miércoles, diciembre 25, 2024
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Cómo hizo Agustín Bourges para ganar la Copa Agustín Bourges

Por Diego Ibarra

Esta es la historia de Agustín Bourges, un fanático del fútbol, aunque nunca haya podido jugarlo; desde que nació padece de Condrodisplasia Punctata, enfermedad que produce una movilidad reducida en todos sus miembros. Sin embargo, el joven de 18 años no permite que este problema lo aleje de lo que más lo apasiona y pelea por un sueño: ser entrenador.

Nació el 13 de diciembre de 2001 en la Ciudad de Neuquén, pero se crío y vive hasta el día de hoy, en Laborde, un pueblo al sudeste de Córdoba.  Allí surgió su amor por Olimpo, uno de los dos clubes locales, y el qué tiempo después le daría la chance de hacer lo que más le gusta.

En 2016, Lucas Cuadana, jugador de primera división y técnico de categorías infantiles del club labordense, decidió llamarlo para que sea su ayudante de campo.  “Agustín aporta el valor de la inclusión, me parece que es un mensaje muy importante y que no se ve seguido en el fútbol”, expresó el entrenador.

La enfermedad genética que sufre Agustín se da en una de cada un millón de personas, pero son su pasión y su voluntad lo que lo hacen diferente. A mitad de 2016, muy feliz por la oportunidad, se sumó a los entrenamientos de la clase Sub-13: “Empecé con muchos nervios, en la primera practica Lucas me presentó y los chicos me miraron medio raro; por la silla, viste. Pero después, de a poquito, se fueron soltando, y yo también”, recordó.

Una vez que sus padres pudieron conseguir una silla de ruedas eléctrica que le permitiera desplazarse con más facilidad comenzó a ir a los entrenamientos, y a los partidos de los sábados.  La inclusión de Agustín fue una novedad en la Liga Doctor Adrián Beccar Varela, entonces decidieron homenajearlo. “La Copa de ese torneo llevó mi nombre. La verdad que después de eso me dieron unas ganas terribles de seguir trabajando, fue algo muy lindo y que me va a quedar para toda la vida”, contó Bourges.

Meses después, Olimpo se quedó con ese trofeo y Agustín festejó su primer título desde el banco: “Salir campeones me dio muchas fuerzas para seguir adelante, hizo que tome mi trabajo con más seriedad y que comience a pensar en el futuro”, recordó el neuquino.

Con más ganas que nunca, quien hoy es ayudante de campo en las categorías promocionales, siguió trabajando para acercarse a su meta. Durante estos años, acompañado por Lucas Caudana, asistió a varias capacitaciones brindadas por el club Talleres de Córdoba, con el fin de aplicar esos conocimientos en sus dirigidos.

Su sueño es ser director técnico y llevara Olimpo a lo más alto, y este año, al empezar con el curso de entrenador, Agustín dio un gran paso para hacerlo realidad.

Aquella primera final

El 2016 fue uno de los años más emocionantes que vivió Agustín; en su primera experiencia desde un banco de suplentes le tocó ganar la copa que llevaba su nombre. Pero lo que más recuerda fue el día antes de su primera final, ese viernes Lucas Caudana decidió cederle a Bourges la última charla técnica. “Ese día les dije que más allá del resultado yo me iba a ir contento por el trabajo que hicieron durante el año”, expresó.

Con un gran orgullo por sus dirigidos, Agustín transmitió el mensaje de que ganar no es lo único que importa. Además, el ayudante de campo les habló a los chicos sobre su futuro: “También les dije que cuando estén en primera no pierdan esa voluntad ni esas ganas de jugar al fútbol que tienen ahora”, afirmó Agustín.

“Siempre pongo al deporte en primer lugar”

Por Matias Mazzuchini

Juan Bautista Cinalli, de 18 años, se desempeña como rugbier en el Liceo Militar de San Martín, en la categoría M19. Juega como apertura en la A y en algunos encuentros se desempeña como centro en la categoría B.

-¿Cómo comenzaste a jugar al rugby?

-Por mi primo, me llevó por primera vez al Liceo en un encuentro por el Día del Amigo y me enamoré del club.

-¿Cómo financias este deporte?

-Lo bancan mis papás, de vez en cuando mi viejo me da laburo en la empresa que tiene y esa plata lo invierto en el deporte.

-¿Pensás vivir del rugby?

-Sí, pero no en este país. Es muy difícil acá porque es un deporte amateur hasta el momento, sacando a los Jaguares.

-Con respecto a las salidas con amigos y el deporte, ¿Cómo lo manejas?

-Siempre pongo al deporte en primer lugar, los días que tengo partido suelo no ir a bailar con amigos. Pero siempre que puedo despejo la cabeza con salidas y algunas juntadas con ellos.

-¿Respetas los hábitos de un deportista profesional?

-Sí, pero no a rajatabla. Con la comida no me cuido tanto pero después me mato entrenando en el gimnasio.

-¿Te ves con chances de llegar a la primera de tu club?

-Sí, me veo con chances de sobra (risas). El día que me toque debutar va a ser un sueño para mí porque desde chico sueño con eso.

-¿Qué metas te propones para tu vida?

-Llegar al seleccionado argentino, jugar en Los Pumas sería lo máximo que se puede imaginar un chico de rugby, defendiendo esos colores.

 -¿Qué significa el Liceo Militar para vos?

-Una segunda casa para mí, en donde puedo ir y siempre encontraré amigos que me darán una mano no solo con el rugby, sino con la vida.

-¿Pensás estar ligado siempre a este deporte?

-Sí, pienso estar ligado siempre ligado. El día que no juegue más al rugby (falta mucho por suerte, dice por lo bajo) quiero entrenar a los más chicos o ayudar desde el lugar que pueda a este club que me da todo.

-¿Te sorprendió el nivel de Jaguares en el Super Rugby?

-La verdad que sí, sé que se vienen haciendo las cosas bien desde hace 4 años pero el nivel que mostraron fue altísimo. No solo ganaban sino que jugaban bien al rugby, una lástima que no se haya podido ganar la final pero ya les va a tocar festejar un título.

-Según tu punto de vista, ¿Quién será el próximo campeón del mundo?

-Hay selecciones muy fuertes la verdad y los All Blacks aunque no lleguen de la mejor forma tienen mucha calidad, pero el próximo campeón para mi es Inglaterra.

“Las debilidades en este nivel casi no existen”

Por Ian Rodríguez y Cristopher Ceppi

El segundo línea de los Pumas Guido Petti Pagadizábal viene de jugar en la victoria frente a Tonga, y de ser el más destacado y anotar un try en la derrota contra Francia. Sin embargo, nada de eso importa ya. El sábado a las 5 (hora Argentina) saldrá a la cancha para enfrentar a Inglaterra (primera en el grupo C), en un duelo clave para las aspiraciones del equipo nacional ya que, si no ganan, quedarán eliminados del Mundial de Japón.

Petti tiene en claro que el juego de Inglaterra es “muy físico”. “A través del scrum, lines y forward buscan dominar mucho, y también lo hacen a través del maul. A diferencia de Argentina, ellos usan más las patadas y, a partir de eso, tratan de jugar territorialmente y presionar mucho con la defensa”, manifestó quien debutó en el San Isidro Club (SIC) en una entrevista con El Equipo desde la concentración Argentina en Japón. “Las debilidades en este nivel casi que no existen. Inglaterra es un gran equipo, juega mucho con el pie y tiene una gran defensa. Haremos hincapié en nosotros mismos. Nuestro objetivo es hacer el partido que nosotros planteemos, llevando el ritmo del mismo y no cayendo en su juego.”

En el debut mundialista, el cual terminó en derrota frente a Francia, el joven de 24 años fue el más destacado de Los Pumas ya que,  como de costumbre, fue muy sólido en el line out (dote que luego se repetiría frente a Tonga derivando en 2 tries de Julián Montoya), logró 9 tackles exitosos y batió a 3 defensores. Sin embargo, consideró que perder contra Francia fue una “desilusión”, porque se habían preparado mucho para el partido. “Éramos conscientes que era muy importante el comienzo del Mundial, pero no lo logramos, así que teníamos que levantar cabeza rápido porque en una competencia como ésta no podes estar mucho tiempo lamentando lo que pasó. Nos pudimos concentrar, tras la derrota, en el día a día, dejamos eso en el pasado y le pusimos el foco al siguiente partido, contra Tonga, el cual era un encuentro duro y muy físico. Necesitábamos esa victoria para retomar confianza y se nos dio”, reconoció el forward quien fue uno de los líderes en el line out ganando 8 propios y uno del rival, con su 1.93 metros.

Petti dejó bien en claro que tanto él como los jugadores saben que la gran mayoría de ellos forman parte de Jaguares, pero que es “muy diferente a Los Pumas”. “No tiene nada que ver. Si bien nos dio mucha confianza porque veníamos jugando muy bien, es otra cosa, incomparable”.

En relación al tiempo de descanso, el segunda línea comentó: “Siempre tenemos un calendario bastante lleno durante todo el año, pero eso lo manejan muy bien los preparadores físicos con el tema de las cargas. Entonces no hay problema, de hecho, jugar mucho te hace tener buen timing y encontrarte bien con el equipo, por eso creo que no es contraproducente”.

Mañana se enfrentarán a Inglaterra en el estadio Ajinomoto y tendrán la chance de encaminar una posible clasificación a octavos de final o, en su defecto, quedar eliminados en fase de grupos, algo que no sucede desde hace 16 años. La última vez fue en el 2003, en Australia, cuando terminaron terceros en el grupo A por debajo del local e Irlanda. Guido Petti se perfila como titular indiscutido , hará su mejor esfuerzo para conseguir la victoria albiceleste y encaminar la clasificación a la siguiente ronda.

Los Pumas saben de milagros

Por Tobías Chere

El seleccionado argentino tiene una parada difícil este sábado desde las 5 de la mañana cuando enfrente a Inglaterra en un partido que será clave para la clasificación a segunda ronda; pero no es la primera vez que dependen de un resultado para continuar en una Copa del Mundo.

Los primeros tres Mundiales fueron adversos para los Pumas que no pudieron superar la fase inicial; no fue hasta la Copa del Mundo de 1999 en donde se hizo historia.

Argentina compartió el Grupo D con Galés, con el cual perdió en el debut; en los otros dos encuentros, venció a Samoa por 32 a 16 y a Japón por 33 a 12 lo que les permitió acceder a octavos de final como mejor tercero. En octavos, el rival fue Irlanda en un partido muy luchado hasta la última jugada. El try de Diego Albanese les dio la ventaja definitiva por 28 a 24 y el pase a cuartos de final.

El Mundial 2007 fue soñado para Los Pumas pero en el último partido del Grupo D debían vencer a Irlanda, quien había dejado afuera a Argentina en la Copa del Mundo 2003. El encuentro fue muy disputado sin embargo en los últimos minutos dos penales ejecutados por Felipe Contepomi y un drop de zurda de Juan Martín Hernandez concluyeron la victoria final. 30-15 marcaban las pantallas del Parque de los príncipes; los Pumas daban un golpe histórico en el rugby clasificando primeros en el grupo y dejando afuera a uno de los candidatos al titulo.

La Copa del Mundo organizada por Nueva Zelanda marcó otro momento épico en la historia de Los Pumas. Era el penúltimo partido del grupo; faltaban ocho minutos para la finalización del partido, Escocía ganaba 12 a 6 pero todo cambió con un pase de Marcelo Bosch a Lucas Gonzalez Amorosino que apoyó en el ingoal rival tras correr por la banda esquivando cinco tackles de la defensa escocesa; la conversión de Felipe Contepomi puso la ventaja definitiva; Argentina vencía a Escocia y lo dejaba prácticamente eliminado de la Copa del Mundo. Luego de ese encuentro, vencieron a Georgia y clasificaron a segunda ronda.

Los Pumas: equipo confirmado para dar el golpe ante Inglaterra

Por Esteban Micozzi

El choque de Los Pumas frente a Inglaterra el sábado a las 5 de la madrugada será trascendental para las ilusiones del equipo argentino de seguir con vida en la Copa del Mundo de Japón. Mario Ledesma, entrenador de Argentina, confirmó los 15 titulares con algunas ausencias de peso que dejaron de ser sorpresivas por el bajo nivel que mostraron.

Nicolás Sánchez, habitual apertura titular durante los últimos años, ni siquiera irá al banco de suplentes. Su bajo e inesperado desempeño en los últimos partidos le termina abriendo la puerta a Benjamín Urdapilleta, quién cumplió con las expectativas en la victoria frente a Tonga, en el segundo partido de Los Pumas.

Una de las batallas que deberán enfrentar Los Pumas en el Tokio Stadium será el pack de forwards inglés. Ledesma apuesta por el regreso al equipo titular en la posición de octavo de Javier Ortega Desio en lugar de Tomás Lesana. El entrerriano es un jugador rápido y atlético que puede dar garantías en el line y con la pelota en las manos.

Otro de los referentes históricos de los forwards que no estará desde el inicio será Agustín Creevy, quién irá al banco de reservas por segundo partido consecutivo, y su lugar lo seguirá ocupando Julián Montoya, autor de tres tries y elegido jugador del partido ante Tonga. Por el lado de los backs, una de las novedades es el ingreso al banco de suplentes del centro formado en Pucará Lucas Mensa.

Los 15 titulares para enfrentar a Inglaterra serán: 1- Nahuel Tetaz Chaparro, 2- Julián Montoya y 3- Juan Figallo; 4- Guido Petti y 5- Tomás Lavanini; 6- Pablo Matera (capitán), 7- Marcos Kremer y 8- Javier Ortega Desio; 9- Tomás Cubelli y 10- Benjamín Urdapilleta; 11- Santiago Carreras, 12- Jerónimo De La Fuente, 13- Matías Orlando y 14- Matías Moroni; 15- Emiliano Boffelli.

Eddie Jones, el australiano coach de La Rosa, confirmó el equipo titular con los 15 que imaginaba el staff técnico de Los Pumas: 1- Joe Marler, 2- Jamie George y 3- Kyle Sinckler; 4-Maro Itoje y 5- George Kruis; 6-Tom Curry, 7- Sam Underhill y 8- Billy Vunipola; 9- Ben Youngs y 10- George Ford; 11- Jonny May, 12- Owen Farrell (capitán), 13- Manu Tuilagi y 14- Anthony Watson; 15- Elliot Daly.

El batacazo que intentarán dar Los Pumas tiene ese mote por lo demostrado hasta aquí y porque la historia ante Inglaterra es desfavorable: la última vez que vencieron al seleccionado europeo fue 24-22, en un Test Match disputado en 2009 en Salta. Ni una eventual victoria le asegurará a Los Pumas la clasificación a cuartos de final, ya que también deberán vencer a Estados Unidos y esperar el resultado entre Inglaterra y Francia. Lo que sí les asegurará es que estuvieron a la altura de competir a las expectativas que ellos mismos se propusieron y de seguir en busca del sueño mundial.

“El contacto físico es adictivo”

Por Ezequiel Aranguiz

Santino Chichizola tiene 22 años, aprendió a jugar al rugby de grande en DAOM, cambió su alimentación y tras reiteradas lesiones, aún disfruta del espíritu amateur del rugby como si fuera la primera vez que agarra la ovalada.

-¿A qué edad empezaste a jugar rugby?

-Empecé a los 18 años, de grande, porque un amigo me invitó cuando terminamos el colegio.Antes había hecho todos los deportes que pude: taekwondo, fútbol, natación, tenis, pádel.

-¿Por qué elegiste rugby?

-El rugby tiene varias cosas hermosas: lo principal es el grupo de amigos, somos hermanos; por otro lado, el deporte en si es muy entretenido; y por último, el contacto físico es adictivo y sirve como descarga del día a día.

-¿Qué pensás de la idea de profesionalización y la postura de la UAR que sostiene que el rugby podría perder la esencia amateur y esos valores que mencionaste?

-Creo que la URBA no se tiene que profesionalizar porque comparto la idea. Sin embargo, me parece bien que se profesionalicen Los Pumas y Jaguares ya que son plataformas para avanzar a nivel profesional de jugadores, instalaciones y estructura.

-¿Qué lugar ocupa el rugby en tu vida?

-Es mi prioridad. Me atrasé en la carrera universitaria para poder entrenarme. Los sábados paso todo el día en el club.

-¿Cómo hacés para administrar el tiempo entre estudio, trabajo y entrenamiento?

-Es complicado, trabajo de 9 a 17, estudio periodismo y curso dos veces por semana, voy al gimnasio cinco veces por semana, y me entreno lunes, martes y jueves de 21 a 23. Tengo todo cronometrado y prácticamente no tengo tiempo libre.

-¿Tuviste que cambiar muchas cosas cuando empezaste a competir?

-Cuando arranqué aún no trabajaba, pero cuando entré en la Comisión Federal de Impuestos tuve que cambiar los horarios de facultad y eso me impidió cursar cinco materias como venía haciendo todos los años. O sea, tuve que resignar materias para poder entrenarme. Pero no me arrepiento, es lo que elegí.

-¿Cómo mantenés el estado físico, aparte del entrenamiento?

-El club tiene nutricionista que te mide a principio y a fin de año; toda la pretemporada te deja con la dieta libre pero tenés que volver de la forma en que te fuiste. Y además tengo una nutricionista personal que me controla y que me ayudó a subir mucho de peso al principio. Es muy importante la alimentación, si no te cuidás, das ventajas en la cancha.

-¿Cómo fue la transición al empezar en el deporte?

-Me costó bastante. Arranqué en agosto, cuando estaba terminando menores de 19, y esos 4 o 5 meses antes de que empiece la temporada me sirvieron mucho porque arranqué de cero. Tuve seis meses de adaptación en los que jugué en juveniles B, y después pegué el salto a la A.

-¿Sufriste lesiones?

-Bastantes. Tuve rotura de peroné, rotura de meniscos, rotura de ligamentos del tobillo, un par de desgarros, rotura de costilla, y los dedos los tengo destruidos.

-¿Cómo es la recuperación, tanto física como mental?

-Es importante respetar los tratamientos y tiempos de recuperación. Y desde lo anímico, el apoyo del plantel es fundamental. Desde el primer minuto todos te acompañan. Mi familia también ayudó muchísimo. Hay que estar mentalizado en que las lesiones son comunes en este deporte, es muy físico.

-¿Alguna vez afectó negativamente algún aspecto de tu vida?

-No, yo te cambiaría la respuesta. Aspectos de mi vida en general terminaron afectando mi desempeño. Por ejemplo, una vez tenía que rendir, dormí mal y el sábado en el partido me desgarré.

-¿Tenés algo de tiempo libre?

-Los miércoles, después de cursar, y los viernes los uso para relajarme viendo series o leyendo. Los sábados a la noche suelo salir, ahora no tengo pareja así que me dedico 100% a mis amigos. Los domingos me gusta ir a la cancha, soy hincha de River.

-¿Se rompe la dieta en las salidas?

-La nutricionista nos dá un día de permitidos. Los sábados me relajo después de jugar. En el tercer tiempo, un par de pizzas, un par de hamburguesas, cerveza a full.

-¿Te gustaría que el rugby se convierta en tu trabajo?

-Creo que no. Estoy estudiando una carrera que me interesa mucho y de la que quiero vivir. Al rugby me lo quiero seguir tomando amateur porque siento que es la esencia del deporte. Si fuese profesional habría una competencia no sana.

El japonés que no pudo sacarse la azul y oro

Por Marcos Cressi

El lunes 23 de septiembre de este año se cumplieron 18 años del gol de Naohiro Takahara para Boca Juniors en la goleada por 6-1 a Lanús en La Bombonera, convirtiéndose en el primer japonés en anotar en la Primera División del Fútbol Argentino. El delantero asiático llegó al Xeneize luego de su paso por el Júbilo Iwata, con el que ganó tres títulos (J1 League, AFC Champions League y Supercopa de la AFC), y de consagrarse campeón de la Copa de Asia con su selección. Su arribo al club de La Ribera fue un movimiento estratégico del actual Presidente de la Argentina, Mauricio Macri, quien en aquel entonces era el máximo dirigente de Boca y buscaba globalizar la marca del club argentino.
A pesar de no haber triunfado en el club de La Ribera, Naohiro Takahara se llevó grandes recuerdos de su paso por Argentina: “Boca Juniors me dejo la pasión y el amor al club de parte de la gente, de los jugadores y del cuerpo técnico. Fue la primera vez que me tocó jugar en el exterior y me tocó sentir esa pasión de la gente, una pasión terrible. Antes no había vivido el fútbol así. Para mí fue una experiencia increíble, futbolísticamente también, pero principalmente por la pasión de los hinchas con el club. Son cosas que pude vivir gracias a jugar en Boca, aunque sea poco tiempo”, declaró el delantero japonés a Isamu Kato, compatriota del futbolista y simpatizante del Xeneize, para el sitio web Diario Xeneize.
En 2015 Takahara decidió crear un club al que llamó Okinawa SV, en el que es presidente, entrenador y jugador. Eligió utilizar los colores azul y oro y una camiseta inspirada en Boca Juniors. Además, el nombre hace referencia al Hamburgo SV, equipo en el que el japonés jugó entre el 2002 y el 2006.
El ex delantero internacional con la Selección de Japón fundó el club en Okinawa, una de las islas más grandes del archipiélago de Ryūkyū, que se encuentran a más de 1900 kilómetros de Tokio. Estos islotes fueron invadidos por el clan Satsuma durante el siglo XVII y fue anexionado al Reino de Japón en 1879. Luego de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ocupó el territorio del país asiático hasta 1952, pero estas islas no fueron devueltas al gobierno japonés hasta 1972. A pesar de esto, los estadounidenses mantienen bases militares, que generan una importante controversia por los crímenes cometidos por soldados norteamericanos.
Un año después de su fundación, el Okinawa SV comenzó a jugar en la tercera división de la liga regional de su prefectura, en el que salió campeón luego de ganar todos los partidos. En 2017, este equipo fue invitado a participar en la Primera División y salió subcampeón, lo que le permitió participar en la Kyūshū Soccer League, competición que ganó este año y que lo clasificó para jugar la Liga Nacional de Campeones Regionales en busca del ascenso a la Japan Football League, el campeonato amateur más importante de Japón.

El duelo de estilos y antecedentes

Por Roberto Aboian

Los superclásicos en toda su historia han sido determinantes para el futuro de jugadores y técnicos. Muchos han pasado a la fama como también al exilio siendo olvidados. Marcelo Gallardo ha ido llenándose de gloría con cada una de sus victorias ante su acérrimo rival. No fue el caso de Rodolfo Arruabarrena y Guillermo Barros Schelotto, que luego de sus derrotas decidieron no continuar en Boca. Hoy, Gustavo Alfaro, llega como un nuevo contrincante de la bestia y que buscará ponerle fin a su racha dominadora.

Este análisis estará centrado primero en las claves de las victorias de Gallardo sobre Arruabarrena y Barros Schelotto, y luego en las similitudes y diferencias en el estilo de juego que impone Alfaro en sus equipos en relación a los entrenadores antes mencionados.

En la noche del 7 de mayo del 2015, por la ida de los octavos de final de Copa Libertadores, Boca intentó adueñarse de la mitad de la cancha con Fernando Gago, Nicolás Lodeiro y Pablo Pérez. Los nombres como la idea eran acertados, pero el mayor error fue por donde gestó el juego. Boca en vez de explorar las bandas, decidió atacar en su mayoría por el medio y todos sus avances fueron cancelados por el tándem de Matías Kranevitter y Leonardo Ponzio o los centrales. Con el paso de los minutos, River presionó y se encimó constantemente sobre Cristian Pavón y Jonathan Calleri para que no puedan ser opciones de pase, generando que los mediocampistas de Boca tengan que lateralizar para encontrar los espacios. Esto aumentó considerablemente las chances de que el equipo de Gallardo pueda cortar alguno de estos pases o provocar un error para que luego fuera aprovechado. Con el paso de los minutos este fue el detalle que marcó el partido: un mal pase de Gago a uno de los interiores fue interceptado y desencadenó la jugada que terminó en el infantil penal de Leandro Marín que luego Carlos Sánchez capitalizó para que el local pudiera llevarse la victoria por la mínima.

En la vuelta la historia ya es más conocida. River presionó las salidas de Boca generándole una incapacidad de gestación de juego a Gago, quien estuvo la mayor parte del primer tiempo lateralizando entre los centrales dada la inexistencia de espacios por donde jugar. En el entretiempo sucedió el hecho del cual se hablaría por muchos meses, dejando a Boca eliminado luego de una fase de grupos magistral con puntaje perfecto.

El enfrentamiento siguiente fue ni más ni menos que en la final de la Copa Libertadores del 2018. Boca llegaba mejor que River, habiendo vencido contundentemente por un 4-2 en el global a Palmeiras. Los de Núñez, por su parte, habían pasado de ronda con un penal lícito en los últimos segundos ante Gremio.

En el partido de ida, River Plate, gracias a sus cinco jugadores en el mediocampo, superó a Boca en los primeros minutos del juego. Marcelo Gallardo cuenta, meses más tarde de aquella final, que aquel planteo táctico no fue casual ya que ellos sabían que los mellizos Barros Schelotto plantearían el 4-3-3 de siempre.

Sin embargo, ocurrió un imponderante. La lesión de Pavón implicó un cambio táctico en Boca, que comenzó a formar 4-4-2 con Ramón Ábila y Darío Benedetto, ingresado por el lesionado, en la delantera generando que River dejara de ser el dominador del encuentro, gracias a la presencia de un jugador más en el medio de la cancha por parte de los locales.

De ahí en más el partido fue parejo. Boca tuvo más aciertos como también más errores, y el encuentro terminó 2-2 quedando la serie abierta.

Por la historia que todos ya conocen, el duelo final se dio en Madrid. River Plate volvió a apostar a sus cinco jugadores en el mediocampo,aunque sin efecto, por lo que Boca supo dominar en su totalidad el primer tiempo yéndose al descanso arriba del marcador con un excelso gol de Darío Benedetto.

El mal armado del plantel por parte de los Barros Schelotto y la inclusión de Juan Fernando Quintero implicó que River pudiera entrar de nuevo en el partido. La circulación del balón fue clave y con varios jugadores xeneizes diezmados, River consiguió el empate de la mano de Pratto.

Los últimos minutos del encuentro fueron todos de River, que dominó a su rival sin darle respiro. La expulsión de Wilmar Barrios agravó aun más la cuestión y los cambios tardíos y obligados por parte de Barros Schelotto vaticinaron lo que fue la consagración de River en el partido más importante de la historia de los superclásicos.

Tanto Rodolfo Arruabarrena como Guillermo Barros Schelotto inculcaron en sus planteles tácticas muy ligadas al ataque, a la posesión y a la amplitud posicional. El caso de Gustavo Alfaro es todo lo contrario.Busca la solvencia defensiva con dos líneas de cuatro dándole suma importancia a compacticidad de sus equipos, y es ahí donde puede estar la clave.

El único antecedente de un superclásico dirigido por ambos entrenadores es el que se jugó en la actual Superliga en el Monumental. Alfaro paró un 4-4-2 ultradefensivo que imposibilitó a Gallardo gestar el juego que tanto caracteriza al River de los últimos años. Este planteo de todas maneras, implicó que el arco de Armani quedara bastante lejos en los momentos que Boca recuperó el balón. La idea táctica de Alfaro funcionó para no perder, aunque no fue del todo satisfactorio porque no pudo llevarse los tres puntos.

De todas maneras, el empate no le sirve a ninguno y en algún momento el equipo de Alfaro deberá tomas los riesgos necesarios para atacar y es ahí donde más cómodo se siente River, que es recuperando rápido y entablando contrataques letales.

El partido de ida del martes será un duelo de estilos en el que al parecer el que más cómodo se sentirá es Alfaro. Gallardo, por su parte, tendrá la ardua tarea de penetrar aquel bloque defensivo que planteará Boca. Lo que sí es seguro es que será un partido más que interesante considerando las decisiones que deberán tomar los entrenadores para doblegar a su rival.

 

“Ya retirado te cuesta encontrar para qué servís, porque construiste tu identidad haciendo eso”

Producción y textos: Valentín Gogorza, Federico Bajo, Fernando Bajo, Lucila Ferreyra y Fabrizio Ramos

Desde adentro, cuando lo jugás, se vive con muchísima emoción y pasión, pero nunca como algo más que un partido de fútbol. Todo lo demás llega desde otros lugares. Los jugadores se contagian del entorno, de lo que pasa en la semana previa y de lo que puede llegar a pasar el día después. Tiene un montón de condimentos, pero es, simplemente, un partido de fútbol. Estamos de acuerdo en el folclore y que eso dé vida, charla y tema a un montón de programas, pero desde adentro se vive como un partido de fútbol.

– Durante tu paso en las inferiores de River, ¿aprendiste que Boca era qué?

– Jugando para River, Boca es el rival. Lo que sucede en todos los países. Dentro del club es un equipo rival. En la calle se vive de otra manera. Te insultan los hinchas del otro equipo y vivís episodios en los que tenés que concentrarte para no reaccionar. Pero dentro de los clubes no pasa algo diferente a lo que sucede en otro momento o ante otro rival. Uno lo vive como un partido de fútbol, apasionante. Sobre todo un River – Boca. Pero no deja de ser eso, un partido de fútbol.

–  ¿Qué tienen en común los superclásicos que te tocaron jugar? ¿Ocurría algo similar cuando te desempeñabas en Portugal?

– En los River – Boca se habla diez días antes y diez días después. En Portugal también, se vive con mucha pasión. Y hay algo que está asegurado: no hay ningún asiento libre. Eso es espectacular. Cuando salís a la cancha en un clásico hay una subida de adrenalina que es adictiva. En Portugal sucede igual que en Argentina. Recuerdo ir con el Benfica a Porto y en los puentes de la autopista, a cinco kilómetros de la ciudad, nos tiraban baldes con pintura azul y piedras, por ejemplo.

– En una entrevista para el programa Más que fútbol declaraste que los clubes grandes son grandes por la exigencia, que hay saber convivir con ella. ¿Hay lugar para el disfrute más allá de la presión?

– Sí, lo hay. El hecho de salir a la cancha es un disfrute. Todos los clásicos que jugué fueron con visitantes, tanto en cancha de River, como en la de Boca. Se vive con ansiedad, tensión y malestar, pero también le pasará al actor que estrena una obra. Hacer una actividad ante setenta mil personas tiene sus consecuencias. Pero lo que se disfruta es justamente eso. Como dije, al ingresar a la cancha vivís una sensación adictiva. Son momentos de la vida muy fuertes.

– ¿Qué le dirías a los jugadores más jóvenes, tanto de River como de Boca, de cara a estos partidos que se vienen?

– Lo que nos han dicho a nosotros tantas veces y que es tan difícil conseguir: que lo disfruten. Es difícil ir en el colectivo que te lleva de una cancha a la otra y decir: ‘voy a vivir con muchísima suerte ochenta años. Voy a jugar al fútbol, con fortuna, durante quince. ¡La cantidad de casualidades y milagros que sucedieron para que hoy esté vivo y haciendo lo que me gusta, para que pueda entrar a esta cancha!’. Si te ponés a intelectualizar eso creo que entrás a la cancha riéndote. Todo lo demás te lleva a pensar que estás jugando a vida o muerte. Y no, no es a vida o muerte. Es un partido de fútbol.

– En una charla con Enganche aseguraste que solés darte cuenta –los futbolistas, en general– cuando otro juega bien. Viéndolo hacer un pase a un compañero o sabiendo dónde está el resto, aunque quizás no sea el más destacado del equipo. ¿Cuáles son los referentes de cada equipo que cuentan con esa calidad?

– Nacho Fernández tiene mucha calidad. Me gusta mucho Exequiel Palacios, me parece un jugador que, además de poseer calidad y visión, realiza un despliegue y tiene una capacidad física muy alta. Creo que no va a estar mucho más en River. Juan Fernando Quintero es otro. En Boca me gusta mucho Alexis Mac Allister, con un amigo íbamos a ver las inferiores de Argentinos Juniors hace un par de años, a verlo a él en particular.

– En 2017, en una nota con El Gráfico, afirmaste que en Argentina la derrota es vista como un drama. ¿Qué implica perder? ¿Cuánto crees que influyen los medios en esto, que buscan vender con las emociones?

– Acá la derrota es vista como algo muy duro. ¿Cada cuántos fines de semanas vemos a un entrenador que deja de trabajar por haber perdido tres partidos? No solo vemos al entrenador que lo echan, escuchamos al conductor de radio decir: ‘¡Hay que echarlo!’ Luego oímos a ese mismo hombre defender a unos trabajadores que los quieren dejar sin trabajo. ¿Entonces? También incide el valor, el estatus y lo que obtiene, en Argentina sobre todo, quien gana. A quien gana se le perdona casi todo porque ganó. Perder no es un drama y si ganas no tenés razón en todo. Ganaste, punto. También, el fútbol está sobre analizado. Como quien intenta comprender la ruleta y se pregunta por qué cayó en el 8 y no en el 36. Sucede que, siendo periodista, tenés un programa de dos horas y ¿qué vas a decir? Tenés que afirmar, con el diario del lunes, que viste algo o que el entrenador tendría que haber sacado al arquero y puesto al nueve. Hay equipos que ganan o pierden por un pequeño detalle. Y no es uno mejor que el otro, no tienen que echar al que perdió. El fútbol tiene mucho que ver con el azar, con la suerte. Por eso es tan adictivo y apasionante.

– En una entrevista en Proyecto Alma declaraste que percibiste que se condena mucho el error. ¿Cuánto pesa la equivocación?

– Hay jugadores que se han tendido que ir de sus clubes por un error. Se condena mucho y es inmodificable. Existe mucha gente que trabaja con el análisis y que come a partir de él. He tenido charlas con periodistas que conozco hace veinte años en las que les he dicho: ‘El que se mete al programa no sos vos, te pones un traje y sos un personaje. Y luego salís de ahí como una persona’. Hay mucha gente viviendo de decir: ‘salió mal el arquero’ o ‘tendría que haber definido’. Uno también escucha a tipos asegurar: ‘tendría que haberle pegado con el empeine’. Luego los ves jugar y ese no sabe que tiene empeine, siquiera. ¿Cómo hacés para combatir eso? No se puede. Sí podés permitírselo a los jóvenes, podés perdirles que se equivoquen todo lo que quieran, que de eso van a aprender. Se condena mucho el error de los demás y no tanto el propio. A la equivocación hay que permitirla todo lo que se pueda.

– ¿Cómo analizás las reiteradas conductas violentas de los hinchas/fanáticos en los superclásicos y en el fútbol argentino?

– Creo que todos estamos involucrados cuando se produce un hecho de violencia, como sociedad, como deportistas, como entrenadores y como periodistas. Las opiniones y las cargadas potencian. Hay mucha gente que no se aguanta una cargada, por más que después defendamos el folclore del fútbol. Uno tiene que convivir con que, si perdés, te carguen. Por más que por dentro quieras reaccionar. Si todos bajáramos un cambio, incluido quien realiza el hecho de violencia, se notaría la diferencia.

– ¿El jugador de fútbol puede abstraerse de todo ese ambiente que se genera?

– Sí, podés. Simultáneamente vas formando una personalidad especial. Te podés abstraer, pero te volvés un poco ermitaño. Sobre todo cuando va mal. Cuando va bien es una sensación  extraordinaria. Tenés que aprender a convivir con eso.

 

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  “Una vez retirado te cuesta encontrar para qué servís, porque construiste tu identidad haciendo eso”

Por Valentín Gogorza

“Hacer que alguien abandone una actividad por algún motivo determinado”, así lo define, sin demasiado tacto, el diccionario. El inconveniente comienza cuando la actividad que se pretende abandonar es la única que se sabe realizar. Allí se encuentra parado el futbolista. Ahora es un jubilado con tan solo 35 años. Tiene tiempo, energía y nuevos problemas, porque por primera vez en su vida no cuenta con un motivo por el cual levantarse por las mañanas. De esto habla Pablo Aimar, mientras duda cuando se le pregunta si vale la pena tanto sufrimiento.

– ¿Qué tan dramático es el retiro?

– Es difícil. Sin embargo, siempre hay alguien que está peor. Te escucha una persona que tiene mil millones de dramas y te dice: ‘¿te vas a preocupar por eso? Estás bien económicamente y tenés 35 años. Dedicate a vivir’. Sucede que no hay manera de prepararse para el retiro. Pasaste casi la mitad de tu vida compitiendo y desarrollando una actividad que consume mucha energía. Siempre persiguiendo una sensación: la de hacer un gol o salir a una cancha, que no están en ningún otro lado y tan adictivas son. Y cuando no las tenés estás obligado a reinventarte y cambiar. Un día sos un niño que lo único que hace es jugar y al siguiente, un adulto. Te cuesta encontrar para qué servís, porque construiste tu identidad haciendo eso. Tenés tiempo, pero no sabés qué hacer con él. Es complicado, comienzan a surgir problemas porque, ahora, no tenés por qué levantarte.

-¿Crees que el futbolista ‘inocente’ disfruta más esta clase de partidos?

-La inconciencia de la juventud es lo mejor que hay para afrontar esto. En mi caso, me vine a vivir a los 15 años debajo de la tribuna de River. Si lo tuviera que hacer hoy, que tengo 40, no vivo todo eso otra vez. No le doy mi adolescencia a nada, vivo mi vida. Pero la inconsciencia te lleva a hacerlo, lloras toda la noche porque tu vieja no está y a la mañana estás entrenando. No sé de dónde sacás la fuerza para aguantar todo eso. Lo hacés porque sos joven. No sé si lo haría de nuevo, tiene muchas consecuencias. Camino a ser futbolista, salteás una etapa. Uno no puede recibirse sin rendir todas las materias y en ese momento dejás de rendir. Te dicen que a los 16 años sos un hombre y no lo sos. Sos una piedra que convierte la tristeza que tiene en bronca o en lo que sea para ir a entrenar, a chocar, a correr, a saltar. Y hay materias que no rendiste y te esperan para cuando decidas retirarte.

-¿Crees que vale la pena todo ese sufrimiento?

-No sé si lo haría de nuevo y tampoco sé si vale la pena. No sé qué hubiera sido de mi vida si no era futbolista y me quedaba en Río Cuarto, estudiando una carrera. Ser jugador de fútbol es extraordinario, pero tiene muchas consecuencias, o por lo menos para mí tuvo muchas consecuencias que no son agradables hoy.

 

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“En el fútbol profesional es difícil ver a cuatro o cinco jugadores empezar el entrenamiento riéndose”

Por Fernando Bajo

Desde que Pablo Aimar se convirtió en entrenador de la selección argentina sub 17, en las juveniles se promulgó que el triunfo no era lo más importante. Cuando sus dirigidos se consagraron en el Sudamericano de ese año, el Payasito refozó con sus declaraciones lo dicho anteriormente.

Además de su inconfundible acento cordobés, cuando habla, Aimar lo hace suave y pausado como buscando la palabra exacta para transmitir lo que desea: “En el fútbol profesional es más difícil ver a cuatro o cinco jugadores empezar el entrenamiento riéndose. En cambio, cuando son chicos, se da más. Es más de sonrisas”, dice el exfutbolista.

Como director táctico tuvo su primera experiencia en el equipo albiceleste, al que asumió  el 13 de julio de 2017, y aunque integró el cuerpo técnico de Lionel Scaloni en la Copa América, parece que por unos años más continuará ligado al fútbol formativo.

-¿Te gustaría trabajar en las divisiones inferiores de River en el futuro?

-Sí, a mí me gusta mucho lo que es inferiores. Es muy grato. A mí no me gusta decir: ‘Pónganse serios que estamos trabajando’. No, no estamos trabajando. Estamos entrenando para jugar. Me gusta la sonrisa en el entrenamiento, creo en eso. Por eso me agrada trabajar con jóvenes, no tendría problema en infantiles. Me gusta el fútbol como juego. Los chicos aprenden con mucha pasión y tienen la inconsciencia de la juventud.

– A esa edad, ¿sigue siendo un juego?

-Sigue siendo un juego. Obviamente que querés ganar el ejercicio que estás haciendo en ese momento, pero estás jugando. No sé, nadie juega a la escondida con mala cara. El fútbol es, básicamente, eso. El que lo inventó lo hizo para reírse con diez amigos.

– ¿Los chicos de inferiores también se lo toman a vida o muerte o la inocencia los priva de ello?

– No, se juega mucho y muy en serio. Por eso, los clubes son grandes por la exigencia que tienen. Algunas veces es externa y otras propia, interna. El chico que más se exige, el más autocrítico, que más intenciones tiene de mejorar, es, probablemente, el que llegue. Le doy la mano al chico que a los 18 años me diga: ‘Ustedes están todos locos. Me voy a Bariloche, a estudiar una carrera, a vivir la vida, a pasear por el mundo’. Pero el que quiero que juegue en mi equipo es el competitivo, el que es funcional al sistema y compite todo el tiempo.

– En el fútbol formativo lo que más condiciona al niño son los gritos de la familia, los pedidos y reprobaciones de afuera. Una vez en primera con 17 o 18 años, ¿sigue pesando igual? ¿Ingresa en la cabeza lo que se dice desde la platea?

– Pesa. Uno se convierte en una persona muy especial, medio indolente. Pesa el murmullo y es difícil convivir con él, con la reprobación y la crítica con el diario del lunes. Exige una personalidad muy especial para que eso te permita mostrar una mejor versión tuya, con tanta gente reprobando un error. Al día siguiente del partido hay diarios que te cargan. ¿Entendés? Tenés que leer que no podés ser ni la manija de una puerta en un diario que lo lee tu viejo, tu abuela, tu tío, tus amigos. ¿Y vos qué sos? Un chico de 18 años, nada más. Y no un extraterrestre que tiene una coraza y se la aguanta porque tiene mucha plata ¡No, sos una persona!

Por otra parte, el Payaso analizó cuales pueden ser las virtudes de los futbolistas con menos experiencia que jueguen el superclásico: “La inconciencia de la juventud es lo mejor que hay para afrontar esto”.

 

Kid’s Day, en el Challenger de Buenos Aires

Por Franco Sommantico 

Falta poco para que empiece, en el Challenger de Buenos Aires que se está llevando a cabo dentro del Vilas Racket Club, el Kid’s Day. El departamento Gen10s de la Asociación Argentina de Tenis (AAT) —encargado de organizar el evento— inició en enero con un programa de fortalecimiento en el desarrollo de los chicos que participan en las categorías sub 10.  Romina Puglia, su directora, dice que generaron un sistema de competencia con una metodología y una pedagogía especial, alineada para que todos los chicos tengan un desarrollo en el tenis adecuado a su edad y adaptando las medidas de las canchas, las raquetas y los materiales.

Para esta tarde armaron un registro donde por medio de la página web de Gen10s los chicos que se sumaron al proyecto fueron invitados a participar del evento. “Invitamos a registrados, a los que participan en interclubes en sub 10 de la AAT y a todos los niños de las escuelas de tenis” dice Puglia. Para esta tarde calculó unos doscientos chicos, y si no le acertó, pegó en el palo.

A las seis de la tarde, cuando termina el partido entre Leonardo Mayer y Federico Zeballos y se retiran de la cancha, todos los chicos que estaban amontonados en las tribunas esperando este momento bajan corriendo. En poco tiempo las escaleras y los pasillos del club se aglutinan de niños y niñas vestidos con sus conjuntos deportivos marca Babolat o Head y sus raqueteros, que muchas veces son más grande que ellos. Mientras los encargados de la organización terminan de acomodar las mini-redes de manera horizontal sobre la cancha, los padres sacan fotos desde las tribunas. Sonreí, Valen, grita uno, y una pulga vestida de Fila que parece un fantasma —la ropa le queda tres talles más grande— mira hacia arriba y sonríe.

De a poco van ingresando. Romina Puglia los acomoda en grupos de a doce y les va diciendo donde tienen que esperar, porque los jugadores todavía no han venido. En los parlantes del estadio suena Tini Stoessel y su “no me vuelvo a enamorar”. Un padre grita desde la tribuna, “¿!Podés bajar la música?!” Se estaba queriendo comunicar con su hijo y no lo escuchaba. El que maneja los parlantes le hace caso, y mis oídos le agradecen.

Ahora están todos los chicos en grupos de doce detrás de un cono naranja. A algunos le tiemblan las piernitas, están nerviosos. Otros, los más desenvueltos, aprovechan hasta que vengan los jugadores para pelotear un rato entre ellos. De pronto Romina agarra el micrófono y dice: “Buenas tardes chicos, van a pegar dos o tres pelotas y después vuelven para atrás. !Hoy van a jugar con profesionales! Les damos un fuerte aplauso a Federico Delbonis, Sebastián Baez, Juan Manuel Cerundolo y a todos los que estarán colaborando”. La gente se pone de pie y aplaude. Los niños miran con los ojos bien abiertos, no lo pueden creer, y es que ellos no discriminan según el ránking o la cantidad de torneos ganados, para ellos son todos de la misma especie, jugadores profesionales, y con eso les alcanza y sobra.

Federico Delbonis tiene puesto un jogging gris, una remera blanca con puntos negros y zapatillas deportivas pero no de tenis. Desde el parlante dicen dos o tres cosas más y empiezan a pelotear, siempre por turnos. Los fotógrafos se pasean por la cancha buscando la toma perfecta. La fotógrafa del evento se mueve para todos lados buscando los mejores ángulos. Los chicos mientras juegan remarcan los gestos de los golpes que aprendieron en las escuelas de tenis para hacer quedar bien a sus profesores y con la ilusión de que el profesional que esté enfrente lo note y con suerte se lo diga. Pero eso no sucede, o al menos no se escucha. A veces uno hace un gran punto y mira hacia la tribuna, buscando a su padre para ver si lo notó. En un momento Federico Delbonis se acerca a un grupo de nenas y les dice: “Hola chicas, ¿cómo andan, todo bien?”. Las nenas primero lo miran hacia arriba y después responden, todas juntas y mostrando los dientes: “Siiiiiiiiiiiiiiiii”.

Cuando anuncian el final del evento la mayoría de los nenes se acercan a Delbonis y le dicen cosas. Por el volúmen de la música es imposible saber qué le están diciendo, aunque un nene se acerca a la parte de la tribuna en donde está su padre y le comenta: “Papi, papi, ¿No pasa nada si le dije que quizás vayamos a verlo a la copa Davis?”  El padre sonríe.

Cuando los de organización terminan de reunir a todos en la red para sacar la foto final, la fotógrafa se para enfrente. Espera a que todos se terminen de acomodar y, cuando por fin está todo quieto, se concentra y aprieta el botón. !Click! Y la foto:

Fotos: Julieta Villareal