viernes, septiembre 20, 2024
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Discriminación en el fútbol

Enzo González

El sábado 18 de agosto Mauricio Arboleda, arquero de Banfield, acusó a Fabián Rinaudo, volante de Gimnasia, de haberle propinado un insulto racista. Éste es el último caso de discriminación que se conoció en los medios, pero han ocurrido muchos en el fútbol argentino, como los de Frank Fabra, Santiago Salcedo y Ronald Raldes. Durante un partido ante Estudiantes de la Plata, el colombiano de Boca soportó a lo largo de los 90 minutos una ola de insultos por su color de piel. Al final del encuentro, el capitán Fernando Gago le reprochó al árbitro no haber parado el juego. Si bien el Xeneize elevó una queja a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), el tema no tuvo mayor repercusión. En 2011, Salcedo, el por aquel entonces jugador de Argentinos Juniors, declaró: “Quiero decir que me siento orgulloso de ser paraguayo. Me tocó ser víctima, pero no hablo de los hinchas, porque eso es algo más global. Yo juzgo lo que sucede entre los jugadores, eso es lo que me indigna. Porque somos colegas y parece no importarles”.

Hay algo que está claro, el problema no sólo se limita a la hinchada. El problema social se trasladó al deporte y el fútbol es un reflejo de la sociedad. Dirigentes y jugadores también son culpables. En el año 2000, el por aquel entonces vicepresidente de River Plate, Alfredo Davicce, asoció despectivamente a los ciudadanos bolivianos y paraguayos con la parcialidad de Boca. Este hecho, que quedó registrado en la revista Mística, fue denunciado públicamente por el Centro de Denuncias contra la Discriminación.

Gerardo Bedoya, colombiano, acusó haber sido discriminado de manera formal y ante la justicia. En 2001, por aquel entonces jugador de Racing sostuvo ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) que recibió insultos xenófobos por parte de los integrantes del banco de suplentes de Colón durante el desarrollo de un partido en Santa Fe.

En marzo de 2009 Independiente recibió a Boca en cancha de Huracán. Para el segundo tiempo la parcialidad local recibió al equipo visitante con banderas de Bolivia y Paraguay. A las banderas las acompañaron una canción que decía: “hay que saltar, el que no salta es de Bolivia y Paraguay”. En 2012 sucedió algo atípico: Chacarita fue sancionado por el Tribunal de Disciplina de la AFA y se le dio por perdido el partido ante Atlanta por cantos antisemitas. No es la primera vez que se alude despectivamente al conjunto Bohemio por su origen judío. “La sanción es por los cánticos y expresiones de contenidos racista, discriminatorio y xenófobo hacia la parcialidad visitante”, aseguraron desde la entidad que rige el fútbol argentino. De todas formas, parece más una forma de sacarse los problemas de encima que una solución verdadera.

Sin embargo, la discriminación existe en los países principales de Europa y el fútbol también actúa como canalizador de estas acciones. Es conocido el caso de Dani Alves, que durante un partido oficial de La Liga de España le arrojaron una banana en clara alusión a un mono (Video). Romelu Lukaku también hizo su descargo por su caso particular: “Cuando juego bien me llaman ‘el delantero belga’, en tanto que cuando no convierto goles, me llaman ‘el chico de ascendencia congoleña”.

En la búsqueda de encontrar un arreglo a un problema que data de hace muchísimos años, la AFA, en conjunto con otros organismos de la ciudad, ha empezado a implicarse cada vez más profundamente en la causa. En el marco del Plan Nacional contra la Discriminación en el Fútbol, el INADI firmó en septiembre de este año un convenio con la Universidad de Ciencias Sociales y Empresariales (UCES) para trabajar con alumnos y alumnas de la carrera de Periodismo en la construcción de un deporte libre de discriminación y violencia. De esta forma, los alumnos de la carrera de Periodismo podrán ser veedores INADI en los partidos de fútbol para colaborar en la elaboración de informes sobre prácticas discriminatorias dentro y fuera de la cancha.

Por otro lado, en octubre del año pasado la AFA firmó un convenio de colaboración con los distintos organismos para luchar contra el racismo, la discriminación y la xenofobia. En el reglamento de Transgresiones y Penas de la entidad que regula el fútbol argentino, se establece que “se impondrán sanciones al club cuyo público antes, durante o después del partido, exhibe pancartas o símbolos discriminatorios”. En varios casos el árbitro ha parado el juego como medida de castigo ante los cantos de la hinchada. El reglamento lo avala y el juez tiene la potestad de hacerlo. Sin embargo, son pocas las veces que esto ocurre. Horacio Elizondo afirmó: “El árbitro tiene que estar atento a tomar decisiones en el campo de juego y no parar el partido, no puede estar atento a eso. No tiene que ver con los árbitros, me parece que debería ser otro organismo que comprende al fútbol que esté atento a estas situaciones y después sancionar de acuerdo a lo que ha ocurrido”.

Horacio Elizondo: “Los argentinos discriminamos bastante pero hemos mejorado”

Enzo González

Horacio Elizondo es un exárbitro internacional que dirigió en el fútbol argentino. Debutó en 1994 y a lo largo de su carrera fue cosechando logros que lo hicieron destacarse. Entre ellos, se encuentra haber sido designado para dirigir el partido inaugural y la final del Mundial de Alemania 2006. Además, durante la misma competición ostenta el récord de haber dirigido cinco encuentros.

Luego de doce años como juez de Primera División, siguió ligado al ambiente futbolero. En la actualidad, fue nombrado por la Superliga como representante de la Primera División en la Comisión Arbitral. Es por eso que el argentino, famoso por haber echado a Zinedine Zidane en su último partido como profesional, cuenta con la experiencia necesaria para ser escuchado. En una entrevista con El Equipo, Elizondo reflexiona sobre la discriminación en el fútbol argentino y el rol de los árbitros.

– A pesar de que el reglamento lo avala, ¿por qué son pocas situaciones en las que el árbitro para el partido por cantos xenófobos?

– Ese es un tema que no tendría que pasar por los árbitros sino por otro organismo que comprende al fútbol, que debería analizar después del encuentro si hubo cantos xenófobos o racistas y sancionar al club de acuerdo con lo que haya ocurrido. El árbitro, en cambio, tiene que estar atento a tomar decisiones en el campo de juego y no parar el partido, no puede estar atento a eso.

– ¿Por qué cree que son pocos los clubes los que reciben sanciones ejemplares con estas situaciones? ¿Por qué mayoritariamente son los equipos chicos los que pagan las consecuencias?

– No tiene que ver con el mundo del arbitraje. Me parece que tiene que ver con el tribunal de disciplina, que debe ser una institución que maneje el fútbol acorde a estos valores y que verdaderamente sea una política institucional, fuerte y de Estado.

– ¿Los protagonistas -como por ejemplo árbitros, jugadores y dirigentes-deberían involucrarse más?

– Creo que los protagonistas forman parte de la sociedad futbolera y cuando hablamos de sociedad futbolera hablamos no solamente de los protagonistas sino también de los hinchas, periodistas y de todos los que consumimos fútbol. Me parece que los protagonistas en este caso también son parte de esa sociedad y han ido tomando conciencia de esto. Hemos visto muchos equipos poniendo banderas y con programas destinados al no racismo. Me parece que en ese sentido también los protagonistas han mejorado y han tomado más conciencia al respecto.

– ¿Harías un cambio en el reglamento de Transgresiones y Penas?

– Los árbitros lo que hacen es informar lo que pasó y punto. Quizás ese tendría que ser el organismo encargado de verificar este tipo de situaciones y sancionar al respecto. Y no que solo sean sanciones, sino que se monten campañas y programas en tal sentido. Todos de alguna manera debemos ayudar a tomar conciencia para que cada vez seamos menos xenófobos.

– ¿Creés que la situación en la cancha ha ido mejorando con el correr de los años y los cantos son cada vez más repudiados por el hincha?

– Creo que los cantos ya no se reproducen tanto porque la sociedad ha tomado un poco más de conciencia en este tema y me parece que se ha mejorado. Creo que todavía los argentinos como sociedad solemos discriminar bastante y tenemos un largo camino para recorrer, pero comparado a otros tiempos hemos mejorado.

Xenofobia en Argentina

Tobías Fanelli y Matías Camacho

Discriminar es, según la definición del INADI, impedir, obstruir, limitar o menoscabar el pleno ejercicio de los derechos y garantías, de manera arbitraria, de alguien utilizando como pretexto su género, etnia, creencias religiosas o políticas, nacionalidad, situación social o económica, orientación sexual, edad, capacidades o caracteres físicos, entre otras condiciones.

No es ninguna novedad que el fútbol en Argentina representa un fenómeno social de gran magnitud y el mismo puede abordarse desde distintos planos, como por ejemplo: el deportivo, el económico y el cultural. Este último es el que nos interesa a la hora de pensar y analizar las causas de la discriminación en el fútbol. Debemos repensar el rol de los actores sociales que componen al ambiente y ellos son los árbitros, jugadores, espectadores y el Estado. Uno de los más importantes son las hinchadas, que funcionan como grupos sociales en los que en ocasiones predomina la famosa “cultura del aguante”.

Este fenómeno se puede apreciar desde distintos puntos de vista: uno es el del acompañamiento incondicional a un equipo o institución y otro el de la relación confrontativa contra la hinchada rival. Esta última se observa frecuentemente en los estadios del fútbol argentino cuando, por ejemplo, surgen cantos xenófobos o racistas contra los jugadores o el club rival. Aunque también es importante aclarar que no siempre estas agresiones surgen por parte de los hinchas o simpatizantes, sino que varias veces los insultos y actitudes discriminatorias son por parte de jugadores hacia algún colega, como el reciente caso de Fabián Rinaudo, jugador de Gimnasia Esgrima La Plata, que en medio de un partido contra Banfield insultó al arquero Mauricio Arboleda por su color de piel.

Paula Spaccarotella, coordinadora del área de recepción y evaluación de denuncias en INADI, comentó: “El camino para erradicar y prevenir la discriminación en el fútbol argentino es el conocimiento de este marco donde interactúan los distintos actores, para a partir de eso llevar adelante un plan de acción que desnaturalice estas prácticas.”

En conclusión, la discriminación en el fútbol -y en todos los ámbitos de la vida cotidiana- es un tema que nos compete a todos como actores sociales. Para poder erradicarla definitivamente, debemos trabajar conjuntamente sancionando a quienes cometan estos hechos y que cada uno de los protagonistas aporte “su grano de arena” para que entre todos eliminemos este flagelo de una vez por todas.

Las SAD, a la sombra del fútbol

Matías Chiacchio y Agustín Loza

Hace años el fútbol dejó de ser simplemente un deporte. Por eso, las sociedades anónimas deportivas entraron en la mesa, principalmente en los países más importantes. Poco a poco, la pasión empezó a quedar en un segundo plano por la irrupción de lo financiero.

En Argentina, desde el Gobierno nacional no hacen caso omiso a esta tendencia que hay en otros países. Mauricio Macri, el Presidente de la Nación, comenzó su carrera política desde el fútbol. Como máximo mandatario de Boca llevó al club al mejor momento de su historia deportiva. Se convirtió en uno de los dirigentes con más trascendencia, y desde ese momento propuso la implementación de las sociedades anónimas, pero fue rápidamente rechazado por Julio Grondona, quien por entonces era el mandamás de la Asociación del Fútbol Argentino.

Ahora el panorama para Macri es un poco más alentador. Cuenta con Daniel Angelici como su aliado más importante, quien a su vez ocupa cargos jerárquicos tanto en la AFA como en la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL). Además, desde la llegada del frente Cambiemos al poder, las políticas estuvieron muy asociadas con el fútbol, lo que permitió el arribo de otros dirigentes a la vida del deporte más importante de Argentina. Por lo tanto, ya no existe la unanimidad de los que están contra de las sociedades anónimas, aunque todavía existen detractores de esta figura jurídica, que no son pocos.

Históricamente los clubes argentinos cuentan con el apoyo de la masa societaria, que cumple un papel preponderante en la vida de las instituciones. No son solo equipos de fútbol, también ofician de lugares para la educación y en algunas ocasiones alejan a los chicos de las calles. Con las SAD, la mayor preocupación para los clubes quedaría solamente en lo deportivo y las tareas formativas y educativas quedarían desplazadas, o en el peor de los casos, totalmente descartadas.

Marcelo Haissiner es abogado y coordinador del programa de actualización en derecho deportivo de la Universidad de Buenos Aires. En diálogo con El Equipo, aseguró que “hay un tema ideológico entre la gente porque la discusión es si los clubes deben o no seguir bajo la figura de asociación civil sin fines de lucro o si deben ser gerenciadas por un grupo de accionistas, que representan al capital social de una sociedad anónima”.

También explica que en “el caso de que el cambio de figura jurídica sea aprobado, los socios tendrán la potestad de decidir por el futuro de los clubes. Es imposible que haya una modificación en los estatutos si los asambleístas no se reúnen. O lo siguen manejando ellos o, si se apoya la reforma, llegarán los accionistas para hacerse cargo con su capital económico”.

Hay países donde las SAD ya son una realidad. Incluso en Sudamérica. Por ejemplo, en Chile, todos los clubes de Primera División están bajo esta figura jurídica. La excusa para implementarlas fue que las instituciones tenían realidades económicas muy desalentadoras. En 2005, uno de los impulsores fue Sebastián Piñera, actual presidente del país trasandino. Un año después de la sanción de la ley, el mandatario se convirtió en el mayor accionista de Colo Colo, uno de los equipos más importantes.

En el caso de Uruguay hay tres equipos que figuran como Sociedades Anónimas Deportivas. Ellos son Deportivo Maldonado, Sud América y Boston River. Según las explicaciones de algunos dirigentes, los clubes quedan en segundo plano y le dan todo el “activo fútbol” (jugadores, sponsors, contratos, etc.) a los gerenciadores, y solo tienen poder de decisión los integrantes de la SAD.

En las ligas más importantes de Europa reinan las Sociedades Anónimas. Uno de los modelos en los que se fija el proyecto autóctono es en el de Alemania. Los gerenciadores no pueden tener más del 49%, por lo tanto, los socios tienen el poder de decidir porque son los accionistas mayoritarios, con el 51%.

España aprobó esta ley y los inversores no tienen restricción alguna. Solo el Barcelona, Real Madrid, Athletic de Bilbao y Osasuna son asociaciones civiles sin fines de lucro. Otro prototipo que se intenta imitar es el de Inglaterra y lo que seduce de este es que en tierras británicas el Estado puede intervenir por encima de los inversores privados en las decisiones de los clubes.

Tampoco descartan observar algún modelo de los deportes estadounidenses. Es importante destacar que en norteamérica tratan de imponer más el entretenimiento que el juego, pero económicamente es una apuesta que les salió muy bien.

“En algunos clubes grandes hay un interés económico importante y si llegan las SAD al fútbol argentino, otras pequeñas instituciones están destinadas a morir porque los accionistas no tendrían intenciones de invertir en ellas”, aseguró Haissiner. Además agregó que “los gerenciadores en un futuro intentarán buscar el rédito económico y eso podría generar un fuerte choque entre el espíritu deportivo y el interés financiero”.

Todavía es un misterio lo que va a pasar en el fútbol argentino. El estatuto de AFA no permite la intervención de las sociedades anónimas, pero se debatirá para cambiarlo. Los principales impulsores insisten en que en caso de que se apruebe la llegada de las SAD, todos tendrán la opción de cambiar su figura jurídica si así lo desearan. Los clubes más importantes del país están divididos. Los 43 asambleístas tomarán las riendas para marcar el rumbo de la AFA en los años posteriores.

“El amor por el fútbol me motiva a seguir peleando”

Lucas Moccia

La tranquilidad que le brinda el club a la hora de trabajar se ve reflejada en su cara relajada y en su vestimenta de “entre casa” (conjunto de entrenamiento, medias y chancletas). Con esa naturalidad, Julio César Falcioni llegó al comedor del predio de José Luis Guillón, y una vez que terminó de saludar a todos los empleados comenzó a hablar con El Equipo. En esta charla remarcó las diferencias que advirtió en cada una de sus tres etapas en Banfield -con quien salió campeón en 2009- y comentó cuáles son los objetivos que se trazaron para esta Superliga.

Falcioni es un hombre le pone el pecho a cada situación que tiene por delante. Por eso, cuando habló acerca de su enfermedad lo hizo sin problemas, aunque con una evidente y lógica carga emocional. Se encargó de dejar en claro que su principal desafío es curarse, pero que no pudo evitar volver a su gran amor: el fútbol. Acompañado de su botellita de agua, la cual le permitía mantener su característica voz ronca, contó que este deporte fue una de sus grandes motivaciones para darle pelea al cáncer de laringe y que lo ayudó a terminar de recuperarse de la operación que le realizaron en diciembre del año pasado.

-¿Qué diferencias encontrás entre tus tres ciclos en Banfield?

-En 2003 las expectativas eran grandes, el principal objetivo era clasificarnos a algún torneo internacional y lo logramos. Ya para el segundo muchos me decían que no volviera, que hacer un mejor papel del que habíamos hecho era imposible y terminamos saliendo campeones del único título de primera división que tiene el club en su historia. Hoy las prioridades son diferentes. Estamos en una etapa de consolidación económica del club y lo primordial es promover juveniles, venderlos y engrosar las arcas del club. Todas las etapas fueron positivas, cada una de ellas tuvo diferentes proyecciones con la misma particularidad: pelearle desde atrás a los equipos grandes.

-¿Cómo se incorpora a los jóvenes en un plantel de primera?

-Yo les hago un seguimiento mientras están en su división. Una vez que los ascendemos al plantel profesional trato de darles el tiempo necesario para que vayan asumiendo las responsabilidades. Intento hacerles entender lo que pretendo para que cada vez que les toque jugar sepan lo que tienen que hacer y resuelvan con tranquilidad.

-Más allá de lo futbolístico, ¿qué es lo que intentás transmitirle a los jugadores?

-Intento transmitirles desde mi experiencia ciertas reglas de la vida sabiendo los vaivenes que tiene esta profesión. Les brindo mi confianza y tranquilidad a los jugadores con la finalidad de que ellos se puedan desarrollar al máximo, teniendo en cuenta su juventud y ganas de triunfar.

-¿Cómo ves la actualidad de Banfield?

-Bien. Estamos tratando de afianzar un equipo nuevo, joven, con algunos jugadores de experiencia y por el momento esto nos dio resultados. Estamos en una etapa de consolidación financiera y nos tuvimos que medir con los gastos en los refuerzos. Hay que potenciar a los juveniles del club para luego negociarlos, como lo hicimos con Remedi o Cecchini. Ellos son la solución para que esto siga funcionando sin inconvenientes.

-¿Qué le aporta un exjugador como Sebastián Battaglia a tu cuerpo técnico?

-Sebastián es un gran profesional, es la voz que no tengo dentro del campo de juego. Está haciendo sus primeros pasos como técnico y desde su experiencia como exjugador siempre transmite cosas importantes para el grupo. Intentamos que la gente que me rodea sea joven, con expectativas, para poder seguir creciendo como cuerpo técnico.

-¿Qué te motiva para seguir siendo entrenador?

-El amor por el fútbol me motiva a seguir peleando día a día, uno lo lleva desde las raíces y es complicado dejarlo. El poder estar con los jugadores jóvenes y transmitirles mis conocimientos, preparar el entrenamiento y fortalecer el desarrollo del equipo e idear los partidos es lo que me gusta. Básicamente, mantenerme activo.

-¿Qué objetivos te proponés a futuro?

-Necesito curarme y estar bien para poder seguir trabajando, ese es mi mayor objetivo. Dejar atrás esta enfermedad y poder seguir con mi vida de siempre.(NdR: en diciembre de 2017 Falcioni fue operado de unos nódulos en su garganta y necesitó hacerse sesiones de rayos).

-¿Qué sentiste al ver el apoyo de los clubes?

-Fue muy gratificante (dice emocionado), le agradezco a todo el fútbol argentino. Me dio mucha alegría que clubes en los cuales nunca trabajé, como Lanús, me brindaran su apoyo en uno de los momentos más difíciles de mi vida, mucha gente me bancó. Además, fue muy lindo que me nombraran personalidad destacada en la legislatura porteña. En esa sala reunieron a mi familia, técnicos, amigos, jugadores a los cuales dirigí, fue muy bonito.

Con la aparición de Enzo Kalinski, Jesús Dátolo y Nicolás Bertolo, quienes supieron coronarse campeones de la Copa Libertadores, la charla con el entrenador de Banfield tomó otro rumbo y Julio César Falcioni dio su opinión acerca de los clubes argentinos que vienen dominando el plano internacional en el continente. Además remarcó las diferencias que existen entre las instituciones denominadas “grandes” y el resto de los clubes del fútbol doméstico: “Es muy difícil competir contra la billetera de equipos como River o Boca”.

 

-¿Por qué creés que en los últimos años los clubes argentinos se hicieron más fuertes en la Copa Libertadores?

-El poderío económico de los equipos argentinos y brasileños en los últimos años creció muchísimo y eso quedó remarcado más aún en esta edición de la Copa Libertadores, que tuvo sólo un club chileno (Colo Colo) en los cuartos de final.

-¿Sentís que últimamente se está agrandando más la brecha en lo económico entre los equipos denominados “chicos” y los “grandes”?

-Sí, siempre fue así en el fútbol argentino. En los años 70 cambió un poquito y ahora volvió a manifestarse. Los equipos grandes tienen un presupuesto diferente, una posibilidad de sponsoreo mayor a la de otros clubes y eso hace que marquen una diferencia.

-¿Creés que debido al gran poder económico que tienen los clubes europeos es difícil consolidar a los jóvenes en la primera división?

-Es difícil disfrutar de los buenos talentos jóvenes en la primera división porque al poco tiempo ya te los venden. Por otra parte, también es complicado competir con la billetera de equipos del tamaño de River o de Boca.

-¿Pensás que esta diferencia económica entre los clubes afecta al desarrollo de los jugadores?

-No, esas diferencias a veces en los 90 minutos de un partido se igualan. Sin embargo, a lo largo de un torneo los equipos que tengan jugadores con nivel para la Selección van a terminar marcado seguramente una diferencia importante con el resto.

El turf: “una magnífica ilusión”

Joaquín Méndez

Día de lluvia en el Hipódromo de San Isidro. Grandes charcos inundan las calles que rodean uno de los sitios más emblemáticos del turf argentino. Pareciera que no hay actividad, pero a unos 100 metros, cerca de la entrada sobre la avenida Diego Carman, se asoma un peón a caballo por un pequeño sendero de la vereda. Viste una boina y una bombacha de campo con botas de goma, y para cubrir su torso utiliza una bolsa negra para que el agua no lo estorbe. En el acceso, dos agentes de seguridad regulan todo lo que entra y sale, en su mayoría, o son camionetas 4×4 o son hombres en bicicletas, con pocos grises. Basta hacer una cuadra dentro del predio para empezar a ver edificaciones, en su mayoría, blancas: los Studs. Entre ellos, el del uruguayo Hugo Miguel Pérez.

Hay un portón oxidado y está lleno de barro. La humedad y el olor a pasto mojado reinan en el pasillo de la entrada del entrenador ganador de muchos clásicos del turf y exjockey. Está compuesto por 20 boxes, donde descansan y viven los caballos que se preparan para las carreras. Están distribuidos en galería y en el centro se encuentra un horno de barro donde en varias ocasiones se juntan alrededor de 20 personas a comer y a escuchar las anécdotas del cuidador.

A la derecha, en una esquina, está la oficina de Pérez. Hay un olor fuerte a alfalfa que se mezcla con el excremento de caballo, húmedo y seco, pero eso no afecta ni a los peones, ni a los veterinarios y mucho menos, a Pérez y su capataz, que dentro del pequeño cuarto debaten qué medicamentos les van a dar a los animales para que optimicen su rendimiento.

Pérez finaliza su trabajo con el capataz y continúa haciendo chistes. Bajo de estatura, con una campera gris y peinado hacia atrás comienza hablar sobre sus pasiones: el turf y el tango. “Mirá allá, pegado a la pared está el más grande”, dice y señala un sector donde entre los cuadros de sus caballos ganadores se deja ver una foto de Carlos Gardel. Hay más de cien retratos de caballos, algunos más grandes, como el de Áspero Wells, que ganó varias competencias.

“Los caballos los compramos en el remate a los 2 años, a veces antes”, cuenta Pérez y aclara que los mismos se doman en un campo por una cuestión de gastos. ”Una vez domados los empezamos a entrenar con vistas al debut. Tenés que hacerlo suave y lleva unos 6 meses hacer debutar un caballo”, afirma.

Un caballo de carrera puede llegar a costar desde 15 mil pesos hasta más de medio millón, incluso en dólares. Todo depende de quiénes sean sus progenitores y de dónde sea el remate o quién sea el vendedor. Pérez abre una vieja valija color verde agua y bromea: “Esta es mi notebook”. Allí tiene toda la información de sus caballos, los que debutaron y los que no. No necesita ponerles los nombres o alguna referencia, recuerda todos y cuál es su valor: “Este lo pagué 600.000 pesos y este 150.000 pesos que es mejor, y el boludo este 800.000 y ni mira adelante. Este 250.000. Este 200.000. Este costó 2 mangos y es bueno”.

Para mantenerlos en forma se varea a los caballos, es decir, se los hace galopar, realizar piques y para eso están los vareadores. Los piques son partidas cortas de menos de mil metros. “Cuando pasan los 1.000 están para correr”, dice Pérez. Otro factor vital en su mantenimiento es la alimentación, ya que eso puede mejorar o empeorar el rendimiento de cada caballo. “Se basa todo en la alimentación. Si come mal, el cuidador no puede hacer nada”, confirma Gustavo Ruzzante, jefe del equipo veterinario, que también agrega: “Viene el cuidador a la mañana y pregunta cómo comieron los caballos y ahí el capataz le informa para ver qué hacen. A veces el caballo tiene preparado una actividad y si come mal no la puede hacer”.

“Un segundo está compuesto por cinco quintos, y en un quinto un caballo le gana a otro por un cuerpo. Es muy poca la diferencia, por eso hay que hilar finito. Si no chau”, señala el cuidador respecto al resultado final de una carrera. Serio, con sus cejas fruncidas, alza la voz, levanta el dedo índice de su mano derecha y grita: “El deporte ecuestre más lindo y más trasparente es el turf. Te lo argumento. Esos que juegan de a 4 (polo), miran los caballos de ese partido. ¿Sabés lo que les dan? Hasta le sacan saliva. Mi papá daba 10 aspirinas verdes y yo ni un corticoide de mierda puedo dar, déjate de joder”.

Pérez está en desacuerdo con la dirección del Jockey Club Argentino y añade: “Nosotros siempre estuvimos mal promocionados y ahora tenemos el Gobierno en contra”. Además, asegura que el turf es más riguroso en Argentina que en Estados Unidos, donde tienen permitido darles medicamentos a los caballos que acá no. “El turf no ha hecho un buen marketing, ahora para apostar hay casino en todos lados y esas cosas le jugaron en contra”, concuerda su jefe veterinario.

Según sus protagonistas hay una decaída de la actividad y tener un caballo en el stud sale 15 mil pesos, que son administrados por el cuidador. “Cuando arranqué en el 80, los cuidadores andaban en Mercedes Benz. Ahora le deben a todo el mundo. Si no ganan una carrera, te diría que andan pelados, sin un mango”, remarca Ruzzante.

También se perdió el trabajo calificado en el deporte. Antes las personas que entrenaban o cuidaban a los caballos eran especialistas en el rubro, ahora ya no hay. “Ahora entra cualquier peón y lo meten, aunque quizás nunca habían visto un caballo. Hay 3 venezolanos que entraron ahora que no tenían idea de cómo se trabaja y van aprendiendo”, agrega Ulises Gonzales veterinario del equipo de Ruzzante. Antes, todos los puestos de trabajo en el turf se heredaban, los hijos de los trabajadores de experiencia aprendían el oficio. Ahora sólo trascienden de generación en generación los cuidadores.

Luego de unos minutos de enojo y descargo por la situación actual del turf, Pérez comienza a hilar una historia para ser comprendido. Durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón, los principales cabañeros de Argentina, propietarios fuertes como José Alfredo Martínez de Hoz, expresidente de la Sociedad Rural Argentina, compraron un terreno en Uruguay y fundaron el Haras Uruguay. Aureliano Rodríguez Larreta, reconocido abogado uruguayo, se unió a la sociedad.

El grupo invirtió en el caballo Uranio y bajo su dirección le ganó una carrera a Doubles, que venía de ganar el Pellegrini en 1948, una de las carreras más importante de Argentina. Tiempo después obtuvo el Gran Premio Nacional y batió un récord que llamo la atención del mundo del turf. A pesar de la buena inversión en Uranio, el Haras comenzó a darles pérdidas, lo que derivó en una crisis para el negocio. La situación económica forzó a una reunión entre Martínez de Hoz y Rodríguez Larreta. El encuentro se realizó en un lujoso hotel de Colonia, Uruguay. Peréz cuenta que allí Aureliano recibió la lección más importante en su vida.

El abogado creía que con la venta de Uranio, el mejor caballo del Haras Uruguay, resolvería todos los problemas financieros. El posible comprador era un árabe que tenía caballos en Europa y que tendría mucho dinero, pero lo que no sabía es la reacción que tendría su socio:

-Aureliano, ¿usted desea que yo me retire de la sociedad?- pregunta Martínez de Hoz
-Si eso aconteciese, yo sería el primero que me voy. -Responde Rodríguez Larreta.
-Entonces Uranio no se vende.

Al final Uranio no se vendió y el Haras Uruguay años después declaró la quiebra con su posterior desaparición. Pérez contó con un poco de orgullo y un poco de frustración este acontecimiento y sentenció: “Todo esto porque el turf fue, es y será siempre nada más que una magnifica ilusión”. El cuidador se retira y cierra de un golpe seco la puerta blanca de su despacho. Sus veterinarios se ríen, los peones acompañan con alguna pequeña mueca y sus dos perros se acuestan en la entrada.

“Vos comprás un potrillo y no sabés si va ser bueno o malo. Es verdad lo que dice”, confirma Ruzzante y Ulises asiente inclinando su mentón hacia abajo. La llegada de extranjeros que carecen de experiencia y obtienen un trabajo precario como peón. El grupo veterinario que pese a que Pérez les debe mucha plata todos los días están ahí, con sus caballos. La compra de los animales a un alto o bajo precio no garantiza el éxito. Algunos dueños de los Studs ni siquiera los eligen, solo entregan el dinero.

Las apuestas los días de carrera en San Isidro, en Palermo o en La Plata. El hombre mojado con su ropa vieja y una canasta, donde contiene sus últimas empanadas en busca de algún comprador. Un caballo bueno o malo. Un clásico o Gran Premio. Todo lo que rodea y forma parte del turf como dijo Pérez es una magnífica ilusión.

“Todos se acuerdan qué estaban haciendo en el momento del gol”

Thais Pubul

La voz de Marcelo Bielsa suena en los oídos de algunas de las personalidades más destacadas del fútbol argentino que escuchan atentamente sus palabras sobre lo que para él es este deporte. Un desfile de caras que marcaron la historia da inicio a un documental dirigido por Christian Rémoli y guionado por Oscar Barnade y Ezequiel Fernandez Moores, entre otros, que cuenta todos los acontecimientos deportivos y sociopolíticos ocurridos en casi 150 años de pelota y potrero albiceleste.

“Nos parecía que la historia no estaba contada paso por paso. Acá teníamos la posibilidad de contarla en cuatro horas, es decir, ocho capítulos y quisimos contar la historia argentina marcada por el fútbol”, da el puntapié inicial Rémoli. “Era un foco que no estaba apuntado. Sí se hablaba de los cruces de la política en época de dictadura o lo que pasó en el Mundial 78 pero, por ejemplo, el golpe de Uriburu, la recuperación de la democracia, el Huracán del 73, el nuevo modo de jugar y de vivir de la década del 40 no se tocaba. La cultura no estaba tan vinculada al desarrollo del fútbol”, el director avanza.

El quinto capítulo del documental se llama “El Sueño” y según su director lleva este título por Diego Armando Maradona y la frase que de pequeño pronunció esperanzado sin saber la gloria que lo esperaba. “Mi primer sueño es jugar en el Mundial y el segundo es salir campeón”, soltó tímidamente el joven oriundo de los potreros de Villa Fiorito. “Cuando nos propusimos realizar la etapa del 1976 a 1986 nos preguntamos cómo contar lo que ya está contado, entonces pensamos en un cuento de Ariel Scher que se llama ‘Todo mientras Diego’que relata cinco o seis situaciones, no necesariamente futbolísticas que ocurrieron en el momento que Diego le hizo el gol a los ingleses”, explicó Rémoli.

“A partir de ahí nos dimos cuenta que todos se acuerdan qué estaban haciendo exactamente en el momento del gol”, reconoció. “Yo estaba en Junín en la cocina con mi abuela tomando mate, como estoy haciendo en este momento. Estábamos los dos sentados y yo tengo la idea de que antes de hacer ese gol Maradona había errado uno parecido pero son esas cosas que el recuerdo te va deformando. Lo que me quedó es yo acercándome al televisor diciendo ‘Hacelo vos por favor, no se la des a nadie’. Y después cuando terminó el partido la casa fue un estallido de timbres, no había WhatsApp ni nada, eran todos los pibes viniendo a casa para ir a festejar. Fue una cosa extraordinaria en el amplio sentido del término”, recordó con entusiasmo y risas.

Tras lo ocurrido en la guerra de Malvinas el partido frente a Inglaterra tomó una connotación que fue mucho más allá de un mero resultado estadístico. “Malvinas estaba muy ligado y nos parecía muy rica la visión de algunos ex combatientes, como el caso de Felipe que se puso contento por el partido pero que después de la guerra aprendió a no odiar nunca más a los ingleses. Hubo una explosión cultural en el 86 con la vuelta de la democracia, Argentina ganó por primera vez un Oscar, se grabaron discos de los más relevantes del rock nacional y, a la cabeza estuvo la selección y ese mundial que terminó de bañar de alegría a la sociedad”, comentó.

Maradona es más que un simple ciudadano argentino, es un símbolo de la historia. “En el documental, Ezequiel Fernandez Moores dice que Maradona es el padre fundador de la patria”, sostuvo Rémoli y agregó: “Es un símbolo muy fuerte y en los especiales del Mundial 86 (1986 la historia detrás de la copa) nos hacemos la pregunta de qué necesitás para ser un mito en Argentina, y después de mucha investigación, descubrimos buscando esos mitos como Gardel, Perón, El Che o Evita que necesitas estar muerto. ¿Cómo es ser un mito, en vida y con sólo 25 años?, todas las respuestas están del minuto 51 al 55 del 22 de Junio de 1986”, finalizó.

De planos y gambetas

Julián Princic

Guillermo, mi viejo, es amante del fútbol y por consecuencia, de Maradona. A él, como a casi todos, le resulta muy difícil separar sentimientos. Como arquitecto, no puede evitar ver la cancha como un plano en el que se trazan gambetas constantemente. Uno, que hereda las pasiones, se anima y disfruta escribir, en conjunto con su padre y desde el arte, sobre el “gol del siglo”.

Difícilmente Maradona haya estudiado cálculo matemático o física. De todas maneras, no hizo falta. Aunque no lo supiera, él ya sabía de ángulos y parábolas. También entendía a la perfección la ley de la gravedad, esa que hace que una pelota baje luego de haber superado una barrera y entre a donde se supone que debe. Lo más maravilloso de todo es que a sus geniales planos los trazó a mano alzada. Perdón, a pie alzado.

Según mi viejo, la arquitectura es el arte de resolver espacios y Maradona no hizo otra cosa que esto a lo largo de su carrera – especialmente en ese gol –. Bien hace Víctor Hugo en definir esta obra magistral como “la jugada de todos los tiempos” ya que, si uno se aventura en los movimientos artísticos de la historia de la humanidad, se encontrará con que el gol tiene una mezcla de estilos imperdibles.

Este arquitecto petiso, hablador y de pelo lanoso recibió la pelota con una simpleza dórica digna del Partenón. Repentinamente, se sacó dos hombres de encima volcando ese estilo clásico a la moderna, sugerente y curvilínea época del Art Noveau, como si de un momento a otro hubiera construido la Torre Eiffel.

Luego empieza una carrera barroca – interminable y en un espacio infinito – como si corriera por los Jardines de Versalles. En eso, en su aceleración, el alrededor ya no importa y todo se vuelve borroso. La jugada pareciera abstraccionista hasta que, en un instante, ya de cara al gol, su imagen se embellece e inmortaliza cual gótico vitraux en Notre-Dame para depositar esa obra de arte en el pedestal de la gloria eterna. Pedestal que estaba vacío hasta ese momento, ya que se encontraba esperando el mejor gol de la historia, la jugada de todos los tiempos.

Una pinturita

Alvaro Nanton @nantonalvaro

La líneas se dibujan. Su silueta resalta la mano en alta con dirección a la gloria. Acababa de pintar la historia del fútbol. Inmortalizó los sueños de cualquier intento de jugador, y dibujó una vara tan alta y única que hasta ahora nadie la pudo superar.

Un pibe de 5 años pintaría eso. Eso sin valor. Eso que es el recorrido de Diego en una cancha ficticia. En una cancha cualquiera. Con un giro en el inicio una línea que tiende a ir a la derecha, esquivando espacios en blanco y llegando a la finalización de la cancha.

Pero el ojo sensible de una artista decidió cambiar, el recorrido por el festejo. La consagración. La felicidad mezclada con abrazos, pero antes la mano arriba del genio en su carrera victoriosa al banderín.

Mónica Albisu interpretó una parte de ese gol. Redefinió ese gol inolvidable que se vio por televisión el 22 de junio de 1986. El artista había sido Diego Armando Maradona y lo dibujó con sus pies a gran velocidad.

Los colores de la pintura queda a libre interpretación. Desde la distancia y con una observación estructuralista genera contradicciones entre lo que fue y lo que es. Lo que hizo y lo que hace.

De blanco y negro, con un pantalón ya anticuado y corto, pero con una sonrisa que atrapa y que contagia. La imagen seguirá intacta y alimenta el hambre de gloria.

Imagen: Gentileza Mónica Albisu

Diego, el poeta del fútbol

Camila Sandoval @13sando

Alberto Sueiro pensaba el mundo y ponía en palabras su visión de la vida mucho antes de que Las Pastillas del Abuelo decidieran ponerle música a sus letras. Es que Juan “Piti” Fernández, cantante de la banda, sólo contribuyó a que aquellas personas que aún no habían tenido la oportunidad de escuchar al escritor recitar sus poesías, sentados en el asiento trasero del taxi que maneja desde hace ya veinte años, tuvieran el placer de disfrutarlo cantando sus creaciones y sintiéndose identificados con ellas. De hecho, en un viaje en taxi hace más de diez años en el que quizás el destino tuvo algo que ver, Piti, un joven que comenzaba a soñar con llenar el Luna Park junto a su banda de rock, escuchó boquiabierto y con lágrimas en los ojos la letra que ahora es canción, se llama “Qué es Dios?” y forma parte del disco Crisis. Sueiro la escribió inspirándose no sólo en Diego Maradona, uno de sus máximos ídolos, sino también, en la que está considerada como la genialidad más maravillosa que pudo haber salido de sus pies algún día: el gol del siglo convertido a los ingleses, en los cuartos de final del Mundial de México 1986.

En un café del barrio de Caballito, Beto, hincha de River Plate que confiesa que por influencias barriales y de amigos de la adolescencia también aprendió a amar a Huracán, aseguró con total espontaneidad que escribe desde chico porque es la manera que siempre encontró de hablar consigo mismo y expresarse. “Creo que me la rebusco más escribiendo que hablando”, añadió.

El nacido en el barrio porteño de Pompeya sostuvo que el segundo gol de Diego a los ingleses “fue una obra de arte milagrosa e incomparable a cualquier otra”“No salía de mi asombro. Fue tanta la emoción que esa jugada generó en mí que me quedó en la retina para siempre”, agregó con la pasión y la sensibilidad que lo caracterizan y que sabe reflejar en cada una de sus poesías.

-¿Dónde estabas en el momento que Maradona convirtió el gol del siglo?

-Lo vi en Floresta, en la casa de mi hermano Fernando, con el cual hoy convivo y nos llevamos muy bien. Cuando Diego comienza la jugada desde mitad de cancha gambeteándolos a todos me costaba creerlo y después que anotó el gol no podía salir de mi asombro. Lloré mucho cuando terminó el partido.

-¿Qué fue lo que te inspiró para escribir esa poesía?

-La escribí dos años después. En 1988 estaba en la casa de un amigo en Lanús y vimos la repetición del gol en la televisión. Lo primero que pensé fue que esos videos deberían pasarlos en los colegios para que los chicos a los que les gusta el deporte puedan apreciar lo que es el arte y la magia. Me gustaría despertarme todas las mañanas y que la primera imagen que vea sea la de Maradona gambeteando a todos los jugadores ingleses. Me generó un sentimiento tan difícil de explicar que lo único que pude hacer fue agarrar un papel y un lápiz e intentar plasmar a puño y letra esa magnífica obra de arte.

– Su letra hace referencia además a la Guerra de Malvinas y muchos la consideran como un homenaje a esa gesta.

– El recuerdo de Malvinas estaba muy fresco aún. Lloré tanto cuando terminó ese partido porque para mí fue una descarga emocional muy grande. Si bien no comparto para nada el hecho de que ese encuentro sea considerado como una revancha, opino que fue una manera de demostrar como el talento y la paz pudieron sobreponerse a la guerra. El baluarte para reivindicar de una manera artística la soberanía sobre nuestras islas, justamente, fue ese baile que Maradona les pegó. Es el reflejo de un sentimiento muy nacional del cuál ningún argentino está exento y que también tuve la necesidad de expresar.

– ¿Qué lugar ocupó y ocupa Diego en tu vida?

– No tengo el placer de conocerlo personalmente pero con haberlo visto jugar me alcanza. Es un personaje impresionante. Además de su parte futbolística, admiro su forma de ser pese a todas las críticas que siempre recibió: ser Diego Maradona, con todo lo que eso conlleva, no debe haber sido para nada fácil. En el deporte argentino, según mi opinión, fue, es y será el más grande. Lo tengo muy arriba.

– Entonces, ¿podría decirse que Maradona es un poeta del fútbol?

– Claro que sí. Representa el amor por la pelota más que nadie y a la camiseta argentina por sobre todas las cosas. Es inexplicable, hizo cosas mágicas. Para mi está más allá de su vida personal, de sus declaraciones, de sus aciertos y errores. Mi admiración hacia él va a ser eterna y eso intenté plasmar en la letra de la poesía que ahora es canción. A veces tengo la sensación de que me quedé corto. Habría que escribir un libro de ese gol que, sin dudas, es enciclopedia pura.

Según algunas de las poesías incluídas en “Facultad del empedrado”, tu primer libro, consideras como máximos ídolos, además de Diego Maradona, a Roberto “Pappo”Napolitano y Oscar “Ringo” Bonavena. ¿Tienen algo en común?

– Sí, los tres tienen una forma de ser muy parecida y son el claro ejemplo de la estirpe barrial que refleja el libro. Ninguno de ellos fue a una universidad jamás, todo lo aprendieron de la calle que es una facultad constante en la que todos los días se aprenden cosas buenas y malas. Es la vida misma la que les enseñó todo. Nadie puede negar que sus dichos y hechos fueron trascendentes, en mayor o menor medida, para cada uno de nosotros y no sólo desde el aspecto deportivo o artístico. Son filósofos barriales que nos dio la vida.