domingo, diciembre 22, 2024
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Suecia se cobra una calurosa venganza

Por Hugo Moray

En 2003, Nia Künzer destrozaba el corazón de las jugadoras suecas y lograba la primera corona mundial para Alemania con un gol de oro en el tiempo extra. Hace tres años, en los Juegos Olímpicos de Río y ante la mirada del Maracanã, las alemanas se colgaban por primera vez la medalla de oro ante las escandinavas.  Hoy, las suecas concluyen su venganza bajo la ola de calor en Francia y lucharán por llegar a una nueva final.

 

La previa venía marcada por la posible vuelta de Dzsenifer Marozsan después de que se rompiera el tercer dedo del pie derecho en el partido de la primera fecha contra China. Se especulaba con la incorporación en el once titular de la estrella alemana, pero su seleccionadora  Martina Voss-Tecklenburg consideró que la jugadora del Lyon no estaba en condiciones de jugar los 90 minutos

 

El primer tiempo fue trepidante. Las alemanas hicieron valer su condición de favoritas e impusieron su dominio, con Alexandra Popp actuando en una posición más retrasada dejando a Lea Schuller como referencia en ataque. Las suecas, en cambio, esperaban ordenadas atrás para salir al contraataque por medio de su delantera y goleadora en octavos Stina Blackstenius.

 

El primer gol no se hizo esperar. A los 15 minutos, un mal pase de la lateral izquierda Magdalena Erikkson es interceptado por  Sara Däbritz que con una gran conducción hacia el centro entrega un pase a Lina Magull que, mano a mano ante Hedvig Lindahl y con una semi-acrobacia, lograba poner a Alemania en ventaja.

 

Poco iba a durar la alegría del lado alemán, que llevaba unos minutos encadenando pases imprecisos con pérdidas en su propio campo. En el minuto 22, un pelotazo en largo desde la defensa que inicialmente iba para Blackstenius, bota a unos metros de Marina Hegering y habilita a Sofía Jakobsson que no perdona en el mano a mano con la arquera alemana y empataba a 1 (este gol suponía el primero que encaja Alemania en todo el torneo).

 

Tras el gol, Suecia tomó consciencia de las dificultades por las que estaba pasando Alemania y se envalentonó forzando fallos del rival y colgando balones hacia la espalda de la defensa con las referencias de Jakobsson y Blackstenius.

 

Al inicio del segundo tiempo, Voss-Tecklenburg dio entrada a Marozsan y dos minutos después, tras una posible falta sobre Lina Magull, Stina Blackstenius aprovechó una gran parada de Almuth Schult y convirtió el 2 a 1 en el marcador.

 

El partido se le puso cuesta arriba a Alemania que en todo lo que restó del segundo tiempo apenas logró inquietar la portería alemana. Si bien las más claras estuvieron en las botas de las delanteras suecas (Jakobsson y Blackstenius que hicieron un partidazo) que buscaban poner el punto final al encuentro con un tercer gol.

 

Al final, 2 a 1 para las escandinavas que no solo deja a las bicampeonas del Mundo fuera del torneo, sino que además evita que se clasifiquen para los Juegos Olímpicos de Tokio el año que viene. Ya sabemos el dicho: “La venganza se sirve bien fría” (a pesar del incesante calor del partido en Rennes)

Holanda sigue girando

Por Iván Lorenz

El sol pegaba fuerte, fuertísimo en el Stade du Hainaut. 22600 personas se derretían en las tribunas, gotas de sudor paseaban por sus rostros, las axilas estaban empapadas y las camisetas italianas y holandesas se pegaban al cuerpo, como si fuesen a fusionarse con el público. En el banco, a los 79 minutos de juego del partido por los cuartos de final del Mundial de Francia, la número 10 italiana, Cristiana Girelli, también estaba mojada. Sentía los 35 grados de calor pero sus músculos estaban fríos porque no entró. Caliente estaba su corazón y la impotencia brotaba de sus ojos. Literalmente, porque la talentosa diestra estaba llorando.

Era un llanto particular. Se gestó al minuto 69 de juego, pero arrastró recuerdos que ni siquiera eran tan nítidos para Girelli. La pelota la acompañó desde siempre, pateaba la panza de su madre con el empeine, nada de puntín. No porque no fuese un recurso digno, sino porque a la talentosa italiana le gusta mimar a la pelota con los cordones y la suela.

Girelli lloraba, esperanzada. En el comienzo del Mundial Le Azzurre habían dado vuelta un partido en la última jugada. Esa tarde, su compañera Barbara Bonansea hizo los dos goles, aquellos que iniciaron el camino, el sueño en Francia. A la madre y al padre de la número 11, que también lloró cuando sonó el silbato final, no les gustaban los aviones. Por eso compraron una casa rodante para poder viajar y acompañar a la goleadora.

El padre y la madre de Girelli también la acompañaron en su vida futbolística. Y, cuando su hija cumplió 14 años, pusieron en una encrucijada a la número 10: o empezaba a gambetear en un equipo de chicas o no gambeteaba más. La italiana optó, a su pesar, por la primera opción. “De haber encarado para el otro lado, no estaría llorando en el banco de suplentes”, podría haber pensado.

Pero tampoco hubiese hecho tres goles contra Jamaica y su particular festejo: se lleva una mano a la cara y forma una “C” con los dedos que indica su nombre, Cristiana. Y con la otra levanta un dedo y hace un firulete que indica su apellido, Girelli. Tampoco hubiese revolucionado a la prensa italiana. Luego de su gran actuación ante el equipo centroamericano, la 10 apareció en las tapas de La Gazzeta Dello Sport, Tutto Sport y Corriere Dello Sport.

Girelli lloraba mientras miraba correr a sus compañeras. Se conocen todas e incluso se ven muy, muy seguido. De las 23 que viajaron con ella, 7 comparten su equipo, la gran Juventus; 6 la sufrieron en contra, porque pertenecen al Milan; 3 la insultaron y se maravillaron con su talento, porque visten orgullosas la pilcha de la Roma; 4 le dijeron a las árbitras que la 10 Bianconeri simuló en cada patada, porque defienden la camiseta violeta de la Fiorentina, y una podría haberle trocado su casaca del Chievo Verona. La restante la whatsappea a los lejos, desde España, porque milita en el Atlético Madrid.

Las italianas se abrazaron y lloraron cuando la árbitra uruguaya Claudia Umpierrez pitó el final porque se terminó para ellas. Igualaron los cuartos de final de China 1991 después de estar afuera de los Mundiales por 20 años. Volverán al país con forma de bota a sabiendas de que hicieron historia al llegar a cuartos y perder 2-0 con Holanda, una Selección que tiene una participación menos que ellas en Copas del Mundo: dos, en Canadá 2015 y Francia 2019.

Holanda, que había llegado a los octavos de final en su primera participación, entendió que potencial tiene. Y lo reafirmó en 2017, cuando ganó la Eurocopa en su país. La Naranja también hizo historia. Es más, la está haciendo. Lo comprobó al minuto 69 de juego. Luego de una falta de la defensora Sara Gama en el lateral derecho Azzurre, Sherida Spitse, la encargada absoluta de las pelotas paradas, le colocó la Tricolore 19 en la cabeza a Anna Margareta Marina Astrid Miedema, mejor conocida como Vivianne Miedema. O bien, la goleadora histórica de su Selección, a secas. La delantera de 22 años aprovechó el pase y le cedió el balón a la red. 1-0. Gol número 61 para ella, alejándose un poco más de los 50 de Robin Van Persie y de los 59 de Manon Melis, la anterior máxima anotadora.

Pero tenían que reafirmar, otra vez, que tienen potencial para ser campeonas del mundo: esta vez en el lado izquierdo, la ingresada Daniela Sabatino, hizo una falta. Sherida Spitze miró el área y no la buscó a Miedema. Su diestra se encontró con la cabeza de la defensora Stefanie Van Der Gragt. 2-0 a los 79 minutos de juego. Mientras, Cristiana Girelli lloraba, sentada en el banco, esperanzada.

Pero la épica, la remontada, no se dio. Milena Bertolini, la entrenadora de la escuadra italiana, dijo: “Todas lloramos. Cuando nos acurrucamos todas juntas, hubieron más lágrimas. Estas chicas están llorando porque tenían su sueño y terminó. Pero este es un punto de partida”.

Sarina Wiegman, la entrenadora holandesa, dijo: “No estoy sorprendida con lo lejos que llegamos, pero estoy muy orgullosa. Por momentos tuvimos suerte, pero hay un gran espíritu de equipo y creemos en que podemos hacerlo bien. Orgullo queda mejor que sorpresa”.

En el primer partido por Mundiales entre Italia y Holanda, unas fueron para casa y otras estiraron el sueño un poco más. Pero ambas terminaron con la frente en alto y los botines gastados. Gastados de escribir historia.

La Selección argentina es un reflejo de su entrenador

Por Federico Bajo

El camino que transitó hasta acá la Selección argentina en la Copa América podría asemejarse al de un boxeador que sube al ring y en el primer round recibe un cross que lo deja tirado en la lona. Pero el púgil, que tiene la guapeza y las ganas de Lautaro Martínez, goleador del seleccionado, se levanta como puede y a medida que pasan los minutos y la pelea continúa, se recupera y empieza a emparejar el combate. Al entrenador, Lionel Scaloni, le llevó nueve amistosos, un debut y 45 minutos ante Paraguay para encontrar el sistema con el que los futbolistas se sienten más cómodos. Lo admitió el propio Sergio Agüero: “De a poco nos vamos acomodando, porque el primer partido jugamos diferente. Leo (por Scaloni) no tenía el esquema este planteado, lo trabajamos dos días y ahora acá estamos”.

Luego de la victoria ante Venezuela y la leve mejoría en aspectos del juego que se mostró en los últimos dos encuentros, pareciera que empiezan a definirse quiénes son los titulares. Elegido para llevar a cabo la renovación del plantel, desde su debut como interino del seleccionado en la victoria 3-0 ante Guatemala en septiembre de 2018, el entrenador rosarino convocó a 56 jugadores de los cuales utilizó 52. Sin embargo, a pesar de esos números y de las críticas que recibió por no repetir el equipo en ninguno de los 13 partidos en los que estuvo al frente del conjunto nacional, Scaloni siempre tuvo claro los nombres de varios de los intérpretes que quería en su equipo.

Franco Armani, que viene transformándose en figura, Germán Pezzella, Nicolás Tagliafico, Leandro Paredes, Giovani Lo Celso, Marcos Acuña y Martínez fueron algunos de los jugadores que más minutos sumaron en la Albiceleste después del Mundial de Rusia. Precisamente Paredes es el futbolista emblema del técnico: inició 11 de 13 partidos y sumó 956 minutos en cancha, más que cualquier otro. El equipo se arma y se desarma en torno a él. Afuera de esa lista también quedan Ramiro Funes Mori y Paulo Dybala, quienes son parte del plantel en la Copa, pero perdieron protagonismo a manos de dos históricos de la Selección como Lionel Messi y Nicolás Otamendi.

Aunque siempre mantuvo una base, el seleccionado nacional es un equipo que se ha ido moldeando con el correr de los partidos. Así lo aseguran los mismos protagonistas: “Fue un triunfo bien merecido. Arrancamos de menor a mayor en la Copa, pero siempre con confianza. Este es un grupo de grandes personas y de grandes jugadores”, explicó Armani luego de la clasificación a semifinales.

Pese a que ha sido el blanco de burlas y memes y se han hecho más referencias a él por el accidente que tuvo andando en bicicleta que por su rol de entrenador, uno de los grandes méritos de Scaloni fue el armado de la lista de 23 para Brasil 2019, clave en torneos tan fugaces que casi no dejan chances de recuperación. De otro modo hubiese sido imposible probar tres opciones distintas en el lateral derecho porque no le terminan de convencer ninguna de las actuaciones, o modificar ampliamente las características del mediocampo de un partido a otro. Incluso, el santafesino demostró autoridad para mandar al banco a figuras como Agüero y Ángel Di María, volverlos a incluir entre los titulares cuando lo creyó beneficioso para el equipo, y bancarlos en público: “Angelito (Di María) es un chico para resaltar porque está siendo de los que más trabajan y no estaba jugando, nos puede dar mucho. Es desequilibrante, de primerísimo nivel”, elogió al hombre del París Saint Germain.

El papel del ex ayudante de Jorge Sampaoli es mucho más preponderante que el solo hecho de ser el ignoto entrenador sin trayectoria que le dijo sí a un cargo que muchos no quisieron ocupar. En cada una de sus apariciones baja una línea al hacer referencia y poner, por encima de todo, al grupo que se armó en la Selección: “Vemos una identidad de jugadores que juegan al fútbol por esta camiseta, que se sienten identificados. Una camada de jugadores importantes que ya tienen casi una Copa América encima. Hay jóvenes que nos están dando mucha satisfacción, y eso es lo más importante, porque tratamos de construir algo de cara al futuro”, confesó en la conferencia de prensa. Tampoco tiene pudor para reconocer sus errores. Luego de su exabrupto en un reclamo en el partido ante Catar y convertirse en el primer técnico en recibir una tarjeta amarilla, declaró que se había equivocado y que no lo volvería a hacer por pedido de su ayudante, Pablo Aimar.

En lo futbolístico, todavía queda mucho por mejorar. Argentina tiene altibajos y en los malos momentos es vulnerable, como en el segundo tiempo contra Venezuela. Los protagonistas lo saben y en cada oportunidad lo dejan en claro. “Nos costó arrancar, fuimos mejorando y pudimos llegar a semifinales. Ahora se viene un clásico”, avisó Otamendi luego de la victoria sobre la Vinotinto. De a poco, la Selección va ajustando piezas, retoca algunos aspectos mientras avanza.

Para la gran mayoría de los jugadores es el primer torneo importante con la mayor. Incluso para Scaloni: es su primera incursión al mando de un plantel de primera. El nacido en Pujato está comenzando en su profesión, con todo lo que eso implica. Suele decirse que los equipos son el fiel reflejo de su entrenador y algo de eso parece cumplirse en Argentina. La carrera del rosarino se mimetiza con el camino de la Selección en el certamen, ambos empezaron vacilantes. Ya lo explicó Messi con la misma claridad con la que juega: “Scaloni va creciendo a la par nuestra, es su primera experiencia, comete errores y aprende”.

 

 

Chile pasó por penales

Por Facundo Guerreiro

Este cruce sudamericano tenía un historial que inclinaba la cancha para un lado y para el otro debido a diferentes factores. Chile, antes de este partido, era la Selección que más veces había vencido a Colombia, compartía este logró con Argentina y Brasil. Pero el presente inclinaba la balanza para el otro. Colombia venía de arrollar en la fase de grupos tras ganar los tres partidos. Derrotó a Argentina, Catar y Paraguay y no recibió goles. Llegaba con el envión como para romper el maleficio de no poder vencer a Chile en tierra neutral y en eliminación directa por primera vez en la historia. Colombia sólo había podido eliminar a Chile en las Copas Américas de 1979 y 2001.

Willian Tesillo cargó con el peso de la historia cuando le tocó patear el quinto penal para anotar y obligar a Alexis Sánchez a convertir. Pero eso no ocurrió. En la caminata desde la mitad de la cancha hasta el punto de penal, pasan millones de cosas por la cabeza y muchas veces a los futbolistas les juegan una mala pasada. Al llegar a los doce pasos, Tesillo acomodó la pelota y lo miró fijo a Gabriel Arias, pero no se lo notaba muy convencido. La ejecución salió a centímetros del palo derecho del arquero y las esperanzas colombianas se redujeron y el maleficio histórico tomó fuerza. La exquisita pegada de Sánchez que selló la clasificación terminó con las ilusiones cafeteras y escribió una página más en la estadística.

El partido fue muy peleado por los dos conjuntos con una gran intensidad como se preveía. El mediocampo chileno compuesto por el triángulo Charles Aranguiz, Arturo Vidal y Erick Pulgar, luchó, cortó el circuito de toques de Colombia y logró mostrar su virtud que lo caracteriza, el ataque directo. Las proyecciones de sus laterales más los extremos lastimaron y crearon situaciones claras de gol. Los Cafeteros nunca pudieron canalizar el ataque aunque, en algunas facetas del encuentro, Colombia pudo asociar a James Rodríguez con Radamel Falcao y Juan  Guillermo Cuadrado y tuvo sus situaciones.

El VAR tuvo un papel determinante en el encuentro: actuó dos veces y anuló dos goles para la escuadra trasandina. El cronómetro marcaba 18 minutos de la primera mitad y llegó el gol de Aranguiz tras una serie de rebotes en el área, pero no fue convalidado. La posición de Alexis, que lanzó el centro, era ilícita pero difícil para el ojo humano. Ya en el segundo tiempo, más exacto a los 26 minutos, Vidal remató cruzado y la puso en la ratonera frente a una resistencia de Ospina que no fue suficiente. Pero otra vez los colombianos le fueron a reprochar a Néstor Pitana, que recurrió al VAR. Otra vez le anularon el gol a Chile ya que, antes de que la pelota llegue a Vidal, le había pegado en el brazo a Sánchez, quién tenía la mano extendida. La victoria chilena se hacia esperar un poco más.

El penal de Alexis decidió la clasificación de Chile, tras muy buenas ejecuciones en la tanda de penales de los dos equipos, salvo el tiro de Tesillo. Colombia se va de esta edición de la Copa América sin perder y sin recibir goles. Los Cafeteros no pudieron romper el maleficio que tienen frente a la Roja en el torneo más viejo de selecciones. Ahora, Chile espera rival  en semifinales, que puede ser Perú o Uruguay, con quien ya se cruzaron en fase de grupo

Juan Foyth, el polifuncional

Por Daniel Melluso

“De chico miraba mucho a Kaká. Jugué arriba hasta los 12 o 13 años. En realidad, de enganche, de 10”, le contó Juan Foyth al diario deportivo Olé en julio de 2017. El zaguero, que de niño se soñaba mediocampista creativo como lo fue el crack brasileño, justifica con creces la confianza que tiene en él Lionel Scaloni, director técnico de la Selección argentina.

El entrenador lo hizo debutar en La Albiceleste y, desde entonces, lleva disputados cinco partidos. Ante Venezuela, por los cuartos de final, jugó de lateral derecho, posición que ocupó tres veces durante la temporada con su equipo, el Totthenham inglés, y en la que demostró toda su calidad y prestancia. En marzo, en un amistoso ante La Vinotinto, también fue de la partida, con la particularidad que tampoco lo hizo en su rol habitual. Aquella vez fue stopper, en la derrota del combinado nacional por 3 a 1.

En su corta carrera el joven de 21 años y exEstudiantes de La Plata fue, además, mediocampista central hasta la séptima división de las inferiores del Pincha. Desde los 16 se desempeña como central por insistencia de su papá. “El que me volvía loco en mi casa era mi viejo, que me enseñaba a cabecear, a cubrir la pelota, me hacía más completo. Estábamos toda la tarde con la pelota”, rememoró Foyth en aquella nota de julio del 2017.

La polifuncionalidad es un rasgo que lo caracteriza. En el conjunto que dirige el argentino Mauricio Pochettino, jugó como lateral derecho frente a West Ham y Manchester City por Premier League y contra Ajax en la semifinal de la Champions League.

En los cuatro encuentros de esta Copa, el estratega santafesino probó tres futbolistas en ese puesto: Renzo Saravia, Milton Casco y el propio Foyth. Parece un rol que aún no tiene dueño. ¿La actuación de hoy le bastará al platense para hacerlo suyo? No se sabe, pero el joven rindió. Ni Darwin Machís ni Tomás Rincón lo pudieron desbordar.

El próximo martes ante Brasil, a las 21.30 en el estadio Mineirao de Belo Horizonte, el nivel de los rivales será otro. Everton Soares, futbolista de Gremio, es quien se despeña por su lado. El nacido en Maracanaú tiene jerarquía y está pasando un gran momento en este certamen, en el que marcó dos goles. Será un reto para Foyth, pero el joven demostró que no le teme a los desafíos.

 

 

Megan Rapinoe, orgullo estadounidense

Por Maximiliano Das

Megan Rapinoe pateó el tiro libre. La pelota atravesó no una ni dos, sino cuatro pares de piernas francesas y estadounidenses antes de que la arquera Sarah Bouhaddi se la encontrara casi sobre ella, sin capacidad de reaccionar. El balón acarició la red y las norteamericanas estaban 1 a 0. La delantera de pelo blanco que se torna rosa cuanto más se acerca a las puntas corrió hacia una esquina hasta frenarse en el córner donde estiró sus brazos como una patinadora artística lo hace al caer luego de unos giros en el aire.

A pesar de que su nombre había sonado en los parlantes apenas unos minutos antes, así fue como se presentó la atacante en el Parque de los Príncipes, donde más de 45 mil personas concurrieron para ver el encuentro entre las locales y las últimas campeonas del mundo.

“No voy a ir a la maldita Casa Blanca”, había asegurado Rapinoe, defensora del movimiento LGBT, autodefinida como protesta andante del presidente Donald Trump, unos meses atrás en una entrevista para la revista estadounidense Eight by Eight. “Animo a mis compañeras a que piensen detenidamente sobre el hecho de visitar un Gobierno que no siente las cosas ni lucha por lo mismo que nosotras”, aclaró en la conferencia de prensa previo al encuentro de hoy.

El jueves, al hacerse virales las declaraciones, el presidente Trump, increpó vía Twitter a la delantera internacional, alegando que debe ganar antes de hablar y agregó que, aunque no había invitado al equipo todavía, lo hacía formalmente mediante la misma red social, sin importar cual fuese el resultado que el seleccionado obtenga en la Copa del Mundo. Pero Rapinoe la rechazó.

“No me preocupa. Tenemos un grupo fuerte y confiamos en nosotras mismas”, cerró la delantera cuando le preguntaron sobre la posible distracción que implicaba el cruce de testimonios con el máximo mandatario de su país. Razón no le faltó.

Luego de abrir el marcador sin que el minutero alcanzara la decena, a pesar de ceder el manejo del balón, las estadounidenses no perdieron el control del juego. Ellas se replegaron y apostaron al contraataque, los cuales siempre generaban cierto temor en el público francés. Por su parte, los intentos de llegar al área de las anfitrionas se extinguían por la buena labor de las centrales norteamericanas.

El complemento arrancó como terminó el primer tiempo: la pelota en pies europeos y los contraataques liderados, en general, por Rapinoe. Sin embargo, el segundo tanto no llegaría por su costado, sino por el de Tobin Heath, que envió un centro a un área ocupada por desorientadas defensoras galas que dejaron sola a Rapinoe, quien llegó a la carrera y definió para aumentar la ventaja.

Francia intentó descontar repetidas veces a través de centros en busca de la cabeza de Wendie Renard y lo logró recién a falta de 9 minutos para el final de los noventa reglamentarios, pero no fue suficiente.

De esta forma, Estados Unidos se clasificó a las semifinales por octava vez consecutiva -de ocho Mundiales oficiales disputados-, instancia en la que se enfrentará con Inglaterra.

Argentina, un compromiso colectivo

Por Fernando Bajo

Lautaro Martínez y (Sergio) Agüero entendieron lo que era el compromiso y que, para jugar de esta manera, tenían que sacrificarse”, había afirmado el entrenador de la Selección argentina, Lionel Scaloni, luego del triunfo frente a Catar. Hoy, otra vez sus dirigidos ejecutaron sus indicaciones a la perfección. El Torito, además de marcar un gol –al igual que el partido pasado- jugó uno de sus mejores partidos con la Albiceleste, o quizás el mejor. El Kun no pudo acertar el arco rival, pero sus movimientos sin pelota y las corridas para ayudar a marcar a los defensores rivales fueron fundamentales. “Lautaro al igual que yo, y Leo (Messi) a veces también, sabemos que tenemos que estar atentos en la parte defensiva”, aseguró el hombre que se desempeña en el Manchester City.

A pesar de eso, el compromiso no solo lo tuvieron ellos dos. Lionel Messi no estuvo conectado con el juego como otras veces, pero no dejó de cumplir su función de pararse en el círculo central de la cancha y presionar a los rivales en el momento indicado. A diferencia de lo que sucede muchas veces, el conjunto nacional, posiblemente por primera vez, no dependió del diez argentino. Rodrigo De Paul, se encargó de avanzar con la pelota cuando Messi estaba marcado. Marcos Acuña tocaba y pasaba en el primer tiempo y Leandro Paredes buscaba conectar con los delanteros.

Es cierto que el conjunto nacional puede mejorar aún más, pero ante Venezuela mostró su mejor versión en la Copa. No pareció un equipo sin ideas y estático como los encuentros anteriores, sino que fue todo lo contrario y Scaloni, al igual que contra Catar, parece acertar cada vez más con los cambios.

El gol de Giovanni Lo Celso, luego del rebote del arquero venezolano, terminó de alejar el peligro que el rival llevaba al área en cada avance y concretó el triunfo por 2-0.

Ahora en semifinales espera Brasil, el local y tal vez el principal candidato a quedarse con el título. Sin embargo, a pesar de lo que sucedió y sucederá, Scaloni ya pidió que el balance se haga luego de que finalice el certamen.

Lautaro Martínez, posteriormente al término del partido, fue certero en el análisis del encuentro: “Hicimos un primer tiempo increíble. Estamos demostrando que en cada partido entregamos todo”. Cada vez que pueden los protagonistas destacan el esfuerzo del equipo en este torneo y la actitud de cada uno de los jugadores.

A veces estos chicos salen a jugar un partido de fútbol y parece que salen a una guerra”, había apuntado el técnico argentino. Hoy salieron a disputar el encuentro y la presión casi no se notó. Mientras referentes de la Selección argentina como el Director de Selecciones Nacionales, César Luis Menotti, y el ex futbolista Oscar Ruggeri, se pelean públicamente, el equipo demuestra estar más unido que nunca, desde que suena el himno, el cual cantaron todos abrazados (incluso Messi), hasta dentro de la cancha.

El próximo encuentro la Selección podrá ganar o perder, jugar bien o jugar mal, pero hay algo que seguramente estará presente, y eso es el compromiso que tanto recalca el entrenador argentino.

Argentina-Brasil, el partido táctico

Por Carlos Firnhaber y Kevin Kroug

Se aproxima un nuevo clásico sudamericano entre Argentina y Brasil, en el cual ambos presentan dos esquemas diferentes entre sí. Los locales mantienen la misma estructura desde su primer partido en la Copa América ante Bolivia, mientras que los Albicelestes lograron encontrar el sistema de juego en la última fecha del grupo frente a Catar.

Los dirigidos por Lionel Scaloni comenzaron la gira por esta competencia utilizando el esquema de 4-4-2 ante Colombia, repitieron en el segundo partido contra Paraguay y, en la última fecha del grupo, el equipo cambió esa estructura a un 4-3-1-2. En sus primeros dos encuentros, el sistema no le rindió a la Selección, pero contra la Albirroja Argentina tuvo unos 20 minutos en los que con ese dibujo táctico complicó a la defensa paraguaya. En ese lapso pudo meterse en el partido nuevamente y convirtió el gol del empate.

Lo que buscó Argentina con ese sistema fue ejercer una presión alta para recuperar rápidamente la pelota y dominarla. El bloque de recuperación lo formaron los delanteros y los mediocampistas. Los tres volantes fueron los encargados de distribuir el juego y tratar de conectar con el ataque. El capitán de la selección, Lionel Messi, fue el principal autor de los pases a los dos puntas, Sergio Agüero y Lautaro Martínez.

La selección brasileña, comandada por Tité, no tuvo complicaciones en pasar en el primer lugar en el grupo A -conformado por Bolivia, Perú y Venezuela-. En sus tres partidos presentó un esquema táctico de 4-2-3-1, con un cinco tapón y otro de juego, un enganche, dos extremos y un delantero. Casemiro y Arthur Melo – jugador del Barcelona-, fueron los encargados de crear el juego y de conectar con sus tres volantes ofensivos, que son desequilibrantes por la banda y tienen llegada al gol. El delantero Roberto Firmino no es estático, se mueve por todo el frente de ataque para generar mayor ocasiones de gol.

La ausencia de su capitán y figura, Neymar, no hizo que se modifique el esquema pretendido por el entrenador brasileño, y tampoco cambió el nivel de juego en el equipo. Pero que se perdiera la Copa de alguna u otra forma afectó al plantel y así lo dio a entender Tité en una entrevista de ESPN:”el sentimiento es de preocupación con el lado humano para lidiar con sus problemas y de frustración por no tener el jugador que, para mí, es top 3 del mundo. Ese es el jugador que perdemos. Más allá de Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, está él.

El partido entre argentinos y brasileños va a lidiar con dos ideas parecidas en ataque y defensa. Ambos equipos presionan alto y crean juego corto generado desde el mediocampo. Ese encuentro lo definirá quién demuestre mayor contundencia en sus llegadas.

El amor en tiempos de rivalidad

Por Joaquín Viloria y Santiago Ballatore

A pesar de la historia que tiene en sus espaldas el clásico Argentina – Brasil, son varios los jugadores argentinos que se ganaron el amor de los brasileños, así como también sucede al revés.

El partido en el que Argentina enfrentará a Brasil por las semifinales de la Copa América remite al mito de una rivalidad irreconciliable. Hay historias que demuestran todo lo contrario. Casos como los de Narciso Doval, Paulo Silas, Andrés D’Alessandro, Walter Kannemann y Tim prueban que este antagonismo no es tan determinante, ya que argentinos pueden ser ídolos en Brasil, y viceversa.

Quizás la historia de Doval sea la más emblemática, porque fue uno de los integrantes de Los Carasucias, un grupo de cinco jugadores, todos salidos de la cantera de San Lorenzo, que en 1964 se destacaron por su juventud y atrevimiento a la hora de jugar. Es curioso que, siendo un ícono del Ciclón, haya tenido un breve paso por Huracán, su clásico, en el año 1971.

Lo más importante de su carrera es que no solamente pasó por estos equipos de Argentina, sino que también brilló en los dos clubes más importantes de Río de Janeiro, Flamengo y Fluminense, los cuales son locales en el Maracaná. Ganó dos Campeonatos Cariocas y dos Copas Guanabara con el Fla y un Campeonato Carioca con el Flu. El Loco Serenata, o de Ipanema para los brasileños, fue capaz de quebrantar tres históricas rivalidades: Brasil y Argentina, San Lorenzo y Huracán, y la que tienen los dos equipos de Río.

El de Silas es el caso más recordado de un brasileño jugando en Argentina, ya que habiendo jugado en clubes importantes como el San Pablo y Sporting de Lisboa, la mayor admiración hacia él es por parte de los hinchas cuervos, que lo recuerdan como uno de los mejores jugadores de la década de 1990. Su amor fue a primera vista, ya que en el día de su debut en el torneo Clausura de 1994 ante Boca Juniors, marcó el único gol que hubo en el Nuevo Gasómetro.

Tiene un amplio palmarés, debido a que ganó títulos en Brasil, Argentina y en la selección. En su tierra natal consiguió dos Campeonatos Paulistas y un Brasileirao con el San Pablo, un Campeonato Gaúcho y una Copa de Brasil con el Inter y un Campeonato Paranaense con Atlético Paranaense. Con su país logró la Copa América de 1989, además de haber participado de los mundiales de 1986 y 1990. En su querido San Lorenzo, se coronó en el Torneo Clausura de 1995, cortando una racha 21 años sin títulos para el club.

Elba de Pádua Lima, o Tim, fue un jugador brasileño, ídolo de Fluminense, que como entrenador dirigió a los famosos Matadores, plantel de San Lorenzo que fue el primer invicto del fútbol argentino, en el Torneo Metropolitano de 1968. Fue conocido por sus grandes charlas en los entretiempos y la cualidad que tenían sus equipos de convertir goles en los segundos tiempos.

En total posee siete Campeonatos Cariocas, cinco como jugador y dos como entrenador. Todo esto lo ganó con el Flu, salvo el de 1970, que lo obtuvo con Vasco da Gama. Una historia recordada es cuando, dirigiendo a Flamengo, pidió como refuerzo a Doval, que durante 1968 no había podido jugar con San Lorenzo, debido a una suspensión. “El mejor es el que no jugó”, había declarado Tim en su momento, ante la pregunta sobre quién era la figura de Los Matadores.


Mirando más a la actualidad, están los casos de D’Alessandro y Kannemann. El primero, muy querido en River, donde ganó cuatro títulos locales y una Recopa Sudamericana, realizó la mayor parte de su carrera en Inter de Porto Alegre. Allí se convirtió en uno de los máximos ídolos de la historia, gracias a la gran cantidad de títulos que logró: 17 estatales y tres internacionales, entre los que se destaca la Copa Libertadores en 2010. El caso del Vikingo en Gremio es el del símbolo moderno, ya que junto a Geromel conforman una zaga central que está marcando una era en el fútbol brasileño. Desde su llegada al Tricolor en 2016, obtuvo seis títulos: tres estatales, una Copa de Brasil, y dos internacionales, remarcando la Copa Libertadores de 2017.

La Copa, con historial a favor

Por Agustín Ibdjian y Santiago Korol

Si bien el historial general marca una superioridad de Brasil por sobre Argentina, la Albiceleste está arriba cuando de Copas América se trata.

Argentina y Brasil jugarán la semifinal de la Copa América en el Estadio Mineirão el martes 2 de julio a las 21.30. La Albiceleste superó a Venezuela, mientras que el local eliminó a Paraguay. El último enfrentamiento entre ambas selecciones en esta competencia fue en la final jugada en Venezuela en 2007 cuando la Verdeamarela goleó 3 a 0 al equipo argentino dirigido por Alfio Basile.

Será el partido número 32 en la Copa América. Argentina ganó 15 partidos, mientras que Brasil ganó 9 y empataron en 8 ocasiones. A pesar de esta superioridad de la albiceleste, la selección brasileña se encuentra arriba en el historial general -contando partidos amistosos y Mundiales –habiendo obtenido 41 victorias sobre las 38 de Argentina en 105 partidos disputados en total.

El 10 de julio de 1916 se jugó el primer partido entre ambas selecciones en una Copa América -en ese momento llamada Campeonato Sudamericano-. El encuentro se disputó en el club bonaerense GEBA y terminó empatado 1 a 1 con goles de José Laguna por el lado de Argentina y José Alencar, en Brasil. Fue el cuarto partido de la Liguilla.

La primera victoria de la Albiceleste fue el año siguiente en Montevideo, cuando superó a Brasil 4 a 2, mientras que la primera victoria brasileña fue en la Copa de 1919 disputada en tierras cariocas con un resultado 3-1.

Luego de varios encuentros en primera fase, comenzaron a enfrentarse en partidos definitorios y que fueron muy importantes. Uno de estos partidos fue el de la Copa América de Chile en 1991, cuando Argentina le ganó a Brasil 3 a 2 en la fase final, coronando al equipo de Basile.

Otra partido icónico fue en la Copa de 1993, disputada en Ecuador, cuando se enfrentaron en cuartos de Final. Luego de empatar en tiempo regular, Argentina superó por penales a Brasil para, más adelante, ser campeón. En 1999 se volvieron a enfrentar en la misma fase y fue victoria de la Verdeamarela por 2-1, para finalmente consagrarse campeón.

Más allá de estos partidos, los dos más significativos fueron en el año 2004, en Perú, y en Venezuela 2007, ya que se cruzaron en las finales y en ambas ediciones se consagró Brasil.