viernes, enero 10, 2025
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La maratón hacia la equidad en el fútbol de selección 

Por Eva Pietrantuono

No es la primera vez que Héctor Bellerín lo hace. Que sus declaraciones abren el foco y dejan ver que el fútbol sobrepasa los límites de la cancha y del espectáculo. 

El lateral español –ex Arsenal y Barcelona– no dudó por ejemplo en apoyar la denuncia de su compatriota Jenni Hermoso hacia el entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, cuando el último la besó sin consentimiento mientras ella y sus compañeras eran coronadas campeonas del Mundial Australia-Nueva Zelanda 2023. 

Tampoco le tembló el pulso para hablar sobre lo que lo volvió noticia esta vez: la disparidad salarial entre el fútbol masculino y femenino de selección.

Fue el pasado 21 de julio en el podcast En clave de Rhodes, de la Cadena Ser: “Lo que deseo y lo que es justo es que todos ganemos lo mismo, que seamos igual de profesionales, que tengamos los mismos derechos y que exista igualdad. ¿Cómo hacemos eso? Aún no sé. Lo que sí sé es que desde el fútbol masculino tenemos que ser los primeros en ayudar”. Una semana más tarde, en la conferencia de prensa previa al amistoso de pretemporada entre su Real Betis de España –equipo del cual será uno de los capitanes– y el Manchester United, defendió esas palabras ante un batallón de medios que amplificaron sus dichos frente a millones: “Si lo hacen en otros sitios, aquí es cuestión de hacerlo”.

Uno de esos otros sitios es Dinamarca. 

El 14 de junio la selección de fútbol danesa arrancaba el sueño hacia la deseada Eurocopa 2024. Pero también dio inicio a algo más duradero que una aspiración que desvanece al abrir los ojos en la mañana: un proyecto, más profundo que cualquier título o campeonato. Ese mismo día, la Federación Internacional de Asociaciones de Futbolistas Profesionales (FIFPro) anunció que seis estrellas del máximo equipo —Andreas Christensen, Thomas Delaney, Christian Eriksen, Pierre-Emile Hojbjerg, Simon Kjaer y Kasper Schmeichel— habían firmado un acuerdo de cuatro años con la Asociación Danesa de Fútbol (DBU), en nombre de sus compañeros de selección y con el apoyo del sindicato de jugadores de su país —Spillerforeningen—. La búsqueda más importante: “Ayudar a arreglar condiciones laborales igualitarias para el equipo nacional femenino”. 

La DBU —la “AFA” danesa, pero con casi un tercio de su ganancia (un total de 13 millones de dólares según la página RocketReach)— ya había confesado el deseo de igualar los salarios de sus dos conjuntos mayores, aunque su idea era recortar el presupuesto del masculino para levantar el piso de las mujeres. Ninguna de las dos selecciones estaba conforme y sentenciaron que “así no se crea la equidad”, según contó Michael Sahl Hansen, el director del gremio de fútbol de Dinamarca. Como resultado de la negociación, los jugadores se rehusaron a aceptar un aumento de sus propios salarios para alcanzar esa equiparación, por lo que ambas selecciones cobrarán la misma remuneración básica, sin contar premios y bonificaciones. Además, se mejoraron las coberturas de los seguros y se fijó la creación de una casa común para los equipos y la de un fondo de desarrollo, financiado en conjunto por la asociación y por los jugadores de la selección masculina. 

Pero no es una filosofía que surgió de la nada. El máximo organismo danés trabaja en planes integrales y a largo plazo desde hace años, como así lo refleja en su web principal. Su lema lo condensa: “DBU, parte de algo más grande”. Así, más allá de la información tradicional que suele encontrarse en este tipo de páginas, relacionada a torneos, estatutos y formalidades, el espacio cuenta con distintos apartados que profundizan sobre la “responsabilidad social” que el mismo organismo alza como bandera. 


“El fútbol es mucho más que un juego con una pelota. Puede ayudar a marcar la diferencia, crear comunidades y unidad, y el fútbol puede unir a la gente y entusiasmarla. Sobre esta base DBU asumirá su responsabilidad y contribuirá positivamente a la sociedad. El juego puede ayudar a fortalecer la salud, la integración, la inclusión y la diversidad en Dinamarca, porque creemos que el fútbol es un lenguaje universal. El fútbol es y debe ser para todos, independientemente de quién seas y de dónde vengas.”

 

Dos semanas después del anuncio, el sábado 29 de junio a las cuatro de la tarde, gran parte de la patria futbolera argentina se amuchó frente al televisor para atender cómo daneses y germanos se rifaban el pase a los Cuartos de Final de la Eurocopa 2024, torneo que junto a la Copa América se turnó para acaparar las miradas del público durante un mes. Dinamarca luchó pero cayó por 2-0 en el Signal Iduna Park —estadio de la mítica hinchada del Borussia Dortmund— y la aspiración a un título se esfumó para los escandinavos, pero no así su proyecto a futuro, que entraba en rigor al terminar la competencia. 

Los jugadores daneses en los octavos de la Euro 2024|Foto:fútbol.dk

A unos 11.500 kilómetros, un partido se disputaba en simultáneo, en una cancha igual de glorificada por su gente y en un club que también mira a largo plazo. Era una tarde de historia para el deporte femenino argentino. Las gladiadoras —la primera división de Boca Juniors— dieron una función de juego en La Bombonera y vencieron a Rosario Central ante casi 20 mil almas, cifra inédita en la máxima categoría del fútbol de mujeres. Con ese triunfo, el Xeneize dio uno de los últimos pasos hacia el pentacampeonato, que consagró días después. 

De los 18 clubes que militan en la primera categoría del fútbol local femenino, solo Boca tiene a todas sus jugadoras contratadas este 2024. La página de la AFA –dividida en un índice de noticias, estadísticas, desarrollo y documentos– es donde se encuentra la normativa anual que regula dicho torneo, la cual nació en 2019 con la declaración de la semi profesionalización del fútbol femenino gracias al empuje de Macarena Sánchez y muchas más. Profesional porque obliga a las instituciones a contratar a sus futbolistas; semi porque demanda que un piso de 15 jugadoras tengan un acuerdo escrito de las 35 inscriptas en el plantel, con salarios que no siempre alcanzan para vivir solo del deporte.

Boca es de los que más se comprometió con la disciplina. Así lo declaró su directora técnica, Florencia Quiñones, luego de conseguir el pentacampeonato: “El secreto es el trabajo que hace un montón de gente detrás nuestro y que el club apuesta por nosotros. Ahí está la clave, más allá de que tenemos jugadoras de selección en la mayor y las juveniles. El club invierte, nos da comodidades, el poder entrenar y estar bien alimentadas. Algunas chicas tienen su sueldo, pero tampoco pueden vivir al 100. Es un camino largo”

Sin embargo, Lorena Benítez, Julieta Cruz, Eliana Stábile y Laurina Oliveros —cuatro de esas jugadoras que eran de selección hasta principios de este 2024— renunciaron a su convocatoria albiceleste para las fechas FIFA a fines de mayo, cuando el combinado argentino estaba por enfrentar a Costa Rica en dos amistosos en Buenos Aires. 

“El primer motivo, una situación que desde los 14 años cuando formaba parte del SUB 17 no me tocaba vivir, que fue no tener la posibilidad de un desayuno o almuerzo en las citaciones de entrenamiento con la preselección del día martes y miércoles pasado”. Benítez fue la que más se extendió en la explicación sobre la decisión tomada. Alegó que solo se les ofreció “una banana y un sánguche de jamón y queso” tras finalizar las dos prácticas en el predio Lionel Andrés Messi. También mencionó que el día de los amistosos no tendrían viáticos y que sus familias deberían pagar entradas, a lo que ironizó: “¿La respuesta de siempre? NO HAY PLATA”, una frase que hace eco en el país. La AFA no tardó en dar su versión: sostuvo que la vianda se entregó de manera excepcional porque había un evento FIFA en el campo de Ezeiza y estaba colapsado, que para ninguna selección se cubren los gastos de los partidos en el país y que las entradas siempre se entregan a las jugadoras para que asistan sus familiares. 

Pero el punto es que tanto ellas como “las que deciden luchar desde adentro” —como definió el entrenador de la mayor femenina Germán Portanova a las jugadoras que integran su convocatoria— lejos están de demandar paridad salarial con el equipo de los campeones del mundo. Las palabras de las cuatro futbolistas de Boca sonaron a desgaste, más allá de los avances alcanzados en la última década en el fútbol femenino. En el centro del reclamo descansa una lucha de años que permite abrir la calle a las muchas que —por suerte— caminan atrás. Oliveros —arquera con la valla menos vencida del Torneo Apertura argentino— resumió su sentir en pocas líneas: “Con el corazón partido y mil ilusiones que se esfuman de a poco… ¿Mi deseo para este año y los que siguen? Que las generaciones que vienen puedan disfrutar y ser felices corriendo atrás de la redonda, como quizás en algún momento lo fuimos nosotras”. 

Y es que cada vez son más las niñas que se ponen los botines y saltan a la cancha para dejar el puesto de espectadoras, potenciadas por la (semi) profesionalización de 2019 y por los efectos de Qatar 2022. Solo basta con entrar a cualquier club grande o de barrio para ver esta realidad, cruzarse a mujeres de todas las edades con la 10 o la 23 en la espalda, y que no sean solo los varones quienes puedan soñar que en esa celeste y blanca se lea algún día su nombre. 

 

Transgresión y verdad: un argentino en Moscú 1980 con la tarea de informar

Por Mariké Souto

Los Juegos Olímpicos pueden cambiar de sede, disciplinas, formatos y selecciones presentes; pero un elemento que asiste independientemente de todas las variables: La Tea Olímpica, ícono alumbrante simboliza paz, esperanza y amistad. Sin embargo, ha olvidado de iluminar el deporte y periodismo argentino en 1980, extraviando los valores que pretende representar. 

Al complot político se le sumó un boicot mediático, y en consecuencia censuró para la Argentina el evento deportivo más importante del mundo, lo hizo casi imperceptible para los medios de comunicación nacionales y olvidando a aquellos deportistas clasificados para disputar los Juegos Olímpicos de Moscú 1980; prohibiéndoles llegar a la cumbre de sus carreras. El país, inmerso en la dictadura cívico-militar, decidió adherirse al boicot capitaneado por Estados Unidos para diezmar a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas por no desocupar Afganistán a pedido de James Carter, presidente estadounidense, quien le impuso un ultimátum a la URSS para que se retire del país asiático, o como represalia boicotearían ¨en nombre de la paz¨ las Juegos que se festejarían en Rusia. Un total de 66 países se ausentaron y se estima que entre 45 y 50 apoyaron a los estadounidenses; uno de ellos es la Argentina perjudicada por un proyecto de represión política y de terrorismo de Estado con el objetivo de alejar al comunismo de América del Sur ideado por Estados Unidos denominado Plan Cóndor. 

De todas maneras, los países que alguna vez supieron ser parte de las potencias aliadas, como Gran Bretaña y Francia, le dejaron la decisión de si asistir o no a sus deportistas. Finalmente para algunos resultó ser una decisión económica, más que meramente política. 

“Ya estaba designado, decidimos ir con todo el peligro que implicaba”

No obstante, sí hubo un argentino con presencia activa en los Juegos Olímpicos de 1980: Roberto Fernández, periodista y profesor de Tea & Deportea. En una entrevista, reveló que fue considerado el indicado para cubrir los Juegos Olímpicos porque era el secretario de redacción a cargo de la sección polideportiva de la revista Goles Match. Si bien, el presidente del Comité Olímpico Argentino, Antonio Rodríguez, no aprobaba el boicot, en mayo se anunció que la Argentina estaría ausente en el torneo. “El resto de los medios desistió de ir a Moscú, pero nosotros debatimos mucho el tema y como era una revista transgresora decidimos ir pese a que al Gobierno no le gustó nada que ratifiquemos la acreditación”, expresó el periodista rebelde. También, agregó que cuando se armó el equipo ya tenían la idea de cubrir la mayoría de eventos deportivos y la línea editorial se apoyaba en el conocimiento y valores propios de los miembros, por lo que ya habían asumido que en esta situación iban a ir en contra de los que estaban en el poder y los medios hegemónicos que lo obedecieran. Asimismo, resaltó que el presidente de la COA dificultó el trámite de la acreditación pero, aun así, se la otorgaron cuatro días antes de viajar a Rusia. 

Fernández, en su nota para Página 12  “Moscú 1980, los Juegos de la Guerra Fría”, mencionó que al llegar a Rusia un coronel soviético, que hablaba castellano perfecto, le comentó: “Ayer llegó otro argentino, juez de boxeo, creo. Primero lo confundí con un chileno, por el acento, ¿Chile y Mendoza están cerca, verdad?”. Por lo que en el intercambio le pregunté si había podido tener contacto con él u otro argentino:  “Si, además había un juez de voley o handball, el basquetbolista argentino Juan Domingo De La Cruz quien jugó para España, el ciclista que representó a Italia Ottavio Dazzan, y una noche descubrí a una argentina que hablaba muy mal castellano porque emigró joven”. Igualmente, concluyó: “Era el único de mi medio así que no podía ir a todos los deportes, todas las mañanas me levantaba y hacía una agenda de qué disciplina cubría. Nunca logré cruzarme ni con el basquetbolista, el ciclista,el juez de boxeo o con la periodista”. 

Estos Juegos Olímpicos del 80´ fueron una página oculta de la historia del deporte nacional. Así lo reprocha César Torres, doctor en filosofía e historia, en su nota “A 40 años del boicot olímpico de la última dictadura cívico-militar”: “En la Argentina, las/os olímpicos de 1980 fueron rápidamente olvidados. Incluso en democracia no recibieron un reconocimiento adecuado por su clasificación a los Juegos y por la frustración que representó el boicot. En un país que aún sigue trabajosamente recuperando la memoria de su pasado reciente esta circunstancia es llamativa”. Los juegos no fueron televisados ni transmitidos por radio, por lo que la exclusividad del contenido era de la revista Goles Match, lo suficientemente desobediente como para enviar a un periodista. Por eso mismo, Roberto Fernández cumplió y cumple un rol relevante en la historia porque es el único testimonio cien por cien argentino en primera persona del evento celebrado en Moscú.

 

Crónica de una revolución patria

Por Franco Zabala

Por penales, con el equipo justo y después de haber pedido donaciones para poder viajar. Así fue como la selección argentina femenina juvenil de polo acuático eliminó a Estados Unidos del Panamericano, a fines de mayo.

Las Tiburoncitas, el seleccionado nacional femenino juvenil de polo acuático, compitieron en el Panamericano U-19 de El Salvador y fueron subcampeonas de América, pero estuvieron muy cerca de ni siquiera viajar.

El pasado 25 de marzo, la Confederación Argentina de Deportes Acuáticos (CADDA) anunció que todos los eventos que no fueran cubiertos por el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD), deberían ser financiados de forma privada


Tras recibir esta noticia, las atletas tomaron la decisión de pedir donaciones para conseguir los fondos necesarios de cara al viaje. El 28 de marzo publicaron un posteo en su cuenta de Instagram, donde especificaban el alias y la cuenta que utilizarían de fondo común.

Si bien la convocatoria oficial de cara a El Salvador fue publicada el 16 de abril, las jugadoras ya habían tenido un aviso previo. Semanas antes, en una reunión de Zoom, autoridades y deportistas definieron si iban a viajar o no.

Ahí se presentó la lista por primera vez, así como el precio total del torneo. Había un total de 15 atletas, cuyos nombres no iban a poder ser modificados. En caso de que menos de 11 (el mínimo permitido para participar) dieran el sí, Argentina debería darse de baja. 

 

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Al final, 12 deportistas confirmaron su presencia. El equipo final fue: Avril Parada, Maylen Sampedro, Emma Sophia Riley, Juana Masini, Carolina Policastro, Isabella Mastronardi, Agostina Cataldo, Julieta Arce, Excelsa Montes, Bianca María Perasso, Anahí Bacigalupo y Faustina Escola. El cuerpo técnico estuvo integrado por Fabio Lombardo y Verónica Grieco. De esas 12, un total de 9 jugadoras habían estado en el Sudamericano Juvenil Buenos Aires 2023

Los equipos que iban a competir en El Salvador fueron definidos la temporada pasada. Cada subcontinente tenía su propio clasificatorio, y Argentina era local en su chance. Este certamen tuvo lugar entre el 16 y el 21 de septiembre, en el Jeanette Campbell (natatorio del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo).

 

Las Tiburoncitas, en la ceremonia previa al partido con Paraguay.

Consistía de dos etapas: la fase de grupos y las eliminatorias. Las rioplatenses no tuvieron ningún tipo de problema durante la primera etapa. Se clasificaron a las semifinales como las segundas mejores (las cariocas fueron las primeras) y debían jugar contra Colombia. 

Las Tiburoncitas llegaron al partido justo después de que jugara Brasil, que despachó a Chile por más de 10 goles de diferencia y se convirtió en el primer finalista confirmado. 

El último enfrentamiento contra las cafeteras había sido tan solo 4 días atrás, y terminó 17 a 8 a favor del combinado albiceleste. Esta nueva batalla no pudo llegar a su final debido a un conflicto que descalificó a ambos equipos.

 

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La CADDA publicó un comunicado en su Instagram donde anunciaba la desafección de ambos equipos. Ese post aún está en pie y tiene 36 comentarios, una cantidad inusual para sus propios parámetros. 


Por su parte, Las Tiburoncitas hicieron un descargo en su cuenta oficial de Instagram y dieron su versión de los hechos. Allí, además de declarar que habían sido testigos de un juego agresivo por parte del rival, aseguraban que en todos los videos se observaba como las acciones violentas venían exclusivamente del lado colombiano. 

Por motivos de protección, el servicio de streaming pago que transmitía el torneo fue suspendido temporalmente durante el encuentro, eliminando así todo registro audiovisual de la revuelta entre ambos equipos.

 

 

Existe un video grabado por el público donde se puede visualizar desde el inicio hasta el final de la pelea. Sin embargo, como este no es parte de la transmisión autorizada, fue desestimado a la hora de presentar las apelaciones.

El torneo había terminado. El podio quedaba entonces con Brasil a la cabeza, Chile como subcampeón, Perú como bronce y Paraguay en el 4º puesto. En un principio, las dos selecciones descalificadas ni siquiera fueron parte de la tabla final de posiciones, decisión que terminaría por revertirse y dejaría a las locales en el 5º lugar.

Ese cambio fue fundamental para que las juveniles argentinas pudieran tener su pasaje a El Salvador. Es cierto que les había quedado la espina de la medalla, pero había una luz de esperanza dentro de tanta oscuridad. Después de todo, tanto Brasil como Colombia iban a estar presentes en el Panamericano también.

 

Las Tiburoncitas, antes de viajar a El Salvador.

Era momento de viajar a El Salvador. El formato del torneo era extremadamente sencillo, todos contra todos o “round robin” en la terminología oficial del campeonato (difícil de explicar debido a que 5 de los 7 contendores utilizaban el español como idioma oficial). 

Argentina no tuvo problemas en sus primeros encuentros. Venció a México con un marcador de 15-7; se cobró venganza con Colombia y la venció por 16-12; le ganó a Canadá 14-13 en lo que sólo puede ser descrito como un partidazo; y aplastó a Chile con una ventaja final de 15 goles.

La primera parte estaba adentro. Las tablas comenzaban a definir los candidatos al título, y el Sol de Mayo brillaba dentro de las posibilidades. Quedaban dos partidos: Brasil y Estados Unidos, en ese orden.

 

El abrazo entre Isabella Mastronardi (6) y Bianca Perasso (10), tras vencer a Canadá.

Argentina tenía una suerte de “escudo”, porque era la única selección que no había probado el sabor de la derrota. Los cariocas habían caído contra las estadounidenses, quienes a su vez habían perdido contra Canadá. 

El clásico sudamericano se lo llevó Brasil, con un resultado de 14-11. Esto generaba, al menos de forma artificial, una semifinal para las argentinas. En caso de ganar el próximo partido, volverían a quedar empatadas con el país vecino y definirían el título en una final.

A todo o nada, contra las barras y las estrellas. 

La certeza que manejaban las jugadoras era la misma que la de aquel que vive consciente de que su destino depende exclusivamente de sí mismo. 

Además, estaba el agregado de la fecha. Con motivo del 25 de mayo, en el camino a la pileta las jugadoras cambiaron su cábala. Dejaron de lado, al menos por un rato, al tema “Para la selección” al cual escuchaban en bucle, y pusieron el himno y la marcha de San Lorenzo.

El grito de guerra previo al partido también tuvo su modificación. En lugar de gritar “1, 2, 3, ¡Argentina!”, se pudo oír un “Viva la patria”. Hoy jugaban por ella. 

 

El seleccionado, después de vencer a México.

El encuentro fue extremadamente parejo. Las Tiburoncitas crearon una ventaja de un punto en el primer periodo y la sostuvieron hasta el cuarto, donde las norteamericanas consiguieron su tan ansiado empate. Cuando sonó la chicharra, el marcador iba 15-15.

Era el momento de los penales. 

Arrancaban las yankis, que mandaron a Kirra Pantaleón, máxima goleadora de su equipo durante el encuentro, a definir ante el arco defendido por Avril Parada. 

Después del tiro el marcador seguía en cero, pero Argentina lo había festejado como un gol. Fue obra de Parada, que bloqueó el disparo. 

La primera Tiburoncita en tirar fue Maylén Sampedro. Las del sur se ponían por delante.

Charlotte Raisin empató el partido, tras colocar la pelota fuera del alcance de la arquera argentina, y Agostina Cataldo recuperó la ventaja para las albicelestes.

El tercer penal para ambos equipos siguió con esa tónica. Mia Fabros anotó para el seleccionado norteamericano e Isabella Mastronardi, máxima goleadora de su equipo durante el encuentro, hizo lo propio para el suyo. 

La racha se cortó. Estados Unidos había convertido de la mano de Natalie Whitfield y a la argentina Bianca Perasso le habían atajado el penal. 

Otra vez, por segunda vez en el encuentro, las yankis recuperaban la igualdad. Quedaba un tiro para cada equipo. Las número cuatro de cada equipo eran las destinadas a cerrar la tanda. 

Parada, que venía de tocar los últimos tres tiros, atajó el penal de la estadounidense y las dejó en jaque. ¿Cómo hizo para adivinar todos los palos? No fue magia negra, sino un minucioso estudio estadístico por parte del banco argentino.

Todo quedaba en manos de Juana Masini. 

Decir que su penal fue festejado porque valió una clasificación a la final del Panamericano es faltar a la verdad. Cuando el tiro de la jugadora porteña golpeó el interior de la red, se concretó la épica de una selección que necesitaba redimirse.

Porque no tuvo la oportunidad de medirse ante Brasil en casa y con su gente, porque fue descalificada y tildada de irresponsable, porque tuvo que pedir ayuda económica para poder competir, pero sobre todo, porque le habían faltado el respeto.

Estados Unidos no llevó a sus mejores jugadoras a El Salvador. En cambio, presentó un combinado de edad menor, como si este torneo fuera poca cosa para ellos.

Esa fue la provocación que motivó a las “Tango Girls” (cómo las apodó la página de PanamAquatics). ¿Qué derecho tenían las norteamericanas de no jugar a toda máquina? ¿Por qué habían dejado a sus estrellas en casa? ¿Qué acaso eran demasiado buenas como para medirse ante la nación del fin del mundo? 

Se equivocaron. Las argentinas desmitificaron a la parte norte del continente en el partido contra Canadá y el partido contra Brasil no las había podido tumbar. Estaban de pie, y habían olido sangre. Eran conscientes de que el deporte sólo a veces daba revancha, y prácticamente nunca con tanta rapidez. 

Esta era la chance definitiva de gritarle al mundo que el espíritu argentino pesaba más que cualquier centro de entrenamiento de alto rendimiento. Que la pasión jugaba más que la plata, y que el sentimiento sigue sin poderse comprar.

Y ahora era el turno de ella, de la número 4 argentina.

Ella, que había sido parte del plantel descalificado en Buenos Aires 2023. Que la habían contado como parte del tumulto con Colombia, aunque solamente había ido a rescatar a una amiga y compañera. 

Ella, que en un principio no sabía si iba a poder viajar a ese torneo, ahora tenía el boleto a la final, en sus manos.

Afuera, la tensión de todo el torneo. Las cariocas miraban atónitas, porque ni ellas habían podido vencer a Estados Unidos. Las estadounidenses, porque no podían creer que las iba a eliminar una selección latinoamericana (que seguramente no podrían ubicar en el mapa). 

Las demás naciones alentaban por esta David del sur, que estaba por tirar un último hondazo. Todos estaban cautivados por este batacazo inaudito, hasta los relatores, que demostraban un dejo de fanatismo por la albiceleste en sus palabras. 

Las únicas tranquilas eran las argentinas, que sabían que las esperaba algo grande. Porque sabían todo lo que había costado esto. Porque habían contado cada una de las lágrimas derramadas en el vestuario del Jeanette Campbell, y conocían perfectamente el gusto de la bronca que tanto habían masticado durante estos meses. 

No podía ser coincidencia, tanta coincidencia, que justo tenían esa chance un 25 de mayo. El destino las estaba citando, y ellas le iban a contestar.

El disparo de Masini rebotó en el agua y se clavó en un ángulo. La arquera no llegó a manotearla, y la final estaba definida. Fue 4-3 por penales, para Argentina. Por todo eso, es injusto decir que esa tanda de penales fue sólo una semifinal panamericana. 

El post-partido fue un espectáculo. Los teléfonos de las chicas reventaban de tantas llamadas. Entre ellas estuvo la de Guillermo Setti, entrenador principal de la selección femenina mayor, quien disfrutó el show en compañía de un whisky.  

El padre de Emma Riley, la Tiburoncita que usa el gorro número 3, es de origen estadounidense. Tras ver el encuentro, prometió hacerse una lágrima con los colores de la bandera argentina por la emoción que le había generado el triunfo de las chicas.

 

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Entre festejo y festejo, la final las esperaba. No habían tenido tiempo de asimilar lo que habían hecho, que al otro día debían volver a medirse con Brasil. 

La final fue un tanto más complicada. El arranque del partido puso a las cariocas en ventaja por 4 goles, y se volvió muy difícil darlo vuelta. El marcador final fue 15-9 a favor de las brasileñas, que sumaban otro título a su vitrina. La verdeamarela era la única selección que no había hincado la rodilla ante las rioplatenses.

En cuanto al partido por el tercer puesto, Estados Unidos venció a Canadá por 4-2 en los penales, después de empatar 10-10 en el reglamentario y se quedó con el bronce.

Las jugadoras, después de vencer a Estados Unidos.

El torneo había terminado y Las Tiburoncitas se habían hecho un hueco en la historia del polo acuático argentino. Fue por eso que a la vuelta, en el aeropuerto de Ezeiza las aguardaba una sorpresa.

Entrenadores, jugadores y familiares estaban allí, el domingo 26 a la madrugada, esperando por sus heroínas. Porque eran eso, atletas que habían reivindicado la bandera, y todos los fanáticos del deporte les querían demostrar su agradecimiento. 

No es necesario conocer las reglas del polo acuático para estar emocionado. Es más, es muy difícil no emocionarse al ver la tanda de penales y el festejo posterior, aún si quien lo ve no sabe diferenciar una marca boya de una boya. 

Cada jugadora fue festejada de alguna manera. Hubo quien recibió una torta donde se la comparaba con Belgrano, estuvieron las que fueron aplaudidas en sus colegios por orden de alguna profesora, y ninguna se quedó sin celebración tras la vuelta al entrenamiento. 

¿Qué sigue? Lo mismo de siempre. Después de este enorme resultado, Las Tiburoncitas se ganaron el pasaje al Mundial U-20, que se disputa en Tailandia. 

Si bien el ENARD aún no dio su determinación, es decir que no se sabe a ciencia cierta si va financiar el viaje o no, es difícil creer que va a dar la positiva para los aéreos para Asia, cuando no la dio para centroamérica. Por eso, y como forma de anticiparse a cualquier tipo de imprevisto, las chicas ya comenzaron a buscar auspiciantes y fondos. 

Porque la vida del deportista amateur argentino es así. Y quizás, después de vender suficientes empanadas y buzos, Las Tiburoncitas viajen a tierras Tailandesas y derroquen algún otro Goliat, quién sabe. 

 

Garín Tenis de Mesa: lo importante es competir

Por Juan Tobías Graib

El club escobarense GTM (Garín Tenis de Mesa) se llevó el subcampeonato de la Superliga “A” de Equipos de la FeTeMBA (Federación de Tenis de Mesa de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano), después de perder 2-3 contra el Alvear Club. Su liderazgo en la tabla anual y la intención de repetir la hazaña de 2023 parecían predecir un cierre perfecto de temporada en la categoría máxima de la Federación.

Pero el rendimiento del equipo azul también se reflejó en los demás torneos: se llevó la División de Honor tras ganarle la final a Ferrocarril Oeste por 3 a 0 y se quedó con el segundo puesto de la Segunda y Tercera Categoría. En el último año, Garín ganó todos sus siete títulos de la Federación: en 2023 consiguió su primera Superliga “A”, después de vencer a ‘Ferro’, y se consagró en la 2da, 3ra, 4ta y 6ta categoría.

Para nosotros, que un club de Provincia lo hiciera fue como si Yupanqui hubiera ganado la Copa Libertadores”, opinó Iván Santucho, entrenador de federados en GTM, acerca de su rendimiento en la última temporada. “No todos tienen chance de presentar un equipo por categoría y que sean competitivos. Quisimos demostrar que, por debajo de la Superliga, también tenemos chicos iniciando y compitiendo. Creo que eso fue un llamado de atención: ‘cada vez que te cruces con GTM, va a tener un equipo fuerte’. No nos anotamos por anotarnos”.

Lucas Bayona, compañero de Santucho y múltiple campeón de tenis de mesa, comentó que en esta liga se compitió sabiendo que iba a ser más difícil que la del año pasado: “Dicho y hecho, el club sacó muchos podios; muy pocos primeros puestos, pero más podios de lo que esperábamos. Significa que los chicos reconocieron y pusieron los pies sobre la tierra. Entendieron que ganar es fácil y el tema es ganar de vuelta”.

Fue de los pocos equipos que participó en todas las categorías de la FeTeMBA, gracias a que presentó 48 jugadores. Está en el puesto nº 4 en el ranking de Clubes de la TMT (Tenis de Mesa para Todos) y es el mejor ubicado de la Provincia. Desde el Polideportivo Luis Monti, sede del club facilitada por el Municipio de Escobar, GTM dice presente en competencias provinciales, nacionales e internacionales.

GTM Garín jugo de local con APV por la Superliga de FeTeMBA - Radio Deportes Escobar

Estructura

El funcionamiento del GTM se basa en cinco personas: Dardo Santucho, delegado de FeTeMBA y co-creador; Rubén Bentancourt– vocal de la Federación, co-creador y entrenador ITTF del nivel inicial con Luciano Bentancourt; y los entrenadores de federados Iván Santucho y Lucas Bayona, el n°1 del ranking TMT y exjugador de la Selección Argentina. Entre ellos, manejan tanto el área deportiva como administrativa del club. Iván Santucho explicó que tienen un grupo de WhatsApp en el que se informan y tratan de estar en contacto todo el tiempo, y que eso los llevó a poder manejarse mejor.

Tenimesistas de todas las edades y categorías se entrenan los martes y jueves en el Luis Monti. Las clases para aficionados se dan entre las 17.00 y las 18.30, mientras que los federados se hacen un lugar de 18.30 a 20.30. Rubén y Luciano Bentancourt manejan el turno inicial, para luego darle el espacio a Lucas Bayona y a Iván Santucho con los jugadores de mayor nivel.

Para mantenerse en el alto rendimiento, los competidores de GTM se someten a una preparación física aparte del entrenamiento frente a las mesas. Rubén Bentancourt, de 65 años de edad, describió una sesión: “Se empieza con fuerza general; para los isquiotibiales, los cuádriceps, usando el peso. Hacemos una o dos sesiones de cardio para la velocidad. Cada uno lo hace distinto, yo lo hago los lunes, miércoles y viernes. Todos los que están en categorías altas entrenan todos los días; cuanto más entrenás, más suerte tenés. La preparación va de la mano con el aprendizaje. Mantener el foco de atención en el nivel más alto posible es importante; te desatendés un poquito y estás 4 a 0 abajo”.

Dependiendo de la competencia, es distinto el entrenamiento porque cambia la consigna del ejercicio a la hora de competir”, explicó Luciano Bentancourt, para diferenciar las clases. “En niveles más avanzados se usa un ejercicio de punto de partido y en niveles iniciantes es más de carga: aprender los golpes, acumulación, repetición del golpe para automatizarlo y que salgan de forma natural en un futuro”.

Para distribuir a sus jugadores, GTM trata de abocar gente inicial a los torneos semanales de TMT y los federados a FeTeMBA, “pero que ‘mechen’ con TMT para adquirir competencia”, según agregó Iván Santucho.

A tres cuadras de la Ruta Panamericana, el Polideportivo Luis Monti funciona como la casa del equipo azul. Con 1000 m2, el predio ofrece 8 mesas Almar con separadores y un piso rústico. Para el último Torneo TMT organizado ahí, refaccionaron la iluminación gracias a una rifa de 100 números y pintaron el suelo después de canjear unas paletas por pintura azul. “La gente quedó muy contenta con el lugar y nos felicitó por cómo había cambiado el club. Para ser grande, hay que tener una estructura grande”, comentó Santucho.

Garín está auspiciado por Chole, empresa orientada a la limpieza de gomas; la casa de comida asiática El Nuevo Emperador y el fabricante de gomas Donik. Sobre el método de sponsoreo del club, Santucho contó que se manejan mediante cambios: “si me dan diez limpiadores, cinco son de regalo y cinco son para vender a precio de costo. Esos de regalo los daría como premio en un torneo con unas medallas, en vez de dar copas grandísimas”.

El proceso

Si bien el boom regional de GTM no llegó hasta 2023, su nacimiento se remonta a 2007, cuando Dardo Santucho y Rubèn Bentancourt trabajaban en Ford y Volkswagen, respectivamente. Acompañados por sus hijos, Iván Santucho y Luciano Bentancourt, organizaban torneos de ping pong entre empresas

Pero Dardo y Rubén querían ampliar sus conocimientos y mejorar en el deporte. Iván Santucho contó que, ese mismo año, pasaron al club 25 de Mayo “porque enseñaban tenis de mesa y estaba cerca. En 2009, uno de los chicos abrió un club en Garín que se llamaba Soul Ten. Este muchacho se fue y nos quedamos nosotros; ahí se decidió formar GTM. Empezó a venir la gente para acá y quedaron a cargo mi viejo (Dardo Santucho), Rubén (Bentancourt) y Sebastián Jiménez, que también trabajaba en Ford”. Para capacitarse, Rubén Bentancourt hizo el curso de entrenador ITTF en Paraguay, mientras Luciano jugaba en la Selección Argentina de Tenis de Mesa juvenil. 

Alejandro Gómez, creador de la marca Almar (fabricante de mesas) y conocido del club, vio en GTM una oportunidad única: era de los pocos clubes de tenis de mesa por fuera de Capital Federal. Con la intención de expandir el deporte a la Provincia, Gómez le dió nueve mesas al club bajo un plan de pagos.

Hasta 2016, Garín compitió en Torneos TMT sin hacer pretemporada, ya que el lugar en el que jugaban las de local permanecía cerrado durante el verano. Pero sus resultados llamaron la atención del Municipio de Escobar, que les cedió un lugar en el Polideportivo Luis Monti. A cambio de una sede fija sin alquiler y de horarios más holgados, el equipo azul siguió llevando medallas a la ciudad y compitiendo en los Juegos Bonaerenses. “Nos dieron un salón que tenía dos canchas de vóley sin uso. Tenía muy buen espacio, pero la realidad es que no estaba bien cuidada. Estaba muy abandonada. Cómo lo usamos sólo nosotros, nos dieron la posibilidad de hacer lo que queramos y lo fuimos levantando poco a poco”, contó Santucho, sobre la casa del GTM.

El tenis de mesa en el GTM sigue creciendo con talentos propios de su semillero - Radio Deportes Escobar

Iván Santucho empezó a administrar el club en 2018, con el fin de ayudar a Dardo. Entrenó ambos turnos durante dos años, hasta la llegada de Luciano Bentancourt en 2020 y Lucas Bayona en 2021, quien volvió al país luego de competir en Europa durante años. Su hermano, Rodrigo Bayona, hizo posible su llegada ya que lo tentaba jugar en el mismo club que él. A tres años del arribo al club, Iván Santucho opinó que Bayona “le dio un salto de calidad al club, tanto en lo deportivo como en lo personal, que necesitaba para ser grande y humilde, como le enseñamos a los chicos”.

El futuro, presente

Con respecto a la temporada próxima, GTM planea integrar más juveniles en sus filas y entrenarlos en el nivel inicial. “Vamos a presentar el proyecto al Concejo Deliberante (de Escobar) para que nos habiliten a ir a colegios con mesas y hacer una exhibición o torneos intercolegiales y que, de ahí, se sumen a la actividad”, explicó Lucas Bayona, sobre el plan a futuro. “Lo más probable es que intentemos sumar un turno más, una hora antes. Queremos capacitar a dos o tres chicos del club para que puedan tomar las clases con los pequeños jóvenes”.

La FeTeMBA determinó que los jugadores de séptima división en el ranking TMT no podrán integrar los equipos de las distintas categorías. En consecuencia, Garín no se presentará para competir en la Sexta ni en la Séptima. Bayona contó que, bajo el nuevo reglamento, “los chicos de 7ma división van a jugar Torneos TMT hasta que puedan subir y pasar a jugar en la Federación. Preferimos anular los equipos de sexta y séptima para que vayan a jugar la quinta”.

Además, Bayona fundamentó que armar varios equipos por categoría “es para que tengan más roce de competencia. Poder formarlos significa que la mayoría se está acoplando y subiendo de nivel. Uno va a estar para foguearse y sumar más partidos, mientras que el otro va a estar parado para pelear el torneo”.

 

Auge japonés en la tierra de los campeones mundiales

Por Lucas Torre y Martina Pereyra

La influencia de Takahara y su paso por Boca. ¿Cómo y cuándo fueron llegando a la Argentina? El desembarco de jugadoras niponas y su adaptación al fútbol femenino local. 

Japón y Argentina, dos países con costumbres y culturas totalmente distintas que están unidos por una misma pasión: el fútbol. Uno se destaca por ser completamente organizado y estructurado, mientras que en el otro predominan las destrezas individuales y el potrero. 

En el año 2001 Naohiro Takahara llegó a Boca procedente del Júbilo Iwata con la intención de extender el mercado xeneize hacía los países asiáticos, ya que el club pasaba por un buen momento y visitaba tierras niponas por la Copa Intercontinental. Este fue un boom mediático, debido a que el jugador venía desde el otro lado del mundo y lograba ser el primer japonés en la historia del fútbol de primera división. Si, de primera división, pero no el primero de la historia. Yasushi Kawakami era un niño que a los cinco años dejó su Okinawa natal para mudarse a la Argentina con su familia en 1968, en el 82’ realizó su debut en la primera de Banfield y jugó por cinco años en la segunda categoría del fútbol argentino, casi 20 años antes de Takahara.

 

La costumbre trasciende géneros: la falsa información sobre Ichika Egashira

En el mercado de pases de este año se oficializó la llegada de Ichika Egashira a River Plate procedente de Excursionistas, pero ¿cómo llegó Egashira a Excursio? Tras no jugar en su equipo en Japón, decidió mudarse a la Argentina para probar suerte en el fútbol “de los campeones del mundo” y mediante un convenio de la Universidad Nacional de Tres de Febrero consiguió una prueba en el equipo de Bajo Belgrano, donde jugaría un año antes de vestirse de rojo y blanco. La llegada de Ichi a River se anunció a bombo y platillo, no solo por el lado del marketing, sino también por la importancia de su fichaje, ya que fue una de las más destacadas del torneo 2023: “La primera japonesa de la historia del fútbol femenino llega a River”. Lastimosamente para aquellos medios adictos al clickbait, este título es falso, al igual que fueron los de Takahara, ya que en los 90’ Kaori Nagamine jugó tres partidos en Yupanqui. Desde Japón, la futbolista seguía las noticias televisivas sobre el fútbol de Argentina y no vino por Messi, sino por Diego Maradona: “Lo único que lamento de Ichika es que no juegue en Boca”, dijo entre risas en una entrevista con “PanaFem” previo a desearle mucha suerte en esta nueva aventura.

Egashira es fanática de Messi y ya tuvo el placer de conocerlo. El 25 de marzo de 2023 el predio donde entrena la selección argentina se rebautizó como “Lionel Andrés Messi” en un acto llevado a cabo en dicha sede. El presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Claudio Tapia, invitó a los capitanes y referentes de todos los clubes fútbol argentino y ahí es cuando aparece la figura de la primera japonesa profesional en la historia del fútbol femenino junto al capitán del seleccionado albiceleste: “Es un día que no voy a olvidar nunca, no me salían las palabras”, dijo Ichika en diciembre de ese mismo año en una entrevista con “Japón Hoy TV”.

El impacto por la llegada a River de Egashira fue notorio en Japón, y en el mismo mercado tres nuevas jugadoras fueron anunciadas en clubes argentinos: Luna Watanabe en Ferro Carril Oeste, Fuko Takahashi en Gimnasia y Esgrima de La Plata y Yuria Sasaki en Boca Juniors.

Lo de la nueva gladiadora es un caso aparte. Cuando tenía 12 años, Yuria ya jugaba en una escuela de Boca en Tokio que está principalmente ubicada como una estrategia de expansión, pero también de búsqueda de jóvenes talentos masculinos. Tras varios intentos de la familia Sasaki hacia la academia en búsqueda de la aceptación, lo consiguieron y hoy, diez años después, representa los colores que la introdujeron en el mundo del fútbol a 18.000 kilómetros de La Bombonera. 

Su debut fue nada menos que contra River en la primera fecha del torneo femenino 2024, ingresó desde el banco en el segundo tiempo y fue amonestada. Luego del encuentro, declaró con orgullo y humor que su actuación “fue a lo Boca”. El resultado fue un 2-0 a favor de las xeneizes, pero eso es algo anecdótico, ya que por primera vez en la historia del fútbol argentino se enfrentaron dos japonesas en un partido: el River de Egashira contra el Boca de Sasaki.

Luna Watanabe fue una fuerte apuesta de Ferro y ha sido una de las jugadoras más jóvenes en la historia en emigrar desde otro país a la primera división femenina de la Argentina y a tan corta edad, ya que tiene 20 años y poca experiencia en el fútbol. Fernando Moya durante muchos años intentó atraer talento joven japonés masculino a la Argentina sin mucho éxito, pero en la rama femenina claramente le fue mejor debido a que fue clave a la hora de negociar la llegada de Luna al club de Caballito. Moya también es el representante de Ichika y de Takahashi, y realiza constantemente pruebas en Japón de jugadoras y jugadores amateurs que salen en vivo vía redes sociales. La mediapunta atrajo a Ferro por su zurda y su juventud, la agencia se encargó del papeleo y los trámites, y la joven firmó contrato hasta fin de año.

Fuko Takahashi es la más experimentada de las cuatro. Con pasado en Alemania, Takahashi se sumó a la exótica lista de incorporaciones de Gimnasia y Esgrima de La Plata. No fue la primera extranjera en el mercado de fichajes de enero, ya que se sumó a la colombiana Gabriela Camargo y a la brasileña Malu Macedo. El Lobo la presentó con un video de Dragon Ball Z, dibujo animado característico de Japón, junto a sus primeras palabras como parte del conjunto platense: “¡Estoy contenta por estar aquí, vamos Lobo!”. Takahashi fue recibida por sus compatriotas en el Aeropuerto de Ezeiza junto a Fernando Moya, quien también fue una parte clave a la hora del scouting y el reclutamiento, ya que Fuko se encontraba jugando en la liga nacional de su país con el Harmia Albion.

Ichika Hegashira, pionera de esta camada, demostró estar muy entusiasmada por el hecho de que sus compatriotas se animen a seguir sus pasos y dijo que la adaptación es costosa, pero que valía la pena: “Estás lejos de tu familia, pero allá no podía vivir de esto. Nos solemos juntar a comer con las otras japonesas y estamos juntas”, declaró la jugadora de River a Ángela Lerena en una entrevista en TNT Sports.

 

 

 

¿El éxodo de japonesas fue positivo? 

Excursionistas vendió todas las camisetas de Ichika Egashira, River incorporó a una jugadora joven con experiencia, sumado a eso puede hacer campañas grandes de marketing debido a la magnitud del club. El caso de Boca es similar y Yuria Sasaki suele ser una de las caras a la hora de presentar nuevas camisetas o anunciar el equipo por redes sociales. Gimnasia y Ferro apostaron y ganaron, ya que también cuentan con múltiples interacciones en redes y un sentimiento de pertenencia con otro país y en un continente lejano. Las xeneizes de Sasaki lideran el torneo, la jugadora va encaminada a ser la primera campeona japonesa en la historia del fútbol argentino. En el tercer puesto están las millonarias de Egashira, que por primera vez en mucho tiempo se encuentran cerca de la cima de la tabla. Cuartas están las chicas de Ferro, donde Luna Watanabe suele ir al banco y suma minutos de experiencia con ocasionales ingresos, y en quinta posición está el Gimnasia de Fuko Takahashi. Todas en la zona alta de la tabla de la liga de primera división argentina.

 

Japón, un pueblo criado a potrero y Maradona

La gran diferencia entre ambas ligas se da en el aspecto físico. Los japoneses son más ordenados, le dan prioridad a lo colectivo; en Argentina triunfa el individualismo y la gambeta, por lo cual no parece una mera coincidencia que las cuatro jugadoras niponas en el fútbol local sean punteras, ágiles y corredoras. 

Otra de las grandes conexiones con Argentina son sus ídolos. Marcos, de @FútbolSamurais (Perfil de X), le adjudica la idolatría japonesa hacía Diego Armando Maradona a la época consumista de la sociedad asiática, que coincide con el Mundial de fútbol de México 1986, donde Argentina se proclamó campeón. Algunos de los jugadores japoneses que se desarrollaron en la élite lo hicieron con impronta sudamericana: el Diego nipón supo ser Shunsuke Nakamura, quien por problemas de comunicación abandonó España, pero supo ganar títulos asiáticos en dos ocasiones. El actual abanderado de este estilo es Ritsu Doan, un medio que se desempeña en la Bundesliga alemana y que ya disputó un Mundial. 

Las hinchadas de los clubes de fútbol japonés cuelgan telones, llevan bombos y van a la cancha con ropa deportiva, sin saco ni corbata, pero también sin violencia ni marginalidad; sí con pasión y ritmo, así como se ve en el video de Joaco Santos (Perfil de Youtube) conociendo estadios japoneses. 

Maradona dejó una gran huella en Japón. Cuando el fútbol todavía no era tan popular en el país asiático, la serie de manga y animación Captain Tsubasa (lo que en América Latina fue conocido como Súper Campeones) atrapó a los espectadores con jugadas futbolísticas que parecían imposibles, pero que el astro argentino logró llevar a la realidad. Tanto es el fanatismo en Japón que incluso tienen máquinas expendedoras con muñequitos de Diego cuando fue el director técnico de la selección argentina en Sudáfrica 2010.

Maezono Masakiyo fue uno de los jugadores que soñaba con poder jugar como Maradona, de chico alquilaba videos de fútbol internacional en un local de deportes de su barrio y se dedicó a imitar las jugadas y gambetas del astro argentino. Llegó a ser capitán de su selección en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, en los que Japón volvió a participar en la disciplina después de ausentarse en los siete anteriores. Llegó a declarar que su estilo de juego no habría existido si no lo hubiera tenido como referente a Maradona.

 

Marista Rugby Club, el semillero de Los Pumitas

Por Laureano Vergara

Marista es un equipo del rugby mendocino histórico y a la vanguardia en toda la región. En los últimos 4 años ha formado alrededor de 20 jugadores que compiten en países del exterior como Australia, Francia e Inglaterra. Un conjunto ganador que tiene como objetivo principal formar grandes personas y transmitir buenos valores. El club con mayor representación en Los Pumitas. O, como dicen sus socios más veteranos: “Una gran familia”.

Desde el pasado 2 al 12 de mayo se llevó a cabo en Sunshine Coast, Australia, la primera edición del Rugby Championship M20, que contó con la participación de Argentina, Sudáfrica, Nueva Zelanda y su anfitrión. Este certamen busca incorporar competencia a la categoría y sirvió como preparación para el Mundial M20 que comenzó el 29 de junio. En la lista de 31 convocados de Los Pumitas para el campeonato debutante, aparecieron los nombres de Genaro Podestá, Agustín Sarelli y Estanislao Rodríguez. Todos ellos, pertenecientes al “Cura”, lo que lo convirtió en el equipo con más jugadores en el seleccionado juvenil.

Uno pudo creer que este honor sería para algún conjunto correspondiente a las zonas que mayor competitividad presentan en el país, como lo son Buenos Aires, Rosario, Córdoba o Tucumán. Pero este no fue el caso. Marista es un club de la ciudad de Mendoza, fundado en 1961. Surgió a partir del colegio, perteneciente a la Congregación de los Hermanos Maristas.

En su haber cuentan con más de 1500 socios activos. En el área de rugby, no tiene un sistema de captación de talentos. La llegada de chicos y jugadores al equipo se da de forma natural. En la mayoría de los casos, es gracias a la historia familiar (abuelos, padres, hermanos que pasaron por el club) o a los amigos en común, por lo que los niños arriban. Como ejemplo sirven Estanislao Rodríguez ya que su papá fue jugador, o Genaro Podestá, ligado estrechamente a Marista debido a su familia. El éxito es a causa de la formación. 

Marista Rugby Club presentó su nuevo sponsor e indumentaria

Según Pedro Peñailillo, preparador físico del Plantel Superior y coordinador del área física, es fundamental que exista un trabajo interdisciplinario entre todas las partes involucradas en el staff. A lo que se apunta desde el plan de formación es que los chicos tengan su tiempo de aprendizaje en el deporte durante su etapa infantil; y que se mantenga en las categorías cadetes, donde se comienza a construir las bases físicas del jugador. Cuando lleguen a ser juveniles, incorporen la competencia, además de desarrollar al máximo las diferentes virtudes del deportista. 

Peñailillo afirma: “Para mí lo más importante de cualquier club son las categorías M13, M14 y M15. Es donde deberían estar los mejores entrenadores y preparadores físicos. Es necesario para tener una base sólida en M16, M17 y M18, donde se empiezan a incrementar las capacidades condicionales que son la fuerza, resistencia o potencia. Todo lo que hagan de cardio lo van a desarrollar antes. El problema está en que si tuviste entrenadores que lo único que les interesaba era ganar o hubo cosas que capaz no se trabajaron, como enseñar a tacklear, luego no pretendas que el chico tacklee bien. Todo se enseña. Desde Marista lo que queremos es atacar cada vez desde más temprana edad, para que cuando estén en una situación de tener que tomar una decisión, los jugadores puedan elegir la mejor”.

Entrenamiento del Plantel Superior

Para Marista, el trabajo interdisciplinario es muy importante. Por ello mismo, el Plantel Superior necesita de un amplio grupo de trabajo para sus tres equipos: Primera, Intermedia y Preintermedia. Juan Salvarredi, entrenador y responsable del área de análisis de video, dice: “Contamos con un Head Coach principal que es Daniel Roccuzzo. Después hay entrenadores por especialización: dos de scrum, dos de line out, dos de backs; uno de ellos especializado en el juego con el pie y el otro en defensa. Tenemos tres preparadores físicos, uno para cada equipo. También hay un kinesiólogo, llamado Tomás Laguna. Disponemos de tres managers y, por último, de un utilero, que a su vez es el canchero del club”.

Para el Plantel Superior, la pretemporada suele comenzar a fines de enero y dura un total de 7 a 8 semanas. Se empieza con una serie de pruebas físicas a los jugadores, que indican el punto de partida de las marcas que luego se buscan superar en cada entrenamiento. Para Peñailillo, lo ideal es que los deportistas se mantengan lo más activos posible y que entiendan qué es lo mejor para cada etapa. Buscan, como él dice, “generar hábitos saludables”.

La parte física tiene que ser lo más integral posible. Pretendemos que un jugador no solo sea fuerte sino que también sea potente y veloz”, confiesa Peñailillo. En los enfrentamientos, Marista es un conjunto completo, con variedad de armas, pero se destaca sobre todo en la intensidad. Pedro Peñailillo agrega: “Si uno quiere tener intensidad en los partidos, tiene que partir de la misma base durante los entrenamientos. Si dedicamos una hora y media, tiene que ser al 100%, no podemos regalar nada”.

La semana se divide en cuatro entrenamientos (se considera al partido del fin de semana como uno de ellos). Lunes, martes y jueves desde las 20:00 hasta las 21:30. Además del encuentro de los sábados. “Los lunes suelen ser con regenerativo, hielo y hacemos análisis de vídeo propio y del rival que vayamos a enfrentar. Los martes son los días de alta intensidad en donde tratamos de llegar a un cien por ciento. El preparador arranca con un buen físico. Realizamos scrum, line out con los forwards. Después, si tenemos que hacer ruck, que incluye muchos golpes, aprovechamos ese día. Los jueves, ya más cercano al partido, es una práctica de intensidad media: repasamos el sistema y las jugadas”, explica Salvarredi sobre el programa de entrenamiento.

Si algún jugador necesita ir al gimnasio, puede llegar un rato antes. Cada uno de ellos tiene un plan personalizado que busca potenciar ciertos perfiles físicos. El medio scrum, Genaro Podestá (foto) cuenta: “A mí ahora me está tocando tratar de ser más robusto y potente. Suelo hacer más series que el resto. Mayor cantidad de repeticiones con un poco menos de peso. En la actualidad, para ser un jugador “World Class” necesitás cumplir con ciertos requisitos físicos, que si no los tenés te pueden llegar a marginar a pesar de tus condiciones técnicas a la hora de jugar”Este tipo de división del entrenamiento no es el único que existe, pero sí es el que creen en el club que mayores resultados otorga. 

Genaro Podestá, jugador de Marista Rugby Club, integra el plantel de la UAR para los próximos Juegos Sudamericanos de la Juventud.

Pedro Peñailillo trabaja también como preparador físico en la Unión Argentina de Rugby. Una de las 5 Academias de la UAR (la del Oeste), tiene lugar, desde hace dos años, en el mismo club Marista, gracias a sus instalaciones. “He tenido muy buenos comentarios con respecto a los chicos que van a jugar al exterior. Por ejemplo, nosotros le hicimos la preparación de Pumas a Rodrigo Isgró, Gonzalo Bertranou y Juan Martín González (ex Marista), que estuvieron previo al Mundial. Los tipos manifestaron que se entrenaron casi mejor que en sus clubes”, admite Peñailillo.

Instalaciones en el predio

El “Cura” ha evolucionado a lo largo del tiempo. Uno de sus desarrollos más notorios, se da en el área de infraestructura deportiva. Cuentan con un predio de 12 hectáreas donde hay: 5 canchas de rugby con medidas profesionales, 2 canchas de hockey, una pileta, 4 canchas de rugby infantil y un gimnasio que ahora se ha ampliado; moderno, completo y que es del club. En el último año, adquirieron un terreno de casi una hectárea y media, que les permite expandirse aún más. A futuro, planifican la idea de hacer una cancha de rugby y una de hockey en ese espacio.

Marista Rugby Club: una familia, un club con 62 años de pasión que generó un sentimiento de pertenencia único

Esto no fue siempre igual; hubo trabajo, decisiones, errores y aciertos para lograr construir el presente del club. “Cuando llegué había un gimnasio chiquito, no tan bien estructurado. No era el ideal. Lo primero que le pedí al presidente fue una modificación. Hoy tenemos la kinesiología, un espacio sintético y agregamos 50 metros de largo de gimnasio”, enumera Peñailillo. Desde el equipo buscan que los deportistas tengan la posibilidad de hacer velocidad, pesas, potencia y la disponibilidad de un espacio verde al aire libre; además de un profesor a disposición.

Cuando Los Pumas enfrentan algún seleccionado del exterior en Mendoza, esos equipos eligen este club para ir a entrenarse. “El año pasado tuvimos la suerte de tener a los All Blacks acá cuando jugaron por el Championship. Nos llena de orgullo. También hemos recibido a los Springboks y a los Wallabies. Este año vino Francia en junio. No sé si completamos el álbum de figuritas pero cada uno que viene nos deja una camiseta firmada. Todos nos han transmitido comentarios muy positivos de la cancha; el gimnasio nos lo elogian mucho también”, expresa Juan Salvarredi.

Competencia regional y nacional

En el plano competitivo, la historia del “Cura” es exitosa por demás. El torneo más importante de la región, hoy Top 10 de Cuyo, es para Marista moneda corriente ganarlo. Cuenta con 26 títulos en su haber; y ha logrado llegar a las últimas 5 finales, saliendo victorioso en 3 de ellas. Tal fue el caso de la edición 2023, histórica definición por el resultado: 70 a 14 frente a Liceo Rugby Club.

Tanto el cuerpo técnico como los jugadores coinciden en que el nivel de la región no es tan alto. Hay tres clubes: Marista, Liceo y Los Tordos, que se encuentran a un nivel superior al resto. También concuerdan en que si los equipos restantes se desarrollan, aportan mejoras para uno mismo.

Por fuera de Mendoza, existe la posibilidad de competir en el Torneo del Interior A, para el cual cuentan con 2 plazas. Aquí enfrentan a clubes de todo el país y brinda la posibilidad de llegar a jugar el Torneo Nacional de Clubes (hoy en día solo enfrenta al campeón del interior y de la URBA). El año pasado, el “Cura” llegó a las semifinales del certamen del interior en condición de invicto. En esa instancia. ganaban por 28 a 3 en el segundo tiempo frente a Universitario de Tucumán. Aun así, el encuentro acabó 32 a 28 a favor de los tucumanos. “Creo que lo que tiene el resto de los torneos, que el de Mendoza no, es que hay partidos de esa intensidad todos los fines de semana. Te agranda el plantel. Es algo que a nosotros al final nos costó porque jugamos con 6 o 7 jugadores que recién estaban debutando en Primera. Además, teníamos algunos lesionados que tuvieron que entrar porque eran muy importantes”, expone Podestá sobre las posibles razones de la derrota.

La institución busca formar personas con valores tales como: compañerismo, esfuerzo, respeto, responsabilidad y compromiso comunitario. Salvarredi y Peñailillo coinciden en que este objetivo influye considerablemente en el rendimiento del conjunto: “Lo primero que va a sobresalir en un equipo exitoso, va a ser el grupo humano y la verdad es que tenemos uno muy bueno”.

El voley de Estudiantes de La Plata: un duro camino al éxito

Por Martina Espada 

El 21 de abril se jugó en el Superdomo de La Rioja la final de la Liga Femenina Argentina de Vóley entre Estudiantes de La Plata y el CEF5 de La Rioja. Aunque El Pincha no pudo coronar la gloria máxima, es la primera vez que se clasifica accediendo a la final de la Liga. En el estadio Jorge Luis Hirschi, conocido como UNO, cayeron 3-0 y en la vuelta no pudieron encumbrar el resultado. A la vez tuvieron un acompañamiento portentoso: 12 mil personas estuvieron presentes. Para el equipo fue muy duro, no está acostumbrado a esa multitud pero también fue un mérito importante llegar por el camino que transitaron. “Hicimos una Liga de menor a mayor, creo que eso nos ha llevado a jugar una final” dice Eduardo Rodríguez, entrenador del equipo platense.

         “Hubo un crecimiento del vóley femenino, fue la primera vez que se llenó tanto un estadio así. Fue muy impresionante el lugar donde se hizo y la cantidad de gente que fue” expresó Giuliana Stellato, jugadora que se desempeña como central. Valentina Paredes, que juega en el club desde 2020, recorrió el proceso del grupo para poder llegar a la final: “Fue larguísimo y duro, tuvimos buenos y malos momentos. Ver todo ese esfuerzo reflejado en lo que trabajamos, no solamente en esta competencia sino desde antes que venimos buscando estar ahí, fue un alegría enorme no solo para nosotros si no que para la institución también. Hicimos historia”

         Por su parte, el entrenador manifestó: “Hay un proceso de seis años que nos permitió llegar a esta final. No surgió de un día para el otro”. Está en el club desde enero del 2018. El equipo floreció y la estructura cambió desde su llegada. Empezó con chicas jóvenes y un plantel nutrido por las inferiores del club. Se cimentó y, además, se sumaron más jugadoras y personal especializado. “Para alcanzar estar en esa instancia necesitas cuatro pilares: 25% de alimentación, 25% de entrenamiento, 25% de descanso y 25% de manejo del estrés. El club progresó un montón y se lo pudimos devolver con llegar a las dos finales. Se demostró que era necesario cubrir todo y que a veces con un entrenador no alcanza”, mencionó  Juliana Bottero, licenciada en nutrición y antropometrista, que integra el equipo técnico hace ya dos años.

         La conformación de un equipo de profesionales que las asiste, hizo que tengan mejores desempeños. Trabajan todos en conjunto de manera mancomunada y con un mismo propósito. Hay reuniones de staff en las cuales plantean los desafíos y a partir de ahí cada uno, dentro de su estructura, trabaja para poder cumplirlo. “En el alto rendimiento hay una característica muy importante que es saber hacerlo muy bien y este staff es muy profesional, sabe lo que tiene que hacer y eso le da la posibilidad a la jugadora que desde todos los ámbitos tenga las herramientas necesarias para que pueda competir”, indica Rodríguez. Las potenció la incorporación de una psicóloga para que puedan conocerse entre ellas: que haya más confianza y comunicación.

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Para Valentina Paredes, la nutricionista es una presencia importante porque empezó a hacer controles más seguidos. “Hacemos mediciones cada tres o cuatro semanas y saben que tienen que llegar bien. En líneas generales mejoró un montón la alimentación, se nota por el rendimiento”, sentenció Juliana Bottero. Actualmente el cuerpo técnico lo conforma: Claudio Álvarez (preparador físico), Ana Seola (coordinadora), Lorena Eletto (psicóloga), Juliana Bottero (nutricionista) y Federico Borrajo (kinesiólogo). “Es una parte importante el trabajo del kinesiólogo” reveló Rodríguez.

El equipo ahora está concentrado en mantener la base que lo llevó a participar de dos finales. Se encuentra en una etapa de reorganización. La jugadora que ocupa la posición de central refiere que hubo cambios auspiciosos en el equipo y anhela poder alcanzar los primeros puestos: “Ahora el equipo cambió y nos estamos conociendo de nuevo, armando el grupo. Reacomodando y reorganizando todo”. El lunes 13 de mayo empezaron a entrenar después de haber disputado la final y tener un receso de tres semanas.

Mientras permanecieron en ese intervalo les acercaron las consignas de entrenamiento físico y las pautas alimentarias que deben seguir en el ínterin. “No estamos acostumbradas a llegar a las últimas instancias entonces se hizo pesado a lo último. Al principio era descansar y aflojar para que después nos manden un plan que tenemos que seguir en nuestras casas así cuando volvamos no estar fuera de estado”, comentó Valentina Paredes sobre su descanso. Los entrenamientos son de lunes a sábados y consisten en una batería de actividades pensadas a la medida de las necesidades específicas: pesas, pelota y gimnasio. Cada 15 días se realizan los controles y las mediciones con la nutricionista y al mismo tiempo les brinda asistencia la psicóloga, respecto de quien las jugadoras remarcan que es “importante en el equipo”. Aunque suele estar más en la etapa de competición. El 4 de junio comenzó el Metropolitano, las expectativas son altas y se busca más exigencia en la línea de la composición corporal para que haya más constancia y se desvíen cada vez menos.

         Juliana Bottero dice que, a veces, “no se dan cuenta que son atletas de alto rendimiento”. El vóley no te permite vivir de eso, algunas chicas estudian o trabajan. ¿Cuál es la diferencia entre un deportista aficionado con un atleta de alto rendimiento? “El atleta vive de su cuerpo y lo tiene que cuidar, debe tener menos desbalances. Hay un requerimiento y un gasto mucho más alto, las chicas entrenan todos los días de lunes a viernes y a veces los sábados. Tienen que cuidarse lo más posible para que el cuerpo pueda rendir, no pueden estar cansadas para no venir a entrenar. Cuanto mejor alimentado estas hay menos posibilidad de lesiones y ellas no se pueden permitir quedar afuera porque es su trabajo, es su competencia, explicó la nutricionista.

         Bottero se propone que integren una eficaz educación alimentaria, así no tienen que depender 100% del nutricionista y puedan entender cómo preparar sus comidas. La alimentación es la nafta del deportista, influye tanto en el rendimiento como en la energía para entrenar, en la recuperación y en no enfermarse. Si comen poco y tienen poca energía, hay más posibilidades que se enfermen y si eso pasa se quedan afuera. Cuando hay partidos importantes, si no estoy bien alimentada el cuerpo no llega y no rinde. Hoy se demostró que las chicas rinden porque entienden que la comida es el motor de todos los días”, explicó acerca de por qué es valiosa una buena alimentación y para que no se desencadenan los problemas alimenticios.

Esta noche se juega la primera final de vóley entre Estudiantes y CEF N°5

Problemas alimenticios en el vóley

Estas complicaciones en los deportistas son frecuentes. Asimismo la preocupación por la parte externa del cuerpo; lo estético también lo es. “Fue muy difícil al principio, más allá del problema alimenticio es el tema de la cultura de las mujeres flacas. Ese tema fue complicado, las primeras mediciones, y subirse a la balanza fue duro. Les enseñe que hay un montón de parámetros y que el peso no es lo único que importa, es un factor más, lo importante es que rindan. Que la composición corporal les permita estar dentro de la cancha. Teníamos que ajustar cosas porque tenía un compromiso con el club para rendir lo mejor posible, al principio fue dificultoso aunque después se fueron amigando. Hoy en día solas se suben a la balanza sin problema y buscan estar mejor”. En la práctica del vóley en Estudiantes, se logró disminuir el nivel de ansiedad por el aspecto físico, y se consiguió hacer foco en el rendimiento. “Entendernos y acoplarnos a eso al principio costó un poco pero después lo pudimos llevar a cabo”, exteriorizó Valentina Paredes.

         Una adecuada alimentación, preparación física y descanso, junto con el acompañamiento y soporte psicológico es primordial para un buen desarrollo psicofísico de las jugadoras. La vieja e infalible fórmula de mens sana in corpore sano. Por su parte, Claudio Álvarez y Juliana Bottero acuerdan en sociedad los objetivos en común, y en momentos en que no hay competencias se dedican a robustecer la composición corporal de las jugadoras. “El trabajo físico que se hizo el año pasado es increíble, se notó el cambio. Cuando arranque había seis o siete chicas lesionadas. El año pasado la lesión fue casi cero, hubo dos molestias o alguna lesión por mala suerte. Trabajamos mucho en conjunto que es lo ideal, con todos y con el entrenador que avisa como van las chicas. Es un trabajo interdisciplinario”, resalta Bottero sobre el progreso que hizo prosperar al equipo.

         Esta disciplina en Estudiantes se originó en la década del 70´ con la participación de la rama masculina, cuando se consagró campeón Metropolitano y Argentino. Se vuelve a retomar por los 90, con los hombres y las mujeres. En 2010 las chicas ascendieron a División de Honor (máxima categoría) y a su vez empezaron a jugar en la Liga Femenina. “Nosotros veníamos de llegar a la final del torneo Metropolitano y se nos había escapado por algunos detalles contra Boca” puntualizó. En 2023 fueron subcampeonas del Metropolitano por primera vez en su historia gracias al proceso llevado a cabo por expertos que se incorporaron y por las jugadoras. “Estudiantes ya es un club que se va a proponer estar entre los mejores equipos de cada competencia que juegue”, detalló Rodríguez. 

 

 

El fútbol, de la mano con la diversidad

Por Román Pedersen

Durante el mes de noviembre, y por segunda vez en la historia, la Argentina será sede del World Championship IGLFA, con su vigésimo quinta edición, y Los Dogos, uno de los representantes del país, irán por su segundo título: ya lo ganaron en 2007, cuando fueron locales y vencieron por 1 a 0 al Stonewall inglés, en la cancha de Defensores de Belgrano.

El World Championship Buenos Aires 2024, a cargo de la International Gays and Lesbian Football Association (IGLFA), será la edición número 25 del Mundial LGBTQ+ y se realizará en la Argentina, del domingo 3 de noviembre al sábado 9 del mismo mes. Además, el certamen contará con la participación de Los Dogos, uno de los equipos locales que será organizador del torneo, y tendrá el apoyo de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).

El presidente de la AFA, Claudio Tapia, considera al fútbol un deporte que promueve la diversidad en todos sus aspectos. Es por eso que el torneo tendrá la posibilidad, siempre en cuando las fechas FIFA lo permitan, de contar con el Predio Lionel Andrés Messi para desarrollar parte de la competencia. A su vez, las semifinales y final del campeonato se disputarán el sábado en estadios de clubes de la Primera División, mientras que el lunes, martes, jueves y viernes serán los días de juego previo a las definiciones.

Sin embargo, Argentina ya fue sede. Ocurrió en el Mundial del 2007 y allí comenzó la historia de Los Dogos, el equipo de Claudio Blanco; coordinador de fútbol 11 de la Institución y la cara visible de la organización del evento, junto a la consultora deportiva Pontibus Sports. En dicho año el conjunto local levantó el trofeo por primera vez, luego de ganarle por 1 a 0 al Stonewall, de Inglaterra, en cancha de Defensores de Belgrano y ante 2.000 espectadores. Esa fue la decimosexta edición del torneo y el nacimiento del club.

Actualmente Los Dogos cuentan con ocho disciplinas diferentes, entre ellas básquet y natación, y son el primer equipo de fútbol de diversidad sexual de América Latina, ya que desde 1997 trabajan para “visibilizar la lucha contra la discriminación machista en el deporte”. Entrenan dos días a la semana en el CEFFA, predio que Argentinos Juniors posee en el Bajo Flores, aunque sus jugadores son de carácter amateur y no profesional. Por eso, el certamen internacional rige el mismo criterio y los equipos, que deberán estar afiliados a la IGLFA, se clasificarán por categorías según el nivel de cada institución (competitivo, intermedio o recreativo) y condiciones que mejor le siente para competir; ya que el evento tendrá las modalidades de fútbol 11 o 7 y estará la División Abierta y la División Femenina.

La competencia, en fútbol 11, tiene un costo por equipo de $3,740 dólares ($170 por persona, 22 jugadores por equipo), aunque el no poder acceder a este monto no será un impedimento para poder participar, ya que Blanco, y toda la organización, desea que el Mundial sea de alto alcance y tenga un impacto global. A su vez, sostiene: “En este World Championship 2024 buscamos transmitir valores, sobre todo la no discriminación hacia el colectivo y el odio que se genera, no solamente en gays sino también a la comunidad trans”.

La última edición se realizó en 2022, en Australia, y tuvo la participación de 22 equipos de diferentes países, entre ellos, España, Canadá y Francia, pero la vez que más inscritos hubo fue en Francia 2018, cuando se alcanzó un total de 56 participantes. Para este año, Buenos Aires espera recibir, aproximadamente, 50 equipos y 1.000 personas, entre futbolistas, acompañantes e integrantes de los planteles.

Otro de los patrocinadores del evento es la Asociación Argentina de Deportistas por la Diversidad (AADD), la cual se fundó el 3 de marzo de 2015 y retomó el trabajo hecho desde 1997 por Deportistas Argentinos Gays (DAG), con el fin de darle un marco legal a la institución e incrementar la participación de los deportistas LGBT en la República Argentina. Su actual presidente es Hugo Melano, y forman parte de la Confederación Argentina de Deportes (CAD), desde este año de la Federación de Gay GAMES, la máxima organización mundial del deporte LGBTQ+, y de la Comisión Organizadora de la Marcha del Orgullo de Buenos Aires, elegidos en el 2019 como referentes deportivos.

Además, la Argentina no sólo tendrá el privilegio de albergar el Mundial de Fútbol IGLFA, sino que también será anfitriona del Campeonato Acuático IGLA+ 2024, organizado por la International Gay and Lesbian Aquatics. Esta será la primera edición de la competencia que se realizará en Sudamérica y tendrá lugar del 4 al 9 de noviembre, en las piletas del Parque Olímpico de la Juventud y la Pileta Olímpica de Avellaneda. El evento contará con seis disciplinas, entre ellas waterpolo y en la que Los Dogos estarán presentes.

Las Leonas, subidas al podio mundial desde hace 24 años

Por Francisco Gentile y Julieta Silva Idiart

La Selección Argentina de hockey logró el bronce y sumó su sexta medalla olímpica, un camino que empezó en Sidney y sigue cosechando triunfos.

“Cachito” Vigil junto a Vanina Oneto, Luciana Aymar, Ayelén Stepnik y Soledad García.

En 1997, Sergio Vigil asumió como seleccionador, solo dos años después de jugar su primer Mundial con el equipo masculino. Su trabajo se vería recompensado con la obtención del oro en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1999.

La victoria 3 a 1 contra Países Bajos, primer partido con el logotipo.

Nelly Giscafré, psicóloga del equipo, buscó inventar algo para que las jugadoras puedan superar la barrera de las semifinales, ya que en los campeonatos que habían disputado durante los dos años anteriores no lograron subir al podio. 

Lo que para ellas mejor representaba al equipo era el espíritu de una leona, que es la que caza y sale a buscar su alimento. Fue Inés Arrondo, delantera del seleccionado, quien dibujó lo que hoy es su emblema. Buscaban un diseño lo más femenino posible y que se identifique con las mujeres.

La obtención de la plateada en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000.

Ya formalmente Las Leonas, consiguieron la primera medalla olímpica para el país en su disciplina, clasificaron como segundas en la fase final, donde ganaron los tres partidos disputados y aún con la derrota por 3-1 ante las anfitrionas, su hazaña marcó un hito en el deporte nacional. Según Cecilia Rognoni, defensora de ese plantel, ese partido les dio “mucha confianza y ganas de seguir jugando finales”.

Junto al mejor jugador masculino, Florian Kunz y los mejores jugadores jóvenes, Angie Skirving y Tibor Weidenborn.

Luciana Aymar se convirtió en 2001, en la primera argentina en ganar el premio a mejor jugadora del mundo, esa misma temporada, ganó el Champions Trophy en Amstelveen, en lo que sería el primer campeonato intercontinental para el seleccionado.

 

Las Leonas en conferencia de prensa junto al título .

En 2002, volvieron a competir en suelo australiano, está vez fue en Perth y la ocasión era el Campeonato Mundial. Pudieron tomarse revancha de las locales, a quienes dejaron atrás en semifinales por 1 a 0 para luego imponerse por penales ante las neerlandesas.

El podio en Grecia, primera de bronce para el hockey.

Los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 fueron la primera oportunidad para repetir la obtención de medalla, y lo hicieron, luego de perder la semifinal frente a Holanda en los penales, pudieron quedarse con el triunfo en el partido por el tercer puesto frente a China por 1 a 0.

Maradona presente en la tribuna para alentar y arengar a las argentinas.

La tercera medalla al hilo llegó en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, luego de una derrota por 5 a 2 nuevamente ante Países Bajos, Las Leonas supieron reponerse con arenga de Diego de por medio para vencer 3 a 1 a las alemanas y alcanzar nuevamente el bronce.

El festejo en el podio.

 12 años más tarde, lograron repetir la medalla de plata obtenida en Sidney, esta vez, el escenario fue Londres, donde eliminaron en semifinales a las locales por 2 a 1 y en la final, las de naranja volvieron a ser sus verdugas y se impusieron 2 a 0.

Pese a errar el penal decisivo, el premio siguió siendo para ella.

Como si el número que llevaba en la espalda fuese un presagio, Luciana Aymar fue elegida ocho veces la Mejor Jugadora del Mundo FIH. Esta noticia formó parte del consuelo de “Lucha” luego de perder en la semifinal de la Liga Mundial de Hockey 2013 ante Países Bajos, en San Miguel de Tucumán.

Un 7 de diciembre de 2014, exactamente un año después de este partido, la rosarina se retiraría siendo campeona del Champions Trophy por sexta vez en su carrera, dos veces campeona mundial y dejando una leyenda que el deporte no olvidará jamás.

Este torneo hoy se conoce como FIH Pro League.

Entre 2008 y 2016 se jugaron siete ediciones de este campeonato, de las cuales Las Leonas ganaron 6, siendo solo interrumpidas en 2011 por “The Orange Ladies”. Debido a tantos años de buenos resultados fue la sorpresa que se llevó tanto el público como el mismo equipo cuando Argentina se quedaba sin podio en los Juegos Olímpicos de Río 2016, hecho que no sucedía desde Atlanta 1996.

Las flores que recibían los medallistas fueron cultivadas en el noroeste japonés, afectado por el terremoto y tsunami de 2011.

Lo ocurrido en la edición anterior quedó atrás cuando, por tercera vez en su historia, Las Leonas se colgaron del cuello una medalla de plata olímpica, luego de perder la final por 3 a 1 ante Países Bajos en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 (21). 

Como si fueran las malvadas de la película, “Las Naranjas” truncaron nuevamente el camino de la selección argentina hacia el oro. Invictas desde fase de grupos hasta octavos de final, el combinado nacional cayó 3 a 0 en semifinal ante su más grande némesis. Las argentinas obtuvieron un final felíz tras imponerse 3 a 1 en la tanda de penales, luego de empatar 2 a 2 en los cuatro cuartos, ante Bélgica.

Agustina Alonso manifestó al finalizar el partido: “Entrenamos en condiciones que no son las mejores y el país ya ganó tres medallas, ojalá el deporte crezca… pero el compromiso no se negocia”.

Yamila Benitez: karate y psicología para vivir mejor

Santiago Gutiérrez y Joaquín Arias

 El 2001 para muchos países es solamente un año más, pero para Argentina fue un punto de crisis estructural, económica, política y social. La familia de la karateca Yamila Benítez, que tenía ocho años en aquel entonces, lo padeció. Alquilaban un gimnasio de karate en San Justo, aunque no pudieron sostenerlo más, por lo que trajeron la esencia del gimnasio a la terraza de su casa también en la localidad de San Justo. “Fue de a poco, pero ahora estamos bien”, cuenta la medallista de bronce en los últimos Juegos Panamericanos de Santiago 2023. La cuota mensual vale 16 mil pesos.

El gimnasio llamado “Itosu Gym” está techado con madera lisa. Se impone una especie de lógica japonesa donde se aprovecha cada espacio. Existen dos tarimas elevadas a un metro del suelo, en una están las caminadoras y en otra las bicicletas fijas, ambas casi rozando el techo. Hay una clara división entre la zona donde se acumulan estas máquinas, de color rojo y negro, y un tatami liberado de aparatos. Yamila reconoce que “nadie debería pisarlo con zapatillas, pero después se limpia con una aspiradora”. Dentro del gimnasio predomina el color rojo, e incluso ella está vestida con una campera de ese tono. Según las creencias niponas, significa vida, pasión y energía.

Ese tatami no solo lo pisa ella sino varios chicos y chicas que quieren aprender y disfrutar del karate. Están organizados en tres categorías: de 6 a 8 años, de 9 a 12, y mayores de 12. Yamila enseña a los más pequeños y su padre Carlos, a los restantes. Hace un mes fue el Panamericano de karate en Punta del Este, Uruguay. Benítez terminó séptima y con una lesión: tendinitis en el aductor izquierdo.

Karate: YAMILA BENÍTEZ Y SU EXPERIENCIA EN MARRUECOS - Deporte Argentino Plus

-¿Cómo pasó?

-Estaba entrenando, tiré una patada y me tiró toda la pierna. Igual pude competir bien.

Fuiste infiltrada.

-Claro.

En el gimnasio entrena para recuperarse junto a su personal trainer, pareja y también karateca Julio Ichiki. “¿Desde cuándo la conozco? Ya perdí la cuenta”, menciona. La rutina consiste en estiramientos y ejercicios con las máquinas, mientras que de fondo se escucha música de boliche.

Yamila Benítez ganó la medalla de bronce en karate de los Panamericanos | Diario Norte

La frase “no hay plata” es la base fundacional dentro del CENARD: “Durante esta época se nota el apoyo a los deportes que van a los Juegos Olímpicos y a los que no. En Tokio 2020 el karate entró por primera vez a los juegos como deporte de invitado: “Es algo que siempre esperábamos, pero lo veíamos muy lejano”. Argentina no tuvo participantes, pero la emoción y la esperanza de poder competir se instaló. En París 2024, el karate no fue incluido nuevamente por el Comité Olímpico. Se decidió optar por otros deportes que puedan traer público juvenil y actividad en las redes sociales como el skate, surf o escalada deportiva. No obstante, la ilusión de Yamila y sus compañeros y compañeras sigue. “¿Será que en los próximos vuelve a entrar?”. Esa pregunta los motiva a entrenar y recuperarse con más energías.

Para Benítez, al karate “le falta un poco de atención del periodismo porque no se conoce, y al no ser olímpico es peor”. Aunque destacó la función del canal DEPORTV que televisa el torneo Open de Buenos Aires: “Sirve para visibilizar cómo es el karate”.

Fuera del tatami y sin el cinturón, Yamila Benítez es psicóloga clínica y deportiva desde hace tres años. Sus nueve clientes son chicos y chicas entre 14 a 19 años del interior del país, que practican karate: “Cada charla es super personalizada, cada uno tiene lo suyo, no todos tenemos las mismas dificultades y virtudes”. Benítez tiene una psicóloga dispuesta por el CENARD desde hace 10 años.

También trabaja con la selección femenina de Beach Handball, “Las Kamikazes”, que terminaron subcampeonas en el reciente Mundial de China. Fue la mejor campaña en su historia. Benítez, cada mes, les presenta talleres presenciales, ya que no pueden contratarla como una psicóloga fija. Cerca del tatami, hay una bandera vertical titulada en negrita: “Sentires del Guerrero”. Debajo dice que “el guerrero respeta el mundo no por su imposición moral, sino por humildad. Sabe de su finitud, de su pequeñez y sus limitaciones”. Los valores que impregna el “gimnasio de barrio”, como lo describe Yamila, lo practica en su vida y en la psicología: “Con las chicas charlamos de qué valores tiene el equipo y con qué se sienten identificadas”. El beach handball es deporte de exhibición en París 2024.

Invaden el gimnasio 24 trofeos, medallas, diplomas, pósters del bronce en los Panamericanos, de la medalla de oro en los Juegos Suramericanos de Cochabamba, su primera victoria en el Nacional de Mar del Plata y una nota de Clarín en 2008 donde con 15 años y su cinturón negro estaba junto a Paula Pareto. “Ya naturalicé que estaban ahí”, admite. Mientras hace su rutina de recuperación piensa por qué su papá puso tantas fotos y pósters y reflexiona: “Siento que los carteles están para motivar a las chicas y chicos. Demostrar que en este gimnasio alguien pudo llegar a la Selección Nacional”. Alguien que luchó, con y sin cinturón, abandonó salidas y cumples de 15, estudió, viajó, enseñó y triunfó. Eso es lo que el gimnasio Itosu quiere explicarle a los jóvenes, que son el futuro que necesita el karate argentino.