martes, diciembre 23, 2025
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“El fútbol femenino no es profesional”

Por Sol Pochettino, jugadora del club Gimnasia y Esgrima de La Plata

El fútbol es uno de los innumerables ámbitos de Argentina en el que todavía, nada más y nada menos que en el siglo XXI, existe una clara desigualdad entre el hombre y la mujer. La rama femenina de este deporte no se asemeja ni en lo más mínimo al reconocimiento e importancia que se le da a la masculina.

El 16 de marzo de 2019 se “profesionalizó” el fútbol femenino. Pero en realidad se trata de una semiprofesionalización, ya que son la minoría de las jugadoras las que cuentan con un contrato que las vincule con sus clubes (aproximadamente el 40%) y, quienes lo tienen, cobran un sueldo que ronda entre los diecisiete mil y veinticinco mil pesos, una cifra que imposibilita vivir solo de esta actividad.

El no poderse dedicar exclusivamente al fútbol es uno de los tantos motivos por los cuales el rendimiento del femenino es menor al del masculino y los éxitos internacionales conseguidos son escasos. En la actualidad, las futbolistas no podemos enfocarnos de lleno en el deporte, porque a raíz de que los salarios son bajos y de que solo unas pocas cuentan con ellos, también necesitamos invertir tiempo y energía en otro trabajo o en estudios. Si pudiéramos dedicarnos solo a entrenar, al igual que los hombres que compiten en la máxima categoría, tendríamos un nivel más alto dentro de la cancha.

Florencia Sánchez, delantera asalariada del club Gimnasia y Esgrima de La Plata que días atrás publicó una carta en la que critica la incertidumbre con la que se maneja la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) respecto a nuestra disciplina, ejerce su profesión de abogada en un estudio jurídico durante ocho horas por día, previo a los entrenamientos. Además, trabaja en la Subsecretaría de Políticas Culturales.

Otro ejemplo es el de Juana Bilos, defensora sin contrato del equipo platense, quien es parte del staff de un gimnasio de rehabilitación y transita el segundo año de la carrera de Licenciatura en Kinesiología y Fisiatría en la universidad situada en la localidad de Florencio Varela, a 32 kilómetros de la “Ciudad de las diagonales”.

La causa inicial de las diferencias futbolísticas es que las mujeres carecemos de las posibilidades de formación que tienen los varones. Los niños cuentan con divisiones infantiles y desde pequeños pueden integrar un equipo, entrenarse y competir, por lo tanto, cargan con muchos más años de aprendizaje, en una etapa clave para el desarrollo del cuerpo y de las habilidades físicas y mentales. En cambio, recién aparecen equipos femeninos a partir de los 13 años, por lo que el comienzo en la actividad y exigencia se da ampliamente más tarde.

Los medios de comunicación deben encargarse de brindar el servicio a la información y tienen el rol más importante de todos a la hora de impulsar apoyo o interés. Además, la visibilización y divulgación es esencial en el desarrollo de un deporte y en su camino a la masividad.

TNT Sports posee los derechos televisivos del Torneo Rexona de Primera División, aunque solo transmitía, y dentro del paquete pago, dos de los ocho partidos de cada fecha y siempre de los mismos equipos, los denominados “grandes”, River, Boca, Racing y UAI Urquiza y, por supuesto, de SAT (Social Atlético Televisión). En la Copa América 2018, las jugadoras de la Selección Argentina hicieron el gesto del “Topo Gigio” en la foto de la formación inicial, reclamando ser escuchadas. Este hecho hizo ruido y atrajo miradas, lo que generó que el canal deportivo emitiera el clásico ante Brasil.

La AFA enumera una lista interminable de decisiones desafortunadas y desacertadas a lo largo de sus 127 años. Un ejemplo reciente fue el boletín oficial de cinco páginas en el que se comunicó la finalización de los campeonatos y demás medidas tomadas con motivo de la pandemia del COVID-19. En ellas se anunciaron las determinaciones referidas a la Superliga, Primera Nacional, Primera B Metropolitana, Primera C, Primera D, Federal A, Copa de la Superliga, CONMEBOL Libertadores y CONMEBOL Sudamericana. La resolución del certamen de mujeres fue notificada recién en la quinta hoja, debajo de todo, en ocho líneas, en el último párrafo.

Otra corriente situación que posiciona a la disciplina femenina minimizada una vez más frente a la masculina es que no tengamos permitido disputar partidos en los estadios principales de los clubes y debamos hacerlo en las canchas auxiliares o en diferentes predios de las instituciones. La razón es que nuestro fútbol no genera, ni por asomo, las mismas ganancias que el de hombres, a tal punto que incluso ocasiona pérdidas para las dirigencias.

Ahora, el caso es, sin remediar ni siquiera uno de todos estos puntos de disparidad, ¿cómo pretenden que el fútbol femenino rinda más? ¿Cómo esperan equiparar las diferencias entre ambas disciplinas? ¿Cómo quieren que el fútbol femenino crezca? ¿O quizás, y tal como marca la historia, es justamente lo que no quieren? Dejarnos ser parte.

Pero ya no podrán.

Foto: Instagram

Spinelli, docente de toda cancha

Por Facundo De Lillo

Antonio Spinelli es director técnico y coordinador de fútbol femenino de Racing. Disfruta de ayudar a sus dirigidas en su desarrollo personal y social. Se preocupa por motivarlas, buscando siempre lo mejor para ellas y sus futuros.

Spinelli contó que al principio a las jugadoras les duele no ser reconocidas, pero entienden que es un proceso que recién inicia en el fútbol argentino. A su vez declaró que cada vez que una persona de sexo masculino agrede a una futbolista verbalmente, no hace más que acrecentar la desigualdad de género. “El hombre tiene que darse cuenta que el fútbol femenino llegó para quedarse, es un hecho sociocultural de nuestros tiempos que está conectado con la igualdad de género”, señaló ex entrenador de la categoría 2002 de Deportivo Español. Profundizó expresando: “El fútbol de mujeres es un movimiento, tiene intereses propios”.

El Tano, también licenciado en comunicación social, admitió que demostrar empatía con la deportista es clave para poder dirigir a un equipo, “si no transmitís cuando comunicás, de nada sirve”. Además, confesó emplear herramientas que utiliza en el aula de la Escuela de Comunicación (ETER) cuando dicta clases que después las pone en funcionamiento en los entrenamientos y viceversa, “me siento un formador de los alumnos” reveló el director técnico. En ese contexto, para el coordinador el fútbol es como una cebolla, “ganar es solamente la cáscara y el jugo está adentro“. Es por eso que a la hora del juego se pone en rol de docente, le da más importancia al aprendizaje de la futbolista que a la victoria: “A las chicas les digo que busquen aprender y no solo el triunfo”.

Cuando el entrenador de 39 años arribó a Racing en 2017, el fútbol femenino aún no era profesional y la Academia no contaba con un equipo de mujeres, “tuvimos que armar las categorías desde cero”, confesó. Comenzaron en la división B (antes había A y B, en 2019 se incorporó la C). Spinelli reveló que había equipos en los cuales las jugadoras pagaban de sus bolsillos el micro para poder jugar de visitante y así no perder los puntos. Además, si alguna sufría una lesión por la cual era necesaria una intervención quirúrgica, el plantel hacia rifas o vendía cosas para poder costear la operación.

Todo cambió a partir 16 de marzo de 2019 cuando se profesionalizó el fútbol femenino (aunque no todas las jugadoras tengan contratos y haya varias cosas por mejorar). Hoy el club situado en Avellaneda tiene a 14 de 28 chicas con contrato. Sin embargo, las que no tienen cuentan con ese respaldo cobran un viático, tienen obra social, una beca universitaria y ropa de entrenamiento. “Desde la estructura hay un cambio, lo que llevó a que haya un cambio en el nivel de juego, se ven mejores espectáculos ahora y creo que va hacer cada vez mejor”, abordó el oriundo de Morón.

Spinelli considera que la formación de la jugadora no va por fuera de la formación como persona, fue por eso que cuando llegó al club se encargó de que todas las mujeres estuvieran escolarizadas.

Lo que hizo fue hacer un seguimiento de cada futbolista, sobre todo las de la categoría sub 14/16. Se corroboraban cada trimestre los boletines. Cuando alguna integrante del plantel tenía más de dos materias bajas se consensuaba con los padres para que no participen del equipo hasta levantarlas. “Partidos hay millones, perder un año de colegio secundario es una pérdida irreparable”, remarcó El Tano.

A su vez, a las chicas de primera división se les dio la chance de tener becas universitarias, cursos, terciarios o escolarizar a las que no habían terminado el secundario. Hoy hay 10 que están haciendo cursos. “Es mentira que el o la futbolista no quiere estudiar, sino que no les damos las herramientas”.

Con respecto a cómo está sobrellevando el plantel la situación de la pandemia del COVID-19, Spinelli indicó que están trabajando de forma disciplinaria por la plataforma Zoom basándose en las cuatro áreas que para el cuerpo técnico son fundamentales; la parte técnico-táctica, rutinas de entrenamiento y trabajos de neurociencia. Asimismo, el entrenador manifestó: “Para mí la parte más importante en esta cuarentena es la nutrición, el cuidado físico es la herramienta de trabajo para la deportista”. Luego hizo mención al trabajo que hacen con los psicólogos: “Se trata la parte emocional de las chicas para que puedan controlar la ansiedad y angustia que genera el estar encerrado”.

Por último, el ex entrenador de Los Dogos (2015 y 2016), seleccionado gay de fútbol argentino, aseguró que la selección es el lugar donde los jugadores se sienten contenidos, emparentados a través de la pasión por el juego y también desde el dolor de haberse sentido excluidos. En ese contexto, se refirió a los vestuarios en el fútbol masculino y los catalogó como “opresores”. Además, sostuvo que están lejos de ser inclusivos, “si un jugador revela que es homosexual, parecería que es un jugador de peor calidad”. Sin embargo, tiene la esperanza que la generación venidera modifique este estereotipo.

Aimar, jugar y desdramatizar

Por Ian Rodríguez

Gambeteó defensores como a los periodistas, presiones y polémicas. El cordobés Pablo Aimar nunca se consideró un payaso a pesar de haber entendido que al fútbol se juega disfrutándolo pues no es un trabajo de oficina. Una visión calmada de un deporte muy intenso, ya sea a los 16 años cuando debutó en River Plate o en sus actuales 40, con el buzo de técnico de la Selección Argentina Sub 17.

Si bien en la derrota se ofuscaba para revertir la situación, Aimar siempre prefirió tener la pelota, tirar caños y encarar. Fue su forma de expresarse. Así fue a sus 14 años (febrero de 1994), cuando en su primera prueba en Ciudad Universitaria para quedar en River, el pequeño riocuartense eludió a otro chico, quien se enojó y fue a buscarlo para pelearlo. Jorge Busti, el director técnico de juveniles por aquel entonces en Núñez, frenó la situación. “Para mí, el carácter es pedirla siempre pero para otros es pegar 10 patadas”, exclamó a sus 18 años.

Los cracks– según Pablo- son esos que eligen bien, entienden cuando ir para adelante y cuando para atrás. “Los grandes jugadores de toda la historia nunca dejaron de ver al fútbol como a un juego” y fue él mismo quien, en la previa de su último partido profesional con Estudiantes de Rio Cuarto frente a Sportivo Belgrano en 2018 por Copa Argentina, arengó a sus compañeros diciéndoles que esa sensación que se vive dentro de una cancha no se encuentra en ningún otro lado. Pero de ello hablaremos más tarde…

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¿De qué sirve saber de fútbol sin poder expresarlo? El enganche entendió el juego y el rol que ocupan los medios de comunicación en el fútbol desde que es un pibe. De un domingo al otro – según Aimar- , pasas de ser el mejor de los dioses al peor de los diablos en base a un resultado deportivo. A veces la condena se lleva a cabo antes, un miércoles. El riocuartense manifestó que se sobre analizaban 90 minutos de juego, buscando polémicas y despotricando jugadores: “No daba muchas notas porque a veces uno te criticaba y al fin de semana siguiente, en el cual andaba muy bien, me pedía una entrevista. Creía que, no dándosela, ése cambiaba. Pero no”.

Su filosofía siempre fue intentar de no dar títulos. “Yo soy un embole para dar notas”, reconoció Pablo. A pesar de esto, la dinámica en una entrevista conduce al lugar que el interrogado muchas veces no puede controlar y la gambeta verbal debe estar entrenada: “A veces el entrevistado, si lo dejas entre el ‘Si’ o ‘No’ como si fueran dos alas, agarra vuelo”. Aimar juega por el piso.

“Es imposible saber -explica con su acento cordobés- qué hubiera pasado si dos jugadores no contemporáneos hubieran nacido en la misma época y luego decidir quién hubiese sido mejor”. No obstante, considera que estas discusiones son divertidas entre amigos y duran horas porque el fútbol acepta todas las opiniones, aunque no se llegue a ninguna resolución.

Su hermana Laura lo describió, en su juventud, como alguien que odiaba los puntajes de los diarios. Andrés, por su parte, admitió que de lo que menos habla con su hermano es de fútbol porque se ponía de muy mal humor. Sin embargo, tanta exposición que tienden a manejar los futbolistas profesionales logró que el cordobés tenga la posibilidad de poder decir las cosas que él consideraba necesarias en los momentos justos: “Es una gran responsabilidad tener voz. No se puede faltar el respeto, hay numerosos ejemplos de personas respetuosas que realizan buen periodismo”. No se lanzó de joven a las cámaras ni a los flashes. Nunca dejó de dar respuestas contundentes para evitar mal entendidos.

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Desde 2018 ocupa el rol de entrenador de juveniles en la Selección Argentina. Hay una idea muy clara que va más allá del fútbol, que los chicos se diviertan. No le gusta llamar trabajos a lo que hace con sus jugadores:“Queremos tratar de retrasarles el momento en el que esto deja de ser un juego puro”, reconoció quien fue dirigido por Marcelo Bielsa y Jorge Jesús, sus entrenadores favoritos ya que son los que – a su criterio- más potenciaron a los planteles en los que él estuvo. Además, remarca Aimar que quiere desdramatizar al deporte desde que son más jóvenes porque no sabe si se puede hacer una vez llegados a Primera.

Dentro del mundo complejo de la estrategia, el riocuartense busca ganar cuidando el balón y tomando los riesgo necesarios para que el juego sea más por el piso. Se indigna cuando esta metodología es criticada pero considera que hay mucha gente la cual no entiende que es más difícil meter la pelota dentro del arco que sacarla del mismo. Esta discrepancia tuvo con su ex entrenador, Claudio Ranieri, cuando lo dirigió en 2004 en Valencia, que prefería jugar menos con la posesión y más a defenderse. Si bien no compartía, nunca la desmereció.

De esta manera entiende quien ganó cinco campeonatos locales en Portugal como jugador de Benfica, los juveniles serán capaces de amoldarse a cualquier tipo de sistema táctica que luego les exijan, ya sea el mismo o uno como el de Ranieri. En esta estricta formación de jugadores también esperan que puedan llegar a la Selección mayor con más de 60 partidos jugados y, si es posible, algún Mundial.

El sentido común también se entrena. Ha inculcado la noción de que hay otro en la vida y que no se debe pensar siempre en uno mismo: “Hacemos hincapié en cosas básicas porque cuando uno incorpora en la vida que hay un otro, es más fácil entender todo. Si llegamos al vestuario con los botines llenos de barro, el que limpia es una persona, no un extraterrestre”.

Lejos de ser un conservador de las viejas ideas, Aimar busca aprovechar el mundo moderno, a través de los celulares, y hacer que sus jugadores se vinculen más entre ellos. De esta manera, logra que pasen el tiempo y se conozcan más sus dirigidos. En una entrevista con Iván Noble aclaró: “Busco se expresen y dejen de pensar que están haciendo algo más que jugar”. Notó también que la pasión, las ganas e ilusión, a la hora de entrenar, que tienen sus dirigidos son las mismas que cuando él estaba en el lugar de ellos. En 2019, en el Sudamericano Sub 17 en tierras peruanas, su selección se coronó campeón.

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Aimar no es ningún payaso, nunca le gustó el apodo que en el Sudamericano Sub 17 en Chile 1997, le asignó la prensa pues interpretaba que, por la forma que tenía de jugar el volante, divertía a las aficiones de modo tal que lo suelen hacer los protagonistas del circo. Otro apodo, quizás menos conocido, es el de Payito, similar al anterior. Surgió de que a su padre, Ricardo Tomás Aimar, le decían Payo en Córdoba por su rubia cabellera. “Yo soy el hijo de en Río Cuarto”, manifestó Pablo sobre su viejo, tan futbolero, que convenció a Estela María de Aimar, la madre del enrulado joven, en llamarlo César en honor al técnico argentino campeón del mundo en 1978, César Luis Menotti, año y monedas después de que haya conseguido dicho logro (nació 3 de noviembre del 79).

El futuro 10 de River se forjó pateando la pelota todo el día, estando o no en Estudiantes de Rio Cuarto, club que vio sus primeras gambetas, junto a su hermano Andrés, quien ahora es manager de la institución. Su hermana Laura convivió con él hasta que se fue a Núñez para escribir su historia. Hoy está casado Ana Belén Ordoñez, con quien tuvo 4 hijos: Agustín (16), Sara (13), Juana (10) y Eva (7). Los primeros dos nacieron en la ciudad española Valencia, cuando su padre defendía la camiseta de los Ches desde 2001 hasta 2006. Las otras dos, en la capital de Portugal pues allí Pablo jugó en Benfica de 2008 a 2011.

A Núñez llegó en febrero de 1994, año mundialista en el cual a Diego Maradona le dio positivo el control antidoping y Argentina perdió en octavos de final 3 a 2 contra Rumania. En un principio a Pablito le costó optar por vivir solo en Capital Federal, simplemente quería probarse, ver el nivel, pero lo hizo sin altas expectativas de quedar en River. Tampoco las tenían sus padres. El plan inicial era ir, jugar y volver a terminar el secundario en su ciudad natal. Quedó y fue toda una compleja decisión, hasta que fue el mismo Daniel Passarella quien llamó a su papá para convencerlo de que se quedase. En septiembre, el muchacho cuyo ídolo era Néstor Gorosito, recibió el llamado del entrenador de selecciones juveniles José Néstor Pekerman para competir en el Mundial Sub 17 de 1995 en Ecuador.

En dicha competencia mundial hizo dupla con el volante César La Paglia en la creatividad del juego. No consiguieron pasar a la final tras perder 3 a 0 en el clásico de las Américas frente a Brasil, con Julio César en el arco. Dos años después, con la Sub 20, tuvo otra oportunidad. En La Serena, Chile, Argentina se coronó campeón con Aimar galardonado como el mejor jugador del certamen. Meses más tarde, junto a Diego Placente, Esteban Cambiasso, Juan Román Riquelme, por nombrar algunos, consiguieron el campeonato del mundo sub 20 en Malasia tras vencer en la final 2 a 1 a Uruguay. Solo en ese partido Pablo César no fue titular pero ingresó a los 10 minutos del segundo tiempo.

Las lágrimas atormentaban a un niño que vivía a 600 kilómetros de su hogar, en la pensión de River, detrás de la pileta del club, con 6 compañeros en búsqueda de un sueño que nadie le garantizaba que se iba a cumplir. Una ventaja era que, al ejercitarse todos los días y los sábados tener partido, los juveniles llegaban muy cansados, ergo no tenían fuerzas para la nostalgia. Se levantaban a las 7, iban al colegio para luego ir al entrenamiento, en el caso de Aimar, debía ir a Ezeiza muchas veces para estar con la Selección Sub 17. Sus padres lo visitaban una vez al mes. “El primer año se me hizo larguísimo”, recordó en una entrevista con el periodista Diego Borinsky para El Gráfico.

Pero mereces lo que sueñas como repetía el músico argentino Gustavo Cerati y con 16 años fue Carlos Babignton, ex entrenador de juveniles del conjunto riverplatense, quien lo hizo entrenar con la Primera con tipos como Enzo Francescoli, Ariel Ortega, Hernán Crespo, Marcelo Gallardo, entre otros. No le esquivó a la adversidad y en esa tarde, bajo los ojos de Ramón Díaz, Aimar gambeteó a Ricardo Negro Altamirano, quien fue con vehemencia en reiteradas ocasiones, durante toda la práctica.

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Crónica del último show.

En el marco de una definición por la segunda fase de la Copa Argentina entre Sportivo Belgrano y Estudiantes de Rio Cuarto, Pablo Aimar, con 38 años, se ponía una vez más los botines para despedirse como siempre lo soñó, jugando. Habían transcurrido 2 años y medio desde que anunció que no iba a seguir más con su etapa de retorno en River, allá por 2015, donde jugó menos de un tiempo en total (43 minutos en dos partidos). Pero en ese día, el 23 de enero de 2018, no le importó nada al enganche que anheló siempre terminar su carrera y vivir en la ciudad que lo vio nacer .

Fueron locales los celestes, en el estadio Antonio Candini, en donde no entraba ni un alfiler ya que iban a ver a ese pichón que se volvió crack en Europa y en la Selección Argentina. No obstante, esto no era un partido homenaje. Era la vuelta de una serie que, en la ciudad de San Francisco (Córdoba también), había terminado 2 a 1 a favor de Sportivo Belgrano, por ende todas las emociones se aglomeraban en las gradas que, entre sus espectadores, tuvo al maestro Marcelo Bielsa, que fue a ver cómo uno de sus jugadores del Mundial 2002 dejaba la profesión que hizo que sus caminos se entrelazaran.

“Les voy a decir una cosa: esas 9.000 o 10.000 personas que están acá quieren ser uno de ustedes. Yo quiero ser uno de ustedes mañana. Se van a levantar para ir a entrenar, los voy a envidiar con maldad. La sensación que vamos a sentir ahora al salir a la cancha llena no está en otro lado. No está. Búsquenla en donde quiera: no está en la falopa, ni en la noche, ni en las minas. No está en ningún lado. No tiene igualdad. Disfrútenlo. Y háganme disfrutar a mí”, esa fue la arenga que hilvanó Pablo Aimar, con una camiseta que decía “El final es donde partí”, en alusión a la canción de la banda rockera La Renga, a sus compañeros, entre ellos, su hermano Andrés.

Poco más que un caño del Payito ocurrió en el primer tiempo, sin embargo nuestro protagonista se las ingenió para, tras un rechazo de centro, controlar la pelota afuera del área con pie izquierdo acomodándosela para su perfil más hábil en la típica posición de enganche que, con el paso del tiempo y las distintas estrategias, se ha ido derrumbando aunque es el mismo Aimar uno de los últimos referentes de la materia. Sacó un disparo entre cinco defensores el cual no fue esquinado pero lo picó antes al arquero Federico Consentino, quien declaró después que fue “soñado haberle tapado un remate a Aimar”.

La primera parte concluyó y dio lugar a la segunda, cuando a los cinco minutos ocurrió el final de uno de los partidos. Pablo César Aimar fue sustituido y así concluyó su carrera como profesional. Así lo decidió el entrenador Marcelo Vázquez y en su lugar hizo que ingrese Bruno Spúlveda quien 10 minutos después provocó que lo choquen en área contraria para que el árbitro, cordobés también, Fabricio Llobet cobrara penal para los locales. No estaba el cumpleañero para soplar las velitas, en su lugar fue Juan Reynoso quien se encargó. No le bastó con ahogar el grito de Aimar que también atajó la pena máxima a Consentino y mantuvo el 0 a 0 que envió a Sportivo Belgrano a la segunda fase del certamen.

Eliminados los de Rio Cuarto, los micrófonos corrieron hacia la boca de quien dejaba el profesionalismo a un lado para dar inicio a una nueva etapa. Como de costumbre, Aimar estuvo calmado y dejó su testimonio:

“Pudimos jugar un rato junto a mi hermano con mi familia en la tribuna. Sé que vino Marcelo Bielsa, uno de los mejores entrenadores que he tenido y que no ponía el resultado por delante de otras cosas menos importantes. No tenía ni idea de que iba a venir, es una emoción muy grande para mí. Hubiese estado mejor pasar de ronda para que los muchachos puedan seguir jugando partidos pero tienen con qué ascender a Estudiantes. No sé si hay algún futbolista que se despida del deporte sin cuentas pendientes, hasta a Messi puede ser que le falte algo, pero nos llevamos un buen recuerdo, sobre todo la gente que conoces acá. Este es mi último partido, no me voy a olvidar nunca más de esto”.

Así fue como Pablo Aimar, que nunca se consideró un payaso, dio su último show. Donde siempre quiso volver, con quienes siempre quiso jugar en público, de la forma soñada, sin el resultado deportivo a su favor pero disfrutando del proceso, como alguna vez le enseñó Bielsa, su plateísta más enfocado de aquella noche.

 

 

Los Jaguares preparan la vuelta

Por Joaquin Montenegro

El rugby es un juego colectivo y, como el resto de los deportes, necesita entrenarse, y con regularidad, algo que por la pandemia mundial y la cuarentena no están permitido al día de hoy en el país.

La única franquicia argentina en el Súper Rugby, hoy, es Jaguares, y eso es lo que marca la diferencia con las franquicias de Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica. Por eso que, en caso de que se le permita entrenar y posteriormente jugar, no podrá tener rivales de talla similar previo al reinicio del torneo que une a los mejores equipos del hemisferio sur.

Desde la parte mental también tiene su influencia, cada vez con el pasar de las semanas, se fue haciendo cada vez más complicado, pero los entrenadores y preparadores físicos nos mandan tareas y rutinas que las tenemos que cumplir, y eso ayuda mucho a la organización y al despeje” dice el apertura de Jaguares, Joaquín Díaz Bonilla.

Sostiene que el entrenamiento es diferente en cada uno, y que todos tienen situaciones distintas, pero que siempre intentan, en conjunto con los entrenadores, buscarle la vuelta para, por lo menos, no perder la técnica en lo que respecta a sus funciones en la cancha y a las destrezas que tienen que desarrollar para mejorar su juego.

“Las mermas en los rendimientos físicos van a ser no solo para Jaguares, sino para todos los deportistas del mundo, y cuando se pueda volver a entrenar, se tendrá que hacer una mini-pretemporada para volver a estar a tono” aporta Fernando Mendonca, preparador físico de Jaguares, acerca de lo que se avecina en cuanto a un calendario deportivo que aún está en duda.

El actual miembro del staff de Gonzalo Quesada cuenta que, independientemente de tener materiales o no, el rendimiento de un deportista desde lo muscular, baja de manera considerable y afirma que “el trabajo físico de la cuarentena es más un mantenimiento o una no pérdida, que una ganancia”.

La franquicia argentina va a tener que adaptarse a esta situación, al igual que todos, pero el trabajo mental que hagan los jugadores va a ser importantísimo en relación a los resultados que se quieran ver en un futuro.

Martina Dominici: la gimnasia de entrenarse y esperar

Por Micaela Delzart

“No sé cuántas medallas tengo, creo que más de 100”, expresa la gimnasta artística Martina Dominici, quien con tan sólo 18 años ingresó a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que por la pandemia no se pudieron realizar.

Entre barras y paredes se colgaba la deportista cuando tenía apenas seis años, nadie la podía frenar. Le gustaba tanto que un día, mientras se balanceaba en el pasamano de una plaza, a su abuela se le ocurrió llevarla a que se probara al Circuito Gimnástico Norte de Vicente López.

Todo había empezado como un hobby, pero cuándo fue creciendo se dio cuenta que era a lo que quería dedicarse. Ahí fue cuando comenzó uno de sus sueños: ingresar en la Elite, uno de los niveles más altos para aspirar en la gimnasia. Con el tiempo lo logró y fue por más.

Su horario siempre fue muy apretado por el deporte. Iba a la mañana, y a la tarde a la primaria. Después entrenaba de 17 a 20.30, por lo que debió cambiarse de colegio y estudiar solo a la mañana para poder prepararse desde las 13 a 18, hasta que ya no podía con los tiempos y decidió, a los 15 años, hacer los estudios por internet y dedicarle todo el día al deporte, ya que, además, empezó a viaja con su entrenadora, Agustina Mignone, para las competiciones.

En 2018 participó de su primera competición importante en los Juegos Odesur en Cochabamba, en los cuales la gimnasta logró seis medallas. Entre ellas, oro en All Around Invidividual, su medalla más importante, plata en All Around por equipos y cuatro de bronce en las pruebas individuales de Salto, Paralelas, Viga y Suelo.

En el momento que pasó de juveniles a mayores, sintió un gran cambio, pero afirma que con el nivel que hay ahora en Argentina, ya no hay tanta diferencia en las categorías.

Luego compitió en los Juegos Panamericanos de 2019 en Lima y, aunque no pudo subirse a ningún podio, terminó sexta en Suelo, Salto, Barras y Quinta en All Around y en cuarto lugar por equipo, pero eso la ayudó para que en tres meses pudiera disputar el Mundial (World Artistic Gymnastics Championships) de Alemania y le diera la clasificación a los Olímpicos de Tokio. “Fue una emoción muy grande clasificar a los Juegos, no caía. Era un sueño que tenía desde muy chica y  no podía creer que lo había logrado”, cuenta.

Con más de 100 medallas, el único sueño que le quedaba por cumplir era clasificar y disputar los Juegos Olímpicos. La primera parte ya la logró, pero por ahora le queda pendiente la segunda. “Fue medio difícil al principio porque yo pensaba después de Tokio poder aflojar, empezar a entrenar más tranquila y arrancar la facultad, pero todo pasa por algo. Por eso tuvimos que modificar los planes”, comenta.

Ahora Dominici entrena en su casa con instrumentos que le dio el club, habla todos los días con su entrenadora y le pasa videos de su preparación. “Creo que sirve para relajar un poco y para pensar en todo lo que se viene porque yo venía muy presionada y no estaba disfrutando mucho. Para eso necesito saber qué es lo que quiero”, confiesa.

Dominici, en consonancia con su ídola, la estadounidense Simone Biles, expresa su preocupación sobre la salud mental de la gente en cuarentena: “Al principio fue difícil porque los primeros días no sabía que iba a pasar y cómo iba a seguir todo esto, pero creo que en este momento ya me acostumbré y tengo mi rutina. Ahora hay que esperar a que se normalice todo y podamos volver a entrenar, pero ya no sabemos cuánto puede durar la cuarentena así que no tenemos expectativas de nada”.

La gimnasta que más medallas ha ganado representando a la Argentina en los últimos tiempos, se entrena en su casa aguardando la oportunidad de obtener la única pieza de metal que le falta: La de los Juegos Olímpicos.

“La Batalla de Santiago”

Por Joaquin Dolz

El Mundial de 1962 quedó marcado por los hechos violentos que sucedieron
en muchos partidos de la competencia y uno de ellos fue el encuentro entre
Chile e Italia. Todo comenzó días previos al torneo cuando el diario La Nazione
envió a un reportero llamado Corrado Pizzinelli al país trasandino y fue
acompañado por Antonio Ghirelli del diario milanés Il Corriere Della Sera con el
objetivo de redactar acerca de cómo se vivía en el país anfitrión. “Chile es un
símbolo triste de las diferencias humanas y de una vida afectada por todos los
males”, dijo Pizzinelli. Lo que ambos periodistas contaron fue que el país
sudamericano era uno de los más subdesarrollados del mundo, que contaba con
todos los males como desnutrición, prostitución, analfabetismo, alcoholismo y
miseria.
De este hecho en adelante todo cambió en la relación entre estas dos naciones
gracias a que todo lo escrito por los corresponsales italianos fue enviado por la
embajada chilena de Roma a Santiago, por lo que el gobierno se lo traspasó a los
medios locales. Esto generó un gran enojo en el pueblo chileno que
inmediatamente manifestaron sus ganas de “poner a los italianos en su sitio”.
Todos estos sucesos causaron tristeza en el conjunto europeo, por lo que
decidieron depositar flores en las tumbas de los héroes chilenos además de
ingresar al estadio con ellas.
El partido se disputó el 2 de junio de una forma muy brusca, con golpes por parte
de los locales desde el comienzo del juego, patadas a la altura del hombro a lo que hay
que sumarle un árbitro muy favorable a Chile que se dio el lujo de expulsar a dos
jugadores azzurros. Gracias a todos los hechos violentos que se vivieron en el
encuentro, el mismo fue catalogado como “La Batalla de Santiago” por la prensa
internacional. El resultado final fue un 2-0 para los locales, los goles fueron
marcados por Jaime Ramírez y Jorge Toro, ambos en la segunda parte.

El hecho particular fue que el juez del partido, el inglés Kenneth George Aston,
había dirigido a Chile en su anterior partido ante Suiza en el que la roja ganó por
3 a 1. Hasta hoy en día Aston es acusado de haber beneficiado al conjunto sudamericano
para asegurar el éxito económico del torneo debido a que los estadios solo se
llenaban cuando jugaba el local. “No estaba arbitrando un partido de fútbol,
estaba actuando como un juez en maniobras militares”, confesó Aston. La prensa italiana considera el partido como el robo más descarado de
la historia de los mundiales. Para los locales fue una hazaña y lo toman como la
venganza justa para los italianos que son acusados como fascistas, mafiosos y
drogadictos.
Este mundial no fue caracterizado por el fair play, sino por ser uno de los más
violentos de la historia debido a la gran agresividad con la que se vivían los
partidos  Durante el torneo se disputaron partidos entre países con
conflictos políticos, entre ellos la Unión Soviética y Yugoslavia que tenían
asuntos pendientes por las diferencias entre Stalin y Tito. Esto afectó al
desarrollo del partido debido a que hubo puñetazos, patadas, cabezas rotas y
fracturas por lo que dicho cotejo fue otro de los más recordados.

“Hemos hecho enojar a Dios”

Romanian midfielder Gheorghe Hagi holds the ball on the pitch at the Stade de France in Saint-Denis 26 June during the 1998 Soccer World Cup group first round match between Romania and Tunisia. The teams drew 1-1. (ELECTRONIC IMAGE) AFP PHOTO (Photo credit should read ERIC CABANIS/AFP/Getty Images)

Por Patricio Cittadini

10 de junio de 1998. Comenzaba el Mundial de Francia y aún faltaban 5 días para el debut de Rumania, una de las favoritas a pelear por el título tras su tercera clasificación consecutiva. Su ubicación era el grupo G junto a Colombia, Inglaterra, otra de las favoritas, y la débil Túnez. La Tricolor, con George Hagi como estandarte, realizó una charla dos días antes de su primera presentación con Anghel Lordanescu, su entrenador, para plantear la estrategia de su primer partido. Tras este encuentro, el plantel tuvo le propuso una apuesta a su director técnico que no dudo en aceptarla.  ¿Cuál era la apuesta? Si estaría dispuesto a raparse la cabeza si pasaban de instancia en los dos primeros partidos de fase de grupos.

“Cuando dijo que sí, todos decidimos que, en el caso de que se atreviera a hacerlo, nosotros nos teñiríamos el pelo, pero para eso teníamos que ganar primero a Colombia e Inglaterra”, declaró Adrián Ilie, delantero del seleccionado en una entrevista con ESPN.

Así fue, Rumania venció 1-0 a Colombia en el estadio de Lyon y 2-1 en Toulouse a una Inglaterra que apostaba todas sus fichas al juvenil Michael Owen. Luego del triunfo, sin decirle nada a nadie, los jugadores les pidieron a dos trabajadores del hotel donde se encontraban alojados que la noche anterior al partido con Túnez consiguieran de urgencia dos peluqueros que fueran al entrenamiento para cumplir con lo prometido pasando por alto las consecuencias que podían tener debido al éxito conseguido hasta ese entonces.

Llegó el día. Era 28 de junio y Rumania salía al estadio Saint Denis para enfrentar a Tunez y el público se quedó mudo. Los comentaristas empezaron a preocuparse porque no sabían cómo relatar a 11 jugadores con el pelo decolorado de amarillo. Los rumanos se relajaron y no eran los mismos reyes que ganaron los primeros dos encuentros. La actuación dentro del campo de juego fue distinta y el partido terminó empatado 1 a 1.

En octavos de final se volvió a repetir la historia. La tranquilidad que se había generado en ese vestuario jugó en contra ante la selección croata de Davor Suker que dio el batacazo y le ganó 1 a 0 dejándola fuera del Mundial en el que se esperaba que cambie la historia de su fútbol. Las críticas y opiniones acerca de lo que habían hecho llegaron rápidamente y el arrepentimiento propio también. “Hemos hecho enojar a Dios”, dijo Lordănescu a la prensa después de que la selección empatara en el último partido de la primera fase, antes de que Croacia la eliminara.

Luego de esa Copa del Mundo, Rumania no volvió a clasificar a otra y las esperanzas de revivir esa época dorada aumentan cada vez más.

Francia 98: el Mundial de las cábalas

Por Nicolás Santarcieri

A lo largo de los 21 mundiales que se desarrollaron desde 1930, hinchas, dirigentes, y hasta entrenadores y jugadores implementaron distintas cábalas en búsqueda de una mejor suerte para afrontar los partidos o simplemente para eliminar algún tipo de energía negativa, y Francia 1998 no fue la excepción.

En el plantel francés había una conocida costumbre de Laurent Blanc, con Fabien Barthez, arquero titular. El ritual que implementó el ex central de “Les bleus” fue besarle la cabeza al guardameta pelado luego de finalizar los partidos. El resultado no pudo ser mejor: Los dirigidos por Aimé Jacquet salieron campeones invictos en su primera obtención del trofeo.

Años más tarde, en Rusia 2018, los jugadores franceses modificaron la cábala de Blanc: El cambio consistía en tocarle el bigote a Adil Rami, defensor del Olympique de Marsella, antes de cada partido. Los galos volvieron a ser campeones del mundo tras utilizar una cábala, y vencieron por 4-2 a Croacia en la gran final de Moscú.

El ex volante de Estudiantes de La Plata, Juan Sebastián Verón, también utilizó una superstición en el Mundial de Francia y se trataba de vendarse las rodillas, debido a una lesión que había sufrido en la Sampdoria de Italia. A diferencia de los franceses, la cábala de la Brujita finalizó en cuartos de final, instancia donde la Selección Argentina quedó eliminada al haber perdido 2 a 1 contra Holanda.

Asimismo, en América del sur hubo otro futbolista que tuvo la misma costumbre antes de disputar un partido: fue Iván Zamorano, histórico goleador chileno, que al igual que Verón, usó una venda, pero en la muñeca derecha. La explicación de este ritual es que, en un partido de 1996, “Bam bam” se vendó aquella zona del cuerpo por un fuerte dolor y al finalizar el partido convirtió un hat trick. Desde ese momento, el ex delantero del Real Madrid se volvió fanático de estas supersticiones.

Un campeón del mundo que también tenía distintas costumbres antes de disputar un partido de la Copa Mundial era Ronaldo. El legendario delantero brasileño creía que obtendría una mayor suerte de cara al encuentro si entraba al campo de juego con el pie derecho. En Francia 1998 le sirvió hasta la final, en la quee perdió por 3-0 con el conjunto local, pero el “fenómeno” tuvo revancha cuatro años más tarde, cuando ganó el mundial 2002 disputado en Corea y Japón.

La única cábala que no sirvió más que para la fase de grupos fue la que practicó Paul Ince, ex mediocampista de la selección inglesa. El ritual que tenía el volante era ser el último en salir del vestuario y sin ponerse la camiseta. Ince se vestía camino al campo de juego, pero su selección solo avanzó hasta los octavos de final en dicha copa del mundo, y en aquella instancia quedó eliminada a manos de Argentina, en un partido que se definió por penales.

La primera canción de los Mundiales

Por Lucas Pacheco

A principios de cada año mundialista, una de las incógnitas es cuál será la canción hit durante el evento deportivo, e incluso meses antes y después del mismo. Pero no siempre hubo una lírica que represente al máximo certamen futbolístico internacional. Aquel concepto nació en la edición disputada en Chile en 1962; con el “Rock del Mundial” que compuso el grupo The Ramblers, originario del país anfitrión.

“El Mundial del ‘62, es una fiesta universal. Del deporte y del balón, como consigna general…”

Si bien la canción llegó con intenciones de ser el trasfondo musical de aquel campeonato mundial, ningún integrante de la banda chilena siquiera imaginó que la misma pudiera ser escuchada fuera del territorio sudamericano. Jorge Rojas, ex líder de The Ramblers y fallecido en 2018, relató: “Con mi padre íbamos a vender gorritos de fútbol para obtener provecho de la ocasión, pero mejor decidí animarme a componer una canción junto a mi entonces recién armado grupo. Queríamos colaborar con la ocasión de algún modo, pero nunca creímos que tendríamos este impacto”.

“…Tómala, métete, remata… gol, gol de Chile. Un sonoro C-H-I

 El “Rock del Mundial”  incluyó en sus letras diferentes palabras de aliento para el seleccionado chileno, y eso llevó a que el público, que en aquel entonces era local, utilizara al estribillo para inspirar a sus representantes durante los partidos. La entonación del tema acompañó al seleccionado anfitrión durante toda su campaña, en la que además de lograr la mejor actuación de su historia (se posicionaron terceros tras haber perdido en semifinales con Brasil, que luego fue campeón), cosecharon victorias importantes ante países futbolísticamente destacados, como Italia, Suiza, la Unión Soviética y Yugoslavia.

“…Celebrando nuestros triunfos, bailaremos rock and roll…”

  Con los inicios del rock en Sudamérica como contexto, la idea inicial no fue la de elaborar un tema tan moderno con respecto al resto de la época. Ya suficientemente transgresor era que la letra estuviese en español y no en inglés, como se acostumbraba en aquel entonces. El conjunto musical chileno pensó darle un estilo más jazz, con saxofón y orquesta. Pero, producto de las coincidencias, el saxofonista no pudo asistir al día en que comenzaron a tocar, y debieron improvisar un solo de guitarra que luego sería icónico.

“…A los equipos extranjeros, demostraremos buen humor […] y aunque sea en la derrota, bailaremos rock and roll…”

El estreno en público del “Rock del Mundial” se produjo en enero de 1962, cuatro meses antes del comienzo del certamen futbolístico, y pronto atrapó oyentes en todo el continente. Luego fue determinada por los futboleros internacionales como “la canción del Mundial”, y fue furor durante toda la estadía del acontecimiento deportivo, con la consecuente llegada a las radios europeas. No hay certeza acerca de la cantidad de singles vendidos, pero desde la banda aseguran que al día de hoy ya vendieron unos dos millones, y durante aquel año unos 900.000, lo cual en esos tiempos fue considerado récord en Chile.

A casi siete décadas de su composición, el tema aún es considerado como uno de los himnos del seleccionado chileno de fútbol y se oye en los estadios que albergan al susodicho durante los partidos oficiales, con la debida entonación de los espectadores trasandinos. La FIFA lo reconoció como pionero de las canciones mundialistas en su periódico semanal virtual “The FIFA Weekly”. En cuanto a “The Ramblers”, la banda aún persiste y toca a pesar de diferentes modificaciones en sus integrantes, ya sea por peleas o fallecimientos.

           

Colombia cantó su himno e hizo historia

Por Juan Estevez

Colombia obtuvo, luego de 32 años,  su pase al Mundial de Fútbol de Chile en 1962 gracias a la dirección técnica del argentino Adolfo Pedernera, integrante de aquella emblemática delantera de River Plate denominada La Máquina. El equipo tuvo en que creer, gracias al emblema del fútbol que los dirigía.

Se convirtieron en héroes durante la clasificatoria de la CONMEBOL tras superar a Perú, equipo con el que tenían una gran rivalidad a raíz de la Guerra del 32 y, además, no olvidaban los Juegos Bolivarianos del 38, en los que los peruanos fueron ampliamente dominadores. En condición de visitante Colombia ganó por 2 a 1 y luego, en condición de local, empató. Con esos resultados y, con Efraín “El Caimán” Sánchez como referente bajo los tres palos, obtuvo el pase a la séptima edición de la Copa del Mundo.

Si bien la particularidad de esta copa fueron los altos grados de violencia entre las selecciones con el fin el de evitar los avances rivales, Colombia no tuvo conflictos antideportivos como si los tuvieron Yugoslavia y la URSS. El primer partido lo jugaron el 30 de mayo de 1962 contra Uruguay con el que perdieron 1-2, en lo que fue su primera derrota mundialista.

El segundo, lo disputaron el 3 de junio contra el campeón europeo vigente, la Unión Soviética. El encuentro finalizó en empate 4 a 4 en el que Colombia logró anotarle cuatro tantos al por entonces mejor arquero del mundo, Lev Yashin, más conocido como “La Araña Negra”.

Al finalizar el primer tiempo ya se habían convertido la mitad de los goles, tres para la URSS y uno para Colombia. Si. La selección debutante vulneró a Yashin. Pero es en el vestuario donde la leyenda se hace grande. Abajo por dos y con todas las de perder por un resultado aún mayor, Pedernera le preguntó a sus dirigidos si sabían cantar. Tras la tímida afirmación de parte del plantel el entrenador pregunto con más fuerza y todos contestaron al unísono afirmativamente. El técnico argentino empezó a cantar el Himno Nacional de Colombia. Todos los jugadores hicieron lo mismo y entraron al partido llenos de patriotismo y con la intención de dejar todo por su país. ¿Funciono lo del himno?, lo cierto es que el segundo tiempo fue del combinado “Cafetero”.

Con los goles de Antonio Rada, Marino Klinger y Marcos Coll, quien anoto el primer y único gol olimpico de la historia de los Mundiales durante ese partido. “Marcos Coll se perfila, hace el envío con la pierna derecha, la bola va al arco… y se metió la pelota. Gol de Colombia. Gol olímpico de Colombia”, se escuchó en la voz del locutor Gabriel Muñoz López. “Yo creo que ese gol fue obra de Dios” afirmó tiempo después Marcos Coll, autor del gol olímpico.

 En la última fecha de la zona de grupos le tocó enfrentar a Yugoslavia, pero el equipo venía de dejarlo todo frente a la Unión Soviética. Física y mentalmente no podían más. Perdió 0-5 contra Yugoslavia,  lo que representó la eliminación del mundial con un historial de 2 derrotas y 1 empate. Con hitos históricos y goleadas abultadas el seleccionado de fútbol colombiano comenzó su historia mundialista.

A pesar de no haber obtenido ningún triunfo, Colombia festejó, puesto que fue el único equipo en convertir cuatro goles a la “Araña Negra” y en el ranking del mundial quedó mejor posicionado que Bulgaria y Suecia.

“Me olvidé de todo, incluso de mí mismo. Sólo sabía que era Colombia y que había algo inmortal que se llama Colombia” dijo Marino Klinger, autor del 4to gol frente a la URSS, al volver de Chile.