jueves, julio 24, 2025
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Juegos Evita, el deporte es salud

Por Giuliano Toschi, Tomás Fundia, Francisco Romero y Tadeo Lercari 

Los Juegos Evita son una competencia deportiva con más de 35 disciplinas, que apunta a jóvenes de entre 10 y 18 años y adultos mayores de 60, de todas las provincias del país. Pero ¿cómo surgieron? Nacieron en 1948 durante el primer mandato de Juan Domingo Perón, y fueron impulsados por su esposa, Eva Duarte y el ministro de Salud, Ramón Carrillo. Tenían el fin de incluir y promover la cultura de la solidaridad y el trabajo en equipo entre los sectores más postergados. Además, muchos niños y niñas accedieron a la salud por primera vez debido a las revisiones médicas.

Muchos clubes y organizaciones de barrio se fundaron en base a estos Juegos, que tuvieron un gran impacto en la expansión del deporte a cada ciudad de poca urbanización. En la inauguración, Eva Perón declaró: “Los niños de nuestra tierra unidos en la práctica del deporte, son también forjadores de la grandeza de la patria”. En la segunda edición llegaron a participar más de 100.000 chicos y chicas, convirtiéndose en la primera experiencia masiva deportiva y social en América. 

Esta competición se frenó en 1955 con el derrocamiento de Perón, y regresó 18 años después en su tercer mandato. Luego, con el presidente ya fallecido, los juegos se detuvieron nuevamente por otro golpe de estado, hasta que volvieron de forma definitiva en 1991. Originalmente solo se disputaba fútbol, pero con el correr de los años fueron incluyendo distintas disciplinas como básquetbol, natación o esgrima, y más recientemente otras como atletismo, boxeo o ajedrez.

El Gobierno actual intentó cambiar el nombre de la competición a “Juegos Deportivos Nacionales”, pero la subsecretaría de Deportes de Nación después de debatirlo confirmó que mantendrán el nombre actual, aunque, eso sí, anunciaron el desfinanciamiento, por lo que se reducirá la cantidad de participantes y varias disciplinas ya no estarán dentro del evento.

 

El debut de la Fórmula 1 en Argentina

Por Martina Casabianca y Katherine Sperani 

El Gran Premio de Buenos Aires fue en sus comienzos una competencia de carreras de Fórmula Libre organizadas por el Automóvil Club Argentino (ACA). Estas arrancaron a principios de la década del 1930 y se realizaron tres carreras previas al peronismo, las primeras dos en los años 1932 y 1936, en el circuito Costanera, para luego continuar con la tercera en el año 1941 en el circuito de Retiro. 

Luego de esta última, las carreras se frenaron debido a inconvenientes con las importaciones del caucho para las ruedas y que tampoco era posible desembolsar demasiado dinero en la nafta debido a la situación económica del país. Esto fue una de las grandes causas por las cuales en 1942 prohibieron las carreras de Formula Libre, que se reanudaron recién en 1947 en el primer mandato del Presidente Juan Domingo Perón. Inclusive éste estuvo presente en la primera carrera luego de la habilitación, donde dio la señal de partida.

A partir de ese momento, las carreras pertenecientes a este premio comenzaron a titularse con los nombres del presidente, o en algunos casos el de su mujer, Eva Duarte de Perón. Las primeras once competencias se realizaron en el circuito de Retiro, el de Palermo o el de Costanera Norte, hasta el año 1952 cuando se inauguró el nuevo Autódromo (hoy llamado Oscar y Juan Gálvez), también impulsado por el presidente.

Por aquellos años, el gobierno de Juan Domingo aportaba presupuesto para que los volantes más importantes pudieran correr en los Grand Prix. Este comenzó habilitando las carreras en 1946 y dos años después, varios pilotos decidieron visitarlo en la Casa Rosada, entre ellos Juan Manuel Fangio y Froilán González, donde le manifestaron su intención de construir un autódromo en la Ciudad. Perón puso en marcha la obra y a partir de 1952 las competencias se realizaron allí, celebrándose en 1953 la primera edición de Fórmula 1 internacional.

Mundiales con Perón

Las decisiones de la AFA que privaron a la Argentina de jugar un Mundial

La Copa del Mundo 1950, disputada en Brasil, fue la segunda que la selección argentina no participó por distintos motivos relacionados a conflictos políticos.

En la década del 40, el seleccionado se encontraba en su época dorada, en la que conquistó los Sudamericanos 1941, 1945, 1946 y 1947. Pasada esa etapa de esplendor, en 1948, la relación entre los futbolistas con la AFA no era la mejor y eso llevó a que los jugadores realizaran una huelga, encabezada por Adolfo Pedernera, exigiendo un aumento salarial y la libertad de decisión de dónde jugar, ya que eso lo elegía el cuerpo técnico. 

En 1949, el seleccionado decidió no presentarse al Sudamericano y varios futbolistas de renombre, como Alfredo Di Stéfano y Pedernera, eligieron ir a jugar a Colombia, que no estaba afiliada a la FIFA. Argentina estuvo sin actividad hasta marzo de 1950, cuando enfrentó a Paraguay en dos partidos, con un empate y una victoria, en el cual contó con jugadores del ámbito local.

Una de las versiones señala que la selección no jugó esa edición del Mundial, disputada en Brasil, ya que Valentín Suárez, presidente de la AFA en aquel entonces, le dijo a Perón que no existían garantías de triunfo: “No le puedo asegurar que vayamos a ganar”. La otra versión está asociada al éxodo de jugadores del fútbol argentino, algo que debilitó al equipo nacional.

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Las causas que no permitieron su participación en Suiza 1954

La selección argentina no jugó el Mundial de 1950 organizado en Brasil por pedido de Juan Domingo Perón, presidente del país, debido a la mala relación que había entre las federaciones sudamericanas por la huelga, organizada en 1948, que produjo que haya un éxodo de jugadores como Alfredo Di Stéfano y Adolfo Pedernera que fueron a Colombia un año después y también por la falta de ritmo competitivo (Jugaban dos partidos por año).

La AFA, conducida por Raúl Colombo, estaba descontenta con la decisión que tomó la FIFA en elegir a Francia como sede de la Copa del Mundo de 1938. En consecuencia, la Argentina tomó la decisión de no participar en el Sudamericano de 1953, torneo que daba la clasificación al mundial de 1954 en Suiza, que ganó Alemania Federal.

Guillermo Stábile, director técnico de Argentina, viajó como veedor para analizar los posibles rivales. Tras presenciar el sorteo de Suiza 1954, el goleador del primer mundial en 1930 manifestó: “Si la Argentina hubiera concurrido, habría tenido una actuación destacada”.

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La muerte de Perón en medio del Mundial 

En medio de la Copa del Mundo de Alemania 1974, el presidente de Argentina murió de un infarto. Su lugar lo tomaría su esposa y vicepresidenta, María Estela Martínez de Perón.

El 30 de junio de 1974 Argentina perdió 2 a 1 frente a Brasil en la segunda fase de grupos del Mundial disputado en Alemania y al día siguiente Juan Domingo Perón, presidente de la Nación en aquel entonces, falleció a causa de un paro cardíaco por el agravamiento de la cardiopatía isquémica crónica que sufría y fue reemplazado por su esposa, María Estela Martínez de Perón.

En cuanto la noticia llegó a tierras alemanas, el plantel argentino le rindió homenaje al presidente con una imagen suya y se realizó una misa en su honor en la iglesia de San Lambertus en la ciudad de Mettmann. Mientras Argentina se encontraba de luto, el seleccionado debía enfrentar a Alemania Democrática por el último partido de la fase con ambas selecciones ya eliminadas. La AFA intentó postergar el partido, pero la FIFA se negó y los dirigidos por Cesar Luis Menotti tuvieron que disputar el encuentro, donde se hizo un minuto de silencio.

Durante el mismo año, Perón había creado la Comisión de Apoyo al Mundial, luego de que la Argentina haya sido designada como sede en el año 1964 para la edición de 1978, lamentablemente el teniente general no pudo ver a su selección como anfitriona y campeona de dicha competencia.


Producción y textos: Martina Sette, Agustina de los Santos, Franco Luis Bonini, Juan Mennella Felipe Iturbe, Agustín Paratcha, Ignacio Pretto, Valentín Albano, Agustín Caballero, Bruno Toscano, Nicolás Martini, y Thiago Stortoni 

Racing y Banfield, la definición atravesada por la política

Por Brian Silvera, Nahuel Montenegro, Tobías Gallardo y Juan Manuel Tesolin

Tras igualar en puntos en la última fecha del Campeonato de Primera División de 1951, Banfield y Racing jugaron un partido de desempate pese a que el Taladro tenía una mejor diferencia de goles que la Academia.

Los rumores que circularon antes y después de esa definición provocaron que fuese titulada como una de las más politizadas de la historia argentina. Una especie de interna ética, moral y deportiva en los adentros del gobierno, englobada por un trasfondo de ideales sociales y culturales: el “equipo humilde”, con Eva Perón como abanderada, contra el “equipo poderoso”, apoyado por el Ministro de Hacienda de Juan Domingo Perón, Ramón Cereijo. Evita tenía preferencias por Banfield por ser el equipo más débil, más una cuestión de principios que de simpatía por el club del Sur.

La primera final fue el 1º de diciembre de 1951 y terminó empatada 0-0, por lo que hubo que jugar otra. El segundo partido acabó 1-0 a favor de Racing con un gol de Mario Boyé y el conjunto de Avellaneda se consagró campeón. Ambos encuentros se disputaron en el Gasómetro de San Lorenzo, en Avenida La Plata. A pesar de la derrota, Banfield fue bautizado por la prensa como el “campeón moral”, ya que fue el primer equipo fuera de los cinco grandes que ocupó la primera colocación en un torneo de AFA.

 

Estadio Presidente Perón, la cancha de “La Academia”

Por Pedro Fernandez Perotti y Tobias Ramos Mejia 

El 3 de septiembre de 1950 se inauguró el estadio de Racing Club, uno de los más importantes del país: el Estadio Presidente Perón, conocido popularmente como “El Cilindro” de Avellaneda. A 50 años del fallecimiento del ex presidente de la Nación, cabe destacar la importancia de su gobierno en la construcción del mismo.

A fines de la década del 40, mientras Racing peleaba por obtener su primer campeonato profesional, para la dirigencia uno de los objetivos primordiales era construir un nuevo estadio. En 1947, el Poder Ejecutivo firmó el decreto 7395, el cual lo autorizaba a otorgar créditos para la construcción de instalaciones deportivas. El decreto fue impulsado por el gobierno de Perón con el objetivo de extender una serie de políticas públicas con el deporte como base principal.

Con esta inversión, las instituciones deportivas lograron crecer en infraestructura y abordar a los sectores sociales más vulnerables. La “Academia” fue uno de los beneficiados y  recibió un préstamo inicial de tres millones, a los cuales más tarde se les sumarían otros ocho gracias a las gestiones e influencia de Ramón Cereijo, ministro de Hacienda del gobierno de Perón por entonces y fanático de Racing, quien además editó una revista especial del club y fue socio honorífico.

La obra total costó 15 millones de pesos, el equivalente a 1,2 millón de dólares de ese tiempo, unos 15 millones de dólares de la actualidad; poco si se lo compara con los casi 80 millones que costó el Madre de Ciudades en 2018); y casi el 80% fue financiado por el Estado Nacional, ya que Cereijo fue quien le solicitó al presidente de la Nación el préstamo para que los directivos del equipo de Avellaneda pudieran solventar los gastos. La comisión directiva del club, presidida en ese momento por Carlos Paillot, que fue secretario de salud de la municipalidad de Buenos Aires, homenajeó a Perón con el nombre del estadio.

Sin embargo, pese a que el estadio llevaba el nombre de Perón, medios partidarios y los propios hinchas, manifestaron en varias ocasiones que Cereijo mereció más que nadie que el “Cilindro” lleve su nombre en homenaje a quien llevaba al club en su corazón. “Muchachos, a mí me puede costar mi posición, pero ustedes ganan”,le dijo a los jugadores previo al segundo partido final del campeonato de 1951, donde Racing vencería 1 a 0 a Banfield.

Los Juegos Panamericanos 1951

Por Iván Cardozo, Yessica García y Valentín Gerez

Juan Domingo Perón y María Eva Duarte asistieron a la inauguración del  primer certamen continental deportivo que se llevó a cabo en nuestro país el 25 de febrero. Los estadios de GEBA, River, Huracán y el  por entonces recientemente construído de Racing Club (recinto que lleva el nombre del General y fue utilizado para la ceremonia inaugural) fueron elegidos como sedes para dicho evento. También se usó el tradicional estadio cubierto Luna Park. 

El acontecimiento fue promocionado por el gobierno de Perón, todavía en su primer mandato, con lo que cumplía la premisa de dar al fomento deportivo un gran impulso desde el Estado. El presidente de la Nación fue el encargado de inaugurar los Juegos: “El deporte es para nosotros un medio, de tantos, que usamos para fortalecer, elevar y dignificar al hombre”. Además, el Jefe de Estado de México, Miguel Alemán Valdés, le obsequió a Perón un caballo blanco como símbolo de amistad y unidad entre naciones. 

Participaron 21 países de América con 2.513 atletas para competir en 18 deportes. La delegación argentina logró 154 medallas: 68 doradas, 47 plateadas y 39 de bronce. El presidente fue el encargado de colgar las medallas a los deportistas argentinos. Es hasta la fecha la segunda mejor marca del país en los Juegos Panamericanos, por detrás de Mar del Plata 1995 donde obtuvo 159. Fue tal el buen desempeño de los demás deportistas argentinos que el mismísimo Pascual Pérez no pudo competir, ya que no superó la instancia eliminatoria. El atletismo contó con buenas actuaciones, Delfo Cabrera repitió la conquista de los Juegos Olímpicos de Londres 1948 y consiguió la medalla de oro en maratón; también el atleta nacido en Armstrong fue el abanderado. 

En fútbol, el seleccionado dirigido por Guillermo Stábile con estrellas de la época como Norberto Cupo, artillero del equipo con 5 goles y Rogelio Antonio Domínguez, arquero juvenil de Racing que luego supo vestir la camiseta de Real Madrid, se quedó con la medalla de oro. 

Perón decía: concepto, definiciones y miradas sobre el deporte

 

  • “Es probable que el año que viene se empiecen a instalar las destinadas a la fabricación de pequeños automóviles de carrera, para que ustedes puedan disponer de máquinas de velocidad. Así con marcas argentinas, trataremos de que comience a levantar nuestra propia industria. También estamos preparando desde hace tiempo la idea de traer fábricas de automóviles al país y es probable que antes de cuatro años podamos ofrecerles a ustedes los primeros automóviles que las permitan emprender carreras con motores más o menos especiales, no con los de serie, ya que con estos es un poco más difícil participar en este tipo de competencias”. (Ante los corredores que participaron en el Gran Premio de América del Sud sobre la evolución de la industria automotriz nacional, 13 de noviembre de 1948).
  • “Yo no sé si existe ya una asociación de corredores; pienso que sería interesante constituirla, de modo que todos los corredores, acompañantes y personal que participa, se agrupara en una asociación exclusivamente deportiva. […] Nadie los va a defender a ustedes y a sus intereses mejor que ustedes mismos organizados en esa asociación”. (En una reunión con pilotos en referencia a la organización de competencias automovilísticas, 28 de noviembre de 1949).
  • “Comprometo aquí mi palabra de echar las bases para que los próximos juegos a realizarse en la República Argentina puedan disponer de las instalaciones más completas. Me comprometo a eso, pero también quiero comprometer a todos los deportistas argentinos (…) para que pensando en esa comunidad organizada de que tanto hablo diariamente, formen también la falange de esa organización para el deporte de nuestro país, porque pienso que a los deportistas argentinos estarán confiados en el futuro los destinos del deporte argentino. (…) Sé bien y he aprendido a lo largo de mi vida que el deporte no se arregla con un funcionario; se arregla con todos los deportistas o no se arregla”. (En el acto inaugural de la Casa del Deporte, 18 de julio de 1950).
  • “Mi satisfacción como argentino y como presidente de la República, es que estos muchachos, que llevaron la representación argentina a las pistas de Europa, lo han hecho como verdaderos caballeros del deporte, dejando una legión de amigos con su proceder y su manera tan honrada y honorable de vencer o de perder. Cualquiera de las dos cosas es lo mismo para un deportista de corazón y de honor. Es fácil saber ganar, pero lo difícil es saber perder con dignidad y con honor”. (En ocasión de recibir al piloto Juan Manuel Fangio en la Casa de Gobierno, 6 de octubre de 1950).
  • “Hemos querido brindar a los más pobres la obra más rica, será éste el centro ciclístico de Buenos Aires y estará abierto a todos los ciclistas argentinos, sin condición alguna. Solo les pido, muchachos, que lo cuiden y lo conserven porque es de ustedes; que hagan de él un lugar deportivo y que tengan los beneficios que el deporte brinda a los hombres sanos de cuerpo y sanos de mente. Que sean muy felices y lo disfruten muchos años”. (En el acto inaugural del Velódromo de Buenos Aires, 27 de febrero de 1951).
  • “Constituimos un pueblo de hombres humildes, La única gloria que aspiramos es hacer una Argentina justa, libre y soberana, los llanos en todas las actividades de la vida para capacitarnos más, para hacer una Argentina feliz y una Argentina próspera. En cada uno de estos muchachos que terminan de luchar por vencer en el Campeonato Evita, está la escuela que yo anhelo para la Argentina: una escuela de hombres sanos, de cuerpo y de mente; de hombres buenos, que luchan por la grandeza de la patria sin pensar en otro objetivo que esa misma grandeza. El deporte, cuando se realiza con honor, es la mejor escuela para la formación del carácter de los hombres. En él se encuentran todas las virtudes de un pueblo y en él confluyen todas esas virtudes para coronarse en una sola: la virtud suprema del hombre, la de saberse vencer asimismo antes de vencer a los demás”. (En ocasión del Acto de Clausura de los Juegos Panamericanos en 1951, al entregar el premio para el equipo vencedor del campeonato de fútbol infantil Evita, 9 de marzo de 1951).
  • Señores: Para mí el deporte tiene un significado mucho mayor que el que se había asignado hasta estos días en nuestro país. Yo creo que el deporte es una actividad creadora que completa y reafirma el alma de los pueblos. Sin el deporte, los pueblos no llegan jamás a tener un alma perfeccionada, como ambicionamos nosotros para el pueblo argentino (…) Por esa razón creo que hemos estado en deuda con la juventud deportiva del país. No hemos hecho todavía todo cuanto el Gobierno tiene obligación de hacer por ello (…) Ese espíritu es el que yo quiero que tenga toda la República; ese espíritu de hombres francos, abiertos que, aunque tenga sesenta años, todavía son muchachos, que son hombres jóvenes a pesar de los años. Eso es lo que nosotros necesitamos para luchar con la vida y para luchar por la vida y por la grandeza de la Nación. Ese espíritu que yo quisiera ver en todos los argentinos, jóvenes o viejos, grandes o chicos, ricos o pobres, sabios o ignorantes, será el único capaz de unirnos a todos los argentinos y hacernos hablar un idioma semejante, para que todos entendamos, sin segundas intenciones y sin reservas mentales, sin el engaño y sin cosas que no caben en el corazón de un hombre honrado y que no entran jamás en la mentalidad de un deportista de verdad. Esa es la escuela que yo anhelo para toda la República y para todos los argentinos. Cuando extendamos en todo el país ese espíritu que vivimos”. (Discurso durante el almuerzo en la Quinta Presidencial en el acto de entrega de los premios a los campeones argentinos de los Juegos Panamericanos, 10 de marzo de 1951).
  • Este sector de la actividad nacional ha sido poco propugnado, nosotros tenemos la convicción de la necesidad de llevarlo adelante por todos los medios; no porque queramos satisfacer a algunas personas, sino porque, indudablemente, con ello cumplimos con una obligación ineludible que tenemos frente a nuestro pueblo y sus necesidades. Nosotros no creemos que el deporte sea una cosa que deba realizarse en los ratos perdidos porque pensamos que ésta es una parte Integrante, profundamente integrante de la personalidad de los hombres. No hay comunidad dentro del mundo desde los tiempos de los griegos, qué pudiera constituir un pueblo fuerte y sano, si no ha practicado los deportes, si no ha conseguido modelar su alma a la luz maravillosa de moral a que se ha referido el señor Valentín Suárez. De manera que entendiendo así el deporte no creemos que estamos haciendo ninguna gauchada; estamos cumpliendo, lisa y llanamente, con nuestro deber que nos impone propugnar esta actividad tan noble y grande de la comunidad argentina”. (En un discurso pronunciado ante los representantes de clubes de fútbol, 28 de junio de 1951).
  • Siempre he pensado que en esta tarea en común como es el asegurar para el país su grandeza futura, sin sacrificar la felicidad del presente sino en un grado mínimo; en este de llevar adelante a un país, que es como llevar adelante cualquier otra empresa, la camaradería, la verdadera amistad y la hermandad que debe existir entre todos, es un factor preponderante para poder realizar una labor en común (…) Juancito’ Gálvez nos trae, juntamente con su hermano, el aire de toda la tierra argentina y, en ello, el recuerdo y la mirada cariñosa de toda esa patria grande que nosotros queremos con orgullo y satisfacción”. (Discurso al recibir a los hermanos Galvez en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, 2 de agosto de 1951).
  • “Yo en este aspecto y en estas consideraciones soy un deportista más y todo lo que mi palabra pueda dar en ese sentido es el aliento y el estímulo de un hombre que ama profundamente el deporte, que lo ha practicado toda su vida y que sabe lo que es el deporte, cuáles son sus beneficios y sus sacrificios”. (Discurso en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno ante deportistas, 7 de marzo de 1952).
  • “Yo creo que el mérito está en los deportistas argentinos que, sin otro apoyo que su propio entusiasmo, han podido mantener en alto la bandera deportiva argentina, sin haber recibido el apoyo por el que todavía hoy estamos nosotros en mora con la población argentina que se dedica a los deportes”. (Discurso en el almuerzo ofrecido a los pelotaris argentinos el 28 de noviembre de 1952).

Producción y textos: comisión 2 B tuno tarde

Juan Domingo, el deportista que casi compite en París 24

Un verdadero sportman

El deseo de Perón siempre fue practicar deportes que en la época eran sinónimo de honor y vida sana. Desde su infancia formó parte de la vida de Juan Domingo Perón. Su ingreso al Colegio Militar de la Nación logró profundizar sus habilidades. El boxeo y el fútbol lo abrazaron desde un primer momento, pero su especialidad fue la esgrima. No se trataba sólo de una actividad física, era un ejemplo para las futuras generaciones. 

El deporte en la época tenía linaje con el honor, una forma de hacer vida sana, físicamente y moralmente, a quienes practicaban muchos deportes los llamaban “sportman”, lo que Perón siempre deseó ser.

Desde chico estuvo ligado a la equitación. Cuando se mudó a Buenos Aires con su abuela tuvo su primer acercamiento con el fútbol ya que tenía una cancha cerca de la casa y otra en el colegio. Era un buen arquero y ya en el ejército su equipo logró ser campeón. Después de empezar el Colegio Militar su camino en el deporte cambió.

“Es difícil olvidar que uno ha sido boxeador, futbolista, rugbier, polista, jugador de básquet y maestro esquiador”, dijo una vez en 1968 durante una entrevista. Años después, poco antes de volver al país, explicó que a través del deporte se podía luchar contra la delincuencia juvenil y que su gobierno tuvo un índice menor por la cantidad de clubes que se habían creado con la ayuda del Estado.

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Días de nieve 

Logró el título de “maestro esquiador” en las clases de Gigi Panei, instructor del ejército de Italia, uno de los mejores a nivel mundial.

Juan Domingo Perón era un excelente esquiador. Entre 1936 y 1938, fue militar en la Embajada Argentina en Santiago de Chile donde tuvo su primer acercamiento en el esquí. Pero fue en 1939, en su llegada a Italia, en donde alcanzó sus mejores logros.

Perón se destacó por ser un excelente esquiador, ya que se formó en el Batallón Ducca Degli Abruzzi, que era considerado uno de los mejores en cuanto a la preparación y entrenamiento.

Durante su estadía en Aosta, una de las principales ciudades de los alpes italianos, Perón recibió el título de “maestro esquiador”, gracias a las clases que tomó con Gigi Panei, instructor del ejército de Italia en esa área y uno de los mejores a nivel mundial.

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La influencia en el mundo de las motos

En su presidencia se crearon diferentes circuitos y también muchos eventos que ayudaron a difundir este deporte. Apoyó de manera a todos los pilotos y creó escuelas dedicadas a enseñar motocross.

En el mundo de las motocicletas, Perón tuvo influencia en su industria. Cuando ocupó el cargo de Secretario de Trabajo y Previsión se enfocó en mejorar las condiciones laborales de los trabajadores y promovió motos de baja cilindrada, fáciles de manejar y económicas. El objetivo de brindar a los trabajadores una forma de movilidad que les permitiera desplazarse de manera más rápida y eficiente. 

Además promovió la implementación de regulaciones y normas para garantizar un uso responsable de estas. Su enfoque en la seguridad y el diseño de calidad ha influenciado a fabricantes de motos de todo el entorno como por ejemplo la empresa argentina Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado.

La entrega de las “Peronetas”, como fueron catalogadas esas motocicletas, era por sorteo o de manera individual a aquellos trabajadores que cumplieran con requisitos, como antigüedad y la manifiesta necesidad del vehículo.

El impacto en la industria fue tan grande que se crearon fábricas dedicadas solo a la producción de motos.

Durante su presidencia se crearon diferentes circuitos de este tipo de competencia y también muchos eventos que ayudaron a difundir este deporte. Perón apoyó de manera activa a todos los pilotos, creó escuelas dedicadas a enseñar motocross y a formar a jóvenes.

El 30 de abril de 1953, Perón fue tapa de la popular revista Mundo Deportivo donde se lo muestra manejando una motocicleta bajo el lema de “General, Juan Perón, Primer Deportista Argentino”.

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Las peleas que lo llevaron al boxeo 

En la ciudad de Paraná, su primer destino como oficial, impuso a los soldados de su regimiento la enseñanza del box.

La afición de Perón por el boxeo nació en el Colegio Militar, producto de algunas peleas que había entre los cadetes, duelos que se saldaban a golpes de puño, al fondo del Colegio donde se armaba un ring-side, a escondidas de las autoridades.

En la ciudad de Paraná, Entre Ríos –su primer destino como oficial–, fue donde además de las actividades militares, fomentó la práctica de los deportes. Por tal motivo, impuso a los soldados de su regimiento la enseñanza del box.

Unido a sus destrezas y habilidades, demostró una gran capacidad de organizador. En Paraná fundó el emblemático “Boxing Club”. Este fue el primero en el interior del país y resultó una experiencia innovadora, pues eran tiempos en que sólo lo practicaba una élite, y estaba prohibido para otros estratos sociales.

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El presidente que casi fue representante olímpico

Fue de los mejores esgrimistas del Círculo Militar y clasificó a los JJOO París 1924 pero no pudo ir por decisión del Ministro de Guerra, Agustín P. Justo. 

Hubo una disciplina en la Juan Domingo Perón escribió memorables páginas y que fue el principal eslabón para la formación humana e intelectual de él: la esgrima. Su comienzo fue en su formación como cadete, donde forjó una especialidad y técnica con la espada.

En 1917 se lo consideraba como un buen esgrimista y durante esa década estaba catalogado entre los mejores esgrimistas del Círculo Militar. Su talento en este deporte lo llevó a ser seleccionado para ser parte del equipo Olímpico de esgrima en los Juegos Olímpicos de París en 1924 y acompañado de grandes figuras esgrimistas como Francisco Bollini, Cipriano Pons Lezica, Roberto Larraz, Pedro Nazar Anchorena y Alejandro Cloppet. Pero el Ministro de Guerra, Agustín P. Justo, no autorizó a Perón para la representación del país, lo que causó el enojo del mismo. 

Perón siguió destacándose como esgrimista: ganó títulos de campeón milico de espada, como en 1927 donde conquistó la Copa de Honor de Esgrima en el Círculo Militar, pero su vínculo con el esgrima se trataba de vocación y tradición familiar, por su tío Conrado Perón, que tenía una gran admiración y ascendencia sobre él, luego ser maestro de armas y una de las primeras espadas del ejército.

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Entre montañas

Juan Domingo Perón realizó un curso de alpinismo en  Italia. También apoyó numerosas expediciones en el patagónico Fitz Roy y la primera exploración argentina al Himalaya.

“Ahora soy montañés, actividad por la que siempre he sentido una natural inclinación. Nacido en la montaña y pasados en ella mis años juveniles, vuelvo, casi viejo, a darle lo mejor de mis energías”, escribió Juan Domingo Perón en una carta luego de volver de un curso de alpinismo de Italia. 

En 1942, Perón es designado como veedor militar en Italia e integra un regimiento de alta montaña con asiento en Chieti, al Comando de la División Alpina Trentina y también a la División de Infantería de Montaña asentada en Pinerolo. 

En la Escuela de Alpinismo y Esquí de Aosta aprende la técnica de los deportes de montaña en un ambiente de cordialidad con los oficiales italianos. En su vuelta a la Argentina, ya con una gran experiencia y técnica deportiva, va a Mendoza a ocupar el cargo de Director del Centro de Instrucción de Montaña, donde enseña cursos de esquí y alpinismo.

Luego, en enero de 1942, Perón tiene a su cargo el destacamento de montaña y en febrero dirige como jefe de Estado Mayor en la dirección de los ejercicios militares en Laguna del Diamante, área cordillerana mendocina limítrofe con Chile. 

Retirado de la actividad apoyó numerosas expediciones como la francesa victoriosa en el patagónico Fitz Roy o la primera exploración argentina al Himalaya, una de las cordilleras más altas del mundo y también el lugar dónde muere el Teniente Primero Ibáñez, célebre montañista apadrinado por Perón. 

En su gobierno se construyeron los refugios en el Aconcagua, llamados “Juan Perón” y “Eva Perón”, que luego fueron cambiados por la Revolución Libertadora y nunca más se volvieron a usar. 


Producción y textos: Yamil Toral, Genaro Palumbo, Rodrigo Cañete, Javier Arambillet, Lautaro Alvarez, Mathias Costanzo, Ulises Lazzari, Iván Escanaverino, Matías De Respinis, Arami Alderete, Nicolas Panagopoulos, Ezequiel Gómez, Martina Amigo, Juan Arch, Franco Carabelli, Lourdes Mellinger, Giuliana Sandonato Libretti y Joaquín Rodríguez Bachetta

Perón, 50 años después: los muchachos deportistas

Juan Manuel Fangio

Nació el 24 de junio de 1911, en Balcarce, al sur de la provincia de Buenos Aires. El “Chueco” comenzó a trabajar de pequeño en un taller y se convirtió en un excelente mecánico. Como piloto debutó en 1938 y desde el año siguiente hasta 1949 ganó dos veces el campeonato argentino de Turismo Carretera, la categoría más importante de nuestro país. Representó a la marca Chevrolet con la que protagonizó una enorme rivalidad con Oscar y Juan Gálvez, que corrían con Ford.

Fangio empezó a competir en Europa en 1947 gracias al apoyo que el Gobierno le brindaba en esa época a los pilotos argentinos. En el  ’49 recibió la medalla al Caballero del Deporte de la Orden de la Medalla Peronista. Dos años más tarde logró su primer título en el Campeonato Mundial de Automovilismo, de los cinco que obtendría en total en la Fórmula 1.

El 8 de noviembre de 1951 retornó al país y fue a saludar a Eva Perón con el Presidente al Policlínico de Avellaneda donde estaba internada. Luego estuvo en los balcones de la Casa de Gobierno saludando a la multitud que se congregó en la Plaza de Mayo. Allí dijo que no había nada más grande que Perón, a quien apoyó para la reelección como jefe de Estado en las elecciones de noviembre de ese año.

Ganó los campeonatos de Fórmula 1 de 1951, 1954, 1955,1956 y 1957 y otras dos veces se consagró subcampeón, en los que representó a cuatro escuderías diferentes.

Su hazaña de cinco títulos en la máxima categoría del automovilismo recién pudo ser desplazada en 2003. El “Chueco” falleció el 17 de julio de 1995. 

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Rafael Iglesias

Nació en la localidad de Avellaneda el 25 de mayo de 1924. Este boxeador también consiguió la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres de 1948, al igual que Pascual Pérez, pero en la categoría pesado, al vencer en la final al sueco Gunnar Nilsson. Peleó como profesional una sola vez en 1952 en Estados Unidos. Esa vez perdió y decidió retirarse y se mudó a San Juan donde vivió el resto de sus días.

Fue un deportista emblemático durante el gobierno de Perón que se hizo muy conocido por una pelea como amateur que le otorgó la posibilidad de representar a la Argentina en los Juegos de 1948. Tras obtener la presea dorada, Perón le otorgó la Medalla de la Lealtad Peronista en un acto realizado en la Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1949.

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Mary Terán De Weiss

Se convirtió en la primera tenista popular en Argentina tras ser la número uno durante cinco temporadas y llegó a ser top 10 del mundo, ganando 28 títulos.

La rosarina nació el 29 de enero de 1918. Logró dos medallas de oro en los Juegos Panamericanos de 1951. Trabajó incansablemente para popularizar el tenis y por eso la designaron al frente de los Campos Deportivos Municipales de la Ciudad de Buenos Aires.

Tenía una relación de amistad con Perón, pero el General tenía intereses amorosos hacia ella, a tal punto que le ofreció matrimonio acompañando la propuesta con una joya que había sido de Evita. Pero ella no aceptó. Durante su carrera el Estado subvencionó sus giras por Europa.

Por su militancia peronista se exilió en España en 1955 cuando se produjo el golpe militar. Regresó al país en 1959 pero como conocían su identificación partidaria ningún club la cobijó. Exhausta de la persecución por parte de la oposición y envuelta en una profunda depresión decidió suicidarse en 1964.

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Delfo Cabrera

Nació en Armstrong el 2 de abril de 1919 en la localidad de Alberti, provincia de Buenos Aires y falleció el 2 de agosto de 1981. Fue un atleta argentino especializado en pruebas de larga distancia. Su mayor logro lo consiguió en la prueba de maratón, ganando la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 1948. 

Cuatro años después, fue el abanderado de la delegación argentina en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952. Además, fue campeón panamericano al obtener la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de 1951 que se realizaron en Buenos Aires. Cuando Cabrera volvió de Londres no se trajo más que la medalla, Perón les preguntó  a los medallistas qué premio querían. Él pidió una casa. 

Cuando llegó el Golpe Militar de la Revolución Libertadora del 55 quisieron sacársela. Lo echaron como bombero y debió ser ayudado por su familia. Consiguió trabajo de pincha papeles en el Jardín Botánico. A pesar de la persecución, hasta el último día de su vida fue peronista. Abrazó las banderas del peronismo porque se sintió identificado como obrero, del interior, de salir de un sector popular y, en cierta forma, convertirse en un emblema. Siempre agradeció haber sido bancado por un Estado presente. 

Por el apoyo que recibió del peronismo para fomentar el deporte, incluso recibió en 1949 la Medalla Peronista (se imponía en reconocimiento a servicios extraordinarios prestados al país o al movimiento peronista). Fue vetado, junto con centenares de deportistas, durante la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu para participar en todo tipo de eventos deportivos dentro y fuera del país.

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José María Gatica

Nació el 25 de mayo de 1925 en San Luis y fue un exitoso boxeador de reconocida ideología peronista. En su carrera profesional participó de 96 peleas, de las cuales ganó 86, 72 de ellas por nocaut. Su conexión con Perón se dio en el año 1950, cuando pidió una reunión con el aquel entonces Presidente de la Nación para pedirle ayuda para viajar a pelear a Estados Unidos. El máximo mandatario le concedió el deseo y Gatica viajó, por única vez, al país norteamericano.

Allí peleó dos veces: obtuvo un triunfo contra Terry Young por KO en 4 asaltos y una derrota contra Ike Williams en el primer round. Eva Perón fue madrina de su hija María Eva. Una de sus anécdotas con el General se produjo cuando en el Luna Park fue hasta el lugar donde estaba Perón y le dijo “dos potencias se saludan”.

En 1953 volvió al país y fue en 1955 donde, a causa de la Revolución Libertadora que persiguió a todos los deportistas relacionados con el peronismo, se le retiró su licencia profesional. En 1956 peleó de forma amateur por última vez, y se retiró tras una lesión de tobillo que no lo pudo dejar competir. Finalmente, falleció en 1963 después de ser atropellado por un colectivo y pasar dos días en el hospital.

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Roberto De Vicenzo

Nació en Chilavert, provincia de Buenos Aires el 14 de abril de 1923. Hay maestros que no necesitan pisar un aula para enseñarle a miles de personas su ciencia. Este es el caso del mejor golfista que vio nacer la Argentina.

El joven que empezó como caddie en el Club Miguelete para sumar unos mangos, no se imaginaba la cantidad de títulos que iba a conseguir. La primera gran victoria la sumó a los 19, cuando levantó la copa del Abierto del Litoral, dos años antes de entrar a la Marina, donde ganaría el apodo “Spaghetti”, por su aspecto físico. Ese logro fue el comienzo de una leyenda, que terminaría por ganar tres mundiales en tres décadas distintas: uno en 1952, otro en 1962 y el último en 1970. En un punto, la fama del “Maestro” era tal que hasta los presidentes lo llamaban. El mismo Juan Domingo Perón lo llamó para felicitarlo, tras ganar el Abierto de Brasil, en 1954. Lo que comenzó como una forma de salir adelante, terminó por ser una manera de vivir. En su extensa trayectoria ganó 231 títulos, siendo uno de sus hitos el Abierto Británico que consiguió en 1967.

El final de este cuento de hadas llegó en 1994, cuando De Vicenzo colgó el “fierro” con el que tantas alegrías le dio a la gente. Murió en 2017.

 

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Oscar y Juan Gálvez

Los hermanos Oscar y Juan Gálvez nacieron el 17 de agosto de 1913 y el 14 de febrero de 1916, respectivamente, en Buenos Aires. Ambos se interesaron en el automovilismo desde niños. Oscar corrió por primera vez en un Gran Premio en 1937 y luego desarrolló una exitosa carrera en Fórmula 1, en la que ganó en una oportunidad. Por su parte Juan debutó en las 1000 Millas del Automóvil Club de Avellaneda y luego tuvo una gran trayectoria en TC, del que a día de hoy sigue siendo el máximo ganador con nueve campeonatos.Roberto, el tercer Gálvez, aseguró que Juan era más afín a las ideas de Perón que Oscar, pero ambos se beneficiaron de las políticas relacionadas al deporte impulsadas por el justicialismo.

Su legado fue tal que cuando el General le consultó a Francisco Borgonovo (alma mater de la dirigencia automovilística-deportiva en la década del 40-50) y este le recomendó construir un autódromo, el Presidente no dudó y le exclamó: “Hágalo mi hijo”. De esta manera nacía el autódromo de Buenos Aires “Oscar Galvez”, para luego también agregarle el nombre de Juan y terminar de escribir la historia: Autódromo Óscar y Juan Gálvez. 

 

 

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Enriqueta Corina Duarte Ibarra García

Nació el 29 de junio de 1929 en Buenos Aires. Fue una nadadora, reconocida por ser la primera mujer latinoamericana en cruzar el Canal de la Mancha en 1951, durante la segunda presidencia de Juan Domingo Perón. Con la ayuda económica de Eva Duarte, cruzó los 35 kilómetros que separan al continente europeo con las islas británicas, en un tiempo récord de 13 horas y 26 minutos.

Representó a Argentina en los Juegos Olímpicos de Londres 1948, donde compitió en 100 metros libres (30°), 400 metros libres (19°) y en la posta 4×100 metros (10°). En 1956 la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu le prohibió asistir a eventos deportivos dentro y fuera del país. Debido a su afiliación al Partido Peronista Femenino fue perseguida y proscripta, lo que la obligó a exiliarse en Londres para continuar con su carrera. 

 

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Enrique Morea 

Nació en Buenos Aires el 11 de abril de 1924. Fue un tenista que obtuvo todos sus éxitos deportivos durante la primera etapa de Juan Domingo Peron como presidente y lideró el ranking del tenis nacional durante quince años entre 1946 y 1966. Fue el primer argentino en ganar un Grand Slam: el Roland Garros de 1950 en dobles mixto. Además, obtuvo dos medallas de oro en los Juegos Panamericanos de Buenos Aires 1951 y tres de plata en los de México cuatro años después. “Recuerde también que con el prestigio argentino defendemos el honor común que es nuestro sagrado patrimonio”, manifestó Perón en una carta enviada a Morea luego de las dos preseas doradas conseguidas en los Panamericanos. Durante el segundo periodo de Perón en el poder presidió la Asociación Argentina de Tenis (AAT). 

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Pascual Pérez

Nació el 4 de mayo de 1926 en la ciudad mendocina de Tupungato. Fue uno de los boxeadores argentinos más trascendentes de la historia y su carrera comenzó a sus 18 años. Su primer entrenador fue Felipe Segura, quien apreció el coraje de Pérez que medía 1,52 con apenas 48 kilos. En la primera presidencia de Juan Domingo Perón viajó a Londres para los Juegos Olímpicos de 1948 y definió la medalla de oro contra el italiano Spartaco Bandinelli de la categoría mosca.

Cuando retornó al país argentino fue recibido por el presidente y además fue premiado con una casa en la Sexta Sección, en la calle Jorge A. Calle. Al boxeador también le dieron un puesto de trabajo como ordenanza en la Legislatura.

En 1952 se hizo profesional. En 1954 peleó por el título del mundo en Japón donde derrotó a Yoshio Shirai. Fue el primer campeón mundial argentino de boxeo. “¡Cumplí mi General! ¡Gané para Perón, para mi patria, para la Argentina!, exclamó en esa ocasión. La corona la defendió luego en 9 ocasiones y la perdió recién en 1960. Cuatro años después se retiró de la actividad. 


Producción y textos: comisión 2 A turno noche

La historia de la bandera peruana que se convirtió en lema

Por Francisco Gentile

“Para el Perú, las Malvinas siempre argentinas”, era la frase exhibida junto a las banderas de ambos países aquel 30 de junio de 1985 en El Monumental. Solo uno de los dos seleccionados se aseguraría jugar la Copa del Mundo del año siguiente en México, pero al margen del resultado, se terminaría afianzando la relación entre las hinchadas.

Avión peruano en Malvinas.

Tres años antes, durante la guerra, Argentina solicitó armas y aviones a la tierra bicolor, que respondió de manera inmediata donando diez aviones Mirage e incluso pilotos peruanos ofrecieron participar del conflicto. También aceptaron firmar la compra de armamento en su nombre, ya que Israel no quería vender para no entrar en tensiones con el Reino Unido, un acto sin precedentes en la historia bélica.

Gol de Gareca para el empate final.

Luego de la guerra, la nación incaica siguió demostrando su apoyo y ese día en el que se jugaban su participación en el Mundial, decidieron reafirmarlo, necesitaban de una victoria para poder lograr la clasificación directa, de cualquier otra forma, ese boleto iría a la Albiceleste. Fue 2 a 2 ese día con un tanto de Pedro Pasculli y un gol de Ricardo Gareca en el minuto 81, con un recordado remate previo de Daniel Passarella, para consolidar el empate y alcanzar la cita mundialista. Por la blanquirroja marcaron José Velásquez y Gerónimo Barbadillo, pero no alcanzó, finalmente, caerían eliminados en el repechaje ante Chile. En tanto, el equipo dirigido por Carlos Bilardo, levantaría la copa en el Estadio Azteca.

A día de hoy, la frase cobró popularidad y puede ser vista escrita en artículos relacionados a ambos países, en conversaciones sobre la posición política del estado o en banderas de hinchas bicolores que quieren replicar el mensaje, trascendiendo en la cultura popular del país andino.