jueves, septiembre 11, 2025
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Fernando Zappia, de River para el mundo

Por Ivan Heidenreich

Fernando Zappia es un futbolista retirado que se desempeñaba como marcador central. Nació el 22 de febrero de 1955 en Villa Luzuriaga. Cuando tenía dos años, en 1957, River conseguía el primer tricampeonato de su historia de la mano de José María Minella como entrenador y de grandes jugadores como Amadeo Carrizo, Ángel Labruna, Néstor Rossi, entre otros. Ni el hincha más pesimista de River, ni el más optimista de Boca, podían imaginar que a aquella histórica consagración le seguirian 18 años de sequía de títulos.

Es en este contexto en el que Fernando creció. Fanático del Millonario gracias a uno de sus hermanos mayores, sufrió todas las veces que a su equipo se le escapaban campeonatos inexplicables.

-¿Cómo era el día a día del hincha de River de aquella época?

-Era bancarse a las hinchadas contrarias. Me acuerdo cuando aparece el apodo de Gallina luego de perder la final de la Copa Libertadores contra Peñarol. Es muy meritorio lo de la gente en esa época porque River siempre fue grande, nunca perdió hinchas y la cancha era una cosa infernal todos los domingos.

Zappia llegó a River a los 14 años y no le tomó mucho tiempo destacar en las divisiones inferiores. Su debut como profesional se produjo en el Nacional 1974, cuando ingresó en el segundo tiempo ante Altos Hornos Zapla, en lo que terminó siendo victoria 4-1 del equipo dirigido en aquel momento por Enrique Omar Sívori. Disputó algunos partidos más en ese torneo, pero para 1975 se limitaba a ser titular en la Reserva.

Con la llegada de Labruna al banco de suplentes, River realizó una primera vuelta del Metropolitano 1975 casi perfecta, finalizando con 8 unidades de ventaja sobre su más inmediato perseguidor. Ya en la segunda rueda, el equipo comenzó a tener un andar irregular, lo que provocó que llegara al final del campeonato con Huracán y Boca a pocos puntos.

A falta de dos partidos, el Millonario le sacaba una ventaja de tres al Globo, por lo que una victoria ante Argentinos Juniors le aseguraría el tan deseado título. El lunes previo al partido, Futbolistas Argentinos Agremiados declaró una huelga de profesionales y por eso el encuentro del 14 de agosto se disputó con jugadores de inferiores. Aquel fue el partido de la vida de Fernando.

-¿Cómo fue el momento en el que te enteraste que ibas a jugar?

– Ese dia todo me pasó muy rápido. Cuando llegamos a entrenar estaba Ángel junto a Federico Vairo, que era el técnico de la Reserva, y empezaron a seleccionar jugadores. Nos enviaron a la concentración y allí nos pusieron al tanto de toda la situación con Agremiados y AFA, que decidieron que se jugara la jornada.

-¿Cómo manejabas la presión ese día?

-Hoy creo que si pienso en todas las cosas que podían llegar a pasar no entro a la cancha. Además, algunos profesionales vinieron a la concentración para decirnos que estaba mal visto que nosotros jugáramos, lo cual significó una presión extra porque no eran barrabravas, eran jugadores que nosotros teníamos como ídolos. Yo creo que eso fue puro egoísmo, no pensaron en River. Ellos solo pensaron que si ganábamos éramos nosotros quienes salíamos en la foto.

El equipo que le ganó a Argentinos: Jometón, Ponce, Raffaelli, Vivalda, Zappia (parados); Bargas, Labonia, Cabrera, Gómez, Bruno y Groppa.

Al ser de los pocos jugadores con experiencia en Primera, tuvo el honor de portar la cinta de capitán. 40 mil hinchas de River colmaron el estadio del Fortín y fueron testigos de la victoria millonaria por 1-0 gracias al tanto de Rubén Bruno, el gol que rompió la sequía más larga de la historia del club. Apenas el árbitro marcó el final, Fernando arrancó a caminar hacia el vestuario. Durante ese trayecto le entregó su camiseta a Gonzalo Iturbe, periodista de la Revista “River”, el cual la guardó y cuidó como un tesoro hasta hace pocos años, cuando surgió la posibilidad de exhibirla en el museo del club. Esa camiseta es lo que vuelve a Fernando parte de la historia de River.

-¿Qué te genera haber sido parte de ese histórico momento?

-Increíblemente en esa época parecía que River no era un equipo grande porque siempre en los partidos decisivos se veía perjudicado. Entonces cuando yo veo todo eso que tuvo que pasar River, más valoro lo que hicimos ese partido, porque fue cortar el maleficio.

-¿Cómo fue tu estadía en River después de ese día?

-Labruna me dijo que veía en mí condiciones, pero que mi puesto estaba muy cubierto con Passarella, Pena, Perfumo, Ártico y Palito Lonardi, y me dio la opción de jugar sobre la banda derecha. Yo no sentía el puesto, pero igual por estar en River me quedé y firmé contrato. Cometí el error de prestar mi carnet de jugador a un amigo para que fuera a la cancha y me suspendieron cinco fechas, por lo que no hice pretemporada. Por eso cuando me tocó jugar no estaba en las mejores condiciones y mi carrera en el club no prosperó.

Zappia continuó un año más en River hasta que quedó libre a finales de 1976. Tuvo un breve paso por Lanús y luego comenzó su travesía europea. Viajó a Austria para jugar en el SSW Innsbruck, donde ganó la Copa de ese país. Luego recaló en Francia para jugar en el Nancy y posteriormente en el Metz. Allí viviría otra de las grandes noches de su carrera.

En su primer año en Les Grenats ganó la Copa de Francia en 1984. Dicho título los habilitó para jugar la Recopa de Europa y en la primera ronda les tocó el Barcelona. La ida en Francia terminó 4-2 a favor del equipo español, por lo que para el partido de vuelta estos eran los claros favoritos. Para sorpresa de todos, el Metz logró la hazaña y eliminó al Barca en el Camp Nou, sellando así una de las remontadas más sorprendentes del fútbol europeo.

-¿Cómo viviste aquella noche contra el Barcelona?

-Comenzamos perdiendo 1-0, pero de a poco empezamos a remontar y nos fuimos al entretiempo 2-1. Entramos al vestuario pensando que teníamos chances. Además nosotros estábamos liberados, la presión la tenían ellos. En el segundo tiempo nos pusimos 3-1 y faltando tres minutos hicimos el cuarto. En ese momento sentí lo mismo que contra Argentinos. Son dos noches que van a quedar grabadas en mi vida. Yo salí de Argentina siendo un don nadie, y tener cierto reconocimiento en Europa es muy satisfactorio para mi.

Luego de un paso por el Lille y un breve regreso a Nancy, puso punto final a su recorrido en el fútbol europeo y volvió a Argentina en 1990. Llegó a Atlanta y tuvo su primera experiencia como entrenador siendo a la vez también jugador debido a los problemas financieros que atravesaba el Bohemio en esos años. Finalmente se retiró en 1992.

El equipo modesto que humilló al Barcelona, con un argentino que quiere ser recordado

-¿Creés que en otro momento hubieras tenido más oportunidades?

-Yo creo que en esta época hubiera tenido más suerte, porque ahora transmiten todos los partidos. Hubiesen transmitido la final de la Copa de Francia, la Recopa contra el Barca y tal vez hubiera sido más conocido y más tomado en cuenta para la selección. En cuanto a River creo que también, porque en mi época tenía grandes jugadores en mi puesto y hoy el único con buen nivel es el chileno Paulo Diaz.

En la actualidad es propietario de varias canchas de fútbol en Mataderos y Villa Luzuriaga, pero sin dudas su lugar en el mundo está en ese rincón en el Museo River, que guarda aquella gloriosa camiseta y une por siempre el nombre de Fernando Zappia a la historia del club.

Matías Bonino: el futsal como motor de la vida

Por Alma Arcuschin


Matías Bonino, jugador de futsal de 18 años en el Noia Portus Apostoli, equipo de la primera categoría de España, es campeón del Sudamericano Sub-17, de la Winter Futsal Cup en Francia, y subcampeón de la Liga Evolución con la Sub-20, y encontró en el deporte no solo una carrera y un estilo de vida, sino también un refugio y un motor para salir adelante.

Enero de 2024. Bonino con 18 años se trasladó a España para unirse al Noia Portus Apostoli, un equipo de la primera categoría del país. “El club me dio un departamento, un auto y además me paga 2 mil dólares por mes”, cuenta. Le costó mucho la adaptación, no le fue fácil, pero estar con otros cinco argentinos en el equipo fue crucial.Viajé el 7 de enero y el 9 vino mi mamá, estuvo un mes viviendo conmigo, pero cuando se fue sufrí mucho el desarraigo, tenía miedo de sentirme solo y ahí estuvieron ellos para acompañarme, tranquilizarme, y ayudarme en todos mis altibajos”, recuerda. 

No terminó el colegio, le faltan seis materias: una de tercer año y cinco de quinto. “El último año estuve a full con la selección, entonces no pude terminarlo”, explica. Ya había tenido la oportunidad de irse al exterior antes, pero “mi mamá quería que terminara el colegio antes de irme”, y fue así que, apenas terminó, aunque aún le quedan materias por rendir, firmó el contrato y se unió al Noia Portus Apostoli.

El vínculo con su madre fue un pilar fundamental en su vida, ya que su padre falleció cuando él tenía un año y medio. “Ella hizo de mamá y papá, y desde chico siempre me cuenta historias de él, anécdotas y recuerdos. Ahora que vivo afuera hablamos literalmente todos los días”, comparte. “Tengo una remera que dice su nombre, siempre la llevo a todos los partidos y en el vestuario antes de salir a la cancha le rezo sin excepción”, cuenta y le tiemblan las pupilas de los ojos. 

Solamente una vez se olvidó la preciada remera. Fue en su primer viaje con la delegación de la Selección Argentina. “Cuando me di cuenta que no la había traído, la llamé al instante a mi mamá y viajó desde Buenos Aires hasta Rosario para traermela, porque sino, no jugaba. No puedo. Siento que me falta algo. Es la cábala más importante que tengo, rezarle antes del partido. Salimos a entrar en calor y mi vieja todavía no había llegado. Finalmente cinco minutos antes de que arrancara el partido entró corriendo al estadio y me la dió”, cuenta la anécdota. 

Estoy tratando de convencerla para que venga a vivir conmigo a España”, dice con una sonrisa en la cara, y agrega que su hermano y su madre no tienen la misma relación, “él y yo somos muy diferentes, él es muy cerrado, está todo el tiempo en la habitación y no charla, en cambio, yo con mamá, merendaba, tomaba mates a la tarde, miraba una película, es por eso que le costó mucho que yo no esté, siente que le falta algo”, expresa. 

Las pérdidas continuaron con la muerte de su hermana, su abuelo, y finalmente, su abuela, quien fue una figura crucial en su vida ya que cuando se murió su marido se fue a vivir a la casa de Mati con su hermano y madre. “Soy evangelista por mi abuela, desde que vivíamos juntos, todas las noches me hacía leer la Biblia”, recuerda. El joven de 18 años lleva tatuada una frase que ella siempre le decía: “Decrasiaste de la paciencia”, una lección que sigue presente en su vida diaria.

“Cada vez que hablo de ellos, hablo con orgullo, no me pongo mal, prefiero recordarlos de la mejor manera posible, que llorar y ponerme mal”, concluye Matías, dejando en claro que su legado familiar sigue vivo en cada paso que da dentro y fuera de la cancha.

Rutina diaria en España

La disciplina, compromiso y cuidado son su base. La rutina diaria de Bonino, en España, empieza a las 8:30 con un desayuno preparatorio, “entreno de 10 a 13”. Almuerza en un restaurante donde el club les da la comida y “vuelvo a casa a descansar hasta las 18 que arranca el segundo bloque de entrenamiento”, cuenta. Una buena alimentación es esencial. “Siempre compro comida para el día a día, me alimento bien y me gusta cocinar”, asegura. Además, tiene un seguimiento por parte del nutricionista del club, con pesajes diarios bajo estricto control, “me hacen multa si me paso del peso”, revela. 

A pesar de la intensidad de su día a día, mantiene todos sus vínculos con sus amigos en Argentina, “nunca perdí la relación con ellos, siempre hablamos y nos mandamos fotos”, destaca, demostrando cómo el apoyo y la conexión continúan siendo fundamentales en su vida. El psicólogo deportivo es muy importante en mi vida”, cuenta que tiene sesiones semanales vía Zoom y asegura que es una persona que lo ayuda en todo lo que le pasa en la vida, en lo personal y en lo deportivo. “La gente solo ve los triunfos pero detrás de eso hay un sufrimiento. Me ayuda con mis altibajos, momentos buenos y malos, temas familiares, amigos, novias, básicamente está en todas”, concluye. 

Un giro inesperado

Bonino comenzó su carrera en el club Pinocho, donde hizo todas sus inferiores. A pesar de tener la oportunidad de ir a Boca, Pinocho lo consideró intransferible. “Cuando llegó la oferta no me quisieron largar, entonces nunca fui”, y afirma que jugar ahí es su sueño, a pesar de ser hincha de River, ya que el xeneize es el mejor equipo en Argentina. “Me quede con esa espina de no haber podido ir nunca”, afirma.

Durante la pandemia, el club sufrió un cambio significativo: “No tenían plata, por lo que empezaron a darle mucha más bola al futsal porque vieron un buen proyecto, y pasamos de entrenar 3 veces a la semana a 5”, rememora. Además,  como el club no le podía pagar a los jugadores de primera, los grandes se fueron, y ahí fue cuando muchos de inferiores, pasaron a integrar el primer equipo, “Era una locura entrenar y formar parte del mismo equipo que mi entrenador”, afirma. 

Fue citado a la selección por primera vez a los 15 años, en una situación que él describió como “medio rara” porque, en ese momento, todavía no jugaba regularmente. Compartía equipo junto a su hermano mayor, quien era el capitán y el número 10 del equipo. “Vinieron a verlo a él. El técnico de la selección tenía los nombres y números, pero justo ese día subieron a mi hermano de categoría y yo usé su camiseta, la 10, e hice tres goles”, informa.

El técnico de la selección quedó impresionado y anotó su nombre. “Mi entrenador le dijo que no era ese Bonino, sino el hermano”, relata el ex jugador de Pinocho. Sin embargo, el seleccionador respondió que lo quería a él porque le había encantado su juego. A pesar de la alegría por su logro, su hermano, sintió una mezcla de emociones, ya que consideraba que se lo merecía más. “A él nunca lo citaron al final, y nunca pudo estar”, comenta con cierta tristeza sobre su hermano. 

Cedima, siempre camino a la inclusión

Por Leandro Manganelli.

¿Qué es Cedima para vos?

– Ya es como parte de mi familia; es gente que me dio la oportunidad de hacer deporte.

Lo dice Martín Deibe Medina, 20 años, tenismesista del Centro de Discapacitados de La Matanza (Cedima), en el gimnasio Marta Ana Makishi, llamado así por la jugadora de tenis de mesa adaptado que disputó, entre tantos otros torneos, los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 con 68 años de edad.

Cedima, a unas seis cuadras del Shopping de San Justo, abre sus puertas para todas aquellas personas con discapacidad que quieran hacer deporte. Desde “judo inclusivo”, como indica un cartel en la entrada, hasta tenis de mesa adaptado. “Acá se hace deporte en todas las etapas: iniciación, formación y alto rendimiento. Cuando llega un chico que no sabe nada, se le muestra todos los deportes que hay y se lo inicia. Una vez que elige, se lo forma. Y ahí aparece la captación del entrenador: si ve que va a ser un deportista que va a competir a nivel nacional o si va a poder llegar a nivel internacional”, dice Ricardo Perdiguero, multicampeón tenismesista, de última medalla en 2015 -bronce en Copa Tango-.

Al club se entra por un portón. La entrada principal, quedada en el tiempo, apagada, dejó de estar habilitada desde la pandemia. De hecho, no llama la atención como sí lo hacen las luces del gimnasio que, desde la calle, son tenues pero atrapantes. Primero se escucha el pique de las pelotas de básquet. Pero ese gimnasio con eco y un techo de toldo alto que inclina a mirar hacia arriba, es largo. Y en el fondo, un tanto aislado de la cancha en la que también se puede jugar al futsal, entrenan tenis de mesa adaptado. En las seis mesas que hay en fila a lo largo del gimnasio, no se escuchan voces: son las pelotitas las que dialogan.

¿Venís a jugar?

Me pregunta Eli Bustillo, el entrenador, que va mesa por mesa y enfrenta a cada uno de los tenismesistas. Algunos, los menos, juegan parados. Otros en silla de ruedas. Todos juegan contra todos y se turnan para juntar las pelotitas que quedan en el piso. “Nosotros les exigimos igual que a cualquiera, todos por igual: no hay pobrecitos. Esto es competencia, el que entra acá está compitiendo”, dice Bustillo. Entrenar en Cedima es gratis y regala valores como el sentido de pertenencia: “También está la inclusión; hacemos dobles: uno en silla de ruedas con uno parado. Ahora muchos clubes lo hacen, pero antes éramos los únicos. Esa es la filosofía del club: la integración”.

Cedima fue la cuna de deportistas paralímpicos como Giselle Muñoz (Sidney 2000, Atenas 2004, Beijing 2008, Londres 2012 y Río 2016) y Elías Romero (París 2024). También pasaron por el club Gabriel Copola (Londres 2012, Río 2016, Tokio 2020 y París 2024) y Constanza Garrone (Tokio 2020 y París 2024). Invisibilizado, como el deporte adaptado y las dificultades que atraviesa el sector de personas con discapacidad en Argentina, Cedima es un semillero: de La Matanza al mundo. Y lo grafica Ricardo Perdiguero, oro en el Campeonato Parapanamericano de Tenis de Mesa de los años 2005 y 2009, en equipos clase 5: “Al deporte de alto rendimiento se llega por dos lados: teniendo talento natural o con constancia de entrenamiento. Después está el contagio: cuando Elías (Romero) empezó a jugar, muchos de nosotros jugábamos y él se contagió al vernos. Ahora hay muchos chicos que quieren llegar a ser los Elías del futuro”.

Uno llega y ve pancartas de “Elías campeón”.

– Y hay fotos de nosotros en diferentes torneos. Cedima es una cuna de deportistas.

Elías Romero: “La clasificación a París es otro premio, tratamos de mejorar todo lo que nos falta y perfeccionar lo que venimos haciendo bien” - Radio Conurbana

El gimnasio de tenis de mesa está rodeado de fotos de campeones y de torneos que dejaron una marca en el club. “El mundo está en las manos de aquellos que tienen el coraje de soñar”, se lee en una de las pancartas. Elías Romero (foto), oro en los Juegos Parapanamericanos de Santiago 2023 -título que le dio el pase a sus primeros Juegos Paralímpicos-, entrena desde los 8 años en Cedima. Eli Bustillo, nacido en Venezuela -formó parte de la selección de tenis de mesa de ese país y de la Argentina-, lo entrenó en ese gimnasio que, aunque hoy esté en condiciones, “antes no tenía techo, en el piso había un desnivel de 60, 70 centímetros y no había mesas”. Sobre Elías Romero, el actual entrenador de la selección de Estados Unidos continúa: “Tuvo un apoyo muy grande de su familia. Es de clase trabajadora y no es lo mismo un chico que tiene sus gomas (las negras y rojas que le dan grip a la paleta) que uno que se las tiene que ganar con trabajo. Elías era el primero que llegaba y el último que se iba: siempre pedía más y siempre resaltaba un poco más. Tiene mucha habilidad”.

– ¿Les pasó que no había más que enseñarle?

– Pegó un salto muy grande. Cuando llegó a Cedima, traía bastones ortopédicos y se ponía a hacer jueguitos con el bastón… tremendo. Cuando llegó al CENARD se hizo más profesional.

Es que la chocás (a la pelota); tenés que darle efecto”, le explica Bustillo a uno de los chicos durante el entrenamiento. Darle efecto a la pelotita es uno de los fundamentos principales del tenis de mesa, y en Cedima, a ese efecto se le suma el de la lucha por la inclusión y la visibilización. Con los nuevos calendarios, acomodados en parte por la pandemia, la Copa América y la Eurocopa se juegan en simultáneo y los Juegos Olímpicos comienzan después. Sufren la casi nula cobertura previa de los medios hegemónicos en Argentina y se empieza a hablar de ellos cuando faltan apenas días para que se enciendan las luces de las villas olímpicas. Los Juegos Paralímpicos, que arrancan aún más tarde, quedan bajo la mesa. “Los únicos que tienen prensa son los Murciélagos (selección argentina de fútbol para ciegos). Nosotros creemos que es porque no vendemos, entonces los sponsors no pagan -entiende Ricardo Perdiguero-. Hay más cobertura que antes: hace 15 años era cero; hoy, con las redes sociales, hay más difusión”.

“Mi sueño a corto plazo es viajar a otros países con la selección mayor. Viajé, pero con la juvenil; ese es el primer paso que quiero dar”, proyecta Martín Deibe Medina, con una remera verde -el color de Cedima- y una leve sonrisa en la cara. Afuera es de noche, el otoño-casi invierno se apura en apagar los días y, recién terminado de entrenar, Medina revela su sueño más grande, “obvio” pero siempre lindo de escuchar: “Después, lo que todos quieren, ir a los Juegos Olímpicos; pero para eso falta mucho”.

Estás estudiando periodismo deportivo. ¿Cómo ves al deporte adaptado en los medios?

– No se difunde mucho. En los trabajos que hacemos en la Universidad de La Matanza (UNLAM), hablan todos de fútbol, básquet, vóley… yo soy el único que habla de tenis de mesa. Siempre se habla de deportes para personas que no tienen ninguna discapacidad; yo hago trabajos que tengan que ver con la discapacidad.

Los sonidos de las pelotitas se empiezan a apagar. Ahora se escuchan más charlas y cierres de campera, porque el entrenamiento terminó. No debe haber cosa más sana que el deporte y la buena onda, esa que te recibe y te despide en Cedima. Ya sin música de tenis de mesa, se intensifican las armonías del básquet y, fuera del gimnasio, al lado del buffet, las estrofas del judo. Todos hacen deporte, todos tienen su espacio y todos son escuchados. La vida se adapta y el objetivo es una ruta con baches, a veces infinita, que atraviesan constantemente las personas con discapacidad. Ricardo Perdiguero, desde la cocina de Cedima, en ese ambiente que se siente familiar y ameno, lo define en ocho palabras.

Siempre camino a la inclusión: es la base.

Cuando el activismo gay utilizó los Juegos Olímpicos como vidriera ante la roja homofobia

Por Federico Zbogar

En los juegos de Moscú en 1980, Vincenzo Francone, un militante por los derechos homosexuales, realizó una protesta en la Plaza Roja, dos días después de la inauguración.

Los Juegos Olímpicos envuelven los eventos deportivos más prestigiosos de la historia, donde distintas escarapelas de colores compiten entre sí, con el objetivo de la gloria. Esas calles de roces de culturas y naciones terminan, inevitablemente, siendo atravesadas por la avenida de la política. Los Juegos de Moscú en 1980 son un ejemplo perfecto de ello. Si bien en la superficie se encuentra el boicot liderado por Estados Unidos en el ocaso de la Guerra Fría por la presencia soviética en el conflicto civil en Afganistán –país que EE. UU invadió 20 años más tarde–, al adentrarnos podemos observar otro suceso que fue representativo de lucha y resistencia para un colectivo perseguido hasta en la actualidad. Un 21 de julio de 1980, Vincenzo Francone, activista homosexual, realizó una protesta histórica por los derechos gay en la homofóbica Unión Soviéta de Iósif Stalin.

Francone era militante de “FuoriI!”, la primera agrupación por los derechos LGBT en Italia y también fue miembro de ILGA (Asociación Internacional de Lesbianas y Gays). Su carácter confrontativo y revolucionario lo llevó a dejar su huella en los libros de historia del movimiento. Su primera gran manifestación ocurrió en Teherán, capital de Irán, el 25 de marzo de 1979. Viajó junto al partido radical y mostró dos pancartas que decían: “La justicia islámica no respeta los derechos sexuales” y “Los actos homosexuales no son crímenes”. Esto se debió al fusilamiento de 16 homosexuales en el país luego de la revolución de Ruhollah Jomeini, líder supremo de la República Islámica de Irán.

Vicenzo Francone, en 1980.

En 1933, Iósif Stalin, gobernador del régimen dictatorial comunista en la Unión Soviética, introdujo el artículo 121 mediante un decreto que prohibía las relaciones homosexuales, penadas con desde cinco hasta ocho años de prisión (que en muchos casos desembocaba en sentencia de trabajos forzosos en los “gulags”). Francone aprovechó la pésima reputación de la URSS por el boicot y se sumó a la campaña antisoviética. Tan solo dos días después de la inauguración de los JJOO, intentó desnudarse en la Plaza Roja y encadenarse a un poste frente al mausoleo de Lenin en protesta del artículo, de la homofobia del país y de la deportación de dos soviéticos, Guennadi Trinfonov y Victor Piatkis, por el simple hecho de ser homosexuales. 

La KGB (la agencia de inteligencia soviética) no tardó en llegar y reprimir al italiano, quien fue maltratado por autoridades, según diario Crónica, e incluso a todos los periodistas presentes que trataron de fotografiar y presenciar el hecho. Las cámaras rodaban por el asfalto mientras que el caos era protagonista en tierras comunistas. Pero las intenciones soviéticas no fueron suficientes para detener al cuarto poder y el suceso fue esparcido por todo el mundo.

Si bien las golpizas fueron repartidas a diestra y siniestra, las violentas agresiones no pudieron contener el fuego interno revolucionario. Los moretones y heridas en el cuerpo del militante italiano sucumbieron ante su compromiso, perseverancia y determinación para respetar los derechos homosexuales. “Como la humedad reapareceremos una y otra vez” fue el lema de Angelo Pezzana, fundador de “Fuori!”. Y Francone lo llevó como bandera por todo el mundo. Vincenzo marcó un precedente, no solo en la historia del activismo gay, sino que también en los pergaminos de los Juegos Olímpicos. 

Pascual Di Tella, la melodía de la esgrima

Por Nicolás Martini

El arte no tiene límites y se expresa de varias maneras. Pascual María Di Tella lo hace con un sable y su cara cubierta, pero también con una pluma en su mano para recitar versos y estrofas que marcan el ritmo de su otra pasión. Ex Reii o Di Tella, como lo llamará Gonzalo Bonadeo el 27 de julio en París, son dos caras de la misma moneda que conviven entre notas y estocadas. 

Di Tella vive en Estados Unidos, pero representa a la Argentina, la tierra donde nació. Se crió en Vicente Lopez con una familia bendecida por el deporte olímpico, que persigue al esgrimista de 28 años desde antes de su nacimiento. Su madre Astrid Steverlynck compitió en esquí alpino durante los Juegos Olímpicos de invierno de Calgary 1988 y Albertville 1992, mientras que Rafael Di Tella, padre de Pascual, disputó los de esgrima en Seúl 1988 y Barcelona 1992. La pasión por el esgrima se le transmitió por herencia tanto a Pascual como a su hermana Isabel, quien también participó en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Con el apellido Di Tella y la abreviatura ARG entre sus dorsales, Pascual tendrá que hacer lo que lleva en la sangre cuando en tierras francesas se encuentre de pie sobre la pedana frente a un adversario como lo hicieron su padre y su hermana.

A pesar de la influencia familiar, Pascual tenía un mayor fanatismo por el básquet, recién se dedicó con seriedad a la esgrima cuando entró en la adolescencia y tuvo un aumento considerable en su altura hasta alcanzar un metro y 91 centímetros que le permitieron comenzar a ganar con mayor frecuencia. “Estando tan cerca de los Juegos no hago Basquet, pero en otros momentos jugaba mucho en las canchas de Nueva York”, comentó Di Tella, quien es simpatizante de los Boston Celtics, último campeón de la NBA, equipo al que fue a ver en vivo en más de una oportunidad y que pese al éxito en la última temporada, no se mostró muy a gusto con el estilo de juego de los Celtics.


Su madre Astrid Steverlynck compitió en esquí alpino durante los Juegos Olímpicos de invierno de Calgary 1988 y Albertville 1992, mientras que Rafael Di Tella, padre de Pascual, disputó los de esgrima en Seúl 1988 y Barcelona 1992.

Durante el proceso en el que Di Tella buscaba un rumbo en lo deportivo, la música tuvo un lugar importante en su vida desde la niñez. “Empecé a tocar a los ocho años y siempre me divirtió escribir”, dijo Di Tella y afirmó que trabajó con productores de artistas destacados, pero su clasificación a los Juegos Olímpicos lo obligó a enfocarse en la preparación deportiva y tuvo que dejar de lado su otra pasión momentáneamente. El esgrimista músico tiene sus objetivos puestos en el deporte, ya que a través de la música busca “hacer algo que le gusta de la mejor manera que puede”, mientras que en la esgrima se prepara para poner su música en Francia y que los adversarios bailen al ritmo de sus sablazos para subirse al soñado podio.

Di Tella, a lo Bruce Dickinson, cantante de Iron Maiden que clasificó a los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 en esgrima, logró acceder a la cita olímpica, pero Dickinson cantaba rock y el argentino representa a un género diferente, Pop Indie, urbano y electrónico al que le pone un sello propio sin ver a través de una rejilla ni cubierto por una chaquetilla y con sonidos de tango mezclados con la melodía. Puesto en palabras de Diego Blanco, tecladista de la banda Los Pericos y productor musical en algunas canciones del esgrimista como Barra Brava: “La mejor cualidad de Pascual como músico es su sensibilidad, tiene un estilo propio, con cierta oscuridad por momentos. Se puede decir que rompe el molde con la música que hace”. Blanco no solo se relaciona con Di Tella desde lo musical, sino que también existe un vínculo de amistad, desde la infancia de Pascual, entre ambas familias que le permite destacar con facilidad las cualidades tanto de Pascual Di Tella, como Ex Reii: “Los Di Tella son grandes esgrimistas, Pascual es un gran deportista y músico, es una buena combinación. Seguramente esa condición se potencia para ambos lados, música y deporte”.

Di Tella viajará a Francia con el objetivo de igualar o superar sus logros en los juegos panamericanos de Lima 2019 donde obtuvo una medalla de plata en sable individual, pero esta vez será un desafío más complicado, ya que competirá contra los mejores esgrimistas en sable del mundo y el parte desde el puesto 47 del ranking mundial. Según el tirador argentino, su ubicación en el ranking le quita presión y le permite soñar, solo resta saber si en el Gran Palacio de Francia logrará poner su música y llegar a la victoria a través del filo de su sable.

Macarena Ceballos, en las puertas de un ansiado debut

Por Agustina de los Santos 

Ese día, el día que ella describe como la vez que “tocó fondo”. El día en que ella empezó a poner en duda su carrera como nadadora. Exactamente luego de los Juegos Panamericanos Lima 2019, el hombro de la nadadora riocuartense no pudo aguantar más y los sueños que tenía Macarena Ceballos de poder ser parte de un juego olímpico debieron esperar.  

Ceballos arrastraba problemas de movilidad en su hombro desde que tenía 18 años. Para el 2019, tuvo unos Panamericanos difíciles por haber postergado su operación y creer que podía competir así. Los resultados no fueron lo que ella esperaba, había quedado novena en los 100 metros braza y onceava en los 200 metros braza. Ese fue el momento exacto en que Macarena comenzó a pensar en dejar de nadar. Además de haber recibido duras críticas por periodistas que pusieron en juego su salud mental.

Era tan importante que Ceballos se opere que Gustavo Roldán, su entrenador desde el 2016, explica como la lesión limitaba sus entrenamientos: “Cuando trabajamos algo del tren superior, le traía lesiones o molestias que la frenaban por días o semanas. A veces no podía mover el hombro, prácticamente nadaba solo de piernas”, recuerda Roldán sobre el periodo previo a la cirugía. 

Al encontrarse limitada y sin su clasificación a Tokio 2021, Macarena tomó la decisión de ponerle fin a ese dolor: “Era un sueño, pero la salud está primero. No puedo seguir el resto de mi vida así”, dijo para Puntal en 2021. Los miedos de someterse a una cirugía y de que su recuperación le saque el gran nivel que posee en la natación, se encontraban presentes.

“Después de Lima sufrí bastante la presión externa. Los periodistas me decían ‘a todas les fue bien y a vos no´. Lo trabajé mucho con la psicóloga y desde ese momento dije que no me iba a hacer cargo de lo que esperan de mí porque yo soy la que se tira al agua, se esfuerza y sabe hasta dónde puede“, dijo Ceballos para Página 12 en enero del 2024.

Luego de la pandemia, Macarena volvió de Córdoba y se operó el hombro que tanto le impedía seguir en el agua. Su recuperación no fue fácil porque siempre pensaba en el momento de volver a nadar y, aunque tenía demasiadas ganas de que eso suceda rápido, le explicó a su entrenador que quería ser paciente en ese periodo que buscaba su mejoría. Aunque fue una pausa obligatoria, así fue el proceso de rehabilitación de su hombro, proceso lento y de reinicio en su carrera. 

“Yo tengo entendido que, gran parte de los atletas que se deben realizar este tipo de operaciones, no llegan a hacer una buena rehabilitación o nunca vuelven a entrenar bien ni vuelven a las altas competencias. Macarena, por su edad y por las experiencias que tuvo sobre cómo prepararse durante tantos años con esa limitación, sabía que esto era a todo o nada. Su recuperación fue muy cautelosa porque era clave que no se entre una nueva lesión ”, cuenta su entrenador.

Si bien siempre estuvo cerca de clasificar a Río 2016 y Tokio 2021, no sería hasta julio de 2023 en el Mundial de Fukuoka, Japón, donde consiguió una marca de 1:06.69 en 100 metros pecho. Esa marca no solo le dio la oportunidad de vivir su sueño, la clasificación a París 2024, sino que también fue récord argentino y sudamericano. Con todo lo conseguido al día de hoy, la cordobesa afirma que todo lo bueno llegó luego de operarse y poder recuperarse.

Desde 2015 cuando pisó Buenos Aires en busca de oportunidades, jamás imaginó llegar a ser una deportista olímpica. Ella que está enamorada del agua desde los cuatro años y comenzó a nadar por admiración a como lo hacía su hermana, está a punto de cumplir sus sueños este 26 de julio. Ella, quien le tenía miedo a entrar al quirófano y ver pasar su sueño de ser olímpica, hoy cuenta que se diría a sí misma: “Ser 12° del mundo no es poca cosa. Estoy en mi mejor momento deportivo. Y cuando me pongo un objetivo, voy a eso y hasta que no lo consiga, no paro”, explicó para Clarín en 2023.

 

El camino del campeón

Por Francisco Gentile

La Selección Argentina se alzó con el título de campeona del continente, Lautaro Martínez recibiendo la bota de oro del torneo, las lágrimas en la despedida de Ángel Dí María y demás imágenes que nos dejó la copa.

Julián Álvarez y Lautaro Martínez llegaron al certamen atravesando una sequía goleadora, fueron 13 los partidos del delantero del City sin convertir con Argentina, por otro lado, el Toro no convertía en partidos oficiales desde la Finalissima. Ambos pudieron poner fin a su mala racha ante Canadá.

El festejo del delantero del Inter

Lautaro siguió sumando, el gol para la agónica victoria en el MetLife Stadium contra Chile en el minuto 88 aseguró el pase a cuartos, en el mismo escenario y rival en el que a la Albiceleste se le había escapado el trofeo en 2016.

El diez recibiendo cuidados médicos

El día posterior a su cumpleaños número 39, Lionel Messi tuvo que ser atendido durante el primer tiempo de la victoria frente al conjunto chileno, finalmente se le diagnosticaría una contractura y se quedaría fuera de la cancha versus Perú.

El hispanoargentino tuvo además su primera titularidad

En el encuentro con la selección peruana, tuvieron la oportunidad de debutar en un torneo con Argentina Alejandro Garnacho y Valentín Carboni, de 20 y 19 años cada uno, los más jóvenes de la convocatoria aceitándose en la Scaloneta de cara al futuro.

El arquero contuvo los remates de Ángel Mena y Alan Minda

El Dibu Martínez volvió a garantizar el pase a semis con dos penales atajados en la tanda, durante la misma competencia que lo vió asentarse tres años antes en el arco. Esta vez fue Ecuador quien lo sufrió y festejó bailando.

Euforia, beso y la ironía de Scaloni con el utilero

La euforia de la victoria por penales también nos dejó otra postal, “Marito” el utilero de la selección desde hace 26 años, besó a Lionel Scaloni de la alegría tras consumar el pase a la semifinal.

La celebración del gol del capitán

Messi anotó el 2-0 en semifinales luego de un tiro de Enzo Fernández que sirvió como asistencia, con esto marcó su primer tanto en esta Copa América e igualó el récord de Zizinho de convertir en seis ediciones distintas.

Lautaro, el que trajo los goles desde el banco

El delantero anotó cinco y fue el goleador de la competencia, pese a que solo disputó dos partidos como titular. “Sabía que estaba en deuda, me preparé para sacarme esa espina”, contó.

La Scaloneta, en plan de renovación camino al Mundial

Por Pilar Scacciaferro y Candela Carabajal

Un camino llega a su fin mientras que otro apenas comienza, este domingo se jugó la final de la Copa América en Estados Unidos, y fue el último partido de Ángel Di María con la camiseta de la Selección argentina luego de 16 años, 145 partidos, cinco mundiales y seis Copas Américas. 

Tras la victoria a Canadá en semifinales, Di María declaró: “No estoy preparado para mi último partido, pero ya es el momento. Pase lo que pase en la final creo que puedo salir por la puerta grande, lo di todo, siempre di mi vida por esta camiseta”. 

Por otro lado, las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial 2026, con sede también en el país norteamericano, comenzaron en septiembre de 2023 y se extenderán hasta septiembre del año próximo, por la 17ma y 18va fechas. Argentina se ubica primero en la tabla con 15 puntos tras seis partidos jugados, cinco victorias y una derrota ante Uruguay. La Selección nacional se enfrentará a Chile, Colombia, Venezuela, Bolivia, Paraguay y Perú en lo que resta del año; mientras que jugará con Uruguay, Brasil, Chile, Colombia, Venezuela y Ecuador, por  las últimas jornadas del año entrante. 

 

Calendario Argentina Eliminatorias CONMEBOL

Septiembre 2024:

– Argentina – Chile, jueves 05/09.

– Colombia – Argentina, martes 10/09.

Octubre 2024:

– Venezuela – Argentina, jueves 10/10.

– Argentina – Bolivia, martes 15/10.

Noviembre 2024:

– Paraguay – Argentina, jueves 14/11.

– Argentina – Perú, martes 19/11.

Marzo 2025:

– Uruguay – Argentina, jueves 20/03.

– Argentina – Brasil, martes 25/03.

Junio 2025:

– Chile – Argentina, miércoles 04/06.

– Argentina – Colombia, lunes 09/06.

Septiembre 2025:

– Argentina – Venezuela, martes 09/09.

– Ecuador – Argentina, domingo 14/09.

 

La posibilidad de que Lionel Messi no esté presente en la próxima Copa del Mundo es algo que se tiene muy en cuenta, ya que para el 2026 tendría 39 años, y es por el mismo motivo que también está en duda la presencia de varios jugadores del plantel para esta competencia.

Es cierto que Messi asistió al Mundial de Qatar con 35 años, y que Franco Armani lo hizo con 36, pero de los 26 futbolistas convocados solo ellos tenían más de 35 años. Sin embargo, serían 11 los jugadores que contarán con más de 30 años para la próxima edición: Leandro Paredes y Ángel Correa (31), Rodrigo De Paul, Guido Rodríguez y Paulo Dybala (32), Nicolás Tagliafico (33), Gerónimo Rulli (34), Germán Pezzella y Marcos Acuña (35), Nicolás Otamendi (38) y Franco Armani (39).

 

Fideo al dente: la historia de una estrella que alcanzó la gloria 

Por Nahuel Forciniti

Todos los resultados vienen acompañados de un montón de cosas: la perseverancia, el sufrimiento y la concentración, son características habituales en la obtención del “éxito” y Ángel Di María no es una excepción de aquello. 

Un muchacho nacido en Rosario, Santa Fe, cuyo sueño era representar y llevar a lo más alto a su selección demostrando la calidad deportiva que podía ofrecer. Quien se crió en una familia humilde en la cual su padre no apoyaba mucho la idea que se dedique al fútbol, sino a trabajar; por otra parte, su madre Diana lo respaldaba incondicionalmente en su anhelo de representar a la Albiceleste. Llueva, nieve o granice, ella iba a buscar la forma de llevarlo a los entrenamientos para que pueda hacer lo que más le gustaba: jugar a la pelota. 

Todo esfuerzo tiene recompensa y “Fideo” tuvo la suya cuando Rosario Central le demostró su interés. El equipo de sus amores le estaba haciendo una oferta que no podía rechazar, que sin saberlo, sería la construcción de un camino con muchos picos de emoción y euforia, pero también con tristezas y críticas injustas para con él. 

El talento de Di María no tardó en difundirse por todo el mundo. Su destreza a la hora de gambetear a un rival, tirar una rabona como herramienta en caso de que le quedará la pelota en su pie no hábil o definir extraordinariamente un mano a mano, eran acciones constantes en el juego del entonces pibe de 17 años; algo que a día de hoy se nos hizo costumbre ver pero que nos sigue asombrando y deslumbrando como si fuera la primera vez. 

Luego de 2 años, uno de los considerados grandes de Europa ya le había echado un ojo y decidió apostar por el jóven argentino. A mediados de 2007, Angelito ya era jugador del Benfica y brillaba en el viejo continente con tan solo 22 años. Su andar por tierras portuguesas fue fructífero, tanto es así que el Real Madrid estaba maravillado con el chico rosarino y desembolsó 33 millones de euros para adquirir su juego, su arte. 

Llegaba el mundial de Brasil 2014 y Di Maria estaba en un momento fantástico, quizás igual o mejor que Lionel Messi. Una selección con ganas de conseguir la gloria eterna de la mano de grandísimos jugadores comandados por Alejandro Sabella. Tocaba enfrentarse a Suiza en 8vos de final, un rival que no era favorito pero que le supo hacer frente a la Selección Argentina. Después de un partido cerrado en los 90´ y en la primera parte del tiempo suplementario, todos esperaban por la resolución final del encuentro en la tanda de penales, pero gracias al Gol de Fideo a los 117 minutos, Argentina lograba el ansiado pase a 4tos de final. 

El desenlace de esta historia terminó con la Albiceleste perdiendo por 1 a 0 con Alemania, que venía de vapulear a Brasil en una goleada histórica por 7 a 1; esto llevó a muchos jugadores al retiro de la selección y a otros al fuerte desprecio y repudio de la gente. Uno de estos fue Ángel Di Maria, quien acumuló malos resultados con Argentina en la Copa América 2015, 2016 y 2019, y en el mundial de Rusia 2018. 

Tengo muchos conocidos que me dicen que me quede en París tomando un café enfrente de la Torre Eiffel, pero prefiero ir al país y que me puteen 45 millones de personas, pero jugar para Argentina”, expresó Di Maria. 

A pesar de las críticas, él siguió intentando lograr su sueño. Una nueva revancha apareció en la Copa América de 2021, con un plantel totalmente renovado y un estilo de juego que gustaba, deslumbraba y goleaba a cualquier selección que le tocaba enfrentar. 

Gracias al buen trabajo colectivo, pudo desmoronar todo reproche construido con el pasar de los años, al convertir un gol formidable frente a Brasil (último campeón en ese entonces) que le sirvió para consagrarse campeón y sacarse esa espina que se había enterrado con el pasar de los años. 

Los elogios y la muestra de cariño de la gente no tardaron en llegar. La mirada de los argentinos hacia Angelito era diferente. Ésto ayudo a que retome la confianza que perdió y que las personas depositen su esperanza tanto en él como en la Selección. 

Tras obtener la Copa América, un nuevo desafío aparecía luego de 29 años: disputar una “Finalissima”. Está vez, contra Italia, que había obtenido la Eurocopa y enfrentaría en Wembley al conjunto Nacional. 

No hubo parámetro alguno, ya que Argentina paseó completamente a La Azzurra. Di Maria aportó su gol en lo que concluiría 3 a 0 a favor de los sudamericanos. 

Mundial 2022: Argentina era campeona de todas las competiciones que había disputado y quería hacerse con el mayor trofeo a nivel global. 

Con un arduo trabajo, la Albiceleste llegaría a la final para enfrentarse con nada más ni nada menos que con Francia (último campeón del mundo). Desde el inicio, los Galos fueron ampliamente superados. Tras una buena jugada, Ángel estampó el 2 a 0 parcial y la Argentina ya se ilusionaba con obtener la victoria. Tras un partidazo que concluyó en la tanda de penales, seguidamente de haber igualado 3 a 3, la Selección Argentina se consagró campeona del mundo luego de 36 años. 

Todos estos hitos se recopilan en la nueva serie “Ángel Di María: Romper la pared”, un documental de 3 capítulos que nos ofrece un punto de vista desde la introspección sobre la carrera y vivencias del argentino. Cuenta con entrevistas a compañeros y directores técnicos que disfrutan y otros que supieron disfrutar de su maravilloso juego, como Lionel Messi, Neymar Jr o el actual director técnico del Real Madrid, Carlo Ancelotti. 

La serie fue anunciada luego de la victoria Argentina contra Perú en esta edición de la Copa América 2024. Se estrenará en la plataforma de streaming Netflix el próximo 12 de septiembre.

Kevin Castaño, el pilar de la renovación colombiana

Por Román Pedersen

Itagüí, del Valle de Aburrá, es reconocida como la “ciudad industrial de Colombia” por la cantidad de fábricas y por sus pobladores, los cuales son trabajadores y humildes. Además, en su bandera aparecen los colores amarillo, verde y rojo; y todos estos representan las riquezas morales, honor, alegría y, sobre todo, la esperanza y constancia. Así, estas palabras son eje en la vida de Kevin Castaño, quien en 2020 debutó como profesional y en tan solo cuatro años ya juega en Europa y es pilar de la renovación de Néstor Lorenzo.

Nacido el 29 de septiembre de 2000 y criado en el barrio La Cruz, ese que sufrió varias amenazas de desalojo por invadir el terreno del antiguo basurero, Castaño desde siempre tuvo consigo una pelota. A los cuatro años pateó su primer balón con su papá y nunca más se separó de él. “Jugué fútbol desde chico. El proceso ha sido muy lindo, pero también muy difícil por las dificultades y los sacrificios que uno debe hacer al venir de un barrio humilde”, fue lo que afirmó luego de ser convocado a la Selección Colombia por primera vez.

Este amor tan tempranero por el deporte surgió por su padre, Richard Castaño, quién con 12 años lo llevó a las inferiores del club Águilas Doradas, lugar en el cual él era entrenador de las divisiones inferiores. Allí hicieron todas las juveniles juntos, pero sus caminos se separaron en la Sub-20. Sin embargo, la relación futbolística venía de mucho antes.

La historia inició en el Pony Fútbol, un torneo creado para el fútbol amateur y en el que Castaño hijo jugaba de delantero; aunque, ante un medio nacional, aseguró que no era lo suyo: “En vez de hacer goles me gustaba más dar el pase final. Además tenía agresividad a la hora de marcar, por eso mi papá me retrocedió y desde la Sub-13 que soy volante mixto”. Ya con el diario del lunes, se puede ver que la decisión fue más que acertada. Con tan solo 15 años fue promovido a la Sub-20, luego con 18 pasó al primer equipo, para en 2020, con 20 vueltas al sol, tener la posibilidad de debutar profesionalmente. Fue el 29 de octubre, ante Leones y por la Copa Colombia. Entró al minuto 78 por Mateo Puerta. Desde allí, nunca más salió y no paró hasta ser capitán. En total, con el Nido de Grandes Soñadores disputó 82 encuentros, entre Liga, Copa y Sudamericana, y convirtió dos goles.

El sueño se hizo más grande cuando le tocó la posibilidad de vestir, por primera vez, la camiseta de su país. Ocurrió el 28 de enero de 2023, de la mano de Néstor Lorenzo y contra Corea del Sur. Fue de arranque, anticipando que ese lugar era para él. Jugó casi toda la jornada, recién fue sustituido por Nelson Palacio al minuto 90. Además, por si fuera poco, en ese partido pudo cumplir otro sueño personal: jugar con James Rodríguez. “Es un orgullo y una motivación muy grande. Es un referente del fútbol mundial. Cada día voy a estar puesto a aprender de él, aprender de su forma de jugar, de ser profesional. Espero vivir esa experiencia al máximo”, fue lo que declaró Kevin respecto a su ídolo.

Luego de aquella primera impresión a nivel mundial, varios clubes posaron sus ojos en él, aunque finalmente ganó la puja el Cruz Azul, de México. Llegó a Los Cementeros en julio del mismo año, por un monto de cuatro millones de dólares. Así, se convirtió en la venta más cara en la historia de Águilas Doradas. Sin embargo, el futbolista formado en El Nido estuvo solo una temporada en tierras mexicanas, pues en 2024 volvió a batir un récord: fue traspasado al Krasnodar de Rusia por siete millones y medio y se posicionó como la segunda salida más costosa de la institución celeste, solamente superado por el argentino Iván Marcone y su paso a Boca en 2019, por un monto de ocho millones.

Con el club ruso lleva 10 partidos jugados a nivel local y es fundamental en el 11 inicial, ya que con sus características le brinda orden al equipo. En la presente liga tiene un 62% de oportunidades de gol creadas, un 90% de pases correctos y un 27% de duelos aéreos ganados. A su vez, en la presente Copa América disputó 47 minutos, repartidos en tres encuentros: Paraguay, Costa Rica, por la fase de grupos, y las semifinales ante Uruguay.

Con tan solo 23 años su carrera subió como la espuma y no parece que vaya a bajar. De ser delantero y hacer goles pasó a crearlos y ayudar a sus compañeros en facetas defensivas, siempre con mucho honor, actitud y alegría, los principales valores éticos de su ciudad. Kevin Castaño, el pilar de la renovación colombiana de Néstor Lorenzo.