viernes, abril 19, 2024

La MLS crece, pero sigue sin abastecer a la Selección

Joaquín Arias

Tomemos el hecho de que la Selección Argentina de Lionel Scaloni dispute sus dos primeros encuentros en Estados Unidos como una oportunidad para pensar en su liga doméstica más rutilante, la Major League Soccer (que incluye tres equipos de Canadá), un certamen destinado a relucir lejos de las luces del fútbol americano de la NFL, del béisbol de la MLB y el básquet de la NBA, pero que en los últimos años ha gozado de un crecimiento notable que se traduce en cifras.

Según una encuesta realizada en diciembre de 2017 por la consultora Gallup, el fútbol se ubica como el cuarto deporte más popular para los estadounidenses y la audiencia televisiva de la liga crece 13% anualmente. El valor de mercado de Atlanta United, por ejemplo, es de 38,79 millones de libras esterlinas –un monto más elevado que los £33,50 millones de San Lorenzo- y la MLS fue la séptima liga con mayor asistencia a los estadios en la temporada pasada, por encima de la Ligue 1 de Francia y la Eredivisie holandesa.

El revulsivo que potenció esta evolución fue, indiscutiblemente, la cantidad de jugadores de probada idoneidad que aterrizaron en el último tiempo. Desde Sebastian Giovinco, que llegó al Toronto FC desde Juventus en plenitud (28 años) hasta Wayne Rooney y Zlatan Ibrahimovic, que con 32 y 36 años, respectivamente, dejaron la Premier League, pasando por jugadores campeones del mundo como Kaká, David Villa, Andrea Pirlo y Bastian Schweinsteiger y de Champions League como Frank Lampard, David Beckham y Ashley Cole.

Esta clase de jugadores evidencian que la jerarquía individual es un activo y que el foco de discusión aún permanece alrededor de la pregunta ¿qué tan competitivo es el torneo? “Todos sabemos que esta liga no es como la Premier League o la Bundesliga. Puede ser frustrante en el campo, cuando algunas cosas discutidas en la reunión del equipo no se implementan o cuando alguien pierde una pelota o simplemente no tiene ojo para el compañero”, expresó Schweinsteiger, que juega en Chicago Fire desde 2017. Una perspectiva diferente la ofreció su compatriota Tostern Frings, que vistió la camiseta de Toronto entre 2011 y 2012: “El nivel es, obviamente, no tan alto como en la Bundesliga, pero no es tan malo como parece. Todo es muy profesional”.

En este contexto, rodeados de figuras, bajo la órbita de entrenadores con experiencia internacional como Gerardo Martino y Bob Bradley (entrenador de Estados Unidos en el Mundial de Sudáfrica 2010), ingresos en dólares y “la oportunidad de vivir un estilo de vida diferente al que vivieron en Argentina”, como comentó el ex director técnico de Portland Timbers, Caleb Porters, se desempeñan 22 jugadores albicelestes, entre ellos Diego Valeri, último MVP de la liga. El oriundo de Valentín Alsina, compañero de Sebastián Blanco en Portland, no es la excepción a la regla: no fue ni es tenido en cuenta por los entrenadores de la Selección Argentina.

A la primera lista de Scaloni la distinguió su apuesta por la renovación y la inclusión de futbolistas jóvenes y con proyección que se destacan en sus clubes. Algunos del fútbol europeo (Simeone, Cervi, Martínez), otros del fútbol argentino (Palacios, Vargas, Di Plácido), pero ninguno de la MLS, aunque varios se destaquen entre los Villa y los Ibrahimovic. Por caso, el volante ex Huracán Alejandro Romero Gamarra, de 23, es, junto con Giovinco, el líder en la tabla de asistencias de esta temporada, mientras que Luciano Acosta, de 24, aportó 10 pase gol y siete anotaciones en el DC United de Rooney.

El fútbol de Estados Unidos es visto como ese juvenil que crece pero que es etiquetado como eterna promesa. La MLS no logra que su principal competidor deje de ser la Superliga China. Quizá el día en que el nivel de los equipos se empiece a parecer al de sus figuras, los DT albicelestes y del mundo comiencen a encontrar soluciones en la tierra de oportunidades.

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