miércoles, julio 16, 2025
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Por Lucas Pereyra Durán

Su amor por una institución comenzó gracias a un partido en un clásico del Sur en 1982, cuando Jorge, su padre, rompió con un pacto futbolero. Habían prometido no gritar los goles (papá del Granate, mamá Isabel del Taladro) y en ese 2 a 0 de Lanús sobre Banfield el pequeño Javier ya no tuvo dudas. Los colores maternos lo identificarían para siempre.

El “Archu” llegó con apenas ocho abriles y para 1990 ya formaba parte de los entrenamientos de Primera, no pensaba en otra cosa que debutar en el club de sus amores y finalizó su carrera siendo el jugador que más veces vistió la camiseta del Taladro con 485 presencias tras 17 años.


Idea de juego

Quien lo marcó en este camino de director técnico fue Julio César Falcioni, con el que compartió la consagración del Apertura 2009 y lo acompañó en su paso por Boca, All Boys y Quilmes, entre otros. Aprendió mucho del “Emperador” luego de siete años a su lado armando varios proyectos.

Un hombre que tiene un sentido de pertenencia con esta institución, ese que se viste de camisa y pullover mientras mastica chicle para calmar su ansiedad, el que da indicaciones con un juego muy inquieto de manos y a veces guardadas en los bolsillos, el que no se tapa la boca para hablar y que tiene un plan con un estilo sumado a una personalidad que formó para el equipo.

Sanguinetti le demostró a la gente que su amor por el club es incondicional y que, a pesar de las diferencias que tuvo en su momento, quiso volver a remediar esa relación y lo consiguió con el logro más importante en la historia de Banfield estando como segundo entrenador. Hoy en día, su deseo es volver a llevarlo a la gloria, pero esta vez como DT, con una identidad futbolística que ya se ve en el campo cada vez que el Taladro pisa las canchas.


Quien lo marcó en este camino de director técnico fue Julio César Falcioni, con el que compartió la consagración del Apertura 2009.

 

Sabe del cariño que le tiene la hinchada y les está agradecido de por vida, porque explicó que “siempre lo tomó como el mejor legado que uno puede dejar, te podés llevar dinero y eso en algún momento se acaba, pero el cariño de la gente no se termina nunca y el amor del hincha no tiene precio”.

El “Archu” ya lo llevó a una final, la de la Copa Diego Armando Maradona, donde perdió por penales frente a Boca, pero habiendo jugado una clasificación previa con un fútbol muy vistoso, elegante y con personalidad. Junto a sus colaboradores Lucas Rivas, Cristian Lovrincevich y Adrián González, van en busca de ese torneo tan ansiado que a Banfield no se le da desde el Apertura 2009.

Por Matías López

Mario Sciaqua nació en Berabevú, una pequeña localidad de la provincia de Santa Fe, tierra en la que cada quincena de noviembre es visitada por personas de diversos lugares para la conmemoración de la Fiesta Provincial del Maíz.

Maruca comenzó su desarrollo deportivo en las inferiores de Newell ‘s, en donde nunca llegó a debutar en Primera División, pero tuvo la oportunidad de ser entrenado por Marcelo Bielsa, persona que admira profundamente. Su carrera la siguió en Colón de Santa Fe, Arsenal de Sarandí, Deportivo Municipal (Perú) y Melgar (Perú), donde se retiró en 1996.


Idea de juego

A sus 27 años, luego de su paso por el extranjero, Sciaqua decide volver a Argentina y vivió, según explica él, lo que nunca había podido disfrutar desde sus 15 años. “Salía, me iba de vacaciones, no hacía nada. Hasta que un día me pongo de novio con la que hoy es mi mujer y yo seguía con la guitarra: ´jugué en Colón, jugué en tal lado´ ¡Y no hacía nada!. Entonces, un día mi mujer me dijo que tenía que arrancar con algo’’.

Fue así como comenzó el curso de director técnico. Fue elegido para trabajar en un asentamiento de Barranquita Oeste: ‘’Había muchas necesidades y me hizo poner los pies sobre la tierra y tomar mayor conciencia de lo que iba a ser construir mi familia’’. Además, estaba pasando un momento muy complicado ya que explica que se encontraba sin trabajo, ganaba 100 pesos y andaba en una hondita Dax. Se había anotado para cargar  datos en promoción comunitaria y salió sorteado.


En las inferiores de Newell ‘s, tuvo la oportunidad de ser entrenado por Marcelo Bielsa, persona a la que admira profundamente.

 

Como ya tenía terminado el curso, se hizo cargo de las categorías inferiores de Ciclón Racing, equipo perteneciente a la liga santafesina, y luego de la Primera, con la que salió campeón en los dos torneos ese año. En 2003 lo contrató Colón de Santa Fe para las divisiones juveniles. El momento más importante como director técnico llegaría recién en 2011, al ser designado por el presidente Germán Lerche como DT del primer equipo de Colón.

Para Sciaqua lo más importante es lo que lleva cada uno dentro y sus ideales. Se considera una persona sencilla pero a la hora de dirigir cuenta que le gusta estar bien vestido, con un saco, corbata y jeans. Su pasión por el fútbol y el deporte lo ha llevado a que estando hospitalizado por haber contraído el Covid-19, mientras Sarmiento visitaba a Defensa en Varela, hiciera varios llamados a sus colaboradores para darles indicaciones técnicas. Esto tuvo un gran impacto, ya que luego fue internado con oxígeno para poder estabilizarlo.

Actualmente, se encuentra en Sarmiento de Junín en donde logró su mayor éxito como entrenador: el Nacional B 2020 y el ascenso a Primera.

 

Por Juan Mentasty

Mauricio Pellegrino es el claro ejemplo de lo meticulosa que puede llegar a ser una persona. Tiene como norma llegar 15 minutos antes a un sitio, y siempre con un libro bajo el brazo, lo que demuestra que es un hombre que no deja nada librado al azar, tanto en la vida como en el fútbol.

El Flaco, nacido en Leones, Provincia de Córdoba, tiene entre sus hábitos cotidianos salir a correr una hora por día, leer un libro e ir al cine, cocinar paella o asados. Suele utilizar chomba deportiva, y es un director técnico que no lleva en sus genes la protesta hacia el árbitro durante el encuentro, pero sí es alguien que da muchas indicaciones hacia sus dirigidos.


Idea de juego

Habitué del 4-2-3-1 (aunque se definió como un técnico que no queda atrapado con una formación), la búsqueda constante del arco contrario a través de transiciones rápidas, el estudio del rival, y el mantenimiento del equilibrio defensivo a través de líneas escalonadas, son algunas de las características de Longaniza como entrenador. Su cuerpo técnico está conformado por Carlos Compagnucci y Xavier Tamarit Garino en el rol de ayudantes de campo, Gustavo Campagnuolo como entrenador de arqueros, y Mariano Fanesi en el puesto de entrenador físico.


Pellegrino eligió  a Rafa Benítez y a Van Gaal como dos de sus mentores, entre los doce entrenadores que tuvo en su carrera.

 

Longaniza debutó como entrenador en el año 2012, a sus 41 años, y al mando del Valencia, luego de dirigir al conjunto Che, pasó por Estudiantes de La Plata (donde obtuvo el tercer puesto, su mejor posición como DT), Independiente, Alavés, Southampton y el Leganés, para luego recalar en Vélez, club en el que asumió el 17 de abril del 2020.

Como futbolista,  jugó siete años en Vélez, uno en el Barcelona, cinco en el Valencia, uno en el Liverpool, y uno en el Alavés. Además de realizar los estudios en Valencia para recibirse de entrenador, fue ayudante de campo de Rafa Benítez en Liverpool e Inter. Pellegrino eligió a dos de los doce técnicos que lo dirigieron como sus mentores: Benítez y Van Gaal (a quien casi le pegó una piña en su paso por Barcelona), ya que en un encuentro en el que ganaban 3 a 0, lo sustituyó y eso despertó el enojo del marcador central.

El entrenador de Vélez es una persona que intenta mantener todo dentro de sus cabales, y así poder cumplir los objetivos, tanto en su vida personal como en el deporte, y además, constantemente le transmite a sus dirigidos que en sus equipos nunca puede faltar el compromiso, la exigencia y la competitividad.

Scaloni, técnico que debuta

Argentina's coach Lionel Scaloni gestures during the Copa America football tournament group match against Colombia at the Fonte Nova Arena in Salvador, Brazil, on June 15, 2019. (Photo by Juan MABROMATA / AFP) (Photo credit should read JUAN MABROMATA/AFP/Getty Images)

Por Juan Segundo Giles y Matías Zuñez

El camino de Lionel Scaloni desde que fue ratificado como el nuevo entrenador de la Selección Argentina en noviembre de 2018 no fue color de rosa. El mundo del fútbol lo veía de reojo porque era su primera experiencia como director técnico, lo tildaba de “traidor” debido a que había formado parte del cuerpo técnico de Jorge Sampaoli en el Mundial de Rusia 2018, y lo criticaba porque vivía fuera del país –en España- y estaba “lejos del fútbol argentino”.

Sin embargo, Scaloni siempre tuvo presente que a quienes tenía que convencer era a sus dirigidos. Y a base de trabajo silencioso y sin necesidad de salir a responder las críticas, lo logró. “Le puede faltar experiencia como técnico, pero tiene 30 años de vestuario. Entiende de grupos, maneja los códigos, pasó por juveniles, jugó un Mundial… Como Samuel, Ayala y Aimar –integrantes del cuerpo técnico-. Conoce el predio de Ezeiza mejor que nosotros”, lo respaldó Rodrigo De Paul.

Desde su debut el 8 de septiembre de 2018 en la victoria 3 a 0 sobre Guatemala en un amistoso jugado en Los Ángeles, Scaloni fue ganando experiencia y adeptos. La pregunta de “¿cómo llegó?” quedó en el olvido y varios se tuvieron que replantear su pensamiento, ya que, más allá de sus 19 victorias, 10 empates y 4 derrotas; el gran partido contra Brasil en la semifinal de la Copa América 2019; y el haber superado al ciclo de Marcelo Bielsa como el segundo con más partidos invictos (18) en la Selección Mayor, Scaloni llevó adelante el famoso recambio generacional, convocó a jugadores que estaban lejos del radar popular, encontró el lugar para cada integrante del plantel e inició un proyecto que excede el “ganar o morir”.

Esta Copa América dejó algunos aspectos a mejorar de cara al Mundial de Qatar 2022, como la recuperación tras pérdida, pero otros tantos para resaltar por su importancia para romper la sequía de 28 años sin ganar un título. Uno de ellos fue la conformidad del plantel. Desde el inicio de la competición, ningún jugador ha manifestado algún tipo de malestar, por lo menos públicamente, y todos han entendido el papel que ocupaban dentro del equipo. “El único intocable es Leo (Messi). El resto empuja desde donde le toca”, remarcó De Paul, y agregó: “Es el mejor grupo en el que he estado”, y eso se vio. Un claro ejemplo fue la alegría de Sergio Agüero después de que Lautaro Martínez anotara su tan ansiado gol en el partido frente a Bolivia. “Buena, Lauta”, fueron las palabras entre risas de la flamante incorporación del Barcelona.

Esto mismo, a su vez, generó un clima de distensión en la concentración y que los jugadores experimentados se animaran a mostrarse al público, lo cual no había ocurrido en certámenes anteriores. Nicolás Otamendi fue el mejor cronista de la Copa, ya que publicó videos en su cuenta de Instagram durante el transcurso de la misma, al igual que lo hicieron las compañeras de Messi, Papu Gómez, Di María, entre otras. Más allá de ser un dato de color, lo que se puede traducir en estos actos es que los jugadores con amplia trayectoria no convivieron con la mochila de los campeonatos anteriores, no se cerraron en un hermetismo, y disfrutaron de estar en la Selección.  “Lo que se ve para el afuera es lo mismo que ocurre en el adentro. Ver a Leo feliz y tan metido con la Selección y el grupo nos da mucha tranquilidad”, describió Paredes previo a la semifinal frente a Colombia.

Bajo los tres palos, la aparición de Emiliano Martínez trasladó seguridad en cada uno de sus compañeros y en el cuerpo técnico. El arquero del Aston Villa debutó en la Copa con una parada en un mano a mano de Eduardo Vargas y le atajó un penal a Arturo Vidal -señales de su fortaleza en la pena máxima-, más allá de que luego en el rebote los chilenos sí empataron el primer partido 1 a 1.

Luego de dos encuentros sin mayores exigencias frente a Uruguay y Paraguay, pero que sirvieron para sumar minutos con el buzo de la Albiceleste y consolidarse en el arco, tocó ser suplente ante Bolivia en el último partido del grupo -ya clasificados a la siguiente ronda- y volver para los cuartos de final contra Ecuador, en los que intervino en dos ocasiones con atajadas en momentos del partido en el que el equipo necesitaba su respaldo.

Posteriormente, llegó la semifinal frente a Colombia, el rival que más complicó a la Argentina y que forzó al “Dibu” con dos atajadas a Juan Cuadrado y a Luis Díaz, dos pelotas que impactaron en el palo de Wilmar Barrios y Yerry Mina, y finalmente el gol de Díaz que llevó a que el acceso a la final en el estadio Maracaná se defina en los 12 pasos. Si hasta ese momento de la competición se vio un arquero difícil de vencer, después de los tres penales atajados que depositaron a la Selección Argentina en Río de Janeiro para enfrentar a Brasil por el trofeo, la figura del portero surgido en las inferiores de Independiente se agigantó en el arco argentino a base de personalidad, intuición y voladas.

Cuando se habla de aparición, no se refiere a un descubrimiento de Lionel Scaloni como si hubiese convocado a alguien desconocido -fue elegido el mejor  arquero de la Premier League en la última temporada-  sino que se le da valor al hecho de no dudar en colocarlo entre los titulares en un puesto que no tenía un indiscutido desde Sergio Romero y que hasta cambió en pleno Mundial de Rusia 2018 con Wilfredo Caballero y Franco Armani. Ahora, da la sensación de que hay arquero para rato en la Argentina.

Otro que parece que llegó para quedarse es Crisitan Romero. El defensor central de 23 años que se desempeña en Atalanta de Italia fue uno más de los que, tras ser elegido el mejor de la Serie A en su posición, se impuso en la convocatoria argentina. Una lesión muscular lo marginó del debut ante Chile y de la etapa final del certamen, pero los dos partidos ante Uruguay y Paraguay en la fase de grupos le bastaron para evidenciar el salto de jerarquía que le da al fondo argentino y la tranquilidad que transmite como si fuese un experimentado en la Selección Argentina, siendo gambeteado una sola vez en 334 minutos con la celeste y blanca (teniendo en cuenta sus encuentros por Eliminatorias).

Por otro lado, la sana competencia interna que hubo fue vital para el desempeño y regularidad del equipo. En la zaga central, cuando le tocó ingresar a Germán Pezzella por la figura de Cuti o por uno de los referentes del plantel como Nicolás Otamendi, rindió. Por el lado del lateral izquierdo, tanto Nicolás Tagliafico como Marcos Acuña se repartieron minutos y le ofrecieron distintas facetas y variantes al entrenador para que eligiera dependiendo el rival. El mediocentro tuvo a Leandro Paredes, con un perfil más de tenencia y juego para la Selección, y Guido Rodríguez, quien brindó más quites de pelota y recuperaciones, y que se hizo notar con el orden que le dio a la mitad de la cancha cuando reemplazó al futbolista de PSG. Y por el frente de ataque, Nicolás González aportó despliegue por la banda izquierda y poderío aéreo; Ángel Di María sumó desequilibrio y gambeta; Alejandro Gómez diagonales y dos goles contra Paraguay y Bolivia; y Ángel Correa buen juego de espalda y potrero.

¿Tiene cosas que mejorar? Seguramente, como cualquier entrenador con mayor o menor trayectoria. Sin embargo, este título marcará un antes y un después en la historia de la Selección. Sin los fantasmas de las anteriores finales, con el gran trabajo que están haciendo Fernando Batista, Pablo Aimar, Diego Placente y Bernardo Romeo con las inferiores, y con el envión anímico de haber ganado la Copa América ante Brasil en el Maracaná, Scaloni tendrá libertad para llevar a cabo un proyecto a largo plazo con la mirada puesta en el Mundial de Qatar 2022.

 

Messi, líder del campeón en el Maracaná

Por Ian Rodríguez

Se dio el partido de los sueños. La epopeya futbolística de cualquier niño que alguna vez pateó una pelota en suelo argentino. Ganarle una final a Brasil en el Maracaná. Llegó la imagen que tanto se hizo esperar, la de Lionel Messi levantando una copa con la Selección Argentina. Un anhelo que le fue esquivo en varias oportunidades pero nunca tuvo la magnitud del partido ésta final.

La perseverancia es uno de los 5 principios del Tae Kwon Do, en donde se pregona que, para poder alcanzar un objetivo, se debe ser perseverante en pos de sobrepasar cada dificultad de la vida. Adversidades se presentan constantemente. Messi respetó a rajatabla este concepto debido a la cantidad de veces que se quedó a un paso de la gloria exitista. La triada de los años 2014, 2015 y 2016 han sido frustrantes para el rosarino porque, a pesar de haber llegado con muchísimos méritos al partido decisivo de cada competencia (un Mundial y dos Copas Américas), se le negó la victoria por resultados completamente mínimos. El 1 a 0 marcado por el alemán Mario Götze y las dos definiciones a través de los penales contra Chile. Sin embargo, el primer acontecimiento que tuvo tal embergadura fue en Venezuela 2007, cuando la Albiceleste perdió la final de América frente a Brasil por 3 a 0. La Pulga, con solo 20 años, fue titular en esa derrota.

Su historia con la Albiceleste empezó en un amistoso frente a Paraguay, el 29 de junio de 2004, en la cancha de Argentinos Juniors, club donde debutó el gran Diego Armando Maradona. Este partido fue organizado meramente para que el rosarino fiche por la Selección Argentina, a pesar de los incesantes intentos de dirigentes españoles para que la Pulga se nacionalice en el país europeo. Fue goleada de los locales por 8 a 0 pero el mayor triunfo fue que figure en los archivos de la FIFA que Lionel Messi era argentino y para Argentina jugará. Entró en el segundo tiempo por Ezequiel Lavezzi. Tenía 16 pirulos y le sumó un número al dorsal de su camiseta para ese encuentro. A los 35 minutos del segundo tiempo metió el séptimo de los ocho goles.

El momento de máximo dolor en la historia entre Argentina y Messi tuvo fecha el 26 de junio de 2016. El MetLife de Nueva Jersey fue testigo de la final entre argentinos y chilenos por la Copa América Centenario. La resolución es conocida. La Roja se impuso por penales (al igual que en la edición anterior) con la mala fortuna que Messi malogró el primer disparo desde los 11 pasos por arriba del arco defendido por Claudio Bravo.

En un desconsuelo enorme, el capitán no pudo contener sus lágrimas en el campo de juego. A pesar de haber atravesado derrotas durísimas ha sido experto en no manifestar la tristeza frente a las cámaras. Pero esa noche no pudo. Lloró desconsoladamente, como un niño frustrado. En el post partido, frente a la primera transmisión en vivo que se encontró, dijo que se terminó la Selección para él. “Ya son cuatro finales, no es para mí. Lo busqué, era lo que más deseaba. No se me dio pero ya está”, dictaminó con la cara hinchada y sin poder mirar al flash de frente.

Lo que parecía dolor irrecuperable se desenvolvió en una demostración más de amor del rosarino. A la próxima convocatoria, el 1 de septiembre de ese año, el 10 aceptó la citación, sin Martino como técnico sino con Bauza, y marcó el gol de la victoria frente a Uruguay por Eliminatorias.

Quedará para la respuesta del mismo Messi qué sucedió en la Copa América 2019, en Brasil, en torno a su carácter. Se vio a un capitán más combativo, dentro y fuera de la cancha. La derrota por 2 a 0 en semifinales frente a los locales, con fallos arbitrales favoreciéndolos, desembocó en declaraciones del 10 argentino que apuntaron a la Conmebol, entidad madre del fútbol sudamericano. “Se cansaron de cobrar boludeces y hoy no fueron nunca al VAR, una cosa increíble. Al mínimo contacto era falta para ellos y son cosas que te sacan del partido. Es para analizar y ojalá la Conmebol haga algo. Igual no creo que haga nada porque maneja todo Brasil asi que es muy complicado”, declaró enojado el 2 de julio luego del partido.

Perder en semifinales te deriva a jugar por el tercer puesto y fue contra Chile. La Albiceleste ganó 2 a 1 pero Messi fue expulsado tras haber sido empujado, en una protesta, por Gary Medel. El árbitro colombiano Mario Díaz de Vivar solucionó con una roja para cada uno, lo cual pareció excesivo para el argentino y manifestó toda su bronca post encuentro: “Con una amarilla se hubiese terminado para los dos. Lo que dije la vez pasada capaz que pasó factura. Nosotros no tenemos que ser parte de esta corrupción. Nos vamos con la sensación de que estábamos para más y no nos dejaron estar en la final. La corrupción, los árbitros y todo eso no dejan que la gente disfrute del futbol. Que hagan lo que quieran (sobre posibles sanciones por las declaraciones) la verdad hay que decirla, yo me voy con la cabeza alta y orgulloso de este grupo.”, decretó en un aire revolucionario.

El 2020 tenía pensada una Copa América con sede compartida entre Colombia y Argentina pero la pandemia la pateó para el 2021 y en territorio brasileño de nuevo. Desde el 3 de junio se disputaron partidos de la Selección. Aquella vez, los argentinos le organizaron un homenaje al Diego Maradona, quien falleció el 25 de noviembre del año anterior. A pesar de los empates contra Chile y Colombia por Eliminatorias y de nuevo contra la Roja en el debut del torneo continental, Messi tuvo un nivel sensacional toda la copa. Es el máximo goleador y asistidor, el que más regates completó por partido y lidera el top de los tiros al arco por partido y disparos en general .

Fue inevitable recordar el tobillo hinchado de Diego en el Mundial de Italia 1990 al ver el de Messi ensangrentado en semifinales contra Colombia. Porque es imposible no creer en que algo sucedió con el paso a la inmortalidad de Maradona y la metamorfosis de Lionel hasta en los gritos de gol corriendo a la cámara o saltando con el puño apretado por detrás de la nuca.

Messi, el capitán América, jugó el partido armado en cualquier fixture de sueños y se quedó con la Copa en el mítico Maracaná.

 

 

Argentina y un equipo con identidad de cantera

Por Thomas Somoza

En ocasiones —o casi siempre— un título puede opacar la profundidad de problemas. En otras resalta aún más lo bien hecho y proyectado. El mundo quería que Lionel Messi ganara la Copa América y así fue, por él, por el grupo y por tantas batallas que la Selección Argentina perdió. Pero esto también es la reivindicación de un proceso, el “proyecto” tan nombrado y comparado con, por ejemplo, combinados europeos, pero que nunca había sido puesto en marcha en los últimos años.

Desde 2018, Pablo Aimar, Fernando Batista, Diego Placente, Bernardo Romeo, Walter Samuel, Roberto Fabián Ayala, César Luis Menotti, Javier Mascherano (se incorporó este año) y Lionel Scaloni bregan por ordenar el sistema de divisiones juveniles para que, desde sus raíces y amigándose con el futuro, la Argentina vuelva a ser lo que supo conducir José Néstor Pekerman, responsable de la formación de los futbolistas nombrados, desde 1994 hasta 2006.

Nicolás González fue una de las “sorpresas” por su convocatoria y rendimiento. Lo cierto es que participó del Panamericano sub-23 de Lima en 2019, convocado por Batista. Julián Álvarez formó parte del equipo como uno de los tres que juegan en el fútbol argentino (los otros son Gonzalo Montiel y Franco Armani) y también pasó por juveniles: Preolímpico Sudamericano sub-23 de Chile en 2019, Mundial sub-20 de Polonia en 2019 y Sudamericano sub-20 de Chile en 2019. En todas las competencias dirigido por el Bocha.

Si se cuenta a los jugadores de la lista preliminar de 50, la nueva generación asoma con mucha esperanza debido a que Facundo Medina, Leonardo Balerdi, Nehuén Pérez, Matías Zaracho y Adolfo Gaich pasaron, dependiendo el caso, por Mundiales, Sudamericanos, Panamericanos, Preolímpicos y hasta el torneo de La Alcudia que se disputa anualmente. El caso de Gaich es el que más resalta ya que fue el delantero centro en hasta cinco de estas competiciones, entrenado siempre por Batista a excepción de La Alcudia en 2018, cuando Scaloni lo dirigió.

La Selección Olímpica comenzará el certamen un día antes de la inauguración de los Juegos, el 22 de julio. Levantarse temprano (partidos a las 4.30 de la madrugada y 7.30 y 8 de la mañana) será un gusto para ver a semejante equipo: Lautaro Morales, Fausto Vera, Tomás Belmonte, Martín Payero, Alexis Mac Allister, Thiago Almada, Ezequiel Barco, Agustín Urzi, Pedro De La Vega y Gaich son algunos de los representantes. El próximo martes a las 7.30 el equipo se enfrentará en un amistoso ante República Checa como preparación.

“He escuchado, y escucho todavía, que en Argentina ya no salen tantos jugadores de fútbol. Puede ser que en algún momento haya pasado eso, pero los entrenadores nos tenemos que hacer cargo de eso. Por esto me encantó la idea de trabajar con jóvenes”, escribió Aimar para el sitio The Coache’s Voice en una nota titulada “Donde quiero estar”. Y destacó los valores que se le inculca a los jóvenes como el respeto, la convivencia y el sentido de pertenencia por la camiseta argentina. Influencia Pekerman cien por ciento.

Rubén Rossi, campeón mundial juvenil en 1979 junto a Diego Maradona y formador que pasó por Unión, River, Quilmes y Colón, dijo alguna vez: “El formador primero tiene que ser un vocacional y un enamorado de esto, no utilizar las divisiones inferiores para convertirse en un técnico de primera división”. Quienes hoy dirigen las raíces de la Selección son enamorados. Lo de Scaloni fue distinto: comenzó en juveniles y luego llegó a un interinato que se transformó en permanencia a base de resultados. Pero, a pesar de cómo haya asumido el cargo, es beneficioso el proceso generacional que llevó a cabo.


Desde 2018, Aimar, Batista, Placente, Romeo, Samuel, Ayala, Menotti, Mascherano (se incorporó este año) y Scaloni bregan por ordenar el sistema de divisiones juveniles.

El término “aparecer” es definido como algo que “estaba perdido u oculto”. Emiliano Martínez —elegido por Alan Shearer como mejor arquero de la Premier League la pasada temporada— y Cristian Romero —seleccionado como mejor defensor de la Serie A— no aparecieron de la nada. Scaloni sigue a estos jugadores cuando “la gente” pide apellidos que militan en el torneo local.

Martínez jugó los 38 partidos del campeonato y mantuvo el arco en cero en 15 de esos encuentros. Es seguido por Martín Tocalli, el entrenador de arqueros del cuerpo técnico, desde 2019, cuando vestía la camiseta de Reading a préstamo. La Serie A definió a Romero como “insuperable en el uno contra uno, rápido en recuperaciones y capaz de leer las jugadas del oponente con anticipación”. Y aportaron un dato descollante: superó el 92% de eficiencia en duelos defensivos. Ambos se enfrentan todas las semanas contra las mejores estrellas del fútbol y en las ligas de mayor nivel, calidad garantizada.

Esta consagración histórica puede ser el punto de partida de un interesante porvenir por la confianza que inyecta y con el Mundial de Qatar del año que viene como principal competición por delante, la última cita de Messi con la albiceleste. Pero la vista está puesta más allá porque el futuro, con orden y proyecto, llegó hace rato.

 

La maratón de Eulalio Muñoz Jr.: de Gualjaina a Tokio

Por Sebastián Martín

Primero de diciembre de 2019. Era la Maratón de Valencia. Luego de dos horas, 11 minutos y 23 segundos, Eulalio Muñoz Jr. cruzó la meta, y al hacerlo, gritó y largó toda la euforia que tenía en su interior tras un largo y arduo viaje. No se había dado cuenta todavía, hasta que se lo dijeron: “’Coco’ –como lo apodan sus seres queridos–, clasificaste a los Juegos Olímpicos”. No pudo resistir las lágrimas, no supo contener la emoción.

Recordó cuáles son sus raíces, de dónde viene. Una vida humilde, sin muchos lujos, de campo que lo acostumbró a convivir entre animales, sacrificios y lejanía. Se acordaba de aquellos 13 kilómetros diarios que caminaba junto a su familia para ir y volver del centro de su frío pueblo Gualjaina –Provincia de Chubut–, rodeado de mesetas y sierras, de poco más de 1.000 habitantes. Él, al ser tan pequeño, no podía caminar a la misma velocidad que sus tres hermanos más grandes, por lo que, entre llantos, decidía correr. Estaba en sus genes. Inconscientemente corría; y lo hacía bien.

Pero de chico, entre sus fantasías, no se encontraban las maratones, ni los entrenamientos en la montaña, ni mucho menos. Pasaba por otro lado su pasión, como la de tantos argentinos y argentinas: “Me gustaba mucho jugar al fútbol. Como no tuvimos televisión en casa hasta los 15 años, leía la revista ‘El Gráfico’, y especialmente a Maradona porque él era la tapa. Leía quién era, qué hacía, cómo había empezado, cuáles eran sus sueños. Era mi librito de motivación. Lo consumía todos los días, me lo sabía de memoria”. Claro, ¿quién otro podía ser ese símbolo de lucha, de esfuerzo, de logros y fracasos si no era Diego? En la vida de Eulalio, la imagen de ese referente fue muy importante. Lo trataba de copiar, de tenerlo como guía, y desde entonces empezó a soñar. “Si Maradona pudo, yo también puedo”, se ilusionaba “Coco”.

Corría para estar en buenas condiciones físicas, pensando en la pelota. Pero era bueno, se mantenía. Por eso, un día lo invitaron a participar en la Media Maratón al Paraíso de Esquel de 5 kilómetros. Como no había más cupos disponibles, casi de capricho, decidió anotarse en la de 21: terminó primero en su categoría y 15° en la tabla general. Como cuando era chico y andaba atrás de sus hermanos para alcanzarlos, lo hizo sin pensarlo. Intrínsecamente había algo que despertaba cuando de correr se trataba.

Entre incentivos y el aliento de sus seres queridos, comenzó a ejercitarse seriamente en la disciplina y contactó a Rodrigo Peláez, un entrenador que ya preparaba a varios maratonistas de gran nivel por entonces. Pero no todo fue sencillo. Peláez le dejó en claro que solo lo iba a entrenar si se iba a vivir a Esquel con él, porque por cómo ejercía su labor, no le gustaba hacerlo a distancia. Y así sucedió, con tan solo 17 años, Muñoz se mudó en busca de su futuro.

Quería salir para conocer qué había fuera de su pueblo. La familia evidentemente no deseaba dejarlo ir porque era chico y no sabían a dónde estaba yendo realmente. “Fue duro”, reconoció Eulalio. Cambió paulatinamente algunas de sus costumbres y hábitos: “Entendí que no podía comer lo que quisiera, dormirme tarde o ir a jugar al fútbol con mis amigos si quería llevar a cabo mi objetivo”. ¿Cuál era? Participar en los Juegos Olímpicos. Estuvo en su cabeza desde Río 2016, cuando le confesó sus intenciones a Peláez, aunque este fue claro: para poder empezar –recién– a pensar en una cita olímpica, debía bajar considerablemente su tiempo.

Era un nuevo reto en la vida de Eulalio, un nuevo camino por recorrer tal vez. Trabajó, mejoró mucho sus números y comenzó, en Rotterdam –Holanda–, su camino rumbo a Tokio 2021. “Mi entrenador no me decía ‘hoy hacemos la marca’, me decía ‘hoy nos acercamos, que a la tercera la logramos’”, reveló. Dos horas después de haber terminado la Maratón de Buenos Aires 2019, Pelaéz lo convenció: “La marca está en tus piernas, por ende, hay que ir a buscarla”. A través de rifas y bonos a contribución de los habitantes de Esquel y Gualjaina, junto a sus ahorros y con la ayuda de “Chubut Deportes”, allá fueron: A Valencia.

Cuando empecé quería representar a la Argentina en un Sudamericano o Panamericano, pero nunca me hubiese imaginado alcanzar los Juegos Olímpicos”, expresaba al recordar su clasificación. Y es que el camino de cualquier deportista que tenga en mente una competencia tan importante a nivel mundial siempre es complicado. Pero lo vital, para Eulalio, es seguir. Como en su disciplina, por más cansado que estés, por más que tus piernas te pesen como nunca, resistir y seguir. Intentarlo pese a todas las adversidades. “Uno se ‘hace’ más por las malas que por las buenas. La clave y la base de todo éxito es la actitud. Si te va mal no tenés que rendirte, sino levantarte y seguir trabajando para lograr los objetivos”, entiende abiertamente.

Este atleta de 25 años, nacido de un pueblo de 1.000 habitantes, criado en el campo, que corría llorando para alcanzar a sus hermanos y que soñaba con ser como Maradona, hoy, gracias a su esfuerzo y la dedicación, está al frente de, ni más ni menos, una cita olímpica. La vida de Eulalio Muñoz Jr. ha sido una larga maratón. Desde Gualjaina hasta Tokio.

 

El camino a la clasificación

Luego de que Eulalio Muñoz Jr. se lo propusiera seriamente, en 2019, en Rotterdam, Holanda, empezó su camino rumbo a Tokio 2021. Tras haber vivido esa primera experiencia, llegó la Maratón de Buenos Aires, y pese a haber hecho un buen tiempo (2h12m23), no consiguió la tan ansiada meta: la clasificación.

Para seguir preparándose de la mejor manera de cara a su siguiente maratón, junto con su entrenador, Rodrigo Peláez, decidieron subir a la altura de Huancayo, Perú, a 3200 metros sobre el nivel del mar. Creyeron que era el lugar indicado para que Eulalio esté apto físicamente y preparado para cualquier circunstancia. Pero primero, antes de llegar a Perú, “Coco” tuvo que hacer escala en Chile, que transitaba una complicada crisis sociopolítica.

Casi queda varado cuatro días allá, porque se habían cancelado todos los vuelos debido al conflicto. Dudó en volverse en micro a Esquel y abandonar, pero Peláez, desde Argentina (porque él viajaba en otra fecha), pudo contactarse con Ricardo Almonacid, un aficionado de las maratones que lo había visto correr a Eulalio y lo reconocía, que amablemente le dio alojamiento. “Estoy eternamente agradecido a Ricardo y su pareja por haberme recibido”, se sinceraba el atleta.

Luego de presenciar horribles situaciones entre la policía y el pueblo chileno, desde el balcón del departamento donde estaba parando, a los tres días pudo volar a Perú y prepararse, ahora sí, para la Maratón de Valencia. Allí, además de enamorarse de la ciudad española, logró la marca mínima, pero marca al fin, para sacar boleto a los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 (antes 2020). Fueron 2h11m23 para conseguir la clasificación, junto a Joaquín Arbe, el otro atleta argentino que también participará en la cita olímpica.

En diciembre del 2020, un año complicado para seguir preparándose por la pandemia de coronavirus entre medio, aunque igualmente pudo seguir compitiendo, Eulalio volvió a correr en La Maratón de Valencia. Cumplió y con creces. Con 2h9m59, no solo se superó a él mismo bajando su marca registrada, sino que quedó a tan solo dos segundos del récord nacional que mantiene Antonio Silio (2h9m57).

Su última competencia fue en abril de este año, en La Pampa, en donde ganó con récord de 1h4m18 y, posteriormente, le reconoció a la web de la Secretaría de Deportes de la Nación que todo lo que hace es “pensando en los Juegos Olímpicos”.

Horacio Cifuentes: detrás del sueño olímpico, una gran familia

Por Gianluca Melogno

Horacio Cifuentes es una de las mayores promesas argentinas en el tenis de mesa. Nació el 16 de marzo de 1998 en Villa Argüello, un barrio humilde de la localidad de Berisso, Buenos Aires. Hijo de Gustavo (59) y Mónica (52), comenzó a practicar tenis de mesa en 2009 con tan sólo 11 años. Simplemente lo hacía por diversión en un club recreativo de La Plata. A los 17 años empezó a entrenar en alto rendimiento y dejó la Argentina para viajar rumbo a Europa.

Estudió toda su infancia y adolescencia en el colegio Nuestra Señora del Valle y luego se recibió de martillero público en la Universidad Siglo 21, carrera que pudo cursar de forma online para seguir entrenando en el Viejo Continente.

Como él mismo cuenta, siempre le gustaron los deportes: “Era otra época. Me la pasaba jugando con mis amigos. Se podía callejear más, estar en la plaza jugando al fútbol”, relata. También hizo natación y pádel, pero terminó inclinándose por el tenis de mesa.

El ping-pong no es una tradición familiar, ni mucho menos. Horacio es el único en la familia que lo practicó no solo por diversión (otros se decantaron por elegir el camino del fútbol). De todas maneras, su círculo íntimo, como dice su hermano Pablo, “tiene la pasión por verlo jugar”. No importa si es un partido grande o chico, es una cuestión de orgullo. “Ver lo bien que se desenvuelve, cómo progresa y cómo crece un hermano quiere decir que algo bueno se hizo en la familia para que llegue a esto”, analiza. Actualmente, los primos más chicos de Horacio quieren seguir sus pasos y entrenan donde él empezó. 

Pablo (32), el mayor de sus hermanos, comenta que Horacio “nació pintando para ser excelente, no solo para el tenis de mesa, sino como persona”. De chico nunca tuvo problemas, nunca les robó un juguete, era muy tranquilo. “Tal vez me hubiera gustado que hubiese sido un poco más rebelde. De esa manera me hubiese acompañado en las travesuras y, además, podía echarle la culpa a alguien, pero a pesar de eso, mi infancia fue la más linda con él”, evoca.

La familia Cifuentes tenía una tradición todos los domingos: juntarse en la casa de la abuela Tota. Hasta que Horacio se fue a vivir afuera, todos los fines de semana se juntaba con su círculo íntimo. En ese lugar, se turnaban para ver quién tenía la suerte de enganchar a Horacio jugando en el patio y poder ganarle aunque sea un tanto. Pablo recuerda que también jugaban al fútbol o a la Play y que ahí todos tenían un poco más de chances para derrotarlo. 

Todo cambió cuando él se fue a Europa y asegura: “Hay un montón de cosas que hacíamos hasta que él se fue y me hace extrañarlo un montón porque como hermano fue genial. Fue mi confidente y mi preferido, pero que no se entere el otro (Diego, 27 años)”.

El doble medallista de plata panamericano tuvo que atravesar distintas metas secundarias para llegar a lo que es hoy. Esto hace que su hermano esté muy orgulloso de él. “Ningún camino que tomó fue fácil. Verlo seguir adelante, levantarse cuando tiene un partido malo o cuando le pasa algo malo me llena de orgullo. Me pone súper contento y feliz; la verdad que se merece todo lo que viene logrando, porque la peleó desde chiquito. Además de la felicidad que me da, lo felicito. No sé si yo hubiese resistido lo que él resistió para poder llegar a donde está”, confiesa. 

Cuando Horacio dice “me vuelvo a Portugal o me tengo que ir a otro lado”, es un momento duro para toda su familia. Saben que son mínimo ocho o nueve meses que no lo van a ver y encima ahora, con la pandemia, no lo pueden abrazar antes de que se vaya. Mientras Pablo recuerda esto, se le corta la voz. Su familia lo extraña mucho cuando está afuera, es algo difícil. “Creo que más allá de todo lo que se pudo haber llegado a pasar en algún momento económicamente, hoy se prioriza el poder estar con una persona que uno quiere y cada vez que se va es un momento difícil”, reflexiona.

Horacio arrancó su carrera y la distancia con la familia y amigos se empezó a agrandar. Cuando partió a Europa lo hizo solo, dejando a sus padres y hermanos en este lado del charco. Como contó para “La Nación” en el 2019, el motivo de su partida fue la poca prestación que tiene Argentina para este deporte: “El único lugar con todas las condiciones dadas para entrenar es el CeNARD, que es muy parecido a un centro de entrenamiento como los que hay en Europa. Tiene gimnasio acondicionado, climatizado, piso de goma, mesas nuevas. Pero no hay sparrings, ni liga fuerte, y para mejorar tenés que tener un buen entrenamiento y una liga competitiva, si no no sirve”.

Según su representante, Matías Waldo, Horacio es una persona humilde que nunca cambió su forma de ser. Sabe de dónde salió y hacia dónde va, siempre tiene los pies sobre la tierra, nunca fue agrandado, la humildad nunca la negoció y se mantuvo atento a la familia. Es muy disciplinado, le dedica el 100% de su vida al tenis de mesa y está en el puesto 70 en el ranking mundial. La alimentación, el físico y el descanso juegan un papel muy importante que no debe dejar pasar. Además, es una persona muy talentosa que entrena todos los días y posee una gran inteligencia.

Ellos llegaron a enfrentarse en distintos torneos en el año 2009-10 y “pegaron onda”. “Yo era un poco más grande y le ganaba, pero se le veían condiciones. Lo que entrenó, dedicó y compitió le sirvió para ser lo que es hoy”, afirma su representante.

Waldo cuenta que a los 18 ó 19 años se tuvo que retirar porque era muy difícil vivir de eso. “Salvo que seas Horacio, no podés”, asegura. Todo el trabajo de prensa lo hace de “buena onda”. Horacio es muy “colgado” con las entrevistas. “Nunca tiene muchas ganas de hacer notas porque es tímido e introvertido”, relata. 

Horacio tuvo dos inspiraciones en el tenis de mesa. Su principal “espejo” fue el sanjuanino Pablo Tabachnik, tres veces atleta olímpico y con quien pudo compartir equipo en los Panamericanos de Lima 2019, donde consiguieron la medalla de plata. Otro referente fue Liu Song, de quien se acuerda al ver sus videos de Guadalajara 2011. De todas maneras, Horacio quiere escribir su propia historia.

A pesar de que le gusta mucho cómo juega el brasileño Hugo Calderano, número siete del mundo, no tiene ningún referente actual en el tenis de mesa. Luego, en otros deportes, idolatra a Rafael Nadal. “Leí sus libros y la verdad me encanta la mentalidad que tiene y siempre intenté copiarla dentro de la cancha, aunque es muy difícil porque estamos hablando de un tremendo crack. La mentalidad juega un papel muy importante en los deportes”, resalta.

Respecto a su preparación para los Juegos Olímpicos, el último año estuvo entrenando en Portugal: “Acá tengo entrenadores portugueses, pero después hablo con el preparador argentino que sigue mis pasos y armamos el calendario”, detalla.

La pandemia no le afectó demasiado. “Lo único que cambió fue el pasar a estar mucho tiempo encerrado”, comenta y destaca: “En Europa, hasta en los peores momentos, se permitió entrenar a los deportistas porque lo ven como un trabajo”. Le fue un poco difícil estar tanto tiempo encerrado, pero supo manejarlo de la mejor manera.

Algo en lo que lleva mucho tiempo cuidándose es con sus comidas, ya que lo considera como un “entrenamiento invisible” y asegura: “Si uno está comiendo muy mal después no va a poder rendir bien, así que es muy importante”.

Cada vez falta menos para los Juegos Olímpicos y ya formar parte del equipo de Argentina es algo magnífico. “Es un privilegio ser de esos pocos atletas que tienen la oportunidad de ir para representar a su país”, afirma.

Matías le tiene fe porque hace las cosas bien, juega en la segunda división de la Liga Francesa, que es muy buena y le permite competir a gran nivel. “Le tengo fe, pero hay que ser realistas, los Juegos Olímpicos son muy complicados y si gana un partido ya sería un buen logro, pero ojalá pueda disfrutar el momento”. Vale recordar que solo dos argentinos ganaron dos partidos: uno fue Liu Song y el otro Pablo Tabachnik. 

Su hermano Pablo siempre fue muy optimista. “Cuando apenas existía una mínima chance, yo ya lo veía en los Juegos. Me decís, ´¿lo ves ganando el oro?´, y para mí ya ganó el oro. No importa la medalla, lo que logró, todo lo que pasó, todo lo que luchó para seguir un camino que a él le gusta no es fácil. Así que repito, para mí ya ganó el oro”, reafirmó.

La Copa América está en marcha, pero qué pasará con otras disciplinas frente a la pandemia

Por Santiago Hanimian

La Copa América no fue el único torneo deportivo en el que, debido a la segunda ola de contagios, corrió riesgo su realización. En varios deportes, las principales federaciones decidieron suspender o postergar distintas competencias, de las cuales algunas eran clasificatorias para los Juegos Olímpicos que se llevarán a cabo en Tokio.

El torneo continental de selecciones estaba pautado para que se disputara entre junio y julio en Argentina únicamente, pero el Presidente, Alberto Fernández, había puesto paños fríos a la situación por la cantidad de contagios semanales que se registraban y se siguen registrando. A pesar de que luego de un par de semanas confirmó al país como la sede, CONMEBOL decidió mudarla a Brasil, donde se está disputando actualmente.

La Copa América no fue la única competición que sufrió cambios de sedes, ya que las semifinales y la final de la Copa de la Liga Profesional, las cuales finalmente se disputaron entre el 31 de mayo y el 4 de junio, iban a desarrollarse en San Juan y en Santiago del Estero, pero luego de una semana en la que se decidió suspender el fútbol argentino, los tres encuentros se jugaron en la provincia cuyana y en el mismo estadio, el Bicentenario.

Por otra parte, en el rugby se está viviendo un momento de incertidumbre con respecto a la realización del URBA Top 12. El comienzo del torneo estaba establecido para el sábado 17 de abril, pero esto no sucedió por la medida que prohíbe la práctica deportiva de más de 10 personas y todavía no se sabe cuándo arrancará.

 Ante esta situación, el back de Pucará Tomás Buckley dialogó con El Equipo y expresó su disconformidad por la postergación: “Me genera mucha impotencia todo esto y, más que nada, porque el equipo viene de hacer una gran pretemporada. Así y todo, tratamos de no aflojar y seguimos buscando nuestra mejor versión, para que cuando por fin comience el campeonato, estemos a la altura de las circunstancias”.

“Si bien siempre hay rumores y distintos planes, la realidad es que estamos sujetos a las decisiones que se toman más arriba y la URBA no puede pelear contra ellas. Esto le va a hacer muchísimo daño a los clubes”, comentó Buckley en relación a que todavía no haya ni siquiera una fecha tentativa para el inicio del torneo de clubes más importante del rugby argentino.

Otro deporte que se vio afectado por la nueva ola de contagios del coronavirus fue el boxeo. Entre el 10 y el 16 de mayo se iba a llevar a cabo en el país el Preolímpico, el cual iba a dar cupos para los próximos Juegos Olímpicos a disputarse en Tokio del 23 de julio al 8 de agosto. De ahora en adelante, los boxeadores clasificados se definirán en base al ranking del Comité Olímpico Internacional (COI) al 14 de junio.

El caso de la boxeadora de peso welter Lucía Pérez es muy particular, ya que actualmente se ubica a una posición de los puestos clasificatorios y depende de que se libere una plaza. “Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, así que trato de conservarla, pero estoy preparada para cualquier cosa”, declaró Pérez.

Además, la pugilista de 69 kg. sufrió bastante la cancelación del certamen porque se sentía lista para afrontar una competencia de “gran nivel”, para la cual tenía muchas expectativas de lograr la clasificación. Por otro lado, siente injusto el hecho de depender de un ranking armado con actuaciones suyas en años anteriores porque afirma que ya no es la misma de años atrás, maduró en muchos aspectos, tanto deportivos como personales. “Si no son los Juegos Olímpicos, estaré lista para cualquier competición que se presente”, concluyó.

Sin dudas, la pandemia no afloja y está lejos de terminar, lo que produce mucha incertidumbre en el ámbito deportivo. Las federaciones tienen que actuar sobre la marcha y, si bien por el momento no hay más torneos postergados ni cancelados, esto es día a día y habrá que esperar a ver cómo avanza la situación que tiene alerta a todo el mundo.

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Por Dylan Bujman

La segunda ola del coronavirus afectó a varios equipos del fútbol argentino, entre los que se encuentran Banfield con 10 futbolistas y siete colaboradores, Racing con 10 casos confirmados e Independiente con ocho positivos, incluido su DT, Julio César Falcioni. Por otro lado, Gimnasia tuvo 16 casos, Sarmiento aisló a 20 jugadores y su entrenador, Mario Sciaqua, fue internado unos días y, por último, Defensa y Justicia, que tras los hisopados, detectó como casos positivos al kinesiólogo y a 14 futbolistas. Todos estos equipos tuvieron rendimientos diferentes con los jugadores que estaban disponibles.

El Taladro, el Verde, el Lobo y el Halcón tuvieron resultados adversos, ya que habían arrancado con el pie derecho en la Copa de la Liga, pero los contagios ayudaron a que bajaran puestos en la tabla de posiciones. Caso contrario fue el de la Academia y el Rojo: los clubes de Avellaneda se pudieron sobreponer a esta adversidad: los dirigidos por Pizzi alcanzaron la final del torneo y el equipo de Falcioni accedió a semifinales.

Por otro lado, Patronato tuvo que lamentar la pérdida de su presidente, Miguel Hollmann, quien se encontraba internado desde enero y perdió la vida a los 71 años. Otro particular caso ocurrió en Sacachispas, cuando su técnico, Eduardo Pizzo, quedó en terapia intensiva y fue reemplazado por Leonardo Lemos. El presidente aseguró que esta decisión le dolió pero fue tomada con la autorización de la familia de Pizzo, que lo supo entender desde el principio.

Durante este último fin de semana, le tocó el turno al River de Marcelo Gallardo, que justo un día antes de disputar los cuartos de final de la Copa de la Liga contra su clásico rival, Boca Juniors, sufrió 15 contagios totales y, a pesar de perder en tanda de penales, luego de empatar 1-1, con gol de Julián Álvarez, mostró un papel más que digno haciendo figura a Alan Leonardo Díaz, su arquero que es suplente en Reserva y ni siquiera había debutado en esa categoría. Su turno llegó gracias a que los masivos contagios habían afectado a los cuatro arqueros del plantel: Franco Armani, Enrique Bologna, Germán Lux, del plantel de Primera División, y Franco Petroli, quien es el arquero que habitualmente juega de titular en la Reserva. El arquero de 21 años le atajó un penal en la tanda a Edwin Cardona y coronó grandes atajadas a Carlos Tevez durante el transcurso del encuentro.

Luego del partido, cinco jugadores más dieron positivo para llegar a los 20 casos totales y obligó a Boca a tomar recaudos realizándose hisopados que arrojaron negativos para absolutamente todo el plantel.

Ante la gran cantidad de casos positivos de coronavirus en este último tiempo, El Equipo dialogó con Diego Fridman, infectólogo que contó cómo afrontar la segunda ola de contagios en el fútbol, tras los brotes que sufrieron varios conjuntos.

Aunque sostiene que no fue específicamente el fútbol quien se llevó una gran cantidad de casos, aseguró que la sociedad en sí está pasando un momento difícil y que eso hizo que llegue a los jugadores que están más expuestos en el día a día. “Hay que respetar los protocolos a rajatabla”, dijo haciendo mención a que los testeos semanales que hacen todos los equipos son correctos, pero los jugadores tienen una vida fuera del campo de juego y depende exclusivamente de ellos cumplir los protocolos sanitarios correspondientes. “Todos los que den positivo se tienen que aislar y listo, luego hacerlo sucesivamente para que estos mismos no sigan contagiando”, fueron las palabras que usó el especialista para que no sigan habiendo brotes de contagiados en un equipo y luego tenga que salir a jugar con los pocos jugadores que estén a disposición del cuerpo técnico. Para el próximo torneo, el riesgo sigue latente ante el arribo de la variante Delta del virus que amenaza con provocar una “tercera ola”.

Un hecho insólito fue el histórico partido que el Millonario le ganó por 2-1 a Independiente Santa Fe por la fase de grupos de la Copa Libertadores, luego de salir a la cancha con Enzo Pérez como arquero durante todo el partido. Además de que Pérez estaba lesionado y se ofreció para ir al arco, también estaba Javier Pinola a disposición del cuerpo técnico, pero su pedido fue rechazado por Gallardo, ya que aún no tiene el alta médica y no lo quiso arriesgar. Este extraño episodio ocurrió gracias a que el conjunto de Núñez no anotó a los 50 jugadores en la lista de buena fe y tuvo que realizar un pedido para que la figura del Superclásico, Leonardo Díaz, pueda atajar, pero el pedido fue rechazado por la CONMEBOL y eso obligó a River a salir a la cancha sin suplentes y con un arquero completamente improvisado.

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