Cuando el 30 de julio se enfrenten New Orleans Pelicans y Utah Jazz será oficial la reanudación de la NBA después de 140 días sin actividad. No hay partidos desde el 11 de marzo, día en el que se conoció que Rudy Gobert, pivot del equipo de Utah, tenía coronavirus. La expectativa es mucha y se espera un gran caudal de espectadores a través de la televisión pero, ¿cuál es el costo?
No solo Estados Unidos está viviendo uno de los peores momentos económicos de su historia, sino que también está teniendo un repunte en casos positivos de COVID-19. El pasado 26 de junio, Florida tuvo un récord de 8.942 nuevos contagios. Mientras tanto, en Orlando, parte del estado de la Costa Este, se va armando la burbuja que albergará a los jugadores de la liga de básquet más importante del planeta.
Lujos y todo tipo de comodidades no faltarán en el complejo ESPN Wide World of Sports, en el que los deportistas tendrán su mundo aparte, totalmente distinto al de unos pocos kilómetros afuera. Es la metáfora perfecta del capitalismo norteamericano: un rejunte de excentricidades, totalmente alejadas de la realidad, para que algunas personas no pierdan mucho dinero. Los jugadores que opten por no ir dejarán de percibir casi el 10% del salario que tenían estipulado. Sin embargo, ese porcentaje es ínfimo al lado del dinero que podía perder la liga y los dueños de las franquicias si no se reanudaba el juego.
Serán 22 los equipos que viajen a Orlando para disputar, como mínimo, ocho partidos. Está la posibilidad de que haya que jugarse una especie de liguilla (play in) por el octavo puesto de cada conferencia, pero serán 16 los que terminen participando de los Playoffs. Si bien las principales estrellas están a favor de la reanudación, otras, por diversos motivos, se manifestaron en contra. Algunos, porque piensan que esto le quitaría atención a las protestas que se están dando en todo el país en contra del racismo sistemático. También está el caso del escolta de los Lakers, Avery Bradley, que avisó que no viajará a Orlando porque su hijo tiene dificultades respiratorias y habría sido muy poco probable que consiguiera autorización para que él ingresara a la burbuja.
La “genialidad” que ha manejado la NBA para reforzar y vender su marca durante los últimos 40 años convive también con algunas cuestiones que son, al menos, polémicas. A cada franquicia le fue entregado un protocolo de 113 páginas en el que se detallan las reglas de la travesía.
Algunas, lógicas, como el testeo constante al que serán sometidos los jugadores o los pasos a seguir si se llegara a dar un caso positivo: aislamiento instantáneo y otra prueba para confirmar que no se trate de un falso positivo.
Otras, triviales, como el aviso de que en la burbuja contarán con barberos, manicuros, DJs, campos de golf y algunas cosas más. En este contexto hay un par de decisiones curiosas, como la prohibición de jugar partidos de ping pong en parejas o el hecho de tener que tirar los mazos de cartas cada vez que se utilicen.
Las polémicas vienen ahora, de menos a más. Por un lado, desde la organización se sugirió —no es obligatorio— que los basquetbolistas utilicen un anillo inteligente que supuestamente puede detectar la temperatura y anticipar un posible caso antes de realizar el test, además de monitorear el sueño, el pulso, el movimiento y la actividad del corazón. Sin embargo, la efectividad del dispositivo todavía no está confirmada. Pero esto no es lo más controversial del documento: habrá una línea anónima para denunciar violaciones del protocolo, en la que se podrá avisar desde huidas del complejo hasta el no respeto del distanciamiento. A raíz de esta medida, Kyle Kuzma, ala pivot de los Lakers, publicó un tuit en el que llamaba a este número, entre risas irónicas, “una línea para buchonear”.
Es tal el surrealismo de lo que va a suceder a partir del siete de julio, cuando los planteles lleguen a Orlando, que recién en el momento en el que pique la naranja sobre la madera recién trapeada se va a poder comprender todo lo que rodea a la NBA, la liga que es más marca que liga.
Si bien es algo que no se ve seguido en el automovilismo, Lewis Hamilton busca que muchos de sus pares se expresen en temas sociales, terminando con esa privacidad que muchos de los pilotos tienen.
El británico fue el primero en señalar al resto de los pilotos de la categoría por no expresarse sobre lo sucedido con George Floyd en Estados Unidos. “veo que permanecen en silencio, algunos están entre las estrellas más grandes y, sin embargo, permanecen en silencio ante la injusticia” escribió a través de su Instagram. Esto provocó que algunos pilotos comenzaran a publicar imágenes con el lema “Black Lives Matter” días posteriores.
“Fui hoy a Hyde Park hoy por la protesta pacífica y estaba muy orgulloso de ver en persona a tantas gente de todas las razas y orígenes que apoyaban este movimiento. Fue realmente conmovedor. Me siento extremadamente positivo de que vendrá un cambio, pero no podemos parar ahora”,publicó el domingo 21 de junio en sus redes sociales luego de compartir imágenes en la marcha por el asesinato de George Floyd.
Lewis Hamilton estuvo presente en una de las protestas luego del asesinato de George Floyd. Foto: Instagram.
Pero Hamilton no solo se pronuncia sobre la violencia racial, ya que desde hace años comparte imágenes en contra de la caza de especies marinas en los mares asiáticos y demuestra todo su enojo a sus seguidores.
Socialmente activo, en las últimas semanas también expresó su indignación contra la sociedad española debido a la normalización de las corridas de toros en el país ibérico. “Esto es realmente asqueroso, España” publicó debajo de un video en el que se veía el sufrimiento de un Toro luego de una corrida. “A los niños de España les enseñan a torturar y matar toros desde los 14 años”, prosiguió. “Estamos pidiendo al Ministerio de Educación que cierre las escuelas taurinas de inmediato”, señaló luego de compartir un enlace con la petición de PETA, el piloto de Mercedes que es vegano desde el 2017.
Bernie Ecclestone, exmandamás de la Formula 1, comentó para CNN que “las personas negras son más racistas que los blancos”, dichos que molestaron a Hamilton quien expresó su tristeza y decepción a través de sus redes sociales. “Bernie está fuera del deporte y en una generación diferente, pero eso es lo que está mal. Son comentarios ignorantes y sin educación que nos muestran hasta donde tenemos que llegar como sociedad antes de tener una verdadera igualdad. Ahora tiene sentido que no se haya hecho nada para que nuestro deporte sea más inclusivo”, expresó Hamilton.
Por otra parte, se conoció que el piloto británico en conjunto con la Real Academia de ingeniería británica creó “The Hamilton Comission”, una comisión con el objetivo de involucrar a más jóvenes negros en temas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
El seis veces campeón del mundo está marcando un antes y un después, no solo por sus logros anuales, sino por salir de esa privacidad que la mayoría de los pilotos de la categoría mantienen.
Es un hecho que Hamilton, dando a conocer su manera de pensar en muchas de las situaciones que afectan a la sociedad mundial, pueda ser considerado de aquí en adelante como el piloto “más revolucionario” en los 70 años de historia de la Formula 1.
Pocos detalles dejó librados al azar Pep Guardiola en su debut absoluto, hace siete años, como entrenador del Bayern Múnich, tras su paso por Barcelona en el cual ganó 14 títulos de 19 posibles. Sin embargo, un hilo se deshilachó y fue, entonces, un futbolista aficionado el encargado de marcarle un gol por primera vez en su ciclo en el club muniqués. El estadio, repleto, se vino abajo para festejar el tanto que era ajeno al contexto del partido. Jürgen Förster, el encargado de dicha epopeya.
Lumpeano como pocos, a través de un Hotmail, el alemán se comunicó con El Equipo desde su hogar en el municipio de Wildenau, en Weiden in der Oberpfalz (a 200 km del Allianz Arena), ciudad que albergó el TraumSpiel (partido de ensueño) de 2013. ¿Qué es este evento? Es un encuentro amistoso que organiza todos los años el conjunto de Múnich contra un club de fans de los bávaros al principio de la temporada, en el cual los jugadores profesionales juegan frente a 22 aficionados en una experiencia- según Förster- inolvidable. En ese año, la suerte fue de los oriundos de Wildenau, que tuvieron la chance de ser el primer adversario del Bayern dirigido por Guardiola.
Aquel 29 de junio de 2013, de los 41.689 habitantes, 11.000 fueron al Stadium am Wasserturm. La mayoría con ánimos de ver los primeros pincelazos de Pep en el equipo que venía de ganar el triplete (Bundesliga, la Copa de Alemania y Champions League) con Jupp Heynckes como DT. Los pedidos de autógrafos y flashes encandilaron a Manuel Neuer, Phillip Lahm y Thomas Müller, entre otros. Todos ellos fueron campeones del mundo en Brasil al año siguiente.
“De ese gol siempre me hablan”, recuerda con “indescriptibles” sentimientos Jürgen Förster a sus 33 años. Vistió la camiseta blanca con el número diez de color rojo para enfrentar al máximo campeón de ligas locales en Alemania. Un delantero nato, con olfato de gol sin importar el rival, fue capaz de interceptar con viveza un pase corto que el defensor JérômeBoateng le había hecho al arquero Tom Starke, que no pudo recibirlo porque Förster los presionó y, sin dudarlo, remató al arco para que la red se inflara, generando así un estallido de las miles de personas que presenciaron ese momento. “Fue el primer gol que sufría el equipo de Pep”, lo describe con la precisión en su redacción que tienden a manejar los alemanes. Los contenidos audiovisuales son irrefutables y dicha anotación se festejó como si valiera un campeonato.
“Mi vida la verdad no cambió por ese gol”, reconoció, desde su teclado más sincero, el delantero que actualmente percibe un sueldo en una fábrica de vidrios y, como hobbie, es futbolista en el SV Wildenau 1962. Su equipo participa en la liga FuPa, la cual no volverá hasta principios del 2021 a causa de la pandemia por el COVID 19, la misma que -a criterio de Förster- no infectó a mucha gente en su ciudad, ya que la población se adaptó a las medidas sanitarias propuestas.
Jürgen Förster forma parte del SV Wildenau 1962, que disputa la liga FuPa.
Lastimosamente, para el lado más exitista de la historia, su gol fue el 1 a 6 en los primeros minutos de la segunda mitad. El marcador final demostró un abismal 1 a 15 a favor de los de Múnich, aunque igualmente las tribunas estaban tan desbordadas de gente como de felicidad. El encuentro fue una fiesta y Pep fue bien recibido, como esperaba Marcus Fritz, el presidente del club de fans del Bayern. “No tuve la chance de hablar con él (Guardiola) porque estaban pasando muchas cosas en el momento. De todos modos, al finalizar el partido pudimos sacarnos una foto todos juntos”, rememora Jürgen Förster, a quien nadie le quitará haber sido el primer verdugo de Pep Guardiola en la era de Bayern Múnich.
“Jugar un Mundial con Argentina es lo máximo para un jugador de fútbol, lo tomé con tranquilidad y dejé todo por la Selección”, dijo Fausto Vera en relación a su participación en el Mundial Sub-20 realizado en Polonia en 2019, en el que tuvo una gran participación en el mediocampo y aportó un tanto en la goleada por 5-2 contra Sudáfrica. La albiceleste, sin embargo, no pudo pasar los Octavos de Final porque perdió contra Mali por penales.
El jugador de Argentinos Juniors hace cinco años que es convocado para representar a Argentina. Su trayectoria en la Selección arrancó en la categoría Sub-15 en el 2015, año en el que se disputó el Sudamericano en Colombia, pero Vera no pudo concurrir al torneo por un problema en su pierna y en relación a eso declaró: “Fue un momento muy duro para mí”. Igualmente, luego pudo tener revancha en distintas competiciones.
Tras su ausencia en el Sudamericano del 2015, estuvo presente en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 y en el Torneo Preolímpico Sub-23 disputado en Colombia en el 2020, y en ambos la Selección argentina se coronó campeona. Contó que fueron de las mejores cosas que le pasaron en su carrera, que le van a quedar para siempre en su memoria y que cuando tienen una Copa por delante, tanto él como sus compañeros, dan lo mejor de cada uno para llevarse el primer puesto. Conseguir ese objetivo con Argentina, en juveniles o en la Selección mayor, tiene un gran significado porque es quedar en la historia del fútbol argentino.
El mediocampista de 20 años tiene mucho futuro por delante. En la actualidad, los jugadores jóvenes migran al exterior muy rápido y algunos no llegan a debutar en la primera división del fútbol local. Vera, por su parte, declaró: “La idea es irme afuera en un futuro, me gustan muchas ligas europeas que son muy competitivas y también sería un sueño para mí estar en la Selección mayor”. Sin embargo, en este momento tiene la oportunidad de jugar en Argentinos Juniors y sabe que tiene que hacer las cosas bien en la actualidad. Tuvo la oportunidad de disputar partidos por la Copa Sudamericana, que es algo muy enriquecedor para él, y siempre trata de dejar al club en el que juega en lo más alto y de disfrutar al máximo cada momento.
Además, si bien le gustaría jugar en el exterior, tiene otros objetivos en el fútbol local: “Me encantaría jugar en cualquiera de los cinco grandes”, aseveró. También, por la Superliga tuvo que disputar un partido de visitante contra Boca y contó que jugar en La Bombonera fue algo hermoso para él y que no se lo va a olvidar nunca más en la vida.
Por último, dijo que llegar a primera era algo que se lo imaginaba de chico y tuvo la posibilidad de lograrlo en el 2018. Desde el momento de la primera pretemporada con el plantel de primera, todos los días da todo para afianzarse cada vez más en el equipo. Por eso, con el aislamiento social obligatorio debido a la pandemia del COVID-19, muestra en la red social Instagram que sigue entrenando en su casa todos los días de manera intensiva, con ejercicios de bicicleta fija, cinta, pelota y muchos más.
La mirada de Ángel Cappa en el fútbol fue tan meticulosa como en la vida. No es de aquellos que dejan que el agua corra por al lado suyo sin cuestionarse hacia dónde va y por qué lo hace. Dejando de lado sus tácticas y estrategias, el ex futbolista y entrenador habla de comunicación, de valores, de la política y de lo que se pone en juego a la hora de contar el mundo desde los medios. Cree que el periodismo está “cada vez más condicionado” por los intereses de los grupos que dominan el mercado y que, en definitiva, el valor está en la honestidad. “En Argentina ocurre con Clarín y La Nación, que dicen cualquier cosa sobre el caso Vicentin, una empresa que le robó al pueblo argentino”.
El ex entrenador del recordado Huracán 2009, describe al capitalismo como un sistema “agotado” y que debe ir en dirección hacia un esquema justo, democrático y que permita vivir con más libertad. “El capitalismo convierte a todo en una mercancía”, afirma Cappa, antes de asociar su posición a un fútbol que entra a jugar. Considera que el hincha genuino fue perdiendo, en parte, su sentido de pertenencia hacia los clubes ya que estos se empezaron a convertir en entidades comerciales. También describe a algunos futbolistas como “estrellas de Hollywood” con sus glamorosos autos y lujosas casas: “Ya no saben si juegan por el dinero, el coche, la fama o porque les gusta jugar”.
Dentro de ese mundo y de la industria del fútbol, hay algo que a sus 73 años, le despierta un entusiasmo y que tiene que ver con la posibilidad de recuperar el espíritu del juego argentino representado en el seleccionado argentino comandado por Lionel Scaloni. A partir de la humildad – describe Cappa- percibe que están haciendo un trabajo formidable. “Escuché a Pablito Aimar (entrenador de la sub 17) en una videoconferencia para gente de Barcelona y tiene una claridad absoluta para entender y definir a este deporte, el que sentimos nosotros”, manifestó con total respeto al joven cuerpo técnico.
En este sentido, Ángel Cappa se considera una persona con problemas generacionales con los de su generación. Valora la oportunidad de hablar con los jóvenes y hacerlos pensar. Se emociona cuando la juventud interviene en aspectos de la vida que consideran injustos (defender la educación pública con la toma colegios, ante la falta de respuestas a sus pedidos). Viaja, tal vez, a esos fines de los 60 y principios de los 70, cuando militaba políticamente por las ideas de izquierda. Cursar filosofía y psicopedagogía, en una universidad con curas jesuitas del movimiento del Tercer Mundo, lo ayudó a comprender la realidad y desarrollar una sensibilidad para reconocer injusticias sociales.
Ha pasado el tiempo pero no los valores. Ángel declaró abiertamente que el fútbol siempre fue un deporte muy machista dentro de una sociedad capitalista- patriarcal. “Hay una opresión hacia las futbolistas quienes, poco a poco, están logrando situarse en el lugar que les corresponde”, expresó sin dudar. Además, se involucra en causas sociales y políticas como en la despenalización del aborto, vistiendo un pañuelo verde. Hizo hincapié en que no está de acuerdo con el acto de abortar, sino con la legalización del mismo para las mujeres que necesitan hacerlo y, sobre todo, para aquellas que carecen de un sustento económico que les permita interrumpir el embarazo en una clínica que ofrezca las condiciones de seguridad.
Producción y texto: Federico Bajo, Fernando Bajo, Lucila Ferreyra, Daniel Melluso y Fabrizio Ramos
Existen familias armenias, compuestas por distintas generaciones, que en un mismo siglo sufrieron dos genocidios. Alrededor de 1,5 millones de ciudadanos armenios fueron asesinados por el Imperio Otomano entre 1915 y 1923. Los sobrevivientes de la matanza emigraron hacia otras geografías, y uno de los destinos elegidos fue la Argentina, que desde aquel entonces alberga a la mayor comunidad armenia de Latinoamérica.
Casi 60 años después, muchos de los descendientes de aquellos migrantes vivieron otro exterminio: el perpetrado en la Argentina por la última dictadura cívico-militar entre 1976 y 1983. Según una investigación realizada por el periodista Cristian Sirouyan, quien la documentó en su libro Veintidós Vidas, entre las 30 mil víctimas que desapareció el gobierno de facto, se encuentran 22 de origen armenio. La memoria, el reconocimiento y el pedido de justicia por ambas masacres tienen su punto de convergencia en un club de la provincia de Buenos Aires: Deportivo Armenio.
La institución de Ingeniero Maschwitz, perteneciente al partido de Escobar, había programado para el 18 de abril de 2020 un evento conmemorativo por los detenidos-desaparecidos. La actividad se postergó por la pandemia de coronavirus, pero se estima que se realizará en cuanto las circunstancias sanitarias lo permitan.
Si bien hay otros clubes que en los últimos años han reivindicado a los Derechos Humanos, Armenio es el único que rendirá homenaje a desaparecidos que ni siquiera fueron socios. Es de las pocas entidades del país que a sus raíces las atraviesan dos genocidios.
Por ambas razones, Deportivo Armenio es la institución argentina más vinculada con la memoria. Como afirma su presidente, Luciano Nakis: “Armenio no es solo un club, es una causa”.
Dos exterminios, una colectividad
Antes de inmiscuirnos en lo que nos concierne, recapitulemos un poco. Toda esta historia comienza en el siglo XX, cuando el Imperio Otomano (actual Turquía) perdía grandes extensiones de su territorio luego de batallar ante distintas potencias europeas y sufrir una crisis económica muy fuerte que lo obligaba a pedir préstamos a poderosos países de la época. Para ese entonces, los armenios eran maltratados, reprimidos y brutalmente masacrados por las autoridades, quienes querían correrlos de la escena y quedarse con todas sus riquezas.
La participación en la Primera Guerra Mundial fue la excusa perfecta para seguir con la matanza. Tras el surgimiento de organizaciones como la Federación Revolucionaria Armenia (Dashnak) o el Partido Hunchak, y levantamientos como los de las localidades de Zeitun y Van, que buscaban frenar la masacre y reclamaban el apoyo de otras naciones, los armenios fueron considerados aliados del bando contrario y, por lo tanto, enemigos.
Lo único que les quedaba era escapar y refugiarse en otros países en donde formar el hogar que les habían robado. “Mucha gente se quedó en Marsella, Francia, porque no se quisieron ir de Europa, pero otros se subían a los buques hacia Estados Unidos”, explica Luciana Minassian, abogada y docente auxiliar en la Cátedra Libre de Holocausto, Genocidios y Lucha contra la Discriminación de la Facultad de Derecho de la UBA.
Pero no todos lograban el acceso y debían seguir camino a otros puertos, entre estos figuraba el de Buenos Aires.Según el Centro Armenio de Argentina, no existen cifras exactas con respecto al número de armenios y sus descendientes en el país, pero se estima que actualmente oscilan entre 100 mil y 150 mil habitantes, en su mayoría de tercera y cuarta generación, y casi todos descendientes de sobrevivientes del genocidio armenio. Se calculan entre 3 mil y 4 mil los inmigrantes provenientes de la actual República de Armenia llegados al país en los últimos 20 años. “Eran personas que habían perdido todo, no solo lo material, sino también lo espiritual, sus iglesias, clubes, lugares de recreación y de esparcimiento”, asegura Juan Pablo Artinian, doctor en Historia.
Desde huérfanos hasta familias enteras arribaban sin conocer siquiera el idioma, pero al llegar veían un escenario más seguro. Se encontraban con personas de la colectividad que habían atravesado la misma situación, y recibían su ayuda. De a poco, su cultura echaba raíces en el territorio argentino.
Se establecieron mayoritariamente en Capital Federal, Córdoba y Mar del Plata, y fundaron instituciones como la Unión General Armenia de Beneficencia (UGAB), centros religiosos como la Catedral Armenia y, también, clubes deportivos.
Las organizaciones creadas eran una gran ayuda para que los refugiados se adaptaran a su nueva vida. Artinian resalta los tres pilares fundamentales: la iglesia como una forma de aglutinación no solo espiritual sino también social; las escuelas, que permitían la socialización de los chicos y el aprendizaje de las tradiciones y el idioma; y, por último, los clubes, concebidos como organizaciones institucionales y políticas que generaban un ambiente propicio para la realización de actividades físicas.
En consonancia con esto último, Nakis asevera que Deportivo Armenio nació como una forma más de agrupar a los jóvenes, algunos descendientes de armenios y otros directamente llegados a la Argentina en la década del ‘50.
Con los años, el club fundado el 2 de noviembre de 1962 se convirtió en fuente visualizadora de la colectividad y su historia. Además, a diferencia de otras instituciones armenias, hoy es una entidad en la que no importa si un hincha es descendiente de aquellos exiliados o no.Es un sitio de encuentro más allá de la camiseta, lo que allí prima es el sentido de pertenencia hacia la comunidad.
La Argentina, en todo eso, fue un sostén más que necesario. Es tal el compromiso del país para con la comunidad armenia, que reconoció el genocidio desde los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. A partir de la ley 26.199, sancionada en diciembre de 2006 y promulgada en enero de 2007, se declaró al 24 de abril de todos los años como Día de acción por la tolerancia y el respeto entre los pueblos, en conmemoración al exterminio armenio. Según los artículos 2 y 3, se autoriza a empleados, funcionarios de organismos públicos y alumnos de niveles primario o secundario de origen armenio a ausentarse para participar de las actividades conmemorativas. Incluso, elartículo 4 invita a los gobiernos provinciales a adherir a la legislación nacional. La mayoría lo hizo, salvo Santiago del Estero, Formosa y Tucumán.
Es por eso que la comunidad siempre demostró su agradecimiento al país que la cobijó en el peor momento de su vasta historia. “Es un pueblo (el armenio) que muestra la resiliencia de poder recuperarse de un hecho muy duro y, al mismo tiempo, tratar de tener una actitud colaborativa y brindarse todo lo que puede hacia la Argentina. De hecho, cuando fue la guerra de Malvinas en 1982, la colectividad hizo una campaña para recaudar fondos para los soldados durante la batalla. Fue, dentro de las colectividades, una de las que más ayudó”, manifiesta Artinian.
Cristian Sirouyan y los 22 desaparecidos
Cristian Sirouyan, periodista del diario Clarín, no es hincha de Deportivo Armenio; sin embargo, su ascendencia lo impulsó a ser el gestor de este reconocimiento. “Yo le llevé la iniciativa al presidente Nakis para ver de qué manera se podía articular una actividad que vinculara un homenaje a los desaparecidos de la comunidad desde la mirada del club”, cuenta.
El libro Veintidós Vidas es, hasta el momento, el único documento que revela lo acontecido. “Las instituciones armenias nunca le dieron mucha relevancia a este tema, siempre fue tabú, como suele suceder en esta y muchas otras comunidades. Pocos se preocuparon por recordarlos y homenajearlos”, admite.
En esa obra se cuenta la vida de 22 descendientes armenios que estaban radicados en distintos lugares de la Argentina. En Córdoba fueron raptados Amanda y Rosa Assadourian, Alberto Hanigian y Antonio y Gregorio Dadurian. En Capital Federal, Ana María Gueuverian, Angélica Beatriz Toundaian, María Bedoian, Arpí Zeta Yeramian, María Ester Goulecozian, Martín Toursarkissian, Miguel Kelejdian, Segundo Chejenian y Valentina Keheyan. Pero también hubo otros que estaban radicados en el Gran Buenos Aires: Alfredo Manachian, Juan Carlos y Nora Mardikian, en Valentín Alsina; Rosa Kazgudemian, en Morón; Juan Carlos Abachian, en La Plata; y Elena Kalaidjian, en Lanús. Además, fueron secuestrados María Luisa Karaian y Miguel Bezayan. Este último desapareció en 1975, antes del comienzo del gobierno de facto. Fue el único capturado en democracia.
No obstante, Armenio no es el único club que se relaciona con desaparecidos (ver “La Coordinadora de Hinchas, gestora de los reconocimientos en los clubes”), pero lo peculiar es que la institución del partido de Escobar no tiene relación alguna con las víctimas, ninguno de ellos fue socio ni hincha, al menos comprobado. “Creo que la conmemoración también va a ser posible por tratarse de un club chico y de una comunidad pequeña”, analiza el periodista.
Lo único que los une son los orígenes: la asociación fue fundada por quienes se exiliaron en la Argentina durante el genocidio en el país europeo y los argentinos descendientes de armenios que, al igual que sus ancestros, fueron perseguidos y asesinados, pero esta vez en sudamérica.
“La mayoría de los chicos desaparecidos eran jóvenes que no tenían demasiada participación en la comunidad. Varios de ellos habían estudiado en colegios armenios y después empezaron su militancia política fuera de la colectividad”, expone Sirouyan.
El homenaje que propuso el periodista consiste en entregarles carnets honorarios a los familiares de los detenidos-desaparecidos y la implantación de una placa recordatoria en el estadio. El evento había sido organizado para desarrollarse el 18 de abril, puesto que está entre las dos fechas que recuerdan las violaciones de los Derechos Humanos ocurridas durante la dictadura militar, que se conmemora el 24 de marzo, y el genocidio armenio, del 24 de abril. “Ojalá sea en la primavera. -dice Sirouyan- No sé qué pasará, pero estoy seguro que cuando se pueda se va a hacer. Hay mucho entusiasmo”.
Si la pandemia lo hubiera permitido, Deportivo Armenio le hubiera rendido homenaje el 18 de abril a víctimas de la última dictadura.
Desde el club, en la voz de Nakis, declaran que además de estar predispuestos al reconocimiento, lo sienten necesario: “Sin dudas le debemos mucho a este bendito país que nos dejó instalarnos libremente. Antes nos decían turcos, luego supieron de nuestra historia y conocieron quiénes somos y de dónde venimos”.
La Coordinadora de Hinchas, gestora de los reconocimientos en los clubes
Más allá de la iniciativa de Deportivo Armenio, cabe marcar que no es la única institución que quiere hacer o que hizo algo semejante. En Banfield surgió el proyecto que todas las demás imitaron para homenajear a sus socios detenidos-desaparecidos. Fue desde ahí que Sergio Smietniansky -abogado, fanático del Taladro y presidente de la Coordinadora de Hinchas que agrupa a simpatizantes de la mayoría de las entidades más importantes del país- comenzó a gestar los reconocimientos en los clubes.
“En una presentación del libro ´Los desaparecidos de Racing´ -escrito por Julián Scher-, que se realizó en Defensores de Belgrano, fue gente involucrada en Derechos Humanos de San Lorenzo, de Ferro y de muchos clubes. Ahí estaba Mariano Colángelo, vocal de San Lorenzo en ese momento y presidente de la Comisión de Derechos Humanos, y nos propuso la idea de crear una Coordinadora que nuclee a todas las movidas que hacen los clubes vinculadas a este tema. Algunos lo hacían desde lo institucional, como Ferro, Central, San Lorenzo y Defensores de Belgrano, y otros a partir de socios y socias que hacían actividades”, relata Smietniansky.
La intención de la Coordinadora no solo es la reasociación de los desaparecidos que fueron dados de baja, sino que el objetivo es la creación de una nueva categoría social: la de socio/a detenido-desaparecido. Para eso, los clubes deben reformar sus estatutos y adecuarlos a la realidad de un país que sufrió un proceso genocida. “En Banfield nos propusimos seis meses para buscar el listado. Se publicitó y se abrió un correo institucional para recibir las denuncias. A mediados del año pasado se aprobó todo, tuvo un rebote bárbaro y nos empezaron a llamar de otros clubes para copiar el modelo. Lo hicieron Ferro y Rosario Central. San Lorenzo realizó algo intermedio, declarando a sus socios como honorarios, que no es lo mismo”, rememora. Todo el periplo del club del sur bonaerense culminó el 3 de octubre pasado con un acto conmemorativo.
El puntapié dado por Smietniansky en Banfield sigue ganando adeptos a lo largo y ancho de todo el país. “Lanús lanzó una campaña para buscar a sus socios desaparecidos. También Los Andes y Estudiantes. Todos ellos están en la etapa previa, que es buscando el listado”, desarrolla.
Ese efecto dominó llegó hasta Deportivo Armenio. “Nosotros instalamos el tema. A raíz de eso me llamó Cristian Sirouyan y desde la Coordinadora le dimos todas las herramientas”, detalla el abogado, y agrega: “Sirouyan es el corazón del proyecto”.
El mandamás de la Coordinadora hace hincapié en la singularidad del caso Armenio y la trascendencia de su accionar, y cierra: “Es alucinante porque, por ejemplo, los clubes de las otras colectividades, como Deportivo Paraguayo, Deportivo Español y Sportivo Italiano, no lo hicieron”.
Boca y River, los grandes que no tienen memoria
En contraposición con las instituciones que trabajan en conjunto con la Coordinadora de Hinchas, se encuentran Boca Juniors y River Plate, los dos clubes más populares de la Argentina. Si bien ambos, al igual que muchos otros, se expresan cada 24 de marzo por la Memoria, la Verdad y la Justicia a través de sus canales de comunicación, tanto Xeneizes como Millonarios mantienenhasta hoy entre sus socios honorarios a represores responsables de los crímenes cometidos por la última dictadura cívico-militar.
En la Asamblea General Extraordinaria realizada el 16 de junio de 1972, Emilio Eduardo Massera, por aquel entonces Secretario del Estado Mayor General Naval Contralmirante y, posteriormente, miembro de la Junta Militar que comandó el país entre 1976 y 1978, fue nombrado socio honorario de Boca. Junto a él, también ingresaron en esa categoría el Coronel Julio Dante Giaccio, luego jefe del Centro de Operaciones del EAM ‘78; el Mayor Héctor Ríos Ereñú, posteriormente jefe del Ejército durante el gobierno de Alfonsín y condenado en 2013 a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad; el Administrador General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Omar Actis; y el Comandante del Tercer Cuerpo del Ejército, Alcides López Aufranc. Este último fue director de la siderúrgica Acindar a partir del golpe de 1976, mientras que Actis, a su vez socio e hincha de River, estuvo al frente del Ente Autárquico Mundial ‘78 (EAM) hasta que fue asesinado por una interna en el gobierno dictatorial.
Memoria y Balance de Boca de 1972, en el que represores figuran como socios honorarios.
Las designaciones de estos militares están detalladas en la Memoria y Balance de 1972. Allí, además, se explica el motivo de la decisión: “Expresar la gratitud del club a las autoridades nacionales, municipales, funcionarios y particulares que intervinieron favorablemente en la promulgación de importantes pronunciamientos administrativos inherentes a las obras del Gran Estadio de la Ciudad Deportiva”. Aquel proyecto había comenzado su construcción en mayo de ese año, impulsado por el entonces presidente Xeneize, Alberto José Armando.
Hasta la actualidad, el club no ha realizado una asamblea para sacarles la condición de socios honorarios que les otorgó en 1972. De todos modos, en una nota del periodista y sociólogo Julián Scher publicada en El Furgón, exdirigentes de Boca, como Roberto Digón y Carlos Heller, aseguraron no tener conocimiento de estos hechos. Según fuentes consultadas para esta investigación, el club dejó de imprimir los padrones en papel en la década del ‘90. Incluso, generalmente, los Estatutos de los clubes no son leídos con frecuencia, por lo que es posible que desde los años ‘80 en adelante, ningún dirigente se haya percatado de los nombres que integran la lista de socios honorarios.
Por su parte, el 4 de mayo de 1978, la Comisión Directiva de River, que presidía Rafael Aragón Cabrera, decidió por unanimidad nombrar como socios honorarios a Jorge Videla, Orlando Agosti y Massera, los tres que comandaron la Junta del golpe, pero los dio de baja el 24 de abril de 1997 por una iniciativa propuesta por Alfredo Bravo, socio del Millonario, diputado nacional por aquel entonces y víctima del terrorismo de Estado. Sin embargo, muchos otros represores, como Carlos Lacoste -al frente del EAM tras la muerte de Actis-, el brigadier Osvaldo Cacciatore, el general Antonio Merlo, y el expresidente de facto Roberto Viola no entraron en esa depuración y todavía mantienen esa condición.
Similar a la de River es la historia de Colón de Santa Fe, que en 2011 le quitó la condición de socios a Videla, Lacoste y Rodolfo Luchetta -interventor de la provincia santafesina durante la última dictadura-, luego que el periodista Nicolás Lovaisa difundiera la información. También, Argentinos Juniors dio de baja, en 1999, a Carlos Suárez Mason, quien fue jefe del Primer Cuerpo del Ejército.
En cambio, en Avellaneda se da otro caso particular. El 22 de febrero de 1977, en el sector donde antes estaban las boleterías de la cancha de Racing, seis personas fueron fusiladas. Lo ocurrido se conoció en 2017 tras una investigación de la periodista Micaela Polak. En 2019 el Colectivo Memoria Racinguista pintó un mural conmemorativo en una de las paredes frente al estadio Presidente Perón. Además, Polak presentó un proyecto para que el club señalizara el lugar de los fusilamientos, pero no recibió respuesta de la dirigencia. “Racing no eligió ser parte de los fusilamientos en su cancha, pero lo fue. No reconocerse como tal -no repudiar públicamente el hecho- es negarlo”, escribió Polak en una nota publicada por la Agencia Paco Urondo.
Hasta la actualidad, pareciera que Independiente y Huracán son de los pocos en llevar a cabo actos sin precedentes entre las instituciones que más público convocan en el país. En 2018 el Rojo realizó un reconocimiento a Francisco Madariaga Quintela, el nieto recuperado por las Abuelas de Plaza de Mayo número 101, quien al mismo tiempo es socio y fanático de Independiente. A su vez, el Globo, en 2019, participó junto a la Asociación Civil Alonso Farías en la inauguración de un monumento a los 121 desaparecidos de Parque Patricios durante la última dictadura.
Conclusión
Deportivo Armenio es el club argentino más vinculado con los Derechos Humanos debido a que, a diferencia de los demás, va más allá de sus hinchas y se ubica como una entidad primordial dentro de la colectividad armenia al reconocer a sus integrantes que fueron desaparecidos.
Sin embargo, no sucede lo mismo en los clubes denominados grandes. ¿Por qué Boca y River, pese a que cada 24 de marzo se expresan, no toman una postura contundente mediante hechos? ¿Qué pasaría si las dos asociaciones civiles más populares del país militaran por una causa como esta? ¿Hasta cuándo van a seguir manteniendo a represores entre sus socios honorarios? ¿Qué piensan al respecto cada uno de sus simpatizantes o socios?
Si bien hubo varias instituciones que realizaron actividades para recuperar la memoria en varias oportunidades, como se mencionó anteriormente, las propuestas las llevaron personas ajenas a los clubes. Los dirigentes actuales del fútbol argentino, ¿conocen quienes integran la lista de socios honorarios? Si lo saben, ¿por qué deciden no tomar partido en el tema?
En la Argentina, las asociaciones civiles cumplen un rol fundamental en la sociedad. Son necesarias para involucrarse en distintas problemáticas sociales, sobre todo, las que afecten a sus socios. También lo son para reclamar todos los días, no solo en una fecha conmemorativa, por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Los clubes, sobre todo los grandes, cargan con una deuda histórica. Ahora les llegó el momento de actuar.
Por Pedro Duffau, Leandro Gambino y Marcelo López Aspuru
Hay un refrán muy conocido que dice “no hay mal que por bien no venga”. Esto le sucedió a la Selección Argentina en el Mundial de Italia 1990. Ante la dura lesión de Nery Pumpido, campeón del mundo cuatro años antes, en la segunda fecha del Grupo B ante la URSS, ingresó en su lugar Sergio Javier Goycochea y comenzó a escribir su historia más trascendente como arquero del seleccionado nacional.
Después de ganarle a los soviéticos y de empatar con Rumania, llegó Brasil, nada más y nada menos que el clásico sudamericano para definir uno de los Octavos de final. Los palos y Goycochea salvaron a la Argentina durante todo el partido. El gol de Claudio Caniggia, a falta de tan sólo diez minutos para que termine el encuentro, llevó a la selección de Carlos Bilardo a los Cuartos de final.
El 30 de junio de 1990 fue un antes y un después para Goycochea en el arco de la selección albiceleste. Tras empatar 0 a 0 frente a Yugoslavia, en un encuentro muy parejo y aburrido, vinieron los penales.
“Teníamos confianza. Goycochea demostró que en el Mundial de Italia 90 estuvo genial. Tenía condiciones, no sólo en los penales, sino también bajo los tres palos, tenía muchos reflejos y mucha potencia”, dijo de Julio Olarticoechea, compañero del arquero en aquel mundial.
José Serrizuela anotó para Argentina, el tiro de Dragan Stojkovic para los europeos dio en el travesaño, Jorge Burruchaga marcó el suyo, y parecía encaminada la clasificación.
Sin embargo, Robert Prosinecki anotó el suyo, Diego Maradona lo erró, Dejan Savicevic lo convirtió y Pedro Troglio también malogró su penal. Todo estaba 2 a 2 y encima la selección de los Balcanes tenía que ejecutar dos penales y los argentinos sólo uno.
Y ahí se agigantó Goycochea. Le atajó el remate a Branislav Brnovic, Gustavo Dezotti lo convirtió, otra vez el arquero le contuvo el tiro a Faruk Hadzibegic y Argentina clasificó a las semifinales del Mundial, con el nacido en Lima como figura excluyente.
Y se venía Italia, el país organizador, que había ganado todos sus partidos y no le habían convertido goles. Parecía casi imposible que Argentina le ganara, más aún con el gol de Salvatore Schillaci en el primer tiempo, que puso a los anfitriones arriba en el marcador.
Sin embargo, empató Caniggia en el segundo tiempo para sorpresa de muchos, y le dio vida al conjunto nacional. Y otra vez los tiros desde el punto del penal iban a definir a uno de los finalistas.
“En ese Mundial, nosotros practicábamos penales. Los arqueros generalmente, no todos los días, pero dos o tres veces a la semana por lo menos se veía que estaban practicando”, agrega Olarticoechea, que convirtió el suyo en la definición frente a Italia.
¿Y quién apareció nuevamente? Si, Sergio Javier Goycochea. El vasco les contuvo los remates a Roberto Donadoni y a Aldo Serena, Argentina no falló ninguno y otra vez el seleccionado de Maradona y Bilardo a una nueva final de un mundial.
Para la anécdota quedó la derrota frente a la dura Alemania comandada por Franz Beckenbauer como entrenador, que imposibilitó al seleccionado argentino ser bicampeón del mundo.
Quedarán grabadas para siempre, para los amantes del fútbol y para los que no lo son, esas corridas de Goycochea desde el arco hasta llegar y abrazarse con sus compañeros en la mitad de la cancha, en ese festejo inolvidable por sus penales atajados. No sólo una vez, si no varias veces, Sergio Goycochea, Goyco, se convirtió en héroe…
La carrera de Germán Mazzarino en Europa tuvo muchas idas y vueltas. Su primera experiencia en el Polideportivo Almería se dio en el 2015, cuando a través de las redes vio que este club de fútbol se refundó y se convenció de que ahí era donde quería estar.
Juan Diego Sánchez, una de las personas que colaboró con la refundación de la entidad, explicó: “No era el primer caso de un jugador argentino que contactaba con nosotros, pero sí fue el primero en atreverse realmente”. De esa forma, Mazzarino inició su viaje.
“Enviando mails, contacté varios equipos de Europa (Italia, España), y me decidí por el Polideportivo Almería, que en ese momento estaba en sexta división. Yo solo había jugado al futsal en JJ Urquiza y en Camioneros”, describe sobre sus primeros intentos.
Sin embargo, no fue nada fácil adaptarse ya que no le daban los permisos correspondientes para jugar. “El pasaje me lo pague yo, pasé las pruebas, pero no me otorgaban el transfer y el club fichó a otro jugador, así que me fui a préstamo al Lucainena, donde solo jugué 3 partidos, pero no me sentía cómodo y seguía extrañando mucho a mi familia y amigos que vivían en Argentina”.
Pasaron tres meses, pero no lograba acostumbrarse a estar lejos de sus seres queridos, así que partió rumbo a Buenos Aires donde se convirtió en gerente de ventas en una fábrica de juguetes. “Tenía esa espina terrible por no haberme acostumbrado”, describe hasta que explica que por enero de 2017 renunció a su puesto de trabajo y volvió a probar a suerte ya que seguía al equipo por las redes y sabía del mal momento que estaban atravesando.
“Jugué de vuelta un año y medio, ascendimos a la cuarta división y me quedé definitivamente en el equipo. Empecé a jugar de extremo, hasta que mi entrenador, Jorge Garcés, me pasó al lateral izquierdo”.
En ese lapso, Mazzarino tuvo que atravesar diferente situaciones que lo ayudaron a crecer: “Tuve un paso por el Club Deportivo Roquetas, sufrí una lesión que hizo que se me cayeran todas las uñas del pie, pasé meses sin jugar, y firmé por el Huércal, de cuarta división, donde estuvimos a un gol de ascender”.
Al regresar a Almería, siguió jugando y cosechando aceptación entre los simpatizantes del club, a tal punto que, además de jugador, es entrenador hace tres años, enseñando a chicos del club de entre 6 y 9 años. “Me desempeño en cadetes, pasé por todas las canteras. Obtuvimos un ascenso, jugamos play off, como entrenador logré dos ascensos en tres años”, resalta orgulloso por el trabajo realizado en la institución fundada en 1983.
A la hora de definir el espíritu del polideportivo, el ex Camioneros lo define como “un club con mucha historia, que supo estar en la segunda división. Mete bastante gente, 600 personas todos los partidos, a diferencia de otros equipos del ascenso. El fútbol es muy técnico, los jugadores tienen mucha calidad”.
Pese a la comodidad en la que se encuentra, y a la espera de retomar la actividad tras la pandemia, no descarta probar nuevas experiencias: “Hace dos años que no voy a la Argentina, me gustaría jugar allá, también tengo otros países en mente, como Italia o Andorra”. En el mientras tanto, cuenta que desde el club le mandan rutinas que debe seguir para no perder el ritmo de competencia.
Haciéndole frente al coronavirus
“En Almería se dieron pocos casos en relación a Barcelona, 600 casos, hubo pocas muertes, la ciudad fue pasando de fase bastante rápido. Hace dos semanas se puede salir a realizar diferentes actividades, pese a que todavía hay medidas de precaución”, cuenta el argentino sobre cómo se vive allá el Covid- 19.
Claro que al principio, la incertidumbre por el virus generaba miedo en la gente: “Salías al supermercado y se veía a las personas con temor, había mucha distancia, te miraban mal, si agarrabas un yogurt y lo devolvías al estante te decían cosas, no les gustaba que hicieras eso”.
El famoso canto en las tribunas que llena de emoción a cada persona que lo escuche. Las dos letras que juntas forman un simple tarareo que abarrota de orgullo a la gente. La inocente y hasta incauta tonada “Oh oh oh” no nació con Los Pumas, como se cree popularmente, sino que los hinchas lo hicieron por primera vez en el Mundial de Fútbol del 2006 de Alemania. Una iniciativa que cambió todo.
El himno es un acto de unión entre los y las argentinas, más en tiempos de selección, esa
sensación de emoción y euforia que los caracteriza y los hace sobresalir de los demás países y los representa en todo el mundo, aunque sea tarareándolo.
El Himno Nacional Argentino fue escrito por Vicente López y Planes en 1812 y compuesto por Blas Parera un año más tarde, en una asamblea, el 11 de mayo de 1813. Cualquier persona que resida en Argentina lo escucha desde que va al colegio y lo hacen al izar la bandera, cuando va a algún acto patrio o hasta a las doce de la noche se puede percibir por los canales y las radios que tengan la licencia. Pero uno de los cantos que más se sienten es cuando juega la Selección.
Ejemplos sobran. Diego Maradona, ídolo en Nápoles en ese momento, insultando a los hinchas italianos que lo silbaban en el Mundial de Italia 90; Las Leonas siendo campeonas del mundo en el 2002; Los Pumas y sus lágrimas de emoción en cada competición; las reacciones de los deportistas Sebastián Crismanich o Paula Pareto en los Juegos Olímpicos; los futbolistas en la final del Mundial 2014 o las jugadoras emocionadas en el Mundial de Francia 2019. Todos conmovidos por el contexto y la canción.
El tan conocido y recordado “Oh oh oh” que aparece antes de las competiciones, de cualquier deporte y sin importar el género, sigue causando pasión entre las personas. Esto comenzó porque en el reglamento oficial del Mundial, Artículo 41 Inciso dos, entre otras cosas, explica la duración máxima que requieren las canciones patrias de cada país.
La FIFA determinó que la para la competición más grande del fútbol “las federaciones de
miembros participantes deberán enviar a la FIFA un CD de su himno nacional (duración
máxima: 90 segundos; sin letra)”. Por eso se creó este cántico.
Según se asevera ese canto fue creado por Los Pumas en el Mundial de Rugby de Francia en el 2007 y después los futbolistas lo entonaron en el Mundial del 2010 en Sudáfrica y ese sería el comienzo de una tradición. Pero, en realidad, esa entonada del himno apareció en el deporte en el Mundial de fútbol del 2006 en Alemania, más precisamente el 16 de junio en el estadio Gelsenkirchen. En el partido que Argentina enfrentó a Serbia y Montenegro, cuando era un estado todavía unificado. Fue el segundo triunfo que obtuvo el conjunto después de haberle ganado a Costa de Marfil en el debut por el Grupo C.
Antes, se había escuchado ese tarareo en el ámbito musical cuando la banda de rock Los Piojos estaban entonando el himno para luego cantar su canción “Maradó” en el Pepsi Music de 2005 ante la presencia del mismísimo Diego Armando Maradona. En el momento del pogo, las personas empezaron a saltar y cantar los primeros “Oh oh oh oh” con la canción patria.
En el partido contra los serbios y montenegrinos el conjunto de José Pekerman venció 6-0 al equipo de Ilija Petkovic. Abrió el marcador Maxi Rodríguez a los 6 y después también marcó a los 41 minutos, pero en el medio Esteban Cambiasso hizo el gol más importante de ese mundial con un total de 26 pases antes de terminar en anotación, siguió Hernán Crespo a los 78 minutos, Carlos Tevez a los 84 y Lionel Messi en el minuto 88.
Se puede relacionar el tan buen resultado del equipo con la pasión que dieron las personas
que se encontraban en el estadio. Aunque también se manifiesta que se empezó a tararear
para callar los insultos del otro equipo hacia nuestro canto nacional. “Cuando los serbios que estaban en el estadio empezaron a chiflar el Himno Argentino, la respuesta fue inmediata y espontánea de la hinchada”, explicó un hincha al periodista Pablo Petovel en el diario Día a Día*. Además, agregó: “Respondimos con algo que me llenó de alegría y de emoción”.
Otra particular de ese día es que fue el partido en el que debutó el capitán y diez del equipo en la actualidad, Lionel Messi, quien fue más que criticado por no cantar el himno nacional. Tanto es el rechazo que se le hizo al deportista por este acontecimiento que en el documental que produjo el director Alex de la Iglesia en 2015, fueron invitadas las maestras de lengua y de música que lo tuvieron en la escuela para que en un momento afirmen que le enseñaron la letra.
También, entrevistaron a los niños que salían con él a la cancha para ver qué es lo que hacía el número diez. Hasta que en una ocasión, el delantero comenzó a cantar el himno en la Copa América y, además, lo justificó: “Hoy tenía ganas y por eso lo canté”.
En los mundiales, Messi es sacrificado por ese acto, aun habiendo personas que no se saben las estrofas completas afirman que “no siente la camiseta” por eso. Todavía no está
comprobado si cantar o no el himno te hace jugar mejor. A diferencia de que muchos jugadores sí explicaron que la hinchada es la que más les da la motivación de seguir, con ese criterio tendría que ser al revés el reproche.
Tanto fue la revolución por el tarareo que la empresa de cervecería Quilmes hizo un comercial en el 2010 para el Mundial con tan solo personas diciendo “Oh Oh Oh” mientras entonaban las estrofas. Y así se inició en las publicidades de la Selección Argentina un chip que cuando se escuche esa balada se lo relacione directamente con eso.
Asimismo, el tarareo se originó con el fin de poder tener una manera de expresarse frente a los demás países. Y con tan solo esas dos letras se inventó un himno totalmente nuevo, repudiado por algunos y amado por otros, es una de las cosas que más caracteriza a argentinos y se los espera en cada partido para escucharlos tomar aire y sacarlo a todo pulmón y con orgullo.
El 9 de julio de este 2020 se cumplen 14 años del histórico cabezazo de Zinedine Zidane a Marco Materazzi en la final del Mundial de Alemania 2006 y Willy Sagnol, su compañero de aquella selección francesa que perdió por penales con Italia, afirmó que estuvo dos años sin dirigirle una palabra a Zizou después de la agresión que le costó la expulsión al francés.
La final de la Copa Mundial de Fútbol del 2006 dejó una marca en este deporte y un triste recuerdo para los franceses. Además, tenía un condimento especial: era el último partido de Zidane en su carrera profesional, ya que previo a este evento había anunciado su retiro. Aquel partido en el Estadio Olímpico de Berlín, que se encontraba repleto y con 69.000 personas cantando, quedó en la historia.
Comenzó todo a favor de Francia, ya que a los 7 minutos del inicio del encuentro, Zizou abrió el marcador picándole un penal a Gianluigi Buffon. Pero rápidamente, un gran cabezazo del zaguero central italiano, Marco Materazzi, empató el tanteador. El tiempo pasaba y ninguno de los dos equipos podía sacarse ventaja. En los 90 igualaron 1-1, por ende, la final iba a tener 30 minutos complementarios. Cuando todo se encaminaba para que se defina en la tanda de penales y sin ninguna sorpresa, Horacio Elizondo, el argentino encargado de arbitrar, expulsó al actual director técnico del Real Madrid.
Se habían disputado ya 108 minutos. Faltando 12 para que culminara el segundo tiempo de la prórroga, un cruce de palabras entre los autores de los goles, terminó en un cabezazo en el pecho del capitán francés a Materazzi, que dejó al italiano tirado en el campo de juego. Quedó grabado en la memoria de todos lo que estaban viendo la disputa por la copa dorada.
¿Qué fue lo que desató la furia del capitán? Según confirmó el ex futbolista italiano, Zidane le dijo que su camiseta se la daría después y él le contestó que prefería a su hermana. Este fue el motivo por el cual posteriormente iba a generar un malestar en los jugadores de Francia, después de perder la Copa del Mundo desde los doce pasos. También se especuló que le había dicho algo de la madre, pero eso nunca sucedió.
Willy Sagnol, el lateral derecho de Francia en aquel entonces, contó hace unas semanas cómo vivió esa final en una entrevista con Radio Montecarlo: “Tengo mi mejor recuerdo y mi peor recuerdo a la vez. Ponemos mucho énfasis en el penal de Zidane. Cuando haces un Panenka corres grandes riesgos. Mi primer pensamiento es que Zidane está completamente loco. Marcó y yo estaba súper feliz. Pero no sé, me dejó con un sabor amargo”.
“Entras al vestuario, has perdido, tienes ahí a un chico que habla y se disculpa. ¡Pero no lo escuchas! Estás decepcionado, en tu mundo (…) Yo no quiero aceptar sus disculpas, o conversar con él. Ahora no es el momento. Tuve que ir al baño, fumar 250 cigarrillos en diez minutos. Así es como me evadí“, relató cómo se sintió y qué sucedió en la intimidad del vestuario luego de la derrota. Y agregó: “Después de la final hubo, por supuesto, estrés. Todos los jugadores tenían algo contra Zizou porque lo que hizo en el campo fue inapropiado”.
Ese día marcó un punto de inflexión en la amistad de los galos. No hablaron durante dos años. Pero en el 2008, después de que la selección francesa haya sido eliminada en la fase de grupos de la Eurocopa, Sagnol y su actual esposa, Charlotte Gwendoline, decidieron casarse y realizar una fiesta. Ella le dijo que lo invitara.
El ex futbolista del Bayern Múnich le hizo caso y se comunicó con Zidane, que respondió que no podía ir a la noche pero llegaría a la mañana del día siguiente para poder saludarlos y felicitarlos por el casamiento. El día posterior al evento, fue el momento en que los dos ex jugadores se reencontraron, tomaron un aperitivo juntos, tuvieron una conversación y su amistad comenzó de nuevo.
Cabe destacar que este es el segundo matrimonio de Willy. Anteriormente se había casado con Laetitia Roussel y tuvo dos hijos. Durante la relación con Roussel creció la amistad con Zizou. Él era uno de sus mejores amigos del plantel de la Selección de Francia. Compartieron muchos partidos juntos dentro del campo y a veces concentraban juntos. Su afecto fue creciendo de a poco y aunque estuvieron un tiempo sin dialogar, el cariño nunca lo perdieron.
El 2009 no fue un buen año para Willy. El primero de febrero decidió retirarse del fútbol. Una de las causas del retiro fue debido a sus constantes dolores en su tendón calcáneo, más conocido como el tendón de Aquiles.
Al finalizar su carrera futbolística ocupó durante los meses de enero a mayo del 2010 un puesto en la directiva del AS Saint-Étienne, el equipo donde comenzó como profesional. De marzo a noviembre del siguiente año, se desempeñó como ojeador o scout para el Bayern Múnich. Fue nombrado director deportivo de la selección francesa desde noviembre de 2011 a junio de 2013. En julio empezó a entrenar a las jóvenes promesas de Francia. Pasó a ser el entrenador del combinado sub-21 francés hasta junio de 2014 (ocho partidos).
En julio dio el salto y pasó a entrenar a un equipo en la élite francesa, la Ligue 1: el mítico Girondis Bordeaux. En Burdeos se quedó la temporada 2014/15 y hasta marzo de la 2015/16, un total de 88 partidos. En julio de 2017 ingresó en el equipo técnico del Bayern como asistente y en la Bundesliga 2017/18 asistió a Carlo Ancelotti en 10 encuentros oficiales. Posteriormente dejaría el cargo tras la salida del técnico italiano. Desde el 28 de septiembre de 2017 es el entrenador interino del conjunto de Múnich.