viernes, octubre 18, 2024
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“Todos se acuerdan qué estaban haciendo en el momento del gol”

Thais Pubul

La voz de Marcelo Bielsa suena en los oídos de algunas de las personalidades más destacadas del fútbol argentino que escuchan atentamente sus palabras sobre lo que para él es este deporte. Un desfile de caras que marcaron la historia da inicio a un documental dirigido por Christian Rémoli y guionado por Oscar Barnade y Ezequiel Fernandez Moores, entre otros, que cuenta todos los acontecimientos deportivos y sociopolíticos ocurridos en casi 150 años de pelota y potrero albiceleste.

“Nos parecía que la historia no estaba contada paso por paso. Acá teníamos la posibilidad de contarla en cuatro horas, es decir, ocho capítulos y quisimos contar la historia argentina marcada por el fútbol”, da el puntapié inicial Rémoli. “Era un foco que no estaba apuntado. Sí se hablaba de los cruces de la política en época de dictadura o lo que pasó en el Mundial 78 pero, por ejemplo, el golpe de Uriburu, la recuperación de la democracia, el Huracán del 73, el nuevo modo de jugar y de vivir de la década del 40 no se tocaba. La cultura no estaba tan vinculada al desarrollo del fútbol”, el director avanza.

El quinto capítulo del documental se llama “El Sueño” y según su director lleva este título por Diego Armando Maradona y la frase que de pequeño pronunció esperanzado sin saber la gloria que lo esperaba. “Mi primer sueño es jugar en el Mundial y el segundo es salir campeón”, soltó tímidamente el joven oriundo de los potreros de Villa Fiorito. “Cuando nos propusimos realizar la etapa del 1976 a 1986 nos preguntamos cómo contar lo que ya está contado, entonces pensamos en un cuento de Ariel Scher que se llama ‘Todo mientras Diego’que relata cinco o seis situaciones, no necesariamente futbolísticas que ocurrieron en el momento que Diego le hizo el gol a los ingleses”, explicó Rémoli.

“A partir de ahí nos dimos cuenta que todos se acuerdan qué estaban haciendo exactamente en el momento del gol”, reconoció. “Yo estaba en Junín en la cocina con mi abuela tomando mate, como estoy haciendo en este momento. Estábamos los dos sentados y yo tengo la idea de que antes de hacer ese gol Maradona había errado uno parecido pero son esas cosas que el recuerdo te va deformando. Lo que me quedó es yo acercándome al televisor diciendo ‘Hacelo vos por favor, no se la des a nadie’. Y después cuando terminó el partido la casa fue un estallido de timbres, no había WhatsApp ni nada, eran todos los pibes viniendo a casa para ir a festejar. Fue una cosa extraordinaria en el amplio sentido del término”, recordó con entusiasmo y risas.

Tras lo ocurrido en la guerra de Malvinas el partido frente a Inglaterra tomó una connotación que fue mucho más allá de un mero resultado estadístico. “Malvinas estaba muy ligado y nos parecía muy rica la visión de algunos ex combatientes, como el caso de Felipe que se puso contento por el partido pero que después de la guerra aprendió a no odiar nunca más a los ingleses. Hubo una explosión cultural en el 86 con la vuelta de la democracia, Argentina ganó por primera vez un Oscar, se grabaron discos de los más relevantes del rock nacional y, a la cabeza estuvo la selección y ese mundial que terminó de bañar de alegría a la sociedad”, comentó.

Maradona es más que un simple ciudadano argentino, es un símbolo de la historia. “En el documental, Ezequiel Fernandez Moores dice que Maradona es el padre fundador de la patria”, sostuvo Rémoli y agregó: “Es un símbolo muy fuerte y en los especiales del Mundial 86 (1986 la historia detrás de la copa) nos hacemos la pregunta de qué necesitás para ser un mito en Argentina, y después de mucha investigación, descubrimos buscando esos mitos como Gardel, Perón, El Che o Evita que necesitas estar muerto. ¿Cómo es ser un mito, en vida y con sólo 25 años?, todas las respuestas están del minuto 51 al 55 del 22 de Junio de 1986”, finalizó.

De planos y gambetas

Julián Princic

Guillermo, mi viejo, es amante del fútbol y por consecuencia, de Maradona. A él, como a casi todos, le resulta muy difícil separar sentimientos. Como arquitecto, no puede evitar ver la cancha como un plano en el que se trazan gambetas constantemente. Uno, que hereda las pasiones, se anima y disfruta escribir, en conjunto con su padre y desde el arte, sobre el “gol del siglo”.

Difícilmente Maradona haya estudiado cálculo matemático o física. De todas maneras, no hizo falta. Aunque no lo supiera, él ya sabía de ángulos y parábolas. También entendía a la perfección la ley de la gravedad, esa que hace que una pelota baje luego de haber superado una barrera y entre a donde se supone que debe. Lo más maravilloso de todo es que a sus geniales planos los trazó a mano alzada. Perdón, a pie alzado.

Según mi viejo, la arquitectura es el arte de resolver espacios y Maradona no hizo otra cosa que esto a lo largo de su carrera – especialmente en ese gol –. Bien hace Víctor Hugo en definir esta obra magistral como “la jugada de todos los tiempos” ya que, si uno se aventura en los movimientos artísticos de la historia de la humanidad, se encontrará con que el gol tiene una mezcla de estilos imperdibles.

Este arquitecto petiso, hablador y de pelo lanoso recibió la pelota con una simpleza dórica digna del Partenón. Repentinamente, se sacó dos hombres de encima volcando ese estilo clásico a la moderna, sugerente y curvilínea época del Art Noveau, como si de un momento a otro hubiera construido la Torre Eiffel.

Luego empieza una carrera barroca – interminable y en un espacio infinito – como si corriera por los Jardines de Versalles. En eso, en su aceleración, el alrededor ya no importa y todo se vuelve borroso. La jugada pareciera abstraccionista hasta que, en un instante, ya de cara al gol, su imagen se embellece e inmortaliza cual gótico vitraux en Notre-Dame para depositar esa obra de arte en el pedestal de la gloria eterna. Pedestal que estaba vacío hasta ese momento, ya que se encontraba esperando el mejor gol de la historia, la jugada de todos los tiempos.

Una pinturita

Alvaro Nanton @nantonalvaro

La líneas se dibujan. Su silueta resalta la mano en alta con dirección a la gloria. Acababa de pintar la historia del fútbol. Inmortalizó los sueños de cualquier intento de jugador, y dibujó una vara tan alta y única que hasta ahora nadie la pudo superar.

Un pibe de 5 años pintaría eso. Eso sin valor. Eso que es el recorrido de Diego en una cancha ficticia. En una cancha cualquiera. Con un giro en el inicio una línea que tiende a ir a la derecha, esquivando espacios en blanco y llegando a la finalización de la cancha.

Pero el ojo sensible de una artista decidió cambiar, el recorrido por el festejo. La consagración. La felicidad mezclada con abrazos, pero antes la mano arriba del genio en su carrera victoriosa al banderín.

Mónica Albisu interpretó una parte de ese gol. Redefinió ese gol inolvidable que se vio por televisión el 22 de junio de 1986. El artista había sido Diego Armando Maradona y lo dibujó con sus pies a gran velocidad.

Los colores de la pintura queda a libre interpretación. Desde la distancia y con una observación estructuralista genera contradicciones entre lo que fue y lo que es. Lo que hizo y lo que hace.

De blanco y negro, con un pantalón ya anticuado y corto, pero con una sonrisa que atrapa y que contagia. La imagen seguirá intacta y alimenta el hambre de gloria.

Imagen: Gentileza Mónica Albisu

Diego, el poeta del fútbol

Camila Sandoval @13sando

Alberto Sueiro pensaba el mundo y ponía en palabras su visión de la vida mucho antes de que Las Pastillas del Abuelo decidieran ponerle música a sus letras. Es que Juan “Piti” Fernández, cantante de la banda, sólo contribuyó a que aquellas personas que aún no habían tenido la oportunidad de escuchar al escritor recitar sus poesías, sentados en el asiento trasero del taxi que maneja desde hace ya veinte años, tuvieran el placer de disfrutarlo cantando sus creaciones y sintiéndose identificados con ellas. De hecho, en un viaje en taxi hace más de diez años en el que quizás el destino tuvo algo que ver, Piti, un joven que comenzaba a soñar con llenar el Luna Park junto a su banda de rock, escuchó boquiabierto y con lágrimas en los ojos la letra que ahora es canción, se llama “Qué es Dios?” y forma parte del disco Crisis. Sueiro la escribió inspirándose no sólo en Diego Maradona, uno de sus máximos ídolos, sino también, en la que está considerada como la genialidad más maravillosa que pudo haber salido de sus pies algún día: el gol del siglo convertido a los ingleses, en los cuartos de final del Mundial de México 1986.

En un café del barrio de Caballito, Beto, hincha de River Plate que confiesa que por influencias barriales y de amigos de la adolescencia también aprendió a amar a Huracán, aseguró con total espontaneidad que escribe desde chico porque es la manera que siempre encontró de hablar consigo mismo y expresarse. “Creo que me la rebusco más escribiendo que hablando”, añadió.

El nacido en el barrio porteño de Pompeya sostuvo que el segundo gol de Diego a los ingleses “fue una obra de arte milagrosa e incomparable a cualquier otra”“No salía de mi asombro. Fue tanta la emoción que esa jugada generó en mí que me quedó en la retina para siempre”, agregó con la pasión y la sensibilidad que lo caracterizan y que sabe reflejar en cada una de sus poesías.

-¿Dónde estabas en el momento que Maradona convirtió el gol del siglo?

-Lo vi en Floresta, en la casa de mi hermano Fernando, con el cual hoy convivo y nos llevamos muy bien. Cuando Diego comienza la jugada desde mitad de cancha gambeteándolos a todos me costaba creerlo y después que anotó el gol no podía salir de mi asombro. Lloré mucho cuando terminó el partido.

-¿Qué fue lo que te inspiró para escribir esa poesía?

-La escribí dos años después. En 1988 estaba en la casa de un amigo en Lanús y vimos la repetición del gol en la televisión. Lo primero que pensé fue que esos videos deberían pasarlos en los colegios para que los chicos a los que les gusta el deporte puedan apreciar lo que es el arte y la magia. Me gustaría despertarme todas las mañanas y que la primera imagen que vea sea la de Maradona gambeteando a todos los jugadores ingleses. Me generó un sentimiento tan difícil de explicar que lo único que pude hacer fue agarrar un papel y un lápiz e intentar plasmar a puño y letra esa magnífica obra de arte.

– Su letra hace referencia además a la Guerra de Malvinas y muchos la consideran como un homenaje a esa gesta.

– El recuerdo de Malvinas estaba muy fresco aún. Lloré tanto cuando terminó ese partido porque para mí fue una descarga emocional muy grande. Si bien no comparto para nada el hecho de que ese encuentro sea considerado como una revancha, opino que fue una manera de demostrar como el talento y la paz pudieron sobreponerse a la guerra. El baluarte para reivindicar de una manera artística la soberanía sobre nuestras islas, justamente, fue ese baile que Maradona les pegó. Es el reflejo de un sentimiento muy nacional del cuál ningún argentino está exento y que también tuve la necesidad de expresar.

– ¿Qué lugar ocupó y ocupa Diego en tu vida?

– No tengo el placer de conocerlo personalmente pero con haberlo visto jugar me alcanza. Es un personaje impresionante. Además de su parte futbolística, admiro su forma de ser pese a todas las críticas que siempre recibió: ser Diego Maradona, con todo lo que eso conlleva, no debe haber sido para nada fácil. En el deporte argentino, según mi opinión, fue, es y será el más grande. Lo tengo muy arriba.

– Entonces, ¿podría decirse que Maradona es un poeta del fútbol?

– Claro que sí. Representa el amor por la pelota más que nadie y a la camiseta argentina por sobre todas las cosas. Es inexplicable, hizo cosas mágicas. Para mi está más allá de su vida personal, de sus declaraciones, de sus aciertos y errores. Mi admiración hacia él va a ser eterna y eso intenté plasmar en la letra de la poesía que ahora es canción. A veces tengo la sensación de que me quedé corto. Habría que escribir un libro de ese gol que, sin dudas, es enciclopedia pura.

Según algunas de las poesías incluídas en “Facultad del empedrado”, tu primer libro, consideras como máximos ídolos, además de Diego Maradona, a Roberto “Pappo”Napolitano y Oscar “Ringo” Bonavena. ¿Tienen algo en común?

– Sí, los tres tienen una forma de ser muy parecida y son el claro ejemplo de la estirpe barrial que refleja el libro. Ninguno de ellos fue a una universidad jamás, todo lo aprendieron de la calle que es una facultad constante en la que todos los días se aprenden cosas buenas y malas. Es la vida misma la que les enseñó todo. Nadie puede negar que sus dichos y hechos fueron trascendentes, en mayor o menor medida, para cada uno de nosotros y no sólo desde el aspecto deportivo o artístico. Son filósofos barriales que nos dio la vida.

El mejor compositor de la pelota

Nicolás Bruno (@NicoJBruno)

Para los fanáticos de la redonda más que de las cuerdas, jugar al fútbol descomprime, relaja; como la música para el grueso popular. Para los futboleros el mejor compositor, porque no hubo otro deportista o artista teniendo en cuenta nuestra ideología, fue Diego Maradona. Con una sola manifestación logró justificar: el fútbol es arte, el fútbol tiene melodía; el fútbol es música. Fue su forma de expresarse, de revelarse, de vivir.

Una de las principales virtudes que un músico debería tener es la de atrapar, entretener, hacer bailar a su público. Maradona era un músico particular, porque no tocaba ningún instrumento, pero atrapaba la pelota, entretenía a sus seguidores y hacía bailar a sus rivales sólo con la redonda en sus pies. Y la amaba, tanto como un compositor a sus partituras. No es casualidad que la canción preferida del Diez haya sido “Me das cada día más”, de Valeria Lynch. Porque eso era él, sin dudas. Le daba a su gente, su Argentina, la que soñaba e imploraba conseguir aquel campeonato del mundo, cada día más.

Fue Maradona el que aclaró que la pelota no se mancha, la misma que lloró el retiro de su gran amor, del que más la pisó y la cuidó. “Aleluya por el modo que tienes de amar”, susurraba la pelota cada vez que Maradona dejaba en el camino a otro inglés. Aquella pelota pedía por favor que los soldados de la Reina se corrieran, porque quería hacer historia con aquel pibe de rulos que la acompañó desde chiquito y, adelantándose un par de años, le gritó a Peter Reid, al 16, al que lo seguía más de cerca, que no lo frenara: “Please, don´t stop the music”.

Para Valeria Lynch, cantante y amiga de Diego, el segundo gol a Inglaterra fue una pintura, una canción, una escultura, una película, en fin, una obra maestra:

-¿Considerás que el segundo gol de Diego a Inglaterra es una obra de arte?

-¡Claro que sí!, sin dudas es uno de los goles que quedó en la historia de los mundiales, el gol del siglo. Será recordado por siempre porque fue magistral, Diego dejó atrás un tendal de jugadores ingleses para finalmente coronar la jugada con una definición brillante. Pero también por lo que significó el momento para nuestro país, aquel triunfo frente a los ingleses, nada menos.

-¿Cómo interpretás, entonces, aquella expresión artística?

-Fue algo majestuoso, un ejemplo de virtuosismo, de tesón y garra. Diego es un deportista único, tocado por la varita mágica, y en el mundial del 86′ estaba en su apogeo. ¡Brillaba!

Su magnífica jugada ante los ingleses, fue una sutil combinación de talento, actitud y genialidad que culminó en una obra memorable. Logró emocionarnos a todos. Diego estaba angelado, fue un momento antológico ante los ojos del mundo entero que será imposible de olvidar.

-¿Por qué creés que “Me das cada día más”, tu canción, significaba tanto para Diego?

-Maradona siempre fue admirador mío. Venía a verme en mis shows, y escuchaba mis canciones, incluso en la concentración de cara al mundial 86′. En esa época, el tema principal de mi último álbum era “Me das cada día más”, y él amaba esa canción. Por eso, cuando los productores ingleses de la película “Héroes” le preguntaron qué canción querría para la película, Diego pidió que pongan mi tema. Así se convirtió en un himno, una canción que pasó todas las modas, que automáticamente se identifica con la Selección Argentina, con México 86 y, obviamente, con Maradona. Incluso por eso muchos hombres comenzaron a seguirme y ver mis shows.

Es una canción de amor, de amor incondicional, que tiene mucha fuerza, mucha pasión… Y Diego es así: su entrega en la cancha siempre fue incondicional, con la pelota era un astro, lleno de fuerza y pasión.

-¿Cómo era tu relación con Diego y cómo aquella canción cambió tu vida?

-Nos llevamos muy bien, hay una admiración muy grande entre los dos. Yo fui a verlo en la concentración de México 86, canté a pedido de él en un especial que realizó la RAI con los mejores jugadores del mundo, y él vino a muchos de mis shows. Por ejemplo, estuvo presente en el festival de San Remo, Italia, donde fue expresamente a verme a mí. Es el padrino de mi hijo menor, Santiago. Nos une una relación de afecto y admiración, yo creo que es el jugador más grande de todos los tiempos.

“Como un dibujo de Dalí”

Javier Bardoneschi

Marcelo Figueras ha fotografiado e inmortalizado momentos cruciales del deporte nacional durante décadas. A los 75 años, con su gran lucidez y carisma característicos, el prestigioso reportero gráfico recuerda la cobertura que realizó del Mundial México 1986, donde capturó la secuencia del afamado segundo gol de Maradona a los ingleses. A 30 años de aquel histórico partido, Figueras relata sus vivencias y sensaciones durante esa tarde en el Estadio Azteca, y se expresa sobre una de sus obras más reconocidas.

-¿Cómo logra capturar las mejores imágenes?

-Una buena foto es la que puede retratar todo lo sucedido en el partido sin apoyo de un texto. En el círculo de reporteros gráficos se sabe que, al trabajar desde las tribunas en un partido de fútbol, se debe prestar especial atención cuando la pelota pasa la mitad de la cancha. Además, tenés que estudiar y saber sobre el deporte que cubrís. Tenés que poder anticiparte lo mejor que puedas a la jugada. Hay jugadores que uno conoce y sabe qué movimientos pueden llegar a hacer.

-¿Recuerda el Mundial 86?

-Yo trabajaba para la revista El Gráfico en esa época. Éramos un par de reporteros argentinos enviados a México. Cubrimos todos los partidos de la Selección hasta la final. Me acuerdo que teníamos cábalas entre los periodistas. Cuando íbamos a los partidos nos poníamos siempre la misma ropa, las mismas medias, terminamos todos sucios.

-¿Recuerda el partido de cuartos de final?

-Claro, ese día el estadio estaba hasta las pelotas. Haberle ganado a Inglaterra fue muy especial. Era como una revancha para mí. Yo había sido enviado por la revista Gente para cubrir al ejército argentino durante 1983, en plena Guerra de Malvinas, algo no muy agradable. Cuando Maradona hizo el segundo gol se lo grité en la cara a dos ingleses que teníamos detrás.

-A pesar de la euforia logró capturar uno de sus más reconocidos trabajos…

-Esa secuencia pasó a la historia. Son 16 fotos en total. Un trabajo importantísimo, un documento.

-¿Usted sabía lo que se venía cuando Maradona agarró la pelota en mitad de cancha?

-No, Diego era impredecible, y eso es lo más maravilloso del gol. En cada parte de la secuencia parece tener una idea nueva.

-¿Cuál de todas esas fotos le gusta más?

-Obviamente, la más bella de todas es la del gol, cuando empuja la pelota mientras se va cayendo. Es la última pincelada.

-¿Considera a ese gol una expresión artística?

-Por supuesto. Fue una jugada excepcional, con un movimiento fantástico, como un dibujo de Salvador Dalí.

Dibuje, maestro

Nicolás Bruno (@NicoJBruno) y Alvaro Nanton (@Nantonalvaro)

El alcance maradoniano es extraordinario. Comenzó con hinchas de un club, hinchas del fútbol, y terminó como una religión. Maradona en su esplendor fue arte para todos los gustos, para todos los sentidos. Desde escuchar aquel famoso relato de Víctor Hugo como si fuera una partitura del compositor más talentoso, hasta apreciar el talento desparramado aquella tarde calurosa como si fuera la obra del dibujante más inspirado. Maradona era sintonía, inteligencia, elegancia para los ojos y música para los oídos.

Para conmemorar los 30 años del gol de Maradona, Augusto Costhanzo publicó en su cuenta de Twitter (@Costhanzo) una serigrafía con Diego gambeteando ingleses sobre un pentagrama y con la “letra” de Víctor Hugo Morales. En diálogo con El Equipo, el artista explica al artista.

-¿Cómo viviste el “gol del siglo”?

-Mirá, durante Mundial 86 yo tenía 16 años. Fue el primer mundial al cual le presté mucha antención, porque al de España no le di tanta bola. Fue justo ese, muy especial. Iba comprando el Clarín deportivo de la época, El Gráfico, y los tengo todos guardados. Y la verdad es que hace unos años me di cuenta que todo sale mucho mejor cuando dibujo las cosas que a mi me gustan, mis pasiones. Me gusta el cine, la música y el fútbol, y siempre quise asociarlos pero me costaba mucho en lo visual.

-¿Dónde estaba esa dificultad?

-Era difícil relacionarlos porque no había nunca instrumentos con forma redonda, con forma de pelota, por ejemplo. Me faltaba esa vinculación. Le pegué en el palo cuando hice un dibujo de Messi, con sus ojos reemplazados por comandos de PlayStation, y desde ese lugar intento mirar el fútbol, desde otro lado. Esta idea la tenía hace mucho, la de Diego en formato pentagrama.

-Entonces, ¿lo que te movió es tu pasión por Maradona y el arte?

-Sí, primero me inspiró el cine con Héroes, que es una gran película. Es muy meritoria la actitud de los ingleses de no tener miedo de dejar a Diego ahí arriba. Él mismo dice que pudo hacer ese gol por la lealtad inglesa. Volviendo al pentagrama, yo como dibujante no lo había hecho porque tenía poco dibujo. Es más una idea, y a mi me gusta dibujar, por eso era medio vago. Pero ahora la efeméride me apuró.

-Desde el punto de vista artístico, ¿considerás el “gol del siglo” una obra de arte?

-Aquel sí, pero el resto también. Los goles frente a Bélgica, el que le hizo a Grecia en el 94. En realidad sus movimientos me parecen arte. Con su cuerpo en estado me parece de una fineza que no volví a ver, y de un control que me genera la misma sensación que un buen músico. Soy un musico y un futbolista frustado, por eso ando por esos lados. Me parece que tiene vinculación con ese músico al que le sale fácil hacer lo que hace. Diego es un caso especial. A mi me gusta ver videos de él porque es muy lindo estéticamente.

El escenario, un verde césped

Alvaro Nanton @nantonalvaro

Con un nivel muy bajo de actuación, bailó al compás de su propia música. Cantó en su propio idioma y se desenvolvió en el mejor escenario. Jugó como si fuera local y generó más lágrimas que aplausos. Emocionó a la audiencia y se llevó más abrazos que boletos vendidos. El mejor actor, Diego Armando Maradona.

Acelera. Frena y vuelve a arrancar. Da una vuelta y cambia de velocidad mientras conduce la pelota. Esquiva mientras piensa qué seguirá haciendo. Vuelva a gambetear y sigue. Sigue, sigue y no lo pudieron parar.

“Ese ritmo que aplicó Maradona, es el mismo se utiliza en las obras, desde la actuación misma hasta en la conformación de los guiones”, ejemplificó Rubén De La Torre, director de Barrilete Cósmico, una obra que desarrolla la vivencia de unos hinchas junto con sus cábalas.

La obra, con la voz de Víctor Hugo Morales, desarrolla esa pasión y locura que le agrega al fútbol y se diferencia del resto de las artes.

-¿Qué significó para vos ese gol?

-Una locura hermosa. A mi me parece que el fútbol es un juego maravilloso, al igual que el teatro o la actuación, pero creo que a estos le falta esa pasión y locura.

-¿Qué te llevó a hacer Barrilete Cósmico?

-Lo sensible que tenía ese mundial. Yo sigo teniendo intacta esa locura que viví en el 86′. Las críticas a Bilardo, la post guerra de Malvinas, cómo se fueron dando los cruces y justo con Inglaterra. Tuvo un peso muy importante ese gol, contra ese rival y de la forma en que lo hizo.

-¿Cómo surgió la idea de la obra?

-Fue todo muy loco. Saqué una antena que tenía en el techo de mi casa, y cuando la iba a tirar, abrí la puerta y dije: ‘esto tiene que ser el elemento para una obra de teatro’, y así fue. Eso viejo representativo lo asocié con el gol y salió. Primero planteé las cábalas y luego los personajes, y todo fue saliendo. Recibimos un premio y el apoyo de Víctor Hugo Morales, quien participó de la obra, relatando el gol.

-¿Creés que ese gol fue arte?

-Sin dudas. Esos cambios de ritmo que realizó él conduciendo la pelota y eludiendo ingleses, es totalmente aplicable al arte teatral. Es más, yo lo aplico cuando armo los guiones y mismo cuando actúo. Y también se ve en todos los escenarios. Los cambios de tono de voz, la gestualidad los movimientos, la presentación del escenario, el decorado; todo.

-Si son arte las dos, ¿cuál es la diferencia?

-La locura. Esa es la principal. La pasión y lo que genera en los que consumimos fútbol es increíble. Mueve tanto interés que hasta algunos viajan hasta Japón a ver a su club. Se cruzan el mundo. Y es en lo único que Estados Unidos está desprotegido, porque la toca de oído, y muchas veces no lo pueden comprender.

-¿Y creés que está bien que un deporte genere tanto?

-Sí, me parece genial que mueva tanto el fútbol. Lo que sí creo es que ahora está manejando y jugando mucho con la política y a veces se empaña. Pero un negocio siempre fue y lo seguirá siendo.

Armando a Diego Maradona

Bernardo Scotti

El Gol del Siglo, esa genialidad ante los ingleses que pintó de cuerpo entero a Diego Maradona, se transformó instantáneamente en un imaginario colectivo. A 30 años de ese histórico momento, Carlos Benavidez, un escultor argentino que esbozó al Diez en Bahía Blanca, define -entre otras cuestiones- algunos conceptos claves para entender por qué el fútbol podría entenderse como una clase de arte.

-¿Cómo definís la relación entre el arte y el fútbol?

-En el caso de los tocados como Maradona o Messi, que generan una pasión y una alegría tan grande para todos los que hemos tocado –o no- la pelota en algún momento, y que sabemos lo difícil que es hacer lo que ellos hacen tan fácil, es gratificante poder plasmarlo en el arte.

-Hiciste la primera escultura de Diego en Bahía Blanca. ¿Qué significó eso para vos?

-Fue bárbaro. A partir de esa escultura se pudo crear el Mundial Fútbol Club, un club que hoy en día alberga a más de 200 chicos y con el que se le pudo dar de comer a mucha gente pobre. Todo eso es por esta magia que generó Diego adentro de la cancha.

-¿Es entonces el fútbol una clase de arte?

-Definitivamente sí. El fútbol apunta a una partecita muy íntima de nuestro corazón. Pero ojo, esto no lo generan todos, sólo esta clase de jugadores. Además Diego tiene el plus de venir desde abajo, y eso es un claro ejemplo para los jóvenes.

-¿En qué te inspiraste para realizar la obra?

-Un tiempo antes de comenzar, la gente de la Iglesia Maradoniana se había contactado conmigo. A partir de ahí diseñé una maqueta y comencé a informarme sobre su vida. Eso fue fundamental, porque sin conocer la personalidad, sus detalles más íntimos, no lo hubiera podido hacer. Me di cuenta que Diego era ese tipo que miraba a la distancia, que llevaba la pelota dominada. Pero finalmente esa maqueta quedó arrumbada por la desaparición de la iglesia rosarina.

-Y al tiempo conociste a Andrés Rebollal en Bahía Blanca…

-Sí, con él impulsé la idea definitiva de terminar ese proyecto que había comenzado con una maqueta. Nos llevó alrededor de cuatro meses el trabajo y se culminó con la escultura de Diego de aproximadamente tres metros. Y encima la inauguramos el día de su cumpleaños.

Benavidez es un apasionado del deporte en general, pero en él prevalece el fútbol. Su conocimiento y seguimiento contínuo sobre la redonda hace aún más épica su escultura. Y más si se tiene en cuenta que fue la primera en llevarse a cabo en Bahía Blanca.

-¿Cómo influyó en tu trabajo la personalidad de Diego?

-Yo siempre trabajo sobre la personalidad de la otra persona. Sabía de su carácter pero además necesité ampliar ese panorama. Sin dudas la personalidad de Maradona es significativa y eso no se puede dejar de lado. Si no volcaba su personalidad y su estampa en la obra, hubiese sido simplemente una forma y nada más.

-¿Cómo ves el manejo de la escultura de Diego en el Paseo de la Gloria?

-En el Paseo de la Gloria ya está prácticamente terminada la escultura de Diego, sólo resta presentarla. Por algunos problemas políticos no pudo salir a la luz todavía. Pero confío en que va a estar, porque sería el broche de oro, no puede faltar él. Justo él, no.

Kylian Mbappé Lottin, la estrella que apunta a la Luna

Julián Rozencwaig

Fayza Lamari festejaba. Eran tiempos que lo ameritaban. Ella era argelina y su marido camerunés, pero el aprecio por Francia existía producto de sus vivencias en Bondy, aquel suburbio radicado en París en el que habitaban. Y, aunque los rasgos, el roce físico y la felicidad solo la pudieran sentir dos personas en ese ambiente vanagloriado por el porvenir tras la consagración de la Selección Francesa en el Mundial, había uno más dentro de la panza de Fayza que, sin saberlo, se convertiría en protagonista de una celebración similar 19 años después. La mujer y su cónyuge desconocían que por julio de 2018 el nombre de Kylian Mbappé Lottin, el que habían pensado para el benjamín, estaría en boca de todo el mundo.

No había nacido aún y moraba a once kilómetros del Stade de France, escenario de la final de 1998 en la que los galos obtuvieron su primer campeonato mundial tras vencer a Brasil 3 a 0. Hoy, en el estadio, brilla un cartel publicitario de la industria de artículos deportivos Nike que reza: El 98´ fue un gran año para el fútbol francés. Nació Kylian”.

El jugador de 19 años promete integrar el grupo reducido de astros futbolísticos: no solo jugará la final del Mundial de Rusia, sino que su velocidad (llegó a correr 32,4 kilómetros con pelota contra Argentina y su promedio en la Copa del Mundo es de 17,4), su habilidad técnica y su mirada colectiva del juego aportan motivos para pensar en su futuro. Convirtió tres tantos y luego de su doblete en octavos de final, se ubicó como el segundo jugador en la historia en lograrlo durante la competencia con menos de 20 años, después de Pelé, el futbolista brasilero que lo hizo a sus 17 en Suecia 1958.

Es con el jugador que ganó tres Mundiales (1958, 1962 y 1970) con quien lo comparóArsene Wenger, exentrenador de Arsenal de Inglaterra, quien pronosticó que será “el nuevo Pelé”, además de equipararlo con el exdelantero francés Thierry Henry, al que “no es exactamente idéntico, pero es cierto que tiene cualidades similares”.

A partir de los 6 años, cuando ya era reconocido por la Federación Francesa de Fútbol como una promesa, su padre Wilfried, actualmente exdirector técnico, le enseñaba algunas habilidades que consideraba importantes para su juego en AS Bondy, equipo que hoy milita en la décima categoría de la liga local y en el que el camerunés fue director deportivo y desempeñó otras funciones a las que renunció al principio del presente año.

Además de las enseñanzas de su progenitor, progresó en Clarefontaine, el centro académico que especializa a jugadores del fútbol francés y se destaca como cuna de talentos por forjar, entre otros, a Olivier Giroud, Blaise Matuidi, Paul Pogba, N´Golo Kanté y Benjamin Mendy, integrantes del plantel de Les Bleus.

El argumento del porqué de sus cualidades técnicas habita en la genética, según Paulino Granero, preparador físico español que ejerce su función en la Selección de Rusia y en CSKA Moscú, quien justificó que su velocidad y su resistencia es fruto de la mezcla de sus padres. Marc Westerloppe, ojeador jefe encargado de reclutar futbolistas para París Saint-Germain, aseguró que incluso su cuerpo no desarrolló totalmente y que lo hará alrededor de los 21 años, edad en la que “ganará más velocidad y explosividad de la que ya posee”.

Mbappé debutó en Mónaco de Francia a los 16 años y 347 días de su nacimiento en los suburbios. Expertos y no tan expertos comenzaron a testimoniar acerca de sus atributos apenas los demostró en la cancha. La explicación la proliferó el protagonista, el dueño de su juego, cuando era un niño y vislumbraba su futuro como lo que sucede a su alrededor en un campo de juego: “Es mejor apuntar a la Luna. De esa manera, si fallas, llegarás a las nubes”.