domingo, enero 5, 2025
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Estudiantil Porteño: del Barrio Norte a Ramos Mejía

Por Alma Arcuschin y Lautaro Muzzio

El Club Atlético Estudiantil Porteño fue fundado el 6 de septiembre de 1902 por estudiantes del Colegio Nacional del Oeste (actual Colegio Mariano Moreno). Es uno de los clubes más antiguos de Buenos Aires. Eligió el nombre de Estudiantil Porteño, porque ya había un Estudiantes y un Porteño. Se afilió en 1904 a la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) y en 1907 adoptó los colores azul y rojo.

Por una reestructuración, en 1912 fue promovido a Primera División. En sus primeros años, el club estuvo fuertemente ligado al fútbol. Participó en las divisiones de ascenso del fútbol, llegando a competir en la Primera División en los primeros años del siglo XX, pero nunca se adhirió al profesionalismo. El club inició sus performances en la Avenida Alvear (hoy Avenida del Libertador) y Tagle, frente a la actual sede central del Automóvil Club Argentino, y en lo que fue la vieja cancha que prestigiaría a River Plate. Fue el club que más jugadores aportó a la Selección para la Copa Mundial de Fútbol de 1934: Alfredo Devincenzi, Juan Pedevilla y Francisco Pérez. Llegó a ser por dos veces campeón del fútbol amateur argentino (en 1931 y 1934). 

En 1935, producida la unificación del fútbol, Estudiantil alcanzó su último logro en el fútbol. Le ganó 2 a 1 a Chacarita Juniors en la cancha de River, en Alvear y Tagle, justamente donde había nacido Estudiantil. Luego se desafilió de la AFA en 1939. 

Con el tiempo, el club trasladó su sede hasta estos días, en Ramos Mejia, en el oeste del Gran Buenos Aires, donde cuenta con modernas instalaciones. A lo largo de su historia, Estudiantil Porteño fue abarcando otras disciplinas deportivas. Hoy, 123 años después de su fundación, es un emblema del deporte social en Ramos Mejía y La Matanza.

Estudiantil Porteño, la segunda casa de Valentín Lacquaniti

Por Román Pedersen y Alejo Taruselli

Valentín Lacquaniti hace arte en cada estadio que le toca visitar, aunque con su versatilidad realiza grandes obras tanto dentro como fuera de la cancha; de a ratos toma el rol de jugador para luego pasar al banco y ser entrenador. Con un primer pase excelso y una salida de balón muy clara, todo lo aprendido en el terreno de juego lo implanta en los equipos que dirige. Primero femenino y ahora masculino, pero siempre con algo muy en claro: la perfección, el estudio y la familia ante todo, sin excepción.

Lacquaniti nació el 1 de octubre de 2001 en Ramos Mejía, una localidad del partido de La Matanza, y allí conoció a su primer gran amor, el Club Atlético Estudiantil Porteño. La relación con el Azulgrana empieza a sus cuatro años, cuando apenas, según afirma entre risas, sabía caminar: “Llegué al deporte muy temprano por mi papá y mi hermano, que son totalmente fanáticos del fútbol, y por ellos nací con una pelota en los pies, por lo que a esa edad ya estaba jugando al baby en el club”. Además, el arraigo a la institución queda en evidencia con el tiempo en común que compartían, ya que en los veranos Valen asistía a la colonia y sus ratos libres los pasaba ahí, en el predio ubicado en Barcala 716.

Lo que aprendió allí durante su carrera futbolística, en la que ganó ocho títulos, lo plasmó en su apartado técnico al mando del plantel de primera del futsal femenino del Porte; en el que estuvo cinco temporadas, consiguió un bicampeonato, dos segundos puestos y la que a su parecer “fue la mejor experiencia” que pudo tener: “Guido López, la persona que más me marcó en la carrera de entrenador, me ofreció dirigir a las chicas y accedí, tenía muchas ganas. Tomé una gran decisión, no la cambio por nada en el mundo”, declara emocionado.

Sin embargo, sus amoríos no solo pasan por una pelota, sino que el estudio también tiene una parte de su corazón. Realizó casi toda su formación escolar en el Colegio Santísimo Redentor y al finalizar la secundaria se inclinó por empezar la carrera de nutrición, aunque terminó dando marcha atrás en el plan: “Al tiempo me di cuenta que no era lo mío y mi mamá me orientó y acompañó mis gustos, porque a mí siempre me interesaron las redes sociales y por eso empecé con varios cursos. Primero community manager, después digital, luego de contenidos y así me fui dirigiendo a la carrera de marketing y publicidad, la cual reforcé con clases particulares de inglés. Esto sí que es lo mío y de lo que quiero vivir. junto al fútbol, son mi cable a tierra”, sostiene muy seguro de sí mismo.

Quien juega de último en Porteño, Viamonte y Pelusa (dos equipos amateurs que participan en el torneo El Parador), tiene otros conectores que asegura ser fundamentales en su vida: amigos, familia y novia. A Gerardo y Carolina, sus progenitores, y Tomás, su hermano, los define como “su motor”, los que estuvieron siempre a su lado en las buenas y en las malas, incluso cuando sufrió ataques de pánico en la pandemia de 2020 por Covid-19. A su vez, de ellos heredó el amor por la redonda: “Toda mi familia es futbolera. Mi papá y mi hermano son de River y yo salí a mi mamá, que es de San Lorenzo, al igual que mi abuelo. Él fue el que me hizo del Ciclón, confiesa con un notorio gesto de felicidad.

Delfina es su pareja y con la que Lacqua, apodado así por sus amigos, quiere formar una familia: “Es mi sueño, estamos hace poco y sé que la quiero para siempre. Ella se banca todo y eso que mis horarios no son fáciles de llevar. Nunca una queja, siempre acompañando y estando para mí en momentos negativos”, puntualiza conmovido.

Durante la semana, además de sus obligaciones en el futsal, se dedica a trabajar como gerente de marketing en la empresa de librería, bazar y cine Big Life, a la que ingresó en 2023 por un conocido de la familia y empezó a escalar posiciones con rapidez (tal cual hace en los partidos con sus clubes los sábados y domingos), aunque al principio revela que no fue fácil el ascenso, ya que sus compañeros no lo tomaban en serio debido a su edad. Sin embargo, con el transcurso de los días logró ganar la autoridad que lo caracteriza y que hoy en día tiene.

Esa voz de mando y capacidad de manejar grupos la sigue dejando en claro a la hora de ser director técnico, pero ya no del femenino sino de la tercera masculina del Porte: “Quería nuevos aires. Este año empecé un proyecto con los chicos que venían medio bajoneados y yo tenía buena relación con gran parte de ellos, por lo que empezamos a armar algo lindo y darle más seriedad al trabajo realizado”, detalla.

Valentín Lacquaniti se describe como una persona perfeccionista y no está errado, pues todo lo que hace en su vida está fríamente calculado y muy bien estipulado. Así, con el fútbol, familia y estudio como sus principales pilares, retoma a su primer gran amor y finaliza la nota diciendo: “Estudiantil Porteño es mi segunda casa”.

Además, Valen Lacquaniti fue uno de los pocos que compartió cancha con Cristian Medina en las divisiones infantiles de la institución de Ramos Mejía, y quien recordó cómo se dió el paso: Por como jugaba se notaba que Cristian (Medina) iba a ser un crack, él es 2002 y yo soy 2001 pero igual jugamos juntos en su momento. Teníamos un profesor, Leopoldo Amaya, quien dirigía en una de las categorías infantiles de Boca y fue él el que lo trajo al club”.

Por otro lado confesó que el futuro del mediocampista en el Xeneize corrió peligro: “Medina estuvo a punto de que lo dejaran libre en Boca, fue por Amaya que tuvo otra posibilidad para ser considerado y a los dos años ya estaba jugando en la selección”.

 

Cuerpos en acción: la estética del deporte 

Por Emilse Torres

El arte en las culturas deportivas se extiende a la creación de símbolos, monumentos y manifestaciones culturales que encapsulan la esencia de una comunidad. Esta combinación actúa como un espejo que refleja las raíces históricas y los logros colectivos, utilizando el deporte como guión y el arte como narrativa.

Son vehículos poderosos para explorar y expresar la identidad de un pueblo que se encuentra inmerso en un momento de introspección colectiva, donde se reflexiona y evalúa su pasado y su patrimonio común.

Soledad Manrique Goldsack es una artista cuya trayectoria está marcada por la búsqueda de transformación y la devolución a la comunidad a través de su arte y su compromiso con el deporte. Con estudios en Diseño Gráfico y Artes Visuales en la Facultad de Artes y Diseño, su camino la llevó a explorar el poder del boxeo como herramienta de cambio y expresión.

Su participación en proyectos como “Boxeo Popular” en Isla Maciel (Barracas, Buenos Aires) dentro del programa “La Cultura del Barrio” y “Boxeo sin Cadenas”, donde brindaba clases en unidades penitenciarias de la Ciudad, marcan hitos en su carrera. En estos espacios encontró la oportunidad de transformar realidades y transmitir mediante el arte su mensaje de amor.

Soledad trabaja con un cuerpo de obra fotográfica que utiliza de forma estética. Sus obras suelen presentarse como afiches, los cuales, luego por el paso del tiempo se muestran viejos, corroídos, gastados y manchados. Esto se debe a que el boxeo está muy asociado a lugares donde predomina la clase baja. Sobre esta particular técnica sostiene: “Esa cultura tenía que estar representada de alguna manera y que sea también algo identificatorio para quien lo está viendo”

-¿Cómo comenzó la idea de vincular el arte urbano con el deporte?

-El boxeo es un deporte que tiene un contexto social, cultural y económico específico, por eso no puedo dejar de tenerlo en cuenta al pensarlo como algo que devuelve a la comunidad de alguna forma. La manera que me parecía más accesible, y además, la que permite que más gente lo vea, es llevarlo al espacio público. Me parecía la mejor forma de realizar ese deseo de que sea popular.  Luego pasé a la instancia de ponerlo en clubes porque también era mi manera de devolverles a los boxeadores una linda y buena imagen de su propio trabajo en forma de retratos. 

“Me permití devolverles también mi criterio sobre la violencia, y un poco sobre el amor, sobre cómo en un espacio que supuestamente es violento se puede encontrar ternura y amor, y que la violencia está en otro lado o en otras decisiones”, argumenta Soledad, cuya experiencia personal durante una situación de violencia familiar la impulsó a buscar estos espacios como lugares de sanación y reconstrucción.

-¿Qué técnicas utilizas para capturar la energía y la emoción de distintos eventos deportivos en tus fotografías?

-Suelo trabajar en blanco y negro porque elimina el elemento simbólico que podría ser la sangre o los colores de un rincón a otro. Me enfoco más en los gestos; tengo la premisa de trabajar con todo lo que no sea el golpe directo. Por lo tanto, mis búsquedas se relacionan con esos momentos que no se limitan a la imagen fotoperiodística donde se describe el evento, sino que pueden ser más atemporales y simbólicos. En general, busco gestos de conexión, cariño, ternura o incluso de caída o tristeza, todo lo que no esté centrado en el golpe físico. Suelo tomar pocos disparos, es más similar a la caza porque debo esperar mucho más de lo que hago.

“Los proyectos que siempre realizo son participativos. Está presente la comunidad, el barrio, la institución o el pueblo. Cada uno puede dar una pincelada”, comenta Gastón Liberti, quien comenzó a vincular el arte urbano con el deporte cuando trabajaba en Barcelona. El muralista tenía una galería de arte y empezó a colaborar con unos artistas franceses que no solo compartían su pasión por el arte, sino también por la comunidad y el deporte. 

Luego, al volver a Argentina, Gastón Liberti vivió unos años en Reducción, un pueblo ubicado en la provincia de Córdoba. Durante este tiempo, trabajó como Secretario de Cultura y se sumergió en el desarrollo de proyectos que buscaban fusionar el arte, el deporte y la comunidad. Esta experiencia le permitió conectar aún más con las personas y comprender la importancia de la cultura y el deporte como elementos unificadores y transformadores.

Uno de los momentos más emocionantes de su carrera fue la realización del primer mural de Pablo Aimar en Argentina, en la ciudad de Río Cuarto. En este mural, retrató a Aimar como uno de los campeones del mundo, capturando la esencia y la pasión del fútbol argentino. La presencia del ex jugador, ahora parte del cuerpo técnico de la Selección Argentina, en la inauguración llenó de emoción a los presentes. Además, la participación activa de varios colegios, escuelas de fútbol y centros de jubilados en este proyecto comunitario fue un testimonio del impacto positivo que el arte y el deporte tienen en la sociedad. 

-¿Qué impacto creés que tienen tus murales en la comunidad local y en la percepción del espacio urbano?      

– El impacto siempre es de comunicación, de compartir. Por ejemplo, el mural que hice de USA 94 en Miami, lo hice con un artista apodado “Chuave”, que es cordobés, él me propuso el espacio. Al momento de hacer el mural, también participaron artistas de Cuba, gente del barrio y de otros países que algunos no conocen la figura de Maradona o les suena, pero no saben toda la historia. Entonces, realizar el mural con la participación de la gente, rememora y da un espacio para la charla, para comentar, para recordar, para poner en valor todos esos momentos. Sin juicios, solamente recordando momentos que fueron históricos del siglo XX y principios del siglo XXI. 

“Una obra en la calle tiene un alcance casi infinito”, asegura Enrique Burone Risso, un pintor urbano y buscador de los íconos de las ciudades. En su arte, refleja las arquitecturas de los diferentes estadios y también utiliza la representación de la figura del ídolo deportivo.

El trabajo de Burone Risso no solo embellece los espacios urbanos, sino que también les otorga significado cultural y emocional. Sus murales capturan la esencia de los estadios, lugares de encuentro y pasión para los aficionados, y resaltan la importancia de los ídolos deportivos en la identidad de una comunidad.

-¿Cómo integrás los elementos simbólicos o representaciones icónicas de deportistas en tus murales?

– Los llevo o los encamino a mi lenguaje expresivo, que puede estar cerca del cómic o la caricatura. Generalmente, no salgo de esas dos maneras de trabajar. Soy pintor desde hace tiempo, hago mi trabajo sobre bastidores con óleo, después me pase a las paredes. 

“El impacto que tienen los murales es muy grande, mucha gente sabe que yo los pinto. Me paran en la calle y me felicitan”, comenta el artista emocionado. Al plasmar sus pinturas en lugares públicos, Burone Risso contribuye a la creación de un legado artístico y deportivo que perdura en el tiempo. Sus obras no solo son piezas estéticas, sino también testimonios de la historia y el fervor que rodea al deporte en las ciudades.

Facundo Baez cumplió el sueño de todos los pibes de barrio

Por Lourdes Castaño

Facundo Baez tiene 20 años y juega regularmente en la reserva de Argentinos Juniors. Este año hizo la pretemporada con la primera y debutó en Copa Sudamericana
frente a Nacional de Paraguay. Firmó su primer contrato profesional hasta
2028.

-¿A qué edad comenzaste a jugar al fútbol?
-De chico arranque a los 4 o 5 años en el club de mi barrio (Club Social y
Deportivo Monterrey), pero nunca lo tomé muy en serio. Me fue bien y se me
dio la oportunidad para irme a otro lado.

-¿Cuándo te diste cuenta que te querías dedicar a esto?
-Creo que fue a los 10 u 11 años que hablé con mi papá sobre qué es lo que
quería hacer, si quería dedicarme a esto, me dijo que lo tomara como un
trabajo. A partir de esa charla supe que estaba para esto y hasta dónde quería
llegar. Es lindo vivir de lo que te gusta.

-¿Cómo fue el proceso?
-El proceso de inferiores a reserva fue bastante difícil y a la vez muy lindo.
Pasar de un club de barrio a Argentinos Juniors creo que fue el mejor
desarrollo que pude haber pasado. Sigue siendo difícil, pero es muy lindo el
día a día.

-¿Quién es tu referente?
-Mis referentes siempre van a ser mis hermanos, mis primos, mi abuelo y toda
mi familia. Ellos hicieron un gran esfuerzo para acompañarme desde muy
pibe. Futbolísticamente me encanta como juega Centurión.

Un pilarense tuvo su bautismo internacional de Primera

¿Qué sentiste al debutar en primera?

-La verdad que en el momento que estaba por entrar no pensé en nada, estaba
bastante tranquilo y tenía la cabeza en el partido. Una vez que terminó,
cuando fui al vestuario y pensé en lo que acababa de pasar me acordé de
todo lo que viví, los viajes en tren y en colectivo, faltar a la escuela para ir a
entrenar o perderme un cumpleaños. Una vez que pasa el momento, pensas
en que lo lograste. Te diría que es el sueño de todos los chicos de barrio.

-¿Llegaste a disfrutar el proceso?
-A mi me pasó todo muy rápido. Entrenar en primera, que me citen, debutar,
jugar otro partido, firmar contrato, seguir siendo citado, no terminas de caer
nunca. Tenés que vivir el día a día, así lo disfrutas. Después si estás
preparado mental y físicamente, queda en las manos de Dios.

¿Qué te propones a futuro?
-En lo personal quiero terminar la escuela; futbolísticamente, después de que
debutás, pensás en asentarte, en seguir jugando en primera y en el día a día.
Aunque no piense en lo que va a pasar a futuro, la ilusión de jugar en la
selección siempre está y creo que tengo que trabajar para que se dé.

La moda de las camisetas vintage: todo tiempo pasado fue mejor

Por Cassandra Urzalayeta

“Niño, ni los botines, ni las medias, ni los pantaloncitos, ni los hombres, ni los nombres ni nada representa más a un club y a la selección nacional que la armadura y sus colores”, le dijo Alfredo Di Stefano, leyenda del Real Madrid, en 1994 a un joven Marcelo Ordas, en una casa antigua del barrio de Flores, cuando le preguntó qué debía coleccionar y exhibir para preservar la historia del fútbol.

El comienzo de una pasión

El 7 de junio de 2024, Ordas, dos años después de inaugurar su museo Legends en Puerta del Sol, Madrid, con una remera blanca, pelo negro y una sonrisa en la cara, recuerda cómo llegó a tener en sus manos la primera camiseta de su colección. Tenía 17 años. Viajó con anticipación desde Argentina, su país natal, a Italia, para ver a la selección enfrentarse a Brasil el 24 de junio de 1990, por los octavos de final del Mundial en el Estadio Delle Alpi de Turín. Junto con su padre, se hospedó en Nápoles, a 887 kilómetros. Ese día los trenes estaban colapsados. A donde mirara había camisetas verdes y amarillas. Pero lo peor fue lo que se encontraron al bajar del andén. Más que Turín, era Río de Janeiro. Parecía un carnaval brasileño.

No aguanto más esta cuestión, vamos al estadio -dijo su padre.

A Marcelo le pareció raro porque todavía faltaban siete horas para el inicio del partido. Llegaron y esperaron a que abrieran las puertas. Ingresaron entre los primeros cincuenta de los 61.381 que asistieron. Ni bien pusieron un pie dentro, les dieron la bienvenida con una bandera italiana que decía: “Estamos acá solo por Brasil”.

Desde que el árbitro Joël Quiniou marcó el arranque del encuentro, el equipo de Carlos Bilardo permaneció bajo el dominio de Brasil. Y un señor con camiseta de Esporte Clube Bahia lo miró a Marcelo y le dijo.

Ei garoto, você está com medo. Fique calmo. Você volta para casa.

Nunca en su vida padeció tanto un partido. En el segundo tiempo, cuando la pelota pegó dos veces seguidas en el palo argentino, una de Careca y otra de Alemão, decidió no ver más. Se sentó en el hormigón y agachó la cabeza. Trató de no escuchar, pero los brasileños los seguían cargando. Y de la nada, la hinchada argentina gritó por primera vez “ooole”. Levantó la vista y vio a Diego Maradona que pasó a Dunga. Para cuando esquivó a Ricardo Rocha ya se había puesto de pie. Maradona le hizo un pase en diagonal a Claudio Caniggia, que gambeteó a Taffarel con la derecha y le pegó con la zurda al arco. Argentina 1-Brasil 0. Marcelo vio cómo se movía la red. Corrió al alambrado. Se colgó y gritó todas las puteadas que se le ocurrieron. No se guardó una. Pero el conjunto de bronca y éxtasis le jugaron en contra. Sintió un calor que le subió por la cervical, empezó a ver borroso y se desmayó.

A 30 años del gol a Brasil, Caniggia reveló detalles de la jugada y explicó  por qué Argentina no podía ganar el Mundial de Italia - Infobae

Despertó en una sala blanca. La enfermería del Estadio Delle Alpi. Intentó levantarse de la camilla pero una mujer de ojos verdes y pelo negro, que supuso que era una doctora, le pidió que se tranquilizara. Él miró su reloj y vio que habían pasado diez minutos de los 90 reglamentarios.

Señorina, por favor, dígame que ganó Argentina -le rogó Marcelo.

Si regazzo, la Argentina ha vinto -le respondió.

De alguna manera su historia llegó a oídos de dirigentes argentinos y, por esas cosas maravillosas del fútbol y amistades que tenía su padre, por su cargo como secretario de Cultura en Independiente, con Julio Grondona, entonces presidente de la AFA, terminó en el vestuario con los jugadores. Al entrar se encontró a Caniggia de frente y le preguntó si podía abrazarlo. Le dijo que sí y hablaron un rato. Luego, Caniggia metió su mano en el botinero. Sacó su camiseta llena de transpiración con el número 19 y se la dio.

-Tomá pibe, te la ganaste.

Claudio Caniggia se reencontró con la camiseta con la que le convirtió el  gol a Brasil en Italia 90

 

La moda retro y la creación de museos

De regreso a Buenos Aires, luego de que Argentina perdiera la final del Mundial Italia 90 ante Alemania, Ordas hizo escala en Londres para visitar a una familia amiga. Contempló las grandezas culturales de la ciudad y se preguntó por qué no se conservaban con el mismo esmero los objetos que representan la mayor pasión humana: el fútbol.

En el siglo XX surgieron los museos de fútbol, junto con la aparición de la moda retro. Los clubes comenzaron a utilizarla como una estrategia de marketing para apelar a la nostalgia del hincha. “Recrear camisetas vintage se convirtió en una tendencia al revivir épocas doradas que llenan a los hinchas como Marcelo Ordas, que no solo coleccionan camisetas sino que, al ponerselas, recuerdan aquello”, explica una tarde de abril el especialista en marketing deportivo Guillermo Ricaldoni. Pueden ser una recreación exacta del diseño de tiempos atrás, una alegoría, una reminiscencia o un guiño. ¿Qué sería de algunos clubes sin teletransportarse a los momentos en los que fueron felices? En el libro Atlas Mundial de Camisetas, Cune Molinero, Alejandro Turner y Pablo Aro Geraldes incluyeron aquellas que se utilizaron una sola vez o de clubes que desaparecieron, como Alumni o Sportivo Palermo, ya que a partir de sus casacas, sus historias perduran en el tiempo.

El 3 de abril de 2001, Boca se convirtió en el primer club argentino en inaugurar su propio museo: el “Museo de la Pasión Boquense”. Se ubicó sobre la calle Brandsen, bajo la tribuna popular del estadio Alberto J. Armando. Al salir, fanáticos y turistas de diferentes países ven una pared repleta de camisetas. Desde la blanca con líneas negras hasta la azul tradicional con franja amarilla. Pasando por la celeste y la de la banda de izquierda a derecha. Como también la icónica que usó Carlos Tevez el 21 de octubre de 2001 en su debut o la que llevó puesta Juan Román Riquelme contra el Bayern Munich en la final de la Copa Intercontinental 2001. Ocho años después de la inauguración del museo de Boca, River fundó el suyo sobre Avenida Figueroa Alcorta. El único museo de los clubes que no está dentro de las instalaciones del estadio.

Museo de Boca Juniors, en los pasos de un club mítico

Ambos museos fueron fundados con la intención de funcionar como una máquina del tiempo, donde también comenzaron a colgar las ediciones especiales de sus camisetas. Las marcas se las ingeniaron para vender no solo la titular y la suplente, sino también una tercera, la de entrenamiento y la post partido. Son los mismos hinchas y coleccionistas los que promueven la tendencia retro como una fuente de ingresos al querer sentirse conectados a sus clubes. “Sus cábalas influyen mucho en la popularidad de ciertas piezas. Una puede ser usada en una ocasión especial y si debutó y perdieron, probablemente no se utilice mucho más”, comenta Ricaldoni. Por el contrario, alguna que no fue hecha para ser de una edición especial, finalmente lo logre.

Innovaciones a través del tiempo

La tendencia retro siempre va a estar. Porque, como diría Charly García, ya está todo inventado”, dice Ordas desde el patio de su casa en Madrid. Mira el cielo y añade que se considera un fanático enfermo de la selección argentina. Una de sus réplicas favoritas es la que creó el diseñador Martín Tibabuzo para el Mundial de Rusia 2018. Pasó inadvertida. La eliminación en octavos de final contra Francia no generó un buen efecto en los hinchas. La camiseta de Rusia 2018 era un guiño al último título que había ganado la selección mayor, la Copa América de 1993. Recreó el cuello blanco con un escote en V, que reemplazó al redondo y negro que se uso para la Copa América 2016, en Estados Unidos. Asimismo, repitió las mangas blancas, con un enfoque minimalista para mantener el diseño sobrio y elegante.

En una cafetería sobre Avenida Cabildo, Tibabuzo, de traje azul oscuro, observa en un cuaderno algunos de sus diseños para Adidas. Menciona que se nutrió de moda, diseño gráfico, animación y cine para capturar la esencia de cada equipo y reflejarla en sus creaciones. “Lo extrafutbolístico es una fuente inagotable”, señala Tibabuzo.

En agosto de 2023, las camisetas de mangas largas volvieron a las canchas en la primera fecha de la Copa de la Liga entre Colón y Unión, el clásico de Santa Fe. En las décadas de 1980 y 1990 usarlas era una cuestión funcional. Con modelos para invierno y verano. Tiempo después, las mangas cortas y la conveniencia económica de las marcas prevalecieron ante inviernos menos fríos y camisetas térmicas que se usan como segunda piel. En la década de 1930, se habían popularizado innovaciones como las rayas verticales y diagonales. Los cuellos en V reemplazaron al escote redondo con cordones. En cuanto a materiales, la lana se cambió por algodón y, luego, por tejidos sintéticos, que mejoró la comodidad y flexibilidad. Los avances tecnológicos hicieron que recrear una camiseta implique encontrar un equilibrio entre la original y el presente.

Para el Mundial de Sudáfrica 2010, Tibabuzo logró capturar la nostalgia del modelo de Le Coq Sportif que usó Maradona en México 1986, ante Inglaterra en los cuartos de final. Aquél partido en el que intervino “la mano de Dios” para darle la victoria a Argentina. Camiseta que posee Ordas, considerada entre las más buscadas por coleccionistas según la revista FourFourTwo. En la titular de Sudáfrica 2010 incorporó el escudo con borde azul y la tela aireada. Para la suplente utilizó el mismo recurso de dos tonalidades por la diferente textura de la tela, para recrear el dorsal azul brilloso con números plateados del partido contra los ingleses. Al verla, Maradona llamó a Tibabuzo para decirle que se había dado cuenta de a qué hacía referencia y que le había encantado. Con la mirada en un punto fijo, Tibabuzo asegura que nunca va olvidarlo.

Como un gol de rabona | muyricotodo*

Lothar Matthäus fue quien intercambió la camiseta con Maradona en la final. Ordas lo contactó y se juntó con él en diferentes ocasiones comprársela antes de que terminara su museo Legends, de siete pisos, con el apoyo de la FIFA, la UEFA, la Conmebol, el Comité Olímpico Internacional y la CONCACAF. Sabía que en un futuro también tendría su proyecto en Argentina. “No lo anuncié en ningún lado, pero con la AFA estamos haciendo un proyecto”, dice Ordas, orgulloso de poder mostrar su museo en su país. Esa armadura de Maradona forma parte del patrimonio cultural, motivo por el que opina que debe estar en tierra argentina para que todos puedan apreciarla. La tercera vez que se juntó con Matthäus pudo explicarle que quería preservarla en Madrid. El alemán reflexionó que estaría en las mejores manos para cuidarla y se la entregó.

Una misión clara

De su padre heredó el ADN futbolero y el abuelo financió su sueño. Lo ayudó a Ordas a solventar los viajes y las cuotas de coraje. Fue a Europa más de 70 veces para entrevistarse con leyendas que accedieron a un jovencito que tenía la inquietud de salvaguardar la historia del fútbol. Recolectó pelotas, botines, medallas, shorts y medias. Hasta que Di Stéfano se cruzó en su camino y cambió el rumbo hacia las casacas. Desde ahí no se desvió, en más de 30 años, del objetivo.

Poco antes del Mundial de Alemania 2006, Grondona lo invitó a exhibir parte de su museo en Berlín. Pasó de ser un pasatiempo a una profesión. Ordas conoció a presidentes del Real Madrid, Bayern Munich, Barcelona, Santos, River y Boca, así como también a responsables de las principales marcas de indumentaria.

“Las locuras generan obras sin precedentes. Esta definitivamente es una obra sin precedentes”, asegura Ordas, quien tuvo la posibilidad de mostrarle la compilación de camisetas a Tamim bin Hamad, el emir de Catar. Al verla, le dijo que pocas cosas eran únicas, y que su colección y él eran una de ellas. “La recuperación de este patrimonio es una maravillosa locura que debió preservar la FIFA o algún organismo gubernamental, pero lo hizo un coleccionista y su familia argentina”, agrega Ordas.

 

“La gimnasia requiere mucha disciplina y constancia”

Por Manuel Martínez Cataldo

Manuela Bonomi tiene 18 años y participa en torneos provinciales en Buenos Aires desde 2017. En los últimos años logró clasificar a distintos torneos nacionales para los que debió viajar a Santa Fe y a Mendoza

-¿Cómo llegaste a practicar un deporte como la gimnasia artística?

 –Arranqué de chiquita en el club donde hacía natación. Todos los días pasaba por la parte de gimnasia y me llamaba bastante la atención, hasta que decidí hacer el cambio de deporte en ese mismo club. Dejé natación y arranqué gimnasia, más o menos a los cinco, seis años. Al principio no fue tan difícil, pero después la dificultad fue aumentando.

-¿Crees que cualquiera podría practicar el deporte?

 –Yo creo que sí, cualquier persona podría hacerlo. Eso sí, se requiere de mucha disciplina y mucha constancia. Las cosas en la gimnasia artística no salen de un día para otro porque son ejercicios muy complejos. Se requiere mucha fuerza, mucha flexibilidad, si no es muy difícil que salgan las cosas. Hay que estar bien preparado.

-¿Cuánta importancia sentís que tiene la salud mental en la gimnasia artística?

 –Creo que es muy importante, más que nada en gimnasia que, como no es un deporte grupal, recae toda la responsabilidad y frustración en vos mismo. Hay muchos bloqueos mentales también en este deporte porque como no es fácil, hay muchas cosas en las que los miedos te terminan ganando. En las competencias influye un montón, y los deportistas de selección suelen trabajar con psicólogos deportivos, aunque no es mi caso.

 –¿Cómo combinás tu entrenamiento con el estudio y el trabajo?

-Este año bajé un poco la carga horaria de entrenamiento. Yo el año pasado entrenaba cinco días, cuatro horas por día, y ahora que arranqué la facultad y a trabajar tuve que bajar un poco la carga horaria y hago tres días, cuatro horas por día. A la mañana trabajo, a la tarde entreno y después a la noche estudio.

-¿Tener tanta carga horaria te desmotiva para seguir entrenando?

-La verdad que no. Como es un deporte que me gusta, si fuese por mi tendría la carga horaria que tenía antes. Me gustaba entrenar bastante, más que nada porque yo soy una persona muy activa y me gusta hacer deporte. Por cuestiones de trabajo tuve que bajar un poco, porque tenía días que sí iba desmotivada durante la semana a entrenar.

 

La vida de Han Chang Kim: el Gran Maestro y pionero del taekwondo en Argentina

Por Paula Prieto

Taekwondo. Tae: acción de pie, Kwon: acción de mano, Do: camino. Proveniente de Corea, este arte marcial es una cultura aparte. Cada movimiento, cada elemento de este deporte tiene un significado, nada está escrito porque sí. 

Como lo dice su nombre, el camino del puño y la patada se puede observar en los niños, jóvenes, adultos, mujeres, hombres, que caminan por cada rincón de la Argentina vestidos con una misma vestimenta, el dobok (vestimenta o traje que se usa para practicar taekwondo) que refleja el espíritu del país oriental y la tradición de esta disciplina. La comunidad en el país cada vez crece más y se ve plasmado en la cantidad de presencias argentinas que hay en diferentes competencias internacionales como Juegos Olímpicos, Paralímpicos, Panamericanos, Mundiales, entre otros. Pero como todo en este mundo, hay un comienzo, que si no existiera, esto no podría ser posible. Existe un hombre que fue pionero y que pasó las peores batallas para formar parte de la historia del deporte argentino y sudamericano: el Gran Maestro Han Chang Kim, maravillosa persona que demostró en su vida una constante perseverancia, como nombra uno de los cinco principios del taekwondo (cortesía, integridad, perseverancia, autocontrol y espíritu indomable), a pesar de cada obstáculo y situación difícil que se le cruzó en el camino. 

Un sábado a las 10 de la mañana en Lucio, restaurante conocido por sus pizzas y pastas pero al que el Gran Maestro le gusta asistir para desayunar, Kim está sentado en una de las mesas con vista a la Avenida Raúl Scalabrini Ortíz. En sus manos tiene un cortado y sobre la mesa un plato con una medialuna que lleva más almíbar de lo normal, los mozos lo conocen desde hace años y saben que es lo que más le gusta. A veces cambia y se pide un tostado, pero nunca varía de esas dos opciones. 

Tengo 84 años acá pero en realidad tengo 85”, comenta luego de un sorbo de su café.

La mayor parte de veces que se lo preguntan eso es lo que contesta pero ¿por qué? ¿Por qué comenzar con esto? Para entender las distintas culturas hay que empezar por el principio y así poder comprender el gran cambio por el que pasó cuando se encontró con un país completamente diferente al suyo. Por el sistema tradicional de “edad coreana” los bebés ya nacen con un año debido a que cuentan los 9 meses de gestación dentro del vientre de su madre. 

Así es como el 28 de septiembre de 1939, con un año de edad y siendo el sexto de siete hermanos, nació Han Chang Kim en Haolbin, Manchuria, una región de China en la que vivía una colonia coreana. Desde ese momento ya comenzaba una vida llena de superaciones, sólo 27 días antes de su nacimiento había empezado la Segunda Guerra Mundial y pasó sus primeros cuatro años en una situación que ningún niño debería pasar. 

“El siempre nos cuenta lo que le pasó de chico en la guerra. Eso es una enseñanza de vida, muchas veces nos hacemos problemas por cosas insignificantes comparado con lo que él vivió”, especificó Jorge Prieto, alumno de Enrique Eiriz, segundo cinturón negro de la Argentina y de los primeros alumnos de Kim, y profesor de la Escuela Marcial de Taekwondo reconocida por el Maestro. 

Cuando terminó la guerra en 1945, Kim con sus padres y sus hermanos, regresaron a Corea, dónde vivieron en diferentes pueblos ya que su padre trabajaba de forma itinerante. 

A sus 12 años vivió en carne propia y con más consciencia lo que fue la Guerra Civil de Corea que duró desde 1950 hasta 1953. 

“La vida en la zona de guerra, como ahora en Ucrania, es miserable. Los civiles tienen que escapar de alguna manera para no morir. Además, cuando uno retrocede, quema todo para que no lo aproveche otro enemigo, entonces los que viven ahí se mueren de hambre”, explica Kim retrocediendo en sus recuerdos. 

De alguna manera ellos tenían que buscar dónde y cómo vivir. Buscaban sitios en las montañas y exploraban lugares para encontrar verduras. Muchas veces, la única comida que podían ingerir los terminaba intoxicando. Los soldados americanos de las fuerzas armadas que apoyaban a Corea del Sur hacían un pozo para tirar el resto de la comida abundante que ellos tenían y basura en general. Como no tenían nada de comer, cada niño de 11/12 años esperaba en un lugar diferente, rodeando el pozo, a las 6 de la mañana de cada día hasta que tiraban la comida y ellos podían correr para agarrarla. El primero que llegaba era quien se lo quedaba, el compartir no existía en esa situación. 

“Tiraban chocolate, galletitas. El chocolate que comíamos existe acá, a veces voy y lo compro porque me recuerda a eso”, confirma Kim riendo como si nunca lo hubiese vivido. 

A pesar de que una vez con su familia tomó una sopa con carne de cerdo podrida que había conseguido y estuvieron intoxicados por tres días, sin remedios, al borde de morir, pudieron sobrevivir en los días de guerra. Su padre, que se encontraba en el sur de Corea, pudo llevar un camión del ejército y así escapar al sur con su familia. Allí consiguieron una casa en la que no vivían de la mejor manera pero sí lejos de la zona de guerra. 

“Vivimos como mendigos unos años. A veces íbamos a las montañas para conseguir algo o buscábamos cerca en lugares que producían papas, algo encontrábamos. En el mercado de pescados también pero todo estaba en mal estado, era muy difícil”, recuerda el introductor del taekwondo en Argentina su época cerca del Puerto de Busan. 

Con mucho esfuerzo, pudo entrar a una difícil secundaria o también llamada educación intermedia ya que allí se la conoce como Middle School, en la que se destacó como alumno. En ese momento todavía no practicaba el deporte en el que años después se volvería introductor del mismo en un país, sino que se dedicaba al béisbol. 

No pasó mucho tiempo hasta que con su familia pudieron volver a Seúl, en donde a los 16 años comenzaría el camino que le cambiaría la vida. Sus primeros pasos en taekwondo los dio en el gimnasio Chung Do Kwan. Allí el instructor principal y mentor de Kim fue Park Hae-Man, además de sus otros dos Maestros Duk Sung Son (autor del libro Karate Coreano que escribió con Robert Clark y muy difundido en la Argentina) y Un Kyu Um. Al principio le gustaba pero le costaba mucho debido a que las enseñanzas en aquella época eran distintas. No solo las clases eran estrictas sino que también los profesores enseñaban con golpes. 

“Tenía que aguantar de todo. Una vez un mayor me dio una patada dollyo chagui (patada circular) y el ojo me quedó así”, dijo haciendo un gesto con la mano que indicaba que lo tenía hinchado. “Casi se me salía el ojo y casi un mes estuve para que se me curara. Pensé que me iba a quedar ciego pero se salvó”, rememora Kim.

Pablo Fudim, alumno directo del Gran Maestro y profesor en la Escuela Nacional Han Chang Kim, en 2023 lo acompañó a Corea, luego de años de que Kim no visitaba su país. Allá pudo entender cómo era su profesor de jóven, gracias a su familia, y desde una perspectiva diferente a la suya. 

“¿Sabés qué? Yo tengo una perspectiva de quién es el Maestro. Pero en ese viaje a Corea, yo conocí a sus compañeros de conscripción, a sus hermanos, a su hermana, a sus primos, a sus cuñados, entre otros. Preguntarle los inicios del Maestro Kim a alguien de Argentina, es imposible. Por eso, yo tuve la suerte de conocer a los compañeros de él que decían que era muy aplicado, que no faltaba nunca, que era el más predispuesto a aprender y que era el que se quedaba hasta más tarde. Él le dedicó todo su tiempo y todo su intelecto a esto, además de que estudiaba al mismo tiempo”, comentaba Fudim recordando los lindos momentos de su viaje. 

Con el paso del tiempo, cuando llegó a la Universidad, Kim estudió la carrera de Relaciones Internacionales (Ciencias Diplomáticas) en la Hanguk University of Foreign Studies, especializándose en español, pero tuvo que dejar los estudios a la mitad para asistir al servicio militar obligatorio. Mientras tanto, él ya se había recibido como cinturón negro 1er dan. La duración en el ejército era de tres años pero los estudiantes universitarios podían hacer la mitad, un año y medio. Cuando se anotó, tuvo que ir a la frontera y allí pasó 547 días y 12 horas, como dijo él, sufriendo como loco.

“En tres minutos tenías que comer todo rápido, sino come, mala suerte. Llegué a aguantar hasta 23 grados bajo cero”, cuenta mientras trata de hacer memoria. “Al principio había un equipo especial en la frontera y el capitán que dirigía ese ejército me obligó a darles clases de taekwondo a los soldados. Ahí me salvé, dando clases no me pegaba más”, concluyó.

Cuando terminó el tiempo estipulado, Han Chang Kim pudo volver a retomar sus estudios y sus clases de taekwondo, lo que hizo que pudiera recibirse de licenciado en el año 1966. Ese año, dos íntimos amigos suyos que tenía desde la secundaria estaban en Argentina. Habían viajado como mochileros haciendo dedo por 8 meses para visitar a Mercedes, una amiga de uno de ellos que vivía en Alta Gracia, Córdoba y que se comunicaban por cartas, muy diferente a la comunicación instantánea que hay hoy en día. Al principio, Kim había sido invitado por ellos pero decidió priorizar sus estudios por encima del deseo de viajar y conocer un lugar nuevo. 

Luego de acabar con su carrera, en 1967 comenzó a hacer los trámites para poder viajar a Argentina y quedarse a vivir acá. Uno de los elementos que necesitaba era una Visa y en Corea no había un consulado, así que a partir de ese hecho comenzó una aventura en busca de poder viajar al país. Primero tomó un barco a Holanda, pero lo encontraron sin la Visa, así que decidió ir a Hong Kong. Allí le dijeron que no podía hacerla y que tenía que ir a Oklahoma, como no lo podían llevar, trató de conseguirla en Singapur, donde la respuesta fue la misma que recibía una y otra vez. 

Yo pedía por favor que me llevaran a Argentina porque yo no podía volver más a Corea”, cuenta el actual cinturón negro 9no dan y más graduado de Argentina. 

También pasó por África en donde tampoco pudo, hasta que llegó a Río de Janeiro y pudo hacer los trámites necesarios para entrar al país como turista por tres meses. 

Anteriormente, había nombrado en su gimnasio la travesía que quería hacer y fue luego de ese momento cuando el General Choi Hong Hi, reconocido como el Fundador del Taekwondo y presidente honorario del gimnasio de Kim, lo contactó para enseñarle el estilo de la International Taekwon-do Federation (ITF) que había establecido el año anterior. La federación se encargaba de difundir el estilo en el extranjero así que el Gral. Choi lo entrenó en su casa por ocho meses, con las formas (tul) que él había creado, no con las japonesas que se hacían en Corea, y lo mandó a Argentina con la orden de difundirlo. Siendo cinturón negro 4to dan, se comprometió y prometió hacerlo. Por dos meses viajó en el carguero holandés Bois Vian donde conoció a Nam Sung Choi y Kwang Duk Chung, quienes se dirigían en primera instancia a Paraguay y con quienes acordó la misión de transmitir el espíritu de taekwondo una vez que llegaran al país. Es así como el 22 de junio de 1967 pisaron Argentina por primera vez con el objetivo principal de enseñar, como se conocía también en ese momento, Karate Coreano, y se convirtieron en los primeros en introducir el deporte en toda Sudamérica.

“Nosotros empezamos en el gimnasio de Norberto Áspera en Ramos Mejía. Él era profesor de judo y me prestó 4/5 alumnos para poder enseñarles. No era fácil enseñarles porque no conocían el taekwondo. Áspera nos invitó para hacer una exhibición en un Campeonato Juvenil de Judo, duró más o menos media hora y les gustó. Habían muchos profesores con gimnasios y fueron ellos quienes nos los ofrecieron para poder dar clases”, comenta Kim con alegría. 

De a poco fueron armando las clases y cada vez se sumaban más personas con ganas de aprender este nuevo arte marcial. Cada alumno traía a sus amigos y así sucesivamente, hasta que en 1973 se estrenó la película Operación Dragón, protagonizada por Bruce Lee, y comenzó a tener una cantidad de alumnos que ni él lo hubiera imaginado. Cada día hacía 11 turnos, desde las 11 de la mañana hasta las 23 horas, todos de corrido y en diferentes gimnasios. 

“Mi gimnasio central era en Pasteur. Una vez le pregunté a la secretaria cuántos alumnos tenía por mes, yo nunca preguntaba, y me dijo que tenía en uno solo 438 alumnos”, contestó Kim sorprendido. 

Como profesor era estricto, si se portaban mal los echaba. El Gran Maestro explicaba que en esa época no era deportivo, era todo marcial. Utilizaba maneras de enseñar que en la actualidad ya no existen como marcar las posiciones con la caña (empuñadura) de un Chokuto, katana japonesa, en los pies.

“Primero nos hacía hacer muchos ejercicios de movilidad, en los que recién arrancábamos, y posiciones básicas, nos mataba con la forma. Hacíamos muchos ejercicios de piso, patear desde el piso, sentados o acostados. Era como que vos primero te hacías amigo del piso, conseguías movilidad, y de a poquito te ibas irguiendo”, aseguraba Fudim.

También era impactante verlo tanto a él como a los demás profesores coreanos mostrar los movimientos que querían enseñar. “Veíamos al profesor muy serio y de muy pocas palabras, con solo gestos lograba que todos lo obedecieran. Cuando mostraba una técnica era increíblemente veloz y preciso. No sé muy bien cuál era su don pero era pura energía coreana y no podía entender qué era lo que me atraía tanto. Tal vez porque un día lo vi corriendo por la pared, saltando por encima de alumnos que lo rodeaban o que sus piernas eran increíblemente flexibles llegando a milímetros de donde apuntaba”, recordaba Horacio Macchi, director técnico de Poomsae (Formas) de la Confederación Argentina de Taekwondo. 

 Como persona siempre se distinguió del resto de profesores coreanos. Él era muy cercano a varios de sus alumnos y se preocupaba por sus vidas personales. 

Mirá, Kim no se acuerda de muchas cosas porque está grande, pero Kim hasta me ha dado plata. Cuando yo era estudiante, y por ahí le decía que quería buscar un trabajito de medio tiempo para ir, hasta me dio guita”, mencionaba Gustavo Somoza, uno de los primeros alumnos del Gran Maestro. 

“Yo conocí a Kim en un torneo. Cuando no lo conocés, mucho no te acercás por respeto pero igual me pareció re ameno, me pareció una persona que era para nada soberbia, una persona que se acercaba a la gente y te trataba muy bien. Era muy diferente al perfil del artista marcial teniendo en cuenta que había conocido a Choi Hong Hi. En los seminarios uno no se podía ni acercar a él y no podías dirigirle la palabra. Por eso, en ese momento Kim me mostró un perfil completamente distinto, era alguien que no tenía problema, que conversaba con cualquiera sin importar la graduación, así que me pareció grandioso ya el primer día que lo conocí”, dijo Fernando Abad, profesor de la Escuela Phoenix y alumno directo de Enrique Eiriz. 

Además, no solo es una persona de una cultura diferente, en donde el respeto prevalece ante todo, sino que también es una persona llena de valores y enseñanzas. 

“Yo creo que es un buen tipo, un diamante en bruto y una persona a valorar, así es la mejor manera de definirlo. Yo creo que las cosas buenas que le vi y las cosas buenas que dejó en mí son mucho más importantes que los errores. Es otro sentimiento, pero es como un papá para mí, un papá de la vida. Es una persona que me mostró otra faceta de la vida y que me hizo amar mucho algo”, destacaba con felicidad Somoza y agregaba una anécdota que demostraba lo diferente que Kim era al resto de coreanos. “Una cosa que me acuerdo mucho es que en la época que nosotros empezábamos a enseñar, él nos daba clase los sábados a la mañana a diez alumnos, que éramos segundos y terceros danes en ese momento. Y después nos íbamos a almorzar con cuatro alumnos de él. Siempre pagaba él. Siempre. No había vuelta y no había caso. Pero un día fue el papá a almorzar con nosotros y Kim se acercó y me dijo en secreto ‘Gustavo, ¿podés pagar hoy vos?’ Pues sí, no había ningún problema. Pagué. Y al otro día le pregunté porqué, a lo que él me respondió ‘Mi papá no puede ver que yo invito a mis alumnos, mis alumnos me tienen que invitar a mí’. Me shockeó pero son los valores que tenía y tiene él”, terminó Somoza. 

Han Chang Kim pasó por situaciones complicadas a lo largo de sus años de enseñanza. La primera y la que más lo marcó fue la creación del estilo de la World Taekwondo Federation (conocida como WTF o WT). En 1976 de la mano del Maestro Chi Yu Um, llegó a Argentina el conflicto político que había comenzado a tener el Gral. Choi con el Gobierno de Corea. El General decide exiliarse a Canadá y llevarse consigo la ITF, su estilo, fuera de la Korea Taekwondo Association y desconociendo la autoridad de los demás maestros, lo que inició la fractura del taekwondo nacional. Choi Hong Hi había tenido un acercamiento con Corea del Norte, aún en estado de guerra, lo que hizo que Corea del Sur lo tomara como traición. Fue así como nació la WT y comenzó a ser difundida en el país. Por este motivo, Kim para mantener sus raíces en Corea del Sur y además al sentir mucha presión de la embajada de Corea en Argentina para que él se afiliara a la WT, lo terminó haciendo y le cedió su grupo de primeros cinturones negros a Choi, quedándose así con el segundo grupo.

“Fue un cambio y fue un trauma. El durante dos años no dio clases por culpa de eso. Es más, estuvo escondido en la casa, ¿entendés? Porque la embajada, hasta que no se puso de acuerdo en cómo seguía todo esto, no se quiso exponer. Puso un negocio de ropa y se fundió en esa época”, explicaba Pablo Fudim. 

Años más tarde, en 1982, comenzó la Guerra de las Malvinas. Situación que hizo que el Maestro casi cerrara su gimnasio ya que la mayoría debía asistir al ejército y sólo cinco practicantes se habían quedado con él.

“Todas las clases, aprovechaba porque éramos todos blancos. Entonces, era recontra estricto. Pero recontra estricto. El que llegaba, un minuto tarde tenía que hacer 10 flexiones de brazo, o 10 sentadillas, por cada minuto eran 10 movimientos que le debías”, afirmaba Fudim.

Además por 11 años dio clases en la Policía Federal, por 2 años en la Escuela de Gendarmería y también a grupos especiales y secretos que claramente no podía ni va a poder nombrarlos. 

“El taekwondo es un arte marcial. Él era el general y muchos de sus alumnos eran de las fuerzas armadas o policiales. Hoy el taekwondo es un deporte y muchos de estos modismos desaparecieron. Ahora lo practican niños y las competencias son mucho más sanas, casi no hay lesionados. Antes en las prácticas volvías con moretones, torceduras, desgarros, tabiques nasales rotos u ojos morados, pero era otra época”, declaraba Macchi.

Acá tuvo dos hijos, Verónica y Alejandro, y a pesar de que los dos hayan practicado en algún momento, ninguno siguió con la misma pasión de su padre. El resto de su familia tampoco.

Movió cielo y tierra para cumplir su objetivo y así lo siguió manteniendo por el resto de los años, hasta incluso en la actualidad. Han Chang Kim, a pesar de haber elegido un camino,  transmite que el taekwondo es uno solo y pese a los conflictos que hubo y la división de los estilos, él afirma que no tiene que haber separación en el deporte y le da importancia por igual a ambas ramas del arte marcial. Siempre luchó y sigue luchando por la unidad y el crecimiento de ambos estilos en la Argentina. 

“Es muy importante que él nos siga aceptando y representando en la línea ITF, porque él considera que acá en la Argentina no hay divisiones y que la división la tuvieron en Corea. Para él practicar acá WTF o ITF es lo mismo, porque cuando él vino había una sola línea y él nos sigue representando como línea ITF, obvio a los que quieren estar con él. Para él todos somos sus hijos y nietos, y su objetivo todavía es el que prometió hace años de difundir el taekwondo en el país”, mencionó con emoción Jorge Prieto. 

Al día de hoy, Han Chang Kim sigue recorriendo el país y enseñando el taekwondo desde la palabra a todos aquellos que quieran aprender de su sabiduría.

Agustín Tapia volvió a gritar campeón

Por Franco Matos

El catamarqueño Agustín Tapia y su compañero Arturo Coello se consagraron campeones del Oysho Valladolid Premier Padel P2 luego de haber derrotado 6-4, 4-6 y 6-3 en la final a la dupla conformada por el nacido en Olavarría Federico Chingotto y su par madrileño, Alejandro Galán.

Este encuentro fue el número 12 entre las dos parejas mejores posicionadas en el ranking de la Federación Internacional del Pádel. Los vencedores llegaron a su séptima victoria en el historial. Además, ganaron por cuarta vez consecutiva.

El argentino y el oriundo de Valladolid llegaron a su noveno título en lo que va de esta temporada. Cuatro de esos los consiguieron de manera consecutiva llegando a una racha de veinte compromisos ganados. Las hazañas previas se habían dado en Málaga, Madrid y Rotterdam. También se coronaron en países como Italia, Francia, México, Catar, Paraguay y Chile. En el año alcanzaron el 91,18% de efectividad: jugaron 68 juegos, ganaron 62 y perdieron 6.

Por otro lado, los subcampeones son la segunda mejor dupla posicionada en el ranking de la FIP. Cuentan con una eficacia del 87,88% por haber triunfado en 58 oportunidades y perdido en 8 ocasiones. 

El duelo empezó con Tapia y Coello estando 3-0 arriba y los rivales respondieron y habían llegado al 3-3 en el primer set. Sin embargo no alcanzó porque después el set terminó 6-4 para el catamarqueño y el vallisoletano.

El segundo set terminó con el mismo resultado pero a favor del olavarriense y el madrileño que habían mejorado en el juego, especialmente en lo defensivo.

En el final del partido hubo paridad entre las duplas hasta que los número uno se llevaron el último set 6-3 para que Arturo Coello pudiera levantar un trofeo por primera vez en su ciudad natal con la ayuda del argentino Agustín Tapia.

El camino comenzó con los dieciseisavos de final cuando le ganaron 6-3 y 6-4 a Enrique Goenaga y Arnau Ayats. Luego se impusieron ante Gonzalo Rubio y Pablo Lijo en octavos. Más adelante, sacaron a Jorge Nieto y Jon Sanz para meterse en los cuatro mejores de la competición. Ya en semifinales eliminaron a Martín Di Nenno, también argentino, y Juan Lebrón 6-2, 6-2 para llegar a la final contra Federico Chingotto y Alejandro Galán a quienes vencieron para festejar en Valladolid. 

Por último, Agustín Tapia, reconocido fanático de River, hizo el festejo de la banda en la final a modo de alusión al triunfo de ayer del “millonario” por 1-0 contra Boca en el superclásico disputado en la Bombonera.

  

La pelea por ingresar a los play-off del Metropolitano

Por Alvaro Maglio 

Por la fecha 21 del Torneo Metropolitano de Hockey Banco Provincia venció por 4 a 2 a Ducilo y quedó como único escolta de San Fernando quien cayó ante Ciudad de Buenos Aires.

Los dos partidos que se llevaron los focos del hockey porteño se disputaron en simultáneo a metros de distancia ¿Cómo pudo pasar esto? Debido a que los de Berazategui y El Pirata jugaban en el Club Ciudad (ex MUNI), ya que les tocaba el televisado por la pantalla de Disney y los de Albiceleste perdieron 2 a 1 contra SanFer a metros de distancia. 

A falta de cinco fechas para la culminación del torneo, varios equipos pelean para meterse en los play off. Hoy los cuatro primeros jugarán entre sí y modificaron las llaves de cara a la fase final. Luego de la etapa regular, el primero (hoy San Fernando) se enfrentará ante el cuarto, esa plaza se la disputan entre Ciudad y Hurling ambos con 34 puntos. Por su parte, el segundo se medirá con el tercero, Ducilo y Banco, quienes hoy rompieron la paridad de puntos.

Mitre y Lomas están en el sexto y séptimo lugar con 32 y puntos. Si bien se tienen que dar muchos resultados a su favor para poder entrar en los play off no pierden la esperanza. Los ferroviarios salieron campeones del Metropolitano 2023 pero esta temporada por la baja de varios jugadores y especialmente los hermanos Ruiz no tuvieron un buen comienzo del año que hoy los aleja del bicampeonato. 

En la parte baja de la tabla varios equipos peligran el descenso, Ciudad de Buenos Aires B el segundo equipo de muni ya está matemáticamente descendido, solo ganó un partido en lo que va del año y en el 2025 jugará el Metropolitano B. Anteúltimo y descenso directo hoy está Santa Bárbara  con 18 puntos, dos puntos por encima está Quilmes y Banade, y con 21 puntos se encuentra San Fernando B. Para saber qué equipo se enfrentará en la segunda categoría tendremos que esperar hasta la última fecha.  

 

Huracán goleó a Lanús y cerró una semana ideal

Por Candela Sánchez y Lissa Guillin

Huracán derrotó 3-0 a Lanús en el estadio Tomás Adolfo Ducó por la fecha 15 de la Liga Profesional de Fútbol, con este triunfo suma 27 puntos en el torneo y se posiciona por debajo del puntero. De esta manera, prolonga su buena semana luego de clasificarse a las semifinales de la Copa Argentina tras ganarle a Talleres de Remedios de Escalada. 

Justo a diez años de uno de los momentos más memorables, cuando el equipo dirigido por Néstor Apuzzo consiguió el primer título en la Copa Argentina después de enfrentarse en la final contra Rosario Central en un emocionante final e hizo historia tras cortar la sequía de títulos después de 41 años sin consagraciones. El partido se disputó en el estadio San Juan del Bicentenario y finalizó con penales. Este triunfo no solo valió el título, le otorgó un lugar en la Copa Libertadores del año siguiente.

Además de este logro, “El Globo” tuvo varias participaciones destacadas en otras ediciones, llegó cinco veces a instancias avanzadas y enfrentándose a equipos de renombre, como River o Boca. En 2023 volvió a clasificar a octavos de final después de 6 años y alcanzó los cuartos de final por segunda vez.

El 22 de noviembre se definirá la semifinal donde se enfrentará contra Central Córdoba sin definición de horario ni locación, mientras que todavía restan dos partidos para definir a los próximos semifinalistas.