jueves, septiembre 11, 2025
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Lara Casas, de jugar en el colegio a los Juegos Olímpicos

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Por Bruno Toscano

Un viernes por la tarde como cualquier otro, alumnos del Villa Devoto School se encontraban en el Club San Martín por sus clases de educación física, donde una chica de ocho años jugó por primera vez al hockey sin saber que, una década más tarde, iba a ser una de las diecinueve Leonas que integraría la lista para los Juegos Olímpicos de París 2024. Lara Casas descubriría allí su pasión por este deporte, algo no habitual en su familia.

Lara, desde ese entonces, desarrolló una personalidad deportiva impresionante y arrancó a distinguirse en diversas competencias escolares, como en atletismo con pruebas de velocidad, resistencia, lanzamiento de jabalina, entre otras. Sin embargo, el hockey fue la disciplina que la cautivó. En un principio no se destacaba pero, ya al año, había logrado mejorar hasta llegar a ser igual de buena que compañeras del colegio que contaban con años de entrenamiento. Su profesora comenzó a insistirle hasta que logró que ella, más allá del miedo que tenía, escuchara los consejos, razón por la cual empezó a jugar a los diez años en el Club San Martín, ubicado en Villa Raffo, Provincia de Buenos Aires, cerca de su casa. 

El cambio no le era agradable: temía ser incapaz de jugar en una cancha más grande, con reglas y órdenes. Perder la creatividad y libertad con la que le permitían jugar en el colegio era todo un desafío, pero decidió afrontarlo. “Yo no conocía mucho el deporte. Varias de mis compañeras empezaron a jugar a los tres o cuatro años porque alguno de sus padres había jugado al hockey en el club, yo sentía que no tenía idea. Mi familia aún menos”, revivió Lara a El Equipo.

Las diferencias de nivel con sus compañeras alimentaba su hambre constante de querer mejorar. Creó una filosofía de trabajo, con la perseverancia, dedicación y constancia como pilares, que la ayudó a achicar la brecha con sus pares. En efecto, a los catorce años, Lara formó parte de un seleccionado de Buenos Aires que viajó a Tucumán y salió campeón. La alegría y euforia de ver resultados después de tanto esfuerzo hizo que ella misma fijara como objetivo convertirse en jugadora profesional de hockey.

El recorrido para cumplir su sueño en realidad no sería fácil. En el 2020, dejó el San Martín para cambiarse al Club Italiano, del barrio porteño de Caballito. La chica que recién empezaba a comprender cómo jugar al hockey en su colegio, y lo hacía como un hobby, fue la misma que empezó a quedarse en el club a entrenar sola para mejorar sus habilidades, como su pegada al arco. Fue autoexigente, dominó sus debilidades, perfeccionó su juego y encontró ese nuevo hogar donde, con el correr del tiempo, logró cumplir su deseo de dar el salto de calidad que buscaba. “Tenía muchísimo potencial y, cuando llegó al club, logró explotarlo. Incorporó varias cosas que la convirtieron en la jugadora que es hoy en día. A esto se suma, sin duda, que nunca le faltaron las ganas de aprender”, la describió Valentina Ferola, compañera suya en Italiano y en el Mundial Junior, a El Equipo.

Lara se puso como meta llegar a Las Leonas, pero primero tendría el desafío de jugar con la selección en el Mundial Junior, disputado en noviembre y diciembre del 2023 en Santiago de Chile. Cinco semanas antes de viajar se fracturó la rodilla y tenía miedo de no quedar en la lista definitiva de convocadas. A pesar de ello, los entrenadores confiaron en ella y la llevaron igual. “El Mundial Junior fue lo más lindo que viví hasta ahora como deportista, más allá del logro en sí. El equipo que teníamos, los entrenadores, éramos muy fuertes y se disfrutó como si estuviese con mi club. Un equipo que funciona afuera de la cancha, también lo hace dentro”, recordó Lara. 

En fase de grupos terminaron primeras, con puntaje perfecto, dieciocho goles a favor y ninguno en contra. En cuartos de final eliminaron a Australia tras ganarles por 3 a 1, y en la semifinal a Bélgica por 2 a 1 por penales. En la final se fueron al entretiempo 2 a 0 arriba frente a Países Bajos, pero no les alcanzó. Les empataron el partido 2 a 2 en el tiempo regular, para después perder 4 a 1 por los shoot-out. “En el momento fue mucha la impotencia de haber perdido, que se nos haya escapado de esa manera. Igual somos subcampeonas, que no es poca cosa”, rememora Lara. 

La gran actuación en el Mundial Junior, y en Italiano, le dió un lugar en Las Leonas. Su proceso olímpico comenzó a principios del 2024 cuando Fernando Ferrara, entrenador del equipo, confió en ella, así como en otras chicas, para que demuestre si tenía la calidad suficiente para formar parte de la mayor en la ventana del FIH Pro League. Lara cumplió veinte años el pasado 22 de junio y recibió, como regalo adelantado, y a tan solo cinco meses desde su debut contra Bélgica, la convocatoria para disputar los Juegos Olímpicos. 

Lara comprueba que nunca es tarde para empezar a practicar un deporte. Es inusual que una joven se asiente y destaque tan rápido ante cualquier desafío. Ella suele ponerse objetivos a corto plazo, el próximo es ganarle a Estados Unidos, en el primer partido de Las Leonas en los Juegos Olímpicos, el sábado 27 de julio.

Aquella rifa que llevó a Brenda Rojas a ser Olímpica 

Tokyo 2020 Olympics - Canoe Sprint - Women's K1 200m - Heats - Sea Forest Waterway, Tokyo, Japan – August 2, 2021. Brenda Rojas of Argentina in action REUTERS/Maxim Shemetov

Por Martina Sette 

Un 15 de octubre de 1995 nace en Canaletas un barrio de San Pedro, ciudad de la provincia de Buenos Aires, una nena que tiempo después iba a llevar su ciudad a lo más alto del canotaje. Gracias a esa rifa que compró para ayudar a la escuela de canotaje de San Pedro, se despertó la curiosidad de Brenda Rojas, que con 12 años iba a conocer lo que era el amor hacia los botes y el agua. 

Rojas no se rindió aunque los resultados no eran positivos para ella, supo esperar y eso la llevó a triunfar. Con 18 años entró al equipo nacional y un año después iba a disputar su primer Juego Olímpico. 

A los 13 años entró a la escuelita de canotaje Canaletas, en donde no logró ganar ningún premio pero sí ganó su amor hacia este deporte. Dos años más tarde no pidió lo que todas quieren, no quería un viaje y menos una fiesta: Rojas pidió plata para comprarse su primer bote con unos remos. Disputó dos Juegos Olímpicos en Río 2016, Tokio 2020 y París 2024 será su tercero donde irá a por todo. 

Rojas recuerda siempre con una sonrisa y nostalgia la escuelita, en el barrio donde se crío y donde gracias a esa rifa empezó su amor por el canotaje, ella es la muestra que no importa de dónde vengas, con esfuerzo y sacrificio podes llegar a donde vos te propongas. “Esto me hizo dar cuenta de lo que quería para mi vida, representar a Argentina, San Pedro, mi barrio, y a cada chico que va a “Las Canaletas” a remar y mostrarles que ellos pueden estar donde ellos se lo propongan”, contó Brenda Rojas. 

La nena de 12 años de aquella época, no se esperaba la cantidad de medallas que iban a colgar de su cuello, si con 15 años pidió para celebrar, un bote con remos, no se imaginaba que para los 20 años tuvo que pedir celebrar la primera clasificación a los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Para Rojas no fue tarea fácil entrar al equipo nacional y ella lo sabía mejor que nadie, pero nunca se rindió, dio pelea y con dos entrenadores que tuvo para ayudarla, fueron fundamentales en su crecimiento. Logró dar el gran salto, haber vivido todo eso y no llegar a tener los resultados esperados, fue lo que la hizo más fuerte. 

Haberse criado frente a un río empujó aún más el amor de Rojas hacia este deporte, había pasado por varios como el patin, pero siempre se muestra más que feliz por la decisión que tomó de dedicarse al canotaje y entregarle su amor y dedicación a ese deporte que le dio todo y la aísla del mundo. 

Pertenecer al seleccionado femenino de canotaje es un privilegio que Rojas tiene el gusto de vivir con sus seis compañeras y amigas que forman parte de la selección. Desde 2016 las siete representan a la Argentina en el canotaje donde cuentan con tres medallas de plata. 

El entrenador es la pieza fundamental del equipo y en la carrera de cualquier deportista, así como lo fue y es Juan Pablo Bergero para Brenda Rojas. Se conocieron en 2014 donde compartían equipo juntos. “Desde los Juegos de Tokio y ahora París que entrenó solo a Brenda, clasificamos solo al K1”, explicó Bergero que hasta el día de hoy sigue con ella en cada paso que da y la alienta en cada competencia que tiene que pelear. 

Rojas ya no es la misma de hace uno años ni cómo se sentía en sus primeros Juegos de Río donde compitió con grandes del canotaje. “En ese momento era muy nueva, tenía muchísimo por aprender de mis compañeras, del entrenador, de todos los que me rodeaban. Pero ojo, hay cosas que no se pierden, porque ahora también siento que estoy aprendiendo constantemente”. 

La deportista está llevando el canotaje a los más alto para la Argentina, para San Pedro y para su familia que la apoyan y la acompañan desde el día uno. Quien iba a pensar que gracias a una rifa Rojas iba a disputar su tercer Juego Olímpico y formar parte de la Selección Argentina de canotaje.

Joaquín Gómez: el heredero del martillo

Por Felipe Iturbe

Estamos en 1999, su padre sigue en competencia, su madre es entrenadora y él lo ve entrenar y lanzar en el terreno que tienen en Florencio Varela. A raíz de que su hijo no paraba de copiar todo lo que hacía, Daniel le hace un martillo de juguete con una pelota de básquet vieja y una bolsa. A partir de ese momento, Joaquín Gómez no se separó nunca más de un martillo y en pocos días viajará para disputar los Juegos Olímpicos de París 2024 en lanzamiento de martillo.

Este deporte consiste en lanzar un martillo, dentro de una jaula, lo más lejos posible. El martillo es una bola de metal con un peso de 7,2kg y un diámetro entre 11 y 13cm unida por un cable de acero. Comenzó a ser olímpico a partir de los Juegos de París 1900, y en los Juegos Sudamericanos dominamos el deporte con 29 medallas, el más ganador es Juan

Iignacio Cerra con nueve preseas consecutivas entre 1997 y 2011, pero el más importante para Joaquín es Daniel Gómez, su padre y actual entrenador, con dos medallas doradas en Uruguay en 1977 y Chile 1985.

Al igual que Joaquín, su hermana, Daniela Gómez, es lanzadora de martillo y fue campeona sudamericana juvenil y su madre, Analía Altamirano, competía en los 400 metros con vallas y en la actualidad es entrenadora. Una familia que en sus venas no solo corre sangre, también el deporte y sobre todo el atletismo.

A los ocho años empezó a lanzar un martillo de dos kilos, a los once participó en el campeonato Evita y en el 2012 a Joaquín le compran su primer martillo, en un contexto dónde no sobraba la plata, que costó alrededor de 200 dólares y de está forma, pudo competir y entrenar con mayor regularidad. Un año después, con ese mismo martillo, conseguiría el récord del mundo en la categoría de menores con una marca de 85,35 metros. “Si mi familia no hubiera entendido hubiera sido más complicado, y gracias a ellos puedo decir que hoy estoy acá”, dijo Joaquín.

En el transcurso de los años y luego de su retiro de las competencias, Daniel Gómez se dedicó a formar juveniles primero en el Club Atlético Independiente y después en Villa Domínico, en poco tiempo fundó una Agrupación de Atletismo que se denominó Escuela Municipal de Atletismo de Avellaneda, en dónde son referentes él y su hijo. En la actualidad Daniel se convirtió en su entrenador y viajará, junto a él, a Madrid el 22 de julio para llegar a París el 29.

El oriundo de Avellaneda entrena en el Parque Municipal, un lugar que está empapado de historia. Fue allí dónde surgieron dos fondistas que quedaron en el recuerdo de todos, como Osvaldo Suárez y Walter Lemos, que entrenaron entre la década del 50 y del 60. El pasado 9 de julio, antes de su partida a los juegos, el municipio inauguró en homenaje a Joaquín una jaula de lanzamiento que fue destruida por el último temporal.

Su padre nunca lo presionó para hacer deporte, es más, dice que Joaquín fue el que tomó la decisión de hacerlo y al contrario el que se presionaba era él. Cuando era chico se exigía para lanzar cada vez más lejos. Para él es más importante superar su marca que lograr medallas o clasificar a torneos. “Es obvio que todos queremos logros, pero la sensación que siempre tuve fue tirar más lejos, y no la he encontrado en otro lado”, expresó Joaquín.

Pero no todo es deporte, en 2017, con 21 años, Joaquín comenzó a estudiar Kinesiología y Fisiatría en la UNAJ, y aunque le era difícil de repartir los tiempos, un año después, rompe el récord sudamericano sub 23 con una marca de 74,58 metros. “Estoy estudiando la licenciatura de Kinesiología y Fisiatría y hacer ambas cosas, de manera sería, es complicado, pero se puede hacer”, dijo el atleta argentino en 2018.

Con un tono muy emotivo y casi quebrado, Daniel contó que le genera que su hijo represente al país en los juegos de París: “Uff, es un orgullo para mí, me quedó la espina cuando no fui a los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980, entonces que él tenga la oportunidad es un orgullo. Entrenamos muy duro para esto, por suerte se nos dio”.

De ver lanzar a su padre en los campos de Florencio Varela y de comenzar a tirar con un martillo confeccionado por su padre por una pelota de básquet vieja, Joaquín pasó a ser un referente de la disciplina y el número uno a nivel nacional, por eso estará en un lugar privilegiado y por primera vez en su carrera tendrá el honor de representar a 46 millones de argentinos en los Juegos Olímpicos de París 2024.

 

Lourdes Carlé, de Daireaux a París 2024

Por Agustín Paratcha

Tandil, el lugar de origen de muchos tenistas como Juan Martín Del Potro, Juan Mónaco, Mariano Zabaleta y Patricia Tarabini también albergó a María Lourdes Carlé, quien se formó en el Uncas Rugby club, donde llegó a los 12 años desde Daireaux, un pueblo que cuenta con 18.000 personas. Hoy, se encuentra entre las 100 mejores jugadoras del ranking de la Asociación de Tenis Femenino (WTA) y jugará su primer Juego Olímpico en París 2024.

En el Uncas, su segundo club luego de su paso por Independiente de Daireaux, Mario Bravo y Marcelo Gómez, formador de Juan Martín Del Potro, desarrollaron sus habilidades tenísticas y la guiaron al profesionalismo. Primero se entrenó con Bravo, entrenador que notaba el potencial de la pequeña con sus golpes y rendimientos en los entrenamientos. La caracterizaba como una jugadora que mostraba compromiso de lucha y  con espíritu competitivo. Además, siempre tuvo mucha facilidad en los golpes y destacaba en uno en particular que la distinguía de las demás jugadoras. “Voleaba muy bien para tan corta edad”, contó su exentrenador. Una jugadora que deslumbraba con su derecha, su brazo hábil, pero que escribía con la zurda. 

Carlé se destacó por su competitividad. Priorizaba jugar los torneos antes que entrenar. Con tan solo 14 años, realizó una gira por Europa junto a Bravo. La pequeña, que participó en 5 torneos en Francia, Alemania, Países Bajos y Bélgica, demostraba por qué le gustaban los desafíos. “Si llegas a semifinales o la final estoy satisfecho”, le dijo el exentrenador, quien sabía que el nivel en esas edades era el máximo por haber asistido en otras oportunidades. Carlé, sin presión, ganó 3 torneos: Países Bajos (Velp), Francia (Nantes) y Alemania (Duren). Dentro de la cancha, no recibía consejos de Bravo, por lo que llamaba la atención. “La consecuencia de ganar era jugar”, comentó el exprofesor.

Marcelo Gómez, otro de los entrenadores en el Uncas y formador de Juan Mónaco y Máximo González, detallaba el juego y las actitudes que transmitía Carlé desde pequeña. Se caracterizaba por la garra, la intensidad, el no dar una pelota por perdida, por su solidez y su personalidad aguerrida. “Son algunas cualidades que le inculcaban en el club (Uncas), como a los chicos que intentan llegar al profesionalismo”, expresó “El negro” Gómez sobre las actitudes de la tenista.

A los 16 años, Lourdes encaró uno de los momentos más difíciles de su carrera cuando participó en los torneos Juniors internacionales: debía aprender a competir, a vivir el alto nivel que jugaba y armar jugadas. Si bien fue una categoría que le costó atravesar, destacaba su mentalidad más allá de que le permitía enfrentar a jugadoras de primer nivel. Demostraba su garra, el compromiso con el trabajo y su insistencia. “Le decía que mirara para adelante, que tarde o temprano, iba a llegar al profesionalismo”, recuerda Gómez.

Carlé siempre se destacó por ser competitiva. Luego de una eliminación en primera ronda de un Wimbledon, se sentó enojada en un banquito al lado de su exentrenador. Ella habló más de 2 horas y reflexionó sobre el tenis, de su carrera y de lo que había hecho en el torneo. Gómez le dijo que debía valorar su participación enfrentándose con jugadoras de primer nivel como la ucraniana Marta Kostyuk, hoy entre las 20 mejores del ranking: “Ella era muy joven y no lo podía asimilar perder un partido. Tomaba la derrota de manera terrible”.

Hoy, la tenista formada en Tandil, tras haber sido subcampeona en los Juegos Panamericanos y haberse convertido en la tercera jugadora más joven del equipo argentino en la Fed Cup del 2016, participará en sus primeros Juegos Olímpicos en París 2024. Será especial por su camino. Los inicios en el club Uncas, junto a Mario Bravo y Marcelo Gómez, sus participaciones en torneos junior y el gran 2024 que está logrando (Ganó su primer título WTA 125 en España, La Bisbal) la llevaron a representar a la Argentina en singles, junto con Nadia Podoroska, su compatriota.

 

 

Franco Serrano, pentatleta argentino: “Es un deporte muy exigente, hay que dedicarle muchas horas”

De Lucas Villanueva

En el barrio de Núñez en la Ciudad de Buenos Aires, a escasos metros del Estadio Monumental, luego de una serie de entrenamientos en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD), Franco Serrano todavía guarda en la memoria cómo si fuese ayer aquel día hace 17 años que sus papás lo llevaron a nadar al Club Estrada de la localidad de José C. Paz con tan solo 6 años. Un recuerdo que lo acompaña en su carrera deportiva porque sin ello nunca se hubiese convertido en lo que es hoy: “Un superatleta”


Franco recuerda cuando a los once años, la federación de pentatlón se acercó al club para promover el deporte. Desde ese momento lo cautivó y nunca paró de practicarlo.

Son muchas las horas de sacrificio y entrenamientos diarios necesarios para competir al más alto nivel, Serrano sabe bien lo que esto implica e igual lleva sus entrenamientos todavía a un nivel más exigente. A diferencia de otros atletas, debe perfeccionarse en cinco disciplinas distintas: esgrima, natación, equitación, tiro y carrera, que se agrupan en el deporte que lo acompaña desde los once y lo hará participar de sus primeros Juegos Olímpicos en París 2024 doce años después, el pentatlón moderno.

El deporte olímpico se basa en cuatro pruebas que combinan las cinco especialidades. La participación se divide en dos eventos: luego de las clasificaciones en las pruebas de equitación (salto ecuestre), esgrima y natación (200 metros estilo libre), se puntúa la posición para la prueba final “láser-run”, que consiste en cinco vueltas de 600 metros que combina la carrera con el tiro láser. En la que en cada una, el atleta tiene 50 segundos para acertar cinco veces en la diana con su pistola antes de continuar con la siguiente, proceso que se repite cuatro veces y el primero en finalizar las cinco vueltas se queda con el lugar más alto del podio.

Además de ser deportista profesional, desde el 2019 estudia presencial licenciatura en administración en la Universidad de Luján. “Esa carrera la tenía elegida desde muy chico y cuando terminé el secundario fue cuando más lo confirmé”, contó a El Equipo. Aunque este cuatrimestre no se inscribió en ninguna materia para enfocarse completamente en los Juegos Olímpicos, Serrano explicó que ya completó un 60% de sus estudios y desea recibirse lo antes posible. 

Hace tres ediciones que los pentatletas argentinos representan al país en los Juegos Olímpicos, luego de 56 años sin participación. Diego Domper, presidente de la Federación Argentina de Pentatlón Moderno, opinó al equipo: “Las participaciones argentinas dan una pauta de trabajo y compromiso a nivel federativo muy importante; ya que no es un deporte extremadamente conocido y, a pesar de eso, apoyamos en todo sentido a nuestros deportistas. Somos una federación con pocos recursos, pero tratamos de estar en todos los detalles para que solo se dediquen a entrenar”. Serrano agregó: “El financiamiento del deporte y los viajes a los torneos te hacen estar solamente enfocado en competir y te ayudan muchísimo para el rendimiento”.

En la recta final de la preparación, a pocos días del comienzo de los Juegos y en busca de la primer medalla olímpica de pentatlon para Argentina -además de frenar los estudios-, sus entrenamientos no se intensificaron y continúa con el mismo esquema de hace dos años y medio cuando comenzó a entrenar para los Juegos Panamericanos Chile 2023, donde consiguió su clasificación para París, únicamente ajustó algunas cosas específicas en cuanto a tiro y carrera. “Hago natación cinco veces por semana, voy a correr otras seis. También cuatro sesiones de gimnasio. Dos o tres veces, tiro, esgrima y equitación. Por la parte de comidas e hidratación tengo que estar muy atento”.

El pentatleta argentino ve la clasificación como un final de un proceso y un comienzo de una nueva etapa. En cuanto a París, pese a recalcar que el objetivo más grande que se propuso ya lo cumplió: “siempre se sueña con una medalla”. Con la esperanza en mente de subirse al podio, agarró su bolso y se fue a descansar unos minutos antes de continuar con los entrenamientos del día. 

 

Juan Ignacio Catan y el hockey como tradición familiar

Por Thiago Stortoni

Pasar un día entero en el campo de un club con tu familia puede direccionar tu vida, acompañar a los hermanos a sus partidos, verlos jugar, aprovechar el espacio, aprender, divertirse y seguir con la tradición familiar que desciende desde una madre a sus tres hijos, que comparten la pasión por el hockey y por el Club Hurling (ubicado en Hurlingham, Buenos Aires), donde desarrollan sus actividades y el deporte trasciende de generación en generación. 

A los tres años Juan Ignacio Catan, o “Catu” para los amigos, empezó a escribir su camino como jugador del seleccionado de hockey masculino y deportista olímpico en el club donde empezaron a jugar tanto su madre como sus hermanos mayores, Agustin y Francisco. Para todo niño son un ejemplo, pero qué mejor que compartir un hobby, o algo más en este caso. El defensor de Los Leones comentó con una sonrisa y gesticulando con las manos las comillas que empezó a jugar al hockey por obligación, al estar siempre en el club mientras sus hermanos y su madre jugaban sus respectivos partidos y el disfrutaba del día y aprendió de quienes le heredaron el cariño por el deporte que hoy práctica como profesional. 

Quien mejor que tu sangre para orientarte en tu progreso, alguien que lo vivió en carne propia, que quiere lo mejor para uno. “Me sirvió mucho tener esa competencia sana con ellos de querer superarnos entre nosotros, te motiva sanamente y está buenísimo”, le dice Catán al El Equipo. “El tuvo la suerte de compartir la cancha con los hermanos, que siempre es lindo y te ayuda a mejorar, aprendes de ellos y son de quien vas a escuchar los consejos”, relató Fausto Bertinat, compañero de equipo en Hurling

Si bien nunca fue el más destacado de su categoría a los 16 años decidió que el hockey era más que un hobby para él, agregó mucho esfuerzo y entrenamiento extra a su juego, logró participar de las juveniles del seleccionado nacional y hasta llegar a la mayor a base de pequeños pasos, si bien quedó fuera de varias convocatorias con Los Leones y Los Leoncitos, redobló la apuesta con sus convicciones: “Me propuse ser el mejor de mi categoría, después el que más corría, después el que más levanta en el gimnasio y así a partir de objetivos personales vas mejorando día a día y los resultados terminan llegando”, detalló el central que dejó los resultados a la vista.

Ya como parte del plantel mayor logró tres medallas de oro (Juegos Sudamericanos de Cochabamba 2018 y Asunción 2022), la última en los Panamericano de Santiago 2023, donde Argentina consiguió su boleto a los Juegos Olímpicos de París 2024. A pesar de quedar afuera de la lista para los JJOO de Tokio 2020, logró consolidarse en la selección y ser parte del Mundial 2023 en India y fue convocado para viajar a Francia, donde los dirigidos por Mariano Ronconi buscarán mejorar el resultado (cuartos de final) de la última edición. 

El amateurismo con el que se practica el hockey en el país le juega en contra al progreso que se necesita para competir a nivel mundial: “Estuve un año en Barcelona, jugando en el Club Junior, donde el deporte es profesional y la diferencia es impresionante, ahí jugué contra mi hermano Francisco”,  comenta Juani Catan entre risas: “Si bien uno extraña su casa, me gustaría volver a Europa después de los Juegos Olímpicos”.

Bertinat también compartió su experiencia con la familia en el hockey: “Yo empecé por mi vieja, nunca se me hubiera ocurrido probar el deporte por mi mismo, fue similar a lo de Juani”. Ambos jugadores de Hurling destacaron que el ambiente familiar es una de las fortalezas que ofrece y destaca al club entre los otros, todos los domingo el lugar se llena de hijos, padres, abuelos que van a ver generaciones jugar. 

Juan Ignacio Catan con 28 años cumplirá su sueño de representar a Argentina en la competencia más importante del hockey a nivel mundial, los Juegos Olímpicos. Por suerte su seres queridos y Hurling lo “obligaron” a pasar los fines de semana en el club, pudo disfrutar del deporte con sus hermanos y potenciarse, pudo transformar la tradición familiar en una representación nacional ante el mundo. 

Caravana hacia el abismo: apuntes sobre apuestas y otras industrias que ensucian el deporte

Por Leandro Manganelli

Exceso en sodio; exceso en calorías; exceso en grasas totales y saturadas; contiene cafeína, evitar en niños/as; exceso en azúcares; contiene edulcorantes, no recomendable en niños/as. La ley de etiquetado frontal, desde agosto de 2022, está vigente en Argentina. El 16% de los jóvenes de una encuesta que hizo la consultora Opina Argentina apuesta de manera online -desde la comodidad de un celular; un servicio disponible en cualquier lugar, al alcance de la mano en cualquier momento del día-. La ludopatía creciente en adolescentes es un problema, pero todavía no existe una ley de etiquetado frontal para las casas de apuestas: exceso en problemas económicos; exceso en adicción; contiene depresión, no recomendable en niños/as; exceso en vacío; contiene encierro, evitar en niños/as.

Pandemia, pantallas y baja edad: el cocktail ludópata fue receta corriente en gran parte de la juventud que, además, tuvo y tiene el impulso de sus streamers e influencers favoritos, de los medios masivos de comunicación que no problematizan las apuestas por tenerlas como sponsor y del fútbol, claro. ¿Sos de Boca, River, Rosario Central, Newell´s, Estudiantes de La Plata o Racing? Solo basta con que mires la camiseta de tu equipo para guglear la casa de apuestas que lo patrocina y registrarte. ¿Viste la Eurocopa? Bueno, en el marcador, abajo del cronómetro, aparecía el logo de Betano. ¿Te emocionaste con la Copa América? Sí, unos minutos antes de los partidos de Argentina, la transmisión de nuestro país ponía un banner en pantalla, también de Betano, con las cuotas que daba cada equipo para que apostaras en ese evento. Y, aunque parezca repetitivo, si te gusta el fútbol argentino, preparate para llenarte de Betano, el nuevo “naming sponsor de la Liga Profesional 2024” -un vocabulario de exportación-.

“Festejamos todo”, admite Bplay en un comercial en el que un relator le pone la emoción de un gol a un lateral. A principios de julio, el Gobierno de la provincia de Buenos Aires anunció un “Plan integral de prevención y tratamiento de la ludopatía adolescente”. El Director de Cultura y Educación de la provincia, Alberto Sileoni, habló de “cinismo” cuando dijo que en la Copa América y en la Eurocopa, además de los sponsor de los grandes equipos y de la selección, una casa de apuestas es la publicidad principal. Y agregó: “Hay una alteración del descanso, alimentación, ruptura de amistades. El juego que es placer, entretenimiento, desarrollo físico y estímulo mental, deja de serlo y se convierte en un tiempo oscuro”. Una encuesta de este año del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires realizada a más de 400 adolescentes bonaerenses arrojó que el 22,4% de ellos usan su celular más de ocho horas por día. Claro, desde los dispositivos móviles -que cada vez piensan más por nosotros- la distancia hacia una combinada es de escasos clicks y algún que otro scroll (el juego online se legalizó a fines de 2021 en la ciudad y la provincia de Buenos Aires). “Ahora se ven chicos de hasta 13 años con conductas de un ludópata de 25. Y no hay herramientas -dijo una profesora de historia en un artículo de Tierra Roja-. Después de la pandemia fue in crescendo. Y aún más después del Mundial. Antes eran los cigarrillos, ahora las casas de apuestas. Atraviesa todos los estratos sociales. Los chicos perdieron el contacto con el dinero físico, no ven el volumen de lo que valen las cosas. Piensan que es etéreo, que anda volando por ahí”. Y no es un mercado que se queda en marcar quién será el ganador o si habrá un empate como funcionaba el PRODE argentino; el abanico se abre a laterales, tarjetas amarillas y rojas, tiros al arco y todo lo que sea medible en un partido de fútbol: sobre convertir el deporte en una estadística los sitios de apuestas saben y mucho.

Entre los productos que afectan al rendimiento deportivo y a la salud, y fueron publicitados en el deporte, el tabaco dio cátedra. Las marcas más conocidas eran el sponsor principal de los mejores autos de la Fórmula 1 pero, a partir del año 2007, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) prohibió la publicidad de cigarrillos en sus máquinas. La industria cervecera, que lanza al mercado versiones 0% alcohol para publicitarlas con menos restricciones, se metió en los Juegos Olímpicos con la marca de la realeza: “Para cada momento dorado”. El periodista Óscar Broc escribió en El País en 2019: “Caer en un alarmismo excesivo puede ser tan perjudicial como pensar que no pasa nada; lo que está claro es que si no encuentras las cervezas sin alcohol en la inmensidad del supermercado, bastará con que te dirijas a la sección de refrescos: acostumbran a estar sospechosamente cerca”. El alarmismo inexistente dado por acostumbramiento, tiene justificación cuando el archivo arroja una publicidad de 1969 en la que Hugo Gatti -arquero de Gimnasia de La Plata en esos años- tomaba un destilado con soda y metía un gol de arco a arco gracias a ese elixir mágico: “¿Quiere tener esmowing? Tome ginebra ¡Bols!”. Ese “esmowing” -concepto propio de la marca que no tiene un significado específico, pero suena a tener “onda”- que le daba la ginebra, bebida de gaucho, hoy se consigue con una combinada, pero las casas de apuestas todavía no inventaron un latiguillo para eso.

“Este libro dice el futuro. Da los resultados de todos los deportes hasta el fin del siglo: fútbol, béisbol, carreras, boxeo… Esta información vale millones”, le dijo el viejo Biff al joven Biff en Volver al Futuro 2, en la escena en la que le entrega el almanaque que contiene todos los resultados deportivos desde el año 1950 hasta el 2000: “Solo tienes que apostarle al ganador y nunca perderás”. Es la única forma de ganarle a las casas de apuestas, en una ficción; al final, “la banca siempre gana”. Aunque hay casos como el de Vélez, que se bajó de este paseo inmoral y reemplazó a Bplay con Saphirus, ambas empresas argentinas, una de apuestas y otra de fragancias para el ambiente: el club de Liniers aromatizó su moral.

Cuando Emiliano Martínez le enseña al mundo lo que es el coraje y cómo se atajan los penales, los argentinos sienten el orgullo de que en su pecho el Dibu tenga estampado el escudo de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Entonces, cuando discute si el flan es con dulce de leche o con crema en un anuncio de Bplay, una apuesta no es tan grave porque el ídolo la anuncia. Es verdad, sí, que al final de la propaganda el Dibu dice que “si sos menor, no podés jugar”, pero uno de los grandes grises de las casas de apuestas es que pasar el “filtro” de mayoría de edad es más sencillo que jugar a la casita robada. “Bajá la ansiedad jugando en Betfun y por supuesto apostando por la celeste y blanca. Apostá ahora desde la App de manera legal, segura y responsable, obviamente siempre que seas mayor de 18 años”, tuiteó el sitio Betfun en su cuenta de X, previo al Argentina – Canadá por la semifinal de la Copa América 2024. A la hora de registrarse -además de un mail, una contraseña y un número de teléfono- lo único que pide el sitio para “verificar” la mayoría de edad del ingresante es clickear una casilla. Y su banner de publicidad, llamativo, con dos mujeres hegemónicas felices de la vida como principal imágen, es errático en el internet. “No somos boludos, estamos rotos”, definió el economista Gonzalo Finlez en su canal de YouTube. Es la publicidad del cansancio, del hartazgo, pero también de la tentación, y el deporte se vuelve cada vez más sintético con el mimo de los negocios oscuros.

Una de las piedras fundacionales de las apuestas en los canales de YouTube y de streaming fue la apertura de cajas del Counter Strike Global Offensive (CSGO) que el juego lanzó en 2013. Dentro de ellas -había que pagar cada una que abrías- se iniciaba una ruleta y te tocaba un elemento para usar dentro del juego: armas, cuchillos, skins. Lógicamente, los artículos más caros casi nunca salían. A más de 10 años de esta metodología de “juego”, el periodista Lalo Mir define la problemática como “una bomba a punto de estallar”. Quizá ya estalló, pero en silencio y con una onda expansiva que se ralentiza por el dinero. “El juego solitario, en muy limitada medida, es fecundo para la cultura -escribió Johan Huizinga en su libro Homo Ludens-. En los propios juegos de azar, la tensión solo en pequeña medida se comunica al espectador. Los juegos de dados son, en sí mismos, sorprendentes objetos culturales, pero hay que considerarlos, sin embargo, como estériles para la cultura. Ninguna riqueza aportan ni al espíritu ni a la vida”.

Esta nota publicada en El Equipo dice que, según Gonzalo Álvarez, Business Manager de BetWarrior -sponsor oficial de la selección argentina-, la casa de apuestas “no maneja números sobre cuántos jugadores tienen, ni cuánto creció su mercado en el último tiempo”. Sobre regulaciones, la nota agrega: “Ante las consultas acerca del control que utilizan para evitar tener a jugadores menores de 18 años, así como también asegurar el juego responsable, desde la empresa optaron por no brindar la información, sino dónde encontrarla, para la cual hay que llegar hasta el último párrafo de sus largas políticas. La no respuesta, a veces dice tanto o más que la respuesta en sí”. Muchas palabras contenidas en un silencio, así operan las casas de apuestas. “Hay que cerrar los ojos para poder ver / El diablo no es más que un ángel con ansias de poder”, poetizaba Gustavo Cerati. Pero esta no es “la caravana de miradas”, es una caravana de jóvenes ludópatas hacia un abismo de tristeza, desocupación y malestar mental.

Florencia Borelli y su mejor dupla, Milo

Pan-Am Games - Santiago 2023 - Marathon, Santiago, Chile - October 22, 2023 Silver medallist Argentina's Florencia Borelli celebrates on the podium during the women's marathon medal ceremony REUTERS/Ivan Alvarado

Por Joaquín Basile

Corría el 12 de marzo de 2015 cuando una chica de 21 años, apodada “La reina de la maratón”, oriunda de Mar del Plata, daba a luz a su hijo Milo y tenía que tomarse un año de su verdadera profesión, la maratón, para ocupar un nuevo rol en su vida, el de madre. Es común pensar que ser mamá a tan temprana edad sería un problema para ella y para la competencia pero no fue así sino todo lo contrario.

Florencia Borelli, madre de Milo, es la primera mujer en la historia Argentina en subirse al podio y conseguir medalla de plata en la maratón en los Juegos Panamericanos. Al final de la carrera declaró que la maternidad nunca la frenó, gracias a que su hijo la hizo madurar al 100%, que la hizo tomarse muy en serio su trabajo de atleta y que la ayudó a valorar que puede crecer no solo por el logro deportivo obtenido sino también porque al volver a su casa tiene a su hijo esperándola y pasa mucho tiempo con él. 

La primera vez que salió a trotar luego del parto no pudo siquiera levantar los pies, la fuerza que tenía la había perdido, sin embargo, eso no iba a ser un impedimento en su vida profesional. Ocho meses después saldría campeona en el Medio Maratón, de su lugar natal, Mar del Plata. A pesar del gran apoyo que recibe por parte de su esposo, quien es muy presente y es el “amo de casa”, según dice Florencia, hay cosas que las madres son las únicas que pueden hacerlo, como por ejemplo, amamantar, y eso fue lo primero que tuvo que hacer al finalizar la carrera con su hijo de tan solo 8 meses.

La madre del pequeño que hoy en día tiene 9 años hace historia, como en su momento lo hicieron Juan Carlos Zabala con su medalla de oro en Londres 1948, Delfo Cabrera en Los Ángeles 1932 también con su medalla de dorada o Reinaldo Gorno en Helsinki 1952 con la de plata, a esta lista se les suma la chica de Mar del Plata con su medalla de plata en la maratón femenina en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023.

“Soy así, medio fría en general. Pero cuando estoy con Milo, soy otra persona”, comentaba la atleta argentina para Clarín en 2019. años más tarde, comentaba en Página 12, cómo logró combinar el alto rendimiento con ser madre y afirmó: “No es fácil, pero creo que todas las madres tienen una vocación, un trabajo al cual le tienen que invertir tiempo y actitud. Soy muy ordenada, eso también me ayuda mucho a lo que hago porque de otro modo no lo podría hacer. Tengo a mi hermana gemela y a mi marido que me ayudan un montón”. 

Florencia dice que Facundo, su esposo,  es el gran pilar en el que ella apoya su carrera y es la clave a los tiempos de su hijo, ya sea que tenga fiebre, se golpee, haya que cocinar, limpiar o planchar, ahí está Facundo haciéndolo, la misma Florencia asegura que siempre que busca un respaldo ahí está y que es un pilar muy grande. 

“La reina de la maratón” tiene una gemela, Mariana Borelli, quien fue de gran ayuda a la hora de combinar el entrenamiento y la crianza de Milo, para hablar de su hermana como madre, Mariana la describe:  “Es muy inquieta y presente, intenta estar en todos lados, ya sea buscarlo al mediodía para llevarlo a comer o para después buscarlo a la salida del colegio”. 

La maratón consiste en una carrera en la que la capacidad aeróbica y de resistencia es vital. Llamada Maratón en memoria a cuando Filípides, guerrero del ejército griego, fue al trote desde Maratón hasta Atenas para avisar que habían ganado la batalla, esa distancia fue aproximadamente de 40 km, hoy en día la distancia oficial es de 42 km y 195 mts (42,195 km) luego que la reina de Inglaterra propusiera un recorrido para la maratón en los Juegos Olímpicos de Londres en 1908.

A unos días de comenzar los Juegos Olímpicos y tener la participación de Florencia en la prueba, su preparación demuestra la importancia y el afecto que tiene con su gemela. En su preparación física, consistió en ir a correr, andar en bicicleta y lo complementó con accesorios de gimnasio, pero lo que la distingue en dicha preparación es que en la mayoría de las pruebas, Mariana estuvo presente apoyandola y dijo: “Sé que la parte psicológica es muy importante en estas instancias, siempre trato de ayudarla, por lo general la acompaño en las pruebas como ir a andar en bicicleta y demás”.

La madre de Milo, que hoy en día tiene 31 años, de Mar del Plata, reflejó en los logros obtenidos, en las competencias corridas, que el ser mamá joven y atleta de alto rendimiento no son incompatibles, siempre y cuando hayan ganas. Esto tampoco es ningún impedimento para perseguir un sueño, sino que al contrario, ayuda a potenciarlo, aunque por más medallas que pueda ganar, su medalla más preciada estará esperándola en su casa. 

 

Sepúlveda: viento en contra, comunidad a favor

Por Isidoro Doumont

En Chubut, más específicamente en Rawson, una ciudad portuaria sin tradición ciclista, se encuentran una ferretería y un mayorista que no solo venden herramientas y productos, sino que también fueron claves en la formación del ciclista Eduardo Sepúlveda, que estará presente en los Juegos Olímpicos de París 2024.

Desde muy chico, las bicicletas ya eran parte de su vida. Aunque fue en 2007 a sus 15 años después de la muerte de su padre en un accidente automovilístico en la Ruta Nacional 251, a 420 kilómetros de Rawson, cuando volvían de una competencia en Bragado, donde decidió tomar el ciclismo de forma profesional: “Cuando decidí que quería competir a nivel profesional, me di cuenta de que necesitaba más que solo pasión, necesitaba apoyo”, comentó Sepúlveda en una entrevista con Infobae.

Fernando Rosa, dueño de Ferretería Argentina SRL, dijo a El Equipo cómo comenzaron a apoyarlo: “Eduardo Sepúlveda arrancó corriendo en bicicleta en Rawson con su padre, y cuando comenzó a competir en los campeonatos nacionales, lo ayudábamos todos los meses con un dinero”.

El ciclismo de ruta es una disciplina exigente que combina resistencia, velocidad y estrategia, siendo desafiante en países como Argentina, donde el deporte no tiene la misma tradición ni infraestructura que en Europa. En la provincia de San Juan, el ciclismo es casi una religión, ya que tiene el calendario ciclista de pista y ruta más intenso e importante del país. Pero en Rawson, las rutas presentan sus propios desafíos. Aunque pintorescas, las condiciones pueden ser extremas, con vientos fuertes y temperaturas bajas, mucho más en invierno. Pero a pesar del frío, la calidez de la comunidad rawsense fue muy importante en su carrera como ciclista.

La relación entre la familia Sepúlveda y la ferretería era más que comercial. Se había establecido una conexión de confianza: “La familia es cliente habitual y en la ferretería siempre colaboramos con un montón de chicos de la zona que quieren crecer, y en este caso Eduardo Sepúlveda fue uno de ellos”. La buena predisposición de ambas partes estableció una relación duradera.

Fernando Rosa también contó que siempre que Sepúlveda visita la zona es muy agradecido y les cuenta sobre sus avances en el ciclismo y dijo a El Equipo que Sepúlveda reconoció la ayuda brindada: “Cuando se fue a correr al Movistar Team en 2018, volvió a Rawson, agradeció el apoyo y dijo que no necesitaba más la ayuda porque había conseguido un buen equipo”.

Otra persona importante para el impulso de la carrera de Sepúlveda fue Fredy Valdez, dueño del supermercado mayorista, la Superferia, quien le dijo a El Equipo cómo lo ayudaron desde el anonimato para pagar la pensión en la que estaba viviendo en Buenos Aires: “En 2011 Rodolfo Lucero y Fabián Gusman junto a otras personas, organizaron asados y carreras de bicis para ayudarlo en la parte económica, donde la Superferia ayudó con la mercadería”.

En el caso de Valdez también mantuvo una relación cercana con la familia Sepúlveda: “Tenía relación con su padre y a Edu lo conozco desde chico. Siempre supe que iba a triunfar en el ciclismo por su dedicación, constancia y condiciones”. También destaca su cercanía por la ayuda: “Estamos en contacto con él y cuando viene por la zona siempre contamos con su visita”.     

En 2012, Sepúlveda demostró su potencial al ganar la medalla de plata en la prueba contrarreloj de los campeonatos panamericanos de ciclismo de ruta y se consagró como el mejor sub-23, obteniendo la medalla de oro. Al año siguiente, en 2013, consiguió dos medallas de oro en ciclismo de pista, consagrándose campeón en persecución individual y por equipos.

La ayuda que recibió le permitió entrenar, competir y destacarse en el ciclismo nacional e internacional. Sepúlveda ha mencionado en una entrevista con la página oficial de los Juegos Olímpicos, que sin el apoyo de su comunidad, no habría llegado donde está hoy: “Esos primeros años, cada competencia era un reto financiero, pero siempre había alguien dispuesto a ayudar”.


Su carrera continuó en ascenso, y en 2016 completó el exigente Tour de Francia y representó a Argentina en los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Su esfuerzo y dedicación fueron reconocidos en 2020, cuando recibió el Premio Konex como uno de los cinco mejores ciclistas de la última década en Argentina. Incluso la pandemia no lo frenó, ya que también participó en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. A fines de 2022, firmó contrato con el equipo belga Lotto Dstny, uno de los mejores y más longevos equipos de ciclismo, hasta la temporada 2026, logrando ser el primer argentino en correr en ese equipo. 

El 26 de agosto de 2023, marcó otro hito en su carrera al participar por primera vez en la Vuelta a España, completando así su participación en las tres grandes vueltas del calendario que son el Giro d’Italia, el Tour de France y la Vuelta a España.

El reciente logro de Eduardo Sepúlveda, clasificándose para los Juegos Olímpicos de París 2024, es una muestra del poder del apoyo comunitario y de cómo una red de personas y pequeños negocios pueden ayudar a alguien a alcanzar sus sueños, inclusive con el granito de arena más chiquito.

 

 

Daiana Ocampo y la entereza como bandera

Por Ignacio Pretto

En el año 2012 al norte de la provincia de Buenos Aires, en la localidad de Pilar, como todos los años se corrió la maratón de 10 kilómetros en la que participó una sola mujer que tenía 21 años  y que todavía pensaba en que hacer de su vida luego de haber dejado el fútbol, sin saber que ese mismo día se encontró con lo que es su mayor pasión y su trabajo: correr 

Daiana Ocampo,la mayor y única mujer, en una familia de seis hijos desde chiquita que es aficionada al deporte. Su padre fue futbolista amateur y ella se crió jugando con sus 5 hermanos varones. Daiana jugó amateur toda su vida, hasta que en la adolescencia tuvo la chance de dar un paso al profesionalismo cuando llegó a la primera de Fénix. A pesar de ser una de las titulares del equipo nunca vio como una opción dedicarse al fútbol ya que esta disciplina, en el ámbito femenino, no estaba lo desarrollada que está ahora por lo que lo terminó dejando a los 18 años para centrarse en los trabajos que podía ir consiguiendo mientras pensaba a qué quería dedicarse.

“A pesar de dejar el fútbol sabía que quería seguir en contacto con la competición, tengo 5 hermanos varones y soy la mayor tuve que competir bastante. Así que empecé a salir a trotar por todo Pilar, hasta que por fin tomé la decisión de anotarme en una carrera”, contó Daiana

Para una deportista profesional ser madre puede significar el fin de su carrera y en muchos casos a muy temprana edad. Miles de ejemplos en deportes como el fútbol o el tenis dieron sobradas muestras que las deportistas, a pesar de seguir compitiendo, nunca volvieron a su mejor nivel luego del embarazo. Incluso Daiana que siempre mantiene el mensaje de nunca bajar los brazos creyó que era imposible que vuelva a competir al nivel que lo hizo hasta la llegada de Amparo en 2016: “En mi caso, yo fui una corredora totalmente diferente antes de ser madre  y otra después. Apenas recibí la noticia del embarazo pensaba no sé si voy a poder correr igual que antes y para mi sorpresa no volví igual sino que volví mejor que antes. Obviamente en ese momento, no lo pensas, con todas las emociones.Recuerdo el primer trote, a los dos meses que nació Amparo, volví llorando a mi casa porque me dolían las rodillas, mi familia me ayudó mucho en ese momento”.

Gracias al carrerón que hizo en Rotterdam en 2019, quedó dentro de las 100 mejores del mundo a un año de los Juegos Olímpicos y con el sueño más vigente que nunca, pero como varias veces en sus 12 años de carrera la vida le puso otro palo en el camino.

Tokyo 2020 fue un juego olímpico que sirvió para desvelar las malas decisiones y la poca importancia que le da la World Athletic a los deportistas sudamericanos, de hecho, en diciembre de 2020, a 12 horas de largar la maratón clasificatoria de Polonia le informaron a los extranjeros que  no iban a ser parte del evento, a pesar de que muchos de ellos ya estaban en el país. Este imprevisto perjudicó demasiado a muchos atletas,a tal punto que se les hizo imposible clasificar a los juegos, entre ellos se encontraba Daiana, que con 29 años se despedía de su chance de clasificar a su primer Juego Olímpico. Como relata su entrenador Hugo Bressani fue el momento más duro de la carrera de Daiana: “Después de la disolución de Tokyo costó mucho volver a entrenar pero yo le recordaba siempre la charla que tuvimos la primera vez que nos conocimos. En esa charla Bressani preguntó: ¿Cuál es tu mayor sueño? A lo que Daiana contesto: ir a un Juego Olímpico”.

Como suele decir Daiana ella nunca bajó los brazos y luchó para conseguir su máximo  sueño y así fue como de tanto insistir y nunca darse por vencida hizo una de las mejores marcas de su carrera en la maratón de Hamburgo para clasificar a los JJ.OO París 2024 y obtener su merecido premio de una vez por todas.