jueves, julio 17, 2025
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El fútbol y la crisis social en Colombia: la antítesis de su esencia

Por Sebastián Martín

Aunque en términos de tiempo la suspensión del fútbol mundial por la pandemia de coronavirus no haya sido hace mucho tiempo, apenas un año, queda la sensación de que eso ya pasó. Como todo, pensaría Julio Grondona. El show continuó, pese a la grave y delicada situación que se encontraba –y se encuentra– el mundo. Quizá habrá sido de las pocas veces donde el deporte tuvo que ceder, tuvo que frenar, al menos por unas semanas. Y es que el fútbol fue, es y será utilizado una y mil veces, por poderosos de traje en muchos casos, para tapar las múltiples y distintas realidades de la sociedad. En este caso, la realidad de Colombia.

Hace solo una semana, River tenía que viajar a la ciudad colombiana, Armenia, para enfrentar a Independiente Santa Fe por la tercera fecha del Grupo D de la Copa Libertadores. El pueblo de Colombia vivía y vive desde entonces una delicada, violenta y trágica situación. Las represiones de las fuerzas armadas por las manifestaciones de la gente en contra de la reforma tributaria que quiso implementar el gobierno nacional, registran más de 40 muertos, cientos de desaparecidos y miles de heridos. Debido a que las condiciones claramente no estaban garantizas, las autoridades de Conmebol y de la ciudad decidieron que el partido se postergara 24 horas y que se jugara en otro país, específicamente en la ciudad de Asunción, Paraguay, casa de la Conmebol.

Se amoldó. Cedió la sede original, cambió el día y horario del encuentro, pero no frenó; se disputó. Fue un día después del escándalo que había sucedido en el aeropuerto de Brasil, cuando el plantel de Independiente fue retenido por contar dentro de él con casos positivos de coronavirus en testeos PCR. No les dieron agua, no les dieron comida y hasta pasaron la noche tirados, literalmente, en el piso del aeropuerto. ¿Qué pasó con el partido ante Bahía por Copa Sudamericana que tenía que disputarse a las 19? Nada. No se retrasó, no se adecuó a la situación que vivieron los jugadores y se desenvolvió como si nada hubiese ocurrido.

La Conmebol da a entender de que todo lo que pueda ocurrirle al jugador, el verdadero protagonista del fútbol, o a la sociedad, la que le da la esencia y el sentido, no importa. Deja de lado a los pilares por las cuales este deporte fue concebido como una expresión, muchas veces, de lucha, libertad y felicidad. El miércoles, en el partido de Junior ante River por la cuarta fecha de su grupo de la Libertadores, lo volvieron a hacer. El pueblo colombiano, como en tantos otros casos donde se trata de visibilizar lo que está ocurriendo, aprovechó el escenario para difundir y dejar en claro que Colombia no está bien. Se instalaron en las puertas del estadio, en Barranquilla, intentaron ingresar y fueron reprimidos con gases lacrimógenos por la Policía. El humo llegó al campo de juego, justo cuando River realizaba la entrada en calor, y pese a que parte de los jugadores y el cuerpo técnico demostraban claramente un ardor en sus ojos, el encuentro se realizó igual. Pero no pudo inhibirse a lo sucedido. En realidad, no debía. A los 22 minutos del primer tiempo, el árbitro, Esteban Ostojich, tuvo que suspenderlo por algunos minutos debido a esos gases. Mientras, a las afuera, se escuchaban detonaciones, sirenas y bombas de estruendo. “Uno no se puede abstraer de lo que pasa. No es normal jugar en una situación tan inestable como la del pueblo colombiano. Hubo gases lacrimógenos, estallidos, estruendos… no podemos mirar para otro lado. El resultado es anecdótico. No nos podemos ir contentos hoy”, expresó Marcelo Gallardo, director técnico de River, en conferencia de prensa post partido.

Horas después, Atlético Nacional recibió en el municipio de Pereira al Nacional de Montevideo. El encuentro tuvo que ser retrasado una hora porque, debido al descontrol que se vivía afuera del hotel donde concentraba el equipo uruguayo, no podían salir rumbo al estadio. Pidieron explícitamente y dejaron clara su postura de no jugar el partido, no estaban garantizadas las condiciones normales. La tensión terminó trasladándose al fútbol, cuando al llegar a la cancha se cruzaron funcionarios y jugadores de Nacional con los de Atlético Nacional. Gonzalo Bergessio, capitán del equipo visitante, confesó que “necesitaban más empatía de ellos (la gente del cuadro colombiano)” por la situación y el reclamo, cuando se realizaba el sorteo inicial con el árbitro. No importaron los gritos, las represiones y la violencia que se vivía a tan solo unos pasos de las habitaciones de los jugadores de Nacional y a pocos metros de la sede del partido. Show must go on…

Lo mismo había ocurrido hace unos meses, en noviembre para ser específico, por las Eliminatorias Sudamericanas al polémico -cuanto menos- Mundial de Qatar 2022. La Selección Argentina debía viajar a Perú, que protagonizaba una enorme crisis institucional con renuncias y relegaciones de varios presidentes en una semana. El contexto no era el indicado para albergar uno de los partidos de la fecha. Pero para la Conmebol sí.

La situación crítica que vive Colombia invita a reflexionar por qué el fútbol suele salir ileso de todo, sin involucrase en muchos casos y sin asumir la realidad; como también invita a pensar si son correctas las prioridades dentro de una sociedad. La Copa América está a la vuelta de la esquina, con una sede envuelta por la segunda ola de coronavirus (Argentina) y otra que vive una fuerte crisis social. El fútbol no paró nunca, porque a muchos les conviene que así sea. No lo hizo en dictaduras –algunas aprovechadas para desviar el foco–, casi no lo hizo en una pandemia y hoy tampoco lo hace en los países donde los muertos diarios no son solo de coronavirus. “No tenemos ni voz ni voto, son cosas que se deciden y que las determinan un grupo de personas, ¿y qué somos nosotros? ¿Un grupo de macacos que tenemos que seguir las órdenes? Creo que la situación hoy realmente no está como para hacerla tranquilamente (…) No se piensa en la salud de la gente ni de los futbolistas”, opinó el delantero uruguayo Edinson Cavani en “2 de punta”.

Es cierto que el fútbol es negocio y, por tanto, plata. Pero también es gente y sociedad; es rebeldía y voz; es oportunidad y vida. Si lo de afuera está sufriendo, con muertes de por medio, lo de adentro debería frenar, debería opinar y no hacer la vista gorda. Jugar un partido mientras se está reprimiendo violentamente a un pueblo, es la antítesis más representativa de su esencia.

De Camerún a la Argentina: llegó como futbolista y se convirtió en Cónsul

Por Florencia Lavallén

Guy Víctor Ebongue Bille nació el 6 de junio de 1970 en Douala, Camerún. Desde que tiene uso de razón, su sueño era convertirse en un jugador profesional de fútbol y poder vivir de eso, pero por distintas cuestiones que surgieron a lo largo de su vida, terminó siendo el Cónsul de Camerún en Argentina y fundó la cámara de comercio entre ambos países.

Desde su pequeña oficina ubicada en una galería del microcentro de la ciudad porteña, el
Cónsul habló con El Equipo sobre sus inicios en el deporte de sus amores, su paso por los
distintos clubes alrededor del mundo y la razón por la cual decidió involucrarse en el
comercio y las relaciones internacionales.

Al preguntarle por sus primeros pasos en el fútbol, el camerunés de 50 años trajo a
memoria su etapa como adolescente y contó que en sus últimos años del secundario firmó
su primer contrato en un club de su pueblo, Leopardos Douala, donde jugó hasta los 18
años. Además de su carrera deportiva, Ebongue Bille estudiaba una carrera de grado
porque pretendía ejercer como contador en un futuro y fue en los primeros años de la
carrera que tomó la decisión que lo acercaría, sin siquiera saberlo, a desembarcar unos
años después en el continente americano: “En el segundo año de la carrera tenía que hacer
una pasantía, pero en ese momento yo jugaba en Diamante Yaundé y estaba en las
selecciones juveniles de Camerún, por lo que no podía conciliar las dos cosas y, como me
gustaba mucho el fútbol, preferí quedarme con eso”.

Como consecuencia del descenso de Diamante Yaundé, dejó su continente y comenzó una
especie de travesía por distintos equipos y países europeos. Pasó por Perugia en Italia,
donde en un torneo barrial pudo compartir cancha con Gianluca Vialli, que en ese momento jugaba en Juventus. Un año y medio después, a través de un mánager, se fue a jugar por dos años a Holanda al HFC Haarlem y después de eso terminaría en el Croacia de Zagreb, hoy Dinamo de Zagreb, en pleno conflicto bélico de la ex Yugoslavia, donde rescindió contrato después de que una bomba cayera en el predio del club: “Se cortó la luz, la gente corría por todos lados hablando en croata y yo no entendía nada. Llamé a mi representante para que viniera esa misma noche a finalizar mi vínculo con el club”.

-¿Cómo fue que llegaste a la Argentina?

-Después de estar dos meses en Austria con mi mánager, surgió la oportunidad de venir
para acá o ir a República Checa. Lo único que se sabía en ese momento de Argentina era
Maradona y su historia, y cuando me dijeron que iba a venir a jugar a Argentinos Juniors, me pareció una linda oportunidad. De hecho, la invitación me la mandaron ellos para venir.

El ex volante por izquierda llegó a su segundo país -donde conoció a su esposa tucumana y
tuvo tres hijos- en 1994 cuando tenía 24 años, pero para su desgracia, el libro de pases de
Primera División había cerrado y no pudo fichar en el club que vio nacer a Diego Armando
Maradona. Al ser una experiencia y un país completamente desconocido, le puso como
requisito excluyente a su mánager que su primo, que también jugaba al fútbol, viniera con
él: “Yo me tenía que encargar de todos los trámites para que mi primo me acompañara,
tardaron bastante y para cuando llegué, Argentinos Juniors ya no me esperaba, pero tuve la posibilidad de entrenar un par de veces con ellos y en aquel momento estaban Rolando Schiavi y Sebastián Pena”.

Cuando se frustró lo de AAAJ, el mánager lo quiso llevar a Europa, a República Checa, pero
al estar con su primo que no había vivido nunca fuera de Camerún, no lo quiso dejar solo,
se quedó y empezó a jugar en Brown de Arrecifes donde permaneció hasta el ’96. Cuenta entre risas que sus compañeros le hacían decir insultos en español haciéndole creer que le enseñaban el idioma.

Un año después, les ofrecieron ir a Chicago. Ficharon en el club, pero Guy Víctor no pudo debutar porque se lesionó. Además, según contó el Cónsul, no tuvo una buena experiencia en la institución porque el presidente de ese momento, Juan Guerra, un empresario de la industria frigorífica, no cumplió con lo que se había pautado en el contrato.

Cuando empezaron los problemas en Chicago, comenzó a capacitarse para otras cosas que lo llevaron hasta el cargo que tiene actualmente, en el que se encarga de legalizar documentaciones y facilitarle los trámites de visados a los cameruneses que residen en la Argentina o las personas que desean viajar a Camerún, entre otras cosas.

Hizo una tecnicatura en análisis de sistemas, pero no le gustó ejercerla porque no se sentía cómodo trabajando en relación de dependencia, por lo que empezó a estudiar relaciones
internacionales y se lanzó como intermediario freelance, lo que le generó una gran cantidad
de contactos y creó la Cámara de comercio entre Argentina y Camerún, de la cual sigue siendo el presidente: “Tengo una pasión y un amor muy grande por mi país y, desde un principio, yo veía que aquí había muchas posibilidades de negocios, me encontré con un
país más desarrollado de lo que creía y con una tecnología de punta bastante avanzada en
el rubro del campo, y al ser Camerún un país agropecuario que además tiene tierras muy ricas, entendí que Argentina le podía ofrecer mucho en sistemas y maquinaria agrícola, entre otras cosas”.

¿Cómo fue que terminaste siendo el Cónsul de Camerún?

-El nombramiento me llegó el año pasado con el reconocimiento del gobierno argentino y, para mí, el título de Cónsul es una consagración porque hace muchos años que trabajo representando a la comunidad y a la embajada de Camerún en Argentina, además de promover el intercambio cultural entre ambos continentes.

Antes de retirarse, Ebongue confesó que, a pesar de no estar directamente ligado al fútbol, nunca se deja de estar relacionado con él porque es una pasión y contó que, desde su lugar como Cónsul, siempre ayuda a los chicos que vienen desde África a jugar a la Argentina con el trámite de los pasaportes y los pases.

Tres o cinco cambios: ¿una regla que llegó para quedarse o entorpece el juego?

Por Santiago Hanimian

¿Volver a tres por equipo o quedarse en cinco? Uno de los cambios que produjo la pandemia en el mundo del fútbol es que desde el 8 de mayo cada conjunto tiene cinco modificaciones por partido, pero en tres momentos distintos. Al principio esto ayudaba a que los jugadores se desgasten menos porque durante mucho tiempo no pudieron entrenarse con normalidad por la pandemia del coronavirus, pero ya pasados más de seis meses de la vuelta, ¿deben continuar o tienen que volver los tres cambios?

Para que no haya 10 interrupciones por partido, la regla dice que cada equipo tiene tres oportunidades para hacer las variantes, a menos que alguna se produzca durante el entretiempo. Además, los momentos no utilizados durante los 90 minutos se transferirían en el caso de que el encuentro se vaya al tiempo extra. En la mayoría de los partidos, a no ser que algún conjunto esté ganando por goleada, se adiciona demasiado tiempo. Antes se adicionaban tres, cuatro y, como mucho, cinco minutos. Hoy por hoy, al haber pausas más largas, cinco minutos es lo mínimo que se adiciona.

En diálogo con El Equipo, el arquero de Independiente Milton Álvarez dio su opinión al respecto: “Me gusta la nueva regla, me parece que está bien. Durante los 90 minutos, muchas veces es necesario cambiar de esquema y, al tener más de tres cambios, eso se puede hacer más fácil. Además, también sirve  para darle aire fresco a más jugadores del equipo con los que están en el banco de suplentes”.

El árbitro del fútbol argentino Sebastián Bresba declaró en la misma sintonía que el ex Deportivo Morón y también habló de lo que aprecia en la mayoría de los encuentros en los que le toca dirigir: “Para mí, es un cambio que llegó para quedarse por la buena aceptación que tuvo en el mundo futbolístico. He charlado con algunos directores técnicos y todos están contentísimos con esta regla porque les da la chance de mechar y probar a más chicos de inferiores. Los partidos se hicieron más lindos porque entran más jugadores frescos y, a la larga, los parates son los tres que había antes, tengo que anotar más cambios en la tarjeta nada más”.

En cambio, Sebastián Méndez, actual entrenador de Godoy Cruz, piensa todo lo contrario y afirma que, mientras antes vuelvan los tres cambios, mejor será para el fútbol. “Si uno cambia medio equipo, teniendo en cuenta que hay 10 jugadores de campo, se desvirtúa el juego. Me parece que tener tres cambios es suficiente y correcto”, declaró el Gallego. Además, recordó su época como jugador, en la que únicamente había dos modificaciones por equipo.

En la Premier League inglesa, la regla de los cinco cambios dejó de estar en vigencia al finalizar la temporada 2019/20, debido a la votación de la mayoría de los clubes que creía injusto que ciertos equipos pudieran hacer más variantes, ya que cuentan con muchas figuras dentro de sus planteles. Desde el inicio de la 2020/21, cada director técnico puede hacer tres modificaciones, aunque pueden contar con más de siete futbolistas suplentes.

Como Bresba dijo, por el momento no hay ningún anuncio que confirme la vuelta de las tres variantes tradicionales en el fútbol argentino. Como toda regla nueva, tiene ventajas y desventajas, y de lo que no hay duda es que, a medida que avanzan los encuentros y las competencias, cada vez se hace más habitual que haya 10 cambios, en lugar de seis.

A diferencia de Argentina, en las otras ligas del mundo la idea es que esta nueva regla pierda vigencia después de las competiciones internacionales de mitad de año como, por ejemplo, la Copa América, la Eurocopa y los Juegos Olímpicos. Cuando la International Football Association Board (IFAB) y la FIFA implementaron esta nueva medida, determinaron que para el inicio de la temporada 2021/22 todos los conjuntos volverían a tener tres variantes.

Salud mental en el fútbol: ¿qué hacen los clubes para acompañar a los jugadores?

Por Julián Gwilkie

En la Argentina, 222 personas cada 100.000 habitantes son psicólogos, es decir uno de cada 450. Es el país con mayor proporción de psicólogos de todo el mundo, con un número siete veces mayor que el de Estados Unidos. 

Aún así, con ese enorme porcentaje de psicólogos per cápita, entre el 13 y el 17% de la población sufre depresión. En el fútbol el número aumenta a un 38%. Pese a esta enorme patología, únicamente siete de los 26 equipos de Primera División cuentan con un psicólogo del deporte, apenas un 18%. El suicidio de Santiago Morro García disparó la cuestión: ¿qué hacen los clubes para ayudar y acompañar a sus jugadores psicológicamente?

Darío Palazzo, psicólogo deportivo de las inferiores de Racing, en diálogo con El Equipo comentó: “Ojalá despierte más conciencia, la pandemia también ha hecho que muchos se den cuenta de la importancia de la salud mental aunque nadie quiere que se despierte el interés o la conciencia con estos casos, se nos fue una persona además de un deportista. Queremos un deporte más sano, un fútbol más sano. Y si queremos que sea más exigente y cada vez más competitivo tenemos que cuidarlo, sobre todo a las personas que están dentro del fútbol y a los verdaderos protagonistas que son los deportistas”.

Por su parte, Luciano Dayan, psicólogo posgraduado en Psicología del deporte en la UBA y docente de la Licenciatura en Psicología de la Fundación Barceló, opinó para El Equipo: “Lo del Morro es todo lo que se hizo mal. Una persona que no puede ver a su hija porque está en otro país y cursa un cuadro depresivo, ¿cómo lo separas del plantel? Es una locura. Fue una improvisación total”. Además, aseguró que “otro manejo era posible”.

En esta misma línea sugirió que la AFA debería exigirles a los clubes a que cuenten con un psicólogo deportivo en sus planteles: ”La AFA podría decir: ‘A partir de ahora queremos preservar la salud mental de los jugadores, todos los planteles tienen que tener un psicólogo’”. Además, considero como “una locura” que no haya psicólogos en los planteles de primera, ya que “das ventaja”. 

En el deporte de alta competencia, y especialmente en el fútbol donde los jugadores viven expuestos a una presión constante, la parte psicológica no puede ser dejada de lado ya que la mayoría de los jugadores admiten que la cabeza tiene una relevancia de entre 70 y 80 por ciento a la hora de analizar su rendimiento. Sin embargo los clubes siguen mirando para otro lado y no está en agenda la psicología deportiva.

Al ser consultado sobre la baja cantidad de psicólogos deportivos trabajando en el fútbol, Palazzo analizó: ”A los clubes no les conviene que los jugadores piensen. Hay dirigentes que los quieren manipular de un lado para otro y nosotros a los jugadores los ayudamos a pensar, así como queremos que piensen dentro de la cancha y tomen buenas decisiones, también los ayudamos a pensar en un montón de aspectos de su vida, los formamos como personas y como futbolistas”. Y agregó: “Cuando vos tenés una persona que no piensa es mucho más fácil de dominar y de controlar”.

Respecto a la importancia de la psicología deportiva en las máximas categorías, remarcó la importancia de un espacio terapéutico para poder convivir con la exigencia: “La alta competencia no es salud. Nunca es salud. Siempre te exigen un poco más, nunca es suficiente. Siempre es un 110%. Eso llega a un momento donde te quema y no podes aflojar porque quedas afuera”.

Dayan por su parte dijo que “los clubes no quieren invertir ya que lo ven como un gasto. Ningún psicólogo da resultados a corto plazo y el cortoplacismo es lo que manda en el fútbol argentino. No se puede obviar la existencia de los psicólogos en los planteles”.

Además, realizó una comparación entre la psicología y la nutrición sobre la cual analizó que “hoy en día la psicología del deporte está en el lugar que estaba la nutrición hace 50 años” y comentó que los clubes deben plantearse los beneficios de contar con esta herramienta y es que “los jugadores van a rendir mejor”.

El fútbol y sobre todo el argentino parecen estar siempre un paso atrás, ya que hoy en día los mejores clubes y selecciones del mundo, además de otras disciplinas cuentan con un psicólogo deportivo. El Liverpool de Jurgen Klopp, el Manchester City de Pep Guardiola, la selección española y la selección argentina de rugby son solo algunos ejemplos de quienes sacan provecho de esta especialidad para lograr sus objetivos. 

La psicología no puede ser dejada de lado. La depresión debe dejar de ser tabú. Así lo explica Palazzo: “Cuando hablamos de depresión estamos hablando de una enfermedad que requiere medicación, lo mismo que las adicciones. Son palabras mayores dentro de la psicología”. Y prosiguió: “Todo lo que tenga que ver con algo que el otro te pueda estigmatizar es tabú. El fútbol está estandarizado donde el jugador tiene que ser de determinada manera para llegar y no puede ser de otra forma, pero hay cosas que siguen pasando igual”.

Por su parte, Dayan fue contundente: “Hay mucho patriarcado en el deporte, está muy estigmatizado ir al psicólogo”, y aseguró que “el jugador que mejor trabaja sus emociones después rinde mejor”.

La psicología debe ser vista como una herramienta más a la hora de preparar a un deportista para la alta competencia, ya que se precisa de múltiples factores para cumplir las metas propuestas y la preparación mental es clave en los atletas. 

Para finalizar, Palazzo realizó una fuerte autocrítica respecto al rol de los psicólogos ante esta realidad: “Creo que hay una responsabilidad nuestra, como psicólogos del deporte, de poder mostrarle al mundo y explicarle a los clubes y a los técnicos qué es lo que hacemos. Hay que entender que la psicología del deporte no solo está capacitada para trabajar sobre ciertos problemas anímicos sino que principalmente está preparada para trabajar sobre la potencialidad del deportista y mejorar el rendimiento del deportista a partir de entrenamientos mentales y a partir de habilidades psicológicas”, y remarcó: “Hay que cambiar el paradigma. Hay que empezar a vincular a la psicología del deporte con lo que realmente es, una psicología que está más vinculada con la salud que con la enfermedad”. Para cerrar, se preguntó: “Todos entrenan lo técnico, lo táctico y lo físico, pero ¿cuántos entrenan lo mental?”.

La psicología en el deporte debe estar presente y el fútbol debe seguir avanzando con todas las herramientas disponibles para mejorar la competitividad y preservar la salud de los deportistas. ¿Qué cambió en el fútbol argentino con la muerte del Morro García?

Erviti: “Admiro más al que intenta pensar y jugar que al que sólo corre”

Por Sofía Di Carlo

Admiro más al que intenta pensar y jugar que al que sólo corre”, expresa Walter Erviti. El actual entrenador de Atlanta siempre tuvo un enfoque claro, dentro y fuera de la cancha. Desde el comienzo de su carrera fue un estudioso y organizador del juego.

Durante sus años como jugador de fútbol y su paso por Boca, San Lorenzo, Independiente, Banfield, Monterrey, Atlante y Alvarado sumó mucha experiencia, se ocupó de estudiar y prepararse en todos los aspectos para ser técnico.

También ganó experiencia para saber sobrellevar las críticas y los comentarios de todo tipo, pero se define como un “tipo común y vergonzoso”. No le gusta meterse en problemas, pero eso no quiere decir que no haya pasado por situaciones conflictivas, que son moneda corriente en el fútbol argentino.

“Ser así me da la posibilidad de enfocarme realmente en lo que me gusta y no en el entorno, aunque me ha costado convivir con este ambiente. Tuve choques con periodistas, porque quizás me veían soberbio o agrandado, pero el tema es que me cuesta relacionarme. Por eso hice muy pocos amigos en el fútbol”.

El ex referente de Banfield disfruta de su presente y vive cada partido como un privilegio. No es casualidad que el “mago”, apodo que surgió cuando jugó en el equipo mexicano Monterrey, siempre le dio más valor a la técnica que a lo físico y añade: “Correr, corre cualquiera. Me parece más jodido pensar. El hincha le dice pecho frío al que no transpira la camiseta, pero quizás no se dan cuenta de que a veces correr sin un enfoque de juego claro no tiene ningún sentido”.

Los que siguen de cerca la carrera del volante nacido en Mar del Plata vieron desde sus comienzos como jugador el talento como conductor de juego y para lo que sería su presente como técnico y líder de un grupo.

Erviti cuenta que en la última etapa en Banfield le pasaba que se quedaba pensando de más, estudiando el juego del equipo y no podía ocuparse de su rol de jugador. “En la última etapa como jugador ya pensaba más como técnico y ahí me di cuenta de que me tenía que retirar”, contó.

Perfil bajo, relajado y de pocas palabras, el mediocampista halaga el trabajo de técnicos como Marcelo Gallardo en River y lo importante de trabajar en proyectos a largo plazo dentro del fútbol argentino, que es muy inestable en ese aspecto.

“Hay una parte emocional del futbolista que uno la tiene que abarcar, porque a veces eso es más importante que la táctica”, sostiene. Además de prepararse como DT, también estudió coaching y tuvo charlas con psicólogos deportivos para atender la salud mental de su grupo que es de gran importancia para él y su cuerpo técnico.

Erviti pasó por muchas situaciones en las que no se sintió comprendido por su manera de ser, pero nunca le dio demasiada importancia y señala que el fútbol a veces es cruel y las personas tienden a mirar de reojo lo que es diferente pero está decidido a cambiar ideas y mentalidades instaladas, aunque sabe que no es tarea fácil y tendrá que poner el doble de esfuerzo como DT.

“Durante los años que estuve alejado del fútbol, por momentos tenía la incertidumbre sobre si ser entrenador iba a ser compatible con mi personalidad y pensamientos”, contó. El volante le puso punto final a su carrera como jugador en 2018 en el Club Alvarado de Mar del Plata, del cual es hincha, pero años antes estaba preparándose para ser técnico.

El DT del Atlanta tiene muy claro que en el fútbol hay muchas variantes que no dependen de los jugadores o del cuerpo técnico. Un mal día, el clima, el árbitro, la cancha, muchas pueden ser las causas de un resultado bueno o malo. Por eso, mantener la cabeza fría, pero ocuparse de cómo afrontar cada partido es la clave para los resultados obtenidos. Durante la semana el plantel trabaja la actitud, el compromiso y las áreas psico-emocionales de cada jugador.

Al día de hoy, Atlanta llegó a ser el único puntero en el torneo de la Primera Nacional, pero el DT tiene otros objetivos en mente. “Mi principal objetivo no es ganar partidos, lo mío es ayudar a que los futbolistas sean mejores cada día, dentro y fuera de la cancha. Que tengan un pensamiento colectivo y que trabajen enfocados en lo que realmente depende de ellos”, detalló.

Un presente optimista para los hinchas del Bohemio. Con tranquilidad, pero con precisión y cumpliendo un objetivo mucho más trascendente. “En el rol de entrenador encontré la posibilidad de materializar mi propósito de vida: glorificar a Dios y eso me hace muy feliz”.

 

 

 

Foto: Prensa Atlanta

 

 

 

 

 

Carlos Timoteo Griguol: una universidad de lo que es ser un entrenador

Por Sebastián Martín y Franco Pinceti

Un verdadero maestro es aquel que posee características esenciales, entre las que lo distinguen fundamentalmente, como un líder, formador y forjador de personas”, describía Gimnasia La Plata en uno de sus homenajes a Carlos Timoteo Griguol.

Docente y decente, dedicado no solo a la excelencia futbolística sino también a la humana, “quien no solo produjo jugadores campeones, sino que también hombres de bien“ –conmemora Ferro en la estatua de Griguol en su sede social-. En sus años de director técnico, a pesar de sus logros, es más recordado por el legado, los valores y la enseñanza que dejó en cada uno de los clubes que estuvo. Trascendía de la idea de juego, aunque era un adelantado para su época. Era más formador que entrenador. Era más padre que DT. “Era titular, tenía casi 40 partidos en Primera, y una vez me agarró y me dijo ‘si no terminás el secundario y me traés el analítico, no hacés la pretemporada’. Se preocupaba porque todos los chicos estudiaran, y que con los pesos que pudieras ganar no compraras un auto, sino un techo”, atestiguó Mariano Messera, actual entrenador de Gimnasia y uno de los tantos pupilos de Timoteo.

Son pocas las personas que logran ser reconocidas a través de un apodo, como “El Viejo” o “el Maestro”, una acción, como una palmada en el pecho antes de salir a la cancha, o un objeto, como una boina o una gorra. Cuando se menciona alguna de todas estas cosas, se sabe de quién se habla. Timoteo logró esto, y más, gracias a su respeto, sacrificio, humildad, disciplina y orden.

Como jugador debutó profesionalmente en Atlanta, formó parte del plantel campeón de la Selección Argentina en el Sudamericano de 1959 y culminó su carrera en Rosario Central, donde después hizo sus primeros pasos como director técnico, en las divisiones inferiores. Luego de un breve interinato en 1971 en el primer equipo canalla, Griguol se hizo cargo de manera definitiva en el Metropolitano de 1973. Conquistó el Nacional de ese mismo año; fue subcampeón del Metropolitano y Nacional de 1974; y alcanzó las semifinales de la Copa Libertadores en 1975 –siendo esta la mejor actuación del equipo rosarino en la copa–.

Luego de unos efímeros pasos por Tecos de Guadalajara y Kimberley de Mar del Plata, además de un segundo ciclo en Central, Timoteo arribó a Ferro Carril Oeste, donde se transformaría en leyenda y en el máximo estandarte del club. Junto a una gran estructura institucional, reflejada en cada una sus disciplinas, Griguol se consagró campeón del Nacional de 1982 -de manera invicta- y de 1984. Además de salir subcampeón en 1981 y 1983, y disputar la Copa Libertadores en las únicas dos participaciones del club en su historia, logró que Ferro se incrustara en la mesa de los reconocidos cinco grandes del fútbol argentino. En 1987, llegó a River donde apenas estuvo un año y ganó la Copa Interamericana, para luego regresar a Oeste, con buenas campañas, hasta 1993.

Al año siguiente recaló en Gimnasia y Esgrima La Plata, en el que, en tres ciclos, obtuvo tres subcampeonatos, protagonizó algunas de las mejores campañas de la institución en Primera División y hoy en día, al igual que en Ferro, es reconocido como el mejor director técnico de la historia del club.

Timoteo llevó a los primeros planos y puestos a Ferro y Gimnasia, dos equipos usualmente denominados “chicos”, y peleó campeonatos a la par de, por ejemplo, Boca y River. Como suele pasar cuando un club rompe con la hegemonía de los cinco grandes, el periodismo se pone en su contra. Griguol no fue la excepción: “Era un adelantado en todos los aspectos, pero en ese momento estaba la discordia Bilardo versus Menotti y a él lo ponían del lado de Bilardo. Cuando en realidad Timoteo tenía cosas de los dos y cosas propias. Y como a Ferro encima le iba bien, les arruinábamos el negocio y nos atacaban”, manifestó Carlos Aimar, quien supo ser su dirigido y después su ayudante de campo, en el podcast “Estación Caballito”.

Para entender la forma de pensar y ver tanto el fútbol como la vida, y el legado que dejó en los clubes en los que estuvo y en el desarrollo del fútbol argentino en general, alcanza con revivir lo que dijo sobre el predio de entrenamiento de las juveniles de Gimnasia: “Tenemos que recoger todo que vienen sembrando hace cinco años, y para poder conseguir esas cosas tenemos que tener mejores pelotas, mejores canchas, mejores preparadores físicos; tenemos que tener gimnasios, agua caliente; tenemos que tener mejor ropa, tenemos que tener mejores zapatillas, todo mejor. ¿Por qué? Porque nosotros obligamos a tener mejores jugadores, con mejor rendimiento y mejor vida”.

Formador de seres humanos antes que futbolistas. Principal consejero, padre de sus dirigidos. Canchero de los predios de entrenamiento. Fanático del análisis y adelantado en la táctica. Leyenda en el fútbol argentino y una universidad de lo que es ser un técnico para sus dirigidos. Esto y mucho más fue Carlos Timoteo Griguol, quien, en base a sus valores, sus principios y enseñanzas, dejó un legado imborrable en la historia del deporte argentino.

Qatar 2022, el Mundial que nadie quiere

Por Mateo Alvarez

Desde el momento en que Qatar fue designada como sede allá por diciembre del 2010, la organización del Mundial por el país asiático no paró de estar envuelto en polémicas. Tras revelarse que los números de trabajadores muertos desde que comenzaron las obras superaron los 6500 (dando un promedio de 12 muertes por semana) las selecciones de Noruega, Alemania, Holanda, Bélgica y Dinamarca se han manifestado en contra de las condiciones laborales en las que se encuentran los obreros que trabajan en la organización del evento.

El seleccionado noruego fue el primero en protestar. Antes del partido, sus jugadores posaron con una camiseta que decía: “Derechos Humanos dentro y fuera de la cancha”. Posteriormente su DT confirmó que la protesta buscaba “presionar a la FIFA” para que sea más firme con las autoridades de Qatar e imponer requisitos más estrictos para el cuidado de los trabajadores.

Alemania siguió los pasos de Noruega, y cada uno de sus jugadores salió al campo con una letra distinta en su remera, que juntas formaban la frase “Derechos Humanos”. Los combinados de Holanda, Dinamarca y Bélgica se unieron a la protesta y salieron con una camiseta que decía “El fútbol apoya el cambio”.

Ante las protestas se esperaba que la FIFA tomara medidas. Sin embargo emitió un comunicado asegurando estar a favor de la libertad de expresión y por lo tanto no sancionará a estas selecciones. Por otro lado, las autoridades de Qatar sostienen que las críticas son injustas y que han logrado un gran progreso en cuanto a las condiciones laborales de los trabajadores.

Qatar apoya plenamente a los futbolistas y las asociaciones de fútbol que utilizan sus plataformas para promover los derechos humanos. Sin embargo, sus críticas sobre la Copa del Mundo de 2022 están fuera de lugar. Qatar ha logrado un progreso tangible en la reforma laboral y ha demostrado su compromiso de continuar el proceso en cooperación con sus socios internacionales. El progreso de Qatar ha sido reconocido por la Organización Internacional del Trabajo, los sindicatos y las ONG” dijo un funcionario del país anfitrión al medio AFP.

Por el contrario, desde Amnistía Internacional (organismo reconocido por la ONU) informan que los trabajadores de las obras para el Mundial sufren amenazas, trabajo forzoso, explotación y pagos atrasados o inexistentes. Es por eso que la organización le exigió al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, que proteja a los empleados.

Toni Kroos, figura de la selección alemana, también se expresó en contra de las condiciones laborales y criticó la designación de Qatar como sede del próximo mundial por ser un país sin tradición futbolística y en el que la homosexualidad está penada.

“La adjudicación de la Copa del Mundo a Qatar no fue algo bueno. Primero por las condiciones de los trabajadores. Luego el hecho de que la homosexualidad está penalizada y castigada. También que no es un país de fútbol. Muchos obreros trabajan sin descanso, a temperaturas que pueden llegar a los 50 grados (centígrados). A veces sufren de falta de comida o de agua potable, lo cual es una locura en esas temperaturas. No tienen cobertura médica y hay cierta violencia contra ellos.”, exclamó el mediocentro del Real Madrid.

Desde el gobierno de Qatar, en cambio, aseguran que los trabajadores cuentan con una gran atención médica y explicaron el motivo del elevado número de muertes: “La tasa de mortalidad entre estas comunidades está dentro del rango esperado por el tamaño y la demografía de la población. Sin embargo, cada vida perdida es una tragedia y no se escatiman esfuerzos para tratar de evitar cada muerte en nuestro país. Todos los obreros tienen acceso a atención médica gratuita de primer nivel y ha habido una disminución constante en la tasa de mortalidad”.

No obstante, desde el Comité Supremo para la Organización y el Legado, creado por la FIFA para la organización de este mundial, desmienten esos números: “Desde que comenzó la construcción en 2014, ha habido tres muertes relacionadas con el trabajo y 35 muertes no relacionadas con él”, aseguró un vocero del Comité. Pero si la FIFA y Qatar trabajan juntos en la organización de la Copa del Mundo ¿Por qué se contradicen? ¿Cómo saber que números son los reales?

Cabe recordar que este mundial ya está manchado por la corrupción. Fue enorme la sorpresa cuando se designó a Qatar como sede. Un país sin tradición futbolística y con temperaturas extremadamente calurosas que obligarán a cambiar el calendario futbolero para que la competición se dispute. Pese a todo esto ¿Cómo hizo para imponerse ante países como Estados Unidos, Japón, Australia y Corea del Sur? La respuesta es simple: con dinero.

Tan solo 21 días antes de la designación de la nueva sede, el estado de Qatar ofreció a la FIFA 400 millones de dólares y ejecutivos de una cadena de televisión catarí firmaron un acuerdo con una cláusula que indicaba que debían pagar 100 millones más en caso que se designase. Tres años después se conoció un segundo contrato televisivo en el que Qatar ofreció 480 millones de dólares, el cual está siendo investigado por la policía suiza.

Pero aparentemente no hay dinero para ofrecer condiciones laborales decentes a los obreros del proyecto. ¿Qué vale más, los millones y entretener al mundo durante un mes o la vida de miles de trabajadores? Al parecer la FIFA lo tiene muy claro.

¿Crítica constructiva o construir la crítica en el fútbol femenino?

Tapia y Marchi junto con las jugadoras anunciando la semiprofesionalización.

Por Julieta Grillo

El 16 de marzo del 2019, el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Claudio Tapia, decidió dar un paso más en el fútbol femenino. Junto con Sergio Marchi, el secretario general de Futbolistas Argentinos Agremiados, nombraron semiprofesional a la disciplina y crearon una liga con 16 clubes inscriptos y alrededor de ocho contratos para cada uno, con un sistema similar al de la categoría primera “c” del masculino.

Prometieron, entre otras cosas, monitorear que se cumpla una buena condición para la práctica del deporte, chequear que las canchas, los vestuarios, las instalaciones, los elementos y que la logística de los clubes esté en regla y funcione como corresponde.

Ese día se planteó un antes y un después. Pero fue para algunas más y, para otras, menos. ¿Por qué? Si la organización iba a ser primordial para la AFA y la buena ejecución de las normas establecidas también. Bueno, hoy, dos años y unos meses más tarde, como ya se esperaba, hay beneficiados y otros abandonados. La ley de “clubes grandes” en el femenino también rige. 

Boca Juniors y River Plate tienen mayoría de contratos, instalaciones para contar, canchas en buen estado para jugar, buena indumentaria, servicio médico a disposición -desde físico hasta mental- y una amplia base de herramientas, que es la que deberían tener todos. Como también la televisación. Los partidos de xeneizes y millonarias, en su gran mayoría, son transmitidos a través del canal TNT Sports, dueño de los derechos.

Pero existe una realidad paralela, la de los clubes como , que luchan día a día, desde jugadoras hasta cuerpo técnico, por mejorar sus condiciones. 

Las “villeras”, por caso, cuentan con solo ocho contratos, los que les brinda la AFA, ni más, ni menos. El presupuesto es acortado y hasta que no den de la Asociación no habrá otros. Una de las “privilegiadas” es Analía Castro, volante del equipo, quien desarrolla su primera experiencia semiprofesional.

Analía Castro desborda, cuando la dejan usar las canchas con buen césped, algo que no ocurre siempre.

Los entrenamientos son de lunes a viernes, algunos días físico, y otros tácticos en cancha. Usan un costado del campo de juego principal para hacer trabajos con pelota. “Además, alquilamos una cancha de once porque no nos dejan usar la del club. Las excusas son porque juega el masculino, llovió, el pasto esta largo, o que con los botines la dejamos marcada y la vamos a romper. Si tenemos que pasar por ahí, tiene que ser por el costado. Más de una vez me retaron por eso”, dijo Castro. No solo tienen una economía ajustada, sino que tienen que gastar en algo que en el club está presente, como lo es el espacio, pero que no se lo dan. Claramente, una traba en el crecimiento. No hay igualdad.

Por el lado de Excursionistas, entrenan cuatro veces por semana y, uno de ellos, es en una plaza. Tienen las prácticas a la tarde porque a la mañana está el masculino. Cuentan con doce contratos, por lo que la mayoría trabaja. “Yo soy mamá, trabajo y entreno. No puedo estar concentrada un 100 por ciento en el fútbol cuando tengo tantas responsabilidades. Tengo a mi familia que me ayuda de todas formas, pero es complicado sin contrato. Yo soy una de las que no tiene”, declaró Natalia Tevez, delantera del equipo. “El femenino no está como actividad primordial, si toca toca y si no, no. A diferencia de River, por ejemplo, es tremendo el cambio que hay desde el rendimiento hasta la indumentaria”. 

Cuando juegan contra equipos “grandes” la brecha es muy notable. No es como dice la periodista Ángela Lerena que el fútbol femenino está igualándose. Excursionistas perdió un partido por doce goles, por nombrar alguno. Y, aunque para ellas sea un aprendizaje, no está bueno y dificulta mucho para el día a día. “Que los encargados de esto se despierten”, dijo Tevez. Y sí, que se despabilen y vean la realidad. No es dar lo último, lo que sobra. Hay que dar importancia. No dar para callar. 

Natalia Tevez, jugadora, mamá y trabajadora. Luchadora sin apoyo.

“A pesar de esto, siempre hay que trabajar duro. Yo creo que falta una normativa que plantee cantidad de días y horarios que deberían entrenar los equipos, y que ofrezcan las herramientas, como también vivir totalmente del fútbol. No es lo mismo levantarte bien descansada, desayunar e ir a entrenar a que tengas que desayunar como puedas, salir de trabajar e ir a entrenar y llegar muerta”, planteó la delantera de Excursionistas.

Esta es la realidad. No hay tales seguimientos.

Por el lado de los clubes más formados, también hay variantes. Un caso es el de Valentina Barroso, actual jugadora de Independiente. Ella vino de Villa Mercedes, San Luis, a disputar su primera experiencia en el fútbol semiprofesional de Buenos Aires. Está viviendo en una pensión universitaria, ya que el club no tiene una propia para el femenino, y el día a día es sustentado económicamente por el gobierno de su provincia: “Ellos me dan una beca por estar jugando acá. Yo me encargué de llamar a la Secretaría de Deportes, les comenté mi situación y ellos contentísimos me dijeron que me iban a dar una mano. Sin ellos hoy no podría estar acá, es muy caro. Me dan para el alquiler y el día a día”, contó.

Barroso, por su parte, expuso lo necesario que es para el avance del fútbol el tener lugar para las jugadoras del interior. Para ella, el más grande: “Hay muchas chicas que quieren venir, pero no tienen lugar para vivir”. 

Independiente ya cuenta con alrededor de 22 contratos. Tienen lugar para entrenar, aunque ellas comparten con juveniles y la primera masculina usa la mayoría de los espacios. Tienen médicos a su disposición y entrenan cuatro veces por semana en el predio y dos días les dan rutinas para que realicen en sus casas. Sin embargo, y a pesar de tener gran mayoría de las cosas, la delantera sostuvo que a ellas también les dan el descarte: “Desde conos hasta indumentaria tenemos lo que queda. Pero nuestro cuerpo técnico lucha mucho por nosotras. Nos dicen que demos todo y que dejemos al club en lo más alto para poder reclamar con argumentos. No tendría que ser así, pero lamentablemente lo es”. 

Valentina Barroso en su primer partido contra un grande: River Plate.

Los clubes, sea el que sea, están en desventaja. No se les da la importancia que se le debería, desde el presupuesto hasta lo anímico. Si no es Boca o River, los partidos no aparecen en las pantallas de televisión, de youtube, o de páginas web. No dejan a los medios partidarios hacer su trabajo porque solo uno tiene los derechos para hacerlo. 

Todos tendrían que tener las mismas posibilidades porque eso es lo que prometieron ese 16 de marzo de hace dos años. Hoy, con más o menos, siguen igual de condiciones. No se avanzó. No se hizo el seguimiento que prometió Tapia, no se los ve comprometidos con la disciplina como dijeron aquel entonces. Si realmente quieren que crezca, no dejarían que un equipo entrene en una plaza o gaste sus recursos en una cancha que ya tienen. Se necesitan menos trabas y más ayudas. Más visualización. Más predios. Más juveniles. Más pensiones. Más. Mucho más.

El Pulga Rodríguez, la figura que mejora con el tiempo

Por Florencia Lavallén Bazarbachian

“Me tocó verlo patear tiros libres. Estábamos por practicar, se acercó, pateó y la clavó las tres veces en el ángulo. Después de eso, ni ganas de patear tenía y me fui a bañar. Imposible practicar ahí al lado”, contó Luis Miguel Rodríguez, quien en ese momento ya era histórico jugador de Atlético Tucumán, mientras recordaba una de las tantas anécdotas con Diego Armando Maradona cuando lo tenía como técnico en la Selección Argentina.

El Pulga nació el 1 de enero de 1985 en Simoca, un pueblo que se encuentra a 50 kilómetros de San Miguel de Tucumán. Se crió en una familia humilde de ocho hermanos, pero si hay algo que lo llena de orgullo y que recuerda con mucho cariño es cómo, a pesar de todas las dificultades, sus padres, Pedro y Betty, siempre los criaron a todos juntos y nunca se desprendieron de ninguno de sus hijos. Explica que es gracias a eso que hoy en día cuando uno necesita algo, puede levantar el teléfono y llamar porque cualquiera de ellos va a estar dispuesto a ayudar.

Si bien sus primeras experiencias con el fútbol profesional fueron similares a una carrera de obstáculos, le gusta recordar sus comienzos en aquellos torneos interprovinciales de verano donde iba a jugar a distintas provincias, las preocupaciones no existían y lo único que importaba era divertirse.

“Salí de Simoca en el momento justo. En mi adolescencia podría haber llegado a ver muchas cosas o me podría haber desviado, pero todo ese tiempo libre yo lo ocupé viajando y sumando experiencias que me convirtieron en la persona y el jugador que soy hoy en día”, reflexionó el actual delantero y goleador de Colón de Santa Fe, quien hizo especial hincapié en que, aunque algunas de esas vivencias no hayan sido nada buenas, como cuando su representante lo llevó a probarse al Real Madrid y al Inter, y terminó por dejarlo tirado en el viejo continente cuando solo era un adolescente, todo lo ayudó a ser quien es hoy por hoy y a valorar las cosas como las valora: “Empecé a ser maduro a los 15 años”.

El ex jugador de Racing de Córdoba y Newell’s disfruta los partidos tanto afuera como adentro de la cancha y trae a memoria la histórica hazaña de Quito, de la cual formó parte con el plantel del Decano a comienzos del 2017. En ese momento al jugador tucumano de 36 años le tocó ir al banco de suplentes, pero aún así ansiaba que el partido se jugara y que el plantel pudiera viajar, porque si gana uno ganan todos y aunque no estuviera adentro de la cancha, un buen líder siempre tiene que predicar con el ejemplo y querer lo mejor para el equipo.

Muchos podrán reconocerlo por lo magnífico que es adentro de la cancha o por su fabulosa técnica a la hora de patear un penal, pero si hay algo en lo que al pequeño gran hombre del fútbol argentino le interesa ser exitoso, es en su casa con su esposa Paula, quien lo ayudó a volver al fútbol cuando, en su juventud se había dado por vencido y, durante ocho meses, trabajó como albañil con su padre, y sus hijos Bautista y Milo: “Mi momento favorito del día es cuando estoy en mi casa tomando mate con mi mujer y jugando con los nenes. Yo me fui a los 13 años de mi casa y no pude disfrutar a mi familia, tal vez por eso soy un padre tan protector que quiere disfrutar cada momento”.

Pese a su bajo perfil y lo poco que le gustan los reflectores -al punto que prefiere jugar los partidos de día con luz natural- los ojos del periodismo y de los fanáticos del buen fútbol están constantemente puestos en el tucumano que no deja de sorprender y es como un buen vino, va mejorando con el paso del tiempo. 

Alan Franco, el jugador que cumplió sus sueños y ayuda a otros a alcanzarlos

Por Santiago Hanimian

De no tener botines para ir a entrenar a consagrarse campeón en el mítico Maracaná. Alan Franco, reciente incorporación del Atlanta United de la MLS, se caracteriza por ponerle el pecho a las adversidades que se le presentan en la vida y todos sus logros, tanto en su vida personal como en su carrera deportiva, no hacen más que demostrarlo.

Gustavo Franco, su tío, contó que cuando su sobrino era chiquito y jugaba en el Club Las Torres sufrió un corte profundo en la frente en medio de un partido y no quería salir; pidió que su abuelo, quien era el entrenador, le hiciera un vendaje para volver a ingresar a la cancha. “Cuando entró de nuevo, se comió un pelotazo en la nariz y empezó a sangrar. Su abuelo lo iba a sacar, pero él se puso a llorar porque quería seguir jugando. Finalmente, siguió y convirtió el gol de la victoria. Alan fue siempre ese jugador”, señaló su familiar.

Además de sobreponerse a las situaciones adversas, el ex zaguero central de Independiente busca ayudar a los más jóvenes para que lo hagan también. Hace no mucho realizó una donación de útiles escolares para que 80 chicos del club donde dio sus primeros pasos como futbolista puedan empezar el nuevo ciclo lectivo de manera presencial. También dijo que la educación “es muy importante” y más en los chicos de bajos recursos para que no elijan “el camino fácil, el de la delincuencia”, como él pudo haber hecho durante su infancia.

El joven defensor de 24 años, que hizo su debut profesional a principios del 2017 de la mano de Ariel Holan, cuenta que le debe todo a Dios. Desde siempre fue creyente, pero no fue hasta hace dos meses que fue bautizado. El padre de Stefano y Brunella afirma que está en una etapa espiritual muy fuerte, y se siente feliz y en paz. Antes de cada partido, el jugador surgido en las divisiones inferiores de San Telmo hace una oración de rodillas y, además, en las redes sociales acompaña la mayoría de sus publicaciones con pasajes de la Biblia.

Foto publicada por Alan Franco en Instagram, que acompañó con la frase: “Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré. Y él oirá mi voz”.

Según sus familiares, es muy divertido a la hora de los encuentros y le encanta comer asado, a pesar de que su comida favorita son los ravioles. “Es muy cariñoso y paciente con sus hijos, le gusta mucho jugar con ellos y, por momentos, parece uno más”, contó su tío Gustavo en relación a cómo se maneja dentro del entorno familiar.

El central de 1,80 metros, nacido en Avellaneda, que juega con las medias hasta por encima de las rodillas, nunca se olvidó de sus orígenes y es por eso que, luego de haber firmado su primer gran contrato con el Rojo, les cumplió el sueño a sus padres, Javier y Estela, y les compró una casa. “Es una de las mayores alegrías que me dio la profesión”, dijo al respecto.

Alan Franco en un entrenamiento con la Selección en septiembre de 2018. Foto: Instagram.

Antes de viajar al estado de Georgia, Franco, el amante de la cumbia que debutó con la camiseta de la Selección argentina en una victoria amistosa por 3-0 ante Guatemala en septiembre del 2018, declaró que le gusta quedarse con los buenos momentos que vivió en Independiente, como las obtenciones de la Sudamericana y Suruga Bank, pero es consciente de que también hubo malos y, a pesar de todo, afirmó que volvería a vestirse de rojo porque, además del apoyo que sintió por parte de la hinchada, se identificó mucho con el club.