Por Cynthia Zabotinsky, Juan Pablo Santillán y Agustín Galuzzo
“De Panzeri lo único que se sabe y que se repite es la frase ‘dinámica de lo impensado’. Estaría bueno que se sepa qué es dinámica, qué es impensado, qué carajo quiso decir cuando lo dijo”. Sebastián Kohan Esquenazi, director del documental Buscando a Panzeri, se propuso, a través de una búsqueda implacable, responder esta cita que pronunció ese periodista al que los periodistas mencionan, sin saber, una y otra vez.
Seis años de investigación constante llevaron a Kohan Esquenazi a la Biblioteca Nacional, al Archivo Gráfico de la Nación y al de la escuela de periodismo Tea y Deportea, a la casilla de mail de Marcelo Bielsa y hasta al teléfono de Carlos Salvador Bilardo.
En el camino de la búsqueda, que lejos estuvo de ser sencilla, el director se encontró con familiares y amigos íntimos de Panzeri que hubieran podido aportar datos muy valiosos pero que optaron por llamarse a silencio. En esas aguas navegan las escenas, las de la investigación plena, las que hacen de este documental un reflejo literal de lo que es la tarea periodística.
La falta de archivo audiovisual necesario para el enriquecimiento del documental es resuelta con solvencia por un actor que imita a Panzeri y habla frente a cámara. Es un trabajo de búsqueda sobre este personaje, al que Kohan Esquenazi define como “la figurita más difícil del álbum”.
La historia abarca momentos como los comienzos de Dante Panzeri como periodista en el ciclismo y sus columnas en televisión hasta su maravillosa última tapa como director de El Gráfico, en la que, en un acto de justicia, colocó a Antonio Báez, un crack de River y Millonarios de Bogotá que llevaba diez años retirado pero que no había tenido ese privilegio en su carrera como futbolista.
Kohan Esquenazi expone con sutileza sus continuos contactos con un archivista que lo manipula ante su deseo de conseguir cintas televisivas de Panzeri que fueron extraídas de los distintos medios. En ese punto el director, al igual que el protagonista buscado, encuentra dificultades para adaptarse a ese mundo “socialmente enfermo” de la comunicación.
Lo dijo Horacio Pagani, uno de los tantos periodistas que recurre a sus frases constantemente y que además aparece en este documental: “Panzeri fue una imagen poco redituable para las empresas y muy redituable para una película”.
Aunque aún su fecha de estreno sea incierta, el objetivo del director dejará de ser impensado: Panzeri será recordado por siempre, al menos por el que vea este documental.
Once mujeres posaban para una foto en el Estadio Azteca de la Ciudad de México. Vestían la camiseta celeste y blanca, acompañadas de su entrenador.
Esta imagen no se encuentra impresa en ningún libro de historia. Sin embargo, constituye un emblema para el deporte femenino de Argentina.
La memoria fue capturada en el Mundial de Fútbol femenino que se disputó en México durante el año 1971. Era la segunda competencia mundialista que llevaban a cabo las mujeres, pero la primera para las argentinas.
Dentro de ese plantel que representó a nuestro país se encontraba la número nueve y capitana Gloria Betty García, quien actualmente -con 76 años- narra lo vivenciado en el Mundial de México 71: “En el año 1970 se organizó un partido por televisión directa que lo televisó Canal 13. A partir de ahí en el 71 llegaron las mexicanas a jugar acá. Y vino una invitación para que podamos jugar en el Mundial de 1971 en México. Ahí se integraron cuatro equipos: Inglaterra, Francia, Italia y Dinamarca. México y nosotras éramos los países americanos”. Además, García recordó la hazaña más significativa que tuvieron allí: “Nosotras les ganamos el 21 de agosto del 71 a Inglaterra por 4 a 1 y las sacamos del Mundial”.
Betty García es una referente para el fútbol femenino nacional, que durante 47 años vio como se invisibilizaba en los medios hegemónicos la historia que trazó entre gambetas, caños, pases y goles junto a sus compañeras desde la década del 50. “Cuando terminó el Mundial jugamos contra México, porque nos pidieron jugar un amistoso. Llegó ese día, nosotras le ganamos y luego cuando salimos de México bajamos en Perú para jugar con la Selección, también le ganamos a las peruanas. Lástima que al llegar acá no nos recibió nadie, sólo estaba la familia”, lamentó la exdelantera del seleccionado nacional.
La pionera García también fue víctima de la marginalización, precarización y ninguneo por parte de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA). Por eso, cuando integró el seleccionado femenino del 70, no recibieron ayuda de la AFA. Entonces se vieron obligadas a resolver esta problemática por sus propios medios: “Nos habían dado camisetas, pero resulta que eran de mala calidad y al primer lavado nos habíamos quedado sin ropa. Entonces ellos (México) nos facilitaron camisetas, medias, pantaloncitos para que pudiéramos volver a jugar y los botines”.
Inclusive el equipo nacional viajó sin entrenador: “Estábamos sin director técnico el primer partido, pero en el segundo ya tuvimos la colaboración de un jugador de Argentina, quien estaba en México y se llamaba Norberto Rozas. Él se hizo cargo del equipo”.
A pesar del compañerismo que demostró México con Argentina, propio del espíritu deportivo, las futbolistas no poseían dinero ni para enviar una carta a sus familias. Por eso, García comentó: “Una vez en el partido contra Italia había una señora que vendía fotos nuestras en el estadio. Entonces me entregó unas 100 fotos y nosotras las autografiábamos en el partido y nos dedicábamos a venderlas. Gracias a eso recaudábamos para pasar los días. Recién al final del campeonato nos pagaron, pero durante el campeonato no teníamos, porque a la moneda Argentina no la aceptaba ningún país en ese momento”.
Sin embargo, la alegría y la pasión que le brindó vestir la camiseta de su país no se la quita nada ni nadie. “Fue muy lindo. Yo ya la había vestido cuando fui a jugar contra la selección uruguaya, pero jugar el Mundial fue lo más hermoso que había. Todas las chicas tienen un buen recuerdo”, aseguró la capitana de la selección pionera en México 71’.
Los señores poderosos que convirtieron al fútbol en un negocio poseen la concepción de que este deporte jugado por mujeres no es redituable en capital monetario, olvidándose un concepto básico de la economía: las leyes de oferta y demanda. Desplazándolo a términos deportivos: si se demuestra un compromiso predispuesto a beneficiar el crecimiento del fútbol femenino, uno de los avances podría ser otorgarle un espacio en los medios de comunicación, es decir televisar los partidos de las ligas femeninas (oferta), del mismo modo que lo hacen con el masculino. A través de esta visualización se genera un involucramiento por parte del televidente (demanda), debido a que el fútbol es uno de los deportes más populares a nivel nacional.
No obstante, se ha comenzado a proporcionar un espacio en los medios televisivos, pero se debe al empoderamiento de las futbolistas que vienen resistiendo de este lado de la trinchera. Durante los 70, Canal 13 tuvo interés de televisar un partido en donde Betty García se encontraba dentro de las jugadoras e hizo mención con respecto a la transmisión: “En ese momento empezó a florecer el fútbol femenino, pero de repente se cortó y no sé por qué”.
Las canciones de cancha suelen tener un contenido xenófobo, racista, homófobo y misógino a causa de la construcción socio-cultural heteropatriarcal con la que se forma a las personas desde el momento de la concepción. Por eso, aquellas mujeres de la década del 50, que se involucraban en el fútbol, no sólo debían eludir y rematar en el arco rival sino a los hombres, quienes desde la tribuna les ordenaban a los gritos que vayan a lavar los platos. “Al principio sí, cuando entrabamos a la cancha, pero cuando empezábamos a jugar ya no nos decían nada, porque a la gente le gustaba. Tenés que dejar a la gente que demuestre lo que siente y le gusta, porque nadie tiene que decirte lo que tenés que hacer y en esa época si te lo decían”, aseguró García.
Una vez más, las chicas demostrando que son capaces de todo. Aun así el camino para ellas se convierte en un terreno pantanoso y tanto las paredes como el techo de cristal se engrosa aún más, en donde la vara del exitismo es mayormente exigente. “Hay mucho machismo acá ¿Por qué nosotras tenemos que estar demostrándoles lo que valemos? Nosotras valemos siempre, ya lo hemos demostrado, entonces no tenemos por qué demostrar nada. Sólo el hombre machista debe dar un paso al costado y dejar a la gente avanzar”, asentó la nueve de la selección del 70.
A consecuencia de los desafíos que deben enfrentar las futbolistas a diario, sus convicciones se sostienen en todos lados. Por esa razón, el compromiso ante las causas sociales es inevitable y lo trasladan de las redes sociales al campo de juego, restándole importancia a los comentarios externos pertenecientes al statu quo. “Es un adelanto bueno y nadie puede decir lo que tiene que hacer una mujer. Cada uno es dueño de sí mismo y nadie tiene que ponernos ni cláusulas, ni paredes, ni barreras”, sostuvo Betty García y opinó sobre el involucramiento del movimiento feminista en el deporte:“Es bueno eso, ¿Por qué la mujer no puede estar a la par del hombre? Trabaja igual que el hombre, hace las cosas igual que él, ¿Por qué no? Todos tenemos los mismos derechos de ocupar nuestros lugares. Nadie nos tiene que decir donde nos tenemos que poner las mujeres.”
Y así fue. La nueve de la Selección del 70’ se retiró del fútbol a los 44 años, por una razón: “Cuando sos más grande tenés más problema de lesionarte y yo no podía darme el lujo de lesionarme porque tenía que trabajar. Por eso, yo digo que las jugadoras de ahora tienen que ser pagas, sin necesidad de trabajar. Así pueden practicar más, tener más tiempo para el deporte”.”
Betty García es la referente de muchas chicas que comienzan a cambiar las zapatillas por los botines y a pisar fuerte en la cancha. De todos modos, alguien debió inspirar a García para que tomara el envión y jamás dejara de correr detrás de la pelota con la cabeza siempre alta: “Yo soy hincha de Racing y mis mayores ídolos están en Racing: Roberto Perfumo, (Juan José) Pizzutti, (Juan Carlos) Cárdenas”.
Las decisiones que suele tomar una mujer se encuentran muchas veces cuestionadas si no van acorde a lo que se espera de ella. Por esa razón, la capitana de la década del 70 tuvo que gambetear otro obstáculo para que ese se convirtiera en su mayor logro: “Es haber ido al Mundial y haber podido realizar mi sueño. Una vez cuando era chica alguien me preguntó ¿Qué querés ser cuando seas grande? Y yo le dije deportista. Me miraron raro. No dije que quería ser médico, ni abogada. A mí me gustaba el deporte. Había gente que se oponía a que yo realizara el deporte pero como a mí me gustaba fui para adelante. No me gusta que me digan lo que tengo hacer”.
Ese Mundial que se jugó en México durante el año 1971 quedó marcado en la historia del fútbol femenino y en la vida de aquellas que integraron el plantel.
Hoy, luego de 47 años, salió a la luz que 17 futbolistas viajaron a disputar una competencia mundialista por sus propios medios, dejando una huella que no se puede borrar. Esto fue gracias a la organización Las Pioneras del Fútbol Femenino Argentino, quienes han combatido incansablemente para dar a conocer que las mujeres también pueden escribir y hacer historia en espacios donde se les ha asignados a los varones por costumbres de la época.
De ese modo, comenzaron a circular imágenes de archivo que constataban lo que Las Pioneras informaban. “Veo la imagen de mis compañeras y me emociona mucho porque la mitad de estas jugadoras ya no están y nos hubiera gustado que estuvieran todas para que a ellas les brindaran todo lo que nos están brindando ahora”, describe nostálgica Betty al mirar la foto que sostiene en sus manos.
Además, la fotografía con el plantel femenino en el mítico Estadio Azteca incrementó su visibilización mediante el hashtag #21deAgosto, a causa de que la organización impulsada por la exfutbolista Lucila Sandoval comenzara una campaña para que las futbolistas argentinas puedan celebrar su día con un suceso histórico que las represente. “A partir de ahí, han pedido que el 21 de agosto sea el día de la futbolista. Nosotras queremos que se haga, porque no queremos estar el mismo día que están los hombres. Nosotras queremos tener nuestro día también. ·Estuvimos en la Cámara de Diputados y parece que le van a dar causa al pedido”, declaró la pionera. El día al que ella hace mención es cuando con cuatro goles de Elba Selva acompañadas de sus asistencias derrotan a Inglaterra por 4 a 1 eliminándolas del Mundial en el mítico Estadio Azteca. Es el mismo escenario donde Diego Maradona levanta la Copa del Mundo 15 años después.
Gloria Betty García se transformó en una figura de suma importancia en el fútbol femenino por demostrar que el género no es una condición que te impida concretar las metas y los sueños. Por eso, desde Las Pioneras Futbol Femenino le adjudicaron el apodo “Orgullo nacional”, debido a que Betty García reúne todos los requisitos para representar a una mujer fuerte, insurgente, libre, empoderada y triunfadora en un mundo con un sistema que las quiere ver fracasar.
Como tantos otros clubes, Independiente abarca, también, la educación. Karina Swereda, quien fue profesora de Historia en el colegio secundario durante 15 años hasta que, en 2012, asumió la labor de directora, le explicó a El Equipo cómo es la formación intelectual de los jóvenes que integran las divisiones inferiores de fútbol de la institución.
-¿Cuántos jóvenes de la pensión vienen a estudiar acá?
-Acá hay, aproximadamente, una población de 610 alumnos, de los que 35 son de la pensión y 50 jugadores de las inferiores que viven cerca. En el predio de Villa Domínico hay otros 30 chicos que, quizá, por una cuestión de rendimiento o por una educación insuficiente que recibieron con anterioridad, se les hace un poco ardua la inserción a esta escuela, entonces van a la Nº 12 de Avellaneda, donde tienen un nivel de exigencia, tal vez, más bajo y que pueden equilibrarlo con el nivel que traigan de donde vengan.
-¿Vienen sólo chicos jugadores de fútbol o hay también de otros deportes?
-Vienen integrantes de los equipos de waterpolo, básquet y handball. También tenistas, pero son sólo los jugadores de fútbol quienes gozan de algún tipo de beca, si se quiere, o diferenciación con respecto a los demás estudiantes.
-¿Se le da un papel más importante a la educación física por tratarse del secundario del Club Atlético Independiente?
-En nuestro plan existen dos horas semanales de práctica deportiva por fuera de lo que es la educación curricular, o sea, cuatro horas semanales en total. No es una asignatura que haga énfasis en la competencia, sino que pretende ser de formación y recreación: se les enseña distintos deportes y, si después están interesados en alguno de ellos, lo pueden practicar en este club o en el que decidan hacerlo.
-¿Cómo difiere la educación acá con otro secundario donde quizá no abundan alumnos-deportistas?
-La mayor diferencia se da en el lugar que tiene el deporte. La gran mayoría de los chicos, aparte de las horas de educación física curricular y no curricular, suelen practicar alguna disciplina en el club. Además, en los seis años de escuela primaria tienen natación. Esto les da una base muy importante, y a aquellos a los que les gusta, los inclina hacia una carrera que tenga que ver con lo deportivo, sea profesorado de educación física o kinesiología (aunque esta última no sea estrictamente de la rama).
-¿Son muchos los alumnos-futbolistas que terminan dejando la educación?
-Con respecto a los chicos de pensión, a fin de año les dan la continuidad o no continuidad, entonces, a aquellos que no se quedan a entrenar les perdemos el rastro. De los que sí llegan a sexto año, en líneas generales, en las últimas camadas se ha recibido la gran mayoría. A veces cuesta hacerles entender la importancia de la educación por estar tan preocupados en estar entre los concentrados o dentro del equipo titular, pero una vez recibidos nos agradecen la insistencia.
-¿Y se ayuda a quienes, por compromisos, ya sea con la primera o con las selecciones nacionales con límite de edad, se ausentan en fechas de examen?
-Sí. Obviamente, al ser jugador nuestro, si no estuvo para las evaluaciones, se las reprograma para cuando sí esté; si estuvo entrenando en el predio de AFA, se le manda vía mail los trabajos prácticos. Se le da la facilidad de, si no lo pudo hacer cuando había que hacerlo, que lo haga cuando vuelva. Ahora, por ejemplo, hay un chico -Rodrigo Márquez- que tiene todas las asignaturas aprobadas a pesar de haberse entrenado en Ezeiza y de haber viajado a México (a disputar el torneo internacional Cuatro Naciones) con el seleccionado sub-17.
-¿Cómo se incentiva el estudio en la universidad?
-Nosotros tenemos en sexto año un taller que se llama De la escuela a la universidad, que durante todo el año los chicos visitan universidades, averiguan sobre carreras y tecnicaturas.
-¿Y cuántos de los alumnos-futbolistas van a la facultad?
-Una vez recibidos, se les pierde el rastro, pero sé que, por ejemplo, de la camada que egresó en 2016 algunos están estudiando profesorado de educación física, un par, kinesiología y otro, abogacía.
-¿Son muchos los alumnos-futbolistas que se llevan materias a las instancias de diciembre o marzo?
-Hay una cantidad considerable que se lleva materias, pero no por falta de capacidad, sino porque el interés está situado en otro lado. Asimismo, el rendimiento en el colegio varía mucho si el técnico lo convoca o si no; si está sano o lesionado; si viven acá o son del interior. En esta época del año, los de la pensión comienzan, también, a extrañar y dudar si van a continuar el año que viene.
-¿Hay buena predisposición por parte de los alumnos-futbolistas?
-Sí. No sé si para estudiar, pero sí para venir al colegio. En este ámbito se sienten menos exigidos porque no hay una demanda desde lo deportivo, no hay entrenamientos, no existe la rigurosidad de los horarios. Los de pensión encuentran en nosotros la familia que tienen lejos, a pesar de tener una contención en Villa Domínico. De todas formas, al trabajar en conjunto con los que son sus entrenadores, el desempeño escolar es tenido en cuenta a la hora de decidir si juegan o no.
-¿Cree que los padres de los alumnos-deportistas le dan la importancia que merece la educación o priorizan al fútbol?
-Hay de todo. Existen casos de chicos cuyas familias viven en el interior que llaman regularmente por teléfono, o, cuando tienen la posibilidad de venir a Buenos Aires, se acercan a la escuela a conocernos y hablar con nosotros y hay otras familias que no.
-¿Cómo atravesaron los Juegos Olímpicos de la Juventud a la institución?
-Realmente, acá los Juegos pasaron un tanto desapercibidos; no hubo un entusiasmo particular por el evento ni se hizo hincapié en él.
-¿Cómo trataron el movimiento por la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y la Educación Sexual Integral (ESI)?
-Lo que estamos haciendo en torno a eso tiene que ver con un compromiso por parte del Centro de Estudiantes, que se está conformando de nuevo, y nuestro equipo de orientación escolar (dos psicólogas y una trabajadora social). Se organizaron talleres que comenzaron desde los años que tenían mayor conflicto e interés, y a partir de allí continuamos más allá de la semana específica de la Educación Sexual Integral.
-¿Por qué se está conformando de nuevo el Centro de Estudiantes?
-Cuando desde el gobierno de la Provincia de Buenos Aires se estableció que era obligatorio que todos los colegios secundarios tuvieran centro de estudiantes, lo formamos, pero después perdió importancia. Con todo el movimiento que comenzó con la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo un grupo de sexto año comenzó a usar el Centro como medio para participar.
“El deporte siempre da revancha”, dicen los expertos en la materia, y vaya que si la tuvieron Los Pumitas en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018. El seleccionado argentino de menores de 18 de rugby seven le ganó en el partido por la dorada a Francia por 24 a 14, su verdugo en la final de los Juegos de Nankín 2014, y se convirtió en el nuevo campeón olímpico juvenil.
Lejana en el tiempo quedó aquella derrota frente a los franceses por 45 a 22 en territorio chino, pero la herida no había sanado hasta hoy. Era otro el plantel, otro el cuerpo técnico, pero la camiseta es la misma, lo que ella representa sigue siendo lo mismo. Nicolás Roger, Juan Martín González (capitán), Matteo Graziano, Ramiro Costa, Tomás Vanni, Julián Hernández, Marcos Moneta, Lucio Cinti, Ignacio Mendy, Marcos Elizagaray, Julián Quetglas y Bautista Pedemonte son los doce Pumitas, quienes bajo la conducción de Lucas Borges (ex wing del equipo medallista de bronce en el Mundial de Francia 2007) se tomaron revancha frente a los galos y se colgaron la medalla de oro.
Alentándolos en la tribuna estaba Agustín Pichot, ex jugador y capitán de los Pumas de bronce en el 2007 y actual vicepresidente de World Rugby (WR), máximo ente que regula este deporte en el mundo. Pichot, feliz por la victoria argentina comentó: “Este triunfo representa a todos los clubes de estos chicos y sin dudas a toda la Argentina. Para mí es un gran honor estar acá, disfruté mucho de estos Juegos y con Argentina campeón, mejor imposible”.
En la sede La Boya del Club Atlético San Isidro (CASI), Los Pumitas fueron superando a cada uno de sus rivales con un vistoso juego y destrezas realizadas a la perfección. En el primer día de competencia, el seleccionado nacional enfrentó a Samoa y Japón: golearon a los oceánicos por 50 a 7 y vapulearon a los asiáticos con un contundente 45 a 0.
En la segunda jornada, Los Pumitas triunfaron ante Francia por 29 a 12 y frente a Sudáfrica por 34 a 5, para así poder garantizarse el primer puesto en la fase de grupos a falta de un partido. En el último día vencieron a Estados Unidos por 22 a 14 y culminaron con puntaje ideal la fase preliminar.
El último partido del día fue la final ante los europeos, en la cual los chicos argentinos dominaron con autoridad durante todo el encuentro. Los tries de Mendy, Cinti, Roger y Costa le dieron la victoria a Los Pumitas frente a Francia, que descontó con dos tries de Troubal.
De esta manera, finaliza la aventura del rugby argentino en estos Juegos. La revancha se hizo esperar cuatro años, pero valió la pena, ya que los Pumitas, de una vez por todas, son de oro.
Más contento que un niño con juguete nuevo, Ignacio Mendy encara el último tramo para el debut del seleccionado argentino de Menores de 18 de rugby Seven en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018. Kiki, como le dicen su familia y amigos, tiene 18 años, pero tanto su aspecto como su manera de declarar no son usuales en un chico de su edad. Su prolija y voluminosa barba, su gran porte y su madurez son características que lo hacen parecer más longevo de lo que realmente es.
“Nunca supe bien por qué tengo este apodo, pero creo que a mi hermana no le salía Ignacio. Un día me dijo Kiki y quedó”, contó. Mendy juega al rugby en Los Tilos, equipo de La Plata que compite en la Primera A de la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA). “Empecé a los 6 años, porque mis primos y mi papá jugaron en el club”, agregó.
Mendy juega en las posiciones de centro y de fullback, esta última sobre todo en el seleccionado nacional. Fue confirmado en septiembre de este año por el entrenador Lucas Borges (ex wing de Los Pumas, medallista de bronce en el Mundial de Francia 2007) como uno de los doce deportistas que representarán al rugby argentino en los Juegos Olímpicos de la Juventud. “Competir en los Juegos es un sueño hecho realidad, cualquier deportista quiere estar acá. Representar a tu familia, a tu país, a tus amigos y a tu club es una experiencia única y muy linda”, aseguró. “Quiero dar lo mejor de mí, demostrar todo lo que venimos entrenando en este proceso que fue muy largo y dejar al equipo en lo más alto posible; ojalá logremos una medalla”, recalcó.
En junio de este año, Mendy disputó el Mundial Juvenil de Rugby realizado en Francia, en el cual la Argentina finalizó en la 6ª posición. “Haber jugado la Copa del Mundo fue una experiencia increíble. Pasé de jugar en Menores de 19 de Los Tilos a disputar el Mundial contra selecciones profesionales, con público y en estadios asombrosos”, afirmó. El joven metió un try en la última fecha de la fase de grupos en la derrota frente a Italia e ingresó en el complemento en el triunfo de Los Pumitas ante Escocia por 29 a 13.
El padre de Mendy, Cristian, fue wing de Los Pumas en la década del 80. Convirtió un recordado try contra Australia en noviembre de 1987 que le valió el triunfo al seleccionado argentino ante los Wallabies por 27 a 19, en un partido disputado en el estadio José Amalfitani.“Para mí que mi papá haya sido un Puma es algo que me pone muy contento, pero no deja de ser mi papá. Él me dice siempre que disfrute las cosas, me baja un poco los humos y me hace más humilde. Siempre me da su apoyo y quiere que me divierta”, expresó.
El equipo argentino debutará en los Juegos el sábado 13 de octubre ante Samoa. Luego competirá sucesivamente contra los seleccionados de Japón, Francia, Sudáfrica y Estados Unidos, entre ese día y el lunes 15, en el estadio del Club Atlético San Isidro (CASI), sede La Boya. Mendy, al respecto confió: “Entrenamos muy bien y el proceso fue muy largo, pero estamos preparados para la competencia. Practicamos con el seleccionado mayor de Seven, lo que nos dio otro roce y experiencia; estamos puliendo los últimos detalles”. “El equipo apunta a sacar una medalla. Lo ideal sería la de oro, pero si es la de plata o la de bronce sería increíble igual”, resaltó.
Mendy remarcó la importancia de que los Juegos se realicen en Buenos Aires por primera vez en la historia: “Que sean acá es una cosa muy linda, ya que mi familia, mis amigos y mucha gente del club pueden verme con la camiseta de la selección; estoy contento por eso”.
En cuanto a su futuro después de los Juegos, el atleta olímpico manifestó: “Si me toca estar en una concentración de Menores de 20 para el Mundial Juvenil del año que viene, sería increíble”. “A corto plazo, quiero seguir jugando con mis amigos del club los últimos partidos que quedan en la temporada y tratar de afirmarme en la Primera de Los Tilos”, finalizó.
Lejana en el tiempo quedó la última década de los 90, en la cual el equipo de Ensenada disfrutó de sus máximos logros futbolísticos: el primer ascenso a la Primera B Metropolitana en 1991 y el bicampeonato de la Primera C en la temporada 1998/1999 son hitos que quedarán en la memoria de los hinchas de Camba para siempre.
A pesar del buen momento deportivo de finales del siglo pasado, la deficiente administración de las comisiones directivas erosionó la economía del club paulatinamente. Las deudas con los jugadores, con el cuerpo técnico y la falta de sponsors fueron moneda corriente, temporada tras temporada, en la institución ensenadense. Todo esto repercutió en lo futbolístico y se evidenció en mayo de este año cuando el equipo descendió a la Primera D, luego de perder como visitante ante Argentino de Quilmes por 2 a 1. La última vez que militó en la categoría fue en 1984.
Raúl Zamponi, presidente de la institución desde noviembre de 2017, apenado por la situación, aseveró: “Tocamos fondo”. “Vamos a ascender rápidamente; la Primera D no es nuestra categoría”, vaticinó. A pesar de ello, el pope del Rojo aseguró: “Si nos salvábamos, no era la realidad. Hicimos las cosas mal y lo pagamos”.
Zamponi, reconocido traumatólogo en La Plata, fue presidente de la institución en 1999 y vicepresidente durante 10 años, hasta que asumió en su actual cargo, por lo tanto, es culpable —al igual que los demás directivos— de la realidad financiera que atraviesa Cambaceres. Al respecto afirmó: “Me hago responsable”. A su vez, agregó: “Nunca estuvimos bien económicamente. Estamos luchándola”. “Durante años esperamos que algún grupo inversor nos ayudara, pero nunca se acercó nadie”, resaltó. Actualmente el presupuesto del club está constituido casi íntegramente por el dinero que le otorga la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y, en menor medida, por el aporte de patrocinadores. “Nos financiamos con 120.000 pesos mensuales que nos da la AFA, los cuales son el 70 por ciento de nuestro presupuesto, y el porcentaje restante lo componen los sponsors”, describió.
Paralelamente al deterioro económico, Cambaceres sufrió un abandono institucional por parte de los directivos que se sucedieron en el tiempo, incluido Zamponi. Acerca de esto, el presidente sostuvo: “No tenemos personería jurídica. Somos un club que jurídicamente no existe”. “A comienzos del 2000 teníamos la personería, pero la perdimos porque la dirigencia de aquella época priorizó lo futbolístico en desmedro de lo institucional. Por esa razón, dejamos de percibir un subsidio de 30.000 pesos por mes”, argumentó. A su vez, la máxima autoridad del equipo ensenadense subrayó que Camba casi sufre la quita de puntos por la entidad madre del fútbol argentino. “En AFA no nos descalificaron de casualidad. El reglamento de la Primera C obliga a contratar a no menos de 12 jugadores profesionales y nosotros teníamos 10 cuando asumí la presidencia; ahora tenemos 16 futbolistas”, indicó.
Zamponi identificó como el máximo responsable del deterioro de la institución a Sebastián Martinetti, vicepresidente de la gestión anterior y actual dirigente de AFA, a quien consideró una persona “sin escrúpulos”. “Se manejó mal. Rechazó jugadores y sponsors porque solo aceptó aquellos con los que él sacó algún rédito económico”, sentenció. A pesar de ello admitió: “La culpa fue nuestra porque dejamos que hiciera lo que quisiera por comodidad”.
Cambaceres está ante el máximo desafío de su historia, volver al lugar del cual nunca debió irse. El presidente, al respecto, enfatizó: “Hay que refundar el club. Para ello hay que volver a las bases y darles mayor apoyo a las divisiones inferiores”. “Lo único que alguna vez nos dio rédito fueron los juveniles”, sostuvo. José Luis Calderón, Lucas Pratto y Lucas Wilchez son algunos de los jugadores de la cantera de Camba que trascendieron en la Primera División del fútbol argentino. Zamponi insistió: “Refundar es recuperar todo lo perdido”. “Intentamos hacer lo de la última década de los 90: estar al día con los salarios de los futbolistas, los del cuerpo técnico y tener una división juvenil ordenada”, concluyó.
A lo Boca
La temporada 1998/1999 no pasará por inadvertida en la historia del fútbol argentino, aún más en la de Cambaceres. Se trata de aquella en la cual el Boca Juniors de Carlos Bianchi y el Camba de Mariano Fernández fueron bicampeones en la Argentina, cada uno en su divisional.
En la Primera C, el Rojo le sacó 8 puntos de ventaja a Excursionistas y, luego de ganarle a San Martín de Burzaco 3 a 1 como local, salió campeón del Torneo Apertura 1998, en marzo de 1999. Apenas dos meses después, tras vencer 2 a 1 a Ituzaingó de visitante, se coronó en el Clausura y ascendió a la Primera B Metropolitana.
A su vez, el Xeneize hizo lo suyo en la Primera División: empató 0 a 0 de local con Independiente en la 17ª fecha del Torneo Apertura 1998, y salió campeón invicto del certamen con 13 triunfos y 6 empates. El delantero Martín Palermo fue el goleador de aquel equipo con 20 tantos, récord en torneos cortos en nuestro país hasta el momento. También se alzó con el Clausura en la 17ª jornada pese a perder 4 a 0 con Independiente de visitante y romper una racha de 40 partidos sin derrotas (como River y San Lorenzo, sus dos perseguidores, no le ganaron a Racing y a Belgrano respectivamente, Boca se consagró).
“Banfield es un club vendedor”, reconoció más de una vez el presidente Eduardo Spinosa. Es cierto, quizás estén condicionados por los factores económicos, entre los que se incluyen deudas de esta y anteriores gestiones, y no pueden darse el lujo de hacer compras costosas de jugadores consagrados. Pero la cantera del Taladro ha mostrado ser creadora de futuras estrellas. Darío Cvitanich, Jesús Dátolo, Facundo Ferreyra, Nicolás Tagliafico y el crack colombiano James Rodríguez son algunos de los futbolistas que llegaron a Primera División provenientes de las juveniles.
La temporada pasada jugaron la Copa Libertadores y, tras quedar eliminados en la tercera fase, se clasificaron a la Sudamericana. Además disputaron la Superliga y la Copa Argentina y para poder afrontar la triple competencia fue necesario el aporte de un plantel conformado por 32 jugadores. Hay un dato que resume el proyecto de la institución: el 84,3% (27) eran surgidos de la cantera.
El coordinador general del fútbol juvenil es Hugo Donatto. En sus palabras, su función consiste en “generar un ambiente de trabajo cordial, que mantenga un diálogo entre todos”. “Les damos libertad a los técnicos de las categorías para que elijan qué trabajo hacer o qué creen que es mejor para sus jugadores, pero les hacemos respetar un cronograma semanal. Por ejemplo, los lunes tienen que hacer ejercicios de pase y recepción, los martes trabajar la parte física junto con la técnico-táctica y deben realizar partidos de fútbol los viernes”, agrega.
Desde los ocho años, nenes de todo el país se acercan al campo de deportes de Luis Guillón para comenzar su trayecto en las inferiores de Banfield. El club tiene cuatro ligas diferentes para trabajar con su materia prima. En orden de importancia son: AFA, Metropolitana, B y C. Los coordinadores de cada sector informan sobre los progresos de los chicos diariamente. Para que asciendan de nivel se realizan partidos amistosos semestral o anualmente entre las diferentes categorías y allí tienen la posibilidad de mostrar sus habilidades.
Si un jugador quiere integrar las inferiores del Taladro, a fines y a principios de año se organizan pruebas. Los que se acerquen deben entrenarse, mínimo, durante una semana para que los directores técnicos puedan evaluarlos y observar sus virtudes y defectos. “En la elección, les damos la derecha a los entrenadores, más allá de que nosotros tengamos la palabra final, ya que ellos entrenarán a los chicos durante el año”, asegura Donatto.
Para ganarse un lugar, deben tener un nivel superior al de los que están. Si no, tendrán que seguir esperando. En caso de ser elegidos, pasan a integrar las inferiores de Banfield, un club que “apunta a la formación del jugador y no al éxito individual de las categorías”. “Tratamos de que todos los años esta fábrica continúe nutriendo al plantel de Primera División. No sirve que cuatro divisiones sean campeonas y no promovamos a ningún chico”, sostiene el coordinador general.
En enero del 2018, Marcelo Gallardo renovó su contrato como DT de River hasta 2021. El nuevo proyecto del Muñeco engloba tanto a la Primera como a las divisiones inferiores con un objetivo: que todas jueguen de la misma forma. Sin embargo, en Banfield no creen que sea lo más conveniente. “Lo mejor es tener variantes, entrenar con varios esquemas. Si seguís un mismo plan y se te va el técnico de Primera División, y llega otro que juega de manera diferente, no vas a contar con el jugador que ese entrenador necesita”, explica Donatto. “Concuerdo con lo que dice Hugo, hay que ser flexibles”, considera el exjugador Daniel Bilos, quien dirige la sexta división del Taladro desde hace siete años.
Banfield tiene un ojeador: Pedro Soma. Ese hombre viaja todo el año por el interior de Argentina en busca de talentos. Cuando encuentra a uno, lo invita a viajar y a testearse. El futbolista se paga el pasaje pero la institución le ofrece hospedaje durante una semana. Si es elegido, los coordinadores del fútbol juvenil banfileño tienen reuniones con sus padres para informarles sobre la posibilidad de alojar al chico en la pensión, que contiene 54 habitaciones, y de ir al colegio de la institución, que cuenta con nivel inicial, primario y secundario.
“Entrenan a la mañana, almuerzan y se van en colectivo al colegio. Salen cerca de las 18 y tienen que volver sí o sí al predio. Si quieren irse a algún lado, tanto en días hábiles como en los fines de semana, necesitan que sus padres le envíen una autorización al encargado de la pensión, Germán Carníval. Eso se mantiene hasta que son mayores de edad”, afirma Donatto. Para vivir allí, hay pautas de convivencia y son muy rigurosos con su cumplimiento. “Acá formamos personas, además de jugadores, a un nivel europeo. Un chico conflictivo nos cierra las puertas –a una posible venta- en el futuro”, añade.
“No hay pautas de convivencia especiales. Abarcan las horas de descanso, los entrenamientos, la asistencia al colegio, el respeto hacia los demás. Son las que están en cualquier establecimiento y generalmente se cumplen. En lo que más hincapié hacemos es en la educación, que aprueben las materias, y en los permisos de los padres para salir del club”, revela Carníval. “A las dos primeras faltas, llamamos a los padres; cuando llega la tercera, lo sacamos de la pensión”, amplía Donatto.
Indudablemente, el momento más duro para los técnicos es el de dejar libres a parte de sus dirigidos. El año pasado, el club cortó a unos 80 jugadores e incorporó a 32 para “elevar la vara”. “Es el momento en el que no deseas ser técnico. Es complicado, difícil. Desde que arrancan, saben que a Primera va a llegar el 1 o el 2 por ciento. Nosotros trabajamos para el club: la institución está por encima de todos. Más allá de la dificultad de la decisión, hay que hacer lo mejor para Banfield”, señala Bilos.
En marzo de 2018, el Ministerio de Deportes de China eligió a la institución para realizar un convenio que consiste en recibir jugadores del país asiático para formarlos futbolísticamente. A cambio, el club cobra 2 millones de dólares por año. Había otras nueve instituciones que competían por este acuerdo, entre ellas Boca y River, pero finalmente optaron por el Taladro. “Es un elogio y un orgullo”, admite Eduardo Spinosa. El próximo mes llegaría el primer contingente de alrededor de 40 personas.
Al ser consultados sobre la razón del éxito del proyecto, Julio Barraza, ayudante de campo de la sexta división, Daniel Bilos y Hugo Donatto resaltan lo mismo: el grupo de trabajo. “Muchos de nosotros tenemos vínculos afectivos y estamos identificados con el club, y en base a eso podemos estar lo más cerca posible a lo que necesita la institución para la Primera División. Eso genera que el proyecto tenga un gran presente y un gran futuro”, destaca Bilos. “El proyecto de trabajo es decisivo. Las personas que lo desarrollan son muy responsables. Nuestro objetivo es formar buenos jugadores y personas para que el club siga subsistiendo. Estamos por el camino correcto”, expone Barraza sobre las inferiores de Banfield, la fábrica de futbolistas.
En sus últimos meses de vida, cuando ya había arrancado el tratamiento para hacerle frente al cáncer de pulmón que le habían detectado hacía poco, el holandés Johan Cruyff llamó por teléfono y advirtió su fatídico final:
-Acá estoy, en la lucha. Voy ganando 2 a 0 pero tengo un rival muy difícil enfrente.
El interlocutor de aquella conversación telefónica estabade vacaciones del otro lado del Océano Atlántico y lo atendió desde el patio de la casa de sus padres. Era el argentino Fernando Belasteguín, a quien el holandés definió como “el Messi del pádel”.
Sin embargo, el llamado más trascendente para la carrera de Belase se produjo en 1999 cuando el argentino Roberto Gattiker, quien era el ídolo de la infancia de Fernando y quien junto a Alejandro Lasaigues habían conformado una de las mejores parejas en la historia del pádel, le ofreció jugar con él una gira en España, justo después de que Bela decidiera dejar el pádel.
Fernando Belasteguín, quien hoy tiene 39 años, es el número uno del ranking mundial de pádel hace 16 años y ya lleva ganados cinco campeonatos mundiales para Argentina: 2002, 2004, 2006, 2014 y 2016. Pero para conocer más en profundidad a ese personaje que se esconde detrás de uno de los mejores jugadores en la historia de este deporte hay que trasladarse a 365 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. Más precisamente a Pehuajó, su ciudad natal, a donde vuelve todos los veranos a visitar a sus padres y en donde llora desconsoladamente cada vez que se despide de los suyos.
Fernando nació el 19 de mayo de 1979 y vivió durante toda su infancia a una cuadra de la sede del Club Atlético General San Martín, donde empezó a jugar al fútbol desde chico.
En 1990 San Martín inauguró canchas de pádel -que en un principio iban a ser canchas de tenis- en su sede, un edificio ubicado en la esquina de Chassaing y González del Solar, a una cuadra del parque General San Martín, uno de los principales puntos de encuentro para la gente de aquella ciudad.
Así fue como a sus 11 años Fernando comenzó a practicar pádel al mismo tiempo que jugaba al fútbol. Todo lo hacía en el Santo, club del que es hincha. Incluso, tal es su amor por el Rojo del Parque que Bela ha declarado que siempre llevará la espina clavada de no haber vestido nunca la camiseta -roja y verde a rayas verticales- del plantel de primera ya que solo llegó a jugar en reserva.
A pesar de la distancia que los divide, Fernando siempre se hace un lugar para visitar a sus amigos en su querido club: “Cuando viene a Pehuajó va a la sede de San Martín, este año no fue pero siempre va a comer un asado o a jugar al pádel con el hijo”, afirma Jorge Belasteguín, su papá.
Actualmente al equipo de fútbol de primera división de San Martín, que compite en la Liga Pehuajense de Fútbol, lo dirige Mauro Ferraci, amigo de la infancia de Bela y con quien éste empezó a jugar al pádel en Pehuajó. Además, Ferraci no solo cumplió el sueño de su amigo de vestir la camiseta de primera división del club, sino que también se convirtió en el máximo goleador en la historia del Santo.
En 1992 Fernando viajó a Macachín, ciudad ubicada en La Pampa, a jugar junto a su pareja Lucio Ranocchia, un chico de Santa Rosa, un torneo al que fueron invitados por el circuito de pádel argentino y que sería trascendental para su futuro. Ese certamen marcaría para siempre la vida deportiva del pehuajense ya que no solo ganó el torneo sino que allí Belacaptó la atención de Roberto Díaz (padre de los jugadores Matías y Gonzalo) quien lo invitó a realizar la pretemporada al año siguiente en un centro de alto rendimiento que él dirigía en Buenos Aires. Debido a que los padres de Fernando no podían costear los gastos de su estadía en Capital, Díaz lo hospedó en su casa.
Después de aquella pretemporada en 1993, Bela acordó competir durante todo el año con Gonzalo Díaz como su dupla. Luego, entre 1994 y 1998 Fernando también jugaría con Díaz como compañero, pero en este caso sería Matías, el hermano mayor de Gonzalo, el que lo acompañaría en la cancha.
Durante todos esos años el hijo de Jorge y Beatríz viajaría casi todos los fines de semana a competir a Buenos Aires. En los viajes de regreso a Pehuajó, en el micro que tomaba en Avenida Márquez y Panamericana, Bela hacía las tareas de la escuela. Llevar al día los estudios era una obligación.
Para 1998, el objetivo de Matías y Fernando, pareja que había llegado a ser número cinco del ranking nacional, fue ir a competir a España. Para solventar ese viaje, además de conseguir sponsors, Bela vendió paletas. Luego de aquella travesía de 15 días en el país europeo, en 1999 ambos decidieron dejar de jugar juntos.
Tan importante fue esa etapa para Fernando que en su autobiografía titulada Bela. Esta es mi historia afirma: “Si no fuese por la familia Díaz hoy no sería jugador de pádel”.Ese libro, cuyo prólogo fue escrito por Andrés Iniesta, revela, entre otras cosas, las cualidades humanas de este deportista. La recaudación conseguida por los ejemplares vendidos fue destinada a la Fundación Infantil Ronald McDonald que ayuda a las familias que tienen hijos con graves problemas de salud y que se encuentran hospitalizados lejos de sus ciudades de residencia, a la Panadería El Futuro de Pehuajó y a la Escuela Especial de Bolívar Fernando Belasteguín. Estas dos últimas instituciones trabajan con chicos con capacidades diferentes.
En 2017 en una entrevista con Cinco Anillos el pehuajense se refirió a la Escuela de Bolívar que lleva su nombre: ”Es el mejor premio que me ha dado el pádel, los deportistas tenemos la grandísima suerte de que con muy poco podemos hacer felices a muchísima gente y eso es un privilegio que muy pocos podemos sentir y disfrutar”.
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Actualmente Fernando vive en Barcelona y está casado con Cristina, una española con la que tuvo tres hijos: Federico, el mayor, Sofía, la hermana del medio, y Bea, el hijo menor.
Sin embargo, llegar a donde está hoy no fue nada fácil para el muchacho de Pehuajó. El desarraigo fue algo que sufrió desde el primer momento que dejó su país, y aún hoy lo padece ya que como relató el escritor francés Emmanuel Carrére en su novela biográfica Limónov“abandonar la vida que siempre habías conocido y partir hacia otra de la que esperabas mucho pero no sabías casi nada, era una forma de morir”.
En 2001, con solo 20 años Bela decidió irse a vivir a España para jugar junto al español Pablo Semprún quien, asesorado por Alejandro Sanz -con el que Fernando realizó una gira poco tiempo después de la que había hecho junto a Gattiker-, lo llamó por teléfono y le propuso jugar el circuito español e internacional. Sí, otra vez una llamada inesperada cambiaba los planes del pehuajense.
Tras su partida, en Pehuajó quedaron sus padres, sus abuelos maternos, su hermana Natalia, sus amigos, su novia en aquel momento e incluso debió abandonar los estudios de Ciencias Económicas que había comenzado luego de terminar la secundaria en el Centro Regional Universitario de Bolívar, que pertenece a la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
Pese a que la tecnología ha logrado acortar la distancia de la familia, los padres de Fernando lo extrañan cada vez más. “Cuando nos dijo que tenía decidido irse a Europa lo tomamos bien porque veíamos que podía andar. Nosotros hemos ido pero siempre se extraña. Si hoy me decís que tengo que hacer de vuelta todo para que se vaya capaz te diría que no porque después lo perdés”, sentencia Jorge sentado en el sillón del living de su casa con un dejo de tristeza que se impregna en el ambiente. En aquella habitación se lucen, entre otras cosas, los once Olimpias de Plata que ha ganado Fernando.
Tanto sus padres, como sus otros familiares, son fieles seguidores de hijo pródigo de Pehuajó. En especial su tío que cada vez que Fernando viene a jugar a Argentina se va el primer día a verlo. Incluso ha vuelto de fiestas a las 5 de la mañana y a las 7 ya estaba levantado de nuevo para ver jugar a su sobrino.
El año pasado, a los 94 años falleció el abuelo de Bela que lo siguió hasta el final: “Lo traíamos a las 7 de la mañana a mi casa para ver jugar a Fernando por televisión –cuenta Jorge-. Lo miraba siempre, a lo último no entendía mucho pero a su nieto lo reconocía”.
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Cuando Fernando Belasteguín está en Pehuajó, su lado más conocido, el del hombre que es un mito del pádel, pasa a segundo plano. Allá simplemente es “el pibe que juega al pádel” o “el hijo de Betty, la maestra de escuela, y de Jorge, el banquero”. Allí “vuelve a ser el mismo que cuando era un niño”, afirman su mamá y su hermana en su autobiografía.
En Pehuajó Fernando puede caminar tranquilo y “dejar de ser un producto”, al menos por un tiempo, como él mismo confesó en una entrevista con El Enganche.
En la actualidad, Bela es el máximo exponente y mayor orgullo de la ciudad del noroeste de la provincia de Buenos Aires junto a la tortuga Manuelita, el personaje de la canción infantil de María Elena Walsh. Pero no a todos los pehuajenses le cae simpático ser reconocido por una tortuga. Curiosamente, estos dos personajes trascendieron por haberse marchado de la ciudad: Fernando partió en busca de sueño a España, y Manuelita hizo lo propio hacía París pero vaya uno a saber por qué.
A pesar de todo, Fernando no goza de ningún privilegio en Pehuajó: “En el gimnasio que vas a entrenar (en Europa) te esperan con una toalla limpia.Acá voy al gimnasio delNegro Pacheco y si dejo una pesa tirada me tira un pelotazo en la cabeza. A mí esas cosas son las que me nutren y me dan energía para ir a trabajar en España todo el año”, contó el pehuajense en una entrevista con Infobae el año pasado.
De todos modos sus logros no pasan desapercibido para los pehuajenses ya que cada año Bela es reconocido en la Fiesta del Deporte de aquella localidad por su excelente desempeño deportivo e incluso un playón donde se realizan actividades deportivas lleva su nombre.
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No quedan dudas que aquella llamada de Cruyff no fue la más transcendente para Bela o al menos no cambió por completo su vida deportiva, pero sí demuestra la admiración y respeto que el pehuajense se ganó a nivel mundial. Un reconocimiento que es incluso mayor que en su propio país.
Todo lo que Fernando ha logrado en el pádel, sobre todo en España donde vive, la cantidad de títulos ganados, mantenerse en la élite durante tanto tiempo y su perfil bajo hacen imposible no comparar al hombre de las 216 finales ganadas de 261 jugadas con Lionel Messi, el astro argentino del equipo culé. Tal vez por todas esas razones fue que Cruyff definió a Fernando Belasteguín como “el Messi del pádel”.
Pione Sisto no solo se destaca en la selección de Dinamarca por su velocidad y desequilibrio pegado a la raya por la banda izquierda, sino que también es el único de los 23 jugadores convocados por el entrenador noruego Åge Hareide para el Mundial de Rusia que no es originario del país nórdico.
Sisto nació en Kampala, capital de Uganda, en 1995, cuando sus padres llegaron a aquel país africano procedentes de Sudán del Sur escapando de la guerra civil que azotaba al país. El conflicto había comenzado en 1955 y en primer término duró hasta 1972, se reanudó en 1983 y se mantuvo hasta 2005, año en el cual Sudán del Sur logra la autonomía de Sudán, aunque recién en 2011 sería reconocido por la ONU como país independiente.
Sin embargo, aquella guerra, que fue una de las crisis humanitarias más graves del siglo XX, dejó más de 1.800.000 muertos y alrededor de cuatro millones de desplazados, entre ellos, Pione, sus padres y sus siete hermanos –uno de ellos es Ángelo, que a su vez es su representante-.
El actual extremo del Celta de Vigo de España tenía apenas seis meses cuando fue llevado, junto a su familia, en calidad de refugiado a Skive, un pueblo de 20.500 habitantes ubicado al oeste de Dinamarca. Luego, se fueron a vivir a Herning y allí con 7 años comenzó a jugar al fútbol en el Tjorring donde se destacó rápidamente hasta que a los 15 años fue fichado por el Midtjylland.
El 18 de noviembre de 2012, con 17 años, Sisto debutó en primera división y tres años después fue elegido el mejor jugador de la liga de la que también se coronó campeón. Además, en diciembre de 2014, cuando recién le otorgaron la nacionalidad danesa, fue convocado a la Selección sub 21 y en medio de la conferencia de prensa aparecieron sus padres entalcados y realizaron una danza indígena de buena suerte. En su debut en el primer partido ante República Checa, Sisto ingresó desde el banco para marcar el gol del triunfo.
El delantero fue autorizado por FIFA en 2015 para representar a la Selección mayor de su país de adopción. En las eliminatorias para el Mundial de Rusia, Dinamarca terminó segunda en el Grupo E por detrás de Polonia y debió jugar la segunda ronda ante Irlanda. La ida terminó 0-0 y en el partido de vuelta disputado en Dublín, el local se imponía por 1 a 0 hasta que a los 28 minutos del primer tiempo, Sisto agarró la pelota por la banda izquierda, le hizo un caño al defensor y una vez dentro del área tiró un centro para que Christensen ponga con suspenso el 1 a 1 parcial. Luego, los daneses se impondrían por 5 a 1 para sellar la clasificación a la Copa del Mundo.
Historias de refugiados como la de Pione Sisto y su familia hay miles, incluso en otras selecciones que también clasificaron a Rusia, pero seguramente no todos los que lograron rearmar su vida lejos del horror han tenido la misma suerte de ser futbolistas profesionales, de jugar un Mundial y encontrar a través del fútbol un espacio de inclusión en la sociedad.
Tal vez, es por ellos, por su familia y por todo lo que vivió que hoy en día el jugador de origen africano no para de correr por la banda izquierda, mientras esquiva las patadas de los defensores que intentan detenerlo en vano, porque Pione sabe bien como eludir. Lo hizo toda su vida. Lo aprendió hace 23 años, cuando con solo seis meses se vio obligado a escapar junto a su familia, solo que en aquel entonces las patadas eran balas y pasar otro día con vida era casi como ser campeón del mundo.
La actividad física adaptada, que tuvo sus orígenes para los mutilados después de la Segunda Guerra Mundial, genera muchos beneficios para aquellos que la practican: aprender a trabajar en equipo para lograr sus objetivos, canalizar la energía para llevar una vida más activa. También les posibilita formar nuevas amistades con las cuales compartir sus gustos, proponerse retos que les generen ganas de superarse y desarrollar un sentimiento de libertad que permita expresar emociones necesarias de exteriorizar. La práctica de algún deporte les facilita, además, huir de la pasividad y mantenerse activos física y mentalmente.
Jessica Calabressi trabaja para el proyecto del Estado Nacional “Cambio de Juego”. Es profesora de educación física con especialización en discapacidad y se encarga de coordinar el funcionamiento del mismo dentro del club CEDEM 2 de Tres de Febrero. A pesar de que “el presupuesto no alcanza”, todos los miércoles y viernes acompaña a las distintas instituciones que van a ejercitarse. “En integración los ayuda mucho, necesitan descargar y generar un encuadre”, comenta Calabressi. Además, explica: “Si tienen contacto entre los distintos grupos, se genera mucho intercambio”. Andrés De Giovanni también es profesor de educación física con especialidad en discapacidad hace 31 años y ambos coinciden en que “los estímulos son de muy corto plazo, al igual que los objetivos y la atención de los chicos”.
Por otro lado, Calabressi explica que los chicos siguen a los profesores a través de la imitación y que el incentivo verbal es fundamental, al igual que el estímulo visual, como los colores de sus pecheras cuando hacen juegos en equipo. Por su lado, De Giovanni destaca que “el deporte los beneficia en su integración y ver que no están solos en esto de ser distintos”. También contó que notó un cambio muy grande en ellos: la alegría de ser capaces de lograr algo por sí mismos y que se sienten más confiados. Calabressi se centra en la natación para puntualizar en qué mejoran los chicos: “Ya cuando se cambian estás viendo su independencia. Algunos que usan pañal vienen acá y comienzan a trabajar el control de esfínter; los que están en silla de ruedas, adentro de la pileta pueden estar parados y es una gran satisfacción”.
La psicopedagoga Roxana Ruiz explica que el deporte los ayuda en el desarrollo integral, cognitivo, psicomotor y socioemocional, además de favorecer el progreso de funciones vitales (como cardiovasculares o frecuencias respiratorias). De esta manera, el niño va a aprender y desarrollar habilidades que posibilitan una mejor adaptación al entorno, incluso un mejor procesamiento de los estímulos que recibe. Para ella, el hecho de que puedan ser incluidos en un plan de actividad física, permite que se integren de forma activa y se sientan partícipes socialmente. En cuanto a lo físico, la psicopedagoga resalta: “Los chicos pueden construir su esquema corporal, tener una representación de su cuerpo, va favorecer el equilibrio, la coordinación, el control postural y la organización del cuerpo en el espacio”.
En referencia al desarrollo cognitivo, Roxana Ruiz señala que “aprenden las nociones del espacio temporal y a regular su conducta. Asimismo, aprenden a relacionarse con pares, respetar normas, fortalecer la atención en una tarea y favorece el planeamiento motor, como también la coordinación visomotora”. Es por eso que en el momento que se excluye o reduce la participación de un niño en la educación física, se le está negando una fuente de aprendizaje, desarrollo y formación social, de la cual tiene derecho.