viernes, septiembre 12, 2025
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Lo que el virus se llevó

Por Carolina Ankia

La vida que el mundo llevaba hace unos meses no volverá a ser la misma, al menos hasta que aparezca una vacuna para prevenir el coronavirus. Habrá que adaptarse entonces a convivir con las nuevas medidas de seguridad e higiene para proteger la salud de todos.

Casi todos los sectores de la economía se vieron afectados por la pandemia y el rubro del fútbol no fue la excepción. Por ahora, en Argentina no hay una fecha que oficialice cuándo volverá a rodar la pelota, a diferencia de países como Alemania, España, Polonia y Dinamarca, entre otros, donde se reanudó la disputa de los torneos, aunque con una nueva normalidad, diferente a la que se veía hasta los primeros meses de 2020. Las tribunas se vaciaron por completo y las figuras de cartón se convirtieron en el nuevo público de los estadios. Y, hasta en algunos casos, los aficionados alentaron a sus equipos de manera virtual, a través de Zoom, una aplicación de videollamada cuyo uso explotó con la crisis sanitaria.

Ezequiel D’Angelo, jugador de Deportivo Morón, siente que va a ser “muy raro” este nuevo fútbol que se verá en lo inmediato. Para el volante “jugar sin público es como bailar sin música”, aunque sabe que habrá que acostumbrarse.

El quilmeño recuerda la última fecha que jugó a puertas cerradas, el 15 de marzo, contra San Martín de San Juan, y comenta que se sintió “extraño”, aunque “una vez dentro de la cancha, el fútbol recupera su normalidad, pero llegar al estadio y verlo vacío son imagenes muy fuertes”, explica. 

D’Angelo confiesa que le gusta jugar con gente en las tribunas, sentir la presión en los partidos, salir a la entrada en calor y que los hinchas lo alienten. Aunque también destaca el provecho que saca un equipo cuando va a un estadio visitante y los rivales lo insultan. Es “un condimento extra” que se siente, afirma antes de valorar el ruidoso apoyo de los hinchas de su equipo.

El mediocampista, que está pasando la cuarentena en la casa de sus papás y aprovecha el parque que tiene para entrenarse, admite que hay futbolistas que con el público se agrandan y se motivan más. “Es como que necesitan el cariño de la gente a su favor”, grafica. También remarca el aliento en las jugadas como “algo fundamental” y califica de “incomparable” el grito de “ole” que baja de las tribunas cuando el equipo se florea en el campo de juego.

 

El imaginario colectivo piensa que los más beneficiados con la nueva realidad van a ser los árbitros, ya que no van a tener la presión externa de las hinchadas locales y esta situación puede llevarlos a tomar mejores decisiones. “Pero habrá que tener más cuidado porque cuando le digas algo al referí, lo va a escuchar. Habrá que estar más moderados y ser precavidos con lo que manifestemos, ya que estaremos todos bajo la lupa”, señala.

El entrenador de Arsenal, Sergio Rondina, está de acuerdo con D’Angelo y opina en sintonía con el enganche del “Gallo” de Morón. “Se va a escuchar todo lo que uno diga. Habrá que ser más cautelosos y controlar un poco más los impulsos, aunque habrá veces en que no se pueda”, sostiene ´Huevo´.

El año pasado, Rondina consiguió el ascenso a la Primera División y siente que “hubiera sido horrible jugar sin público”. “No me lo imaginé y no me lo quiero imaginar. Por suerte se pudieron disputar los partidos y con los hinchas presentes. Estuvo muy lindo”, recuerda.

Yannick Sandler es Licenciado en Psicología y, después de haber estudiado en la Universidad de Buenos Aires (UBA), se especializó en la Asociación de Psicología del Deporte Argentina (APDA). Como estudioso del tema, enfatiza que la presencia o ausencia del público es difícil de generalizar en los jugadores como una entidad, debido a que cada uno vive una situación particular. “Depende mucho de la personalidad del jugador, de la historia y de las variables psicológicas: la motivación, la ansiedad, la confianza y la concentración, entre otras, y cómo tenga trabajadas cada una de ellas”, se explaya.

En ese sentido, explica que hay jugadores que le dan más importancia a la opinión pública y a los hinchas, mientras que a otros directamente no les influye. “Incide como una variable más, como también lo hace el clima, la cancha, el árbitro, los compañeros y el lugar de residencia”, asegura, con plena consciencia de que en el fútbol argentino el hincha y la gente tienen un valor particular. 

Mariano Jordan, más conocido por los fanáticos de San Lorenzo como “el gordo ventilador”, cuenta que extraña el fútbol desde el momento en que va a la cancha cantando canciones de su equipo en el colectivo hasta el instante en que se instala en el Nuevo Gasómetro y se dispone a ver el partido. El hincha define a los fanáticos como “el alma del deporte” y afirma que, en su opinión, no será fútbol lo que se verá, sino una modalidad virtual en la que se maneje a los humanos, como una suerte PlayStation. 

“De terror”. Con esa expresión, Jordan envuelve al “nuevo fútbol” que espera a los aficionados, aludiendo en ciertos aspectos a la Liga alemana. “Pretenden reemplazar la presencia humana con cartones o con robots diseñados para que canten las canciones y se paren en los goles. El fútbol es como un ritual, viaje-previa-cancha y todos unidos. Sin contar las relaciones sociales y amistades que te deja el deporte. Si nos quitan eso ya no veremos lo mismo, será otra cosa”, concluye.

 

Foto: El AGF Aarhus, equipo de Dinamarca, volvió después de dos meses a disputar partidos tras la pandemia de coronavirus. Los hinchas estuvieron presentes a través de Zoom y se crearon más de 500 reuniones.

Los mágicos botines alemanes

Por Agustín López Nicolas

Adolf Dassler, creador de la marca Adidas, con sus novedosas botas que poseían una nueva tecnología, sin precedentes en la historia del fútbol (foto), fue un protagonista inesperado en la definición de la Copa del Mundo de 1954, organizada en Suiza. Pero también tuvo un pequeño cómplice, la lluvia, que hizo del campo de juego un terreno embarrado y poco ortodoxo para disputar un encuentro de tal magnitud. Debido al mal estado, tanto del clima como del césped, la Selección alemana decidió poner a prueba los nuevos botines, con tapones de aluminio, nada más y nada menos, que en el partido más determinante de todos: la final contra la Hungría de Ferenc Puskás.

Al último partido del Mundial llegaron la Selección húngara, dirigida por Gusztáv Sebes, y Alemania, cuyo director técnico era Sepp Herberger, dos equipos que ya se habían enfrentado en la primera fase de la competencia. En el grupo B, los húngaros, que finalizaron primeros, vencieron 8 a 3 a los alemanes, que terminaron segundos. Hungría se perfilaba como el favorito para salir victorioso en la final, debido a que llegó al Mundial con un invicto de 33 partidos y porque obtuvo la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Helsinki, organizado en 1952.

En la final del Mundial, disputada el 4 de julio, en el Wankdorfstadion, ubicado en la ciudad de Berna, el inicio del partido, así como todo el encuentro, estuvo inundado por la lluvia, pero de todos modos, sería como aquel encuentro de la fase de grupos. En ocho minutos, Hungría, gracias a los goles de Puskás y Zoltán Czibor, ganaba 2 a 0, pero a los diez, Alemania empezaría a achicar la diferencia en el resultado, poniendo el marcador 2 a 1, con un gol de Max Molrock. Ocho minutos más tarde, Helmunt Rahn, quien ese día sería el héroe alemán, convirtió el tanto del empate.

Pasaban los minutos y el césped empezaba a embarrarse por la lluvia, y con el correr del partido, el terreno se transformó en un campo anegado, haciendo que los húngaros no pudieran desplegar su buen fútbol y, al mismo tiempo, dándole una pequeña ventaja a los alemanes, ya que poseían los botines con tapones altos de aluminio, creados por Adolf Dassler, que permitían tener una mejor firmeza, mientras que los magiares utilizaban botas con tacones de madera.

En el segundo tiempo y a falta de seis minutos para la finalización del encuentro, Helmunt Rahn convirtió el gol de la victoria, y, de esta manera, con un resultado final de 3 a 2, la Selección alemana ganó su primera Copa del Mundo, mientras que la mejor generación de la historia del fútbol de Hungría se quedó con las manos vacías.

La superioridad técnica que los magiares tenían sobre los teutones no se pudo reflejar durante todo el partido, debido al mal estado del campo de juego. Los alemanes, con Fritz Walter como capitán del equipo, utilizaron unos botines especiales y  pudieron sobreponerse ante la dificultad del campo de juego embarrado.

Todos conocen esa final como “El Milagro de Berna”, pero en ese encuentro, sucedió un hecho que, por muchas personas, fue pasado por alto. Allí fue la primera vez que la tecnología tuvo un papel decisivo en un partido de fútbol. Previo al comienzo de la contienda deportiva, los alemanes, tras ver el mal estado del clima y suponiendo que el campo de juego, tarde o temprano, se iba embarrar, decidieron utilizar los nuevos botines que inventó Adolf Dassler, creador de Adidas.

“En los años 50, Adidas desarrolló los primeros botines diseñados con suela de nylon, lo que generó un impacto inmediato y drástico en el ajuste y la sensación”, relata la marca de las tres tiras, en su página web oficial, y agrega: “Fueron años revolucionarios, que marcaron un antes y un después en la vestimenta y el calzado de los atletas de alto nivel.”

Las botas fueron creadas con un material más liviano, flexible y con tapones intercambiables. La Selección alemana podría modificar los botines en función del estado del terreno de juego. De esta manera, los jugadores iban a tener mucha más estabilidad y equilibrio, en condiciones de agua y barro, utilizando el tapón de aluminio largo, y apoyos más rápidos, en campos duros, mediante el tacón corto de madera.

Fue el propio Dassler quien intercambió los tapones de los botines de los alemanes, los ajustaba de la manera correcta para que no se perdieran durante el transcurso del partido. Los tapones permitían que el barro no se pegase a la suela y que los alemanes pudiesen arrancar a correr y detenerse de manera más eficiente que los húngaros.

En una entrevista, previo al Mundial del 2006, disputado en Alemania, Horst Eckel, mediocampista, que en aquel momento tenía 22 años, contó el beneficio que tuvieron por utilizar los botines de Adolf Dassler. “Tuvimos la ventaja de que podíamos cambiar los tacos con mayor rapidez”, y agregó: “Para un cambio de tacos necesitábamos de cinco a diez minutos, los demás, que tenían que clavar los nuevos y quitar los anteriores, necesitaban 20 minutos o media hora.”

Todo lo logrado por Alemania Occidental en la final del mundo, aparte de ser fruto del esfuerzo de los jugadores, por sobreponerse a los húngaros, también fue gracias a Adolf Dassler, a su invento, a los novedosas botines que, en un campo de juego pasado por agua,  les permitieron a los alemanes ganar su primer Mundial en la historia.

Los botines que terminaron siendo decisivos en aquel partido, también pudieron haber sido utilizadas por los magiares. Antes del encuentro, el dueño de la marca Adidas le había ofrecido a la Selección de Hungría jugar la final del Mundial, con los mismos botines que iban a utilizar los alemanes, pero la Federación húngara rechazó la oferta de Adolf Dassler, debido a que ya habían firmado un contrato exclusivo con un fabricante de su país.

Tras la creación de la marca Adidas y de estas peculiares botas, hay una historia de separación familiar y de discusiones que Adolf Dassler tuvo con su hermano, Rudolf. Ambos tenían una empresa de calzado en común, un negocio familiar, eran socios, pero la aparición de la Segunda Guerra Mundial los separó. Adolf Hitler había dispuesto que su negocio no fabricara más zapatillas y pantuflas, y que comiencen a producir chalecos, uniformes, tanques, balas y lanzamisiles, para utilizar en la guerra.

Ambos eran nazis, pero la guerra los llevó por distintos caminos. Rudolf entendió que debían dejar de producir zapatillas y se unió al ejército, pero Adolf se negó a hacerlo y dejó el negocio tal como estaba, fabricando calzado. A partir de ese entonces, la relación que tenían los hermanos cambió para siempre. Terminaron con su sociedad y ambos crearon sus propias empresas, Adolf fundó Adidas, la marca de las tres tiras, mientras que Rudolf creó Puma.

Luego de la consagración alemana, el calzado del mundo deportivo cambió para siempre, nunca volvió a ser el mismo. La tecnología tomó un papel determinante, casi tan importante como el talento de los deportistas.

Los equipos se están quedando sin nafta

Por Franco Schipizza

La incertidumbre reina en el mundo fierrero por la pandemia: más de 40 mil familias viven del automovilismo y esperan hace más de tres meses por la vuelta de las carreras. Algunas categorías de primer nivel pudieron completar algunas fechas, pero hay otras que ni siquiera arrancaron el año y llevan seis meses, y contando, sin actividad en pista.

El presidente de la Asociación Corredores de Turismo Carretera (ACTC), Hugo Mazzacane, le presentó un protocolo a Matías Lammens, secretario de deportes de la nación, para una posible vuelta al ruedo. “En los próximos días se evaluarán las distintas ideas que presentaron las categorías”, comentó el exdirigente de San Lorenzo. Además, pidió calma: “Entiendo la ansiedad de quienes quieren ver fútbol y automovilismo, son las dos pasiones argentinas. Pero pedimos paciencia, ya que queremos privilegiar la salud de todos. Si somos responsables y estrictos en ese sentido, lograremos aplanar la curva y evitar las muertes”.

Equipos, mecánicos, pilotos, autódromos, productoras de televisación de competencias, periodistas y muchas personas más están sin ingresos. “Cada corredor tiene su situación, depende de su porcentaje de profesionalidad que tengan en el automovilismo. Para las escuadras es el mayor problema, cada una de ellas es una empresa, una PyME, ya que poseen muchos empleados y todos dependen de las carreras y sin ellas no hay ingresos y eso es muy duro para los dueños”, comentó Antonino García, piloto de la Clase 3 del Turismo Nacional.

El gran problema para todos es la falta de información con respecto a la vuelta, nadie sabe si se deberá esperar dos semanas, un mes o tres meses y cada vez incrementa más la dificultad para mantenerse.

Gustavo Lema, director del JP Carrera, equipo de TC y TP Pista, admitió que si el 30 de junio no tiene el horizonte claro, tendrá que cerrar el taller. “Si mi única fuente de ingreso fuese el automovilismo, estaría fundido”, declaró.

El JP Carrera tiene grandes problemas económicos, pero es uno de los mejores y más grandes equipos de la Argentina con Valentín Aguirre, José Manuel Urcera y Guillermo Ortelli como pilotos. Entonces, ¿qué les queda a los demás? Si uno de los más importantes tiene en duda su futura existencia, ¿cómo lo afrontarán los más pequeños?

Ulises Armellini, director del DTA Racing que atiende tres autos en el Super TC2000 y uno en Turismo Carretera, también comentó su situación pero, a diferencia del JP Carrera, no pudo comenzar la temporada con el equipo oficial Fiat. “Lo que más nos preocupa es la incertidumbre, si supiéramos que la actividad arranca a mediados de julio o principios de agosto, podríamos planificar”, manifestó Armellini. “Podemos subsistir un mes más, pero a fin de junio vamos a tener que tomar una decisión drástica para no endeudarnos”, cerró el preparador.

El primer Mundial de Messi y de Cristiano Ronaldo

Por Luciano Laguna

La Copa del Mundo de Alemania 2006 tiene una particularidad: debutaron Lionel Messi y el portugués Cristiano Ronaldo, las dos últimas grandes estrellas del fútbol mundial del siglo XXI. El argentino tenía apenas 19 años y CR7, 21.

La Selección Argentina llegó al certamen como una de las favoritas. Contaba con un equipo integrado por grandes jugadores como Carlos Tevez, Juan Román Riquelme, Esteban Cambiasso, Javier Mascherano y Hernán Crespo entre otros. Dentro de sus filas también se encontraba un joven jugador del Barcelona, con un gran futuro, apodado como La Pulga. Meses antes del inicio de la copa declaraba: “Espero poder jugar varios minutos y poder formar parte de un 11 inicial, el objetivo de Argentina es salir campeón ya que somos uno de los candidatos al título, aunque en un mundial puede pasar cualquier cosa”.

Por su parte, la selección de Portugal participó de la copa integrando el Grupo D, junto con México, Angola e Irán. Cristiano Ronaldo tendría la posibilidad de acompañar en su último mundial a su ídolo, el histórico Luís Figo. En ese entonces como jugador del Manchester United, Ronaldo declaraba: “Llegar a la final es el objetivo principal de esta plantilla. Tenemos un equipo de calidad, y vamos a trabajar duro” Luego agregó: “En el plano personal, cada vez tengo más confianza. He estado haciendo goles, y quiero seguir desarrollándome, quiero estar en la mejor forma posible para este Mundial”.

Lionel Messi no fue partícipe del primer encuentro del seleccionado albiceleste, que se disputó el 10 de junio de aquel año, con victoria por 2-1 frente a Costa De Marfil. El equipo dirigido por José Pekerman comenzaba con el pie derecho en el grupo considerado como el de la muerte, el C.

El primer encuentro de los portugueses fue el 11 de junio contra Angola, en el cual Cristiano comenzó de arranque utilizando el número 17 en su espalda. Desde el minuto 4, Portugal empezó ganando por 1-0 y ese mismo sería el resultado final, Ronaldo demostró en el encuentro su alta velocidad y potencia física, fácil desborde por la banda derecha y realizó un centro de rabona. En una jugada, tras cometer una falta muy dura le sacaron tarjeta amarilla y minutos más tarde impactó un cabezazo en el travesaño y demostró remates de potencia impresionante con la pierna derecha.

El debut del rosarino fue seis días más tarde, en el encuentro frente a Serbia y Montenegro. Messi ingresó faltando 17 minutos para que concluya el encuentro, con el partido 3-0 y en lugar de Maxi Rodríguez. El rosarino hizo su presentación en el Mundial con la camiseta número 19. Desde la primer pelota que tocó se notó algo distinto en cancha, gambetas a varios jugadores, gran calidad de paredes, distribución del juego junto a Riquelme, pudo darle una asistencia a Hernán Crespo y hasta anotar el sexto gol del encuentro. Finalizado el mismo se fue acompañado de Saviola, quien lo felicitaba por su gran actuación.

El segundo cotejo para Cristiano fue frente a Irán el 17 de junio. También ingresó de titular en el equipo como en el anterior encuentro y nuevamente ratificó su gran actualidad en el Manchester United. Demostró desde el arranque su característica bicicleta, pases de lujo, innumerables amagues, engaños a la defensa rival, jugadas de taco, recortes y los rivales hasta tuvieron que recurrir a las faltas para pararlo. A los 80 minutos convirtió de penal el 2-0 para darle la segunda victoria a su equipo.

El tercer y último cruce del grupo para Argentina fue frente a Holanda el 21 de junio y La Pulga comenzó por primera vez de titular, cumpliendo así uno de sus deseos previos al Mundial. En este encuentro él parecía jugar como si de un partido amistoso se tratara: gambeta rápida, desbordes por las bandas, control a alta velocidad, gran dominio de pelota, paredes con la cabeza, quites de pelota ofensivos, lo tenía todo, también le dio una gran habilitación de 3 dedos a Maxi Rodríguez que luego no pudo terminar en gol. El encuentro terminaría 0-0 y sería reemplazado por Julio Cruz a los 70 minutos.

El último partido por la fase de grupos para Portugal fue contra México, CR7 no solo no fue de arranque sino que directamente ni participó del encuentro y el resultado fue favorable para los portugueses que terminaron ganando por 2-1 con goles de Maniche y Simão Sabrosa. De esta manera Portugal fue el primer clasificado del Grupo D.

Messi disputó su tercer cotejo el 24 de junio por los octavos de final frente a México, que venía de quedar en el segundo lugar del grupo D. El atacante del Barcelona ingresó por Javier Saviola a los 84 minutos con el partido igualado 1-1. Como venía acostumbrando minutos después de su ingreso comenzó a realizar maravillosas paredes, recepción de espaldas, sombreritos, desbordes por las líneas, pero no todo era eso, algunas pelotas las perdía por su falta de experiencia y decisiones equivocadas, iba mucho para adelante con una velocidad que pocos compañeros podían acompañar. En ese encuentro Messi hizo un gol que fue mal invalidado por posición fuera de juego, pero de todas formas Maxi Rodríguez puso el 2-1 en el tiempo extra para obtener el pase a la siguiente fase.

Al siguiente día Lionel declaraba lo siguiente a Tyc Sports: “Me gustó que el equipo reaccionó rápido después del gol, el otro día me fui contento con el triunfo, espero que sigan saliendo bien las cosas. Va a ser un partido duro y difícil contra Alemania, vienen jugando bien pero nosotros también lo estamos haciendo de una muy buena manera, llegamos ambos equipos con mucha confianza y creo que va a ser un buen partido”. Además, el jugador agregó: “Estamos con las muchas fuerzas y vamos a seguir adelante por todos los argentinos”. 

Ese mismo día, el día 25 de junio se disputaron los otros cruces de octavos de final, los portugueses se enfrentaron a Holanda en un intenso encuentro, que comenzó con un gol de Maniche a los 23 minutos. CR7 no tuvo mucha participación en el encuentro ya que a los 24 minutos fue reemplazado por Simao. Los holandeses trataron a toda costa de mínimamente igualar el marcador, pero la presión ejercida entre los equipos comenzó a convertirse en violencia. El partido registró el mayor número de amonestaciones en la historia de la Copa del Mundo, con 16 tarjetas amarillas y 4 expulsiones (dos por cada equipo) y terminó con el 1-0 como resultado final, clasificando a los portugueses.

Días más tarde el 30 de junio el seleccionado albiceleste llegó a los Cuartos de Final frente a la selección alemana en Berlín. En ese encuentro Argentina ganaba por 1-0 a los 49 minutos, con gol de  Roberto Ayala y desde ese momento los alemanes intentaron por todas las vías llegar al empate. El entrenador argentino José Pekerman por distintas razones se vio obligado a realizar cambios, en los cuales Messi nunca estuvo en sus planes. Los alemanes por su parte lograron llegar al empate a raíz de un gol de cabeza de Miroslav Klose. Finalizado el tiempo regular del partido y el alargue, los equipos no se sacaron diferencias, por lo que fueron a penales y la selección Argentina se quedó afuera por esa vía, con un Lionel Messi sentado en el banco, con las piernas estiradas y la mirada perdida sin poder hacer nada al respecto.

Los portugueses enfrentaron en Cuartos de Final a Inglaterra. Ese 1 de julio los ingleses sufrieron la expulsión de Wayne Rooney y la lesión de su capitán David Beckham, pero más allá de eso, Portugal no podía derrotar la firme y bien plantada defensa inglesa. Ronaldo como de costumbre se lucía con su juego, controles con el pecho y conducción a gran velocidad, bicicletas a grandes jugadores como Frank Lampard, remates muy peligrosos desde afuera del área y un tiro libre a una distancia impresionante que fue parado con mucha dificultad por el arquero Paul Robinson. A pesar de su gran nivel luego de 120 minutos de juego, el partido tuvo que definirse en una tanda de penales, donde Ricardo Pereira detuvo 3 de los 4 tiros. La definición terminó 3-1 a favor de los portugueses, luego de que Cristiano marcara el penal decisivo.

El 5 de julio llegó el día de la semifinal en la que les tocó medirse frente a Francia, que venía con un nivel de juego en alza a lo largo del torneo, contaba con grandes jugadores como Thierry Henry, Zinedine Zidane y Patrick Vieira, entre otros. CR7 no sería menos en este encuentro, con paredes y conducción desde defensa a zona de ataque, cambios de frente, rabonas, hasta realizó un tiro libre con gran carga de efecto que fue frenado con mucha dificultad por el arquero francés, pero nada de esto fuea suficiente. Portugal sería superado con un gol de penal convertido por Zidane, Francia avanzó a la final, mientras que los lusitanos pelearían por el tercer puesto.

En la definición del tercer puesto, Cristiano Ronaldo no se rindió, quería llevar a lo más alto a su equipo. El joven atacante realizaba amagos a grandes jugadores como Phillip Lahm, gambetas, paredes, pero los portugueses fueron derrotados fácilmente por Alemania ese 8 de julio, no pudieron lograr los objetivos y obtuvieron el cuarto puesto.

Terminada la copa del mundo el camino de ambos jugadores se seguiría cruzando en reiteradas ocasiones, Cristiano Ronaldo fue comprado por el Real Madrid y entre ellos llegaron a disputar más de 20 encuentros. Ambos fueron premiados como el mejor jugador de la FIFA, Messi 6 veces y CR7 en 5 oportunidades. Hoy en día se encuentran en ligas distintas pero con mucho camino aún por recorrer. Tanto el argentino como el portugués siguen vigentes en su gran nivel.

 

 

Michael Jordan: el último líder salvaje

Foto: Getty

Por Nayla Suco

Es el documental deportivo The Last Dance el que no solo reúne las piezas del rompecabezas para reproducir y adentrar en la vida de Michael Jordan, sino que también retrata la última temporada de la dinastía de Chicago Bulls mediante un contenido magistral que nada deja escapar, todo está ahí. 

En sus 15 temporadas como jugador activo fue seis veces campeón y obtuvo el título del jugador más valioso cinco años. Los 63 puntos que anotó en el segundo partido de la primera ronda de los Playoffs contra los Boston Celtics en 1986. Aquella canasta mítica que convirtió faltando tres segundos para el cierre del juego, y con la que eliminó a los Cleveland Caveliers y humilló a su marca Craig Ehlo en los Playoffs de 1989. Su liderazgo estadístico, promediando casi 31 puntos por partido durante la temporada 95-96, en la que los Bulls consiguieron el titulo y batieron el récord de más victorias en una temporada ganando 72 encuentros.

Estos logros deportivos, entre tantos otros, hacen que Michael Jordan encarnice la imagen de aquel tipo que todo lo puede, hasta aquello que creíamos que no, y con extremada e indiscutible solidez sea caratulado cómo el mejor jugador de básquet de todos los tiempos. Pero no revelan nada nuevo.

Se puede escuchar a gente decir que el deportista debe triunfar, o fracasar, generalmente por medio de su destreza deportiva, y que aquello que le ocurre fuera del campo de juego debe quedar allí, a un lado, sin entrometerse. Michael Jordan no sólo tenía una pelota en sus manos, sino que en ella depositaba aspectos tanto positivos como negativos que resultarían ser propulsores de ese estímulo que lo caracteriza: ganar. Y eran el factor determinante para que aquel hombre con el 23 en su espalda, carente de docilidad y suavidad, saliera y se adueñara del triunfo.

Bastaba encontrar ese motivo, que hiciera aparición el reactor para que Michael destruyera totalmente al rival, que sin importar cuánta resistencia ofreciera quedaba mancillado pero con una insondable admiración hacía el culpable de su derrota. 

El saber transformar la frustración, alterar la adversidad, comprenderla y simpatizar con ella fueron los rasgos que diferenciaron a Black Jesus de los demás deportistas y lo posicionaron en la cumbre más alta. Utilizó el enojo como trampolín y tomó de manera personal hasta el gesto más mínimo del encuentro para alimentar su voracidad y machacar el aro contrario.

Pero no fue solo esta cualidad la que lo hizo un deportista peculiar y distintivo. Jordan comprendió que sus compañeros no podían igualar su talento y su capacidad de juego porque en este aspecto era inalcanzable, pero sí podían competir como él. Y se encargó de que así fuera. Lideró al equipo de manera despótica y excusándose en su superioridad presionó al resto, los denigró y torturó psicológicamente para que buscaran la perfección inculcándoles la autoexigencia. Una metodología tirana, que en estos tiempos hubiese sido más que cuestionada. Pero qué importa, no es ahora, fue durante la época del astro del básquet, y funcionó, tanto que no solo se le acepta si no que se admira a este líder salvaje, que incluso puede haber sido el último con ese estilo de liderazgo.

Supo visualizar las necesidades del equipo y dejar de lado el enojo que le provocaba no  tener siempre la posesión de la pelota a pesar de ser el mejor jugador. Resultaba imprescindible, en ciertas ocasiones, hacerse a un lado y otorgarle el tiro a otro, siempre y cuando el resultado final fuese el mismo: ganar. Ganar ganar y ganar. Michael Jordan era insustituible, pero poco servía su presencia si no lo acompañaban las habilidades de los demás monstruos, como el robo del balón de Scottie Pippen o los magníficos rebotes de Dennis Rodman.

La unión hace la fuerza, y este fue el emblema que construyó la esencia de los Chicago Bulls, un equipo humano atravesado por la vida misma, en el que todos sus integrantes supieron posicionarse en las zapatillas del otro, una y otra vez, fuera y dentro de la cancha, cuantas veces fuese necesario. 

Michael Jordan se hallaba fuera del campo gravitatorio, fue el elegido por los cielos y por la tierra. Perfeccionó como nadie el deporte de la pelota naranja y se convirtió en un icono global y el estandarte de una nueva era. Y como si fuera poco, logró que el lunes pasara de ser el día más odiado de la semana al más esperado a lo largo de un mes.

Los Knicks y su silencio sobre las protestas por racismo

James Dolan comenzó como administrador deportivo en 1999, último año en el que los Knicks disputaron una final.

Por Tiago Vidal

Los New York Knickerbockers son una franquicia de la National Basketball Association (NBA) fundada en 1946 con sede en Nueva York. Junto con los Boston Celtics, poseen la mayor antigüedad en la liga y su estadio es el mítico Madison Square Garden, que está situado en el distrito de Manhattan. 

Los Knicks tienen dos títulos de NBA (1970 Y 1973) en 74 temporadas disputadas y, pese a sus pocas coronaciones y a sus seis finales perdidas, son considerados como uno de los equipos más importantes en la NBA. Ellos cuentan con una gran cantidad de aficionados puesto que Nueva York es la ciudad con mayor población en Estados Unidos superando los 8 millones y medio de habitantes. La otra franquicia en La Gran Manzana es la de Brooklyn Nets, que se encontraban en Nueva Jersey hasta el 2012 y, al mudarse, la rivalidad con los de Manhattan se incrementó.

El 25 de mayo del 2020 se produjo el asesinato a George Floyd por parte del policía Derek Chauvin en Minneapolis, lo que generó repudio y manifestaciones tanto en el país norteamericano como en todo el mundo. La mayoría de las franquicias de la NBA se mostraron en contra de lo sucedido y emitieron varios mensajes repudiando la discriminación, pero uno de los equipos que no realizó ningún comunicado fueron los Knicks. El silencio llamó la atención de sus fanáticos, ya que en Nueva York se declaró toque de queda por primera vez en 77 años. 

El motivo de no dar opiniones sobre la situación se debe a que su propietario, James Dolan, tiene una buena relación con el presidente Donald Trump. El empresario de 55 años también es dueño del equipo de hockey sobre hielo “New York Rangers”, que tampoco hizo declaraciones sobre la muerte de Floyd. 

Dolan, que apoyó la campaña del actual mandatario de los Estados Unidos en 2016, envió un aviso dirigido a los empleados solicitando que no hagan declaraciones en nombre de la franquicia: “Sabemos que algunos de ustedes han preguntado si nuestra compañía hará una declaración pública sobre el asesinato de George Floyd a manos de un oficial de la policía de Minneapolis. Quiero que sepan que me doy cuenta de la importancia del problema. Por lo tanto, quiero que entiendan nuestra posición interna. Este es un momento turbulento en nuestro país. El coronavirus y los disturbios civiles han afectado nuestra forma de vida. En Madison Square Garden mantenemos nuestros valores como un lugar de trabajo respetuoso y pacífico. Siempre lo haremos. Como compañías inmersas en el negocio del deporte y el entretenimiento, no estamos más calificados que nadie para ofrecer nuestra opinión sobre asuntos sociales. Lo importante es cómo operamos. Nuestras empresas están comprometidas a mantener nuestros valores, que incluyen la creación de un lugar de trabajo respetuoso para todos, y eso es algo que nunca cambiará. Cómo nos comunicamos entre nosotros es importante. Cómo nos tratamos unos a otros es importante. Y eso es lo que nos ayudará a superar este momento difícil”, concluyó el comunicado.

Uno de los máximos ídolos en Manhattan, Patrick Ewing, manifestó a través de sus redes sociales su descontento y mencionó la responsabilidad de hablar en contra del racismo y la injusticia. 

Un día más tarde, tras ver los comentarios negativos que se generaron, el dirigente volvió a emitir un mail al personal de la franquicia aclarando su postura en rechazo de la vehemencia contra cualquier tipo de racismo. Por otro lado, el equipo dos veces campeón en La Gran Manzana publicó en sus redes una foto en negro mostrándose a favor del movimiento antirracista llamado Black Lives Matter (Las vidas negras importan).            

“Me pareció una vergüenza. Siendo una de las franquicias más importantes, había una responsabilidad muy grande de enviar un mensaje de algo que no debería causar controversias”, opinó uno de los creadores de la cuenta de Twitter @NYKnicksArg, Patricio Cesar. Además, el aficionado de 21 años contó que a los fanáticos les generó molestias que el accionar del propietario involucre al conjunto neoyorquino. El usuario que posee más de 1.200 seguidores se refirió a Dolan como “el ancla” del equipo y lo consideró la principal razón por la cual los de la Conferencia Este no son candidatos hace más de dos décadas. “No es una persona bien vista”, agregó. 

Los Knicks no clasifican a playoffs desde la temporada 2012/2013, cuando fueron eliminados en semifinales por Indiana Pacers. Sin embargo, Cesar aseguró que desde hace dos años se empezó a seguir un proyecto pensando en el futuro, dejando de lado el éxito inmediato. “Es un grande no por sus logros, sino por su condición histórica. Tiene el estadio más icónico de la NBA y no pierde convocatoria a pesar de los malos resultados. En Nueva York se respira básquet”, completó el administrador de la página.

“Si no salía, mínimo llegábamos a la final”

Por Tomás de Seta

Roberto Abbondanzieri, el arquero argentino es adorado por los hinchas de los clubes en los que transitó pero que hoy en día sigue siendo recordado y cuestionado por una lesión frente a Alemania, en los cuartos de final del Mundial 2006. El Pato sufrió un golpe en la parte lateral del tórax que derivó en su salida del campo de juego y en la posterior eliminación del torneo en la tanda de penales, donde era especialista. Un choque que generó un pensamiento negativo sobre él en la sociedad argentina pese a las declaraciones del propio jugador. “Yo no podía seguir. Cuando me lesionaron nadie me preguntó cuantos meses estuve parado en el Getafe”.

A sus 47 años, Abbondanzieri sigue recordando y lamentando el episodio que provocó la mala opinión hacia él de muchas personas. “Si no salía, mínimo llegábamos a la final. No lo digo por Leo Franco que entró, sino porque teníamos una mística en la defensa y justo cuando salí nos hicieron un gol a la jugada siguiente”, declaró el ex arquero rosarino en una entrevista con Fox Sports Radio el mes pasado.

El Pato debutó en Rosario Central en 1994 y fue campeón de la Copa Conmebol. Dos años más tarde, su pase fue comprado por el Club Atlético Boca Juniors. Entre idas y vueltas para concretar su titularidad, Abbondanzieri pudo consolidarse en el equipo de la Ribera. Lo contrario le sucedió en la Selección argentina ya que a pesar de haber conseguido un Torneo Apertura y una Copa Libertadores un año antes de la frustración en el Mundial de Corea/Japón, no fue suficiente para que Marcelo Bielsa lo convoque a él en lugar de Germán Burgos, Pablo Cavallero y Roberto Bonano.

Su galardón como el sexto mejor portero del mundo en 2003, al igual que la segunda Copa Libertadores y sus atajadas decisivas en los penales ante Andrea Pirlo y Alessandro Costacurta en su primer Copa Intercontinental ante Milan, llevaron a que el “Pato” sonará muy fuerte en la convocatoria de la Selección argentina. A pesar de la llegada de José Pekerman como director técnico tras la renuncia de Marcelo Bielsa, Abbondanzieri no perdió su lugar. Debutó el 6 de junio de 2004 frente a Paraguay en el estadio Monumental. La fecha siete de las eliminatorias sudamericanas fue su punto de inicio y sus buenas actuaciones y su regularidad fueron las causas para que se convirtiera en uno de los jugadores imprescindibles en el ciclo de Pékerman.

Argentina estaba clasificada y tenía la oportunidad de hacer un buen papel en el Mundial de Alemania, borrando y dejando de lado la eliminación temprana en 2002. Abbondanzieri ya estaba asentado como el arquero titular de Pékerman pero Leo Franco (Atlético de Madrid) y Oscar Ustari (Independiente) le pisaban los talones. A pesar de ser el más veterano del plantel, el Pato, a sus 33 años, participó de su primer mundial, con el objetivo de seguir demostrando sus grandes reflejos, su presencia y su habilidad para detener tiros desde el punto de penal, que jugarán una mala pasada un mes después.

La selección partió desde Barcelona hacia Hamburgo. La prensa y los hinchas todavía dudaban si Abbondanzieri tenía que ser titular o no. Las discusiones estaban a la orden del día. El equipo de Pékerman inició en la fase de grupos con seguridad y tranquilidad. Recibió un sólo gol en la victoria 2-1 ante Costa de Marfil. Lionel Messi estaba siendo la cara de todos los portales por su ausencia en el primer partido pero el arquero argentino empezó, de a poco, a sonar muy fuerte.

Un día antes de la goleada por 6-0 ante Serbia y Montenegro que permitió la clasificación de Argentina a la siguiente instancia, el presidente del Getafe le confirmó al diario deportivo Olé que quería contratar al arquero de Boca Juniors. Al día siguiente, tras el partido, Abbondanzieri confirmó la existencia de contactos y a pesar de que le quedaba un año más de contrato, declaró: “Sería hermoso jugar en España”. Sin el arquero argentino, el último partido sería frente a los Países Bajos. Con ambos países clasificados, el 0-0 levantó sospechas en los neutrales. “Pareció un amistoso, como si se hubiera establecido un pacto de no agresión, uno de esos partidos jugados pensando en el futuro”, escribió Cristina Cubero, enviada especial del diario catalán Mundo Deportivo.

En octavos de final, luego de igualar 1-1 en los 90 minutos, una volea de Maxi Rodríguez, a los 8 minutos de la primera prórroga le permitió a la Argentina vencer 2-1 a México y pasar a cuartos de final. El rival sería Alemania, el país local. Un partido que no sólo quedará en el recuerdo de los hinchas, sino que también en la cabeza del arquero argentino. En un estadio colmado, una jugada que lo marcó.

El 30 de junio de 2006, en el estadio olímpico de Berlín, Argentina comenzaba ganando 1-0 con un gol de cabeza de Roberto Ayala. De un momento a otro, se desvirtuó completamente. Faltando 20 minutos, un choque dentro del área de Abbondanzieri con el delantero alemán Klose, obligó al arquero argentino a pedir el cambio por un fuerte dolor en la zona del estómago. Con su sustitución por Leo Franco, el equipo perdió la seguridad en el fondo y Alemania igualó el marcador faltando 4 minutos. Tras el alargue, llegó la definición por penales, que ganó el equipo local 4-2.

Apenas terminó el encuentro, en el vestuario, le realizaron estudios rápidos para determinar la gravedad del golpe. No salió nada en la imagen, no había ninguna lesión. Pero no fue así. Tenía un desgarro en el intercostal. No tardó en aparecer la pregunta en los medios de por qué había pedido el cambio si no había salido nada en las imágenes. Un error de Donato Villani, médico de la Selección, en el momento de la tomografía influyó en el cuestionamiento y en el mal pensamiento sobre el arquero.

De un momento a otro,  todo se difundió muy rápido. Las críticas no tardaron en aparecer. Trece días después se vieron reflejadas en las declaraciones de Diego Armando Maradona: “Para salir en un momento así, tenes que estar quebrado o tener una cruz en cada ojo”. Una rápida y falsa información que seguirá influyendo en el pensamiento de cada una de las personas que tildan a Abbondanzieri por “abandonar la cancha sin tener lesión alguna”. Un karma que aún persigue al arquero.

Vuelve la NBA

Por Tomás Lucero

La NBA se caracterizó siempre por ser una de las ligas más modernas del mundo y ni siquiera una pandemia podrá frenarla. Por lo tanto, comenzaron a buscar lo más rápido posible medidas adecuadas para el retorno y finalización de la vigente campaña, contemplando la posibilidad de contagio.

Tras el anuncio de un protocolo con 113 páginas de medidas de sanidad y seguridad y 33 de manual que tendrán que tener en cuenta tanto jugadores como resto de integrantes de una franquicia, los 22 equipos que tienen chances de clasificar a playoffs se trasladarán a Orlando para disputar los ocho partidos restantes de la temporada regular y la postemporada completa desde el 30 de julio.

En el caso de que algún jugador o integrante de alguna franquicia diera positivo en Covid-19, se lo aislará inmediatamente, se le realizará una segunda prueba y, de ser positiva también, deberá hacer una cuarentena de 14 días. Además, si los jugadores niegan su presencia sufrirán sanciones económicas, pero los equipos pueden protegerlos si los consideran de riesgo o si están lesionados y no perderían dinero. A su vez, aquellos equipos que tengan bajas podrán incorporar agentes libres para llenar el cupo.  

Habrá muchas prevenciones para evitar casos positivos: los involucrados estarán divididos en tres hoteles y no podrán socializar entre ellos, ni entrar a habitaciones de otros jugadores. Asimismo, contaran con anillos que monitorizan el estado físico y probabilidad de riesgo y, además, sonarán cuando pasen más de cinco segundos cerca de otra persona.

Se trasladarán 37 personas por equipo con un máximo de 17 jugadores y los familiares y amigos podrán ir a visitarlos una vez que termine la primera ronda de playoffs. Los clasificados a la segunda podrán reservar habitaciones para invitados que realizarán cuarentena y test para ingresar. Los deportistas podrán irse por emergencias luego de avisar a la NBA y en caso de querer retornar deberán hacer una cuarentena de cuatro días, aunque deberán ser diez si se van sin informar.

Los partidos se jugarán en tres estadios vacíos. Los jugadores llegarán vestidos desde el hotel y, una vez finalizado el encuentro, se bañarán en el hotel para evitar el uso de vestuarios. Los suplentes estarán distribuidos en dos filas y en la segunda deberán utilizar barbijo.

Hohberg, el goleador que volvió de la muerte

Por Franco Welter

Juan Eduardo Hohberg nació en Córdoba, Argentina pero de pequeño se instaló con sus padres en Montevideo. En 1948 debutó en la primera de Peñarol y no tardó en convertirse en ídolo de la parcialidad “Manya” gracias a su potencia, su despliegue y su entrega. Hohberg festejó como un uruguayo más la épica consagración en el Maracaná y fue el amor brindado por el público de Peñarol el que lo llevó a aceptar la convocatoria hecha por Juan López, entrenador uruguayo, para defender los colores celestes en el Mundial de Suiza 1954. Sin saberlo el cordobés estaba por escribir  el capítulo más grande de su historia futbolística.

Fue Hohberg, el protagonista de uno de los hechos más insólitos vividos en la historia del fútbol mundial. Revivió tras haber sufrido un paro cardiaco durante la semifinal disputada contra Hungría en el mundial 1954 jugado en Suiza.

El 30 de junio de 1954, la ciudad de Lausana fue el foco de la atención mundial, allí se enfrentaban Uruguay y Hungría. La lluvia le puso un marco mucho más emotivo al que ya de por si se vivía en las gradas. Los húngaros agotaron sus entradas, mientras que por el lado uruguayo no había más de cien personas aunque contaban con todo el apoyo del público local que se inclinaba por ellos.

La Selección uruguaya intentaba volver a obtener el título ya conseguido en el Mundial 1950 y para ello debía superar a la temible Hungría, que estaba conformada con grandes jugadores como Ferenc Puskas y Sándor Kocsis, y era clara favorita para hacerse con el trofeo.

Desde el principio, todo fue cuesta arriba para los orientales. En el comienzo del segundo tiempo ya caían por 2-0 en un estadio repleto de fanáticos europeos. Fue en ese momento cuando apareció Juan Hohberg. Era su debut en la selección uruguaya. Sus dos goles, a los 75 y 86 minutos, le dieron esperanzas al conjunto de Juan López. Pero fue en el segundo, el momento cuando se produjo la llamativa y exótica anécdota.

La defensa húngara formó un estructura sólida, el 1-2 parecía impasable, hasta que Hohberg logró sobreponerse a la marcación de la defensa que abundaba en el área. Después de evadir al portero Gyula Grosics, y convertir a puerta vacía, el ex futbolista levantó las manos y comenzó a festejar. El relator saltó de su butaca, y dejó salir de su garganta el sonido más emotivo que jamás haya emitido. Ese efusivo grito de  “Gol, gol uruguayo, Hohberg, a los 43 minutos”  que Carlos Solé soltó en Suiza, paralizó el corazón de miles de uruguayos que seguían la transmisión por radio.

Juan Hohberg, el héroe de la tarde, se puso de pie y totalmente embarrado salió disparado en una carrera alocada. Algún compañero detuvo su marcha con un abrazo que se pareció más a un tackle que a un gesto afectuoso, y así se sumaron uno, dos, tres… diez. De pronto el héroe de la jornada se vio tapado por una avalancha celeste. Y al culminar el festejo, todos se pusieron  de pie menos uno, Juan Hohberg. El heroico delantero, que había quedado literalmente sepultado por sus compañeros, estaba tirado en el césped y  sin signos vitales evidentes.

Rápidamente llegó a atenderlo Carlos Abate, el kinesiólogo de aquella selección. El estadio enmudeció,  la alegría pasó a ser incertidumbre, el éxtasis fue desesperación y  todas las miradas y los flashes fueron para ese hombre que recostado contra las tribunas recibía masajes cardiacos, respiración boca a boca. Tras varios segundos intentando reanimarlo a base de masajes en el pecho, Abate le suministró Coramina oral, un medicamento que estimula las funciones vasomotoras y respiratorias. Fue en ese momento cuando revivió.

Con el empate sellado, el encuentro debió ir a tiempo suplementario, y Hohberg ya milagrosamente repuesto, a pesar de las indicaciones del personal médico, se reincorporó al elenco celeste y decidió entrar nuevamente al campo para completar lo que había empezado. Uruguay no tenía más cambios y debían defender, como sea, la racha de 21 partidos invictos entre Mundiales y Juegos Olímpicos.

Hungría sin embargo, logró marcar dos veces más y ahogó las ilusiones orientales de volver a disputar una segunda final mundialista consecutiva. Austria iba a ser su rival en el partido por el tercer puesto, mientras que Alemania Federal se consagraría campeón al vencer por 3-2 a los húngaros. El último lugar del podio tampoco quedó en manos de los charrúas, que cayeron 3-1 ante Austria. Lo destacable de ese encuentro es que Juan Hohberg lo disputó y marcó el gol del descuento, a pesar de lo que había sucedido con su corazón.

Pese a que lo apodaban el “Cordobés” por haber nacido en esa provincia de la Argentina, Juan Hohberg dejó más que claro dentro de un campo de juego, que pese a lo que diga su documento, su corazón era charrúa, ese que se paralizó de la emoción.

Tras abandonar el futbol por un breve lapso a raíz de un accidente, en 1958 retorno a Peñarol, club en el cual obtuvo tres campeonatos uruguayos y la Copa Libertadores de 1960. Luego pasó por Cúcuta y Racing de Montevideo, institución en la que se retiró jugando su último partido oficial frente a Fenix en 1967.

Finalizada su carrera como futbolista, Hohberg inició su etapa como entrenador en la que dirigió clubes como Cúcuta, Atlético Nacional de Medellín, Peñarol y Racing de Montevideo. Fue el director técnico de la Selección uruguaya en la Copa Mundial de 1970, obteniendo el cuarto lugar. En 1977 dejó el ámbito futbolístico para radicarse en Lima, Perú donde vivió y murióa en 1996.

Alejandro Hohberg, nieto de Juan y actual jugador de Club Universitario de Deportes, de Perú fue entrevistado en #AlÁngulo, un programa televisivo de ese país y aseguró: “Conocí poco a mi abuelo, realmente estoy orgulloso de él y lo que hizo, pero no soy de golpearme el pecho para sobresalir gracias a ese hecho. Cada vez que se nombre al apellido Hohberg, al primero que recordarán es a mi abuelo y no a mi. Creo que el más orgulloso está es mi padre”.

¿Cómo vive la pandemia un futbolista del ascenso?

Foto: Telesolidario

Por Nicolás Santarcieri

Franco Caballero, delantero de Acassuso, contó en una videollamada vía WhatsApp cómo atraviesa la cuarentena, su futuro como profesional, su amor por la música y comparó su situación con la del fútbol español.

El sanjuanino también mencionó el amor que siente por San Martín: “Ahí hice inferiores y por el club tengo un amor diferente. Lo veo y sufro cuando pierde”. El jugador de 27 años expresó el deseo de volver a vestir la camiseta del “verdinegro”, aunque todavía busca su rumbo en la B Metropolitana.

El contrato de Caballero vence a fin de mes, pero el delantero manifestó que tiene acordada la extensión de su vínculo con el conjunto sanisidrense debido a la charla que mantuvo con la dirigencia en marzo, antes de que arrancara el aislamiento preventivo, social y obligatorio.

El exfutbolista de Unión San Felipe comentó el trabajo que realiza el plantel: “Nos entrenamos todos los días, pero los miércoles vía Zoom con los muchachos. El profe nos envía la rutina y cuando no hacemos las videollamadas nos grabamos para que el cuerpo técnico vea en qué forma nos encontramos”. Aunque también explicó que, al vivir en un departamento, no posee mucho espacio disponible, pero logra hacer intermitente, potencia, ejercicios de aceleración y coordinación en un pasillo.

Por otra parte, el sanjuanino hizo referencia a los videos que compartió el club en las redes sociales, en los que se lo ve cantando mientras toca la guitarra y el teclado: “La música es una de las facetas ocultas que tenía. Nunca me enseñaron ni fui a un profesor, siempre fue de oído. Es la misma pasión que con el fútbol, va acompañado de la mano. Pero ahora con esto de la cuarentena estoy tocando los instrumentos todo el día”.

Además, también sostuvo que la suspensión de la temporada perjudicó a Acassuso, que se encontraba a tres puntos de Tristán Suárez, puntero del Clausura, con la diferencia de que el conjunto “Quemero” tenía un partido pendiente contra Argentino de Quilmes y de conseguir una victoria se hubiera colocado en lo más alto de la tabla de posiciones junto con el equipo “Lechero”.

Del mismo modo, afirmó que el “95% del plantel se queda después de junio” y la idea de la dirigencia es firmar los contratos lo más rápido posible, antes de que cualquier otro club intente llevarse a los, hasta ahora, jugadores de “Ssuso”, equipo con el que Caballero tiene el “sueño pendiente de ascender”.

En comparación con el fútbol español, el ex Sportivo Peñarol explicó que las condiciones de cada jugador son diferentes. “Pasaban la casa de Messi y tiene un gimnasio enorme, no deja de entrenarse nunca y debe estar permanentemente en contacto con su cuerpo técnico con más lugar. Tiene espacio para hacer trabajos con pelota, es otra la condición. No tenemos comparación con eso”. 

Por último, el goleador del equipo dirigido por Rodolfo Della Picca opinó sobre los entrenamientos clandestinos de Deportivo Riestra: “Está mal desde el lado que es obligación estar adentro y no salir y no entrenar, pero después yo estoy igual que ellos, quiero salir a entrenar. Es una locura estar encerrados, pero si sos fuerte de cabeza lo entendés. Igualmente, tengo a mi mujer, a mi nena que nació hace dos meses y un nene de 4 años. Primero me tengo que cuidar yo y después los cuido a ellos, no puedo contagiarme ni traer el virus a la casa porque no sé cómo puede reaccionar el cuerpo de cada uno”.