jueves, julio 17, 2025
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Campaña, el arquero que no deja los valores de casa

Sofía Rodríguez Cuggia

“El portero siempre tiene la culpa. Y si no la tiene, paga lo mismo… Los demás jugadores pueden equivocarse feo una vez o muchas veces, pero se redimen mediante una finta espectacular, un pase magistral, un disparo certero: él no. La multitud no perdona al arquero”, expresó el escritor uruguayo Eduardo Galeano en su libro El fútbol a sol y sombra. Algo similar le dijo Nelson Campaña a su hijo Martín, a los 5 o 6 años, y le aconsejó jugar de delantero, pero el joven Campaña quiso defender el arco y, gracias a su sacrificio y valores, hoy, con 28 años, es el capitán y figura de Independiente.

Son pocos los jugadores que logran vivir del fútbol, y Campaña casi se queda en el camino: cuando estaba en las categorías formativas de Defensor Sporting, el tercer “grande” charrúa después de Nacional y Peñarol: quedó libre. Después de esto, pasó por clubes del ascenso uruguayo y esperaba el momento para poder dar un gran salto en su carrera. Y llegó en 2011, cuando fue a Cerro Largo, donde ya había jugado anteriormente, pero allí se encontró con otras exigencias porque el club se encontraba en Primera División. Tuvo un campeonato memorable, Cerro Lago terminó cuarto en la tabla de posiciones y se clasificó a la Copa Sudamericana.

En 2013 tuvo su gran revancha, Defensor Sporting, que lo había dejado ir en juveniles, pagó para contratarlo por seis meses y, después de ganarse el puesto, compró el 50% de su pase.

Ahí fue compañero de Felipe Rodríguez Valla, mediocampista, quien contó que Campaña, aunque sea un gran arquero, tiene cualidades de delantero: “En los partidos informales me daba los guantes, yo atajaba y él iba de 9. Era buenísimo, era nuestro Suárez”.

No habla mucho, mantiene un perfil bajo y le cuestan mucho las entrevistas. “Sé que no soy de transmitir lo que me pasa. Las cosas van más por dentro… No me gusta exponerme. Por eso trato de evitar a la prensa, pero en Independiente eso es casi imposible”, le explicó a El Gráfico el año pasado. Cuando entra en confianza, sin embargo, es el primero en hacer chistes y reírse con sus compañeros.

Es una persona muy atenta y seria, tanto fuera como dentro de la cancha, y siempre fue el más querido. “Me llamaba mucho la atención que cuando viajábamos por la Copa Sudamericana compraba regalos y recuerdos de los lugares donde habíamos estado para las cocineras y las personas que trabajaban en el club”, afirmó Rodríguez Valla.

Su padre es constructor y su mamá es encargada de una mueblería, ambos, según Martín, son muy trabajadores y le inculcaron valores que nunca olvidó. “Reconozco los valores de mi casa. Sigo dando importancia a esas cosas. Tengo recuerdos muy lindos… Mis padres nos enseñaron a mí y a mis hermanas a valorar las cosas”, dijo en la entrevista con El Gráfico.

Tampoco se olvida de sus raíces uruguayas: se levanta a las 7 de la mañana con el mate, no lo suelta ni para hacer una sesión de fotos, y en el parlante pone folclore. Según Rodríguez Valla, “parece un viejo de 50 años”, pero es no nada menos que el capitán de Independiente.

“A las mujeres se les paga más porque venden más que los hombres”

Aixa Strycharski

Fernando “Pitbull” Martínez es un guerrero nato. Cuando se lo ve entrenando es una fiera, es fuerte y decidido. Sus clases son arduas y él es muy exigente. Aunque cuando sale del tatami es una persona alegre, y muy dado para charlar, un gran padre y sobre todo, un pionero en este arte.

– ¿Cómo era el MMA cuándo vos empezaste?

– Cuando yo empecé a pelear profesional, más o menos en el 2002, ya estaba un poco más reglamentado, pero antes se peleaba sin guantes, sin límite de tiempo, sin peso real, ahora hay categorías, antes no. Peleaba uno de 60kg con uno de 100kg y sin tiempo. Quizás peleaban 2 minutos como 25. El límite era sumisión o knock out.

– ¿Y qué reglas había?

– Y reglas cero, se podía pegar en la nuca, en la parte cervical, en los testículos. No se permitía morder.

– ¿Cómo se empezó a dar el fenómeno de las MMA en Argentina?

– Al principio no había nada, nosotros competíamos en Brasil donde es la “meca” o era. O íbamos a países limítrofes. Acá era muy difícil, recién en 2001 creo que se hizo el primer evento de vale todo en Argentina, fue en la Federación de Box y había muchísima gente, después nos mataron en las revistas o el diario Olé; ponían “peleas de gallos humanas”, estaba mal visto. Después fue mejorando, a hoy, es uno de los deportes que físicamente tenés que estar mas entrenado, creo que no hay un deporte más fuerte en algún lado.

– ¿Qué pensas que ayudó a que sea más aceptado?

– El reglamento fue lo que lo mejoró. Cada vez que un deporte llega a la televisión se vende mucho más.

– Hay gente que califica de inhumana la práctica de este deporte. ¿Qué crees al respecto?

– No sé si es inhumano, hay muchos deportes que tienen más lesiones que en MMA. Hablemos del Dakar, 6 o 4 muertos por evento. Si vas a estadística en MMA creo que desde el año 40 o 45, habrá tres muertos..

– ¿A qué nivel crees que está nuestro país en cuanto a otros?

– El 90% de las peleas se hacen en Estados Unidos, hasta ahora que creció mucho y se hace mundialmente UFC, pero que no haya tantos peleadores argentinos en UFC o Bellator, es por la parte económica nuestra. El país no ayuda tanto al deportista o que nos cuesta tanto viajar y salir de Argentina. Yo creo que hay muchos peleadores nacionales que tienen el nivel para estar en estos grandes eventos.

– ¿Hay competencias propias locales?

– Bueno, competencias y eventos hay muchos, uno de los más grandes es el Arena Tour, donde tuve el gusto de estar peleando. Otro es ONE, un evento que se hizo el año pasado muy grande en Obras. En noviembre va a estar UFC en Argentina.

– Con respecto a UFC, todavía no salió la confirmación oficial de parte de la empresa. ¿Por qué lo afirmas?

– Supuestamente está confirmado, Ponzinibbio ya subió anuncios a sus redes. Canetti también lo dijo. Queremos estar ahí.

– ¿Te incluís?

– Y yo creo que el que mayor cantidad de peleas tiene en Argentina soy yo, uno de los que más tiene suma 20 peleas y yo tengo 60. Entonces en venta de tickets soy uno de los que más vende. Y la gente me sigue. Tengo la edad nada más para NO estar ahí, tengo 38, pero entreno bien. El tema es entrar. Vamos a estar.

– ¿Y ahora para qué te estás preparando?

– Para eso, firmé contrato con un manager que está viendo todas las posibilidades para meterme en UFC Argentina. Si me confirma me iré a entrenar a Brasil o Estados Unidos, para llegar 100 puntos.

– ¿Qué opinión tenés sobre las mujeres que compiten en MMA?

– Ahora hay muchísimas más mujeres entrenando desde que Rhonda (Rousey) explotó en UFC. A las mujeres se les paga más porque dan más show, venden más que los hombres. Entodos los eventos también compiten mujeres y disputan títulos. Antes decías MMA y nadie lo conocía, ahora decís Rhonda y ya saben que es MMA, eso está bueno.

– ¿Cómo es la vida del peleador?

– La vida es dura, pero como la de cualquier deportista que quiere llegar alto. No hay salidas, no hay alcohol, no hay nada. Todos saben que te quedás en tu casa. Las dietas son muy fuertes en MMA. Todos van a un cumpleaños y vos te quedás, todos comen, vos no comés, todos toman y vos no tomás…

– ¿Vos tomás algún tipo de suplementos?

– Si, yo tomo proteína, glutamina y aminoácidos. Todas las vitaminas que te hacen falta. Porque la comida solamente no alcanza cuando se trata de alto rendimiento. La comida ayuda, pero tenés que tomar tus suplementos para ayudar al cuerpo. No estoy de acuerdo con los esteroides, creo que hay una época que te ayuda mucho pero después vienen las lesiones en articulaciones y ligamentos, todo lo que te producen los esteroides.

– ¿Vos crees que para que te vean tenés que ir a Brasil?

– No, yo fui a Brasil, a California, Kansas, Miami. Fui a entrenar a un montón de lados. Es donde te den la oportunidad en realidad.

– ¿Un ídolo o referente que admires?

– Me gusta y entrené mucho tiempo con José Aldo, creo que es uno de los mejores peleadores que tuvo la historia; de los que yo conozco, porque entrené con muchos: con Aldo; con James Krause que estuvo sexto ranqueado en UFC; con Dominick Cruz, muchos años campeón de UFC. Pero mi ídolo es José Aldo.

– ¿Y como profesor, qué valores enseñas?

– Yo creo que una cosa es ser profesor y otra es ser entrenador. A mi me gusta ser entrenador, sacar atletas, soy más estricto que un profesor. Me gusta mucho la competencia.

– ¿Qué te motiva a hacer todos los días este esfuerzo?

– Yo creo que hay que remarla, siempre. En dulce de leche, pero hay que remarla. Yo tengo una meta y es UFC, y quiero llegar. Todos los días me acuesto pensando que voy a pelear ahí, me levanto pensando que voy a pelear ahí, y creo que eso es lo que te da la fuerza todo el tiempo de seguir. Hay muchas veces que decís “no quiero pelear más” “me lastimé”.”. Como cuando me rompí los ligamentos de la rodilla antes de pelear en Bellator. Y un montón de cosas que te llevan a decirlo… Lo económico, quizás en un momento estabas mejor o peor, se suman los hijos, la familia. Hay un montón de cosas que te tiran para abajo, pero yo creo que el atleta naturalmente es fuerte de cabeza.

– ¿Algo que quisieras agregar en cuanto al deporte?

– Me encantaría que esto crezca, que cuando yo me retire mi hijo haga lo mismo que yo, que lo viene haciendo bien. Que la gente pueda vivir del MMA como cualquier deporte, como el fútbol o el boxeo. Quisiera que los competidores puedan vivir de esto sin tener que laburar 12 horas. Creo que eso sería lo mejor que espero en un futuro.

UFC y Bellator, dos potencias en combate

Aixa Strycharski

El hijo de Helio Gracie, Rorion, fue el cofundador del Ultimate Fighting Championship, una organización de lucha de vale tudo en los Estados Unidos que debutó el 12 de noviembre de 1993. Royce, hermano de Rorion, fue el primer participante de la familia Gracie en su evento inaugural. Royce ganó el primer torneo de eliminación individual de la UFC. Luchócontra participantes mucho más grandes que él y de estilos variados y, demostró el valor del arte que su padre había inventado. Royce ganó tres de los cuatro primeros torneos de la UFC.

Hoy, el UFC es la principal organización en MMA y aplica las Reglas Unificadas de Artes Marciales Mixtas sin excepción. Con más de 40 peleas cada año, el UFC alberga a la mayoría de los peleadores mejor clasificados del mundo. Los eventos se llevan a cabo no solo en Estados Unidos, sino en muchos países de todo el mundo. El UFC es el evento con mayor ganancias por peleas en PayPal, desplazando ampliamente al boxeo y genera más divisas en USA que clásicos como la NBA.

Bellator es la segunda organización líder en artes marciales mixtas que presenta a muchos de los mejores luchadores del mundo. Fue creada en 2008 por Bjor Rebne. Bajo la dirección del veterano promotor de lucha Scott Coker, Bellator está disponible para casi mil millones de personas en todo el mundo en más de 160 países. En los Estados Unidos se puede ver en Paramount Network (anteriormente Spike), el líder de la televisión de deportes de combate.

Esta empresa tiene su sede en Hollywood, California, y es propiedad del gigante del entretenimiento Viacom, hogar de las principales marcas de entretenimiento del mundo que se conectan con el público a través de contenido en televisión, cine, en línea y plataformas móviles.

Sin dolor no hay gloria

Aixa Strycharski

Las artes marciales mixtas, más conocidas por MMA (sus siglas en inglés) son un deporte de contacto en el que se utilizan y combinan diversas técnicas de las artes marciales tradicionales y modernas; Muay Thai, Boxeo, Brazilian Jiu-Jitsu y Judo, entre otros. Si bien nacieron a partir del Vale Tudo en Brasil, hoy por hoy, no se puede decir que sean sinónimos, como consecuencia de que las MMA tienen un fuerte reglamento que protege la integridad física de todos los luchadores.

Las peleas se desarrollan dentro de un octágono, más conocido como jaula en el ambiente deportivo, dentro del cual se encuentra un árbitro que sigue de cerca la lucha para controlar las acciones y detener la pelea en caso de que alguno de los peleadores se encuentre en peligro. También hay un médico que evalúa las heridas y decide si un participante puede continuar luchando o no.

Los combates constan de tres rounds de cinco minutos por uno de descanso; en el caso de una disputa por un título los rounds son cinco. La pelea tiene tres distancias: larga, en la que se utilizan golpes y patadas; cuerpo a cuerpo, donde se intenta hacer un derribo o se aplican codazos y rodillazos (generalmente durante el “clinch”); y el suelo, en donde se aplican palancas, estrangulaciones y luxaciones. Lo apasionante de esta deporte es que combina al menos tres artes marciales distintas y el peleador tiene que ser lo suficientemente creativo para poder resolver una salida de una llave o poder conectar un golpe. El único límite de libertad que tiene el luchador son las reglas: no se permite meter los dedos en los ojos, mordeduras, golpes en los genitales, no se puede patear al oponente cuando éste se encuentre en el suelo y no se permiten golpes en la nuca, entre otros.

Hay distintas maneras en las que se puede ganar una pelea: una de ellas es el KO (knock out), cuando un golpe deja inconsciente al contrincante y a diferencia del boxeo no existe una cuenta de protección. Otras son el KOT (knock out técnico) que decreta el árbitro cuando el oponente no puede presentar una defensa adecuada; la sumisión, cuando un atleta se encuentra atrapado en una llave, en este caso se puede dar por “tap-out”, cuando el luchador en desventaja golpea dos veces el suelo en señal de rendición, o cuando el árbitro considera que corre riesgo la salud del peleador. En el caso de llegar al final del enfrentamiento sin lograr ninguna de las acciones antes mencionadas, se va a las tarjetas. Tres jueces ubicados en distintos ángulos de la jaula puntúan los rounds por separado.

Al tener ya un panorama básico de este deporte, podríamos decir que las artes marciales mixtas constan de una gran preparación física y mental, hasta se podría arriesgar a decir que es uno de los deportes más completos que existen.

En Argentina es un fenómeno que está en crecimiento desde el 2010 a partir de las primeras transmisiones televisivas; en consecuencia, cada vez hay más adeptos que se animan a incursionar en el mundo de los Dojos y practican este deporte.

Hoy en día hay dos argentinos que compiten internacionalmente; uno es Santiago Ponzinibbio y el otro Guido Canetti. Los rumores dicen que UFC, uno de los principales torneos de MMA, hará su debut en Argentina para noviembre en el mítico estadio Luna Park, aunque aún no hay una confirmación oficial de parte de la empresa. Argentina organiza distintos eventos de MMA, el más conocido es el Arena Tour, que irá por su décima edición en este 2018.

Nuestro país está golpeando fuerte en el ambiente. A pesar de las dificultades de los peleadores para poder conseguir ayudas estatales para dedicarse de lleno en el deporte, muchos de ellos abrieron sus propias escuelas para poder compartir el arte del MMA, el deporte que no para de crecer mundialmente. ¿Se animan a intentarlo?

La llegada del nuevo dios zurdo a México

Franco Sommantico

En el México antiguo, en Coatepec, la montaña sagrada, una mujer admirable, Coatlicue, la de la falda de serpientes, hacía penitencia barriendo un templo cuando de pronto una bola de plumas cayó del cielo. Coatlicue la colocó en su seno y de esta manera quedó embarazada.

Cuando sus hijos, los Cuatrocientos Surianos, se enteraron de este gesto decidieron, celosos, vengarse. Partieron de la ciudad en la que vivían para matar a su madre. Coatlicue se refugió en la montaña, asustada, y esperó, sentada, a que le llegara la muerte. El colibrí zurdo, que todavía no había nacido pero ya tenía nombre, intentaba tranquilizar a su madre prometiéndole que todo iba a estar bien. Y como toda buena historia, ésta también tiene un traidor. Resulta que uno de los Surianos, Cahuitlicac, en un momento dado se apiadó de su madre y de su hermano y les pasó información acerca de los lugares a los que iban llegando los Surianos. Para cuando los Surianos arribaron a la montaña donde se refugiaba su madre, el colibrí zurdo ya era un fuerte guerrero. La historia habla de plumas de águilas, dardos, y lanzas. Dice que el colibrí pintó su cara con franjas diagonales y que sobre su cabeza fijó plumas finas; y dice que sobre uno de sus pies, el izquierdo, llevaba una sandalia también cubierta de plumas.

El desenlace es el que todos esperamos. El colibrí zurdo, con su arma letal, la serpiente hecha de teas, le cortó la cabeza a uno de sus hermanos y persiguió al resto de los cuatrocientos Surianos hasta matar a casi todos y obligar, a los pocos que quedaron con vida, a huir hacia el sur.

Hoy a Sinaloa está por llegar, casi cuatro mil años después, otro dios zurdo. Este no tiene ni plumas de águilas, ni dardos ni lanza. Su cara no está pintada con franjas diagonales y sobre su cabeza solamente hay rulos. No mató a ningún hermano ni le cortó la cabeza a nadie. Su única arma letal fue, ya no la serpiente hecha de teas, sino una pelota y un par de botines.

Faltan pocos minutos para que el nuevo Dios zurdo baje del aviónDel otro lado de la puerta corrediza, decenas de fanáticos se amontonan y esperan impacientes. Los periodistas, que también vinieron de a decenas, acomodan sus cámaras, sus micrófonos, y terminan de chequear que todo esté en condiciones para cuando aparezca. Es el momento que todo México está esperando desde que Diego Armando Maradona anunció su salida del Dynamo Brest de Bielorrusia y dijo que se haría cargo de Dorados de Sinaloa. A lo mejor porque, cuando lo dijo, nadie creía que fuera posible. Nadie creía que fuera capaz de abandonar los veinte millones de dólares que le daban en Bielorrusia, su mansión y la vida de lujo para sumarse a un club de la segunda división de la liga mexicana, donde no va a ganar ni la mitad de lo que ganaba allá.

Pero hoy, ahora, en este momento, está a punto de suceder. Todos los medios de la ciudad están presentes. Nadie quiere perderse este acontecimiento histórico. Porque todo lo que hace, dice o toca Maradona pasa a ser, de un segundo a otro, histórico. Eso es lo que diferencia a las celebridades o los famosos de los Dioses.

El destino es Sinaloa, un estado ubicado al noroeste de México, conocido más que por sus logros deportivos por ser la ciudad madre de uno de los grupos narcotraficantes más grandes del mundo: El Cartel de Sinaloa -que hace unos años fue noticia porque su líder Joaquín “el Chapo” Guzmán logró fugarse por tercera vez, y de manera casi hollywoodense, de una cárcel de máxima seguridad.

En Sinaloa la gente estaba acostumbrada a celebrar, los domingos a la tarde, después del almuerzo y de la siesta, las carreras y los hits de Los Tomateros, el equipo de béisbol más popular del estado. Pocos hablaban de fútbol, casi nadie, y la idea de tener un equipo que representara al estado era una locura para todos menos para dos importantes hombres de negocios, que desde el momento en que lo concibieron supieron que lo iban a lograr.

Sus nombres son Valente Aguirre y Eustaquio de Nicolás; el primero, un empresario metido en el negocio de las franquicias y los clubes de fútbol; el segundo, el creador de Homex, una compañía que se encarga del diseño, la construcción y la comercialización de viviendas en México. Con mucha plata en los bolsillos y un sueño por realizar, el 9 de agosto de 2003 estos dos hombres fundaron el Dorados de Sinaloa Football Club.

Durante su corta vida deportiva este club vivió cosas tan grandes como el ascenso a la primera división en el 2004, y otras que los hinchas prefieren olvidar, como el descenso dos años después. Por sus equipos titulares pasaron jugadores importantes como el uruguayo Sebastián “El loco” Abreu, el argentino Ángel “Matute” Morales, el brasileño Pedro Iarley y el español Pep Guardiola. Algunos hinchas se llenaron la boca diciendo que eran el club que vio jugar por última vez a uno de los mejores técnicos de la historia –Guardiola descendió con el Dorados en el 2006 y anunció su retiro para volver a Madrid a terminar su curso como director técnico-. Hoy esos mismos hinchas van a poder decir, también, que tuvieron como técnico al mejor jugador de la historia.

El bullicio en el aeropuerto se hace cada vez más fuerte. Los fanáticos del Dorados empiezan a cantar “Oleeee ole ole ole, Diegoooo, Diegooooo” y por sus mentes deben estar recordando algunas de las batallas más memorables, como los dos goles a Inglaterra en el 86, en estas mismas tierras, cuando agarró la pelota en la mitad de la cancha y empezó a derribar ingleses como si fueran muñecos de trapo. Pero el nuevo Dios zurdo todavía no baja, se hace esperar, y mientras tanto hay que seguir escribiendo.

Allá por el 1400 A.C, cuando los hombres se vestían solo de la mitad hacia abajo, había un grupo de valientes llamados Aztecas que se disputaban los conflictos que surgían con los pueblos vecinos –tierras, tributo, controles comerciales- con una pelota de caucho que pesaba cerca de cuatro kilos en espacios de tierra delimitados por dos grandes muros de cal. Es el primer registro de un juego con pelota que se tiene en la historia. El objetivo del juego era sencillo, cada pueblo defendía un aro de piedra; el que embocaba la pelota ganaba. Lo complejo era lo que sucedía con el que perdía: además de perder las tierras los sacrificaban a los dioses. Una variante de este deporte se sigue practicando en Sinaloa: el ulama. La adrenalina de aquellos competidores, en donde perder significaba la muerte, no se compara a la que enfrentan los jugadores de ahora. De lado quedaron los sacrificios humanos a los dioses, está claro, pero el Ulama moderno -que se asemeja más a una vóley sin red en donde los jugadores deben golpear una pelota de goma con las caderas- sigue estando ligado a la tradición popular y es, de alguna manera, un puente que une el pasado de México con el presente. Imagino que muchos jugadores y periodistas ya se ilusionan con ver a Maradona practicando este deporte.

La gente empieza a gritar y su presencia ya se siente. Por la manga que une al avión con el aeropuerto viene, de una vez por todas, rodeado de seguridad y de personas cercanas a él, el nuevo Dios zurdo. La puerta corrediza se abre y entonces todos lo ven. Trae puestos unos anteojos oscuros, una gorra y una bufanda con el escudo de Dorados. Camina despacio, siempre erguido. Los de seguridad se desesperan por atajar las manos que intentan tocarlo, pero Dios sigue caminando. Los fotógrafos no dan abasto con sus cámaras, los flashes vienen de todas partes, los micrófonos aparecen por todos lados, la gente empuja, se golpean entre ellos, algunos se tropiezan, otros se escabullen, como si fueran ratas, para estar más cerca, y llega un momento en el que Dios está rodeado y ya no puede caminar más, entonces frena. Y cuando frena, todo, por un segundo, frena también. Los flashes desaparecen, los periodistas se quedan quietos, la gente deja de gritar y de empujar. El mundo deja de girar. Entonces llega, algo tímida, la primera pregunta. La expectativa es enorme; la ilusión, gigante. Maradona se acomoda la gorra, le da una vuelta más a su bufanda y empieza.

Y hasta acá llego, porque el nuevo Dios zurdo ha empezado a hablar.

Santiago “Morro” García, entre la seriedad futbolera y la pasividad mendocina

Alejo Casado

A pesar de que esquiva a los defensores rivales con relativa facilidad, hay una marca que no supera con el porte físico ni con las habilidades futbolísticas: la personal, aquella que la hinchada de Godoy Cruz le hace luego de la finalización de los 90 minutos. No porque no pueda, sino porque no quiere. Santiago “Morro” García se queda todos los fines de semana, después del partido, la cantidad de tiempo que sea necesaria para que cada hincha que lo va a saludar, a pedirle una foto o una firma, se vaya con lo que fue a buscar. El último compromiso de la Superliga 2017/18 no fue la excepción. Cuando la totalidad de sus compañeros había abandonado el estadio Islas Malvinas, estuvo más de una hora para recibir y atender uno por uno a los fanáticos bodegueros que lo esperaban para obtener algún recuerdo de quien terminó como goleador del certamen con 17 goles en 27 fechas.

Fuera del verde césped, el Morro transmite tranquilidad, acompañada por humor y humildad. Así lo define su compañero y defensor de Godoy Cruz, Fabrizio Angileri: “A la hora de los partidos, el Negro es muy serio. Nos caga a pedos si jugamos mal. Pero en el vestuario es un personaje. Nos reímos mucho. Tiene buena personalidad y eso nos contagia. Además, es muy humilde”. Sin embargo, según manifestó García en una entrevista con el diario La Nación, la seriedad lo caracteriza al entrar a la cancha. “Cuando juego, soy serio. Soy de fastidiar a los compañeros, a los rivales, a los jueces. La gente que no me conoce piensa que soy un malhumorado o un soberbio”, declaró.

El morocho barbudo y cachetudo empezó a obtener la serenidad que requería al evitar meterse en problemas y al dedicarse a trabajar. “Yo no hablo. Voy a hablar en la cancha. Esperen el tiempo”, les dijo a los periodistas que lo interrogaron luego de haber quedado relegado al equipo de Reserva por decisión de Lucas Bernardi, técnico del equipo mendocino en 2017, debido a su sobrepeso, a pesar de que el propio García no se considera así, sino que detalla su cuerpo como “grandote y culón”.
Bajo ese contexto, mostró que las adversidades no lo vencen y que las supera a base de esfuerzo. Al igual que cuando le salió positivo un control antidoping en Nacional de Uruguay -club del que es hincha- en 2011, y cuando fue suspendido por tres meses al pelearse en un amistoso contra jugadores de Peñarol, en 2014, se repuso de la relegación sin poner excusas y sin echarle la culpa a terceros. Cuenta Sebastián Palacios, periodista mendocino de radio La Red, que García, puertas adentro y tras regresar al equipo de primera, le agradeció a Bernardi porque si no lo hubiese hecho poner en forma, no hubiera encontrado el nivel futbolístico que tiene hoy.

La gratitud por parte del uruguayo no terminó ahí. En lo que respecta a su paso por la Reserva, que duró dos meses, arregló junto al mediocampista Luis De Faría, por ese entonces capitán del equipo, la compra de un televisor para el vestuario del predio de Coquimbito, donde el plantel se entrena. Esto fue en agradecimiento a la ayuda que, tanto los futbolistas como el cuerpo técnico liderado por Diego Dabove, actual entrenador de la Primera, le habían brindado para recuperar su mejor rendimiento.

Cuando el árbitro pita el inicio del partido, no importa si es por los porotos o un amistoso de pretemporada, el montevideano transforma la cara y la actitud. Tiene al arco entre ceja y ceja y la palabra ganar en medio de la cabeza. Pero es consciente de que después de que el silbato suena tres veces al pasar los 90 minutos, lo que ocurre entre las líneas de cal, queda ahí. Afuera es otra cosa. Está la serenidad que Mendoza le contagia, algo que no se puede comprar ni tampoco se consigue fácilmente, como él mismo lo reconoce: “En Mendoza me siento muy feliz, muy querido y la verdad que eso no lo puedo pagar con nada. Encontré la tranquilidad que necesitaba en algún momento”.

La MLS crece, pero sigue sin abastecer a la Selección

Joaquín Arias

Tomemos el hecho de que la Selección Argentina de Lionel Scaloni dispute sus dos primeros encuentros en Estados Unidos como una oportunidad para pensar en su liga doméstica más rutilante, la Major League Soccer (que incluye tres equipos de Canadá), un certamen destinado a relucir lejos de las luces del fútbol americano de la NFL, del béisbol de la MLB y el básquet de la NBA, pero que en los últimos años ha gozado de un crecimiento notable que se traduce en cifras.

Según una encuesta realizada en diciembre de 2017 por la consultora Gallup, el fútbol se ubica como el cuarto deporte más popular para los estadounidenses y la audiencia televisiva de la liga crece 13% anualmente. El valor de mercado de Atlanta United, por ejemplo, es de 38,79 millones de libras esterlinas –un monto más elevado que los £33,50 millones de San Lorenzo- y la MLS fue la séptima liga con mayor asistencia a los estadios en la temporada pasada, por encima de la Ligue 1 de Francia y la Eredivisie holandesa.

El revulsivo que potenció esta evolución fue, indiscutiblemente, la cantidad de jugadores de probada idoneidad que aterrizaron en el último tiempo. Desde Sebastian Giovinco, que llegó al Toronto FC desde Juventus en plenitud (28 años) hasta Wayne Rooney y Zlatan Ibrahimovic, que con 32 y 36 años, respectivamente, dejaron la Premier League, pasando por jugadores campeones del mundo como Kaká, David Villa, Andrea Pirlo y Bastian Schweinsteiger y de Champions League como Frank Lampard, David Beckham y Ashley Cole.

Esta clase de jugadores evidencian que la jerarquía individual es un activo y que el foco de discusión aún permanece alrededor de la pregunta ¿qué tan competitivo es el torneo? “Todos sabemos que esta liga no es como la Premier League o la Bundesliga. Puede ser frustrante en el campo, cuando algunas cosas discutidas en la reunión del equipo no se implementan o cuando alguien pierde una pelota o simplemente no tiene ojo para el compañero”, expresó Schweinsteiger, que juega en Chicago Fire desde 2017. Una perspectiva diferente la ofreció su compatriota Tostern Frings, que vistió la camiseta de Toronto entre 2011 y 2012: “El nivel es, obviamente, no tan alto como en la Bundesliga, pero no es tan malo como parece. Todo es muy profesional”.

En este contexto, rodeados de figuras, bajo la órbita de entrenadores con experiencia internacional como Gerardo Martino y Bob Bradley (entrenador de Estados Unidos en el Mundial de Sudáfrica 2010), ingresos en dólares y “la oportunidad de vivir un estilo de vida diferente al que vivieron en Argentina”, como comentó el ex director técnico de Portland Timbers, Caleb Porters, se desempeñan 22 jugadores albicelestes, entre ellos Diego Valeri, último MVP de la liga. El oriundo de Valentín Alsina, compañero de Sebastián Blanco en Portland, no es la excepción a la regla: no fue ni es tenido en cuenta por los entrenadores de la Selección Argentina.

A la primera lista de Scaloni la distinguió su apuesta por la renovación y la inclusión de futbolistas jóvenes y con proyección que se destacan en sus clubes. Algunos del fútbol europeo (Simeone, Cervi, Martínez), otros del fútbol argentino (Palacios, Vargas, Di Plácido), pero ninguno de la MLS, aunque varios se destaquen entre los Villa y los Ibrahimovic. Por caso, el volante ex Huracán Alejandro Romero Gamarra, de 23, es, junto con Giovinco, el líder en la tabla de asistencias de esta temporada, mientras que Luciano Acosta, de 24, aportó 10 pase gol y siete anotaciones en el DC United de Rooney.

El fútbol de Estados Unidos es visto como ese juvenil que crece pero que es etiquetado como eterna promesa. La MLS no logra que su principal competidor deje de ser la Superliga China. Quizá el día en que el nivel de los equipos se empiece a parecer al de sus figuras, los DT albicelestes y del mundo comiencen a encontrar soluciones en la tierra de oportunidades.

Bernardello, de la tranquilidad de Canadá a su lugar en el mundo: Rosario

Gastón Adur

Es tranquilo, divertido, apasionado de Newell’s y más rosarino que el Monumento a la Bandera. Así lo definen los amigos a Hernán Bernardello, actual capitán de La Lepra, que luego de un paso por el fútbol de Europa y Colón en 2013 se fue a jugar al Montreal Impact de Canadá para poder vivir en paz con su familia.

El Cabezón, como le dicen desde chico, decidió desembarcar en Montreal luego del nacimiento de su hija en 2013, para encontrar paz y tranquilidad en la familia que estaba formando. “Tanto yo como mi mujer estamos muy contentos aquí. Es un lugar muy lindo”, declaró Bernardello, que vivió dos años en la ciudad.

Canadá tiene un clima frío, pero en la juntada de la familia Bernardello que se reunió para ver el clásico rosarino, había mucha calentura. La Lepra perdió 1-0 contra Rosario Central y en ese momento fue cuando, muy enojado -su hermano Gastón dice que muy pocas veces lo había visto así- le confesó a su familia que le gustaría regresar al país para jugar el próximo partido ante el Canalla.

La pasión por Newell’s que tiene fue más grande que su tranquilidad y decidió volver a Rosario. En su lugar natal lleva una vida tranquila y alegre, en la que anda en bicicleta, sale a correr, toma sol con su hija y se junta con amigos a comer asados. Pero, principalmente, está en el lugar que define como “la causa de su alegría”, porque se vuelve a sentir como cuando era chico.

Dicen que es imposible que un hincha de La Lepra tenga fanatismo por alguien de Rosario Central o viceversa, pero Bernardello es la excepción. Dentro de la cancha, en los clásicos, demuestra ser un cinco aguerrido de marca, que mete, raspa y juega contra el Canalla como si sus rivales fueran sus máximos enemigos a los que nunca más quisiera ver. Pero afuera, en la vida real, lejos de jugar como vive es un buen amante de la literatura de Roberto Fontanarrosa, hincha de Rosario Central.

Su hermano Gastón dice que Hernán es una amante de la lectura y que tiene muchos libros en su casa de campo ubicada en la localidad de Totoras, provincia de Santa Fe, en la que pasan con toda la familia las fiestas. El capitán de Newell’s tiene un librero con varias obras de Fontanarrosa, a quien considera el Lionel Messi de la literatura. “Creo que si no se entiende que esto es una pasión, y las pasiones son bastantes inexplicables, no se entiende nada de lo que pasa en el fútbol”, confiesa que es su frase favorita del Negro.

El Cabezón se considera un afortunado de la vida porque pudo jugar contra “D10S”, como él denomina a Messi. “Me tocó enfrentarlo en categorías inferiores antes de que él se fuera a Barcelona. Es una persona digna de admiración tanto en lo futbolístico como en lo humano”, declaró Bernardello sobre su ídolo.

En su paso por el Almería de España, lugar en el que según él “vivió buenos tiempos”, se enfrentó a Messi y lo definió como “el mejor jugador de todos e imposible de marcar”. “Jugar con él en Newell’s sería mi máximo sueño”, enfatizó Bernardello, el capitán.

La Pochito no se rinde

Aixa Strycharski

Andrea “Pochito” Salazar, es una peleadora de Muay Thai que también compite en eventos de Kick Boxing y K1. Su presencia impone respeto. Eterna guerrera, todo lo que pone en su camino lo logra, es fuerte y capaz.

Su vida de deportista empezó de pequeña, era velocista. Después se dedicó a la gimnasia y luego, por un problema de salud, entró al mundo del arte thailandés hace 12 años. Fue pionera en este terreno, por aquel entonces sólo había cinco o seis mujeres entrenando. Pero ella nunca se sintió condicionada.

La vida del peleador no es fácil: “Bueno ahora es mucho más tranquila porque renuncié a mi trabajo en relación de dependencia hace una semana. Pero arrancaba muy temprano, a las 5.30 de la mañana. Desayunaba y me iba a trabajar hasta Banfield, yo vivo en Almagro, así que tenía una hora y media de viaje. Entraba a las 8 a trabajar y salía a las 15 o 16, llegaba a mi casa a las 18 y venía a entrenar, y hasta las 23 no volvía a mi casa. Pero ahí no terminaba: tenía que limpiar, cocinar, ocuparme de mi casa y de mis perros” explicó Pochito.

Actualmente cuenta con 13 encuentros y hace 5 años que empezó a pelear de forma profesional, la mayoría de ellas de carácter internacional. Salazar respira tranquila cuando cuenta que su familia siempre la apoyó. Sus abuelos la vieron pelear por la televisión. Si bien sus padres nunca la fueron a ver pelear, aún menos sus hermanos porque se vuelven “locos”; a ella nunca le importó, “Siempre fui muy independiente y ellos no tenían ningún tipo de influencia en mi vida” cerró la peleadora.

La Pochito, como la llaman sus alumnos, se está preparando para enfrentar en septiembre a la actual campeona Nina Loch, a la que ya tuvo el gusto de ganarle en una super fight. Pero la pelea que sigue tiene otro condimento; se disputa un título. Así que Andrea se puso a dieta: “uh, si, insoportable. Estás cansada y de malhumor, cuesta mucho. Ahora no peleo desde marzo, entonces ajustar la comida, la dieta me está costando. Me está costando humor, mucho cansancio físico, pero es parte de lo que nos gusta hacer exclamó con mucho fastidio.

La deportista, actualmente, se dedica de lleno a dar clases y a entrenar. Aunque ya no siente el estrés del compromiso que significa tener un trabajo en relación de dependencia, Andrea explicó que “el estrés existe igual, el peleador tiene una vida muy difícil. Mi trabajo en relación de dependencia me ocupaba tiempo pero económicamente me mantenía la cabeza tranquila. Ahora por el contrario estoy más libre de tiempo pero tengo la cabeza bastante intranquila con respecto a los gastos, a la economía, porque el país está pasando por una situación en la cual la gente lo primero que deja de hacer son los pequeños gastos: las clases particulares, el gimnasio, entonces se complica”.

El Muay Thai a nivel televisivo no existe. Creo que no se transmitieron muchas peleas de muay thai, por lo menos acá. Creo que ahora el evento de Cristian Bosch es transmitido por CN23. Obviamente, UFC logró un cambio enorme para todos los deportes de combate, no solamente en este país. Aunque aún está muy amateur Argentina con respecto al deporte, pero UFC abrió las puertas. Hizo evolucionar a muchos países como Brasil. Ellos tienen mucho apoyo del gobierno con respecto al deporte, los chicos que hacen deporte tienen torneos seguido, tienen su sueldo por dar clases, también de las empresas. Acá no conseguís eso ni por casualidad. Conseguir sponsors es casi imposible, porque no les interesa. Porque la difusión es poca, no van a poner plata en algo que no creen que vaya a funcionar” comentó desilusionada la luchadora.

A pesar de todas las piedras que la vida pone en el camino de esta gran mujer, ella sigue erguida para seguie poniéndole el pecho y una sonrisa a cada obstáculo. Y, entre risas soltó un mensaje que todos deberíamos apoyar: Estaría bueno que la gente apoyara un poco más. Nosotros defendemos la bandera muchas veces con plata nuestra. Yo he pagado muchísimos viajes para pelear y representar a mi país y nunca hubo una devolución. Así que sería bueno que empiecen apoyar un poco de la manera que sea, porque es un deporte como todos”.

No todas son risas, a pesar de ser una mujer muy fuerte también tuvo momentos en los que tiró la toalla.

-¿Alguna vez te sentiste con ganas de tirar la toalla?

-Si, dejé de entrenar varias veces, por problemas en el lugar donde estaba, o no me sentía cómoda porque obviamente como todo en la vida tiene un ciclo. Y llega un momento en el que todo se vuelve muy monótono y uno necesita avanzar un poco más y para eso tenés que tomar determinaciones y hacer cambios.

-¿Y te costaba tomar estas decisiones?

-Si, me costaba por una cuestión de respeto, de decir “ya no me siento cómoda o ya siento que culminé mi etapa acá o llegué a un techo en esta escuela y necesito cambiar. Me costó un poco hacerlo, y antes de hacer eso dejé de entrenar un poco.

-¿Y tus alumnos te siguen?

-(se sonríe) Si, mis alumnos me siguen, son re amorosos. A mi no me gusta mucho dar clases, tengo poca paciencia. Pero por suerte mis alumnos me siguen a todos lados.

El auge silencioso del fútbol femenino

Morena Beltrán

8 de abril de 2001. Boca y River se miden en la Bombonera por el Clausura. Juan Román Riquelme, luego de errar un penal y -en el rebote- convertir el gol, corre, abstraído, pidiendo pausa a sus compañeros. Se planta frente al palco de Mauricio Macri, presidente de Boca en aquel período, lleva ambas manos detrás de sus orejas y se queda, inmóvil. Con la misma quietud que aquel gesto, congelado, se transformó en un símbolo y se inmortalizó en el tiempo. El festejo del 10, que reclamaba una mejora contractual, reencarnó posteriormente en varias y varios futbolistas de diferentes clubes, países, etnias y nacionalidades.

17 años después de esta rebelión de Román -abril de 2018- el plantel completo de fútbol femenino, en la foto oficial previa al encuentro frente a Colombia por el cuadrangular de la Copa América, emula un Topo Gigio físicamente parcializado -llevan una sola mano por detrás de su oreja derecha- pero símil simbólicamente.

En Argentina, convivir con los extremismos es algo cotidiano. Lo que raramente sucede es que estos se combinen. El futfem quebró esa máxima. Mientras el número de chicas que practicaba la actividad se multiplicaba, AFA, en lugar de tomar estos índices como trampolín, lo guardó vagamente bajo la alfombra. No obstante, luego de dos años de amateurismo y sin competencia oficial, el fútbol femenino regresó para nunca más volver a cesar. Y, lejos de retractarse ante a la adversidad, la enfrentan. Porque así se quieren: escuchadas, organizadas y, sobre todo, dejar de ser invisibilizadas.

Las jugadoras están en conflicto con la dirigencia argentina. “700 camisetas. 600 shorts. 200 pares de medias. 100 botines. 200 buzos. 200 pantalones. 100 camperas. 100 pelotas. 200kg de yerba. 60 termos. Un contenedor con carne. Y la Selección Femenina peleando por ropa del 2010, por un viático digno, por un poco de RESPETO”, se aquejaba Laurina Oliveros, arquera de la Selección, en su cuenta de Twitter, al enterarse del equipamiento que sus pares masculinos llevarían a Rusia 2018. A diferencia de ellos, las chicas no cuentan con un salario ni perciben premios. El único pago es un viático diario que, a fines de 2017 rondaba los 150 pesos por entrenamiento y 450 si tocaba viajar. “Estamos tratando cambiar de adentro para afuera porque de afuera no viene nada. Queremos ser escuchadas, cosas mínimas por lo menos. La Selección Argentina me parte el corazón, discutimos, pedimos cosas mínimas. Hay muchas de las chicas que dejan su trabajo para venir y estar acá. Están perdiendo cosas, realizan un gran esfuerzo. Llegan cansadas, mal comidas, pero siempre entrenan. Esas cosas en la Selección no pueden suceder. Hay veces que nos dan ropa XL, somos mujeres, estamos representando a nuestro país. Da mucha tristeza. No pedimos fortunas, pedimos que nos respeten y que nos cuiden”, lamentaba Soledad Jaimes, referente y goleadora del plantel, en diálogo con Página 12.

En este contexto, la disciplina crece como el pasto de un campo abandonado. Coexistir a partir de la desidia, algo que no puede continuar. Por el derecho a dejar de ser amateurs en un espacio de exigencia profesional. Por el derecho a contar con un proyecto dedicado y honesto que funcione desde las divisiones formativas. Por el derecho a contar con terrenos dignos para entrenar y competir. Por el derecho acceder a un vestuario apropiado. Por el derecho a la difusión y no a la omisión mediática. Por el derecho a un salario digno para vivir del fútbol y no desvivirse por él.

Despojar la cancha de estereotipos, apostar a la equidad y posibilitar a tantas chicas la libertad de elegir el fútbol como recurso de vida, porque así se quieren y así las queremos.