Luis Suárez cruzó a Marcelo Bielsa tras su retiro de la Selección de Uruguay y destapó una interna más caliente que el mate que toman los locales en la Rambla.
“Es una falta de respeto absoluto”, fue la sentencia de Suárez. El “Pistolero” quemó todas las balas del cartucho contra “el Loco”, y denunció que la situación “en la que se vive” en el complejo de entrenamiento uruguayo es “triste”.
Suárez reveló que “muchos jugadores hicieron una reunión para pedirle al entrenador que por lo menos les dijera buen día”, ya que “ni saludaba”, exponiendo una crisis grave entre el plantel y el cuerpo técnico.
Y la frutilla del postre fue la indicación de no saludar a los fanáticos que acompañaron al equipo durante la Copa América 2024, orden que el actual delantero del Inter Miami se animó a incumplir.
Las declaraciones de Suárez, que resonaron desde Colonia hasta Rivera, tuvieron un gran apoyo de compañeros actuales y anteriores de la Selección.
Uno de ellos fue Diego Godín, quien afirmó que el exatacante del Barcelona fue simplemente “un vocero” de varios compañeros que “no la están pasando bien”, aunque negó que las declaraciones tengan “intención de bombear a un técnico”.
Otro de los que salió a respaldar al “Pistolero” fue el volante de Real Madrid, Federico Valverde, que declaró que “no hay que desmentir nada” y que es necesario “hablarlo con el equipo” pero sostuvo que Bielsa y el cuerpo técnico “deben seguir para adelante”.
Pero no todas fueron buenas para Suárez, ya que Mayra Jakimczuk, kinesióloga del equipo femenino de Nacional de Montevideo, cruzó al delantero porque, según ella, en su última etapa en el “Bolso”, los empleados “tenían la orden” de “no pedirle fotos ni mirarlo a los ojos”.
José Luis Chilavert, en cambio, de histórica mano pesada para declarar, apuntó contra Bielsa, a quién acusó de “creerse más importante que los jugadores” y de usar “palabras muy ofensivas” cuando los resultados eran negativos. “A un compañero lo trató de cobarde. Yo le dije: ‘Acá no hay ningún cobarde. Este plantel ganó todo y usted no ha ganado nada’. Ahí empezó el lío y en ese momento me separó”, detalló el exarquero paraguayo.
En estas horas, múltiples medios del país vecino hablan de que el ciclo de Bielsa pende de un hilo, y que incluso podría ver su final después de la próxima doble fecha de Eliminatorias, donde el “Charrúa” se verá las caras el viernes con Perú (de visitante) y recibirá a Ecuador el martes en el estadio Centenario.
Las versiones de Suárez sorprenden, no solo por el positivo historial de opiniones que dejaron varios jugadores entrenados por Bielsa, sino por las mismas declaraciones del “Loco” sobre el delantero algunos días atrás: “El paso de Luis Suárez cuando yo lo dirigí fue impecable. Un caballero, un tipo muy generoso que demostró que no pensaba en si mismo sino en el equipo”.
Y sus comentarios no solo fueron sobre su personalidad, sino que señaló que el ex Liverpool, “como los grandes centrodelanteros”, “no patea al arco, patea a un lugar del arco”, destacando su capacidad goleadora.
La novela parece apenas estar empezando y las opiniones seguirán surgiendo con el pasar de los días, en una polémica que podría sufrir un nuevo estallido en los próximos días, cuando el plantel uruguayo se reúna para la fecha de Eliminatorias, que podría definir el destino de Bielsa.
El marplatense dio vuelta a un primer set en contra y venció al rosarino Federico Coria 2-1 en la final para consagrarse campeón del ATP Challenger de Buenos Aires 2024.
Francisco Comesaña se coronó campeón del YPF Buenos Aires Challenger 2024 luego de ganar 2 a 1 (1-6, 7-6 y 6-4) al rosarino Federico Coria en el Vilas Racket Club en polvo de ladrillo, tras 2 horas y 48 minutos de buen tenis.
La victoria ubicó al marplatense de vuelta en el Top 100 del Ranking ATP justo en el día de su cumpleaños número 24 (inició el torneo 104° y ahora subirá al 94°). En su camino a la gloria, el “Tiburón de Mar del Plata” venció en primera ronda a Gonzalo Bueno en sets corridos; en octavos eliminó al kazajo Dmitri Popkó, también por 2 a 0. Su siguiente victoria se produjo ante uno de los favoritos, Juan Pablo Varillas, por 2 a 1. Con el mismo resultado que en cuartos, triunfó en semifinales ante el tenista boliviano de 31 años y tercer preclasificado, Hugo Dellien, lo que lo ubicó en el duelo decisivo ante su compatriota.
Por su parte, Coria ganó en su debut frente al ecuatoriano Álvaro Guillén Meza 2-1; en octavos venció sin ceder sets por 2 a 0 al paranaense Gonzalo Villanueva, y en cuartos ganó 2 a 0 al brasileño Gustavo Heide. Se clasificó a la final venciendo 2-0 a la sorpresa del torneo, Juan Bautista Torres, con una gran demostración de tenis de parte de “La Mojarra”. Con la derrota, el rosarino baja al puesto 98 del ranking.
El encuentro comenzó con una tendencia a que el favorito a quedarse con el trofeo lograse su objetivo. Coria mostró seguridad en los golpes desde el fondo de la cancha, mientras que Comesaña no lograba lastimar con su derecha ni acercarse a la red para poder ser más agresivo. Por eso, el primer set tuvo un claro protagonista, 6 a 1 a favor del rosarino. “En el primer set estaba muy duro de piernas. Quizás la cabeza no quería luchar un poco más, pero desde el segundo me propuse luchar hasta la última pelota, empujar con todo lo que tenía, y por ahí me quedaba una reserva de físico”, declaró Comesaña posterior al encuentro.
El segundo parcial fue mucho más parejo, los nervios del primer set desaparecieron y el marplatense dio batalla hasta el tiebreak, donde salvó dos match points en contra y consiguió el 9 a 7 para definir todo en el tercer set. “Estoy muy contento. Tenía que darme este premio de luchar hasta la última pelota después de estar dos match points abajo. El partido estaba difícil. Yo estaba muy nervioso, no tenía las mejores sensaciones. Era creer un poco en mí. Siento que es merecido este regalo después de luchar toda la semana”, destacó el marplatense en un contexto difícil porque la jornada contó con bastante viento, siempre una dificultad para competir en el tenis.
Ya en el momento decisivo del partido, Coria sintió el cansancio del trajín de los cuatro partidos anteriores a la final y tuvo que detener el encuentro para recibir asistencia médica por un calambre en el cuádriceps derecho. Por eso, el joven de 24 años propuso un juego con puntos largos, aprovechando las falencias físicas de su rival y así lograr el 6-4 a favor, otorgándole su primer título en Argentina y el sexto en su carrera profesional.
Con la consagración, Comesaña se llevó además 75 puntos, que le permitirán trepar diez escalones en el ranking y volver al Top 100. Aparecerá 94° en la próxima actualización, más cerca de la 87° posición que ocupó durante una semana en mayo y que es su mejor ubicación.
Ese salto, que buscará mejorar la próxima semana en el Challenger de Villa María (Córdoba), es importante pensando en sus chances de asegurarse un lugar en el cuadro principal del Australian Open, el primer Grand Slam de 2025. Aunque él no piensa en resultados y se enfoca en ir día a día. “No tengo objetivos de ranking, siento que estoy mejorando día tras día y me quedo con eso. Me enfoco en ir partido a partido y dar lo máximo que pueda”, cerró el campeón.
El 5 de octubre de 1974 Carlos Monzón defendió contra el australiano Anthony Mundine su título de peso mediano por última vez en Argentina. Con un Luna Park rebalsado, el santafesino marcó una era del boxeo argentino. De los cinturones pasó al cine, y de la fama a la cárcel. A los 50 años de aquella pelea se lo recuerda como el ídolo popular y el femicida que supo ser.
La noche del sábado 5 de octubre de 1974, en la manzana de la Avenida Corrientes, Bouchard, Av. Madero y Lavalle se escribió un nuevo párrafo en la historia del boxeo argentino. Una multitud esperaba el combate que iba a disputarse sobre el ring del Luna Park. En una esquina del cuadrilátero, Carlos Monzón, defendía por décima vez su título mundial de los medianos de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). En diagonal, el australiano Anthony Mundine buscaba quitarle el cinturón. La campana sonó y el visitante no dudó en dar el primer manotazo, los primeros tres minutos se mantuvo firme. En el segundo round, Monzón empezó a demostrar por qué era el campeón desde hacía cuatro años. La pelea siguió a buen ritmo, los dos revolearon y aguantaron las trompadas que llegaban a destino. En el séptimo, solo entraron las del argentino y al minuto se sentenció el final. Un cross derecho y un uppercut con la zurda directo a la mandíbula dejaron a Mundine sentado, apoyándose con su brazo derecho en la lona y sin poder levantarse durante el conteo. Monzón había defendido por tercera y última vez su cinturón mundial en Argentina.
Para ese entonces, el campeón ya era una celebridad en el país, dos meses antes se había estrenado “La Mary”, película que había protagonizado junto a Susana Giménez. En la mitad de su carrera deportiva, el mundo del espectáculo aparecía en su vida. Pero sus raíces estaban muy alejadas a esa realidad que empezó a tener a mediados de los 70’. Había nacido en la ciudad de San Javier, Santa Fe, el 7 de agosto de 1942. Fue uno más de los tantos hijos de una familia de pocos recursos. Casa de chapa y madera y un piso de tierra que ensuciaba sus pies descalzos. Tenía rasgos guaraníes, aunque se desconoce su descendencia, y un pelo liso y oscuro que tomaba una forma de casco sobre su cabeza. Los ojos achinados acompañaban esa nariz, que durante los años iba a aplastarse producto de alguna piña. A sus 8 años se mudó con su familia a la Ciudad de Santa Fe, al barrio de Barranquitas Oeste, cerca del estadio 15 de Abril. Estudió hasta tercer grado de la escuela primaria cuando dejó para trabajar. Hizo varios cambios y pasó de lustrador a canillita, y también sodero.
La primera vez que llegó a Buenos Aires fue en 1963, cinco meses después de su debut profesional. Monzón, con siete peleas y 6 victorias, enfrentó a Andrés Cejas, en el Luna Park, a quien derrotó por nocaut en cuatro rounds. La bolsa para ese entonces fue de un valor nunca antes visto por el santafesino: 15 mil pesos. Un mes después, el mítico estadio también fue testigo de su primera derrota. En 10 rounds perdió por puntos frente al platense Antonio Aguilar. Tres años después llegó el día de su campeonato, en Avenida Madero 470, se midió por el tíitulo mediano de la Federación Argentina de Boxeo (FAB) contra el defensor Jorge Fernández, apodado el “Torito de Pompeya”. La pelea llegó hasta el final, y en 12 rounds Monzón se consagró campeón argentino por decisión unánime. Fue el quiebre de su carrera, la ganancia: 300 mil pesos que le sirvieron para comprometerse de lleno en el deporte. Un año después se repitió el rival y el escenario. Esta vez, el boxeador de 25 años, le arrebató el título sudamericano de peso medio.
En 1970 sus puños, envueltos de vendas y cubiertos por guantes, lo llevaron a lo más alto del boxeo. Una serie de tres peleas de abril a septiembre, en Buenos Aires, lo prepararon para viajar a Europa por el título mundial de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y del Consejo Mundial de Boxeo (CMB). El promotor Tito Lectoure había cerrado el encuentro frente al italiano Nino Benvenuti con el manager Bruno Amaduzzi y el promotor Rodolfo Sabatini en una pizzería sobre Avenida Corrientes. Los italianos buscaban un boxeador frágil, “que no esté a la altura” de un título mundial. El promotor argentino advirtió que ese pibe callado de metro ochenta y uno y 72 kilos, “si te engancha te lastima o te noquea”. Antes de su partida, noqueó, en un Luna a medio llenar al panameño Candy Rosa. Su llegada a Italia pasó desapercibida, igual a ese Carlos de 17 años que le había pegado a una bolsa por primera vez en el Club Unión de Santa Fe.
Antes de la pelea por el cinturón mundial, el campeón argentino estaba confiado y declaró que para Benvenuti también iba a ser peligroso porque él pegaba “con las dos manos”. Antes de la pelea, Roberto Paladino, su médico, lo infiltró por los dolores que sentía en los huesos de sus puños a causa de su raquitismo. Esa noche del 7 de noviembre de 1970, en el doceavo round, el defensor de la corona, acorralado en una esquina, cayó después de dos trompadas, un jab de zurda y un cruzado con la diestra. Argentina volvía a tener campeón mundial, el primero de los medianos. Hasta entonces solo se habían consagrado tres: Pascual Pérez obtuvo el primero en 1954 (AMB – peso mosca), Horacio Accavallo ganó los dos cinturones mosca (AMB-CMB) en 1966 y en 1968 Nicolino Locche fue campeón de peso superligero (AMB).
El título lo defendió en 14 oportunidades, tres veces en el país. En 1972 Buenos Aires fue testigo de la segunda velada de Monzón como campeón mundial. Emilie Griffith, quien ya había obtenido el título años antes, llegó a la Argentina con las ansias intactas. En el desarrollo del combate, el estadounidense mostró personalidad. El argentino lo pasaba en altura por una cabeza, pero los golpes de Griffith llegaron igual, con jabs direccionados a la cabeza y ganchos que entraron de lleno en el abdomen. Horas antes, el entrenador argentino Amílcar Brusa le explicó la estrategia: “Los primeros seis rounds dejalo venir. Vamos a trabajar la izquierda desde lejos y la derecha para el contragolpe. Nada de ir a cambiar golpes, ni meterse en media o corta distancia”. Similar a la táctica que había planteado frente al italiano en el 70’. Pero Griffith iba a costarle más trabajo, después de aguantar 14 rounds, el nacido en las Islas Vírgenes, encerrado, recibió una ráfaga de trompadas argentinas y desde su rincón tiraron la toalla.
En noviembre de 1972 visitó el Luna Park el oriundo de Filadelfia Bennie Briscoe. Los primeros minutos Monzón iba a mantener la línea de siempre. Tranquilo y a la espera, sus brazos largos le permitieron jugar con la larga distancia. Los constantes jabs debilitaron lentamente a quien lo estaba enfrentando. No obstante, Briscoe aguantó los 15 rounds. Al finalizar el octavo quedaron los dos sobre la esquina del argentino, la campana sonó y tiró un manotazo de más. Desde las tribunas se soltó algún silbido, Monzón lo miró y mostró una sonrisa irónica. En el noveno el visitante se plantó y sus trompadas fueron más precisas. Un derechazo cruzado, que entró de lleno en la dentadura del local, lo dejaron contra las cuerdas. Rápidamente salió del apuró y se mantuvo hasta el final. El título mundial se quedó en Argentina por decisión unánime.
El boxeo a Monzón le salvó la vida. El deporte fue el único espacio en el que aprendió sobre disciplina, también donde controlaba su violencia. Con su entrenador tuvo una relación distinta a las cotidianas, lo que le ordenaba, el campeón lo cumplía. Hasta en sus últimos días en la cárcel respetó, “no fumar enfrente de su Brusa”. Su respeto lo demostró también arriba del ring. Todos sus combates los encaró bajo sus órdenes, con la mente fría y las piñas precisas. Aquel 5 de octubre de 1974, nadie supo que era el último espectáculo con el cinturón mundial del santafesino en el país. Si las calles porteñas hablaran, tal vez, nos contarían varias historias de ese pueblo que esa noche copó las tribunas del Luna. El 30 de julio de 1977 retuvo por última vez el título y se retiró con una victoria por decisión frente al colombiano Rodrigo Valdez en Mónaco. Con un récord de 87 victorias (56 por nocaut), 9 empates, 3 derrotas y 1 sin decisión. Su reinado duró siete años (1970-1977) y defendió 14 veces el título mundial.
La vida de Carlos Monzón siguió por el mundo del cine, la noche, el alcohol y la fama. Su figura en los medios creció, así como sus amistades en ese universo. El boxeador de San Javier había sobrepasado lo deportivo. Sus rutinas luego del retiro se vieron interrumpidas a principios de 1988 cuando mató a su pareja Alicia Muñiz en Mar del Plata. El gran campeón se había convertido en femicida.
En 1995 falleció, a los 52 años, en un accidente sobre la Ruta Provincial N° 1, a la altura del paraje Los Cerrillos, durante una salida transitoria mientras cumplía una condena de 11 años. El Renault 19 que manejaba golpeó con la banquina, descarriló y dio siete vueltas. En el accidente murió también Jerónimo Mottura, de 63 años. Se determinó que el conductor tenía alcohol en sangre y manejaba a una velocidad mayor a la permitida. A 50 años de su última defensa del título mundial en el país, Monzón es recordado tanto por ser uno de los mejores boxeadores argentinos de la historia como por su final violento que lo llevó a terminar su vida en la cárcel.
El fútbol de los campeones del mundo vuela con una sola ala. A raíz del asesinato de Javier Gerez a manos de la policía bonaerense, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y la Agencia de Prevención de Violencia en el Deporte (Aprevide) tomaron la decisión de prohibir el ingreso de las dos parcialidades a los estadios el 11 de junio de 2013, un día después de los incidentes en La Plata tras el encuentro entre Estudiantes y Lanús que concluyeron con la muerte del simpatizante granate.
Es por eso que el 6 de octubre de 2013, en el Monumental sólo flamearon banderas rojiblancas. El River de Ramón Díaz y el Boca de Carlos Bianchi, con el condimento especial de la vuelta de Juan Román Riquelme tras su primer retiro, se vieron las caras frente a 65.000 fanáticos millonarios. Un partido cerrado que se definió en una jugada que coronó Emmanuel Gigliotti y los jugadores de Boca festejaron solos al final del partido, una imagen que nos acostumbramos ver con el paso del tiempo.
A partir de ahí, la discusión de los visitantes estuvo en boca de todos los poderes políticos de la Argentina a lo largo de los años. Claudio Tapia, por entonces flamante presidente de la AFA, confirmó la vuelta de los visitantes tras el Mundial de Rusia de 2018. “Es importante la vuelta de los visitantes en el fútbol argentino y poder garantizar la seguridad al hincha para que vaya a la cancha con la familia”, declaraba el ex dirigente de Barracas. No se cumplió.
Mauricio Macri, mientras se desempeñaba como presidente de la Nación, se proclamó a favor de la inclusión de los visitantes en la final de la Copa Libertadores de 2018 entre River y Boca; pedido que fue ignorado por la AFA y los presidentes de ambos clubes, Rodolfo D’Onofrio y Daniel Angelici.
En la actualidad, los únicos que piden fervorosamente la reinserción de los visitantes son los hinchas. En 2016, una encuesta realizada a mil simpatizantes en barrios porteños arrojó un 76% de apoyo a la vuelta de las dos hinchadas. En los últimos años han sido muy pocos los partidos que se jugaron con público de ambos equipos, los encuentros por Copa Argentina o alguna copa internacional, y si bien muchos dirigentes piden por el regreso de los visitantes, puertas adentro las opiniones cambian.
Boca, River, Talleres, Newell´s y Central son los principales equipos en contra de la idea. Sus respectivos estadios tienen la totalidad de abonados, por ende esta decisión dejaría a socios que ya pagaron su lugar afuera de algún partido. “Si hoy le decís a Boca, River, Independiente, Racing y a todos los grandes que vamos a volver al público visitante te dicen magoya”, declaró en marzo de este año el exministro de Seguridad de Buenos Aires, Sergio Berni.
Ya son 29 los superclásicos que no contaron con las dos hinchadas presentes en el Monumental o en la Bombonera. El partido más significativo de nuestro fútbol tiene un solo color y el horizonte parece auspiciar la continuidad de esta tendencia. Mientras tanto, la pelota sigue rodando y los debates se alejan más y más del folclore argentino.
Once años, cuatro gobiernos, decenas de dirigentes que solo defienden sus propios intereses y ni un solo responsable: el show debe continuar y el grueso de los hinchas seguirá pagando los platos rotos de unos pocos.
Matías Mariotto se convirtió en el Presidente más joven en la historia de Banfield y de toda la Primera División argentina en la actualidad, con tan solo 26 años. Su padre supo ser vicepresidente del Taladro, Gabriel Mariotto, en una gestión repleta de polémicas y procesado por fraude al Estado, según la Justicia Argentina. Ahora, el “hijo de” busca construir un nuevo legado en el club de sus amores.
Fue una elección con récord de participación, votaron 5600 socios, superando los 4000 de 2021. Matias Mariotto logró imponerse frente al oficialismo encabezado por Gabriel D´angelo, quien no pudo darle continuidad a sus 12 años de gestión. El líder de la lista opositora, Unidad Primero Banfield, ganó con el 53.60% de los votos, en contraposición a los 46.40% obtenidos por Equipo Grande. ¿Cómo un joven de 26 años rompió con una hegemonía de más de una década? A pesar de haber llegado a la final de la Copa Maradona 2021 y la remodelación del Florencio Sola, los malos resultados y estar siempre al acecho del descenso pesaron más en el voto del hincha. Además, otro factor fundamental en el quiebre entre Spinosa y los socios fue la administración deficiente de las finanzas del club, las malas incorporaciones y la desaparición del dinero que ingresó por ventas millonarias como las de Giuliano Galoppo, Agustín Urzi y Martín Payero, entre otros.
El nuevo mandatario estudió Gestión Deportiva en la UADE y siempre estuvo vinculado al mundo Banfield, no solo por su padre. Fue Community Manager de Walter Erviti, ídolo del club, en el 2015. Su experiencia más reciente fue como Gerente General del equipo chileno Unión La Calera.
La nueva Comisión Directiva asumirá este jueves 10 de octubre junto a Mauricio Bonafina y Lucienne Escande, quienes acompañarán a Mariotto como vicepresidente primero y vicepresidenta segunda respectivamente. Además, por la poca diferencia que hubo, habrá una minoría de la agrupación derrotada en la nueva comisión directiva.
Su apellido ya formó parte de la historia dirigencial de la institución: Gabriel Mariotto fue vicepresidente del club en la gestión de Eduardo Spinosa, entre 2015 y 2016. Su renuncia fue a través de un inesperado tweet que sorprendió a gran parte de la dirigencia, aunque desde ciertos sectores era previsible por el desgaste de la relación entre ambos.
Mariotto padre fue vicegobernador de la Provincia de Buenos Aires desde 2011 al 2015, junto con Daniel Scioli. En el 2016 fue citado a indagatoria por una supuesta defraudación con los fondos que brindaba el Estado a los clubes por los partidos que se transmitían por la TV Pública y, por esta razón, actualmente se encuentra procesado y embargado por la Justicia.
Tras conocer los resultados, el flamante Presidente del Taladro se mostró emocionado y en sus primeras declaraciones ante la prensa expresó con lágrimas de felicidad: “Hicimos historia, la mayor cantidad de votos en la historia de Banfield. No le mentimos a la gente en la campaña, no lo vamos a hacer como gestión”. Con una mirada hacia el futuro, enfatizó la importancia de dejar de lado los personalismos en la gestión, señalando que este triunfo es el reflejo del deseo de los socios por una nueva representatividad. Mariotto plantea, como parte de sus propuestas, la necesidad de recuperar la tesorería del club y mejorar la comunicación con los socios. Además, se hará foco en el desarrollo de las divisiones inferiores y en establecer un perfil claro para el fútbol profesional que impulse la competitividad y la mejora en el equipo.
Eduardo Spinosa, quién presidió al Taladro en tres etapas (2012-2015, 2015-2018 y 2021-2024), escribió en una historia de Instagram luego del desarrollo de la elección: “Felicitaciones a toda la familia banfileña por la gran jornada democrática. Y especialmente felicitaciones al nuevo presidente, Matías Mariotto, y a toda la nueva Comisión Directiva. También a Gabriel D’Angelo y su lista. El socio eligió en las urnas y ahora todos a trabajar por nuestro querido club”.
No es el único antecedente reciente en el fútbol argentino, en este caso en la Primera B, la tercera categoría de AFA, hay dos protagonistas que actualmente presiden un club. En primera instancia, Juan Bianchi que, con 25 años, fue elegido en Flandria en 2021. Sus inicios en el Canario se encontraban relacionados como jugador de las inferiores, pero luego el destino lo llevaría a desempeñarse como jefe de prensa del mismo. Hoy en día, Bianchi se encuentra a cargo del club en la búsqueda del tan ansiado ascenso.
Como segundo ejemplo, aparece el nombre de Javier Méndez Cartier, quién hoy encabeza la comisión directiva de Excursionistas desde 2017, cuando asumió con 26 años. Arrancó como vocal suplente oficialista y se puso al frente del club cuando quien era el Presidente en ese entonces, Javier Sayegh, renunció a su puesto luego de descender a la Primera C. Actualmente el Villero está séptimo en puestos de reducido.
El Xeneize recibirá a el Bicho desde las 21 en una nueva fecha de La Liga Profesional del Fútbol Argentino en La Bombonera.
Boca Juniors recibirá a Argentinos hoy a las 21 por la fecha 17 de La liga Profesional del Fútbol Argentino en el estadio Alberto José Armando. El conjunto azul y oro lleva ventaja en el historial con 68 partidos ganados, 40 empates y 34 triunfos para los de Paternal.
Aunque se ve como un partido más, ambas instituciones tienen diferentes cuestiones que las vinculan: jugadores, técnicos e historias traumáticas.
Una de las conexiones entre estos clubes son los deportistas que vistieron ambas camisetas.
El primero fue Diego Armando Maradona, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. El nacido en Villa Fiorito debutó oficialmente en Argentinos el 20 de octubre de 1976, donde marcó un total de 116 tantos en 166 encuentros. Ya en el año 1981 Pelusa llegaría al equipo de la ribera donde terminaría debutando el 22 de febrero contra Talleres en La Bombonera. En ese partido el “10” anotó dos goles de penal.
Otro gran jugador que pasó por ambos equipos fue el ahora presidente de Boca, Juan Roman Riquelme. Se formó en las inferiores del Bicho, pero su debut lo hizo el 10 de noviembre de 1996 con la camiseta Xeneize.
Se terminó convirtiendo en uno de los máximos ídolos de la historia del club,donde marcó un total de 90 tantos en 388 encuentros, en el cuales ganó tres Libertadores y una Intercontinental, entre otros títulos.
Luego de una carrera en Europa y su vuelta a Boca en el año 2007, Román terminó su trayectoria en Argentinos, club que lo vio crecer.
No solo los jugadores se conectan a estos clubes. También existe una historia muy trágica, ya que el 19 de septiembre del año 2015 se verían las caras en el estadio Diego Armando Maradona por una nueva fecha del fútbol argentino, pero en una disputa de balón se dio una de las peores lesiones de la historia de nuestro país.
Ezequiel Ham, jugador de ese momento en Argentinos, recibió una fuerte entrada en su tobillo derecho de Carlos Tevez que le causaría una fractura de tibia y peroné.
Esto lo dejó un año y medio fuera de las canchas, hasta que en el año 2017 recibió el alta para volver a jugar pero no logró recuperar su lugar en el conjunto de La Paternal.
Sin chances en el Bicho, migró al FC Gifu de Japón donde estuvo dos años. Luego decidió volver a la Argentina para jugar para Santamarina de Tandil. Tras dos temporadas en el Aurinegro, llegó a Olimpo de Bahía Blanca en el año 2020. Ya en el 2022 fue traspasado a Independiente Rivadavia de Mendoza donde juega actualmente y en el último torneo logró el ascenso a la Liga Profesional con La Lepra.
El volante nunca acusó de mala fe al Apache, aunque sí lo hizo uno de sus hermanos.
Tevez decidió ir a visitarlo al hospital luego de su operación y se tomaron una foto.
La Selección Argentina cayó por 2 a 1 ante Brasil en la final del Mundial de Futsal 2024, disputado en Uzbekistán. Los dirigidos por Matías Lucuix perdieron su segunda final mundial consecutiva, la pasada en 2021 ante Portugal, y el conjunto brasileño sumó su sexto título mundial en la historia del deporte.
En un primer tiempo de mucho ida y vuelta, con goles de Ferrao y Rafa, la Verdeamarela logró imponerse en el marcador y manejar los tiempos del partido. Willian, el arquero estrella de Brasil, empezaba a convertirse en la figura del partido con atajadas formidables y seguridad bajo los tres palos.
Arribando al final de la primera parte, llegó la polémica revisión de VAR por una posible expulsión a Pito, el número 10 de Brasil, tras un planchazo en la rodilla a Angel Claudino. El árbitro no concedió el pedido del cuerpo técnico argentino y ambos siguieron con los cinco jugadores en cancha.
En el segundo tiempo, Argentina fue quien dominó. A los 14 minutos, Lucuix decidió poner a Luciano Gauna como arquero jugador para poder sumar un hombre más al ataque albiceleste, que no estaba siendo efectivo. Tras un rápido ataque argentino, el arquero brasileño, y figura del encuentro, dio un rebote que quedó en pies de Matías Rosa, quien suplantó el rol del Chino Gauna, terminó empujando la pelota a la red y descontó a favor de la Selección Argentina.
De esta manera, los dirigidos por Lucuix cerraron un torneo y la etapa de una generación de jugadores que se colgaron otra medalla en su último mundial, dejando un legado de tres finales consecutivas y el primer título del mundo para el futsal argentino.
El 6 de octubre de 1974 el Taladro ganó por 13 a 1 a Puerto Comercial y se convirtió en la mayor goleada del fútbol argentino. Juan Alberto Taverna marcó siete tantos esa tarde, consolidándose como el máximo anotador en un partido.
La fecha 12 del Torneo Nacional 1974 quedó marcada como la tarde de los récords en el fútbol argentino. Puerto Comercial de Ingeniero White, después de salir campeón de la Liga del Sur, lograba por primera vez jugar en la Primera División. Su estadía en la mayor competencia del fútbol nacional no fue buena: perdió 16 de los 18 encuentros y con 75 goles en contra. En la tarde de ese año, Banfield goleó por 13 a 1 a los portuarios, en el Florencio Solá. El primer tiempo terminó con una ventaja de 7 tantos para los locales. En los 90 minutos sentenciaron el encuentro y dejaron marcados dos récords, que hasta el día de la fecha no pudieron ser superados.
De los 13 goles anotados el delantero Juan Alberto Taverna, marcó 7 y se consagró como el mayor goleador en un mismo partido del fútbol argentino. El arquero de Puerto Comercial, Juan Tolú declaró años más tarde: “Hoy es una anécdota, en ese momento la sensación fue de bronca. Taverna nos metió siete pero podría haber convertido más”. Además, con el encuentro ya sentenciado, el árbitro se acercó hacia Tolú y le comentó que Taverna necesitaba si o si marcar un gol más para batir el récord. No solo eso, sino que le advirtió que se dejara hacer el gol.
El delantero brindó una entrevista para el diario Clarín en 1999. “Faltaban 3 minutos y recién pude convertir el sexto. Sobre la hora, Goicoechea dió un penal. Acerté y fue la mayor alegría de mi vida”, declaró Taverna.
El 16 de marzo de 1975, luego del partido frente a River el cual terminó con victoria del Millonario por 2 a 1, el delantero fue el primer caso de doping en la historia del fútbol argentino.
El jugador fue suspendido un año por la AFA, “por uso de estimulantes prohibidos”. Años después, Juan Roselli, compañero en aquel equipo explicó que Taverna utilizaba un inhalante por un problema nasal. “La sustancia que salió en el doping solo podría ser soportada por un caballo de carreras”, sentenció. El máximo ente del fútbol argentino le levantó la sanción a los 6 meses por “anomalías en la toma de la muestra de orina”.
Repasemos algunos de los triunfos con mayor diferencia de goles en el fútbol local.
A lo largo de los años, los Juegos Olímpicos no solo han sido un espacio de competencia deportiva, sino un escenario global para que deportistas y naciones expresen sus posturas políticas y sociales. Estas manifestaciones, muchas veces controversiales, han marcado hitos en la historia del evento deportivo más importante del mundo, al mostrar cómo el deporte y la política se entrelazan de manera inevitable.
El Black Power en México 1968: 56 años de una protesta icónica
El 16 de octubre se cumplirán 56 años de una de las protestas más emblemáticas en la historia de los Juegos Olímpicos: la manifestación de Tommie Smith y John Carlos en los Juegos Olímpicos de México 1968. Durante la ceremonia de premiación de los 200 metros, donde Smith obtuvo la medalla de oro y Carlos la de bronce, ambos atletas decidieron subir al podio descalzos y, antes de que sonara el himno de Estados Unidos, bajaron la cabeza y levantaron sus puños, cada uno cubierto con un guante negro. Este gesto simbólico fue un apoyo directo al movimiento Black Power, que luchaba por los derechos civiles de la comunidad afroamericana en un país profundamente dividido por el racismo.
La imagen de los dos atletas se convirtió en un ícono de la resistencia política y social en el deporte, y tuvo repercusiones inmediatas. Ambos fueron expulsados de los Juegos y enfrentaron críticas severas, pero ese gesto marcó un antes y un después en la historia de las protestas deportivas.
Jesse Owens en Berlín 1936: la victoria sobre el racismo
Mucho antes de la protesta de Smith y Carlos, los Juegos Olímpicos ya habían sido testigos de un enfrentamiento simbólico contra la discriminación racial. En los Juegos de Berlín 1936, organizados bajo el régimen nazi de Adolf Hitler, el atleta afroamericano Jesse Owens ganó cuatro medallas de oro, mientras enfrentaba la ideología racista de la supremacía aria que promovía el Tercer Reich. Aunque no hubo una protesta abierta por parte de Owens, sus victorias fueron vistas como un golpe al orgullo nazi y una reivindicación de la igualdad racial en un escenario global.
La Masacre de Tlatelolco y los Juegos Olímpicos de 1968
El contexto político y social que rodeó los Juegos Olímpicos de México 1968 estuvo marcado por un episodio trágico que dejó una huella profunda en la sociedad local: la Masacre de Tlatelolco. Pocos días antes de la inauguración de los Juegos, el 2 de octubre, el gobierno mexicano reprimió violentamente una manifestación estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas, que derivo en cientos de muertos. Aunque los Juegos se llevaron a cabo como si nada hubiera sucedido, la represión puso en evidencia las tensiones políticas que atravesaba el país y cómo la celebración de un evento deportivo global puede coincidir con momentos de crisis social.
El boicot a los Juegos de Moscú 1980 y Los Ángeles 1984
En el ámbito de las protestas olímpicas, el boicot de los Juegos de Moscú 1980 fue otro de los episodios más significativos. Más de 60 países, liderados por Estados Unidos, decidieron no participar como protesta por la invasión soviética a Afganistán en 1979. Este boicot, aunque no fue protagonizado directamente por los atletas, tuvo un impacto considerable en el desarrollo de las competiciones, al subrayar cómo los conflictos internacionales pueden afectar el espíritu olímpico.
Cuatro años después, en los Juegos de Los Ángeles 1984, la Unión Soviética y varios países del bloque comunista decidieron responder con su propio boicot, en una suerte de “contraprotesta” frente a la política de Estados Unidos. Este enfrentamiento político a través de los Juegos Olímpicos puso de manifiesto la tensión de la Guerra Fría, al evidenciar cómo los Juegos, más allá de lo deportivo, son también un espacio de disputa geopolítica.
A lo largo de la historia, los Juegos Olímpicos han sido mucho más que un evento deportivo. Desde los puños en alto de Smith y Carlos en 1968, hasta los boicots en Moscú y Los Ángeles, las protestas en los Juegos Olímpicos han servido para visibilizar luchas políticas, sociales y culturales que trascendieron las fronteras del deporte. Estos gestos, simbólicos o directos, demuestran que los atletas y las naciones han utilizado este escenario global no solo para competir, sino también para alzar la voz en favor de causas que consideran justas.
Llegó a Twitter en 2021 y se convirtió rápidamente en un fenómeno de redes que lo llevó al Mundial de Qatar 2022 y a múltiples ciudades de Europa, México, Estados Unidos e incluso un ring de boxeo, donde ganó y se llevó el cinturón.
Hoy, en un destino menos inédito pero igual de interesante, quien es conocido como “El Pibe Hilos” por sus comienzos en la red social del pajarito, es el encargado de la comunicación de Deportivo Riestra, y pone todas sus habilidades en cada posteo.
“Me contactaron dos semanas después del ascenso. Tuvimos reuniones en la sede de Speed y lo que primero que me di cuenta es que el club no tenía una estructura armada en un montón de cosas”, cuenta. Se sumó a las redes del “Malevo” el 28 de diciembre de 2023 y, apenas 5 días después, viajó a la Costa Atlántica junto al plantel para encargarse de compartir la pretemporada.
Y ahí tuvo su primer viral en redes con el recién ascendido: el discutido itinerario de Riestra en la preparación para el año, con cuatro turnos de entrenamiento y horarios de sueño militares, fue el foco de bancas y críticas para un club que había llegado a Primera con varios cuestionamientos.
“El Pibe Hilos” explicó que en las redes de Riestra “se busca hacer algo distinto” a los otros 27 clubes pero que no “depende tanto” de él sino que “se va dando sólo” porque el club ya cuenta con cosas que “son llamativas de por sí”.
Una de esas “cosas llamativas” podría ser “Lis” Gámez, la DJ del Estadio Guillermo Laza, que se encarga de musicalizar la previa y el entretiempo con música electrónica.
O el caso de Jaime Barceló, el arquero que se sumó hace poco al plantel y también se desempeña en Tik Tok, donde tiene 640 mil seguidores. “Tiene más libertad que otros clubes”, señaló Valen. Si bien el portero “quiere separar lo profesional de las redes”, ha usado el club para crear contenidos y la idea es que “no se sienta obligado”.
Valentín, reconocido fanático del “Millonario”, admitió que Riestra “compite en su corazón”, ya que los jugadores del equipo de Bajo Flores son “sus amigos”, y confesó que está sumado al grupo de WhatsApp del plantel.
“Es imposible no involucrarte, pasás más tiempo con ellos que con tu familia. Es casi como una segunda familia”, afirmó el joven.
Riestra también ha sabido ser duramente reprobado por los hinchas del fútbol argentino a causa de arbitrajes polémicos, tanto en su campaña de ascenso a Primera como durante este año, e incluso en algunos encuentros de la Copa Argentina.
Si bien cuestionó las “cosas raras” que pasaron, siente que este año se le ha pegado al club por cosas de “años anteriores”, ya que siente que incluso han sido perjudicados en varias ocasiones.
En febrero de este año, recién llegado al club, vivió la escandalosa situación del cruce contra Comunicaciones por Copa Argentina, donde se cobró un penal a favor de los suyos en el minuto 99, que le valió la clasificación.
“Llegaron dos millones de puteadas pero tratamos de seguir”, marcó.
También reconoció que hay un “coacheo” respecto a los jugadores y sus declaraciones, con el fin de evitar que entren en polémicas, pero enfatizó en que “los jugadores son bastante vivos y medidos”, aunque a veces hay que “bajarles la información a tierra”.
Valentín Torres Erwerle es la evidencia de la edad pesa poco si el talento está, y que se puede debutar en Primera con más habilidad que experiencia.