martes, septiembre 16, 2025
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Guzmán, el que siempre sale del área propia

Por Fernando Bajo

Nahuel Guzmán se muestra tal cual es. Rompe con el estereotipo de futbolista que no se involucra con las problemáticas sociales, como cuando en enero intentó hacer reflexionar sobre la imagen a los periodistas mexicanos presentes en una conferencia de prensa.

Se presentó vestido con traje, camisa y corbata, y preguntó:

-Para ustedes, ¿la imagen es importante?

-Sí –le respondieron algunos.

-O sea, me toman más en serio si me visto así. ¿Estaría bien que yo le dé una nota, por ejemplo, a él (mientras señalaba a su izquierda) porque tiene camisa? Lo importante es el contenido –retrucó el Patón.

Al finalizar la rueda de prensa les advirtió: “Recuerden que no todo es lo que parece”. Luego, se paró y debajo lucía un pantalón corto de color rojo.

Hoy, desde México, en cuarentena y más informal que aquella vez brindó una videoconferencia a través de Instagram Live a los estudiantes de primer año de Deportea en el marco de la materia Introducción al Periodismo y a la Información Deportiva. Mientras lucía sus grandes auriculares blancos y sonreía cada vez que podía anunció una frase que lo describe: “Por tres cosas estará atravesada mi vida: el fútbol, el arte y la política”.

Sí, al Patón no le basta con haber llegado a ser uno de los tres arqueros de la selección argentina en el último Mundial. Sueña con formar parte de una banda de música y más de una vez se ha expresado a favor de distintos movimientos sociales. El 24 de Marzo pasado posteó una foto en su cuenta con un pañuelo blanco que apoyaba a las Madres de Plaza de Mayo y en enero de este año defendió el arco del Tigres con sus pelos pintados con los colores de la bandera de la comunidad LGTBIQ+.

“Yo me siento preparado para opinar de distintas cosas. No creo que sepa, pero tengo una postura”, explicó y luego profundizó su análisis: “Al mismo tiempo siento que se impone una carga hacia los jugadores para que hablen. Y hay muchos que no quieren hacerlo. Yo creo que hay un por qué y tiene que ver con nuestra formación base como futbolista. El sálvate solo con el que crecemos”.

Pero, ¿cómo hizo Guzmán para atravesar esas barreras que les imponen a los jugadores de fútbol en sus inicios? Su madre fue militante y su papá, aunque lo hizo en un ambiente más artístico, también. El exarquero de Newell´s creció rodeado de la conciencia social que transmitían sus padres y de libros del filósofo Karl Marx, aunque eso no impidió que durante un tiempo haya quedado atrapado en la esfera futbolística. “El envión para despertar mi conciencia social –contó el Patón- sucede con la llegada de Néstor (Kirchner) al gobierno”.

Nahuel Guzmán es arte, es política y también es fútbol, deporte al que ve como una herramienta transformadora: “A veces, los futbolistas vivimos en una burbuja, fuera de ese 95 por ciento en el que vive la población mundial. Y sobre todo hablo de quienes formamos parte del fútbol de élite, quienes tenemos asegurado el futuro por esta profesión. En la mayoría de los casos nos comemos un personaje que no es cierto”, afirmó.

El rosarino de 34 años no duda en realizar una introspección e incluso analiza a sus pares, pero no es a los únicos que trata de entender. A lo largo de su carrera recibió varías críticas, sobre todo, por parte del periodismo deportivo, oficio que considera importante, pero con el que tiene un vínculo reticente: “Banco al periodista que le gusta hablar de fútbol y también te lleva hacia otros lados, pero en el último tiempo ganó un poco una versión atinellizada al hablar de fútbol, donde un panel de reidores, de ruidos y gritos le gana al análisis”, especificó.

El Patón responde lo que piensa y siente. Es transparente en su discurso y este concuerda con su accionar. Además, apoya el recambio que realizó Lionel Scaloni en la selección: “Es necesaria la sangre nueva. Están preparados quienes hoy integran el plantel”, avisó. No obstante, no solo es el fútbol masculino el que le importa. “Me parece ridículo que se dude si debe profesionalizarse el fútbol femenino. Es un derecho necesario para que también las chicas se formen a temprana edad y que sepan que puede ser una elección de vida”, manifestó.

Fiel a su estilo, Guzmán trata de transmitirles un mensaje a quienes lo escuchan. Y como no todo es lo que parece, él no solo se destaca por sus virtudes como arquero y sus 193 centímetros, ya que el Patón es, ante todo, un comunicador de todas las canchas.

Fotos: @nahuelguzman111/ y Télam

 

Gabriela Chávez: una defensora que aprovechó la cabeza de su muñeca para hacerla pelota

Por Iván Ezequiel García

Gabriela Patricia Chávez tiene 31 años, es defensora y tiene una larga trayectoria en el fútbol femenino: jugó en cuatro de los cinco grandes de nuestro país. Gracias a los viajes que realizó con la celeste y blanca pudo conocer a íconos del fútbol mundial como aquel día cuando se sentó a tomar mates con el astro brasileño, Ronaldinho Gaucho: “Le pedí una foto, como cualquier futbolero haría, pero me dijo que si no me sentaba y le compartía un mate, no lo iba a hacer. Quedé sorprendida y estuvimos hablando de todo, sinceramente es una gran persona y un crack”.

Nació el 9 de Abril de 1989 en Moreno, Provincia de Buenos Aires. Integrante de una familia numerosa, que la apoyó desde el principio, compuesta por sus cinco hermanos y su padre, Ramón Chávez, y su madre Luisa Sánchez. “Ella era chica y un día estaba limpiando su cuarto, vi que le faltaba la cabeza a una muñeca que le habíamos regalado, cuando fui a preguntarle qué había pasado, la encuentro usándola como pelota de fútbol. Ahí sentí que la cosa iba por otro lado”, comenta la mamá entre risas.

Desde muy chica viste la camiseta de la Selección. En 2006 cumplió su sueño de ganar la Copa América. Cinco años más tarde decidió dar un paso al costado, por cuestiones económicas, para ser policía, pero la insistencia de Carlos Borrello, DT de la UAI Urquiza en ese momento, la convenció de volver a hacer lo que más le gusta, jugar al fútbol.

La defensora de Boca decidió dejar el colegio –años más tarde lo terminó– para dedicarse al fútbol, porque no le daban los tiempos. Salía a la mañana y viajaba horas hasta el predio de Ezeiza para entrenarse con la Selección: “La vuelta se hacía muy cansadora, no sólo por los entrenamientos sino por el viaje largo. La AFA nos ponía un micro hasta Retiro, de ahí me tomaba el tren hasta José C. Paz y luego otro colectivo que me dejaba en mi casa, llegaba muy de noche”.

Chávez comenzó en San Lorenzo, luego se mudó a Avellaneda para jugar en Independiente, partió a Chile, más precisamente al Everton pero fueron tres meses los que tardó para volver a su país y ponerse la de Boca, logró dos campeonatos seguidos en 2010 y 2011. “Después de mi vuelta y al no tener un buen rendimiento en la UAI, me voy a Platense que me ayudó mucho para después afianzarme en clubes grandes como River y Boca”, comentó.

Gabriela admira a Carlos Borrello, DT de la Selección femenina, porque la ayudó a adaptarse rápidamente, le puso como apodo Gatito porque jugaba con el pelo suelto y le decía que tenía dicho animal en la cabeza y además fue quien la puso en la posición de lateral derecha. Y lo más importante es que fue clave para que volviera a jugar al fútbol: “Todos los días me llenaba de mensajes y llamadas, me decía que era una lástima que el fútbol femenino ya no disfrute de mis cualidades, al principio me negaba porque pensaba que era un ciclo terminado pero me convenció y firmé con la UAI”.

En su paso por Boca, durante un partido contra San Lorenzo, la defensora pasó por un incidente en el que un hombre, desde la tribuna, no paraba de insultarla por su “físico” hasta que llegó una jugada clave: “Hay un cambio de frente, que me deja mano a mano con la arquera, cierro los ojos, se la picó y meto el gol, sin dudarlo, fui a donde estaba este hincha y me toqué la panza”. “Creo que después de eso se fue porque no lo escuché más, ja”, rememoró.

Familiares y amigos la consideran una excelente persona, que siempre está presente. Pero a la vez afirman que tiene un pequeño defecto: “Su carácter es bastante fuerte y es de gritar mucho, sobre todo cuando se enoja con sus compañeras porque no se esfuerzan como lo hace ella”. Agustín, no de sus hermanos, acota entre risas: “Cuando la ves con las cejas cruzadas es mejor no hablarle”.

Entre sus proyectos, la jugadora aún tiene un sueño y cree que no está muy lejos de cumplirlo: “Jugar en la Selección y haber salido campeona hizo que cumpla un 95 por ciento de mis sueños futbolísticos. El restante sería ganar una Copa Libertadores y creo que si seguimos jugando de esta manera, lo vamos a lograr”.

Si bien pudo haber proyectado una carrera en otros lugares, para ella Argentina es su lugar en el mundo y no se imagina vivir en otro país: “Me costó mucho la adaptación en Chile, extrañaba a mi familia, a mis amigos, por eso estuve poco tiempo”. Por el mismo motivo, rechazó ofertas de Estados unidos y de España, más precisamente del Zaragoza: “No me arrepiento de haber tomado esa decisión”.

Siente orgullo cada vez que juega con la Selección, tuvo alegrías y tristezas. “Lo peor de mi carrera fue haber perdido 11 a 0 contra Alemania en el Mundial de 2007, sentí que decepcioné a todo un país, fue horrible”, contó y enseguida, mientras se mordía los labios, agregó: “Ni hablar cuando erré el penal contra Colombia en la final de los Panamericanos, el año pasado”.

La de Chávez es una carrera con matices, no todo fue malo, porque le tocó salir campeona en 2006: “Imaginate, fue mi primer título, no paraba de llorar de la emoción y mi familia lo mismo. A cada lugar que fui, siempre nos pedían camisetas, medias o lo que sea, sienten admiración por la celeste y blanca”, comentó con una sonrisa.

Su segundo Mundial fue el año pasado, en 2019, Argentina se clasificó tras 12 años de ausencia en este torneo –entre 2005 y 2017, no había un equipo formado– “Fue histórico por todo lo que pasó previamente, a pesar de que perdimos en primera ronda, el público nos felicitó”, y en lo personal agregó: “Un sueño total porque no solamente jugué mi segundo Mundial sino que conocí un lugar fantástico, como lo es Francia que fue la anfitriona del campeonato”.

Gabriela Chávez nunca pudo abandonar del todo al fútbol, ni en su peor momento y piensa seguir por muchos años más: “No sé por cuánto tiempo más seguiré jugando, pero quiero seguir ligada a la pelota. Tengo pensado estudiar kinesiología deportiva, así que veremos qué pasa”.

Mazzoncini, ese hombre que pedalea en el desierto

Por Nayla Suco

El deseo insondable de conocer las Pirámides de Egipto surgió a sus cinco años de edad. Fue esa postal, compartida en su casa de Olivos la que despertó en Esteban Mazzoncini el anhelo de construir un futuro donde los viajes iban a ser protagonistas.

Tan indómito fue el anhelo, que a sus 20 años cargó en su hombro una mochila y una cámara fotográfica para protagonizar su propia aventura, y aterrizó, como era previsible, en las afueras de El Cairo, Egipto. Desde ese entonces, narrar y fotografiar sus sueños de viajero curioso se volvieron su prioridad.

Los años siguientes trabajó en Buenos Aires como profesor de tenis y dando clases de educación física. Más allá de eso, resolvió estudiar fotografía en la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA), ya que esta herramienta, junto a la escritura, le permitiría solventar sus viajes y así poder dedicarse pura y exclusivamente a recorrer el mundo.

Ochenta y siete países había recorrido antes de iniciar esta última travesía, la primera en bicicleta. El argentino partió en junio de 2019. Estaba en sus planes recorrer 20.000 kilómetros desde Talim, la capital de Estonia, hasta Ciudad del Cabo, Sudáfrica. A los 14.000 se le desmoronó el sueño cuando el cierre de fronteras, debido al coronavirus, le impidió seguir.

Hospedado en la casa de un amigo en España, Esteban relata en esta entrevista con El Equipo la experiencia de pedalear por el desierto del Sahara y de descubrir la virtud de la hospitalidad en diversos recovecos del mundo, principalmente, en aquellos a los que nadie se atreve a ir.

– ¿Cuáles fueron los motivos determinantes que te llevaron a proyectar y emprender este viaje?
-En 2018 estaba viajando en moto por Argentina y conocí a Federico, un chico de Córdoba que venía recorriendo el país en bicicleta. Nos pusimos a conversar de cómo era viajar sobre dos ruedas y me di cuenta de que era lo que yo necesitaba, viajar lento por países nuevos. El objetivo de este viaje era al menos recorrer 100 países.

–  ¿Qué países, pueblos, conociste esta vez? 

-Conocí Estonia, Letonia, Lituania, Bielorrusia, Ucrania, Moldavia, Eslovenia; y Francia, España, Italia, Croacia, Serbia, Bosnia, Marruecos, que ya los conocía. De África recorrí el Sahara occidental, Mauritania, Senegal, Gambia, Guinea Bisáu, Guinea Conakri, Sierra Leona, Liberia y Costa de Marfil, donde hice el stop.

– ¿Cuáles fueron las metas que te propusiste alcanzar durante la aventura? ¿Las cumpliste?

-Además de alcanzar los 100 países, precisamente quería confirmar la hospitalidad universal, a nivel mundial, y creo que superó ampliamente mis expectativas. Me animo a decir que los lugares que menos tienen, donde más pobreza hay, humildes y sencillos, son los que más hospitalidad te dan. En África, por ejemplo, sucede algo maravilloso: los africanos no te ofrecen lo que les sobra, sino que te comparten todo lo que tienen. Si del plato de arroz iban a comer tres personas y llegás vos, ahora comen cuatro. Nunca te van a negar una porción de comida o un lugar para dormir.

– ¿Tuviste alguna dificultad durante el camino? 

-A nivel salud sí, tuve malaria cerebral severa el último día en África, antes de volver a España. Estuve internado un día con suero en Abiyán, la capital de Costa de Marfil. La verdad que fue duro, porque necesitaba reposo absoluto las primeras horas, sin embargo, y a pesar de los dolores extenuantes de cabeza y las náuseas, me subí a un avión con escala a Portugal, y claramente no fue lo más indicado.

En el desierto de Sahara llegando a la frontera con Mauritania me rompí el ligamento del pie derecho, lo que me obligó a permanecer diez días en absoluto reposo, y también se rompió el descarrilador trasero de la bicicleta, que es donde van los cambios. En Marruecos, en el desierto,  se me acercó un chico drogado que tenía un cuchillo en la mano, y si bien era de día en la ruta, me sentí incomodado.

-¿Cómo y dónde te enteraste de la pandemia del coronavirus?  ¿Qué sentiste?

-Cuando iba pedaleando por Sierra Leona, costa éste de África, me mandaban noticias mis amigos y mi familia, pero la verdad es que en África ni se escuchaba, era totalmente lejana y ajena la pandemia, por lo que en un principio pensé que no afectaría el viaje.

– ¿Cómo financiaste el viaje?

-Primero, trabajé un poco en Buenos Aires, ahorré dinero, y después, mientras fui viajando, vendí los libros que publiqué, charlas, talleres, cursos de fotografía online y de escritura también. Con respecto al hospedaje, lo que hice fue ofrecerle a los campings, hostels u hoteles fotografiar sus instalaciones y difundirlas en mis redes sociales a cambio de un día o dos de albergue. Esta vez el viaje en bicicleta era relativamente económico, porque tenía el transporte, y en un 90 por ciento el lugar donde dormir, y para lo único que necesitaba la plata era para comer.

– ¿Cómo fue la experiencia de pedalear por el Sahara?

-Aventurarme en soledad, desafiar mis miedos y dudas en el Sahara, fue lo mejor del viaje. Tomé el tren de hierro, que es el más largo del mundo. Partió desde Nuadibú, y unos 700 metros más adelante se metió al desierto hacia las minas de hierro. No hubo otra experiencia que iguale el viaje en los containers cargados de minerales, contemplando el desierto una noche de luna llena.

– ¿Está en tus planes retomar el viaje?

-Continuar por África en este momento, no. En primer lugar porque la pandemia no lo permite, al menos por un tiempo, y en caso de que el coronavirus se acabara, en el lugar donde yo abandoné el viaje seguro será época de lluvia, y no es conveniente aventurarse con el clima así. Dentro de un tiempo, supongamos un año, me gustaría viajar por Islandia o si no por Georgia o Armenia.

“Nos sentimos cerca de volver al amateurismo”

Por Sol Pochettino

La Asociación de Fútbol Argentino (AFA) determinó la finalización de los Campeonatos de Fútbol Femenino el martes 28 de abril y el retorno de la competencia estaría previsto para enero de 2021. Fueron días de incertidumbre para las futbolistas, ya que, en primera instancia, se especulaba que los contratos no iban a extenderse luego de junio, su fecha de caducidad, por lo que en ellas nació el temor de que les sean arrebatados los derechos conseguidos que derivaron en la semiprofesionalización.

Al día siguiente, el Presidente de la disciplina, Jorge Barrios, comunicó que los clubes recibirán los subsidios sin interrupciones hasta fin de año. Una semana más tarde, Julieta Blanco, arquera del Club Gimnasia y Esgrima La Plata, manifestó: “Aunque todavía nada está definido, hay un poco más de claridad que antes, pero eso no quita que nos sentimos cerca de volver al amateurismo. Todas las jugadoras tenemos el miedo de retroceder, de perder el terreno que ganamos a base de mucho esfuerzo”.

Agustina Plazzotta, defensora del Club Atlético Villa San Carlos, declaró que la pérdida de la semiprofesionalización fue su primer pensamiento a raíz del desconcierto y revuelo de información inconcreta y extraoficial. Sin embargo, aseguró: “Vamos a pelear para no llegar a esa instancia”.

En cuanto a la decisión de dar por terminado el Torneo Rexona, al cual le restaban cinco partidos de la última fecha de la fase regular y la disputa de la Zona Campeonato y Zona Permanencia, las entrevistadas discreparon en sus opiniones. Por un lado, la lateral por derecha de la institución de Berisso apoyó la resolución. En cambio, la futbolista platense sostuvo que tendría que haberse reanudado en un futuro y se lamentó ya que el certamen se desarrollaba de gran manera, con una alta competitividad, y “solo faltaba el tramo final, la mejor parte”.

Por último, las deportistas comentaron cómo tomaron la noticia de que el fútbol no volvería en el próximo semestre: “Me afectó bastante mal, las ganas de jugar están siempre muy presentes y tener que esperar hasta el año que viene es mucho tiempo perdido”, expresó Blanco. Plazzotta completó que “al principio me sentí frustrada, trabajamos mucho para que ahora quede en la nada, pero analizándolo más fríamente, debemos ser pacientes y esperar a que estén dadas las condiciones para volver a la actividad”.

 

 

 

El futsal de Velez viene complicado

Por Candelaria Santillán Acuña

Muchos clubes se encuentran afectados por culpa de la pandemia. Pero de lo que no se habla ni se remarca cotidianamente en los medios, es de los deportes que sufren recortes de presupuesto en los grandes equipos. Un ejemplo de esto es el futsal en Vélez.

El fútbol de sala es un deporte nuevo en el club de Liniers. Comenzó el año pasado y con un bajo presupuesto. La primera del “Fortín” tenía como objetivo el campeonato de este año para poder ascender.

Entrenar desde sus casas por video llamada y no poder competir hace que los jugadores pierdan la constancia y se frustren: “Es una desmotivación porque vos entrenas y no tenes una fecha de regreso fija y en cuanto lo táctico si uno no tiene mucho espacio se complica” declaró Ciro Capuano, jugador de la primera.

Con respecto a los entrenamientos “los chicos entrenan por ZOOM y también, los más grandes realizan vivos en Instagram para ir integrando jugadores” explicó Leonel Leiva, presidente del fútbol de piso de Vélez. Debido a que el comienzo no era muy fácil convocar a todos, se tomaron algunas medidas. “Cuando no entrenas tenes una multa económica. Al principio éramos 6 u 8 y en total en el plantel somos 24” manifestó Capuano.

En cuanto a la estabilidad económica: “Se le sacó el presupuesto al básquet, vóley y a nosotros, nos avisaron que se iba a pagar hasta el 15 de marzo” remarcó Leiva. De esta forma no pueden seguir pagándoles los viáticos a los jugadores. “Hasta el mes pasado hubo un acuerdo que era cobrar la mitad hasta el 12, de lo que sería el sueldo y la otra mitad a fin de mes” agregó Capuano.

Por otro lado, el reinicio del torneo todavía está en duda: “Nuestro fixture ni se sorteó, no se sabe con quién vamos a estar en la zona” concluyó el jugador haciendo referencia a la falta de información que padecen.

Simuladores, automovilismo de cuarentena

Por Franco Schipizza

En tiempos de quedarse en casa por la pandemia del COVID-19, los deportistas intentan mantener su estado físico para volver al 100%. En el automovilismo hay otro método para no perder el ritmo, el simulador. La nueva generación de pilotos perfecciona sus habilidades desde su casa donde, con una computadora, volante, pedales y butaca pueden practicar horas y horas en circuitos de todo el mundo. La mayoría de corredores de primer nivel de Argentina, incluso de Fórmula 1 y NASCAR, pasan la cuarentena arriba de su auto virtual.

El piloto de TC Pista Marcos Landa, campeón vigente de TC Mouras, comentó cómo son sus días durante la pandemia: “Podría decir que estoy haciendo vida normal, practico en casa con el simulador y hago ejercicios con mi entrenador personal por videollamada, lo que suelo hacer si no estaríamos en cuarentena”. Como mencionó el corredor uruguayo, el entrenamiento consta especialmente de actividades físicas y carreras virtuales.

Nicolás Moscardini, integrante del equipo oficial Honda en el Super TC2000, estableció, a su manera, la mejor variante en la previa a una competencia: “El mejor entrenamiento consta de muchas cosas: la parte física, que consiste en hacer trabajos en el cuello, por la fuerza g lateral, en el abdomen y en los brazos ya que manejas un auto que pesa más de 1000 kg, y el mental. En este se realizan ejercicios de concentración y de reflejos con luces, en una carrera es muy importante mantener al 100% estas capacidades para no cometer errores”.

Además de los dos principales tópicos al momento de entrenar, Moscardini agregó uno más: “A estos se le suma el simulador, hay plataformas de juegos muy reales en las que solemos practicar con pilotos de todo el mundo, incluso nos hemos enfrentado a Max Verstappen y Lando Norris, actuales representantes de la Fórmula 1”.

Lautaro de la Iglesia, piloto de Ford en el TC Pista, coincidió en gran parte con Landa y Moscardini: “No hay un entrenamiento específico que sea el mejor, son el complemento de varias cosas. Entreno lo físico y lo técnico mediante el simulador y el karting, estos últimos mejoran tu rendimiento y lo mental, es lo más cercano a un auto de carrera”.

Con la opinión de distintos profesionales se puede ver que el trabajo físico y mental es de lo más importante, además de lo técnico en pista. Antonino García, piloto de la Clase 3 del Turismo Nacional, también remarcó lo psicológico: “Es bastante completo y complejo nuestro entrenamiento porque uno no está sometido a un gran esfuerzo físico, pero si tiene que estar a máxima concentración y tensión durante una hora con temperaturas extremadamente altas. Aunque estar bien en lo aeróbico y anaeróbico ayuda, nosotros debemos prepararnos en muchos aspectos”.

García explicó porque es importante lo mencionado anteriormente: “Está en juego en una carrera, cada decisión y movimiento que toma el cerebro es clave ya que afecta al resultado, no pasa solo por levantar pesas, salir a correr o probar en el simulador”.A pesar de esta última frase, el corredor de Turismo Nacional también remarcó la importancia de lo virtual pero cree que depende en cómo lo toma cada piloto, algunos lo consideran como entrenamiento de concentración o de situaciones de carrera.

En el caso de los pilotos de TC Pista, De La Iglesia y Landa, ambos le dan el valor necesario al simulador. “Es una herramienta clave, en medio de la cuarentena me entrometí más. Se aprenden cosas que no se pueden en un auto real porque nunca giras más de una hora como lo haces en el juego”, comentó De La Iglesia. Landa lo enfatizó: “Le doy mucha importancia a las carreras virtuales, más allá de que es un juego, nos ayuda a nosotros”.

Para los inexpertos en el simulador, Moscardini explicó cómo rige la división de jugadores: “En la plataforma hay licencias deportivas para categorizar a cada piloto, cualquier error o choque que cometas te afectará en tu rating en el juego”.

Con respecto a la detención de las actividades en todo el país, los pilotos comentaron sobre lo difícil que es pasar meses sin generar ingresos, especialmente para los equipos. “Es malo para todos, aunque cada corredor tiene su situación, depende de su porcentaje de profesionalidad que tengan en el automovilismo. Para los equipos es el mayor problema, cada uno de ellos es una PyME ya que poseen muchos empleados y todos dependen de las carreras, sin ellas no hay ingresos y resulta muy duro para los dueños de escuadras, mecánicos e ingenieros”, describió García.

El piloto uruguayo Marcos Landa describió su situación: “Nos afecta bastante este “parate”, me impacta principalmente con los sponsors. A pesar de esto, una de las ideas para crear el campeonato virtual fue para seguir mostrando nuestros patrocinadores, diseñamos los autos en base a ellos”.

Con respecto a la vuelta de las carreras, De La Iglesia opinó: “Creo que se volverá sin público, aunque es muy prematuro para hacer un pronóstico, pero será muy complicado porque los ingresos del automovilismo también dependen de las entradas”.

Moscardini también comentó sobre la falta de información: “Es incierta la vuelta, se sabe poco y nada, se habla de que será con un mecánico e ingeniero por auto. La idea es que se vuelva lo antes posible para volver al ruedo y que las familias puedan subsistir”.

Detrás de las carreras de autos, hay un mundo gigante con miles de personas que viven de ellas y los pilotos lo remarcaron, es muy importante que se pueda volver los antes posible pero con el cuidado máximo, la salud está primero.

 

 

Manuel Fernández, un DT con alma de maestro

Por Bautista Persa

La docencia en un entrenador es muy importante para Manuel Fernández, DT de Agropecuario. Ese rol en su trabajo le permite transmitir a sus jugadores su idea, su plan de partido, y allí se encuentra la clave -según dice- de su oficio. Cree que si no consigue llegar a sus dirigidos, difícilmente consiga resultados.

Es más importante el mensaje que se deja que su contenido en sí”, expresó en una videoconferencia con estudiantes de Deportea. Puede que la idea de alguien al decir algo tenga un propósito, pero lo realmente relevante es lo que entiende el receptor al recibir el mensaje. Así lo cree el ex entrenador de Sport Boys de Perú y las juveniles de Tigre y de Racing. Y así lo practica. Puede explicar su idea de muchas formas, pero lo que realmente importa es lo que el plantel capte de ella.

Además, considera que una de sus funciones más importantes es darles herramientas a sus dirigidos para que resuelvan en el campo: “Cuando advierto algo, luego sucede, y mis jugadores lo pueden solucionar, siento que las cosas se hacen bien”. La influencia que tiene un director técnico es mucha, pero Fernández cree que es el equipo el que, con el tiempo, termina apropiándose la idea: “Cuando me hago cargo de un plantel, comienzo teniendo más relevancia, pero una vez que se adaptan al funcionamiento, son los futbolistas los que se hacen cargo del juego”.

Cuando llegó a Agropecuario para dirigir en la Primera Nacional, tuvo que plantear su modo de juego con poco tiempo de preparación para competir y aseguró que ello conlleva un riesgo alto, pero que las victorias contra Nueva Chicago y Guillermo Brown le dieron confianza. El sistema que eligió es el mismo que plantó en Perú, el 5-3-2. Con un esquema así, suelen tildar a los equipos de defensivos, pero él no está de acuerdo con esa idea.

Un equipo de cinco defensores no tiene por qué ser defensivo” explicó, ya que no es el sistema, sino la vocación ofensiva o defensiva que tiene el once que sale a la cancha. Un lateral que finalice como extremo, un líbero que sale jugando, dos enganches ubicados como internos, hace que un equipo piense más en el arco contrario que en el propio, y no en sí la distribución de los jugadores en el campo.

Fernández, de 35 años, es un docente con el saco de DT. Tiene una gran facilidad para explicar sus ideas y hace entender el juego a cualquiera. Esa capacidad para llegar al plantel es lo que lo hace mejor entrenador, y así lo manifestó: “Si sabes de fútbol pero no lo transmitís, no vas a ser buen entrenador, si sabes menos pero logras eso, vas a ser mejor”.

Trinche, el artista de la pelota

Por Daniel Melluso

“Le gustaba más jugar al fútbol que ser profesional”, describió César Luis Menotti a Tomás Felipe Carlovich -Trinche, para los amigos y amantes de su historia- en el programa español Informe Robinson. Es que él era así: talentoso, elegante, habilidoso, pero vago. De esos vagos de la pelota, que en lugar de enojo te generan admiración.

Quizás por no asistir a entrenamientos, tal vez por irse a pescar o salir a los boliches de la calle Necochea de su Rosario natal, no pudo ser aquello que se esperaba. También -por qué no-, el momento de la historia en la que jugó, cambiante, con una estricta valoración de lo físico por sobre lo futbolístico.

En fin, vaya a saber la razón por la que no fue más de lo que fue, pero vaya que le alcanzó para ser un mito y leyenda. No hay nadie en Rosario que no lo conozca a él y a su historia, incluso los que no lo vieron. Estos últimos lo recuerdan más por verlo pasear con su inconfundible bicicleta por la ciudad, siempre visitando las instalaciones de su querido Central Córdoba.

Paseaba, en la cancha él se paseaba y paseaba a los rivales. Jugaba de una manera que ya no se ve, una forma que se vio y terminó -quizás- con Juan Román Riquelme y Fernando Redondo. Bueno, los que lo conocían, dicen que era esos dos juntos y más. Otro como él no hubo. “Era el símbolo de un fútbol romántico que prácticamente ya no existe”, afirmó Jorge Valdano.

Era flaco, alto, medio chueco, pero con una zurda envidiable, con la que le pegaba a la pelota para asistir y hacer goles, pero sobre todo para tenerla. ¡Qué bien que la tenía el Trinche!

Jugaba como en el potrero, siempre. Ni siquiera la inmensidad de la cancha de Newell´s en aquel 17 de abril de 1974 en el triunfo de la selección local frente al seleccionado argentino por 3 a 1 lo amedrentó. Jugó a lo rosarino, como en el potrero.

“Yo lo conocía de vista solamente, pero todo el mundo hablaba de él. Nos entendimos perfectamente aunque nunca habíamos jugado juntos. Era un tipo introvertido, serio. Casi no hablaba, pero no hizo falta. Recuerdo que jugaba como si estuviera en el patio de la casa. Sin ninguna presión. Hacía lo que se le venía a la cabeza y esa noche jugó un partido increíble. A su manera se hacía dueño de la mitad de la cancha. Era chueco, desgarbado y un poco lento, pero tenía un gran dominio de la pelota y una pegada fantástica. Después de ese partido, que quedó en la memoria de tanta gente, nunca más lo vi. Fue la primera y única vez, no sólo que lo tuve de compañero, sino que lo vi jugar. Me pareció un crack”, lo graficó Mario Zanabria -compañero en ese encuentro y ex jugador de Newell´s- en el libro Trinche, de Alejandro Caravario.

Como todo mito, muchas voces y palabras lo vistieron a lo largo del tiempo, hizo cosas que nadie puede corroborar en videos, solo se comprueba con el saber colectivo de aquellos que lo vieron. De igual manera, no hay una mejor voz que la suya. No hay nada mejor que vestirse uno mismo. “Mi virtud frente a los demás era saber medio segundo antes el destino que le iba a dar a la pelota. Antes de recibirla, sabía todo”, así, como si fuera tan simple, se cuenta el propio Trinche.

Despuntó el vicio, además de en Central Córdoba, en Rosario Central, Colón e Independiente Rivadavia de Mendoza. Tuvo posibilidades de irse fuera, al fútbol francés y al New York Cosmos, el mismo en que jugaba Pelé. Carlovich manifestó que algo raro pasó para que se truncara aquel traspaso. Quizás el astro brasileño no quería la llegada del ídolo rosarino. Ese interrogante no tiene o nunca tendrá respuesta.

Y su final llegó paseando, al igual que como lo hacía en la cancha. A los 74 años, por robarle la bicicleta con la que deambulaba por Rosario le quitaron su vida. Le arrebataron la vida y la bicicleta, pero de algo quedémonos tranquilos: nadie le pudo sacar la pelota, porque ella piensa. Así lo delineó Menotti: “La pelota lo llevaba. Una pelota inteligente que disfrutaba de hacer cosas artísticas”.

Seguro, esté donde esté, está haciendo arte con la pelota.

Evita, los Juegos y el fútbol como herramienta de inclusión

Por Thomas Somoza

Corría el año 1945 cuando María Eva Duarte, una actriz nacida el 7 de mayo de 1919 (se cumplen 101 años) en la ciudad bonaerense de Junín y que todavía no era Evita, se casó con el General Juan Domingo Perón. Al año siguiente, ambos se embarcaron en la campaña para conseguir la presidencia de la Nación argentina. Perón ganó las elecciones y Eva se convirtió en primera dama. En ese rol, impulsó a mediados de 1948 —mediante la Fundación de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón— el Campeonato de Fútbol Infantil Doña María Eva Duarte de Perón (los Juegos Nacionales Evita), lo que significó la primera intervención del Estado en la historia argentina en materia deportiva con la intención de promover la inclusión social de niños de sectores postergados que no eran alcanzados por otros planes sociales y, al mismo tiempo, realizar un control sanitario de la población infantil.

Esta iniciativa, que integraba a clubes de barrio y también equipos del fútbol profesional —como el conjunto Pedro Ochoa, que pertenecía a las divisiones inferiores de Racing— estuvo bajo el control de la Secretaría de Salud Pública con el Dr. Ramón Carrillo como encargado (luego Ministro cuando el área se transformó en Ministerio en 1949). Los objetivos de los Campeonatos no solo eran la democratización del deporte (solo fútbol en un principio, luego se le agregaron otras disciplinas), sino también vincularlos e integrar a los niños con la salud. A los inscriptos, que tenían el límite de 14 años para participar, se les confeccionaba una ficha médica para que el Estado tenga información y pueda realizar un seguimiento de la población infantil.

Carrillo desarrolló su idea y estableció las políticas sanitarias a seguir en el país en el Plan Analítico de Salud Pública que él mismo escribió en 1947: “Nuestro objetivo principal está orientado hacia un perfeccionamiento físico y espiritual del niño y del joven por los deportes y la gimnasia científicamente controlada”. Esta misión se vio reflejada en los Campeonatos Evita.

Mediante el Decreto 32912/48 del 23 de octubre de 1948, el Dr. Carrillo impulsó también el examen médico pre deportivo y obligatorio que permitía hacer un reconocimiento completo de los participantes de cualquier torneo deportivo, y en el mismo afirmaba: “El objeto del deporte es perfeccionar la salud y no formar campeones”. Incluso se exigía a las instituciones que organizaran competencias que no podrían autorizar la participación de personas que no contaran con la libreta sanitaria actualizada.

Estas facultades fueron implementadas por la Secretaría de Salud en los Campeonatos Evita. En el primero que se organizó —finalizó en febrero/marzo de 1949— participaron solo niños de la Provincia de Buenos Aires y la Capital Federal. Fueron, en total, 15.205 jóvenes que disfrutaron del deporte como instrumento para integrar a diversos sectores, edades y de distintos puntos de la provincia en un principio y del país más tarde. Se desarrolló el concepto de solidaridad y la conciencia de grupo sin importar las diferencias culturales, religiosas o de clase. El espíritu de los juegos se ve reflejado en una marcha que expresaba: “…Si ganamos o perdemos no ofendemos al rival, si ganamos o perdemos mantenemos la moral”.

Según Mario Martín Lucero, profesor de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, San Lorenzo, Argentinos Juniors, Dock Sud, Independiente y Huracán presentaron equipos conformados por futbolistas de sus divisiones inferiores. Todos los barrios de la provincia armaron los suyos también. Se jugó en distintas canchas, como las del Cuervo, el Bicho, River, Boca y Dock Sud. La final de Provincia fue disputada entre Pedro Ochoa (terminó cuarto) y Pueblo Unido (finalizó en tercera posición). La de Capital enfrentó al equipo juvenil del Ciclón, que poseía futbolistas del Hogar General San Martín (a la postre campeones), y Arsenal (obtuvieron el segundo lugar).

Con el tiempo, los Campeonatos Evita fueron agregando distintos deportes. Luis Rivera, docente de la Universidad Nacional de La Plata, señala que los juegos tuvieron tanta eficacia que la dictadura que en 1955 derrocó a Perón los dejó sin efecto. “Los pibes eran rescatados para las escuelas y hacían educación física, que en algunas instituciones ni siquiera tenían esa materia y otras la llamaban ‘clases de gimnasia’. Se invirtieron muchos recursos, como involucrar al Ministerio de Salud. Se utilizaron para emparentar la cuestión deportiva con la sanitaria”, explica Rivera sobre los objetivos y beneficios de los torneos. Y finaliza: “Fue el primer gran proyecto inclusivo de la República Argentina”.

 

Era tanto el compromiso de Evita con los juegos que en 1951 —un año antes de morir por un cáncer— asistió a la finalización a pesar de que le habían recomendado que no saliera por su enfermedad.

En 1973, con el tercer mandato de Perón, volvieron a disputarse y Diego Armando Maradona participó con el equipo Los Cebollitas, que era dirigido por Francis Cornejo y pertenecía a Argentinos Juniors. El periodista Marcos Villalobo escribió en la revista El Gráfico que llegaron a semifinales y, en la ciudad cordobesa Embalse, perdieron por penales contra Club Social Pinto de Santiago del Estero, que era conducido por Elías Ganem.

Al año siguiente, Maradona obtuvo su primer título en el fútbol con Los Cebollitas. Hay numerosos testimonios —incluso de Pelusa, quien luego sería campeón del mundo con Argentina en 1986— que se prestan a la confusión. Pero, como afirma Rivera, no había un registro oficial de los Campeonatos, ya que tenían un sentido de inclusión social que iban más allá de una medalla. Los ganadores eran llevados a la localidad marplatense de Chapadmalal y ahí conocían por primera vez el mar. “Evita pidió, antes de morir, que ese complejo y el de Embalse quedaran para los chicos”, destaca Rivera.

En 1976 se volvieron a interrumpir por el golpe de Estado que la Junta Militar integrada por Jorge Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti derrocó al Gobierno de Isabel Martínez de Perón.

El historiador Víctor Lupo remarca —en el capítulo 30 de su libro Historia política del deporte argentino (1610-2002)— que una gran cantidad de futbolistas que luego tomaron trascendencia nacional e internacional salieron de estos Campeonatos Evita: Enrique Omar Sívori, José Sanfilippo, José Yudica y Alberto Rendo, quien en el lanzamiento de los juegos en 1991 recordó: “Yo jugaba en el equipo ‘Tata Perón’ y nunca mientras viva me voy a olvidar que gracias a estos Campeonatos tuve la indumentaria deportiva completa y pisé el césped de la cancha de Boca Juniors por primera vez”.

En 2003 volvieron a estar presente por el decreto del presidente Néstor Kirchner y también los convirtió en política de Estado. En la edición de 2010 participaron más de un millón de niñas, niños, jóvenes y adultos mayores de todo el país. En 2008, Cristina Fernández de Kirchner los transformó en la Ley 26.462.

Actualmente, en los Juegos Nacionales Evita están integrados 42 deportes, incluidos seis adaptados y cuatro para adultos mayores. Cuentan también con actividades culturales. Fueron y son una herramienta de acceso a la salud y al deporte social para personas que nunca tuvieron posibilidades de contar con estos beneficios porque, como reza en la página 110 de la Memoria y Balance de la Fundación Eva Perón, los únicos privilegiados son los niños.

 

Fotos: Goles Magazine, Universidad de La Matanza y El Gráfico.

“Los clubes no pueden ser on line”

Por Pablo Fonseca

Los clubes de barrio, al igual que los comedores comunitarios y las escuelas públicas, tienen un papel fundamental en la vida de muchos de los integrantes de nuestra sociedad. No solo porque son establecimientos que invitan a pasar un buen momento, formarse y aprender, sino porque también resultan una distracción para aquellos chicos que viven realidades complicadas de las cuales no pueden escapar.

Hoy, gran parte de estos clubes están sufriendo las medidas de aislamiento obligatorio necesarias para contener al Covid-19 y, más allá de intentar continuar con algunas actividades vía internet, la imposibilidad de abrir sus puertas a la comunidad los obliga a tomar decisiones que lastiman su economía hasta la raíz.

El José Hernández, ubicado en el barrio Mataderos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es uno de los tantos ejemplos. A medida que los días avanzan, está cada vez más cerca de desaparecer. Debido a esto, Mariel Guillen, presidenta del club, decidió hacer una “carta abierta a los socios” en la que explica y da a conocer la difícil situación que atraviesa el ateneo.

“JH está muriendo y cada vez está más débil”, expresa Mariel, quien ve en primera fila como el lugar que eligió para que sus hijos crezcan y se desarrollen como personas se desarma. Por el momento, los socios que pueden continúan ayudando a la institución con el abono de sus respectivas cuotas mediante transferencias bancarias, mientras que los directivos optaron por hacer una reducción de sus ingresos con el fin de no achicar el mantenimiento del mismo, incluso aportando dinero de su propio bolsillo.

Para sobrellevar el delicado presente, la presidenta buscó el rescate de las autoridades gubernamentales de la Ciudad como “respirador automático”, quienes brindan, según las necesidades, acceso a subsidios, beneficios especiales, y tarifas sociales para aquellas asociaciones independientes y sin fines de lucro. Sin embargo, esto parece no ser suficiente ya que el capital requerido para el pago de impuestos excede cualquier tipo de medida.

La realidad es que, como dice Guillen en su manifiesto, los clubes no pueden ser online porque es en donde las personas conviven, es decir, donde las personas viven con otros, donde pueden vivir con todas sus letras, donde pueden ser felices. Donde todos tienen los mismos colores y la familia es una a pesar de las diferentes disciplinas.

De todas formas, también es cierto que al enfrentar una pandemia se requiere hacer sacrificios, sin importar lo que puedan llegar a doler. Aun así, resulta necesario ponerse a pensar que será del futuro de aquellos chicos y chicas cuando les digan que no podrán compartir otro momento en ese lugar que los unió como grupo, como compañeros, como amigos y todo gracias a la excusa de hacer un poco de deporte.

Las tardes entrenando, los asados en el quincho, las pernoctadas y los veranos en la pileta son rituales de una rutina de vida que se transmite en la barriada generación tras generación y lo que hacen, en definitiva, a la esencia de muchos argentinos. Lamentablemente, si se derrumban estos espacios físicos, las tradiciones mencionadas pueden entrar en un peligro de extinción.

Mariel es quien alza la voz y se niega a imaginar la posibilidad de no poder ver a sus nietos entrar al club por la puerta que da Bragado, o no tener la oportunidad de verlos alentar en las tribunas que dan a Oliden, o no poder verlos jugar con la camiseta blanca y azul que representa todo por lo que ella luchó, ‘’todo por no haber hecho un esfuerzo más’’.

José Hernández es tan solo el protagonista de esta historia que busca dar a conocer la problemática que enfrentan, o enfrentarán, la gran mayoría de las sociedades de fomento. La crisis social y económica que está viviendo la Argentina en la actualidad obliga a reflexionar sobre la dramática posición que afrontan las instituciones deportivas.

Tan solo en la Ciudad Autónoma, hay un total de 215 clubes de barrio. Si elevamos esa cifra teniendo en cuenta todo el resto del territorio nacional e incluyendo también a los clubes de pueblo, los números se multiplicarían de forma agigantada.

Al igual que las escuelas y comedores públicos, la función pulmonar que tienen estos establecimientos es invaluable. Desde la inclusión individual hasta el desarrollo colectivo. Abrazarlos y valorarlos, como así también exigir su sostén y mejoría, es tarea de todos.

Tu club te necesita más que nunca, no lo abandones.