domingo, mayo 11, 2025
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Ballester, ese gol tardío que superó la marca de Ferro

Por Franco Cecchini

Central Ballester se convirtió en el equipo del fútbol argentino que más tiempo estuvo sin anotar un gol: la última vez había sido el 16 de abril con el tanto de Nazareno Maciel en el empate 1 a 1 contra Centro Español. Finalmente pudo ponerle fin a esa racha luego de 83 días.

Central Ballester se enfrentaba a Lugano por la sexta fecha del segundo torneo de la Primera D y para no convertirse en el equipo del fútbol argentino que más tiempo estuvo sin anotar un gol necesitaba romper el cero antes de los 65 minutos. El maleficio se cortó, pero a los 74. Después de 884 minutos, el Cacique, hizo un gol. El récord que ostentaba el conjunto de Caballito se lo quedó Central Ballester por 9 minutos. 

Nueve partidos y 74 minutos de otro, fue el tiempo que estuvo sin convertir un gol hasta que Enzo Ventecol agarró de volea la pelota que picaba afuera del área y la puso al costado del palo para empatar parcialmente. “Sentí que le debía el gol a mi familia, a mi gente y a los hinchas. Más allá de muchas cosas que se dicen y que se hablan, este es un club que yo amo mucho, estoy hace casi 8 años acá y tuve ofertas de muchos lugares pero no quiero irme”, dijo el autor del gol que volvió a sumar minutos desde el banco por segunda vez consecutiva luego de cumplir la suspensión de cinco partidos por pegarle un cabezazo y provocarle una herida en la nariz a Tomás Cuscueta de Cambaceres.


Central Ballester superó a Ferro que en el año 1999 estuvo 875 minutos sin inflar la red.

En el momento del gol los colaboradores y el cuerpo técnico, encabezado por Pablo Viedma, se unieron en un abrazo. Cada jugador gritó el gol como si fuera propio hasta encontrarse con sus compañeros y finalmente, los cerca de 200 hinchas del conjunto de José León Suárez pudieron gritar un gol que tenían atragantado desde hace 884 minutos. “Estoy muy feliz, hoy por lo menos hicimos un gol. Cuando vi que la pelota entró grité mucho de la emoción”, dice un joven hincha, entre lágrimas de alegría y tristeza, ya que el gol sirvió únicamente para cortar esta extensa racha.

En la última del partido, a los 95 minutos, en una jugada en la que todos los futbolistas de Central Ballester reclamaron offside, Nahuel Fraquelli convirtió el 2 a 1 para Lugano y condenó al Canalla a una nueva derrota. El clima volvió a ser tenso, como lo viene siendo durante todo este tiempo, los jugadores sienten que vienen siendo perjudicados con los arbitrajes. Los hinchas muestran continuamente su enojo al plantel con canciones e insultos. Luego de cada gol, en contra,  las trompetas y bombos entonan el ritmo de la famosa canción de Bonnie Tyler llamada It ‘s A Heartache (“jugadores…”) que suena en el fútbol argentino cuando los resultados son negativos.

“Estamos intentando revertir una situación que se viene arrastrando desde el campeonato pasado con un plantel de jugadores que nosotros no elegimos. Desde que estoy al mando del equipo no fuimos superados por ningún rival, este gol tendría que haber llegado antes pero estamos muy salados, te juró que cuando ganemos un partido a este equipo no lo para nadie”, dice Pablo Viedma, entrenador de Central Ballester que está al mando desde el 5 de marzo y sumó tres puntos (todos empates) en nueve partidos.

Central Ballester está atravesando un pésimo momento, en la primera vuelta del torneo de Primera D no ganó ningún partido y solo sumó un punto en diez encuentros. En los primeros cinco partidos de la segunda rueda tampoco ganó. No consigue sumar de a tres desde hace casi once meses, el 14 de agosto del año pasado venció a Muñiz de visitante por 1 a 0, y desde ese lapso disputó 22 partidos con un saldo de 14 derrotas y 8 empates.

El fin de semana que viene volverá a enfrentar a Muñiz, el último rival contra el que ganó por última vez, en esa misma cancha, con la intención de volver a recuperar la memoria de lo que por los últimos resultados fue una hazaña.

 

 

El Balón de Oro que se crió en la guerra

Por Paula Prieto

Luego de la conquista de 23 títulos con el Real Madrid, de haber ganado el Balón de Oro, el The Best y el premio de la UEFA al Jugador del Año, Luka Modrić renovó su contrato con el equipo Merengue y jugará hasta los 38 años. El croata se convirtió en figura tanto en el club como en su selección después de haberlos llevado hacia una final de la Copa del Mundo en 2018, y a una semifinal en la copa de 2022. Pero todo lo que logró no le llegó en “bandeja de oro”, tuvo que luchar para sobrevivir y para conseguir permanecer en donde hoy está parado. 

La historia de su vida comenzó antes de que él naciera, cuando sus padres tuvieron que recorrer el 9 de septiembre de 1985 los 60 kilómetros que separaban a Modrici, su pueblo, y la clínica de Zadar, lugar en el que el mediocampista nació. 

A los cinco años era pastor de cabras junto con su padre Stipe Modrić. 

En 1991, Yugoslavia se disolvió y nació Croacia como una nueva nación, y en consecuencia, comenzó la guerra de los Balcanes contra Serbia. A los seis años, Luka tuvo que vivir un conflicto en el que murieron más de 200 mil personas, en vez de haber podido disfrutar de la infancia que un niño tendría que tener. 

Sus padres no poseían otra opción más que escapar a Zadar a través de los bosques y las montañas para no ser asesinados, luego de que el actual capitán de la selección de Croacia hubiera visto como mataban a su abuelo, quien lo crió, y su casa se incendiaba. Su padre combatía en el ejército y su madre sola se encargaba la mayor parte del tiempo de él. Un adulto no podría soportarlo, pero para un niño, que todavía lleva esa inocencia pura, es un “suceso traumático”, como él explicó en el libro autobiográfico Mi juego.  

Luka Modrić con su abuelo, muerto por los serbios durante la guerra.

“No me gusta volver a esas cosas, todo es pasado. Pero por supuesto que una guerra tiene una influencia. Ha hecho de Croacia un país más fuerte. Pero no quiero debatir del pasado, tenemos que mirar al futuro”, declaró públicamente en 2018 antes de la final contra Francia. 

Lo que uno llama hogar, para el croata por mucho tiempo fue una habitación de un hotel que se convirtió posteriormente en un centro de refugiados. 

A pesar de que no era lo que sentía como una casa y la tristeza que una persona puede llevar a tan poca edad, recordaría ese lugar para siempre ya que allí encontró su primer amor y lo que le cambiaría la vida: el fútbol. 

Este pequeño, gracias al pasatiempo en el que canalizaba lo que sentía, sin darse cuenta, se estaba transformando en el jugador que en el futuro lo iba a convertir en una estrella.

En el estacionamiento del hotel, pasaba horas jugando a la pelota con otros niños y muchas veces él solo. Allí fue descubierto por Tomislav Basic, dueño del hotel y dirigente en ese momento del NK Zadar, que trataba de hacerles vivir a los niños las situaciones de bombardeo como un juego.

En 2021, luego de 26 años, Luka Modrić volvió a visitar con su papá la casa en Modrici de la que tuvo que escapar a los 6 años (Foto: Luka Modrić vía Instagram @lukamodric10).

“Caían (las bombas) a menudo, a veces a cien metros, y teníamos que correr al bunker antes de volver a entrenar o irnos a casa. No lloraba, sabía que estaba pasando algo malo, pero había mucha gente y los niños jugábamos cuando podíamos”, comentó el número 10 en una entrevista para el programa de televisión El Partidazo de Cope en España.  

El ganador de cinco Champions League siempre tuvo una condición física que lo aisló de varios clubes a lo largo de su infancia. Su sueño de chico era jugar en el equipo de sus amores, el Hadjuk, pero el talento no opacó lo bajo y flaco que era a los ocho años. 

Su carrera en el Zadar duró hasta los 16 años, por los prejuicios de los entrenadores de los diferentes planteles, cuando el Dinamo Zagreb lo compró. Debutó a los 17 en Primera en el Zrijinski de Bosnia y Herzegovina, club en el que estaba a préstamo. A los 18 años fue convocado para la Selección Sub 21 de Croacia y desde allí no paró de hacer historia por 20 años.

El día que Killer desató la furia por una caricia en el alma

Por Augusto Papasidero

Falta. Tremenda falta. Lo bajaron a Eduardo Cáceres al borde del área rival, el “Gatito” no se la agarró con el indonesio -que terminó en el suelo tras el patadón que le dio al jugador de Rosario Central-, pero el que sí lo hizo fue Mario Killer. A modo de chicana, el “Colorado” le agarra la cabeza al rival, entre líneas se leía el significado de “jueguen un poquito más a la pelota” que ocultaba ese gesto. Ningún canalla sabía que allí el tocar la cabeza de alguien es una grave falta de respeto. Tienen la creencia de que el alma de una persona se sitúa ahí. 

A los pocos segundos se podía ver el corte taza anaranjado yendo de un lado para el otro, corriendo y esquivando patadas y piñas, todo mientras que la policía intentaba a los tiros que el público no entrara a la cancha. 

30 años antes esos mismos disparos se escuchaban multiplicados. Por ese entonces Indonesia no era Indonesia, tenía una bandera muy similar a la de Países Bajos. La diferenciaba una inscripción en el centro, que más que un escudo podía ser el logo de una marca de ropa. El territorio respondía al nombre de Indias Orientales Neerlandesas, ahí en 1945 entre 45.000 y 100.000 soldados perdieron la vida luchando por la independencia que se les fue otorgada tras cuatro largos años. 

En ese contexto Rosario Central fue invitado a participar de un cuadrangular que entregaba un trofeo de oro macizo con diamantes incrustados. Competían también por la “Copa de las Tres Décadas” el Benfica de Portugal, el Dnipro -un equipo hoy ucraniano, por ese entonces de la Unión Soviética- y la propia Selección local. 


“Fue tal la reacción de ellos que empezaron a correrme, a pegarme a mí. El arquero me tiró una patada voladora. Ahí empecé a recular. Mi hermano pegó trompadas y yo le amagaba al que me seguía. Se armó un lío enorme”.


Todo esto se realizó a fines de agosto, a principios de ese mes los hermanos Killer, Ramón Bóveda y Mario Kempes jugaban con la celeste y blanca algunos partidos de la Copa América de 1975. En un interín se calzaron la azul y amarilla para la gira asiática con su club. Mismos colores que vistió Independiente, también contra Indonesia a principios de ese año. Por un tema de televisación y confusión entre los tonos de las camisetas, los locales se quedaron con la roja y los argentinos clavaron casaca amarillenta y shortcitos azulados. 

Antes de ir para el continente oriental pararon en España. Ahí se quedó algunos días Mario Killer, solo, esperando que el Sporting de Gijón oficializara su fichaje por unos 36 mil dólares. En un desconcierto por parte del club informaron la contratación de Killer, pero de Daniel, su hermano. Corrigieron y el defensor de metro sesenta y seis partió para acompañar a su equipo en sus últimos partidos. 

En Argentina los allegados a Central mostraban su descontento con la junta directiva. Repetían la frase de que los dirigentes estaban “cortos de ideas”, tardaron hasta días en enterarse de que le habían ganado 2 a 1 al equipo soviético (o ucraniano). Llegaban envalentonados. Hacía unas semanas le habían metido 10 a Racing; está bien, por problemas extra futbolísticos ninguno de los dos tenía el equipo titular, pero en palabras del propio Mario Killer tenían un verdadero equipazo. 

Les estábamos pegando un baile”, recalca el que, quizás, prendió la mecha en Yakarta. El Estadio Bung Kamo explotaba con 30.000 personas. Una pista de atletismo gigantesca y un techo inigualable para la época contorneaban el césped. 2 a 0 y los locales no dejaban pasar ninguna, mucho menos algo que bajo sus costumbres era un menosprecio gravísimo. Hay quién dice que fue una tirada de los pelos, otros como Kempes que remarcan que solo apoyó su mano en la cabeza del oponente. Haya pasado lo que haya pasado el desenlace está claro. 

Killer lo cuenta: “Fue tal la reacción de ellos que empezaron a correrme, a pegarme a mí. El arquero me tiró una patada voladora. Ahí empecé a recular. Mi hermano pegó trompadas y yo le amagaba al que me seguía. Se armó un lío enorme. Tuvimos mucho miedo”. Al unísono la gente intentó ingresar a la cancha, se ve que no solo el delantero indonesio se había sentido tocado. El cielo recibió todos los balazos que los 100 uniformados lanzaron para ahuyentar la estampida digna de Pamplona. 

Algo por el estilo le volvería a pasar a el Matador Kempes. En 1996, ya con un pie y medio afuera del fútbol profesional, se desempeñó como jugador-entrenador del Pelita Jaya también en Indonesia. En un partido de visitante contra el Persib ingresó con sus compañeros al vestuario, cuando salieron las líneas de cal ya no se veían. El público colmó el terreno y para sacar un lateral le tenían que pedir permiso a los hinchas. Botellazos, piedrazos y cualquier cosa terminada en -azo de por medio hasta que el árbitro dio fin al partido que terminó 3 a 0 para el local, y con los del Pelita Jaya subidos a un camión de policía para salir vivos del estadio.

Cuestión. Roja para el Colorado y el ambiente se tranquilizó. El encuentro siguió su rumbo y Central llegó al tercer partido ya como campeón. La derrota contra el Benfica por 2-1 fue totalmente anecdótica. Los diarios del momento titulaban, unos cuantos días después, “Ejemplo Auriazul” a la travesía del club rosarino. El 5 de septiembre retornaron, todos menos Mario Killer, a Ezeiza en un viaje de Aerolíneas Argentinas. De ahí para Santa Fe. Otro que llegaría a esa provincia unos seis años más tarde sería Behrouz Roohani. 

¿Quién? 

De todo esto se desprende una historia paralela contada por El Ciudadano. Roohani era un joven iraní que quedó enamorado de la casaca del Canalla cuando la vio por televisión en ese partido contra la selección asiática. Tal fue su fanatismo que hasta puso el amarillo y azul en la camiseta del equipo de su pueblo. A principios de los 80’ la guerra se desató entre Irán e Irak, por lo que Roohani buscó escapar de ahí. Cosas del destino lo trajeron a la Argentina. Pasó por el Monumento a la Bandera y la vio. Volvió a ver esa remera que lo había fascinado, no la llevaba Kempes sino que un hincha cualquiera. Le preguntó al portador si alguna vez ese equipo de rayas verticales había jugado en Yakarta, le respondió que sí. Ahí fue cuando decidió sentar cabeza en Santa Fe. 

San Lorenzo 1346, entre Corrientes y Entre Ríos. La bóveda del Banco Monserrat resguardó aquella copa. Era más que un trofeo de un torneito amistoso. Más allá de su valor material -que poco seguro que no era significaba la prueba de esa batalla que supieron esquivar o de aquella anécdota que, dentro de todo, terminó bien. Este lunes Argentina se las ve con Indonesia. El primer partido entre ambas selecciones, no hay pica, pero después de escuchar esta secuencia tranquilamente podría haberla. 

De la copa ni noticias, se extravió (o la extraviaron) y nadie sabe dónde está.

Lionas y Liones, un proyecto inclusivo

Por Martina Pérez de la O

Lo que para muchos comienza como un palo y una bocha, solo un deporte, sin sentimientos detrás y sin un fin; para los deportistas es un mundo aparte que a veces solo ellos pueden entender. Pero cuando también se trata de que todos puedan practicarlo sin dificultades, ahí se abre el abanico de posibilidades iguales para todos. Eso es lo que crearon Silvina  Forrester y Peter Gorrisen, una pareja con un objetivo en común: compartir con toda la sociedad lo feliz y lo bien que les hace el hockey a los chicos con discapacidad intelectual, sobre todo a Clara, su única hija y el motivo  principal de la expansión de esta gran idea.

Desde la fundación de Lionas y Liones se creó un mundo nuevo que empezó con apenas 12 chicas y actualmente cuenta con más de 170 jugadores y jugadoras de todas las  edades que entrenan en el Polideportivo Onega en Villa Devoto los miércoles por la tarde y los domingos a la mañana. Pero no todo fue color de rosas y con un camino fácil, pero a pesar de que hubo egos en el medio por parte de las Olimpíadas Especiales Argentinas externos al proyecto,  pudieron salir adelante y hasta llegar a ser premiados por el Comité Olímpico Especial. Una historia con un hermoso presente. 

Como cualquier hijo para un padre, Clara es la luz de los ojos de Silvina y Peter que iniciaron este plan el 10 de septiembre de 2017, hace 6 años, cuando vieron la felicidad que sentía su hija al armar su camino  hockístico en Belgrano Athletic, el club que los acompañó desde siempre,  su segunda casa. Desde los 5 años que Clara ya sabía que el hockey iba a  ser una de sus pasiones más grandes, o quizá la mayor. Ambos creadores  sintieron que “eran muy egoístas si no compartían este proyecto con toda la  sociedad”, y con ese empujón decidieron arrancar. Ese pensamiento habla  más de ellos que de lo que verdaderamente iban a llevar a cabo, pero gracias a eso, llegó a ser enorme hoy en día. 

El club les prestó una cancha y comenzó la acción. Al segundo mes ya eran 30 jóvenes los que conformaban este gran grupo de personas y arrancaron el año siguiente siendo 40. Los medios en ese momento ayudaron a que se visibilizara. Pero el boom se dio en la pandemia. En un momento en el que todo el mundo estaba paralizado y sin rumbo, ellos  volvieron a encontrarle la vuelta para ayudar a los chicos, ahora desde las casas. Los zooms se transformaron en el lugar más preciado por los adolescentes, en donde no solo se reunían para tener novedades unos de los otros, sino que también jugaban y se entretenían hablando sobre cosas que nada tenían que ver con la catástrofe mundial que existía detrás de sus puertas. Era difícil explicarles porque todo había cambiado, pero guiaron su atención y pusieron el foco en que se siga haciendo todo tal cual como lo era antes. 

El momento en que se levantaron un poco las restricciones, empezaron a entrenar en una plaza enfrente a la cancha de River, en Núñez, pero nunca se hubiesen imaginado que iba a pasar por ahí una persona que correspondía a la organización del Comité Olímpico Especial y los iba a nominar al premio del “Proyecto de inclusión deportiva en pandemia  mundial”. Por más que ellos no hagan las cosas “con el fin de lucrar con  eso”, es un lindo y sorpresivo reconocimiento el que les dieron. Para ellos lo importante es “que los chicos aprendan a manejarse en tribus”, y no solo  lograron eso, sino que se los vea haciéndolo que eso es quizá lo más difícil.  Pasaron las semanas y seguían avanzando pero sin darle mucha importancia, hasta que tuvieron que viajar a recibir el premio a Italia. Con veinte test de Covid y sin entender nada del idioma al cual se traducía la  ceremonia, fue de los momentos más lindos para ellos. Saber que su trabajo tampoco es en vano y que pueden ayudar a cualquiera que lo quiera implementar en su club, provincia o país. 

Eso hicieron, el hockey inclusivo llegó gracias Silvina, quien difundió su número para que la llamaran si quisieran crear este proyecto en  los clubes no solo del interior del país, sino en países limítrofes. Rosario es un gran ejemplo. Actualmente en la ciudad santafesina hay dos clubes con hockey para niños con discapacidades intelectuales y el próximo agosto  vendrán a compartir encuentros a Buenos Aires, en el CENARD, donde Silvina consiguió que le prestaran la estadía completa por unos días.

Los encuentros que realizan no son solo para entrenar, también hacen giras cotizadas por las jugadoras, con rifas o con una cooperativa opcional creada por los mismos padres. Ellos lo único que quieren es ver felices a  sus hijos. “Pasar de no saber dónde llevarlos a encontrarse con este nuevo mundo que abre puertas es increíble”, explicó Silvina. Hasta ahora viajaron a Tandil, Mendoza, San Juan, Neuquén y Mar del Plata. Además, una vez  por año se realizan los “Juegos Nacionales”, pero lo menos importante ahí es la técnica y la táctica. No hay reglas más que divertirse. ¿Un partido sin reglas? Así es. Puede ser en cancha de 11, de 7 o de 5, depende la cantidad de jugadores que haya en ambos equipos. A ninguno se lo deja afuera porque “son pocos”, cada cual juega con los que tiene. No hay tiempos, ni un reglamento. Es hasta donde ellos sientan que pueden porque lo mejor  viene después, cuando hacen bailes, terceros tiempos, charlan, se conocen entre ellos y ven que los une la pasión más linda: el deporte. Además,  participan facilitadoras y facilitadores, que son personas que ayudan a que  ellos puedan intentar jugar de una forma más ordenada, pero tienen  obligaciones como “no poder pasarla a otro facilitador”, así todos los chicos se sienten contenidos y a la vez ayudados. 


El apodo “Lionas y Liones” nació por Messi, por su nombre, porque  “juegan como él” y también porque hacen mucho “lío” . Cuentan con tres categorías:  infantiles, juveniles y plantel superior. 

 

Clubes convencionales los llaman para hacer entrenamientos de Mixed Abilities, es decir se mezclan entre las lionas, los liones y los chicos del club. También se hace en rugby, es más, hasta copiaron el excelente modelo para que se siga incluyendo de una buena manera el ideal. La integración en ese momento es de otro planeta, no hay exclusión, como sí pasa una vez que  salen de las canchas, en el afuera de los clubes. 

Peter admitió que la discriminación y exclusión que sufren los chicos es terrible. No solo los que tienen síndrome de down, sino los autistas  también pasan por lo mismo y todos son muy poco visibles por la sociedad que se preocupa por incluir a todos los géneros cambiando la letra de una palabra, y pensar que así todo cambia y todos están incluidos ahí adentro,  pero no, los que más inclusión necesitan siempre quedan afuera porque su  lucha no es contra una e o una a, es contra la gente que no sabe de valores. 

La cara visible de todo este gran proyecto es Silvina, a quien contactan primero, incluso antes que al centro de Olimpíadas Especiales de  Argentina ya que no se enfocan siquiera en enseñar que el hockey se juegue con una bocha y no una pelota de fútbol. Y así pasó el capítulo más oscuro  en la historia de Lionas y Liones. 

El mal accionar de las Olimpíadas Especiales Argentinas dejó afuera al hockey

Hace tres años y medio que Silvina logró una plaza para que el  hockey nacional tenga participación en las próximas Olimpíadas Especiales  que se realizarán en junio. La invitaron desde la organización mundial, pero  Olimpíadas Especiales Argentinas le negaron la participación con excusas. 

 “Iban a venir todas las provincias, pero se enojaron porque se  comunicaron conmigo y no con ellos que ni siquiera juegan al hockey con  bocha”, exclamó Forrester furiosa y entristecida contando la situación poco  difundida. En plena pandemia se hicieron zooms para explicarles y  mostrarles todo lo que se trabajaba, pero solamente valían las excusas: “No  hay plata”, “solo van a viajar de las Lionas”, “van a tener que usar  uniforme”, “falta mucho”, “todavía tenemos Tokio”, etc; para las que  Silvina siempre tuvo una explicación y hasta llegó a conseguir que manden  nuevamente la carta de invitación, esta vez, a Olimpíadas Especiales  Argentinas para que los chicos puedan viajar, pero tampoco obtuvo una  respuesta digna. Consiguió la firma de Aníbal Fernández desde la  Confederación Nacional aceptando toda la iniciativa; luchó para que entraran el hockey y el canotaje mundial, lo logró, pero insistió y desistió  con los organizadores de Argentina. Hace un año volvió a arrancar la  búsqueda de esa autorización para viajar que nunca obtuvo por “no cumplir  con las directivas”, cuando en realidad nunca habían existido. El ego de la  organización se fue por demás y dejó definitivamente a Argentina fuera del  hockey. Pero lo peor de todo es que los que perdieron fueron los chicos.  “Todas las chicas estaban esperando el momento de las olimpiadas y  bueno, hay egos y es re triste, ya lloré mucho”, exclamó Forrester. 

 A ella, la impulsora de todo este apasionante proyecto que busca  cambiar el mundo para todos los niños que participan de sus actividades, le  cortaron las alas con malos tratos y por egoísmo. Dejaron a unos chicos  muy ilusionados con su viaje fuera de lo que podría ser el sueño de  muchos, inclusive de Silvina. 

 

Todo sigue 

Actualmente, Lionas y Liones están auspiciados por Banco Macro,  Grúas San Blas y Banza; tres empresas que los ayudan para conseguir los materiales y poder organizar las giras. Cuentan con tres categorías:  infantiles, juveniles y plantel superior. Además, tienen una Coordinadora  Deportiva que trabaja con ellos desde el primer día del proyecto. Ella es  Clara Herrera, que se enamoró del grupo desde que las vio porque admitió  que conquistan los corazones de todo el mundo y exclamó un deseo para el  futuro: “que la gente que excluye a las personas con discapacidad  intelectual le abra la puerta a este proyecto y vayan a ver de lo que son capaces cada uno de ellos.” 

Volvieron de su última gira por Mar del Plata en mayo, pero sueñan  con seguir creciendo y avanzando con su gran equipo como ya lo hicieron  hasta ahora. Reciben a todo el que vaya con el corazón y claramente eso es  lo más lindo que tiene este equipo, este grupo de personas y este nuevo  mundo para tantas familias que ven cómo sus hijos son apartados  injustamente por gente que tiene muchísimos menos valores que ellos. 

 El apodo “Lionas y Liones” nació por Messi, por su nombre, porque  “juegan como él” y también porque hacen mucho “lío” entre todas, pero lo  importante es que ese desastre sea siempre de forma sana y aliviando  corazones como lo hace el hockey. Se puede decir que el deporte con  chicos con discapacidades intelectuales les cambió la vida no solo a los 170  jugadores que son parte, sino también a los padres y a las entrenadoras. 

Clara Gorrisen, volante y capitana del plantel superior de las lionas,  contó que se está esforzando mucho este año, que le genera muchísima  satisfacción ponerse la camiseta y cerró hablando de su mayor felicidad: su mamá y su papá, los creadores de su gran sueño, de su vida entera, el  hockey. 

Peter Gorrisen, padre y creador, exclamó que él va con el día a día de  cada chica, que no le importa que se haga nacional el deporte, ni que le  pongan reglas porque el crecimiento no tiene que ver con eso, sino con la  satisfacción de saber que lo que hace no es en vano. 

Silvina Forrester, mamá e impulsora de todo este proyecto, se emociona cuando habla de las chicas y de su crecimiento, sueña con cambiar la perspectiva del mundo, que todos hablen de esta idea que crearon, pero no para tener fama, sino para que vean que todos somos iguales. Que todos sean felices una vez que entran a este mundo desconocido para muchos y que los que ganen siempre sean los jugadores y las jugadoras. 

Es un mundo nuevo, lleno de magia y de cosas para contar y mostrar. Ojalá el planeta entero pueda apreciar este trabajo y aprender a que todos somos iguales, desde lo físico  y lo emocional, que tienen que tener las puertas abiertas, pero primero, la mente y el corazón, porque no todos están preparados para entrar y ver un proyecto tan grande con tanta gente agradecida con el día a día. Hay que quejarse menos e incluir más a las personas de alrededor, que ahí está la mejor respuesta.

 

Las estrellas juveniles de la natación

Por Franco Zabala

Finalizó el Campeonato Nacional de natación de la categoría cadetes, que tuvo lugar en la pileta del Parque Roca. La ex sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 albergó el certamen más importante a nivel país, para los competidores y competidoras que están al borde de dar el paso a la primera categoría de la natación. 

Entre los cientos de nadadores inscriptos a la edición invernal de este Campeonato Nacional, se mezclan los juveniles “1”, quienes cuentan con 16 años, y los juveniles “2”, subdivisión en la que caben tanto los de 17 como los de 18.

Es un torneo al cual se le debe prestar atención debido al rango etario que reúne. A esta edad, es imposible determinar el techo de cualquier competidor, ya que son años muy vertiginosos en cuanto a lo físico y mental; aunque sí se pueden ver aquellos nadadores que dejan atrás el título de “promesas” y pasan a tener el de “realidades”. 

Es menester hacer hincapié en que, si bien los competidores de este certamen pueden contar con un cuerpo desarrollado, tiempos bajísimos, y hasta un palmarés extenso, ninguno aún es considerado como “mayor” para el deporte. 

Este campeonato tuvo el atractivo particular de ser una de las últimas chances clasificatorias de cara al Campeonato Sudamericano juvenil que se hará en esa misma pileta, a mediados de septiembre. Otro torneo que cierra sus puertas pronto es el Campeonato Mundial juvenil, el cual se hará en Netanya, Israel, en el mismo mes. 

Algunas de las estrellas que brillaron en este nacional bajaron de la cima de sus podios, y comentaron sus apreciaciones finales con respecto a su rendimiento. El criterio de los entrevistados seleccionados fue el de no repetir competidores de una misma federación, y que hayan ganado al menos dos medallas de oro en pruebas individuales. 

No es secreto que muchas figuras del torneo quedaron por fuera de la nota, por poner algunos ejemplos: Ignacio Stambuk, Fiamma Carrillo, Francisco Carrocia y Magdalena Portela, y faltaría mencionar un par más. 

Christen, Julia 

Oriunda de la localidad santafesina de Esperanza y representante del Lawn Tennis Club de su misma ciudad. En el nacional se llevó las medallas doradas de los 100 y 150 metros pecho, y la medalla de plata de los 200 metros pecho. Es categoría juvenil “2”.

Con 18 años, Julia se afianzó como una de las pechistas titulares del seleccionado juvenil, especializándose más que nada en las carreras de 100 y 150 metros. En esta última, además de campeonar, se llevó, con su tiempo de 32 segundos con 24 centésimas, la única marca clasificatoria al Mundial juvenil de todo el torneo. 

“Yo busco la perfección en las carreras, aunque siempre va a haber algo que te va a salir mal. Los 50 son una prueba que no te permite margen de error”, definió la velocista. 

Desde que arrancó en la competencia tuvo una predilección por la velocidad explosiva, además de un talento innato, el cual ayudó a desarrollar el fanatismo por este metraje. 

Cuestión mundial, estoy muy contenta ya que tengo un buen porcentaje para que me lleven. La clasificación marca todo el esfuerzo que yo tengo atrás y todos los entrenamientos duros. Se podría decir que conseguí lo que fui a buscar”, declaró la bicampeona y recordista nacional, al ser consultada por el balance de su rendimiento. 

Su próximo objetivo a corto plazo tiene fecha y lugar: el 27 del próximo mes, cuando será el último clasificatorio a los Juegos Panamericanos de Santiago. “Voy a volver a Buenos Aires para el clasificatorio al Panamericano. Tengo posibilidades de ir y quiero intentarlo, pero si no sale, no sale”, comentó la santafesina. 

Un poco después, tiene marcados en el calendario tanto el Mundial de Netanya, como el Sudamericano en el que será local.

Augusto Lima, Artur 

Nacido en el estado de Fortaleza, Brasil, una de las promesas más prometedoras del semifondo libre; actual campeón de 100, 200 y 400 metros libres. Representante del Club San Fernando, categoría juvenil “1”. 

Con apenas 17 años, Artur ya supo participar de dos viajes con el seleccionado argentino, y tomó la elección de su bando a una muy temprana edad. “Nunca voy a dejar de decir que soy brasileño de sangre, pero cuando va a natación, voy a ser argentino, porque es donde surgió mi competencia”, confiesa el joven campeón. En su elección prima la Argentina por sobre su tierra natal, y apunta como sueño el hecho de dejar a la nación rioplatense lo más alto posible.

Es especialista en los 200 y los 400 metros libres, rechaza las carreras excesivamente cortas debido a que no le permiten hacer uso de su técnica. “Mi estilo de nado hace que no me lleve bien con los cincuenta. Mi técnica no es la de un velocista, ellos revolean muy rápido los brazos, la mía es de un nado más largo, más eficiente”. 

De cualquier forma, aunque todo apunte a que podría destacar en las carreras de fondo, el representante de San Fernando descree de las recomendaciones de su entrenador, y asegura que no podría rendir de la misma forma en una carrera de 1500 u 800 metros. 

Riguroso y duro con un rendimiento que lo dejó a centésimas de la marca clasificatoria al Sudamericano, no puede evitar sentir un gusto amargo con respecto a los tiempos que obtuvo. 

Tras un 2022 excelente, y un Sudamericano en el que logró reducir por más de cinco segundos su mejor marca de 400 metros libres, Artur se estancó, y solo en este torneo, casi un año después, pudo volver a restar segundos en la prueba; aún con este nuevo tiempo, al salir de la pileta sintió que no había podido dar todo lo que tenía para ofrecer. “Para mí pude haber hecho cuatro minutos y cinco segundos, o cuatro minutos y seis segundos”, cerró. 

Con esta maravillosa e intachable actuación de dominio en todo lo que corrió, Artur se despide hasta nuevo aviso de la capital del país, ya que no cree volver para el clasificatorio a los JJPP del próximo mes.

Cazau, Ulises 

Oriundo de La Plata, hincha del León, representante del equipo ADN Montego, de su ciudad. Nacido en 2006, actual campeón de los 50 y 100 metros mariposa. 

Con un despampanante tiempo de 54 segundos con 89 centésimas, el mariposista platense selló su plaza para el Sudamericano. Por si esto fuera poco, en los 50 metros del mismo estilo, se quedó a sólo 11 centésimas del récord de la categoría, el cual le pertenece al olímpico Santiago Grassi, y a 28 de sacar boleto para el Mundial juvenil. 

– ¿Qué vas a buscar al Sudamericano? 

– Uno siempre aspira al podio, pero voy a buscar mejorar mis marcas personales. Obviamente me encantaría sentir lo que es ser campeón sudamericano, pero en estas instancias quiero disfrutar el torneo, bajar los tiempos, y correr las postas, que es en lo que más flojo estoy. 

Los tiempos, la radical bajada de los mismos, no fueron una sorpresa para el bicampeón argentino, quien por probar una estrategia de cero respiraciones, no pudo acomodarse bien en las eliminatorias, y había depositado una gran cantidad de expectativas para los 50 metros en los cuales venció. 

En donde sí se volvió impredecible, incluso para su propia figura, fue en los 100 metros mariposa; donde si bien tenía planeado encontrarse con la marca mínima para entrar al Sudamericano, ni en sus mejores sueños cabía la chance de bajarla por más de medio segundo. 

Como todo seguidor de la enseñanza de Zubeldía y el doctor Bilardo, el mejor mariposista juvenil de la actualidad, es cabulero. A la hora de las finales, siempre realiza la entrada en calor en el andarivel en el que le toca correr la serie; y en la precompetencia no le puede faltar su pequeño bolso atiborrado de provisiones para no deshidratarse antes de correr. 

El platense aseguró que estará de vuelta, listo para dar más cátedra de cómo es que se nadan las carreras de velocidad, en el último clasificatorio a los Panamericanos, donde intentará hacer una hazaña por partida doble: 

– ¿Vas a volver al clasificatorio dentro de un mes? 

– Sí, por supuesto. Seguramente vayamos a este selectivo, obviamente la marca es muy complicada, requiere bajarle el récord a un referente como lo es Santiago Grassi, pero bueno, ese es uno de nuestros objetivos; primero bajar el récord, y si es posible, lograr esta marca que es aún más baja que el récord.

Desde la redacción de la nota, se insta que no se pierdan los 50 mariposa de ese torneo, donde estará presente el actual poseedor del récord, y se podrá presenciar el nacimiento de un nuevo legado del estilo.

Fernández, Iara 

Representante del Club Atlético River Plate, nacida en el año 2006, en la localidad bonaerense de José Carlos Paz. Actual bicampeona de los 50 y 100 metros espalda; tercer puesto en los 200 metros del mismo estilo; y medalla de bronce en los 50 y 100 metros libres. 

Tras un par de temporadas de menor rendimiento debido al periodo pandémico, Fernández retomó la vieja costumbre de pisar los podios nacionales, y consumó un bicampeonato argentino con doble marca clasificatoria al Sudamericano juvenil. En el caso de concretarse la convocatoria, esta será la primera vez que la bonaerense defienda la bandera. 

“Después de la cuarentena me deprimí mucho, tuve todo un tiempo durante el cual no tenía motivación alguna, hasta que me cambié a River. Ahora se empezaron a dar las cosas de vuelta”, describe la espaldista. 

Al ver que le sobró paño para las marcas mínimas de Sudamérica, Iara confirmó que buscará la clasificación a los Juegos Panamericanos, en el mencionado último clasificatorio. La marca mínima es de un minuto, tres segundos y setenta y cuatro centésimas, hasta ahora la única que la consiguió fue Andrea Berrino. Este tiempo marca una diferencia de solamente cuarenta y siete centésimas entre la marca que estableció Fernández, y la que se pide para entrar a Santiago. 

En cuanto a las pruebas de su programa, tiene una fuerte preferencia por los 100 y 50, los cuales le resultan más simples que los 200, debido a su baja experiencia. “No sé bien cómo son los 200. Paso los 100 y se me borra la mente. En los 100 es todo más explosivo, me tiro a morir y vuelvo, de alguna forma tengo que volver”, sentenció. 

En cuanto a los 50, corre con la destreza de cualquier velocista: la facilidad en el subacuático. Aprovecha la ductilidad de su biotipo y explota esa ventaja para poder adelantarse unos metros al comienzo de la carrera. 

Un torneo con resultados inesperados, y un balance cuya única negatividad es el resultado de los 100 libres. Más allá de eso, las dos balas de plata que le quedaban a Fernández, en lo que fue su última posibilidad de clasificarse a un Sudamericano juvenil, fueron acertadas por igual.

Sacchi, Valentino 

Nacido en 2007, en donde está el agite. Representante de la Sociedad Italiana de Tiro al Segno, más conocida como SITAS, es el actual campeón de todas las pruebas de espalda de su categoría, y subcampeón de los 400 metros combinados.

La planificación que comenzó el nacional pasado tuvo sus frutos, “Sacchito” como lo apodan sus amigos y compañeros, se robó el reflector y se consagró como el mejor espaldista de los juveniles “1”. 

Este campeonato fue redondo para el nadador del SITAS, quien logró instaurar tres nuevos récords personales, uno por prueba de espalda corrida, y ganada. 

Su prueba predilecta, los 200 metros espalda, fueron el foco de atención tanto para él como para su entrenador a lo largo del año de preparación que se tomaron. Además de las medidas técnicas para mejorar los detalles, los cuales presentaron amplias mejorías desde el principio del período, Sacchi cambió la estrategia para correr. 

En lugar de correr desde atrás, es decir, intentar sobrepasar a su rival para conseguir la victoria, esta vez jugó a arrancar fuerte y tolerar la primera posición. Todo esto, apoyado en sus brazos y su agarre con los mismos, debido a que todo lo que implique un uso de tren inferior es más difícil para Valentino. 

Sin embargo, no hay blanco sin negro, y como a todo nadador que se fundamenta en el fondo, a Valentino le cuesta la explosividad. Sus pasajes de 100 son increíblemente parejos, lo que principalmente significa que no logra explotar en los primeros metros de carrera, más si puede aguantar los últimos. 

El nadador de la Sociedad Italiana no logró clasificarse para ningún torneo internacional, aunque se debe remarcar que, según lo indica su proyección, aún le queda una chance más, donde tendría grandes posibilidades. Los Sudamericanos se llevan a cabo cada dos años, lo que significa que los nacidos en año impar consiguen tres posibilidades de clasificarse: dos en posición de desventaja, con la obligación de clasificarse como los más chicos de la categoría; y uno en el que son los más grandes. A “Sacchito” le falta aún ese último intento. 

El orden natural de las cosas es justamente este, que los nadadores mayores se clasifiquen a los torneos por sobre los menores, debido a que hasta que los cuerpos no maduren del todo, cada año de crecimiento significará incrementos de fuerza abismales. Tanto Augusto Lima como Sacchi son casos destacados que golpearon una puerta antes de lo planeado.

Al consultarlo por algún déficit o punto negativo de su rendimiento final, no pudo nombrar ninguno. “Me voy realmente conforme de este nacional”, agregó. Con la mente puesta en vacaciones y una relajación más que merecida luego de haber finiquitado un nacional espléndido, el nadador de la Federación de Natación del Oeste confirma su baja para el clasificatorio de julio, y promete volver al Parque Roca solo en el próximo argentino open.

 

Fotos: CADDA

La chica que esperó 24 años para ponerse los cortos

Por Federico Méndez 

Síndrome de bridas amnióticas fue lo que le diagnosticaron el 4 de octubre de 1992 a Mariana Redi. Esto impidió el correcto desarrollo de sus extremidades durante su gestación: nació con una pierna menos, y en sus manos le faltan varias falanges. Sin embargo, nada ni nadie le puso un freno a su espíritu deportivo y a poder disfrutar de una formación ligada al deporte. 

Hay ciertos factores, y formas de ser que no vienen adheridas, sino que se heredan por “obligación”. Como por ejemplo el deporte en la familia Redi. Tanto Ana Guiñazú como Sergio Redi son profesores de Educación Física y licenciados en Actividad Física, por lo cual desde chica Mariana fue, casi, obligada en hacer deportes. Aún con sus condiciones prenatales, logró desarrollarse en más de diez disciplinas. En la primaria hizo gimnasia artística, natación, equitación, vóley y sóftbol, ya de más grande probó también con hockey y handball. Sin embargo, siempre sintió que arrancaba desde mucho más atrás que los demás.

“Nunca supe de la existencia de los deportes adaptados, lo cual hacía que yo me sintiera con desventaja a comparación de mis compañeras”, resalta la actual jugadora de la Selección Argentina de básquet adaptado.

Para ella, el deporte fue la ayuda necesaria que le dio estimulación y la motricidad de sus piernas y manos. Según su relato, al tener pocos dedos todo es más complicado, desde abrir una botella hasta hacer picar la pelota contra el piso. 

En el 2016 Mariana empezó a trabajar como auxiliar de profesor de educación física en una colonia para personas con discapacidad que funcionaba hasta ese momento en el Paseo de las Américas, en el barrio de Belgrano. Fue en ese mismo año, cerca del final del mismo, cuando conoció a Carlos Cardalleri, actual técnico de Las Lobas (así se conoce a la selección femenina de básquet adaptado). 

“Carlos me invitó a entrenar con las chicas que eran de Buenos Aires y como a mí siempre me gustaron los deportes ni lo dudé. Desde el primer entrenamiento me enamoré. Siempre me gustó el básquet, pero era de los deportes convencionales que no podía practicar, aunque en una silla de ruedas lo hacía sin problemas”, detalla mientras hace una mueca simulando una risa por lo bajo.

Pasaron algunos días y Carlos le presentó la oportunidad de sumarse al seleccionado nacional; sin saberlo esto despertó no solo el interés de ella, sino de cumplir un sueño que hasta hacía semanas no existía. 

“Empecé a entrenar de lunes a lunes, iba a la cancha hasta cuando no entrenábamos. Yo tenía 24 años en ese tiempo, arranqué con una edad alta, por lo cual quería aprender a jugar lo más rápido posible y acostumbrarme al alto rendimiento”, cuenta Mariana.  

Carlos en la actualidad sabe que Mariana no tiene un techo establecido, y que su desarrollo y progreso en la disciplina puede ser muy alto. Quizás más de lo que ella misma se imagina. 

“Al momento de jugar, y entrenar, se entrega al cien por ciento. Ya jugó Sudamericanos, Copa América y Mundial. Ella ahora  tiene que afianzarse y mantener un equilibrio”, destaca el actual técnico de la selección. 

Pasó un mes de esa oportunidad, según ella, y llegó la primera convocatoria a la selección. Ese día se acercó al predio y se presentó ante sus compañeras. Una vez que había finalizado la reunión ellas formaron una especie de ronda y Mariana, como quien hace una ofrenda, les entregó su prótesis de la pierna derecha. Una prótesis poco común, ya que tenía un acabado estético que simulaba una pierna real.  

 “Como se las di, enseguida empezaron a desmenuzarla. Le iban sacando pedazos, y yo miraba desde afuera”, pasaron siete años desde aquel capítulo y Mariana todavía lo cuenta, según ella, con la misma cara de sorprendida.

Varios días después, salió por primera vez en 24 años con un pantalón corto a la calle. Lo más lindo de esta historia es que no lo hizo sola, sino que acompañada de Las Lobas. Esto marcó el comienzo de una nueva etapa en su vida, la de la autoaceptación. En este camino entran personas que fueron pilares fundamentales en ella, más allá de la familia, los amigos. Lucas Stella es, según Mariana, su mejor amigo desde los 15 años, cuando coincidieron en el colegio, y fue el primero en estar cuando ella sufrió episodios que la llevaron a la depresión. 

“Además de ser una gran deportista, aplicada y responsable, también es una persona amable y servicial que si tiene que dejar cosas de lado para poder ayudar a los demás, lo hace”, destaca Lucas.

La exjugadora de River Plate recuerda que por aquellos años la traía mal haber nacido con capacidades diferentes, y que si bien ella afirmaba estar bien y daba a entender que era un hecho superado, se dio cuenta que todo era mentira. Fue gracias al apoyo de Lucas, y la recomendación de una psicóloga por parte de una amiga, que en la actualidad se encuentra lejos de volver a pasar por lo mismo. 

Hoy Mariana y Las Lobas tienen un solo sueño, y objetivo, entre ceja y ceja los Juegos Paralímpicos de París 2024. Aunque todos los años compiten a nivel internacional todavía faltan muchas herramientas para seguir desarrollando la disciplina en el país, y así sumar medallas. Mariana deja ver esa actitud competidora que forjó desde antes de la adolescencia cuando sostiene que en la Argentina los clubes tienen que apoyar este proyecto y sumarse a competir, así de esta manera se podría elegir 12 jugadoras para la selección de un abanico más extenso que del que se dispone hoy en día.

 

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Sin embargo, el objetivo París 2024 parece alejarse cada vez más, pero no por los resultados obtenidos. Desde hace tres años el Comité Paralímpico Internacional decidió reducir la cantidad de plazas por continente, tanto en el femenino como en el masculino. 

“No vamos a darnos por vencidas, vamos a seguir luchando y entrando a la cancha con hambre de ganar cada torneo que disputemos. El sueño de París sigue latente”, resalta Mariana emocionada.

Además de ser una deportista de alto rendimiento, estudiante de diseño multimedial, actriz y modelo, Mariana es la primera en movilizarse a la hora de hacer un reclamo para pedir más financiamiento económico por parte de los organismos estatales. 

“En nuestro país hace falta más política deportiva. Es importante que la información de los deportes adaptados llegue a más personas, que se hable más sobre la discapacidad, pero desde un lugar menos estigmatizado. Una silla de básquet tiene un alto costo económico. Tienen que ser personales con las medidas de cada uno según su discapacidad y fisonomía”, concluye. 

El precio del oro

Por Alex Torrez y Joaquín Arias

En los Juegos Olímpicos de Montreal 1976, en Canadá, el japonés Shun Fujimoto formaba parte del equipo japonés de gimnasia artística. Durante la competición por equipos, sufrió una lesión grave en la rodilla derecha mientras realizaba su rutina en el ejercicio de suelo. Sin embargo, a pesar del dolor extremo y las dificultades físicas, decidió continuar compitiendo.

Fujimoto demostró una increíble resistencia y espíritu competitivo al completar sus rutinas restantes en anillas y salto de potro. Aunque cojeaba visiblemente y mostraba signos evidentes de dolor, se las arregló para ocultar la gravedad de su lesión al jurado y al público.

Su actuación en las anillas fue impresionante, mostrando fuerza y técnica incluso en esta difícil circunstancia. Luego, en su salto de potro, realizó un aterrizaje casi perfecto incluso teniendo dificultades para correr y saltar debido a la fuerte molestia en su rodilla.

El equipo nipón ganó la medalla de oro en la competición por equipos, siendo Fujimoto en fundamental para la victoria. Su determinación y valentía inspiraron tanto a sus compañeros de equipo como a  personas de todo el mundo.

Después de los Juegos Olímpicos, se reveló la verdadera gravedad de la lesión. Se descubrió que había competido con una rótula fracturada en su rodilla derecha. Su elección de continuar pesé al riesgo y al dolor extremo se convirtió en un símbolo de sacrificio y dedicación al deporte.

El acontecimiento de Shun Fujimoto en Montreal es recordado como un ejemplo de coraje y perseverancia en el mundo de la gimnasia artística. Su leyenda ha dejado una huella duradera en la historia olímpica y continúa siendo una inspiración para atletas y aficionados al deporte en general.

Argentina quedó última en su grupo y buscará su primera victoria

Por Juan Sebastián Rinaldi

El seleccionado Junior finalizó en el último lugar de su grupo en el Campeonato Mundial Alemania-Grecia 2023, luego de ser derrotado en los tres partidos disputados (30 a 22 contra Hungría, 31 a 28 frente a Dinamarca y 32 a 31 ante Noruega), aunque dejó una imagen positiva, ya que se hizo fuerte en todos los encuentros.

Los dirigidos por Roberto Jung quedaron en un grupo junto a Eslovenia, Groenlandia y Noruega; para comenzar con la definición de los puestos 17° al 32°.

Primero se enfrentarán con los eslovenos este domingo a las 9.00, en busca de su primera victoria, mientras que el lunes, en el mismo horario,  se medirán contra los groenlandeses para cerrar su participación mundialista, ya que no repiten partido ante los nórdicos (se contabiliza el partido del grupo previo).

Martín Jung en el partido ante Noruega.

 

La promesa de Messi a Mascherano: volver a París para llevarse el oro

Messi quiere ir por el oro a París. (Ramiro Gómez/TELAM)

Por Nicolas Gallitrico, Ignacio Ferreyra y Thiago Mansilla

La eliminación de la Selección Argentina Sub 20 ante Nigeria en los octavos de final del Mundial de la categoría significó un duro -otro- golpe para el equipo que conduce Javier Mascherano. El desempeño del equipo en el Sudamericano de Colombia, en febrero, no había sido el esperado y el boleto para el torneo que hasta ese momento se iba a disputar en Indonesia se le escurrió de entre las manos. Gracias a la rápida gestión de Claudio Chiqui Tapia, Argentina logró ser sede y el combinado juvenil entró a la competencia por la ventana. Si bien el Jefecito dejó su renuncia a disposición del presidente de la AFA, Tapia decidió respaldarlo -lo mismo que había hecho con Lionel Scaloni tras la salida de Jorge Sampaoli en la Mayor- y ahora el entrenador santafesino se dedicará de lleno al próximo gran objetivo: el Campeonato Preolímpico Sub 23 rumbo a los Juegos Olímpicos 2024. Y según le contaron a El Equipo desde el entorno del cuerpo técnico de Macherano, Lionel Messi le habría dado su palabra al DT que, de clasificarse a la cita olímpica, estaría dispuesto a ser uno de los tres mayores de 23 años que pueden integrar el plantel en busca del oro y así ir por su revancha en París.   

El astro argentino le puso punto final a su paso de dos años por la Ligue 1 en el Paris Saint-Germain y decidió mudarse al Inter Miami de la MLS -tras la imposibilidad de retornar al Barcelona-. Las dos caídas consecutivas en octavos de final de Champions League, sumada la final de la Copa del Mundo que la Albiceleste le arrebató a Francia con el 10 como figura, fueron los detonantes para que los hinchas parisinos le hicieran la vida imposible en su estadía en el club, sin importar sus eficientes números -32 goles y 35 asistencias en 74 partidos-, y las dos ligas obtenidas.

Con el buen rendimiento que tuvo, ¿por qué fue el foco de crítica para los franceses? Todo comenzó a través de los medios de comunicación, especialmente los deportivos, quienes cada vez que jugaba la Pulga recibía la mayor parte de las críticas, sumado a puntajes muy bajos -entre 3 y 5-. Sus argumentos en la elección de estas puntuaciones, fueron que el nivel del jugador argentino era bastante flojo, y que el mismo se debía a su deseo de llegar en forma para Qatar 2022. “Fue silbado por parte del público en la presentación de los equipos, se destacó varias veces pero perdió demasiados duelos personales y balones. Siempre le falta algo: inspiración, éxito o compañeros que entiendan de fútbol”, publicó el diario Le Parisien tras una derrota ante el Olympique de Lyon por el campeonato francés, en el pasado mes de abril. 

El odio seguiría posteriormente al Mundial ganado por la Albiceleste -con dos goles de Messi en la final-, con actos reprochables por parte de los franceses: en la llegada de Messi al país europeo prendieron fuego una bandera Argentina. Además, en un bar parisino usaron la camiseta del actual Balón de Oro como alfombra, y en los partidos era recibido y despedido del estadio con insultos -sin importar su actuación-. “A Messi no lo queremos, no quiere estar en este club. Vi su declaración donde decía ‘estoy bien, adaptado’, pero ¿a qué estás adaptado? ¿Porque marcaste 18 goles o 16 asistencias este año contra Angers y Clermont? Pero en los partidos que importan desaparece por completo. Parece una broma, porque vimos sus partidos en la Copa del Mundo”, disparó el ex jugador de PSG, Jérôme Rothen, en su espacio como columnista de RMC Sport. 

Como cuando era jugador del Barcelona y su felicidad pasaba por el club catalán y no en la Selección, hoy la historia cambió y se dio vuelta por completo. El conjunto nacional tuvo recientemente, en la fecha FIFA de junio, un encuentro amistoso contra Australia -terminó con victoria por 2 a 0 con uno de Messi- en Pekín, y durante el entretiempo se mostraron fragmentos de la entrevista del ciclo Llave a la Eternidad del rosarino con la periodista Sofia Martínez, con una declaración que sobresalió: Siendo sincero, creo que si no hubiésemos sido campeones del mundo, yo ya no estaría más en la Selección”. Además aseguró que tras el logro en Qatar no podía dejar a la Scaloneta, que debía disfrutar este momento histórico.    

 

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Ahora Mascherano no solo tiene la responsabilidad de dar vuelta la página en su paso por las divisiones juveniles y clasificar a los JJOO, si no que el enorme desafío de dirigir a su compañero de toda la vida en el combinado nacional y Barcelona. El torneo clasificatorio se disputará en Venezuela entre los primeros meses del próximo año. La Conmebol aún no confirmó la fecha de inicio del torneo, ni tampoco la Federación Venezolana de fútbol -entes encargados de la organización del certamen-. Compiten las diez selecciones de Sudamérica en dos grupos (a definir) y las dos primeras de cada zona pasan al cuadrangular final. El Preolímpico otorgará dos plazas a los Juegos Olímpicos de París 2024. Argentina cuenta con dos oros: Atenas 2004 y Beijing 2008, esta última contó con la primera y única participación olímpica de La Pulga. A diferencia del Mundial Sub 20, esta competencia estará conformada por jugadores con un límite de 23 años, sumado a tres jugadores mayores a elección del cuerpo técnico, donde entraría Messi.

Por lo pronto, pese a haberlo ganado absolutamente todo, Messi parece seguir con el hambre de gloria que siempre lo caracterizó. No solo quiere ganar su segunda Copa América en 2024, sino que desea coronar dicho año con otra medalla de oro en su palmarés, en la tierra que le fue tan hostil en el último tiempo. Además que al ser Francia la sede, ¿quién dice que Mbappé no estará presente para representar a su selección como mayor? De serlo, los amantes del fútbol podrían tener otro enorme espectáculo como el de la final de la Copa del Mundo y que estos dos cracks se vean las caras otra vez. Este título tendría un sabor especial para Lionel, aún mayor al de la ambición: el de la revancha. 

Perico Marante, nacido y consagrado en La Boca

Por Pablo Mena

Corría el año 1948, Boca se preparaba para disputar un nuevo partido cuando una figura entró al campo de juego. Esa figura era el presidente de la Nación, Juan Domingo Perón, quien previo al encuentro se tomó una foto junto a un zaguero corpulento y alto de nombre José Marante. Este jugador, quien había debutado hacía ya más de 10 años fue uno de los jugadores más leales que tuvo el cuadro de La Ribera y solo se separó de Boca durante unos meses en 1940 y en el año de su retiro.

José Manuel Perico Marante nació el 27 de febrero de 1915 en La Boca, para ser más exactos en la avenida Patricios. Hijo de un transportista de chatas y con una infancia sin mayores problemas, entró al club de sus amores, Boca Juniors. Aquí, Marante hizo todas las categorías inferiores hasta que en 1934 debutó en la victoria de Boca ante Huracán por 4-0.

Descrito por su hijo, Norberto Marante, como un hombre de pocas palabras, era también muy respetado por sus rivales, al punto de que cuando realizaban apuestas previas a los superclásicos, el dinero era guardado por Perico hasta que se defina quién salía victorioso. Fue tal la repercusión de Marante con su carácter que en Ferro es considerado un ídolo a pesar de haber jugado tan solo un año.

“En Ferro se hizo jugador”, así es como describió su hijo el pase de Marante a Ferro en 1939. Perico era titular indiscutible de Boca hasta que al negociar su contrato no logró el acuerdo tan solo por un peso y fue dado de préstamo al club de Caballito, donde desplegó un fútbol diferente al que estaban acostumbrados sus seguidores. Pasó del fútbol rústico y hecho solo para ganar, a un fútbol vistoso, con un despliegue distinto para la época. Fue en Ferro que Marante evolucionó como jugador. Este tipo de préstamo no fue como los actuales en los que el jugador vuelve a su equipo de origen. Cuando venció el contrato, Marante regresó a su casa en La Boca y dio por terminada su carrera al no ser llamado por el club de La Ribera. 30 días después, Valussi, el zaguero titular de Boca, se lesionó, y la dirigencia del club xeneize optó por llamar a Perico. Al regresar Valussi de su lesión, Marante iba a ser descartado nuevamente aunque la hinchada lo amaba. Sin embargo nuevamente se lesionó un central de Boca y Marante nunca más salió del equipo titular. 

Debutó en la Selección argentina en 1945, aunque como suplente de José Salomón, histórica figura de Racing. En 1946, en un encuentro ante Brasil, el brasileño Jair Rosa Pinto quebró a Salomón y fue Marante quien lo suplantó. “Nunca más pisó el área”, fue lo que le decían los más veteranos al hijo de Perico, a quien apodaban Marantito de forma cariñosa. Con la Selección nacional fue campeón del campeonato Sudamericano (Copa América) de 1947 en Guayaquil, donde fue capitán y fue parte del único tricampeonato de la historia de la Copa América.

Según su hijo, el apodo Perico tiene dos orígenes posibles. El primero es que tenía un loro y el segundo es que en el Sudamericano de 1947, en la final contra Paraguay, fue alcanzado por una patada en la cara que le quebró la nariz. Nadie se dio cuenta de la quebradura hasta que cuando volvió a su casa, luego de salir campeón, su esposa lo vio y reconoció al instante que algo le había pasado. Su hijo también aclaró que el apodo no fue creado en un ámbito familiar o de amigos, sino que fue la propia hinchada la que empezó a decirle Perico de manera cariñosa.

Tiempo después de su retiro en 1950 en Nacional de Montevideo, tuvo muchos años en los que era considerado una celebridad por las calles de La Boca e incluso cuando caminaba la gente le decía: “Chau Perico” de forma respetuosa, ya que su figura dejó en el hincha un agradecimiento increible. Muchas veces cuando iba a tomar una cerveza los dueños de los bares decidían no cobrarle, algo que a Marante le molestaba mucho, por lo que dejaba de frecuentar esos lugares. El sentía que debía devolverle el cariño al hincha y siempre fue muy atento ante sus fanáticos.

Luego de su carrera como futbolista, Marante comenzó su carrera como director técnico. Dirigió a Barracas Central, Almagro y fue el primer técnico en la historia de Villa Dálmine, que en ese momento era un club del torneo Aficionado (Primera D). En Dálmine fue parte de un equipo histórico. En tan solo un año al mando, consiguió el título de cuarta división con 21 partidos ganados y tan solo uno perdido. También contó con la delantera más goleadora y la mejor defensa con 80 goles a favor y 16 en contra. Luego de eso ganó la tercera división y el ascenso.

En Villa Dálmine fue donde Marante consiguió una suma importante de dinero, debido a que la fábrica de la que derivó el equipo (Dálmine Siderca) pagaba por partido. Es decir, si se ganaba por goleada iban a cobrar mucho más que si ganaban por 1-0. Los trabajadores en esa época también cobraban dos sueldos, el de la fábrica y el del equipo. 

Durante su paso por Almagro, el club era muy pobre y no podía pagarle, por lo que quedó con una deuda muy grande con Marante. Años más tarde, cuando llegó una nueva comisión, intentaron pagarle lo que le debían, algo que Perico rechazó muchas veces. Ante la insistencia, el ex zaguero pidió que la deuda sea repartida entre el plantel de ese momento de Almagro. La comisión no olvidó el gesto y años más tarde, al encontrarse con el hijo de Perico le dijeron: “Tu viejo es un grande, pero como persona”. Y agradecieron el gesto.

Su familia aún lo recuerda como una gran persona y un jugador honorable a pesar de no haberlo visto en su etapa profesional. Su nieto, Hernán Marante, contó que a pesar de haber jugado como el capitán de Boca durante 10 años, tuvo que trabajar de encargado en un garage porque los sueldos en aquella época para los jugadores no eran como en la actualidad y era necesario conseguir un empleo luego del retiro: “Antes era un orgullo jugar en Boca o en River, no se jugaba por la plata, se jugaba por el honor y respeto. Mi abuelo rechazó una oferta para ir a jugar al Milan cuando en esa época era imposible ir a jugar al exterior”.

Su otro nieto, Leandro Marante, también cuenta con orgullo que su abuelo fue jugador del Xeneize y relató cómo una vez entró a un conventillo de La Boca que se estaba incendiando y rescató a una bebé que había sido olvidada por su madre. También tiene un espacio en su casa a modo de museo en el que guarda camisetas, medallas y otras pertenencias.

Los últimos años de Marante estuvieron plagados de problemas de salud. Comenzó a desarrollar una enfermedad, desconocida por sus familiares, que le hacía perder fuerza y lo iba consumiendo. Quien alguna vez fue un potente deportista y un zaguero de categoría necesitaba que lo bañen porque había perdido la masa muscular para moverse con comodidad. Su hijo Norberto cuidó de él hasta el último momento y agradeció la oportunidad de pasar tiempo con su padre, a quien admiraba con locura. José Manuel Perico Marante, leyenda de Boca y del fútbol nacional, falleció un 27 de agosto de 1993 a los 78 años en su domicilio en Sáenz 905, Lomas de Zamora. Este año se cumplirán 30 años desde su deceso y a pesar de que muchas nuevas generaciones no conozcan su nombre, su historia vive grabada a fuego en la memoria de los más veteranos y la gloria está consagrada en el museo del club al que le dedicó gran parte de su vida y su amor, Boca Juniors.