Brian Risso Patrón comenzó su carrera futbolística en las inferiores de Racing Club de Avellaneda. Brilló como delantero y fue goleador en diferentes categorías de las divisiones formativas y fue señalado, no sólo por la gente del club que se acercaba a ver su desempeño, sino también por diferentes reclutadores del exterior que pusieron el ojo en el entonces joven atacante nacido en Florencio Varela. Firmó contrato profesional antes de llegar a la mayoría de edad, ya que había rumores de que en Inglaterra lo seguían e iban a intentar llevárselo tras el Sudamericano sub 17.
La vida de Risso Patrón cambió radicalmente a sus 19 años, cuando fue apresado por la policía provincial por un presunto homicidio. Él niega haber estado siquiera en la escena del crimen, pero una serie de factores, sumados a la (según Brian) inacción de su abogado Gustavo Dellamaggiore, derivaron en la peor noticia: el goleador fue sentenciado a la privación de su libertad por asesinato.
Brian cuenta que aquella secuencia lo destrozó y lo hizo pensar en quitarse la vida en reiteradas ocasiones. Pero en una tarde de reflexión, llegó a la conclusión de que el único que podía ayudarlo era Dios, por lo que se inscribió en el programa eclesiástico de la Unidad Penal 54 de Florencio Varela y comenzó a vivir el catolicismo. Enfatiza en que, más que una religión, aquella es una forma de vida que lleva ahora junto a su familia: “Fue lo que me dio fuerzas. Me sentía muerto en vida y haber conocido a Jesús fue lo que me devolvió esas ganas de vivir. Ese click que fortaleció mi fe en Dios cambió el paradigma, siendo aquella el sostén de mi vida e, incluso, la de mi familia”. Desde aquel momento decidió apartarse de la violencia que lo rodeaba, lo cual significó que, tras casi 7 años de reclusión, fuera liberado por buena conducta.
Tras salir, comenzó a trabajar en utilería en Racing, su antiguo club, que no sólo le dio empleo e inclusión, sino que también le permitió entrenarse en sus instalaciones. A su vez, decidió volver a estudiar para terminar el secundario y poder reinsertarse en la sociedad. Risso Patrón destacó que el apoyo psicológico que los clubes aportan a los jugadores es fundamental para su desarrollo y que en estos últimos años notó una mejoría en ese aspecto: “Ahora veo que se le da más contención que antes a los jugadores. Igualmente, creo que hay casos muy puntuales en los que se requiere más atención, y es muy necesario para la formación”.
Al decidir volver al fútbol profesional llegó el llamado de Berazategui, club que actualmente disputa la Primera C. Tras meses de entrenamiento y preparación, su ansiada vuelta llegó el 27 de julio, día en que Berazategui fue derrotado por Argentino de Merlo 2 a 1 por la primera fecha del Torneo Apertura de la divisional. La calidad de Brian fue notoria, pero la falta de ritmo también jugó su papel. En su diálogo con El Equipo, describió sus sensaciones aquella tarde: “La verdad es que tenía mucha ansiedad porque nunca había imaginado poder volver a jugar, me parecía un sueño imposible. Ese partido me costó bastante, pero sabía que con el correr de las fechas iba a tomar buen rodaje”.
Su vuelta al gol fue el 19 de agosto, por la cuarta fecha, ante General Lamadrid en el Estadio Norman Lee (en el cual ejerce como local la Asociación Deportiva Berazategui). La secuencia fue de película: El cuadro naranja perdía, Risso Patrón estaba teniendo una buena tarde e, incluso, su familia había ido a verlo después de ocho años. El goleador recordó sus épocas pasadas con un excelente gol de chilena, vital para que su equipo luego remontara el cotejo. El centrodelantero, tras recorrer su odisea hacia el sueño que transitaba su cabeza desde que conoció el fútbol, manifestó que aquel grito fue muy emotivo, ya que la presencia de sus seres queridos le generaba el deseo de poder convertir y dedicarles el tanto.
El atacante, a sus 27 años, aún sigue buscando el gran nivel que alcanzó en su etapa juvenil, y en Berazategui ya es reconocido por los hinchas que lo aplauden partido a partido. Se reconoce cómodo tanto con el club como con sus compañeros, y tienen como meta el ascenso y la clasificación a la Copa Argentina 2020, pero también tiene sus objetivos personales: habituarse al gol, realzarse deportivamente y, como utopía máxima, poder volver a jugar en Primera División.
La carrera del futbolista es una de las más cortas, se encuentra con el retiro, generalmente, antes de los 40 años y, en muchos casos, no sabe qué hacer en el gran recorrido de su vida, que lo encuentra como un joven jubilado.
Aunque haya muchos que pueden llevar adelante el momento posterior al retiro y siguen ligados al fútbol mediante la dirección técnica, la representación de jugadores, otros ejercen el rol de periodistas en programas deportivos e incluso algunos llegan con algún estudio o capacitación que les permite hacer una vida separada de su pasado como deportista profesional.
Pero también existe un sector que atraviesa momentos difíciles por diversos motivos durante su etapa activa, aunque la misma adrenalina que les genera competir puede hacer que se olviden de ellos. Sin embargo, estas sensaciones de vacío suelen aparecer luego del retiro, ya que los futbolistas pasan de la fama y dinero a tener mucho tiempo libre, ser olvidados, tener problemas económicos –en varios casos- y no pueden suplir las sensaciones que sienten dentro de un campo de juego.
De esta forma, ¿qué sucede con aquellos que no tienen ninguna herramienta más allá de las adquiridas en el fútbol y dejan la actividad profesional? ¿Son capaces de poder sobrellevar una vida alejada de algo por lo que lucharon durante toda su niñez y adolescencia?
Para aquellos, la preparación psicológica durante la actividad para llegar plenos a ese momento es fundamental, y hay varios entes que se encargan de ayudarlos en esta transición. Trataremos de ver, entre otros factores, si son realmente suficientes y qué tipo de ayuda les dan a los futbolistas retirados.
Según datos obtenidos luego de la investigación de la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPro) el 38% de los jugadores sufre depresión o problemas psicológicos, en especial los que atraviesan lesiones graves. El porcentaje que tienen los futbolistas de padecer estos problemas es incluso más elevado que el de la población en general, que varía entre el 13 y el 17%.
Pablo Aimar, actual entrenador de la Selección Argentina sub 17 y parte del cuerpo técnico que dirige a la absoluta, contó no hace mucho en una entrevista a la revista “La Final” de la escuela de periodismo Tea y Deportea que no hay manera prepararse para el retiro. “Pasaste casi la mitad de tu vida compitiendo y desarrollando una actividad que consume mucha energía. Siempre persiguiendo una sensación: la de hacer un gol o salir a una cancha… Te cuesta encontrar para qué servís, tenés tiempo, pero no sabés qué hacer con él. Empiezan los problemas porque ahora no tenés por qué levantarte”, cierra Aimar.
Sebastián Chittadini, escritor uruguayo de “La vida después del fútbol” y periodista de la Revista Túnel, recuerda uno de los momentos más sentimentales de las entrevistas que realizó para su libro: “Aldo Díaz, goleador histórico del Tacuarembó Fútbol Club que tiene más de 400 goles anotados en Primera División, se puso a llorar al recordar su último partido como futbolista”.
“El retiro fue doloroso, traumático, cerca de las ganas de no vivir más”, dice Adrián Bianchi, ex jugador de primera división y fundador del proyecto social Futbolistas Arriba, un espacio que busca que el jugador de fútbol activo y retirado pueda encontrar la respectiva orientación que precise y sea un lugar para encarar una etapa de la vida que a ellos les genera incertidumbre, miedo y –en algunos casos- una posterior depresión.
El proyecto comenzó oficialmente el 9 de agosto de 2019. Las reuniones se realizan en el Club Ferro Carril Oeste, todos los viernes a las 19 horas. Es un espacio con entrada libre y gratuita, cuenta con la presencia de jugadores y ex jugadores con amplio rango de edad -de los quince en adelante tienen la puerta abierta- y a su disposición poseen la ayuda de psicólogos, coaching y médicos que prestan su servicio para la salud de los futbolistas.
Desde el sector de parrillas de Ferro que dan hacia la calle General Martín de Gainza, Bianchi cuenta que el suicidio de Julio César Toresani fue el detonante: “Me pareció que ya era hora de hacer algo entre nosotros, entre los jugadores de futbol. Cuantos más centros de estos haya para ayudar al futbolista mejor, porque es una problemática de hace un montón de tiempo y lo va seguir siendo”, dice Adrián mientras toma un sorbo de agua.
Bianchi jugó en Vélez Sarsfield, Ferro Carril Oeste y Platense, entre otros. Trabaja como entrenador de inferiores de Ferro, dirige la sexta, tuvo pasos en primera división como ayudante de campo, en 1999, de Juan Manuel Guerra en Deportivo Morón, pero ahora, desde su puesto, detrás de la línea de cal, sabe que su función, además de formar futbolistas, es darles a los jóvenes un incentivo, una vocación más allá del fútbol. “En realidad en Ferro el chico que no estudia, no compite. No se ficha. Tiene que estudiar obligatoriamente. Lo importante es el estudio, no jugar al fútbol. Muchas veces no están preparados, no saben qué hacer con el dinero, con su vida y se encuentran con un montón de cosas de golpe. Hay muchos casos de estos que te cuento”, cierra el creador de Futbolistas Arriba.
Según la psicóloga deportiva Luciana Vainstoc, el trabajo que se realiza con el futbolista para preparar el momento de colgar los botines es cada vez más específico. “Es difícil generalizar, pero cada vez se habla más y se planifica con ellos sobre el retiro. Sin embargo, todavía no está trabajado como yo creo que debería hacerse, el retiro es parte de la planificación de la carrera del futbolista y no el final como se piensa”.
Para Vainstoc el que debe abrirse a esta rama de la ciencia es el propio futbolista, aunque afirma que muchos desconfían de la psicología y no piden ayuda aunque la necesiten. De todas formas, trata el tema sin hablar de responsables: “Sí es importante que haya un equipo interdisciplinario para trabajar con los deportistas, yo creo mucho en el trabajo en equipo y en la suma de las partes, ya que reconocer una jubilación a corta edad no es fácil para nadie. La vida del futbolista es muy corta y necesita imperiosamente planificar el día después de dejar la actividad”.
Además, clasifica claramente y separa los diferentes casos. Divide el retiro como “patológico normal”, que se refiere al deportista que tuvo una larga carrera y que, por motivos de edad o decisión elige dejar la actividad; mientras que por otro lado está el que es ocasionado por una lesión en el jugador que no le permite seguir desarrollando su carrera y no tiene otra opción más que el retiro.
En ambos casos se debe trabajar previamente en la cabeza del futbolista, pero es en el retiro obligado por lesión donde el jugador puede tener alguna secuela mayor, ya que no está preparado al cien por ciento para dejar la actividad. Ante este problema, Vainstoc señala que el cambio puede ser muy traumático y que el profesional debe acompañar al ex futbolista para hacer esta transición menos traumática y más natural.
Pero, por último reconoce que, en muchos casos, no existe esta figura por negación del deportista, y esto complica el estado mental puesto que es el futbolista quien debe ser el primero en aceptar la situación que está atravesando para que un psicólogo empiece a trabajar con él.
Ante esto último que dice Vainstoc se suma Yannick Sandler, psicólogo del deporte, que dice que alrededor del fútbol se construyó una imagen errónea: “El jugador omite ir donde un especialista porque es sinónimo de debilidad y en el deporte de alto rendimiento no hay lugar para la fragilidad”.
Para Sandler esa imagen de “potencia, de fortaleza, de que ganan millones” es mayormente difundida por los medios de comunicación, pero es totalmente contraproducente con el jugador porque llegan a creer que ganar ese dinero no les permite deprimirse o estar mal psicológicamente, cuando en realidad los futbolistas son seres humanos y que por ende deben poder “demostrarse con sentimientos de humanidad y con la debilidades y problemas como el resto de los mortales”, cierra el Licenciado de la UBA.
Distinto parece ser el caso de Roberto “Tito” Pompei, ex futbolista de Vélez, Boca, Estudiantes de La Plata y Huracán, entre otros. Pompei cuenta que no necesitó recurrir a ningún tipo de ayuda psicológica, ya que para él, la decisión de abandonar el profesionalismo no fue traumática ni le trajo mayores complicaciones ya que no consideraba que estuviese en un nivel óptimo para continuar jugando.
“El fútbol me había dado muchísimo y yo no sentía que le podía dar mucho más y entonces tomé la decisión con tranquilidad. Nunca lo sufrí, lo único que se extraña es la convivencia en el vestuario con los compañeros, pero los insultos o el reconocimiento nunca los extrañe ni los extraño al día de hoy. En ese sentido sí creo que me preparé bien”, relata.
De todas formas, Pompei reconoce que su caso no es el de todos y que en la actualidad los jugadores llegan más preparados para afrontar ese momento. Luego de retirarse ya sabía que iba a continuar ligado al fútbol como entrenador, y así fue: a los pocos meses empezó como ayudante de campo de Oscar Craviotto en Unión y, un año después, comenzó su carrera como director técnico en las divisiones inferiores de Boca Juniors.
Si bien la problemática más importante es la salud mental del futbolista al momento de dejar la actividad, éste no deja de ser un desempleado antes de los cuarenta años, por lo que en muchos casos, baja su calidad de vida.
Sergio Seguel, ex futbolista de Arsenal de Sarandí, Olimpo de Bahía Blanca, Ferro Carril Oeste, entre otros, y dirigente de Futbolistas Argentinos Agremiados, admite que siempre le gustó militar por los derechos de los jugadores, incluso en su época de actividad. Trabaja desde hace más de 25 años en el gremio, donde tiene una pequeña pero futbolera oficina ubicada en el segundo piso de la sede de la calle Salta.
“Él (por Toresani) siguió su vida, no es porque haya sido futbolista le pasó lo que le pasó, sino que pasaron un montón de cosas, fue director técnico. No es que le pasó porque jugó al fútbol y fue olvidado, no hay otras cuestiones personales; qué sé yo, son casos personales, hay veces que vos lo querés ayudar y el tipo no se deja…”, relata Seguel en una de las respuestas más extensas de la charla, tratando de restarle importancia al gremio.
Esta falta de colaboración no es casualidad. Adrián Bianchi contó que a él le gustaría que la AFA y Futbolistas Argentinos Agremiados le dieran más voz a este proyecto que busca que la personas no se sientan avergonzadas porque “hay casos donde los muchachos terminan de jugar y tienen otro trabajo como remisero o taxista, los reconocen y les dicen ´vos no sos este jugador`, ‘no jugaste en tal equipo’, ‘no le marcaste gol a…’ y esas cosas, desgraciadamente, les destroza el ego a los futbolistas”.
Sin embargo, desde estas entidades nunca le dieron el espacio necesario, no se comunicaron y tampoco se acercaron a charlar con él. Por lo pronto, para Agremiados es más importante abarcar el tema laboral. Fue así que crearon el Fondo Final de Carrera con el fin de apoyarlos sólo económicamente desprendiéndose de las preocupaciones y necesidades psicológicas del futbolista retirado.
Desde su despacho, cuenta que el Fondo Final de Carrera, lanzado en 2013, fue inspirado en lo que sucede en Europa, aunque marcó una gran diferencia con el que se implementa en Argentina. “Acá no le sacamos un peso al jugador, todo el dinero sale de un convenio que tenemos nosotros con AFA”, dice Seguel. Además, los futbolistas retirados cuentan con una obra social, incluso luego del retiro, a la que pueden adherirse sus familiares directos.
El fondo tenía en su inicio como principal requisito haber jugado profesionalmente con un contrato registrado en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) un mínimo de ocho años. Además, cuenta con un tope de 15 temporadas, siendo éste el máximo de tiempo computado por Agremiados para que los beneficiados cobren el programa social.
Para poder reclamar la parte que les corresponde, los jugadores deben esperar a que transcurran tres libros de pases desde que decidieron retirarse. Según la web de Futbolistas Argentinos Agremiados, el cobro es único, es decir que el monto correspondiente se realiza en un sólo pago, y universal, beneficiando a todos los que cumplan los requisitos sin excepción.
Sin embargo, Seguel cuenta que a mediados de 2019 se hizo una actualización en algunos puntos del programa. Entre ellos se destaca la reducción de los años necesarios de actividad profesional requeridos para obtener el fondo, pasando de ocho a seis, ya que cuando se lanzó el proyecto en 2013, la Primera C recién se incorporaba al fútbol profesional de AFA.
No obstante, es distinta la suerte de los futbolistas retirados antes de la creación de este fondo. Roberto Pompei recuerda que en un momento se empezó a hablar sobre la creación de una obra social para futbolistas retirados, pero que quedó en la nada. “Eso sería lo que nos estaría faltando, hoy no hay ningún tipo de obra social que nos acompañe”, afirma. Actualmente, el gremio de futbolistas les mantiene la obra social a los jugadores retirados sólo por seis meses y, una vez concluido ese tiempo, se quedan sin ningún tipo de cobertura médica.
Agremiados cuenta hoy en día con un gimnasio y un pequeño espacio al aire libre para realizar tareas de rehabilitación. Allí, todos los ex jugadores, incluso antes de la creación del Fondo, que necesiten o quieran utilizarlo, pueden hacerlo sin tener que abonar ningún monto ni cumplir con algún tipo de requisito.
Por último, la inserción de los equipos femeninos de fútbol al profesionalismo hizo que desde el ente gremial se empiecen a ocupar de las futbolistas, que al día de hoy ya poseen la misma obra social que los hombres y, a partir de este año comienza a regir el proyecto del Fondo Final de Carrera para ellas, tal y cómo rige para los del fútbol masculino.
“El duelo de dejar de ser futbolista profesional es muy difícil de sobrellevar y suelen vivirlo de una forma muy privada, íntima. Aceptar que no se va a estar más dentro de una cancha es algo que afecta a todos – desde jugadores de elite hasta semiprofesionales o amateurs-. Las manifestaciones hacia afuera no suelen ser muchas, pero sí hacia adentro. No se habla demasiado de la depresión u otras enfermedades que aparecen en algunos casos tras el retiro, cuando hay que adaptarse a una nueva vida o, en otros casos ver qué hacer con su vida una vez que se terminó su carrera”, resume Sebastián Chittadini tras las experiencias obtenidas durante el proceso de la creación del libro, que trata estos temas con mucho realismo y crudeza.
Le dijeron en la cara que, por ser mujer, sólo podía competir para ser linda. Y en parte tenían razón, porque es modelo y fue consagrada Miss Argentina Hispanoamérica hace unos meses. Pero ella quiere demostrar que también puede competir dentro de una cancha de fútbol sin dejar de ser quien es, sólo porque disfruta tanto jugar como ser modelo.
El hecho de elegir estas dos profesiones hizo la vida de Sasha Gigliani muy difícil. En su Saladillo natal llegó a pasarla mal por la discriminación. Su abuelo, que era entrenador de fútbol, le decía que no abandonara y que luchara por sus sueños, mientras que sus padres le decían que tenía que ser disciplinada y seguir firme sus ambiciones.
El Equipo se dio el gusto de hablar con ella para que nos cuente cómo desarrolló sus dos carreras y cómo fue atravesando distintas situaciones a lo largo de sus 25 años de vida.
-¿En algún momento te discriminaron por querer jugar a la pelota?
-Por querer jugar a la pelota no. La pasaba mal en la escuela cuando se enteraron de mi otra faceta que era ser modelo. He llegado a casa a llorar, la pasé muy mal. El dicho que siempre digo es “pueblo chico, infierno grande”. Los chicos en el colegio me mataban. Una era como la “marimacho”del grupo. Yo les decía que era amiga de Luisana Lopilato y que iba a ser mi madrina, no de confirmación sino artística. Se lo tomaban súper mal porque era como si yo fuera una mentirosa. La he pasado muy mal pero esas situaciones son las que me hicieron tener el carácter que tengo ahora. En fútbol casi nunca sufrí nada porque siempre tuve amigos hombres y nunca se quejaron de eso.
-¿Cómo fue criarte habiendo jugado a la pelota con chicos?
-Hoy disfruto más jugar con hombres que con mujeres, porque es un juego más al cuerpo, pero supongo que lo naturalicé porque no lo veo como algo raro. Cuando comparto una cancha con chicas, a veces me parece desordenado. En su gran mayoría, todas las que jugamos al fútbol profesional en algún momento jugamos con hombres. A mí me pasó de chica, de 20 amigos que tenía, 15 eran varones.
-¿Te sirvió haber jugado con hombres?
-Si. Hoy soy la jugadora que soy gracias a eso. Lo único que cambié es que ahora soy mucho más rápida que antes. Al principio jugaba como 9 de área y era de pelear la pelota cuerpo a cuerpo. Ahora soy todo eso pero además soy velocista. Esa es la diferencia entre cuando empecé a jugar y ahora. Antes no te decían: “perfilate para pegarle” y esas cosas, era poco usual hacer eso. Ahora está buenísimo porque podés mejorar mucho la técnica con esas cosas.
-¿Quiénes fueron tus principales sostenes en tu carrera como deportista y en el modelaje?
-Cuando era chica mis papás, y detrás de ellos dos estaba mi abuelo porque él me decía que nunca abandonara. Él fundó el club Oro Verde en la ciudad y armó el primer equipo femenino, del cual yo fui parte. Mi papá junto con él siempre me decían que tenía que ser muy disciplinada. En un momento llegué a sentirme sola porque yo la remaba y mis papás me decían que tenía que dedicarme al estudio porque lo mío no daba frutos. Ahí entendí que tenía que demostrar que yo podía. En ese momento que estaba bajo presión fue cuando se me empezó a dar todo.
-¿Cómo cuidás tu físico para ambas carreras?
-Cuando juego intento no pensar en que me voy a golpear porque si no la paso mal. Las últimas dos semanas antes del torneo las sufrí un montón porque todos me decían que tuviera cuidado con los moretones y eso. Yo pensaba que no podía estar fijándome cada cinco minutos si tenía una cicatriz. A parte, muchas modelos llegan al certamen con cicatrices o marcas y tapan todo con maquillaje, así que ese no es el problema. El deporte más que nada me favorece para esta carrera porque me permite tener un cuerpo más fitness que el de la típica modelo chupada.
-¿Es la misma preparación?
-Sí. La única diferencia es que en el modelaje tengo que tratar de no ser tan descontracturada como en el fútbol porque capaz tengo reuniones con representantes o coordinadores y hay movimientos que debo saber cómo llevarlos. También tuve que tomar clases de oratoria para modelaje porque antes todo lo que quería decir lo hacía de una y a veces hay que tomar una pausa para decirlo. Al principio son medio embolantes, pero cuando le encontrás el sentido te das cuenta que cuando realmente llamás la atención del otro cambia todo.
-¿Esto es importante para tu carrera de modelaje?
-Sí, lo más importante de todo es el proyecto deportivo que llevo adelante. Tiene que ver con la inclusión, la sexualidad y un montón de valores que junto con la educación puede inculcar el deporte. Para ser Miss Mundo tiene que ver mucho lo que vos podés aportar con tu cabeza, porque con ser linda no alcanza.
-¿Cómo te preparas para el certamen?
-Más que nada mentalmente, porque todo el tiempo intentan boicotearte psicológicamente, como insultándote, pero tengo que mantener la estabilidad. Siempre hablo del mensaje que quiero dar y a dónde quiero llegar.
-¿Qué mensaje intentás trasmitir?
-En algunos países como Venezuela está muy mal visto que las mujeres hagan deporte, entonces me insultan un montón cuando voy a competir allá. Junto con mi equipo de marketing intentamos trasmitir un mensaje con el que les hagamos saber que están siendo ofensivos con una persona sin aceptar al otro tal cual es. Intento trasmitir que las mujeres no se tienen que sentir lindas solo porque se operan todo. Seguramente va a ser súper fuerte porque se lo van a tomar a pecho, pero va a ser de la forma más sutil y seria posible. Lo que quiero plantearles es por qué están juzgando al otro sin conocerlo.
-¿Quiénes hacen esos comentarios?
-Las competidoras no tanto, sino más que nada su gente. Bolivia es el centro de todo y en Venezuela para estos torneos son muy pasionales, de ellos más que nada recibí críticas. Recién ahora acá empezó a tener relevancia esto, pero en Venezuela, por ejemplo, este certamen es como el Mundial, se paraliza todo. Por eso, es entendible que la gente reaccione así, al ser tan pasionales quieren defender a su equipo siempre. Desde mi lugar trato de concentrarme en lo mío.
-¿Vélez te apoya con tu carrera de modelaje?
-Si tengo que faltar por algo del certamen, ellos me dan un justificativo porque estoy representando al país, entonces no hay problema. Igual, cuando es así siempre entreno aparte por mi cuenta. Vélez siempre me apoyó. Al principio les costaba entender qué estaba haciendo, pero ahora que lo comprendieron me preguntan siempre cómo pueden colaborar conmigo. Hinchas de Vélez hay en todo el mundo así que lo que más necesito de su parte son sus redes sociales oficiales, que me suban y que digan: “vamos a darle una mano”.
-¿Cómo es la relación con tus compañeras?
-Son unas genias. En un momento no entendían nada pero me bancaron desde el momento cero y me ayudaron con el video de presentación cuando recién arranqué. Su apoyo fue muy importante porque entendieron que no era una falta de respeto, sino que era una herramienta para que el fútbol femenino y el club se magneticen. Le dio la importancia que se merece tanto al fútbol femenino como a nosotras como mujeres porque nos queremos y no importa el sexo que uno elija o el cuerpo que tenga.
-Cuando te invitaron al programa de Mirtha Legrand, un invitado afirmó que las mujeres compiten para ser más lindas y sólo respondiste sonriendo, ¿en qué pensabas?
-En Saladillo fui la goleadora de la liga local 5 años seguidos jugando contra hombres, así que a mí no me vengan a decir que el fútbol no es para mujeres. Creo que nosotras tenemos que ser superiores a ellos. En ese momento pensaba: “si supieras lo que se viene ahora…”. No entendía pero después pensaba: “este no sabe en lo que se está metiendo”. La cantidad de minas que lo bardearon en twitter fue furor. Dijo una boludez y se le puso el mundo en contra. No podía meterme a su misma altura. Mintió en cámara, dijo que a todas las jugadoras se les está pagando cuando no es así, pero no me iba a poner a gritarle mentiroso.
Sasha no dejó que nadie le dijera que no podía hacer algo o dos cosas juntas sólo por ser mujer, y hoy es una de las referentes de Vélez Sarsfield, club en el que juega actualmente y es candidata a ser Reina Panamericana por Miss Mundo.
“Tenía miedo. No sabía si iba a poder volver a hacer lo que me gusta”, dijo Tomás Díaz, refiriéndose al momento en el que decidió cambiarse de sexo. Tiene 30 años, juega al handball de lateral derecho en Comunicaciones B y se trata del primer y único varón transexual federado en la Federación Metropolitana de Balonmano (FEMEBAL).
Empezó a jugar hace 15 años como mujer y pasó por las categorías inferiores e incluso debutó en primera. “Tenía mucha más altura que el resto y jugaba muy bien comparado a lo que juego ahora”, reconoció. Si bien para ese entonces ya recibía inyecciones de testosterona, hace tres años se sometió a una mastectomía que lo obligó a estar inactivo por miedo a lastimarse, no sin antes haber tenido una charla con sus compañeras para abandonar el equipo. Para él fue una decisión muy difícil, ya que no sabía si iba a poder volver al club o no, e incluso no sabía si podría volver a practicar el deporte de manera federada. “Para nosotros el handball es lo más importante, entonces cuando terminó con eso fue como si se le hubiera cortado el cable a tierra”, aseguró Daniela Castillo, pareja de Tomás y jugadora de handball en Comunicaciones.
Luego de la operación estuvo inactivo hasta principios de 2018. Necesitó un año más para que su cuerpo se terminara de acostumbrar a las inyecciones de testosterona, que aún recibe cada tres meses. Volver a las canchas le generaba cierto miedo porque no sabía con lo que se podía encontrar, por lo que lo postergó un tiempo. Fue luego de hablar en 2017 con el entrenador del club, Facundo Álvarez, que empezó a ir con frecuencia al gimnasio con el objetivo de ponerse a tono para el regreso. “Para él fue un proceso muy personal y requirió de mucha contención”, dijo Daniela.
Recibir testosterona por vía intravenosa supone también un riesgo de que aparezca una trombosis, es decir, que se formen coágulos en las venas de las piernas, además de la probabilidad de superar el 50% de volumen de glóbulos rojos en relación a la sangre (el valor normal varía desde el 40% al 50%).
La reinscripción fue sencilla y no hubo ningún problema. “En FEMEBAL se decidió que sólo la presentación del DNI donde estaba inscripto como Tomás alcanzaba. En lo personal, soy médico psiquiatra, y mi trabajo con el colectivo trans es constante, por lo que no supuso problemas ni en lo personal ni en la federación”, afirmó Adolfo Panelo, integrante de la comisión directiva de Comunicaciones y vocal de la FEMEBAL, con quién Tomás está muy agradecido.
Si bien dijo siempre haber recibido apoyo y contención de parte de sus compañeros y del club, el que más lo ayudó en ese aspecto fue su entrenador, que en una primera instancia lo contuvo y que más adelante dejó que se integrara por sí mismo con los otros jugadores. A Álvarez ya lo conocía de antes, porque lo había dirigido cuando jugaba para las mujeres, como también sabían de él muchos de sus compañeros actuales. “Están, además, los que no me conocían y me preguntan quién soy o en qué club jugaba antes, y cuando les cuento todo en confianza no lo pueden creer. Igualmente, los que me conocen ahí adentro son una compañía en todo momento”, aseguró. A su equipo lo describe como un grupo en el que todos van para adelante con un objetivo firme, sin que se interpongan competencias internas que resten.
De la misma manera que se dice que las chicas trans tienen ventaja en los deportes de mujeres, Tomás está en desventaja, porque le falta el nivel físico que tanto ellas como los hombres pueden tener. Aparte de ir todos los días al gimnasio, necesitó cambiar completamente su juego. “Antes lanzaba y metía muchos goles, la altura me ayudaba. Ahora tengo que ser más escurridizo, más rápido y trabajar con las piernas, que no me pasaba”, expresó. El consumo hormonal conllevó un cambio físico. Si bien ahora los músculos le crecen con mayor facilidad, hay más probabilidades de que sufra desgarros por una sobre estimulación, como ya le ocurrió en alguna ocasión, y en ese aspecto es cauto.
Pese a la dificultad y la desventaja que supone para él jugar junto a hombres, prefiere más el handball masculino que el femenino por el dinamismo y lo coreografiado que está. A diferencia de muchos casos de chicas trans, Tomás afirma nunca haber sido discriminado ni dentro ni fuera de una cancha. Cree que es muy necesaria la aparición de una política más inclusiva, y hace hincapié en que no hay información al respecto. “Muchos no se animan además por un tema de inferioridad física. Yo siempre creo que hay que estar orgulloso de quien es uno. Todos los procesos y etapas que me tocaron pasar fueron difíciles como para seguir ocultándome o auto-discriminándome y sintiendo que soy inferior a alguien. Creo que hay que animarse, que hay que hacer las cosas, es satisfactorio. Te cuesta. A mí me ha costado muchas veces decir ‘No quiero seguir, no quiero seguir, no quiero seguir’, pero sin embargo sigo adelante, me esfuerzo, me voy a entrenar aunque no tenga ganas, aunque me toque quedarme en el banco y aunque me equivoque. Siempre hay que ir para adelante, hay que animarse”, opinó.
Un punto básico y fundamental que reclama es la privacidad en los baños. “Tuve la mala suerte de que en ninguno de los clubes que fui hubiera cortina y en algunos ni siquiera había puerta”, afirmó, mientras sí las hay en el vestuario de mujeres. Por esa razón no puede ducharse luego de jugar partidos. “Yo entiendo lo que está naturalizado y trato de adaptarme, pero quizás la otra persona no se adapta a mí, y eso es algo que me gustaría. Mi caso es especial y puntual, pero también puede incluir a cualquier tipo de complejo. No está contemplada la privacidad”, dijo.
Desde el partido contra SAG Polvorines C, por la segunda fecha, se siente muy gratificado consigo mismo, y puede hacer un balance de su situación actual: “Hace 2 fines de semana me pasó de meter 3 goles en un solo partido, que no me pasaba desde que empecé a jugar. Por primera vez sentí que todo tenía sentido, o sea, que todo estaba bien. Y de hecho, el otro día que me lesioné (tiene una fisura en el dedo mayor de la mano derecha), recibí un mensaje del entrenador diciendo que se estaba notando que yo estaba avanzando, tanto con mis compañeros grupalmente como personalmente. Entonces, creo que todo tiene un fin”, concluyó.
Ricardo Primitivo González tiene 94 años, camina ayudado con un bastón y en su vida lo acompaña Margarita, quien lo asiste con las tareas del hogar. Vive en un departamento de un edificio antiguo del barrio de Palermo. En el comedor diario, una decena de recortes de diarios y revistas de distintas épocas. “Mirá pibe, hace poco me hizo una nota Cherquis Bialo, pero fue para un medio que tiene todo en internet”, dice, mientras muestra orgulloso la entrevista que el periodista le hizo para Infobae unas semanas atrás. Todo esto es hoy, pero en 1950 tocó el cielo con las manos, ya que fue el capitán del equipo nacional que ganó el Mundial de básquet, luego de vencer a Estados Unidos en el Luna Park.
Los miércoles cena, casi religiosamente, en el Club Palermo. En esas comidas, si hay algo que abunda, es básquet. Las personas que comparten esa mesa son exjugadores del club, y algunos incluso siguen juntándose a jugar con más de 60 años. Hablan de la vida, de política, pero sobre todo, de básquet. Recuerdan el equipo de Racing campeón en la década del ’50 y a algún árbitro de aquel entonces que no les caía muy bien. Se toman un vino -tinto o blanco- y al final de la velada, abren el champagne. Brindan. Brindan por el básquet, que no es más que una excusa para que ellos se reúnan. Salvador Trombetta, que incluso compartió equipo con él, cuenta sobre Ricardo: “Es nuestro capitán general por lo que jugó al básquet, por ser el mayor de todos nosotros y por la continuidad que tuvo en el club. Desde el año 1948 que está jugando en el Club Palermo y sigue siendo el capitán”.
Pero ser campeón del mundo no significa que la vida de un deportista sea color de rosas, y mucho menos para alguien que había conseguido sus mayores logros deportivos en tiempos de gobierno de Perón. Cuando en 1955 la autodenominada “Revolución Libertadora” tiró las bombas en Plaza de Mayo y tomó el poder, no sólo proscribió al Partido Justicialista, sino que se encargó de eliminar todo símbolo de Peronismo que hubiera en la sociedad. Y el básquet no fue ajeno a esto, debido a que decenas de jugadores, entre ellos los campeones de 1950, fueron inhabilitados para jugar. González tenía 31 años, y a pesar de que después siguió ligado al deporte, no pudo volver a jugar en el primer nivel. “Da rabia. Porque si hubiese cometido algún delito, bueno. Pero el único delito era haber jugado al básquet”, dice, mientras toma y recuerda.
No fue el Mundial el único éxito de la carrera del Negro. En los Juegos Olímpicos de Londres 1948 Argentina había perdido sólo por dos puntos frente a Estados Unidos en lo que fue un antes y un después del básquet nacional y marcó la antesala de 1950. Pero fue gracias a Palermo, club al que había llegado luego de los Juegos, que pudo conocer a Eva Perón y Juan Domingo Perón. Era 1949 y el equipo iba a realizar una gira por Europa. Ya tenían los pasajes y la ropa lista, pero no habían conseguido el permiso para viajar. Gracias a un contacto, pudieron llegar a Eva, quien les dijo que al día siguiente fueran a hablar con el Presidente. Cuando llegaron al encuentro, no sólo les fue otorgado el permiso, sino que el General les dijo que si les iba bien en la gira, los invitaría a París. “Al equipo le fue de maravilla. El primer partido lo perdimos; habíamos llegado el mismo día que teníamos que jugar. Después, ganamos los 14 siguientes. Y nos invitó nomás”, rememora con una sonrisa.
Según lo que cuentan compañeros y rivales, en la cancha tenía las mismas características que tiene ahora: alegre y colaborativo. Ezequiel Silveyra, presidente de Palermo, describe su carácter con una anécdota: “Cuando yo era cadete -jugaba en otro club y me ponían en primera-, justo nos cruzamos con Palermo. En la cancha él ayudaba a los contrarios; te decía ‘hacé esto, hacé lo otro’. Era un fuera de serie”.
En el quincho del club, que justamente se llama “El Negro” por él, hay casi un centenar de fotos y artículos pegados en la pared. Pero no sólo eso, sino que hay placas, y dos son muy particulares: una es un homenaje de Palermo a González, en la que está relatada su presidencia honoraria, y la otra es el recuerdo que le dio la Federación Internacional de Básquet (FIBA) cuando lo ingresó en el Salón de la Fama del baloncesto, en el 2009.
Luego de la sanción que le prohibió seguir jugando, el Negro fue entrenador de la primera del club. Hace hincapié en que ese hecho fue un enorme retroceso para el deporte argentino, ya que ese equipo podría haber dejado un legado incluso más grande que el que consiguió. “En los Juegos Panamericanos de México, en 1955, Argentina le ganó otra vez a Estados Unidos. Y después perdió con Brasil. Por diferencia de gol salió primero Estados Unidos, segundo Argentina y tercero Brasil. Hay poca gente que conoce esta historia. Cuando les ganamos a los americanos, quisieron jugar la revancha. Y la jugamos, en la ciudad de Norteamérica El Paso. Fuimos a jugar y les volvimos a ganar”, cuenta.
Cuando habla del hecho concreto de la sanción, del cómo fue, le cambia la cara. Los militares citaron a los jugadores para interrogarlos, aunque ya sabían la decisión que tomarían. Las preguntas que les hicieron carecían de sentido. Les preguntaron, por ejemplo, por qué se habían puesto una corbata negra el día siguiente al fallecimiento de Eva Perón, mientras ellos estaban compitiendo en los Juegos Olímpicos de Helsinki, en 1952. La excusa que usaron los militares fue una licencia que les había dado el Presidente para importar autos, una especie de “premio” para el equipo campeón, cuando el deporte aún era amateur. Pero eso era sólo una fachada. No podrían haberlo hecho sin la complicidad dirigencial, por supuesto. “A nosotros los directivos nos dejaron abandonados, no nos dieron ni pelota”, afirma.
Le gusta sentarse a ver básquet. La última Copa del Mundo la observó entera, hasta los partidos que se jugaron a la madrugada. Pero algo que, dice, le gusta más que ver baloncesto, es mirar fútbol. Es hincha de Independiente, pero vio varios partidos en la cancha de River: “Antes del Mundial, nosotros estuvimos concentrados en River, donde estaba la concentración de los jugadores de primera. Los que eran casados se iban el miércoles a la tarde, después del último entrenamiento, y tenían que volver el jueves a las 8 de la mañana para el primer entrenamiento. Y los solteros quedábamos libres el domingo a la mañana, y la mayoría de las veces ni nos íbamos a casa, porque los jugadores de River nos invitaban a ver el partido y comer con ellos”.
Hoy, en 2019, mira al pasado con alegría, con las cosas buenas y las cosas malas que tuvo su carrera. Recuerda a su amigo Oscar Furlong, el otro baluarte del plantel campeón, que falleció en 2018: “Hace un par de años hablaba con Pillín (Furlong). Le decía: ‘Fuimos a dos olimpiadas, cuatro o cinco Campeonatos Sudamericanos, dos Panamericanos, tuvimos la suerte de representar a Argentina muchos años y viajar por todo el mundo haciendo lo que nos gustaba.’ Ese grupo campeón era muy unido. Fue una buena vida”.
En el libro de Vicente Muglia, periodista argentino que trabaja desde 1997 en el diario Olé, llamado “Che Pep”, Gabriel Milito expresó: “Los entrenadores que había tenido en mi carrera se preocupaban por remarcarme que, por el puesto que yo ocupaba dentro del campo de juego, no tenía que arriesgar. Algunos me explicaban incluso que perder una pelota en la zona donde yo me movía era muy peligroso para el equipo. Cuando llegó Guardiola al Barcelona, me abrió la cabeza. En los entrenamientos yo hacía control y pase, y el un día me agarro y me dijo: No, Gaby, tú tienes que avanzar con la pelota hasta la mitad de la cancha”.
El “Mariscal” ha sido parte de la evolución del puesto en el fútbol. El central comenzó a tomar mayor protagonismo en el juego y en consecuencia, a adquirir una capacidad de conducción del balón desde el fondo del campo, como también, la cualidad de realizar pases filtrados para romper líneas con el objetivo de desarticular la presión del rival. De alguna manera, ya no tiene que ser fuerte en el mano a mano o ir bien de arriba sino también debe ser capaz de asumir un rol ofensivo si las circunstancias lo requieren.
Es una apuesta que debe contar con el atrevimiento, ya que si el jugador que ocupa el puesto encara a los adversarios y pierde el duelo individual hay muchas posibilidades de que se produzca un contraataque y la jugada termine en gol. Aunque si avanza y deja en el camino a su marca se abrirán espacios claves para crear situaciones.
La idea táctica es fundamental para que el central asuma esa forma de jugar, y el técnico es la pieza para que ocurra. La idea de iniciar el juego desde el fondo es la principal herramienta que necesitan para llevar a cabo su cometido. Por eso, es fundamental recordar las excepcionales jugadas que armaron Lucas Martinez Quarta y Nicolás Figal contra Atlético Tucumán en la fecha 7 de la Superliga que reflejaron lo que es hoy en día el prototipo del defensor moderno.
Santiago Izaguirre, ex jugador de Tigre entre 2014 y 2016, recordó aquella etapa con Mauro Camoranesi como entrenador y los trabajos que realizaban aparte con los centrales: “Nos armaba ejercicios con diferentes opciones de pase. Por ejemplo, cuando me desempeñaba de central izquierdo practicaba pases hacia los jugadores que ocupaban esa banda, ya sea el lateral, el volante y el delantero; y otros para romper líneas para el mediocampista interno como también para el 5. Además, ensayábamos la recepción desde distintos lugares del campo. En primer lugar, recibíamos un pase del arquero, otro de un central, del lateral izquierdo y del número 5. Esto nos permitía tener diferentes tipos de visión al momento de jugar”.
“En mi opinión-sigue contando Izaguirre-el central debe tener buen pie, una gran visión de juego y que eso este complementado con la movilidad constante de los jugadores dentro de la cancha porque si el equipo está parado, no queda otra que volver a jugar la pelota con el arquero o tirar un pelotazo largo” Además, Lautaro Valenti coincidió con los dichos del defensor de Racing de Olavarría: “Actualmente, si hay un jugador en el puesto que no sabe jugar con los pies no tiene lugar en el equipo” manifestó el joven futbolista de Lanús.
Hoy en día, teniendo en cuenta a Camoranesi en su momento, algunos entrenadores del fútbol argentino comenzaron a optar por jugadores con características para asumir ese rol, ya sea el caso de Gabriel Heinze en Velez con Gianetti, Eduardo Coudet en Racing con Leonardo Sigali, Alexander Medina con Juan Cruz Komar, y Marcelo Gallardo con el mencionado Martinez Quarta y Javier Pinola, que se reconvirtió desde su llegaba al club de Nuñez, ya que se lo podría considerar como un “central de la vieja escuela”.
“El caso de Pinola es todo mérito del cuerpo técnico, principalmente por la parte de la confianza. También es importante resaltar la capacidad que tiene Gallardo para potenciar a los jugadores y ese es el punto que lo diferencia del resto de los entrenadores”, expresó Julio Olarticoechea, ex defensor campeón del mundo en México 86.
La evolución que hubo en el puesto benefició mucho a los centrales porque los convirtió en jugadores más completos. Ricardo La Volpe hace unos meses brindó una entrevista en la que argumentó que los clubes más destacados del mundo optan por aquellos defensores que tengan la capacidad de salir jugando y generar superioridades. El tiempo le dio la razón al técnico argentino que dirige al Toluca de México.
La mirada de dos grandes
El holandés Johan Cruyff, que fue Balón de Oro en tres oportunidades (1971, 1973 y 1974), contaba que las piezas más importantes para que un equipo juegue bien son sus defensores. “Si sales bien, puedes llegar a jugar bien; si no lo haces, no hay opción”.Y Pep Guardiola, protagonista de la época dorada en la dirección técnica del Barcelona, no hizo oídos sordos a los dichos del crack del Ajax y el Barcelona y expresó esa idea en cada equipo que le tocó entrenar, ya sea en el conjunto catalán, Bayer Múnich y actualmente en Manchester City, club que invirtió 313 millones de euros en futbolistas defensivos en la temporada 2017/2018; y precisamente 121 millones en centrales con las compras de Aymeric Laporte y John Stones.
Guardiola le dio siempre un valor destacado a los centrales en su idea de juego. “Los defensores son los primeros atacantes y los atacantes son los primeros defensores”,manifestó años atrás haciendo alusión a lo que sería, con el paso del tiempo, la evolución de los futbolistas que ocupan ese puesto en la cancha. Al español se lo podría considerar como uno de los impulsores de que los mismos sepan jugar con el pie.
En clubes que viven realidades muy diferentes (uno, puntero, el otro último en la tabla de los promedios), desde distintos lugares (uno como integrante de una lista, el otro en el banco de suplentes) y con posturas contrapuestas (uno desde de la oposición, el otro desde el oficialismo), siguen moviendo hilos y dejando gente desparramada, como cuando llevaban la pelota pegada al pie.
Román, que hace dos semanas había pedido públicamente por la unidad en las elecciones del próximo 8 de diciembre, escuchó todas las propuestas (algunas incluso un tanto polémicas o con tintes extorsivos). Luego decidió. La bomba cayó el mismo día del cierre de las listas, dejando sin tiempo para reaccionar al resto de los jugadores del escenario político boquense.
En un primer momento, el oficialismo recibió el mensaje y automáticamente empezó a reunirse con los otros candidatos: Jorge Ameal y José Beraldi, además de Cristian Gribaudo, para intentar armar una lista única que convocara al ídolo. Sin embargo, el miércoles pasado, un cimbronazo sacudió al Mundo Boca: Román finalmente integra la lista del mismo Ameal y Mario Pergolini (Identidad Xeneize), como candidato a vicepresidente segundo, un puesto que le brinda injerencia directa en el manejo del fútbol (desde divisiones juveniles hasta el plantel de Primera División).
Luego de la sorpresa, los ataques llegaron sin demora desde la sala de conferencias de Brandsen 805, en el barrio de La Boca, y también de ciertos sectores del periodismo: se le achacó pedir plata para participar de la lista oficialista, de haberse manejado mal; y se lo acusó de no tener códigos ni capacidad para cumplir un rol dirigencial. El 10 más representativo de la historia del club, se limitó a responder: “En la vida todo no se puede comprar”.
La relación entre el actual presidente y Riquelme se dinamitó en 2014: Angelici resolvió no renovarle el contrato y Riquelme terminó retirándose en Argentinos Juniors. En aquella oportunidad, “El Tano” declaró que con él, Riquelme no volvía mas. 5 años después, no solo tiene muchas chances de volver, sino que con su vuelta, terminaría con 24 años de macrismo en la institución, un macrismo con el cual siempre estuvo enemistado.
Caño de Román.
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Maradona, en La Plata, mientras tanto también jugaba su carta. Luego de la victoria 3-0 contra Aldosivi en Mar del Plata hace 15 días, hacía un llamado a la unidad, con vista a las elecciones que iban a realizarse el sábado 23 de noviembre. “Vine con Gabriel Pellegrino (actual presidente de Gimnasia) y me voy con él”. Sabiendo que el dirigente no contaba con el apoyo de los socios ni de los diferentes espacios políticos, el técnico le tiraba un salvavidas.
Rápidamente, ante el temor de que se marchara del club, los diferentes sectores se apuraron en intentar armar una sola lista, con muchas idas y vueltas. Los candidatos Mariano Cowen y Salvador Robustelli se reunieron con Pellegrino, sin lograr llegar a un punto común. El consenso no era viable.
Parecía que de ésta manera se repetiría lo que había hecho en Racing en 1995. En aquella ocasión, Juan De Stéfano, quien lo había contratado como entrenador, fue derrotado en los comicios y Diego cumplió su palabra de irse del club junto con el dirigente.
Finalmente, el martes pasado, y mediante Instagram, el 10 anunciaba que al no haber unidad, él y su cuerpo técnico daban un paso al costado. El efecto fue instantáneo: reuniones apresuradas, amenazas por parte del oficialismo hacia integrantes de las listas opositoras, llamadas de los jugadores, manifestación por parte de los hinchas en la sede del club pidiendo la vuelta del DT e incluso la organización de una movilización hasta la casa de “Pelusa” en Bella Vista para convencerlo de su regreso.
La presión de los socios, los hinchas y el plantel se hizo sentir, y se logró una unidad emparchada: lista única, con la presencia de Pellegrino, Cowen y Robustelli. Esto hizo que Maradona asumiera su cargo 48 horas después de renunciar, y de nuevo usando Instagram. La confirmación llegó de la mano de su abogado, Matías Morla y su representante, Christian Bragarnik.
Sin embargo, a poco de que finalmente cumpliera su objetivo, la lista única se disolvió, dejando al club con un pedido por parte de socios vitalicios del Lobo a la Dirección Provincial de Personerías Jurídicas de intervenir el club para garantizar la realización de los elecciones en tiempo y forma el 14 de diciembre.
De todos modos, el oficialismo ganó tiempo, y la furia de los triperos se calmó con el retorno de Diego. El objetivo, a medias, se consiguió.
Por Matías Fernández, Francisco Berlingieri y Juan Arienti
En algunas ocasiones, las decisiones de los referís cambian el rumbo de un encuentro de cualquier deporte. La realidad en los campeonatos locales es que el nivel de los árbitros es malo, cada fecha está llena de errores graves de arbitraje. Sin embargo, existe una discrepancia por parte de los jueces a la hora de opinar sobre el nivel. Para evitar este tipo de problemas a la hora de dirigir, es clave la formación desde joven, más aún en un fútbol argentino en el que la mayoría de los jugadores protestan y tienen tendencia a simular faltas y demás.
Agustín Fiore, estudiante de arbitraje en las AAA (Asociación Argentina de Árbitros), manifestó su experiencia en esta carrera:”Anualmente tenemos cuatro materias: sociología (haciendo foco en el ámbito del deporte y el accionar de cada uno), ética, práctica arbitral y entrenamiento. Nos preparamos físicamente todas las semanas y hacemos simulacros de partidos para perfeccionar el nivel, nos repartimos entre tres personas para dirigir el cotejo”.
La escuela, además de enseñar el reglamento y profundizar en las prácticas, a medida que avanza el año y los estudiantes van perfeccionándose, los designan para arbitrar partidos de sindicatos, es decir, de clubes amateurs. Al principio comienzan dirigiendo como jueces de línea, luego pasan al rol de árbitro principal.
Fiore explicó que las designaciones de los jueces son los viernes, y el sábado y domingo es cuando se juegan los encuentros:”Me mandan a dirigir todos los fines de semana, puede tocarte en cancha de once y en futsal, a mí por suerte desde que empezaron a probar mi nivel, me vieron bien y me siguen designando”, agregó Agustín.
En cuanto a la alimentación, lo que exige la AAA, es comer cosas saludables y dejar de lado las comidas que no aportan nutrientes como una hamburguesa o comidas “chatarra”. Lo más importante que enseñan es que deben comer las 4 comidas y no saltearse ninguna, (desayuno, almuerzo, merienda y cena) por el hecho de que son deportistas de alto rendimiento y corren la misma cantidad o más que un jugador profesional.
Por último, el estudiante Fiore destacó que es fundamental en esta época con tantos avances tecnológicos, cuidar su imagen en las redes sociales y ser responsables a la hora de subir una foto, ya que, en el caso de filtrarse una imagen de un profesional con la camiseta de determinado equipo de fútbol, podrían sancionarlos los dirigentes, además del peso que conlleva el hecho de que la gente piense que un referee es hincha de cierto club.
El ex árbitro de primera división Alejandro Toia que estudió en el mismo lugar del joven Fiore recordó que, en su época, a comparación de la actual, no cambió mucho el sistema de estudio de AAA, pero sí eran más permisivos en lo que respecta a la preparación física y la alimentación:”Tengo amigos que dan clases en esa escuela y me cuentan el procedimiento y el cuidado de los estudiantes, antes no había casi nadie que le de mucha atención al tema de su físico, más allá de que tampoco estaban excedidos de peso”.
Toia también explicó como es el proceso una vez que se finaliza la carrera y se espera por entrar a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA): “Las autoridades de la propia escuela eligen aproximadamente a veinte árbitros que estén por encima de la media, y les preparan un examen físico y teórico. Los que obtienen la mayor calificación consiguen acceso”
Un juez de AFA empieza lógicamente en las categorías menores y a medida que acumula una cierta cantidad de partidos dirigidos, los veedores y directores son quienes evalúan el desempeño de cada uno. Ellos son los mismos que les comunican a los dirigentes, quién tiene nivel para ascender de categoría y quién debe bajar debido a fallos graves en algunos encuentros. No tienen en cuenta la cantidad de partidos, solo evalúan el nivel.
Mariana De Almeida, actual árbitra, contó quien es el director del arbitraje nacional:”En el fútbol local existe la Dirección Nacional de Arbitraje, el director de la misma es Federico Beligoy, la máxima autoridad. Cuenta con un grupo de trabajo que lo ayudan, obviamente, más que nada para las categorías como juveniles, femenino, etc.”
Por último, De Almeida habló sobre cómo tratan a las mujeres que son referís en las canchas: “No recibimos ningún tipo de acoso por ser mujer ni alguna acción violenta como lamentablemente le pasó una vez a Rosana Paz (recordando la vez en la que desde la tribuna, le arrojaron agua hirviendo en la espalda), más allá de los insultos de cada fin de semana, pero yo creo que todavía faltan un par de años para que una mujer pueda dirigir en la primera división (por ahora solo participaron como jueces de línea), somos menos mujeres que hombres y la mayoría estamos en categorías muy inferiores”.
Para finalizar, las tres personas entrevistadas coincidieron en que el sueldo como árbitro no basta como para vivir solo de esa profesión, a menos que se cuente con varios años en primera división.
Por Matías Fernández, Francisco Berlingieri y Juan Arienti
El árbitro de la Primera B Metropolitana Sebastián Bresba reveló que su carrera no le exige en materia de alimentación, pero sí en cuanto a lo físico porque los jueces tienen que entrenar tres veces por semana y se suma el partido del finde, más la prueba física que cada dos meses les toman para poder dirigir partidos.
Bresba manifestó que a un árbitro se lo sanciona si tuvo un mal partido o tuvo una decisión incorrecta que modificó el resultado de un encuentro. Además, afirmó que esa sanción suele ser de una fecha libre o dos si el error fue muy grave.
El profesor de la materia “Fútbol II” del segundo año de Deportea aclaró que para ascender de categoría a un referí, no hace falta una cantidad de partidos porque es pura decisión del director de la Dirección Nacional de Arbitraje (hoy Fernando Beligoy). Asímismo, dijo que se encuentran casos para todos los gustos porque hay algunos jueces que dirigen un par de encuentros y ya ascienden, mientras que otros quedan años en una categoría.
Bresba, quien dirigió un partido de la Copa Argentina este año. lamentó que hoy no se puede vivir del arbitraje porque la carrera termina a los 49 años. En tanto, agregó que si un juez no tiene otro trabajo, cuando se va de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) está en serios problemas.
Por último, Bresba explicó que al arbitraje hoy le daría una puntuación de 7,50 porque hay altibajos y que se habla de los árbitros sólo cuando cometen errores importantes, pero cuando pasan un par de fechas sin fallas, ninguna persona sale a decir que los jueces dirigieron bien. Sobre esto, manifestó: “Son las reglas del juego, hay que aceptarlas y punto”.