jueves, julio 17, 2025
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Por Franco Cecchini

Salto es una ciudad que no cuenta con un equipo de fútbol profesional, pero sí con grandes talentos que, por faltas de oportunidades, deben marcharse a Montevideo -la capital de Uruguay-, como lo hizo el Cacique a sus 18 años. Ese fue el apodo que recibió Alexander Medina allá por el 2002 cuando estaba dando sus primeros pasos como futbolista para vivir de lo que quería, el fútbol. En Liverpool de Uruguay, Julio Ribas, director técnico del club, fue quien lo llamó de esa manera por el pelo largo y la forma de jugar que tenía. Hoy en día es uno de los entrenadores que tiene como referencia por la pasión, la dedicación, la profesionalidad y el trabajo, pero en cuanto al juego prefiere quedarse con Marcelo Gallardo, que lo dirigió entre 2011 y 2012 en Nacional, lo que para Medina fue la tercera etapa en el club y una de las últimas de su carrera.


Idea de juego

En 2015 y tras 17 años le puso fin a su carrera como profesional en Fénix de Uruguay para comenzar su etapa como entrenador, algo que tenía en claro desde los 30, por lo que hizo el curso de director técnico aun estando en actividad como futbolista. El uruguayo cuenta que a partir de esa edad comenzó a anotar en su libreta la manera de trabajar de sus entrenadores, métodos de entrenamientos, cómo se manejaban en el vestuario e indicaciones que daban.

A mediados de 2016, luego de tomarse un año de descanso, (necesitaba cambiar el chip de jugador a entrenador), comenzó con la aventura de dirigir y experimentar en una profesión más larga que la del futbolista pero que le genera mucha adrenalina y está aprendiendo constantemente. Su primera vez fue en la tercera división de Nacional, donde rápidamente impuso su estilo, logró buenos resultados que lo llevaron a obtener títulos y sumar experiencia.


Medina lleva dos años en La “T”, disputó 59 partidos y logró el 53.10% de los puntos.

A fines de 2017 cumplió su sueño de convertirse en el entrenador del primer equipo de Nacional, donde lograría dos títulos. El Bolso fue una plataforma para cruzar el charco y continuar su carrera en Talleres de Córdoba. El Cacique se mueve en su corralito de un lado al otro, luce camisas, generalmente de tonalidades oscuras, y además para los partidos de mayor relevancia le suma un traje. Habla con sus ayudantes y da indicaciones para que los jugadores sean fiel a su estilo: intenso, agresivo, que trate de proponer, tener posesiones del balón y jugar más en el campo rival que en el propio. En dos años ya hizo historia en el equipo cordobés siendo el único técnico que pudo vencer de visitante a River y Boca.

Por Maximiliano García

-No me gustan tanto los clubes grandes, prefiero las pequeñas revoluciones. 

Trabajo, sacrificio y perseverancia.Tres atributos que pueden definir la personalidad de Sebastián Méndez. Un bicho raro dentro del mundo del fútbol, como lo consideran algunos, pero si hay algo que tiene claro este entrenador es que sin sus ideas o principios no hubiese podido llegar al lugar donde se encuentra hoy en día. Un luchador que a pesar de recibir diferentes golpes siempre supo resurgir, sacándose el famoso casete a la hora de declarar y mostrándose siempre transparente sea cual sea la circunstancia.

Desde sus inicios, El Gallego sabía que debía ayudar a su familia en el plano económico. Sus padres, nacidos en España, habían llegado a la Argentina con el objetivo de buscar una nueva oportunidad que les permitiera llevar una vida más cómoda. Méndez comenzó a desempeñarse junto a su padre como panadero y al mismo tiempo, se preparaba en las divisiones inferiores para cumplir su sueño de debutar en Primera.

Su presentación como futbolista fue en Vélez en 1994 y lejos de poder disfrutar su primer sueldo, gastó su dinero en medicamentos para su abuela que se encontraba enferma. A lo largo de su carrera, los problemas volvieron a estar presentes: debió afrontar 10 operaciones que lo obligaron a retirarse en el año 2009, teniendo tan solo 32 años. En aquella época, Méndez comenzó a asistir a terapia para intentar escaparle a esos días tristes y cotidianos, y encontró su tranquilidad nuevamente en el fútbol. En este caso, desempeñándose como entrenador de San Lorenzo y Banfield en sus inicios, entre los años 2009 y 2011.


Idea de juego

Luego de su paso por varios clubes, integró el cuerpo técnico de Diego Maradona en Gimnasia y Esgrima La Plata. Tras el fallecimiento de Pelusa, recibió la propuesta de los dirigentes del club para ser el entrenador del plantel pero demostrando su lealtad hacia las personas con las que trabajaba, decidió rechazar la oferta ya que consideraba que ese proyecto no era suyo. Aunque esto sorprendió a la gente de la institución, no era la primera vez que tomaba una decisión como ésta; en 2014 había dejado de ser el técnico de Atlanta por la falta de pago a sus jugadores.


Su mejor campaña como entrenador fue en Godoy Cruz en 2016, torneo en el que su equipo finalizó en la segunda posición, obteniendo la clasificación a la Copa Libertadores.

 

En 2021 recibiría nuevamente un duro golpe, que en este caso implicaría el suicidio de Santiago García. Sus equipos terminaron convirtiéndose en un reflejo de su personalidad, luchando ante las adversidades y siempre teniendo un plus para reponerse, porque si hay algo que caracteriza a El Gallego, como en su etapa de jugador, es no dar una por perdida.

Por Matías Salgado Soto

Nació en Misiones, Posadas, pero a los dos años llegaba a la ciudad de La Plata. El fútbol lo acompaña desde los cuatro, por esa conexión que estableció con papá Rodolfo y mamá Ana, quienes lo acompañaron y apoyaron en partidos y pruebas desde temprana edad. Su formación completa y nueve años como profesional fueron en Gimnasia y Esgrima La Plata, toda una vida en el club de sus amores para Mariano Messera.

Uno de los entrenadores más influyentes que tuvo fue Timoteo Griguol, técnico que lo hizo debutar como profesional en 1997. El Viejo le dio enseñanzas y valores que hoy transmite al dirigir, como el respeto por los colores y la importancia de la educación. “Si Griguol no me hacía terminar el colegio, hoy tal vez no lo hubiese completado”, confesó Messera al recordar el momento en el que rindió las materias que le quedaban pendientes para así poder entrenar con la Primera en 1998.

 


Idea de juego

Una muestra de su amor por El Lobo fue en la Promoción 2011, cuando el tripero se enfrentó al equipo donde se encontraba jugando, San Martín de San Juan. Finalizando el partido, luego de correr 50 metros en soledad, decidió no rematar al arco y ceder el balón a un compañero que terminó malogrando la situación. El final fue triste para los de La Plata, ya que descendieron a la B Nacional, pero los hinchas nunca olvidarán el gesto de su número 10.

Este era el dorsal de su ídolo, Diego Armando Maradona, leyenda que pudo conocer personalmente cuando el astro argentino fue entrenador de Gimnasia. “Me contó cómo hizo el gol a los ingleses con una naturalidad increíble, como si fuese a patear un córner”, expresó Potrero al recordar sus charlas con El Diez.


Como jugador, Messera disputó 204 partidos en El Lobo y anotó 39 goles.

Hoy en día comparte una dupla técnica junto con Leandro Martini, leyenda y máximo goleador de Villa San Carlos. A la hora de dirigir, Messera pocas veces pierde su característica calma y serenidad, vestido siempre con la indumentaria del club, colores que lleva en su piel. ”Salir campeón con Gimnasia sería lo más lindo que me pueda pasar”, declaró el ex enganche ahora en su rol de entrenador.

Por Valentina Cristeche

En sus primeros pasos por el club (había debutado en 1988) se cruzó con el ciclo Marcelo Bielsa, que entre 1990 y 1992, ganó dos campeonatos. Desde ahí, Fernando Gamboa construyó un vínculo que ahora lo lleva a cumplir su segundo ciclo como entrenador, después de la experiencia en 2008.

Tengo una felicidad inmensa de volver a casa”, dijo el cordobés, quien no olvida la oportunidad de formar su carrera desde los 13 años en la pensión: “Las zapatillas Adidas las conocí a los 14 años, me las dieron de premio cuando fui a Newell´s, yo andaba con las Flecha y se me salían los dedos por arriba”, contó hace un tiempo en una entrevista para El Gráfico.


Idea de juego

 

En su experiencia en el fútbol argentino, jugó en Boca Juniors y en River Plate, donde fue campeón en 1993, además de ser convocado al seleccionado argentino de Alfio Basile, que se consagró campeón de la Copa América de 1991 en Chile.


Se retiró del fútbol argentino en 2004, en Argentinos Juniors. Después, inició una carrera como entrenador en el 2008 en Newell´s Old Boys.

 

En el exterior, Gamboa se consolidó en Europa jugando en el Real Oviedo de España entre 1996 y 1999 y en Grasshoppers de Suiza, donde salió campeón de la Challenge League en el 2004.

Por Ornella Di Trolio

Fernando Gago es el entrenador más joven del fútbol argentino con 35 años. A pesar de que solo dirigió 13 partidos de la Copa de la Liga Profesional, trata de generar un sello distintivo con su forma de jugar: prioriza que el equipo tenga la pelota -ya que considera que mientras más tenencia haya, más posibilidad de convertir hay- ser protagonista durante todo el encuentro, intentar salir jugando desde abajo, procura la presión alta y cuando se pierde el balón busca recuperarlo rápido. “Me llamó la atención los conceptos de juego que tiene Fernando. Quiere que el equipo se destaque, que genere mucha posesión, que manejemos muy bien la pelota. Por suerte en poco tiempo lo agarramos”, contó el delantero Federico Andrada en una charla con el programa radial Cómo te va.


Idea de juego

 

Gago es sinónimo de constancia: tuvo lesiones muy importantes durante su carrera como futbolista. Tres veces rotura del tendón de Aquiles y otras dos roturas de ligamentos cruzados. Considera que estas lo marcaron mucho pero que también lo hicieron crecer. A pesar de las difíciles situaciones que pasó, nunca se dio por vencido y siempre quiso realizar una pronta recuperación para poder estar lo antes posible nuevamente dentro de un campo de juego. 


En su trayectoria como futbolista, el ex volante central jugó en tres ligas: Argentina, España e Italia. Fue campeón con Boca, Real Madrid y Vélez.

 

La elegancia para jugar al fútbol con la pelota en los pies ahora se conserva en el banco. En los partidos del Tiburón, Pintita sale siempre vestido con traje y suele dar indicaciones tácticas puntuales a sus jugadores durante los encuentros. El ex Boca y Selección confesó que hace tiempo tenía la idea de ser entrenador: a sus 20 años, comenzó a anotar distintos trabajos que realizaba en su etapa como jugador -tanto lo bueno como lo malo- para llevarlos a la práctica el día que le tocara ocupar el puesto de técnico.

Las repetidas lesiones y esos tiempos afuera del campo lo acercaron a la lectura con mayor frecuencia, a ver charlas acerca de historias de vida y cuando se retiró del fútbol, comenzó a juntarse con los que actualmente integran su cuerpo técnico: Roberto Luzzi, el Pocho Insúa, Diego Cogliandro. Ahí tomó la decisión de poner en práctica sus ideas, esas que tiene como principales influencias a Luis Enrique y Gabriel Heinze.

Por Bruno Vargas

Cristian González está en su lugar en el mundo y lo deja de manifiesto cada vez que puede. Su fanatismo por el club rosarino no se altera más allá de cumplir con una nueva función, esa que todo hincha Canalla desea cada vez que termina un partido: “Yo amo a Central, es mi mundo, yo no vendo humo con esto”, decía en su presentación como entrenador de la Primera.


Idea de juego

 

El Kily es tan hincha de La Academia que lleva ese amor a todas partes del mundo. En 1999, cuando estaba en la Selección Argentina y era dirigido por Marcelo Bielsa -ídolo de Newell ́s-, se cruzó con el entrenador por la rivalidad. El ex jugador del Inter de Milán, cuenta que en el primer diálogo que tuvo, el Loco lo cargó por el clásico que Newell ‘s le había ganado a Central semanas atrás.

Marcelo, usted a mí me cagó la infancia.

Su respuesta a la broma que el técnico le había hecho fue propia de un hincha común, dado que Bielsa dirigió una de las épocas más consagratorias de La Lepra cuando el Kily era un adolescente. Hoy en la actualidad su relación con uno de los grandes ídolos que tiene el conjunto Rojinegro es muy buena, ya que confesó que fue de los entrenadores que más aprendió a lo largo de su carrera y no tiene problemas en admitir que su método al dirigir a su club es bastante Bielsista. 


González disputó 59 partidos con la Selección Argentina, 54 fueron bajo el mando de Marcelo Bielsa.

Cada uno de los partidos que tiene a cargo de su equipo lo vive como un fanático más, con sus grandes gesticulaciones y recorriendo miles de metros en el corralito permitido para los directores técnicos. Su vestimenta informal de jean y camisa no le impide saltar y moverse para pedirle a sus muchachos (como los llama), que presionen al rival y no den una pelota por perdida por que, como declaró, la actitud y las ganas no se negocian.

Por Juan Ignacio Flores Valentini

El 14 de octubre de 1959, en el partido de Lanús, nació Ricardo Zielinski, una persona que luchó desde lo más bajo para llegar a lo más alto. Su padre era soldador, su madre ama de casa y tenía tres hermanos: una mayor -que falleció de cáncer- y otros dos más chicos que él. A los 14 años empezó a trabajar como aprendiz en una tornería para no pedirle dinero a sus padres, dado que la situación económica no era la ideal. 

El Ruso jugó al Baby en el club 6 de Enero y debutó en el fútbol profesional a los 19 años en San Telmo en la temporada 1979 y tras dos temporadas fue cedido a Argentinos de Quilmes, un traspaso que recuerda por su singularidad. Cuenta Zielinski que lo compraron por un colectivo, ya que el presidente era el jefe de la línea 148. El club criollo había pedido al Ruso y a un compañero (Magliano) y el Candombero le propuso otros dos jugadores y dinero. Como Argentinos de Quilmes no tenía mayores recursos, le ofrecieron un colectivo por un año. De esa manera se cerró la incorporación al equipo del sur para Zielinski, que luego pasó por Chacarita (fue campeón y ascendió a Primera), Deportivo Mandiyú, Laferrere e Ituzaingó, retirándose a los 30 años por problemas en sus rodillas.  

 



 

Pasaron cinco años y arrancó su carrera como director técnico en las Escuelitas de Fútbol de Carlos Salvador Bilardo. Su primer desafío en esta nueva profesión fue Ituzaingó -club donde se retiró- para luego pasar por San Telmo y Chacarita (consigue el ascenso y sale campeón de la B Nacional) hasta llegar a su mayor momento de exposición. Belgrano de Córdoba, donde logró el ascenso a la Primera División, ganándole la Promoción a River en 2011. Luego de cinco años al mando del Pirata, le tocó dirigir a Racing Club, pero no tuvo un paso muy importante, ya que al poco tiempo de haber llegado, tuvo que renunciar a su cargo. Desembarcaría en Atlético de Tucumán, donde lograría clasificar al Decano por primera vez en su historia a los octavos y a los cuartos de final de la Copa Libertadores. Actualmente, se encuentra dirigiendo a Estudiantes de La Plata.


”Intento no complicarle la vida al jugador, que en líneas generales viene con un montón de problemas encima. Busco darle tranquilidad y seguridad”.

 

Con Estudiantes tiene una conexión que viene de lejos. Su paso por las Escuelitas de Bilardo y haber sido dirigido por Oscar Cacho Malbernat, capitán del equipo que consagró a Estudiantes tricampeón de la Copa Libertadores, en San Telmo también lo acercan a ese paladar Pincha. Como técnico del León lleva apenas 14 partidos y, desde un bajo perfil, intenta convencer con su idea futbolística.

 

 

Por Manuel Losada

“Gabi es uno de los mejores entrenadores que he tenido: sabe de fútbol como nadie, tiene una inteligencia superior. Pero noto que en todos estos años se lo cuestiona porque en sus experiencias por ahí no tuvo la suerte de demostrar todas sus capacidades. Porque en el fútbol la fortuna juega”. Gastón Fernández define a Gabriel Milito y valora su experiencia de aquel ciclo en Estudiantes de La Plata.

El Mariscal debió ponerle fin a su carrera como futbolista cuando tenía 31 años, debido a repetidas lesiones en la rodilla derecha. Sin embargo, sabía que iba a ser entrenador y para eso se preparó en la escuela de técnicos de Vicente López. En 2015, con tan solo 34, debutó en Estudiantes de La Plata en un partido ante Barcelona de Ecuador con triunfo 2 a 0. Esa sería su mejor temporada, quedando séptimo en el campeonato de Primera División, obteniendo así la clasificación a la Copa Sudamericana.


Idea de juego

Actualmente dirige a Argentinos Juniors acompañado de Leandro Ávila, Diego Castagno Suárez y Santiago Fleitas en su cuerpo técnico, lleva un total de 20 partidos (10 ganados, 4 empatados y 6 perdidos), con una efectividad del 56% y clasificó al Bicho por primera vez a los octavos de final de la Copa Libertadores desde 1985.


“Si el central tiene tiempo para pasársela al cinco, y el cinco para dársela al diez, quiero que eso pase. Creo que así se ataca mejor“.

 

El estilo de juego de Milito siempre apuntó al modelo Guardiola, a quien tuvo y del que absorbió conceptos que hoy intenta poner en escena: control y pase, con salida y en búsqueda de ese espacio.  “Si el central tiene tiempo para pasársela al cinco, y el cinco para dársela al diez, quiero que eso pase. Creo que así se ataca mejor, porque los delanteros reciben mejores opciones para seguir atacando y tener situaciones de gol. Quiero orden defensivo, que todos sean intensos, que todos corran, empezando por los delanteros”, dice.

Sin un estilo repetitivo en su vestimenta a la hora del partido (puede variar entre camisa y pulóver o ropa de entrenamiento), lo más característico que tiene es su pelo, que conserva de su etapa de futbolista y en cuanto a su participación desde el banco no es un conductor que dé muchas indicaciones: crea la táctica y deja que el partido fluya por los jugadores.

 

Por Santino Paleari

A Iván Delfino el fútbol se le presentó jugando en el barrio con amigos, sin pensar que tiempo después le daría la oportunidad de ser técnico pese a que nunca haya estado en sus planes.“Lo encontré sin siquiera buscarlo”, admite. 

Nacido el 16 de agosto de 1971 en la provincia de Santa Fe, comenzó a practicar distintos deportes entre los que destacaban el básquet y el fútbol. Luego de terminar el secundario, le comunicó a su padre que quería dedicarse a ser futbolista, quien le advirtió que si no lo lograba en un lapso de dos años debería comenzar a buscar trabajo.


Idea de juego

De esta manera inició una trayectoria en la que alcanzó 333 partidos entre siete clubes, con Banfield y Gimnasia y Esgrima de Jujuy como destacados. Fue así que logró anotar 24 goles y gritar campeón una vez, jugando para El Porvenir en 1997. Pese a esta extensa carrera, Delfino nunca pudo disputar un encuentro de Primera División, siendo esta su cuenta pendiente como futbolista.

A sus 35 años, mientras jugaba para Libertad de Sunchales, su vida dio un gran cambio de dirección. Según cuenta, “todavía me quedaba tanque para un año más”, pero fue ahí que su entrenador, Frank Kudelka, le pidió que se uniera a su cuerpo técnico como ayudante. Tras seis meses en este nuevo puesto, Kudelka abandonaría su cargo y le pediría a Delfino que se quede con el puesto. Así comenzó, pero aclara que “recién me sentí técnico cuando ascendí con Patronato”.


“No estaba en mis planes ser técnico, de hecho, lo encontré sin siquiera buscarlo”.

 

En 2015 sería contratado por el club rojinegro, y lograría el primer ascenso de la historia del club entrerriano. Pese a esto, El Grandote, como le dicen en Sunchales, renunciaría a su cargo como técnico del club para irse a Temperley y posteriormente a Sarmiento de Junín, donde quedó a las puertas del ascenso a Primera nuevamente por tres años consecutivos. Ya en el 2020 y con Sarmiento como firme candidato a ascender, el santafesino volvería para continuar lo comenzado años atrás en Patronato y ayudarlo a pelear en Primera. De igual manera, el equipo de Junín lograría el ascenso y se le atribuiría gran parte del trabajo al ahora técnico de Patronato, quien a su vez, levantó la situación del equipo y logró un histórico triunfo contra Boca, cerrando de buena manera la Copa de la Liga y devolviéndole la ilusión a los hinchas del Patrón.

Por Brian Presa

El más chico de la familia Zubeldia convivía con el fútbol desde pequeño. Su padre bancario, su madre docente y sus hermanos más grandes fueron maestros por aquellos días en los que lo llevaban a la canchita a 100 metros de su casa en Santa Rosa a dar sus primeros pasos.

Nacido el 13 de enero de 1981 en La Pampa, Luis Francisco Zubeldía, comenzó su carrera como jugador a los siete años en el Club Belgrano, donde jugó hasta los 15. Llegó a Lanús donde formó su carrera profesional como mediocampista. José Néstor Pekerman lo llevó a las selecciones juveniles de Argentina Sub-17 (donde participó en el Sudamericano y el Mundial de 1997) y Sub-20 (Mundial 1999) y días antes de la edición 2001, sufrió una lesión en la rodilla izquierda que lo dejó fuera.


Idea de juego

Su debut en el club Granate fue en octubre de 1998 en un encuentro ante Independiente, que resultó en empate 2-2. Disputó 57 partidos y convirtió tres goles hasta 2004 cuando debió retirarse a los 23 años por una osteocondritis disecante en la rodilla que ya le había causado problemas anteriormente.

Comenzó a estudiar periodismo deportivo pero a la vez analizaba la posibilidad de ser director técnico y dirigir desde joven para seguir ligado al deporte de su vida. “La transición de futbolista a entrenador fue complicada”, admite Zubeldía sobre el proceso que le tocó afrontar.


Fue ayudante de campo del fallecido Ramon Cabrero cuando el Granate conquistó el Torneo Apertura 2007.

 

Por aquel entonces, Nicolas Russo (actual presidente de Lanús) observó que tenía condiciones para ser profesional como entrenador y ya proyectaba su debut en Primera División a los 27 años. Fue ayudante de campo del fallecido Ramon Cabrero cuando el Granate conquistó el Torneo Apertura 2007 y luego debutó en junio de 2008, lo que lo convirtió en el técnico más joven en la historia en la Primera de Argentina.

Su trayectoria como entrenador es muy extensa, ya que además de Lanús, dirigió en otros países como, Ecuador, México, Colombia, España y Paraguay, aunque todavía no pudo obtener ningún título de manera oficial.

Desde el 3 de septiembre de 2018 está al frente de Lanús, y en su segunda etapa como entrenador llevó al Grana a la final de la Copa Sudamericana 2020, en la que cayó ante Defensa y Justicia por 3-0.