miércoles, abril 24, 2024

¿Qué pasó el 26 de agosto de 2020 con la NBA?

Por Santiago Ballatore

Remitirse al asesinato de George Floyd del pasado 25 de mayo sería individualizar un contexto en el que el sistema estadounidense violenta sistemáticamente a las personas negras. Sin embargo, es innegable que ese hecho fue la gota que rebalsó el vaso y dio inicio a las manifestaciones que se dieron tanto ahí como en muchas partes del mundo.

Esta coyuntura motivó a que la vuelta de la NBA, que armó una burbuja en Disney World, se diera con ciertas “concesiones” para los y las que asistieran: mensajes sociales en las camisetas (pidiendo justicia, llamando a votar y mucho más), la etiqueta del movimiento Black Lives Matter estampada en las maderas de las canchas y la posibilidad de arrodillarse durante el himno. Este último permiso fue el que hizo que el presidente Donald Trump avisara que no vería los partidos; LeBron James, figura y cara de la liga, le respondió: “No creo que la comunidad del básquet esté triste por perderlo como espectador”.

El 30 de julio comenzó oficialmente la reanudación en Orlando. Adentro estaba todo bien; de hecho, el éxito sanitario marcó —y marca— la pauta de que se puede hacer algo semejante si vuelve a ser necesario en el futuro. El problema estaba afuera, donde la policía seguía maltratando cotidianamente a los ciudadanos por su color de piel. El domingo 23 de agosto, un policía de Kenosha, Wisconsin, disparó siete veces contra la espalda de Jacob Blake, quien sigue luchando por sobrevivir.

Los jugadores de la NBA que siguen en carrera por el título no hicieron oídos sordos ante esta situación. ¿Estaban invisibilizando la lucha diaria de miles de personas en lo largo y ancho de Estados Unidos? ¿Debían frenar la competencia? Así comenzó la intensa y casi surrealista jornada del miércoles 28 de agosto.

Milwaukee Bucks debía enfrentar a Orlando Magic por el quinto juego de la primera ronda de la Conferencia Este. Cuando faltaban diez minutos para que volara la naranja, solo el plantel de los Magic estaba realizando la entrada en calor. La incertidumbre de los periodistas encargados de cubrir la acción de la burbuja se trasladó inmediatamente al resto del planeta. Al poco tiempo, tanto los jugadores como los árbitros que quedaban en la cancha la abandonaron y la dejaron casi desierta. Como bien explicó la congresista por el Partido Demócrata, Alexandra Ocasio-Cortez, mediante sus redes sociales, hay que llamar a las cosas por su nombre. Decir que los Bucks “boicotearon” el encuentro sería bajarle el precio a lo que realmente sucedió: comenzaron la huelga de jugadores.

Los mensajes de sus colegas no tardaron en aparecer. LeBron James, Donovan Mitchell, Jamal Murray y DeMar DeRozan fueron solo algunos de los que se manifestaron a través de Twitter. George Hill, base de Milwaukee, fue el principal promotor de la decisión. “Estamos cansados de los asesinatos y de la injusticia”, dijo. Otra suspensión que no se demoró fue la del del cotejo de las 19:30 horas (Argentina), que iba a enfrentar a Oklahoma City Thunder y Houston Rockets. Al rato, se canceló el partido entre Los Angeles Lakers y Portland Trail Blazers, tercero y último del miércoles.

Estas decisiones fueron el disparador de otras que sucedieron casi en simultáneo, como la suspensión de la jornada de la WNBA o el retiro del exbasquetbolista Kenny Smith cuando su programa en la cadena TNT estaba al aire. “Como hombre negro y ex jugador, creo que lo mejor para mí es apoyar a los jugadores y no estar aquí esta noche”, fueron sus palabras.

Los jugadores convocaron a una reunión masiva en la burbuja, en la que también estaban invitados los integrantes de los distintos cuerpos técnicos, con el objetivo de determinar los pasos a seguir. Mientras se esperaba esto, los Bucks mantuvieron una videoconferencia con Josh Kaul y Mandela Barnes, fiscal general y vicegobernador de Milwaukee.

La reunión masiva devenida en asamblea tuvo varios tópicos, pero el principal fue si realmente tenía algún sentido seguir compitiendo. Es más, Los Angeles Clippers y los Lakers, dos de los equipos con más chances de obtener el campeonato, fueron los primeros en votar a favor de dar la temporada por concluida y abandonar la reunión. Sin embargo, la asamblea resultó inconclusa, con la idea de continuarla el jueves.

La mañana siguiente, los árbitros, que ya habían manifestado su apoyo a las protestas mediante un comunicado, marcharon alrededor del campus con el siguiente anuncio: “Únase a nosotros mientras nos unimos en la burbuja y en todo el mundo para luchar contra la injusticia y la brutalidad policial”.

La decisión fue, finalmente, seguir con los Playoffs y buscar la mejor forma de aprovechar la plataforma que poseen para intentar lograr un cambio. LeBron James, que estaba sumamente convencido de ponerle un punto final a la temporada, comprendió los argumentos que le dieron quienes no lo estaban. La masividad de la liga se vio desde el momento en que los Bucks comenzaron la huelga y pararon el mundo; ahora queda por ver qué otros impactos pueden generar desde allí.

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