viernes, mayo 9, 2025
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El Tricolor que no para de crecer

Por Lucas Marcos, Gaspar Yabrón y Santiago Cergneux

El Club Social y Deportivo Pacífico se fundó el 29 de septiembre de 1930 y el fútbol siempre ha sido su actividad principal. Sus socios fundadores tenían vinculaciones con el Ferrocarril San Martín, que en ese entonces se llamaba “De Buenos Aires al Pacífico” y de ahí proviene el origen de la institución. Los colores amarillo, verde y azul de las locomotoras son los que más identifican a los de Villa del Parque.

“Desde sus comienzos, este club tiene un gran vínculo con el barrio, el papel social que ocupa es fundamental para ayudar a un montón de jóvenes que vienen todos los días a practicar distintos deportes”, expresa Domingo Pugliese, presidente del Tricolor, quien agrega: “Las actividades que tenemos en la actualidad son ajedrez, taekwondo, fútbol infantil y femenino, futsal masculino y femenino, además de que contamos con un gimnasio”.

Pacífico siempre se caracterizó por ser un lugar humilde al que los vecinos han ayudado y acompañado en su crecimiento. “En la década de 1960 necesitábamos recaudar fondos para comprar las camisetas, por lo que organizábamos bailes todo el tiempo”, explica el tesorero José Taschetta. En el año 1971 el Tricolor se mudó a su actual sede en Santo Tomé al 3851 también gracias al aporte de los socios y vecinos que compraron dos lotes en donde se construyeron las instalaciones. “Ahora estamos expandiéndonos para arriba porque los chicos de fútbol necesitan más espacio para su entrenamiento”, cuenta Taschetta.

Uno de los valores fundamentales que promueve Pacífico es el de ayudar a los jóvenes del barrio que todos los días encuentran en la institución un espacio seguro y tranquilo para practicar deportes y crear lazos sociales. “Somos una familia porque todos estamos dispuestos a ayudar al otro, siempre hay ganas de mejorar y mucho compromiso para hacer que el club sea cada día más grande y pueda seguir cumpliendo con la función social tan importante que realiza”, manifiesta, otro de los dirigentes, Rodrigo Gago.

El club ubicado en Villa del Parque continúa actualmente en pleno crecimiento dentro del futsal local. Con una rica historia y una gestión enfocada en el desarrollo de un semillero de talentos, ha logrado consolidarse como uno de los principales actores del deporte en su zona. Con instalaciones a la altura y un enfoque integral en la formación de jóvenes jugadores.

En el fútbol de salón, ​​la actividad destacada del club, Pacífico consiguió éxitos tanto a nivel amateur como en las categorías inferiores. Su primer equipo, que hoy milita en la Primera División B de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), logró consolidarse en los últimos años, posicionándose como un rival respetado por sus competidores. Con un compromiso inquebrantable, el equipo obtuvo resultados destacados en los campeonatos locales y despierta la ilusión de lograr el ascenso a la máxima categoría.

El club de barrio sigue dejando su huella en el deporte local. Con una visión clara y una gestión comprometida, la institución busca día a día seguir formando jugadores y mantenerse como protagonista principal en las competiciones locales y también internacionales, como la reciente participación del equipo sub-21 en la Copa Mundo do Futsal, disputada en Brasil. Con su enfoque integral y su compromiso social, Pacífico sigue demostrando que el deporte trasciende las canchas y puede ser una poderosa herramienta de cambio y desarrollo para los chicos de la zona.

Alejandro Sanzo, otro dirigente protagonista de la refundación del club, define a Pacífico como su hogar: “No solo es una gran familia, sino que es una casa. Es un lugar donde uno llega y está cómodo, saludas a todos y podés contar tus problemas. Ayudás, te ayudan y te sentís libre y contenido”. Agrega que es algo inexplicable el sentido de pertenencia que hay con la institución: “La gente hace cosas que son una locura”, y manifestó lo importantes que son los clubes de barrio para educar y formar personas: “Te enseñan cosas de la vida que no aprendés en las escuelas y que te no te las olvidás más, nuestro objetivo es cumplir ese rol educativo”.

“Pacífico no sólo es un lugar para jugar al fútbol, sino que los chicos también van a tener contención, a entrenar y a socializar”, así lo sostiene Rodrigo Gago, quien está en el Tricolor desde los 6 años, y actualmente, 29 años después, se encarga de la parte administrativa del club que lo acompañó toda su vida.

“No me imagino una vida sin estar cerca del club”

Alejandro Sanzo es un dirigente del Club Social y Deportivo Pacífico que siempre ha estado ligado a la institución y colaborando desde distintos lugares.

-¿Cómo empieza tu historia con el club? ¿A qué edad empezaste a ir y qué era Pacífico para vos en ese momento?

-Empecé a los 4 años. Vivía a la vuelta y arranqué ahí por una cuestión de cercanía. Jugué en la escuelita del club y después hice el Baby Fútbol desde el tercer año (1996. Categoría 86/87). Varios de esa camada seguimos ligados hoy en día. Yo voy todos los días desde las 18:00 a 21:30. Viví muchas cosas hermosas gracias al club.

-¿Cuál creés que fue tu rol en la refundación de Pacífico?

-Mi trabajo no fue tanto puertas adentro, sino que me preocupé en la imagen institucional y en representarlo bien en AFA. Generar vínculos con el resto de los clubes, amistades, armar amistosos y relaciones. En 2017 ya empecé a formar parte de la comisión del futsal de AFA y eso ayudó mucho a Pacífico a posicionarse bien rápidamente.

-¿Cómo te imaginás al club en 5 años?

-Yo quiero que siga creciendo y estabilizándose. Seguramente en plena obra construyendo su propia cancha de 40×20. De hecho, ya estamos armando el proyecto para hacerlo. Creo que vamos a seguir reafirmando lo que venimos haciendo hace siete años. Es gratificante ver cómo los chicos nacidos en el club van creciendo y se convierten en hombres. Siempre buscamos enseñar valores, guiar a los chicos, aconsejarlos, estar cerca cuando se equivoquen y creo que eso ni lo habíamos pensado cuando empezamos. La idea es que cada chico que se caiga lo ayudemos a levantarse. Nuestro objetivo es seguir afianzando ese camino. 

-¿Cuál es tu función en Pacífico actualmente dado que estás viviendo en España?

-Mi función es ser la cara de Pacífico en el exterior para con otros clubes y ligas. Además, gerenciar la primera y la tercera del club. También soy una voz y apoyo para las decisiones importantes que tiene que tomar el club, eso lo voy a seguir manteniendo por más que esté a la distancia. Hasta con otra perspectiva y desde afuera, creo que lo voy a poder seguir haciendo mejor. El día que me toqué volver voy a estar a disposición y acompañando. 

-¿Qué significa el club para vos?

-Es mi segunda casa, mi lugar de aprendizaje. Donde más aprendí en mi vida. Aprendí a laburar en equipo, a ponerme contento por los logros de los demás. Es el lugar donde puedo ser feliz de una manera antigua y viviendo la vida real, compartiendo momentos con la gente y desconectados de la tecnología. De chico fue mi contención. Cuando no la pasaba bien ser parte me hacía olvidarme de todo. Me dio amigos y un lugar que quiero mantener y me hace sentir útil. No me quiero ir nunca. Ojalá pueda estar rodeado siempre de la gente de Pacífico. No me imagino una vida sin estar cerca del club. Siempre que puedo llevar a alguien, lo hago. Me sorprende como en seguida todos son felices en Pacífico, se hacen amigos de la gente y se convierten en hinchas. Siempre me dicen que el club saca lo mejor de mí y que cuando lo nombró me brillan los ojos, es mi gran pasión.

-¿Por qué pensás que hay tanto sentido de pertenencia de las familias y de los jugadores para con Pacífico? 

-Es inexplicable. Hay cientos de clubes de barrio, pero no son muchos los que generan esto. Pacífico tiene algo muy especial y es que le abre la puerta a todos y el que llega instantáneamente se convierte en uno más de esta gran familia. El que no tiene la esencia o buena madera se termina alejando solo. Más allá de que lo deportivo es importante, buscamos que los que se sumen prioricen los valores y las formas. Siempre nos fijamos en como se labura, como son las personas y sus familias. Es mágico lo que pasa en este club. Todos dejan sus intereses personales y egoísmo en la puerta y entienden que todos somos pequeñas partes de un engranaje casi perfecto. Eso nos hace un lugar muy lindo. La gente de afuera queda maravillada con la familia de Pacífico. Me llena de orgullo. Me hace acordar a cuando era chico, eso es mágico y queremos seguir ese legado. Queremos que los más chicos vivan una infancia parecida a la nuestra y creo que lo estamos logrando con creces. Estamos felices de lo que pasa en Pacífico.

-¿Qué rol creés que cumple la institución en el barrio o a qué apuntan ustedes?

-Los clubes de barrio son tan importantes como una escuela. Son para formarte y educarte. El deporte te enseña a ganar, perder, respetar, aceptar, formar parte de un equipo, que la vida no siempre es justa, que hay que laburar para conseguir objetivos, que hay que ser leal. Además, nos gusta colaborar con el barrio con donaciones y viandas solidarias. Siempre queremos darle una mano a la gente de la zona. Ojalá nos mantengamos así y no haya que contar ninguna historia de refundación más.

Trinche Carlovich, el ángel de la bicicleta

Por Augusto Papasidero

Fines de marzo de 2020. La familia Lescano llamó a Tomás Carlovich para regalarle una bicicleta nueva. Es que al “Trinche” ya se la habían robado cuatro veces, lejos de ostentar un auto último modelo pedaleaba todos los días de su vida. Eran sus segundas piernas, las otras ya habían quedado desgastadas tras 23 años de puro fútbol. Esa playera gris con las ruedas un poco oxidadas era mucho más que una bici, desgraciadamente también fue el medio para una muerte temprana. 

Día húmedo y frío aquel del 6 de mayo en Rosario. El “Trinche” se había clavado un conjunto deportivo negro Adidas y, como siempre, a recorrer el barrio arriba de su juguete nuevo. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el Covid-19 era portada de todos los diarios. Recién comenzaban los hisopados en los barrios humildes de la Capital Federal; en la Villa 31 se hicieron 39 testeos, 9 fueron positivos. Los médicos no descansaban y a eso de las nueve de la noche de cada jornada escuchaban un “gracias” materializado en aplausos de miles de vecinos. 

El que tampoco descansaba era el barrio rosarino de Ludueña. Robos, muertes, secuestros, abusos y todo lo que permita la imaginación lo despertaba de madrugada. Ese miércoles la tienda para mascotas de la esquina alimentaba de olor a comida para perro el cruce entre Eva Perón y Paraná, el 115 celeste y blanco pasaba de vez en cuando y el “FarmaShop” ubicado en la intersección recibía algunos ancianos con recetas médicas. 

A 40 cuadras se veía el Gigante de Arroyito, a 10 manzanas la casa donde vivía Carlovich. También cerca las vías del tren, desde las que, según algunos habitantes, llegaban los delincuentes que robaban en el barrio. Con 74 años en la espalda, el ídolo de Central Córdoba cruzaba el paso a nivel con su melena canosa al viento. Del otro lado lo esperaba un hombre: visera, barbijo, torso desnudo y una remera blanca con la que se tapaba el cuello. 

El reloj de la puerta de la farmacia marcaba las seis de la tarde. Las cicatrices de la pierna izquierda y los tatuajes de la gamba derecha de Juan Ariel Maidana se acercaban cada vez más a los pedalines de Carlovich. Hasta que llegó el momento. Con insultos de por medio Maidana lo bajó de la bicicleta. Era la quinta vez, el “Trinche” no la iba a dejar ir tan fácil. Siguió un forcejeo que terminó con la melena canosa golpeando el pavimento.

Todo en negro. 

Un hombre de unos 80 años y una joven lo auxiliaron. Habían mirado todo desde la vereda de enfrente, pero no habían intervenido por miedo. Lo levantaron y le hablaron, él los observaba, pero no había una respuesta consciente. En eso una mujer pasó con el auto, giró en la esquina, llegó a su casa y le avisó a su marido que alguien “parecido” a Carlovich estaba tirado en el medio de la calle. Juan Carlos Lescano (sí, de la misma familia que le había regalado la bicicleta) no tardó ni cinco minutos en presentarse en la escena del crimen. El “Tate” seguía los pasos de su ídolo, jugaba de delantero en Central Córdoba y se encontraba socorriendo a la leyenda del club. 

Pasaron 15 minutos hasta que llegó la ambulancia que lo llevó directamente al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez. Fisura de cráneo fue el diagnóstico. Por un gran hematoma tuvo que ser inducido a un coma farmacológico. Pasó el jueves, el viernes no lo soportó. En las primeras horas del 8 de mayo de 2020 su estado empeoró y con eso una intervención quirúrgica que marcó su muerte a las 9:30 de la mañana. 

Mientras una familia rezaba por un ser querido, 30 minutos después del robo Maidana se afanaba la bicicleta de una vecina de la zona. La policía, en un desconcierto total, arrestaba a cuatro pibes en un asentamiento del barrio Azcuénaga. Los liberarían horas más tarde. Así “Bocacha” esquivaba la ley, tres causas previas por robo lo acompañaban. El miembro de la banda delictiva de “Los Largos” había sido demorado semanas antes por romper el aislamiento obligatorio; dos días tardó en ser capturado mientras tiraba de un carro con el que juntaba cartón, esos mismos dos días en los que Carlovich batalló por su vida. 

Casi un año antes otro crimen sacudía Rosario. El famoso peluquero y actor transformista Pedro Luis Marcelo Giúdici era encontrado muerto en su salón de estética. Estaba maniatado y con signos claros de asfixia, más tarde se supo que habían sido hechos con el cable de un caloventor. Faltaban electrodomésticos, ropa, calzado, herramientas de trabajo y el celular del estilista. El acusado llegó a la sala de audiencias vistiendo las mismas zapatillas que le había robado al propio Giúdici, ese, el asesino, era Jonatan David Melián, el hermano de Maidana. 

Georgina Pairola fue la fiscal del caso que investigaba la muerte del ex futbolista. Desde un principio se buscaban 37 años de prisión por la totalidad de los cargos en su contra, tras 1126 días del suceso salió finalmente la resolución: el Tribunal Penal de Primera Instancia de Rosario, integrado por los jueces Gonzalo Fernández Bussy, Lorena Aronne y Pablo Pinto, lo condenó a 33 años de cárcel. 

Todo, por una bicicleta. 

Agostina Hein, futuro de la natación

Por Franco Zabala

Agostina Hein, oriunda del partido de Zárate, ubicado en la zona norte de la provincia de  Buenos Aires, es una quinceañera especializada en carreras de fondo.  

¿Una fondista de zona norte con aspiraciones al título mundial? No, no es la primera que  viene a la cabeza, pero va en camino a serlo. 

Desde hace ya varios torneos, Hein no para de romper récords nacionales y su proyección la lleva a ser una de las realidades más importantes del deporte argentino.  

Con una marca “B” para los Juegos Olímpicos de París 2024 y varias marcas “A” para el  Mundial Junior de Netanya 2023, tiene un calendario más que ajustado el cual promete ser,  al menos, interesante. La muchacha ha sabido romper los récords de 200m, 400m, 800m y  1500m libre en su categoría; también se le deben sumar los de 400m combinado y 100m  mariposa.  

Son estos resultados, sumados a la similitud del programa de pruebas en el que se especializa, los que la llevan a las inevitables comparaciones con la doble  campeona mundial y medallista olímpica juvenil, Delfina Pignatiello. De cualquier manera,  son dos nadadoras lo suficientemente distintas como para aprender a identificarlas. 

La más notoria de sus diferencias es el estilo de nado que mantiene cada una. Mientras que Delfina, gracias a su físico, fue el estandarte de un nado apoyado en la técnica; Agostina, también por el biotipo que tiene, es lo que es gracias a su potencia innata. 

Delfina parecía no requerir ningún tipo de esfuerzo para propulsarse en el agua, el propio  oleaje que proporcionaba la pileta, combinado a su resistencia por supuesto, le bastaba  para imponerse. Agostina, en contraposición, empuja el agua con una fuerza abrumadora,  cosa que puede hacer gracias a que conoce como aprovechar las ventajas de su cuerpo.

Un gran ejemplo de esta disparidad, aparece en las vueltas o virajes de las dos. En la  prueba en la que Pignatiello logra el campeonato mundial de 800m libres, sale antes de los  5 metros; en la carrera de 800m libres en la que Hein logra el oro del Mare Nostrum, se  impulsa unos metros después de esa marca. 

El fondismo prácticamente no da a lugar para estrategias muy variadas. La estrategia más  usada es tanto la más difícil como la más lógica: mantener los mismos pasajes durante toda  la carrera. En esto sí es verdad que ambas coinciden, las dos son nadadoras muy prolijas  que no tienen miedo de ostentar la amplia base que forjaron a lo largo de sus trayectorias.  

Otro quiebre, relacionado al primer factor, son las carreras que corren. Sí, están  fundamentadas en las carreras largas, nadan crol y como estilo secundario mariposa, pero  hay un pequeño desequilibrante más.  

Agostina tiene un componente explosivo que Delfina nunca tuvo. Es esto lo que le da a la  zaratense la victoria en carreras cortas, y lo que le permitió hacerse con el oro en los 100m del pasado Nacional Open, donde quedó a tan sólo 19 centésimas del récord absoluto. 

Por contraposición, Delfina, gracias a su flotabilidad, dominó los 200m mariposa de una  manera inusitada a lo largo de su carrera. Para ser una prueba secundaria, lograr récords  tanto en la categoría Junior como en Juvenil, además de sumar títulos nacionales en la  prueba, es algo raro de ver. 

Ninguna de estas características son inherentemente malas o buenas, todo dependerá de  las carreras que se quieren buscar y las estrategias que se usen. De eso ya se encarga el  entrenador de cada deportista. En un ambiente más matemático, siempre es buena idea estar al tanto de lo que significan  los tiempos que ha sabido lograr recientemente Hein.  

La campeona mundial junior de los 1500m libres en 2022, la turca Merve Tuncel, se llevó el  1º puesto con un tiempo de 16:15.95. En esa misma prueba, llevada a cabo el 3 de  septiembre del año pasado, Agostina quedó 8ª con 17:07.85. 

Hace semanas, a mediados de mayo, Hein disputó los 1500m libres en la segunda etapa  del Mare Nostrum, donde se llevó la medalla de plata, justo por detrás de la brasileña  Beatriz Dizotti. ¿La marca de la zaratense? 16:14.19, más de un segundo por debajo de la  que se proclamó como la mejor nadadora juvenil del mundo, hace menos de un año. Esto sin contar que cuando Tuncel logró la marca, contaba con 17 años, mientras que  Agostina no lleva un mes de haber cumplido sus 15. 

La “Vikinga”, como la apodó su entrenador Sebastián Montero, tiene uno de los presentes  más brillantes de la natación nacional, aunque jamás se debe dejar de tener en cuenta que,  no importa cuántas medallas cuelguen de su cuello, aún es una adolescente.  

Olvidar que aún va a la secundaria, y que hace menos de cinco años estaba en primaria,  puede desembocar en una cadena de tropiezos sobre piedras que ya han lastimado a otros  atletas rioplatenses. 

 

Los argentinos y el Inter: un contrato de por vida

Por Nicolás De Santana, Thiago Oviedo, Ailén Agüero, Mateo Crescimbeni y Agustín Duré

Joaquín Correa, Valentín Carboni y Lautaro Martínez son los jugadores argentinos que integran el Inter de Milán, pero en total son 52 argentinos los que vistieron la camiseta nerazzurra desde principios del siglo XX, lo que lo convierte en el segundo equipo italiano con mayor cantidad de futbolistas de Argentina por detrás del Genoa, que sólo lo supera por cuatro (56).

“La llegada de argentinos al fútbol italiano se dio fuerte y principalmente por la migración de los nuestros al país sudamericano entre el final del siglo XIX y principios del XX, ya que más de la mitad de los argentinos tiene ascendencia italiana”, expresa a El Equipo el historiador deportivo italiano y agente de scouting Lorenzo Corbetta.

El Inter nació el 9 de marzo de 1908 como un club disidente del en ese entonces Milan Football & Cricket Club -actual Milan- por el rechazo de incorporar extranjeros. De ahí el nombre oficial de Internazionale y su afinidad de contratar jugadores de otros países. El argentino que más resuena es el eterno Capitano Javier Zanetti, ya que es el jugador con más partidos (858) y títulos en el club (16)
y por quien retiraron la camiseta número 4 en su honor.

El “Pupi” jugó desde 1995 hasta su retiro en 2014, anotó 21 goles y levantó como capitán la Champions League de la temporada 2009/2010 en la que compartió equipo con tres compatriotas: Walter Samuel, Esteban Cambiasso y Diego Milito. Esta coronación, sumada a la Serie A y a la Copa Italia que el equipo había ganado ese año, significó la obtención de un triplete, hito único en la historia de todos los clubes italianos.

Ricardo Álvarez, ex volante del Inter, le dice a El Equipo que Zanetti lo había llamado cuando jugaba en Vélez y que le había comentado las ganas que tenía el club italiano de contar con él. El mediocampista que jugó el Mundial de Brasil 2014, ya retirado, agrega: “Me incliné por el Inter porque es un grande de Italia y porque desde chico fue una referencia para los argentinos por tener siempre compatriotas en el equipo”.

Diego Milito, quien vistió la camiseta nerazzurra entre 2009 y 2014, fue clave para la obtención de la tercera Champions League del Inter, bajo la gestión del entrenador portugués José Mourinho, por haber marcado un doblete en la final contra el Bayern Munich que lo terminó de consolidar como ídolo. El ex Racing convirtió 75 goles en 171 partidos en el Inter, igualando a Julio Cruz como quinto máximo goleador argentino en la historia del club, y ganó el Mundial de Clubes 2010.

En contraste, durante toda la década del 70 y la mitad del 80 no hubo ni un solo argentino. En esos años, Inter consiguió cuatro títulos locales pero ninguno internacional, y quien rompió la sequía después de 18 años fue el bicampeón del mundo con la selección argentina, Daniel Passarella, en 1986. Más atrás en el tiempo, tras el paso de los primeros 11 argentinos, en 1960 llegó el turno de Helenio Herrera, que estuvo ocho temporadas como técnico -siendo el primero de Argentina pese a nunca haber jugado en el Inter ni en ningún equipo sudamericano- y ganó tres Scudettos, dos Copas de Europa y dos Copas Intercontinentales al mando del equipo milanés.

De aquellos once primeros argentinos, el primer futbolista que vistió la camiseta del Inter fue Attilio Demaría en 1931, luego de haber sido parte de la gira internacional de Gimnasia y Esgrima La Plata dos años antes -que incluyó un partido contra Napoli en Italia- y de la delegación argentina en el Mundial de Uruguay 1930. Demaría estuvo seis temporadas en el Inter y, gracias a su doble nacionalidad, fue parte de la selección campeona del mundo con Italia en 1934. Tras una breve vuelta al fútbol argentino, con pasos por Estudiantil Porteño e Independiente, volvió al Inter en 1939 y se quedó hasta 1943. Con 83 tantos es el segundo argentino con más goles en el Inter detrás de Mauro Icardi (124) y el tercero con más partidos (295) después de Javier Zanetti y Esteban Cambiasso con 858 y 431 respectivamente.

El historiador del calcio Lorenzo Corbetta sostiene que los hinchas del Inter adoran a los jugadores argentinos porque dan todo por la camiseta: “La reputación de la camada argentina que ganó el triplete en 2010 reafirmó aún más la llegada del Inter al mercado de ese país”.

Argentinos que pasaron por el Inter

Atilio Demaría, Giovanni Rizzo, Félix Demaría, Elmo Bovio, Alberto Paolo Cerioni, Franco Ponzinibio, Alfredo De Vincenzi, Antonio Ferrara, Victor José Pozzo, Juan Landolfi, Oscar Basso, Antonio Angelillo, Marcelo Pagani*, Oscar Massei, Daniel Passarella, Ramón Díaz, Sebastián Rambert, Javier Zanetti, Diego Simeone, Sixto Peralta, Nelson Vivas, Andrés Guglielminpietro, Matías Almeyda, Lucio Filomeno*, Gabriel Batistuta, Julio Cruz, Hernán Crespo, Cristian “Kily” González, Nicolás Burdisso, Esteban Cambiasso, Juan Sebastián Verón, Walter Samuel, Santiago Solari, Mariano González, Diego Milito, Ricardo Álvarez, Mauro Zárate, Rodrigo Palacio, Juan Pablo Carrizo, Matías Silvestre, Mauro Icardi, Rubén Botta, Hugo Campagnaro, Cristian Ansaldi, Éver Banega, Lisandro López, Facundo Colidio*, Lautaro Martínez, Joaquín Correa, Valentín Carboni, Franco Vezzoni* y Franco Carboni*.
*Marcelo Pagani y Lucio Filomeno no sumaron minutos en su paso, mientras que Facundo Colidio, Franco Carboni y Franco Vezzoni no debutaron y están cedidos a préstamo.

La dinastía croata en la Champions, más viva que nunca

Por Gustavo Rodríguez López, Tomás Allami, Federico Cáceres, Manuel Carmona y Valentín Romang

Hay muchos países que son reconocidos por la pasión por el fútbol y por el éxito de sus jugadores, como Brasil, Argentina e Italia. Pero hay un país que de manera sutil y silenciosa se fue introduciendo a este grupo con futbolistas extraordinarios. A partir del Mundial de Francia 1998, con Davor Šuker, Croacia figuró en el mapa del fútbol internacional. En la actualidad sigue demostrando su mentalidad ganadora y aporta jugadores desarrollados en el país a los grandes equipos de Europa. Esto se ve reflejado en que desde 2013 todos los equipos campeones de la Champions League tienen al menos un jugador croata en sus planteles.

El equipo que comenzó con esta dinastía de jugadores croatas campeones de la Champions fue el Bayern Múnich con Mario Mandžukić, tras vencer en la final por 2 a 1 a su clásico rival, el Borussia Dortmund, en 2013. El delantero jugó 10 partidos en aquella edición de Champions y convirtió tres goles, además de aportar una asistencia.

Luego, empezó el exitoso periodo de Luka Modrić en el Real Madrid, en el que ganó 5 Champions League, la primera de ellas en 2014. Conquistó 3 consecutivas en 2016, 2017 y 2018, siendo este último el año en el que ganó el ‘Balón de Oro’, rompiendo la hegemonía Messi-Ronaldo. Su última conquista en la competencia fue en 2022.

Otro croata que formó parte del tricampeonato continental del Madrid fue Mateo Kovačić y es el segundo croata con más Champions ganadas en la historia (con 4). Tuvo un rol más importante en 2021 cuando salió campeón con el Chelsea.

En 2015, esta vez el protagonista balcánico en Champions fue Ivan Rakitić. El mediocampista debutó en el Basilea en 2005. Y luego de pasar por varios clubes europeos, llegó al Barcelona, en el que se consolidó siendo pieza clave del equipo de Luis Enrique y conquistó la Champions League marcando un gol en la final frente a la Juventus.

Dejan Lovren es otro de los nombres que figuran entre los ganadores de este título. Se proclamó campeón de la Champions League en 2019, tras vencer al Tottenham Hotspur por 2 a 0 en la final. Pese a que el futbolista croata no era titular, formó parte del plantel campeón de esa edición de la competición continental. En la temporada 2019/20, Ivan Perišić consiguió levantar la Champions con el Bayern Múnich, en su año a préstamo del Inter. En esa temporada, el mediocampista anotó tres goles y dio tres asistencias.

La meca del fútbol croata, y unas de las más sobresalientes en toda Europa, es el Dinamo Zagreb, el club en el que la mayoría de las estrellas se formaron y desarrollaron, como Kovačić, Modrić y Dejan Lovren. Es decir, hicieron divisiones inferiores en Dinamo Zagreb y se consagraron campeones de la Champions League. También formaron parte de la selección, dando grandes actuaciones en los mundiales y copas europeas. El prestigio croata es enorme, y todavía resalta su experiencia y rendimiento al más alto nivel, que viene de dar dos mundiales históricos seguidos, donde quedó subcampeón en Rusia 2018, y obtuvo el tercer puesto de Qatar 2022. 

El Dinamo Zagreb, con 112 años de historia, es el equipo más importante del país con 52 títulos obtenidos, es campeón de la Primera Liga Croata desde 2012 y cuenta con un valor de plantel ampliamente superior al resto: 93.3 millones de euros según Transfermarkt.

Guillermo Suárez, ex jugador del Dinamo Zagreb que hoy juega en Rivadavia Lincoln del fútbol amateur del “Torneo Argentino A” , rememora sus tiempos en Croacia y la competitividad del club: “La superioridad del Dinamo sobre los demás equipos se debe a cuestiones de plantel y presupuesto. Contrata muchos jugadores de jerarquía y a la larga eso prevalece en la liga croata. Por lo general gana las ligas por una cuestión de plantel y poder económico que los demás no lo tienen”. Suárez también deja en claro que el fútbol se vive de manera muy pasional en Croacia.

Con símbolos experimentados de la selección, y jóvenes con un futuro prometedor, como Joško Gvardiol o Dominik Livaković, ambos formados en el Dinamo Zagreb, dieron las dos mejores actuaciones de Croacia en Mundiales. Y no es ninguna casualidad, ya que de los 26 convocados al último Mundial por Zlatko Dalić, 15 vistieron en algún momento la camiseta del Dinamo Zagreb.

Los croatas, reconocidos como los “Vatreni”, que en español significa “lleno de fuego” o “ardiente”, refleja su carácter y su personalidad, y quieren extender esta racha de una década de títulos continentales desde 2013 por un año más, ya que Marcelo Brozović, del Inter, es el único croata en la final de la Champions con el Manchester City.

Mariné Russo, más que una Leona

Por Juan Martín Souto

¿Qué es una Leona? Según la Real Academia Española, significa “Gran mamífero carnívoro de la familia de los Félidos, de pelaje entre amarillo y rojo”. En Argentina, el término se le atribuye, popularmente, a las mujeres luchadoras y sacrificadas, y deportivamente, a las jugadoras de hockey femenino que marcaron un antes y un después en la historia de este deporte. Una de ellas es Mariné Russo, bicampeona del mundo (Australia 2002 y Argentina 2010) y dos veces medallista olímpica (Atenas 2004 y Beijing 2008).

Siempre ligada al deporte, la también cuatro veces campeona de la Champions Trophy (el torneo más importante después de los J.J.O.O y la Copa del Mundo) se desempeña como Directora en la Liga Municipal de Hockey de Berazategui. “Es una responsabilidad y un placer. Constantemente está en crecimiento, buscamos organizarlo para que un montón de chicas, que no están en clubes, puedan tener la posibilidad de entrenar y competir. Siempre digo que los resultados se ven a largo plazo; nueve años después de que se inició la liga veo varias nenas que arrancaron con seis, siete años y hoy con catorce o quince están jugando, se han anotado en clubes porque arrancaron en una Sociedad de Fomento y les encantó, entonces con el tiempo se dieron cuenta que les gusta. La verdad, es un placer poder trabajar en esto”.

Fuera del ámbito deportivo, Mariné es destacada por su personalidad y, pese a lo logrado, mantener siempre la humildad. “La defino como una excelente persona, con valores morales que tomó de su familia. Posee una fuerza de voluntad increíble para ir, probar, seguir, ante el fracaso continuar luchando, caerse e intentarlo de nuevo. Creo que la marcó y eso permitió que consiga tantos logros. También la defino como una gran esposa y excelente madre”, destacó su marido Federico Mollevi.

Sus comienzos en el colegio Nuestra Señora de Ranelagh fueron a los seis años. Los días sábados se daban clases de deporte recreativo de manera extracurricular y fue con su hermano en una época donde el hockey no tenía tanta visibilidad ni popularidad. A los nueve comenzó a competir a nivel clubes en el Círculo Universitario de Quilmes (CUQ) entrenando durante la semana y disputando los encuentros los sábados.

Su convocatoria a la Selección Argentina llegó desde muy joven. A los 15 años, fue enviada al Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD) para entrenar, porque su club la consideraba una de las jugadoras más relevantes. Las prácticas eran con vistas a formar parte del Seleccionado Juvenil de Buenos Aires donde Mariné quedó en la lista definitiva de 16.

Con 17 años llegó a “Las Leoncitas”, la Selección Sub 21 de Argentina: “Ahí tomé conciencia de que podía llegar a representar al seleccionado nacional”, expresó la tres veces campeona de los juegos Panamericanos.

Durante su paso por Quilmes, donde obtuvo (por ejemplo) el ascenso a primera en 2003 y el subcampeonato de 2006 de Primera División (teniendo como compañera a Luciana Aymar), conoció a Julia Tollo, jugadora del club y quien mantiene una profunda amistad con la ex Leona. “Como deportista destaco su convicción, actitud y confianza en sí misma. Como persona sus valores, sobre todo su empatía y solidaridad. Mariné es garra, porque todo lo que hace le pone tanta garra y actitud que hace la diferencia solo con eso. Su actitud la define. Dentro de la cancha era un tractor, corría y metía sin parar, ningún partido con ella era imposible. Jamás se quedaba en un error propio o se achicaba contra alguna jugadora importante”. Además, destacó los mejores recuerdos que comparte con Mariné dentro y fuera del campo de juego: “En la cancha me quedo con el ascenso a primera A con Quilmes, la final del metro 2006 y el viaje a Japón. Fuera, muchísimos momentos compartidos, algunos buenos, malos, más tristes, más felices, pero siempre en grupo todas juntas”, expresó su ex compañera y amiga.

Como en la vida de toda guerrera, siempre hay un tropiezo y Mariné no fue la excepción. Pese a entrenar con el seleccionado juvenil, el director técnico decidió no convocarla para el Mundial Junior de 1997 disputado en Seongnam, Corea del Sur. En esa competencia Argentina quedaría tercera con Alejandra Gulla como mejor jugadora. La vida le dio revancha y cuatro años más tarde disputó su primera Copa del Mundo Sub 21 donde logró el subcampeonato junto a la designación como “Mejor Jugadora” del certamen.

No sólo estaba disputando la Copa del Mundo Júnior en Buenos Aires, sino que al mismo tiempo comenzaba a convertirse en “Leona”. En 2002, de la mano de Sergio Vigil, disputó su primer Mundial en Perth, Australia. Allí se consagraría campeona luego de vencer a Países Bajos en la final. En 2006 obtiene el tercer puesto y en 2010 volvería a lograr el título, esta vez en Argentina, disputado en la ciudad de Rosario. La oriunda de Berazategui cree que en Madrid no lograron el título porque no se veían campeonas: “En los dos que ganamos notamos algo distinto desde el comienzo que no estaba en 2006. Creo que cuando un equipo sale campeón hay un equilibrio mental, físico, técnico, táctico y grupal. Se dieron grupos que tenían en claro que querían ser campeones y desde el inicio del proceso se va notando, no así en 2006 donde no había tanta unión o no se notaba que queríamos lograr el título”.

Destacó el rol de Luciana Aymar como jugadora y compañera, pero, a pesar de las individualidades, prefiere quedarse con un grupo comprometido para lograr objetivos: “Lucha hacía todo fácil, siempre teníamos el plus de que si ella se iluminaba dos segundos cambiaba el partido. Contagiaba en los entrenamientos porque constantemente quería perfeccionar algo de su juego. De igual manera, y con el paso del tiempo, no tengo dudas de que tener un grupo homogéneo es la base para lograr algo; obviamente las individualidades siempre marcan, pero con el diario del lunes, digo que se necesita un grupo fuerte que tenga las cosas en claro”.

En cualquier actividad, el apoyo es muy importante porque permite que el/la deportista se desarrolle para llegar a algo, tema que Mariné tiene muy presente. “En mi carrera tuvo que ver muchísimo. Si de chica mis papás no me llevaban al CeNARD hubiese sido imposible viajar. Todo el entorno es clave para que el deportista pueda entrenar, descansar, alimentarse bien y poder sostenerse, que es lo más difícil”. Esa experiencia y contención que tuvo, lo traslada a su actual trabajo: “En la Liga Municipal trato de recalcarlo siempre y es lo que le pido a los padres, porque cuando uno es chico ellos son los que incentivan y apoyan a que el deporte les guste, son los que les dan la posibilidad”. Por otra parte, Mariné siente que el deporte en el país no tiene tanta prensa teniendo en cuenta los logros: “Creo que el Hockey en Argentina no tiene tanta difusión o apoyo como debería tener con los éxitos que obtuvo. Hay una gran cantera de jugadores y por eso siempre están en los primeros puestos mundiales. La realidad es que siempre hay jugadores de mucha calidad y talento”.

Su camino en la última disputa mundialista no lo realizó sola, estuvo acompañada por su familia: “Estar con ella en el Mundial fue un placer, fue de las experiencias más lindas que viví en mi vida. Ir a Rosario con todo ese marco de gente me hacía acordar al fútbol, pensaba: ‘El hockey se merece esto’. Obviamente en la tribuna lo sufría como cualquiera y después tuve la suerte de poder ir al hotel para visitarla. La experiencia fue inolvidable, de las cosas más lindas que me pasaron”, contaba Federico.

A lo largo de su carrera fue entrenada por técnicos de mucha experiencia: Sergio ‘Cacho’ Vigil, Carlos ‘Chapa’ Retegui o Gabriel Minadeo y muchos más que le dejaron algo durante su carrera. “Todos marcaron algo, no podría decir uno. Tuve algunos donde fui más preferida, con otros no tanto y creo que estos últimos forjaron mucho más mi carrera en el deporte. La verdad que rescato de cada uno algo positivo y todos colaboraron para llegar a ser Leona tanto tiempo”.

Mariné no cambiaría nada de su carrera deportiva. Las cosas buenas las disfrutó y los errores la marcaron para saber qué no hacía bien: “Todo me ayudó a crecer y no me arrepiento absolutamente de nada de lo que viví”.

Actualmente tiene 43 años, es mamá de dos hijos (Simón y Gaspar), y continúa desarrollando su pasión por el hockey desde la docencia, volcando toda su experiencia para formar a las generaciones futuras.

La fórmula de Haaland: genes de atleta, disciplina y espíritu de grupo

Por Renata Btesh, Micaela Osorio y Agostina Arias

Erling Haaland, el delantero de 22 años del Manchester City, lleva 12 goles en 12 partidos de la Champions League 2022/2023, se ubica en el puesto 19° de los máximos anotadores históricos de la competición con 35 tantos en 29 partidos y rompió récords en los tres clubes con los que disputó la competición más importante de Europa: con Salzburgo de Austria, Borussia Dortmund de Alemania y el Manchester City de Inglaterra. Alf Ingve Berntsen, su primer entrenador en el Bryne FK de Noruega, comenta a El Equipo que desde chico sabía que “sería un jugador internacional” y que se entrenó muy duro para alcanzar a serlo.

El primer récord que marcó Haaland en Champions League fue mientras jugaba para el Salzburgo en 2019: fue el primer y único futbolista en haber marcado un hat-trick en los primeros 45 minutos de su debut. Esa hazaña sólo indicó el inicio de su imparable racha goleadora, la que podría atribuirse al descender de una familia a la que el deporte le corre por las venas, ya que sus su madre -Gry Marita Braut- fue atleta y su padre -Alf Inge Haaland-, futbolista. También, a su primer club, el Bryne FK, que lo formó desde temprana edad, a sus cinco años y le permitió progresar, con Alf Ingve Berntsen a la cabeza del cuerpo técnico.

Ex entrenador de Haaland desde 2006 hasta 2015 en el Bryne FK, Berntsen comenta que se dieron cuenta de que era especial entre sus 11 y 12 años, pero que no se imaginaron que se transformaría en uno de los futbolistas más determinantes del mundo. Aunque intentaba mantener los equipos divididos por edad, con Haaland tuvo que hacer una excepción a sus 11 años y ascenderlo de categoría debido a su gran nivel. Berntsen destaca que sus mejores cualidades futbolísticas en aquel entonces eran las que también mantiene en la actualidad: “Metía muchos goles, entrenaba mucho y sonreía mucho”.   

Al igual que su padre, Haaland inició su trayectoría futbolística en el Bryne FK cuando tenía cinco años y jugó en la Reserva en 2015, año en el que anotó 18 goles en 14 partidos, ya demostrando su potencial como goleador. Finalmente debutó en la Primera División del Bryne FK con tan solo 15 años, el 12 de mayo de 2016.

Con respecto a los genes del delantero, Berntsen dice que Haaland tenía una clara genética deportista dado que Braut, su madre, fue campeona nacional de heptatlón, y Alf Inge Haaland, su padre, fue futbolista profesional en Manchester City, Nottingham Forest y Leeds United. También fue fundamental que creciera en su pueblo de Noruega, Bryne, rodeado de  un buen entorno para poder desarrollarse de la mejor manera posible.

“Eran 40 jugadores, no todos eran de élite, y eso hizo que Erling tenga un buen grupo y un ambiente sano para progresar”, dice Berntsen, quien agrega que esa fue su mayor influencia en Haaland como deportista, no el haberle enseñado a patear con la zurda o a cabecear al ángulo, sino que el haber tenido en su momento un grupo unido y positivo desde lo humano, que hizo que encontrara un hogar futbolístico durante los inicios de su carrera. Así lo explica su ex entrenador: “Nosotros no lo creamos, él hizo ese trabajo sólo. Pero sí fuimos un buen grupo y lugar durante sus años formativos. Él y todos los que conformaron ese equipo siempre van a tener un espacio en mi corazón”.

Haaland ya superó récords que parecían inalcanzables. Tras el encuentro ante el Leipzig por los octavos de final de la actual Champions League, se convirtió en uno de los únicos tres únicos jugadores en haber convertido cinco tantos en un solo partido de Champions, junto con Lionel Messi (Barcelona) y Luiz Adriano (Shakhtar Donetsk). El noruego se asentó como uno de los mejores delanteros del mundo debido a su velocidad y facilidad para encontrar el gol.

Otra cualidad que lo llevó a ser uno de los protagonistas de su generación es la disciplina que mantiene desde su infancia, ya que siempre fue muy riguroso en todos los aspectos que tiene que tener un atleta. Como principal factor la nutrición, ya que consume en su dieta diaria hígados y corazones de vaca por el valor nutricional que contienen: hierro, vitaminas y magnesio, lo que le permite ingerir al futbolista un total de 6000 calorías diarias para tratar de evitar lesiones.
Para Erling Haaland otro factor clave que lo hace ser disciplinado son las horas de sueño, debido a que a las diez de la noche concluye su día. En los viajes que hacen con el plantel, en vez de jugar con sus compañeros a las cartas, Haaland prefiere leer libros o artículos científicos sobre cómo mejorar su sueño o su alimentación. Todo esto es lo que le permite a Haaland mantener una mente fuerte y sana para convertirse en uno de los futbolistas más exitosos del momento.

Pararse y dar pelea: Macarena Ceballos, la nadadora número uno de Argentina

Por Lucas Donia y Tomás Gulminelli

La nadadora número uno de Argentina en la actualidad. La máxima medallista de la delegación en los Juegos ODESUR realizados en Asunción en 2022 y ganadora del Premio Cóndor a la deportista femenina amateur el mismo año. Una de las grandes promesas del país de cara a la competencia más importante del deporte: los Juegos Olímpicos de París 2024.

Entre el 13 y 21 de mayo se desarrolló el torneo de natación “Mare Nostrum”. Dicho evento es reconocido por su alto nivel de competencia, y cuenta con tres etapas: Canet-en-Roussillon (Francia), Barcelona (España) y Montecarlo (Mónaco). En el certamen, Macarena Ceballos consiguió dos marcas “A” para el Mundial de Fukuoka, que se llevará a cabo en julio. La primera pertenece a los 100 metros pecho (1m7.35s), mientras que la segunda es de los 50 metros pecho (31s).

La cordobesa venía de hacer muy buenos tiempos a lo largo de la temporada. A pesar de esto, en el Argentina Open, torneo previo al europeo, se llevó una gran decepción, ya que esperaba conseguir la clasificación en los 50 metros pecho: “Nadé después de haber competido en los 100 metros mariposa en el tercer día. Ya había nadado cinco pruebas con tres relevos y encima después de eso me agarré otitis. Seguí nadando así, ya estaba con antibióticos, no es una excusa, pero son factores que influyen”, contó.

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Macarena nació el 12 de enero de 1995 en Río Cuarto, Córdoba, e inició su historia con la natación hace más de dos décadas: “Empecé para seguir a mi hermana mayor de manera competitiva. Con cinco años iba a la colonia y aprendí a nadar, un año más tarde ya sabía los cuatro estilos”. En un principio, Ceballos practicaba gimnasia artística, que aún le apasiona, pero cuando comenzaron a llegar los logros en su disciplina actual, tuvo que decidirse por una de las dos –por falta de tiempo mientras asistía al colegio– para “facilitarle las cosas” a sus padres.

Fue apoyada por su familia, incluso cuando “no quería saber nada” con este deporte. A medida que fue creciendo, colaboraban para pagar los viajes y comprar las mallas, ya que aún no contaba con patrocinadores.

Con 12 años, sufrió una tragedia que golpeó por completo a su familia. El 5 de diciembre de 2007 se produjo una explosión en la planta piloto de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Río Cuarto en la que falleció Liliana Giacomelli, su madre. “Fue un momento muy duro, no quería entrenar ni hacer nada. Al mes fui a competir igual, porque la natación fue una manera de curar”, expresó.

Macarena Ceballos y Liliana Giacomelli, su madre, en una foto familiar.

Hace ocho años, Macarena dejó su provincia natal para mudarse a Buenos Aires. En febrero de 2016, comenzó a entrenarse en la Sociedad Alemana de Gimnasia de Villa Ballester, entidad a la que representa en diferentes torneos. Allí es dirigida por Gustavo Roldán, quien es también el Jefe Técnico de la Selección: “La conocí en 2008 en una concentración juvenil realizada en San Juan. Después se sumó al club, empezó a entrenar con mi grupo y a compartir cada viaje del Seleccionado Nacional o de equipo, junto a quienes están a mi cargo directamente”.

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Después de muchas idas y vueltas, entre querer dejar la disciplina o continuar, a sus 28 años considera a la natación como un estilo de vida porque siempre hay algo que la vuelve a conectar: “Varias veces quise dejar, pero no por querer estudiar, sino por falta de motivación y cansancio”. Además, tampoco podía salir o juntarse con sus compañeros por sus entrenamientos, algo que le “dolía mucho” cuando era más joven.

Maca insiste en que es complicado vivir de este deporte por tener que pagar alquileres o bien, afrontar los gastos diarios. “Ahorrar en Argentina es difícil, a pesar de tener sponsors, la realidad es que vivo el día a día”, dijo. Teniendo esto en cuenta, hace ocho años se mudó a Buenos Aires con Andrea Berrino –otra figura importante de esta disciplina para Argentina–. Juntas inauguraron una clínica de natación a la que nombraron De cabeza a la pileta: “Queremos compartir nuestra experiencia y herramientas con los chicos y chicas que están arrancando. No damos planificación, ni series de entrenamientos, pero sí maneras de mejorar a la hora de entrenar y competir”, explicó Berrino.

Macarena Ceballos y Andrea Berrino posan con sus medallas luego de los Juegos ODESUR llevados a cabo en Asunción durante 2022.

Por otro lado, Ceballos cursa periodismo deportivo en la Universidad de Palermo de manera virtual y espera con ansias recibirse este año, aunque las competencias se lo dificultan: “Es complicado sostener la carrera al día, y más entrenando. Si estoy de viaje y no tengo ganas de sentarme a estudiar, lo hago en otro momento”. La riocuartense eligió prepararse para ser comunicadora por la falta de apoyo por parte de los medios hacia los deportes más amateurs, por lo que sueña, en algún momento, cubrir a esta disciplina. Incluso agregó que prefiere entrevistar a escribir: “Soy buena, pero siempre me gustó más hablar”.

Esta carrera también la ha hecho conocer gente nueva y desconectarse de la natación: “Pude salir de ese círculo vicioso que es la disciplina que yo practico. Me di cuenta que existe una vida fuera de lo que practico, es algo que me ayudó muchísimo”.

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En agosto de 2021, Ceballos pasó por el quirófano para arreglar sus problemas en el hombro derecho que arrastraba desde 2013 y se perdió, de esta manera, los Juegos Olímpicos de Tokio. “Fue un proceso difícil, era probar ‘a ver qué onda’, porque no estaba asegurado que el hombro quedase al 100 por ciento. Fue más duro mental que físicamente tener que frenar obligada y no por vacaciones”, contó la cordobesa.

Ella fue atendida por Alejandro Quintero, médico deportólogo y especialista en traumatología que trabaja con el Seleccionado Nacional, en quien la nadadora depositó “fe ciega” para operarse porque se conocen hace más de siete años. Al enterarse de la lesión, el cirujano reconoció que fue clave “la confianza” entre él y la paciente: “Lo fundamental era que entendiera lo que le estaba pasando, qué iba a ocurrir antes, durante y después del procedimiento. Con Macarena trabajamos mucho en las explicaciones, y cuando supo lo que sucedía, se sintió más segura y progresó de gran manera”.

Tanto Quintero como Roldán definieron a Maqui como alguien especial, con gran capacidad para sobreponerse. Era un caso definitorio, y la riocuartense sorprendió con su buena recuperación en el día a día.

Su pareja también tuvo una tarea fundamental en el acompañamiento. Valentín Costantino comentó que quedó asombrado con su forma de encarar la operación: “Hubo días buenos y malos, yo ayudé en lo que pude. Volvió en un estado de rendimiento excelente. La admiro muchísimo”.

Ellos se conocieron después de los Juegos Panamericanos de Lima (Perú) en 2019. Ese mismo año, Macarena empezó a entrenarse en un grupo más grande para “cambiar de aire”, y compartió tiempo con el jóven nadador. Ambos venían de momentos complicados en sus vidas, comenzaron a verse más seguido y tener más relación.

Ahora, son pareja y representan a la Sociedad Alemana de Gimnasia de Villa Ballester en los torneos que se disputan en Argentina. “Dejamos que las cosas fluyan, pasamos cosas lindas y feas, eso nos unió muchísimo. Me proyecto con él, pero nos quedan muchos torneos por compartir”, dijo la cordobesa.

Valentín, por su parte, sueña con formar una familia y vivir juntos algún día, además de “continuar nadando los dos”. Cuando no tienen que entrenar, eligen salir a disfrutar de su tiempo libre merendando a orillas del río cerca del CeNARD, van al cine o a comer. Ella, particularmente, es apasionada por la lectura.

Macarena Ceballos y Valentín Costantino se conocieron en 2019 y hoy son pareja.

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Maqui, con su metro setenta y tres, no considera a la natación como “meterse durante un par de minutos” a esos 50×25 con 2,7 de profundidad separados en andariveles numerados del 0 y el 9 que tiene una pileta olímpica: es algo más. Un estilo de vida, que aún, a pesar de la experiencia, la hace ponerse nerviosa y sentir adrenalina en el cuerpo a la hora de competir. “Cuando me toca representar a mi país, a mi bandera, es cuando más lo siento”, confesó la nadadora.

Dejó de lado las cábalas porque no eran sanas y las corrió de su vida para así tener espacio para colgarse medallas. Su hombro, que la hizo perderse los últimos Juegos Olímpicos, está cada vez mejor y lo demostró en el Mare Nostrum, siendo la gran estrella de la natación argentina en la actualidad. 

“Pararte y dar pelea”. Esa frase tiene tatuada Macarena en su brazo izquierdo. Ha tenido problemas deportivos, familiares, personales y los “pudo superar” todos. En julio viajará a Japón, tierra de la última cita olímpica, a la que no pudo asistir hace dos años. Ahora, tendrá la posibilidad de acercarse a su gran objetivo: clasificarse a París 2024.

Macarena Sans, la sensibilidad de La Garra

Por Tomás Marin y Lucas Canteros

Un Maracaná lleno de gente y decorado con muchísimos colores en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Río 2016 es testigo del momento en el que la delegación argentina ingresa encabezada por Luis Scola, que carga la bandera nacional. Detrás él y a su izquierda, Macarena Sans, central de la selección femenina de handball, trata de asimilar la magnitud de lo que está viviendo entre emoción y asombro. “Fue una locura. Estaba explotado de gente. Todo, todo llenísimo. Sentí una euforia, algo en el pecho de tantas emociones. Obviamente no podíamos parar de llorar. Se me venían recuerdos de chica de estar mirando las inauguraciones de los Juegos anteriores desde mi casa con mi familia, y verme ahí fue increíble”, detalla Macarena, y recuerda que junto a Luciana Mendoza, y los entrenadores Gustavo Sciglitano y Eduardo Peruchena se habían quedado un momento agarrados de las manos conectados por el mismo sentimiento al ingresar al histórico estadio brasileño.

Para Macarena, el ingreso al Maracaná en esa ceremonia inaugural fue uno de los momentos más lindos de su vida. Pero llegar a Río no fue un camino fácil. Poco más de un año atrás peligraba la clasificación a los Juegos. Con Brasil como organizador y con su participación ya asegurada, la posibilidad de obtener la plaza que otorgaban los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 eran mayores y todos los países lo sabían.

En el primer partido vencieron a Uruguay, y en el segundo perdieron por dos goles contra Cuba, que venía de vencer a Chile. Lo que las devastó anímicamente ya que las dejaba de cara al último partido casi sin posibilidades de clasificar primeras para evitar a Brasil en las semifinales. En la previa era imposible que Uruguay venciera a Cuba. Ante la adversidad y el desánimo de sus compañeras , Macarena, en su primera competencia en el seleccionado mayor con 18 años, habló con Valentina Kogan y le dijo que estaba mal porque todas pensaban que ya no tenían posibilidades y ella no creía que fuera así.

“Estábamos reunidos tratando de enfocarnos en lo que seguía, pero era muy difícil porque había muchas caras de tristeza. Habíamos entrenado muy duro para ganarle a Cuba y perder nos complicaba mucho la clasificación. Y en medio de esas caras largas y algunos llantos aparece la voz de Maquita, imaginate una chica de 18 en un plantel que promediaba los 28 años. Aparece esa vocecita que dice ´¿por qué no va a pasar lo que tiene que pasar? ¿Por qué no podemos ganarle a Brasil? ¿O por qué Cuba no puede perder con Uruguay?, nosotros tenemos que estar bien para poder aprovechar todo lo que pase de acá en adelante´, y realmente fue un sopapo a la tristeza de todos y un cambio de visión, de expectativas”, confiesa Eduardo Raqui Peruchena, el entonces entrenador de La Garra.

Mientras Uruguay y Cuba jugaban su partido, en la cancha de al lado, Macarena y sus compañeras calentaban ya sin pensar en lo que pasaba a metros de ellas. Todas las jugadoras se abrazaron en ronda, ya concentradas en lo que debían hacer contra Chile y se daban ánimo. “Entró Raqui y nos dijo ‘quedan 10 segundos y va ganando Uruguay por tres’, ahí sí que se me explotó el corazón. Todas estallamos de emoción porque con ese resultado recuperamos el primer puesto”, recordó Macarena.

Cómo no iba a pensar que era posible clasificar por primera vez en la historia a un Juego Olímpico una chica que desde los 14 años viajaba desde Mendoza a Buenos Aires sin su familia para jugar en su selección. Cómo no iba a confiar en sus compañeras, que alguna vez le hicieron un lugar en su casa y en su mesa, para que estuviera acompañada en sus días fuera de casa. Pensante y líder, con su osadía dentro y fuera de la cancha, fue clave en el Panamericano en el que luego de vencer a México en las semis, cumplieron el sueño de más de una generación del handball argentino.

A pesar del imborrable recuerdo, lejos quedó el 2016. Siete años y una pandemia de por medio trasladaron a Macarena del amateurismo argentino en su club Regatas de Mendoza al profesionalismo español en Gurpea Beti-Onak. “Es el cerebro del equipo, como buena central. Sabe darse cuenta si una jugadora tiene o no el día para lanzar ciertas jugadas. Su calidad de lanzamiento sorpresivo nos da muchos goles en momentos en los que el equipo se atasca. Y tanto dentro como fuera de la cancha sabe dar estabilidad cuando en situaciones difíciles cuesta tenerla”, cuenta su compañera Ainhoa García sobre la presencia de Macarena a su actual club.

Poder vivir 100% del handball tuvo su costo. A 11 mil kilómetros dejó a sus padres, a sus hermanos y a sus sobrinos. Pero cuando los visita, Maca se entrega totalmente a su familia. “Su presencia es motivo de reuniones familiares y momentos especiales debido al tiempo que no hemos estado juntos”, reconoce su hermano Santiago y agrega: “Le encanta cocinar en la montaña. Tenemos una casita de fin de semana en Cacheuta y le encanta ir ahí. Aprovecha para cocinar y descansar, o hacer trekking en cerros y pasear con mis sobrinos”.

Maca y Santi tienen una relación muy fuerte por su poca diferencia de edad. Ambos recuerdan con cariño las tardes enteras cuando de chicos barrenaban olas hasta el atardecer en Totoralillo, con la imborrable imagen de la puesta del sol que ofrece la costa chilena.

De pasiones, como jugar y hacer asados. Y valores, como sus favoritos: la honestidad y el amor. Macarena cree que la mejor manera para vivir es ser consecuente con uno mismo en cuanto a sentimientos y a las cosas que uno elige hacer. “Pienso que por amor nos movemos en las relaciones, con los trabajos, con las amistades y las cosas que nos hacen felices. Si todos aplicáramos esto, el mundo sería un poquito mejor”, reflexiona con su tono mendocino y de sonido casi aniñado que roza la ternura.

Si de amores se trata. Una joven Maquita, de trece años en 2010, conoció a Francisco, de Chubut, en un torneo de selecciones provinciales. Luego de la competencia cada uno siguió su camino. Hoy, es su pareja hace tres años y fue fundamental para ella, porque juntos pudieron concretar el deseo de irse a vivir a España, donde comparten club, amistades, y donde una Macarena más experimentada se prepara para el Mundial de Handball Femenino que se jugará en Dinamarca, Noruega y Suecia entre noviembre y diciembre.