“Don’t worry about a thing (No te preocupes por nada) / Cause every little thing gonna be all right (Porque todo estará bien)”, suena como una de las cartas de presentación de Bob Marley cuando se habla de su figura. Y, para los y las futboleras, abre las puertas de su música cuando dice que “el fútbol (football, como decía él, y no soccer) es libertad”.
Nacido en Nine Mile, una aldea marcada por murales con su cara y un mausoleo que reproduce el célebre “one love” en su cartel, Robert Nesta Marley, hincha del Liverpool -su padre nació en Sussex, Inglaterra-, jugaba al fútbol. Se divertía y soltaba una sonrisa de crack cada vez que sus amigos se comían sus amagues. Pateaba en el asfalto o en el pasto. No necesitaba de áreas delimitadas ni medidas reglamentarias. Los arcos estaban hechos con dos ladrillos rotos. Reivindicaba el fútbol en la calle que tanto se ha perdido en las últimas décadas, al menos en Argentina. Sus familiares, amigos o compañeros de The Wailers parecían no poder sacarle la pelota, ni seguirle el ritmo. Uno de ellos vestía una camiseta de Brasil manga larga llena de mística. Otro, en cuero y pantalones largos, con la mirada atenta a la Adidas Telstar de los años 70 con la que jugaban. Marley por momentos decidía jugar con su pelo suelto, y otras veces lo cubría con un gorro verde, amarillo y rojo, tonos que aparecen sin excepción en las tantas fotos a color que hay de Marley jugando al fútbol.
“Pelusa sacude el barrio, se expone al animal / Este vacila buscando, Pelusa es inocente y se divierte / Su magia vuela en el pasto, la gente se alegrará / Un artista con un lazo de capitán que defiende”, cantan Los Cafres, en una de las mejores canciones que hay homenaje a Diego Armando Maradona, el astro que hizo la mejor actuación de su carrera sin Bob Marley de manera física en esta tierra -falleció en 1981, a cinco años del Mundial de México-. Y es que el reggae, además de la unión al deporte que le dio Marley, se relaciona con el fútbol mediante artistas argentinos como Mariano Castro -Dread Mar I- que jugó en las inferiores de Lanús y Boca y dijo, en una entrevista con Olé en 2011, que “el ritual de juntarse a tocar la pelota es impagable”. Muchas hinchadas del fútbol argentino usan las melodías de Dread Mar I para alentar a sus equipos: Hoja en Blanco y Así Fue son las más utilizadas. Independiente, Aldosivi, Atlético Tucumán e Instituto son algunos de los equipos cuyas hinchadas tuvieron que escuchar reggae para inspirarse.
“Hemos tenido años enteros en los que jugábamos todos los miércoles; lo hacíamos en cancha de once, sólo Nonpa contra un grupo de amigos”, dijo Martín Mortola, tecladista de Nonpalidece. “La música le ganó al fútbol -explicó, en un caso parecido al de Mariano Castro-. Me animaría a decir que somos una banda que podría desafiar a cualquiera jugando a la pelota”. ¿Cuál sería el once titular de un combinado de bandas de reggae nacional?
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“Wow, ¡Zico!”, llama Bob Marley a uno de sus amigos cuando recibe la camiseta del reciente campeón del mundo, en 1978. “¡Argentina!”, se sorprende el amigo. Marley dice que vio la final contra Países Bajos y que la albiceleste “es muy linda”. Hoy, el cantante y guitarrista se sorprendería con las cosas que hace Lionel Messi en la cancha: decía que el fútbol le encantaba porque había que “ser habilidoso para jugarlo”. “Me gusta el reggae”, dijo Messi en Fox Sports Radio en 2019. “Es uno de mis temas -reaccionó cuando los operadores pusieron Tú Sin Mí, de Dread Mar I-. El reggae es algo especial porque lo empecé a escuchar gracias a Antonella (Roccuzzo); me encanta cada vez que suena porque me recuerda a esos momentos del principio, a ella”.
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La selección femenina de Jamaica clasificó a los últimos dos mundiales. Desde el primero que organizó la FIFA en 1991, las Reggae Girlz no habían jugado ninguna copa del mundo. Y en Australia y Nueva Zelanda 2023 el equipo mostró una evolución respecto a Francia 2019. Este progreso también se reflejó en el Campeonato Femenino de la Concacaf, porque en las ediciones de 2018 y 2022 -en ambas consiguieron el tercer puesto- cortaron una intermitencia de resultados flojos y torneos a los que no se clasificaron. Todo este combo tiene a Cedella Marley, hija del cantante, como una de las responsables: recaudó fondos junto a la Fundación Bob Marley y hasta sacó una canción con su hermano Stephen y su medio hermano Damian -el único que Bob Marley tuvo con Cindy Breakspeare- para darle más visibilidad y prestigio a la selección femenina.
Bob Marley estaría contento con la actualidad del fútbol jamaiquino que, aunque no avanza a un paso tan firme, crece. Se detendría a mirar su estatua en la entrada al complejo del Estadio Nacional de Jamaica, y hubiese estado feliz de ver, en 2008, a los hinchas del Ajax en la cancha del Cardiff City, en Gales, cuando cantaron Three Little Birds con la paz y alegría que amerita una canción de Bob Marley. Ese día, cuando terminó el amistoso de pretemporada entre ambos equipos, los de Ámsterdam se tuvieron que quedar unos minutos más dentro del estadio y el encargado del sonido reprodujo el tema que quedó como himno del Ajax y hasta fue retratado en una camiseta especial. “Hicimos música para todas las clases”, dijo Aston “Family Man” Barrett, el bajista-arquitecto de Bob Marley & The Wailers: mientras haya reggae y fútbol todo estará bien.
Es 20 de junio de 2015. En la Copa América de Chile, Deshorn Brown, el delantero de Jamaica que usa la 6 en la espalda, se acerca a Lionel Messi cuando se consuma la victoria 1 a 0 de Argentina sobre los centroamericanos. No quiere la camiseta; saca su celular y le pide una selfie a un Messi de brazos en jarra, cansado y sin la sonrisa de una victoria. Siete años después, en un amistoso contra Jamaica previo al Mundial de Catar 2022, Messi ingresó por Lautaro Martínez a poco más de 30 minutos del final del partido e hizo dos golazos que tuvieron a los jamaicanos como espectadores privilegiados. A la hora de ir a los vestuarios, no hubo sorpresa: los Reggae Boyz hicieron fila para llevarse sus camisetas con la 10 de Argentina. Entre ellos estaban Curtis Tilt, Amarii Bell y Jamal Lowe, tres de los diez jugadores de ese plantel que permanecieron casi toda su carrera en el fútbol de Inglaterra. Ese 27 de septiembre de 2022 solo cuatro de los 11 titulares jugaron en al menos un equipo de Jamaica -todos por poco tiempo, antes de irse a Estados Unidos o Europa-. Leon Bailey, uno de ellos (jugó en la Phoenix All Stars Football Academy), dijo a poco más de diez días del comienzo de la Copa América 2024 que el fútbol “no es nada profesional” en Jamaica, que muchas veces tuvo que reservarse sus propios vuelos desde Inglaterra y que “ni siquiera hay material deportivo adecuado; lo único que te dan es una camiseta”. Bailey no jugó las semifinales de la Liga de Naciones de Concacaf contra Estados Unidos por haberse ido de la concentración jamaicana cuando no debía. Aunque el delantero figura entre los convocados por el islandés Heimir Hallgrímsson -dirigió a Islandia en el Mundial de Rusia 2018-, Craig Butler, su papá y representante, posteó en su cuenta de Instagram que Bailey “se toma un descanso de la selección de Jamaica por su salud mental y para pasar tiempo con su familia”, y que “el cambio debe llegar…”.
En 1998 Jamaica jugó su primer y único Mundial a nivel masculino -la selección femenina, las Reggae Girlz, participó de los de 2019 y 2023-. Ellos jugaban con la bandera hasta en sus muñequeras, pero debutaron con una derrota ante la joven y novedosa Croacia, perdieron 5 a 0 con Argentina de la mano de Batistuta y Ortega y, ya eliminados, festejaron una victoria sobre Japón en su tercer y último partido. A nivel continental Jamaica jugó 15 veces la Copa Oro de la Concacaf: salió tercera en las ediciones de 1993 y 2023, y tuvo dos subcampeonatos seguidos (2015 y 2017). En esa época de finales, también jugó sus primeras dos y hasta ahora únicas Copa América; en ambas se quedó afuera en fase de grupos y perdió todos sus partidos. Con un currículum sin demasiadas aptitudes, la Liga de Naciones de la Concacaf -de apenas tres ediciones, todas ganadas por Estados Unidos- le suma una medalla de bronce a Jamaica, conseguida en marzo de este año: los Reggae Boyz vienen embalados.
A principios de abril, Iokin Lobo y David Bandera, representantes de la preparación física y de optimización de talento de Osasuna, respectivamente, llegaron a Jamaica para presentar el modelo de trabajo de la cantera del Osasuna, uno de los cuatro equipos de España que no es una sociedad anónima deportiva. El proyecto duró cinco días y se realizó con chicos de entre 8 y 17 años. Sports Innovation Group (SIG) -empresa jamaicana que gestiona eventos deportivos- trabaja con clubes europeos y mueve hilos en un país que no tiene una base fuerte de inferiores; de hecho, el fútbol parece todavía no hacer pie en la sociedad jamaiquina: en el sitio web del diario The Star, de Kingston, el cricket tiene protagonismo en la sección de deportes. Y en Jamaica Observer, además del cricket, el backgammon tiene su cobertura: el fútbol no es un deporte central y ocupa casi el mismo lugar que la NBA en ambos portales. En julio de este año SIG va a recibir representantes del Benfica en un proyecto que comparte características con el de Osasuna. “Nos preocupa la cantidad de jugadores jamaicanos que no pueden hacer una transición exitosa al fútbol profesional en el extranjero debido a la dificultad de adaptarse al ritmo, el físico y la capacidad técnica de esas ligas. Creemos que presentar las metodologías de esos clubes, especialmente en Europa, a nuestros niños jamaiquinos a una edad más temprana conducirá a una mejor adaptación en el futuro”, dijo Paul Campbell, director de SIG: habla de transición y adaptación al fútbol del exterior, no de hacer fuerte el fútbol local y que no haga falta mudarse a Estados Unidos o Inglaterra. Y el campamento de fútbol se paga: el de Benfica cuesta 47.000 dólares jamaiquinos (300 dólares estadounidenses) e incluye la semana de entrenamiento, un conjunto de la academia del equipo portugués y agua y refrescos, pero sectoriza la formación y deja a muchos niños y adolescentes afuera de todas las enseñanzas que pueden traer las escuelas europeas.
“El atletismo es el deporte nacional de Jamaica; el mundo se rinde al fútbol, pero no tenemos muchos resultados”, dijo el entrenador jamaiquino Jerry Holness. El atletismo, claro, tiene en Jamaica su semillero del mundo, sobre todo porque ojeadores de universidades internacionales frecuentan en distintas partes de la isla caribeña para ver a los futuros y futuras velocistas, que pueden conseguir becas importantes en el exterior. Es muy común ver podios 100% jamaiquinos en las pruebas de atletismo de los Juegos Olímpicos: de las 87 medallas que ganó Jamaica en su historia, apenas una es fuera del atletismo -el ciclista David Weller ganó el bronce en Moscú 1980-. Y se trata de un deporte que practican hombres y mujeres por igual: en la tierra del Reggae, ritmo pausado, hipnótico y rico en recursos musicales, los deportistas son los más rápidos de todos.
“Al tener un jefe de estado jamaicano, cada rey y reina jóvenes de Jamaica pueden aspirar a ser algún día jefe de estado de su propio país, y ya no tendremos que, en sentido figurado o no, mostrar respeto o jurar lealtad a un monarca extranjero”, dijo Alando Terrelonge, viceministro de Relaciones Exteriores de Jamaica en The Independent y agregó que “el poder real reside en el gobierno y el pueblo de Jamaica”: aunque el país se independizó de Reino Unido en 1962, todavía responde a la monarquía inglesa de Carlos III. En su mayoría, los Reggae Boyz son nacidos en Inglaterra e hicieron sus carreras futbolísticas en el país británico: de los 26 convocados de Jamaica para la Copa América 2024, sólo nueve jugaron en al menos un equipo jamaiquino; unos pocos, cuatro, sólo jugaron en equipos estadounidenses. Pero, así como muchos nacieron en Inglaterra y se nacionalizaron jamaicanos, también están los jugadores como Raheem Sterling, que nació en Kingston -capital de Jamaica- pero jugó tres mundiales y dos eurocopas con la selección británica. De hecho, entre los convocados por Gareth Southgate para la Eurocopa 2024, Kyle Walker e Ivan Toney -tercer máximo goleador de la Premier League 2022/23 con Brentford- tienen ascendencia jamaicana y podrían haber sido parte de la selección que baila reggae, se viste de gala, y mira el Mundial de Estados Unidos, México y Canadá 2026 con buenos ojos por la ausencia de esas tres selecciones en las Eliminatorias: se abre paso al fútbol todavía emergente de Jamaica.
Toda historia tiene su fin. Puede ser una increíble, digna de ser contada, que logre levantar de la silla y sorprender al que tenga la suerte de solo escucharla; o más pobre, sin mucha luz que la haga brillar por sobre el resto de ellas, que abundan en el tiempo, pero todas ellas comparten el mismo destino. Tarde o temprano, siempre terminan quedando guardadas en el baúl de los recuerdos, o cayendo en la inmensa oscuridad del olvido. Solo unas pocas tienen lo que se requiere para quedar inmortalizadas en los recuerdos de la gente, que trascienden generación tras generación y no pierden notoriedad. Esta es una de características notables, con momentos y relatos que sobrepasan lo extraordinario, y con un arco de redención digno de un héroe de película, que está llegando a su fin. Ángel Di María tendrá su última función con la camiseta de la Selección argentina este domingo en la final de la Copa América de Estados Unidos.
A pesar de haberse convertido en un icono de la historia de la Selección por todo lo que logró, aguantando el recambio generacional luego de Rusia 2018 y consagrándose con una Copa América, Finalissima y la Copa del Mundo, siendo importante en cada una de ellas, su camino a la gloria estuvo repleta de sinsabores, tristezas y finales perdidas que se encargaron de complicar el paso. Sin embargo, lo más difícil fue enfrentar un sinfín de críticas que llovieron a lo largo de toda su etapa representando al país, como flechas afiladas que apuntaban directo a su cabeza.
Su comienzo en la selección fue prometedor. Jugó los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 con la Sub 23 y dio destellos de grandeza. Se evoca el golazo en la final contra Nigeria, que significó la obtención de la medalla de oro para Argentina, tras la consagración en 2004, pero llama la atención el vago recuerdo del gol que le convirtió a Países Bajos en cuartos de final, para romper la paridad y clasificarse al duelo con Brasil. Pasa casi desapercibido al hablar de esa competencia, más allá de haber sido de los más importantes en el torneo. Da la casualidad que ambos goles fueron asistidos por Lionel Messi, del que sería su gran compañero, además de compartir el foco principal de las críticas, durante los próximos años en la mayor.
Apenas un mes más tarde, y con el motivo de su buena participación en Beijing, Di María debutó en la Selección Mayor de la mano de Diego Maradona por las Eliminatorias sudamericanas rumbo al Mundial de Sudáfrica, ante el difícil y rocoso Paraguay de Gerardo Martino, en el estadio Monumental. Portó la 7, la cual lució muchos años hasta tomar la decisión de cambiarla por la 11, post Copa América 2016 y pensando en el Mundial de Rusia, motivado por una racha de finales perdidas y el vivo recuerdo de la consagración en los Juegos Olímpicos.
“Capaz que es mi último Mundial, la última oportunidad que puedo tener de estar en la selección y me gustaría poder hacerlo con la ’11’, que fue con la que gané”
En la antesala del Mundial de Sudáfrica, marcó su primer gol. Impactó desde fuera del área con el borde externo del botín zurdo, del famoso golpeo de tres dedos, la clavó al ángulo en un amistoso contra Canadá, para el estallido de los hinchas que acompañaron en el Estadio Monumental.
Quizás uno de los momentos más recordados, que luego trascendería en el tiempo, fue poco antes de comenzar la Copa del Mundo en Sudáfrica. Diego Maradona, quien era el técnico de la Selección, charlaba en el predio de la AFA en Ezeiza con el periodista Fernando Niembro sobre cómo veía a su equipo de cara a la competencia internacional. En un momento, el tema de “Angelito”, que en ese momento residía en el Benfica de Portugal, y las dudas que generaba al ser citado por no estar rondando el ojo público del hincha argentino, fue tema de conversación.
-Con Di María encontraste una pequeña joyita.
-A Di María me lo resistían. Acordate que contra Uruguay todos querían que ponga a otros jugadores en ese puesto. Y yo le dije al pibe “yo muero con vos”.
-Pasa que no había mucho conocimiento de Di María, se lo tenía de los Juegos Olímpicos…
-Sí, pero yo lo veía. Yo lo veía. El pibe pasaba la línea de la pelota con una facilidad bárbara y te encaraba. De punta, como dicen los italianos, te hace destrozos. Tiene enganche para adentro, para afuera… y tiene un remate bárbaro y unos centros bárbaros. Y es guapo. Es así (levanta su dedo meñique), lo marcan estos marcadores de punta portugueses y él los encara, le pegan y los vuelve a encarar.
Varios años después, luego de haberse cumplido su arco de redención que quedó enmarcado en la historia de la selección, Di María recordó con cariño el apoyo de Diego, que le sirvió como motivación para sobreponerse a los momentos difíciles que le tocó atravesar en su carrera, y encontrar la luz en un mundo repleto de oscuridad.
“Diego es todo. Me bancó en los momentos más difíciles y puso el pecho por mí cuando todo el mundo me mataba y no quería que esté en la Selección. Siempre me bancó y le dio lo mismo lo que digan. Una persona así es imposible que no sea un ídolo para uno”, declaraba el Fideo.
Con Maradona como técnico, y con estrellas de gran calibre en el plantel, tales como Lionel Messi, Gonzalo Higuain, Juan Sebastián Verón y el propio Ángel Di María, Argentina se postulaba como uno de los principales contendientes al Mundial de Sudáfrica. Sin embargo, fue la primera decepción. El Fideo quedó sujeto a jugar en el medio, posición que no le favorecía, por la superpoblación de delanteros que había en el plantel. Junto con Mascherano y algún otro volante, que al principio fue Verón y luego Maxi Rodríguez, no pudo lucir su talento y pasó sin pena ni gloria. Esta competencia fue quizás el principio de un proceso, largo y complicado, caracterizado por las críticas de los periodistas y los hinchas argentinos a la selección nacional, como un tsunami que comienza a formarse en las costas del océano, preparándose para destruir todo a su paso. En un principio, Di María no fue de los más apuntados , pero con el paso del tiempo se convirtió en uno de los principales focos de ataque para el periodismo.
La eliminación sufrida en la Copa América que se jugó en Argentina en el 2011, sirvió para empezar a tirar leña al fuego, que comenzó a convertirse en un incendio luego del Mundial de Brasil 2014. El equipo de Alejandro Sabella llegó como candidato tras la gran actuación en eliminatorias y con sus principales estrellas disfrutando de un nivel superlativo en Europa. Su gol a Suiza para la clasificación agónica a cuartos de final, el desgarro en el pique contra Bélgica, y la famosa carta del Real Madrid previo a la final del mundo con Alemania para que no jugara, fueron los tres momentos que marcaron al Fideo en esta competencia, y construyen una parte vital de su legado con la selección. El dicho de que se “cagaba” en las finales, comenzó a resonar por las calles de Argentina, y empezaba a ser la frase favorita del periodismo para arremeter contra él.
“Venía con el desgarro desde el partido con Bélgica, estaba con lo justo, a un 90%. La pierna no estaba bien del todo pero quería jugar, no me importaba nada si no volvía a jugar al fútbol, era una de las cosas que me habían dicho que podía pasar pero para mí era la final del mundo, era mí final”.
“Llegó la carta, Daniel (Martínez) me la dio y me dijo que era del Real Madrid, no quise ni siquiera mirarla y la rompí. Fui a hablar con Alejandro (Sabella) y le dije llorando que no estaba al 100%. Yo sabía que él me amaba y quería que yo jugara, pero buscaba lo mejor para el equipo. Me iba a infiltrar pero lo quería intentar y después en la reunión decidió finalmente poner a Enzo (Pérez) en mi lugar”.
La Copa América del año siguiente, disputada en Chile, profundizó la daga que la Selección tenía clavada en el pecho después de la derrota en la final del Mundial. Una nueva caída en una final, esta vez contra el anfitrión, desató la furia de toda la Argentina. Di María fue reemplazado a los 29 minutos por una molestia, lo que reavivó el fuego de las críticas que afirmaban que era un jugador con el que no se podía contar para partidos de ese calibre. También empezó a ser cuestionado por sus ganas de jugar con la Selección, y como muchos otros futbolistas, se le echaba en cara que en Argentina no jugaba con la misma intensidad que en Europa.
En una de sus mejores etapas como futbolista, siendo una pieza clave en el flamante París Saint-Germain campeón de Francia, llegaba la Copa América Centenario 2016, que se veía como una oportunidad para cortar con la mala racha, la ola de críticas y la ansiedad del pueblo argentino, que soñaba con ver a su selección campeona de un título, habiendo logrado su última conquista en 1993. Con una nueva ilusión, llegó una nueva derrota en la final con Chile. A pesar de su gran momento futbolístico, el Fideo no hizo pie en la copa. Pasó desapercibido. Para esta época, el tsunami ya había llegado a tierra firme y comenzaba a arrasar con todo a su paso, por lo que el único consuelo que Di María tenía, es que no era el único que estaba siendo arrastrado por esa ola monstruosa de críticas a la Selección.
La impaciencia y el malhumor de los argentinos crecía. Angelito sufría. Se encontraba cada vez más sofocado por el accionar del periodismo, que parecía haber tomado un gusto especial por denigrar al propio rosarino. El periodista Martin Liberman fue uno de los mayores detractores, no solo de Di María, si no de la selección en su totalidad.
“Se terminó el tiempo de Di María muchachos, basta de Di María. Cuánto tiempo más vamos a esperar a Di María, que nunca termina de arrancar. En cada momento clave que tuvo en la selección nacional, el chico no estuvo a la altura psicológicamente hablando”.
El peso de las críticas se vio evidenciado en el festejo del golazo que el Fideo le convirtió a Francia en octavos de Rusia 2018, donde se sacó toda la bronca e hizo gestos que son sinónimo de garra y aguante. El catastrófico Mundial de la Selección no llamó la atención, pero como venía pasando hasta ese momento, era nafta que se seguía derramando en el fuego y que dio lugar a un recambio generacional importante, que sentó las bases de una nueva y renovada Argentina.
En un marco caótico y lleno de incertidumbre, Lionel Scaloni tomaba las riendas de un equipo destruido y sin gracia, con la difícil tarea de revertir una situación que hace años se repetía. Di María gozaba de buenas temporadas en Europa, como tenía acostumbrados a los hinchas, pero su talento parecía borrarse cuando se ponía la camiseta de su país, o por lo menos, esa era una de las afirmaciones que sus detractores le espetaban en los medios.
Luego de otro sinsabor como lo fue la polémica Copa América 2019 en Brasil, donde Argentina quedó afuera en semifinales ante el anfitrión, el cambio generacional que se estaba llevando a cabo terminó por alcanzar al Fideo, que con gran pesar, dejó de ser citado tras el torneo continental, habiendo jugado su último partido frente a Chile, por el tercer puesto. Parecía que la era de Ángel Di María terminaba, junto con la de muchos otros futbolistas que vivieron el mismo proceso, y que los periodistas que tanto lo criticaban, que afirmaban con certeza que en el seleccionado no sería recordado por nada, tenían razón. Lo cierto es, que no podían estar más equivocados.
En septiembre del 2020, tras un año de ausencia en el combinado nacional y disfrutando de lo que puede haber sido su mejor temporada en Europa, el Fideo seguía sin ser citado.
“Si me rompo el ojete en el club es para intentar tener la chance en la Selección y poder competir. Es difícil de entender que estando en un buen momento no soy convocado, y tampoco me la han dado. Si no estoy convocado es porque no me quieren convocar, seguiré peleando para estar en la Selección ¿A los 32 años estoy viejo?”
Scaloni escuchó y se convenció de que podía haber una chance mas. Lo volvieron a llamar en la jornada de Eliminatorias en la que el combinado nacional recibió a Paraguay un 12 de noviembre, y visitó a Perú, el 17. Angelito había vuelto, y estaba listo para disputar la Copa América del 2021. Sin embargo, el odio que se había apagado con su ausencia, se volvió a encender, más fuerte que nunca, tras la citación al certamen que se disputó en Brasil, en especial durante la previa. El pedido de Juan Carlos Toti Pasman en el programa “El Show Del Futbol” fue quizás el más recordado de ese entonces. Muchos lo respaldaron, unos pocos lo desmintieron.
“Como hincha de la Selección, le pido a Scaloni que no lo ponga más de titular a Di María. ¿Qué hemos hecho los hinchas de la Selección argentina para ver 13 años seguidos a Di María de titular? Por favor, no lo pongan mas. Lo sacaste y ponía cara de culo. Vos no lo convocabas y lo llamaste de nuevo por las declaraciones que hizo y porque lo quiere Messi. Con respeto, eh. Es un fenómeno, es un crack, son millonarios, son mejores que nosotros. Pero por favor, Scaloni, de titular no más”.
En un plantel en el que aceptó ser recambio, se metió en el once de la final. A partir de ahí, la historia es conocida por todos. Con un toque sutil, como lo había hecho con Nigeria 13 años antes, casi que elevando la pelota con un guante, se la picó al arquero Alisson Becker y convirtió el gol de la redención, que significó el título tras 28 años de sequía. Llorando de alegría, y de alivio, Di María dejaba atrás una etapa negra en la historia de la Selección, y un fuego interminable de críticas, que se fue apagando con una lluvia, que traía paz y bienestar. Se marcaba el fin de una era, y el inicio de otra, mucho más dulce y próspera, con la que el Fideo completó su redención y quedó inmortalizado en la historia.
Como tenía que ser, también se la picó a Gianluigi Donnarumma, arquero italiano, para contribuir en la obtención del título de la Finalissima que enfrentó a los campeones de América y Europa, respectivamente. Sobre el final de ese mismo año, como si hubiera sido un cuento de fantasía, o una película de sucesos mágicos, bailaba a los franceses en la final del mundo. El pobre Jules Koundé no sabia qué hacer para detener a un Fideo desatado, motivado por su deseo de ser campeón del mundo y los hinchas argentinos, que a diferencia de lo que fue el pasado, le proporcionaron un amor incondicional que no solo era un alivio, sino que lo fortalecía. Provocó el penal del primero y convirtió el segundo, tras una jugada magnífica que quedará tallada en la historia de los mundiales. Al final se sufrió, pero solo hizo que el final fuera más dulce. Tras la victoria por penales luego de haber igualado 3 a 3, Argentina se consagró campeón del mundo por tercera vez en su historia.
Di María dejó en el pasado todos esos años llenos de críticas y tristezas, evidenciando su amor incondicional por la Selección argentina, prevaleciendo ante la adversidad y demostrando la clase de jugador que es.
“Lo que más me dolía era esa crítica que te terminaba lastimando. El que no nos daba para estar en la Selección. Por ejemplo para mí, personalmente, que me cagaba en las finales, que nunca estaba para las finales, que siempre me pasaba algo. Al final Dios me dio esa revancha y después de tres finales en las que no pude estar al 100% (Mundial 2014 y Copa América 2015 y 2016), y en las tres siguientes (Copa América 2021, Finalissima 2022 y Mundial 2022) pude estar al 100% y demostrar que realmente no era eso lo que me pasaba”.
Ángel Di María pasó de ser un jugador frecuentemente criticado a convertirse en un héroe nacional. Su determinación y capacidad para superar las adversidades y las lesiones le ganaron el respeto y la admiración de los hinchas, además de probar que todo lo que se dijo sobre él, no pudo haber estado más alejado de la realidad.
La redención de Di María es una historia que da cuenta de su perseverancia y pasión, demostrando que, a pesar de los obstáculos y las críticas, es posible alcanzar la grandeza y dejar una marca indeleble en la historia del deporte. Sin embargo, no se conforma con lo obtenido, y buscará cerrar su carrera con broche de oro en la Selección argentina en la Copa América 2024, la que será la última función para disfrutar del Fideo con la celeste y blanca. Al final de la competencia, se bajará el telón.
Nació en un campo de refugiados, atravesó la soledad, idolatra a Messi y ahora es estandarte de Canadá. Alphonso Davies es la figura de la selección que enfrentará este jueves a Argentina en el partido inaugural de la Copa América, a sus 23 años fue cuatro veces mejor jugador de la temporada de su país, lo llevó al Mundial tras 36 años y disputará el certamen continental como capitán. Hoy embajador de la ONU, es una muestra de superación personal.
Sus padres escaparon de la Segunda guerra civil liberiana en 2000 y fueron acogidos en el Children Better Way Park, un campo de refugiados en Buduburam, una ciudad ghanesa de 50.000 habitantes, donde dieron a luz al cuarto de sus seis hijos. Cinco años más tarde fue Canadá quien les dio la bienvenida, luego de aprobar su solicitud en un programa de reasentamiento y se mudaron a Edmonton, donde inició su camino en el fútbol competitivo.
Ya asentado en la tierra del arce, decidió que quería ser futbolista en la Saint Nicholas Soccer Academy, institución donde jóvenes carenciados practican el deporte, posteriormente se incorporó a los Edmonto Strickers, hasta que recibió la oferta de sumarse a la academia de los Vancouver Whitecaps en 2015, cuando tenía 14. Un año después fue el segundo jugador más joven en debutar en la liga estadounidense.
En 2018 llegó al Bayern Munich por 14 millones de euros, precio récord para un jugador de la MLS, se afianzó rápidamente en el sistema de juego del conjunto bávaro, pero la adaptación a Alemania le costó, el ghanes de nacimiento afirmó sufrir la soledad lejos de su familia y su pareja. “Es preocupante no tener nada que hacer luego de entrenar, no tengo familia, mi novia vive lejos y tengo cómo cinco amigos. Soy un perdedor popular”, afirmó durante una transmisión en vivo, aunque también reconoció ser un “privilegiado” y que “la vida de un futbolista es genial para relajarse y disfrutar”.
Con la nación septentrional se convirtió en el debutante más joven a los 16, un mes después, fue el máximo anotador de la Copa Oro 2017, también premiado como mejor jugador joven de aquel torneo. Encabezó también el regreso de Canadá a la Copa del Mundo 36 años después y fue el autor del primer gol del país en la historia de la competición, ahora será capitán por primera vez y declaró sentirse “enormemente gratificado” con la decisión de su nuevo entrenador, Jesse Marsch de otorgarle la cinta.
Confeso fanático de Lionel Messi, contó en una entrevista con UEFA.TV que estaba emocionado por enfrentar a su ídolo en la antesala del encuentro ante el Barcelona por la Champions League en 2020, que terminó con la goleada por 8-2. Al término, le pidió la camiseta a su héroe, pero no pudo lograr su cometido, sin embargo se llevó otro tipo de souvenir: una foto que al día de hoy tiene enmarcada en la que el diez lo levanta tras cometerle una infracción en ese encuentro. Finalmente, tres años después, cumplió su misión durante la estadía de Leo en París, fue derrota para el argentino por 1 a 0 en aquella oportunidad y doble victoria para el lateral, que se quedó con el triunfo y la casaca de su héroe de la infancia.
A pesar de todos sus logros, el zurdo no se olvida de sus orígenes, su padre Debeah dijo asegurarse de que su hijo “permanezca en la tierra”. En 2021 se convirtió en el único futbolista en ser Embajador de Buena Voluntad Global del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, junto al gobierno canadiense lanzaron la campaña “juntos para aprender”, que promueve un fácil acceso a educación de calidad para personas refugiadas alrededor del mundo.
La selección canadiense de fútbol masculino inició hace unos pocos años un proceso con vistas al Mundial 2026, cuando será anfitriona junto a Estados Unidos y México. El país cuyo deporte nacional es el hockey sobre hielo empezó a pensar en el desarrollo futbolístico. En 2019 la Asociación Canadiense de Fútbol creó la Canadian Premier League, la primera liga profesional. Antes de su origen solo se disputaba el Campeonato canadiense de fútbol (Copa Nacional), sumado a las ligas semiprofesionales y provinciales. Los equipos poderosos como el Toronto FC, Vancouver Whitecaps y Montreal Impact disputaban, y aun lo siguen haciendo, sus partidos en la Major League Soccer de Estados Unidos. Para el año 2022, la selección volvió a jugar un Mundial luego de 36 años, en donde no pudo superar la fase de grupos.
El proyecto para llegar en las mejores condiciones al Mundial 2026 se basa en tres puntos: sistema de scouting; proyección; juventud. Muchos de los jugadores que se desempeñan en el seleccionado nacional actualmente, iniciaron sus carreras en otros países. Los captadores de talentos juveniles empezaron a convocar en formato de campamentos a los jóvenes, con el objetivo de integrar la selección en el futuro. La proyección para los próximos años es prometedora y, los tres futbolistas que comandan el proyecto, se desempeñan en las grandes ligas europeas; Alphonso Davies (Bayern Munich); Jonathan David (Lille); Tajon Buchanan (Inter de Milán). El promedio de edad no llega al 26%, lo que le da mayor sustento a la política de reclutación.
Si hay algo llamativo en esta selección es que de los 26 jugadores que integran la nómina para la Copa América, solo tres son 100% canadienses (Maxime Crépeau, Mathieu Choinière y Jacob Shaffelburg), ya que el resto es nacionalizado, de ascendencia de otra tierra o nacido en el país pero con ascendencia de otro. Por si fuera poco, el entrenador Jesse Marsch, es nacido en Estados Unidos.
A diferencia del país de América del Norte, la selección de Chile no llega a la Copa América en un buen momento. La Roja no se clasificó a dos mundiales consecutivos, como lo fueron Rusia 2018 y Qatar 2022. El estancamiento y “precarización” de su fútbol, sumado a los pocos miembros que quedan de lo que fue la “Generación Dorada”, son algunos de los motivos que explican el por qué ha disminuido su nivel en los últimos años.
El país trasandino gozó de una camada notable de futbolistas que pusieron a Chile en el “mapa” mundial futbolero. Jugadores como Arturo Vidal, Alexis Sanchez, Gary Medel y Claudio Bravo comandaron al seleccionado chileno a ganar su primera Copa América en 2015, disputada en sus tierras, y la segunda al siguiente año, en Estados Unidos, ambas ante Argentina.
El recambio generacional no está funcionando y tiene como consecuencia la acumulación de futbolistas experimentados de gran edad, y la no incorporación de juveniles con calidad. La mayoría de los integrantes de la Generación Dorada jugaban en las cinco grandes ligas europeas, mientras que en la actualidad los futbolistas se desempeñan en la liga local, en equipos de otros países sudamericanos y en menor cantidad en Europa, en clubes de ligas menores.
Las sociedades anónimas llegaron al fútbol chileno a principios del nuevo siglo y, aunque benefició a que los clubes se mantengan estable económicamente, probablemente tengan un grado de culpa en el desarrollo de sus futbolistas. “Los clubes gerenciados por sociedades anónimas, consideran que es un gasto y no una inversión, invertir en las divisiones menores”, manifestó el exfutbolista chileno Patricio Yáñez, en una charla con estudiantes de Deportea, el año pasado.
Ante la ausencia de futbolistas con proyección, Chile ha empezado a buscar jugadores con ascendencia del país, algo que no era común tiempos atrás. En menor proporción que Canadá, empezó a nacionalizar. Entre los citados por el argentino Ricardo Gareca para la Copa, se encuentran: Gabriel Arias, Matias Catalán (ambos nacidos en Argentina) y Ben Brereton Diaz, su delantero titular, quien nació en Inglaterra y tiene madre chilena.
Canadá y Chile se enfrentarán en la fecha 3 de la Copa América, el sábado 29 de junio a las 21.00 horas, en el Exploria Stadium de Orlando, correspondiente al Grupo A, integrado también por Argentina y Perú. El duelo entre los de América del Norte y los Trasandinos supone ser interesante, no solo porque se disputará en la última jornada de la fase de grupos, sino porque son equipos con tradición futbolística distinta y que llegan en diferentes momentos.
La selección mexicana a lo largo de su historia tuvo varios futbolistas y entrenadores que integraron el equipo de fútbol masculino de México, por citar algunos ejemplos pueden ser Jorge Romo, nacido en La Habana, Cuba, y que jugó por 11 años para el “Tri”, ya que sus padres eran mexicanos y optó por la nacionalidad de sus progenitores y disputó dos mundiales (1954-1958), o del español nacido en Madrid Carlos Blanco Castañón, quien estuvo presente también como Romo en ese lapso jugando los mismos torneos, pero hay una particularidad, y es que hay una lista larga de argentinos que decidieron representar a los Aztecas en vez de a la “Albiceleste”.
Antonio Battaglia nació el 19 de septiembre de 1918 en el barrio de Floresta, Buenos Aires y murió a los 93 años en 2011. Se desempeñó como defensor central. Su debut como profesional fue en Vélez Sarsfield en 1939 a los 21 y su alto nivel hizo que dos años después se fuera a Boca. Por lesiones no pudo mantener su nivel y llegó a Atlanta, club en el que militó dos temporadas y el ex futbolista argentino José Miguel Noguera, quien lo ayudó para emigrar al Club León de México en 1944, estuvo ocho años, logró siete campeonatos con el conjunto de Guanajuato y se retiró allí con 35. Además, Battaglia participó en los Juegos Panamericanos de 1952 y disputó cinco partidos con la mayor.
Otro es Alfredo Costa salió del vientre de su mamá el 12 de abril de 1921 y falleció el 12 de marzo de 1989 con 77 años. Salió de Buenos Aires, jugó de centrocampista y al igual que Battaglia fueron los “pioneros” de que más argentinos se sumen a la selección mexicana a lo largo de la historia. También formó parte del plantel de León en la misma época que el oriundo de Floresta y viajó a Chile a competir en los Panamericanos. Disputó dos encuentros con México y ambos fueron amistosos.
Se suma a la lista Carlos Lara, quien nació en Bahía Blanca el 27 de julio de 1934 y pereció el 20 de mayo del 2001 con 66 años . En sus comienzos se desempeñó como delantero centro en Ferro en 1953 y luego de tres temporadas en el fútbol argentino y un breve paso por River llegó al Zacatepec FC del país Azteca. En ese territorio arribó al Toluca y al Necaxa, club en el que colgó los botines en 1969. Lara debutó con el “Tri” en 1961 para la fase eliminatoria para la clasificación al Mundial 1962 realizado en Chile. En dicha competencia participó en dos partidos y también la misma cantidad en amistosos, dando un total de cuatro apariciones.
Gabriel Caballero nació el 5 de febrero de 1971 (53 años), es rosarino y fue un volante que debutó a sus 18 años en Central Córdoba de Santiago del Estero, y que llegó a México en 1996 con 25 para defender los colores del Santos Laguna. A su vez, en ese país integró los planteles de Pachuca y Puebla, en este último se retiró en 2009. Cuatro años después, se lanzó como director técnico y el Mazatlán fue hasta ahora su último club (2023). Obtuvo un título con Laguna y ocho con el conjunto de Hidalgo. Debutó con la selección mexicana en 2002, jugó en ocho ocasiones y no metió ningún gol.
Se agrega Guillermo Franco, quien nació en Corrientes el 3 de noviembre de 1976 (47), fue delantero y debutó en San Lorenzo con 18. Ahí fue campeón del Torneo Clausura 2001 y de la Mercosur de ese año. Una temporada después, su carrera aterrizó en el Monterrey, club en el que estuvo cuatro años y logró el Clausura 2003. Luego pasó por España e Inglaterra, volvió a México, más en específico a Pachuca y se retiró en Chicago Fire de Estados Unidos en 2013. En el medio fue a Vélez y obtuvo el campeonato del 2011. Jugó en la selección mexicana desde el 2005 hasta el 2010, y en ese lapso disputó la Copa del Mundo de Alemania 2006. Jugó un total de 25 partidos y marcó siete tantos.
La lista se extiende con Matías Vuoso (42), el marplatense se posicionaba en el campo de juego como atacante, debutó en Independiente en el 2000, luego en 2002 se fue al Manchester City y un año después el Santos Laguna se interesó en Vuoso, quien llegó al club de Coahuila y logró dos títulos. Estuvo 10 años en México intercalando en varios clubes, ya que en 2016 recayó en Talleres de Córdoba, institución en el que su periodo fue de una temporada y regresó al país Azteca, y en este caso en el Correcaminos. En la selección mexicana participó en 15 encuentros, marcó seis tantos, entre ellos dos en la Copa América de 2015 y uno en las eliminatorias para el Mundial 2010.
Lucas Ayala nació en Buenos Aires, tiene 45 años y fue un futbolista que se desarrolló como volante en Racing en 1998, después de eso dio el paso a Jaguares en 2003. En ese país jugó en Veracruz, Atlas y en Tigres, en este último fue cuando en 2009 recibió el llamado de ir a la gira de amistosos del “Tri” y debutó ante Suecia y ese fue el único encuentro que disputó. Cinco temporadas después se fue al Correcaminos y consiguió el ascenso a primera división y en 2017 colgó los botines en ese equipo.
Morón fue la ciudad de origen de Damián Álvarez (45), el delantero que surgió del “Millonario” en 1997 y que estuvo hasta el 2002 que se fue al Reggina de Italia, club en el que duró una temporada, no le fue bien y recayó a territorio Azteca, más en específico en el Morelia, luego se fue al Pachuca y a Tigres, conjunto en el que se retiró en 2018. Debutó en la selección mexicana en 2012, pero no tuvo mucho protagonismo, ya que disputó dos amistosos y no tuvo relevancia. Obtuvo dos trofeos con “La Banda” y 12 en México.
Christian Giménez nació el 1 de febrero de 1981 en Resistencia, Chaco, se desempeñó como centrocampista, debutó en Boca a los 17 años. En Argentina vistió los colores de Unión e Independiente. Hasta que en 2004 arribó a tierras mexicanas, en este caso en Veracruz. Se retiró en 2018 con los “Tuzos” y logró 15 trofeos en su carrera, entre ellos dos Copa Libertadores, una Intercontinental, entre otros. A los 32 fue convocado por primera vez a la “Tri” y en total disputó cinco encuentros.
Rogelio Funes Mori es uno de los casos más recientes, es mendocino y junto a su hermano mellizo, Ramiro, debutaron en River y tuvieron que atravesar el descenso del “Millonario”. Rogelio fue resistido por el hincha porque no finalizaba las jugadas como esperaban y no estuvo al máximo nivel requerido que necesitaba el club en ese momento. Recayó en el Benfica de Portugal en 2013. Pero se convirtió en un ícono vivo del Monterreyde México, marcó 160 goles (máximo anotador en la historia de la institución) en 328 encuentros y gracias a ese nivel fue a la selección mexicana en 2021 y jugó 15 veces, entre ellas en la victoria ante Arabia Saudita en el Mundial de Catar de 2022. Hoy se encuentra en los Pumas de UNAM, conjunto en el que firmó en enero del 2024. Logró ocho campeonatos a lo largo de su carrera.
Por último, está Santiago Giménez, hijo de Christian, quien es bonaerense y nació el 18 de abril de 2001, tiene 23 años. Juega como delantero y en 2019 jugó su primer partido oficial como futbolista en el Cruz Azul. Ahí estuvo tres temporadas, anotó 20 tantos en 88 encuentros, y eso le bastó para ir al Feyenoord de los Países Bajos, club actual de Giménez, en el que por ahora lleva 58 goles y obtuvo la copa nacional y la liga. Debutó en México en 2021 con Gerardo “Tata” Martino al mando. Además, para vestir los colores de la “Tri” rechazó la posibilidad de ser convocado por la selección argentina.
Este viernes 21 de junio, desde las 21 horas, Chile y Perú se enfrentarán en el AT&T Stadium de Houston (Texas) por la primera jornada de la fase de grupos de la Copa América 2024. Dicho encuentro genera mucha expectativa en los aficionados de cada selección debido a la gran rivalidad que ambos presentan.
Sin embargo, ¿por qué es tan importante este partido? Porque la histórica rivalidad entre ambos equipos no se limita a las canchas de fútbol; sus raíces se hunden profundamente en los acontecimientos políticos y sociales de ambos países. Esta confrontación, que figura entre los diez enfrentamientos más destacados en la historia del fútbol según un informe de CNN, tiene sus orígenes en la turbulenta década de los 70 y ha sido alimentada por siglos de historia compartida y conflictos significativos.
Guerra del Pacífico: La Cuna de la Rivalidad
La Guerra del Pacífico (1879-1884) es uno de los episodios más decisivos en la historia de Chile y Perú. El conflicto, que también involucró a Bolivia, se centró en el control de ricos territorios salitreros. Tras la victoria chilena, el Tratado de Ancón en 1883 selló la cesión de la provincia peruana de Tarapacá a Chile y dejó pendiente el destino de Tacna y Arica, dos regiones que aún son fuentes de discordia.
No obstante, el acuerdo de 1929 resolvió parcialmente esta disputa, devolviendo Tacna a Perú y confirmando Arica como parte del territorio chileno, aunque las cicatrices de este conflicto permanecieron, dejando una huella profunda en la memoria colectiva de ambas naciones.
Disputas Territoriales y Marítimas
Por otro lado, las tensiones entre estos países no se limitaron al siglo XIX. Durante el siglo XX y principios del XXI, surgieron disputas sobre la delimitación de fronteras marítimas. En 2008 Perú llevó a Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para resolver esta controversia, pero la resolución del falló no salió hasta 2014. El mismo ajustó ligeramente la frontera marítima, beneficiando a Perú y avivando nuevamente el sentimiento nacionalista en ambos países.
La Pasión del Fútbol: Un Reflejo de la Historia
Con las cenizas de estos conflictos políticos, no sorprende que se haya reanimado la llama entre Perú y Chile en los estadios de fútbol durante los años 70. Los enfrentamientos en la cancha se convirtieron en un símbolo de orgullo nacional, con partidos que han quedado grabados en la memoria de ambas aficiones. Encuentros en la Copa América, eliminatorias mundialistas y amistosos han sido testigos de la intensidad y la pasión con la que se vive este enfrentamiento.
Según un informe de CNN, esta rivalidad se encuentra entre los diez mayores enfrentamientos en la historia del fútbol mundial, destacándose por la fervorosa pasión de sus seguidores y el significado histórico de cada encuentro. Este enfrentamiento, conocido como el “Clásico del Pacífico”, no solo se vive intensamente en el terreno de juego, sino que también tiene sus raíces en disputas sobre la autoría de técnicas futbolísticas como la “chalaca” o “chilena”, cuya invención ha sido reclamada por ambos países. La Blanquirroja sostiene que fue en la ciudad de Callao en Lima dónde se practicó por primera vez esta jugada, aunque la famosa tijereta de espaldas en el aire se atribuye comúnmente al hispano-chileno Ramón Unzaga, quien la popularizó primero en Chile y luego internacionalmente.
Sin embargo, esta rivalidad también protagonizó lamentables incidentes entre los aficionados de cada país, como fue el caso en octubre del 2023 luego del encuentro por la primera fecha FIFA del mismo mes. Los Incas golearon a La Roja por 3-0 en el Hard Rock Stadium de Miami, pero la noche fue opacada por los disturbios que ocurrieron en las gradas: los fanáticos de ambos países se enredaron en una pelea masiva que resultó en numerosos heridos. Según reportaron medios peruanos, el incidente comenzó debido a unas provocaciones agresivas por parte de los aficionados chilenos, a las cuales los peruanos respondieron sin dudar. La situación se salió de control entre objetos lanzados y golpes.
En el marco de la Copa América, Chile y Perú se han enfrentado 21 veces, con un saldo de ocho victorias chilenas, seis empates y siete triunfos peruanos, además, fueron rivales en dos de las últimas cuatro semifinales; en 2015 y 2019. Cada partido es una muestra más de la intensidad y la rivalidad que caracteriza a estos dos equipos, aunque los protagonistas no le den demasiada relevancia al mismo.
Este es el caso de Pedro Gallese, arquero de la selección peruana, quién afirmó estar a la misma altura del seleccionado chileno en la previa del encuentro de este viernes: “Chile le ganó a Paraguay y nosotros empatamos con Paraguay. Son partidos de fútbol, no porque Chile le metió tres a Paraguay nosotros somos menos que ellos”.
Es por esto que aunque se confunda al clásico entre Argentina y Brasil como el más importante de América, la rivalidad entre Chile y Perú, un fenómeno multifacético que va más allá del fútbol, también tiene su toque especial. Abarca siglos de historia, conflictos y colaboración reflejando la complejidad de las relaciones entre dos naciones vecinas. Mientras los enfrentamientos en el campo de juego seguirán siendo apasionantes, es crucial recordar que esta rivalidad se enmarca en una rica y complicada historia compartida.
Piero Hincapié se inició en su ciudad Esmeraldas, a los 14 ya era parte de Independiente del Valle, de allí saltó al fútbol argentino para jugar en Talleres de Córdoba y luego a Alemania con el Bayer Leverkusen, para ser el único ecuatoriano en ganar la Bundesliga.
“Pequeña roca” es la descripción inicial del nombre Piero, para que luego, una vez los niños crezcan, pase a conocerse como “firme como una piedra”. ¿A qué hace referencia? A un hombre fuerte, valiente y tenaz; significado que encaja a la perfección con Piero Hincapié: a los 10 años, mediante un acuerdo, ya se había separado de sus padres para jugar en un equipo del norte de su país y más adelante en el tiempo, ya en la adolescencia, defender la camiseta de un club a más de 3000 kilómetros de distancia de su tierra natal.
Nacido el 9 de enero de 2002 en Esmeraldas, Ecuador, Hincapié destaca por su fuerza, velocidad y agilidad con los pies, a pesar de jugar de defensor central. Sin embargo, sus características le permiten desempeñarse como lateral izquierdo e incluso mediocampista en caso de ser necesario. Es decir, un comodín defensivo muy útil para todo entrenador.
Velocidad también es la descripción exacta para su carrera: en agosto del 2019 hizo su debut en primera con Independiente del Valle, en 2020 fue transferido a Talleres de Córdoba y en 2021, y con tan solo 22 partidos disputados, fue vendido al Bayer Leverkusen de Alemania. Además, sus inicios en el fútbol tampoco salen de este eje. Jugó en Emelec y Barcelona de su ciudad, en el Deportivo Azogues y en el Norteamérica de Guayaquil, club al que llegó en 2012 con 10 años y de la mano del empresario Marcos Zambrano, quien quedó deslumbrado por la calidad del jugador.
Todo este potencial fue aprovechado por IDV, ya que lo sumaron a sus filas en 2016 e hizo todas las inferiores en la institución desde la Sub 14. Allí, no solo destacó por sus cualidades futbolísticas, sino también por los dotes académicos. Culminó la secundaria con honores en el colegio del equipo y a la vez que aprobaba materias, sumaba títulos con el Negriazul. Ganó los campeonatos nacionales Sub 14 y Sub 16 y desde el primer equipo ya empezaban a verlo con buenos ojos. En 2019 con 17 años debutó a nivel profesional con El Matagigantes; a lo que El Kaiser, en varias ocasiones, aseguró que en el club le enseñaron a nunca dejar de soñar.
La Real Academia Española define el término soñar como la representación fantasiosa de imágenes o sucesos mientras se duerme, aunque Hincapié poco caso le hizo a esto. Llegó al país germano con 20 años y más dudas que certezas. Al principio era suplente en el equipo de las aspirinas, pero en octubre de 2022 asumió Xabi Alonso y la historia sería completamente distinta. Tanto para él, como para todo el equipo. En la temporada 22/23, salieron de la zona de descenso y luego clasificaron a Copas Europeas, para que un año y medio después levantaran la Bundesliga por primera vez en su historia. A su vez, representó un hito para el fútbol ecuatoriano: Piero Hincapié era el primer jugador de aquella nacionalidad en salir campeón del torneo. Además, la fantasía siguió, ya que el Die Werkself logró un invicto de 51 partidos y consiguió la Copa de Alemania ante el 1. FC Kaiserslautern.
Sin embargo, no todo fue color de rosas para el defensor. El 17 de junio de 2023, durante el amistoso de selecciones entre Ecuador y Bolivia, sufrió la fractura del quinto metatarsiano del pie derecho, por lo que pasó por el quirófano y tuvo una rehabilitación que le demandó casi tres meses. Reapareció el 15 de septiembre en el duelo contra el Bayern Múnich, jugó sólo un minuto y desde ahí fue una pieza inamovible para Alonso y su país.
La relación con su selección comienza en 2017, cuando era seleccionado de la Sub 15, para que dos años después sea capitán de la Sub 17, en la que jugó el Campeonato Sudamericano y el Mundial de la categoría, en el cual llegó a octavos de final. Luego, sería convocado a la Mayor de Gustavo Alfaro para los amistosos ante Brasil y Perú (en ambos fue suplente) y fue ratificado para la Copa América de 2021. En esta competencia tuvo su debut con La Tri. Fue el 13 de junio, ante Colombia, en la primera fecha del grupo B. Un año más tarde disputó el Mundial de Qatar y la Federación Internacional de Historia y Estadísticas de Fútbol (IFFHS), lo eligió en 2022 como el mejor futbolista Sub 20 de la Conmebol.
Previo a su primera convocatoria con Ecuador, Alfaro lo había escogido para un amistoso con Bolivia el 19 de marzo, pero la dirigencia de Talleres, su equipo en ese entonces, decidió no cederlo al no ser una competencia por los puntos. En La T, La Muralla se volvió vital para el armado de Alexander Medina, aunque empezó desde abajo en la consideración del Cacique. Primero contrajo COVID-19 y luego, a pesar de haber superado el virus, debía “trabajar” su cuerpo; ya que arribó a Córdoba con 67 kilos y el equipo le pedía como mínimo 73. El preparador físico Alexis Olariaga y el resto de sus colaboradores estuvieron a la par del defensor en toda la etapa. Nuevamente, como su nombre lo define, la fuerza y tenacidad estuvieron presentes.
También figura el compromiso, ya que en la escuela del conjunto vallensetenía que estudiar todas las materias en medio de una estricta rutina, la cual incluía levantarse a las siete de la mañana, arreglar y barrer su habitación y luego entrenar. Así, Piero sostiene que le enseñaron a ser un hombre desde chiquito y que lo formaron con valores y disciplina. Hoy tiene la posibilidad de trabajar de lo que ama y además ayudar a sus padres, Mayra Reina y Jesús Hincapié. Este último, cuando El Kaiser defendía los colores de Talleres, le había pedido que se deje ganar en el partido por Copa Sudamericana ante Emelec, club del cual él y toda su familia es hincha, pero en el que nunca pudo jugar.
Todos los logros de la pequeña roca hoy firme como una piedra, son el fruto de su trabajo y dedicación. Campeón de la Sudamericana 2019 y CONMEBOL Libertadores Sub-20 con Independiente del Valle, tercer puesto de la Copa Maradona 2020 con Talleres y vencedor de la Bundesliga y DFB-Pokal en 2023 con el Bayer Leverkusen. Por ahora Piero Hincapié está en una montaña rusa, pero que lo único que hace es subir como la espuma. A pura velocidad, como su juego manda.
Una de las cosas que caracterizó a Diego Armando Maradona a lo largo de su carrera fue el número “10” en su espalda, más aún en la Selección Argentina. La remera azul del Mundial 1986, con la que hizo el doblete a Inglaterra o la suplente de Estados Unidos 1994, donde marcó su último gol contra Grecia, deben ser de las camisetas más recordadas por los hinchas.Uno pensaría que siempre usó la “10”, pero no, en la Copa América 1979 utilizó la “6”, algo totalmente impensado para la actualidad más teniendo en cuenta en la posición en la que jugaba, donde ese número está referenciado con los defensores.
Aquel certamen continental presentaba, en esos años, la particularidad de disputarse a lo largo del año, sin sede fija. El campeón comenzaba en semifinales, con partidos a ida y vuelta y las selecciones estaban divididas en tres grupos de tres, de los que solo pasaba el primero. En esa copa, a la Argentina le tocó compartir el grupo B junto a Brasil y Bolivia. De los cuatro partidos que disputó la selección, Maradona solo estuvo presente en dos fechas, la segunda y tercera. Para la primera no fue convocado y en la última, se encontraba con la Selección Sub-20 en Japón disputando el mundial de la categoría.
Su primer encuentro en aquel certamen fue contra Brasil de visitante y el restante contra Bolivia de local y en ambos encuentros utilizó la número 6. El primero, disputado en el mítico Estadio Maracaná, culminó con victoria de los locales por 2 a 1. Ya finalizado el partido intercambió camiseta con Zico, el “10” de los brasileños, uno de los mejores jugadores del mundo por aquellos años. Contra los bolivianos, en el Estadio de Vélez Sarsfield, marcó un gol, a falta de 20 minutos, para cerrar la goleada por 3 a 0.
¿Por qué Diego tuvo la “6” en su espalda y no la “10”? A partir del Mundial Alemania 1974, por disposición de los tres técnicos (Vladislao Cap, Victor Rodríguez y José Varacka), se determinó que, para evitar problemas a la hora de decidir quien usaba cada dorsal, se ordenaban a los jugadores alfabéticamente, al primero de la lista se le asignaba el número uno y así con todos los convocados. Esta particularidad se mantuvo hasta el Mundial Italia 1990 y a lo largo de esos torneos se pudieron ver a jugadores como Ubaldo Fillol con la “5”, Jose Luis Cuciuffo con la “9”, entre muchos otros más.
Por eso mismo, el “Pelusa” hizo uso de ese número en su espalda en aquellos dos cotejos. Pero obviamente hubo excepciones a lo largo de esos años, más con Diego, porque si hubiese sido por ese dictamen, nunca hubiese usado la “10” hasta Estados Unidos 1994. En esos dos partidos fue Juan Carlos Bujedo, lateral izquierdo de Vélez, quien utilizó la número “10”, por razones no sabidas, mientras el por entonces Pibe de Fiorito usaba la “6”. A su vez cuenta que, previo al encuentro con Brasil Diego le dijo que la diez se la prestaba por un ratito.
También esto llama la atención por el motivo de que Maradona era el jugador del futuro en esos años, tanto para el fútbol argentino como mundial. Con 19 años ya había sido dos veces consecutivas goleador del Torneo Metropolitano (1978 y 1979). Sumado a eso en las convocatorias no estaban en gran parte los recientes campeones del mundo, solo repetían Daniel Passarella, Americo Gallego y Jose Valencia. No estaba presente Mario Kempes, quien utilizó la “10” en el Mundial de la Argentina realizado un año antes. Estas singularidades, más la falta de grandes nombres en la convocatoria, terminan generando que sea algo exotico que Diego Maradona haya usado el número 6.
El juego del mundo cosecha, por primera vez con solidez, registros positivos en Canadá. Desde los éxitos internacionales del equipo femenino y la organización del Mundial de mujeres 2015, el fútbol vive un auge en el segundo Estado de mayor superficie del planeta. Con este respaldo, la Premier League Canadiense, inaugurada en 2019, enfrenta el desafío de sembrar el deporte más aceptado en occidente en tierra nunca antes cultivada con éxito.
Paso a paso, la incipiente liga norteamericana afianza sus bases: ocho equipos consolidados, números de audiencia en verde y un proyecto financiero sustentable, son sus mandamientos para el futuro próximo.“No vamos a comprar a Lionel Messi, aunque podríamos desarrollarlo”, dijo el comisionado Mark Noonan. La Canadian Soccer Association, presidida por la ex atleta olímpica Charmaine Crooks, presenta un modelo consciente, del que la AFA podría aprender, incluso con la tercera estrella sobre el escudo.
El 1 de julio de 1867 cuatro provincias situadas al norte de los Estados Unidos declararon su independencia de Gran Bretaña y formaron Canadá, que en lenguas nativas significa “pueblo”. Sin embargo, fueron los británicos quienes introdujeron el fútbol en suelo norteamericano. El primer picado documentado data de 1876, cuando los Toronto Lacrosse Club y el Carlton Cricket Club se enfrentaron en la ciudad de Toronto. No obstante, la pelota no encontró el arraigo que sí generó el hockey, al que los nativos adaptaron al hielo desde 1875 y transformaron en el deporte nacional. Las constantes heladas, que promedian los -20 y -25 grados en invierno, atentaron contra la práctica futbolística y favorecieron la movilidad del disco, empleado desde 1877. “En Canadá hacemos pistas de hielo en todos lados: plazas públicas, ríos congelados y ¡hasta bajo los puentes!”, comentó @Viajeacanadá, la guía turística del país en México.
Relegado, el fútbol echó raíces definitivas en 1912 cuando se fundó la Asociación Canadiense. Desde entonces, fue una práctica plenamente amateur hasta que el equipo nacional consiguió la clasificación a la Copa del Mundo de México 1986, la primera de su historia y en la que perdieron ante Francia (0-1), Hungría (0-2) y la Unión Soviética (0-2). Al año siguiente, se creó la primigenia liga profesional – Canadian Soccer League-, pero solo duró un lustro.
La popularización del “soccer” en Canadá se construyó desde el fútbol femenino, a partir de tres ejes: el desarrollo de la leyenda Christine Sinclair, máxima goleadora en selecciones nacionales con 190 anotaciones entre 2000 y 2021, la organización del Mundial 2015 y la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Éxitos que motivaron a crear un torneo profesional de mujeres para la campaña 2025.
Con este impulso, se lanzó en 2019 la Canadian Premier League. Más de 17.500 personas se juntaron el 27 de abril en Ontario para presenciar el duelo entre el local Forge FC (actual campeón y ganador en cuatro de las cinco temporadas disputadas) ante el York 9 FC. Desde sus inicios, la liga integró el plan Forward de la FIFA, el cual financia proyectos incipientes. Actualmente, la división canadiense cuenta con ocho equipos que disputan 28 partidos, catorce de local, durante la temporada regular, que clasificará al puntero a la Copa de Campeones de la CONCACAF. Luego, los mejores cinco colocados jugarán Play Offs de eliminación directa para definir al dueño del trofeo.
El propósito de vida de la liga es “tratar de desarrollar jugadores natales y un ecosistema futbolístico donde antes no existía”, según el comisionado estadounidense Noonan. Con esta premisa, se establecieron dos normas claves: un máximo de cinco extranjeros por alineación titular y un mínimo de 2000 minutos protagonizados por jugadores sub 21.
La corporación acordó por diez años la emisión de los partidos de la competencia con la productora internacional Mediapro, con trabajos en otros 32 países. De esta forma, los compactos de todos los partidos están disponibles en YouTube (@CPL Soccer) y la definición de 2023 entre Forge y Calvary cuenta con un récord de aproximadamente 8.500 visualizaciones.
Los cimientos están construidos y cuentan con el empuje del combinado nacional. Les Rouges, liderados por el lateral izquierdo del Bayern Munich Alphonso Davis, asistieron por segunda vez al mayor evento futbolístico del planeta en Qatar 2022, donde cayeron en la fase de grupos ante Bélgica (0-1), Croacia (1-4), Marruecos (1-2). El jueves debutarán en la Copa América de Estados Unidos, cuando enfrenten a la Argentina en el juego inaugural.
“La liga no desaparecerá”, afirmó el comisionado conectiqués. Si bien su creación fue un requisito para poder albergar, junto a Estados Unidos y México, la Copa del Mundo 2026, el proyecto es ambicioso y pretende duplicar el número de participantes para la próxima década como “máxima prioridad”, en palabras del ex director de marketing de la Major League Soccer, la liga estadounidense en la que conviven el Inter de Miami de Lionel Messi y tres franquicias canadienses: CF Montreal, Toronto FC y Vancouver Whitecaps.
Ninguno de los 26 futbolistas convocados por el técnico Jesse Marsch (reemplazante de Marcelo Bielsa en Leeds de Inglaterra en 2022) a la cita continental juegan en la Canadian Premier League. Ese es el desafío motivacional de la estructura. Como dijo Noonan: “No vamos a comprar a Lionel Messi, aunque podríamos desarrollarlo”. El terreno es fértil. Entonces, hay que saber aprovecharlo.