viernes, julio 18, 2025
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Kabaddi: el extraño deporte asiático que crece en Argentina

Foto: Diario Popular

Por Lucas Pacheco

Considerado como el deporte nacional de Bangladesh y muy popular en toda la franja sur de Asia, sobre todo en la India, el kabaddi es una disciplina milenaria que éstas últimas décadas se encontró en crecimiento continuo, debido tanto a la globalización que permitió su difusión, como también a su fácil jugabilidad, dado a que se puede practicar en casi cualquier lado y sin instrumentos especiales.

Ahora, ¿de qué trata esta disciplina de origen hindú? Federico Gramajo, capitán del seleccionado argentino, cuenta que el kabaddi es un deporte de contacto que se juega con dos equipos y en las competencias oficiales deben ser de siete jugadores. Hay varias modalidades, pero las tradicionales, que son las que más se divulgaron mundialmente, son la national style y la circle. Ellas conviven entre sí, dado que son los mismos equipos y jugadores en ambas, y pertenecen a la misma federación. Los partidos se disputan en dos tiempos de veinte minutos y la forma de sumar puntos es “eliminando” a los rivales. Cada contrincante expulsado le suma un tanto al equipo y si el adversario se queda sin jugadores se suman dos puntos más, a la vez que vuelven todos los que estaban afuera. 

Pero, ¿cómo se elimina? A semejanza de la histórica mancha, un miembro del equipo atacante, llamado raider, deberá ir al lado contrario de la cancha (en el circle kabaddi, la misma es grande y sólo tiene límites perimetrales) a intentar tocar algún rival (o más) o atravesar la “línea de fondo” que se encuentra allí, y volver a su lado del campo de juego. Eso sí: deberá hacerlo sin respirar, mientras canta ininterrumpidamente “kabaddi kabaddi kabaddi” y, una vez que hizo contacto con los rivales, éstos podrán hacer todo lo posible para no dejarlo volver a su mitad o, en la modalidad circular, a su punto de objetivo. Si lo derriban o envían fuera de los límites del campo, el atacante es eliminado y se otorgará un punto al equipo defensor. La cancha suele ser de cemento o alfombra en el estilo national, de pasto en el estilo circle, y en algunas ocasiones también puede ser de arena.

Los campeonatos mundiales de kabaddi comenzaron en 2004 y, hasta ahora, todas las ediciones se disputaron en India. Esto ocurre, en parte, por ser los inventores y, también, por la gran competitividad que hay allí: los hindúes son los más poderosos y quienes se coronaron en los once certámenes disputados, tanto en masculino como en femenino. Otras de las Selecciones fuertes son las de Irán, Bangladesh y Pakistán. No obstante, en la máxima competencia internacional participan 12 países y sólo 6 cupos son de Asia. En la última edición tradicional, hubo equipos de todos los demás continentes, como Estados Unidos, Australia, Inglaterra, Polonia, Kenia y Argentina.

A su vez, la disciplina fue practicada como exhibición en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 y desde 1990 se encuentra en los Juegos Asiáticos.

El seleccionado argentino, apodado “Los Yararás”  en la modalidad national y “Los Chanchos” en circle, hizo su primera aparición mundial en la competencia circular en 2011 y en la tradicional en 2016 y fue así el primer país sudamericano en hacerlo en cada una. A su vez, en 2018 participó de un Masters en Dubai junto a otros cinco seleccionados.

Para 2019 se había planificado un Mundial de kabaddi national style en Malasia y Argentina por primera vez iba a llevar a su equipo femenino, además del masculino. Sin embargo, hubo inconvenientes económicos con los patrocinadores oficiales del certamen y, a falta de tres días para que el plantel nacional viajara, el certamen fue suspendido.

De todos modos, el deporte se encuentra en expansión en Argentina. La llegada del kabaddi se dio en 1999, un año después de que quien lo trajo y hoy preside la asociación, Ricardo Acuña, lo conociera en Canadá. Con el correr del tiempo se consiguió participar del Mundial de circle en 2011, y en 2016 se creó legalmente la Asociación Argentina de Kabaddi. Veinte años después, con varias experiencias internacionales, el seleccionado es reconocido por la prensa hindú como potencial candidato a futuro. Hay una Liga Nacional con cinco equipos bonaerenses y uno entrerriano y en la liga femenina participa además un cuadro chubutense. 

Federico Gramajo, capitán de Los Yararás y bicampeón nacional con Lobos de Pilar (2018 y 2019), cree que el plantel argentino está haciendo un trabajo serio y podrá lograr cosas buenas a futuro, sobre todo por la expansión que está teniendo el deporte, ya que obtuvo un nuevo predio y, también, por la cantidad de entrenamientos y campeonatos que se están planificando. Para 2020 se había armado un calendario extenso para enriquecer al deporte en el país, pero la pandemia por el COVID-19 lo interrumpió.

Di Stéfano, el crack que se marchó por la puerta de atrás

Por Federico Bajo

Alfredo Di Stéfano fue al Real Madrid, lo que Lionel Messi al Barcelona. No solo son dos de los mejores jugadores de la historia, sino que además forjaron un nuevo paradigma en el club al que arribaron. Real Madrid y Barcelona se convirtieron en los gigantes que son hoy porque sus camisetas las vistieron Di Stéfano y Messi. Por esa razón, sus nombres son sinónimos del club que enaltecieron y, tal vez, allí radican las razones de que sus partidas -si es que finalmente se da la salida del rosarino del conjunto catalán- hayan resultado tempestuosas. Con ellos no se fue un ídolo más, lo que se desprendió era una parte del club. Al igual que Messi, Di Stéfano tuvo una partida en la que su inmensa figura quedó en segundo plano.

El adiós de uno de los jugadores más brillantes que pasaron alguna vez por el Real fue convulsionado y concluyó con una enemistad entre Di Stéfano y el presidente del club, Santiago Bernabéu. Dos hombres que juntos supieron forjar una nueva identidad madridista atravesada por un verbo que hasta el día de hoy perdura dentro de la Casa Blanca: ganar.

Si se piensa el pasó de Di Stéfano por el Real Madrid en términos estadísticos, se podría resumir a lo siguiente: en 1953, a los 27 años, arribó a la institución que desde la temporada 1932/1933 no conquistaba un título local, pero La Saeta Rubia, como lo apodaban, se marchó en 1964 con 308 goles en 396 partidos, ocho ligas -en cinco de ellas fue el máximo goleador-, cinco Copas de Europa consecutivas, una Intercontinental y una Copa del Rey. Previo a la llegada de Di Stéfano, el Madrid solo había ganado dos ligas en 25 años. Ordenaba, trasladaba, atacaba, defendía, era veloz, anotaba goles y tenía potencia; el argentino nacido en Barracas el 4 de julio de 1926, era el estratega de su equipo. Como graficó el holandés Johan Cruyff, Di Stéfano “desplegó el fútbol total” antes de que existiera ese concepto.

Di Stéfano comenzó su carrera en River cuando a los 18 años fue uno de los dos elegidos por Carlos Peucelle en una prueba que contó con 300 juveniles. Allí integró el mítico equipo conocido como La Máquina y, luego de un préstamo en Huracán, retornó para marcharse a Millonarios de Colombia con Adolfo Pedernera tras la huelga de 1948. El periodista inglés Ian Hawkey, autor de la biografía del jugador, en su libro destacó la arista sindical del argentino y lo reconoció como “un defensor de los derechos de los futbolistas”.

Quienes lo conocieron aseguran que Di Stéfano era una persona con mucho temperamento y rebeldía. También, destacan su patriotismo y cómo recordaba orgulloso su formación en el fútbol argentino. Incluso, en la mayoría de las notas periodísticas que se escribieron sobre el futbolista se destaca que siempre conservó las costumbres argentinas. Llamativamente, son varias las ocasiones en las que se realza que mantuvo el acento argentino al hablar, un aspecto que en estos tiempos también se resalta de Messi.

Su arribo al Real Madrid significó un triunfo del conjunto madrileño por sobre el Barcelona, club por el cual el argentino viajó a España, ya que ambos equipos compraron al jugador en simultáneo, pese a que terminó vistiendo la camiseta del conjunto merengue. Di Stéfano llegó a Europa luego de cautivar con su juego a Bernabéu y en una época en la que los jugadores sudamericanos no emigraban con frecuencia hacia aquel continente. Sin embargo, aquella relación que empezó con tanto fervor tuvo un final abrupto.

El principio del fin tiene fecha y lugar de inicio: 27 de mayo de 1964 en Viena, Austria. Real Madrid, campeón de la liga, enfrentaba al Inter, dirigido por el argentino Helenio Herrera, en la final de la Copa de Europa, actual Champions League. En la previa al encuentro Di Stéfano discutió con el entrenador Miguel Muñoz, de quien era amigo por haber compartido años en su etapa como futbolista. El debate pasaba porque el argentino estaba en desacuerdo acerca de la decisión táctica de dejar a Isidro Sánchez como lateral en vez de sumarlo al mediocampo. Para Di Stéfano, tener menos jugadores en esa zona del campo los conduciría a la derrota. Durante el partido, Di Stéfano y Muñoz se insultaron y la final terminó en victoria por 3 a 1 para los italianos.

Unos días después de aquella derrota, el domingo 31 de mayo, Real Madrid debía enfrentar al Atlético por la vuelta de los cuartos de la Copa del Rey. La ida la habían jugado los suplentes y fue empate 2 a 2; sin embargo, Di Stéfano no estuvo entre los convocados para la revancha. A raíz de eso, el argentino se reunió con Raimundo Saporta, mano derecha de Bernabéu y vicepresidente de la institución, quien le explicó que el plantel necesitaba una renovación y que él, con 38 años, no estaba dentro de los parámetros.

Según contó el periodista español Alfredo Relaña en distintos artículos, los directivos le ofrecieron a Di Stéfano continuar en el club, pero no como futbolista, sino en otro cargo. Nunca le especificaron cuál. De todos modos, el futbolista mantuvo las expectativas de continuar, quería seguir jugando. Sus esperanzas se desvanecieron cuando ni siquiera fue citado para disputar el tercer partido de desempate ante el Atlético, en el que el Real quedó eliminado de la Copa. Ante la ausencia de competencias en el horizonte, la carrera de Di Stéfano vestido de blanco estaba acabada. La dirigencia insistió para que asumiera como secretario técnico, pero no aceptó. El argentino realizó un pedido de vacaciones que le fue negado. Además, en ese lapso, en el boletín oficial del Real Madrid son publicadas las cartas que a fines de mayo intercambió Di Stéfano con Bernabéu para pedirle que le permitiera dejar el club. En ellas ambos aluden a la amistad que habían concebido en los mejores años, pero el presidente madridista igual se niega a conceder la petición del delantero.

Sin otra alternativa, el 10 de junio Di Stéfano jugó un amistoso en la ciudad francesa de Ruan y fue reemplazado en el entretiempo tras una molestia muscular. Nunca se volvió a poner profesionalmente la camiseta merengue. El 19 de agosto el Espanyol de Barcelona, que en ese entonces dirigía su amigo Ladislao Kubala, anunció el fichaje de La Saeta Rubia.

“No les di el gusto a los directivos del Real: ellos pretendían que cuando un jugador está terminado para el club no juegue en ningún otro lado. Que se termine el fútbol”, aseguró Di Stéfano tiempo después entrevistado por el periodista Carlos Juvenal. Pese a todo, lo que más le molestó al argentino de su salida fue la forma en la que se lo trató. En una entrevista con el diario La Nación en marzo de 1970, Di Stéfano confesó: “Yo no tengo nada contra Real Madrid y acepto mi baja. Me han explicado que lo han decidido así por causas técnicas […] ¿Que por qué me enojó tanto la noticia? Porque me ha dolido. Después de darlo todo por el equipo durante once años, me quejo de que no me lo han dicho antes”.

El 7 de junio de 1967, al año siguiente del retiro de Di Stéfano, Real Madrid organizó un partido en homenaje al ídolo ante el Celtic de Escocia. Para ese entonces, la relación entre el argentino y el presidente Bernabéu ya se había roto. “[…]Usted como padre me falló. Ahí se ve que nunca tuvo hijos porque los padres siempre perdonan […]”, escribió Di Stéfano en un telegrama que le envió al mandamás de la entidad madrileña al poco tiempo de dejar la institución. Bernabéu nunca soportó que Di Stéfano se haya marchado del club. Por su parte, el presidente del Madrid llegó a modificar el nombre de su barca conocida como La Saeta Rubia por Marizápalos porque, según dijo, así llamaban a su mujer de joven.

En el 2000, ya con Florentino Pérez como presidente, Di Stéfano fue nombrado presidente honorario del Real Madrid. Antes había tenido dos etapas como entrenador: de 1982, cuatro años después de la muerte de Bernabéu, a 1984, y de 1990 a 1991. Solo obtuvo la Supercopa de España en 1990. Su etapa gloriosa había terminado hacía muchos años.

Di Stéfano modificó por completo el destino del club. Su nombre es una leyenda dentro de la institución a la que revolucionó desde el campo de juego, pero se fue sin que los hinchas lo pudieran despedir en ese lugar en el que lo vieron brillar. Real Madrid tuvo a su propio Lionel Messi casi 60 años antes que Barcelona y tampoco le organizo una despedida acorde a su altura.

¿Qué pasó el 26 de agosto de 2020 con la NBA?

Por Santiago Ballatore

Remitirse al asesinato de George Floyd del pasado 25 de mayo sería individualizar un contexto en el que el sistema estadounidense violenta sistemáticamente a las personas negras. Sin embargo, es innegable que ese hecho fue la gota que rebalsó el vaso y dio inicio a las manifestaciones que se dieron tanto ahí como en muchas partes del mundo.

Esta coyuntura motivó a que la vuelta de la NBA, que armó una burbuja en Disney World, se diera con ciertas “concesiones” para los y las que asistieran: mensajes sociales en las camisetas (pidiendo justicia, llamando a votar y mucho más), la etiqueta del movimiento Black Lives Matter estampada en las maderas de las canchas y la posibilidad de arrodillarse durante el himno. Este último permiso fue el que hizo que el presidente Donald Trump avisara que no vería los partidos; LeBron James, figura y cara de la liga, le respondió: “No creo que la comunidad del básquet esté triste por perderlo como espectador”.

El 30 de julio comenzó oficialmente la reanudación en Orlando. Adentro estaba todo bien; de hecho, el éxito sanitario marcó —y marca— la pauta de que se puede hacer algo semejante si vuelve a ser necesario en el futuro. El problema estaba afuera, donde la policía seguía maltratando cotidianamente a los ciudadanos por su color de piel. El domingo 23 de agosto, un policía de Kenosha, Wisconsin, disparó siete veces contra la espalda de Jacob Blake, quien sigue luchando por sobrevivir.

Los jugadores de la NBA que siguen en carrera por el título no hicieron oídos sordos ante esta situación. ¿Estaban invisibilizando la lucha diaria de miles de personas en lo largo y ancho de Estados Unidos? ¿Debían frenar la competencia? Así comenzó la intensa y casi surrealista jornada del miércoles 28 de agosto.

Milwaukee Bucks debía enfrentar a Orlando Magic por el quinto juego de la primera ronda de la Conferencia Este. Cuando faltaban diez minutos para que volara la naranja, solo el plantel de los Magic estaba realizando la entrada en calor. La incertidumbre de los periodistas encargados de cubrir la acción de la burbuja se trasladó inmediatamente al resto del planeta. Al poco tiempo, tanto los jugadores como los árbitros que quedaban en la cancha la abandonaron y la dejaron casi desierta. Como bien explicó la congresista por el Partido Demócrata, Alexandra Ocasio-Cortez, mediante sus redes sociales, hay que llamar a las cosas por su nombre. Decir que los Bucks “boicotearon” el encuentro sería bajarle el precio a lo que realmente sucedió: comenzaron la huelga de jugadores.

Los mensajes de sus colegas no tardaron en aparecer. LeBron James, Donovan Mitchell, Jamal Murray y DeMar DeRozan fueron solo algunos de los que se manifestaron a través de Twitter. George Hill, base de Milwaukee, fue el principal promotor de la decisión. “Estamos cansados de los asesinatos y de la injusticia”, dijo. Otra suspensión que no se demoró fue la del del cotejo de las 19:30 horas (Argentina), que iba a enfrentar a Oklahoma City Thunder y Houston Rockets. Al rato, se canceló el partido entre Los Angeles Lakers y Portland Trail Blazers, tercero y último del miércoles.

Estas decisiones fueron el disparador de otras que sucedieron casi en simultáneo, como la suspensión de la jornada de la WNBA o el retiro del exbasquetbolista Kenny Smith cuando su programa en la cadena TNT estaba al aire. “Como hombre negro y ex jugador, creo que lo mejor para mí es apoyar a los jugadores y no estar aquí esta noche”, fueron sus palabras.

Los jugadores convocaron a una reunión masiva en la burbuja, en la que también estaban invitados los integrantes de los distintos cuerpos técnicos, con el objetivo de determinar los pasos a seguir. Mientras se esperaba esto, los Bucks mantuvieron una videoconferencia con Josh Kaul y Mandela Barnes, fiscal general y vicegobernador de Milwaukee.

La reunión masiva devenida en asamblea tuvo varios tópicos, pero el principal fue si realmente tenía algún sentido seguir compitiendo. Es más, Los Angeles Clippers y los Lakers, dos de los equipos con más chances de obtener el campeonato, fueron los primeros en votar a favor de dar la temporada por concluida y abandonar la reunión. Sin embargo, la asamblea resultó inconclusa, con la idea de continuarla el jueves.

La mañana siguiente, los árbitros, que ya habían manifestado su apoyo a las protestas mediante un comunicado, marcharon alrededor del campus con el siguiente anuncio: “Únase a nosotros mientras nos unimos en la burbuja y en todo el mundo para luchar contra la injusticia y la brutalidad policial”.

La decisión fue, finalmente, seguir con los Playoffs y buscar la mejor forma de aprovechar la plataforma que poseen para intentar lograr un cambio. LeBron James, que estaba sumamente convencido de ponerle un punto final a la temporada, comprendió los argumentos que le dieron quienes no lo estaban. La masividad de la liga se vio desde el momento en que los Bucks comenzaron la huelga y pararon el mundo; ahora queda por ver qué otros impactos pueden generar desde allí.

Ganarle a la cuarentena, el gran desafío de los paralímpicos argentinos

Por Iñaki Peña y Agustín Machinandiarena

El COVID-19 trajo dificultades a nivel mundial en todos sus aspectos, incluido el deportivo. El Comité Organizador advirtió que, si no se pueden realizar los Juegos Paralímpicos en 2021, se suspenderán definitivamente. Los atletas, expectantes de una resolución, por ahora permanecen entrenando en sus hogares a través de video llamadas y con lo que tienen a su alcance, pero no todos, ya que a los olímpicos les permitieron las salidas. El futuro es incierto y la ejercitación, hasta nuevo aviso, continuará siendo limitada solo para algunos.

En natación esta problemática pesa y hunde. Fernando Carlomagno, nadador rosarino con parálisis cerebral, confesó lo difícil que se hace entrenar. “Obviamente no puedo nadar porque no tengo pileta. Hago ejercicios con elementos que compré antes de que empiece la cuarentena”, comentó “Pipi”, quien fue ganador de dos medallas en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019 (una dorada y una de bronce).

Amilcar Guerra también vive la misma realidad. Su pierna izquierda es ortopédica, pero no tuvo problemas en conseguir todos los elementos para entrenar. “Tengo la suerte de que mi familia sea dueña de un gimnasio. Fuimos un día antes del decreto y trajimos la mayoría de las cosas a casa”, detalló el ganador de dos medallas de bronce en Perú. “Lo que más me cuesta es no nadar. Yo me dedico a eso, y desde hace un mes no lo puedo hacer. Solo hago lo que para nosotros son complementos como el gimnasio o yoga, más allá de que siempre estoy en contacto con mi grupo de trabajo como son mi psicólogo, mi nutricionista y mi deportóloga”, agregó el escobarense.

En cuestión de perspectivas, los resultados pueden encaminarse hacia mejores logros. Florencia De la Vega además de representar en el agua a la Selección también compite para River Plate, y reflexionó: “Por un lado tenemos que empezar de cero y siento cansancio, pero por otro la postergación viene bien porque podemos entrenar más”, expresó quien tiene atrofia óptica (pérdida de casi 90% de su visión). “Hay que pensarlo desde el lado positivo y mejorar lo máximo posible”, reforzó.

Micaela Barroso, guía de María José Quiroga en la Selección Argentina de Ciclismo Adaptado, se refirió a la relevancia de mantenerse optimistas: “Todo el tiempo estamos en contacto con mi compañera, nos alentamos una a la otra. Nos motivamos y charlamos de lo que vamos a correr y entrenar juntas luego de que pase todo esto”. Además, no desaprovechó la oportunidad de elogiar a Martín Ferrari, su coach: “Es un crack, me manda las rutinas semanales como si saliéramos a la ruta, pero para hacerlas en el rodillo. Me manda videos motivacionales, recomendaciones de películas, etc.”, resaltó Barroso, quien agregó que a la par de las ciclistas cuentan con una psicóloga, y que eso es un “plus para poder sobrellevar todo mejor”.

Los deportes de contacto tampoco se quedan atrás con sus complejidades a la hora de entrenar. Daniel Copa, integrante de la Selección Argentina de Básquet Adaptado, tiene mancuernas, colchonetas, sogas, elásticos y practica técnica y tiros cortos, pero le falta el aro y la silla deportiva. “Todo lo que es mecánica, pero sin la realidad”, aclaró quien tiene su pierna derecha ortopédica.

Facundo Novik, taekwondista con parálisis en la parte superior de su brazo izquierdo, estableció la necesidad de trabajar en conjunto. “Me falta la bolsa para patear, uno se las rebusca con la imaginación. El Taekwondo no se puede suplementar por la ausencia de otro compañero que conozca la actividad y entrene como lo hacíamos habitualmente”, remarcó el bicampeón del Campeonato Panamericano.  “A la hora de llevarlo adelante se hace complejo. Algunos no tienen lugar por estar en un departamento como en mi caso. Si bien te la rebuscas porque no queda otra, no llega a ser del todo cómodo. Lo hacemos con onda y tratando de hacer la rutina que llevábamos, y esperando. No hay muchas opciones”, sintetizó el marplatense.

A pesar del virus que se interpuso en el camino a Tokio, y la imposibilidad de entrenar normalmente, los atletas hacen el esfuerzo para llevar todo este momento de la mejor manera y ejercitando con lo que tienen alrededor, aunque saben que no es lo mismo. El objetivo está en los Juegos Paralímpicos de 2021 (si es que no se suspenden por la pandemia), y para eso seguirán buscando la manera de representar al país y llevarlo a lo más alto. Solos no podrán, necesitan mayor difusión, reconocimiento y apoyo para cumplir sus sueños.

 

Los grandes del deporte paralímpico argentino

Por Franco Yaquemet

Desde sus inicios, en Roma 1960, hasta Río de Janeiro 2016, Argentina participó en la totalidad de las ediciones de los Juegos Paralímpicos de verano y fue el único país latinoamericano que dio el presente en las primeras dos. En cuanto a los Juegos Paralímpicos de invierno, la delegación argentina debutó en Vancouver 2010 y ya no faltó a la cita a partir de allí. El país se encuentra en el puesto número 30 del medallero histórico con 156 medallas, de las cuales 31 son de oro, 61 de plata y 64 de bronce, todas adquiridas en Juegos de verano.

El protagonismo argentino en los Paralímpicos viró en una escala de mayor a menor en cuanto a obtención de medallas y participaciones, así como la presencia de la rama femenina disminuyó con el paso del tiempo. A pesar de eso, y de que se sumaron nuevas disciplinas en el conjunto nacional, las mujeres tienen un dominio notable en cuanto a desempeños individuales. Entre ellas se destacan Silvia Cochetti, máxima medallista paralímpica de la historia argentina, Susana Olarte, Dina Galíndez, Marcela Rizzotto, y Betiana Basualdo; y por el lado de los hombres, resaltan Jorge Diz y Juan Sznitowski.

Silvia Cochetti se caracteriza por ser la máxima ganadora de medallas de la historia paralímpica argentina, siendo una de las mujeres más importantes del atletismo y la natación adaptados a nivel mundial. La deportista porteña fue ganadora de trece medallas, obtenidas en diferentes disciplinas, incluyendo el básquetbol adaptado y el lanzamiento de bala, en donde consiguió récord mundial. Tokio 1964 y Tel Aviv 1968 fueron los Juegos donde Silvia comenzó a meterse en la historia al obtener cinco medallas doradas. En 2010, la atleta fue reconocida como personalidad destacada de la Ciudad de Buenos Aires y nombrada como maestra del deporte.

Compañera de equipo de Cochetti en los Juegos de 1964 y 1968, Susana Olarte se alzó con nueve medallas. La rosarina, también galardonada con el mote de “Maestra del deporte”, se subió al podio en atletismo y básquetbol en sillas de rueda, y logró tres récords mundiales en lanzamiento de disco, bala y clava. A diferencia de Silvia, Olarte ha participado en los Paralímpicos de Buenos Aires 1962, donde se quedó con el oro en lanzamiento de bala.

El primer deportista argentino que participó de un juego paralímpico fue Juan Sznitowski, quien lo hizo en Roma 1960, siendo el único en la delegación de aquel momento. Basquetbol, atletismo y natación son los deportes en los que Juan dio el presente en Italia. Allí inauguró el medallero paralímpico, consiguiendo una medalla dorada y otra de plata en natación adaptada. Tras cuatro años de espera, el atleta que hoy tiene 80 años viajó a Tokio con una nueva ilusión y trajo consigo tres preseas más colgadas en su cuello. En esa edición, otra vez repitió la dorada dentro del agua, logrando un tiempo distinguido para la época y obteniendo además una medalla de bronce en atletismo así como otra plateada en básquetbol en silla de ruedas.

El legado lo continuó Jorge Diz, un deportista cinco años mayor que Sznitowski, que participó a partir de Tokio 1964 y obtuvo siete medallas: cinco de plata ganadas en natación y dos de bronce en atletismo. Nacido en Navarro, provincia de Buenos Aires, fue la última figura masculina en conquistar una numerosa cantidad de premios. Su última actuación fue en Tel Aviv 1968, donde coronó su gran desempeño ganando cuatro podios en atletismo, tres terceros puestos y un segundo lugar.

Tel Aviv 1968 fue el Paralímpico en el que la rama femenina argentina brindó su mejor presentación, al ubicarse en el segundo lugar del medallero de mujeres. Al igual que Cochetti, aparece Dina Galíndez, otra atleta ganadora de seis medallas -dos de oro, tres de plata y una de bronce-. Galíndez se especializaba en atletismo adaptado y básquetbol sobre sillas de rueda, siendo récord mundial en ambas actividades. La cordobesa fue muy importante en el desarrollo del deporte paralímpico. Cuando falleció, en su memoria, la liga de básquetbol en sillas de ruedas de su provincia pasó a llamarse “Dina Galíndez”.

Años más tarde, apareció una atleta que marcaría la historia del deporte Paralímpico: Marcela Rizzotto, baloncestista y nadadora que consiguió 7 medallas en los Juegos de Toronto 1976 y Arnhem 1980. La rosarina, quien es bioquímica e investigadora del CONICET, fue formada en su juventud en el Departamento de Lisiados del parque Independencia de Rosario, previo a lograr sus hazañas: las dos medallas doradas en 1980, en 50m libre y 50m pecho en natación. Ante el reconocimiento de su cuidad natal, Rizzotto recibió una placa con su nombre, la cual está colocada en el paseo de los Olímpicos.

Entre los deportistas más ganadores de la historia paralímpica argentina, cierra la lista la nadadora Betiana Basualdo, quien participó en Atlanta 1996, Sídney 2000 y Atenas 2004, siendo una de las de pocas atletas que repitió tres veces la presencia en un Juego. Betiana obtuvo cuatro medallas, entre ellas una dorada en 100m libres en natación. “La consagración en el momento la sentí como un objetivo cumplido, nada de otro mundo, quizá ahora la veo como una apertura para el camino de otras personas”, expresó la marplatense, quien confirmó que, en el momento de quedarse con la medalla más importante, no sintió la misma gratificación que siente ahora.

Basualdo, luego de su carrera de atleta, se recibió de psicóloga especializada en deportes y además se encarga de coordinar los deportes Paralímpicos en la ciudad de Mar del Plata, generando diferentes proyectos con los deportistas becados. A diferencia de antes, considera que en la actualidad hay muchos entrenadores y dirigentes que convencen a los atletas para hacer deporte, con el simple fin de tener una beca. “No solo les importa lo deportivo, sino que el interés está en algo secundario”, manifestó.

“Deben mejorar la difusión en los medios, no solo del deporte paralímpico sino también de otras disciplinas que no son tan tenidas en cuenta”, opinó Betiana, quien estudió la carrera de periodismo deportivo en Deportea de Mar de Plata, la cual no terminó. “Soy de la idea de que la política deportiva tiene que cambiar y que hay que promocionar el deporte, fuera de lo que es el fútbol”, concluyó.

Estos deportistas comenzaron a transitar un camino que hizo crecer al deporte paralímpico en distintos aspectos, desde lo social, lo institucional y lo deportivo. Por eso, como dijo Basualdo, resulta prioritario que se sepa más sobre la historia de los juegos paralímpicos, los protagonistas que lo hicieron crecer así como de todo el trabajo y el esfuerzo que está detrás y, muchas veces, no se ayuda a mostrar.

 

“Que nos hayan incluido en Tokio nos da chance de mostrarnos”

Por Felipe Miceli

El Comité Olímpico Internacional (COI) aprobó la incorporación del Para-taekwondo y el Para-bádminton en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 para reemplazar al fútbol 7 y vela, que no cumplen con el criterio de participación a nivel mundial por no contar con 24 países de tres regiones. Pero los amantes y seguidores de dichos deportes deberán esperar para realizar su debut, ya que al igual que los Juegos Olímpicos, que iban a disputarse en julio de este año, el certamen fue reprogramado para empezar el 24 de agosto y finalizará el 5 de septiembre de 2021 debido al Covid-19.

El taekwondo convencional nació en Corea del Sur en 1955 y para 1988 ya era un deporte olímpico. En 2005 la Federación Internacional de Taekwondo, más conocida como WTF por sus siglas en inglés, formó el Para-taekwondo y, en 2009, realizó el primero de los ocho campeonatos mundiales hasta la fecha. En 2013 la WTF fue reconocida por el Comité Paralímpico Internacional (IPC) y el 31 de enero de 2015 recibió la histórica noticia de que sería incluido en el programa de los Juegos Paralímpicos de Tokio.

En su desarrollo, el Para-taekwondo permitirá, en los Juegos Paralímpicos, únicamente participantes mayores a 16 años de edad. Los contingentes, resguardados por un equipo de protección, competirán a tres rounds de dos minutos cada uno con solo un minuto de descanso entre los mismos. El objetivo consiste en sumar la mayor cantidad de puntos obtenidos por cada golpe o toma técnica. Dentro de esta disciplina hay 6 categorías, pero las incluidas en Tokio van a ser:

  • K43: Deportistas con amputación bilateral debajo del codo o una pérdida de la función en ambas extremidades superiores.
  • K44: Deportistas con amputación unilateral del brazo (o pérdida equivalente de la función), o pérdida de los dedos del pie que impacta en la capacidad de levantar adecuadamente el talón.

Facundo Novik, para-taekwondista argentino categoría K44 y bicampeón panamericano, estuvo muerto por poco más de un minuto durante su nacimiento debido a una mala praxis y a los cuatro meses de vida los médicos se dieron cuenta que su brazo izquierdo no tenía movilidad. A los 17 años, tras practicar distintos deportes como la natación, el atletismo y el fútbol, conoció el taekwondo. De ahí en más quedó enamorado del mismo y sigue participando pero en alto rendimiento, lo que lo llevó a integrar la delegación argentina en torneos internacionales como los Juegos Panamericanos.

“Me acuerdo el momento y todo. Fue en 2015 que se confirmó la noticia de que se nos iba a incluir en los Juegos Paralímpicos de Tokio. Me levanté emocionado a revisar las redes. Fue una noticia muy linda”, comentó Facundo sobre el día que se enteró que el deporte que ama iba a participar de los Juegos Paralímpicos. También se refirió al avance del deporte en Argentina: “Venimos en crecimiento. Nos vamos haciendo escuchar y tenemos mucha gente atrás que nos apoya. Van apareciendo chicos interesados y notamos que los torneos están siendo más numerosos”. Si bien Facundo no logró clasificar a la competencia de Tokio, su “colega y amigo” Juan Samorano sí lo hizo, por ende, va a apoyarlo y estar muy pendiente ya que quiere lo mejor para Argentina.

Por el otro lado está el bádminton. El mismo se inició con el nombre de “Poona” por la ciudad ubicada en India, donde surgió el deporte, y en 1875 modificó su denominación debido a que el duque de Beaufort, en Inglaterra, lo practicaba mucho en su finca llamada “Bádminton House”.

En 1934 se originó la Federación Internacional de Bádminton (ITF) gracias al impacto que tuvo el deporte en mundo, pero fue renombrada en 2006 como Federación Mundial de Bádminton (BWF). En 1995 nació la Asociación Internacional de Bádminton para Discapacitados (IBAD) y cinco años más tarde fue absorbida por la ITF.

El Bádminton convencional no difiere del adaptado. La dimensión de la cancha y la red son las mismas, el partido se disputa al mejor de 3 sets, cada uno conformado por 21 puntos, los cuales se ganan haciendo que el volante o pluma impacte en el suelo de la cancha rival.

Dentro del para-bádminton hay 6 categorías tanto para hombres como para mujeres. Las categorías que se van a desarrollar en Tokio son:

Deportistas que compiten en silla de ruedas:

  • WH1: Aquellos que no pueden mover el tronco ni las piernas.
  • WH2: Aquellos con una limitación funcional en las piernas que les impide caminar con normalidad. Estos deportistas precisan de ayudas técnicas para caminar largas distancias

Deportistas que compiten de pie:

  • SL3: Aquellos que tienen una limitación funcional en las extremidades inferiores y les afecta especialmente en saltos, equilibrio y apoyo.
  • SL4: Aquellos quepresentan una limitación funcional leve en las piernas, caminan con una ligera cojera y pueden correr de una manera más fluida.
  • SU5: Aquellos que presentan distintas discapacidades en el brazo.
  • SS6:Aquellos jugadores de baja estatura (menos de 1´45 cm para hombres y de 1´37 cm para mujeres).
  • A diferencia de la competición individual masculina, donde todas las categorías fueron incluidas para participar, en la femenina solo estarán presentes las clases WH1, WH2, SL4 y SU5. En cuanto a dobles estarán quienes sean parte de SL3 SL4 y SU5. Tanto femenino, como masculino y mixto. En Tokio participarán 90 deportistas en 14 eventos con medalla.

Si bien Argentina no logró la clasificación, Ángel Ielpo, que representa al para-bádminton argentino en la clase de talla baja SS6, se mostró positivo con respecto al futuro del deporte en Argentina y recomienda a los jóvenes que les gusta el deporte que se animen a incursionar en el mismo. “Sé que al principio es medio complicado y podés no tener ganas, pero una vez que le agarrás la mano con práctica se te mete en la sangre”, reconoció el argentino y, a su vez, agregó: “Está buenísimo que nos hayan incluido en Tokio porque hace que nos vean de otra manera. Nos da la chance de mostrarnos”.

Ángel no solo está en la Selección de para-bádminton, sino que también forma parte del equipo argentino de fútbol 5 de talla baja, y se considera un amante de todos los deportes. Ansía poder defender los colores del país en singles, dobles y dobles mixto, aunque sabe que para eso tendrá que esperar y tratar de clasificarse a París 2024.

“El envión de los Parapanamericanos no debe perderse”

Por Andrés Kalbermatten

El 2020 iba a ser un año ilusionante para el deporte paralímpico en la Argentina. La histórica participación en los Juegos Parapanamericanos de Lima de 2019 entusiasmaba a muchos con un gran desempeño en los Juegos de Tokio, pero la pandemia mundial por el coronavirus obligó a postergarlos. ¿Durará este envión hasta 2021?

La delegación argentina consiguió 107 medallas en la semana y media de competencia en la capital peruana. La natación y el atletismo fueron las disciplinas que mejores resultados cosecharon para el país, obteniendo 40 y 32 preseas respectivamente (nueve y diez doradas). Daniela Giménez, campeona panamericana en 200 metros combinado y 100 metros pecho, aseguró que estos Juegos fueron especiales por el rendimiento de todo el grupo. Hernán Barreto, ganador de la competencia de 100 metros, coincidió y agregó que el gran recibimiento lo hizo darse cuenta de la importancia de lo que lograron. “Se genera un lindo ambiente cuando la alegría es compartida”, contó, por su parte, la paraciclista Mariela Delgado.

El aplazamiento de los Juegos Paralímpicos genera incertidumbre en todos los deportistas, especialmente por las afirmaciones de especialistas que ponen en duda la realización en 2021. “La postergación estuvo perfecta. Ya se había perdido el verdadero espíritu de la competencia”, manifestó Hernán Barreto. Tanto el corredor como la nadadora están realizando ejercicios de fuerza y resistencia para no perder el ritmo, pero el problema principal es el impedimento de practicar la velocidad. Para la medallista dorada en el paraciclismo de ruta, el mayor inconveniente era no poder recorrer largas distancias.

En relación a si el envión de los Parapanamericanos durará, los deportistas se mostraron confiados. Barreto sostuvo que si las competencias se reestructuran de manera correcta no debería perderse. A su vez, la nadadora chaqueña opinó que los resultados del Panamericano no habían sido casualidad, ya que hicieron un trabajo grande durante años para lograr esos objetivos. La paraciclista misionera también añadió que dependerá de cada deportista y su entorno.

A falta de un año para la fecha estimada de la realización (arrancaría el 24 de agosto y terminaría el 5 de septiembre) de los Juegos Paralímpicos de Tokio, el deporte fue dejado de lado por la gran pandemia que está afectando al mundo entero. Los atletas se entrenan con incertidumbre pero a la vez con ilusión de poder asistir a otras Paraolimpiadas. Todo dependerá de cuánto se pueda contener al Covid-19 y del descubrimiento de la ansiada vacuna.

El basquet sobre silla de ruedas necesita seguir creciendo

Por Joaquín Cirigliano

La popularidad del básquet sobre silla de ruedas en el ambiente paralímpico se debe, entre otras cosas, a que es un clásico en las competencias por su antigüedad. Sin embargo, su fama no se compara, como en el resto de los deportes adaptados, con la de las disciplinas convencionales. Un motivo puede ser que, como la palabra lo indica, es una “adaptación” del básquet tradicional y por eso suele ser desestimado y mucha gente se pierde de conocerlo. Pero una vez rota la barrera del prejuicio, tal como aseguró Cristian Gómez, jugador de la Selección Nacional, “la gran mayoría de las personas que le da una oportunidad les termina gustando”.

El básquet sobre silla de ruedas es uno de los deportes más importantes y antiguos del mundo paralímpico. Surgió en Estados Unidos con el objetivo de ayudar a la rehabilitación de heridos durante la Segunda Guerra Mundial, pero se volvió extremadamente masivo, al punto de que hoy en día se práctica en 82 países, que además compiten mundialmente y están ligados a la Federación Internacional de Básquet sobre Silla de Ruedas (IWBF, por sus siglas en inglés).

En Argentina el certamen es amateur y la plata que entra a las instituciones es del estado únicamente. FABA (Federación Argentina de Básquet Adaptado) es el organismo que regula la actividad local, la cual consta de tres categorías: la Superliga, que es la primera división, el Torneo Nacional de Ascenso, que está un escalón más abajo, y el Torneo Federal, en un tercer nivel.

Mauro Varela, entrenador de la Selección Nacional de Básquet Adaptado, comparó el pasado y el presente de la liga al decir que desde el 2013 aproximadamente, por razones económicas de los clubes, hay torneo una vez por mes con formato cuadrangular siempre y cuando los equipos puedan viajar. Previo a eso se jugaba cada 15 días todos contra todos ida y vuelta. “Era una cosa espectacular”, aseguró el santafesino. “Se viaja un viernes para jugar el sábado doble jornada a la mañana y a la tarde, el domingo otra jornada matutina y ahí termina, antes era mejor”, cerró el profesor de educación física.

Centrándose en el juego en sí a la hora de ejercer la disciplina, alguien que tiene control de su cuerpo de la cintura para arriba posee más capacidades a comparación de quien no puede dominar su torso. Por esto, y para que el deporte sea más inclusivo en ese aspecto, existen algunas reglas que regulan a cada jugador y equipo: los deportistas son evaluados en diferentes pruebas para determinar su nivel de discapacidad. El más bajo y en el que suelen estar quienes tienen una lesión medular es el 1. En el otro extremo está el 4.5, número con el que se clasifica a quienes controlan más su cuerpo, que generalmente les falta una pierna o sufrieron un accidente.

Para que también participen los jugadores con puntaje más bajo, los equipos no pueden sumar más de 14 puntos entre los 5 jugadores titulares. Si esto pasa hay falta técnica y deben hacer un cambio para cumplir con la reglamentación.

En relación a los próximos Juegos, Cristian Gómez afirmó que quedar afuera de los Juegos Paralímpicos de Tokio fue uno de los momentos más duros de su carrera. El equipo, tras conseguir la plata en la Copa América de 2013 y el séptimo lugar en el mundial de 2018, se estaba preparando para buscar la plaza para Japón en los Parapanamericanos de Lima 2019. Pero perdieron la chance ante México en semifinales y contra Colombia en el tercer puesto.

Mauro Varela, por su parte, expresó sus sensaciones al no haber podido entrar a la competencia y dejado pasar dos buenas oportunidades de clasificar: “Para mí fue un verdadero mazazo, tuve la misma sensación que los deportistas de alto rendimiento cuando dicen que se prepararon tanto tiempo y les faltó muy poco”. Además, contó que se estaban preparando desde 2015 y a principio de 2019 hubo lesiones de jugadores importantes que no llegaron al 100% al torneo. “Eso nos afectó mucho”, expresó.

“Quedar afuera de los Juegos fue terrible, estuve muchos años esperando esa oportunidad, este era mi último Parapanamericano y quería llegar a una olimpiada”, aseguró el goleador de la liga italiana, quien también se lamentó: “Somos más que Colombia, capaz jugábamos 10 partidos y perdíamos uno, pero así es el deporte, ese fue el peor momento en mi carrera”.

Varela, coordinador de deporte y recreación de CILSA, una ONG nacional para personas con discapacidad, se mostró comprensivo y optimista con la visibilidad de las disciplinas paralímpicas en los medios: “Creo que la difusión fue evolucionando en los últimos años, aunque al estar tan metido en el ambiente no me doy cuenta de la cantidad de data que llega a los medios masivos, ya que si seguís portales o páginas paralímpicas, la difusión está”. A su vez agregó que comparándolo con el deporte tradicional, sí hay mucha menos repercusión. “No voy a pretender que un contador público que trabaja 11 horas dentro de su estudio le llegue la información de que se suspendieron las paralimpiadas de Tokio”, sumó Mauro, resignado.

Sobre el mismo tema también opinó Gómez: “Hay equipos en Europa que llenan la cancha y lugares que pasan por televisión los partidos, es cosa nuestra y pasa con todo lo que no sea fútbol, encima los deportes no convencionales estamos todavía más abajo”. Y añadió: “Una paralimpiada casi no la trasmiten, le dan lo mínimo inclusive al básquet, que es uno o el más popular de los deportes de este evento”.

Diferentes ligas, sobre todo las europeas, sí tienen esta actividad más afianzada y la misma es profesional: en Inglaterra hace tres años consiguieron que la BBC transmita las finales del torneo local; en Italia pasan las finales por la RAI desde hace 7 años, aunque con la salvedad de que en directo solo las emite en su país; también están en el top europeo la liga española y la alemana. Además a los países primermundistas se les suma Brasil, que televisa el certamen de cierre de año llamado Brasileirao y tiene un torneo local muy fuerte. Otra opción viable para ver los encuentros en vivo son las redes sociales ya que en Facebook o Instagram existen cuentas en las que se pueden ver los duelos. A esto, Mauro Varela lo ve como una forma en la que, de a poco, se van ganando su espacio.

En relación a las selecciones nacionales el entrenador albiceleste expresó que en la élite se encuentran Estados Unidos, sub campeón los últimos dos mundiales, España, Inglaterra y Alemania. “Argentina está entre los cinco más fuertes de América y tiene un nivel parecido al de Italia y Holanda, aunque con una edad promedio bastante mayor”, aseguró.

Por otro lado, un elemento fundamental para que el deporte se lleve a cabo son las sillas de ruedas y Varela se refirió a ellas: “Las hay de diferentes calidades, si el jugador tiene una lesión medular muy alta tiene que usar una silla más baja, por el contrario si pueden dominar el cuerpo se los levanta lo más posible, la altura máxima es 68 centímetros mientras que la mínima 53”. También contó que cuesta aproximadamente 8 años encontrar la silla ideal, y que en el exterior por 2500 euros se puede conseguir una buena que dure dos años aproximadamente. Aunque ese no es un problema en las ligas profesionales, ya que hay sponsors que proveen a los jugadores con sus marcas. “Acá es difícil por la devaluación del peso y porque no se pueden pasar por la aduana si se traen del exterior”, dijo el ex entrenador de CILSA.

El básquet adaptado y el deporte paralímpico en general, buscan más bien incluir antes que jerarquizar, por eso es que Mauro Varela aseguró: “Una silla común para alguien que inicia por primera vez es muy buena porque lo mete al deporte y lo ayuda a estar en la cancha con sus compañeros y a conocerlos”, además agregó que en caso de haber adquirido la discapacidad tras un accidente, la contención en un deporte puede ayudar mucho con el trauma.

“Los grupos son heterogéneos en todo el mundo, la discapacidad es de nacimiento o se adquiere, y todos tienen la misma posibilidad de aprender”, cerró Varela acerca la edad de los jugadores, que puede variar entre 12 y 60 años en un mismo equipo.

El básquet sobre silla de ruedas en particular, y los deportes adaptados en general, no son difundidos como las disciplinas tradicionales pero no porque no sean atractivos, sino porque nunca tuvieron una oportunidad.

 

Andrea Ojeda, mas grande que Palermo

Por Julieta Grillo

Un dato que muy pocos saben. O, mejor dicho, casi nadie. El goleador Martín Palermo llegó a convertir 227 goles con la camiseta de Boca Juniors y fue declarado automáticamente el máximo goleador del club, ya que había superado a Roberto Cherro, quien anotó 218 con la azul y oro hasta 1938. Pero, no es así. Ese récord le corresponde a Andrea Ojeda.

La delantera del equipo femenino de fútbol es la jugadora con más goles en la historia del Xeneize, con una suma de 350 y más aún. Es difícil contarlos, ya que ni ella lleva la cuenta.

La 9 llegó al club a los 12 años, pero, al ser muy chica, volvió a los 14 para quedarse y regalar su magia. Recordó sus primeros tiempos con la camiseta de Boca: el debut fue contra Laferrere en la liga mayor, y después, a los 15 contra Estudiantes de La Plata, al que le metió tres golazos de cabeza que nadie podía creer. En el primer partido como titular metió tres. Definitivamente, había comenzado una leyenda.

Además, Ojeda comentó que el apoyo que le dieron sus compañeras fue clave: “Ya era la 9 de Boca, tenía que ser consciente y no perder la cabeza. Al ser la más chica era a la que más retaban, pero tenía que aprender y no me quejaba”.

No solo es centro delantera, sus asistencias no vienen porque sí: durante su adolescencia se desempeñó de doble 5 y el técnico de ese momento del Xeneize la quería en la mitad de la cancha, pero ¡no paró de hacer goles!: “Robaba la pelota, me movía en el medio, pero terminé de delantera. Mis compañeras me preguntaron si llevaba la cuenta, pero con el colegio y que a veces se me perdían algunos partidos, no podía”, relata la goleadora.

Andrea consiguió 20 campeonatos de los 22 que disputó en las ligas amateurs a las que el club era afiliado. Para la temporada 2016/17 decidió dejar de vestir la camiseta boquense para irse a España a demostrar lo que sabe hacer: un festín de goles y asistencias. Al tomar la decisión, el 23 de agosto del 2016 Boca le realizó una despedida regalándole una camiseta con su nombre y la cantidad de goles que había hecho oficialmente hasta ese momento: 329. O, al menos, los que, por cuestiones administrativas, tenían contabilizados, ya que se afirma que eran aún más.

La jugadora nacida en Glew tuvo un excelente paso por España: actuó en la primera división en Fundación Albacete y luego en la segunda de Granada CF. “Fui por experiencia propia, y estoy muy agradecida con los clubes. Tienen más recorrido que el fútbol argentino y una metodología de trabajo muy linda. Fui a buscar algo y lo encontré”.

En marzo del 2019, varios clubes argentinos dieron un gran paso y convirtieron al fútbol femenino en profesional, o, mejor dicho, semi profesional, ya que no se le acerca mucho a lo que se llama profesionalismo. Comenzó el campeonato, el Torneo Rexona, en noviembre para la temporada 2019/20, y ahí estaba la eterna goleadora. Iba a irse directo desde Granada CF al Valencia, pero volvió al país para seguir con la suma de goles en Boca Juniors y no parar, otra vez.

Con 35 años, Andy, como la llaman sus compañeras, volvió mejor que nunca y jugó la primera fecha, en la que ganaron 5-0 contra el eterno rival, River Plate. Ya en la segunda jornada, de visitante contra El Porvenir, anotó un golazo de cabeza luego de una excelente asistencia de Florencia Quiñones. Y así siguió. Como de costumbre. Goles más asistencias y partidos increíbles describen a la eterna capitana. Definió, en el torneo, contra Independiente (y también una excelente asistencia para que definiera Fabiana Vallejos, su compañera), Defensores de Belgrano (le hicieron 10 goles), Estudiantes de La Plata con un golazo de volea y otro de cabeza, tres contra Villa San Carlos en Berisso, Social Atlético Televisión con CUATRO más, uno contra Platense, y por último, con la visita de lujo de Juan Román Riquelme a la “Bombonerita”, le metió dos a Excursionistas, y no está de más aclarar que ese partido, ganaron por 16-0,  fue una humillación. Las tuvo que parar la cuarentena. Ya no había títere con cabeza.

Las Gladiadoras se cansan de ganar. Los partidos son una fiesta. Los goles también. Las asistencias son inigualables. Son punteras, ¿cómo no?. “Ya van a tener que empezar a sumar los campeonatos que ganemos a las estrellas del escudo”, decía Ojeda entre risas.

Es una jugadora de muy alto nivel. Y no es reconocida como lo merece. Casi nadie sabe que es la máxima goleadora de Boca Juniors. Casi nadie sabe que metió más de 350 goles. Más de 350 festejos. Más de 350 alegrías. Martín Palermo es un crack, pero, ¿y nuestra gladiadora? ¿No cuenta?

El deporte, y más el fútbol, está en un proceso de deconstrucción. El cambio a profesional fue demasiado apurado y se ve en el nivel de los equipos. No es normal que le conviertan 16 goles a otro equipo. Pero, así y todo, el rol de la mujer está siendo cada vez más fuerte y la difusión es mayor. Por eso cada vez más pibas se anotan en los clubes de barrio. Ya es normal verlas en la calle con una pelota en los pies.

Por jugadoras como Andrea Ojeda, el fútbol femenino cada vez es más una fiesta. Y a esta fiesta, están todos invitados, pero los prejuicios, los “no saben mover la pelota”, “son mujeres, ¿qué querés?”, “¿por qué no te vas a lavar los platos en vez de hacer el ridículo?”, esos, se quedan afuera. Y no saben de la magia y el disfrute que se pierden. Magia como la que brinda Andrea Ojeda, que tiene más goles que Martín Palermo, y nadie lo sabe.

El único título de Maradona en el fútbol argentino

Por Pedro Duffau, Leandro Gambino y Marcelo López Aspuru

En el verano de 1981 se confirmó la llegada de Diego Armando Maradona a Boca Juniors.  Fue la transferencia más novelesca y espectacular de todas las que se habían llevado a cabo hasta ese momento en el profesionalismo. Nadie se imaginaba que en ese año Maradona iba a conseguir su único título en el fútbol argentino.

Empezó como una venta directa de Argentinos Juniors a Boca por diez millones de dólares, pero terminó siendo un préstamo que incluyó dinero en efectivo, cheques sin fondos y seis jugadores xeneizes como parte de pago. El viernes 20 de febrero al mediodía, Maradona firmó su contrato ante las cámaras de Canal 13, que había comprado los derechos para transmitir la ceremonia en vivo. Dos días más tarde, disputó su primer partido oficial ante Talleres y convirtió sus dos primeros goles con la camiseta azul y oro.

Junto a él, bajo la dirección técnica de Silvio Marzolini, llegaron otros nombres destacados como Miguel Ángel Brindisi, figura muy importante de aquel equipo, y Osvaldo Escudero, entre otros, que se sumaron al numeroso y experimentado plantel de Boca.

“Maradona en el vestuario fue muy bueno desde el primer día que llegó, le costó un poco, especialmente en el comienzo. Teníamos grandes jugadores que habían ganado todo de la mano del “Toto” Lorenzo. Lo recibimos muy bien y, por su puesto, ayudó su forma de ser. Diego fue un compañero de lujo en todo el sentido de la palabra”, afirma Carlos “Cacho” Córdoba, lateral izquierdo y el único jugador que disputó todos los partidos del torneo.

“Diego siempre estaba a la par de todos y nunca lo usó como excusa para no entrenar o para concentrar ya que era un jugador muy importante, sino todo lo contrario, siempre fue un compañero más”, cuenta Hugo Osmar Perotti, puntero izquierdo y pieza clave de aquel campeón.

“El equipo manejaba muy bien la pelota y recuperaba con agresividad y asistencia permanente a Maradona”, comenta el aguerrido mediocampista central Roberto Passucci y suma: “No se presionaba muy arriba, esperábamos y  los sorprendíamos con la velocidad de contragolpe”.

En la fecha 10, en La Bombonera, Boca recibió en el superclásico a River. “Cuando le tiré el centro –recuerda Córdoba- lo vi justo a Maradona, muchos dicen que fue un centro, pero para mí fue un pase. Después lo que hizo Diego fue increíble. Esa tranquilidad para definir fue extraordinaria: eludió a Fillol y tocó suavemente la pelota ante la presencia de Tarantini, que cubría el arco sobre la línea. Una culminación de un encuentro espectacular para todos. Esa noche se ganó ´a lo Boca´”.

Maradona no sólo anotó aquel gol, sino que también le convirtió a su clásico rival en el empate 1 a 1 en el Monumental y, además, les hizo goles a todos los equipos denominados grandes. Fue el goleador del conjunto xeneize con 17 tantos, seguido por Brindisi con 16.

“A lo largo del torneo hubo varios partidos muy buenos. Lo que pasaba es que todos los rivales nos jugaban “a morir” porque íbamos primeros. Nos tocó competir contra un gran equipo que era Ferro. La verdad que ganamos muy bien, fuimos muy sólidos y contundentes, muy regulares durante todo el año”, afirma Perotti.

En relación al entrenador, Passucci cuenta que: “Silvio fue un gran director técnico y una excelente persona. Me dejó sabiduría para plantear los partidos y siempre respaldaba al jugador”.

“Yo creo que se nos fue un amigo –agrega Córdoba-. En el tiempo que vivimos con él supo manejar muy bien al grupo con una categoría de primera, que sólo los grandes entrenadores pueden hacerlo”.

Boca le ganó 1 a 0 al Ferro de Carlos Timoteo Griguol en la fecha 32 y se encaminaba al tan ansiado campeonato. “Del gol a Ferro lo que más recuerdo –suma Perotti- es el momento en el que Diego me mete un pase con la zurda, que solamente él lo puede hacer. La manera en que iba corriendo tan diagonal y de golpe un toque de cachetada, una habilitación de alto nivel para un gol que valió un campeonato. Después definí con la gente festejando con una avalancha increíble”.

En la fecha siguiente, Boca perdió en Rosario con Central por 1 a 0, y ese día Maradona erró un penal. Sin embargo, como el conjunto de Caballito igualó 3 a 3 con Huracán, el equipo de Marzolini no vio que su objetivo corriera peligro.

Y llegó el día. El 15 de agosto, Boca enfrentó a Racing en La Bombonera y con el empate daba la vuelta olímpica. Minuto 40 del primer tiempo y penal para el conjunto local. Con la personalidad que ya lo caracterizaba, Maradona agarró la pelota y no dudó en patearlo. Lo convirtió ante el delirio de la hinchada local que una vez más festejaba un título, el Torneo Metropolitano 1981.

Aquella tarde Boca formó con: Hugo Gatti; Vicente Pernía, Roberto Mouzo, Oscar Ruggeri y Córdoba; Passucci, Jorge Benítez, Brindisi y Maradona; Escudero y Perotti.

Boca ganó 20 partidos, empató 10 y solo perdió 4 (quedó invicto de local). Convirtió 60 goles y recibió 27. Terminó el torneo con 50 puntos, uno más que su escolta Ferro.

No fue un título más para Diego. Fue el primero de muchos, pero el único con el equipo de sus amores y en el fútbol argentino. Quedó anotado su nombre como campeón con Boca y uno de sus sueños se hizo realidad.