miércoles, mayo 14, 2025
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Un par de zapatillas

Por Franco Sommantico

El frío es tan intenso que duele. Con solo caminar unos pasos la cara se pone dura como una piedra, las mejillas se enrojecen y a muchas personas les chorrea agua por la nariz. Hace un par de días murió de frío Sergio Zacariaz, un hombre de cincuenta y dos años en situación de calle, a cinco cuadras de la Plaza de Mayo, en la ciudad que concentra el mayor ingreso en todo el país. Mientras muchos desde el sillón de sus casas se preguntan cómo sucedió una cosa así y hacen catarsis por redes sociales, Juan Carr junto a los voluntarios de la Red Solidaria y la dirigencia de River Plate anunciaban que a la tarde abrirían las puertas del Monumental para que las personas en situación de calle pudieran pasar una de las noches más frías del año debajo de un techo.

Adentro de un portón que da a Figueroa Alcorta, justo al lado del Museo de River, hay  montones de cámaras de televisión, una pegada a la otra, enfocando el sector donde se apilan las bolsas con las donaciones que va trayendo la gente. Una hilera de vallas que se utilizan para los días de partido separan al sector de las bolsas de la zona donde están las cámaras. Las personas en situación de calle que vinieron —debe haber más de treinta— permanecen del lado de las cámaras. Para que la iniciativa no sea un descontrol, los voluntarios de la Red Solidaria la organizaron de la siguiente manera: Dos hombres se quedan en la puerta recibiendo las bolsas que trae la gente; a medida que van llegando se las pasan a sus compañeros para que las ordenen dependiendo si son para hombres o para mujeres. Un par de empleados de seguridad del club vigilan que todo esté en orden. Los periodistas circulan con total libertad. Algunos caminan nerviosos aguardando su turno para salir al aire, otros prefieren esperar sentados. Una señora viene caminando por la vereda con sus dos hijas de la mano, una a cada lado. Las dos nenas tienen un gorro de lana blanco y un pompón rosa que les baila cuando caminan. Apenas pasan por el portón, desvían la mirada hacia adentro y la de la derecha le pregunta a su madre: “¿Mamá, por qué hay tanta gente?” y la madre le responde: “Son personas que no tienen donde dormir, hija”. Y se alejan por la vereda.

***

Apoyado sobre la pared de la entrada, un hombre en situación de calle recibe con calidez a las personas que se van acercando. Tiene puesto una especie de borcegos, un pantalón verde gastado y medio desteñido, un poncho arriba de tres buzos y una boina de lana negra. Así como está, parece un gaucho de Molina Campos. En la calle estaciona un Ford Focus blanco del que baja una mujer joven —tendrá unos treinta y cinco años— con una bolsa de consorcio de la que se asoma la cabeza de un oso de peluche. Se acerca caminando muy elegante hacia el portón, como si estuviera en un shopping con bolsas de Louis Vuitton, y cuando llega a la entrada la detiene el gaucho, que le pide por favor si le regala el oso. La mujer le responde que sí, claro, y se lo da. Los de la Red Solidaria agarran la bolsa y, así como vino, la mujer pega media vuelta y se va.

Clin Clin. En eso pasa un tipo pedaleando una bicicleta Itaú que se molesta porque tiene que esquivar a la mujer. Entro. En el salón, un grupo de cinco o seis personas se cuelga de las vallas y mira con atención las bolsas que los voluntarios van apilando. Cuando ven algo que les interesa, intentan memorizarlo para pedirlo una vez que repartan las cosas. De pronto aparece, del otro lado de las vallas, una mujer con tres tabletas de chocolate Milka —dos de oreo y una de yogurt— en la mano. Los que estaban colgados de la valla se abalanzan sobre el chocolate como si lo que tuviera en la mano fuera una barra de oro. El encargado de seguridad los calma y los voluntarios aprovechan para sacarle los chocolates de la mano “Quédese tranquila, señora, le dicen, nosotros se los vamos a dar”.

Uno de los que acaba de abalanzarse hacia la mujer —más adelante voy a descubrir que se llama Alejandro— se desprende de la valla y se detiene frente a mí. Tiene la piel algo marcada, un piercing en la ceja izquierda, camperon deportivo y jogging Adidas.

-¿Vos estás en situación de calle?

 Le respondo que no, entonces mira hacia el piso.

-¿No me podes dar un par de zapatillas?

***

La gente sigue ingresando de a montones, la gran mayoría con más de una bolsa cada uno. Alejandro los ve pasar mientras charla con el hombre de la boina de lana negra hasta que en un momento dado pierde la atención y lo deja hablando solo. Es que acaba de entrar alguien de unos cuarenta años, pinta de rugbier, con dos bolsas enormes colgando de los hombros y dos pares de zapatillas Lecoq Sportif agarradas con la punta de los dedos. Alejandro se le va encima mucho antes de que el rugbier logre darle las bolsas a los de la Red Solidaria, y le suplica que por favor le de las zapatillas a él. Entre los sin techo parece que es el objeto más preciado, porque ni bien escuchan la palabra zapatillas se acercan unos cuantos más a pedírselas también. Alejandro dice que él se las pidió primero e insiste con que se las den a él. Los de la Red Solidaria, cuando ven el alboroto que se arma, le sacan las zapatillas de la mano al rugbier y se la pasan a los compañeros que están acomodando. Alejandro se fastidia. La periodista de América noticias que en ese momento estaba haciendo el móvil ve lo que acaba de pasar y le explica a los televidentes: “se acaba de generar un cierto revuelo porque los que están en situación de calle se abalanzan contra las vallas por las zapatillas”. De afuera se escucha la voz de uno que, un tanto impaciente, grita “dale viejo entreguen las cosas que me quiero ir a la mierda”.

***

Una señora ingresa con una nueva bolsa. Como los de la Red Solidaria no dan abasto y están dando vueltas por ahí, a la señora no la recibe nadie. Los sin techo que estaban colgados de la valla meten sus manos por entre las barras de hierro e intentan quedarse con la bolsa. La señora, que no sabe muy bien qué hacer con lo que va a donar, cuando siente la fuerza de más de tres manos se desprende de ella. Comienzan a discutir: que la agarré yo primero, que dámela a mí, hasta que una mujer se apodera del todo y la levanta como si fuera un trofeo. Uno de la Red Solidaria que tiene un camperon negro y pantalón rojo de River ve desde lejos lo que acaba de pasar y viene corriendo. Se detiene frente a la mujer que acaba de arrebatar la bolsa y le dice, retándola: “Escuchame una cosa, todos van a recibir algo, ¿si? Nosotros estamos acá para ayudarlos a ustedes, pero necesito que ustedes nos ayuden a nosotros, ¿dale?” La mujer asiente y devuelve la bolsa, algo decepcionada.

***

En el fondo del salón están preparando, en una olla enorme, una sopa de polenta. También hay saquitos de mate Taragui, chocolate, budines y galletitas. Marcelo Llano tiene cuarenta y siete años y juega con un yo-yo blanco que, aunque está algo roto en los bordes, todavía emite un pequeño destello de luz verde cada vez que lo hace girar. Está sentado a una mesa de Coca-Cola, de esas que hay en los paradores de la ruta. Tiene puesta una gorrita que en su momento habrá sido blanca pero que la suciedad tiñó de marrón: la gorrita dice Colonia de verano San Martín. Un periodista que dice trabajar para un medio de Estados Unidos se le acerca y le pregunta si le puede hacer una entrevista. Marcelo se acomoda la gorra y le responde que sí.

—¿Hace cuanto estás en situación de calle? —le pregunta.

—Y en la calle estoy tirando hace un mes mas o menos, antes estaba en un hotel pero me trataron de chorro y me echaron —dice Marcelo.

—¿Cómo te enteraste de esto?

—Estaba haciendo la cola en Retiro y escuché que lo dijeron en la radio. Además después también me comentaron mis compañeros, entonces me tomé el tren y vine para acá.

—¿Te vas a quedar a dormir?

—Si se puede sí, tengo pensado quedarme.

—¿De dónde sacaste el yo-yo?

—A este me lo compré —responde, señalando su juguete —. Porque no es bueno tomar alcohol todo el tiempo ni fumar todo el tiempo.

—¿Vos sos hincha de River?

—Yo soy de Racing pero igual le quiero decir gracias a los de River que abrieron las puertas.

—¿Te puedo sacar una foto?

—Sí, ¿a donde me dijiste que puedo ver esto?  —pregunta mientras se acomoda para que le saquen la foto. El periodista se acuclilla en frente y con la cámara va probando distintos ángulos hasta que encuentra el indicado. Después de que aprieta el botón, Marcelo se le acerca y le pregunta si le puede mostrar la foto. El periodista extiende los brazos y le enseña la pantalla.

—Salí bastante bien, ¿no? El periodista asiente con la cabeza.

—Va a salir en México me dijiste, ¿no? —pregunta Marcelo. El periodista le responde que trabaja para un medio gráfico de Estados Unidos, no de México. Le agradece por haberle dado la entrevista, guarda la cámara y se aleja caminando.

***

Cuando llega Juan Carr las cámaras de televisión se van con él. Entra con la cara roja por el frío, luciendo su típico bigotito color café con leche. El primero que viene a saludarlo es Alejandro. Se acerca despacio, revoleando los brazos, le da un beso en la mejilla y después se va. Juan Carr atiende a los medios —lo entrevistan de América, TV Pública, A23, Telefé y hasta Telenoche—, y Alejandro busca zapatillas.

***

Empiezo a preguntar a los que están tomando sopa cómo fue que se enteraron del evento. Juan Carr sigue dando entrevistas. A Alejandro lo pierdo de vista.

—Me enteré por la radio Rock and pop. Me vine desde Constitución. Está bueno esto, lo único es que no encontré gorros ni bufandas. Le explico que seguramente cuando repartan todo le van a dar, y después le pregunto si se va a quedar a dormir acá.

—Sí, me pienso quedar a dormir acá si se puede, total hasta que vuelvo…

Y otro dice:

—Yo estaba haciendo la cola en Retiro para entrar al refugio y escuché que lo dijeron en la radio. Entonces me tomé el tren y vine para acá.—¿Vos para que medio escribis? —me pregunta. Le respondo que estudio periodismo y me dice, “Ah, lo de Economía?”.

—No, no tiene mucho que ver con la Economía, es algo parecido a lo que está haciendo él —le explico, señalando al notero de la TV Pública que está entrevistando a Juan Carr.

Me mira y me pregunta cuántos años dura la carrera, y si se gana bien. No llego a responderle que una señora de la Red Solidaria se acerca a nosotros.

—¿Te están tratando bien? —le pregunta al hombre con el que estoy hablando —. Cualquier cosa me decis y los boxeo a todos, eh —agrega, guiñándome un ojo. Después se va y llegan las pizzas. Traen cinco cajas que van dejando de a una sobre las mesas de Coca-Cola. Entonces aparece Alejandro. Viene caminando rápido con un pantalón en la mano. Se sienta al lado de un compañero suyo y le muestra lo que acaba de agarrar.

—Mirá —le dice al compañero, desplegando el pantalón en el aire —. Es del Barcelona, original. Se va al baño químico que hay en la entrada y vuelve con el pantalón puesto y una sonrisa enorme dibujada en el rostro. Me queda bien, ¿no?

 

El deporte amateur contado por sus protagonistas

El Equipo recogió 25 testimonios de deportistas que pasaron por el amateurismo o permanecen para que cuenten cómo es el lado B del deporte.

“Sufrí mucho gran parte de mi adolescencia para hoy dedicarme a ser jugador de fútbol. Me cambié a un colegio de turno noche a los 15 años, perdí amistades, salidas, cumpleaños y viajes, pero son todos sacrificios que uno tiene que hacer para llegar a tener una chance de jugar. Es difícil también llegar a un club de primera si no tenés un conocido, hay que romperla y enfocarte mentalmente todos los días en que sos el mejor, y una vez adentro llega la hora de darlo todo. En el presente, disfruto de jugar al fútbol todos los días, aunque a veces me arrepienta y piense en todos los viajes y salidas que me perdí en el pasado. No fue fácil dejar atrás cada situación, pero el mismo entorno te ayuda a superar cada etapa y poder salir adelante”.

*Patricio Riquelme, futbolista. 20 años. Defensor central del club Fénix. También jugó en Comunicaciones y Huracán.

“Dejé muchas cosas por el fútbol, como las salidas con amigos, juntadas por los cumpleaños y viajes con la familia. No me arrepiento de nada porque me encanta este deporte y porque son sacrificios que uno tiene que estar dispuesto a hacer. Además, tengo el viaje hasta el club todos los días para ir a entrenar, que me resulta difícil de sustentar, pero con la ayuda de mis familiares que me apoyaron desde el minuto uno en esta carrera, tratamos de pagarlo”.

*Damián Casas, futbolista. 19 años. Jugador de la reserva de Deportivo Riestra. Pasó anteriormente por Vélez Sarsfield y Banfield.

“Para poder dedicarse al automovilismo uno tiene que dejar muchas cosas de lado por viajar, los cumpleaños de mis familiares o de mis amigos por ejemplo, además de que necesitas un buen sustento económico para poder participar, lo que te da muy poco margen para hacer otras cosas. En mi caso personal, practico mínimo cuatro horas por día en un simulador. Esto, sumado al entrenamiento físico, que es necesario para aguantar todo el circuito, no me deja mucho tiempo para otras actividades. Por el momento no estoy trabajando y hace poco me anoté en la facultad. Sin dudas mis padres fueron pilares fundamentales para que yo llegara a donde estoy hoy, ya que ellos también fueron míticos pilotos y eso me da fuerzas”.

*Nicolás Varrone, piloto de competición. 18 años. Compite en Fórmula Renault Vdev. Campeón en Estoril en la F2, además de Karting y la Fórmula Argentina.

“Estudio y trabajo pero a medio tiempo, aunque si no jugara al futsal tendría más tiempo para trabajar. Los fines de semana sacrifico muchas cosas, como salidas o cumpleaños. Mi familia siempre me dice que haga lo que me gusta, pero que si no estoy seguro de que me va a dar de comer, que siga haciendo algo paralelamente”.

*Francisco Rondan, jugador de futsal. 18 años. Ala en Instituto Almirante Guillermo Brown.

“Tuve que dejar muchísimas cosas de lado porque la mayoría de mi tiempo me la pasaba entrenando. De lunes a sábado nadaba ocho horas diarias, me levantaba a las cuatro de la mañana y finalizaba a las siete de la tarde. Una de las cosas que más me costó dejar fue las salidas y juntadas con mis amigos; ellos jugaban al futbol, iban a comer y yo me la pasaba entrenando. Me perdí el casamiento de mi tía por un torneo al otro día, los cumpleaños de 18 de mis amigos. Eso fue muy doloroso y me he pasado noches llorando, pero es lo que uno quiere para su vida y así lo decide. Gracias al esfuerzo y todo lo que dejé, fui múltiple campeón nacional, obtuve el sexto puesto a nivel sudamericano en la categoría juvenil y, lo más importante, fui récord nacional en la categoría cadetes en los 50 metros espalda”.

*Rodrigo Nicolás Crippa, nadador. 18 años. Nada para el Municipio de Lomas de Zamora.

“Tengo que privarme de muchas cosas por el entrenamiento y los partidos, pero nunca dejo de lado juntarme con mis amigos, obviamente sin tomar alcohol porque altera mucho mi estado físico y yo mismo me lo prohíbo. No me arrepentiría de no ir a Bariloche ni a ningún viaje con mis amigos porque siento que voy a llegar lejos, y el día que lo haga voy a mirar para atrás y valorar todo el esfuerzo que hice para estar ahí. Me vendría muy bien la plata si lograra jugar profesionalmente, ya que mi familia no está pasando un buen momento económico”.

*Facundo García, futbolista. 17 años. Jugador de la séptima división de Acassuso.

“Yo estaba (en la) Selección de Corea (del Sur) y me molestaba la guerra con Corea del Norte. Ahí había ganado los juegos asiáticos. Me dijeron de probar en Argentina, que había un nivel muy bajo. Viajaba mucho y no había tiempo ni para estudiar castellano, lo que hablo lo aprendí viajando con chicos de acá. A pesar de haber ganado más de 30 veces el campeonato argentino, me exigía tanto como en Corea por el hecho de querer ganar siempre. No sé si extraño la alta competencia, fueron 45 años jugando, igual pasó muy rápido”.

*Hae-Ja Kim de Rimasa, ex jugadora de tenis de mesa. 69 años. Participó –representando a Argentina– en Seúl 88’, Barcelona 92’ y en 22 Mundiales. Fue ocho veces campeona sudamericana.

“El jugador de fútbol tiene dos cabezas: la de todos los días y la segunda, que toma lugar al momento de jugar el partido. Cuando juego acá en el barrio o con mis amigos me salen todas bien, porque uno se divierte y no tiene presión, pero a la hora de jugar con la tensión que genera un partido en el club, el juego cambia. De chiquito tuve un problema con esto de la mentalidad, cuando llegaba el momento del partido no podía jugar porque me agarraban ganas de vomitar. Tuve que ir al psicólogo para resolverlo o sino tenía que dejar de competir. Por suerte ya lo resolví y lo que ahora me está costando es controlar la intensidad. El año pasado sufrí tres lesiones porque me exijo demasiado, sin embargo, hasta ahora no me sucedió en un partido, siempre fue entrenando”.

*Lautaro Guerrero, futbolista. 19 años. Jugador de la cuarta división de Barracas Central.

“Por el fútbol tuve que dejar el colegio, no pude empezar la secundaria. Todavía no conseguí empleo, estoy buscando, es muy difícil por la situación del país. Cuando tomé la decisión de entrenar para tratar de llegar a ser profesional, toda mi familia me apoyó. También les dije que el día de mañana voy a terminar la secundaria, ya que es otro de los objetivos que tengo. Obviamente el camino tendrá varios obstáculos, pero habrá de sobrepasarlos para poder cumplir mi sueño”.

*Gonzalo Santellán, futbolista. 18 años. Volante de la reserva de Comunicaciones.

“Actualmente estudio periodismo deportivo, no trabajo ya que con el entrenamiento y el estudio se me dificulta un poco, y ser jugador de fútbol profesional es el sueño de todos y la verdad que sería muy lindo cumplirlo. Al principio tuve problemas asmáticos, pero los traté y por suerte hoy en día puedo seguir haciendo lo que me gusta. Tuve que dejar de salir con mis amigos y faltar a algunos cumpleaños para poder ir a entrenar temprano. Mi vieja fue la que siempre estuvo ahí y la que me ayudó a pasar un montón de cosas”.

*Pablo Carranza, futbolista. 16 años. Arquero de la quinta división de Ferro.

“Dejé muchas cosas atrás por la pasión que me genera el remo: dejé amigos, no fui a mi viaje de egresados por regatas que se corrían durante esos diez días y no salí ningún sábado en mi adolescencia. También sufrí muchas enfermedades por estar en contacto con el río y el frío”.

*Gonzalo Islas, remero. 23 años. Representa al club América de Tigre.

“Un deportista siempre tiene sacrificios muy grandes, pero mi caso no fue uno. Lo más sacrificado que me ha tocado vivir es ir a jugar lejos y que mis papás no estén ahí para verme, quedarme durmiendo mientras mis amigas salían o tener una dieta específica por jugar a los pocos días. Hoy en día estoy agradecida con todo lo que me pasó a lo largo de mi carrera”.

*Brisa Moreyra, jugadora de hockey. 18 años. Defensora en el club Almirante Brown.

“Uno para poder dedicarse al fútbol tiene que dejar muchas cosas de lado; cuando sos chico no podes estar con tus amigos y te perdés cumpleaños, pero es lo que uno elige. Hoy en día se me hace difícil estar lejos de mi familia, mi novia y mis amigos, pero es mi trabajo y a él me debo. Durante la carrera siempre te surgen obstáculos y queda en uno quedarse en ellos o sobrepasarlos. Mis padres fueron un pilar fundamental para poder llegar a donde estoy. Actualmente, Venezuela se encuentra en una situación complicada, pero más allá de eso me encuentro muy bien y contento con el club. Uno, al ser jugador profesional, no necesita de un trabajo aparte, pero cuando tengo tiempo trato de perfeccionar el inglés con un profesor del club y hago cursos a la distancia”.

*Matías Etchegoyen, futbolista. 24 años. Volante en Metropolitanos FC (Venezuela). También jugó en Acassuso y Varese Calcio (Italia).

“Me perdí muchas cosas por el fútbol como salidas con amigos o fiestas. Por ejemplo, hace poco mi familia se fue a Estados Unidos y yo me quedé acá solo por el fútbol. Tengo el apoyo de toda mi familia pero los que están muy encima mío son mis padres y mis hermanos, ellos son los que me bancan en todas mis situaciones”.

*Valentín Fernando Moneta, futbolista. 18 años. Arquero de la 5ta división de Deportivo Español.

“El tenis es un deporte en el que nadie te ayuda en lo económico si no sos lo suficientemente bueno. Puedo sustentar el pago de los torneos con la ayuda de mis padres, al igual que mis abuelos. Es muy difícil tener que dejar de lado cosas por tener que jugar o entrenar al día siguiente, como juntarme con mis amigos”.

*Lautaro Federico Ayala, tenista. 19 años. Representa a Banfield en el Campeonato Interclubes.

“De chico no tuve que dejar de lado muchas actividades porque siempre supe que quería jugar al fútbol. En mi etapa de adolescente sí me perdí cosas que me hubiesen gustado hacer: mis amigos salían a bailar o iban a fiestas de 15 y yo no podía hacerlo porque jugaba en inferiores los sábados o domingos por la mañana. Aunque en ese momento no era profesional, era a lo que yo apostaba para en un futuro poder vivir de eso, y hoy en día estoy agradecido a esas decisiones porque me permitieron hacer una carrera y vivir del fútbol, que es lo que amo. Tampoco he podido estar en cumpleaños familiares o fiestas del colegio de mis hijas, ya sea por viajes, concentraciones o entrenamientos. Hasta hoy recuerdo un cumpleaños de mi hija al cual no pude asistir porque estaba en una de mis primeras pretemporadas. Esos son momentos que me marcaron mucho como padre”.

*Gonzalo Porras, futbolista uruguayo. 35 años. Volante de Cerro, de la liga de su país. Fue elegido mejor jugador del Campeonato Uruguayo en la temporada 2014/15.

“Apostar por el fútbol fue una decisión muy difícil en mi vida: dejas de prestarle atención al colegio, ves menos a tus amigos y a tu familia, y esas son cosas que duelen mucho, más cuando no sos tenido en cuenta en un club que te hace todo más difícil de soportar. El hecho de salir del colegio y ver cómo el viernes a la noche mis amigos se juntaban me hacía mal, yo quería ir también, pero tenía que descansar porque al otro día tenía partido. Fue casi toda mi secundaria así, ahora estoy en quinto año, repetí el año pasado. Muchos me dicen que es porque el fútbol te saca tiempo… puede ser, pero no creo que sea totalmente por eso, uno tiene que saber organizarse. Estoy agradecido a mi familia por todo lo que me ayudaron y me acompañaron”.

*Facundo Russo, futbolista. 18 años. Volante en la cuarta división de Temperley. También jugó en Lanús y Victoriano Arenas.

“A lo largo de mi carrera tuve muchos momentos de tristeza, en base a los sacrificios que demanda la profesión. Me perdí salidas con amigos y fiestas de quince porque al día siguiente jugaba, pero sin dudas lo más duro fue tener que dejar mi escuela. Mi referente y guía es mi papá, quien fue futbolista profesional y por un hecho muy confuso terminó finalizando su carrera de joven”.

*Lautaro Frangella, futbolista. 16 años. Jugador de las inferiores de Los Andes. Pasó por San Lorenzo y UAI Urquiza.

“Desde chico la pelota fue parte de mí, me acompañó en toda mi infancia y por ella dejé de lado cumpleaños, juntadas con amigos y salidas, hasta cambié de colegios para enfocarme en llegar a ser futbolista de primera. Muchos obstáculos en sí no tuve, pero aguanté lesiones que me perjudicaron y en ese momento fueron importantes mi mamá, mis hermanas y mi novia”.

*Nahuel López, futbolista. 20 años. Volante de la cuarta división de Comunicaciones.

“Son muchas cosas las que se dejan para llegar a ser jugador. Una vez que uno entra en ese mundo, en mi caso a los 8 años, es el club el que te empieza a encaminar la vida: primero con los horarios del colegio los cuales cambias para que no te coincidan con los entrenamientos, después, una vez que empezás a pisar primera, estas abocado al cien por ciento en tu carrera. En lo personal, me tocó apenas debuté irme a jugar a Rusia y alejarme de mi familia, lo que no fue nada fácil. Ahora me pongo a pensarlo y no me arrepiento de nada, esos sacrificios me llevaron a vivir toda la vida de lo que me gusta que es ser jugador de fútbol”.

*Diego Ianiero, futbolista profesional. 32 años. Defensor central en J.J.Urquiza, capitán, con 100 partidos cumplidos. Salido de las inferiores de Argentinos Juniors.

“Tuve que dejar muchas cosas de lado para llegar donde hoy estoy, pero creo que todo sacrificio después de un tiempo tiene su recompensa. Lo que más me costó fue pasar de vivir con mis papás -donde tenía la comida cada vez que llegaba, la ropa doblada, no tenía obligaciones y sabía que siempre que me sentía mal tenía a alguien cerca para ayudarme y alentarme a seguir- a vivir solo, con personas que conocía hace muy poco tiempo o que nunca había visto, pero que a partir de ese momento serían mi nueva familia. Fue duro dejar mi ciudad, la escuela y mis amigos, pero no me arrepiento”.

*Eugenio Olivera, futbolista. 18 años. Jugador de la reserva de Atlanta. Vino de Concordia a Buenos Aires en 2015 tras haber quedado en las inferiores de Independiente.

“Jugar al rugby requiere de mucho compromiso y esfuerzo por parte del deportista que lo practica. Tuve que dejar muchas cosas de lado para jugar y cumplir mis sueños; estuve mucho tiempo alejado de mi familia y amigos cuando me fui a jugar a Europa. Durante la carrera surgen muchas trabas y problemas que son difíciles de superar, y salir adelante no es fácil, pero con ayuda de mis amigos y familia logré sobrepasarlos. Hoy por hoy me encuentro en el club que me abrió las puertas y me vio nacer. Son muchos sentimientos encontrados, donde viví la etapa más linda de mi carrera”.

*Santiago Fernández, rugbier. 33 años. Jugador de Hindú Club. Fue profesional en tres equipos franceses e integró la Selección argentina en el Mundial del 2011.

“Aunque empecé mi carrera profesional más tarde, nunca me privé de cosas normales, tuve la suerte de hacer lo que quise. Mi objetivo siempre fue jugar al básquet y me costó mucho conseguirlo. Desde que lo logré, y más en la primera del club, cumplí un objetivo de vida. Va a ser difícil vivir del básquet para siempre, pero me veo relacionado con el deporte”.

*Mauro Cosolito, basquetbolista. 30 años. Jugador de Ferro Carril Oeste. Pasó por Unión de Santa Fe y Ciclista Olímpico.

“Para mi corta edad tuve la posibilidad de pasar por muchas buenas y malas emociones, como campeonatos, lesiones, etcétera. La realidad es que pocos saben el esfuerzo que requiere el ser profesional de un deporte, ya que hay muchas cosas que uno mismo pasa sin que las demás personas puedan verlo o enterarse. Llegué a San Lorenzo en el 2018 con muchas expectativas, fue algo duro para mí porque muchas personas no me apoyaban. A principios de ese año pude cumplir mi sueño, que fue debutar en primera junto a mis compañeros, y de a poco aprendí a ser un profesional. Tuve que dejar muchas cosas de lado, como las salidas con amigos o los cumpleaños familiares, y hasta fue complicado poder seguir con el estudio al mismo ritmo que al principio, pero pude lograrlo gracias a que nunca bajé los brazos y siempre fui por más”.

*Luka Benyik, jugador de futsal. 18 años. Arquero del Club Atlético San Lorenzo de Almagro.

“Actualmente me pagan. No tuve obstáculos para llegar a donde estoy hoy, pero sí tuve que dedicarle bastante tiempo e ir paso a paso. El año pasado estuve en los Juegos Olímpicos de la Juventud, por lo cual en ese tiempo me tuve que dedicar exclusivamente a eso y no pude ni estudiar, ni trabajar”.

*Nahuel Urriza, jugador de futsal. 19 años. Pertenece a Boca Juniors, está en la Selección argentina y antes jugaba en Jorge Newbery.

 

Producción y textos: Agustín Menghi, Agustina Maurizi, Alejo Deruiter, Diego Vilches, Facundo Fossati, Federico Ribero, Francisco Dente, Francisco Rondan, Guido Fradkin, Juan Cruz Baulos, Juan Maneiro, Lara Bagnasco, Leila Jiménez, Lucas Ochagavía, Manuel Diego Pérez, Martín Vaschio, Mateo Capeletti, Mateo Castiglione, Matías Guerra, Nelson Ferreiro, Nicolás Olivera, Priscila Benítez, Santiago Aguilera, Sheila Ríos, Tomás Muñoz y Tomás Wroblenski.

El waterpolo quiere llegar al podio

Por Francisco Di Giusto

El CENARD vive tiempos agitados con los rumores de venta del predio. En convivencia con esta profunda incertidumbre, el sueño de toda una selección reside dentro de una pileta. Un sueño que, años atrás, parecía imposible, pero que hoy se hace cada vez más real.  Luego de un histórico quinto puesto obtenido en la Liga Mundial en Perth, Australia, el combinado argentino de waterpolo buscará, en Lima y desde el 26 de julio, subirse al podio de los Juegos Panamericanos, algo que no logra desde la medalla de bronce en San Pablo 1963

La selección vivió su época dorada durante la primera mitad del siglo veinte, con dos medallas doradas panamericanas (1951, 1955), una plateada (1959) e incluso cuatro participaciones olímpicas (Ámsterdam 1928, Londres 1948, Helsinki 1952 y Roma 1960). Con el pasar de los años su rendimiento ha mermado, pero a partir de 2010 la camada de polistas acuáticos ha dado un salto asombroso. 

Luego de estar a un paso del objetivo del podio en la edición panamericana anterior, Toronto 2015, el seleccionado comandado por el head coach Daniel Poggi se quedó con el Campeonato Sudamericano de Asunción 2016 y los Juegos Suramericanos de Cochabamba 2018, y con el puesto récord obtenido en la Liga en el continente oceánico se envalentona para colgarse una medalla en agosto. Los tres rivales principales, Estados Unidos, Brasil y Canadá, no ponen las cosas nada fáciles, pero los muchachos han aprendido a ganarle a los grandes, sobre todo a los brasileños, cosa que hace unos quince años parecía inverosímil.  

“Seguramente Estados Unidos se quede con el oro y la clasificación a los olímpicos. Nosotros soñamos con el podio y hacer lo mejor que podamos”, comenta Poggi, apoyado en un barandal en la puerta del natatorio del CENARD. Cada joven que pasa, cada miembro del staff, cada padre que acompaña a su hijo a entrenar lo saluda con mucha amabilidad que parece ser correspondida. No solo es técnico de la selección mayor y head coach de todas las categorías, ex entrenador del combinado femenino y del seleccionado de veteranos, si no que aún conserva su empleo como docente de educación física en dos cursos de secundario.

Sus alumnos, curiosos, le preguntan que es ese waterpolo que tanto nombra y valora. Y él, rápidamente, desenfunda su celular y busca algún compilado de jugadas en el agua. Ahí radica uno de los problemas que Poggi reconoce en cuanto al declive del deporte en Argentina en la segunda mitad del siglo pasado: el espíritu competitivo y de masificación es escaso. Mientras países como Estados Unidos o España han avanzado e institucionalizado un plan en cuanto a las selecciones, en Argentina se han estancado a una práctica más recreativa y “de café”, donde el verdadero apetito de competitividad está presente en unos pocos. 

Los que llegan a la práctica de waterpolo lo hacen porque se les refiere de un tercero por mera suerte, o bien observan un partido por casualidad y les “pica el bichito”. No hay un proyecto a largo plazo, como en otros deportes, para la captación y formación de jugadores. Y tampoco es ayudado en absoluto por los medios de comunicación, notoriamente centralizados en menos de cinco deportes. “Los pibes van a hacer natación a las escuelitas durante tres, cuatro años, y después se aburren de la monotonía y dejan la práctica. No hay nadie que les presente al waterpolo, tan rico y entretenido, que podría mantenerlos en el agua”, comenta Poggi, mientras saluda entre risas a un miembro de su cuerpo técnico. 

Pero este no es el único motivo por el cual la práctica de waterpolo en nuestro país se torna dificultosa. La falta de infraestructura apropiada para el entrenamiento es fundamental. Solo hay tres piletas en el país que son aptas para la práctica a nivel olímpico: además de la del CENARD, River Plate y Argentinos Juniors cuentan con el natatorio adecuado. Al realizar una comparación con las potencias, en España cada club tiene, por lo menos, una pileta como la del CENARD apta para el deporte. 

Aunque quizás, uno de los puntos más fuertes a destacar es la no-profesionalización en nuestro país. En Argentina, solo veinte jugadores cobran una beca por practicar, que está sujeta a los parámetros del ENARD. Alejandro Manzanares, titular del departamento de marketing y comunicación, comenta que si bien depende de cada Federación reclamar o no la beca para sus atletas, el Ente verifica que los recomendados tengan “el nivel y las capacidades para las distintas escalas de Beca de acuerdo a sus logros, ranking o potencial”. Según el informe oficial, al no haber aspiraciones a clasificación olímpica para Tokio 2020, al polista acuático argentino le corresponde la categoría de panamericano, que va desde los 11000 a los 22000, este último monto en caso de “pronóstico de medalla dorada” en Lima 2019. 

Es por ello que la principal alternativa de los que desean vivir del deporte es emigrar a una liga extranjera profesional, como la española. De los 18 preseleccionados para los Juegos de Lima (quedarán 11), nueve de ellos se desempeñan en Europa y son considerados profesionales. De los nueve restantes, considerados semiprofesionales debido a la beca antes mencionada, solo tres de ellos optan por trabajar además de entrenar, lo cual demuestra que la aspiración de un jugador hoy en día es vivir del waterpolo, así tenga que ser en la península ibérica. Sin embargo, el coach del seleccionado expresa que no hay un espíritu de profesionalización, ni siquiera un movimiento formado en torno a las condiciones de los polistas. Ese espíritu de café, de recreación, sigue presente de alguna forma.

Otro dato a destacar es que, de los nueve preseleccionados que buscan un lugar en Perú, seis de ellos juegan en clubes rosarinos. La dinastía de la ciudad santafesina en este deporte es admirable: desde 2007 hasta 2018, solo GEBA se cuela como club no rosarino entre los campeones de la Liga de Waterpolo argentina. Y a su vez, dentro de la ciudad, Sportsmen y Club Porvenir solo ostentan un campeonato cada uno entre esos años, ya que los restantes fueron todos para Gimnasia y Esgrima de Rosario, club que, entre otros, alberga a los históricos de la selección Iván Carabantes y Juan Pablo Montane. Poggi no encuentra una justificación en sí para el dominio de Rosario, pero sí a la hora de realizar una comparación con Buenos Aires: “Ese pibe viene de Avellaneda, tiene dos horas de viaje. No lo puedo hacer venir hasta acá dos veces por día: viene una y el ritmo se pierde un poco. En Rosario eso no pasa, todos viven mucho más cerca y la frecuencia de entrenamiento es mucho mayor”. 

Y es que el entrenamiento no es poca cosa, y por ello también es entendible la decisión de los jugadores de apoyarse completamente en el deporte y no intentar hacerlo convivir con una vida laboral: una sesión de entrenamiento físico y una larga práctica en el turno vespertino de técnica y táctica, ambas en pileta, se suman a una rutina matutina de una hora y media en el gimnasio para conformar el entrenamiento diario. Esta última práctica fuera del agua se implementó según fue evolucionando el juego. En la antigüedad, dependía más de la técnica y la coordinación en el agua. Hoy en día, la fuerza y la potencia física aparecen como factores muy importantes, y eso se evidencia en las principales potencias del deporte a nivel selecciones: Croacia, Hungría, Serbia y Rusia. 

En el medio de la competencia para llegar a la selección, y los juveniles que buscan formarse para futuros deportistas, aparece una curiosidad que da muestra de verdadero amor por el deporte: el combinado “Master”. Se trata de jugadores que fueron parte de la selección mayor o juvenil y, luego de retirarse, continúan jugando en grupos de jugadores de 40, 45 y hasta 70 años. Sin embargo, dicha falta de organización y “espíritu de café”, como relataba Poggi, se evidencia aquí de sobremanera. Mientras en otros países las competencias máster están institucionalizadas e incluso en Estados Unidos hay una liga de dicha índole, en Argentina el panorama es muy distinto. Roberto Bronstein, jugador de “Pampas” 60+, como se denomina a los equipos argentinos de dicha categoría, ilustra la situación: “No podemos llamarnos realmente una selección, somos jugadores que con buena voluntad y amor por el deporte nos hacemos un hueco para entrenar y competir”. 

Bronstein comenta que la Federación de Waterpolo no les otorga ni pileta ni materiales para que practiquen, pero si los obliga a tener la licencia adquirida para poder jugar. Aún con un único entrenamiento semanal los días domingo, en una pileta prestada por uno de los propios miembros, y problemas para completar un equipo debido a la vida laboral que llevan los jugadores, Pampas 60+ está anotada para disputar el Mundial de Corea 2019 en agosto, demostrando que el waterpolo en nuestro país es más una cuestión de voluntad que un proyecto institucional. 

Con todos estos conflictos y problemas sin resolver, la selección ya se entrena en el natatorio del CENARD con vistas a la competencia en Perú. Ya se conocen sus rivales en primera fase: Brasil, México y Perú. Poggi se despide entre sonrisas, mientras saluda a otro joven. El eco de los gritos de los jugadores se hace oír desde fuera. En la cabeza de cada uno de ellos, la meta: el podio, que años atrás parecía imposible.

 

Los secretos del Argentina Open

Por Joaquín Cozzi

 El Argentina Open es uno de los ATP 250 más atractivos del circuito y uno de los favoritos para los tenistas dentro de la gira sudamericana. Asistieron 37 mil personas en su última edición, en la que jugaron números uno del mundo y algunos de los mejores de todos los tiempos, como el caso de Rafael Nadal. En su próxima cita estará cumpliendo nada menos que veinte años ininterrumpidos de disputa, todos bajo la dirección de Martín Jaite, ex top ten y excapitán del Equipo Argentino de Copa Davis. Pero, ¿cómo se organiza un torneo ATP de tenis?

 En 2000 el estadounidense Butch Buchholz, quien era dueño del torneo de Miami, le compró la plaza al ATP de Atlanta y a partir de 2001 se empezó a celebrar en febrero la Copa AT&T, ATP 250 disputado en el Buenos Aires Lawn Tennis Club sobre polvo de ladrillo. El nombre sufrió alteraciones, de la mano de las idas y venidas de los patrocinadores: en 2004 pasaría a llamarse ATP de Buenos Aires, en 2008 Copa Telmex, en 2011 Copa Claro, y a partir de 2015 Argentina Open. Buchholz le vendió el torneo en 2009 a la empresa Altenis, propiedad del extenista puertoriqueño Miguel Nido, y en 2017, la empresa Tennium adquirió el 80% del torneo, liderada por el fundador y CEO belga Kristoff Puelinckx y el director ejecutivo uruguayo Martín Hughes. El 20% restante sigue en manos de Altenis. 

 Actualmente las decisiones empresariales las toman en conjunto los tres socios: Nido, Puelinckx y Hughes, quienes continuaron con Jaite como director y su equipo de trabajo, compuesto por un jefe de producción, un subjefe de producción, un jefe de comunicaciones, y un encargado del área comercial y administrativa. Este último es Santiago Blanco, estudiante de Gestión Deportiva en la UADE (carrera que también es dirigida por Martín Jaite), que cuenta que es debido a esto que gran cantidad del personal de trabajo que utilizan durante la semana del torneo es reclutado de la UADE. 

 “Durante todo el año trabajamos en las oficinas que están debajo de la tribuna de la pista principal del LawnTennis”, cuenta Santiago Blanco. El Argentina Open está en producción los 365 días. En esta época estamos cerrando el torneo que se disputó este año, y charlando con los sponsors para el año que viene. En enero se comienza a montar toda la producción en el club.” Si bien el Argentina Open está en centro de escena, también se encargan de otros proyectos de Tennium: algunas empresas los contratan para organizar partidos de tenis con sus clientes, en los que participan Jaite y Christian Miniussi, ganador de la medalla de bronce en dobles junto a Javier Frana en los Juegos Olímpicos de Barcelona, o también el recordado doblista Lucas Arnold.

 U$S 673.135 es la cantidad de dinero que reparte el torneo en premios. En la edición 2019 se coronó como campeón el italiano Marco Cecchinato y obtuvo en recompensa U$S 101.830. Este dinero proviene fundamentalmente de los sponsors. El estado argentino (Argentina) es el principal y en la categoría Platino se encuentran San Cristóbal Seguros, Axion y Peugeot. En total son 19 las marcas que acompañaron al Abierto este año, pasando por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que comparte la categoría Oro con American Express, Emirates y Marriot Bonvoy hasta los medios oficiales TyCSports, Clarín y Metro 95.1, u otros como Wilson, Levite, Fila, Medicus, Ticketek, Pervinox, Arcor, Navarro Correas y Los Calvos.

 No sólo los patrocinadores oficiales acompañan el Argentina Open, la gente también es año tras año fiel al torneo, siendo uno de los tres ATP 250 con más espectadores del circuito. 37 mil son las personas que asistieron este año a la cita programada entre el 9 y el 17 de febrero. “El apoyo de las tribunas que siente el argentino es increíble y no lo vive en ningún otro lado”, asegura Bautista Otegui, tenista argentino de 20 años. “El argentino es de ir a la cancha y de provocar un clima hermoso, quizás el alma canchera que tenemos en nuestro país haga que pese a las crisis económicas año a año se siguan llenando las tribunas”, explica Santiago Blanco. El estadio principal del Buenos Aires Lawn Tenis tiene capacidad para 4.999 personas. La segunda cancha alberga 600 espectadores y hay una tercer cancha para alrededor de 300. 

 En las instalaciones del Buenos Aires Lawn Tennis Club, club fundado en el año 1892, los tenistas tienen a su disposición la sala de jugadores y el vestuario. A la sala de jugadores puede entrar cualquier persona acreditada por un jugador (parte de su equipo y familiares o amigos) y es el lugar donde tienen lavandería, reservan las canchas para los entrenamientos, se les responde inquietudes o pedidos, hay televisores y hasta metegoles.

Por el otro lado, al vestuario tienen acceso únicamente los jugadores y su entrenador. Es el lugar que usan para estar más tranquilos, descansar, o alimentar el ocio. Hay baño de hielo para después de los partidos, masajistas y kinesiólogos a disposición, lugar para dormir siesta, pantallas gigantes donde miran partidos de fútbol y de tenis, consolas de videojuegos y de realidad virtual y computadoras. “Te tratan excelente desde la organización. Siempre hay agua, toallas, frutas, o lo que desees. Uno que está acostumbrado a jugar torneos de Challenger llega a un evento así y queda sorprendido para bien.”, confiesa Otegui. Todos los jugadores y su equipo se hospedan en el Hotel Sheraton de Buenos Aires.

 Así como tal vez nunca lo soñó Martín Jaite cuando proyectaba ese primer torneo del que resultaría ganador el brasileño ex número uno del mundo Guga Kuerten, en la próxima edición el ATP de Buenos Aires estará cumpliendo 20 años ininterrumpidos. En el camino quedaron grandes citas como la de 2016, donde se dio quizás el mejor cuadro en la historia del torneo, con figuras como Nadal, Jo-Wilfred Tsonga, David Ferrer, John Isner, Dominic Thiem, Fabio Fognini, Alexander Dolgopolov o Pablo Cuevas, o la épica semifinal en la que este año el Peque Schwartzman revirtió un durísimo partido ante el dos veces campeón en suelo argentino Dominic Thiem tras dos horas y media de batalla. El tricampeonato de David Ferrer en 2012,2013 y 2014 y la única mordida de trofeo de Rafa en 2015, venciendo en la final a su íntimo amigo Juan Mónaco. Coria y Gaudio triunfantes en 2004 y 2005, respectivamente, fueron los únicos argentinos que se quedaron con el título junto con Nalbandian y Mónaco, campeones en 2008 y 2007.

Los ex número uno del mundo que levantaron el trofeo en Buenos Aires son, además de los ya mencionados Nadal y Kuerten,  los españoles Juan Carlos Ferrero (en 2010) y Carlos Moyá (en 2003 y 2006). No caben dudas de que se vendrá una edición especial por los 20 años del certamen en enero próximo y según adelantaron Jaite y Hughes, ya están pensando en ello.

Quad rugby: el deporte a pesar de todo

Por Jano Lamberto

Ocho jugadores en la línea final de una cancha de básquet, pero no es el deporte que van a realizar. Se encuentran arriba de una silla de ruedas adaptada para juego. Uno de ellos tiene una pelota entre sus piernas, pero tampoco es básquet adaptado. Avanzan a la par, el que tiene el balón siempre un paso adelante del resto y el pase debe ser levemente hacia atrás porque así lo dicen las reglas de quad rugby.

Si bien faltan dos meses para el primer desafío de la selección argentina de quad rugby en este 2019, ya se encuentran mentalizados en el objetivo. “Ir a los Parapanamericanos y dar nuestra mejor versión”, así lo dijo el capitán y emblema, Juan Ignacio Foa. Los juegos de Lima 2019 dan, tan solo, una plaza para Tokio 2020 y los jugadores del seleccionado coinciden en que la clasificación es difícil, debido a que, compiten contra potencias del deporte como lo son Canadá y Estados Unidos. Sin embargo, no es algo imposible y dentro del plantel hay mucho optimismo para cumplir un sueño que tienen como grupo, que es participar de unos JJOO.

La antesala a Lima 2019 comenzó en Pilar, con la segunda edición de la Copa Fundación Paradeportes, en la previa al comienzo de la liga argentina. El torneo, que ya forma parte del calendario oficial de la International Wheelchair Rugby Federation, fue ganado por Caranchos que venció en la final a los Dogos de Córdoba por 24-20. La Copa y la liga toman mucha importancia en el deporte, porque los jugadores de la selección no entrenan juntos. Es decir que cada jugador se prepara en el equipo que representa. Aunque, la delegación argentina en conjunto con Colombia y Brasil, llegó a un acuerdo para realizar una copa en Costa Rica, en la que además participará a mediados de julio. “Mi deseo en esta competencia es que el deporte se haga conocido en el país centroamericano y como un adicional que el plantel llegue de la mejor manera a los Parapanamericanos”, dijo Juan Foa, quien trajo el deporte a la Argentina en 2005 junto con el ex jugador Ignacio Rizzi.

El seleccionado argentino concentrará este mes en Córdoba, en el polideportivo municipal del barrio General Paz, instalaciones que utilizan los Dogos. Según Mauro Castro, jugador de Argentina y del conjunto cordobés, es el lugar óptimo, con una buena cancha y hospedaje para que pueda convivir todo el plantel de cara a lo que será la Copa Costa Rica y, posteriormente, los Parapanamericanos de Lima. La preparación, en cuanto a entrenamientos, son tres sesiones por semana en las que se hace hincapié tanto en lo táctico como en lo físico.

“Ir a situaciones de juego reales” es la frase utilizada por Castro, como por ejemplo un ejercicio de pases que, tal vez, es básico, pero, permite mantener la posesión del balón. El cordobés, al igual que los jugadores que viajarán a Lima, tiene como objetivo dar su mejor versión, y a su vez, resalta el hecho de afianzar las relaciones del plantel y de esta manera poder conocerse dentro de la cancha para un mejor funcionamiento. Por otra parte, recalca que el apoyo mutuo y la positividad los va a llevar a buen puerto, aunque, es un desafío complicado conseguir la única plaza que proporcionan los Parapanamericanos de Lima para competir en los JJOO de Tokio 2020.

Foa, además de ser capitán y pionero del Quad Rugby en Argentina, es presidente de la zona americana del deporte y es parte del Comité de Desarrollo de Relación Internacional del Rugby en Silla. Con relación a los recursos que les brindan el Centro Nacional de Alto Rendimiento(CeNARD) y el Ente Nacional de Alto Rendimiento (ENARD), expresó que hubo un tiempo en el que les proporcionaban pelotas, conos, sillas de juego y todo tipo de elementos para entrenar, pero que eso se fue desgastando, nunca llegaron nuevas herramientas y desde 2013 no reciben materiales.

En el caso de que estas sillas fallen o queden viejas, como no existe más apoyo del Estado, se creó una fundación llamada “Rugby Amistad”. La organización contribuye a que los jugadores que no tienen la posibilidad de acceder a la compra de una silla de juego, puedan tomar una como prestada y hacerse cargo de los gastos que lleve, que son menores a los que conlleva adquirir una nueva. Para competir contra los mejores se debe tener buenos recursos. Las sillas que posee la selección de un país potencia como lo es Estados Unidos, no son las mismas que utilizan los jugadores argentinos, esto los limita como competidores, y la justificación es que no les permite su mejor rendimiento.

A pesar de los malos manejos, el emblema del seleccionado sabe que esta falta de recursos no es algo que decidan los entes nacionales, si no que, se trata de un recorte económico que ejecutó el Estado contra el deporte en general. Tal es así que, para la competencia que se disputará en Costa Rica, el ENARD solo se encargará de pagar los pasajes de la delegación, mientras que la estadía que abarca el transporte y la alimentación, entre otros gastos, serán cubiertos por el país anfitrión a cambio de la introducción del deporte en este país. En cuanto a los Juegos de Lima 2019, los gastos serán cubiertos en su totalidad por el ENARD. El plantel de Argentina no está disconforme con lo que les aporta, económicamente, el Ente Nacional, sin embargo, aclaran que no es a lo que aspirarían.

Castro coincide con su capitán, Juan Foa, y agrega que falta difusión y jugadores. Además, explica: “Es complejo un crecimiento nacional si no se trabaja en conjunto con todos los sectores”. Sin embargo, el cordobés, quien practica el deporte hace 4 años, se encuentra sorprendido por la evolución que está teniendo en el país, a pesar de la falta de recursos. Uno de sus sueños se está por cumplir este año, que es participar de un Parapanamericano y vivir durante la competencia en una Villa Olímpica. “Uno nunca decide hasta cuando juega, está sujeto a lo que su cuerpo le exija o demande, no quiere decir que luego del retiro no se pueda decidir qué hacer y qué no”, cuenta el actual jugador del seleccionado, que se visualiza en un futuro ligado al deporte que ama y dice “quiero enseñar todo lo que aprendí”.

El que sí piensa en dejar de jugar a corto plazo es Foa, el que les abrió nuevos horizontes a personas con discapacidad en Argentina, el que no piensa a nivel local y busca que más países sudamericanos incorporen el quad rugby. Foa, quien hace 14 años que practica el deporte, en 2008 comenzó a meterse en el plano internacional con un seleccionado integrado por 15 jugadores y compitiendo con Brasil y Colombia. En 2009 quedaron terceros en los Parapanamericanos y con tan solo un año de creación del seleccionado ya habían ingresado a un Mundial. Este seleccionado necesitaba potenciarse, por eso es que el emblema de Argentina junto su mano derecha Rizzi, abrieron clubes en diferentes lugares , como Tucumán, Córdoba, Santa Fe, dos en Buenos Aires y por último, en Almirante Brown y Pilar se abrirá uno en cada sede en los próximos meses.

Todas las coberturas del deporte, tanto a nivel internacional como nacional, son realizadas por la cuenta de Para Deportes (@paradeportes) en Instagram y en Twitter (@paradeportesOK). Los juegos de Lima 2019 son el evento más importante del año a cubrir. Las actualizaciones de las redes y de la página serán en tiempo real y de manera constante. Uno de los dueños de la página es Maximiliano Nóbili y lo que tienen estipulado es enviar 2 personas a Lima y que otras dos se queden en Argentina redactando y colaborando con las redes. Allí se encontrará todo lo relacionado con la participación del quad rugby en los Parapanamericanos.

A largo plazo, Juan Foa, que es parte del Comité de Desarrollo de Relación Internacional del Rugby en Silla, se plantea: “Quiero dejar un legado, poder ayudar a todo aquel que tuvo un accidente y quedo en condiciones que lo limitan para ejercer un deporte”. Foa quiere que los que poseen alguna discapacidad puedan “independizarse”, mediante clínicas o charlas que los motiven a superar sus miedos y lo más importante que el país tenga los recursos necesarios para brindarles un mejor desarrollo deportivo.

 

Gabriela Sabatini: del frontón de River al salón de la fama del tenis

Por Gonzalo Basterra

“Quiero una raqueta de tenis”, dijo Gabriela Sabatini a los seis años, sin saber que 49 años más tarde recibiría el premio Philippe Chatrier en la Cena de Campeones de Paris e ingresaría para siempre en el salón de la fama del tenis. Es el premio más importante que puede recibir un tenista y se les concede a las personas que hayan realizado contribuciones significativas a este deporte, tanto dentro como fuera de la cancha.

Nació el 16 de mayo de 1970 en la ciudad de Buenos Aires y vivió su infancia en el barrio de Villa Devoto. Hija de Osvaldo Sabatini y Beatriz Garofalo, comenzó a jugar al tenis en el frontón del Club Atlético River Plate. Fue su hermano Osvaldo quien la incentivó. Él practicaba este deporte en el club de Nuñez y esto llevó a que Gabriela terminara inclinándose por esta disciplina.

En ese entonces, el profesor Daniel Fidalgo, de tan solo 20 años, era el encargado de la dirección del tenis en River. Un día se cruzó a la pequeña Sabatini jugando con la raqueta en el frontón del club. “Yo entrenaba a su hermano Ova en el club y la conocí un día jugando contra el frontón. Fue ahí cuando hable con sus padres para que se sume a la escuelita de tenis”.

Al poco tiempo de haber comenzado a entrenar, Fidalgo decidió hacerle un entrenamiento individual debido a que las condiciones innatas que tenía Sabatini eran mayores que la de cualquier otro chico del club. “Enseguida me di cuenta de las condiciones que tenía Gabriela. Era notable la facilidad que tenía para aprender. De todos modos, siempre priorice su felicidad por sobre lo deportivo”, recordaba el profesor, que a los ocho años tuvo que anotarla en un torneo por pedido de ella a pesar de que era muy chica. 

Veronica Platz, una joven que a los 12 años derrotó a Sabatini en un torneo juvenil, recuerda cómo fue su enfrenamiento con ella. “En ese momento le gané porque le sacaba cuatro años y había una gran diferencia en cuanto a lo físico. Pero en cuanto a la técnica, jugaba de igual a igual con todas las chicas más grandes. Creo que a su edad (8) nadie tenía las habilidades que tenía ella”. 

A los once ya se entrenaba como una adulta y comenzaba a tomar las cosas con mucha más responsabilidad. Su sueño estaba claro, quería ser tenista profesional y se lo había hecho saber a sus padres. Un año más tarde, obtuvo el Mundialito Juvenil disputado en la ciudad de Caracas, Venezuela. Luego, llegó el año 1984, los catorce años y algo más. 

Ese año, la niña que hace un tiempo jugaba contra un paredón, disputaba el torneo de Roland Garros Junior. Su nivel fue exhibido en todo el mundo. Se coronó campeona venciendo en la final a la búlgara Katerina Maleeva por 6-3, 5-7 y 6-3, y alcanzó el primer puesto en el ranking juvenil femenino. Esto le dio el derecho de jugar la edición senior del torneo parisino del año siguiente. “A los 14 años, Gabriela alcanzó el puesto número 1 del ranking sub-18 y fue ahí cuando nos separamos. Ella se fue para Estados Unidos con una agencia de representantes y comenzó su carrera profesional”, dice “Palito” Fidalgo. 

Llegó el 85 y nuevamente Roland Garros. En primera ronda se enfrentó a la suiza Lilian Drescher y le ganó con un doble  6-2. En segunda y tercera ronda, venció a las norteamericanas Penny Barg y Anne White. Finalmente derrotó a la sudafricana Rosalyn Fairbank en cuarta ronda para meterse en el cuadro final del campeonato.

Ahora solo quedaban las mejores y Sabatini debía medirse a la búlgara Manuela Maleeva en los cuartos de final. 6-3,  1-6 y 7-5 fue el resultado del partido. ¿La ganadora? Gabriela Sabatini. Con tan solo 15 años se metía en una semifinal de Grand Slam y se convertía en la jugadora más joven de la historia en alcanzar esta instancia. En semifinales la esperaba la estadounidense Chris Evert, número dos del mundo en ese entonces. Esta vez no pudo. Fue victoria de Evert, quien luego terminó coronándose en el torneo.

   Pese a no haberse podido consagrar, ese fue el comienzo de la era Sabatini. El mismo año en el que alcanzó las semifinales de Roland Garros, consiguió su primer título internacional en Tokio derrotando a Linda Gates en la final. 

Llegaría 1988, otro de los años más destacados de Sabatini en el tenis. Ya con más experiencia y algunos títulos ganados, llegaba a la definición del US Open, alcanzando por primera vez la final de un Grand Slam. Su rival fue la alemana Steffi Graf, quien la había derrotado en la final del Masters de 1987. La victoria se la llevó la germana y Sabatini quedaba a las puertas de su primer gran título.

Unas semanas más tarde, Sabatini y Graf volvían a verse las caras, pero esta vez en la final de los Juegos Olímpicos de Seúl. Nuevamente, Graf fue quien se quedó con el torneo. Pese a la derrota, Sabatini recordó en varias oportunidades que el momento del podio en donde le entregan las medallas a los deportistas, fue uno de los más importantes y que más la marcaron en su carrera. 

Tras los segundos puestos obtenidos en Estados Unidos y Corea, Sabatini cerraba el año disputando el WTA Tour Championship (Masters), un torneo anual que reúne a las mejores tenistas de la temporada. Era su gran oportunidad. Nuevamente llegó a la final. En el camino había dejado a Katerina Maleeva, a Natasha Zvereva y a Helena Sukova. Pam Schriver la esperaba en la final. Y como dice el dicho, la tercera fue la vencida. Sabatini se consagró venciendo a la norteamericana 7-5, 6-3 y 6-2. Fue el primer gran torneo que ganó la argentina y cerró el año 1988 como realmente lo merecía, campeona.

En septiembre de 1990, con más experiencia que años, Gabriela Sabatini volvía a llegar a la final del US Open. Al igual que dos años atrás, su rival era la alemana Graf. El primer set fue 6-2 para Sabatini. El segundo quedaba igualado 6-6 por lo que debían disputar el tie-break. Flushing Meadows se tiñó de celeste y blanco. Gaby ganó el tie-break y, por ende, se quedó con su primer y único Grand Slam. Aquella niña del frontón de River alzaba el trofeo en Nueva York y comenzaba a convertirse en una leyenda del deporte argentino.

Al año siguiente, Sabatini llegaba a una nueva final de Grand Slam. Fue en Wimbledon, la catedral del tenis. Una cara conocida la esperaba en el partido de definición, Steffi Graf. Esta vez, la alemana se tomaría revancha de la final perdida un año atrás en el US Open y ganaba el partido en tres sets. Ese día, la argentina estuvo a solo dos puntos de la consagración.

Fue la final del Abierto de Roma 1991 otro de los grandes hitos de la carrera de Sabatini. El 12 de mayo de aquel año, se enfrentó a la serbia Monica Seles en la final del torneo. La venció 6-3 y 6-2 y alzó el título por tercera vez en cuatro años. En 1992 volvería a ganar la final de dicho torneo, también contra Seles. “En esos tiempos, Roma era Gabylandia”, dice el periodista José Luis Domínguez. “Cuando iba a jugar ese torneo era la local, la gente le había tomado cariño”.

A fines de 1994, Sabatini volvió a ganar el Masters en Nueva York, esta vez frente a Lindsay Davenport. Unos meses más tarde, en enero de 1995 ganó su último título como tenista profesional en Sidney. Ese año también logró alcanzar las semifinales del Abierto de los Estados Unidos.

Pese a tener solo 26 años, la idea del retiro ya pasaba por la cabeza de la tenista argentina. Se encontraba saturada de la competencia y la exigencia que demandaba estar en la elite del tenis. También había comenzado a sufrir algunas lesiones que la alejaron de la cancha algunos meses.

En octubre de 1996, Gabriela Sabatini anunció su retiro en el Madison Square Garden de Nueva York. De esta manera, la pequeña de seis años que comenzó a entrenar bajo las órdenes de “Palito” Fidalgo dejaba de ser una jugadora y se transformaba en uno de los personajes más icónicos del deporte argentino. “Pese a que se veía que sus condiciones eran superlativas, uno nunca se imagina hasta dónde puede llegar un deportista. Creo que todo lo que logró no me lo hubiese imaginado cuando la conocí”, dijo Fidalgo.

27 títulos y 28 finales fueron las que obtuvo Gabriela Sabatini a lo largo de su exitosa carrera. Desde que se alejó de las canchas tenis, no se volvió a ver una argentina que se le asemeje. Hoy, a sus 48 años, se dedica a la realización de eventos solidarios, es madrina de las Escuelas Deportivas de Mar del Plata y hasta tiene su propia fragancia de perfumes. Siempre con la misma pasión y dedicación con la que jugaba al tenis. Del frontón de Núñez hasta meterse en el salón de la fama. Esa es Gabriela Sabatini. 

Tiempos de Tigre

Por Rodrigo Engel

En cada esquina de Perú reina una pieza que se identifica con la Selección que los devolvió a un Mundial luego de 36 años. En los kioscos, esos espacios en donde uno se pregunta cómo cabe una persona del otro lado del mostrador para concluir una venta de diario revista, flotan los posters de la dupla que logró ingresar en el corazón del pueblo para el resto de los días de quien está y para las anécdotas con sabor a gloria de quienes vendrán: Jefferson Farfán y Paolo Guerrero.

Sin embargo, en medio de la convulsión limeña, donde el caos es solo un minúsculo adjetivo para representar la andanza diaria, también se interpone, en el ventanal de un bar que apunta al núcleo de Miraflores, la imagen del muchacho de cabellera dorada. Ese mismo señor que los apartó del Mundial de España en aquel 2-2 agónico en La Bombonera de Buenos Aires, que decidió recoger la pluma para decirle mediante un papel a la historia que aún faltaba un capítulo por acabar.

Responsabilidad. Honor. Y la posibilidad de estar ante “el desafío más grande de su carrera” fueron las palabras que cayeron de la boca de Ricardo Gareca a comienzos de marzo del año 2015, donde la banda roja ya brillaba en la presentación.

“Lo adoramos”, dijo un taxista apresado por dos turistas argentinos que le preguntan qué significa el Tigre para ellos, mientras un mural con su rostro acompañado de algunas letras -que formulan la frase “pensá en grande”- invaden la situación y zapatean al ritmo de la salsa peruana sobre las dudas.

“A nuestra generación le regaló el sueño de jugar un Mundial”, comentó Martin, uno de los jóvenes meseros de un bonito restaurante en la periferia inmediata del Parque Kennedy, cuyo verde se opaca ante el sin fin de banderas peruanas que flamean con las mismas esperanzas que la Selección Nacional flamea en Brasil.

La blanquirroja es marca registrada en la previa a cada partido por disputar. En el debut frente a Venezuela o ayer por la noche, donde la televisión deleitaba al público en cada intercepción de Pedro Gallese y gritó desde lo más profundo de su corazón la sutil definición de Guerrero que sentenció el 3-0 en el Arena Do Gremio ante Chile y regresó a Perú a una nueva Final de Copa América luego de 39 años.

Brasil, el mítico Maracaná y su característica localía a pura danza y color serán el próximo desafío. Los de Tité buscarán, desde la redonda y la gambeta, sanar con resultados, en tiempos donde los resultados marcan el tiempo y no el tiempo a los resultados, la herida abierta que dejó la bofeteada alemana en 2014. El precio será ese: enfrentar a once Tigres que no confunden la mirada cuando el fútbol los premia con una nueva oportunidad.

El arco más grande del mundo

Por Joaquín Méndez

Una brisa helada congela las orejas de las dos personas que caminan por avenida Udaondo, las tienen rojas, el viento rasga sus pieles. Escarba y escarba en lo más profundo de sus cajas torácicas, como si les arrancara el último aliento que posee. El frío duele. La noche con la temperatura más baja del año en Capital Federal pega fuerte en lo más vulnerables. “Me robaron todo hace tres días”, dijo un señor calvo mientras frotaba sus brazos en busca de un poco de calor. Tan sólo vestía una campera verde de tela fina y un pantalón emparchado. Pero al menos por un día, para ese señor, no todo fue soledad y tristeza.

El arco se abrió y se abrió para que se hagan muchos goles, miles de gritos al cielo, para todos los que quieran colaborar. River Plate abrió las puertas de su estadio para combatir la desigualdad y el hambre. En una de sus entradas recibió donaciones durante toda la noche como frazadas, abrigos y alimentos. Además, puso a disposición el gimnasio de Vóley para que las familias pudieran dormir con colchonetas, en un piso de parqué que ayudó a mantener el lugar a una temperatura placentera.  “Esto es la cartelera para mostrar todo esto, los clubes cumplen su rol social todos los días sacando niños humildes de las calles”, aseguró Juan Carr, titular de Red Solidaria, en una entrevista con El Equipo.

Y la cartelera hizo su efecto. Cientas de personas se acercaron a colaborar con la fundación, a tal punto que se llenó una montaña de 3 a 4 metros con donaciones. Algunas se repartieron a las personas que provenían de las oscuras calles de Buenos Aires y el resto, se repartirá el próximo viernes en Plaza de Mayo. Carr expresó su asombro por la cantidad de ayuda que obtuvo el evento: “Lo que pasó hoy es una locura, armamos todo rápido y mirá la repercusión que tuvo. Yo traje dos frazadas para una foto y así poder visibilizar, que era el principal objetivo. Pero se llenó todo”. Por otra parte, confirmó el interés de Vélez por realizar un acto similar próximamente.

La esperanza no sólo vino desde los colaboradores que llegaron para donar, sino también desde las propias personas que llegaron en busca de ayuda. Una decena de ellas, participaron activamente de la recolección, acomodando y apilando las cosas que fueron llegando. Se armó un equipo. Un equipo de lucha y con conciencia social en busca del bien común. Los más necesitados y los primeros que tendieron una mano para combatir al frío y la muerte. Muerte que ya se llevó cinco vidas en una semana. El último fue Sergio Zacarías de 53 años, uno de los detonantes del movimiento solidario de la madrugada según le afirmó Carr a El Equipo.

Hoy se se creó el arco más grande del mundo en el Monumental, celebrando la inclusión y las ganas de compartir el cariño que calentó los corazones de un centenar de personas indigentes. Hasta el Museo de River fue visitado por los huéspedes según contó Rodrigo Daskal, sociólogo y docente. La emoción invadió los rostros de las madres y los padres que encontraron un hogar para sus hijos, al menos por una noche. Aquellos niños, recibieron el amor del estadio, de las más de 70 mil personas que asisten a él cada día y gritaron gol, con cada manta que les fue tendida sobre los pies.

Juan Carr es el director técnico de Red Solidaria y detrás, tiene un equipo dispuesto a brindar amor a cambio de un gesto, una sonrisa, un leve mueca de felicidad. Empatía. La misma que generan los clubes a diario, cuando cumplen con su rol social en los barrios de la Argentina, cuyo valor es incalculable y que de ninguna manera podría dar un saldo negativo. Lo que pasó esta noche fue histórico como tantas otras acciones de la fundación. Tiro paredes, jugó limpio y no paró de trabajar por su ideal. Ideal más que representado por sus jugadores, los que dan y los que reciben.

Y si de experiencia se trata, sobra y muchísimo. De hecho, el abuelo ya llegó al estadio. Comenzó a compartir su sabiduría, sus vivencias y su alegría. Estuvo colgado de la valla blanca en busca de su abrigo y luego, fue a buscar algo de comer. Ya obtuvo su plato de fideos bien calientes con salsa. Además, encontró un grupo de amigos con los cuales no paraba de reírse. Panza llena y corazón contento, se tiró hacia atrás sobre un colchón improvisado con bolsones, que le prepararon los más jóvenes. Respiró hondo y largó un suspiro largo. Se volvió a erguir y comenzó a charlar con los que le hicieron su cama, les explicó el juego. El juego de la vida, que a veces, en ciertos días, tiene el arco y la red tan grande como el de River.

Holanda a la final del Mundial por primera vez en su historia

Por Maximiliano Das

Aunque a veces se ve obligado a usar la casaca alternativa, el Seleccionado holandés de fútbol suele vestir de naranja cuando disputa un encuentro internacional. Un naranja fuerte, chillón. Fue así durante toda la fase de grupos, los octavos y los cuartos de final. Y las semifinales no fueron la excepción: en esta oportunidad, tenía en frente al conjunto sueco, que venía de eliminar a una potencia como lo es Alemania.

El encuentro se dio bastante lento, trabado en el mediocampo y con muchas interrupciones que no dejaban que se termine de acomodar ninguno de los dos equipos en el campo de juego, al punto de no generar una situación en el arco contrario que terminara en gol durante los 90 minutos reglamentarios.

Recién en el tiempo extra,  con la ayuda de una deficiente organización por parte de la defensa sueca, Jackie Groenen quedó sola. Y su camiseta dejó de ser naranja. No es del todo claro si fue por el calor o qué, pero la vestimenta era más colorada, más cálida. Cuando recibió el pase de Danielle Van de Donk -que, en realidad, era para Vivianne Miedema pero se había desviado- el público advirtió: no era más sólo una casaca, sino fuego. Y fue quizá ese fuego que la encendió, que le permitió a Groenen lanzar un disparo cruzado exquisito para que la arquera Hedvig Lindahl no tenga ni la más mínima oportunidad de evitar lo que sería la apertura del marcador.

Eventualmente, durante el festejo, la camiseta volvió a ser naranja, sin siquiera dejar rastro de aquel fuego que ardió. Las escandinavas intentaron por sus medios igualar el encuentro, pero no pudieron penetrar la sólida defensa holandesa.

El tiempo se terminó de consumir sin cambios en el marcador. Así, las holandesas, vigentes campeonas de la Eurocopa, accedieron por primera vez y en su segunda participación a una final de un Mundial, instancia en la que se enfrentarán con Estados Unidos, favorito por historia e individualidades, para definir a las campeonas. Por su parte, Suecia disputará con Inglaterra el bronce que les permitirá subirse al podio.

La historia dice que la AFA tiende a guiarse por los resultados

Por Fernando Bajo

El 1 de junio de 2017, Jorge Sampaoli asumía oficialmente como entrenador de la selección argentina. Claudio Tapia, Presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), aquel día aseguró: “Jorge va a ser el conductor de la Selección por cinco años”, y luego destacó: “Tenemos al mejor técnico del mundo”.

Varios meses después de la asunción del nuevo entrenador, Tapia siguió apoyándolo pese a que los resultados no eran los esperados. “Banco a Sampaoli aunque no pase la primera ronda del Mundial”, afirmó el máximo dirigente del fútbol argentino en mayo de 2018.

Sin embargo, el ciclo del hombre de Casilda duraría 15 partidos. Posteriormente a la eliminación en octavos de final de la Copa del Mundo de Rusia 2018, el 14 de julio, en su cuenta de Twitter la AFA anunció que habían llegado a un acuerdo mutuo para que Sampaoli dejara de ser el entrenador.

Es probable que la opinión de los dirigentes de la entidad madre del fútbol nacional sobre el santafesino haya variado en un par de meses. ¿Acaso las demás personas no están poniendo en cuestión los hechos cotidianos y modificando el punto de vista de las cosas constantemente? Lo que sí sería criticable, es que el proyecto a largo plazo del que Tapia habló se haya derrumbado por un resultado. Y si a los hechos se remite, lo más probable es que eso haya determinado la decisión final.

En los últimos 13 años por la Selección argentina pasaron ocho técnicos. Luego de la renuncia de José Pekerman en 2006, el último que logró llevar a cabo un proyecto, asumió Alfio Basile hasta 2008, año en el que dimitió. Después del Coco fue el turno de Diego Maradona que comandó al Seleccionado hasta los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica 2010, instancia en la que argentina fue eliminada. En consecuencia, llegó Sergio Batista hasta el final de la participación en la Copa América 2011 y en su reemplazó asumió Alejandro Sabella, uno de los que más perduró en el cargo. Posterior a la renuncia de Pachorra, el que tomó las riendas del equipo nacional fue Gerardo Martino. Sin embargo, cansado de la falta de apoyo de la AFA y los clubes, dejó el cargo en 2016. Edgardo Bauza, primero, y Jorge Sampaoli, después, completan la lista hasta llegar a Lionel Scaloni.

El nacido en Pujato, Santa Fe, está teniendo su primera experiencia como director técnico de un plantel mayor. En cada conferencia de prensa aclara que él está aprendiendo de los jugadores. Es curioso que el entrenador nacional sea alguien que no había dirigido nunca antes a una plantilla de primera división, pero, ¿por qué eso debería ser un requisito necesario?

Los dirigentes que eligieron a Scaloni deberán ser los encargados de evaluar su desempeño cuando finalice su contrato en diciembre de este año. Sin embargo, la evolución del hombre de 41 años desde que asumió hasta hoy es evidente. Incluso la Selección argentina terminó jugando mejor los últimos encuentros.

Lionel Messi, luego de la derrota ante Brasil avisó: “Empieza algo nuevo, algo lindo. Viene una camada buena, que demostró en esta copa que ama a la selección, que quiere estar y tiene futuro. Hay que darles tiempo y dejarlos seguir. Ojalá se los respete”. El historial marca que luego de cada competición, sobre todo si no se logra el título, los directores técnicos son despedidos o motivados a irse por cuenta propia. Messi no fue el único que apoyó la continuidad de este proceso. “Esto tiene que servir de experiencia, estar más unidos que nunca los jugadores, cuerpo técnico y periodistas”, declaró Nicolás Tagliafico.

Sin dudas a este equipo le queda mucho por mejorar y para eso será fundamental el trabajo del entrenador. Mientras tanto, el capitán argentino ya manifestó su postura. Ahora la decisión depende de los directivos de la AFA y quizás, por primera vez, el resultado no sea determinante en una decisión y la continuidad de un proyecto, sumado al pedido de los futbolistas, esté por encima de ello.