viernes, abril 26, 2024

“La sensación de representar a la bandera es increíble”

Por Victoria Mezzorana

Jugadora de waterpolo en el Centro de Actividades Acuáticas Moreno (CAAM), Lourdes Ribó realizó dos temporadas en distintos clubes de España y forma parte del plantel de “Las Tiburonas” desde el 2013: “Es un orgullo total y una satisfacción enorme saber que todo el esfuerzo que una hizo a lo largo del tiempo es retribuido de alguna manera” declaró.

Un 16 de septiembre de 1998 Lourdes abandonaba la calidez de la panza de su mamá para descansar un tiempo del agua y recorrer sus primeros años de vida en tierra firme. Criada en la zona oeste de Buenos Aires, en una casa acostumbrada al deporte y habitué de la vida de club desde que tiene recuerdo, en la primaria comenzó natación.

“Lula” no era tan buena nadando, por lo que no se anotaba ni participaba en ninguna de las competencias intercolegiales, pero en el Bartolomé Mitre, escuela a la que asistía, los últimos minutos de la clase acuática se basaban en jugar un rato con la pelota. Era ahí donde ella se destacaba.

En 2010 aproximadamente, mientras cursaba su último año de primaria, la invitaron a realizar waterpolo de forma extracurricular: “Para la Lourdes de ese entonces, la idea de un deporte en equipo que involucraba meter la pelota en el arco contrario, era fantástica, y de esa manera empecé a entrenar”.

Luego de un tiempo, con su familia allanándole el camino como sostén principal y ya formando parte del CAAM, fue citada al equipo de la Selección Argentina de Waterpolo en el 2013: “Fue de alguna manera algo inesperado para mí. Hacía tres años que jugaba y había empezado a entrenar con la Selección hace meses, de cara al Torneo Sudamericano de Actividades Acuáticas de categoría sub20. Me sorprendió porque yo era muy chiquita, era juvenil todavía”.

Mientras intenta que el waterpolo no sea el centro ni eje de su vida, tarea difícil dado que la compagina en función de eso, Lourdes estudia medicina en la Universidad de Buenos Aires. A lo largo del tiempo desarrolló una manera de organizarse con ambas responsabilidades y encontró un balance, entendiendo que a veces se puede dar el 100% y otras quizás no: “Una tiene que jugar con esas frustraciones. Aprendés a ser más eficiente en la facultad porque después tenés que ir a entrenar o acomodás los horarios de una actividad en relación a la otra. Es cuestión de acostumbrarse, ir acertando lo que te sirve y lo que no”.

Lourdes, que no es muy cabulera, necesita siempre ir escuchando música camino a la sede donde se vaya a disputar el partido, para calmar la ansiedad, los nervios, tomarse unos minutos para sí misma y relajarse.

Uno de los momentos de mayor disfrute que le regaló la albiceleste fueron los Juegos Universitarios en Taipéi, donde supo disfrutar del “altísimo nivel del torneo”, más allá de los resultados: “El impacto más grande que me llevo de la carrera fue el momento en el que puse un pie en la Villa Olímpica y dimensioné la importancia de lo que estaba representando. La sensación de representar a la bandera es increíble”

Pese a que mantiene un lazo de afinidad con sus compañeras de Selección, destaca que su segunda familia y hogar se encuentra en el Centro de Actividades Acuáticas Moreno, donde hace ya varios años disfruta de la rutina de todos los días con gente que valora, aprecia y la ha ayudado a lo largo de su carrera.

Por otro lado, al ser un deporte amateur, a nivel club no recibe ningún tipo de ayuda por parte del Estado y se solventa sus gastos ella misma, aunque a nivel Selección existe un sistema de becas que cubre un número limitado de jugadoras, lo cual según destaca “está bueno porque de alguna manera aumenta la competencia” ya que está clasificado por mérito.

En esa línea, la oriunda de Ituzaingó afirma que “no es posible vivir del waterpolo en la Argentina” y es por esto que muchas veces los jugadores emigran para poder perfeccionarse y dedicarse al 100% al deporte. Además, tras haber hecho dos temporadas en el exterior, una en el club Natació Rubí y otra en el Natació Catalunya, ambos clubes de España, asegura que se iría a jugar a otro país en caso de que se le diera la oportunidad nuevamente.

Rodeada de amistades que supieron entender la importancia que tiene el deporte en su vida, alguna vez se planteó abandonarlo por las exigencias propias del nivel y ciertas frustraciones que tuvo, pero siempre fue más fuerte la pasión.

Por último, conforme por las metas logradas, con 22 años y en pareja con un colega del deporte, considera que todavía le queda un extenso sendero por recorrer y destaca que le gustaría lograr un podio con “Las Tiburonas”. En lo personal, hoy se siente mejor plantada que 7 años atrás y se valora mucho más como jugadora, lo cual le da mayor confianza.

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