Por Federico Bajo
La participación de la selección argentina de fútbol femenino en un Mundial luego de 12 años es un logro exclusivo del propio plantel. Las mismas jugadoras que hace unos días sorprendieron al mundo al conseguir un empate frente al último subcampeón, Japón, y muchas otras a las que el paso del tiempo no les permitió pisar el césped del Parque de los Príncipes, fueron quienes pelearon por ser visibilizadas y poder vivir de su profesión. Y fue durante todo ese período que, junto a ellas, se mantuvo, en silencio, una persona que tiene un gran mérito en el presente del equipo nacional.
La cara de José Carlos Borrello resulta demasiado anónima para tratarse de un argentino, que en cuya profesión conviven palabras como entrenador, selección y fútbol. El director técnico transita, desde julio de 2017, su segundo período al frente del equipo nacional femenino; antes había ocupado el cargo entre 2003 y 2012. Sin embargo, su primer vínculo al frente de un grupo se produjo en 1996, gracias a que en una mañana fría, en la estación de servicio que su familia tenía en Adrogué, le respondió a su papá, José Borrello -futbolista profesional entre las décadas del ‘40 y ‘60, que pasó por Boca y Estudiantes de La Plata-, de forma muy poco convincente: “Bueno, qué sé yo. Voy”. En aquel momento, su padre comandaba el conjunto femenino de San Martín de Burzaco, pero ese día no podía ir a la práctica y por eso le pidió a su hijo, recién graduado en el oficio, que lo reemplace. Así lo contó el mismo Carlos, en un texto que publicó el sitio The Coaches’ Voice.
Allí, ante las jugadoras de Burzaco, el hombre de 63 años comenzó un camino que tiempo después, lo llevaría a ser el único técnico que ha dirigido al seleccionado femenino argentino en una Copa del Mundo, ya que además de Francia 2019, estuvo en Estados Unidos 2003 y China 2007. Incluso, Borrello también fue parte de dos sucesos inéditos: la clasificación por primera vez a los Juegos Olímpicos en Pekín 2008, y la obtención de la Copa América 2006, el título más importante que ganó hasta ahora el equipo nacional, que interrumpió las cuatro consagraciones consecutivas de Brasil, desde la creación del certamen. Hazaña que no se repitió nuevamente, debido a que la Verdeamarela volvió a ganar las tres competencias siguientes. El desenlace de aquel torneo pudo ser sorpresivo para muchos, pero Borrelo ya lo había insinuado. Una entrevista publicada en la página de FIFA tres años antes del campeonato subcontinental evidencia las acertadas conclusiones que elaboraba el entrenador por aquellos años, cuando advertía: “Hemos reducido las distancias con Brasil”.
De todos modos, la incidencia del técnico no se limita a los resultados históricos alcanzados. Conocer su papel dentro del fútbol femenino es fundamental para entender la actualidad del equipo nacional. No sólo por su regreso al seleccionado en julio de 2017, cuando el conjunto nacional llevaba 722 días sin siquiera disputar un amistoso, sino porque estuvo a cargo del seleccionado Sub20 en los mundiales de Rusia 2006 y Japón 2012. En el primero de ellos, dirigió a Belén Potassa y Gabriela Chávez, y en el otro a Mariana Larroquette, Agustina Barroso, Adriana Sachs, Yael Oviedo y Florencia Bonsegundo. Hoy todas ellas son parte de las 23 convocadas a Francia 2019.
Los dos años sin actividad en la selección produjeron un quiebre en el proceso de desarrollo del fútbol femenino en el país. Cuando Borrello volvió a la dirección técnica del conjunto nacional, luego de haber obtenido dos títulos locales al mando de la UAI Urquiza, encontró una motivación en medio del desorden: “Lo más problemático es que se cortó la cadena de formación. Pero ahí está lo lindo del desafío, debemos reconstruir todo. Confío en el plus que siempre tuvo la jugadora argentina para compensar el desfase que hubo”, explicó.
Sin embargo, hay una escena que sirve mucho más para graficar quién es ese hombre que, de pie al lado del campo de juego, le da indicaciones a Estefanía Banini y compañía. Inmediatamente después del empate en el debut, cuando las jugadoras se fundían emocionadas en profundos abrazos, Borrello se paró ante los micrófonos a reflexionar: “Ojalá este sea el inicio del camino a un fútbol argentino integral, profesional, desde las bases y que entusiasme, para que empecemos a crecer”, declaró expresando su apoyo a la lucha de las futbolistas, aquellas a las que banca desde que inició su carrera de forma inesperada un día frío en Adrogué.