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Vicó: “En dos ocasiones estuve muy cerca de dirigir a Huracán, pero como no uso saco y corbata quedé afuera”

24-08-18 Buenos Aires Deportes - Pablo Vico - Director técnico de Brown de Adrogué. Foto: Luciano Thieberger.

Por Vicente Moreyra 

Dirige al Tricolor desde 2009, vive en las instalaciones del club y es el técnico más longevo de la historia del fútbol argentino. Desde que asumió el cargo, logró ascender a la B Nacional en dos ocasiones, las únicas que el club lo consiguió. Lo que lo llevó a ser un hombre reconocido en la B Nacional y tener ofertas de equipos en Primera División.   

-¿Cómo llegaste a dirigir a Brown?

-Fue una casualidad, yo trabajaba en el Hospital Lucio Meléndez cuando Juan Vairo, quien era coordinador del Lucio y Presidente de Brown, sabía que yo había jugado en Brown y mi historia futbolística me propuso ser entrenador de arqueros para la primera división, para trabajar con Vicente Cristofano. Luego me ofreció el Baby Fútbol del Club y nuevamente acepté. Después de eso, me dijo que vaya a estudiar, al principio lo dudé, pensé que ya estaba grande, pero terminé yendo al curso de técnico. Los primeros meses me los pagó él, luego de 2 años estudiando y laburando en el club me llegó la oportunidad de agarrar las divisiones inferiores y ahí fue donde comencé a prepararme.

 


Antes de vivir en el club, Don Ramón ya había tenido una etapa en Brown, pero como futbolista. Cuando un exdirigente lo vio jugando un partido en el barrio de Mármol por plata y le ofreció empezar a entrenar con el equipo que en ese momento militaba en el Nacional D y dar sus primeros pasos como futbolista a los 21 años.  

 

-¿Cuándo llegó la oportunidad de agarrar Primera División? 

-Yo había hecho varios interinatos en el equipo, pero en el 2009 cuando se va Juan Carlos Kopriva, me propusieron agarrar el equipo con 12 fechas por jugar antes de que termine el torneo. Ahí fue cuando le dije que me diera la chance para terminar el campeonato y si veía que tenía las condiciones para seguir, que me oficialice como técnico y sino que me peguen un voleo. Gané cuatro, empate cuatro y perdí cuatro. Luego de eso conformé un nuevo equipo con un nuevo cuerpo técnico.

“Huracán es el sueño a cumplir que tengo antes de morirme”.

 

-¿Cómo fue ese primer torneo completo?

-Nos largamos con la propuesta que de base yo tenía que hacer 26 puntos por semestre, hice 24. Pero fueron a una votación y me dejaron continuar. Ya para el segundo hice 42 puntos. Ahí empezó el entusiasmo mío para ser campeón y ascender, pero acá me decían que era imposible, que no se podía. Pero yo estoy convencido de que con trabajo y honestidad todo se puede.

-Al año siguiente tuvieron una campaña muy buena. ¿Fue la mejor?

-Sin dudas, comparaban nuestros números con los del Barcelona: Los puntos, los goles y el estilo de juego de ambos equipos. De ahí salió la famosa frase del Barca de la B, después de que dijieron eso nos empezó a ir mal. Pero esa temporada es un verdadero orgullo, logramos ser el equipo más goleador del fútbol argentino con un total de 78 goles en un año. Le hacíamos entre cinco y seis goles a todos los rivales. Hay una anécdota frente a Temperley que termina el primer tiempo 3 a 0 y se me arrima el técnico de ellos y me dice: “No sé qué carajos decirles”.  

-Esta temporada parecía que Brown entraba al reducido, pero de los últimos 5 el equipo perdió 4 ¿qué pensas que faltó en ese último tramo del torneo? 

-Fue un dolor terrible, pero yo la mierda me la limpio en la pileta de mi casa, no la saco a relucir. Creo que con eso te digo todo. 

-¿Qué es lo más lindo que te pasó en tantos años en el club?

-El cariño de la gente, el año pasado me tocó perder 11 partidos seguidos y entraba a la cancha con la gente de pie aplaudiendo. Yo los miraba y decía: “que pelotudos que son, me tendrían que estar puteando”.

 


El amor de la gente hacia el Bigotón no se refleja en las tribunas, ya que el Buffet del club, una plaza en Rafael Calzada y hasta una calle del barrio cerrado “Altos del Mar Golf” en San Clemente del Tuyú llevan su nombre en modo de homenaje.

 

-Después de tantos años en la institución: ¿Sos más hincha de Brown o de Huracán?

-De los dos. A ambos los llevo tatuados en la piel, Brown me da de comer y estoy totalmente agradecido de esta familia y Huracán es el sueño a cumplir que tengo antes de que me muera, cuando voy a la cancha la gente es locura conmigo

-¿Sentiste cerca la posibilidad de dirigir al Globo?

-Si, dos veces. Pero entró un representante que más vale perderlo que encontrarlo y puso su gente. Yo quedé afuera porque no uso saco y corbata.

-¿Tenés pensado irte de Brown en algún momento? 

-Si es para dirigir una primera división me encantaría. El presidente mismo me pegaría un voleo en el orto y me diría que vaya. Tuve un montón de propuestas para irme, pero cuando nos sentamos en una mesa chica y le preguntó al dirigente por su idea y el porqué me quiere contratar. Me mira como si estuviera loco y me dice “Partido tras partido”. Deja que me quedo en Brown que tengo la espalda para perder 15 seguidos.

Maradona, autor de lo imposible

Por Tobías Rodríguez

Picasso, Dalí, Van Gogh. Newton, Einstein, Bohr. Copperfield, Houdini. Ningún pintor podría haber hecho esta obra. Ningún físico entendería lo que hizo. Ningún mago podría hacer tanta magia. Sólo él podía hacerlo, con la diez en su espalda. Diego Armando Maradona frente a Juventus un 3 de noviembre de 1985.

Era la novena fecha del campeonato italiano. La rivalidad entre el sur y el norte de Italia se enfrentaban en el estadio San Paolo. Juventus puntero con 16 unidades y Napoli cuarto con 10. Los dos mejores jugadores del mundo de ese momento. Michel Platini, ganador de los últimos dos balones de oro y próximo a ganar su tercero ese año; y Maradona, aún sin ser campeón del mundo, y a minutos de mostrar su magia a todos, como de costumbre.

A los 72 minutos llegó la oportunidad de romper el cero. Napoli tenía un tiro libre indirecto dentro del área de Juventus. Diego es dueño de la pelota. Parado al lado de él para mover la pelota está Heraldo Pecci. Ambos se quejan con el árbitro Giancarlo Redini. La barrera está a menos de cinco metros. No hay espacio para jugar y patear. O eso es lo que piensan el resto de los mortales. 

En el arco de la Vecchia Signora, Stefano Tacconi, con los pies apoyados en la arena que hay en el área chica. Intenta mirar a Diego través de la barrera para adivinar lo que hará. Adelante de Tacconi, parados uno al lado del otro están obstaculizando Massimo Mauro, Platini, Aldo Serena y Michael Laudrup. Tienen un lugar privilegiado para la próxima sinfonía de Maradona.

Él está con los brazos en jarra, esperando que ruede esa pelota. La diez se luce en su espalda, manchada con barro, al igual que el corto short blanco. Consecuencia de esta guerra futbolística entre el sur y el norte. 

Pecci duda en que pueda patear y pasar la barrera. Es prácticamente imposible. Ninguno de ellos es matemático o físico para calcular geométricamente si hay posibilidad de que sea gol. Pero al diez no le hace falta saber.

Una leve pisada para que Diego después le dé con su zurda. Gaetano Scirea y Antonio Cabrini salen a presionar a Maradona al instante en que la pelota rueda unos leves centímetros, con la esperanza de llegar a tapar esa pelota. Ilusos. Giran rápido la cabeza para ver dónde terminó esa pelota.

Con los botines Puma Borussia en los pies, le dio una caricia. No le dio fuerte. No le rompió el arco. Puso el pie de costado y desafió lo imposible. Lo que solo los dioses podían crear. La pelota subió y bajó en un segundo. Flotó por arriba de la barrera y sin pedir permiso cayó un misil en el arco. 

Tacconi reconoció la pelota una vez que cruzó la línea. Quedó knockout en el piso sin que lo hayan golpeado. Acostado al lado de su palo izquierdo ve a sus compañeros. Nadie entiende cómo esa pelota fue gol. 

El único que saltó en la barrera fue Laudrup, como un simple reflejo. Se dieron todos vuelta para poder llegar a ver semejante obra de arte. Eran testigos de lo imposible. De lo absurdo. De lo increíble. Del mejor jugador del mundo. De Diego Armando Maradona.

El San Paolo explotó en un grito alabando a su Dios. Con los brazos en alto y la alegría incontrolable. Él solo lo creyó y lo creó. Van todos a abrazar bajo una lluvia al artista. Al mago. Al único capaz de hacer posible lo imposible. Al autor de Napoli 1 – Juventus 0.

Copa Davis: corazón y garra, marca registrada de los argentinos

(L-R) Leonardo Mayer, Guido Pella, Federico Delbonis, Juan martin del Potro and coach coach Daniel Orsanic celebrate with the trophy after winning the Davis Cup World Group final between Croatia and Argentina on November 27, 2016 at the Arena hall in Zagreb. / AFP / - (Photo credit should read -/AFP/Getty Images)

Por Thiago Mansilla

Si bien se conoce al tenis como un deporte individualista, la competición más importante en equipo es la Copa Davis. Ya de por sí, Argentina es un país donde cada evento deportivo se vive con mucha pasión y euforia, y cuando se juega esta competición tiene mucha trascendencia en el público, pero ¿cómo se sienten los jugadores cuando representan al país?

Para empezar a entender la relación entre Argentina y la Davis hay que remontarse a 1923, en aquel año la república disputó la primera serie en su historia. Sin muchos años de gloria, llegaría una persona que cambiaría todo. El que cambió la forma de vivir la Davis fue Guillermo Vilas, quien logró dos hitos importantes: fue el más joven en la historia en debutar en la competencia con 17 años. En 1973, con tan solo 20 años ponía a Argentina por encima de todo y declaraba: “Intento llegar a los partidos lo mejor posible porque lo principal es defender al país de la mejor manera”. Luego llevó a Argentina a la primera final en 1981 junto a Jose Luis Clerc. La particularidad de esta final fue que tanto Vilas como Clerc tenían mala relación y eso lo trasladaban a la cancha. Ese sentimiento por representar al país estuvo, pero sus egos llevaron a perder esa final contra Estados Unidos.

“Realmente jugar cualquier competencia en especial la Copa Davis con la camiseta Argentina es increíble, yo creo que Guillermo nos inculcó esa responsabilidad, esa garra, ese hay que dar todo por el país, que pesa, para bien y para mal, es una responsabilidad muy grande, un antes y un después”, así lo vivió Horacio de La Peña, que fue tenista profesional en la década de los 90, justo en los últimos tiempos de Vilas en el tenis. Representó varias veces a la seleccion argentina en la Davis, y llegó a ser número 31 del ranking mundial. “El argentino deja todo, aunque esté tensionado, con la cabeza se gana en un 130%, cuando arranque a jugar al tenis, lo único que quería era jugar la Davis, en mi debut fue una de las mejores experiencias que tuve en mi vida”.

Para Argentina, Vilas es como el Maradona del tenis, y como pasó en el fútbol, el legado de Willy tardó varios años en llegar, fue Juan Martín Del Potro quien se encargó de ocupar ese lugar. El jugador fue campeón de grand slam pero la Copa Davis de 2016 sobrepasó todo. Pese a sus lesiones, su amor por la camiseta argentina nunca estuvo en dudas. Formó parte de varios equipos, pero el más recordado, después del campeón, fue el de 2008. En aquella oportunidad Argentina perdió la final frente a España en Mar del Plata.

Pese a que existían jugadores como De La Peña que la camiseta la sentían a flor de piel, en 2008 sucedió un hecho que quedó en la historia no grata del deporte argentino. Días previos a la final, hubo un gran conflicto de intereses entre los dos jugadores más relevantes del equipo, Del Potro y David Nalbandian. Nalbandian se mostró en contra de que el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, mudara la final de Córdoba a Mar del Plata. Por ende, el cordobés se mostró de fiesta en los días previos a lo que podría haber sido la primera conquista argentina. Por su parte, Delpo no se entrenó debido a que estaba jugando el ATP Masters, hecho que no gustó puertas adentro. Fue la única vez en donde priorizaron sus bienes y no la gloria a la que tanto anhelan los deportistas argentinos, Argentina llegó al quinto partido con Agustín Calleri en inferioridad a su rival y a pesar de eso la hinchada no dejó de alentar un segundo y transmitir esa pasión al jugador.

Son muchos los casos donde Argentina se impuso por garra y corazón, como por ejemplo en la recordada serie ante Rusia en 2002. Allí se logró el récord de duración de un partido de dobles en la competición con 6 horas 20 minutos, los encargados de darle la victoria a Argentina fueron Lucas Arnold y Nalbandian.

En el 2016, Argentina entró en la historia grande del tenis mundial. Del Potro, Federico Delbonis, Leonardo Mayer, Guido Pella y Daniel Orsanic como capitán vencieron 3-2 a Croacia como visitante y lograron la gloria máxima. ¿Por qué se tardó 93 años en ganar el trofeo con los grandes equipos que ha tenido Argentina? El periodista Danny Miche, especialista en tenis, declaró: “El título tardó tanto en llegar porque el tenis es un deporte egoísta ya que todos pelean por su plato de comida, pero donde se unen es en la Davis, y si en ese momento no están bien las relaciones, lo más probable es que el equipo fracase. Han habido equipos mejores que el de 2016, pero por egoísmos o diferentes intereses no se pudieron coronar”. Además fue junto a Francia en 2001, el único equipo que se consagró jugando todas las series de visitante, hecho que le da más valor al título porque se sabe la motivación extra que es jugar de local.

Francesca Baruzzi y la ambición de ir siempre por más

Por Nicolás Díaz

El 10 de agosto aterrizó el avión en tierras europeas y Francesca Baruzzi estaba desbordada de felicidad. Era un día hermoso, caluroso y el cielo estaba despejado. Vibras veraniegas y de vacaciones. Era un ambiente distinto, o al menos eso sintió ella en ese momento. Baruzzi estuvo en Europa durante dos semanas, el principal motivo del viaje era adquirir una rodillera especial hecha en Alemania, recomendada por su entrenador, que le fijara la rodilla izquierda de cara a su vuelta a las pistas. A su vez, aprovechó para descansar y recorrer el viejo continente sola, algo que nunca había experimentado. Además de Alemania, estuvo en España y en Portugal. Cada tanto al atleta de primer nivel le viene bien despejar un poco la mente en situaciones complicadas.

Francesca es una esquiadora alpina de 25 años. Es barilochense y practica este deporte desde que tiene uso de razón gracias a sus padres, quienes le inculcaron esta pasión. Empezó a los 2 años y desde ahí nunca más bajó de la montaña. “Fue muy importante que mi familia sea esquiadora. A mí me gustaba levantarme temprano para ir a esquiar y pasar las vacaciones de invierno en el cerro, y eso es gracias a mi papá y a mi mamá. Si no hubiesen sido apasionados, no me hubieran exigido nunca y yo no lo hubiera hecho por voluntad propia”, analiza. Las primeras competencias y los primeros viajes los tuvo con 10 años, pero a partir de los 14, cuando el esquí dejó de ser un hobby, inició a mentalizarse en competir y ganar. 

Desde los 18 años integra la Federación Argentina de Ski y Andinismo (FASA) y actualmente es la única mujer en ese privilegiado lugar. “Ser la única en el equipo me pone mal, no por mí, sino por lo que significa para el esquí argentino que no haya ni mujeres, ni proyección. Con Magdalena Kast, la presidenta de la FASA, estamos buscando alguna manera para generar que las mujeres sigan esquiando, porque llegan a los 16 y no quieren continuar”, cuenta preocupada la rionegrina, que además agrega que le serviría muchísimo tener a alguien más para la competencia interna y también en el ámbito social, ya que se hace difícil estar tanto tiempo afuera.

“Mi carrera deportiva es súper demandante. Si estoy casi todos los días del año dedicada a eso, tengo, como máximo, dos semanas libres. Así que las vacaciones en Europa me vinieron bien para desconectar un poco, no estar con la cabeza en el esquí, para bajar la ansiedad y el estrés. Siento que la mente es básica para todo lo que te plantees. Si uno no está bien mentalmente, aunque esté bien físicamente, no va a rendir. No quería estar abajo de la pista sin poder subir al cerro. Me ponía presión para apurar con la rehabilitación”, narra, aunque la impaciencia quiera adueñarse de ella.

En enero se operó por tercera vez los ligamentos cruzados (la segunda en su rodilla izquierda) y ya superó la etapa de recuperación. Francesca tomó esta decisión no por una caída que sufrió, si no porque desde julio del 2022 empezó a sentir la rodilla inestable mientras esquiaba, pidió una resonancia y se enteró que el ligamento estaba roto de vuelta. Pero pese a ser la tercera, fue la mejor cirugía de las tres y fue la de mejor rehabilitación. Físicamente ya está fuerte, apoya, carga peso y hace poco volvió a esquiar.

Los objetivos de esta temporada para ella y para todo su equipo son distintos a los habituales. Hay Copa del Mundo en los próximos meses, pero no habrá ni Juegos Olímpicos, ni Mundial, por ende, no van a apurar los tiempos. El principal deseo a corto plazo es terminar de recuperar bien la rodilla y apuntar a llegar bien a las temporadas 2025 y 2026.

Pese a estar de vacaciones por lugares paradisíacos, la campeona argentina y sudamericana estuvo ejercitándose, pero lo hizo a su tiempo, ya que se lo tomó con calma. “Entrenaba una vez por día, con el material que tenía, y tal vez con un poquito menos de intensidad. Yo me decía ‘sacate los horarios y las responsabilidades’. Lo hice porque me hace bien y porque me siento mejor, pero no pasaba nada si no lo hacía”, describe. 

Puede llegar a parecer contradictorio, pero le fascina la playa, el sol y el mar. Y qué mejor que estar de vacaciones ahí. “Me encanta el mar. Es como mi faltante, porque no estoy nunca y es algo que me apasiona. Viviría en el mar, pero bueno, hago un deporte de invierno. Me gusta lo que no tengo. Si viviera en el mar diría lo mismo de la montaña. Es difícil tener todo”, reflexiona desde su casa en Bariloche. No se conforma con nada, ese es su estilo de vida. Puede llegar a parecer que está satisfecha con lo que tiene, pero no. Desea muchas cosas que no tiene. Eso no significa que esté mal, si no que ella siempre quiere ir por más, pero sabe que es complicado.

Pero, ¿qué hizo allá, además de descansar y entrenar? Baruzzi, mientras iba de hostel en hostel, recorrió playas distintas y conoció nuevos lugares, algo que le apasiona. También se sacó fotos para tener de recuerdo y leyó tres libros a la orilla del mar, mientras tomaba vitamina D. “Caminé 20 kilómetros por día todos los días. Me gusta perderme. Empezar a caminar y ver dónde termino”, sentencia. Inicia sin rumbo y no la para nadie. Quiere que el destino sea su guía y la lleve dónde sea, al menos por unos minutos, por unas horas. Quiere olvidarse de todo lo negativo, recargar energía y volver a ser ella.

Pese a que el esquí es un deporte individual, no está sola, porque hay un grupo de personas que la acompañan en todo momento. Jessie Cederstrom es su kinesiologa desde hace cinco años y es una de las personas más importantes para Fran. Sacando la familia, pocas personas deben quererla y admirarla tanto como Jessie, quien conocía a los padres, pero no a ella, hasta que finalmente se cruzaron. 

“La conocí cuando era chiquita, ahora es adulta. Igual nunca pareció adolescente porque este estilo de vida la llevó a ser muy madura. Somos muy amigas. Está tres horas por día en kinesiología, entonces no se puede evitar hablar de temas personales. Empezamos a tener una relación fuera del consultorio”, declara Jessie, con los ojos vidriosos. Francesca, por su parte, la define: “Es mi psicóloga, mi amiga, mi kinesióloga, todo. Aunque no pueda hacer la gira con nosotros, estoy siempre en contacto. Hablo con ella siempre que tengo un problema, antes de una carrera o después de entrenar”. No hay nada mejor para una deportista que tener a alguien que te acompañe en todo momento, en las buenas y en las malas, tal vez, cuando más se necesite.

Otro de los grandes sostenes de Francesca es Joan Orriols, el responsable del equipo nacional femenino de esquí y su entrenador. “Empezamos a trabajar juntos en 2018, cuando la Federación Argentina me llamó para hacerme cargo del programa de mujeres”, cuenta el español, que trabaja hace muchísimos años junto a grandes esquiadores y también formó un lazo importante con ella. “Tenemos una relación bastante especial y desde el primer día conectamos. Ya son seis años, por lo tanto ya no hablamos solo del aspecto deportivo, sino también de aspectos personales. Esta es mi sexta temporada trabajando junto a ella, pero yo la había visto antes cuando estaba en el equipo español, pero de todas maneras no la conocía personalmente”, asegura el barcelonés, que además añade que la vio esquiar un día y al instante se dio cuenta que podía llegar a grandes cosas.

Francesca pasa muchísimo tiempo con Joan, no solo porque es quien la acompaña a cada carrera, a cada país, si no también porque es la única mujer, entonces la relación termina siendo más fuerte de lo común. Pasa lo mismo, o algo muy parecido, con Jessie. Al trabajar tantos años juntos, el vínculo se va haciendo más fuerte. 

Baruzzi asegura: “Yo comparto mucho tiempo con Joan porque solemos estar seis meses en Europa. Estamos nosotros dos y el skiman, pero no hay otras chicas, entonces es una pequeña familia. Joan es como mi segundo padre porque estoy más con él que con mis papás, con mis amigas o con mi novio. La pasamos bien, nos reímos. Siento que es un pilar muy importante en mi carrera”. A su vez, Orriols la llenó de elogios y dijo que es la mejor atleta que tuvo en 25 años de carrera deportiva.

Pero el camino no fue fácil. Como en todo deporte, se necesita mucha dedicación para lograr grandes resultados. Francesca estaba en plena secundaria y dejó varias cosas de lado por el esquí. La adolescencia es, tal vez, de las etapas más importantes porque el humano sale de la niñez y empieza a hacer otras actividades, como por ejemplo hacer planes con amigos, conocer nuevos grupos o salir a bailar, pero ella no pudo vivir eso porque tenía que seguir preparándose. 

En el momento fue difícil porque todos salían de joda los fines de semana, tomaban alcohol, o iban a tomar el té y yo no iba porque tenía que entrenar. No fui ni a la fiesta ni al viaje de egresados. Sacrifiqué mucha vida social, tiempo con familia y amigos. En tercer, cuarto y quinto año mi rutina era ir al colegio hasta las 16:30, ir al gimnasio dos horas, llegar a casa y dormirme. El último año de la secundaria fui solo tres meses al colegio”, memoriza como si fuese ayer. Y bien que tuvo su recompensa. Sin duda que si Francesca no hubiese hecho el esfuerzo que hizo, no hubiese llegado a donde está hoy. No fue para nada fácil, pero lo pudo llevar adelante, y sin duda, es una de sus virtudes. 

Cuando recibió el llamado del equipo nacional, no solo era muy joven, sino que además los integrantes eran más grandes, salvo Tomás Birkner, otro barilochense que en su momento también tenía 18 años. Y fue extraño para ella, porque había diferencia de edad y estaba compartiendo junto a sus ídolos. “Fue mucho orgullo. Antes de que me llamen, se organizó un día de adaptación para ver cómo esquiaba y me fue muy bien, estaba cerca de los primeros puestos. Ahí me subió la autoestima y me di cuenta que podía y tenía que estar en el equipo”, recuerda emocionada, abrigada con su buzo de FASA.

No solo se sumó al equipo y compartió momentos con profesionales que admiraba, sino que también fue compitiendo contra los mejores, y eso fue otro golpe a la realidad. Baruzzi rememora: “Hace dos años, cuando estaba haciendo el reconocimiento de una carrera de Copa del Mundo, me di cuenta que al lado mío estaba la mejor del mundo, la que yo seguía por televisión. No lo podía creer”.

Los atletas de élite suelen pasar más por situaciones adversas, que por positivas. El deporte es muy injusto porque siempre ganan pocos y pierden varios, pero hay un esfuerzo detrás de cada uno que solo ellos saben. “Esto es difícil. Ella ha aprendido a ser positiva, a entender que las frustraciones no son tan importantes porque ganar es difícil y conseguir los objetivos cuesta mucho. Ella entiende y aprecia este proceso y es lo que la diferencia”, dice Joan acerca del tema.

Si bien la última lesión no fue la más cruel, la que sí lo fue, fue la segunda que sufrió. “La tercera rodilla fue un bajón mental, porque uno puede estar preparado para lastimarse, pero no para que sean tres veces en menos de tres años, pero no fue tanto como mi segunda rodilla. Ahí la pasé para el ort*”, se sincera Baruzzi. Y fue cruel en todo sentido. Físicamente porque además de los ligamentos, se lesionó la tibia, los dos meniscos y tuvo desgarros musculares, pero además mentalmente, porque se estaba preparando para los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022 y parecía imposible que llegara. “Estuve en Europa con dolor durante dos semanas y después viajé a Argentina con la pierna hinchada en el avión. Fue muy caótico, estar en los JJOO era un deseo. Me replanteé toda mi carrera. Pensé: ‘Ya está, me doy de baja. ¿Para qué voy a seguir, para qué me voy a recuperar si no voy a llegar a lo que siempre soñé?’”, revela. 

En ese momento la apoyó mucho Juan Bautista Barbeito, su novio. “Le pedía que hagamos cosas para distraerme. Íbamos mucho a una chacra que tenemos en El Bolsón, que es como mi punto zen”, cuenta. Pasaron días y días tranquilos, sin internet, sin que nadie los moleste. Además, fue a Buenos Aires para estar con sus amigas. Francesca necesitaba salir de la rutina y encontraba en esas personas esa paz para poder salir adelante.

Y lo logró. Tuvo dos meses complicados, que iba malhumorada y cabizbaja a kinesiología, pero se pudo levantar. “Hice un click. No quería que la lesión me obligue a dejar en un momento que yo no quería, así que hice lo posible para llegar a Beijing, que era a los seis meses”, memoriza. Y así fue. Llegó a los Juegos y tuvo buenos resultados en la prueba de Slalom Gigante: en la primera manga terminó 34° y en la segunda finalizó 30°. Sumando ambos tiempos, culminó en la 29º ubicación de la tabla con un total de 2:04.00, y se convirtió en la mejor latinoamericana de la competencia.

Aquella niña que subía todos los inviernos a las aerosillas Sextuple o La Hoya en el Cerro Catedral, cumplió el sueño, pero además, fue una de las abanderadas. “Fue un orgullo. Me emocioné mucho entrando al estadio. Fue una sensación de plenitud absoluta, que quiero volver a sentir, porque realmente fue un momento top de mi vida. Siempre fui consciente de lo que significaba”, recuerda nostálgica Baruzzi. 

Ella misma lo dijo: quiere volver a vivirlo. Pero primero quiere recuperarse y agarrar ritmo para los grandes desafíos. “Quiero llegar bien al Mundial, que será en 2024-25, y también a los JJOO, que serán en 2026. Además, sueño con estar dentro del Top 15 en la Copa del Mundo constantemente y con conseguir una medalla olímpica”, proclama. Soñaba con estar en una olimpiada, y lo hizo. Ahora quiere seguir avanzando, pese a saber que no es fácil, pero tampoco imposible. “Son super ambiciosos mis sueños, pero soñar es gratis”, dice la ganadora del premio Olimpia de Plata 2022 en deportes de invierno.

“Mis cualidades son tener en claro los objetivos, la perseverancia y buscarle el lado positivo a todo”, sentencia Francesca. Jessie, por su parte, la describe: “Ella siempre mantuvo esa esencia de ser perseverante y de estar focalizada. Creo que con cada lesión se planteó un montón de interrogantes, pero los supo responder”. Joan, entre risas, la define: “Es una máquina, es muy profesional, divertida y enérgica. Es muy inteligente para el deporte, entiende lo que hace y sabe transformarlo, adaptarlo y aplicarlo muy rápidamente”.

Además de esquiadora, Baruzzi es estudiante de Marketing y le queda el tramo final para recibir el título. “Me quedan seis materias, pero no las voy a poder hacer este año porque tengo que rendir presencial y no voy a estar para las fechas. Es un montón de esfuerzo y de tiempo. Las haré el primer semestre del 2024”, cuenta. Ella dice que pese a que la carrera es importante para ella, su prioridad es el esquí y no sacrifica ni un día de montaña por uno de estudio.

A su vez, una vez que deje de esquiar, piensa en enfocarse en el marketing deportivo y trabajar en esto. “Es un nicho súper explotable y nadie lo está explotando. Nosotros como equipo nacional tenemos sponsors, pero no hay grandes movimientos de marketing para explotar el esquí en Argentina. Es algo que hay que ponerle mucho tiempo, pero me parece algo súper interesante para trabajarlo”, reflexiona.

Además de Orriols y de Cederstrom, hay más personas que están detrás de Francesca: Nuria Farriol y el Tano Baruzzi, sus padres. “Para mí son un apoyo incondicional. Son un pilar importante. Si no fuera por ellos, yo no estaría teniendo este presente. Ahora los estoy disfrutando, pero aunque esté lejos siempre los tengo en mi cabeza y les agradezco todo lo que me dieron”, dice Fran sobre ellos, y además no se olvida de Barbeito, quien siempre la apoya y acompaña pese a no estar mucho tiempo juntos por la distancia, y además él le da a ella ‘otra perspectiva de las cosas’. 

Las lesiones la han hecho conocer sus límites, a luchar, a superarse. También la han ayudado a ser más consistente, más centrada, más madura. Mentalmente es más fuerte. Francesca pasó de ser una atleta amateur a profesional porque empezó a tener pasión por el alto rendimiento. No tiene miedo de nada, tiene dudas como todos, pero no miedo, y eso es muy importante. Tiene el sentido del riesgo y muchísimo para crecer”, profundiza Joan, con su acento español, que además reconoce que es meritorio que Argentina compita contra potencias mundiales porque ellos tienen selección natural, cultura deportiva, más medios, muchos atletas y una capacidad económica infinita. Los niños austriacos, por ejemplo, son estrellas, ganan dinero y salen en la televisión. “La mejor del mundo factura 10 millones al año”, cierra.

“Mi motus de vida es no arrepentirme nunca de nada. Todo lo que hice me hizo llegar acá. Estoy viviendo mi sueño, algo que nunca me había imaginado: dedicarme y vivir de esto”, dice orgullosa Baruzzi. Dejó mucho de lado y se sobrepuso a momentos oscuros y situaciones realmente complejas. Según Cederstrom, Fran está convencida de que va a lograr mejores resultados pese a las tres operaciones. Está en su ADN seguir buscando metas para cumplir. No se conforma con lo mucho que ya logró, que ya se pone nuevos objetivos. Ese es su espíritu. Francesca Baruzzi tiene, siempre, la ambición de ir por más. 

 

El crecimiento del futsal masculino de San Lorenzo en los últimos años

Por Nicolás Díaz

Día nublado, fresco y lluvioso. Bares antiguos y murales azulgranas invaden el barrio de Boedo. Son las dos y media de la tarde y de a poco empiezan a llegar los jugadores y el cuerpo técnico del futsal de San Lorenzo al Polideportivo Roberto Pando para una nueva jornada de entrenamiento. De tres a cinco suelen ser las prácticas y la cantidad de días a la semana varía en relación a la fecha del partido. Van mezclando trabajos de cancha con los de fuerza y cada quince días va la nutricionista a controlar al plantel. Hay buenas vibras, hay sanlorencismo. Primero entran en calor con un juego divertido y después se meten de lleno con lo que pida el entrenador, en busca de cómo evitar los errores defensivos que cometieron el fin de semana y de afinar jugadas nuevas en ataque. El equipo entrena con seriedad, compromiso y ganas de seguir mejorando, aunque hace un poco más de dos meses hayan obtenido el bicampeonato de la Copa Argentina en Bariloche.

El futsal masculino en San Lorenzo de Almagro es uno de los deportes que más creció en los últimos años. Tuvo buenos momentos como también malos. Sin duda, desde 2016 hasta la fecha se convirtió en uno de los clubes más importantes a nivel nacional gracias a la gente que dedicó su tiempo, técnicos de nombre, jugadores de calidad, títulos obtenidos y, para nada menos importante, la localía en Boedo.

La disciplina en el club empezó a finales de los 90 y desde ese entonces tuvo muchos altibajos. De hecho inició en la segunda división, pero rápidamente logró el ascenso a primera y nunca más volvió a descender. En los primeros años se obtuvieron nueve títulos en total: El Apertura 1999 y los Clausura 1999, 2000, 2001, 2004 y 2006. Además, logró ganar la Copa Benito Pujol en 1999, 2000 y en 2004. Luego de estos campeonatos, hubo un periodo sin coronación. Más de diez años pasaron para que el Ciclón vuelva a gritar campeón en el futsal, pero desde 2018 hasta hoy consiguió muchos títulos. 

Damián Stazzone, actual capitán de San Lorenzo que llegó al club en 1998 con 13 años, debutó en primera a los 18 y desde ese entonces pasó la mayor parte de su carrera ahí, se refirió a la situación de la disciplina en ese momento: “El último título había sido en 2006 con Alejandro De Nicola como entrenador, en 2007 se jugó una Libertadores que fue muy buena y después a nivel resultados hubo un bache, pero el plan siguió creciendo. Creo que fue una etapa de transición que terminó cuando el futsal explotó en Argentina con el Mundial 2016 y ahí el club decidió acompañar ese crecimiento y crear un nuevo proyecto”. Palabra autorizada del campeón del mundo con el seleccionado nacional en Colombia.

“Tuve momentos buenos en el sentido de entender lo que estaba pasando y poner el hombro, pero también lo pasé mal con muchas discusiones con los dirigentes porque entendía que había cosas que se podían mejorar y no se hacían. Eso me llevó a alejarme del club dos años, irme a jugar a Italia y volver en 2014. Ahí ya había una nueva dirigencia, Bruno Calabria me llamó y volví a San Lorenzo para arrancar todo lo que fue este último ciclo”, sentenció Stazzone, en relación a cómo vivió ese periodo.

Bruno Calabria, ex jugador y uno de los impulsores del futsal en el club, contó cómo fue su llegada a la disciplina: “En enero de 2017 Matías Lammens (presidente del club en ese entonces) nos llamó a mi y a mi hermano y nos preguntó cómo hacíamos para profesionalizar al deporte. Nosotros ya veníamos de años anteriores. Yo jugué fútbol 11 y cuando me retiré vine acá porque soy hincha, vivía en el club y me dijeron de competir en futsal. Estuve tres años, dejé de jugar y quedé como responsable”.  

“En ese momento era amateur. Se entrenaba de noche y peleamos el descenso en 2013, 2014 y 2015. Cuando Matías Lammens nos propuso la idea, nosotros queríamos que los jugadores vivan del futsal y que estén disponibles las 24 horas. Les brindamos todas las herramientas para que se pudieran desarrollar. Esa fue la clave”, comentó Calabria sobre cómo estaba el ambiente y qué era lo que querían modificar.

En la actualidad, el conjunto de Boedo es uno de los protagonistas y de los favoritos a quedarse con el Torneo AFA luego de poder sobrellevar algunos altibajos en el inicio que el plantel sufrió debido a varias bajas, nuevas incorporaciones y la presencia de jóvenes. Luciano Antonelli sigue siendo el técnico y los referentes siguen estando. Por otro lado, no pudo coronar en la Copa de Oro y quedó eliminado en semifinales. Pese a esto, el equipo  está siendo competitivo. La vara quedó alta, la gente se acostumbró a verlos ganar y saben que tienen material para volver a campeonar.

Luciano Antonelli, entrenador del Ciclón, aseguró que están entrenando en cada detalle, tratando de mejorar, que sabían que el primer semestre iban a tener altibajos porque hay un grupo nuevo con jugadores jóvenes y que lleva su tiempo, y agregó: “El objetivo es hacer crecer al equipo y terminar dentro de los ocho primeros. Es lindo hacer algo distinto”.

“No es fácil porque estamos acostumbrados a ganar. Desde que estoy nunca tuve tres partidos sin victorias. Eso cuesta, pero hay que tener madurez para sacarle responsabilidad a los chicos y hacerles entender que es parte del crecimiento. Hay que estar fuertes para recibir estos golpes. Son sensaciones nuevas”, declaró Antonelli sobre los encuentros ante Independiente (derrota), Kimberley (derrota) y Banfield (empate), correspondientes a las fechas 5, 6 y 7.

Figu llegó como jugador en 2014 gracias al llamado de Bruno Calabria. “Era otra cosa, entrenaba casi sin ropa y de noche en la Ciudad Deportiva y peleamos el descenso”, recuerda él. Luego se retiró y empezó a dirigir a la quinta división. Estuvo un año como ayudante de Leandro Planas, después llegó Facundo Ruscica y se quedó con él. “Facu dio un salto de calidad terrible”, memoriza Antonelli. Las situaciones de la vida hicieron que se hiciera cargo del primer equipo debido a algunos problemas de salud de Ruscica. 

”En abril de 2019 fue mi primera temporada como entrenador de San Lorenzo. Fue muy distinto porque te haces cargo de todo, algo que tal vez como ayudante no. Fue complicado, pero me apoyé en lo que veníamos haciendo. A mis jugadores trato de mostrarles el porqué de cada situación, hay un ida y vuelta. Quiero que sepan lo que hacen, que estén convencidos de ellos mismos”, sostuvo el técnico multicampeón. 

Franco Calabria, el otro impulsor del futsal del club, detalló cómo fueron los primeros años: “Cuando a Bruno (Calabria) le propusieron hacerse cargo de la disciplina, lo primero que me dijo fue que vaya a AFA para tener presencia. San Lorenzo participaba de la Comisión de Futsal y en ese momento el presidente era Luis Segura. Estuve un poco más de dos años ahí. A partir del 2017, ya con Claudio Tapia como mandatario, se designó un nuevo grupo de integrantes y fui el único que quedó. En 2018 me fui porque nos prohibieron jugar las finales en el Pando, algo que yo había planteado antes del inicio del torneo para hacer crecer la disciplina. Los playoffs se tenían que jugar en cancha neutral”. 

“Estaba en el día a día tratando de coordinar varios temas. En ese momento todavía estábamos en el Salón San Martín de Ciudad Deportiva, entonces necesitábamos contar con espacios y horarios para entrenar, nos arreglábamos con los recursos que teníamos, buscábamos no descender. Ahí fue que armamos el primer cuerpo técnico con Nicolás Valdés y después con Leandro Planas. A partir del 2017 ya arrancamos con Ruscica”, recuerda Franco como si fuese ayer. De a poco iba comenzando la nueva etapa.  

Después del Campeonato 2006, San Lorenzo recién volvió a consagrarse en 2018, y encima por triplicado. Dylan Vargas, ex integrante del plantel que obtuvo esos títulos, recuerda ese año: “Con la Copa Argentina nos sacamos la mochila de encima porque fuimos el equipo que más había invertido, teníamos la cancha más linda y nos habían puesto todo para ser los mejores. A partir de ahí pisamos fuerte. Después ganamos el Torneo y la Superfinal a Villa La Ñata”.

Luego de jugar un año y medio en Argentinos, Vargas llegó al club en 2015, estuvo hasta 2018, se fue a SECLA, en 2020 regresó y hace aproximadamente tres meses se fue a continuar su carrera a Letonia. “En Argentinos entrenaba a la noche y nunca me faltó nada, pero llegué acá y la exigencia era otra porque estábamos en la A. Llegó (Facundo) Ruscica y cambió la forma de ejercitar y la manera de pensar. Teníamos que tener la cabeza en el futsal. Él y Damián Stazzone fueron los pilares para la renovación mental y futbolística del futsal en general, no solo del club. Cuando arribé a San Lorenzo me di cuenta que había mucho para crecer, no me arrepiento de nada. Mejoró muchísimo todo. Parece un club nuevo si comparás el 2015 con el 2023”, proclamó Cucha, que además confesó que al principio la mentalidad era la de competir, mientras que los últimos años era la de ganar campeonatos.

Luego de la triple corona en 2018, el Ciclón no paró de ganar. De ahí en adelante obtuvo una Liga Nacional (2019), dos Copas Argentina (2022 y 2023), una Superfinal (2020), una Copa Libertadores (2021), dos Supercopa (2020 y 2021) y dos Campeonatos (2019 y 2022). El último trofeo lo ganó el 26 de agosto ante 17 de Agosto por penales, luego de un 2-2 en el tiempo reglamentario. Pero sin dudas que el más importante de todos estos fue la Libertadores. El 22 de mayo de 2021, San Lorenzo derrotó 4-3 a Carlos Barbosa (BRA) y se convirtió en el primer equipo argentino en lograr este título. Para llegar a esta instancia, primero los dirigidos por Antonelli derrotaron a Boca para clasificar a fase de grupos, etapa en la que quedaron segundos y pasaron al cuadro final. En cuartos golearon 4-0 a Alianza Platanera (COL) y en semifinales derrotaron 2-1 a Corinthians (BRA), otro de los candidatos.

El DT aseguró que haberla ganado fue un logro único porque haber sido los primeros argentinos en conseguirla va a quedar en la historia del deporte. Es que de 18 ediciones jugadas hasta ese año, 17 habían sido obtenidas por equipos brasileños y 1 por uno paraguayo. Además, Barbosa tenía seis títulos en total y venía de ganar las últimas tres ediciones. 

“La Libertadores 2021 fue un triunfo del futsal argentino, ya que si nosotros fuimos y jugamos de esa manera ese torneo, significa que acá se compite a un nivel muy alto”, fueron las palabras de Stazzone. Por otro lado, Vargas, entre otras declaraciones, dijo: “Fue lo máximo, porque hicimos historia”. Tanto el cuerpo técnico, los jugadores y toda la gente de la disciplina quedarán por siempre en la historia del futsal argentino. 

El Polideportivo Roberto Pando se inauguró en octubre de 2016 con un partido de básquet, pero luego se empezaron a disputar encuentros de futsal y voley, por ejemplo. Es muy importante para la institución ya que queda en Boedo, más precisamente en José Mármol 1715. La construcción de este estadio fue emocionante para los hinchas simplemente porque queda en el barrio con el que está identificado el club y se volvía a competir ahí. Sin dudas que la creación del Pando ayudó a todo el mundo San Lorenzo, y el futsal lo aprovechó de muy buena manera. 

Con los ojos vidriosos luego de que le hablás del tema, Bruno Calabria asegura que es jugar en su casa, en el barrio de San Lorenzo, y que es un plan, no es solo ir a ver un partido, si no que vas a comer, a alentar a un equipo que juega bien y gana, y además proclamó: “Tuvo mucho que ver en todo lo que pudimos ganar”.

“San Lorenzo con Boedo obviamente tiene un vínculo que no hace falta ni aclarar. El hecho de ser una disciplina que lleva la pelota con los pies para nosotros era significativo, aunque sea en el 40×20. Nos entendieron los jugadores y el cuerpo técnico. Fue un antes y un después, no solo dentro del futsal del club, si no también a nivel nacional, que seamos locales ahí y que vayan un promedio de 1500 personas por partido”, aseveró Franco Calabria.

Vargas sentenció que es algo único porque ningún club de Argentina tiene un estadio de esa magnitud y además la hinchada levanta a los futbolistas en los resultados adversos: “La gente cumple un rol importantísimo. Es uno de los motivos por los cuales la disciplina creció tanto”.

“El Pando para nosotros es clave en nuestro proyecto, que tiene que ver con el sentido de pertenencia. No hay nada más lindo que jugar en Boedo, donde nació San Lorenzo, donde tuvimos nuestra cancha y donde vamos a hacer la tercera”, relata Stazzone, Cuervo como pocos, y añadió que tanto él como el grupo respetan todo lo que esté relacionado al barrio. 

Por último, Antonelli declaró que es hermoso, que siempre habla con Claudio y Roberto Pando, arquitectos del estadio, y que le da vida porque además de jugar un partido, va también a tomar mates, a ver otros deportes, y sumó: “Estoy recontra agradecido de que esto pase y disfrutamos cada partido como si fuera el último porque es realmente algo que nos llena de energía y nos da muchas ganas de seguir”.

Sin embargo, los hermanos Calabria manifestaron su cansancio y desgaste en la disciplina y quieren dar un paso al costado para seguir enfocados en las juveniles del club. Primero, Bruno contó: “Queremos que cuando Damián Stazzone se retire, siga con este proyecto.  Él está capacitado por toda su experiencia, su trayectoria. Es un gran líder de grupo, estudió mucho, está enfermo por el club y es uno de los jugadores más importantes de la historia del futsal del mundo. Tiene todo para mejorar lo que se hizo hasta ahora”.

Además, Franco dijo: “Con Bruno queremos que el que tome nuestro lugar mejore lo que hemos hecho nosotros y Damián (Stazzone) tiene las condiciones. Es uno de los jugadores más importantes a nivel mundial. Sabemos que tiene las ganas, así que cuando él decida dejar de jugar, creemos que nos va a reemplazar y va a hacer un trabajo superador. Ojalá así sea”.

Por su parte, Stazzone contó: “Hablo con ellos constantemente. Saben que siempre voy a estar ligado al club y que hay muchas cosas que ahora no las puedo hacer por ser jugador, pero cuando me retire voy a ocupar algún lugar del proyecto. Me siento preparado. La deuda pendiente es mejorar en juveniles, no porque se haya trabajado mal, sino porque no estaban dadas las condiciones que quizás vamos a tener en unos años. Ese es el último paso que nos falta dar para que el día de mañana tengamos en el primer equipo cada vez más futbolistas surgidos de las inferiores”. 

Hace 26 años se juega el futsal masculino en San Lorenzo de Almagro y, en ese lapso, tuvo dos muy buenas épocas: los primeros 10 años y los últimos 6 años. En el medio hubo un bache en relación a la obtención de campeonatos, pero la disciplina siguió progresando. En total, el conjunto de Boedo ganó 21 títulos en este deporte que cada año crece más y más. 

 

Tobías Scarpa: “Ponerse la celeste y blanca te pone la piel de gallina”

Por Tomás Gulminelli 

Llegar hasta acá no es para cualquiera. No solo hay que ser habilidoso, tener técnica y ser el mejor del país en ese momento. También hay que poseer una mentalidad dura y fuerte. Las presiones, las lesiones, las derrotas y las victorias. Todo esto, en unos pocos que representan a muchos.

Tobías Scarpa es el líbero de Policial de Formosa. A sus 22 años recién cumplidos, fue citado por primera vez con la mayor a un gran torneo: los Juegos Panamericanos de Santiago 2023. La felicidad era gigante, tanto de él como la de sus cercanos. El gran sueño comenzaba.

A pesar de que el llamado llegó en un buen momento de su carrera, para estar en ese lugar la tuvo que pelear mucho. El sacrificio desde que era chiquito fue una de las cosas que caracterizó a Scarpa. Si de algo estaba seguro, era que se quería dedicar al vóley. Y así fue. “Cuando fui creciendo y jugando siempre lo hice con compromiso, me gustaba llegar temprano a los partidos y entrenamientos, no faltar nunca. De a poco me empecé a dar cuenta que eso no pasaba en todos, sentía que mi compromiso era natural. Me empecé a dar cuenta que faltaban por el colegio, por el fútbol, por esto o por lo otro, pero yo solamente pensaba en vóley”, expresó Tobías.

Los comienzos fueron en el Club de Amigos, pero por problemas dentro de la institución, tuvo que emigrar a otro sitio: el Club Ciudad de Buenos Aires. Aquí se continuó formando, tanto como persona y jugador. MUNI, como es apodado el equipo porteño, le dio sus primeros pasos en el más alto rendimiento de nuestro país. No solo eso, sino que también allí consiguió disputar su primera Liga con tan solo 17 años.

Algunos piensan que los logros son únicamente los trofeos o las medallas. En cierto punto sí, esos son los reconocimientos físicos. Pero un deportista que compite constantemente tiene diversas metas: superarse día a día, cuidarse con la alimentación y el descanso, priorizar por sobre todas las cosas a la profesión y muchas otras que suelen ser llamadas como el entrenamiento invisible. El líbero no es excepción de estas.

Scarpa con 21 años se consagró campeón de la Liga 2022-2023 con el club de Núñez. Sí, uno de sus mayores deseos se volvió realidad. “Siempre soñé con salir campeón de la Liga y haberlo logrado fue impresionante, me encantó. Todo el esfuerzo que se había hecho durante mucho tiempo se sintetizó en un campeonato”. Además, para él que se alcance de la mano de Facundo Conte tuvo una gran relevancia: “El significado de haberlo hecho con Facu fue tremendo. Aprendí mucho de él y con él”, declaró.

Sin embargo, por más que levantó el título, Tobías tomó una de las decisiones más difíciles de su vida: cambiarse de club e irse a Policial de Formosa. Esta elección fue porque en Ciudad no tenía los suficientes minutos que él anhelaba.

El joven vivió siempre con su familia en Vicente López y por primera vez, comenzaba el desafío de estar lejos de ellos, novia y amigos. “Fue un shock que me costó asimilar. La primera semana estuve triste, pero después empecé a estar mejor y seguro de lo que quería, que era jugar y estar ahí”, contó.

Sus primeros partidos fueron por la Supercopa ACLAV. Debutó con una victoria ante MUNI, su ex equipo, en la semifinal y se enfrentó ante UPCN de San Juan en la final. Tan solo dos partidos le bastaron para encontrarse nuevamente a un paso del trofeo. El último encuentro culminó con un 3 a 1 a favor y Scarpa pudo volver a festejar. Otra medalla, otra experiencia y más sueños cumplidos. Quién se animaba a decir que la nueva institución lo iba a recibir tan bien.

El gran nivel que tuvo durante el año no tardó en impresionar a los técnicos de la selección argentina. Hace meses que viene entrenando con la mayor de la albiceleste y allí comenzó a medirse con los mejores del país, pero esta vez también con aquellos que juegan en las grandes ligas de afuera.

Aquí hay que hacer una pausa. Si un deportista tiene una máxima aspiración, es la de poder defender la camiseta y los colores de su nación. Así lo han expresado los mejores. Maradona, Messi, Ginóbili. Él se encontraba cerca y hasta conseguirlo, su actitud no iba a cesar.

Las oportunidades estaban, ya que el equipo tenía varias competencias por delante. La primera fue la VNL –Liga de Naciones de Voleibol–, pero Tobías quedó fuera de la lista de convocados. Lo mismo le sucedió con el Preolímpico que se disputó a principios de octubre. A pesar de esto, el líbero jamás se reprochó algo y resaltó las cosas positivas: “Entrenar con ellos es tremendo. Nunca me había tocado un nivel de entrenamiento tan alto, se aprende mucho en cada práctica y en cada pelota. La felicidad es absoluta. Estar con los mejores jugadores es una locura”.

El esfuerzo de hoy es la recompensa de mañana. Ese parecía ser el lema de Tobías Scarpa, que sin importar las adversidades del momento, siempre siguió luchando. Sí, luchando por sus sueños.

La circunstancia tan esperada llegó. Un día arribó al CeNARD y se fue con la gran noticia: iba a disputar los Juegos Panamericanos de Santiago 2023. La felicidad que tenía era única. Iba a vestir la camiseta que más quería ponerse. La que era bicampeona Panamericana y había conseguido la medalla de bronce en los últimos Juegos Olímpicos.

“Representar al país siempre es hermoso. Ponerse la celeste y blanca te pone la piel de gallina, más en unos Juegos Panamericanos con todo el significado que conllevan”, explicó el chico de 22 años sobre la importancia que tiene ser parte del seleccionado nacional en un torneo de tal magnitud.

En este certamen compartieron grupo con Puerto Rico, Chile y República Dominicana. En principio, el objetivo del equipo era quedarse con el primer puesto a pesar de que tenía que enfrentar a grandes delegaciones.


El debut fue ante los dominicanos. Con un alto nivel, Argentina triunfó por 3 a 0. En este partido el líbero estaba nervioso, pero con el pasar de los minutos logró soltarse y se permitió disfrutar.

La segunda tocaba contra los puertorriqueños. Esta vez el encuentro no comenzó de la mejor manera. Se perdió el primer set y se estuvo a muy poquito de que suceda lo mismo en el segundo –más de un set ball en contra–. Pero en los momentos complicados, los chicos se agrandaron. Dieron vuelta el resultado y lo ganaron por 28 a 26. Ese fue un quiebre para el grupo, ya que a partir de ahí el nivel aumentó rotundamente. 3 a 1 ganó nuestro país y estaba cada vez más cerca de las semis.

La última de esta fase era la más complicada. Contra un clásico de la región y además, los locales. En un Movistar Arena colmado por las 10 mil personas que fueron a disfrutar del espectáculo, era el turno de enfrentar a Chile. El estadio era un hervidero, pero parecía que a los nuestros no les importaba. Pelota a pelota, la albiceleste demostraba por qué venía de ser bicampeón Panamericano. 3 a 0 fue la victoria conseguida y así se aseguraron estar entre los cuatro mejores. Ya peleaban por alguna medalla.

Tobías tuvo un muy buen juego en la primera fase pero sabía que ahora llegaba lo más difícil. Este era el momento de poner el pecho y llevar a la Argentina a lo más alto. Antes, había una final anticipada: Cuba.

Ellos tuvieron un día menos de descanso porque al salir en el segundo puesto del grupo, jugaron unos cuartos de final ante Puerto Rico. El equipo nacional lo sabía. El partido fue muy disputado, no se podía regalar nada. Se perdió el primer set, aunque nuevamente con un gran carácter la historia se dio vuelta. Con un 3 a 1 a favor, la selección volvió a meterse entre los dos mejores del continente entero. Otra vez, el vóley se iba a llevar una presea.

En estos instantes, para los deportistas es complicado disfrutar. En la previa a una situación tan importante, la presión y la ansiedad hacen lo suyo. Muchos quieren que sea la hora de que el árbitro toque el silbato y la pelota empiece a volar.

El líbero que arrancó a los ocho años en el Club de Amigos, que luego se fue a Ciudad para crecer, que jugó en las selecciones juveniles, que dejó de lado tantas cosas importantes para vivir estos momentos, estaba por disputar una final de los Juegos Panamericanos.

Brasil esperaba. Ahora sí, el clásico de toda la vida. Esta vez, ellos tenían un equipazo. No se guardaron nada. Argentina no brindó su mejor performance y sufrió la única derrota del certamen. Fue un 3 a 0 que dejó al país en el segundo lugar.

Scarpa volvía con una presea plateada colgada en su cuello. “Cuando era chico siempre veía por la tele cuando se colgaban la medalla y era una sensación hermosa. Yo ahí estaba viviendo lo que siempre miraba por la tele y no lo podía creer”, expresó el líbero con mucha satisfacción. Además, agregó que esa distinción “era el premio al esfuerzo” que habían realizado por tanto tiempo.

Algunos solo ven un torneo, un partido, un set, un punto o una jugada. Detrás de todo eso, hay años de esfuerzo y dedicación. Tobías ya cumplió algunos de sus sueños, pero su camino recién arranca. Con tan solo 22 años, aspira a seguir creciendo y aprendiendo. Él ya sabe, nadie dijo que iba a ser fácil.

 

Dodgeball, el deporte que jugabas de chico, pero que lo conocías por el nombre de “quemado”

Por Lautaro Bracaccini

El dodgeball nació durante el siglo XX en Estados Unidos, arrancó como un ejercicio universitario, queriendo salir de los deportes comunes como el básquet y el béisbol. El año que se oficializó como deporte fue en 1960.

Son dos equipos en la cancha; la medida es de 18 x 9 y está dividida por la mitad. Seis jugadores por equipo y se utilizan media docena de pelotas. Dirigen cuatro árbitros y dos jueces de línea. Los partidos son de 40 minutos y se dividen en dos tiempos de 20. Y un sólo objetivo, “eliminar” al otro equipo y dejarlo sin jugadores en la cancha.

El partido se inicia cuando el árbitro coloca las seis pelotas en la mitad de la cancha y los jugadores se paran en la línea final de su respectivo lado. Así empieza el set; se llama “Bienvenida”. El juez pita y los jugadores tienen que correr hacia las pelotas y agarrar las tres que ven a su derecha.

El objetivo es “quemar” al rival; la pelota puede pegar en cualquier parte, exceptuando la cabeza. Hay muchas formas de ser eliminado: una es que te toque y caiga al suelo, la otra es que se te caiga la pelota que intentás agarrar. La última es que la pelota que lanzaste la agarraron, y en ese momento el expulsado es uno.

Como todo deporte tiene sus prohibiciones: no se puede utilizar los pies, no se puede retener la pelota más de cinco segundos. La última prohibición es la de no poder salir del campo de juego ni cruzar la línea de mitad de cancha.

Hay formas de defenderse a la hora del juego y en el momento que te atacan; una es esquivar, otra es el utilizar la pelota que tenés en tus manos como escudo y desviarla.

Un rol importante es el de “Catcher”: la especialidad es agarrar y lograr el reingreso del jugador de su equipo que fue eliminado. Otro papel importante en el deporte, pero fuera del campo de juego, son los “Shaggers”, son las personas fuera de la cancha que alcanzan las pelotas a los que están adentro.

El deporte tiene su Mundial y su ente regularizador llamado World Dodgeball Federation (WDF). Contiene a la Federación Africana, la de Asia, de Europa, la latinoamericana y por último la de América del Norte y el Caribe. Dentro de esas regiones hay miembros, en total 87. En 2024 se realizará el décimo Mundial en Austria. El primero fue en 2012 en Kuala Lumpur.

Los países más fuertes en el dodgeball son Estados Unidos, Canadá y Malasia. Argentina fue pionera en América del Sur; fue el primer país que empezó a jugarlo y luego se le sumó Colombia y Brasil. Dentro de Argentina, tomó tal magnitud que muchas provincias lo practican: Buenos Aires, Córdoba, Catamarca, La Rioja, Salta, San Luis, San Juan, Río Negro y Jujuy.

Argentina tiene un ente regularizador, la Asociación Argentina de Dodgeball (AAD), y el presidente y además vicepresidente de la World Dodgeball Federation Latinoamericana es Diego Bértola. El AAD nació el 14 de noviembre de 2018 y la sede queda en CABA, en la calle Ávalos al 1000.

En Buenos Aires se juegan dos torneos; uno es la Liga Foam en donde el material de la pelota es de espuma recubierto con poliuretano, y la otra es la Liga Cloth en la cuál es de tela. Hay más equipos en la Foam, nueve, que en la Cloth, siete.

Cada balón cuesta 30 mil pesos, se necesitan 180 mil para el set, y tres Padrenuestros para pedir que no se te rompa ninguna sino estás incompleto.

Los equipos de la Liga Foam son Freestyle, Griffindodge, Leviatán, Lynch, Hydra, Almirante Brown, PCH, Supernova y Panthers. Mientras que los que juegan el torneo Cloth son Freestyle, Griffindodge, Panthers, Supernova, Burzaco, Lynch y Leviatán. Todos los domingos por la mañana estos equipos buscan sumar puntos para escalar posiciones. Los partidos empiezan desde las 9:30.

En Argentina hay muchos jugadores buenos que lograron vestir la camiseta de la selección. Uno de ellos es Rodrigo Manzella, jugador del equipo Supernova, que cuenta cómo llegó al dodgeball: “Por un amigo qué me invitó a jugar, en ese momento los dos estudiábamos en el profesorado de Educación Física. Empecé en 2018 a jugar al dodgeball”, dice Manzella. Y señala que usar la camiseta de Argentina es lo mejor que le puede pasar a cualquier deportista. Indica que su rol en el juego y su virtud es la de esquivar las pelotas y sus lanzamientos fuertes.

Valentín Garaventa, el 10 de la Argentina y de Leviatán, habló sobre cómo llegó el dodgeball a su vida: “A principios de 2018, mi hermano que también juega, Agustín, encuentra una nota de Infobae en el cuál contaba lo qué era el deporte, dónde se jugaba y eso nos interesó. Representar a mi país es una experiencia única”.

Leviatán fue creado en 2019 por los hermanos Agustín y Valentín Garaventa. Al principio el equipo de dodgeball se llamaba “Hellfish”, pero luego adoptó el nombre actual ya que Valentín es parte del club de e-sport de League of Legends (LOL), un juego de PC en el que se utiliza la estrategia, y pidió si podían utilizarlo. Leviatán lo autorizó a partir de 2022. Agustín cuenta que el sueño del equipo es salir campeón de la liga FOAM y Cloth de dodgeball. Además, señala que el premio total son cien mil pesos, es el total de la cantidad que cada equipo pone para participar. La idea que tienen es que se empiecen a entregar medallas, pero lo que resalta es el tema de que sale todo de ellos, la iniciativa y el dinero.


Carlos Goonting, de Malasia; Andrew Ketchum, de Estados Unidos; y Piong, de Hong Kong son los tres mejores jugadores del mundo.

El dodgeball nació en el siglo XX, pero llegó a Argentina a finales de 2015 gracias a Diego Bértola. En la actualidad, se juega más en el AMBA. La idea de los referentes es que el dodgeball se masifique y se haga eco en todas las provincias del país.

Argentina, por ahora, pudo participar en dos mundiales. El primer Mundial se realizó en 2012 el deporte aún no había llegado al país. Luego le siguió el de 2013, 2014 y 2015. En 2016 tampoco participó Argentina, pero el deporte ya se practicaba en suelo argentino. Llegó 2017, en Toronto, y Argentina podía ir, pero había un problema más grave, el dinero. La Selección Argentina de dodgeball no tenía la economía para llevar su delegación y no pudo participar. En el Mundial Los Ángeles 2018, Argentina participó, pudieron viajar gracias a que los jugadores y dirigentes se movieron y en distintos medios señalaron que querían representar al país en el Mundial. Lograron reunir la plata necesaria y emprendieron el viaje. No pudieron lograr el podio, salieron octavos, pero fue el primer Mundial y la primera experiencia. En 2019 participaron del Mundial que se disputó en Cancún. El problema fue la falta de dinero, pero finalmente lo pudieron costear. Y en el de 2022 en Canadá, con una Selección Argentina con más chapa para demostrar, tuvo el mismo inconveniente que le imposibilitó el de 2017, la escasez de la plata. Por cuarta vez se impone, por ende la selección no pudo representar.

Manzella, el jugador de Supernova, piensa que habría que darle importancia al dodgeball. “Se le da importancia solo al fútbol, una ayuda económica de parte de marcas comerciales sería buenísimo para cubrir gastos básicos y hacer un poco más profesional al deporte”, dice Manzella. En la actualidad, el dodgeball argentino tiene dos sponsors: GBSPORT y Banco Nación.

En la actualidad, el deporte no es olímpico pero Manzella no descarta que en un mañana pueda suceder, no en lo inmediato, pero sí en un futuro. “El dodgeball debería ser olímpico porque representa todos los valores y objetivos que demuestra. Además es muy entretenido y fácil de entender”.

El entrenamiento del equipo PCH arranca como cualquier otro, haciendo una entrada en calor. Luego se realiza un juego, parecido al dodgeball. Termina, arman los equipos, colocan las seis pelotas en su lugar y empieza el partido. Se juegan varios, los equipos van cambiando, pero lo importante es que perfeccionan el juego y los errores que cometieron en el partido anterior. Finalizado el entrenamiento, elongan.

Todo el entrenamiento transcurrió en el Parque Chacabuco, al lado del Centro Cultural Adán, en un pasaje que hay debajo de la autopista, lo que conlleva que tenían que frenar por si pasaban transeúntes. Hacen lo posible por entrenar. Es un poco lo que caracteriza al dodgeball, seguir practicando el deporte y siempre desde la iniciativa de los jugadores, todo a pulmón. Mientras que a deportes como el fútbol se le da todas las herramientas y ni hablar la cantidad de dinero.

 

Brian Castaño, el boxeador cuyo legado sobrepasa su título mundial

- Crédito: Guille Llamos

Por Manuel Escudero, José Baía y Lautaro Moyano

Los cinturones resultan indiferentes cuando lo que se pone en discusión es el futuro del boxeo argentino. El éxito deportivo es, indudablemente, sinónimo de gloria absoluta en todo el mundo. Sin embargo, muchas veces el prestigio no se mide solamente en triunfos, sino en el legado que alguien deja. En este caso, el boxeador argentino Brian Castaño es un ejemplo, ya que gracias a su gimnasio y su figura, está dejando marca en las nuevas generaciones del boxeo nacional.

Castaño es un boxeador argentino nacido en Isidro Casanova, Buenos Aires, el 12 de septiembre de 1989. A pesar de tener una enorme carrera con distinciones tales como el título del mundo de la OMB en la categoría superwelter y un extenso registro de peleas en los Estados Unidos, su fenómeno no se construye gracias a sus éxitos, sino por su búsqueda de marcar un camino y un legado en el boxeo a nivel nacional. 

Lejos de abandonar su lugar de origen, posee un gimnasio en Leon Gallo al 3026, San Justo, dirigido por su padre Carlos Castaño, el cual le abre sus puertas a alrededor de 150 jóvenes por día, divididos en tres turnos. Es un espacio de alto rendimiento profesional, preparado para recibir y formar deportistas de élite, perfectamente equipado con innumerables cantidades de equipamiento de boxeo, bolsas y cuadriláteros a disposición. Castaño no sólo hace uso de las instalaciones para hacer sus entrenamientos, sino también para acompañar la formación de jóvenes que buscan ganarse la vida en el boxeo. 

El gimnasio se encuentra ubicado dentro del barrio que lo vió crecer y formarse como boxeador y persona. Es un terreno grande, aunque lejos está de ser ostentoso: no posee grandes entradas ni carteles que lo distingan, sólo una chapa que resguarda los tesoros y los futuros boxeadores que se encuentran dentro. Enfrente del gimnasio hay una plaza y detrás de ella, se ven los monoblocks de San Justo. A su izquierda está ubicada la escuela número 514. Alrededor de las 3 de la tarde, horario en el que el gimnasio abre sus puertas para su segundo turno, se respiran aires de tranquilidad en sus afueras, lo cual puede tener que ver con el buen ambiente que se vivirá dentro, tan sólo algunos minutos después, cuando comiencen los entrenamientos. 

En caso de que alguien quiera entrenarse en dicho lugar, los valores van de $1000 a $7000 mensuales, dependiendo de la cantidad de clases a las que uno asista semanalmente. Si el alumno asiste a dos sesiones por semana, el mes cuesta $4500, si son tres, $5500 y, si acude cinco veces, $7000. Además, se deben tener en cuenta los horarios que se manejan. A la mañana las clases son de 9 a 11.30, durante las tardes de 15 a 17 y, el turno vespertino va de 19 a 20.30.

Castaño no es un factor menor en todo esto. Suele pasar horas adentro, entrenando y formando a los jóvenes. En el barrio es un hombre querido por todos: se pasea con su auto de alta gama, con calma, saludando a la gente que pasa y siempre siéndole fiel a lo suyo, a su lugar y a su gente.

Miguel Sánchez es uno de los tantos boxeadores que son acompañados por Castaño. Él no sólo suele entrenarse en su gimnasio, donde pasa casi tres horas por día, sino que también fue parte del campamento del campeón del mundo en Estados Unidos, cuando se enfrentó por segunda vez a Jermell Charlo, en mayo del 2022: “Entrenar con Brian y Carlos es un orgullo. Te brindan enormes enseñanzas no sólo en el boxeo, sino como persona”. Aún así, Miguel no sólo habló de sus formas de entrenamiento y de cómo estas ayudan a los jóvenes a formarse, sino que también sobre el padrinazgo del púgil y su entorno para con los alumnos: “Lamentablemente durante el campamento falleció mi padre. Cuando me enteré de la noticia, pensé en volver a Argentina, pero Brian y Carlos tomaron un papel muy importante en mi contención”.

Luego de aquella experiencia, Miguel Sánchez llevó a cabo una pelea de exhibición en la que venció por KO a Adrián Silva. Aunque la fortuna no fue la misma para Castaño durante aquella pelea en California, cuando no pudo traer el título mundial WBO a la Argentina, su gimnasio continúa creciendo y siendo ya una referencia a nivel país. Santiago Rodríguez, también boxeador en formación y habitué en Team Castaño, afirma: “La estructura está basada en gimnasios estadounidenses, como por ejemplo Legends Boxing o knockout boxing facility, que son referentes en el área”.  

Si bien siempre está ambientado con música, en los momentos de entrenamiento se vibra un aire de competitividad y responsabilidad absoluta, que demuestra el deseo de los jóvenes boxeadores de ganarse la vida a costa del deporte y que a su vez jerarquiza el nivel de la creación de Castaño, quien con este legado ya significa mucho más que sólo un boxeador campeón del mundo. 

 

Signorini: “Al jugador lo quieren frívolo y estúpido”

Por Leticia Villagra

“Al jugador lo quieren frívolo y estúpido”, aseguró el entrenador que trabajó con el cuerpo y la mente de Diego Armando Maradona. Crítico de la utilización política del fútbol, lucha por difundir un mensaje para cambiar la sociedad. 

Fernando Signorini rechazó siempre ser llamado preparador físico, y en la entrevista que tuvo frente a estudiantes de Deportea lo afirmó una vez más al presentarse: “Aborrezco esa definición”. Su experiencia conociendo el interior de Maradona, como lo cuenta en su libro Diego desde adentro, lo ayudó a ver la otra cara del deporte y a enfocarse no solo en el estado físico, sino también en la salud mental de un jugador.

-¿Qué sentís que podes darle en sentido filosófico a quién entrenás?

-Trato de transmitirle que no se deje confundir, que desprecie la vulgaridad. Yo sé que no voy a poder evitar nada de lo que me va a pasar. Haber reflexionado mucho me hace vivirlo. Al jugador le hablo de todo eso, de la vida; sobre todo, le hablo mano a mano. Trato de ayudar, abriéndole los ojos acerca del mundo que los rodea; sobre todo a los que tienen muchas condiciones. ¿El éxito es ganar? Hay partidos en el fútbol que te van mal. Alguna vez se lo dije a Martín Palermo: fuiste capaz de errar tres penales en un mismo partido, y después metiste un gol de mitad de cancha de cabeza. El resultado es una cosa, el éxito es otra, es dar lo mejor de uno mismo

Hoy, “El Profe” tiene 72 años, pero el tiempo no se le nota: llegó con una gorra puesta y un par de zapatillas relucientes; casi tanto como su memoria, dado que recordaba constantemente distintos fragmentos de su hobbie principal: la poesía. Cada pregunta que se le hacía era una nueva oportunidad para desplegar alguno de todos los versos que se leyó, y que recordaba a la perfección.


“Yo soy lo que soy, y soy aquello que quise ser. Que ser sin haber querido, no tiene razón de ser. Algunos son, y no saben las razones ni el porqué de haber sido como son sin haber querido ser. Entonces no son ni han sido, y ya nunca podrán ser. Soy lo que quise ser”.


 

-¿Sos lo que querías ser?

-Si. Si hay algo de lo que estoy convencido, es que no conozco a una persona con más suerte que yo; todo se me dió por casualidad. En la última página de Clarín sale una nota a mí, en la que yo decía que prefería que Diego se muriera tomando droga antes de que lo despersonalizaran. Diego vivió como quiso y murió como quiso, estaba dispuesto a vivir la vida a su manera. Mi viejo me hizo el favor de morir cuando tenía 19 años, y de casualidad entré a la carrera de entrenador físico.

-¿Por qué te “hizo el favor”?

-Sino, yo hubiera sido empleado de su presa. Hubiera estado encerrado entre cuatro paredes. Los hijos son como los pájaros: vos le tenes que enseñar a volar, pero no seguir el vuelo.

Fernando dio sus primeros pasos como entrenador en Lincoln, su ciudad natal ubicada en la Provincia de Buenos Aires, en 1973. Fue recién diez años después que hizo un viaje a España, porque Menotti lo sedujo acerca de que el fútbol “tiene que ser una maravillosa excusa para ser feliz”, y su destino lo llevó al momento exacto en el que Diego Maradona llevaba adelante una lesión para acompañarlo. “Hay que ganar, para eso se compite. Pero mucho más importante son los medios que se utilizan para lograr los fines”, aseguró Signorini.

El seguimiento del 10 en primera persona y su preparación para los mundiales del 86, 90 y 94 lo hizo ver el ambiente oscuro del fútbol y su manipulación en la sociedad: “Detectaron un poderoso alimento para hacer pedazos a la sociedad; para trivalizarla, frivolizarla, y para hacer creer que el fútbol es el árbol que tapa todos los problemas, cuando hay 400 millones de chicos que mueren de hambre”. En este sentido, el ex entrenador de Maradona criticó duramente a los medios de comunicación más importantes, considerándolos “ovejas de un rebaño” y les dejó un consejo a todos los estudiantes de periodismo que escuchaban: “Si quieren ser frívolos, hay un montón de posibilidades. Desarrollen la sensibilidad, vayan a villas, no den por sentado absolutamente nada”. 

El linqueño visitó comunidades toxicodependientes para ayudar a Diego: “Un día le dije ´se acabó, ya no sos jugador de fútbol, sos un chico que tiene una adicción y necesitas gente que te ayude´”. Se interesó en involucrarse en el bienestar de cada jugador frente a todas las presiones externas, y mantuvo un vínculo profundo con cada uno, al punto de contestar llamadas a las 5 de la mañana de un deportista que aseguraba “no poder más con su vida”. “Según el sistema, lo que importa es tener, no ser. El que tiene es un exitoso, el que no puede es un fracasado”, dijo Signorini, emocionado tras haber recordado ese momento. “A mi me encanta el fútbol, sobre todo cuando es capaz de emocionarte. Uno recuerda lo que le emociona. Si Argentina me emociona, que gane Argentina; y si es Francia, que gane Francia”, apuntó.

-¿Te seguiste involucrando?

-Si, con todo. Hace poco pasó con Cirigliano. La única manera de que el sistema reaccione es que uno los visibilice. Yo salí a hablar en contra del Secretario del Gremio de Jugadores, cayó también el presidente de River. El futuro del fútbol argentino se parece al futuro de la sociedad argentina.

Aseguró que le interesa hacer política en el deporte, pero desde afuera: “Si estás adentro, te chupan y no podés hacer nada”. Fernando visualiza el fútbol formativo como una herramienta capaz de cambiar la sociedad para mejor, y va a las escuelitas de fútbol de las villas más pobres. Desde 2018 aporta su granito de arena en Villas Unidas, un club de barrio que agrupa los sectores más vulnerados y que se nutre de las ganancias de los intercambios internacionales de jugadores profesionales surgidos de esos sectores. No se olvida de su pasado, y recuerda aún en el presente la persona que le cambió el rumbo de su vida: “Gracias a un negrito villero, viví una vida que jamás imagine en el mundo”.

“Las pibas del Millo”, el grupo de hinchas que se formó para que ninguna vaya “sola” a la cancha

Por Leticia Villagra

Miércoles por la tarde. Faltan dos horas para el clásico entre River e Independiente,
las calles de Núñez se tiñen de familias y amigos con camisetas de River. La cantidad de
“manteros” que venden gorros y bufandas aumenta proporcionalmente a la cercanía del
Monumental. En la Plazoleta Adán Quiroga, a 700 metros del estadio Antonio Vespucio
Liberti, se arma la “previa” entre varios hinchas que, con un par de horas de anticipación, se acercan a la intersección de las Avenidas Libertador y Udaondo cada vez que el “Millonario” tiene la localía en un partido oficial. Abundan los vendedores con heladeras cargadas de cervezas, y surgen los primeros simpatizantes que, después de haber tomado dos o tres, arengan con canciones de tribuna para levantar el clima de cancha.

Entre la multitud, están las pibas. Hacen lo posible por ir a ver a River, y no se
resignan de vivir lejos, o de estar solas. Quieren ir a la cancha igual. Una bandera colgada en las rejas del monumento “De los cuatro Siglos” funciona como punto de encuentro de chicas de distintas zonas alejadas de la ciudad. La frase “Las Pibas del Millo” identifica al movimiento que, desde mayo de este año, se difunde en redes sociales como una “opción segura” para que las jóvenes que no tienen acompañamiento puedan ir más tranquilas al Monumental. “Surgió de un grupo de cinco chicas que habíamos quedado afuera una vez, y con el paso del tiempo empezamos a difundirlo en Tik Tok o en Twitter. Poníamos un mensaje simple como: ‘¿Querés ir a la cancha y estás sola? Somos un grupo de chicas que nos organizamos para ir’, decía Carolina, una de las creadoras.

Ni ella ni ese pequeño grupo reducido se imaginaban la viralización que iban a lograr
en las redes en tan poco tiempo, ni tampoco la complejización del trabajo que implicaba.
“Armamos un grupo de Whatsapp, pero cuando superamos la capacidad se nos complicó. Ahí tuvimos que organizarnos y dividirnos por zonas”, comentó Caro. Hay coordinadoras para Zona Norte, Zona Sur, Oeste y Capital. Incluyeron un formulario para poder identificar la identidad de cada una que esté en el grupo, y una división para conocer a las chicas con quienes van a compartir tribuna o platea. Están presentes en Twitter, Tik Tok y Facebook, y en Instagram ya alcanzaron los 22 mil seguidores en estos siete meses.

Carolina está segura que la idea es crecer: “Lo que logramos lo hicimos laburando y difundiendo, pero igualmente buscamos un respaldo oficial del club. Queremos que esta
movida se conozca, y que podamos acompañar a cualquier chica que quiera venir al estadio para que se sienta segura. No solo eso, sino que también se crean grupos de amigas, de fútbol también, etcétera”.

El armado de filiales para acercarse al club no es ninguna novedad, ni tampoco lo es la inclusión de las mujeres en los estadios las últimas décadas. Sin embargo, la expansión de estos espacios de encuentro y sororidad sirven para visibilizar un movimiento y facilitar la experiencia de alguna chica que sienta miedo o inseguridad de ir sola a un lugar donde mayoritariamente fue ocupado por hombres a lo largo de la historia. Dependiendo del día y horario del partido, varía la cantidad de chicas que se suman. A River – Independiente fueron 60, pero esperan seguir creciendo, y ser cada día más.