser rechazado de la misma en el examen de ingreso, por dos años consecutivos, vivió al menos 4 años, entre el frío y el hambre de la ciudad austríaca. Reinhold Hanisch, uno de sus compañeros de esa época, contó que en aquellos años de vagabundeo Hitler usaba un sobretodo negro que había sido obsequiado por un amigo judío.

Para la creación de Hakoah los pioneros se inspiraron en “El judaísmo muscular”, una doctrina compuesta y presentada en 1898 por Max Nordau en el segundo congreso sionista*, donde participaba siendo uno de los líderes. Pretendía generar, en cuanto a la actividad física y deportiva, un cambio en el pueblo judío para dejar de ser caracterizado, de forma discriminatoria, como débiles, amantes de los libros y los estudios.

El club se inauguró y los buenos resultados deportivos no tardaron en llegar. El fútbol era la disciplina más destacada y los triunfos depositaron al equipo, compuesto 100% por jugadores judíos, en la primera división tan solo once años después de su creación. En la temporada 1921/1922 los jugadores lograron el segundo puesto.

La primera y única conquista en la máxima categoría fue en la temporada 1924/25 tras quedarse con el título,dejando en la segunda ubicación al Austria Wien(Austria de Viena), el campeón anterior. El equipo era una de las máximas sensaciones en el país que disfrutaba de un fútbol profesional.

Tras esta conquista el equipo viajó a Inglaterra,país creador del fútbol, para jugar contra el West Ham. Este partido se había disputado unos años antes en Austria y terminó en un empate sin goles. Si bien se esperaba una victoria de los ingleses,el resultado fue 5 a 0 a favor de Hakoah.

Luego de eso emprendió una gira que cruzó el Océano Atlántico. Estados Unidos era el próximo destino.

Si bien la mayor necesidad era la recaudación de fondos para poder mantenerse en las primeras planas del fútbol austríaco, ese no era el único objetivo. Los viajes también servían para promover y alentar la práctica de deporte en las comunidades judías de todo el mundo.

El grupo llegó a norteamérica para jugar más de un partido pero nadie imaginaría lo que sucedería mientras estaban allí. El equipo logró promover de gran manera el “judaísmo muscular” en un país que aún miraba de reojo el fútbol. En su cuarto encuentro disputado en Nueva York, frente a los mejores jugadores de la ciudad, el público llegó a ser de 46 mil personas, un récord que se batió recién en 1977 cuando Pelé decidió volver del retiro para engordar su patrimonio, aún más, en el Cosmos de Nueva York. Tras cómodas semanas una parte del plantel, entre ellos Bela Guttman, decidieron no continuar con el equipo y quedarse a vivir allí. Los pagos más elevados fueron una de las causas, pero también, el nulo antisemitismo vivido. En 1928 se creó el New York Hakoah.

En 1930 el club europeo debía jugar en Polonia, país que históricamente ha tenido una numerosa comunidad judía. En 1918, tras el fin de la Primera Guerra Mundial que conllevó la independencia polaca, residían tres millones, la misma cantidad que en 1933, seis años antes que el nazismo invadiera el país**.

El partido que debía jugar era ni más ni menos que contra la selección polaca. El mismo se anunció en los diarios locales como “partido internacional” y se jugó en el campo deportivo nacional. Ese día, también, se escucharon comentarios y gritos antisemitas.

Tras el paso por Estados Unidos y la pérdida de gran parte del plantel los resultados dejaron de ser los que eran hasta ese momento y el equipo perdió popularidad y prestigio.

Otra de las disciplinas en la que el club se destacaba era la natación. El equipo contaba con deportistas como Hedy Bienenfeld, medalla de bronce en los 200 metros del campeonato europeo de 1927, y Fritzi Löwy, que consiguió el bronce en los 400 metros, entre otras. Desde los resultados, era el mejor equipo del país.

En 1936 Judith Deutsch, otra integrante del equipo, que tenía los récords en el estilo media y larga distancia, fue condecorada con la insignia de oro, entregada a los mejores deportistas de Austria. Ese mismo año se disputaron en Berlín, ya controlada por el nazismo, los Juegos Olímpicos. Deutsch se negó a asistir y posteriormente le quitaron sus medallas y fue expulsada de todas las competiciones. A diferencia de ella Hanni Lux sí participó de dicho evento y en el documental “Watermarks”, producido y dirigido por Yaron Zilberman, recuerda que sintió “odio masivo”.

El 11 de marzo de 1938 el ejército alemán entró a Austria y dos días después se dió la anexión, conocida como Anschluss. Al poco tiempo una oficina tenía la labor de confiscar los objetos de los judíos y eran echados de sus trabajos. Con estas medidas, se buscaba que abandonen el país. En noviembre de ese año sucedió “la noche de los cristales rotos”, en la que se incendiaron y saquearon templos, casas y empresas. Entre huidas logradas, deportaciones y asesinatos el número de judíos bajó mucho. En 1933 en Austria había 250.000 mientras que para 1950 había 18.000.

En cuanto a Hakoah, tras el Anschluss el club fue expropiado por el nazismo.Tras el final de la Guerra, en 1945, se intentó volver a poner de pie al club pero al poco tiempo fue cerrado.

El mismo fue creado a causa del antisemitismo y despojado por el mismo motivo. Pero el legado continúa vivo hasta el día de hoy.

En 1936 en Buenos Aires, Argentina se inauguró el Club Náutico Israelita, creado por remeros judíos que no eran bienvenidos en otros clubes de la ciudad por su religión. Dos años después el nombre se modificó a Club Náutico Hacoaj, en honor al club austríaco.

Al día de hoy cuenta con más de 15 deportes y, al igual que su homónimo, logró importantes hechos deportivos*** además de tener un ambiente social que, gracias a socios del club, continúa inculcando valores judíos.

La fuerza, como su nombre lo indica, lo llevó a fundarse y a trascender a través del mundo y de los años. Un club que une historia, deporte y política. Estas variantes, aunque no lo creamos, siempre, van de la mano.

 

 

 

* Movimiento por la creación y continuación de un estado judío.

** Tras el final de la Guerra,en Polonia,había 45 mil.

*** Campeón de la primera división de vóley argentino en la temporada 1999/2000, jugó en la primera división de hockey, actualmente en la segunda categoría y participa en torneo de AFA, al día de hoy en la Liga Escobar, entre otros logros.

A 89 años de la profesionalización del fútbol argentino

Por Álvaro Tscheiller

El 31 de mayo de 1931 fue el día que cambió la historia del fútbol argentino como se lo conoce, ya que en esa misma fecha se disputó el primer partido profesional en la historia del país, entre Boca Juniors y Chacarita Juniors.

El partido, y asimismo el campeonato que obtuvo el club de La Ribera aquel año, no fue el hecho trascendente que cambió el futuro, dado que el encuentro terminó 0-0 y solo simbolizó un dato más para la estadística. Sin embargo, lo importante fue que comenzó una era deportiva completamente diferente a la que existía en aquella época, y una era en la que muchos creen que fue a partir desde ese entonces, el momento en el que se dio inicio al fútbol argentino.

Para entender la situación que vivía institucionalmente el deporte a fines de la década del 20 y principios del 30, es necesario conocer el conflicto entre los jugadores, los clubes y la asociación que regía el fútbol en aquel período.

En un primer lugar, la profesionalización se instauró producto de una huelga de los jugadores el 10 de abril de 1931, realizada no solo por la necesidad de cobrar y ser reconocidos como trabajadores, por lo que era sabido que en ese entonces estaba impuesto el amateurismo marrón, en donde la mayoría de los jugadores, en diferidas cantidades obtenían beneficios económicos. El problema que desencadenó todo fue la lucha contra la “Ley Candado”, la cual significaba que ninguna institución podía fichar a un jugador sin el consentimiento del club de origen.

Además, los jugadores debían permanecer en el club por al menos dos años, antes de pasar a otro. Esto era para evitar el movimiento constante de los jugadores y en cierta forma, ser una barrera para el profesionalismo.

Por consiguiente, la solución que se propuso el 18 de mayo de 1931 frente al intendente José Guerrico, de la presidencia de José Félix Uriburu, fue la desafiliación de 18 clubes de la Asociación Amateurs Argentina de Football, la creación de contratos y la nueva fundación de la Liga Argentina de Football. En aquella liga solo se adhirieron los equipos más populares, entre los cuales estaban: Boca, Huracán, Racing, San Lorenzo, Estudiantes, Gimnasia de La Plata, River, Independiente, Platense, Vélez, Chacarita, Quilmes, Lanús, Tigre, Atlanta, Ferro, Talleres de Escalada y Argentinos Juniors.

Finalmente, sin ser reconocido por la FIFA, dicha entidad continuó con su práctica hasta que el 3 de noviembre de 1934 se fusionaron la Liga Argentina de Football y la Asociación Argentina de Football Amateurs y Profesionales, y se creó la Asociación del Football Argentino, como se la conoce hoy en día.

Socialmente, la profesionalización del deporte generó un revuelo, puesto que favoreció a que los sectores más populares que practicaban la disciplina, puedan ascender de clase, algo que 10 años antes era imposible efectuarse por la razón de que al fútbol lo representaba la actividad recreativa del sector elitista, y esto producía mucha discriminación.

En el sector deportivo, la situación que vivían los clubes en la década del 20 era de un proceso de expansión, por el cual varios equipos como Boca, Gimnasia de La Plata y Sportivo Barracas tuvieron giras por Europa, y Vélez Sarsfield por América en 1930.

Además a nivel selección, la Argentina obtuvo la Copa América de 1921, 1925, 1927 y 1929. Fue finalista de los Juegos Olímpicos 1928 y de la Copa del Mundo de 1930.

Es por este aspecto también, que no fue únicamente una cuestión institucional y económica la profesionalización, dado que el fútbol ya iba camino a ello y era inevitable, es decir, la huelga fue tan solo el detonante a que se dé inicio la misma.

“No estamos cobrando absolutamente nada”

Por Franco Yazbik y Pedro Pérez Naveira

El tenista argentino Santiago Besada, quien participa de los torneos Futures, expuso las dificultades que trajo la pandemia del COVID-19 en el presente y futuro de jóvenes que están teniendo dificultades para financiar su carrera durante los próximos meses.

“Debido al brote del coronavirus perdí la posibilidad de jugar un torneo de interclubes en Francia”, expresó el jugador de River Plate Tenis, que con lo recaudado pensaba cubrir los gastos del resto del año.

El oriundo de Buenos Aires, opinó que estaría bueno que la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales) o la ITF (Federación Internacional de Tenis) otorguen un bono o alguna ayuda a los jugadores para poder mantenerse en este tiempo.

Hay muchos chicos que después de esto no volverán a jugar por que no tendrán plata para invertir y van a estar desgastados mentalmente”, manifestó Tusa. El deportista de 22 años comentó que va a esperar hasta que se pueda volver a jugar y por eso se entrena todos los días haciendo ejercicios de doble turno.

Besada amplía información sobre su vida en el circuito. Juega 25 torneos al año y viaja a 10 países distintos. Estos torneos son de U$S15.000 a repartir dependiendo la ronda que alcance. Su lugar favorito es Argentina ya que la superficie es de un polvo de ladrillo muy lento que le permite tener un mejor juego y sentirse más cómodo.

Actualmente su equipo está formado por un entrenador y un preparador físico que son fijos pero de ser necesario contrata a algún nutricionista o kinesiólogo para completar su preparación. Para los campeonatos que son a muchos kilómetros viaja sólo o con algún compañero. Aunque esté sin jugar, el deportista le sigue pagando a su equipo y le siguen mandando ejercicios para mantenerse en forma.