martes, octubre 21, 2025
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Las casi tres décadas de la liga femenino en Argentina

Morena Beltrán

El 26 de octubre de 1991 dio inicio el primer Campeonato de Fútbol Femenino, integrado por ocho equipos: Boca Juniors, Excursionistas, Independiente, Yupanqui, Deportivo Español, Deportivo Laferrere, Sacachispas y River Plate. Luego de siete fechas disputadas, el 15 de diciembre, las Millonarias se consagró campeón.

Formato:

Desde su creación hasta 2001, sólo un campeón se coronaba anualmente. En 2001 se implementó el formato de Apertura y Clausura, el mismo sistema que en la Primera División masculina, para no volver a variar hasta 2015. A partir de esa temporada, el torneo fue alterado para durar un año calendario y se sumaron Almagro, Liniers y Defensores del Chaco.

En la temporada 2011-12, por primera vez, la AFA permitió que participaran, a través de invitaciones, equipos de instituciones no afiliadas a la asociación. De este modo, escuadras como UBA, Hebraica y Vélez de Mercedes, entre otras, pudieron competir.

En 2016 se fundó la Segunda División y la Primera volvió a mutar: con un piso de 10 equipos para que, gradualmente, con los ascensos y descensos, vaya aumentando el número de participantes. En aquel torneo descendió Puerto Nuevo y ascendieron Atlanta, Villa San Carlos y El Porvenir, de modo tal que la temporada 2016-17 contó con 12 equipos y la 2017-18, tras el descenso de Independiente y los ascensos de Morón, Excursionistas y Hebraica, con 14 equipos.

La edición entrante, 2018-19, dispondrá de dos ruedas de 16 fechas (partidos de ida y vuelta). Una vez finalizada la fase regular, comienzan los Play Offs de la Copa de Oro. Los dos primeros clasifican directamente a las Semifinales del torneo, mientras que del tercer puesto al sexto, integran una preliminar que los llevará a ocupar los otros dos lugares de esta Copa. El primero no solo será campeón nacional, sino que tendrá un boleto para participar de la Copa Libertadores.

Entre el séptimo y octavo puesto se clasifican a las semifinales de la Copa de Plata y del noveno puesto al decimosegundo puesto a la fase preliminar de la misma Copa. El anteúltimo no clasifica a nada mientras que el último desciende a la Segunda División.

Campeones:

Boca Juniors es el club con más campeonatos en la historia del fútbol femenino argentino. El equipo xeneize cuenta con 23 títulos en su palmarés, mientras que River Plate, su escolta, posee 11 trofeos. Luego sigue UAI Urquiza, revelación de los últimos años, con cuatro, y San Lorenzo, con dos. En 27 años, son los únicos equipos que han alzado la Copa de Primera División.

A nivel nacional:

El fútbol femenino es un fenómeno que ha tomado tal magnitud en los últimos años que, debido a la sobrepoblación, en 2012, el Consejo Federal (órgano interno de la AFA) incorporó el Torneo del Interior Femenino, competencia en la que clubes o selecciones de ligas regionales del interior del país podían participar.

El campeonato es conformado por dos zonas de cuatro equipos cada una, en la que se enfrentan todos contra todos. Los vencedores de cada zona, por acumulación de puntos, clasifican a la final de torneo, a partido único. Las ocho escuadras que participan son las campeonas de ocho regiones distintas.

El placer de estar cerca

Juan González

“Me estaba limpiando una chomba, que yo me había manchado, con una rejilla y la tenía de frente. Nos miramos y nos dimos un beso. Pero justo limpiándome una chomba sucedió.” No fue el modo más romántico pero así resultó la primera salida de Fernando Telechea con Carina, su esposa con la que tuvo a sus dos hijas: Felicitas y Julieta. A las tres las tiene presente en alma y, también, en cuerpo ya que tiene los nombres de ellas tatuadas: La de sus hijas en el brazo izquierdo y el de su mujer en la pierna derecha debajo de una flor. Siempre que marca un gol besa sus nombres en el festejo porque si no se le “enojan” en casa.

Juntar papas hasta los 20 años no parece el inicio de la vida de un futbolista, y menos si se arranca en un equipo del Federal B, torneo ya inexistente, a los 26 y se debuta con su primer club profesional a los 28. Pero así es la vida de un delantero que siempre estuvo apegado a su familia. El goleador de Aldosivi, que arrancó en el pequeño club de Balcarce, siempre los tiene presentes en cada decisión que toma en torno a su carrera deportiva.

Cuando tuvo que salir de su ciudad natal y abandonar el trabajo y la familia para dedicarse a su carrera deportiva, Telechea confesó que ese movimiento fue un salto en lo emocional al ser la primera vez que se alejaba de ellos. Ese dolor de separarse de su familia desapareció con la llegada de su mujer e hijas.

Es por eso que cada vez que llegaba un club que lo quería, decía que lo hacía por el bien de ellas. Así fue también como salió de su anterior equipo, Patronato de Paraná, del que confesó que sinceramente se tenía que ir porque había otros temas primordiales, como en este caso su familia. No estaba en sus planes pero por adentro suyo sabía que a pesar del buen rendimiento que tenía en el equipo, su vida fuera de la cancha era lo más importante. La lejanía de separarse de ellos, como sucedió con sus padres en Balcarce, era un factor que no iba a soportar otra vez.

Actualmente vive en Mar del Plata, a 64 kilómetros de su ciudad natal, Balcarce, y ya en el final de su carrera, los sentimientos siguen siendo los mismos que al principio: el placer de tener cerca a sus seres queridos.

Una bandera, la televisión y el silencio ruidoso

Joaquín Arias

Domingo 26 de agosto, 17:45. Estadio Gigante de Arroyito, zona norte de Rosario. Central estrena como local su condición de líder de la Superliga Argentina de fútbol y la ilusión que despierta la punta del campeonato es tan grande como el compromiso de visibilizar la delicada coyuntura atravesada por la educación publica nacional.

En una de las tribunas populares, la que cada dos semanas ocupan Los Guerreros, barra brava del conjunto rosarino, se exhibe desplegada una bandera a través de la cual se exige “Con la educación no se jode”, en mayúscula, letras azules y fondo amarillo. Una muestra de apoyo que no abunda en las canchas argentinas pero que, cuando ocurre, suele ser ignorada por la televisación. En este caso, fue difundida a través de las redes sociales y gozó de un gran rebote, producto de publicaciones de periodista tales como Juan Jurado, de Fox Sports, y Federico Lamas, de Diario Popular.

Es probable que esta clase de pancartas, en caso de ser mostrada, pueda generar un efecto contagio y, en consecuencia, ser replicada en otros estadios del país. Quienes tienen la responsabilidad de elegir mediante un click si hacen visible o no estos gestos de respaldo y deciden omitirlos, acostumbran a escudarse en su presunto apartamiento de cualquier acto que pueda ser considerado político.

Esa justificación es, en sí misma, un acto político. El silencio es un acto político. Y hace ruido. Y más aún si detrás de ese silencio ruidoso el futuro de un país entero parecería estar último en la tabla de posiciones.

“Se va a tomar real dimensión de lo que fue el ciclo Velasco cuando ya no esté”

Ramiro Pampin

¿Qué es lo primero que se les viene a la mente cuando escuchan “Baden-Baden”?Probablemente algunos historiadores recuerden a Caracalla, emperador de la antigua Roma, ya que las termas de Baden eran uno de sus lugares favoritos de descanso. Otros tal vez piensen en el Baden-Baden Casino, uno de los más bonitos y lujosos del mundo, frecuentado por gran parte de la más alta burguesía europea. Pero –posiblemente- a la inmensa minoría se le aparezca en la cabeza el TV Bühl, equipo de vóley que milita en la Bundesliga alemana y que ya tiene a Alejando Kolevich entre sus filas. El entrenador bonaerense de 30 años, que junto al DT tucumano Rubén Wolochin buscará dejar al club en lo más alto del voleibol alemán y europeo.

Kolevich, o el Tata, como lo llaman sus más amigos, comenzó su carrera como entrenador a los 18 años, cuando se hizo cargo del equipo femenino de ULP –Universidad de La Plata-. Años más tarde llegaría al Club Ciudad de Buenos Aires, donde además de jugar entrenó varias categorías de las inferiores del club, haciendo un gran trabajo de desarrollo y dejando algunos jugadores para competir en el primer nivel, como por ejemplo Luciano Palonsky, hoy jugador de MuniEl Tata charló con El Equipo no solo de lo que significa poder formar parte de una liga como la alemana sino también de conceptos claves para el deporte y lo importante que es pensar en el juego.

-¿Qué te genera como entrenador que te llamen de una liga tan competitiva y del primer nivel como la alemana?

En lo profesional es un desafío muy grande. En Europa tienen inculcada una disciplina y un orden que acá no hay y es algo que me gustaría conocer y probar, va a ser un mix entre aprender y enseñar. Pero siempre tratando de transmitir lo que tenemos en Argentina, o mejor dicho en Sudamérica, que es esa picardía y esa mentalidad del éxito de ir a ganar siempre, que allá tal vez está un poco más ausente. Por otro lado, todo lo que es logística e infraestructura en Europa está mucho mejor desarrollada y eso te permite dedicarte más tiempo a lo tuyo.

-En cuanto al vóley, ¿pensás que vas a compartir las mismas ideas o que te vas a encontrar con un estilo de juego muy distinto?

-Sé que si voy a tratar de insertar mis ideas el choque cultural y social va a ser fuerte. Me informé lo más que pude y miré muchos partido. Además hablé con entrenadores y todos me dicen lo mismo: “Es otro juego, es otro juego”. Espero que no sea otro juego porque si no, no sé a qué voy… jaja. Sin duda tienen otras características técnicas muy marcadas, pero el juego es el mismo. Hablando del tema, voy a tratar de enseñarles un juego más rápido, un poco de esa velocidad brasileña de la que tanto se habla, y la viveza que tenemos acá a la hora del uno contra uno.

-Tus últimos pasos como entrenador en Argentina fueron en el Club Ciudad de Buenos Aires. ¿Que opinión tenés acerca de Muni y que te parece como club?

-Ciudad es un club en el cual tenés todas las fichas. No hay en el país un proyecto de desarrollo del deporte como en Muni; le hace bien al deporte que haya instituciones así. UNTREF apuesta a algo parecido, ya que hay deporte social, profes estudiando y un equipo en la liga del primer nivel. Estas son cosas que hacen crecer al vóley.

-¿Qué te parece el cambio de entrenador Velasco por Méndez en la Selección? ¿Pensas que le puede aportar algo nuevo?

-Se va a tomar real dimensión de lo que fue el ciclo Velasco cuando ya no esté. Principalmente la calidad que Julio le dio a los entrenadores y a la Liga, ya que al obligar a los jugadores a ser titulares en sus clubes para jugar en la selección genera muchísima competencia. A veces pienso que cambios así son más políticos que otra cosa, porque además la función del entrenador de la selección es casi más política que deportiva. Porque lo que él diga va a repercutir en cierta parte de la población, en este caso, en la gente del vóley. Hablando del tema, espero que no ocurra lo mismo que pasa en la política, que se tilda de malo a lo anterior y se intenta reconstruir algo nuevo. Ojalá se pueda construir sobre lo que ya hay y que se mejore lo que falte mejorar.

-¿Cuál pensas que es el momento en el cual un deportista hace el famoso “click” y se convierte en un deportista de elite?

-Es algo lindo para analizar. En Argentina, mejor dicho en Sudamérica en general, aparece un factor muy importante que es la determinación de la persona. En otros países no ocurre ya que usan al deporte para costear sus estudios. Acá eso no existe, o estudias o jugas, es una o la otra lamentablemente. Es algo que estaría bueno para desarrollar. Hay que cambiar ese concepto de pensar solo en ser deportista, porque hay que hacer algo una vez terminada la carrera. La Peque Pareto es un gran ejemplo de esto. Eso del “click” me parece algo muy personal. Tal vez te ponen a prueba en un lugar y en una situación para la cual no estás preparado todavía, entonces es algo muy de cada uno.

-¿Te parece importante que un deportista mire, no solo su deporte, sino que también otras disciplinas para aprender?

-Hoy en día es muy importante verse a uno mismo, digamos, verse jugar, y más aún con lo fácil que es teniendo videos tan a mano. Me parece más enriquecedor mirar deportistas de otras disciplinas que mirar el mismo deporte. Esto te amplía mucho la mirada, te hace pensar más allá del juego y, por ejemplo, cómo actuar en ciertas situaciones, o la relación con el entrenador y con el público. Igualmente lo importante es pensar en el juego, primero está jugar bien y ser buen deportista y lo que puedas aportar extra al espectáculo es un tema aparte. Tampoco hay que quedarse en la extravagancia, porque si jugas mal y querés tirar la de Ronaldo no sirve.

-A vos que te gusta tanto el ajedrez, ¿qué herramientas pensás que le puede dar a un deportista ésta disciplina?

-No sé, a mí me encanta…. Todo lo que es pensar, la estrategia, anticiparse a las situaciones y predecir lo que puede pasar, todo eso me encanta y todos los deportes tienen algo de eso también. No sé si hay una real transferencia de esto al juego, pero te da herramientas como para pensar las variantes y que sería mejor y que no. Si hablamos de vóley creo que me apasiona más esa parte de analista que del juego en sí. Creo que lo mejor de pensar en el juego es que te hace sacarle un poco la emoción y eso del huevo que tanto se habla en nuestra cultura exitista. Muchas veces se pone esto por delante del juego y ahí está el problema, porque se piensa que somos magos o que “dios” está acá. No sé cómo ni donde se generó, pero pasa. Lo importante es no caer en eso.

Desde el cielo: el detrás de escena del vuelo de drones

Joaquín Arias

Altivo, es dueño de un privilegio que muchos desearían gozar: observar espectáculos deportivos capturando cada detalle desde el ángulo que mejor le siente y sin que nada ni nadie lo perturbe. Fiel reflejo de la evolución meteórica de la tecnología, los drones vuelan cada vez más alto en el universo deportivo. Ya no solo es frecuente observarlos en Mundiales, Super Bowls o finales de Grand Slam, sino también sobrevolando un estadio sin gente un jueves a la tarde.

Cada uno de estos vehículos aéreos no tripulados e inalámbricos es monitoreado a través de una Tablet y conducido desde un mando similar al de un auto a control remoto. La cámara está ubicada en la parte inferior y los vuelos duran entre 15 y 20 minutos, que es lo que subsiste una batería. Los drones más económicos no bajan de los 80 mil pesos, que sumado a los 10 mil pesos de cada batería y a la Tablet, demandan una inversión no menor a los 120 mil pesos.

En su mayoría, quienes operan los drones son camarógrafos reconvertidos. La competencia feroz en un mercado cada vez más grande es la causa principal. Algunos se abocan solamente a los vuelos mientras que otros, como Sebastián, aún se desempeñan en ambos oficios. “Trabajo free-lance y con esto tengo más posibilidades. Cuando no tengo trabajo como camarógrafo hago esto y viceversa”, resalta. Diferente es el caso de Hernán, que se dedica de lleno y que le presta servicio a TyC Sports desde 2013. Al respecto, ofrece su visión: “El canal que hoy no usa drones, pierde; son como una droga para los productores, el plano que muestran es único y los obliga a poncharlo”.

Pese a que todavía abunden quienes lo visualizan como un medio recreativo, existen riesgos inherentes a su utilización. En caso de perder señal, automáticamente se transforma en un arma. “Pesa 4 kilos y si se cae arriba de un auto, lo destroza”, explica Sebastián, quien padeció un accidente aéreo luego de una falla. “Perdí señal y por unos días no supe dónde estaba el drone, hasta que me llamaron desde un edificio y me dijeron que estaba destrozado en la terraza. Pensar que podría haber matado a alguien. Eso es lo que más me frena”, cuenta.

Atrás de cada viaje aéreo se esconde una colección de permisos y requisitos. Todo operador debe ser portador de una licencia, un certificado médico aeronáutico y haber realizado un curso obligatorio (que antes era optativo) que desemboca en un examen. Además, debe disponer de una patente de drone registrado, la aprobación de un trabajo aéreo que permite grabar, e incluso el visto bueno del estadio o predio que va a sobrevolar. Previo a cada jornada de trabajo, debe recibir la autorización de la torre de control y, ya en el aire, no puede superar los 122 metros, una altura ínfima si se la compara con esa aventura prominente e indomable que vienen emprendiendo en el mundo del deporte.

Bruno Amione, de área a área

Juan Pablo Manera

Si hablamos de los pilares que están surgiendo en las inferiores de la Selección Argentina es imposible no nombrar al proveniente de Calchaquí, Santa Fe. Un defensor central que tuvo sus inicios jugando como delantero y que, a medida que pasó el tiempo, se fue puliendo para hoy brillar en las categorías menores del combinado nacional y en la cantera del Club Atlético Belgrano de Córdoba. El Pirata lo fichó en 2016 tras haberlo visto disputar un torneo en la localidad de Morteros, al noreste de la provincia. Un jugador “con buen pie, buen juego aéreo y firme en la marca”, según se autodefinió el zurdo de 17 años en una entrevista con la página oficial de su club.

No solo posee esas características. Gracias a los dotes como atacante que adquirió de pequeño, tiene gran facilidad para alcanzar el área rival e incluso definir. Esto lo pudo demostrar hace pocos días en el Sudamericano Sub 17 de Lima, Perú. Argentina no había tenido una buena fase inicial y necesitaba de un 3-0 para pasar de ronda, y nada menos que contra Brasil. A los 48 minutos del segundo tiempo y estando 2-0 arriba, Amione se animó, escaló hasta el campo contrario, se paró como un “9” y empujó la pelota a la red para desatar la locura Albiceleste en el campo de juego y clasificar al Hexagonal final. También había marcado el gol del empate argentino frente a Paraguay (2-2, en la tercera fecha), cuando no era el mejor momento de su equipo, debido a que habían expulsado a su compañero, Valentín Benítez.

Hubo un antecedente similar que ocurrió en noviembre del 2017. Argentina debía jugar la final del Sudamericano Sub 15 tras haber superado la fase de grupos ubicándose en la primera posición con 11 unidades y luego de golear 4-1 al combinado peruano en semifinales. El rival fue, otra vez, Brasil, y otra vez, el santafecino sentenció la historia. La Selección Argentina perdía 2-0, pero con los tantos de Matías Palacios y Matías Godoy, quienes hoy integran el plantel Sub 17, la Celeste y Blanca lo igualó para después ganarlo con un gol de cabeza de Amione, el cual significó el título.

Hoy se está recuperando de una fractura en el quinto metatarso del pie derecho que sufrió en la goleada 3-0 frente a Uruguay hace pocos días. El jugador debió abandonar la concentración en Perú y ya fue operado con éxito en el Sanatorio Allende Cerro, en Córdoba. Ahora, solo le queda encarar la recuperación y seguir entrenando para lograr su principal objetivo: debutar en la Primera División del Fútbol Argentino.

Los nietos de José

Thomas Martínez

Desde 1994 vive en Ezeiza José Néstor Pékerman, un hombre que llegó con un proyecto para dirigir la Selección nacional juvenil y nunca más se fue. En el predio de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) todavía está su impronta. Allí se encuentran sus aprendices, quienes quedaron marcados por este entrenador: Pablo Aimar, Lionel Scaloni, Walter Samuel y Diego Placente.

Los campeones del Mundo Sub 20 en Malasia 1997 hoy dirigen la Selección Argentina: Placente está a cargo del Sub 15, Aimar al mando del Sub 17 y Scaloni y Samuel en la mayor.

En un país donde los títulos son lo único que importa, y si estos no llegan nada sirve, Aimar lleva el mensaje de que lo imprescindible en la formación de los juveniles es la educación. Símbolo de esto fue el gesto que tuvieron los jugadores argentinos en el partido contra Brasil, que luego de clasificar al hexagonal final del Sudamericano Sub 17 y dejar afuera al conjunto Carioca, antes de ir a festejar fueron a consolar a los rivales que estaban llorando por la derrota sufrida.

Como Pékerman, El Payasito se preocupa de que todos los chicos que viajan con el seleccionado tengan la posibilidad de jugar y les pide que se diviertan, como contó en una entrevista con Enganche, de Página12: “El fútbol se trata de divertirse, se necesita del amateurismo”.

Tras ganar el Sudamericano Sub 15 del 2017 junto a Placente y los mismos jugadores que dirige hoy, Aimar declaró: “Esto no pasa por el resultado final. Creo que nosotros hemos ayudado a estos chicos a ser un poco mejores de lo que eran hace cuatro meses. Queríamos que fueran educados y respetuosos”.

La bajada del mensaje es clara: la educación es lo más importante, los logros deportivos llegarán solos. Con esta filosofía para manejar un grupo, Pékerman logró alcanzar tres títulos con la Selección Sub 20 (1995, 1997, 2001). Y ahora, los hijos de José buscan dejar el legado en manos de la nueva camada de jugadores argentinos.

Básquet, el castillo de las princesas reas

Iván Lorenz @Ivanlorenz_

No todas las mujeres poseen los medios para dedicarse al básquet. La Liga profesional tiene apenas dos años. La base formativa tambalea. No siempre gozan de sueldo. A veces, además de entrenar, tienen que trabajar y estudiar. A pesar de los impedimentos, siguen dejando la vida por aquello que consideran su pasión.

“Ser mujer en el básquet es una lucha constante”, dice Sofía Aispurúa, jugadora de Obras. Sin embargo, la hija del Vasco Aispurúa no sufre tanto las injusticias. El problema surge cuando se pone en la piel de sus compañeras que quizás no gozan de sueldo y deben trabajar para poder jugar. De no hacerlo, podrían estudiar aparte. ¿Por qué no las dos cosas juntas? Madrugar, cursar, trabajar y, con el resto del cuerpo, llegar a entrenar. Es una situación que a la basquetbolista de 190 centímetros le genera mucha bronca, porque no reciben lo que les corresponde.

Para eliminar las diferencias que existen entre jugadores y jugadoras, Sofía cree que es necesario generar una unidad. Ahora bien, las basquetbolistas, a diferencia de los hombres, no se encuentran protegidas bajo el ala de una Asociación de Jugadoras. Aispurúa, sin embargo, cree que aún no están listas para conformarla. Necesitan asesoramiento para poder saber qué hacer o aunque sea, contar con un abogado y un contador, cosa que sí tienen los muchachos.

Pero el asesoramiento no es el único problema con el que cuentan para formar la Asociación. Una vez creado, el ente abarcaría a las basquetbolistas de todo el país. Sofía cree que cuando empezasen a relatar sus problemas se volverían locas. Por ejemplo, una de las veces en las que se juntaron para pensar en formar el organismo, las jugadoras de las provincias les contaron que debían pagar por día sus entrenamientos.

Sofía juega en Obras. El club pertenece a la Liga Femenina de Básquetbol que se creó en 2017. Según cuenta la ala-pivote, el desarrollo de la Liga generó que se les dé prioridad sobre las inferiores para el uso de las canchas para entrenar. Antes, los más jóvenes tenían más derecho que la primera de mujeres.

Es de esperar que con el lanzamiento de un torneo profesional las mujeres estén todas contratadas y gocen de un salario. Sin embargo, a diferencia de los jugadores, ellas no pueden vivir del básquet: “Estoy segura de que un juvenil de cualquier equipo de Liga cobra muchísimo más que la mejor jugadora de Selección argentina, ya sea porque le dan cash o casa y comida”, dice Paula Reggiardo, exjugadora de la Selección nacional. Además, sostiene que desde la concepción son todas profesionales: dedican su vida al básquet, se entrenan todos los días.

Entrenar toda la semana es difícil. Paula cuenta que para ello hay que buscar cancha y los clubes que dan la posibilidad de practicar todos los días escasean. Los horarios son los que hay. Es difícil adaptarlos a las necesidades de las jugadoras. Luego, alguien del club debe estar dispuesto a hacerles de entrenador. No hay estructura. No pueden dedicarse. Tienen que optar por otras salidas: estudiar, trabajar o jugar afuera. Si emigrar no es una opción, deben encontrar una carrera que les guste o un trabajo que les permita hacer todo a la vez.

La Liga le otorgó difusión al femenino. Pero no alcanza. Paula cuenta que una vez tuvo una charla con un chofer de taxi que le dijo que si querían fomentar el básquet de mujeres había que consumirlo. Reggiardo coincidió, pero ¿cómo consumir un deporte que se transmite poco y nada por televisión? La Liga consiguió que los medios comenzasen a hablar un poco más de ellas, a pesar de que todavía no se transmite al igual que el masculino. Resulta raro encontrar un partido de femenino haciendo zapping.

La Liga Femenina de Básquetbol tuvo solo dos ediciones. Empezaron once equipos y al siguiente fueron ocho. Cuatro son de Buenos Aires y el resto de provincias distintas: Las Heras, de Mendoza; Ameghino, de Córdoba; Roca Mora, de Entre Ríos y Quimsa de Santiago del Estero. La liga masculina, por su parte, presenta 20 equipos y solo ocho no pertenecen a Buenos Aires.

El básquet femenino queda centralizado en Buenos Aires y para Paula Reggiardo es un problema. En especial para las chicas que emigran desde las otras provincias: “Una piba que se viene a Buenos Aires tiene que adaptarse. No te cocina nadie cuando venís de entrenar cansada. Tenés que trabajar porque no te pueden bancar tus viejos porque por ahí ya pagan el alquiler”. Algunos chicos, por el contrario, gozan de estadía paga o bien de un sueldo que les permite vivir, dependiendo de lo que pacten con el club.

Las jóvenes que emigran no son remuneradas. Reggiardo cuenta que existe un sistema de becas, una especie de sustento. Sin embargo, “las mujeres no hablan de dinero, nunca. No sé por qué. Es una tontería, un tema tabú. Se saben más los números los hombres”.

Los problemas no solo subyacen en la etapa profesional. Como dice Paula, “una disciplina no puede crecer renga”. Las etapas formativas son la base. El básquet femenino cojea. No todos los clubes permiten a las mujeres jugar con varones. No es un deporte considerado femenino. “Si queremos apostar por el femenino. Desde su paga, desde dar las condiciones y exigir contrato, hay que mejorar la base para que cada vez pretenda ser más profesional”, dice Paula Reggiardo y pregunta: “Estas mismas pibas, con todo lo que hicieron por el básquet en su vida, con otras condiciones, con otra base de pirámide, ¿Sabés lo que jugarían?”

Quizás esa pregunta es la que resuena en la cabeza de la jugadora de Quilmes, María Olart. La joven de 18 años no tuvo la posibilidad de formarse en un club con otras nenas. De pequeña, decidió jugar donde lo hacía su hermano, Santiago, que no forma mujeres: Boca.

La elección llegó junto con las dudas. “Va a ser machona”, “va a agarrar las costumbres de ellos”, “no hay una nena que juegue con ella”. Si no eran machonas, entonces tenían que ser lesbianas. La jugadora de Quilmes cuenta que ella no tuvo problemas con los prejuicios y nunca le importaron, pero conoció muchas chicas que, por ese tipo de comentarios, dejaron el básquet.

El prejuicio impide el desarrollo de las pequeñas basquetbolistas. Es aún más difícil cuando experimentan cosas como las que vivió Olart cuando jugaba con varones: “Muchos partidos me pasaba que los nenes no me querían marcar porque era nena o me dejaban hacer los goles. Otras, yo metía dos o tres tantos seguidos y el entrenador les decía que les había metido un gol una chica”.

La joven de zona sur sigue entrenando en Quilmes, pero también decidió estudiar medicina. “Hasta hace 2 años yo decía que iba a vivir del básquet y a medida que fui creciendo me dí cuenta de que lo pueden hacer pocas personas. Si no sos buena a los 17 y no estás en un equipo de primera olvidate del básquet. No vas a vivir de eso porque no tenes los medios”. Por otro lado, sus amigos varones siguen jugando al básquet. Algunos están en el banco de suplentes de equipos de Liga e incluso se dan el lujo de estudiar, a la par que entrenan todos los días.

Siendo más pequeña para María el básquet tenía otra relevancia en su vida: “Hoy en día me divierto. En esa época vivía para eso. Era chica a los 15 y mi vida era entrenar, jugar y estar con mis amigos. Hoy me lo tomo más relajada y tengo otras prioridades como mi carrera. Mi futuro hoy ya no es el básquet”.

Paula Reggiardo acuña un concepto que refleja, en cierta forma, a las jugadoras de básquet. Las llama “Princesitas reas”. Es un oxímoron, los conceptos chocan. La basquetbolista de 33 años prefiere ese tipo de mujeres para jugar al básquet: “Son lindas, divinas, pero se tiran de cabeza, tienen todas las piernas moretoneadas. Princesita pero en patas”, dice la deportista panamericana que en 2015 volvía de competir con un pila de bolsos en el colectivo 161, pero esa es otra historia.

Marcelo Bielsa desembarcó en Inglaterra

Facundo Catalini @FacuCatalini

Empezó una nueva historia para Marcelo Bielsa. La vida de Bielsa en Inglaterra, como la de Brian, el mítico personaje del célebre grupo de humoristas británicos Monty Python (Life of Brian, 1979), llegó para conquistar mentes en el país que reglamentó el fútbol.

La vida de Bielsa en Inglaterra arrancó el pasado 15 de junio, reemplazando a Paul Heckingbottom en el banco de suplentes del Leeds United, y desde ese momento fue dejando su marca que lo caracteriza: la locura.

El Leeds United fue creado en 1919 y consiguió su mejor momento de la historia en las décadas del 60′ y 70′, cuando ganó dos ligas, una FA Cup y cosechó dos subcampeonatos en competiciones europeas. En tiempos más cercanos el club descendió en 2003 y en 2004 se declaró en bancarrota; en la temporada 2006/2007 bajó por primera vez a la tercera división, pero al año siguiente volvió y desde ese momento que disputa la EFL Championship, la segunda división inglesa.

Para aspirar a ascender a la poderosa Premier League llamaron a Marcelo Bielsa, que desde que pisó Elland Road no paró de sorprender y de llenar de curiosidades a los medios ingleses.

Apenas los hinchas se enteraron que el Loco Bielsa iba a ser el nuevo técnico de su club se incrementaron los abonados para la temporada. Más de 20.000 mil hinchas sacaron su pase para un estadio con capacidad para 36.000 personas. Alguna vez Sir Alex Ferguson, el mítico entrenador escocés del Manchester United dijo sobre Elland Road: “Es el campo más intimidante donde me tocó jugar”.

Arrancó con su show en la conferencia de prensa de presentación. Habló sobre su nuevo traductor y su pronto agotamiento, agregó la recomendación de su hija de no hablar sobre obras de construcción (por su pelea con un periodista en el Athletic Bilbao) y la insistencia de su madre en su adolescencia para que estudiara inglés.

En la conferencia de prensa previa al debut en la temporada también bromeó con los periodistas. “Me gustaría decir que mi inglés en malo, me sentiría avergonzado si me escuchara hablar en inglés, pero lo voy a mejorar, lo quiero mejorar”, dijo en un inglés rosarigasinado. Luego de terminar esa frase, siguió: “This is…”, pero se arrepintió en ese mismo instante y finalizó en castellano: “Quería decir eso antes de empezar”. Ya llegando al final de la conferencia, explicó su regla del minuto y medio a los presentes, que quizás no la tenían en claro. “Luego de ese tiempo de respuesta los periodistas se aburren y se cansan de escucharme”, admitió.

En su llegada a las instalaciones del club, Bielsa iba tocando con su dedo índice las superficies para verificar que no hubiera tierra, pero ni lento ni perezoso, encontró en una pared una huella de una zapatilla y no tardó en preguntar qué era eso, a lo que los dirigentes que lo acompañaban le explicaron que debió ser alguien que se apoyó en la pared a descansar y la dejó marcada. “Eso quiere decir que la persona no estaba concentrada en su trabajo y eso es inaceptable”, espetó el Loco. Perfección o solamente loco. Locura número tres y van.

Ya pasados los días en su nuevo puesto, el rosarino preguntó cuánto tiempo deben trabajar los hinchas para conseguir pagar una entrada para un partido. Según sus cálculos el tiempo invertido eran unas tres horas, nadie en Leeds sabe explicar este número, pero al Loco se le puso en la cabeza y llevó a sus jugadores alrededor del Thorp Arch (el campo de entrenamiento del equipo) y los puso a recoger la basura durante ese tiempo para que valoren lo que hacen sus fans por ellos y el club. Esta suma da: cuarta locura.

Los métodos de entrenamiento no cambiaron para Don Marcelo. Primero separó a los juveniles de los mayores, haciendo que se entrenen en campos diferentes y que tengan un lugar únicamente para ellos; segundo, sus dirigidos casi que viven en el campo de entrenamiento. Empiezan a entrenar a las 9, almuerzan, tienen una siesta y retoman el trabajo hasta las 19. La exigencia para explotar sus recursos.

No todo fue color de rosas para el conjunto de Yorkshire. En un momento de la negociación hubo una traba a la hora de contratar al director técnico argentino. La Federación le negaba el permiso de trabajo a Bielsa por haber estado en inactividad laboral en los últimos años. Pero tras un pedido especial del Leeds al Tottenham, se logró que Mauricio Pochettino (DT del club londinense y discípulo del rosarino) escribiera una carta de recomendación para destrabar el conflicto.

Obviamente hay un bonus track. La cámara de la transmisión oficial del partido entre el Leeds United y el Stoke City tomó a Marcelo Bielsa luego del primer gol en la temporada de su equipo. Mientras todos se abrazaban y gritaban eufóricos, El Loco se quedó estático sentado en su famosa heladerita, esbozó una sonrisita e hizo un globo con el chicle. Fue triunfo por 3-1 ante un equipo que acaba de bajar desde la Premier League.

Este es el Marcelo Bielsa inglés. Llegó y como era de esperarse, sus locuras llegaron con él. Por primera vez dirigiendo en una segunda división busca la hazaña y poner al Leed United en la boca de toda Inglaterra.

“En China no me sentía jugador profesional”

Clara Satto

Siempre se menciona que un jugador de fútbol se va a China al final de su trayectoria para afronar con un buen contrato los últimos años de su etapa futbolística. Pero Emmanuel Gigliotti lo hizo en el medio de su carrera, no para retirarse, sino para tener una nueva experiencia.

Gigliotti resalta mucho las diferencias que hay entre el fútbol chino y el argentino:“No me sentía jugador profesional porque la calidad de los entrenamientos es inferior a lo que hay acá en Argentina y la pasión de la gente no te lo hace sentir como acá”.

El centrodelantero de independiente destaca que una de las causas por las que no se sentía profesional era que: “extrañaba ir a entrenar con un objetivo puesto en el próximo fin de semana, es algo que no me pasaba en China. Capaz estoy mal yo, pero no me sucedía”.

A pesar de todo, rescata que fue una experiencia buena y que con ella empezó a valorar más el futbol de nuestro país. “Cuando estuve afuera extrañé esta linda locura con la que vivimos en el fútbol”.

El Puma Gigliotti tuvo que escalar desde muy abajo en su carrera. Empezó jugando en la tercera división del fútbol argentino, en General Lamadrid, en 2006 y 2007 y luego pasó por Argentinos Juniors, para quien no jugó ningún partido en 2007 y 2008. Vistió la camiseta de All Boys en dos etapas diferentes -2008 y 2010- y en el medio jugó en Atlético Tucumán. Tuvo un breve paso en el fútbol italiano y tras jugar sólo siete partidos (ninguno como titular) en el Novara entre 2010 y 2011, decidió volver al país.

Con los años Emmanuel pudo demostrar sus habilidades y pasó por San Lorenzo (2011/2012), Colón (2012/2013) y Boca Juniors (2013/2015) donde no tuvo la mejor de las suertes y por varios motivos tuvo que tomar la decisión de irse al Chongqing Dangdai Lifan de China (2015/2016).

Después de esa experiencia llegó el momento de la vuelta a Argentina. “Ya tenía ganas de dejar el fútbol chino y volver a ser un jugador profesional”, dijo Gigliotti. Una de sus tantas ofertas fue la de Independiente, que logró ser la más seductora por todo lo que es el Rojo en la Argentina y sintió que en este club iba a tener una gran oportunidad.

Y así fue: el año pasado pudo ganar la Copa Sudamérica, que en el 2014 le había causado un traspié en su carrera. Dejando todo los fantasmas atrás, Emmanuel consiguió levantar la copa con sus compañeros, “Es algo de lo que nunca me voy a olvidar en la vida y fue una de las cosas más lindas de mi carrera”. También la Sudamérica le dejó su gol más importante que fue el que le marcó al Flamengo de Brasil en la primera final de la copa en la cancha de Independiente.