jueves, septiembre 11, 2025
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Mujer bonita es la que boxea

Por Tomás Seré

“Dale, pegá como hombre”, “Parecés una minita”, “Subí al ring, no seas nena” son algunas de las frases recurrentes en un gimnasio de boxeo. Sin embargo, las boxeadoras, tras una intensa batalla, lograron insertarse en un mundo en el que muchos no las querían y revolucionaron el ambiente.

Desde 1997, cuando Marcela “La Tigresa” Acuña subió por primera vez a un ring como profesional, cambió para siempre la historia de una actividad de indisimulable tinte machista. A partir de allí, el boxeo femenino tuvo una evolución impactante. Hoy en día, ya son más de 30 los campeonatos mundiales obtenidos por ellas en las diferentes categorías y, por ejemplo, entre las tantas distinciones obtenidas, Yesica Bopp fue elegida por la Asociación de Escritores de Boxeo de América entre las mejores boxeadoras del mundo del año pasado.

Sin embargo, la transformación aún no alcanzó a ser completa y todavía quedan quienes no terminan de aceptar totalmente su inclusión. “Dentro del boxeo hay mucho machismo, siempre fue un deporte de hombres. Aunque ahora la mujer se está insertando un poco más, la bolsa de hombres sigue siendo mejor paga”, exaltó Paula Omad, boxeadora actualmente retirada del profesionalismo. Jennifer Meza, pugilista amateur y pareja de Ignacio Perrin, quien representó al deporte en Río 2016, por su parte, narró: “Empecé en el boxeo por mi novio y él siempre me trató de la mejor manera. Nunca tuve ningún problema, pero sé que para algunos la mujer no tiene lugar en estos deportes, como pasa también en el fútbol”.

A pesar de los numerosos logros obtenidos por las mujeres en el boxeo, que ellas estén en el ambiente no es lo que más le gusta a algunos directivos, según informó una fuente off the record de la organización. “Para ellas es mucho más difícil insertarse y el rechazo, en general, se ve mayormente en la gente grande, esa idea de un boxeo tradicional y masculino. Me ha pasado de ver cómo técnicos pedían que se cambie al árbitro por ser una chica o cosas del estilo”.

Este es el clima con el que vive constantemente Anabela Quaglia, la única entrenadora profesional con licencia de la Federación Argentina de Boxeo (FAB), quien comentó: “Tuve problemas con técnicos, pero acá sigo. Siempre las discusiones terminan en que soy mujer, el clásico ´no te cago a trompadas porque no tenés huevos y no sos hombre´. No es fácil ser la única mujer”.

En este contexto, “lo mejor que podés hacer si sos mujer es llamar la atención lo menos posible y no quejarte. Cuanto menos rompas los huevos, menos problemas vas a tener”, fue el resumen de un entrevistado que no quiso que su nombre sea publicado. De acuerdo está Alejandra “Locomotora” Oliveras, pentacampeona mundial argentina y activa luchadora por los derechos de la mujer en el deporte. “Yo soy la única boxeadora que plantó la bandera de igualdad, la que rompió cadenas. Nunca me pudieron callar pero sé que no les gustó. La FAB es el monopolio del boxeo y cuando yo me acerqué me bajó completamente el pulgar”. De hecho, nunca le dieron respuesta a sus pedidos y tampoco la dejaron competir en representación de Argentina en torneos juveniles.

De todos modos, y es importante destacarlo, gran parte de los boxeadores y entrenadores están completamente alejados de esos pensamientos y muy orgullosos del progreso de ellas en el deporte. “El boxeo dejó de ser un mundo de hombres, las mujeres hace rato se ganaron su lugar. Incluso, si uno se pone a comparar la cantidad de años que hace que estamos los hombres y los pocos años que hace que están las damas, la proporción de su evolución ha sido muy impactante”, opinó el exolímpico Perrin.

Un pensamiento muy similar tiene Mauricio Cabrera, el sanjuanino que hace años entrena mujeres y contribuyó para que Leonela Iúdica y Cecilia Román sean campeonas mundiales: “Está lleno de boxeadoras por todo el país, en el interior hay muchísimas. Lo que tienen las chicas es que son más cumplidoras, tienen mejor conducta que nosotros, que llega el fin de semana y somos medio cachivaches”.

En cuanto a la estética y técnica del boxeo femenino, se pueden resaltar grandes diferencias con el de los hombres.  Las mujeres tienen mucha más disciplina y destreza técnica a la hora de pelear, por lo que no se ve tanto el golpe a golpe desorganizado. “Si bien no hay tanto knockout, es un boxeo más inteligente, trabajado y lindo de ver”, arimó Paula Omad.

En estas condiciones, a partir de 1997 con Acuña y del 25 de marzo de 2001 cuando la Federación Argentina de Boxeo oficializó el reglamento en el país –día desde el que, además, se comenzó a conmemorar anualmente a todas las boxeadoras-, el crecimiento fue inmenso y se acompañó con una cantidad de títulos inimaginables hace 20 años. De hecho, como afirmó Luis Romio en varias ocasiones, en las transmisiones de TyCSports el boxeo femenino tiene más rating que el masculino.

La realidad, a pesar de que a muchos le cueste asimilarla, es que las discriminaciones deben terminar. Afortunadamente, las nuevas generaciones se animan cada vez más, presionan y respetan la igualdad. Aunque falte mucho, hay que seguir por este camino.

En Inglaterra hay un campeón de sexta con manchas rioplatenses

Por Fabrizio Ramos

En un pueblo a 13 kilómetros al sur de la ciudad de Manchester, Reino Unido, existe un club de fútbol que vivió dos de los momentos más importantes de su historia con tono rioplatense: una imitación a una camiseta de la Selección Argentina y un técnico uruguayo que construyó los cimientos de su mejor década. Stockport County, el campeón de la sexta división inglesa con manchas del Río de La Plata.

A pesar de ser fundado en 1883, recién en 1905 comenzó a participar de forma continua en la English Football League -organización que regula la Segunda, Tercera y Cuarta división- y se mantuvo hasta 2011. Entre esos años, llegó a estar durante cinco temporadas en lo que hoy se conoce como Championship, la segunda categoría del fútbol inglés.

Sus colores tradicionales son el azul y el blanco y durante muchos años utilizó una camiseta rayada y pantalón azul. Mientras compitió en la cuarta división inglesa -hoy English Football League Two- en 1978, Stockport County tomó la decisión de utilizar la combinación de colores de la Selección Argentina, luego de que esta levantara por primera vez en su historia la Copa del Mundo. El club cambió el azul por el celeste, mantuvo la camiseta a rayas y utilizó pantalones negros. Además, los arqueros del equipo usaron camisetas verde, como aquella que llevó puesta Ubaldo Fillol durante el Mundial que se organizó en Argentina.

Camiseta utilizada hasta marzo de 1982. Foto: @AitorLagunas

El equipo del pueblo de Stockport jugó con el conjunto albiceleste durante casi dos temporadas completas, pero un hecho en marzo de 1982 rompió el reconocimiento para siempre.

Abril de 1982, Islas Malvinas. El General Leopoldo Galtieri, que comandó la tercera Junta Militar durante la Dictadura en el país (1981-1982), decidió enviar a las Fuerzas Armadas a Malvinas para reclamar su soberanía y, también, para recuperar su imagen y poder seguir en el gobierno. Las islas estaban en manos británicas desde 1833 y fueron declaradas como colonia del Reino Unido en 1892.

La Guerra de Malvinas entre Argentina e Inglaterra duró 74 días y provocó la muerte de 649 militares argentinos y 255 británicos. Ese fue el punto final de aquel reconocimiento que el equipo del pueblo de Stockport le hizo a la Selección campeona del mundo. Desde aquel marzo de 1982, volvió a sus colores tradicionales y nunca más utilizó la camiseta celeste y blanca con pantalones negros.

Después de varios años irregulares en la cuarta categoría, otro impacto sudamericano formó parte de la historia del club. A principios de la década del 90, Daniel Bergara, exjugador y entrenador uruguayo, logró que Stockport County fuera protagonista en cada temporada.

Tribuna “Danny Bergara”, Estadio Edgelay Park. Foto: Stockport County.

El ascenso a la tercera división -English Football League One- siguió acompañado por consecutivas participaciones en playoffs para subir a la segunda categoría inglesa. Sin Bergara en la institución, ya que dejó el club en 1995, The Hatters tuvo sus años de mayor éxito durante 1996 y 1998. Ascenso a lo que en aquel entonces se conocía como First Division -actual Championship-, una semifinal de Copa de la Liga eliminando a tres equipos de Premier League (Blackburn Rovers, Southampton, West Ham United), en la que quedó eliminado por el Middlesbrough, y un histórico octavo puesto, a solo dos lugares de jugar playoff para conseguir el ascenso a la Premier League.

El nuevo milenio llegó con el comienzo de la caída del club. Varios cambios de dueños en la institución, diferentes técnicos en los primeros años y una millonaria pérdida de ingresos, que derivó en la quita de la propiedad del estadio desde 2003 hasta 2015, fueron las consecuencias de que Stockport County dejara la EFL en 2011, luego de dos descensos consecutivos de tercera a quinta división, y otro a la sexta en la campaña 2014/15.

En la actualidad, The Hatters se consagraron campeones en la National League North, sexta categoría del fútbol inglés y después de cuatro temporadas lograron el ascenso a quinta. Además, en el campeonato actual consiguió, en tres ocasiones, superar los 6000 espectadores de local y la suma de más de 100.000 hinchas en el Edgelay Park durante toda la temporada. Desde el último Boxing Day hasta el final de la campaña, el promedio de asistencia fue de más de 4600 personas, cifra que supera a seis clubes de la Football League One y noveno más alto en la Football League Two.

Stockport County espera, en algún otro momento de su historia, volver a vivir aquellos años que construyó el uruguayo Daniel Bergara en los 90. Y por qué no, utilizar nuevamente los colores albicelestes en su camiseta.

Radiografía de la final que impidió un tributo a Cruyff

Por Joaquín Arias

El fútbol, en ocasiones, ofrece actos de justicia. Al último país campeón del mundo sub-20 y sub-17, europeo sub-19 y semifinalista en Rusia 2018, ahora le regaló dos finalistas de Champions. O a la inversa. Inglaterra le obsequió a una de las tantas pelotas que inventó, dos representantes en la final de clubes europeos más importante. Además de una final ciento porciento propia en la Europa League, claro. Señales que reflejan que los británicos están recorriendo el sendero de los aciertos.

Liverpool y Tottenham aterrizarán en Madrid con el selectivo combustible de la épica. Ambos llegaron a la final dando muestras de estoicismo y resiliencia sin sus principales figuras, Mo Salah, Roberto Firmino y Harry Kane. Uno, remontando cuatro goles bajo su propio cielo y anulando a un tal Lionel Messi. El otro, a domicilio, en el complemento, con un triplete con la pierna menos hábil de un “9 improvisado” y enterrando la estadística de que solo uno de los últimos 17 equipos semifinalistas que habían caído en la ida como local luego clasificaron (Ajax a Panathinaikos en 1996).

Los une, asimismo, la premisa de que el desgaste es irrenunciable para todos, a tal punto que los jugadores que más distancia recorrieron en el certamen fueron Sadio Mané (125,598 km) y Christian Eriksen (124,353 km). También, el hecho de desplegar un juego muy intenso físicamente, aunque sin despreciar jamás la pelota. Lo refleja el hecho de haber superado, en condición de visitante, a Barcelona y Ajax, ni más ni menos, en la posesión.

Característica de todo equipo de Premier League, sus planteles son multinacionales, aunque con una diferencia notable con respecto al resto: cuentan con los futbolistas más sobresalientes de múltiples países: desde Kane, el poster de Inglaterra, hasta Naby Keita de Guinea, pasando por Salah de Egipto, Mané de Senegal, Eriksen de Dinamarca, Heung-Min Son de la República de Corea, Andy Robertson de Escocia o Victor Wanyama de Kenia. Selecciones disfrazadas de equipos.  

Mientras Tottenham puede jugar con tres, cuatro o cinco en el fondo, el 4-3-3 del Liverpool kloppense es irrenunciable, vaya ganando o perdiendo. El conjunto de Londres, luego de convertir el primer tanto, repliega sus líneas y aplica el cerrojo. El de Merseyside involucra más a sus laterales en el ataque. En la última Premier, Alexander Arnold y Robertson completaron 12 y 11 asistencias, respectivamente, más que cualquier otro jugador de camiseta roja. Además, Klopp, que en su época de jugador (1989-2001) fue, justamente, lateral derecho, acostumbra a utilizar tres volantes mixtos mientras que Pochettino uno defensivo, uno mixto y tres ofensivos. La potencia en el juego aéreo de los de la ciudad de Los Beatles es clara: con seis anotaciones, es el máximo goleador del certamen por esa vía. Liverpool goza de la ventaja de que a excepción de Alisson, Fabinho, Keita y Shaqiri (los refuerzos de la temporada), todo su plantel goza de una final de Champions en su curriculum.

Cuando se invoca a Klopp y Pochettino resulta inexorable mencionar la palabra proyecto. El alemán asumió en octubre de 2015. El santafesino, que hace 10 años dirigía al equipo femenino de Espanyol, en mayo de 2014. Entre esa fecha y el presente, Manchester United cambió cuatro veces de entrenador. Continuidad y constancia es lo que mejor los define, pese a que la suma de títulos entre ambos dé como resultado cero. Resaltan entre sus logros una final de Copa de la Liga perdida y un subcampeonato de Premier League por lado, y un segundo puesto en la Europa League 2015/16 para el bávaro.

Liverpool conserva ocho jugadores del primer plantel de Klopp. Tottenham uno más. Casi un equipo entero. Los dos, además, se destacan por encontrar soluciones desde el banco de suplentes, algo que se le elogia de manera recurrente a Marcelo Gallardo, por ejemplo. Moura y Origi, que observaron detrás de la línea de cal gran parte de la temporada, fueron los principales responsables de que la final no fuese un homenaje a Cruyff.

Justicia para el inventor del fútbol. Épica para llegar hasta Madrid. Equipos con tinte de selección. Primer título para alguno de los entrenadores. Todo en 90 minutos. Una final con todos los ingredientes. All you need is… 1 de junio.

El Anzhi o la crónica de una debacle anunciada

Manuel Antuña @ManoloAntu

El Anzhí Majachkalá no es un equipo conocido por el aficionado promedio del fútbol, y no tendrían por qué saber acerca de este equipo ruso. Nunca en su historia participó a gran escala en las competiciones europeas. No ganó ninguna copa nacional, y únicamente obtuvo el título de la Segunda División de Rusia en dos oportunidades. Hasta es relativamente una institución joven, ya que se fundó recién en 1991.

Tal vez aquellos futboleros con buena memoria podrán recordar que este equipo fue noticia en los magazines deportivos a mediados de 2011, cuando fichó al delantero camerunés Samuel Eto’o y lo convirtió en el jugador mejor pago de todo el mundo, con un contrato de 20 millones de euros anuales.

La realidad es que, por aquel entonces, el Anzhí gozaba de una estabilidad económica comparable con la de los mejores equipos europeos. En un período de cuatro temporadas (entre 2010 y 2014) llegó a invertir más de 245 millones de euros en fichajes. En comparación, el Barcelona gastó 266 millones de euros.

¿Pero cómo fue que el Anzhí alcanzó a tener ese dinero? No fue por buenas ventas, o una cantera repleta de jugadores con potencial. Fue por un sólo hombre: Suleimán Kerímov. El empresario número uno del mundo en el mercado de fertilizantes minerales, y político de Dagestán, la región donde se fundó el Anzhí.

Kerímov se convirtió en el dueño del equipo de Majachkalá en enero de 2011, cuando se oficializó la venta del club. Y desde el primer momento en que se encontró al frente de la institución, tenía en claro que quería llevar a lo más alto a este equipo. Fue así que las primeras disposiciones que tomó fueron darle un presupuesto alto para fichajes, y un desembolso de 200 millones de euros para la remodelación del estadio.

Así arribó Eto’o a Rusia. Y como él llegaron Willian, Yuri Zhirkov, Aleksandr Kokorin, Lassana Diarra y hasta el lateral brasilero campeón del mundo Roberto Carlos. Y en el banco colocaron al holandés campeón de la Champions League Guus Hiddink.

Kerímov apostó fuerte y obtuvo resultados. En la temporada 2011/2012 su equipo alcanzó el quinto puesto y se clasificó para jugar la Europa League. Un año más tarde acontecieron los mayores logros del Anzhí en una sola temporada. Se quedó con el tercer puesto en la Premier Rusa, perdió en octavos de final en la Europa League, y en la Copa de Rusia cayó en la final contra el CSKA de Moscú por penales. Kerímov se encontró frente a las puertas del éxito deportivo, pero el ascenso meteórico que estaba consiguiendo el Anzhí iba a toparse con un desenlace igual de repentino.

La temporada 2013/2014 fue el punto de quiebre. Cuando esa burbuja financiera de estabilidad de la cual gozaba el Anzhí estalló. La caída inició con la renuncia del entrenador, Guus Hiddink, quien decidió dar un paso al costado luego de un mal comienzo en la liga. En medio de la ausencia de una figura técnica clara en el plantel, las acciones de Kerímov en bolsa habían comenzado a devaluarse. Y, sumado a lo anterior, el presidente del club se vio presionado por las nuevas leyes de fair-play financiero que instauraba la UEFA, por las cuales solo se podía gastar el dinero que entraba por la venta de jugadores, y la intromisión de los dueños de los clubes se veía limitada. A raíz de eso, el Anzhí se vio obligado a poner en venta a gran parte de su plantilla para no recibir sanción alguna.

20 jugadores debieron marcharse del Anzhí, algunos que incluso habían firmado hace apenas unos meses. El club debió afrontar el resto de la temporada con juveniles y algunos jugadores que no habían sido vendidos. Y aunque lograron hacer un digno papel en la Europa League, la realidad en la liga fue completamente distinta. Luego de 30 fechas, el Anzhí culminó último con solo tres triunfos. Había descendido.

El club de Dagestán logró retornar rápidamente a la Primera División en 2014/2015, aunque Kerímov ya había pasado a un plano secundario en el club. En las siguientes dos temporadas Anzhí realizó compras por un total de apenas 1 millón 600 mil euros. En diciembre de 2016, con el equipo peleando por la permanencia, Kerímov vendió las acciones que poseía y se desligó completamente de lo que alguna vez había sido su proyecto.

Ya sin aquel capital que le permitió adquirir jugadores de primer nivel, el Anzhí se convirtió en un club que buscaba impedir el descenso. En 2017 evitó jugar una promoción gracias al sistema olímpico de desempate por puestos. En 2018, por la misma vía, no descendió directamente, pero en la promoción perdió contra el Yenisey Krasnoyarsk y debía volver a la Segunda División. Pese a eso, la fortuna volvió a sonreírle.

Para esta temporada, el Amkar Perm comunicó que se daría de baja de la Premier Rusa, y eso le permitió al Anzhí ocupar el cupo que dejaba el equipo saliente. Sin embargo, la historia no se revirtió. Luego de no haber gastado un solo euro en el último mercado de pases, Anzhí se encuentra destinado a culminar anteúltimo. Con dos fechas de antelación, descendió por segunda vez consecutiva de la Primera División a la Segunda.

El Anzhí Majachkalá llegó a las primeras planas por sus manejos económicos, pero futbolisticamente jamás alcanzó un reconocimiento deportivo. El dinero les permitió competir en otro nivel, pero no les aseguró nada. Y cuando se lo quitaron, el Anzhí se desvaneció nuevamente en la mente de los futboleros, solamente para ser recordado cada tanto como “ese club ruso en el que jugó Eto’o”.

 

La Copa Eva Perón

Thomás Martínez 

Perón y Evita no solo trascendieron en el territorio argentino. Sus vestigios pueden observarse también en el viejo continente a través del deporte y la política, dos áreas que a lo largo de la historia han estado en permanente contacto.

En 1947, Eva Duarte de Perón realizó “la gira del arco iris”, que constaba en visitar diferentes países para realzar la imagen del peronismo en el exterior. España fue una de sus paradas, y allí fue hospedada por Francisco Franco, jefe de estado, quien buscaba que le exporten carne y trigo, debido a que Estados Unidos y Europa le habían cerrado las puertas luego de la Guerra Civil. Los mandatarios argentinos se encargaron de realizar esta tarea.

“Cuando Eva había llegado a Madrid, a mediados de 1947, los españoles tenían derecho a una ración diaria de pan de entre 150 gramos. Seis meses más tarde, con Eva de regreso en su país, esa cuota diaria se había incrementado al doble y el peronismo se había convertido en el primer copartícipe comercial de España”, cuenta Jorge Camarasa, periodista y escritor argentino, en su libro La enviada.

Tal fue el impacto político y social de este viaje, que al torneo de fútbol español llamado Copa de Oro Argentina, en el que se enfrentaban el campeón de la liga y el de la Copa Generalísimo (actual Copa del Rey), se le cambió el nombre a Copa Eva Duarte. La primera vez que se disputó este campeonato fue en 1948 (debió ser en 1946/1947, pero por problemas de calendario la fecha fue reprogramada).

La competición se extendió hasta 1952/1953, a consecuencia de la muerte de Eva Duarte Peróde n el 26 de julio de 1952. El máximo ganador de este trofeo fue el Barcelona, y por eso lo ostenta en las vitrinas de su museo. Pero un año antes, en 1951, otra vez, volvió a las manos de un argentino: Helenio Herrera, director técnico, por entonces, del Atlético de Madrid.

El entrenador argentino, conocido por ser el maestro del catenaccio, estilo de juego italiano, manifestaba en su filosofía: “Si no me hacen goles no puedo perder”. Y así con la llegada de las grandes figuras a los clubes poderosos del fútbol de Italia en la década del 50, impulsó en el Inter (lo dirigió entre 1960 y 1968) . Y así, años más tarde, conquistó dos Copas de Europa y dos Intercontinentales.

“No fue una sorpresa que haya ganado el Atlético”, narraba la crónica de El Mundo Deportivo, luego de la final de la Copa Eva Duarte, en la que venció por 2 a 0 al Barcelona, y Herrera, al mando del Colchonero desde 1949, se alzó con el trofeo donado por el peronismo.

Pero otra vez, la política y el deporte vuelven a ser líneas perpendiculares que se atraviesan, si es que alguna vez se separaron, y ahí es cuando Jorge Valdano, ex futbolista argentino, y su compatriota Martín Caparrós, periodista y escritor, reflexionan sobre los ideales alrededor de la pelota: El fútbol de izquierda sería el elegante, el lírico, el artístico; y el de derecha es el de los que se cuelgan del travesaño y reparten por toda la cancha”, afirma el campeón del mundo.

Mientras que, por otro lado, el otro lo desmiente: Creo que si fuera así, el fútbol de izquierda es un privilegio de los ricos y el de derecha el que practican los más pobres. Me parece que hay algo que corregir en esa idea. Sería una pena que solo se pudiera ser de izquierda cuando se tienen mil millones de dólares en jugadores. Por supuesto que se puede ganar jugando bien, que por otro lado, es la forma más segura de ganar. Pero para eso, lamentablemente en este sistema de concentración de riqueza futbolística, hay que ser de los de arriba.”

El deporte y Eva Perón van de la mano en Argentina: Los Juegos Nacionales Evita y el estadio Eva Perón (de Sarmiento de Junín), entre otros. Y, a su vez, su influencia tuvo lugar en el plano internacional con su nombre estampado en la hoy Supercopa española.

Las Fulbitas: “Seamos futboleras que lo demás no importa nada”

Por Lucila Ferreyra

“Seamos futboleras que lo demás no importa nada” se lee en las camisetas de las profesoras de Las Fulbitas, una escuela de fútbol femenino que todos los sábados de 10 a 13 horas dicta clases en la Plaza Giordano Bruno de Caballito.

Todo comenzó cuando cuatro amigas que se conocían de jugar a la pelota decidieron unirse para enseñarles lo que habían aprendido de sus entrenadores a niñas de entre 4 a 16 años. “Nosotras empezamos a jugar al fútbol a los 24 años y siempre pensábamos que nos hubiera gustado tener un espacio donde jugar a la pelota”, declaró Carolina Lebermann, una de las profesoras y fundadoras de la escuelita.

Luego de encontrar una vieja cancha de básquet en una plaza pública del barrio, armaron la página de Facebook en donde pusieron toda la información necesaria y repartieron volantes por escuelas y negocios cercanos.

Así fue como el 5 de septiembre de 2015 comenzaron las clases. Eran apenas 10 o 15 las alumnas y contaban con pocos materiales recordó Sofía Dupleich, una de las entrenadoras. Lebermann agregó: “Nos dimos cuenta que con 20 conitos y 5 pelotas hacés magia en una plaza”.

Actualmente son más de 90 las jóvenes que deciden levantarse temprano los fines de semana para hacer deporte y cinco las profesoras, además de Lebermann y Dupleich  Belén Bramanti, Camila Cagliolo y Jessica Meccia.

Las familias de las nenas son una parte importante en la escuela de fútbol ya que participan activamente haciendo rifas para comprar los elementos y siempre aportan ideas que ayudan a que la escuela siga creciendo.

Este desarrollo trajo la necesidad de conseguir un nuevo espacio, un club. Porque a pesar de que les gusta la idea de seguir en la vía pública, la cancha es demasiado pequeña en relación con la cantidad de niñas y los días de lluvia no pueden tener clases.

Otro de los problemas es la movilidad ya que a veces son invitadas a entrenamientos de la Selección femenina o a amistosos con otras escuelas pero no siempre pueden alquilar micros. “Tratamos de hacer actividades en otros lugares relacionados con el deporte y así motivarlas más”, dijo Lebermann.

A veces, jugadoras del Seleccionado nacional se acercan a Caballito a compartir una mañana. “Vinieron Belén Potassa, Mariana Larroquette y Milagros Menéndez para contarles su experiencia, jugar y que las chicas las conozcan porque cuando traen camisetas siempre son de futbolistas hombres” contó Dupleich. Además las entrenadoras pronto partirán a Francia para apoyarlas en el próximo Mundial y llevarán una bandera firmada por Las Fulbitas.

A cambio de todo lo que las maestras hacen por ellas, estas jóvenes les demuestran la pasión y determinación que tienen, a pesar de sus cortas edades, para conseguir lo que quieren: jugar al fútbol.

 

 

Jürgen Klopp, el entrenador que quiere sentir

Fernando Bajo

Cuando dirigía al Mainz 05 en Alemania, empleó un método inusual para transmitirles a sus jugadores que si querían lograr algo en la Bundesliga, nadie les iba a regalar nada y deberían buscar soluciones. “Hicimos parte de una pretemporada en unas islas de Suecia que no recuerdo ni el nombre. Allí mis jugadores tuvieron que hacer ejercicios de supervivencia para poder comer porque cuando llegamos solamente estaban las carpas. El resto era buscarse la vida, así que tomamos canoas y divididos en dos grupos, los primeros que llegaban a la isla debían ir por la leña para encender el fuego y hervir el agua. También tenían que pescar para comer. Todo el día llovía y cuando salía el sol, los mosquitos se aparecían”, contó Jürgen Klopp, el alemán que actualmente dirige al Livepool, al que llevó a la final de la Champions League el 7 de mayo pasado, luego de eliminar al Barcelona.

Detrás de sus anteojos y su gorra, que ya son marca registrada, se encuentra un hombre que se define como alegre y reconoce que no es muy inteligente, pero tampoco muy tonto. Sin embargo, algo de él le molesta: “Me gustaría ser más tranquilo. No sé por qué pasa. Siempre aprieto los dientes. Cuando veo un nene pequeño, un bebé, aprieto los dientes. Resulta horroroso, el nene empieza a llorar y tengo que irme. Con los árbitros es parecido. Pero cuando estoy exultante de alegría tengo un aspecto muy similar. A veces me da miedo esa cara, pero la conozco desde hace 45 años. Se sobrelleva”.

A pesar de su cara, también es uno de los técnicos que más se ríe. Sus carcajadas son comunes en las conferencias de prensa, aunque su equipo gane o pierda. Lo demostró cuando le preguntaron por Messi, en el partido de ida de las semifinales de la Champions, luego de que el argentino le convierta dos goles a sus dirigidos: “Es imparable. Es un jugador de primera clase mundial y no estoy sorprendido”.

Cuando habla con la prensa no tiene problema en decir lo que siente o piensa: “Les dije a los muchachos que era imposible (pasar a la final de la Champions), pero que por ser ellos tenían una oportunidad”, afirmó luego del triunfo. ¿Intentó quitarles la presión a sus futbolistas o quiso que salgan a relucir su orgullo? Además, había declarado: “Estoy satisfecho de cómo hemos jugado, hemos hecho nuestro mejor partido de este año y el pasado”. Sí, a pesar de que salió derrotado, para Klopp, su equipo fue superior.

Se diferenció del estilo de Pep Guardiola: “Le gusta tener la pelota, jugar a los pases. Pero es una melodía silenciosa. No es mi deporte, no me gusta ganar con el 80 por ciento de posesión de balón. El fútbol es lucha. Me gusta más el heavy metal”, disparó.

“No solo quiero ganar, también quiero sentir”, contó hace un tiempo Kloppo y argumentó: “Hay que jugar con todo. Tenés que vincular a la gente con el club. Los partidos deben tener un efecto más allá del resultado”. Sin dudas lo logró. Luego de perder 3-0 en Barcelona, el Anfield Road, estadio del Liverpool, estaba repleto. Para el hombre de 51 años que, según dijo, como futbolista no podía hacer lo que tenía en la cabeza, la identidad de los hinchas con el equipo es fundamental.

Es un obsesivo en su trabajo. Estudia al rival sin parar. Difícilmente su equipo salga al campo sin conocer cómo juega el contrario. Para eso les muestra horas y horas de videos a sus dirigidos. En la última temporada sumó a su grupo de trabajo al danés Thomas Gronnemark, propietario del récord Guinness en el lateral más largo de la historia.

No solo le importa el fútbol, hay otras cosas que captan el interés de Klopp. “Soy cristiano, creo en Dios. Siento que estoy en unas sensacionales buenas manos y me parece una pena que otras personas carezcan de ese sentido de seguridad”, contó.

La política es otro de los temas sobre el cual manifestó su pensamiento: “Soy de izquierda y creo en el Estado de Bienestar. Si hay algo que nunca haré en mi vida será votar a la derecha que promete bajar impuestos a los ricos. Mi trabajo es entretener a los hinchas, permitirles olvidarse de sus problemas durante una hora y media”.

Cada uno que se siente a ver al Liverpool deberá saber que para el entrenador ganar no es lo más importante, pero puede que cuando se dé cuenta de eso ya se haya convertido en un red más, envuelto en la pasión y representado por el equipo en la cancha. Si es así, Klopp ya habrá ganado.

Luego del pase a la final del máximo torneo continental a nivel clubes, los jugadores y el cuerpo técnico se abrazaron en una de las áreas y, junto con la hinchada, cantaron el himno del club: You’ll never walk alone (Nunca caminarás solo).

Con 97 puntos, y luego de vencer al Barcelona, el Liverpool finalizó segundo en la Premier League, detrás del Manchester City que dirige Pep Guardiola, y por primera vez en la historia un equipo que obtuvo más de 90 unidades no pudo ser campeón. Luego de ser el técnico que más veces le ganó a los conjuntos del español, esta vez la melodía silenciosa venció al heavy metal.

En el último suspiro

Facundo Catalini @FacuCatalini

1994/1995. La sorpresa del Blackburn Rovers.

El primer caso ocurrió en la temporada 1994/1995, a tres años de que arrancara esta liga. Con Kenny Dalglish como director técnico, el Blackburn Rovers, hoy en la EFL Championship, se coronó campeón por tercera vez en su historia, cortando una racha de 81 años sin ganar un torneo de liga y consiguiendo por única vez en su historia, hasta el día de la fecha, el título de la Premier League.

Este torneo estuvo en vilo hasta la última fecha, la jornada 42. El Blackburn Rovers llegaba al último partido puntero con 89 puntos, dos más que el Manchester United, que venía segundo. De local, el equipo de la rosa perdió contra el Liverpool por 2 a 1 y aumentaba la ilusión de los dirigidos por Sir Alex Ferguson. Pero los de Manchester no pudieron dar vuelta las cosas contra el West Ham United y terminaron empatando por 1 a 1.

Los vencedores tuvieron a Alan Shearer como goleador y figura. El delantero que había llegado desde Southampton anotó 34 goles de los 89 que marcó todo el equipo a lo largo del torneo.

1998/1999. El United amargando el bicampeonato.

El segundo antecedente sucedió en la séptima temporada de la Premier League. La 1998/1999. El que se consagró campeón fue el Manchester United, logrando su título número 12 de Liga.

El Arsenal fue quien peleó hasta el final. Los Gunners terminaron la temporada con 78 puntos -igual que en el torneo anterior, del que resultaron ganadores-, pero esta vez no les alcanzó. En la última fecha, los dirigidos por Arséne Wenger le ganaron su partido al Aston Villa por 1 a 0 y forjaban al Manchester United a vencer, ya que si no sucedía, el equipo de Londres superaba a los de Ferguson. El 2 a 1 frente al Tottenham le amargó el bicampeonato al Arsenal.

Esa temporada fue un gran año para el Manchester United que logró la triple corona, ganando la Premier League, la FA Cup y la Copa de Europa.

2007/2008. Dos finales para el Manchester United sobre el Chelsea.

Nos trasladamos al nuevo siglo. En la decimosexta edición de la Premier League también se tuvo que esperar hasta la última jornada para saber quién era el campeón de ese año.

A la definición llegaron el Manchester United y el Chelsea con 84 unidades cada uno. Los Red Devils hicieron los suyo contra el Wigan Athletic de visitante y ganaron por 2 a 0, mientras que los de Londres no pudieron en su estadio contra el Bolton Wanderers y empataron 1 a 1. Los dirigidos por Alex Ferguson, y con Carlos Tévez en sus filas, sumaron 88 puntos y se consagraron campeones de la liga por decimoséptima vez en su historia.

Esa temporada fue particular. En la Champions League se dio una final inglesa, como la que se dará en la 2018/2019 con el Liverpool y el Tottenham. Esa vez, sin embargo, fue entre el Manchester United y el Chelsea, en la que los azules también quedaron por detrás de los rojos empatando en los 90 minutos decisivos y perdiendo 6 – 5 en los penales.

2009/2010. La revancha del Chelsea.

Dos temporadas más tarde llegó la revancha para el Chelsea. En la edición número 18, los dirigidos por Carlo Ancelotti venían con una diferencia de un punto por sobre el Manchester. En la última fecha, el United le ganó por 4 a 0 al Stoke City, pero la goleada no le sirvió para triunfar un año más -venía de ser tricampeón-, porque el Chelsea vapuleó al Wigan Athletic con un 8 a 0. Fue una victoria más que abultada para asegurarse por cuarta vez de una Liga Inglesa (tercera oportunidad en formato Premier League).

Una curiosidad se dio con el Portsmouth, club donde supo jugar el argentino Andrés D’alessandro. El conjunto del sur de Inglaterra fue el primero en entrar en administración en formato Premier, siendo multados con una quita de nueve puntos y por consiguiente relegados a la segunda división, en 2012 a la tercera y en 2013 a la cuarta. Hoy se encuentra en la Football League One, tercer escalón del fútbol inglés.

2011/2012. Manchester partido en dos.

La temporada 2011/2012 quizás fue la más emocionante, por cómo se dieron las cosas. El torneo lo disputaron hasta la última fecha los dos equipos de Manchester. El City y el United cara a cara.

Hasta octubre del 2011, el Manchester United marcó el ritmo de la Premier League liderando la tabla, pero un empate por 1 a 1 contra el Liverpool le permitió al City superarlo por dos puntos. Una semana más tarde, en Old Trafford, los Citizens aumentaron su ventaja a cinco unidades, con un rotundo 6 a 1. Los celestes lideraron la tabla de posiciones hasta marzo de 2012, con la derrota a manos del Swansea por 2 a 1. El United retomaba la primera posición. Para las últimas 6 fechas, los Red Devils llevaban una brecha de ocho puntos por sobre su rival. En la segunda vuelta, el City volvió a vencer, esta vez de local, a los de la otra vereda por 1 a 0 y como resultado los sobrepasaron en la clasificación por diferencia de goles.

En la última jornada, el United arrancó ganando con gol de Wayne Rooney contra el Sunderland, mientras que Pablo Zabaleta le daba la victoria parcial al City sobre el Queens Park Rangers. Djibril Cissé empató el trámite para el QPR y Jamie Mackie dio vuelta el resultado a los 66 minutos. A los 92, Edin Dzeko igualó para el City y al minuto 93.20, Sergio Agüero, en el último suspiro –del último suspiro- le dio la victoria al lado celeste de Manchester, consiguiendo el título luego de 44 años, por diferencia de goles. Ambos obtuvieron 89 puntos, pero el conjunto del Kun y Tévez logró 64 goles de diferencia, mientras que el United 56.

2013/2014. El Liverpool se quedó con las manos vacías.

Otra vez el Manchester City era el protagonista de un desenlace agónico. Sobre el final. En esta ocasión, el que corría desde atrás en la carrera por el título era el Liverpool.

En el último día de la temporada, el Manchester City llegaba puntero con 83 puntos y el Liverpool segundo con dos unidades menos. Los Reds lograron la victoria en Anfield contra el Newcastle por 2 a 1, pero no les alcanzó para conseguir el título. El City, también de local, venció 2 a 0 al West Ham United y se coronó campeón nuevamente.

Esta temporada fue muy peleada. En total, la primera posición cambió de manos 24 veces, 5 menos que en el 2001/2002 que fueron 29, la mayor cantidad en la historia. El campeón solo lideró la Premier League por 14 días.

2018/2019. La revancha que no pudo ser.

Una vez más, el City y el Liverpool llegaban con chances de salir campeones a la última jornada de la Premier League.

Los dirigidos por Jurgen Klopp venían con los ánimos por el cielo después de haber dejado afuera de las semifinales de la Champions League al Barcelona en una remontada histórica y querían sacarse las ganas de la tan ansiada Premier. Pero el City aplacó su entusiasmo y le ganó con un contundente 4 a 1 al Brighton en condición de visitante y dejó sin efecto la victoria de local del Liverpool por 2 a 0 al Wolverhampton.

La diferencia fue mínima. Solamente un punto separó al bicampeón del subcampeón. 98 puntos para el Manchester City contra los 97 del Liverpool, que solo perdió un partido en el torneo.

Hasta último momento. Algunos con el corazón en la garganta por perderlo todo después de tanto esfuerzo y otros con el grito en el cielo por coronar todo lo hecho a lo largo de una temporada. La Premier nos regaló y nos regala tradición, historias extrañas, finales agónicos y conjuntos campeones que no estaban en los planes de nadie. La Premier League siempre estará en la boca de todos.

Bojan Krkic, el crack que eligió ser lo que quería ser

Por Fabrizio Ramos

Suele decirse, con razón o no, que la vida del jugador de fútbol es una de las más privilegiadas. Sobre todo, la de aquellos que llegan a la élite. El lujo, la fama y el dinero aparecen a una temprana edad y sólo unos pocos son los que se encuentran preparados para lidiar con una prematura vida ostentosa. Bojan Krkic fue la mayor promesa surgida de Barcelona después de Lionel Messi y para muchos estaba destinado a ser de los mejores del mundo, pero aquellas expectativas se transformaron en graves problemas psicológicos. Fue entonces que decidió patear la pelota al aire y eligió ser lo que él quería ser, y no lo que otros pretendían que sea.

Bojan Krkic llegó desde un pequeño pueblo de Lérida, Catalunya, a La Masía -fútbol juvenil del FC Barcelona- a los 9 años. Durante sus siete temporadas en las divisiones infantiles del club catalán marcó más de 800 goles y se convirtió en el máximo goleador en la historia de todas las categorías menores de la institución. Con sólo 16 años debutó con el primer equipo en un partido amistoso y gritó su primer gol, pero su progreso aumentó en forma considerable después de jugar el Mundial sub-17 con España.

Tres días de entrenamiento le bastaron al holandés Frank Rijkaard -entrenador de Barcelona entre 2003 y 2008- para convocarlo a su primer partido oficial. Aquel 16 de septiembre de 2007 se transformó en el tercer jugador más joven en debutar en el conjunto Blaugrana y tres días después hizo su estreno en Champions League. Con 17 años y 51 días se convirtió en el jugador más joven en marcar en La Liga y a los 17 años y 217 días fue el segundo más prematuro en Champions.

Récord de precocidad, récord que estampó su nombre entre los primeros lugares. Los diarios más importantes de Europa, en especial de España, lo colocaron como protagonista principal de sus ediciones y las expectativas crecieron a pasos agigantados. En su primera temporada como jugador del primer equipo sumó 10 goles en la liga española -12 contando todas las competiciones-, pero aquellos números no volvieron a ser superados durante el resto de su carrera.

Las presiones constantes por ser alguien que no buscó ser le causaron problemas de ansiedad, mareos y pánico. Los primeros síntomas aparecieron horas antes de lo que hubiese sido su primer encuentro con la selección española. Luís Aragonés, entrenador durante aquellos años, lo citó para el partido frente a Francia el 6 de febrero de 2008, pero nunca pudo jugar.

“Todos en la Federación sabían lo que me pasaba. Fernando Hierro me mandaba mensajes todas las semanas para preguntarme cómo estaba. El día antes del anuncio de la convocatoria a la Eurocopa 2008 me dijeron ‘Bojan, te vamos a convocar’ y respondí: ‘Me duele decirlo, pero no puedo’. Estaba con medicación, al límite. Al día siguiente leí el titular: España llama a Bojan y Bojan dice no. Me sentí muy solo, asustado y enfermo”, contó el delantero en una entrevista al diario británico The Guardian.

Tres ligas de España, una Copa del Rey, dos Supercopas españolas, dos Champions League, una Supercopa de Europa y un Mundial de Clubes. Con Pep Guardiola sentado en el banco de suplentes -asumió como entrenador en la temporada 2008/2009- vivió la época más exitosa de la institución y consiguió los títulos más importantes de su carrera, pero su protagonismo fue de más a menos y sintió que las cosas ya no iban bien. Su lugar, desde siempre, era dentro de la cancha.

Bojan Krkic dejó Barcelona con más de 40 goles a los pocos días de cumplir 21 años. Pasó por Italia (Roma y Milan), Holanda (Ajax), Alemania (Mainz) e Inglaterra (Stoke City) buscando esa tranquilidad que lo haga sentir a gusto, sin presiones constantes ni etiquetas.

Para mí, es necesario sentirme bien para disfrutar con lo que hago. Los trofeos son algo material y tengo claro que prefiero las vivencias”, le remarcó el catalán al diario El País en 2015.

Bojan siempre tuvo claro lo que quería ser. Aquel joven de 17 años se encontró, en un abrir y cerrar de ojos, con un mundo cargado de presiones y comparaciones, y nadie lo preparó para lidiar con eso.

Hoy, casi 12 años después, es jugador de Stoke City, equipo que se encuentra en la Football League Championship -segunda división inglesa-. Para él, las vivencias y los lugares recorridos son su mejor trofeo, y aquella época de sufrimiento por las expectativas que ponían otros quedó atrás.

Lugüercio: “El deporte me dio una educación y unos valores que me permiten tomar mi carrera como un éxito”

Por Juan Ignacio Ballarino

El incesante ruido de los motores de los autos indica que la casa está cerca de una avenida. Un cartel en la esquina lo confirma. En Camino Centenario al 2200, entre 509 y 510, en Gonnet, un hogar es preparado para convertirse en un centro especializado para futbolistas. Una señora barre la vereda y la baldea mientras que Pablo Ariel Lugüercio aguarda sentado en el patio. Ya retirado, son otros los ritmos que manejan los hilos de su cotidianidad.

Dejó el fútbol a los 37 años, pero a los 29 ya había comenzado el cambio. Su cambio. Antes de colgar los botines, el Payaso había empezado a tejer, dentro de su cabeza, la idea de fomentar un espacio en donde las y los futbolistas -y quienes estén en camino a serlo- puedan respaldarse en distintos profesionales para entrenar su mentalidad.

-Wake Up es el nombre de tu nuevo proyecto, ¿de qué se trata?

-Es un espacio para que los y las futbolistas puedan conocerse a ellos mismos, reconociendo sus emociones. El objetivo es que puedan transitar su vida deportiva generando buenos vínculos, algo que me parece muy importante, y logren abrirse a dar cosas buenas, porque después éstas te regresan.

-¿Cómo debería manejarse la familia de alguien que quiere ser jugador profesional?

-Primero debería entender que, si el chico o la chica va a jugar, tiene que acompañar y servir de apoyo. Algunos no comprenden que cada uno tiene su momento para solucionar sus problemas, sea dentro o fuera de la cancha. Estas cosas pasan porque los ven a ellos, que quizás están cerca de convertirse en futbolistas, como una solución económica para la familia y se olvidan que se trata de una persona a la que le ponen una presión gigantesca.

¿Cómo se prepara a quien no pareciera tener un futuro prometedor en el fútbol?

-Diciéndole que el fútbol no es ni el principio ni el final de nada, sino que es un deporte que se tiene que tratar de disfrutar a cualquier edad. También el padre que lo lleva a jugar tiene que entender que lo lleva para que disfrute, sin presiones ni objetivos a largo plazo. Después, hay que hacerle entender que cada vez hay un filtro más chico y hay que prepararlo con educación y capacitación. Debe tener un plan B y esto no significa que si no es jugador no puede ser nada en la vida, sino que busque otra cosa que le guste, que encuentre una pasión.

-¿Y tu camino hasta llegar a Primera? ¿Cómo fue?

-Me acuerdo haberlo hecho con mucho sacrificio. Soy de La Plata y tenía un traslado de dos horas hasta llegar a los entrenamientos, pero lo hacía igual porque disfrutaba la convivencia. Nunca tuve ese pensamiento de llegar a ser futbolista profesional, ni de ser famoso, ni de tener dinero. Yo disfrutaba otra cosa: compartir los fines de semana un campo de juego con los chicos de mi categoría y tratar de salir campeón. No pensaba a largo plazo. Al venir de un barrio muy humilde, se me hacía difícil pensar o imaginarme cosas extraordinarias. Esos logros, con el paso de la carrera, aprendí que llegan siempre y cuando uno se proponga metas a corto plazo.

     Una mesa redonda en medio de la sala de estar de la casa que en un futuro cercano será la sede de “Wake Up” está preparada para que la entrevista sea realizada. Pero no cumplirá esa función. Lugüercio prefiere el patio. El clima otoñal permite que el sol brinde la calefacción necesaria para que uno se siente bajo él simplemente con un buzo fino y un jean, como está el exdelantero. Mueve las sillas que estaban bajo la sombra y las coloca donde termina la oscuridad. Se sienta de piernas cruzadas, con el cuerpo orientado hacia el origen de la luz. Su cara apunta hacia arriba. Pareciera que es él el que está brillando. Pareciera que se siente a gusto.

-¿Por qué retirarse ahora y no después, con el torneo ya terminado?

-Por una necesidad personal. Si bien podía estar a la altura de los entrenamientos, ya me venía planteando dejar desde diciembre. No me retiré en ese mes porque quería acompañar un poco más a los más chicos. Si bien después agregaron la Copa de la Superliga, ya tenía la decisión tomada. Quería empezar a disfrutar otras cosas, de cumplir otro rol y de estar presente desde otro lado. Al final continué seis meses más, también, por mi hijo, que me había pedido que siguiera. “Seis meses más, dale, vos podés. Seis meses más”, me decía. Accedí, pero le tuve que plantear que jugaba esos partidos y listo. Casi que terminé negociándolo (risas).

 ¿Cómo definirías tu carrera profesional?

-Exitosa. No por el lado de los logros ni de objetos materiales, sino desde mi crecimiento como ser humano. Tenía una dimensión de lo que podía llegar a ser la vida de futbolista, pero lo superé ampliamente. El deporte me dio una educación y unos valores que me permiten tomar mi carrera como un éxito.

–¿Qué valor destacarías?

-La tolerancia. Creo que el fútbol te da la posibilidad de convivir con muchas personas todos los días y eso te brinda una cierta tolerancia para con el otro y hasta podés desarrollar una amistad. Y, además, poder entender que en el fútbol, quizás más que en otros deportes, se mezclan clases sociales. Me enorgullece haber absorbido eso y haberme mantenido siempre en la media. Más allá del éxito que te pueda llegar a dar la carrera de futbolista y, en mi caso, haber recorrido eso durante 18 años, haber podido mantener una línea fue lo más importante.

Recién hablabas sobre la mezcla de clases sociales en los planteles y Ricardo Centurión, quien viene siendo noticia por su conducta fuera del campo de juego, afirmó en una entrevista que su actitud estaba influida por el contexto de su lugar de origen (Villa Luján, Sarandí). ¿Qué análisis hacés con respecto a esto?

-Centurión tiene unas cualidades tremendas y es un futbolista extraordinario, sólo que necesita estar bien apoyado y contenido por personas capacitadas, porque muchos lo aconsejan y le dicen lo que debería hacer, pero él necesita que lo escuchen. Incluso, necesita escucharse a él mismo y entender que seguramente viene condicionado por su entorno. Uno forma su personalidad en torno a lo que ve hasta los siete años. Solamente observando. Y a veces no somos conscientes de que le estamos exigiendo a un chico, porque prácticamente lo sigue siendo, que resuelva cosas que todavía no ha tenido la posibilidad de aprenderlas con gente cercana. No hay que dejarlo de lado porque no sólo nos estaríamos perdiendo a un gran jugador, sino que nos perderíamos la posibilidad de mejorar a una persona.

     El mediocampista de Huracán Israel Damonte fue el creador de su apodo payaso, el cual perduró a lo largo de su carrera. Luciano Aued y Lucas Licht, con quienes compartió vestuario en Racing y quienes vistieron -y visten, en el caso del defensor- la camiseta de Gimnasia y Esgrima de La Plata, le dedicaron un saludo en la red social Instagram. “Siempre he tratado de brindarme al otro de una manera sana”, explica Lugüercio. Parte de la parcialidad que se encontraba en el Cilindro cuando Racing recibió a Estudiantes el 3 de marzo aplaudió al payaso mientras precalentaba. “Si uno tiene respeto por la profesión, buenos hábitos y trata de ser lo más profesional posible, genera estas cosas que a veces resultan inexplicables porque, con esta pasión que muchas veces no tiene límites, parece que aplaudir a un rival está mal”, cuenta quien jugó 120 partidos con la camiseta de la Academia. Pero terminar su carrera no fue fácil.

-En 2017 volviste a tu último club siendo vegetariano, pero ahora dejaste de serlo, ¿por qué?

-Lo sostuve un año y lo tuve que dejar porque se me hacía difícil cuando comíamos. Todavía no hay lugares preparados ni entidades en donde un deportista de alto rendimiento pueda ser ayudado, aunque iba a un profesional que me acompañó. A cada persona le hacen bien diferentes cosas y a mí me hacía bien eso. Cada uno debería poder tomar conciencia y nadie debería prejuzgar ni pensar que, si uno toma la decisión de ser vegetariano, por ejemplo, está mal. Recibí desde cargadas hasta reproches. Sin embargo, esa época fue en la que mejor me sentí. Había tomado esa decisión por un cambio de perspectiva y por el hecho de haber aprendido cosas nuevas, como ser padre de familia, por ejemplo.

Ahora vas a tener más tiempo para estar con tus hijos…

-Sí. Ahora estoy cumpliendo con otros roles y lo estoy disfrutando muchísimo. Vivo los problemas que van teniendo, cómo los van solucionando, y quizás antes me lo perdía un poco. Tanto a Iván, de 11 años, como Sara, de 9, les gusta mucho el fútbol y ahora los puedo acompañar más con eso.

¿Los ves como jugadores?

-Ambos quieren ser futbolistas. La nena ahora está haciendo hockey, pero cada vez que le pregunto me dice que tiene ganas de jugar. Y en cualquier momento va a arrancar. Algo como lo que le pasó al Chapu (Braña), que empezó con hockey. Soy muy parecido a él y ambos somos muy abiertos a estos temas. Creemos en la felicidad de nuestros hijos. A mí no me importa si juega al básquet, o al hockey, o al fútbol. Yo sólo quiero verlos reír.

¿Creés que Macarena Sánchez ayudó a pensar estas cosas?

-Es tremendo lo que consiguió. Pasó mucho tiempo de lucha sin obtener ninguna respuesta y por fin tuvo su recompensa. Y es un logro que nos sirve a todos. Tengo contacto con las chicas de fútbol de Estudiantes y seguimos hablando. Están arrancando prácticamente desde cero. Además, lograron que todas, sea la camiseta que sea, estén unidas para verse como colegas y no como rivales o como individuos, como muchas veces pasa en el fútbol masculino. Estaría bueno que mantengan eso a lo largo del tiempo.

“Gracias por venir” recita Gustavo Cerati en Puente, canción que el Payaso elige para sintetizar su carrera deportiva. “No por lo futbolístico en sí, sino por las amistades y los vínculos que generé”, explica el exdelantero. “Gracias por venir” le dijo el público pincharrata el primero de abril cuando se retiró. “Gracias por venir” le dijeron sus compañeros con abrazos de por medio dentro del campo de juego. “Gracias por venir” le dice Pablo Lugüercio a la pelota.