jueves, noviembre 6, 2025
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Los grandes del deporte paralímpico argentino

Por Franco Yaquemet

Desde sus inicios, en Roma 1960, hasta Río de Janeiro 2016, Argentina participó en la totalidad de las ediciones de los Juegos Paralímpicos de verano y fue el único país latinoamericano que dio el presente en las primeras dos. En cuanto a los Juegos Paralímpicos de invierno, la delegación argentina debutó en Vancouver 2010 y ya no faltó a la cita a partir de allí. El país se encuentra en el puesto número 30 del medallero histórico con 156 medallas, de las cuales 31 son de oro, 61 de plata y 64 de bronce, todas adquiridas en Juegos de verano.

El protagonismo argentino en los Paralímpicos viró en una escala de mayor a menor en cuanto a obtención de medallas y participaciones, así como la presencia de la rama femenina disminuyó con el paso del tiempo. A pesar de eso, y de que se sumaron nuevas disciplinas en el conjunto nacional, las mujeres tienen un dominio notable en cuanto a desempeños individuales. Entre ellas se destacan Silvia Cochetti, máxima medallista paralímpica de la historia argentina, Susana Olarte, Dina Galíndez, Marcela Rizzotto, y Betiana Basualdo; y por el lado de los hombres, resaltan Jorge Diz y Juan Sznitowski.

Silvia Cochetti se caracteriza por ser la máxima ganadora de medallas de la historia paralímpica argentina, siendo una de las mujeres más importantes del atletismo y la natación adaptados a nivel mundial. La deportista porteña fue ganadora de trece medallas, obtenidas en diferentes disciplinas, incluyendo el básquetbol adaptado y el lanzamiento de bala, en donde consiguió récord mundial. Tokio 1964 y Tel Aviv 1968 fueron los Juegos donde Silvia comenzó a meterse en la historia al obtener cinco medallas doradas. En 2010, la atleta fue reconocida como personalidad destacada de la Ciudad de Buenos Aires y nombrada como maestra del deporte.

Compañera de equipo de Cochetti en los Juegos de 1964 y 1968, Susana Olarte se alzó con nueve medallas. La rosarina, también galardonada con el mote de “Maestra del deporte”, se subió al podio en atletismo y básquetbol en sillas de rueda, y logró tres récords mundiales en lanzamiento de disco, bala y clava. A diferencia de Silvia, Olarte ha participado en los Paralímpicos de Buenos Aires 1962, donde se quedó con el oro en lanzamiento de bala.

El primer deportista argentino que participó de un juego paralímpico fue Juan Sznitowski, quien lo hizo en Roma 1960, siendo el único en la delegación de aquel momento. Basquetbol, atletismo y natación son los deportes en los que Juan dio el presente en Italia. Allí inauguró el medallero paralímpico, consiguiendo una medalla dorada y otra de plata en natación adaptada. Tras cuatro años de espera, el atleta que hoy tiene 80 años viajó a Tokio con una nueva ilusión y trajo consigo tres preseas más colgadas en su cuello. En esa edición, otra vez repitió la dorada dentro del agua, logrando un tiempo distinguido para la época y obteniendo además una medalla de bronce en atletismo así como otra plateada en básquetbol en silla de ruedas.

El legado lo continuó Jorge Diz, un deportista cinco años mayor que Sznitowski, que participó a partir de Tokio 1964 y obtuvo siete medallas: cinco de plata ganadas en natación y dos de bronce en atletismo. Nacido en Navarro, provincia de Buenos Aires, fue la última figura masculina en conquistar una numerosa cantidad de premios. Su última actuación fue en Tel Aviv 1968, donde coronó su gran desempeño ganando cuatro podios en atletismo, tres terceros puestos y un segundo lugar.

Tel Aviv 1968 fue el Paralímpico en el que la rama femenina argentina brindó su mejor presentación, al ubicarse en el segundo lugar del medallero de mujeres. Al igual que Cochetti, aparece Dina Galíndez, otra atleta ganadora de seis medallas -dos de oro, tres de plata y una de bronce-. Galíndez se especializaba en atletismo adaptado y básquetbol sobre sillas de rueda, siendo récord mundial en ambas actividades. La cordobesa fue muy importante en el desarrollo del deporte paralímpico. Cuando falleció, en su memoria, la liga de básquetbol en sillas de ruedas de su provincia pasó a llamarse “Dina Galíndez”.

Años más tarde, apareció una atleta que marcaría la historia del deporte Paralímpico: Marcela Rizzotto, baloncestista y nadadora que consiguió 7 medallas en los Juegos de Toronto 1976 y Arnhem 1980. La rosarina, quien es bioquímica e investigadora del CONICET, fue formada en su juventud en el Departamento de Lisiados del parque Independencia de Rosario, previo a lograr sus hazañas: las dos medallas doradas en 1980, en 50m libre y 50m pecho en natación. Ante el reconocimiento de su cuidad natal, Rizzotto recibió una placa con su nombre, la cual está colocada en el paseo de los Olímpicos.

Entre los deportistas más ganadores de la historia paralímpica argentina, cierra la lista la nadadora Betiana Basualdo, quien participó en Atlanta 1996, Sídney 2000 y Atenas 2004, siendo una de las de pocas atletas que repitió tres veces la presencia en un Juego. Betiana obtuvo cuatro medallas, entre ellas una dorada en 100m libres en natación. “La consagración en el momento la sentí como un objetivo cumplido, nada de otro mundo, quizá ahora la veo como una apertura para el camino de otras personas”, expresó la marplatense, quien confirmó que, en el momento de quedarse con la medalla más importante, no sintió la misma gratificación que siente ahora.

Basualdo, luego de su carrera de atleta, se recibió de psicóloga especializada en deportes y además se encarga de coordinar los deportes Paralímpicos en la ciudad de Mar del Plata, generando diferentes proyectos con los deportistas becados. A diferencia de antes, considera que en la actualidad hay muchos entrenadores y dirigentes que convencen a los atletas para hacer deporte, con el simple fin de tener una beca. “No solo les importa lo deportivo, sino que el interés está en algo secundario”, manifestó.

“Deben mejorar la difusión en los medios, no solo del deporte paralímpico sino también de otras disciplinas que no son tan tenidas en cuenta”, opinó Betiana, quien estudió la carrera de periodismo deportivo en Deportea de Mar de Plata, la cual no terminó. “Soy de la idea de que la política deportiva tiene que cambiar y que hay que promocionar el deporte, fuera de lo que es el fútbol”, concluyó.

Estos deportistas comenzaron a transitar un camino que hizo crecer al deporte paralímpico en distintos aspectos, desde lo social, lo institucional y lo deportivo. Por eso, como dijo Basualdo, resulta prioritario que se sepa más sobre la historia de los juegos paralímpicos, los protagonistas que lo hicieron crecer así como de todo el trabajo y el esfuerzo que está detrás y, muchas veces, no se ayuda a mostrar.

 

“Que nos hayan incluido en Tokio nos da chance de mostrarnos”

Por Felipe Miceli

El Comité Olímpico Internacional (COI) aprobó la incorporación del Para-taekwondo y el Para-bádminton en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 para reemplazar al fútbol 7 y vela, que no cumplen con el criterio de participación a nivel mundial por no contar con 24 países de tres regiones. Pero los amantes y seguidores de dichos deportes deberán esperar para realizar su debut, ya que al igual que los Juegos Olímpicos, que iban a disputarse en julio de este año, el certamen fue reprogramado para empezar el 24 de agosto y finalizará el 5 de septiembre de 2021 debido al Covid-19.

El taekwondo convencional nació en Corea del Sur en 1955 y para 1988 ya era un deporte olímpico. En 2005 la Federación Internacional de Taekwondo, más conocida como WTF por sus siglas en inglés, formó el Para-taekwondo y, en 2009, realizó el primero de los ocho campeonatos mundiales hasta la fecha. En 2013 la WTF fue reconocida por el Comité Paralímpico Internacional (IPC) y el 31 de enero de 2015 recibió la histórica noticia de que sería incluido en el programa de los Juegos Paralímpicos de Tokio.

En su desarrollo, el Para-taekwondo permitirá, en los Juegos Paralímpicos, únicamente participantes mayores a 16 años de edad. Los contingentes, resguardados por un equipo de protección, competirán a tres rounds de dos minutos cada uno con solo un minuto de descanso entre los mismos. El objetivo consiste en sumar la mayor cantidad de puntos obtenidos por cada golpe o toma técnica. Dentro de esta disciplina hay 6 categorías, pero las incluidas en Tokio van a ser:

  • K43: Deportistas con amputación bilateral debajo del codo o una pérdida de la función en ambas extremidades superiores.
  • K44: Deportistas con amputación unilateral del brazo (o pérdida equivalente de la función), o pérdida de los dedos del pie que impacta en la capacidad de levantar adecuadamente el talón.

Facundo Novik, para-taekwondista argentino categoría K44 y bicampeón panamericano, estuvo muerto por poco más de un minuto durante su nacimiento debido a una mala praxis y a los cuatro meses de vida los médicos se dieron cuenta que su brazo izquierdo no tenía movilidad. A los 17 años, tras practicar distintos deportes como la natación, el atletismo y el fútbol, conoció el taekwondo. De ahí en más quedó enamorado del mismo y sigue participando pero en alto rendimiento, lo que lo llevó a integrar la delegación argentina en torneos internacionales como los Juegos Panamericanos.

“Me acuerdo el momento y todo. Fue en 2015 que se confirmó la noticia de que se nos iba a incluir en los Juegos Paralímpicos de Tokio. Me levanté emocionado a revisar las redes. Fue una noticia muy linda”, comentó Facundo sobre el día que se enteró que el deporte que ama iba a participar de los Juegos Paralímpicos. También se refirió al avance del deporte en Argentina: “Venimos en crecimiento. Nos vamos haciendo escuchar y tenemos mucha gente atrás que nos apoya. Van apareciendo chicos interesados y notamos que los torneos están siendo más numerosos”. Si bien Facundo no logró clasificar a la competencia de Tokio, su “colega y amigo” Juan Samorano sí lo hizo, por ende, va a apoyarlo y estar muy pendiente ya que quiere lo mejor para Argentina.

Por el otro lado está el bádminton. El mismo se inició con el nombre de “Poona” por la ciudad ubicada en India, donde surgió el deporte, y en 1875 modificó su denominación debido a que el duque de Beaufort, en Inglaterra, lo practicaba mucho en su finca llamada “Bádminton House”.

En 1934 se originó la Federación Internacional de Bádminton (ITF) gracias al impacto que tuvo el deporte en mundo, pero fue renombrada en 2006 como Federación Mundial de Bádminton (BWF). En 1995 nació la Asociación Internacional de Bádminton para Discapacitados (IBAD) y cinco años más tarde fue absorbida por la ITF.

El Bádminton convencional no difiere del adaptado. La dimensión de la cancha y la red son las mismas, el partido se disputa al mejor de 3 sets, cada uno conformado por 21 puntos, los cuales se ganan haciendo que el volante o pluma impacte en el suelo de la cancha rival.

Dentro del para-bádminton hay 6 categorías tanto para hombres como para mujeres. Las categorías que se van a desarrollar en Tokio son:

Deportistas que compiten en silla de ruedas:

  • WH1: Aquellos que no pueden mover el tronco ni las piernas.
  • WH2: Aquellos con una limitación funcional en las piernas que les impide caminar con normalidad. Estos deportistas precisan de ayudas técnicas para caminar largas distancias

Deportistas que compiten de pie:

  • SL3: Aquellos que tienen una limitación funcional en las extremidades inferiores y les afecta especialmente en saltos, equilibrio y apoyo.
  • SL4: Aquellos quepresentan una limitación funcional leve en las piernas, caminan con una ligera cojera y pueden correr de una manera más fluida.
  • SU5: Aquellos que presentan distintas discapacidades en el brazo.
  • SS6:Aquellos jugadores de baja estatura (menos de 1´45 cm para hombres y de 1´37 cm para mujeres).
  • A diferencia de la competición individual masculina, donde todas las categorías fueron incluidas para participar, en la femenina solo estarán presentes las clases WH1, WH2, SL4 y SU5. En cuanto a dobles estarán quienes sean parte de SL3 SL4 y SU5. Tanto femenino, como masculino y mixto. En Tokio participarán 90 deportistas en 14 eventos con medalla.

Si bien Argentina no logró la clasificación, Ángel Ielpo, que representa al para-bádminton argentino en la clase de talla baja SS6, se mostró positivo con respecto al futuro del deporte en Argentina y recomienda a los jóvenes que les gusta el deporte que se animen a incursionar en el mismo. “Sé que al principio es medio complicado y podés no tener ganas, pero una vez que le agarrás la mano con práctica se te mete en la sangre”, reconoció el argentino y, a su vez, agregó: “Está buenísimo que nos hayan incluido en Tokio porque hace que nos vean de otra manera. Nos da la chance de mostrarnos”.

Ángel no solo está en la Selección de para-bádminton, sino que también forma parte del equipo argentino de fútbol 5 de talla baja, y se considera un amante de todos los deportes. Ansía poder defender los colores del país en singles, dobles y dobles mixto, aunque sabe que para eso tendrá que esperar y tratar de clasificarse a París 2024.

“El envión de los Parapanamericanos no debe perderse”

Por Andrés Kalbermatten

El 2020 iba a ser un año ilusionante para el deporte paralímpico en la Argentina. La histórica participación en los Juegos Parapanamericanos de Lima de 2019 entusiasmaba a muchos con un gran desempeño en los Juegos de Tokio, pero la pandemia mundial por el coronavirus obligó a postergarlos. ¿Durará este envión hasta 2021?

La delegación argentina consiguió 107 medallas en la semana y media de competencia en la capital peruana. La natación y el atletismo fueron las disciplinas que mejores resultados cosecharon para el país, obteniendo 40 y 32 preseas respectivamente (nueve y diez doradas). Daniela Giménez, campeona panamericana en 200 metros combinado y 100 metros pecho, aseguró que estos Juegos fueron especiales por el rendimiento de todo el grupo. Hernán Barreto, ganador de la competencia de 100 metros, coincidió y agregó que el gran recibimiento lo hizo darse cuenta de la importancia de lo que lograron. “Se genera un lindo ambiente cuando la alegría es compartida”, contó, por su parte, la paraciclista Mariela Delgado.

El aplazamiento de los Juegos Paralímpicos genera incertidumbre en todos los deportistas, especialmente por las afirmaciones de especialistas que ponen en duda la realización en 2021. “La postergación estuvo perfecta. Ya se había perdido el verdadero espíritu de la competencia”, manifestó Hernán Barreto. Tanto el corredor como la nadadora están realizando ejercicios de fuerza y resistencia para no perder el ritmo, pero el problema principal es el impedimento de practicar la velocidad. Para la medallista dorada en el paraciclismo de ruta, el mayor inconveniente era no poder recorrer largas distancias.

En relación a si el envión de los Parapanamericanos durará, los deportistas se mostraron confiados. Barreto sostuvo que si las competencias se reestructuran de manera correcta no debería perderse. A su vez, la nadadora chaqueña opinó que los resultados del Panamericano no habían sido casualidad, ya que hicieron un trabajo grande durante años para lograr esos objetivos. La paraciclista misionera también añadió que dependerá de cada deportista y su entorno.

A falta de un año para la fecha estimada de la realización (arrancaría el 24 de agosto y terminaría el 5 de septiembre) de los Juegos Paralímpicos de Tokio, el deporte fue dejado de lado por la gran pandemia que está afectando al mundo entero. Los atletas se entrenan con incertidumbre pero a la vez con ilusión de poder asistir a otras Paraolimpiadas. Todo dependerá de cuánto se pueda contener al Covid-19 y del descubrimiento de la ansiada vacuna.

El basquet sobre silla de ruedas necesita seguir creciendo

Por Joaquín Cirigliano

La popularidad del básquet sobre silla de ruedas en el ambiente paralímpico se debe, entre otras cosas, a que es un clásico en las competencias por su antigüedad. Sin embargo, su fama no se compara, como en el resto de los deportes adaptados, con la de las disciplinas convencionales. Un motivo puede ser que, como la palabra lo indica, es una “adaptación” del básquet tradicional y por eso suele ser desestimado y mucha gente se pierde de conocerlo. Pero una vez rota la barrera del prejuicio, tal como aseguró Cristian Gómez, jugador de la Selección Nacional, “la gran mayoría de las personas que le da una oportunidad les termina gustando”.

El básquet sobre silla de ruedas es uno de los deportes más importantes y antiguos del mundo paralímpico. Surgió en Estados Unidos con el objetivo de ayudar a la rehabilitación de heridos durante la Segunda Guerra Mundial, pero se volvió extremadamente masivo, al punto de que hoy en día se práctica en 82 países, que además compiten mundialmente y están ligados a la Federación Internacional de Básquet sobre Silla de Ruedas (IWBF, por sus siglas en inglés).

En Argentina el certamen es amateur y la plata que entra a las instituciones es del estado únicamente. FABA (Federación Argentina de Básquet Adaptado) es el organismo que regula la actividad local, la cual consta de tres categorías: la Superliga, que es la primera división, el Torneo Nacional de Ascenso, que está un escalón más abajo, y el Torneo Federal, en un tercer nivel.

Mauro Varela, entrenador de la Selección Nacional de Básquet Adaptado, comparó el pasado y el presente de la liga al decir que desde el 2013 aproximadamente, por razones económicas de los clubes, hay torneo una vez por mes con formato cuadrangular siempre y cuando los equipos puedan viajar. Previo a eso se jugaba cada 15 días todos contra todos ida y vuelta. “Era una cosa espectacular”, aseguró el santafesino. “Se viaja un viernes para jugar el sábado doble jornada a la mañana y a la tarde, el domingo otra jornada matutina y ahí termina, antes era mejor”, cerró el profesor de educación física.

Centrándose en el juego en sí a la hora de ejercer la disciplina, alguien que tiene control de su cuerpo de la cintura para arriba posee más capacidades a comparación de quien no puede dominar su torso. Por esto, y para que el deporte sea más inclusivo en ese aspecto, existen algunas reglas que regulan a cada jugador y equipo: los deportistas son evaluados en diferentes pruebas para determinar su nivel de discapacidad. El más bajo y en el que suelen estar quienes tienen una lesión medular es el 1. En el otro extremo está el 4.5, número con el que se clasifica a quienes controlan más su cuerpo, que generalmente les falta una pierna o sufrieron un accidente.

Para que también participen los jugadores con puntaje más bajo, los equipos no pueden sumar más de 14 puntos entre los 5 jugadores titulares. Si esto pasa hay falta técnica y deben hacer un cambio para cumplir con la reglamentación.

En relación a los próximos Juegos, Cristian Gómez afirmó que quedar afuera de los Juegos Paralímpicos de Tokio fue uno de los momentos más duros de su carrera. El equipo, tras conseguir la plata en la Copa América de 2013 y el séptimo lugar en el mundial de 2018, se estaba preparando para buscar la plaza para Japón en los Parapanamericanos de Lima 2019. Pero perdieron la chance ante México en semifinales y contra Colombia en el tercer puesto.

Mauro Varela, por su parte, expresó sus sensaciones al no haber podido entrar a la competencia y dejado pasar dos buenas oportunidades de clasificar: “Para mí fue un verdadero mazazo, tuve la misma sensación que los deportistas de alto rendimiento cuando dicen que se prepararon tanto tiempo y les faltó muy poco”. Además, contó que se estaban preparando desde 2015 y a principio de 2019 hubo lesiones de jugadores importantes que no llegaron al 100% al torneo. “Eso nos afectó mucho”, expresó.

“Quedar afuera de los Juegos fue terrible, estuve muchos años esperando esa oportunidad, este era mi último Parapanamericano y quería llegar a una olimpiada”, aseguró el goleador de la liga italiana, quien también se lamentó: “Somos más que Colombia, capaz jugábamos 10 partidos y perdíamos uno, pero así es el deporte, ese fue el peor momento en mi carrera”.

Varela, coordinador de deporte y recreación de CILSA, una ONG nacional para personas con discapacidad, se mostró comprensivo y optimista con la visibilidad de las disciplinas paralímpicas en los medios: “Creo que la difusión fue evolucionando en los últimos años, aunque al estar tan metido en el ambiente no me doy cuenta de la cantidad de data que llega a los medios masivos, ya que si seguís portales o páginas paralímpicas, la difusión está”. A su vez agregó que comparándolo con el deporte tradicional, sí hay mucha menos repercusión. “No voy a pretender que un contador público que trabaja 11 horas dentro de su estudio le llegue la información de que se suspendieron las paralimpiadas de Tokio”, sumó Mauro, resignado.

Sobre el mismo tema también opinó Gómez: “Hay equipos en Europa que llenan la cancha y lugares que pasan por televisión los partidos, es cosa nuestra y pasa con todo lo que no sea fútbol, encima los deportes no convencionales estamos todavía más abajo”. Y añadió: “Una paralimpiada casi no la trasmiten, le dan lo mínimo inclusive al básquet, que es uno o el más popular de los deportes de este evento”.

Diferentes ligas, sobre todo las europeas, sí tienen esta actividad más afianzada y la misma es profesional: en Inglaterra hace tres años consiguieron que la BBC transmita las finales del torneo local; en Italia pasan las finales por la RAI desde hace 7 años, aunque con la salvedad de que en directo solo las emite en su país; también están en el top europeo la liga española y la alemana. Además a los países primermundistas se les suma Brasil, que televisa el certamen de cierre de año llamado Brasileirao y tiene un torneo local muy fuerte. Otra opción viable para ver los encuentros en vivo son las redes sociales ya que en Facebook o Instagram existen cuentas en las que se pueden ver los duelos. A esto, Mauro Varela lo ve como una forma en la que, de a poco, se van ganando su espacio.

En relación a las selecciones nacionales el entrenador albiceleste expresó que en la élite se encuentran Estados Unidos, sub campeón los últimos dos mundiales, España, Inglaterra y Alemania. “Argentina está entre los cinco más fuertes de América y tiene un nivel parecido al de Italia y Holanda, aunque con una edad promedio bastante mayor”, aseguró.

Por otro lado, un elemento fundamental para que el deporte se lleve a cabo son las sillas de ruedas y Varela se refirió a ellas: “Las hay de diferentes calidades, si el jugador tiene una lesión medular muy alta tiene que usar una silla más baja, por el contrario si pueden dominar el cuerpo se los levanta lo más posible, la altura máxima es 68 centímetros mientras que la mínima 53”. También contó que cuesta aproximadamente 8 años encontrar la silla ideal, y que en el exterior por 2500 euros se puede conseguir una buena que dure dos años aproximadamente. Aunque ese no es un problema en las ligas profesionales, ya que hay sponsors que proveen a los jugadores con sus marcas. “Acá es difícil por la devaluación del peso y porque no se pueden pasar por la aduana si se traen del exterior”, dijo el ex entrenador de CILSA.

El básquet adaptado y el deporte paralímpico en general, buscan más bien incluir antes que jerarquizar, por eso es que Mauro Varela aseguró: “Una silla común para alguien que inicia por primera vez es muy buena porque lo mete al deporte y lo ayuda a estar en la cancha con sus compañeros y a conocerlos”, además agregó que en caso de haber adquirido la discapacidad tras un accidente, la contención en un deporte puede ayudar mucho con el trauma.

“Los grupos son heterogéneos en todo el mundo, la discapacidad es de nacimiento o se adquiere, y todos tienen la misma posibilidad de aprender”, cerró Varela acerca la edad de los jugadores, que puede variar entre 12 y 60 años en un mismo equipo.

El básquet sobre silla de ruedas en particular, y los deportes adaptados en general, no son difundidos como las disciplinas tradicionales pero no porque no sean atractivos, sino porque nunca tuvieron una oportunidad.

 

Andrea Ojeda, mas grande que Palermo

Por Julieta Grillo

Un dato que muy pocos saben. O, mejor dicho, casi nadie. El goleador Martín Palermo llegó a convertir 227 goles con la camiseta de Boca Juniors y fue declarado automáticamente el máximo goleador del club, ya que había superado a Roberto Cherro, quien anotó 218 con la azul y oro hasta 1938. Pero, no es así. Ese récord le corresponde a Andrea Ojeda.

La delantera del equipo femenino de fútbol es la jugadora con más goles en la historia del Xeneize, con una suma de 350 y más aún. Es difícil contarlos, ya que ni ella lleva la cuenta.

La 9 llegó al club a los 12 años, pero, al ser muy chica, volvió a los 14 para quedarse y regalar su magia. Recordó sus primeros tiempos con la camiseta de Boca: el debut fue contra Laferrere en la liga mayor, y después, a los 15 contra Estudiantes de La Plata, al que le metió tres golazos de cabeza que nadie podía creer. En el primer partido como titular metió tres. Definitivamente, había comenzado una leyenda.

Además, Ojeda comentó que el apoyo que le dieron sus compañeras fue clave: “Ya era la 9 de Boca, tenía que ser consciente y no perder la cabeza. Al ser la más chica era a la que más retaban, pero tenía que aprender y no me quejaba”.

No solo es centro delantera, sus asistencias no vienen porque sí: durante su adolescencia se desempeñó de doble 5 y el técnico de ese momento del Xeneize la quería en la mitad de la cancha, pero ¡no paró de hacer goles!: “Robaba la pelota, me movía en el medio, pero terminé de delantera. Mis compañeras me preguntaron si llevaba la cuenta, pero con el colegio y que a veces se me perdían algunos partidos, no podía”, relata la goleadora.

Andrea consiguió 20 campeonatos de los 22 que disputó en las ligas amateurs a las que el club era afiliado. Para la temporada 2016/17 decidió dejar de vestir la camiseta boquense para irse a España a demostrar lo que sabe hacer: un festín de goles y asistencias. Al tomar la decisión, el 23 de agosto del 2016 Boca le realizó una despedida regalándole una camiseta con su nombre y la cantidad de goles que había hecho oficialmente hasta ese momento: 329. O, al menos, los que, por cuestiones administrativas, tenían contabilizados, ya que se afirma que eran aún más.

La jugadora nacida en Glew tuvo un excelente paso por España: actuó en la primera división en Fundación Albacete y luego en la segunda de Granada CF. “Fui por experiencia propia, y estoy muy agradecida con los clubes. Tienen más recorrido que el fútbol argentino y una metodología de trabajo muy linda. Fui a buscar algo y lo encontré”.

En marzo del 2019, varios clubes argentinos dieron un gran paso y convirtieron al fútbol femenino en profesional, o, mejor dicho, semi profesional, ya que no se le acerca mucho a lo que se llama profesionalismo. Comenzó el campeonato, el Torneo Rexona, en noviembre para la temporada 2019/20, y ahí estaba la eterna goleadora. Iba a irse directo desde Granada CF al Valencia, pero volvió al país para seguir con la suma de goles en Boca Juniors y no parar, otra vez.

Con 35 años, Andy, como la llaman sus compañeras, volvió mejor que nunca y jugó la primera fecha, en la que ganaron 5-0 contra el eterno rival, River Plate. Ya en la segunda jornada, de visitante contra El Porvenir, anotó un golazo de cabeza luego de una excelente asistencia de Florencia Quiñones. Y así siguió. Como de costumbre. Goles más asistencias y partidos increíbles describen a la eterna capitana. Definió, en el torneo, contra Independiente (y también una excelente asistencia para que definiera Fabiana Vallejos, su compañera), Defensores de Belgrano (le hicieron 10 goles), Estudiantes de La Plata con un golazo de volea y otro de cabeza, tres contra Villa San Carlos en Berisso, Social Atlético Televisión con CUATRO más, uno contra Platense, y por último, con la visita de lujo de Juan Román Riquelme a la “Bombonerita”, le metió dos a Excursionistas, y no está de más aclarar que ese partido, ganaron por 16-0,  fue una humillación. Las tuvo que parar la cuarentena. Ya no había títere con cabeza.

Las Gladiadoras se cansan de ganar. Los partidos son una fiesta. Los goles también. Las asistencias son inigualables. Son punteras, ¿cómo no?. “Ya van a tener que empezar a sumar los campeonatos que ganemos a las estrellas del escudo”, decía Ojeda entre risas.

Es una jugadora de muy alto nivel. Y no es reconocida como lo merece. Casi nadie sabe que es la máxima goleadora de Boca Juniors. Casi nadie sabe que metió más de 350 goles. Más de 350 festejos. Más de 350 alegrías. Martín Palermo es un crack, pero, ¿y nuestra gladiadora? ¿No cuenta?

El deporte, y más el fútbol, está en un proceso de deconstrucción. El cambio a profesional fue demasiado apurado y se ve en el nivel de los equipos. No es normal que le conviertan 16 goles a otro equipo. Pero, así y todo, el rol de la mujer está siendo cada vez más fuerte y la difusión es mayor. Por eso cada vez más pibas se anotan en los clubes de barrio. Ya es normal verlas en la calle con una pelota en los pies.

Por jugadoras como Andrea Ojeda, el fútbol femenino cada vez es más una fiesta. Y a esta fiesta, están todos invitados, pero los prejuicios, los “no saben mover la pelota”, “son mujeres, ¿qué querés?”, “¿por qué no te vas a lavar los platos en vez de hacer el ridículo?”, esos, se quedan afuera. Y no saben de la magia y el disfrute que se pierden. Magia como la que brinda Andrea Ojeda, que tiene más goles que Martín Palermo, y nadie lo sabe.

El único título de Maradona en el fútbol argentino

Por Pedro Duffau, Leandro Gambino y Marcelo López Aspuru

En el verano de 1981 se confirmó la llegada de Diego Armando Maradona a Boca Juniors.  Fue la transferencia más novelesca y espectacular de todas las que se habían llevado a cabo hasta ese momento en el profesionalismo. Nadie se imaginaba que en ese año Maradona iba a conseguir su único título en el fútbol argentino.

Empezó como una venta directa de Argentinos Juniors a Boca por diez millones de dólares, pero terminó siendo un préstamo que incluyó dinero en efectivo, cheques sin fondos y seis jugadores xeneizes como parte de pago. El viernes 20 de febrero al mediodía, Maradona firmó su contrato ante las cámaras de Canal 13, que había comprado los derechos para transmitir la ceremonia en vivo. Dos días más tarde, disputó su primer partido oficial ante Talleres y convirtió sus dos primeros goles con la camiseta azul y oro.

Junto a él, bajo la dirección técnica de Silvio Marzolini, llegaron otros nombres destacados como Miguel Ángel Brindisi, figura muy importante de aquel equipo, y Osvaldo Escudero, entre otros, que se sumaron al numeroso y experimentado plantel de Boca.

“Maradona en el vestuario fue muy bueno desde el primer día que llegó, le costó un poco, especialmente en el comienzo. Teníamos grandes jugadores que habían ganado todo de la mano del “Toto” Lorenzo. Lo recibimos muy bien y, por su puesto, ayudó su forma de ser. Diego fue un compañero de lujo en todo el sentido de la palabra”, afirma Carlos “Cacho” Córdoba, lateral izquierdo y el único jugador que disputó todos los partidos del torneo.

“Diego siempre estaba a la par de todos y nunca lo usó como excusa para no entrenar o para concentrar ya que era un jugador muy importante, sino todo lo contrario, siempre fue un compañero más”, cuenta Hugo Osmar Perotti, puntero izquierdo y pieza clave de aquel campeón.

“El equipo manejaba muy bien la pelota y recuperaba con agresividad y asistencia permanente a Maradona”, comenta el aguerrido mediocampista central Roberto Passucci y suma: “No se presionaba muy arriba, esperábamos y  los sorprendíamos con la velocidad de contragolpe”.

En la fecha 10, en La Bombonera, Boca recibió en el superclásico a River. “Cuando le tiré el centro –recuerda Córdoba- lo vi justo a Maradona, muchos dicen que fue un centro, pero para mí fue un pase. Después lo que hizo Diego fue increíble. Esa tranquilidad para definir fue extraordinaria: eludió a Fillol y tocó suavemente la pelota ante la presencia de Tarantini, que cubría el arco sobre la línea. Una culminación de un encuentro espectacular para todos. Esa noche se ganó ´a lo Boca´”.

Maradona no sólo anotó aquel gol, sino que también le convirtió a su clásico rival en el empate 1 a 1 en el Monumental y, además, les hizo goles a todos los equipos denominados grandes. Fue el goleador del conjunto xeneize con 17 tantos, seguido por Brindisi con 16.

“A lo largo del torneo hubo varios partidos muy buenos. Lo que pasaba es que todos los rivales nos jugaban “a morir” porque íbamos primeros. Nos tocó competir contra un gran equipo que era Ferro. La verdad que ganamos muy bien, fuimos muy sólidos y contundentes, muy regulares durante todo el año”, afirma Perotti.

En relación al entrenador, Passucci cuenta que: “Silvio fue un gran director técnico y una excelente persona. Me dejó sabiduría para plantear los partidos y siempre respaldaba al jugador”.

“Yo creo que se nos fue un amigo –agrega Córdoba-. En el tiempo que vivimos con él supo manejar muy bien al grupo con una categoría de primera, que sólo los grandes entrenadores pueden hacerlo”.

Boca le ganó 1 a 0 al Ferro de Carlos Timoteo Griguol en la fecha 32 y se encaminaba al tan ansiado campeonato. “Del gol a Ferro lo que más recuerdo –suma Perotti- es el momento en el que Diego me mete un pase con la zurda, que solamente él lo puede hacer. La manera en que iba corriendo tan diagonal y de golpe un toque de cachetada, una habilitación de alto nivel para un gol que valió un campeonato. Después definí con la gente festejando con una avalancha increíble”.

En la fecha siguiente, Boca perdió en Rosario con Central por 1 a 0, y ese día Maradona erró un penal. Sin embargo, como el conjunto de Caballito igualó 3 a 3 con Huracán, el equipo de Marzolini no vio que su objetivo corriera peligro.

Y llegó el día. El 15 de agosto, Boca enfrentó a Racing en La Bombonera y con el empate daba la vuelta olímpica. Minuto 40 del primer tiempo y penal para el conjunto local. Con la personalidad que ya lo caracterizaba, Maradona agarró la pelota y no dudó en patearlo. Lo convirtió ante el delirio de la hinchada local que una vez más festejaba un título, el Torneo Metropolitano 1981.

Aquella tarde Boca formó con: Hugo Gatti; Vicente Pernía, Roberto Mouzo, Oscar Ruggeri y Córdoba; Passucci, Jorge Benítez, Brindisi y Maradona; Escudero y Perotti.

Boca ganó 20 partidos, empató 10 y solo perdió 4 (quedó invicto de local). Convirtió 60 goles y recibió 27. Terminó el torneo con 50 puntos, uno más que su escolta Ferro.

No fue un título más para Diego. Fue el primero de muchos, pero el único con el equipo de sus amores y en el fútbol argentino. Quedó anotado su nombre como campeón con Boca y uno de sus sueños se hizo realidad.

Billy Rodas, el jugador que no quiso ser “mejor que Messi”

Por Matías Cavallero e Iñaki Peña

“Que se vaya tranquilo, acá nos quedamos con Rodas”, dice supuestamente Eduardo López, presidente de Newell’s Old Boys, justificándose por la salida de un tal Lionel Messi a España. Por las divisiones juveniles de la Lepra se contagia de boca en boca que Gustavo “Billy” Rodas es mejor. Ambos son promesas. Él, de la categoría 86, y la Pulga, de la 87, gambetean y humillan a sus rivales, pero desde arriba solo apuestan por uno.

“De chiquito me imaginaba que iba a llegar a Primera, no sé si lejos, pero a Primera sí, me tenía fe”. Y claro que sí: a Rodas, condiciones le sobraban. “Lo que más me acuerdo era su facilidad para controlar la pelota, para recibir con ambos perfiles y encarar. También tiraba los córners de los dos lados con pierna cerrada cuando muchos de nosotros estábamos aprendiendo a patear”, comentó Nahuel “Patón” Guzmán, excompañero suyo en inferiores. “El Billy era muy bueno. El sueño de cualquiera que los vio jugar a Messi y a Rodas era que llegaran a jugar juntos en la primera de Newell’s”, lamentó.

“Puedo decir que a mí me tocó jugar con el Billy, que es una maravilla. Era hermoso verlo, tanto en Newell’s como cuando íbamos a la Selección juvenil”, destacó el arquero de Tigres de México. “Terminó debutando a los 16 años y para nosotros era un orgullo verlo ahí, en el lugar donde queríamos estar todos; fue un motivador de sueños”, sumó.

Es domingo, 18 de agosto del 2002. Julio Zamora manda a la cancha al gran talento del que tanto se habla. Desde las gradas se ilusionan con la presencia de un nuevo futuro, el joven Rodas, quien debuta con gol. El resto no es historia.

El banco de suplentes no era su hábitat natural. Prefería estar parado, ordenando, con morisquetas y movimientos varios, pero con ese don que le permitió olfatear el talento. Su nombre es sinónimo de formación y, en conjunto con José Pekerman, le dio alas a una generación de jóvenes con unas cualidades que, aún en edad de pupilos, les permitían desparramar un juego vistoso. El ojo clínico de Hugo Tocalli detectó a Lionel Messi y lo llevó a concretar el amor eterno del rosarino con la celeste y blanca en un amistoso ante Paraguay. Pero un año antes no había dudado en reconocer que un chiquito escurridizo con madera de crack que transpiraba sangre leprosa sería la carta más furibunda en el ataque argentino durante el Sudamericano sub-17.

Omar Souto ha visto transcurrir por sus retinas grandes –e incipientes- exponentes del fútbol local y promesas que nunca acabaron de explotar como se esperaba. Sin embargo, el histórico gerente de Selecciones nacionales analiza que Rodas era un caso especial: “Hubo muchos chicos que pasaron por la Selección que daban para mucho más en sus carreras: Livio Prieto, el de Independiente… y Billy, que jugaba en Newell’s; después se quedó, pintaba para ser un gran jugador. Tenía cosas de Leo, era muy bueno”. Aquel campeonato, disputado en 2003, lo tuvo al enganche junto a Ariel Cólzera y Hernán Peirone en la delantera; pese a los resultados positivos y a que el equipo funcionaba de memoria, su poca continuidad en el conjunto de Rosario lo marginó de participar en el Mundial que, a posteriori, culminaría con Argentina en un meritorio tercer puesto. Y con el sueño de Rodas.

Quizás Billy tuvo el comienzo de la imaginación de muchos: por un instante fue el festejo de los que cierran los ojos y se ven en su lugar. “En ese tiempo venía entrenando en Primera, en lo futbolístico estaba muy preparado, el tema es que por ahí en la cabeza no lo estaba”, expresó Rodas. “Una vez que debuté, me enfoqué en otra cosa, me olvidé de lo que era el fútbol, me mareé un poco y me perdí, con 16 años tenía lo que quería y hacía lo que quería. En ese tiempo no tuve gente al lado para manejarme bien y ponerme límites, también me hago cargo de lo que hice”, confesó quien integró el plantel campeón de Newell´s en el 2004.

A esa edad, justo en el comienzo de su carrera, Rodas fue padre. A partir de ahí, el fútbol comenzó a tomar otro sentido. “Si no hubiese nacido mi hijo, hubiese dejado el fútbol, lo hacía por necesidad de tener que mantenerlo, de salir a trabajar y comprar lo que él necesitaba. Me hizo bien”, planteó Billy. Pero los meses pasaron y la pelota empezó a pesar más, algo natural. “Cuando debuté y era chico no sentía presión, entraba contento a hacer lo que sabía, era un juego para mí, entraba libre. Una vez que empezó a pasar el tiempo se ponía más serio, cuando se perdía todo era peor, ya los compañeros te hacían sentir los nervios, estaba en juego la plata de la familia”.

En Rosario se preguntan por qué el Billy Rodas no triunfó, pero sin cuestionarse qué es el triunfo. Se sabe también que calentaba los bancos con entrenadores como Héctor Veira y Américo Gallego, aún con su notoria habilidad. Su figura comenzó a desvanecerse, su historia suena cada vez menos y sus testigos aún buscan explicaciones sobre su camino. “Lo que me hizo quedar fue el no ser apasionado por el fútbol, desde chico empecé bien y después con las presiones… tenía a mis viejos, que pensaban que se iban a salvar conmigo, fueron pasando cosas que me hicieron dejar de querer al fútbol, me sacaron esa pasión”, mencionó el enganche. “No podía estar con mis amigos porque me mandaban a dormir la siesta con ocho años, a esa edad yo quería jugar con ellos y andar en bicicleta. Cuando crecí y comencé a decidir por mí, a hacer cosas que de chiquito no podía hacer, se me fueron las ganas de jugar, no quería saber nada”, detalló.

Las vuvuzelas sonaban en distintos rincones del planeta. El ambiente se iba transformando y la gesta que se vivía en Sudáfrica preparaba las gargantas de poblaciones enteras. Argentina, Uruguay, Chile, Paraguay y Brasil buscarían que la Copa del Mundo brillara en sus vitrinas; pero en una pequeña ciudad peruana, de apenas 200.000 habitantes, la llegada de un excompañero del mejor jugador del planeta provocó una revolución. Huánuco disfrutó de su propio mundial, gozó con el buen fútbol de Billy Rodas y, como pocas veces, un equipo que no formaba parte de los “albores” de la urbe estaba en las primeras planas de los diarios.

En contadas ocasiones conjuntos de las afueras de Lima logran ubicarse a la par de las tres potencias capitalinas –Universitario, Alianza y Sporting Cristal-. El periodista de El Comercio, Gabriel Casimiro, cuenta que el arribo del argentino generó dudas en un principio: “De Rodas no se sabía mucho, no había tanto acceso a Internet como ahora. Luego nos enteramos de las referencias que había sobre él, de que era comparado con Messi por su habilidad en las inferiores de Newell’s”. Poco a poco, el Campeonato Descentralizado del 2010 le haría honor a su nombre: el sorprendente León de Huánuco superaba escollos y se colaba entre los dos mejores equipos del torneo. La pegada y la exquisitez de Billy fueron determinantes.

“Empezamos a notar que marcaba la diferencia: llevaba la pelota pegada al pie, desequilibraba como nadie y era capaz de ganar partidos por sí mismo”, asegura Casimiro. Casi sin pensarlo, la competición encontró a los huanuqueños en la final, en la que debían enfrentar a la Universidad San Martín de Porres. “Sin Billy hubiera sido imposible que llegaran tan lejos. Daba la sensación de que pudo haber sido un jugador con una carrera más trascendente, pero no fue lo suficientemente profesional y el entorno no lo ayudó demasiado”, completa el periodista.

Aquella instancia decisiva, que se definió a duelos ida y vuelta, dejó a León a un paso de la consagración histórica. El furor que Rodas causó en Perú contrastó con su perfil bajo y su poca relación con la prensa: “Hablaba poco, casi nada. Se notaba que no le gustaba dar entrevistas”. Pasos posteriores por Talleres de Córdoba, Jorge Wilstermann de Bolivia, Estudiantes de Río Cuarto y hasta una vuelta a Perú con Universidad César Vallejo no encontraron puntos de comparación con el momento de auge de un futbolista que no disfrutaba de serlo.

Hoy quiere poner una escuelita de fútbol, aunque no se muestra relacionado con el deporte. No mira partidos, no le interesan. Piensa en transmitir su experiencia: sabe y aclara que para jugar te tiene que gustar y tenés que ser apasionado, porque si no, vas a “sufrir”. Quiere buscarle el cambio a una actualidad que le preocupa: “Veo a padres que piensan que se van a salvar con los chicos y les terminan arruinando la vida, les exigen que logren cosas que ellos no pudieron”, descargó. También le aterra que desaparezcan los Rodas, Formica, Manso y Messi. “No quedan enganches y los que quedan juegan muy poco, ahora los usan de mediapuntas”, resaltó preocupado. En Parque Independencia vociferan que la ausencia de los 10 en las canchas tiene un sentido inclaudicable: nadie se anima a tapar con baches la leyenda de Billy.

La pionera del fútbol femenino profesional

Por Graciana Espil

Con un par de botines y una pelota era feliz. No le importaban las muñecas o el vestido, solo esperaba a que los amigos la invitaran a jugar después de volver del colegio; dejaba las cosas en su casa en Santa Fe y salía corriendo a la plaza cuando escuchaba el primer pelotazo. Pero ser jugadora era solo un sueño: el fútbol era solo un deporte de hombres.

Probó con disciplinas como hockey y tenis, pero nada era como el picadito en la cancha armada con camperas. Macarena Sánchez Jeanney quería ser futbolista y nada le importaba más en su vida que jugar en un estadio lleno de gente. Y lo cumplió en 2006, cuando debutó en la Universidad Nacional del Litoral (UNL), pasando también por clubes santafesinos como Colón y Logia y, luego de seis años, decidió dar el salto.

“Leí en un portal de Boca que no era oficial, que estaban haciendo pruebas y ahí encaré a mi mamá y le dije que me quería probar. Gracias a esa nota terminé en UAI Urquiza”, comentó la actual delantera de San Lorenzo.

Sin embargo, había algo que todavía la incomodaba porque no era todo como ella quería, el fútbol femenino era solo por amor al deporte. De los clubes solo salía la vestimenta para las jugadoras y de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) no se veían ni 10 centavos para impulsar el deporte, como tampoco, las ganas de profesionalizarlo.

Macarena, además de jugadora, es luchadora por los derechos de la mujer. La igualdad de género es la ley primera para ella, como también lo es lograr que cada club tenga fútbol femenino. Busca que se profesionalice y se pueda cobrar un sueldo digno en vez de viáticos, entrenar sin la necesidad de tener otro trabajo y tener una obra social, que son pedidos que parecen obvios pero que lamentablemente todavía no llegaron para las mujeres.

“Todas quieren que se profesionalice, no tengo dudas, pero lamentablemente no va a poder ser, yo sé que me voy a retirar y no lo voy a ver”, expresó Sánchez en 2018 y agregó: “van a haber muchas trabas y el camino va a ser difícil, pero el fútbol deja muchas enseñanzas y es clave que nunca lo dejen de intentar y que entiendan que somos mujeres dentro del fútbol y eso nos hace tener una obligación moral de militar por nuestros derechos también fuera de la cancha”.

Al poco tiempo de estos dichos, a la futbolista la desvincularon de UAI Urquiza -tras haber jugado durante siete años- a mitad del Torneo de Primera División 2018-2019, lo que la dejaría sin jugar y también sin la posibilidad de sumarse a algún club. Es por esto que decidió iniciar acciones legales contra UAI, pidiendo la regularización de su situación laboral y a la AFA, la profesionalización del fútbol femenino.

Fue así que luego de mucho esfuerzo por la igualdad de género, y con el pedido latente de ser escuchada, después de un paro de las jugadoras de la Selección Nacional por la falta de vestimenta y espacios para realizar los entrenamientos, Macarena logró que en la presidencia de Claudio “El Chiqui” Tapia en la AFA se firmara un acuerdo con Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), que consistía en la suscripción de ocho contratos con jugadoras en cada uno de los 16 clubes que componen la Primera División Femenina.

Lejos de poder creerlo, el 17 de marzo de 2019, Macarena se convirtió en la pionera de la profesionalización del fútbol femenino y, además, pasó a formar parte del plantel de San Lorenzo, institución que la recibió luego de la desvinculación de UAI.

Sindy Ramírez, jugadora del Ciclón, contó que Macarena se integró muy bien en el equipo, que es muy buena compañera tanto dentro como fuera de la cancha y que los valores que transmite con su lucha por los derechos de las mujeres son los mismos que demuestra en la cancha y en el vestuario antes de empezar cada partido. Además, agregó que durante los encuentros, Sánchez es una compañera que juega en equipo, que tira paredes y que siempre empuja hacia delante.

Ramírez también habló sobre el camino que tuvo que recorrer Macarena antes de lograr la profesionalización y cómo observan desde afuera todo lo que consiguió: “Nosotras la vemos muy feliz, creo que la enorgullece haber sido una de las artífices de esto, pero conociéndola creo que también debe sentir una responsabilidad muy grande para que sigamos teniendo los derechos que merecemos y que no se retroceda en esa cuestión.”

Hoy, un año después, Sánchez ocupa un lugar en el Gobierno nacional, dirigiendo el Instituto Nacional de la Juventud (INJUVE), espacio donde planea armar un plan nacional de inclusión, en el que los temas principales sean el estudio y el trabajo. Además, buscará salir a la calle y recorrer los barrios para conocer las necesidades de los jóvenes argentinos.

El liderazgo de un Puma

Por Pedro Duffau

Primero hablaban los referentes y luego pedía autorización para hablar él. A los más chicos les daba mucho apoyo y siempre decía la palabra justa. Esto refleja cómo es Felipe Contepomi, quien tuvo ese deseo de poder volver y retirarse en 2014 en Newman, el club de sus amores.

Lejos está de aquel joven rugbier que tenía como sueño ser médico al igual que su padre, título que conseguiría mientras jugaba en Irlanda. En el 2000 tomó la decisión de irse a probar suerte al Bristol de Inglaterra como jugador de rugby profesional. Cuando retornó al país en 2013, por una disposición de las autoridades que manejan este deporte, no pudo jugar en su club por seis meses. Al encontrarse en esta situación, no le importó y se entrenó a la par de sus compañeros, tanto en el gimnasio como con ejercicios físicos y tácticos dentro de la cancha. Contepomi llegaba a las prácticas 15 minutos antes y era el último en irse.

Javier Urtubey, el capitán de Newman en 2013, cuenta: “Cuando anunció que venía a jugar al club, a nosotros nos tocaba jugar la definición del torneo de la URBA. Fuimos con el Canario Gosio a su casa para darle la bienvenida y charlar un poco sobre lo que teníamos por delante. Felipe fue muy claro, puso de entrada al equipo y al club por encima suyo, nos transmitió tranquilidad, sus ganas de sumar y que nos iba a acompañar desde donde hiciera falta. De hecho, le tocó ir al banco de suplentes en su vuelta a Newman y no hizo más que alentar y contagiar al equipo durante toda la semana. Creo que eso demuestra la clase de persona que es”.

Agustín Gosio, el subcapitán de ese equipo, dice que tanto él como Contepomi no tenían esa lucha de egos que suele aparecer en los grandes equipos. El “Canario” expresa que la relación que tenía el ex Puma con el grupo era excelente y que se acopló al plantel muy rápido, como si fuera uno más. Gosio narra que Contepomi siempre trataba de dar consejos y que era un entrenador dentro del campo de juego. Con paciencia, el exrugbier de Stade Français se encargaba de explicar cada una de las jugadas.

Contepomi veía en los partidos que las distintas acciones que se practicaban en la semana no salían y les enseñó que lo importante era la siguiente jugada. Había que olvidarse del pasado y afrontar con las mismas ganas la jugada que continuaba. Una vez terminado el encuentro, se iba al vestuario, se duchaba y tomaba una cerveza con cualquier jugador del plantel. No hacía diferencia si estaba con el máximo ídolo del club o con un chico recién subido de inferiores.

Marcelo Brandi, referente dentro del equipo bordó, recuerda que una vez en Rosario estaban muy bajoneados porque el resultado no había sido el esperado. Sin embargo, cuando llegó el tercer tiempo, Contepomi los juntó a todos y les dijo que, si bien era entendible que estuvieran tristes por la derrota, cuando más había que quedarse era cuando se perdía. En ese momento, el exjugador de Leinster resaltó que se quedaba y afirmó que si eran dos ya eran un grupo. Brandi revela que al final se quedaron todos.

Manuel Contepomi, su mellizo y su entrenador de Newman, quien tiene un vínculo muy fuerte con él y que compartió todo, desde amigos, deporte y familia, asegura: “Yo sabía que Felipe cuando decidió venir a jugar a Newman lo iba a hacer como siempre hizo y hace las cosas en su vida: con mucha responsabilidad, con mucho compromiso, con mucha seriedad y con muchísima alegría. Él quería llegar lo más lejos posible, exigirse individualmente y exigir al equipo”.

Si bien tiene una personalidad introvertida y tímida, por lo que muchas veces aparentó ser una persona no muy sociable, logró hacerse querer dentro del grupo, ya que siempre pensaba en el resto antes que en él. Quería la gloria con su club y soñaba con algún día consagrarse campeón. Con su presencia, a la hinchada de Newman le significó mucho más que un campeonato.

Alcoba: “Las mujeres deberían tener más participación”

Por Sebastián Madre y Matías Huberman

Gerardo Alcoba debutó en Wanderers en 2004. A partir del siguiente torneo se haría con la titularidad y el 24 de septiembre de 2005 anotó su primer gol como profesional.

En 2008 fichó por Peñarol, equipo con el que consiguió tres títulos locales y rendimientos que lo llevaron a la selección de Uruguay. Colón de Santa Fe fue su próximo destino en 2014, pero rápidamente fue cedido a Liga de Quito y luego a Pumas, donde fue premiado como el mejor defensor del fútbol mexicano. Su peregrinaje continuó en Santos Laguna, donde en 2018 fue campeón del torneo Clausura, y un año después regresó al equipo de Victoria, al que ayudó a obtener la primera estrella de su historia tras vencer a Boca en la final de la Copa de la Superliga en 2019.

Hoy su equipo milita en la Primera Nacional, pero también se prepara para retomar la disputa de la Copa Libertadores de América, para la cual ya hay fecha de reanudación. Su entrenamiento en cuarentena, sin embargo, no le impide hacer una pausa y dialogar con El Equipo para reflexionar sobre el extenso parate por la pandemia de coronavirus y acerca del fútbol en general.

– ¿Cómo estás viviendo la cuarentena?

– La verdad es que es algo inexplicable. Nunca nos imaginamos que el virus llegaría a Sudamérica y estamos todos sorprendidos. En la familia estamos siendo precavidos y tomando todos los consejos que nos dicen los especialistas. Somos privilegiados porque, por suerte, nadie se contagió. Lamentablemente esto trae consecuencias laborales, económicas y también mentales.

– ¿Cómo es tu rutina en el día?

– Por suerte tengo el día marcado y varias actividades. Me levanto muy temprano, me preparo el desayuno y luego ayuda a mi familia con la limpieza del hogar, lo que me lleva un tiempo. Después de eso me contacto con el resto de mi familia por llamados con el celular y luego hago una rutina de entrenamiento de una hora. Almorzamos, duermo una siesta y algunas veces voy al fisioterapeuta del club para hacerme controles por la molestia en el aductor, hasta que regreso a casa.

– Si no hubieses sido futbolista, ¿qué te hubiera gustado hacer?

– Me hubiera gustado ser músico. Admiro a quienes se dedican a esa actividad. Creo que el de la música es un talento hermoso para desarrollarse.

– ¿A lo largo de tu vida qué otros trabajos tuviste?

– Cuando era muy chico ayudaba a mi papá en un local de golosinas Estuve dos meses con él. También trabajé en un bazar acomodando vasos y vajillas de vidrio, después labure en una cancha de tenis y por último me dediqué a pintar cabañas en la playa en Punta del Este.

– ¿Cuál era tu ídolo de chiquito?

– Nunca fui de tener ídolos, pero todos los jugadores de Peñarol para mí eran héroes. Por suerte, con el paso de los años me empecé a hacer amigo de la mayoría de los jugadores y tuve la oportunidad de jugar con varios de ellos, y también los tuve como directores técnicos.

– ¿Qué opinas del fútbol femenino?

– Me parece perfecto que esté ganando terreno. Creo que las mujeres deben tener la oportunidad de ocupar un lugar más importante en el mundo del fútbol. En México la movida del fútbol femenino es enorme. Lo profesionalizaron hace poco y tiene mucha más popularidad que acá. Me gustaría que se le diera más bola, más prensa, más herramientas y que también se les pagara un salario a todas las jugadoras.

– ¿Con qué jugadores sentías que tenías más química a la hora de jugar?

– Durante mi carrera con el compañero que más cómodo me sentí fue con Carlos Izquierdoz, en Santos Laguna. En Tigre me complementé bien con (Sebastián) Prediger, el “Marciano” Ortíz, (Lucas) Mennosi, (Néstor) Moiraghi y Gonzalo Marinelli.

– ¿Qué consejos o mensajes les dejarías a los chicos que recién están empezando a jugar?

– Mi mejor consejo que puedo dar es que tengan disciplina. Cuando yo fui disciplinado logré mis objetivos, cuando dejé de serlo porque empecé a jugar en Primera División y comencé a ganar mis sueldos caí en un pozo, y cuando retorné a ser disciplinado volví a tener éxito.