viernes, julio 4, 2025
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Carlos Randazzo, el camaleón de la Boca

Por Daniel Melluso

Lejanos en el tiempo quedaron aquellos voluminosos rulos castaños. La vida pasó y las canas ganaron terreno en la cabellera de Carlos Randazzo. Siempre en moto, y con un paquete de cigarrillos en la mano, se dispone —con café de por medio— a charlar. Para él, 60 años no son nada: vestido con remera y pantalón ajustados al cuerpo, y una cadena plateada colgada en el cuello, connota que no se rige por la edad biológica. Joven en espíritu, de brazos flacos y piernas largas, el exdelantero, con voz desgastada de tanto fumar, cuenta su historia.

Nacido y criado en el barrio porteño de La Boca, comenzó a jugar desde pequeño en potreros de aquella zona de Capital. Talentoso para el atletismo y el fútbol, se decidió por este último a los 13 años cuando fue observado por Juan Evaristo, ex ojeador y defensor de Boca, en uno de esos baldíos con arcos y, desde ese entonces, permaneció ligado al deporte para siempre. Se desempeñó en el Xeneize (institución en la que se inició), en River y en Racing, entre los equipos de renombre.

A pesar de haber tenido una corta carrera —debutó con 19 años y se retiró a los 25—, ostenta el mérito de haber salido en la tapa de la revista El Gráfico. Fue en la edición publicada el 2 de octubre de 1979, luego de convertirle un tanto a Chaco For Ever en La Bombonera, en el triunfo del local por 3 a 1—el 30 de septiembre— en la quinta fecha de la Zona D del Torneo Nacional de ese año. “Lo de la tapa fue lo máximo, pero me confundió. Asistir a los entrenamientos se convirtió en un trámite, me hizo sentir que había llegado a la cima. Fue todo muy rápido”, recuerda Carli, apodo que le pusieron de niño al llamarse de la misma manera que su padre. Previamente había marcado cuatro goles en igual número de partidos disputados (incluido uno frente a River), racha que estiró hasta la sexta jornada ante Estudiantes de La Plata con seis anotaciones.

Comenzó a trabajar a los 15 años en la florería de su familia—ubicada en Almirante Brown y Aristóbulo del Valle— porque no iba al colegio. Hasta que tuvo un altercado con su padre, cursó tercer año del secundario en el Colegio Nacional N°7 Juan Martín de Pueyrredón. “Poseíamos florería, funeraria y cochería. De curioso me metía a laburar con mi viejo, incluso tenía una relación cercana con los muertos. Los cambiaba y maquillaba; me divertía, eran un objeto para mí. Un día llamaron por teléfono a mi casa para avisar que me rateaba recurrentemente de la secundaria, por lo que mi papá me dio una paliza bárbara y me puso a trabajar con él. Yo en esa época estaba en inferiores, y me despertaba a las 4 para ir al mercado de flores, cargaba las canastas y a la tarde las repartía. Terminaba cansadísimo”, relata, entre risas, el ex jugador de Argentinos Juniors, quien formó parte de la transferencia en la que, en 1981, Diego Maradona pasó del Bicho a Boca.

Ese fichaje marcó el final de su incipiente carrera. “Con Diego éramos amigos, y yo no quería irme de Boca ya que él venía. Con Guillermo (Coppola), mi representante, le pedimos una fortuna a Argentinos e increíblemente nos la dieron. Decidimos arreglar el contrato y, por eso, Maradona me dejó de hablar por un año, me decía que le había fallado. Ahí comenzó mi bajón, empecé a despilfarrar la guita; salía a todos lados, vivía de noche, un descontrol”, recapitula Randazzo, hacedor de parques y jardines en sus tiempos libres.

Divagante en su narración —quizás distraído entre sorbo y sorbo de café— comenta que tras alejarse del fútbol estuvo preso en dos ocasiones: una en 1993 y otra en 2005. En la primera permaneció detenido once meses en la cárcel de Caseros, acusado del homicidio del empresario Virgilio Escobar, de la que fue absuelto. De la segunda también fue sobreseído; sin embargo, pasó un año en el sur argentino, un lapso en el penal de Neuquén y otro en el de Zapala. Esta última por la tenencia de dos kilos de marihuana. “La de Caseros fue por un problema de polleras entre amigos. Yo cedí la casa para que arreglaran las cosas, pero una testigo mintió acerca de mi rol en los hechos, y después de presentar las pruebas, quedé en libertad. La del sur fue porque mi mujer de aquel momento (Claudia Sandor) tenía marihuana. Nos detuvieron en las afueras de San Martín de los Andes. Nuestra hija, Matilda, aprendió a hablar y caminar en la cárcel”, detalla el exatacante, asiduo lector, mientras estaba en la prisión, de las obras del escritor brasileño Paulo Coelho.

Ansioso, mirando el paquete de cigarrillos vacío —siempre lo estuvo, tal vez no se había percatado—, manifiesta que antes de retirarse, en una gira realizada con Boca en Francia, comenzó a consumir cocaína. “Llegué a la Argentina y compré droga. Cuando consumís no te das cuenta, en la cárcel al ver a otros haciéndolo, tomé perspectiva y la dejé. Sí observo a alguien con cocaína me da asco, no la puedo ni ver”, amplía Randazzo, amante de la música que interpreta la artista chilena Mon Laferte. 

Padre de siete hijos —Gadi, Azul, Hyras, Matilda, Tao, León y Rocco, en orden cronológico— con cuatro mujeres distintas, se reconoce como un papá presente y sobre eso da certeza Érika Dentino, su novia y madre de sus últimos tres niños: “Como padre es un gran amigo que pone sus límites. Es muy disperso, pero siempre está. Es auténtico con ellos, no tiene secretos. Él los potencia y acompaña en sus dificultades”. Randazzo conoció a su pareja mientras ambos trabajaban en una hostería de Villa La Angostura, ciudad a la que se radicaron tras la crisis económica que azotó al país en 2001.

Otra persona fundamental en su vida, quien lo acompaña desde sus inicios, es el empresario Guillermo Coppola. Más allá de haber sido su representante, es su amigo y compañero de aventuras. “Yo conocía a la familia por la florería, además en Boca tenía entre 80 y 90 futbolistas. Un día el padre se me acerca y, con buen tino, me pide que represente a Carli”, rememora Coppola. Randazzo vivió tres años en la casa del mánager, por esa razón son muy cercanos. “La vida te da motivos para estar muy mal y otros para estar muy bien. Con él elegimos celebrar estos últimos, sin olvidarnos de los primeros. Son tantos años de relación, que no hay palabra que defina nuestra amistad”, reflexiona el también ex apoderado de Diego Maradona, y agrega: Carli es un tipo fiel”.

En la actualidad, el exdelantero colabora con Coppola en la representación de jugadores, además de ser reclutador de futbolistas para otros agentes. Con la vista fija en el celular —que suena insistentemente—, precisa que en el último tiempo fue asistente en la Copa Argentina (se encargaba de la logística de los equipos dentro del estadio, entre otras cosas); no obstante, no continuó pues, cuando iba a firmar contrato con la productora Torneos (organizadora del certamen), le expusieron que por sus antecedentes penales no era conveniente la vinculación. “Fue un golpe en la mandíbula”, sostiene.

Confeso hincha de River —su ídolo era Norberto Beto Alonso—, juega al fútbol de manera esporádica en La Boca como cuando era un niño. Explica que ya no le quedan sueños por cumplir y que su mayor temor es que le suceda algo malo a sus hijos. Carlos Randazzo se analiza y declara: “Estoy conforme con quién fui y quién soy. Soy auténtico, pero a veces puedo ser un camaleón que se adapta según cuáles sean las circunstancias”.

Ser de Racing

Por Iván Lorenz

El problema de que se cuente una sola versión de la historia, es que se cuenta una sola versión de la historia. El Gráfico es, indiscutiblemente, la Biblia del deporte argentino. Pero no puede abarcarlo todo. Y se perdió contar vivencias como la de Lito Trabes, un hincha fanático de Racing, que de sus 75 años tiene 65 como socio del club. Se sabe de memoria las formaciones de categorías inferiores de épocas de antaño. Estuvo presente en la epopeya que escribió la Academia en 1967, cuando derrotó al Celtic por 1-0 y se convirtió en campeón mundial. Lito recuerda, con ojos vidriosos, una de las alegrías más grandes de su vida.

-El primero fue en Escocia, perdieron 1-0 con el Celtic, ¿cómo te llegó?

-Lo vi después. Nos pasaron por arriba. Se veía nublado, en blanco y negro. Me dijeron los jugadores y los pocos que fueron que les dieron un baile asqueroso.

-El 1 de noviembre de 1967 fue la vuelta en el Cilindro y casi no se juega…

-Sí, es verdad. No les pagaban a los jugadores. Se jugó porque les dieron cheques que después no pudieron cobrar. No querían entrar, estaban podridos. En el ’66 arreglaron cobrar en el vestuario. El tesorero y ellos iban caminando hasta la sede de Avellaneda y Roberto Perfumo recibía la guita y le daba con cambio a los jugadores.

-Se habla del fútbol como un reflejo de la sociedad. En aquel partido se le dedicó una silbatina al dictador Juan Carlos Onganía, ¿cómo era por entonces?

-En ese tiempo el fútbol era vale todo. Los partidos de Copa eran terribles. Si se pudiese ver la grabación del partido en Avellaneda, empieza y Perfumo y Alfio Basile, cuando avanza Racing, van al lado de Jimmy Johnstone y le pegan sin pelota. No podías mirar el partido porque a un lado estaba la pelota y en el otro se estaban cagando a trompadas. Lo ganamos de guapos. Ellos no tenían tanta maldad. No eran boludos. Fueron a Uruguay y pegaron como nosotros porque sabían que iban a la guerra.

-Ganaron 2-1, terminó el partido y, ¿qué hiciste?

-Fui a comprar el pasaje para ir a Montevideo. Yo no tenía plata. Horacio, un amigo, me pagó pasaje y estadía. Fuimos a la conquista del mundo. La salida del barco fue algo que llevaré en mi vida grabado a fuego en mi corazón.

-¿Cómo fue el viaje y qué escenario encontraron en el estadio Centenario?

-Cantar, cantar y cantar. El 3 salimos para allá y el 4 fue el partido. Racing jugó un sábado. Estaba nublado. Fresco, pero no frío. Los nervios de jugar una final del mundo. En mi caso, sabía que Racing iba a ser campeón del mundo. Me cargaban los muchachos porque yo les había dicho que, cuando salió el barco, miré para el cielo y dije: “Dios, no quiero más nada”. Estuvimos 35 años sin ser campeones.

-Hay un documental que sacó Celtic TV que cuenta que la hinchada estaba a favor de Racing, pero El Gráfico narra lo contrario.

-Era todo Celtic. En la Tribuna América estaba Racing. Yo estaba arriba. No quise ir al vestuario cuando terminó el partido porque me puse a llorar de una manera terrible.

En el Gráfico hay una foto de Agustín Cejas en el Centenario junto a una paloma blanca, el símbolo de la paz, pero hubo 5 expulsados esa vez.

-Fue una guerra campal. A la gente le queda la visión del equipo que vio y a medida que pasan los años te agrandás más. Vos te recordás en el ’66 con veintipico de años y era otra vida, otro fútbol. Pero no debemos perder el valor de lo real. Y lo real es que el fútbol argentino era muy, muy agresivo.

-Carlos Duval, periodista que cubrió la final para La Prensa, tiene la sensación de que la pelota del gol todavía está volando, ¿a vos qué te pasa?

-A mi también me pasa eso. En el gol del Chango lo primero que hice fue decir: “¿Por qué no le da el pase a Maschio?” Estaba solo. Cuando vuela la pelota, grito el gol. Perfumo me contaba que cuando llegaron al micro, se sentó al lado de él y le dijo: “¿Vos sabés lo que hiciste? Quedaste en la historia de Racing por el siglo de los siglos. Porque el primer campeón mundial, el que hizo el gol, fuiste vos” y lo abrazó. Después de eso, cada vez que iban a los entrenamientos, lo hacían patear desde el mismo lugar y nunca la metió en el arco. Nunca más, según Perfumo. Al Chango no le pregunté por una cuestión ética.

-¿El hincha de Racing tenía noción de lo que acababan de hacer?

-La mayoría sí. Juan José Pizzuti hizo algo para ir a Montevideo que muy poca gente sabe, creo que El Gráfico lo dijo. Llevó hinchas de Racing como periodistas para defenderlos de la gente de Uruguay. Pegaron algunos, lo supe después. Yo era amigo de todos, no fui a verlos, estaba ocupado en Racing.

-¿Cómo fueron la vuelta en barco y los festejos?

-Tremenda, nos querían matar. Me salvé por una piba de Racing, Cristina, que le había cambiado a alguien del Celtic un pañuelo del Celtic. Con eso pasamos y nos salvamos de que nos cagasen a trompadas. No pudimos ver la fiesta que se hizo en la cancha. Fuimos al otro día, dimos la vuelta con la Tita Mattiussi y la barra que estaba conmigo. Vinimos caminando por Avellaneda, pasamos por la sede de Independiente y nos aplaudieron. Se dice que el pueblo salió a la calle. Cejas siempre decía que el Mundial 78 no fue tanto como el campeonato de Racing.

-¿Por qué el Racing de José fue una revolución?

-Fue una cosa de locos. Nadie esperaba todo lo que pasó, mucho menos con Perfumo de 2 y Basile de 6. Ni Perfumo lo creía. Roberto le discutía a Pizzuti el estar de 2. Había un director técnico uruguayo que decía que Pizzuti mandaba a todos a atacar porque era soltero. Me contaron muchas cosas, soy muy amigo de Basile, pero no tanto como de Perfumo.

-¿Cómo surgió tu relación con Perfumo?

-Nos conocimos de pibes. Después él hizo su carrera y yo me abrí porque cuando empezó a ser famoso empezó a salir a lugares que yo no podía ir. Ellos me quisieron llevar igual y yo no quise. Siempre decía que, cuando fuésemos grandes, algún día íbamos a estar todos juntos. Me pasa algo después, lo más grande que yo pude haber hecho en Racing.

-¿Qué te pasó?

-Un día me llama uno de los amigos que estaba en la barra, ya había muerto Roberto, y me dice: “Lito, se cumplen los 50 años del campeón del mundo, quieren que vayas vos”. Me llama el hijo de Perfumo y me dice que vaya a buscar la medalla en lugar de su papá. Salí en Clarín con la de Roberto y me dieron una a mí. Dios me agradeció lo que tengo adentro por Racing. Como si Roberto me hubiese elegido.

-¿Leías El Gráfico? ¿Qué leíste de esa final?

-De esa final leí tanto. Y lo viví. No me pueden contar nada porque lo viví. Siempre digo: “Fui un elegido”. Haber sido primer campeón del mundo no se paga, Racing no puede tener nada tan glorioso.

Cuando se coronaron, El Gráfico tituló: “Gracias, Racing”, ¿el fútbol argentino estaba detrás de ustedes?

-Eso es indiscutible. Yo viajé con hinchas de Independiente, ni hablar de Boca y de River. El mundo era Argentina. Soy fanático de Racing, yo escribo. Y escribí un verso que se llama El futuro campeón del mundo, en diciembre del 66. Es largo. Quería que ese equipo quedase en la historia de Racing, quería yo quedar en la historia. No sé bien cómo explicarlo.

-Querías que Racing fuese para el mundo lo que era para vos.

-Cuando salió campeón del mundo, yo salía por mi barrio y la gente se cruzaba de vereda. Siempre viví con Racing al lado. Lo siento en la piel, es un poco mío. Mis hijos son fanáticos. No hice mucho por Racing, no todo lo que tendría que haber hecho.

Toma aire y recita:

Racing brindará emociones al balompié nacional

cuando le toque jugar por la copa de campeones

y si esa copa bendita queda aquí en la Argentina

habrá que alquilar balcones, tirar globos, serpentina

pintar a franjas las calles, las veredas, hasta el puente

porque Racing Club va a hacer, lo que no hizo Independiente.

El hombre que vivió su propio El Gráfico, termina de susurrar sus antiguos versos, abre los ojos y ya no sabe si se llama Lito o Funes, porque Borges, en su cuento acerca del hombre que recordaba todo, no se dio cuenta, pero contó a este hincha que, como él mismo dice, nació con el don de ser de Racing.

La crisis en el turf va camino a profundizarse

Por Sara Lartirigoyen Errecart

El sector hípico camina sobre piso arenoso. “La crisis pasa porque si no estuviera el Fondo de Reparación, la industria hípica desaparecería”, expresó Pablo Gallo un ex cuidador de SPC (Sangre pura de Carreras). De hecho “la intención que tenía María Eugenia Vidal era ir bajando gradualmente ese fondo hasta llegar a cero”, añadió.

Abrir un hipódromo por día cuesta aproximadamente $1.200.000 y si no existiera la ayuda del Estado para San Isidro y La Plata, y los Slots en Palermo, la actividad sería inviable.

Además de la crisis política, económica y social que atraviesa el país y al cual el turf no es ajeno, el año pasado Vidal, la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, decidió recortar el fondo de ayuda a la actividad que proviene de las ganancias de los tragamonedas de un 12 a un 9 por ciento. Las tribunas de los hipódromos están vacías, no hay renovación de público y el espacio en los medios de comunicación es escaso.

Lo lógico sería que el turf fuera autosustentable, lo cual se lograría con un ingreso mayor de apuestas, que actualmente rondan un promedio de $15.000.000 de recaudación. En cambio, si ese número se incrementara a 35 o 40 y 70 millones de pesos en los días de Grandes Premios no sería necesario un Fondo de Reparación.

“Lo que necesita la gente para volver a las carreras, no creo que exista, pueden volver algunos sí por supuesto. Creo que depende de que alguien a través de un solo clic vaya al hipódromo, te salte la lista, la carrera y al lado el número y poder jugar. La manera más sencilla, la aplicación. Y es una forma de que el apostador pueda depositar la plata en cualquier lado que vaya al hipódromo. Creo que las carreras van a morir en el celular, por lo tanto, tiene que haber una buena transmisión”, indicó el ex jockey Héctor Libré.

Sin embargo, el titular de la UTTA (Unión de Trabajadores del Turf y Afines) Carlos Felice, no concuerda con las fuentes anteriores: “No creo que si no estuviese el Fondo de Reparación no existiría el turf, sino en ninguna parte del país podría estar la actividad. Lo que hizo el Fondo es crear una conciencia de zánganos que no hacen nada. Hay dirigentes que viven del Fondo que no tienen ninguna creatividad para autosolventarse”.

Además había expresado que si llegaba a resultar un cambio de gobierno tanto a nivel nacional como provincial, el turf podría ser tomado en cuenta como una verdadera industria. Teniendo en cuenta que Alberto Fernández fue electo como el nuevo Presidente y Axel Kicillof como gobernador, quizás haya una esperanza de revertir la desfavorable situación que atraviesa el sector.

¿Por qué hay cada vez menos sudamericanos entre los 100 mejores?

Por Federico Beniaminovich

El top 100 del Ranking ATP cuenta con 64 tenistas europeos, 10 sudamericanos, 13 norteamericanos, 6 asiáticos, 2 africanos y 5 de Oceanía. La falta de profesionales provenientes de Sudamérica se puede explicar por la poca organización de torneos que hay en esta región. Esto implica que los deportistas de esta región tengan que viajar al exterior a competir y el presupuesto que deben disponer es muy elevado.

El argentino Francisco Cerundolo, actual 251º del Ranking ATP, cuenta que cuando un tenista comienza su carrera profesional la condición de ser sudamericano es una desventaja, ya que la mayoría de los torneos denominados Futures (primer escalón de nivel de entrada para el tenis profesional masculino) se juegan en Europa.

En Argentina se organizan 10 futures al año mientras que en tierras europeas suele haber tres o cuatro durante la misma semana. Hace 10 años, la Asociación Argentina de Tenis (AAT) organizaba 20 al año, lo que permitía llegar al puesto 300 del mundo sin tener que salir del país.

Santiago Besada, campeón en dobles del Future disputado la semana pasada en Junín, habló sobre estas dificultades y dijo: “Los vuelos son carísimos y esto implica armar giras de dos meses, ya que ir y volver tiene costos muy altos y, al no contar con patrocinadores se, hace cuesta arriba”.

Los europeos una vez que pierden en la competencia tienen la posibilidad de volver a su casa y no deben seguir pagando alojamientos como suelen hacer los sudamericanos. Además no cuentan con tantos gastos en pasajes ya que las distancias son cortas y los torneos se disputan en esa zona.

Bruno Tiberti, quien fue 700º del mundo, explica otro punto a favor de los tenistas europeos:“Las federaciones apoyan mucho a los jóvenes que ven con futuro, entonces son financiados y los hacen viajar con buenos entrenadores. Organizan torneos todas las semanas. En Argentina esto no pasa ya que la AAT no apoya a los jugadores para torneos del circuito profesional ni tampoco cuenta con fondos para organizar tantas competencias.Sólo fomenta a los Juniors (menores de 18) en los Grand Slam y algún que otro torneo ITF”.

Los europeos tienen más posibilidades de insertarse dentro de los 100 jugadores del ranking ATP por un tema económico que también lleva a lo mental. Al tener tantos torneos no se dan cuenta la importancia de éstos o no les duele tanto perder ya que económicamente no pierden mucho y de esta manera permite que disputen los encuentros sin presión. “Los sudamericanos al hacer tanta inversión económica suelen jugar presionados”, cuenta Román Burruchaga, una de las promesas del tenis argentino.

“Las redes sociales hacen que se les cuestione todo al entrenador”

Por Diego Yudcovsky

Cuando un entrenador puede trabajar con comodidad en su club, los resultados llegan solos. Así lo vive Diego Dabove, entrenador de Argentinos Juniors, que no se sorprende de la actualidad de su equipo, pero tiene en claro lo que debe hacer para continuar en esta senda ganadora: “Fue un año de mucho trabajo. Es increíble cómo ha cambiado la situación de hace diez meses atrás cuando asumíamos en el cargo”.

Dabove analizó los factores con los que su equipo mantiene un gran comienzo de torneo y expresó: “Tengo un gran plantel, muy noble y trabajador. Hay una mezcla de edades que lo hace equilibrado”. Y agregó: “Si los jóvenes están rodeados de un buen contexto, les permitirá crecer desde lo deportivo y desde lo humano”.

El ex director técnico de Godoy Cruz habló de las dificultades para encarar un proyecto a largo plazo dentro del fútbol argentino y manifestó: “Es histórica la histeria que existe con los entrenadores. La vorágine ligada a la obtención de resultados y las redes sociales hace que se cuestione todo. Con un poco de paciencia se termina acomodando el entrenador”.

Además, resaltó el ciclo de Gabriel Milito, actual entrenador de Estudiantes de La Plata: “Él es el ejemplo de la paciencia que debe tenerse con quien está a cargo de un plantel. Tuvo apoyo de la dirigencia y de sus jugadores, y ahora acomodó el equipo”. Y resaltó: “Son los menos a los que se les dan los resultados a corto plazo”.

Si bien está tranquilo en cuanto al funcionamiento de Argentinos, sabe que no debe relajarse de cara a los partidos que le quedan hasta fin del semestre: “Tenemos un fixture muy parejo. Visitar a Boca y enfrentar a Newell’s y Estudiantes no será sencillo”.

Por último, Dabove habló de su amistad con Néstor Gorosito, técnico de Tigre, que sonó en las últimas horas para hacerse cargo de San Lorenzo luego de la salida de Juan Antonio Pizzi, y recordó su pasado cuando fue ayudante de campo de Pipo en River en 2009: “Es uno de mis mejores amigos, trabajé con él seis años. Está en un gran momento como entrenador y más allá de que siga en Tigre o vaya a San Lorenzo, le deseo siempre lo mejor y quiero verlo feliz”.

“Sería bueno cerrar la Asociación porque habría terminado la violencia”

Por Federico Pineda y Manuel Dios

“A Maximiliano lo mató el suboficial de la Policía Federal Juan de Dios Velaztiqui, quien disparó a quemarropa y por la espalda a mi hijo y a dos de sus amigos -Cristián Gómez y Adrián Matassa- la noche del 29 de diciembre de 2001 (…) en el minimercado de la estación de servicio de avenida Gaona y Bahía Blanca en el barrio de Floresta. El barrio que tanto amaba, nuestro barrio”.

Así arranca el segundo párrafo de la primer parte de “Huellas. Después de la muerte de un hijo”. En ese libro, Silvia Irigaray le cuenta a su hijo, Maximiliano Tasca, que es tío de Tomás Maximiliano, el primer hijo de los dos que tiene su hermano Pablo (su otra hija tiene cinco meses de vida) y le relata las cosas que ocurrieron tras su muerte. Una muerte injusta a manos de un policía que sufrió todo el peso de la ley y de la vida.

Velaztiqui fue el primero condenado a prisión perpetua y, tras cumplir un periodo de la condena en la cárcel, ahora la finaliza en su casa, totalmente ciego, mientras goza de la prisión domiciliaria. Maxi ni siquiera pudo gozar de su vida y el policía lo mató a sangre fría cuando tenía tan sólo 25 años. Un comentario por la represión que se vivía en un país que transitaba una de las peores crisis económicas de su historia provocó la ira de Velaztiqui, que les disparó por la espalda con su arma Browning GP-35 calibre 9 milímetros.

Maxi trabajaba medio tiempo junto a su madre en una distribuidora, se había recibido 12 días antes como Licenciado en Relaciones Internacionales en la Universidad del Salvador, nunca llegó a usar su regalo de Navidad ni tampoco pudo darse el lujo de viajar por Medio Oriente, el tema que desarrolló en su tesis final, y el regalo de sus padres por haberse recibido. Todo eso fue destruido en mil pedazos, pero a pesar que ese 29 de diciembre le cortaron su vida él decidió seguir dando vida y su madre lo acompañó en su deseo.

A pocos días de cumplirse 18 años de la Masacre de Floresta, la presidente de la Asociación Civil Madres del Dolor, Silvia Irigaray, habló de su relación con la donación de órganos, los diferentes pedidos que le realizó al gobierno nacional y al provincial y, con ello, las diferentes respuestas que recibió de parte de Mauricio Macri y de María Eugenia Vidal. Todo esto, a metros del destacamento policial de la intendencia de Vicente López, ese mismo que inauguró ella. Esa misma fuerza para la que da charlas a los cadetes.

-¿Como hacés para ver todos los días a la policía en ese destacamento?

-Nosotros llegamos primero y unos años después, cuando nos enteramos que venía la Policía al lado yo dije: “Ayyy, no podíamos tener otros vecinos”. A mí me daba cosquilleo…, pero bueno no estábamos en condiciones de nada. Al contrario, nosotros pedíamos el lugar de la esquina porque nos parecía bueno agrandar el lugar y poder llegar a tener distintos lugares para hacer atender a la gente. Que los tenemos, pero a veces hay que dividir los turnos porque se escucha mucho. A veces viene alguien de los que viene los martes que no tiene con quien dejar a su hijo y él sabe que su padre o su abuelo lastimó a la mama. Mientras ella habla con el equipo de justicia el psicólogo se va a la cocina con el nene porque no puede estar en esa charla. Cuando ponen el destacamento, el intendente Jorge Macri me llama y me dice: “Vos tenés que estar en la inauguración porque sos un referente del gatillo fácil y tenés que venir, estar conmigo y cortar juntos la cinta”. Al final, corté yo la cinta y es como pisar fuerte. Los canas te miran diciendo: “Y esta quien será como para que lo haga ella y no el intendente”.

-¿Eso pasó antes que empieces a dar charlas a la policía?

-Pasó durante. El viernes (antes del segundo debate presidencial) fui a dar una charla a la Facultad de Derecho que me invitaron. En uno de los pasillos, me encuentro con Gustavo Béliz (Ministro de Justicia de Néstor Kirchner). Yo no lo veía a él desde ese momento y él me dice: “Bueno, nos vamos a volver a ver”. Cómo daban por hecho que ganaba Fernández… Que suerte que estamos bien vistas. Acá no hablamos de política y eso que en el grupo de madres hay ideas diferentes. Ese no es el tema nuestro. Pero tenemos que mantener en funcionamiento la Asociación. Fue una alegría encontrarlo. Me presentó al hijo que ya está terminando la carrera de Derecho y el chico se sorprendió. Él le dijo que un policía me mató un hijo y yo le dije que su papá me mandaba los informes de la cárcel de Marcos Paz a mi casa de Floresta, de los psicólogos y del Servicio Penitenciario sobre Velaztiqui. Ahí yo supe que, dentro de la cárcel, seguía siendo una fiera. Desde el 2005 que no lo veía a Béliz… Él fue el primero que me pidió que dé una charla a la policía. Desde ese año las hago.

-¿Qué mensajes has recibido de los policías presentes en las charlas? ¿Te suelen hablar?

-Yo los invito a que me hablen porque yo no hablo con odio. En realidad, les dejo dos cosas. Una, prefiero los cadetes que son los que saldrán a la calle y a los que les darán el arma porque los viejos ya tienen las mañas. En la Escuela Juan Vucetich, forma parte de la currícula de estudio y la llaman charlas magistrales. A mí me da mucha satisfacción. Voy con dos temas: la violencia que espero que no ejerzan. Entiendo que hacen una tarea difícil, que deben cuidarse, pero llevar un arma a la cintura no es para cualquiera. Primero, le deben dar paso a la palabra y no a las balas. Velaztiqui en vez de retrucar la palabra de los chicos, sacó el arma y dijo “Si los fusiló mejor así no hablan más”. Después, voy por el lado de la vida, por la donación de órganos. Yo pude donar los órganos de Maxi y soy autora del único protocolo que hay en la Argentina. Hay un protocolo de actuación para las fuerzas policiales que lo entrego y debe estar en cada comisaría de la Provincia de Buenos Aires. Es como tiene que proceder la policía para llamar al familiar, médicos y al el juez de turno. Tenés sólo cuatro horas. Pero eso lo aprendí porque me pasó. A mí me llaman y cuando llego, no pregunté quien lo había matado sino que me quedé y escuché la voz de Maxi. El almita de él que ya estaba muerto delante de mis ojos. Él a mí me dice “Mami, acordate que soy donante de órganos”. Llamé al INCUCAI, vino a mi casa y nos fuimos a la comisaría. Ahí, la médica del INCUCAI le pregunta al policía qué juzgado interviene. Él levantó los hombros, dijo que no sabía y manifestó: “Mejor vengan mañana a las 8 de la mañana”. La médica golpeó muy fuerte el escritorio y le dijo: “Tiene una madre acá con el hijo muerto. Ella quiere dar vida a otras personas y ¿usted le dice que venga mañana? Mañana es tarde”. El hombre le pidió perdón y dijo que no lo sabía. Eso me sirvió para todo lo que hago y se potencia cada vez más. Es un tema que costó mucho. Yo les voy hablando a ellos de la violencia, de la que no deben ejercer y, de última, que son una pieza fundamental para que se pueda implementar en todo el país. Y sigo siendo la única.

Desde ese momento, las marchas que se realizaron en Floresta cada mes con el pedido claro de justicia por el asesinato de Maxi Tasca, Cristian Gómez y Adrián Matassa motivó que otras madres vayan a exponer sus casos y Silvia les daba prioridad cuando los medios iban a buscar su testimonio. La mayoría era por gatillo fácil: “Yo no sabía toda la violencia que había, la verdad yo me desayuné con toda la violencia, con esto de ser activista y no hay dudas de que acá la condena fue porque había miles de personas que estaban del lado de la familia de los amigos. Entonces decidí empezar a devolver”. En 2003, Silvia y Elvira Torres, madre de Cristian, se fueron a Núñez para asistir a la marcha por el asesinato de Lucila Yaconis. Ese fue el comienzo de todo.

-¿En cuanto a la organización de Madres del dolor como se juntaron las madres?

-Nos juntaron los periodistas, para nosotras el periodismo es un gran eslabón. En 2003, un periodista me avisa y me dice “Silvia, por qué no van para allá que sería bueno que se unan”, y bueno ahí empezó. A esa misma marcha va la mamá de Kevin Sedano, Viviam Perrone. Ella es de Olivos, o sea sin conocernos. También estaba Marta, la mamá de Juan Manuel Canillas. El caso de él fue histórico también porque fue el primer secuestro en democracia. Lo matan por la espalda, le dicen “bueno, bueno andate” y muertos de risa le disparan por la espalda. Esto se sabe porque había una chica que se acababa de bajar del colectivo, que venía de la Facultad de Medicina. Cuando escucha y ve todo eso, los flacos se habían ido, lo agarra a Juan Manuel y él la mira a los ojos y le dice llama a mi mamá, le alcanza a dar el teléfono y se muere en los brazos de la chica. La madre siempre dice que no murió tirado, sino en los brazos de alguien. Estábamos en la marcha de Lucila sobre la calle Cabildo y un periodista me dice “che Floresta vení, Olivos”, y estábamos así y cuando nos miramos nos saludamos. No sabíamos ni quiénes éramos y se ponen todos los canales entonces. Para la semana siguiente que hacían la de Lucila una vez por semana íbamos y nos saludábamos porque ya nos habíamos visto la vez anterior y los mismos periodistas eran los que nos preguntaban qué novedades hay, que bien que la acompañen a Isabel (madre de Lucila), y después ya nos empezamos a cambiar los teléfonos. Ahí nos hicimos inseparables. En 2004 es cuando íbamos de una casa a otra y ahí surgió la idea que había que hacer una asociación. La idea fue de Néstor Kirchner.

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Tras su creación el 10 de diciembre del 2004, su primera sede fue un monoambiente que estaba a cinco cuadras del Congreso, pero los altos costos del alquiler las obligó a buscar otro lugar. En ese momento, el intendente radical de Vicente López, Enrique García, les dijo que debían tener su lugar propio. Así surge esta casa. La incertidumbre ante el cambio de intendente se disipó rápidamente cuando el electo Jorge Macri les dijo que estaba encantado de recibirlas y les preguntó: “¿Qué les hace pensar que yo les voy a quitar la casa? Con la tarea que ustedes hacen, como se las voy a quitar”. Nueve meses tardaron en reacondicionar el lugar que era una tapera, según una de las madres, y la firma de un comodato rubricó su llegada en octubre del 2012 a esa casa que sería usada como la Asociación Civil Madres del Dolor, una ONG que no tiene posturas políticas más allá de las de cada integrante y que hizo de la grieta algo invisible. Un peronista fomentó su formación; un radical les dio la sede y el intendente que vino por Propuesta Republicana (PRO) continuó con esto.

El Presidente que fomentó la creación de esta Asociación se dio cuenta que había que ayudar a esas madres y Silvia le guarda un profundo amor por su humildad y su cariño hacia ellas. Su muerte hace imposible no olvidarse qué hacía cada uno el 27 de octubre del 2010 y para Silvia no es la excepción. “Era un día que se estaba haciendo el censo y estaban ya censando en mi edificio. Yo tenía la radio prendida y Chiche Gelblung dice: ‘No puede ser’. A mi me agarró un ataque de llanto tan grande, justo me toca el timbre el del censo, abro la puerta y le digo al tipo se murió Néstor y me dice ‘qué carajo me importa, bien muerto está’. Mala persona, te guste o no es tu presidente. Me hizo las preguntas, se fue y me fui para el Congreso. En esos días Eduardo Luis Duhalde (Secretario de DD.HH. en ese entonces) me llama y me pregunta si venía a despedirme de Néstor. Me dice ‘Yo te espero en tal puerta’ y entré yo sola. Íbamos a ir, pero a la Plaza como toda persona que le tenía aprecio. Tuve el privilegio de entrar a la Casa Rosada y estar. Me saque el pin de Madres de Dolor. Estaban Máximo y Cristina, y le digo a Máximo si puedo ponérselo. Había otros pines. Se lo preguntó a Cristina, con quien ya nos conocíamos, me saluda y me deja poner el pin”.

Ese apoyo político que mostró el expresidente se sostiene en el tiempo y desde el Estado le proveen todos los martes un equipo del Ministerio de Justicia de la Nación que va a la sede ubicada en Vicente López para asistir a cinco o seis personas al día. Pasan siete horas trabajando todos los casos para brindar asesoramiento en muertes de todo tipo, las de violencia institucional, hechos de tránsito, secuestros, trata de personas. De todo. “Si ustedes consideran que es un agente necesario y que hacen bien las cosas, ni pensarlo. Siguen con ustedes”, les dijo el ministro de Justicia Germán Garavano hace cuatro años y nada hace prever que pierdan el apoyo con el nuevo Gobierno encabezado por el presidente electo Alberto Fernández: “No tenemos preocupación que nos lo quite porque nuestro nombre y trabajo cada vez es más conocido internacionalmente. Nadie se va a atrever a nada, ni a sacarnos de acá ni a sacarnos el equipo que ayuda a las víctimas y de forma gratuita”.

Sin embargo, no todo fue color de rosa con el Gobierno actual y, a pesar de que le habló del Protocolo de actuación para fuerzas policiales en procesos de ablación e implante de órganos y/o tejidos humanos en casos de muerte traumática al Presidente de la Nación, Mauricio Macri, nunca obtuvo ayuda de parte del mandatario. Hacía más de dos años que la Gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, le había dado el aval para hablar de eso tras pedirle que diera charlas en la Escuela de Policía Juan Vucetich. Ella se había reunido con las madres a pocos días de asumir en la sede de la Asociación en Fray Justo Sarmiento al 300. Allí, le dijo que quería hablar de la vida y, ante la pregunta de Vidal, explicó cómo lo haría: “Hablando de la donación de órganos porque las córneas de Maxi están en dos mujeres, las válvulas del corazón están en dos personas”. Con 94 mil policías a cuestas, el ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, le dijo que no había nada parecido y Vidal le dio absoluta confianza. “Hacelo, confió en vos”, le dijo. Por eso pensó: “Son del mismo gobierno… Cuando después tuvimos la reunión en la Quinta dije ‘Bueno, va a ser fácil…’. Y no… Acá estamos. No importa. Tengo que seguir andando”.

Su hijo era donante de órganos y, desde ese día, ella concientiza sobre ese tema porque sostiene: “¿Para qué enterrar unos órganos que después se los comen los gusanos?”. Y la Ley Justina fue la piedra angular de esto para que todas las personas mayores de edad sean donantes a menos que hayan dicho lo contrario en vida. Por desgracia, a pesar de los mensajes de apoyo que recibía Justina de su familia y Silvia Irigaray, que fue contactada por Ezequiel (padre de la nena) a través de Juan Carr (Red Solidaria), la nena de 12 años falleció el 22 de noviembre de 2017 por no recibir un trasplante de corazón a tiempo y la ley se votó en julio del 2018. Era difícil mostrar resistencia a un proyecto tan sensible y se votó con errores a cuestas.

“Cuando llame al INCUCAI y les dije ‘Que bárbaro esto…’ una de las médicas me dijo: ‘Pero hay cosas que hay que arreglar y las vamos a tener que ir cambiando con el tiempo. Vamos a ver cómo se va corrigiendo la ley porque hay cosas que no están bien’”.

Fue así como llegamos al 20 de octubre pasado. Ese día Silvia recibió uno de los mejores regalos que le podían dar por el día de la madre. Tras armar un proyecto junto al juez Gabriel Vitale (el otro autor del protocolo de actuación para las fuerzas policiales en muertes traumáticas), le contaron que la Cámara de Diputados va a sesionar para debatir sobre el proyecto. “El protocolo se lo agregamos a la adhesión de la Ley Justina. Hicimos todas la correcciones de esa Ley. No me cabe dudas que lo van a votar todos y para mí va a ser un regalo de Dios, pero no me alcanza. Con eso, tengo un 50%. Me van a faltar los senadores. Eso ya será el año que viene”, dice.

-Justamente en el día de la madre ¿Cómo se hace para curar el dolor y tal vez pasarla bien con tu familia?

-Lo más difícil de todo es el primer año. El primer año a mi me enojó muchísimo ver la publicidades en la calle en la tele que decían regalale a mama esto. Para mi era un dolor que me enojaba. Yo iba manejando y pensaba… A mi, suponete, Falabella me preguntó si yo quería que pusieran esa publicación si yo tengo un hijo muerto, ellos no saben, es que uno da por hecho que todo el mundo tiene que saber y se tiene que detener el mundo. El tema es que el mundo sigue andando y vos tenes tu dolor para toda la vida. El primer año es en mi caso, el día que lo parí a Maxi (4 de agosto de 1976), que no está más para cumplir años, el día de la madre es terrible, la noche buena, que a mi me quedó el regalito de Maxi en el arbolito de navidad. Pasaron cuatro días nada más para que lo maten. Y el otro regalo que nunca supo y que se lo regalamos con el papá era el viaje a Egipto porque se había terminado de recibir de Licenciado en Relaciones Internacionales.

Su fanatismo por Egipto era supremo desde chiquito, pero no lo llegó a conocer. Su madre lo conoció por él y viajó a aquel país 10 días después de su fallecimiento a esparcir sus cenizas entre las pirámides. Él quería la paz en Medio Oriente. Una palabra que, en el último tiempo, dejó de existir por esos lares.  “Para mi diciembre ya es triste, llega el primero de ese mes y para mi ya se que llega el 29 y te vas acordando las horas y cuando tocaron el timbre y eso les pasa a todos”, dice. Tras ser condenado su asesino en un juicio ejemplar, empezó la batalla interna para no enfermar de cáncer: “Te abrís a eso, las defensas bajan y te abrís a enfermarte. De hecho llevamos 66 mamás muertas por cáncer, menos una que se suicidó. Es terrible. No se tolera. El tema es la silla vacía, la cama vacía, el no verlo, entonces no es para todas igual. Y después con el tiempo vas calmando, decidimos juntar los pedazos del piso, unirlos y yo cada día que viva siempre lo voy a homenajear a Maxi. Siempre. El recibirlos a ustedes, este trabajo para mi es un homenaje a Maxi y a todos los demás pero lo hago por Maxi”.

-¿Qué te produjo la asociación?

-Es una genialidad haber formado esta asociación, es maravilloso. Sería bueno cerrarla porque habría terminado la violencia. Eso no pasa porque hay mucha en este trabajo. Es duro, es difícil, tenemos esta misión y la llevamos adelante lo mejor que podemos, pero a todas nos gusta muchísimo.

-A punto de cumplirse 15 años de la Asociación, ¿qué legado esta dejando y quien podría seguir esto?

-Nunca nos planteamos eso porque parece que vamos a ser inmortales, pero es cierto. Fíjate que cumplimos 15 años, estamos cada vez más viejas, pero no tengo idea, no tengo en mis planes morirme ahora. Hay una mamá que se sumó ahora (Silvia Fredes cuya hija Martina Miranda murió en un siniestro vial con solo 16 años en 2016 y su asesino Damian Villanueva se suicido a los pocos días). La idea es rotar las presidencias y nada va a cambiar porque hacemos lo mismo.

Rivengo, el clásico que se juega hace más de 70 años

Por Gregorio Gajate

River Plate y Flamengo irán por la gloria máxima a nivel sudamericano el 23 de noviembre. Pero, no es el único enfrentamiento. En el noroeste de Brasil, en la ciudad de Teresina del estado de Piauí, a más de cinco mil kilómetros de diferencia, también se disputa un River – Flamengo. Con 360 clásicos jugados y 872 goles anotados, los dos clubes más grandes de la ciudad, comparten una de las máximas rivalidades del fútbol brasileño, el Rivengo.

El Esporte Clube Flamengo apareció el 8 de diciembre de 1937 y fue fundado por el Senador Raimundo Melo de Arêa. Copiaron absolutamente todo del Fla de Rio de Janeiro, la única diferencia es la palabra “Piauí” en su escudo, para diferenciarlos. River Atlético Clube llegó poco después, el 1 de marzo de 1946. Fue creado por un grupo de estudiantes de educación física de Teresina y dirigidos por el profesor Antilhon Ribeiro Soares. En principio hubo dudas con el nombre, hasta que uno de los alumnos recordó el famoso equipo de “La Máquina”, de River Plate, que obtuvo diez títulos en seis años a principios de la década de 1940. El “Plate” lo ignoraron para hacer que sea menos extranjero. También se diferencia con el club argentino en su camiseta, la titular es roja con rayas blancas y negras horizontales, muy parecida a la de San Pablo, mientras que la suplente suele ser similar a la del equipo de Nuñez, con una banda roja vertical.

A ambos equipos les costó tan solo dos temporadas consagrarse en el Campeonato Piauiense. El Mengão lo consiguió en 1939 y el Tricolor lo hizo en 1948. A ese año se remite el primer Rivengo. Fue un 24 de abril en un partido sin goles. Tres años después, el 7 de septiembre de 1951, jugaron el quinto partido de su historia. El club inspirado en La Máquina aplastó al rojo y negro por 11 a 3, en un partido que se recuerda hasta el día de hoy. De los 360 clásicos que jugaron, River ganó 136, Flamengo 115 y empataron en 109 ocasiones. El último enfrentamiento fue el pasado 27 de febrero, por el Campeonato Piaiuense, donde el equipo de la banda roja ganó por 2 a 0.

Para 1963, con solo 17 años de vida, River de Piauí ya era un grande. Alcanzó el título local en 14 oportunidades, solo se le escaparon los de 1946, 1947, 1949 y 1959, todos a manos de Botafogo. No solo lo aventaja a su rival en el historial entre ambos, sino también en los títulos obtenidos. Fue campeón del Campeontao Piauiense 31 veces, mientras que su clásico lo hizo en 17 ocasiones.

Las similitudes entre ellos son infinitas. En Piauí a River lo suelen llamar “O maior”, o “El más grande”, en español, mientras que el Flamengo se hace llamar “O mais querido”, o “El más querido”. También podemos hablar de su historia, ambos disputaron por seis años consecutivos el Campeonato Brasileño de Serie A. El Mengão compitió cuatro veces en la Serie B y once ocasiones en la Copa de Brasil, mientras que el Tricolor jugó diez temporadas en la segunda categoría y otras diez la Copa de Brasil y en 2015 fue subcampeón del Campeonato Brasileño Serie D. Además, comparten localía en el Estadio Albertão de Teresina que se llena cada vez que estos dos gigantes de Piauí disputan el Rivengo. Esa cancha tiene una capacidad para 44.200 espectadores, es decir, por encima del mínimo requerido por Conmebol para finales(40 mil), y quien sabe, algún día…

La culpa es de este pueblo Sabalero

Por Joaquín Méndez

Setenta y cinco minutos del segundo tiempo. Un partido de fútbol. Sábado 9 de noviembre. En este día histórico me encuentro en el sillón de mi casa observando la final de la Copa Sudamericana. Vuelvo a repetir, histórico. Sí señor. Para todos o casi todos o lo que sea que supongamos que sea el todo para nosotros. Pocas veces me sentí identificado o me sentí representado como hoy. Es Colón de Santa Fe y está perdiendo con el conjunto ecuatoriano Independiente del Valle. 2 a 0. Por dos malditos goles, pero la alegría que invade cada rincón de mi corazón, no me la va sacar nadie.

Disculpe, siempre me enrosco y comienzo a cuestionar lo que está impuesto. Es más, me permito realizar una construcción para mi beneficio en estas líneas. Ni el penal que erró Luis El Pulga Rodríguez me va quitar lo bailado. Flor de jugador, hermano. Ni la lluvia que intentó en vano arrebatarnos este encuentro. Ni siquiera cómo termine este partido, ni siquiera que gane Colón y sea todo fiesta. No me vengan con que lo único que sirve en estas instancias es salir campeón.

¿Qué es ganar y qué es perder? El conjunto santafesino perdió con su hincha fallecido por las altas temperaturas del territorio paraguayo, mientras caminaba con su sobrino, sufrió un paro cardíaco. Espere. Son las 20:20, gol de Colón. Ángel Ramón Monzón desde donde se encuentre ahora, empujó con su recorrido hacia la esperanza, la de un golcito más. Por favor. El árbitro del encuentro adiciona 7 minutos más, no piensen que voy a cambiar alguna letra de lo que escribí. No es orgulloso, no. Escúcheme. Tengo la suerte de escribir por placer en este instante y por el momento, no me encuentro bajo la precarización laboral que sufren muchos colegas. Cómo no pensar en vos, Ernesto Rodríguez, periodista incansable que falleció transmitiendo el conocimiento de nuestra profesión este año, gracias por llenarme de preguntas.

Pablo Lavallén se toma la cabeza. El técnico sufre y es un reflejo de la hinchada rojinegra. Esta esperanza de los últimos minutos del partido la construyeron ellos. La construyó Alberto Nini, quién pedaleo 900 kilómetros desde San Javier, Santa Fe.

Por mi piel escapa el alma Sabalera.

Renato y Aimé, hermosa pareja que postergaron su fecha de casamiento por alentar al club de sus amores, o su amor, mejor dicho.

Si ganara yo al infierno, por ser negro y nada más. Moriré llevando negro el corazón.

Otro fanático, se lanzó al mundo con sus pies como sostén de una larga caminata y con su pulgar, para encontrar un alma de sangre y luto, que lo lleve hasta Paraguay. La encontró, un camionero lo acercó hasta la frontera para gritar por su equipo.

Ah eh Ah yo soy Sabalero, ah eh ah, Sabalero, Sabalero.

Un hombre se refriega con sus dedos los ojos humedecidos por sus lágrimas. Su Colón, está en la final en Paraguay y él está ahí para vivirlo.

Más de 40 mil personas arribaron a La Nueva Olla, el estadio de Cerro Porteño y la olla, se llenó. ¿Y por qué? Los Palmeras, se lo seguirán contestando…

Sabale, Sabale, la culpa es de este pueblo sabalero., Sabale, Sabale. ¡Que todo el mundo grite dale negro!

Estoy finalizando el texto, el Sabalero perdió 3 a 1 con Independiente del Valle. Más que digno papel en esta Copa Sudamericana, pero como recalqué, no interesa el resultado. ¿O acaso estas historias no merecen ser reivindicadas a pesar de tener o no éxito? No me venga con fracaso, Cólon ganó el segundo puesto, sí lo gano, hombre. Aprendí mucho estos días del pueblo rojinegro, muchísimo.  Se lo agradezco, perdí prejuicios y gané problemas, que haré mierda para seguir construyendo juntos. Por si le quedó alguna duda, le dejo las últimas frases de la canción “El Sabalero”.

He nacido en las orillas roja y negra.

Yo me entiendo con la gente sabalera,

soy amigo del ciruja y del maestro,

con el tordo y con el punga yo me entiendo.

Y en mi mesa se codea la pobreza y el señor,

canta río y también canta pastor…

¡Y aunque me ganara el cielo por cambiarme de color, moriré llevando negro el corazón!

Un pase a las redes sociales

Por Valentín Irisarri

Las redes sociales se convirtieron en el medio de comunicación más influyente en los clubes de Argentina. En los últimos años, las páginas web donde se solían emitir comunicados oficiales fueron quedando relegados debido al incremento de usuarios de redes en las instituciones, ya que la efectividad para alcanzar interacciones fue masiva y contundente. La supremacía de Boca y River en la cantidad de seguidores es muy notoria: más de 3 millones de usuarios en Twitter. San Lorenzo -750.000-, Independiente -440.000- y Estudiantes de La Plata -408.000- son los tres equipos que lo siguen.

Gimnasia y Esgrima La Plata es el séptimo club con mayor cantidad de seguidores -334.000- en todo el país. Es un hecho que trasciende lo habitual, debido a la llegada de Diego Armando Maradona a la institución Mens Sana. Sin embargo, el Departamento de Comunicación y Prensa del Lobo trabaja con dos empleados y ocho colaboradores para el manejo de la información del club y no solamente en el fútbol masculino y femenino, sino también en el básquet por igual. En tanto el hockey, el vóley y demás disciplinas amateurs solamente se comunica en los días de partido.

Los objetivos propuestos por los diferentes clubes para comunicar en las redes llevan caminos similares pero estrategias diferentes. Vélez, por ejemplo, en el Twitter oficial –@velez- solamente publican el día a día del futbol profesional y durante los partidos. Luego mediante @velezdeportivo informan las actividades amateurs del Fortín de manera oficial. Por otro lado, Vélez transmite los partidos oficiales por radio –AM 1220- y utiliza Facebook e Instagram para cautivar a adultos y jóvenes. “Utilizamos mucho la fotografía para llamar la atención. Sentimos que con hastags, fotos intensas y de calidad generan mayor atracción en los usuarios. Y si son de otros clubes, mejor también”, afirmó uno de los empleados del Área de Prensa del club, Diego Guitián.

Racing, sin embargo, no posee cuentas alternativas, salvo @racingoficial. Todas las cuentas que poseen los deportes no remunerados pero pertenecientes al club no son oficiales, por ende Racing no se hace cargo de nada de lo que se publique en esas cuentas. Solamente interesa que reaccionen los hinchas, está prohibido publicar contenido ofensivo o polémico para cargar al rival. Alemán Fusario, Community Manager de las redes, afirma que desde la Comisión Directiva tienen la obligación de no contestar mensajes directos, responder tweets a menciones o marcar Me Gusta en una publicación no correspondiente al club, Antes de fin de año se lanzará TikTok, una aplicación donde los usuarios crean y comparten videos cortos de hasta 60 segundos, y Racing ya está subiendo material a la plataforma.

Otro gran trabajo que se viene realizando desde el interior del club de Avellaneda es el material de archivo. “Mucha gente viene a trabajar al Archivo del club que hay en el Estadio. Periodistas y sociólogos acercan material todo el tiempo y eso nos ayuda también a agregar cosas del pasado a nuestras redes que, a lo mejor, al hincha de Racing le interesa”, agregó Fusario.

Un caso llamativo pero a la vez motivador para el ascenso es lo que pasa en Sacachispas, club de la B Metro. En Twitter posee 71.127 seguidores –más que ocho equipos de la Superliga-. Pablo Turiaci es el encargado de administrar las redes junto a su hermano, y el crecimiento se dio a partir de la propuesta de los jugadores de sacarse la foto antes de los partidos parodiando distintos temas –navidad, pascua, guerreros, por ejemplo-. “En Twitter publicábamos la foto y después twitteábamos algo gracioso. Así logramos una cierta simpatía en los usuarios. Hoy Sacachispas le cae bien a mucha gente por lo que los jugadores hacen”, dijo Turiaci. Además de acercar usuarios a la cuenta oficial, la exitosa actividad de los jugadores también acercó Sponsors y canjes a la institución. “Es una marca registrada de Sacachispas y ahora queremos seguir innovando”, cerró el periodista.

Pablo Lavallén y el rol de los entrenadores

Por Mauricio Serrano y Jimena Santillan 

Pablo Lavallén no pensaba en vivir del fútbol cuando era chico, ya que lo consideraba un juego, pero a medida que fue creciendo lo empezó a ver como algo más formal, para luego convertirlo en su profesión. Por eso, recalca que su primer sueño fue poder debutar en Primera y, al lograrlo, tuvo la posibilidad de construir su carrera en este deporte.

Lavallén jugaba de chico con sus amigos en las calles del barrio Las Cañitas en Palermo, hasta que su papá lo llevó a probarse a River en 1979, con siete años. A medida que avanzaba en las divisiones inferiores, los técnicos lo fueron probando en distintos puestos en base a sus cualidades, y así fue que finalmente se convirtió en defensor. 

A partir de su debut el 4 de agosto de 1991, pudo cumplir otros sueños, como meter un gol y salir campeón (obtuvo 3 títulos locales y una Copa Libertadores, todos con River). Desde 1996 jugó en el exterior defendiendo los colores del Club Atlas de Guadalajara en la Primera división de México. En esta institución le dejó buenos recuerdos a los hinchas que hasta el día de hoy se lo reconocen cada vez que visita esa ciudad. Hasta el 2001, año en que dejó de jugar para ese equipo, tuvo el privilegio de compartir el plantel y enfrentar a jugadores reconocidos a nivel mundial como José “Bebeto” Gama de Oliveira, Hugo Sánchez, Míchel González, Leonel Álvarez, Iván René Valenciano, Rafael Márquez y Bernd Schuster. En esa época, el fútbol mexicano era parecido a lo que son hoy en día las ligas de Estados Unidos y China, en donde van los jugadores de renombre para retirarse y  potenciar a los jóvenes de ese país.

Luego de irse del Atlas, dividió su carrera entre Argentina y México, y pasó por diferentes clubes –Tiburones Rojos, Huracán, San Luis, Huracán de Tres Arroyos y Coyotes de Sonora-, hasta que en 2007 tomó la decisión de retirarse en Platense: “Costó dejar de hacer lo que a uno le gusta, pero hay que tomar la decisión para no degradar la carrera deportiva y así cuidarla”, afirma el exdefensor.       

Lavallén en su rol de entrenador contó que: “los técnicos te pueden orientar, enseñar, trasmitir herramientas e información, y en mi caso el que más me dio todo eso fue Ricardo Lavolpe”, quien lo dirigió en Atlas.

En comparación con la carrera de jugador, Lavallén afirma que: “es más difícil ser técnico que jugador, porque el jugador piensa por uno mismo, en cambio el técnico piensa por todo el plantel, por los dirigentes, por lo que declara a la prensa y el mensaje que le da a los hinchas”. Sumado a eso, expresó que: “un buen entrenador debe tener llegada con el jugador y buenas herramientas, si no sólo se es un buen tipo”.

Siguiendo con las cualidades que se requieren para ser un buen técnico, aseveró que: “hay que ser un poco maestro, psicólogo, padre, amigo, y a veces hay que poner los puntos para que aterricen. Por eso, el mejor halago que puede tener un entrenador es que los jugadores que dirigió hablen bien de uno más allá de los resultados. Me encanta que un jugador me diga que aprendió de mí porque ellos son los que hacen ganador a un entrenador. El rol del técnico es importante, pero vendría a ser como un actor de reparto, los que ganan los partidos son los jugadores”.

El fútbol para él es un tema de gustos porque “cada entrenador puede tener una receta o más, es decir, los métodos que usa, y eso marca una escuela como fue el caso de Pep Guardiola en el Barcelona”.   

Lavallén aclaró también que un entrenador intenta trasmitir a sus dirigidos lo que fue como jugador y lo que le hubiese gustado ser: “A mí me hubiese gustado ser mejor jugador con la pelota, tener más velocidad, por eso me gustan los equipos que son rápidos, los que tienen buena tenencia, los que marcan bien. Uno quiere todo el combo, y en eso está la posibilidad de cada uno de saber trasmitir, como por ejemplo, el caso del Atlético de Madrid de Simeone, que tiene su esencia o ADN de lo que fue él como jugador. El técnico que no trasmite nada es porque falla algo en el mensaje y no termina siendo un buen entrenador, porque su equipo no sabe a qué juega”.

Con respecto a si dirigiría a un equipo de los denominados grandes respondió: “No dirigiría a Boca y Chivas de Guadalajara por mi pasado, pero después aceptaría cualquier club porque es un trabajo y mi familia come gracias a eso. Así como cuando uno es jugador quiere poder estar en los mejores equipos, lo mismo pasa cuando sos entrenador, porque esos clubes tienen más posibilidades de salir campeón, son los más convocantes, los que más ganan, los que tienen más recursos y son grandes en todo el mundo”. Con respecto a dirigir una Selección, negó esa posibilidad y expresó que: “es otro tipo de trabajo, es distinto al día a día con el plantel, ya que consiste en viajar, mostrarle videos al jugador y es algo que recién lo pensaría dentro 10 ó 15 años, pero por el momento no”. 

Si tuviera que decirle algo al Pablo Hernán Lavallén jugador, se reprocharía no haber intentado tener un poco más de protagonismo. “Aprovechando que jugué en River cinco años y que estuve contenido en el lugar que me dieron, quizá tendría que haber sido un poco más egoísta para tratar de mostrarme un poco más”, asegura.