jueves, noviembre 6, 2025
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La pandemia que suspendió el negocio

Foto: EFE

Por Federico Pineda y Matías Cavallero

Los Juegos Olímpicos de Tokio serán la primera competición de este calibre en toda la historia que se llevará a cabo tras una suspensión. Berlín 1916, Tokio 1940 –devenida en Helsinki, donde tampoco se produjo tras la invasión soviética a Finlandia- y Londres 1944 encontraron su límite en la Primera y Segunda Guerra Mundial. Hoy, el COVID-19 es el culpable de la postergación de este torneo hasta el 2021, que se transformó en uno de los últimos bastiones del deporte que sucumbió ante un virus que ya cuenta con más de 95 mil muertes y casi 1.600.000 infectados en todo el mundo (hasta el cierre de esta nota).

La decisión que adoptó el Comité Olímpico Internacional (COI) fue mutando con el paso del tiempo: desde la postura firme de realizar los Juegos en tierras asiáticas, pasando por la posibilidad de cambiar de sede, hasta la determinación final de disputarlos un año después. Antes de alcanzar esta decisión, el Comité fue presionado por varias federaciones como Canadá y Australia, que no iban a presentar a sus atletas, mientras que España y Estados Unidos -en consonancia con sus deportistas- pedían la postergación de la competencia.

“Nos gustaría reiterar que no estamos considerando cancelar o posponer los Juegos de Tokio”, había declarado el presidente del Comité organizador de los Juegos Olímpicos, Yoshiro Mori, el pasado 13 de febrero sobre los rumores que empezaban a surgir con respecto a una posible suspensión. El país asiático ya registraba 218 contagios provenientes de un crucero que se encontraba amarrado y en cuarentena en el puerto de Yokohama, y otros 30 casos en territorio japonés. Ese día falleció la primera persona con diagnóstico positivo por coronavirus en Japón.

Al día siguiente se realizó una reunión entre los organizadores de Tokio junto a la Comisión Coordinadora para los Juegos Olímpicos y su principal mandatario, John Coates, sostuvo tras el cónclave la “plena confianza” que mantenía el COI -organismo del cual es vicepresidente- sobre las medidas que habían implementado las autoridades japonesas, entre las que se hallaba la prohibición del ingreso al país a las personas procedentes de la ciudad china de Hubei -cuya capital Wuhan era el epicentro de la pandemia-. También declaró, sobre la posible mudanza de la sede, que no había motivos “para tener planes de contingencia ni para contemplar el traslado de los juegos”.

Así fue como apareció el oportunismo político frente a un virus que se había originado en tierras chinas en noviembre del año pasado. El candidato conservador a la alcaldía de Londres, Shaun Bailey, hizo un anuncio poco decoroso y, en vísperas a las elecciones que se iban a realizar el próximo 7 de mayo, postuló a la capital británica como sede de la competencia. “Nuestra ciudad puede acoger los Juegos de este 2020 si el mundo necesita que demos este paso adelante”, declaró el 23 de febrero sobre la posibilidad de que el evento deportivo repitiera la ubicación de hace 8 años. En esos días, el Reino Unido no superaba los 15 casos totales por coronavirus y, en consonancia a muchos países de Europa, se le restaba importancia a la influencia de la enfermedad. Hoy en día registra 7.978 muertes por COVID-19, es el octavo país del mundo con mayor cantidad de casos -65.077 personas-, y uno de los infectados es el primer ministro Boris Johnson.

“Me parece irresponsable e inapropiado pretender usar ese asunto como herramienta electoral”, fue la respuesta inmediata que realizó la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, ante los dichos del británico. El apoyo del COI a los anfitriones era absoluto. “Los Juegos de Tokio no se encuentran en peligro en este momento”, volvió a hacer hincapié Coates, pero la situación del coronavirus empeoraba en todo el mundo. Yoshiro Mori, presidente del Comité organizador de los Juegos, ya alertaba que no sería fácil erradicar el virus. “Cada día le rezo a Dios. Necesito pedirle que el coronavirus desaparezca”, declaró el ex primer ministro de Japón al diario Sponichi Annex.

El 25 de febrero ya había un representante del Comité Olímpico Internacional que ponía en duda el inicio de la competencia. El exvicepresidente de la entidad, Dick Pound, confiaba en que la epidemia fuese controlada en los meses subsiguientes, pero en dichos a Associated Press aclaró que si la enfermedad acababa siendo declarada como pandemia, la postergación sería altamente probable, y especificó que la decisión de suspender definitivamente los Juegos Olímpicos se podría tomar a finales de mayo. “Es una gran, gran, gran decisión que no se puede tomar hasta tener datos fiables”, había declarado uno de los miembros más longevos del COI. El 11 de marzo la Organización Mundial de la Salud calificó como pandemia a la enfermedad que ya contaba con 4.291 muertes y más de 118 mil personas infectadas.

Dos días después de aquel anuncio, el actual vicepresidente del ente con sede en Lausana, Juan Antonio Samaranch Salisachs, declaró -en diálogo con RTVE- que la responsabilidad de la suspensión recaería sobre el comité organizador de Tokio y aclaró que “la única eventualidad posible” que podría provocar la suspensión de los Juegos sería “si las autoridades pertinentes internacionales y locales nos dijeran en ese momento (justo antes de los Juegos) que no es seguro para la salud de los atletas y de la gente en el entorno del movimiento olímpico”.

En un contexto de alta contagiosidad por el virus, la postergación era una decisión que se imponía como una determinación de sentido común, pero Mori volvió a salir al cruce de un miembro del comité a su cargo que alertaba sobre la posibilidad de aplazar los Juegos Olímpicos y calificaba como “inconcebible” la idea de cancelar la competencia por el brote de coronavirus. Sin embargo, los deportistas ya empezaban a levantar su voz en contra de la realización de los Juegos con un argumento más que válido: el riesgo de la salud de más de 11 mil atletas y millones de fanáticos que iban a decir presente en todas las disciplinas. Una de las primeras que lanzó críticas a la organización fue la campeona olímpica de salto con garrocha en Río 2016, Katerina Stefanidi, que a través de su cuenta de Twitter personal dio cuenta de la poca importancia que le daban a la salud hasta ese entonces. “Los Juegos Olímpicos se llevarán a cabo según lo planeado. Simplemente sin espectadores, ni atletas, ni entrenadores”, posteó la griega el 13 de febrero.

Mientras el negocio del fútbol ponía la salud de los jugadores por encima del show -más tarde que temprano- como la mayoría de los deportes que aplazaron sus competencias, los Juegos Olímpicos eran el último gran bastión que le quedaba por desmoronar al COVID-19, virus que obligó a la postergación de la Copa América y la Eurocopa de fútbol al año próximo. Sin embargo, el Comité Olímpico Internacional continuó, en un principio, con su idea original.

“El COI sigue totalmente comprometido con los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, y más de cuatro meses antes de los Juegos no hay necesidad de tomar decisiones drásticas en esta etapa. Cualquier especulación en este momento sería contraproducente. El COI alienta a todos los atletas a continuar preparándose para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 lo mejor que puedan”, lanzó el ente a través de un comunicado publicado el 17 de marzo pasado. Solo el 57% de los deportistas tenía su pasaje asegurado a Tokio y, para el otro 43% restante, el Comité aclaraba que trabajaría con las federaciones internacionales para ajustar los métodos de clasificación de ser necesario.

El mismo 17 de marzo dio positivo por coronavirus el presidente de la Asociación de Fútbol de Japón y subdirector del Comité Olímpico de ese país, Koso Tashima. “Hoy el resultado de mi prueba resultó positivo para el nuevo coronavirus. Tengo fiebre leve. Los exámenes mostraron un síntoma de neumonía, pero estoy bien. Me concentraré en el tratamiento y seguiré los consejos de los médicos”, explicó el afectado, tras saberse que había viajado a Irlanda a fines de febrero para asistir a la reunión general anual de la Junta de la Asociación Internacional de Fútbol (IFAB).

El 20 de marzo fue el puntapié inicial para empezar a hablar de una posible suspensión; el pie lo otorgó Thomas Bach, presidente del COI, que en una entrevista para The New York Times puso en duda el inicio de la competencia con fecha de apertura el 24 de julio: “Nadie sabe qué pasará mañana, en un mes o en cuatro meses; no sería responsable establecer una fecha en este momento. Hay muchos pronósticos diferentes sobre el coronavirus, unos te dicen que seguirá la misma curva, otros que llevará más tiempo y hay gente que habla de olas diferentes y que viviremos esto durante mucho tiempo”, declaró.

Dos días después llegó la confirmación oficial del Comité Olímpico Internacional, que explicó que se tomaría cuatro semanas para evaluar si postergaba los Juegos. “El COI, en cooperación con el Comité Organizador de Tokio 2020, las autoridades japonesas y el Gobierno Metropolitano de Tokio, iniciará conversaciones detalladas para completar su evaluación de la rápida evolución de la situación sanitaria mundial y sus repercusiones en los Juegos Olímpicos, incluida la hipótesis del aplazamiento”, detallaron sus miembros en una misiva.

En consonancia con esto, Gerardo Werthein, presidente del Comité Olímpico Argentino (COA) y miembro del COI apoyó la medida del ente porque, a diferencia de otros deportes, “no se puede decidir como cualquier partido en el que se lo posterga y se juega dentro de dos meses” y agregó, en comunicación con el canal Todo Noticias, que no había porque apresurarse ya que “en cuatro semanas” se iba a expedir el COI.

A la par de estos dichos, Bach volvió a referirse a la realización de la competencia y, mediante una carta, priorizó las “vidas humanas” por sobre “la organización de los Juegos”. Unas horas después, el subcampeón olímpico de velocidad y ciclista británico Callum Skinner lo acusó de “terco y arrogante” por tomar la determinación de expedirse en cuatro semanas acerca de la suspensión de los Juegos Olímpicos debido al coronavirus. “No es la primera vez que coloca sus propias motivaciones antes que la de los atletas y el movimiento olímpico”, aseguró el pistard.

Más allá de estas declaraciones, el comunicado divulgado el día anterior era una cuestión meramente protocolar para fijar una decisión que ya estaba tomada. “Los parámetros en el futuro no se han determinado, pero los Juegos no comenzarán el 24 de julio, eso lo sé”, sentenció Dick Pound en USA Today al día siguiente del mensaje. Sin embargo, Canadá y Australia no esperaron a la confirmación oficial y decidieron no llevar a sus atletas a Tokio por los riesgos que podían llegar a correr ante un posible contagio por COVID-19.

Así fue como se llegó al 25 de marzo, día en el que se decidió postergar los Juegos Olímpicos hasta el 2021.

“Era el compromiso con nuestros socios japoneses. Ya he tratado de explicar que el enfoque está cambiando. Lo que expresamos fue la confianza para organizarlos en julio y en condiciones seguras, pero lo que cambió fue la condición sanitaria mundial”, se excusó Bach sobre la demora en la toma de decisiones que, lejos de preservar la salud de los deportistas, fue altamente contraproducente para muchos de ellos.

El presidente de la Federación de Boxeo de Turquía, Eyup Gozgez, se mostró molesto con el COI a causa de los retrasos en la cancelación del preolímpico de aquella disciplina que se realizó en Londres, en el que varios de sus participantes dieron positivo en las pruebas de coronavirus: “Estoy desconcertado, ese grupo de trabajo y el gobierno británico permitieron que comenzara el torneo a pesar de que muchos de nosotros teníamos preocupaciones y que casi todos los otros deportes habían parado”.

Luego de la suspensión, otra de las deportistas, ya retirada, que se expresó, fue la doble campeona olímpica rusa en barras asimétricas en Atenas 1996 y Sidney 2000, Svetlana Khórkina. En diálogo con el diario Sport Express, calificó como un “castigo divino” todo lo ocurrido con la pandemia y los Juegos Olímpicos porque “no se puede enfadar a Rusia, incluido a nuestros deportistas. No es casualidad que nuestro himno diga que Dios protege nuestra tierra”. Esta afirmación la realizó en referencia a la sanción que había recibido el deporte ruso después de que muchos atletas hubieran tenido, con ayuda del Estado, casos de doping. Luego, tras un estudio de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), se lo sancionó por cuatro años con la prohibición de que sus atletas defendieran los colores de su bandera o su himno en todas las competiciones internacionales (entre ellas Tokio 2020 y los Juegos Olímpicos de invierno en Pekín 2022), aunque sí lo pueden hacer bajo bandera neutral.

Al día siguiente de la declaración un tanto llamativa de la rusa, el COI había acordado con las autoridades de Japón organizar la competencia “más allá de 2020 pero antes del final del verano de 2021”, según consignaron fuentes del ente al diario nipón Nikkei. A su vez, se iban a tomar las siguientes tres semanas para definir las nuevas fechas de realización que, así mismo, implicarían el corrimiento de varios certámenes para evitar la superposición con la ceremonia más importante del deporte mundial.

“Las fechas se definirán escuchando todas las opiniones del COI, del gobierno de Tokio y del comité organizador. Seguiremos de cerca todo este proceso para colaborar en tomar la mejor decisión posible”, declaró la ministra japonesa encargada de los Juegos Olímpicos, Seiko Hashimoto. Además, la gobernadora de Tokio, Koike, expresó que “se tomará una decisión según la viabilidad del calendario y la disponibilidad de las sedes”, pero aclaró que su prioridad pasa por “prevenir la extensión de los contagios de coronavirus”. Japón registra actualmente 4.667 casos y 94 muertes.

Tras una teleconferencia realizada el 26 de marzo entre los miembros del Comité Olímpico Internacional, se analizó la posibilidad de realizar los Juegos Olímpicos en el verano europeo de 2021, que también coincidirá con la temporada estival japonesa. Cuatro días después, el COI se anticipó al plazo que se había propuesto de tres semanas y confirmó que la competencia se llevará a cabo entre el 23 de julio y el 8 de agosto del año próximo. 

A su vez, en sus redes sociales, el COI intenta evadir las críticas y publicó un total de 70 series y 500 películas para ver durante la cuarentena. Aquellas se podrán disfrutar a través de la plataforma “Olympic Channel”, que también posee una aplicación compatible con varios sistemas operativos. Las voces ya se alzaron y, pese a los réditos económicos y a las pérdidas a las que se expone la organización, los protagonistas de la historia -que ya quedaron en la historia- se expidieron: solo una pandemia frenó el negocio, y eso casi ni siquiera alcanza.

España empezó el ajuste

Por Federico Pineda

La última reunión que llevó a cabo la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA), junto a todos sus miembros, dejó pocas certezas del futuro que tendrá el fútbol en los próximos meses durante la pandemia por el coronavirus. Con casi todos los torneos suspendidos, uno de los países miembro empezó a dar el debate que se viene en todos los equipos: los sueldos de los jugadores. 

El Barcelona fue uno de los primeros que llegó a un acuerdo con sus futbolistas para bajar su salario en un 70 por ciento más un 2% adicional para que todos los empleados del club puedan cobrar su salario de forma íntegra, mientras sigan en vigencia los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) impulsados por el gobierno español para evitar que recaiga toda la presión presupuestaria sobre las instituciones.

Este decreto, publicado en marzo pasado, obliga a que los clubes de primera y segunda división deban presentar un informe, que acredite la pérdida de la actividad futbolística en sus instituciones y con ello la menor recaudación que ostentan mes a mes, para poder entrar al programa estatal bajo causa de fuerza mayor. Allí podrán elegir entre la suspensión de los contratos de sus trabajadores, sean o no deportistas, o la reducción temporal de la jornada laboral de entre un 30 a un 70 por ciento. En el primer escenario, el contrato sigue en vigor, pero se iguala su posición con la de un desempleado y son merecedores de la prestación por desempleo por un máximo de 1411.83 euros mensuales si tienen a cargo dos hijos o más.

Al igual que la primera opción, la segunda mantiene el contrato en actividad con una reducción proporcional del salario durante el periodo de adopción de la medida. Si una persona cobra mensualmente 30.000 euros y tiene un recorte del 70% de sus haberes, cobrará 9.000 de la misma moneda. El resto de la jornada se cobrará de un proporcional que se calcule con la prestación por desempleo. En este caso, el 70 por ciento de 1411.83 es 988.28 euros. Una cifra irrisoria para los valores que maneja el fútbol en la actualidad y más si se tiene en cuenta que Barcelona se ahorrará 21 millones de euros con la baja de los salarios pactada.

Tanto el equipo blaugrana, como el Espanyol y el Alavés se han acogido a estos regímenes hasta que finalice el estado de alarma que hizo oficial España el último 14 de marzo y que se extendió hasta fines de este mes por la pandemia del Covid-19 que ya tiene más de 14 mil muertes en ese país.

El Espanyol de Barcelona aplicó el ERTE sobre el plantel deportivo del club, desde los juveniles a los planteles profesionales de fútbol masculino y femenino. Mientras que el Alavés lo amplió al baloncesto, el Baskonia, perteneciente al mismo grupo empresario.

También pidieron ser acogidos en el programa el Atlético de Madrid -que acordó con su plantel profesional una rebaja del 70% en los sueldos- junto a equipos de la Segunda división como el Ponferradina, el Racing de Santander, Las Palmas y Zaragoza.

En un principio, hubo malestar de muchos clubes porque los ERTE iban a ser solo hasta el fin del estado de alarma y no hasta que vuelva el fútbol, pero se decidió una prórroga por razones económicas. Habrá mayores requisitos y los clubes deberán dar cuenta de la solvencia económica para hacer frente a los sueldos.

Sin embargo, algunos jugadores no comparten la visión de las instituciones y Edgar Méndez, jugador del Alavés, declaró en la televisión mexicana que ellos no podían aceptar las condiciones que planteaban los dirigentes: Nos quieren quitar el 28% del sueldo anual pase lo que pase. Eso no ocurre en otros clubes”. El jugador tuvo una multa económica por hablar sin el consentimiento del club.

En relación a esto, la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) apoya la idea que todos los clubes lleguen a un acuerdo con sus respectivos futbolistas como hizo el Betis, pero en ninguna reunión se llegó a un arreglo con La Liga, a la que acusan de pregonar una economía saneada en los balances de los clubes pero que apoya los ERTE. La Liga aconsejó a los clubes para que los empleen con el objetivo de disminuir al máximo pérdidas que pueden llegar a los 957 millones de euros si no se reanuda la temporada.

 

Todos los días, una final

Por Federico Bajo

Luego de que la crisis ocasionada por la pandemia del coronavirus obligara a decretar la cuarentena en la Argentina, la mayoría de los clubes del país se pusieron al servicio de la sociedad. Desde los que cuentan con vastos presupuestos hasta los que no saben cómo van a cubrir los gastos del próximo mes porque no están teniendo ingresos.

La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) impulsó junto a los clubes la campaña “Una Sola Hinchada” en apoyo a la Red de Bancos de Alimentos y a Cáritas para juntar comestibles y productos de limpieza. Instituciones como Rosario Central, Newell´s, San Lorenzo y Banfield, entre otras, pusieron sus instalaciones a disposición del gobierno. Lanús entregó 20 camas al Hospital Narciso López y preparó dos gimnasios en su sede para que funcionen como hospitales de campaña. Pero también otros clubes con menos recursos, en zonas más carenciadas, tomaron sus propias iniciativas.

En el oeste del conurbano, los propios hinchas y socios de Deportivo Laferrere pidieron actuar. “A los pocos días de que se implementara la cuarentena un grupo de hinchas nos plantearon su inquietud por la situación que se estaba viviendo en los barrios donde había gente que no podía llevar un plato de comida a su casa. Entonces, como creemos que la parte social es un papel fundamental que tienen que tener los clubes, decidimos hacer una olla popular”, explica Fernando Rotondi, integrante de la Comisión Directiva de la entidad.

“El lunes 30 arrancamos. En principio –continúa Rotondi- iba a ser un día, después tratamos de extenderlo a tres. Ahora ya llevamos cinco jornadas y el viernes 10, por el momento, va a ser la última que organicemos”. Hay un dato que evidencia la importancia y necesidad del accionar que llevó a cabo el club: en cinco días entregaron más de 2700 viandas y calculan que van a superar las 3000.Este es un trabajo en conjunto de la comisión, socios, hinchas y la agrupación Movimiento 1956. Tratamos de tener una cierta organización. Cada día podríamos haber llegado a más gente, pero es mucha la que se está acercando. El 3 de abril distribuimos alrededor de 700 raciones”, señaló el dirigente.

Hay muchos otros clubes a lo largo del Área Metropolitana de Buenos Aires que también están asistiendo a las personas más vulnerables en un trabajo articulado con el Estado. En el partido de Luján instituciones como Flandria, Club Luján, EL Luján Rugby Club y El Timón, entre otros, están trabajando en la campaña “Clubes Unidos” bajo la coordinación del municipio.Cada establecimiento funciona como un centro de almacenamiento de los alimentos que nos donan y después el municipio se encarga de repartirlo. Es una situación dura la que se está viviendo y como club podemos aportar esto que creemos que es mínimo, pero vamos a estar presentes en lo que se necesite a nivel social y acompañando”, asegura Juan Bianchi, empleado de Flandria y encargado de la organización de la campaña. La institución de Jáuregui está dando clases de apoyo escolar de manera online a los jugadores de sus divisiones inferiores.

En Lomas de Zamora, Los Andes entregó una partida de alimentos al Club Temperley que aloja en sus establecimientos a personas en situación de calle. A su vez, la Subcomisión de Los Andes Solidario tiene un censo propio de la Villa Albertina y con ayuda del municipio ya entregó comida y artículos de limpieza. Por su parte, Defensores Unidos y Estudiantes de Buenos Aires reparten bolsones de alimentos, Midland organizó una colecta y Yupanqui distribuye viandas a los vecinos de Ciudad Evita junto al Ejército Argentino, que todos los días da una cena a quienes lo soliciten en el predio de Deportivo Paraguayo.

En el país también existe la Unión Nacional de Clubes de Barrio (UCB), una organización sin fines de lucro que funciona desde 2011 y trabaja por el fortalecimiento institucional de los clubes. Con respecto a su actividad durante esta cuarentena, Alejandro García, uno de sus miembros, apuntó: “Apenas se dictó la cuarentena pusimos a disposición del gobierno los más de 200 clubes que forman parte de la UCB para que ellos decidan qué hacer. En algunos armaron comedores, en otros pusieron camas de aislamiento para atender a la gente cuando se dé el pico de contagios, y sino son utilizados como centros de logística donde organizan el reparto de viandas. Todo lo coordina cada distrito, estamos en contacto con nuestros compañeros de Chaco, Formosa, Tucumán, Neuquén y Río Negro, pero el foco de nuestra actividad en este momento está en el conurbano bonaerense. La crisis es tan profunda en todos lados que también hay gente de clase media que se quedó sin posibilidad de ir a trabajar, que le bajaron los ingresos y se han acercado y las estamos ayudando”.

García también se refirió a las dificultades que se les presentan a las entidades más chicas: “Los clubes son los primeros que aparecen cuando un vecino se queda sin trabajo, tienen un termómetro del barrio. Por eso nosotros los asesoramos en temas legales para que tengan todo en regla porque se les piden trámites tan costosos que parece que fueran una empresa”. En ese sentido, Rotondi también manifestó preocupación por los problemas económicos que podría generar este presente: “Como el club está cerrado no estamos teniendo ingresos por la cuota social. Va a ser bastante complicado. Marzo lo tenemos cubierto pero en abril será muy difícil bancar la situación”.

Estas y otras acciones similares, que a veces pasan inadvertidas, están llevando a cabo todos los clubes a lo largo del país. En esta emergencia sanitaria no solo funcionan como un soporte de apoyo y contención, sino que llegan a donde no lo hace el Estado. En épocas difíciles demuestran la importancia que tienen estas asociaciones civiles en la Argentina.

 

Enriquez, el argentino que es figura en una isla del Caribe

Por Matías Cavallero

Semana tras semana, los argentinos destilan fútbol en las más importantes ligas europeas. La pandemia que representa el coronavirus frenó la actividad deportiva en prácticamente todos los países del mundo. Y allí, en las tierras más remotas, hay compatriotas esperando por una –muy lejana- reanudación tras el parate que se extenderá por un largo tiempo. El presidente Alberto Fernández declaró recientemente en una entrevista televisiva: “Hay argentinos varados en lugares realmente insólitos” y en las Islas Guadalupe, Lucas Enriquez está en cuarentena. Tenía planeado volver de visita en junio, pero las circunstancias trastocaron el proyecto y se encuentra con Joaquín Rodríguez, compañero de equipo, en una isla paradisíaca del Caribe. Y ahí también se respira fútbol.

“En la primera división hay 14 equipos. Nosotros somos el ASG, representamos a la ciudad de Gosier y estamos primeros con buena ventaja. El fútbol acá es muy físico y se asemeja a una cuarta división de Francia. Se está intentando implementar los contratos federales y que la liga suba su nivel. Es un campeonato de ida y vuelta en el que mayormente los partidos se juegan de noche, pero a veces toca a las 16 y con el calor se pone durísimo. Desde que estoy acá no bajó nunca de 20 grados la temperatura y suele superar ampliamente los 30”, cuenta Enriquez, sin soslayar detalles acerca de las condiciones climáticas bajo las que debe afrontar los duelos cada semana.

“La vida acá es preciosa, se vive muy bien. La isla es muy turística, las playas son hermosas y hay gente que viene de todas partes del mundo. Sorprendentemente la gente es muy futbolera, van a la cancha y lo disfrutan mucho”, destaca el atacante sobre las más de 390.000 personas que habitan el territorio.

El ASG lidera la tabla de posiciones y se está analizando jugar dos partidos por semana para poder finalizar el campeonato.

A su vez, afirma que el pionero para la llegada de argentinos a las Islas fue Alberto Tino Costa, futbolista que supo ser figura en el Valencia, tras su incursión en el departamento francés: “Fui recomendado por Sergio Thione, un jugador que tuvo un paso por aquí y ahora vive en Mar del Plata. Me contactó y me llamó para venir. Él llegó poco después que Tino”. 

Enseguida, Enriquez supo que emigrar hacia nuevos destinos podía ser un paso importante en su carrera: “Jugué en Atlético Mar del Plata y luego vine hace cinco años a la Isla. El primer año salimos campeones de Copa y campeonato con el club USCB y después fui a jugar el Federal B con Kimberley, del Gato Mignini. Tuvimos un hermoso año pero no logramos el ascenso. Luego volví para quedarme”.

Entre risas, el marplatense de 26 años asegura que no se arrepiente de haber tomado esa decisión: “No fue tan difícil convencerme. Jugando en una liga local te proponen ir al extranjero y uno sueña con poder crecer, así que fue una linda oportunidad para subir de nivel. Una vez acá, la única barrera fue el idioma, pero con el tiempo lo aprendí y se hizo todo más fácil. Hay tres divisiones, todos juegan la Copa de Francia y la Copa de Isla. Solo los dos primeros viajan para jugar la Liga de las Antillas, que la disputan los campeones y subcampeones de cada isla de Centroamérica. Ganando ese torneo internacional podemos ir a jugar contra equipos de Puerto Rico, México y Estados Unidos. Es difícil pero posible”.

En el 2018, Enriquez salió campeón del ASG junto a sus compatriotas Berna Deliso y Braian Izarrualde.

Las dificultades en tiempos de coronavirus y su realidad futbolística lo hicieron respetar el confinamiento lejos de su familia: “Estoy un poco acostumbrado a la distancia… hace tres años que no voy a visitarlos. Justamente tenía el viaje planeado para junio pero con la situación actual no iré. Es mejor respetar la cuarentena y tener paciencia que hacer una locura. Tengo a mis padres y a mis sobrinas allá, permanentemente estamos haciendo llamadas y mensajes. Somos muy unidos, se los extraña mucho y son pilares fundamentales de mi vida”.

Más allá de que la Selección local no clasifica a competiciones internacionales, como la Copa de Oro de la CONCACAF, hace nueve años, Enriquez resalta las cualidades futbolísticas de los isleños: “Cuando un sudamericano saca su potencial a tope, marca mucho la diferencia, mismo estando a muchos kilómetros de su familia. Los jugadores acá son más estructurados, intentan mantenerse siempre ordenados, pero la mayoría tienen una gran virtud: la velocidad”.

Pese a los 6.000 kilómetros de distancia entre Guadalupe y Argentina, la pasión no conoce de fronteras: “Soy muy fanático de River e intento seguirlo lo máximo que puedo. Acá tenemos una hora de diferencia con Argentina nada más. Siguiendo mi puesto me gusta Borré, sus movimientos para desmarcarse, su forma de entrar al área y manejar los tiempos para definir. Con la edad que tengo, es difícil que algún día pueda jugar ahí”.

Enriquez es hincha de River y tiene a Borré como referente en su puesto. Foto: Instagram.

“Al fútbol lo estoy disfrutando más que cuando me presionaba mucho. En Argentina es muy intenso todo, siempre digo que cada jugador es diferente y cada uno se adaptó mejor o peor a cada momento. Más allá de eso, la presión es durísima pero hermosa al mismo tiempo. Hoy dejo que todo fluya y por el momento aspiro a ganar la liga y jugar algo internacional con el club de acá”, remarca sobre sus objetivos a largo plazo.

Las competiciones deportivas, mientras tanto, también frenaron: “Estamos parados como todo el mundo y está analizándose volver a jugar dos partidos por semana para poder terminar el campeonato. Ahora tenemos la ilusión de ganar la liga y meternos en el torneo de Antillas, porque la Copa se anuló cuando estábamos en cuartos de final. Estoy viviendo con otro argentino que juega conmigo y un kinesiólogo español, ambos amigos. Hace tres semanas que estamos cumpliendo con la cuarentena obligatoria. Acá no se jode, sin un permiso te multan. La cantidad de casos es muy baja (141 al cierre de esta nota), se agarró a tiempo y la gente es muy cuidadosa”.

El fútbol desde casa marca diferencias entre ascenso y primera

Por Guillermo Rojas y Daniela von Simons

El tiempo de cuarentena ya parece infinito, el momento de volver a las canchas se ve muy lejos para los fanáticos, jugadores, técnicos y hasta utileros mientras esperan en sus casas el momento en que todo vuelva a la normalidad en el mundo del fútbol y en la vida cotidiana de cada uno. Es un hecho que los hábitos han cambiado de manera forzada por la coyuntura que hoy nos rodea. Desde los niños, adolescentes o adultos que tienen que tomar clases de manera virtual en sus casas y las personas que tienen que trabajar e implementar el nuevo home office obligatorio, aprendiendo a manejar los programas para poder llevar a cabo cada una de las actividades diarias.

En el deporte, los principales torneos de distintos países fueron suspendidos indeterminadamente con el fin de proteger a los espectadores y deportistas y así prevenir la propagación del virus que conmociona a la humanidad. Los entrenamientos han cambiado de manera abrupta de un día para el otro, lo que se llevaba a cabo en un campo de deportes o predio de una institución, en estos días ya no puede seguir desempeñándose de la misma manera, de modo que los deportistas tuvieron que, y siguen, ingeniándoselas para poder entrenarse de forma casera.

En el fútbol, al igual que otros deportes, existen distintas categorías donde se diferencia el poder adquisitivo que se maneja en cada una. Por ejemplo, no son los mismos recursos con los que cuenta un jugador de primera división con los que puede contar uno del ascenso. Todo esto repercute a la hora de entrenarse, el lugar que tiene cada uno para hacerlo y los elementos correspondientes.

Así es el caso de Excursionistas, club que actualmente milita en la Primera C del fútbol argentino. Jugó su último partido el lunes 16 de marzo, de local y sin público. Justo en ese momento, en AFA se definía si la actividad paraba o no. Guillermo Szeszurak, entrenador del Verde, le contó a El Equipo que antes del encuentro su cuerpo técnico y los jugadores estaban al tanto de la posibilidad del parate, pero así y todo debían salir concentrados y enchufados, además se mostró muy contento con el rendimiento de su equipo.

Guillermo también comentó, vía WhatsApp, cómo se está preparando Excursio durante la cuarentena y en qué condiciones piensa que volverán sus dirigidos a la actividad: “Cada jugador se prepara como puede, el profe les manda un plan diario y también de alimentación”, remarca la importancia de estos ejercicios ya que a la hora de retornar al fútbol van a ser clave. Respecto a cómo supone que retornará la actividad declaró: “Estamos todos en la misma situación, vamos a volver todos sin hacer fútbol, la vara es la misma. Calculo que cuando volvamos tendremos una semana para entrenar y preparar el siguiente partido”.

En esta situación de parate, el ascenso es el máximo perjudicado, hay clubes que tienen muchos problemas para el pago de los sueldos y al no abrir sus canchas no reciben ningún ingreso. En las últimas horas Luis Pupi Salmerón le contestó por Twitter a Carlos Tévez: “Los jugadores del ascenso viven del día a día”, ya que el jugador de Boca había declarado que los futbolistas pueden vivir 6 meses o un año con un sueldo.

Marco Iacobellis, jugador de All Boys, le indicó a El Equipo que el preparador físico les envía las rutinas que actualiza semana tras semana. También, sostuvo que desde el club no les administraron materiales para poder entrenar en sus casas de manera correspondiente, además dijo: “En mi caso, vivo en un departamento y se hace difícil entrenarme pero le encuentro la vuelta para llegar de la mejor manera de cara a lo que queda del torneo. Esto puede afectar mucho en el rendimiento y la intensidad de juego, más que nada en los primeros partidos”. Y con respecto a la alimentación adecuada, contó que cada uno recibió su dieta acorde por parte del nutricionista del club.

La otra cara de la moneda se ve en los equipos de la primera división, como San Lorenzo, donde Adolfo Gaich manifestó que desde el club les prestaron los elementos necesarios para poder seguir las rutinas que el preparador físico les mandó y que cada día los llaman para ver cómo estuvo el entrenamiento y si necesitan algo. No así sucede en la reserva del mismo club. Gonzalo Ríos, jugador de la misma, contó: “Nos dieron una serie de ejercicios basada en lo que se pueda hacer adentro de casa, todo lo que es zona media. El club no nos dio ningún elemento, pero sí muchas alternativas para que con lo que tiene cada uno poder lograr el objetivo y hacer todos los ejercicios”.

La vuelta de las competencias en el fútbol mundial es una incógnita, los entrenamientos que cada jugador puede hacer en sus casas son variados dependiendo de la categoría en la que se encuentran los clubes y los materiales que éstos les proveen, además, la intensidad que los jugadores tendrán a la hora de retomar el deporte no será la misma que cuando se determinó el parate. Todavía no existe una fecha estimada para que todo vuelva a ser como antes, pero lo que sí es seguro, es que si queremos volver a las canchas, cada uno deberá aportar lo suyo desde su lugar.

Los días Flavio Ciampichetti en un Bélgica acuarentenada

Por Joaquín Cirigliano

Jugó en todas las categorías del ascenso argentino, pasó por Chile y Ecuador, ahora se encuentra en Bélgica, en el primer mundo, y forma parte del KAS Eupen, de la Jupiler Pro League. Se trata de Flavio Ciampichetti, delantero de 32 años, quien se cruzó de continente y se alejó de sus seres queridos para seguir persiguiendo su sueño, jugar al fútbol.

La adaptación a un nuevo país, con otra cultura y otra lengua, no siempre es fácil. Así le pasó a Ciampichetti, que aseguró que al principio le costó por el idioma y las distintas nacionalidades, pero que actualmente se siente cómodo y le gusta estar ahí.

“La liga es muy competitiva, hay equipos muy grandes y bien preparados, además el juego es rápido, eso me sorprendió”, expresó el nacido en Pergamino, que además agregó que los partidos son un espectáculo y la gente los vive como tal.

Por otro lado, el ex Quilmes dijo: “Me gusta Bélgica, me gusta la cultura y el respeto que hay, son un país para tomar como ejemplo”. También sumo que le gustaría quedarse más tiempo allá, aunque su contrato vence en junio y todavía su futuro es una incógnita.

La pelota dejó de rodar, por ahora

Hoy, como en casi todo el mundo, la competición se encuentra suspendida. A esta altura no hace falta explicar que el motivo es una pandemia causada por un virus, pero a falta de una fecha de finalizar la temporada, es probable que se decida terminar el torneo en esta instancia y que le den el título de campeón al Brujas, que matemáticamente ya se había coronado. Ciampichetti opina que sería correcto entregar el trofeo, pero falta por definir un descenso y no sabe cómo van a resolver eso.

En Bélgica, cuenta el delantero, tienen permiso para salir a hacer deporte individualmente, aparte de las emergencias o necesidades básicas. Además, la policía recorre las calles para asegurarse de que nadie esté afuera indebidamente. En su caso en particular, vive con su esposa y sus dos hijos e intentan salir lo menos posible, solo lo hacen para ir a comprar.

Estar alejado de su familia es difícil, pero en los tiempos que corren, con el coronavirus esparciéndose por el mundo, las ganas de estar cerca de ellos y la preocupación, crecen. “Me gustaron las medidas que se tomaron en Argentina, creo que fueron correctas y las aplicaron rápido”, dijo el ex jugador de defensores de Belgrano.

Esta es otra historia que confirma que, la pasión es más fuerte que cualquier otra cosa y que los sueños no saben de distancia o lejanía. Por eso es que, para Flavio Ciampichetti como para muchos otros, un mar de por medio no significa nada si del otro lado hay una cancha y una pelota.

Argentinos por el mundo: el volante de Dálmine que hace cuarentena en Canberra

Por Luca Solda y Franco Schipizza

En tiempos de Coronavirus nos vemos obligados a adaptarnos a lo que solo creíamos posible en un corto período de verano: vivir sin fútbol. Pero esta situación también nos deja, entre otras cosas, conocer nuevas historias sobre jugadores argentinos que se desempeñan en el exterior, y saber de qué manera están viviendo este parate en sus respectivos países. Uno de ellos es Augusto Colaneri, joven volante surgido de Villa Dálmine que actualmente representa al Cooma Tigers de la segunda división de Australia, quién a pesar de sus 22 años, ya ha pasado por varios clubes en distintas partes del mundo.

“Soy un jugador con mucha dinámica, buen trato de balón y en los últimos años le agregué sacrificio”, se describe Augusto al hablar de su estilo. Colaneri hizo inferiores en River Plate, pero debutó en la primera de Dálmine en 2016, club de su ciudad natal y del cual es hincha. Dos años después le surgió la oportunidad de jugar en el Storm Football Club de la segunda categoría de Estados Unidos, pero por algunos inconvenientes con su documentación finalmente arribó al Miami FC de la National Premier Soccer League, de la cuarta división de ese país. Cuatro meses después retornó a Argentina por problemas personales, y hasta fines de aquel año dejó el fútbol para dar una mano en su casa. En diciembre de 2018 arregló con el Policoro Calcio de Italia y allí jugó hasta fin de temporada: “Me la jugué en el mercado invernal de Europa y salió bien”. Una vez que finalizó el campeonato, se contactaron desde el Luzern de Suiza para realizar algunas pruebas y además recibió algunas ofertas de la segunda y tercera, pero las rechazó debido a que “el costo de vida allá era muy caro”. Tras un mes de entrenamiento en España, lo llamaron del Sabaudia Calcio y optó por volver a Italia, dónde añadió la parte de sacrificio a su estilo. Al Cooma Tigers australiano llegó mediante un contacto: “El equipo se comunicó con Mariano Canavesio, un jugador argentino que estaba conmigo en Sabaudia y le dijeron que estaban buscando un volante, les dio mi nombre, me llamaron y por suerte pudimos arreglar”. Canavesio y Colaneri no solo juegan juntos, sino que también ahora viven en la misma casa.

Augusto llegó a Australia a principios de marzo cuando el coronavirus todavía no se había expandido de gran manera en Oceanía. Durante las primeras dos semanas hizo vida normal, la que consistía en hacer gimnasio a la mañana y después viajar una hora desde Cooma hasta Canberra donde se entrenaba con su equipo. Pero el 18 de aquel mes llegó la inevitable noticia: el fútbol fue suspendido, por lo menos, hasta mediados de abril. Sobre este tema, Colaneri comentó: “Fue una pena porque tres días después jugábamos la final de la Supercopa de la segunda división de Canberra contra el Tuggerah United, en lo que iba a ser mi primer partido oficial, y si ganábamos podíamos jugar ante un equipo de primera”. En ese momento el club también canceló los entrenamientos en sus instalaciones, pero mandó a sus jugadores un plan que consiste en mantener la fuerza y el estado físico: “Donde vivo tengo mucho verde, y además acá no hay cuarentena obligatoria así que, siempre y cuando no estés con más de una persona, podes salir a espacios públicos. Esto ayuda a que mi rutina no cambie mucho, porque puedo seguir con el gimnasio en las mañanas y durante las tardes hago pasadas, intermitentes y trabajos con pelota junto con Mariano”. El pasado tres de abril se confirmó que el fútbol de segunda división no iba a retornar hasta al menos junio, lo que implica una gran complicación debido a que la temporada allá comienza en febrero y termina en diciembre.

Sobre su vida en Australia cuenta que se encontró un país hermoso, con una gran calidad de vida y muy buena gente. “La cultura es un poco extraña, las personas son bastante cerradas, viven su vida sin importarle la opinión de los demás y se alimentan bastante mal, algo parecido a lo que sucede en Estados Unidos”, agregó Colaneri. En relación a lo futbolístico, comentó que le sorprendió la infraestructura y el nivel de la liga, pero ahora no siente tanta presión porque allí no es el deporte principal, situación similar a lo que vivió en Norteamérica: “Es diferente, no es como en Argentina o Italia, que si ganás sos Maradona y si perdés sos lo peor del mundo”.

Colaneri sostuvo que la pasión con la que se vive el fútbol, el día a día y los mates en el vestuario son las cosas que más extraña del país. “Me encantaría jugar en la primera de Argentina y volver a Dálmine, soy hincha, es el club de mi ciudad y quiero que mi familia me vea jugando ahí”, concluyó Augusto.

“Necesitamos cobrar porque vivimos el día “

Por Lautaro Yubat

-¿Cómo estás llevando el aislamiento en tu casa?

-Lo estamos llevando bien junto a mi familia y tenemos todos los cuidados. Antes de que sucediera todo esto nos abastecimos bien y solo salimos si es sumamente necesario, si no nos quedamos en casa, siempre respetando las medidas de seguridad, hiegienizándonos, lavándonos bien las manos y cumpliendo con la cuarentena.

-¿Tenés otro trabajo además de jugar en Cañuelas? ¿Lo estás realizando?

-Sí, además de ser futbolista soy peluquero. Cuando terminan los entrenamientos por la tarde me dedico a cortar el pelo. Con este tema se me complicó bastante y no lo estoy haciendo por medidas de seguridad, ya que lo hago en mi casa y elijo proteger a mi familia y mi propia salud. Tomé la decisión de suspender la actividad porque el virus es sumamente contagioso y tratamos de prevenir.

-¿Escuchaste las declaraciones de Carlos Tevez sobre que cualquier futbolista puede vivir seis meses o un año sin cobrar? ¿Cuál es tu opinión? 

-Sí, estuve al tanto de las declaraciones, pero el jugador del ascenso vive el día a día. Así como estoy yo, también hay muchos compañeros y jugadores que tienen otros trabajos además de ser futbolistas y no es la misma realidad para todos. 

-Con esta situación atípica, ¿cómo es tu día a día?

-Estoy disfrutando mucho a mi familia y aprovechando el tiempo con ellos. Todas las mañanas entreno y después ayudo a mis hijos con los deberes. También estoy haciendo muchas actividades en mi casa, que siempre hay cosas para hacer, y en mis ratos libres miro películas y series. Espero que esto pase pronto y así poder volver a la rutina de todos los días, siempre y cuando sea seguro y nadie corra riesgo.

-¿Cómo te estás entrenando? 

-La primera semana nos dieron una rutina para realizarla nosotros mismos y la segunda semana nos descargamos una aplicación llamada “Zoom”, a través de la cual nos conectamos como en una reunión. Ahí nos dirige el preparador físico y entrenamos todos los días una hora con mucha intensidad. Por suerte surgió esa aplicación que es audiovisual y el profe nos va indicando y “controlando”.

-Antes de que sucediera la pandemia, ¿estaban al día los jugadores con los sueldos?

-Sí, gracias a Dios estamos al día con los sueldos. Sabemos que contamos todos los meses con el pago, que para el jugador del ascenso eso es fundamental porque si no no se llega a fin de mes y eso nos complica a todos. Tenemos constantemente comunicación con la dirigencia por ese tema y ellos saben que necesitamos cobrar porque vivimos el día a día.

-¿Cómo se van manejar los dirigentes con los futbolistas con respecto a los sueldos?

-La idea de los dirigentes es cumplir. Obviamente tienen que hacer doble trabajo, ya que con la suspensión del fútbol el club no está generando ingresos, pero su deseo es cumplir con los contratos. Estas no son vacaciones y nosotros seguimos trabajando con los profes y con el técnico. Sabemos que va a ser difícil por que está todo parado, pero hay mucha predisposición de ambos lados y estamos en comunicación constante.

Garcé: “Siempre estuve en contra de esa amistad por beneficios entre periodistas y jugadores”

Por Valentín Gogorza

“Nadie sabe quién es, todas son suposiciones”, afirma Ariel Garcé refiriéndose al artista callejero Banksy y sin querer definiéndose a sí mismo ante la prensa. Garcé es una más, otra de las tantas víctimas de la manufacturación del consenso. Cuenta en ésta entrevista publicada en el Newsletter de El Equipo su manera de ver y relacionarse con los medios de comunicación a lo largo de su carrera como futbolista y cómo estos influyeron en su vida.

“Luego de lo que sucedió con la virgen en Colón y todo el revuelo mediático en Santa Fe, me hice una remera de una obra de Banksy en la que un niño está vomitando diarios. Me sentí identificado, sentí que podía aplicar para la situación que estaba viviendo”.

 

 

¿Sos reacio a la exposición? ¿Identificás desde cuándo o por qué?

-Fui reacio a la exposición, el porqué lo entendí de grande. Leía mis notas recién publicadas -que fueron pocas- y me daba dolor de panza, me sentía mal. Así durante dos días hasta que la repercusión de lo que había dicho pasaba. Siempre estuve en contra de esa amistad por beneficios entre los periodistas y los jugadores y directores técnicos.

-¿Crees que eso repercutió en cómo la prensa después se manejó con vos?

-Sí, creo que sí. Es la parte que me toca entender. Yo hacía lo que sentía. No los atendía, tampoco iba a los programas y los tipos se enojaban, me ‘mataban’. ¿Me desfavoreció? Sí, porque cree una imagen basada en supuestos, idealizaciones o creencias que se desprendían de mí. No sabían debido a que no me podían encontrar. Hay un juego fuerte entre la prensa y los protagonistas del deporte que no me gustó nunca. Entiendo a quienes lo jugaron. Tengo amigos que lo hicieron y les fue bien, pero ellos se sentían cómodos haciéndolo, yo no. Me sentía mal cuando me llamaba un tipo que consideraba un interesado y tenía que decirle todo que sí. No estaba cómodo.

-¿Tuvo incidencia la prensa en tu decisión de irte de River?

-Sí, varios periodistas me criticaban intentando hacerle creer a la gente que no estaba a la altura. ¿Por qué? Porque no tenía relación con ellos o porque no sabían de mí. Y la verdad es que yo también estaba renegado, me estaba creando esa realidad. Fuimos criticados varios jugadores del plantel porque salíamos, lo cual era verdad, pero nada fuera de lo que puede hacer un deportista. Una vez salimos en una revista bajo el título de “fútbol, droga y rock and roll”, ¿entendés? Empezaron a crear una imagen de salidores, de nocheros, ¡que estábamos metidos con drogas! Una locura. Que nos escapábamos de la concentración, cuando era imposible y además no teníamos intención de hacerlo. Teníamos un grupo homogéneo, en su mayoría jóvenes, y estábamos bien. Pero se creó un todo del cual me cansé. El cansancio producido por la crítica desmedida de una prensa poco informada tuvo incidencia. Estaba agotado.

-Antes del doping positivo en Olimpo ya existía una máscara y un disfraz proveniente del taller de costura de los medios: ¿Cómo se comportaron luego? ¿Se ensañaron en la manufacturación de un nuevo personaje o siguieron golpeando al que ya habían creado?

-Siguieron golpeando a ese que no podían descubrir. Lo cierto es que yo tenía una imagen creada porque me mostraba rebelde ante un montón de cosas, entre ellas la prensa, y en ese momento se sumó mi look, tenía rastas. Entonces cuando me da el doping positivo, que fue rarísimo para mí, se agarraron a ese mismo personaje del que no tenían mucha información y siguieron destruyéndolo. Por ejemplo, poniendo las peores fotos que podían encontrar. Como no hablaba, porque estaba sorprendido, dejé pasar el tiempo sin querer y se fueron creando más y más supuestos. Cuando volví a jugar, en las canchas se cantaba lo que a las hinchadas los medios de comunicación les habían vendido.

-¿Algún periodista se acercó a vos luego del doping positivo para conocer tu verdad?

-No, pero tampoco lo permití. Quizá algunos de los tantos que me llamaron quería ayudarme, pero yo no lo vi nunca así. Estaba enojado, sin poder entender qué había pasado.

-¿Qué pasó luego de que se diera a conocer la lista de 30 convocados para el Mundial de Sudáfrica 2010?

-Cuando salió la lista de 30 recuerdo que hablé solo con un periodista por un compromiso que tenía con mi representante. Pasado un par de días la prensa empezó a sacarme de la lista de 23. Primero haciendo uso de la crítica, luego abusando de ella. Y la gente compró eso. El ejemplo más claro es la atención mediática que se le dio a la bandera de “Garcé traé alfajores”. Los pibes que hicieron esa bandera consumieron el producto que la prensa les vendió y después la prensa consumió la bandera de los pibes. Se retroalimentaron. Una vez creado todo ese mundo de descalificaciones, Diego salió a defenderme. Comenzó a valorarme quizás más de lo que me valoraba antes, a reconocer muchas facetas de mí. Yo había jugado, seis meses atrás con Colón, todos los partidos en un gran nivel. Y Maradona empezó a decir eso: “El que critica a Garcé es porque no lo vio jugar”. Y como es Diego, con sus maneras, formas y su modo de ver la vida, me bancó y se puso a mi favor. Viéndolo desde este lado, todo ese mal de la prensa terminó ayudándome.

-Todo el empeño puesto para descalificarte te ayudó, quizás, a que Maradona te dedicara más atención de la que te hubiera dedicado si los medios no hubieran actuado como actuaron.

-Creó que colaboraron, sí. Igualmente, fue un momento raro. No imaginaba que se pudieran enojar tanto porque iba a ir a un Mundial, al punto de descalificarme como lo hicieron.

-Entiendo. ¿Por qué tanta dedicación en descalificarte cuando se trataba, simplemente, de la elección de un jugador que junto a otros 22 semejantes iban a ir a jugar un juego?

-Tal cual. Una de las pocas selecciones que, no en mi caso, se retira enfrentada con la prensa y consecuentemente con el público después de llegar a tres finales seguidas. Los jugadores decidieron no hablar con los periodistas y se fueron cuestionados.

Tokio 2020: el deporte debe esperar

Por Rodrigo Cabrera, Ezequiel Aranguiz, Marcos Cressi y Gianfranco Zanier

Luego de varias polémicas y una decisión tardía, el Comité Olímpico Internacional, al mando de Thomas Bach, decidió suspender los Juegos Olímpicos que iban a disputarse entre el 24 de julio y 9 de agosto. La expansión del COVID-19 (coronavirus) por todo el mundo, que está poniendo en riesgo la salud de todas las personas, hizo imposible que el evento deportivo más importante se pueda desarrollar este año. La resolución tardó en llegar, pero a pesar de las pérdidas económicas, primó la cordura para proteger no solo a los atletas, sino que a todo el mundo.

Suspensión de Juegos 2020

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró como pandemia al COVID-19 el pasado 11 de marzo. A partir de ese día, varios países comenzaron a pedir la postergación de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, aunque, al principio, el Comité Olímpico Internacional (COI) se negaba. Luego del pedido del gobierno japonés, se decidió aplazar los Juegos hasta el verano del próximo año. Por primera vez después de 76 años, no se disputarán en la fecha establecida.

El COI eligió a Tokio como sede de los Juegos Olímpicos 2020 el 7 de septiembre de 2013 en Buenos Aires, luego de que la ciudad nipona superará a Estambul y Madrid en la elección. La capital japonesa volvería a organizarlos después de 56 años.

A partir de la pandemia del nuevo coronavirus, por segunda vez en su historia el país asiático no podrá organizar el evento en la fecha elegida. En 1938, Japón debió renunciar a la organización de la competición de 1940 debido al inicio de la Segunda Guerra Sino-Japonesa, conflicto bélico que enfrento al Imperio encabezado por el Emperador Hirohito con la República China.

La primera suspensión: Berlín 1916

En la decimocuarta Sesión del Comité Olímpico llevada a cabo en Estocolmo, Suecia, en 1912 se seleccionó a la capital alemana como sede de los Juegos Olímpicos a disputarse cuatro años más tarde. Iba a ser la sexta vez que la histórica competencia se desarrolle fuera de Grecia, país que la vio nacer.

Pero con Europa devastada a causa de la Primera Guerra Mundial, el COI decidió cancelar el evento. En 1914, el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en el atentado de Sarajevo, detonó un conflicto que llevaba años gestándose. La Primera Guerra Mundial se convirtió en el centro de atención y preocupación de toda Europa.

El conflicto bélico entre la Triple Alianza, encabezada por Alemania, y la Triple Entente, conducida por Estados Unidos y Rusia, sacudió al viejo continente. El país germano fue uno de los más castigados por los bombardeos de la Triple Entente.

Por eso, el Comité Olímpico tomó una importante decisión: suspender los Juegos de Berlín 1916. Por primera vez en 14 siglos de historia, y tras 291 ediciones en la antigua Grecia y 5 en la Era Moderna, la cita más importante del deporte mundial no se celebró.

Los Juegos Olímpicos se volvieron a disputar en 1920, con el mundo nuevamente en paz. Y no fue hasta 1936, en la XI edición, que la capital alemana logró recibir la llama olímpica.

Las suspensiones de 1940 y 1944

Además de la edición de los Juegos de 1916 que debían disputarse en Berlín, hay dos más que fueron canceladas, también por un conflicto bélico, en este caso por la Segunda Guerra Mundial: la de 1940, que inicialmente se iba a realizar en Tokio –al igual que este año- pero luego se trasladó a Helsinki, Finlandia, y la de 1944, que iba a tener lugar en Londres, Reino Unido.

Durante los Juegos de 1936 que tuvieron lugar en Berlín, capital de la Alemania Nazi dominada por Adolf Hitler, en una de las más grandes muestras de que política y deporte si están relacionados, se eligió a Tokio como sede de la próxima cita olímpica. Pero el desencadenamiento de la Segunda Guerra Sino-Japonesa en 1937 echó por tierra esta decisión. Rápidamente se eligió a Helsinki como nueva sede. Y rápidamente otro conflicto armado impidió que se lleven a cabo: en este caso fue la Segunda Guerra Mundial y particularmente la Guerra de Invierno entre la Unión Soviética y Finlandia.

Cuatro años más tarde Londres iba a recibir a los deportistas de todo el mundo para la siguiente tirada olímpica. Pero la guerra ya se había expandido por todos los continentes y volvió a impedir que el mayor evento deportivo se pueda disputar.

La guerra finalizó un año más tarde, en 1945, y el Comité Olímpico Internacional (COI) en su primera reunión luego del enfrentamiento mundial mantuvo a Londres como sede de los próximos Juegos que se disputarían en 1948. Pero Helsinki y Tokio pudieron tener la oportunidad que se les había negado de ser los anfitriones olímpicos: en 1952 el certamen tuvo lugar en la capital finlandesa y para 1964 se pudieron desarrollar en la capital nipona.

Historia de los boicots

Se dispara la pistola olímpica y parten los corredores en la final de los 100 metros llanos de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Ya llegaron. La cámara se centra en el velocista norteamericano Justin Gatlin, que con su marca de 9,75 segundos se convierte en el nuevo campeón olímpico, pero alrededor del mundo, los millones de espectadores sienten que esa medalla de oro no vale nada porque el verdadero hombre más rápido del mundo es Usain Bolt, que no ha participado por el boicot que dictó su país contra los Juegos Olímpicos.

Este relato, que sin dudas no es real, fue algo muy común durante el siglo XX. Los Juegos Olímpicos, el evento deportivo más grande del mundo, fueron utilizados como herramienta política en repetidas ocasiones, por muchos países y siempre poniendo a los atletas en el último nivel de prioridad a la hora de tomar decisiones.

Sin embargo, este año y a raíz de la pandemia del coronavirus, Canadá y Australia (uno de los tres países que habían participado en todas las ediciones desde 1896) amenazaron con boicotear los Juegos de Tokio si estos no eran aplazados. En este caso primó la razón y la protección a los atletas, pero ¿cómo fueron los antecedentes?

El primer caso fue en Berlín 1936, cuando el Comité Olímpico de Irlanda decidió no presentarse debido a que las autoridades instaron a Irlanda y a Irlanda del Norte a competir juntos como una sola nación. Con el tiempo los boicots fueron cada vez más comunes y más grandes.

Veinte años más tarde se dio el primer boicot masivo con 29 países que decidieron no presentarse a los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 tras ser rechazado el pedido de suspender a Nueva Zelanda por haber enviado a su equipo de Rugby a jugar con Sudáfrica que en ese entonces estaba suspendido por el régimen segregacionista del Apartheid.

Las siguientes dos ediciones marcaron la historia de los Juegos Olímpicos. Durante la Guerra Fría, el enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética, ambos países fueron anfitriones en ediciones consecutivas: Moscú 1980 y Los Ángeles 1984. En el primero 65 países acompañaron la decisión de Estados Unidos de no enviar atletas en protesta a la invasión militar soviética en Afganistán y otros 16 países acompañaron la decisión liberando a los atletas a competir con la bandera olímpica, convirtiéndose en el más grande sabotaje de la historia de los Juegos Olímpicos con la mayor cantidad de países invitados que no participaron y la menor cantidad de países participantes desde 1956.

A raíz de esto, la URSS decidió contraatacar en la siguiente edición y alegó que no podían garantizar la seguridad de los atletas por el “sentimiento chauvinista y la histeria anti-soviética” de los Estados Unidos. A esta decisión se sumaron otras 15 naciones con regímenes socialistas. De todos modos, el evento en Los Ángeles fue un completo éxito y marcó el récord de países participantes hasta el momento con 140 naciones.