sábado, enero 11, 2025
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La primera gran final entre Argentina y Brasil: suspensiones, caos y goles agónicos

Por Federico Zbogar

La histórica rivalidad sudamericana cuenta con su primer gran escenario en la Copa América de 1937 con un evento de más de tres horas de duración, a raíz de la cantidad de problemas en el desarrollo.

En 1937 se jugó por decimocuarta vez la Copa América, por ese entonces denominada “Campeonato Sudamericano”. Durante las ediciones más tempraneras, al haber tan pocas selecciones, el torneo se jugaba en formato liguilla todos contra todos, con la particularidad de que, en caso de empate de puntos entre dos equipos, se jugaría un partido desempate que, contextualmente, sería una final (si eran más de dos equipos los empatados se realizaba otra liguilla entre los involucrados).

Esta excepción había ocurrido un par de veces (1919 y 1922), pero nunca entre Brasil y Argentina. Fue así que luego de una victoria argentina 1 a 0 con gol del “Chueco” García por la última fecha ante una “Verdeamarelha” que le servía el empate situó en tablas a ambas selecciones que se vieron obligadas a jugar una “revancha” 48 horas después para determinar quién dejaba en jaque a quién. Fue la primera gran final entre Argentina y Brasil en torneos de máxima reputación y prestigio. 

La odisea inició desde la previa cuando el conjunto brasileño se quejó del arbitraje de quien por reglamento debería haber sido el referí del encuentro, el uruguayo Aníbal Tejada. Cambió el colegiado y dirigió el partido el oriental Luis Ángel Mirabel, quien a fin de cuentas no se libraría de la vorágine. Todos los Argentina-Brasil eran revoltosos, un juego físico, intenso, donde el afán de ganar se traducía en violencia. La tensión se liberó exhaustivamente por primera vez a los 36 minutos del primer tiempo cuando Francisco Varallo, delantero rioplatense, lanzó dos patadas desde atrás al defensor rival, Carnera. El motivo varía por donde se busque, por un lado, “El Gráfico” alude a que Afonsinho (volante brasileño) lo embistió previamente y Varallo apenas se levantó generó la trifulca. Por el otro, el medio “Jornal dos Sports” de Rio de Janeiro culpa por completo a los jugadores argentinos que ese día “se dispusieron a jugar con una violencia desmedida”. 

La policía tuvo que intervenir dentro del campo para calmar las aguas sin éxito alguno y el partido se suspendió por cuarenta minutos donde varios de la visita volvieron a los vestuarios con cero intenciones de reanudar. No obstante, los jugadores volvieron al terreno de juego, luego de una charla entre dirigentes de ambas delegaciones donde, según Jornal dos Sports, “se garantizará a las visitas que se jugaría el partido sin mayores incidentes”.

El fuego que parecía apaciguado ardió nuevamente en el Viejo Gasómetro cuando se desarrolló un segundo alboroto con varias versiones. El Gráfico contó que Zozaya, volante argentino estaba tirado en el piso y que con la pelota en posesión rival, Roberto Cerro hizo una falta táctica para frenar a Luisinho lo que desencadenó en una represalia del jugador en una patada que sostuvo el argentino mientras le agarraba el pie. Esto generó que Britto, jugador visitante inicie una nueva pelea en el estadio de San Lorenzo. En la otra cara de la moneda, el Jornal Dos Sports alegó que Cerro “carga” contra Luisinho y luego comenzó a repartir puntapiés a diestra y siniestra contra Britto y otros jugadores vecinos. Nuevamente el reinado del caos hizo presencia, con la policía y dirigentes de mediadores. A las duchas y a organizar cómo seguir.

Lo que debía ser una gran jornada deportiva parecía serlo, pero en formato de velada de boxeo. Por suerte, durante la segunda suspensión del partido, ambos equipos hicieron “las paces” pese a que el delegado brasileño Castello Branco quería finalizar el partido. A partir de allí, las patadas se transformaron en disparos mientras que los puñetazos y tumultos en gambetas. El respeto fue vital sobre el campo y se convirtió en el nuevo norte del juego. Si bien Brasil dominaba con su poder ofensivo en su temido tridente de Cardeal, Tim y Patesko, Argentina no se quedaba atrás transformando a Jurandyr, arquero paulista, como figura y ambas selecciones brindaron un gran partido donde no pudieron sacarse diferencias en los primeros 90 minutos por lo que el alargue –de dos tiempos de diez minutos– iba a ser la solución en tal rocambolesco evento.

Britto, mediocampista brasileño, en el piso a raíz de los enfrentamientos.

Para un encuentro que inició a las 21:47, la prórroga se comenzó a jugar cuarenta minutos pasadas las doce de la noche. No solo los jugadores sino que también el público estaba extenuado, pero con hambre de victoria. Luego de una tranquila primera mitad, lo mejor quedó para la última parte. Apenas dos minutos pasaron cuando el cuero, mal rechazado por el central brasileño Jahú y Jurandyr, quedó flotando en el área, listo para que un jovencísimo Vicente De la Mata de 18 años remate cruzado y ponga el primer gol en el marcador.

 

Tan solo diez minutos después, la frutilla del postre llegaría tras un cabezazo donde el mítico Bernabé Ferreyra peina la pelota, y nuevamente De la Mata arremete para sellar el resultado final y clavarle la daga a Brasil. Se inundó el ambiente a quejas, algo ya recurrente en el evento, porque jugadores y dirigentes brasileños reclamaban un fuera de juego que según El Gráfico, “por lo menos dudoso pareció en el palco de periodistas”, pero que de todas maneras el juez Mirabal decidió proseguir con el gol. Argentina había ganado su quinto campeonato sudamericano, en una final contra Brasil, que quedó para la historia.

Bernabé Ferreyra y De la Mata.

Cuatro son las finales disputadas entre una de las rivalidades más gloriosas y memorables del fútbol de selecciones. La recién mencionada de 1937 como primer antecedente y las otras tres disputadas en los últimos 20 años: Perú 2004 con victoria de Brasil por penales, Venezuela 2007 con aquella fatídica goleada por 3 a 0 de parte de la Verdeamarelha y la más reciente en 2021 con el gol de Di María que no solo cortó una sequía de 28 años sin títulos para la albiceleste, sino que también significó el primer gran trofeo levantado por Lionel Andrés Messi. ¿Y quién sabe? Quizá en Estados Unidos pueda repetirse la historia…

 

Argentina y Colombia: entre la tragedia y la victoria

Por Paula Prieto

La Selección argentina de fútbol no participó solamente de tres ediciones de la Copa América, de las cuales en una no se presentó: la del 2001, en Colombia. Al mismo tiempo, aquella copa fue la primera y única ganada por el seleccionado colombiano en su país con su propia gente, aunque días atrás había estado a punto de dejar de ser sede por las tragedias que ocurrieron en consecuencia de la crisis social por la que atravesaba el país.  Pero si de igual manera la realizaron allí, ¿por qué Argentina decidió no asistir?

Dos meses antes del inicio de la competencia, en mayo de 2001, Colombia había sufrido cuatro atentados terroristas en distintas ciudades: Cali, Medellín, Bogotá y Barrancabermeja. Además, en el mismo mes, habían desactivado un vehículo cargado con explosivos, entre estos un misil aire-tierra, antes de que provocaran un nuevo ataque criminal. Frente a estos actos violentos de la población, el presidente de turno Andrés Pastrana, le había solicitado a la Conmebol que respaldara a Colombia como país anfitrión de la que había denominado como “Copa de la Paz”. Lo que más quería era que el certamen internacional fuera un mensaje de unión para el pueblo, después de llevar tres años dialogando con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) para que acabaran con las movilizaciones. Tal como pasó también años más tarde en 2021, cuando el país sí perdió la posibilidad de ser el organizador, los ciudadanos pedían que no aceptaran llevar a cabo el torneo ya que ocultarían el crítico momento social.

A pesar de los reclamos la decisión seguía en pie, hasta que un hecho catastrófico cambiaría el pensamiento de la Confederación Sudamericana: las FARC habían secuestrado al vicepresidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Hernán Mejía Campuzano. 

La guerrilla lo liberó rápidamente dos días después, pero la Conmebol ya había dado marcha atrás. Tanta fue la insistencia del presidente, que el ente regulador, en solidaridad con los colombianos, terminó aceptando al país como cabeza del evento. Esta fue la razón por la que el comité ejecutivo de la AFA, encabezado en ese momento por Julio Grondona, decidió que el conjunto argentino no participaría.

“Argentina no participará por razones de seguridad de la Copa América que comienza mañana en Colombia, según la decisión unánime del comité ejecutivo de la AFA, informó anoche al salir de la reunión el presidente del club Argentino Juniors, Oscar Giménez. La presencia del seleccionado albiceleste en el torneo estaba en duda durante los últimos días y mantenía en suspenso a la dirigencia futbolística continental. No bien conocida la decisión, desde Colombia llegaron los lamentos y –en algún caso– los explosivos desacuerdos con la decisión argentina, tachada de insolidaria con el pueblo y el fútbol colombianos. A último momento se difundió que Honduras reemplazaría a la Selección Nacional”, explicaba el comienzo de una nota publicada en el diario Página 12.

Pero detrás de lo comunicado, había escondido algo más: el equipo dirigido por Marcelo Bielsa había sido amenazado en la embajada argentina en Bogotá semanas atrás. Ningún jugador estaba a salvo en un lugar donde no sabían qué era lo que podía pasar.

Sin embargo, esa Copa fue histórica para Colombia y pudo alumbrar con alegría el momento tan oscuro por el que estaban pasando. Los Cafeteros hicieron lo que podría decirse “un torneo perfecto” al ganar el trofeo de manera invicta y sin recibir goles en contra, mayormente gracias al mérito del arquero Oscar Córdoba, relevante figura de Boca Juniors en aquellos años. Además, Víctor Hugo Aristizábal fue el goleador de la competencia con seis tantos en seis partidos. Luego de que el equipo dirigido por Francisco Maturana hubiera quedado primero de su grupo, en el que estaban Chile, Ecuador y Venezuela, y de ganarle a Perú y a Honduras en las siguientes fases, la Tricolor llegó a la final contra México en el Campín de Bogotá, en dónde Iván Ramiro Córdoba convirtió el único gol del partido que le daría el primer título al seleccionado colombiano.

Honduras debutó ese año como reemplazante de Argentina, convirtiéndose en el decimoquinto país en jugar la competición. Los hondureños lograron el tercer puesto en su única participación en el torneo hasta la actualidad, eliminando a Brasil en los cuartos de final con un 2 a 0 y luego a Uruguay por penales.

Si se revisa a la Selección argentina de ese año y a las figuras que la integraban como Martín Palermo, Gabriel Milito, Hernán Crespo y Gabriel Batistuta, entre otros, ¿podría ese equipo haber ganado la Copa América 2001?

Radamel Falcao García, un Tigre suelto por Europa

Por Dante Silveyra

Nació en Santa Marta, Colombia, Radamel Falcao García Zárate era un chico con muchas ilusiones de jugar al fútbol y poder representar a su país, siendo hijo del histórico ex defensor Radamel García, el deporte lo lleva en la sangre, un tipo muy creyente, con una amabilidad que lo destaca incluso en el presente.

Desde muy pequeño, Radamel sintió un fuerte amor por la pelota, cuando empezó a formar su carrera en las divisiones inferiores de Lanceros Boyacá, que jugaba en la segunda categoría del futbol colombiano, en un abrir y cerrar de ojos un 28 de agosto de 1999 con apenas 13 años reemplazó a Andrey Molina y concretó su debut en primera ante el Deportivo Pereira. Después de ese debut soñado, la joven promesa de Colombia no jugaría hasta el año siguiente. Ya con 14 años, el 23 de abril de 2000, Falcao marcó su primer gol en el fútbol profesional contra Club El Cóndor, en su segunda temporada con el equipo colombiano.

Siendo apenas un joven de 15 años, un club argentino le echó la mirada y se lo llevó sin dudar: River Plate se quedó con la joya colombiana que ya deslumbraba. Pero el proceso fue lento, lo llevaron de a poco y el Tigre no debutó hasta el 2005 con 19 años, de la mano de Leonardo Rubén Astrada en la victoria 3 a 1 contra Instituto de Córdoba. Ingresó en el minuto 41 del segundo tiempo. Desde ese debut, el colombiano enamoró los corazones millonarios. Pero vale destacar que antes de esos momentos llegó solo a un país del que ni siquiera tenía conocimiento y lo fue a recibir un grande como lo es Néstor Sívori.

Ya en sus primeros entrenamientos en Reserva tenía mucha calidad, que de a poco lo llevó a entrenarse con la Primera. Hernán Díaz contó en una entrevista: “Acostumbrábamos a poner pierna fuerte en los entrenamientos con los pibes para que se fueran formando. A Radamel le metí muy fuerte, pero muy fuerte. No lo podía parar”. Estuvo cinco años en River, donde jugó 111 partidos, marcó 45 goles y repartió 9 asistencias, y fue campeón del Clausura de 2008 con el Millonario.

Un Tigre en Portugal

En 2009, Falcao dejaba la Argentina con la frente en alto y sacaba pasaje rumbo a Europa. El Porto de Portugal apostaba por él y le salió de maravilla: llegó con 23 años y en su debut con la camisa azul y blanca el Tigre marcaba en su primer partido oficial ante el Paços de Ferreira en el empate 1 a 1.

Falcao hacía maravillas en Europa y eso le bastó para ganar una Europa League, la Supercopa de Portugal, la Copa de Portugal y la Liga portuguesa, también logró un histórico quinto puesto en la gala del Balón de Oro y quedó solo por detrás de jugadores de la talla de Iniesta, Xavi, Cristiano Ronaldo y Messi todo esto en su primer año con la camiseta del Porto. En la segunda temporada que disputó en Portugal, se cansó de marcar goles y logró nuevamente ganar la Supercopa de Portugal, la Copa de Portugal y la Liga portuguesa. Cerró su etapa en Porto con 51 partidos, 41 goles y 11 asistencias.

Después de dos temporadas maravillosas en Portugal y de despertar interés en los grandes clubes de Europa, en 2011 Falcao agarraba sus maletas y se iba a España, el Atlético de Madrid se quedaba con los servicios del colombiano a cambio de un total de 40 millones de euros, generando mucha expectativa y el Tigre volvió a ser garantía. En tan solo su primera temporada, Falcao marcó 24 goles sin lograr ningún título, pero al año siguiente ganó la Copa del Rey, la Europa League y la Supercopa de Europa con un histórico triplete. También logró ser el tercer máximo artillero de esa temporada de la Liga española.

“No me quiero ir”

“Reconozco el gran esfuerzo que hizo Enrique Cerezo para que yo pudiera mantenerme en el club”. Falcao inesperadamente el 31 de mayo de 2013 se iba al Mónaco, que pagó 63 millones de euros por su fichaje. Llegó a mitad de temporada y logró marcar 9 goles en 17 partidos, pero ya para la siguiente temporada el colombiano sufriría la rotura del ligamento cruzado anterior, que le demandó seis meses de recuperación y se fue cedido primero al Manchester United (26 partidos y 4 goles) y después para la temporada 2015/16 llegó también cedido al Chelsea, pero solo jugó diez partidos y marcó un gol.

Esos dos pasos por Inglaterra fueron para el olvido y cuando todo parecía perdido, el Tigre volvió a Francia, y se reincorporó al Mónaco, recuperando su mejor versión. Fue campeón de la Ligue 1 con el club que no lo lograban desde hacía más de 17 años y anotó 21 goles en 29 partidos. Tuvo otras dos grandes temporadas en el club francés, en las cuales no consiguió títulos, pero logró algo histórico como meterse en una semifinal de Champions League que no lo hacía desde 2004.

En 2019, Falcao ponía fin a su etapa en Francia y se iba a Turquía, al Galatasaray. Se quedaría por dos años y no lograría ningún título. Jugó muy poco: apenas  34 partidos y marcó 19 goles. Tras la falta de minutos, el Rayo Vallecano lo llamó y en el 2021 decidió volver a España, en donde ya jugó tres temporadas disputando 71 partidos y marcando solo 9 goles. Mayormente, siempre toma el rol de suplente en el equipo y ya está dando sus últimos gritos con 38 años.

“Voy a dar todo por mi país”

“Mi padre me enseñó los valores de este deporte y el cariño a la camiseta y al escudo de la Selección”, el amor que tiene Falcao por su país es tan grande que siempre dejó todo para que Colombia estuviera los más arriba posible. Desde chico, tan solo con 19 años, salió campeón con Colombia en el Campeonato Sudamericano Sub-20 jugando seis partidos y marcando un gol. Y en 2007 daría su gran salto a la selección absoluta de Colombia. Desde ese momento Falcao sabía que iba a morir por esa camiseta, siendo el jugador con más goles en la historia de Colombia con 36 gritos en tan solo 90 partidos, también logró meter a su selección al mundial de 2014 en Brasil por primera vez tras 24 años de no jugar en dicha competición (la última vez había sido en Francia 98). Pese a haber sido muy importante no pudo participar de ese Mundial debido a una lesión que lo marginó, pero la vida le dio revancha y en 2018 logró clasificar nuevamente a su selección a un Mundial y marcó por primera vez un gol en la competencia más prestigiosa a nivel selecciones.

También Falcao disputó con su selección tres Copa América (las del 2011, 2015 y 2019), logró ser ese jugador que una vez le prometió a su padre y ahora en la que pudo haber sido su última Copa América el técnico de la selección colombiana Néstor Lorenzo decidió no convocarlo. La desilusión fue enorme, pero el Tigre de Santa Marta dejó su huella para siempre en el combinado nacional.

Donde Messi dijo basta

Por Francisco Gentile

Se terminó la selección para mí, ya está, hice todo lo posible, me duele más que a ninguno pero no es para mí”, fueron las palabras del astro argentino tras la derrota en la final de la Copa América Centenario 2016. ¿Desde dónde lo vivieron sus ahora compañeros?
Hace ocho años, el paradigma de la Albiceleste era distinto, con tres copas menos en los palmarés y una sequía de casi tres décadas, sólo dos futbolistas del actual plantel estuvieron presentes aquel día junto a Lionel, Ángel Di María y Nicolás Otamendi, el resto de quienes hoy forman parte del seleccionado, vivían una realidad diferente y muchos pedían públicamente al capitán que se quede. Lionel Scaloni, que llevaba un año retirado del fútbol tras despedirse en Atalanta y nunca había sido entrenador profesional, le pidió que no se vaya vía Twitter. Por otro lado, Pablo Aimar y Walter Samuel, quienes hoy conforman el Cuerpo Técnico, llevaban menos de un año sin actividad futbolística y el Payasito aún no había disputado su partido despedida en Estudiantes de Río Cuarto.

Tweet del actual entrenador.

La gran mayoría de los titulares en la consagración en Qatar, no se manifestaron en redes, a excepción de Enzo Fernández, quien con 15 años le dedicó un emotivo posteo en Facebook: “Cómo te vamos a convencer nosotros que somos unos muertos. Como te vamos a convencer nosotros que en nuestra vida tuvimos el 1% de presión que tenés en tus hombros, que te levantas a la mañana ! te miras al espejo y sabes que una multitud de más de 40 millones de habitantes no solamente quieren que hagas las cosas perfectas sino que ridículamente se ha impuesto que pueden exigírtelas.
Como te vamos a convencer nosotros que no pudimos entender que sos un ser humano,una persona con un talento inigualable,el mejor jugador del planeta pero una persona en fin,como te vamos a convencer nosotros sino paramos ni un segundo ha darnos cuenta que vos no sos el responsable del enojo que nos provoca perder, que muchas veces tiene más que ver con frustraciones propias que se despiertan.”

La vida del resto de futbolistas también era de otra manera. Emiliano Martínez, indiscutido bajo los tres palos, acababa de regresar al Arsenal tras una cesión en Wolverhampton, tenía 23 años. Cristian Romero daba sus primeros pasos en Belgrano con 18, a su vez Nahuel Molina Lucero los hacía en Boca a la misma edad, Rodrigo de Paul con 22, jugaba su última temporada en Racing tras volver de una cesión en el Valencia.

Por su parte, Alexis Mac Allister y Julián Álvarez eran los únicos menores de edad, tenían 17 y 16 respectivamente y ninguno de los dos había debutado en primera, faltaban cuatro meses para que lo haga el ex Argentinos Juniors y dos años y cuatro meses para que lo haga el delantero del Manchester City.

Los más chicos del actual plantel, Alejandro Garnacho y Valentín Carboni tenían solamente 11 años, sin embargo el nacido en España, ya había firmado por el Atlético de Madrid, mientras tanto, Valentín todavía no había desembarcado en Italia y jugaba en las inferiores de Lanús.

Alejandro Garnacho en un encuentro de LaLiga Promises con el Colchonero.

Christian Pulisic, el Capitán América

Por Laureano Vergara

En 2016, en la previa a disputar su primera Copa América, con solo 17 años y en su tercer partido, Christian Pulisic se convirtió en el jugador más joven de la historia en hacer un gol para la Selección de Estados Unidos, en lo que fue la victoria 4 a 0 frente a Bolivia. Apenas un tiempo después, por su recurrencia a ser capitán del conjunto, adquirió el apodo de un personaje ícono de la pantalla grande: “Capitán América”.

Christian nació en la pequeña localidad de Hershey, que cuenta con unos 13000 habitantes y es parte del Estado de Pensilvania. Este sitio es reconocido como “El lugar más dulce de la Tierra” debido a que allí se fundó la empresa fabricante de chocolates que lleva el mismo nombre del pueblo. Tal vez sean estas golosinas las que explican el origen de los superpoderes de Pulisic para jugar al fútbol.

Pese a tener un apodo de estrella de cine, la realidad es que su personalidad no va de la mano con el mundo de las cámaras. Christian ya ha admitido no sentirse del todo cómodo con el alias que sus fanáticos le adjudicaron. Su sencillez, timidez y tranquilidad fuera de la cancha son inversamente proporcionales al descaro que muestra al jugar dentro de ella. El delantero estadounidense posee la ecuación para un ataque letal: una velocidad tremenda, sumada a una habilidad exquisita con los pies, le son sumamente útiles para dejar rivales desparramados en el césped.

Tiene la costumbre de arrancar gambeteando a un contrincante sobre la línea de cal para luego dirigirse hacia el medio y sacar un potente remate con su derecha. Se ha mostrado polivalente al no tener una posición fija en la delantera. En sus inicios lo hacía por el sector izquierdo, pero en el Milan se adaptó al lado contrario. Esta forma de desenvolverse en el campo de juego la adquirió gracias a los consejos de su padre: “Me enseñó a no temerle nunca a fallar o cometer errores”, manifestó en una entrevista para GQ USA.

La conexión de Pulisic con el deporte existe desde antes de su nacimiento. Kelley, su mamá, fue jugadora en la Universidad de George Mason, donde conoció a Mark —papá de Christian—, quien tuvo una etapa como jugador profesional de fútbol sala en Harrisburg Heat, equipo que forma parte de la Major Arena Soccer League. “Casi que lo empujamos a direcciones distintas al fútbol. No fue impuesto de ninguna manera. Quería asegurarme de que él estuviera tomando la decisión porque las cosas no funcionan si uno obliga a los niños a entrenar”, aseguró su padre en una nota para la Universidad GM.

Desde su niñez, Mark llamaba a su hijo “Figo”, ya que ambos eran hinchas del Real Madrid y era la leyenda de Portugal quien más admiración generaba en el pequeño Christian. Incluso la primera camiseta de fútbol que tuvo fue la del club “Merengue” con la 10 de Figo en la espalda. En la actualidad, si tuviese que elegir un jugador con quien jugar a su lado, no tiene dudas y se inclina por Lionel Messi. También tiene ídolos fuera del soccer. Aficionado al golf, es un gran fanático de Tiger Woods, quien lo inspiró a realizarse el tatuaje del rostro de un tigre en su antebrazo, el cual usó como “máscara” en algunos festejos de gol (foto).

Existe un motivo que explica a la perfección por qué el futbolista de 25 años tiene un apellido que tranquilamente podría integrar y pasar desapercibido en el plantel de la selección croata. Mate Pulisic, abuelo de Christian, nació en la pequeña Isla Olib, ubicada en el Mar Adriático y perteneciente a Croacia. Pese ae contar con la doble nacionalidad, en la mente de Pulisic nunca surgió la duda sobre qué conjunto representar y los Estados Unidos siempre ocuparon un lugar preponderante para él.  Aun así, contar con ese documento le facilitó poder jugar desde que era adolescente en la academia del Borussia Dortmund en Alemania.

Durante la época de la pandemia, debido al poco tiempo del cual disponía en el campo de juego por decisión de su entonces entrenador Thomas Tuchel, Christian llegó a tocar con sus pies el fondo de un inmenso océano que se dibujaba en su cabeza. Al grave momento futbolístico, se le sumó el fallecimiento de su querido abuelo paterno. Para sobrepasar esta etapa, supo contar con tres diferentes alternativas que lo ayudaron a atravesar este difícil camino, minado de trampas a superar.

La primera vía de escape fue una de sus otras pasiones, adquirida en las divertidas tardes como nieto de Mate: el ajedrez. “No estaba ni cerca de su nivel y desearía haber jugado más, pero me alegro de haber compartido con él. Es un recuerdo que tengo cerca de mi corazón”, admitió el delantero. Luego de tiempo sin hacerlo, recuperó el hábito junto a su ya excompañero del Chelsea, N’Golo Kanté. En honra a la memoria de su abuelo y a los bonitos momentos coincididos, el estadounidense decidió tatuarse en la cara externa de su antebrazo izquierdo la pieza que mayor dominio tiene encima del tablero a cuadros: la reina. “Es versátil, poderosa y se puede mover a cualquier parte” respondió en una entrevista sobre el porqué le parece la mejor figura del juego.

La segunda opción llegó por parte de los profesionales de la salud. Como a tantas personas, a Christian le costaba abrirse y exponer sus sentimientos al hablar. Él mismo aceptó que se creía demasiado duro como para necesitar algún tipo de ayuda. Hasta que al acercarse a un psicólogo comprendió que al comunicarse uno puede sentirse más fuerte. Dejó atrás el prejuicio de la vergüenza y aprecia al Chelsea y al equipo nacional por haberlo guiado en la dirección correcta. Este ejemplo simboliza a la perfección que hasta el mejor de los superhéroes necesita del auxilio de los demás.

Las lesiones también fueron parte de este recorrido complicado de transitar, pero su creencia en la religión le dio a Pulisic la fuerza necesaria para seguir adelante. Luego de una lesión en su rodilla se preguntaba: “¿Por qué suceden cosas como esta?”. En esos momentos decidió apoyarse en la fe y confiar en que todo sucedía por alguna razón. El impulso surgió de pensar que Dios tenía guardado para él un plan mayor en cuanto al fútbol. “Alguien me enseñó una vez que cuando voy a orar, no debo pedirle a Dios que arregle las cosas. Sólo le digo que me ayude a ver esto desde su perspectiva. Creo que cuando hago eso, entiendo que hay cosas más importantes por venir. Es simplemente tenerlo ahí y sentir su bendición sobre mí”, dijo en una entrevista para ESPN.

El Chelsea fue el club que puso en la mira la incorporación del delantero luego de ver la posibilidad del surgimiento de una nueva estrella en el Dortmund, donde Pulisic logró marcar 19 goles y otorgar 26 asistencias en 127 partidos. El pase a la Premier League supuso un gasto de 64 millones de euros para los “Blues” , transformándolo en el más caro para un jugador de Estados Unidos. Esta adquisición resultó fundamental para que el equipo inglés logre conseguir su segunda Champions League en 2021 y de esta manera Christian se convirtió en el segundo estadounidense en toda la historia en ganar la máxima competición europea —solo detrás de Jovan Kirovski en 1997—.

Luego de esta histórica consagración, Pulisic no pudo obtener la continuidad y el tiempo de juego necesario, por lo que su rendimiento comenzó a caer. En 2023 fue el Milan quien apostó por él. Durante la última temporada, el joven yankee ha vuelto a su brillo habitual y después de un gran año en cuanto a lo individual, buscará llevar a su querida selección nacional a lo más alto del continente.

Con la consagración por duplicado en la CONCACAF Nations League —2020 y 2023—, además de la participación en un Mundial y una Copa América, el capitán de Estados Unidos cuenta con la experiencia necesaria para comandar a su equipo a conseguir algo que nunca ha logrado: el reinado del continente. Afrontará el certamen en el que será local con un único deseo en el horizonte, el de ser campeón. Requisito exclusivo, ya que como bien dice la frase de Napoleon Hill que lleva tatuada en su brazo: “El deseo es el punto de partida de todo logro, no una esperanza, ni un sueño, sino un deseo punzante que lo trasciende todo”.

Alexi Lalas hizo de todo y todo lo hizo bien

Por Laureano Vergara

Panayotis Alexander Lalas es un ejemplo de estar en el momento y lugar indicado. Su imagen y actuación dentro del campo de juego le valieron para ser uno de los protagonistas del tan recordado Mundial de 1994 disputado en Estados Unidos. En el país donde se encuentra Hollywood, su comportamiento captaba la atención de miles de flashes. Él lo sabía, por eso llegó a hacer cosas que se inmortalizaron en imágenes para siempre. Un ejemplo es el exótico salto que hizo para festejar un gol, expandiendo sus manos y pies hacia los costados, como queriendo asemejarse a una estrella de mar contra el cristal de una pecera o si no a las que llevaba pintadas de blanco su camiseta.

Por supuesto que el físico ayudaba y mucho. Su metro con noventa y un centímetros hacía de él un defensor temible para los delanteros. Tenía el cabello colorado, ondulado y largo; que en su mejor momento llegó a cubrirle el cuello por completo. Su barba candado, del mismo color y con chiva a partir del mentón, no desentonaba el look y lo asemejaba a un vikingo.

Su lugar de nacimiento justifica el porqué, cuando era niño, no solo le gustaba el fútbol, sino también el hockey sobre hielo. Birmingham es una ciudad del Estado de Michigan, en el norte de Estados Unidos, que hace frontera con Canadá. En realidad, lo extraño en aquella época —Lalas nació en 1970— era que a Alexi le gustara el hasta entonces desconocido soccer. Gracias a la nacionalidad griega de su padre, vivió durante ciertos periodos de su infancia en el país peninsular. Tal vez su estancia allí hizo de nexo con la cultura futbolera.

De pequeño se destacaba en ambos deportes, pero como todos, en un momento debió decidir por qué camino seguir. Ver la Copa del Mundo de 1986, con un Maradona protagonista, realizando gambetas de otro planeta, terminó de inclinar la balanza hacia un lado. “Seguí los partidos por televisión y enloquecí. A partir de ahí empecé a entrenar y a mejorar. El fútbol tiene algo especial; tiene música, tiene belleza. Por otro lado, constituye un idioma internacional. No importa en qué rincón del mundo te encuentres, siempre habrá alguien con quien poder hablar de él”, contó sobre su pasión por la redonda en una entrevista para Panenka.

A falta de ídolos futbolísticos, Lalas los tenía en la música. Loco por el heavy metal y fanático de bandas estadounidenses como Bon Jovi o Ratt, este hobby no llegó solo hasta ahí. Fue guitarrista principal y la voz de una banda llamada Gypsies —Gitanos en inglés—, con la cual alcanzó a sacar dos álbumes: “Woodland” y “Jet Lag”. Luego de esta primera experiencia, siguió su carrera como solista y hasta el día de hoy ha lanzado ocho álbumes, siendo “Melt Away” el último en debutar.

Alexi inició su carrera deportiva en la Universidad de Rutgers mientras estudiaba. Decidió abandonar en 1991, cuando la Selección de Estados Unidos lo comenzó a convocar. Aun así, en 2014 regresó a terminar su formación y obtuvo el título de Inglés con una especialización en Música. Un par de años más tarde, volvería a los estudios pero esta vez para recibirse como Árbitro, función que llegó a cumplir en algunos encuentros de Inferiores.

Lalas vivió todo el proceso de Estados Unidos previo a la organización de su primer Mundial. Esto significó participar en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y el debut de “Las barras y las estrellas” en la Copa América en 1993. Los resultados en estas competiciones no fueron los esperados, pero el objetivo principal era prepararse para dar una buena imagen frente al público “yankee”. Y así fue. Aunque en el Mundial cayeron en octavos de final, estuvieron a la altura de las circunstancias al perder tan solo 1 a 0 frente al Brasil de Romario, que luego se convertiría en campeón.

Alexi adjudicó la victoria frente a Colombia en aquel certamen, como una de las más importantes de su carrera. Este resultado desencadenó en una mancha en la historia del fútbol, debido al asesinato de Andrés Escobar como consecuencia del error cometido por el defensor colombiano durante el encuentro. “No dudaría ni un segundo en dejarme ganar aquel partido para que siguiera vivo. Es difícil verbalizar la sensación, porque uno de los días más felices de mi vida es también uno de los más tristes”, admitió Lalas un tiempo después.

La performance de Alexi en el Mundial, superior en el papel de artista y entretenedor que como futbolista, le valió para ser fichado inmediatamente por el Padova y se convirtió así en el primer estadounidense en jugar en el Calcio italiano. Durante su estancia en la mejor época de la Serie A, enfrentó a varias leyendas del deporte pero destacó a una por encima del resto debido a lo complicado que era defenderlo: “De largo fue Batistuta. ‘Batigol’ era un genio”, declaró sobre el delantero argentino.

Luego de una fugaz experiencia en Europa, Lalas comenzó a vagar por distintos equipos de la MLS, con la suma de una travesía por Emelec de Ecuador en 1997. New England Revolution, Metrostars —hoy en día New York Red Bulls—, Kansas City Wizards y Los Angeles Galaxy pudieron disfrutar de tener en el campo a un “futbolista-artista” como se autodenominaba Alexi.

Finalizada su etapa como jugador, demostró ser capaz y efectivo en otra de sus miles de facetas, la de directivo. San Jose Earthquakes y New York Red Bulls decidieron tenerlo como presidente durante breves periodos. Pero como dirigente de Los Ángeles Galaxy sería protagonista de un hecho revolucionario para la liga estadounidense, acción que repercute hasta el día de hoy gracias al efecto mariposa. En 2007 fue el responsable de fichar a David Beckham, superestrella del deporte (foto), en una contratación que dio pie para que otros astros del fútbol europeo decidieran finalizar sus carreras en la MLS. Si el mediocampista inglés jamás se hubiese dispuesto a realizar este cambio, en la actualidad parecería un delirio que Lionel Messi esté jugando para el Inter de Miami.

Hace tiempo ya que Alexi dejó atrás su extravagante look. Ahora lleva el pelo corto y la barba emparejada, cambio tal vez justificado por su trabajo como analista y comentarista en Fox Sports. En el momento en que “Las Garzas” anunciaban el arribo de la “Pulga” al club, Lalas dijo: “Este es un día maravilloso para el fútbol, para la Major League Soccer y Estados Unidos en general”. Aunque unos meses después, criticó al crack argentino: “Aún no ha marcado ni ganado ningún partido en MLS y su equipo está en último lugar“, dicho que no envejeció para nada bien porque en la actual temporada Messi es uno de los goleadores de la liga y su club se ubica primero en la tabla. Por estas observaciones y otras más, varios fans del deporte han expresado su rechazo hacia los comentarios de Alexi, alegando que “debería tener prohibido hablar de fútbol”.

En 1995, Lalas volvería a disputar su segunda Copa América, en la que fue la mejor actuación del seleccionado estadounidense en el certamen hasta el momento —igualada en 2016—. Victorias frente a Chile y México, además de un histórico 3 a 0 frente a la Argentina —Alexi convirtió el segundo en aquel partido— le alcanzaron para culminar cuartos en el torneo.

En la previa a la Copa América 2024, el miembro del Salón de la Fama de Fútbol Estadounidense, en su podcast titulado “State of the Union”, puso al seleccionado “Albiceleste” como el gran favorito a levantar el trofeo y convertirse en bicampeón, jugando una hipotética final frente a los Estados Unidos. ¿Lograrán “Las barras y las estrellas” superar su mejor marca en el campeonato continental? Por supuesto que Lalas estará en el sector de prensa alentando para que así sea.

 

La LigaPro de Ecuador, una usina de jovenes cracks

Por Aramis Sturba

Que la LigaPro de Ecuador ha sido una de las que más evolucionaron en este último tiempo no es ninguna novedad, pero sí es una incógnita conocer cómo se fue dando la consolidación. Ecuador se ha posicionado como una potencia en constante crecimiento gracias a sus apuestas por el proceso formativo que inició en una generación Sub-20 de la mano del entrenador argentino Jorge Célico.

La selección ecuatoriana disputó el Mundial de Brasil 2014 en el que compartió el Grupo E junto a Francia, Suiza y Honduras pero quedó eliminada en primera ronda, con el agravante de ni siquiera haber clasificado a la siguiente edición de la Copa del Mundo llevada a cabo en Rusia cuatro años más tarde. Tras esos dos fracasos continuos, el presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), Miguel Ángel Loor, fue consciente de que debían realizarse diferentes cambios para poder poner a Ecuador dentro de, mínimamente, el plano continental.

En primer medida, Loor (quien asumió como máxima autoridad en mayo de 2018), decidió reivindicar al fútbol ecuatoriano desde su perspectiva de imagen, y para eso decidió firmar un contrato por 314 millones de dólares con la empresa uruguaya GolTV por los derechos audiovisuales del campeonato ecuatoriano de fútbol con una duración de 10 años, pero para 2019 los ingresos tuvieron un aumento de un 5% con respecto al primer año de contrato otorgando 23 millones dólares más, los cuales fueron distribuidos en un 82% entre los clubes de la Primera División. El 18% restante, por su parte, fue ideado para los clubes de las categorías más bajas para potenciar su desarrollo de cara a los próximos años.

Tras solucionar los conflictos económicos y administrativos, Loor además ha dejado en claro en varias ocasiones que la cuestión de la inestabilidad financiera no era el único problema a resolver, sino que aún tenían que construir una liga independiente y profesional para poder competir en los torneos más importantes de la CONMEBOL ya sea a nivel clubes o selecciones.

Con un crecimiento sostenido, los resultados de los conjuntos ecuatorianos se reflejan hacia afuera: Independiente del Valle y Liga de Quito son los últimos campeones de la Copa Sudamericana, mientras que Barcelona de Ecuador ha logrado meterse y competir en instancias decisivas de Copa Libertadores en los últimos años. Por otro lado, la selección ecuatoriana Sub-20 obtuvo el tercer lugar en la Copa del Mundo de la categoría desarrollada en Polonia, con el aliciente de haber potenciado jóvenes talentosos para las temporadas venideras.

Uno de los baluartes de la liga es Independiente del Valle ya que es uno de los grandes exportadores de promesas al viejo continente, con los ejemplos recientes de Kendry Páez y Justin Lerma, quienes fueron vendidos al Chelsea de Inglaterra y al Borussia Dortmund de Alemania en cifras exorbitantes para el fútbol sudamericano que rondan los 20 millones de dólares.

Pero un punto que hay que tener en cuenta también es que si bien los futbolistas ya tienen sus futuros asegurados en Europa, se unirán recién a sus filas cuando cumplan la mayoría de edad con el objetivo de fomentar su madurez como personas y como profesionales, por lo que Páez se sumará a la Premier League en 2026 y Lerma se unirá a la Bundesliga recién en 2027. Otros casos que se pueden mencionar son los de Moisés Caicedo, Ángelo Preciado y Gonzalo Plata, quienes surgieron de las divisiones inferiores del Matagigantes y que en el presente son piezas clave de la selección gracias a sus desempeños en los clubes europeos.

Michel Deller, dirigente de la LigaPro explicó en reiteradas oportunidades las razones de la evolución en la formación de futbolistas jóvenes y aseguró: “Los jugadores que han salido de Ecuador han triunfado en Europa, pero no siempre fue así, y eso tiene que ver con la formación integral con la cual estamos comprometidos. Tratamos de que todos los años todas las categorías jueguen un torneo internacional para que tengan más exposición desde Europa y para que agarren experiencia pensando en el futuro de nuestra selección”.

1963, el año en el que Chile no jugó la Copa América

Por Victoria Leccadito

En el contexto de la Copa América 2024, la selección chilena se prepara para competir nuevamente en el torneo continental, aunque puede que no muchos sepan sobre un episodio histórico que marcó su ausencia en 1963. Hace más de seis décadas, Chile, a pesar de haber alcanzado el tercer lugar en el Mundial de 1962 con un notable rendimiento, no participó en el Campeonato Sudamericano debido a razones políticas.

La edición 26 del Campeonato Sudamericano, hoy conocido como Copa América, se celebró en Bolivia, y la ausencia de Chile dejó una huella significativa en la historia del fútbol continental. A pesar de ser uno de los equipos más prometedores y favoritos para ganar el torneo, el país anfitrión no invitó a La Roja a participar, lo que privó a los aficionados y jugadores chilenos de competir en el evento.

El motivo principal de esta exclusión fue la disputa entre ambos países sobre el río Lauca, que nace en Bofedal de Parinacota en Chile y desemboca en el Lago Coipasa en Bolivia. El mismo ha sido un punto de conflicto desde 1930 debido a que este cuerpo de agua atraviesa ambos países y su uso ha generado tensiones diplomáticas. La disputa alcanzó su punto álgido en la década de los 60, precisamente en el año en que Bolivia organizó por primera vez la Copa América, lo que llevó a la decisión de no invitar a Chile a la competición. Actualmente, y tras varios años de apelaciones por parte de Bolivia, se ha decidido que el río pertenece a ambos países por lo que el conflicto nunca puso en peligro la seguridad de América.

Fue un hecho lamentable para la selección chilena ya que que había logrado un destacado tercer lugar en el Mundial de 1962 disputado en su país y se encontraba en uno de sus momentos más prometedores a nivel internacional. En ese Mundial, Chile tuvo un desempeño notable, comenzando con victorias por 3-1 sobre Suiza y 2-0 contra Italia en la fase de grupos. Luego, avanzaron a cuartos de final, donde derrotaron 2-1 a la Unión Soviética. En semifinales, se enfrentaron a Brasil, el campeón defensor, y cayeron 4-2. Finalmente, en el partido por el tercer lugar, vencieron 1-0 a Yugoslavia, consolidándose como una de las potencias emergentes del fútbol mundial.

la ausencia de Chile al campeonato Sudamericano fue significativa no solo por su éxito deportivo, sino también porque la selección era considerada una de las favoritas para ganar el torneo, y hoy probablemente se hablaría sobre tres copas en su vitrina. Tras su histórico desempeño en el Mundial de 1962, el equipo dirigido por Fernando Riera estaba en plena consolidación y mostraba un juego sólido y competitivo.

Aunque la no participación en el Sudamericano de 1963 privó a los jugadores y aficionados chilenos de la oportunidad de seguir consolidando su posición en el ámbito sudamericano, la decisión subrayó las complejas intersecciones entre el deporte y la política en la historia reciente del país. Ahora, mirando hacia el futuro con la Copa América 2024, Chile busca dejar atrás este capítulo y escribir una nueva página de éxitos en el fútbol continental.

Néstor Lorenzo: de subcampeón del mundo a sucesor de José Pekerman

Por Paula Prieto y Dante Silveyra

Néstor Lorenzo, un defensor con clase, nació en Villa Celina, Argentina. Desde joven se destacó en el fútbol y Argentinos Juniors se convirtió en su primera casa, donde tuvo su tan ansiado debut en la primera categoría.

Tras su etapa tan exitosa, Lorenzo dejaría El Semillero del Mundo en 1989 para jugar en el  Bari de Italia. Su adaptación a otro país y otro estilo de juego no fue difícil y luego de una muy buena temporada, Carlos Bilardo, técnico en esa época de la selección argentina, decidió llamarlo para formar parte del plantel que iba a disputar la Copa del Mundo Italia 1990, un recordado Mundial para los argentinos ya que la Albiceleste fue por segunda vez en la historia subcampeona del Mundo. Gracias a una de las investigaciones de los libros del periodista y escritor Luciano Wernicke, se sabe la razón peculiar por la que fue convocado: “Lorenzo no podía ingresar a Reino Unido para una concentración con la Argentina por un problema de pasaporte, tras la guerra de Malvinas. En el aeropuerto de Glasgow comenzó a gritar y a llorar hasta que convenció a los funcionarios de migraciones para que lo dejaran ingresar. Al ver su reacción, Bilardo decidió que sería uno de sus primeros convocados del Mundial de ese año”.

El defensor fue parte de ese último partido como titular y lo terminó con un buen desempeño individual, más allá de la derrota por 1 a 0 ante Alemania.

Tras su gran paso por el Bari, Lorenzo tomó vuelo en 1990 a Inglaterra, concretamente al Swindon Town en donde jugaría solo dos temporadas y, sin tener tanto destello, el defensor regresaría a su país natal en 1992 para jugar por primera vez en el club San Lorenzo.

Su etapa en el Ciclón duró sólo dos años, en los que jugó un total de 69 partidos convirtiéndose en uno de los titulares indiscutidos. Después de su salida del club, tuvo un paso fugaz por Banfield y Ferro Carril Oeste, en los que compitió un año en cada uno. El club en el que más goles hizo fue Ferro con un total de 4 tantos. 

Llegando a la final de su carrera, en 1996, el técnico de Boca Juniors, Carlos Bilardo recordó el buen rendimiento que lo llevó a convocar a Lorenzo a la selección y decidió darle una oportunidad en el Xeneize que dejaría un sabor amargo para ambos. Únicamente jugó 20 partidos y obligado a marcharse se fue a Quilmes para terminar allí su carrera como jugador profesional.

Cuando decidió colgar los botines tras una carrera poco llamativa, Lorenzo se comunicó con un viejo conocido de Argentinos Juniors para que lo sume como asistente técnico y aprender del que en algún momento fue su entrenador: José Pekerman. En ese momento, Pekerman estaba con la selección sub20 de Argentina y decidió incluirlo por dos años en los que no paró de crecer y en el que lograron el primer puesto en los Juegos Panamericanos de 1995, hasta que llegó un llamado de Carlos Aimar para sumarlo a su cuerpo técnico en el Leganés de España.

En Europa, Lorenzo estuvo un año completo como asistente técnico hasta su despido en 2004, en el que, por consecuencia o suerte del destino, Pekerman le volvió a pedir si quería unir nuevamente a él pero con la selección absoluta de Argentina. Aquí estuvo desde el 2004 hasta el 2006, después de la dolorosa eliminación en el Mundial de Alemania tras caer por penales en los Cuartos de Final ante la misma anfitriona.

Cada etapa termina, pero Lorenzo siguió junto a Pekerman y en 2007 llegan a al Toluca de México, en la que estuvieron solo un año para rápidamente entrenar a Tigres de México, otro paso muy fugaz con menos de un año.

Cerrando su etapa en México en el 2009, Lorenzo se tomó un descanso hasta 2012, año en el que nuevamente Pekerman, depositando toda la confianza que tenían a causa de tantos años de trabajar juntos, lo llamó para vivir, hasta ahora, lo que fue su última aventura: dirigir a la selección colombiana. Esta fue su etapa más larga como asistente técnico con más de 6 años junto a su tan querido amigo, que desde que lo dirigió en Argentinos Juniors, siempre supo que iba a obtener grandes logros.

En 2021 le llegó la propuesta del FBC Melgar para convertirse en el nuevo técnico del primer equipo. En el primer año al mando, logró la clasificación a la Copa Sudamericana 2022 quedando 5to en la tabla de la Liga 1 de Perú. En su segundo año ganó el Torneo Apertura de dicho país y llevó al club a Octavos de Final de la Sudamericana. Ya había sido confirmado pero luego de obtener estos logros, el 6 de julio asumió oficialmente como entrenador de la selección absoluta de Colombia. 

Su estilo de juego es muy versátil, con una mezcla entre lo táctico de su querido amigo Pekerman y la agresividad con la que jugaba la selección argentina de Carlos Bilardo. Hasta el momento dirigió 20 partidos en los que está invicto con 15 triunfos y 5 empates. Además de darle oportunidad a muchos jóvenes como John Jader Durán de 21 años y Luis Sinisterra de 23 años, también le dio una segunda chance a viejos conocidos que hace mucho no jugaban como James Rodríguez, que llegó a los 100 partidos jugados con la selección, y Yerry Mina. ¿Podrá Néstor Lorenzo llevar al equipo a una nueva final de la Copa América luego de 23 años?

 

Endrick: mucho más que un 9 en su espalda

Por Matías Policastro

“Soy un jugador trabajador, persistente. Siempre quiero más. Estoy enfocado en marcar goles, siempre quiero marcar más goles. La clave para mí es siempre querer lo inalcanzable”. 

Con tan sólo 17 años, su nombre aparece en la lista de convocados por Dorival Junior a la Copa América de Estados Unidos. En la previa de su primer torneo continental, Endrick Felipe Moreira de Sousa sostuvo que “ningún resultado más allá del título interesa”. 

El juvenil, que ya fue vendido por más de 60 millones de euros al Real Madrid, comenzará su recorrido en Europa a partir del 21 de julio, cuando cumpla la mayoría de edad. La realidad que está viviendo es gracias a quien se encargó de subir a Youtube sus mejores jugadas cuando era un niño. Ese motor se llama Douglas Sousa y es su padre, según quien “aprendió casi antes a darle patadas a una pelota que a andar”.

“El fútbol no era solo mi sueño, sino el sueño de nuestro padre, nuestro abuelo, el sueño de toda la familia”. Endrick tuvo su debut absoluto en Palmeiras con 16 años, el 6 de octubre de 2022. Casi 20 días después, anotó su primer doblete. Al siguiente partido, fue titular por primera vez, marcó un gol y logró ganar el Brasileirao.   

Con el trofeo más importante de Brasil en su vitrina, completó el álbum con el Verdao: se transformó en el primer jugador en la historia del club que se consagró campeón en todas las categorías: sub-11; sub-13; sub-15; sub-17; sub-20 y Primera División. 

En 2023 derrocó otra marca en la máxima categoría: consiguió su segundo título del Brasileirao con el equipo de Abel Ferreira y superó ni más ni menos que a Neymar como el menor de edad que más goles (9) convirtió en la competición. 

Para que Endrick pudiese mudarse a San Pablo y sumarse a Palmeiras con 11 años, contrataron a su padre como limpiador de las instalaciones del club. Antes de cumplir los 16 ya había superado el récord de goles en todas las categorías inferiores de la institución. Incluso, en 2022 levantó la Copa Sao Paulo de Futebol Júnior y fue elegido el mejor jugador del torneo tras anotar seis tantos en siete partidos.

El nacido en Taguatinga aún no fue titular con la selección mayor de Brasil pero convirtió en tres partidos consecutivos, una marca que solamente Pelé había logrado antes de cumplir 18 años. 

‘Endrick Kong’, como lo llaman en su país, será el segundo jugador más joven –por detrás del ecuatoriano Kendry Páez– en disputar esta Copa América de Estados Unidos. Con el dorsal número ‘9’, buscará destacarse como ya lo hizo Ronaldinho en su primera vez en Paraguay 1999, pero dejó en claro que su objetivo es grupal: “En cuanto a batir récords, sólo quiero jugar y ayudar a la Selección nacional. No me importan los registros”.