jueves, diciembre 26, 2024
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Francia, cuando la gloria deportiva engalana al racismo

Por Daniel Melluso

 “Cuando ganan son negros, blancos y árabes, cuando pierden son gentuza de los guetos”

Esta frase, que pertenece a Éric Cantona (ex jugador del seleccionado masculino de Francia entre 1988 y 1995), está referida al trato que reciben los integrantes de Les Bleus de acuerdo al exitismo propio del futbolero, que no distingue naciones ni patrias. El título mundial conseguido el año pasado en Rusia dignificó a un plantel criticado por sus raíces, puesto que los antecesores de 19 de los 23 citados no eran nativos del país europeo. El mediocampista Paul Pogba, el mediocentro defensivo N´Golo Kanté y el delantero Kylian Mbappé son ejemplos de ello, por mencionar algunos.

Como generalmente ocurre, las personalidades de la política electoral son quienes incitan o aplacan las manifestaciones racistas, según cuál de las posiciones les convenga para engrosar su propio caudal de votos en los comicios. Marine Le Pen, líder del partido Reagrupación Nacional (RN) —de la extrema derecha francesa—, quien en 2010 aseveraba que la selección masculina no representaba al país y que, a su vez, tildaba de “artificial” al plantel por la diversidad de sus orígenes, se retractó de sus dichos cuando el equipo dirigido por Didier Deschamps se coronó en Moscú, elogiando su actuación y declarándose “muy orgullosa” por el éxito. Una clara muestra del aprovechamiento de un hecho para un determinado beneficio, despojándose de todo tipo de ideología.

Ahora bien, las secuelas del expansionismo territorial no son la excepción en el combinado femenino, pero a diferencia de lo ocurrido con los hombres, los cuales provenían mayoritariamente de ex colonias africanas —víctimas del imperialismo francés durante la mitad del siglo XX—, las mujeres, por lo menos sobre las que está puesto el foco, tienen sus orígenes en dependencias de ultramar, generalmente las de América.

La defensora Wendie Renard (ex capitana durante el Mundial Canadá 2015) y la delantera Emelyne Laurent vinieron al mundo en Martinica, territorio insular del Caribe; los padres de Delphine Cascarino —una de las extremos del Olympique de Lyon— nacieron en Guadalupe, otra región de las Antillas centroamericanas subordinada a Francia; y la atacante Valérie Gauvin es oriunda de Reunión, isla del océano Índico, ubicada al este de Madagascar y que también se encuentra supeditada a la república europea.

Cada una tiene un rol distinto en el equipo, más activo dependiendo el caso, pero todas comparten un pasado, un inicio por fuera del país al que representan. “El Fin del Mundo. Nada más que el mar frente a ti y una montaña gigante a tus espaldas”, describe Renard a Martinica, en una nota que ella publicó en The Players Tribune. Seguro que no es la única que piensa eso sobre su lugar de origen, para las cuatro debe ser El Fin del Mundo, aún más para Laurent, coterránea de la central.

En un Estado como Francia, en el que el 25 por ciento de los trabajadores explicitan haber sido objeto de discriminaciones por su color de piel o religión, y que cada vez endurece más las políticas de entrada a su territorio para los extranjeros, es casi ineludible reflexionar sobre qué hubiera acontecido si los antecesores de estos jugadores y jugadoras no hubieran ingresado allí. ¿Al conjunto nacional masculino le hubiera alcanzado para coronarse? Nunca lo sabremos.

Es inevitable pensar, además, qué ocurriría si Les Bleues se alzasen con la copa el 7 de julio próximo. En tan solo un año, los dos combinados de fútbol serían campeones mundiales con una enérgica participación de hombres y mujeres con raíces en las colonias de principios de siglo pasado y en las actuales dependencias de ultramar. Los discursos de los dirigentes se verían modificados, quizás, y cada cual llevaría agua para su molino, engalanando a las heroínas de tal proeza. Esto último no se puede afirmar, pero lamentablemente pasa, siempre pasa.

 

China dejó a Sudáfrica con un pie fuera del Mundial

Por Ignacio Garavello

La llegada de las futbolistas de Sudáfrica a Francia fue distinta a la de las demás Selecciones. Cantaban todas al unísono, con una felicidad indescriptible. Estaban en un sueño. De esos que no se sabe si se van a cumplir pero que, por las dudas, se sueña igual. Desde ese momento era notorio que su objetivo principal en esta Copa del Mundo, la primera a la que clasificaron, nunca fue pasar la fase de grupos. Iban a intentar disfrutar cada segundo, cada instante de esa experiencia que estaban viviendo. Que sea lo más parecido posible a como se lo imaginaron. Y esa sensación se sintió en la cancha.

Las Banyana Banyana fueron muy competitivas en los dos partidos de este Mundial. Si bien perdieron en ambos, tuvieron un buen desempeño. Su capitana de 32 años, Janine Van Wyk, es una defensora impasable en el mano a mano y tiene una capacidad increíble para leer las jugadas. En el ataque, su mejor futbolista es Kgatlana que con sus 155 centímetros de altura y una velocidad como la de la atleta Caster Semenya (multi campeona olímpica y mundial en 800 metros) hace sufrir a la defensa rival. Su entrenadora es una leyenda del fútbol femenino de Sudáfrica, Desiree Ellis, quien jugó el primer partido internacional de la Selección.

Por su parte, China mostró ser muy sólida defensivamente y con mucho rigor en la marca en lo que va de la Copa del Mundo. Contra Alemania pudo mantener su arco en 0 durante 65 minutos y tuvo varias chances claras para abrir el marcador frente a una potencia europea. Al saberse superior a Sudáfrica, salió a buscar el encuentro y su primer tiempo fue impecable porque consiguió el gol de la ventaja por un anticipo de Li Ying en el área chica y su arquera, Peng Shimeng, casi no tocó la pelota. En la segunda mitad se relajó por estar ganando y sobre el final pudo haber aumentado la diferencia. El lunes deberá enfrentar a una difícil Selección española en un duelo directo por el segundo puesto del grupo, ya que ambas poseen tres puntos.

Nueva Zelanda, pionera en el feminismo

Por Nicolás Resnizky

Cuando un grupo de extraños se acercaba al marae, epicentro de las tribus maoríes, se practicaba el pōwhiri, ritual de bienvenida, para determinar si los visitantes eran amigos o enemigos. Primero, un guerrero de la comunidad anfitriona desafiaba a duelo a un huésped. Si este no respondía, el local volvía a su posición inicial. Acto seguido, la mujer más experimentada de la tribu realizaba un karanga, llamado a los invitados. La líder de los visitantes respondía con su propio karanga, y ella con su grupo caminaba lentamente hacia el marae. El ritual se realizaba siempre bajo la conducción de las mujeres.

Kate Sheppard no fue maorí pero siguió con esa premisa. Nacida en Inglaterra en 1848, se mudó a Nueva Zelanda con su familia a los 20 años. En 1885 se afilió a la Unión Cristiana de Mujeres por la Templanza. Dentro de la organización, coordinó reuniones con mujeres para reclamar el sufragio femenino. Además fue la primera mujer en ser editora de un diario, The White Ribbon. En 1888 distribuyó un panfleto titulado Diez razones por las cuales las mujeres de Nueva Zelanda deben votar, y en 1893 presentó en el Parlamento neozelandés una petición firmada por 32 mil mujeres de todo el país, reclamando por el voto femenino. El 19 de septiembre de ese año, la Cámara de Representantes aprobó el reclamo y Nueva Zelanda se convirtió en el primer país del mundo en el que las mujeres pudieron votar.

En el mundo de la pelota, las mujeres neozelandesas también fueron parte de la revolución feminista. En 2016 Sarai Bareman, Secretaria General de la Confederación de Fútbol de Oceanía y única mujer en la Comisión de Reformas de la FIFA, se convirtió en la primera directora de la -recientemente creada- División de Fútbol Femenino de la FIFA.

Junto con la renuncia del austriaco Andreas Heraf como entrenador del equipo neozelandés, por haber maltratado a algunas de las jugadoras, llegó en 2018 la desvinculación del Presidente de la Asociación de Fútbol de Nueva Zelanda, Deryck Shaw. Su sucesora fue Johanna Wood, que se convirtió en la primera mujer en presidir esa asociación. Además, Nueva Zelanda es el único país de los 24 que integran el Mundial de Francia, cuya máxima organización del fútbol está liderada por una mujer. A su vez, es uno de los cinco países de la Copa, cuya máxima autoridad gubernamental es una mujer, en este caso Jacinda Ardern. En mayo del 2018, se firmó un acuerdo en el que se estableció que la selección de fútbol masculina y la femenina cobrarán los mismos sueldos y percibirán los mismos premios por representar a Nueva Zelanda.

Las Football Ferns podrán no levantar la Copa del Mundo en Francia, pero en la lucha por igualdad, Nueva Zelanda gritó campeón hace rato.

Australia se impuso frente a Brasil por 3 a 2

Por: Santiago Ballatore 

El gol de Marta en su regreso, los caños de Tamires, el partidazo de las jugadoras australianas. Muchos hechos podrían haberse llevado los focos del increíble juego en el que Las Matildas le ganaron 3-2 a Brasil, habiendo estado 0-2 en el marcador; pero todas las cámaras son para otro protagonista, uno del que bastante se viene hablando en el mundo del fútbol en el último tiempo: el VAR.

Su primera aparición fue a los 20 minutos del primer tiempo, cuando la mediocampista australiana Tameka Yallop recuperó una pelota perdida por Kathellen a metros del área y, sola contra el mundo, corrió hacia adelante. Pero antes de siquiera poder patear fue derribada adentro de la zona del penal por Thaisa, dueña de la mitad de cancha brasilera. La falta no fue cobrada, pero en el momento en que la jueza Esther Staubli fue a revisar la jugada a la pantalla del VAR, tanto las jugadoras que estaban en cancha como los espectadores que estaban afuera de ella, pensaron que cobraría penal. Pero el fútbol es una caja de sorpresas, y esta no fue la excepción. ¿Qué pasó? En el momento en que Staubli estaba viendo la jugada, apreció una mano de Yallop al recuperar el balón. Eso hizo que Brasil pasara, en segundos, del infierno al cielo. De penal en contra a tiro libre a favor.

Seis minutos después el VAR volvió a brillar, aunque esta vez por su ausencia. Leticia Santos llegó al área rival y fue agarrada levemente por Elise Kellond-Knight, lateral izquierda australiana. Como seis minutos antes la árbitra había revisado una jugada similar, se caía de maduro que lo haría de nuevo. Pero no, esta vez la pantalla descansó, y Marta cambió el penal por gol.

Ya en el segundo tiempo, más específicamente a los 23 minutos del mismo, volvió a convertirse en la estrella del partido. Claro, ya había pasado mucho tiempo sin que se hablara de él. De hecho, había habido tres goles desde su última participación, por lo que el encuentro iba 2-2. Después de un centro frontal por parte de Australia, la defensora Mónica cabeceó mal y metió la pelota en su propio arco. Pero la delantera Sam Kerr estaba en posición adelantada, y como la jueza de línea interpretó que había tenido participación en la jugada, levantó el banderín. Pero la árbitra principal no dejó seguir el juego, ya que alguien estaba hablándole por el comunicador. La llamaron desde la cabina del VAR y le recomendaron que fuera a revisar la jugada. Al hacerlo, interpretó que la delantera en realidad no había interferido en el error de Mónica, por lo que sancionó el gol que le daba la pincelada final a la remontada. Al ser una jugada de interpretación, no hay una certeza sobre si estuvo bien o mal sancionado, por lo que este gol puede ser asignado a dos personas: Mónica, en contra, y Staubli, apoyada por el VAR.

Pero habría una situación más en la que se haría presente. En realidad, ausente. Luego de un centro de las sudamericanas en el minuto 92, la australiana Catley derribó, sin pelota, a Andressa. Pero la jueza ni siquiera fue a la pantalla, por lo que la aparición del VAR quedó pendiente para quienes esperaban verlo una vez más.

Australia, que había perdido en la primera fecha ante Italia, le dio vuelta un partido increíble a Brasil, que había vencido a Jamaica. La mejor jugadora fue Chloe Lagarzo, pero la figura fue el sistema implementado por la FIFA, que todavía deja muchas dudas sobre cómo debe ser utilizado.

Selección de Catar: entre la Copa América y el Mundial 2022

Por: Iván Zigzag 

El Seleccionado catarí será uno de los dos países (junto a Japón) invitados a participar de la Copa América en Brasil, con la dirección del barco hacia la organización del próximo Mundial como objetivo en medio de enfrentamientos políticos con países limítrofes y la cara del poder como el principal artífice.

Es el ambiente oscuro por el que transita el deporte de nuestros tiempos, en donde los intereses económicos y diplomáticos son los que salen a traslucir y se destacan como los protagonistas de una obra que enturbió, intencionalmente o no, el marco escénico. Es que a pesar del sentimentalismo que generan los eventos deportivos en espectadores y críticos, en los últimos años países con un escaso recorrido en la historia del fútbol fueron tomando poderío por debajo de la mesa.

Estados Unidos y China, quienes realizaron una gran inversión para la profesionalización de sus Ligas (Major League Soccer y Superliga, respectivamente) con las contrataciones de jugadores de renombre internacional, y Catar que apunta al Mundial 2022, sobreponiéndose ante las miradas de reojo de otras Federaciones en su elección.

El seleccionado dirigido por el español Félix Sánchez Bas, último campeón de Asia, será el equipo del primer país árabe en recibir la Copa Mundial de fútbol, con la experiencia a sus espaldas en la organización de espectáculos deportivos con los Juegos Asiáticos de 2006 y con el valor agregado de convertirse en la Sede del Mundial de Clubes 2019 y 2020 (los últimos dos que mantendrán el actual formato de competencia).

El país del golfo arábigo es uno de las regiones con más poder económico del mundo debido a la obtención de petróleo y gas, ese poderío se traslada actualmente al peso que tiene en FIFA la familia Al Thani, que está a cargo del Estado asiático en una monarquía constitucional desde 1868. Con Hamad, padre del ahora príncipe y jefe político (Emir) Tamin Hamad al Zani, que derrocó en el 95’ al gobierno de su abuelo y 18 años después abdicó al mando a Tamin, estableció aún más la imagen de una dinastía familiar como la ideología implementada, en la que no se permite ninguna clase de oposición política.

En un paisaje que poco a poco fue cubriendo de nubes grises el cielo, se generó la elección de Catar como el próximo anfitrión mundialista entre la nubosidad de los cuestionamientos y críticas, con el foco de la conflictividad social y diplomática con sus vecinos (Arabia Saudita, Baréin y Emiratos Árabes Unidos), y otros del norte africano y Mar Arábigo (Libia, Yemén y Egipto), apartado a un lado. Esta problemática condujo al Estado catarí a un bloqueo que con el fin de aislarlo, cortaron con ellos vías de comunicación y rutas fronterizas, provocando una crisis que lo convirtió en el país con la mayor renta per cápita del continente.

Las relaciones entre estos países y Catar se rompieron por distintas causas, el primer motivo se basa en las acusaciones (con el aval de Trump y el gobierno estadounidense) por un supuesto financiamiento a grupos terroristas del Estado Islámico, hecho que el país asiático negó; el segundo es por el acercamiento político con Irán (ambos países comparten South Pars North Dome, el mayor yacimiento de gas licuado del planeta), y por último, un ciberataque a la Agencia de Noticias oficial catarí, Al Jazeera, por parte del Ejército Electrónico Sirio que provocó la prohibición de su señal en varias regiones por el contenido de mensajes en alusión al terrorismo y al extremismo.

El panorama de una fotografía que no permite distinguir su ya descolorida imagen, con las sombras de un ambiente que esconde sus escombros bajo la alfombra y refleja como cara y cruz de una misma moneda, por un lado, la invitación a la presente Copa América y la del 2020 (Junto a Australia) acrecentando el proyecto futbolístico encabezado por Sánchez Bas, y por el otro, el rumbo al cual se dirige el timón de una embarcación que navega ya no hacia La Meca, sino en dirección al océano del fútbol, en un trayecto rodeado de intereses que sobrepasan al entorno deportivo y ensucian con violencia la marea.

Brasil protesta y juega

Por Fernando Bajo

A lo largo de la historia varios jugadores que nacieron en las Favelas (asentamientos precarios) como Garrincha, Romario, Adriano, Ronaldinho,Rivaldo y Gabriel Jesús integraron la selección de Brasil. Sin embargo, esos barrios están asociados solamente al narcotráfico y la delincuencia.

¿Qué hubiera pasado si el actual Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, hubiese asumido antes a su cargo y realizaba (aún puede hacerlo en el futuro) la mayoría de los deseos que manifestó durante toda su carrera política como por ejemplo: “Hay que dar seis horas para que los delincuentes se entreguen, si no, se ametralla el barrio pobre desde el aire”?

El primer mandatario del país que organizará la máxima competición subcontinental a nivel de selecciones ha efectuado en varias ocasiones declaraciones discriminatorias, misóginas y racistas. “Es una desgracia ser patrón en este país, con tantos derechos para los trabajadores”, afirmó hace poco tiempo. Antes de su asunción, Brasil acarreaba una crisis política y económica, sin embargo, hasta ahora el problema no pudo remediarse y el ex militar, con sus medidas, acentúo el descontento del pueblo.

El viernes, cuando las selecciones de Brasil y Bolivia salgan al campo de juego del Estadio Morumbí para disputar el primer partido de la Copa América, en las calles de varias ciudades como Brasilia, Rio de Janeiro e incluso San Pablo, organizaciones sociales llevarán a cabo movilizaciones para repudiar el recorte de presupuesto en la educación, la reforma jubilatoria que busca modificar la edad mínima de aportes de 30 años en las mujeres y 35 en los hombres, que rige actualmente, y aumentarla a 62 y 65 años de vida respectivamente. Además, también se reclamará por la liberación del ex mandatario Luiz Inácio Lula Da Silva.

No será la primera vez que las calles del pentacampeón del mundo se copen de manifestantes. En 2013 durante la Copa Confederaciones también hubo movilizaciones, aunque en aquellos tiempos la protesta era, entre otras cosas, por las grandes inversiones que habían realizado para la celebración de eventos deportivos.

Pese a esto, el torneo, hasta ahora, se desarrollará con normalidad: “Las áreas de operación y seguridad han trabajado en cooperación con las instituciones gubernamentales. Las acciones deben tomarlas los entes públicos, no tenemos autoridad para impedir nada esperemos que todo suceda de forma pacífica, sin ningún problema”, afirmó el director general del comité organizador local, Agberto Guimarães.

A pesar de los reclamos de los trabajadores, Bolsonaro, fanático del Palmeiras, solo se interesará en el inicio de la Copa, ya que para él los más necesitados poseen nada más que una función en la sociedad: “El pobre solo tiene una utilidad en nuestro país: votar”.

 

Wendie Renard, la jugadora de El Fin del Mundo

Por Daniel Melluso

“Ya estabas pateando en mi vientre antes de que incluso vinieras a este mundo”, le repite la mamá de Wendie Renard a su hija. Esta frase extraída de la nota La vida en el fin del mundo, que la defensora gala escribió en The Players Tribune, describe lo que es el fútbol para ella. En la publicación narra su historia en Martinica, una isla que depende de Francia,  donde nació.

Desde muy temprana edad, le gustó el deporte y lo practicó, algo raro para una niña por esas latitudes. Tuvo que superar un escollo muy difícil como lo fue la muerte de su padre, de quien era muy compinche. “Me aferré a él. Donde él iba, yo también necesitaba ir. Yo era su sombra. Todos los días, cuando iba a su auto a trabajar, yo estaba justo detrás de él”, recuerda Renard.

La autora de dos goles en el debut ante Corea del Sur tuvo un momento desafortunado en la victoria de hoy, 2 a 1, ante Noruega en el estadio Allianz Riviera de Niza. El gol del empate transitorio para las nórdicas fue convertido por ella en contra. Una de cal y una de arena, se podría decir, pero no, no para esa niña que jugaba a la pelota en El Fin del Mundo.

“El mar y el fútbol, ​​así era en Martinica”, rememora la jugadora del Olympique de Lyon. Su vida con la redonda bajo el brazo con el sueño de llegar lejos con él. Recibió el apoyo de su familia, fiel compañera en el camino que la consagró en capitana del combinado galo en el Mundial Canadá 2015 y una referente del actual plantel.Era raro que las niñas jugaran fútbol en Martinica, por lo que era aún más raro que fueran las mujeres de mi familia las que me empujaban a hacerlo. Ellas eran las que amaban el fútbol tanto como yo”, recapitula la joven de 28 años.

Cuando Renard tenía 8 años, el temprano deceso de su padre cambió su vida por completo, le dio un propósito: “Antes de que mi padre muriera, él me sentó. Fue uno de las últimas conversaciones que tendríamos. No iba a estar pronto, me dijo. Y finalmente empecé a entender. Pero cuando salí de su habitación, supe que él se habría ido. Ahora sabía lo que eso significaba. Sabía que la vida sería diferente. Y lo que quería hacer con eso”.

Al ver a Renard con sus 1,87 metros de estatura (lo que la convierte en la jugadora más alta del certamen), se entiende lo que es el deporte para ella, que lo juega como si estuviera en su casa, como si fuera el último partido en El Fin del Mundo.

Carlos Borrello, una vida junto al fútbol femenino

PARIS, FRANCE - JUNE 10: Carlos Borrello, Head Coach of Argentina gives his team instructions during the 2019 FIFA Women's World Cup France group D match between Argentina and Japan at Parc des Princes on June 10, 2019 in Paris, France. (Photo by Catherine Ivill - FIFA/FIFA via Getty Images)

Por Federico Bajo

La participación de la selección argentina de fútbol femenino en un Mundial luego de 12 años es un logro exclusivo del propio plantel. Las mismas jugadoras que hace unos días sorprendieron al mundo al conseguir un empate frente al último subcampeón, Japón, y muchas otras a las que el paso del tiempo no les permitió pisar el césped del Parque de los Príncipes, fueron quienes pelearon por ser visibilizadas y poder vivir de su profesión. Y fue durante todo ese período que, junto a ellas, se mantuvo, en silencio, una persona que tiene un gran mérito en el presente del equipo nacional. 

La cara de José Carlos Borrello resulta demasiado anónima para tratarse de un argentino, que en cuya profesión conviven palabras como entrenador, selección y fútbol. El director técnico transita, desde julio de 2017, su segundo período al frente del equipo nacional femenino; antes había ocupado el cargo entre 2003 y 2012. Sin embargo, su primer vínculo al frente de un grupo se produjo en 1996, gracias a que  en una mañana fría, en la estación de servicio que su familia tenía en Adrogué, le respondió a su papá, José Borrello -futbolista profesional entre las décadas del ‘40 y ‘60, que pasó por Boca y Estudiantes de La Plata-, de forma muy poco convincente: “Bueno, qué sé yo. Voy”. En aquel momento, su padre comandaba el conjunto femenino de San Martín de Burzaco, pero ese día no podía ir a la práctica y por eso le pidió a su hijo, recién graduado en el oficio, que lo reemplace. Así lo contó el mismo Carlos, en un texto que publicó el sitio The Coaches’ Voice.

Allí, ante las jugadoras de Burzaco, el hombre de 63 años comenzó un camino que tiempo después, lo llevaría a ser el único técnico que ha dirigido al seleccionado femenino argentino en una Copa del Mundo, ya que además de Francia 2019, estuvo en Estados Unidos 2003 y China 2007. Incluso, Borrello también fue parte de dos sucesos inéditos: la clasificación por primera vez a los Juegos Olímpicos en Pekín 2008, y la obtención de la Copa América 2006, el título más importante que ganó hasta ahora el equipo nacional, que interrumpió las cuatro consagraciones consecutivas de Brasil, desde la creación del certamen. Hazaña que no se repitió nuevamente, debido a que la Verdeamarela volvió a ganar las tres competencias siguientes. El desenlace de aquel torneo pudo ser sorpresivo para muchos, pero Borrelo ya lo había insinuado. Una entrevista publicada en la página de FIFA tres años antes del campeonato subcontinental evidencia las acertadas conclusiones que elaboraba el entrenador por aquellos años, cuando advertía: “Hemos reducido las distancias con Brasil”.

De todos modos, la incidencia del técnico no se limita a los resultados históricos alcanzados. Conocer su papel dentro del fútbol femenino es fundamental para entender la actualidad del equipo nacional. No sólo por su regreso al seleccionado en julio de 2017, cuando el conjunto nacional llevaba 722 días sin siquiera disputar un amistoso, sino porque estuvo a cargo del seleccionado Sub20 en los mundiales de Rusia 2006 y Japón 2012. En el primero de ellos, dirigió a Belén Potassa y Gabriela Chávez, y en el otro a Mariana Larroquette, Agustina Barroso, Adriana Sachs, Yael Oviedo y Florencia Bonsegundo. Hoy todas ellas son parte de las 23 convocadas a Francia 2019.

Los dos años sin actividad en la selección produjeron un quiebre en el proceso de desarrollo del fútbol femenino en el país. Cuando Borrello volvió a la dirección técnica del conjunto nacional, luego de haber obtenido dos títulos locales al mando de la UAI Urquiza, encontró una motivación en medio del desorden: “Lo más problemático es que se cortó la cadena de formación. Pero ahí está lo lindo del desafío, debemos reconstruir todo. Confío en el plus que siempre tuvo la jugadora argentina para compensar el desfase que hubo”, explicó.

Sin embargo, hay una escena que sirve mucho más para graficar quién es ese hombre que, de pie al lado del campo de juego, le da indicaciones a Estefanía Banini y compañía. Inmediatamente después del empate en el debut, cuando las jugadoras se fundían emocionadas en profundos abrazos, Borrello se paró ante los micrófonos a reflexionar: “Ojalá este sea el inicio del camino a un fútbol argentino integral, profesional, desde las bases y que entusiasme, para que empecemos a crecer”, declaró expresando su apoyo a la lucha de las futbolistas, aquellas a las que banca desde que inició su carrera de forma inesperada un día frío en Adrogué.

Análisis táctico: Argentina-Japón

Foto/FIFA

Por: Roberto Aboian 

Argentina logró su primer punto en la historia de los mundiales frente a Japón, actual seleción subcampeona del mundo, gracias al acierto en el planteo táctico defensivo de Carlos Borello que anuló los ataques japoneses.

Borello formó con un 4-5-1 compuesto por: Vanina Correa en el arco.Virginia Gómez, Agustina Barroso, Aldana Cometti y Eliana Stabile en la línea defensiva. El mediocampo tuvo a Florencia Bonsegundo, Linda Bravo, Lorena Benítez, Miriam Mayorga y Estefanía Banini. Por último, como única referencia en la delantera, Soledad Jaimes.

Sin embargo, cuando Argentina tuvo espacios para defenderse, se paró 4-1-4-1 quedando Benítez como la única volante tapón. En los repliegues, respetó el 4-5-1 del inicio.

Japón se paró con un 4-4-2 conformado por: Ayaka Yamashita en el arco. Risa Shimizu, Saki Kumagai, Moeka Minami y Aya Sameshima en el fondo. Emi Nakajima, Hina Sugita, Narumi Miura y Yui Hasegawa en el medio campo. En la delantera se ubicaron Yuika Sugasawa y Kumi Yokoyama.

Japón fue dominante en el encuentro en casi su totalidad. Argentina se mostró replegada en su cancha, con la misión de mantener su arco en cero y trató de encontrar alguna contra de la mano del buen pie de Banini y la potencia física que ofrecía Jaimes.

El juego de las japonesas se basó en atacar por las bandas, utilizando a sus laterales para generar el dos a uno a las carrileras argentinas en las espaldas de Bonsegundo y Banini para luego buscar a sus delanteras el gol.

Borello, para anular estos ataques, encomendó a las dos volantes externas a dar una mano en la defensa. Por su parte, Bonsegundo aportó en la presión defensiva como en la vuelta para darle apoyo a Gómez. Banini, como también tenía el rol de generadora de juego y faltas, su espalda fue la zona por la cual Japón atacó más, dado que al quedar mas lejos que la misma línea de cinco, tardaba en hacer la vuelta.

En esta imagen, se puede observar como Bonsegundo ya está en la línea de las mediocampistas mientras que Banini todavía no llegó dejando a Shimizu, la lateral de Japón, sola.

Sin embargo, la Argentina pudo defenderse sólidamente generando errores en las japonesas en sus ataques tanto que no hubo situaciones peligrosas en el arco de Correa hasta pasada la hora de juego.

La recuperación por parte de Japón luego de sus perdidas era muy agresiva. Solían marcar a las argentinas que tenían el balón en ese momento con hasta tres jugadoras al mismo tiempo.

Argentina en su repliegue, no pudo aprovechar las recuperaciones de Bonsegundo o Jaimes en el mediocampo japonés dado que el equipo se encontraba muy retrasado.

Una mala salida de Japón aprovechada por Bonsegundo, aunque a la ausencia de sus compañeras, no pudo nacer la contra.

El segundo tiempo fue diferente, Japón salió del vestuario a buscar el gol desde el arranque de la segunda mitad. Empezó a recurrir a los pelotazos, pero sin dejar de probar por las bandas. El cansancio en las chicas argentinas comenzó a notarse por lo que las dirigidas por Takakura aprovecharon los espacios, aunque siguieron sin marcar.

Tuvo que llegar el minuto 56 para que Japón pudiera plasmar su juego (clara virtud defensiva de la Argentina que hasta el momento lo había impedido). La triangulación por las bandas para que las laterales llegaran a la línea del fondo era la fórmula.

Aunque la ocasión terminó siendo desperdiciada, Japón comenzaba a sentirse cómoda en el encuentro y tuvo reiteradas oportunidades más de abrir el marcador, pero, nuevamente, malogró las chances.

Pasaban los minutos y Japón se desesperaba más ante su falta de eficacia en materia de goles, y la Argentina viendo esta situación, se animó en la búsqueda del arco rival y el partido se tornó de ida y vuelta.

La Argentina generó contras de la mano de Banini y Jaimes, y fue en el minuto 72 recién llegaron al arco de Yamashita. Japón por su parte recurrió a todo tipo juego, pelotazos, pases entre líneas, pero siempre fueron anulados por la defensa argentina, que fue el punto más alto del partido.

Argentina logró su primer punto en la historia de esta competición gracias a su defensa, evitando la fluida generación de juego por parte del conjunto japonés. Hay que remarcar también la gran concentración que tuvo el conjunto argentino a lo largo de todo el encuentro para no ceder en lo más mínimo ante la capacidad y el talento de las jugadoras japonesas.

En la próxima fecha, Argentina se medirá ante Inglaterra, otro equipo muy complicado, con el sueño intacto de la clasificación a la segunda fase.

La experiencia alemana le da el triunfo ante España

Por Tobías Chere 

Alemania cumplió el objetivo de ganarle a La Roja, su clásico europeo, por 1 a 0 con gol de Sara Daebritz. Con este resultado las alemanas lideran el grupo B con 6 puntos y quedaron matemáticamente clasificadas a los octavos de final de la Copa del Mundo. Las dirigidas por la ex futbolista alemana, Woss – Tecklenburg no demostraron fluidez en su juego y pese a los ingresos de Schweers, Oberdorf y Goessling en el equipo el rendimiento no se modificó.

La lluvia fue la gran protagonista del primer tiempo, en el mismo, España fue amplio dominador del juego con pelotazos en la espalda de las defensas centrales del equipo rival. Esto le permitió a la delantera Nahikari García quedar mano a mano con la arquera de Alemania. La Roja arrinconó a las alemanas hasta los 35 minutos, en ese instante salió el sol en el estadio metropolitano de Valenciennes. Las germanas dejaron de ser tan erráticas en los pases, crecieron en eficacia y en la primera chance clara de gol, Sara Daebritz, tras un rebote de la portera Paños, convirtió el 1 a 0 a los 42 minutos de la parte inicial y estas se fueron victoriosas al descanso.

En el segundo tiempo, España, que venció 3 a 1 a Sudáfrica en el debut, cometió errores en el centro del campo de juego, esto le permitió contraatacar más rápido a las jugadores alemanas.

Esos errores le pudieron costar más goles en el partido a las dirigidas por Jorge Vilda. De todas maneras, pudieron plasmar el buen rendimiento logrado en el partido inicial. Con este resultados las españolas se ubican en el segundo puesto del grupo B con 3 puntos.

.Ya avanzada la parte complementaria, el nivel de presión y de llegadas fue decayendo, los cambios en el conjunto alemán no cumplieron con las expectativas. En España, el nivel de la número 10 Jennifer Hermoso, la mejor jugadora española, y de la mediocampista Virginia Torrecilla no fue igual al de la parte inicial y ese decaimiento no les permitió conectarse bien con el ingreso de Lucía García.

Almuth Schult fue clave para mantener sin goles el arco alemán con buenas salidas para cortar los centros, achicando los espacios que dejaban las defensas centrales y grandes atajadas en el cierre del partido cuando acechaba el empate.

Alemania mantuvo su invicto ante La Roja, ya se habían enfrentado en cuatro ocasiones: dos amistosos y los restantes en la clasificación a la UEFA Euro Femenina, con un balance de dos victorias para La Mannschaft y dos empates.

Ambas selecciones deberán sellar su clasificación el lunes próximo desde las 13. España se jugará la clasificación mano a mano con China. Mientras que, Alemania disputará su último partido en esta fase de grupos ante Sudáfrica.