sábado, enero 11, 2025
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Diego Scroca, maestro del vóley: el legado en la cancha y fuera de ella

Por Juan Cruz Tomasco

Una figura destacada en el vóley argentino, tanto por su carrera como jugador como por su trayectoria como entrenador. Su historia está marcada por la perseverancia, la disciplina y un amor profundo por este deporte, cualidades que lo llevaron a alcanzar altos niveles de éxito y reconocimiento.

Diego Scroca comenzó a jugar al voley desde una edad relativamente tardía. “Tenía casi 17 años, después de un par de intentos fallidos en Ferrocarril Oeste”, recuerda. Su comienzo a comparación con otros deportistas no fue un obstáculo para él, sino un desafío que enfrentó con determinación. En su carrera sentó las bases para un crecimiento sostenido, permitiéndole destacarse rápidamente en el ámbito del Voley.

Uno de los momentos más significativos de su carrera fue en la temporada 2004-2005 cuando compartió equipo con Hugo Conte en Monteros y pudieron ganar el campeonato en aquel año disputando la final ante Bolívar. “Con Conte, compartí una temporada en Swiss Medical Monteros. Fue un año muy intenso, quizás el que más me marcó en mi carrera junto a la temporada en Azul Voley”, afirma. Esta experiencia no solo le permitió mejorar como jugador, sino que también le dejó una profunda amistad con Conte y Waldo Kantor, con quienes más tarde compartió equipos como Ferro y GEBA. La relación con estos grandes del voleibol argentino fue una fuente constante de aprendizaje e inspiración para Scroca.

También se destacó en varios clubes importantes como Vélez y River Plate. “Mis mejores años fueron en Vélez con el campeonato logrado en 1994, que me llevó a participar en la formación de la selección nacional que ganó los Panamericanos del 95. Y luego llegué a mi pico de rendimiento como jugador entre los años 1998 y 2006 en equipos como Azul Voley, River Plate, Swiss Medical y Bolívar”, señala. Su desempeño en Vélez, en particular, fue un punto culminante que lo catapultó a la selección nacional y lo consolidó dado por su rendimiento llego a ser uno de los mejores bloqueadores de su tiempo.

Diego Gutiérrez, un compañero de equipo en River Plate, comparte algunos recuerdos sobre Scroca: “La primera vez que lo vi a Diego fue cuando él jugaba en Vélez a fines de los 90. Luego entre el 2001 y 2002 llegó a River, jugamos una liga argentina. Si mal no recuerdo, comenzó a estudiar educación física y en el 2011 nos cruzamos, él como entrenador en la UNTREF”. Gutiérrez destaca el carácter de Scroca como jugador: “Lo recuerdo muy aguerrido. Siempre tirando para adelante”. Este espíritu combativo y su constante empuje hacia adelante fueron características que definieron a Scroca en la cancha y que dejaron una impresión duradera en sus compañeros.

A lo largo de su carrera, Scroca se destacó por su disciplina y regularidad en el rendimiento, cualidades que él considera esenciales para el éxito en cualquier deporte profesional. “Creo que lo más importante fueron la disciplina para el entrenamiento que me llevó a tener regularidad en mi rendimiento. Me destacaba, básicamente en el bloqueo”, menciona. Esta mentalidad disciplinada no solo le permitió alcanzar grandes logros como jugador, sino que también le sirvió en su rol de entrenador, donde pudo inculcar estos valores en sus equipos.

Su madre Graciela cuenta con detalle cómo jugaba: “Era un muy buen central, la verdad que me gustaba mucho verlo jugar, tenía mucha visión sobre lo que era un partido por eso se hizo entrenador. Él hasta enfermo llegó a jugar, una vida de deportista. Tenía una memoria muy grande porque leía y se le quedaba. Nunca se llevó alguna materia. Luego fue profesor de educación física”.

La transición de Scroca como jugador para ser entrenador fue una evolución natural de su carrera. “Tenía en mente ser entrenador desde los 29 años. La carrera de jugador se me extendió hasta los 37 y mientras seguía jugando profesionalmente, dirigía inferiores. Luego, me dediqué más a los mayores”, explicó. Su enfoque en el entrenamiento y la formación de nuevos talentos fue una extensión de su pasión con el voley y por su deseo de transmitir sus conocimientos como también experiencias a las generaciones más jóvenes.

Entre sus logros como entrenador, Scroca dirigió equipos como UNTREF, Ferro, AFALP y Huracán de San Justo. Uno de sus mayores desafíos fue dirigir en UNTREF, una tarea que implicó no solo la formación del equipo sino también la gestión de toda la logística.

“El desafío más grande fue armar de la nada una franquicia con toda la logística y además ser el entrenador de un equipo femenino”.

Durante su tiempo como entrenador del club APAIB, Diego Scroca tuvo un impacto significativo en sus jugadores, incluyendo a Sabrina Blanco, jugadora y capitana del grupo. Ella comenta acerca de su experiencia en el equipo: “Él dirigiendo se mostraba tranquilo y mantenía la calma”. Además, relata cómo la ayudó a redefinir su posición en los partidos: “Cuando Diego asumió como DT, yo venía años de jugar como punta y en algunos partidos supe jugar como líbero tras una lesión en el hombro, con el correr de los entrenamientos y del tiempo me terminé consolidándome en esa posición. En aquel momento él me sugirió que fuera por ese camino y hoy por hoy creo que fue una buena decisión haber seguido su consejo”.

Sabrina también recuerda una anécdota muy especial que ilustra la humildad y el enfoque de Scroca: “El 4 de octubre tuvimos entrenamiento normal. Ninguna de nosotras sabía que ese día estaba cumpliendo años. Él no nos dijo nada y nos enteramos a los días de casualidad. Todas nos sentimos muy mal y para la siguiente preparación lo esperamos de sorpresa con una torta. Fue un lindo momento”. La relación de confianza y respeto mutuo entre Sabrina y Diego fue clave para su motivación en el equipo: “Yo confiaba mucho en Diego, en su criterio, en su conocimiento y la experiencia. Siempre sentí que él confiaba mucho en mí y esa confianza mutua fue la motivación en cada partido. Él creía más en mí que yo en mí misma”.

Además, Scroca siempre ha sido un aprendiz constante. “Fui tomando lo mejor de cada uno, algunos te suman más, pero de todos puedes aprender”, dice. Esta actitud de aprendizaje continuo y su capacidad para adaptarse y mejorar son parte fundamental de su éxito tanto dentro como fuera de la cancha.

Actualmente, Diego Scroca se dedica a la rehabilitación y entrenamiento funcional para personas mayores, aplicando su conocimiento y experiencia en el deporte para mejorar la calidad de vida. Su enfoque se centra en ayudar a las personas mayores a mantenerse activas y saludables, demostrando que su compromiso con el bienestar físico y el deporte va más allá de las canchas de voleibol.

Llevó la palabra de Dios y la pelota: el cura que fomentó el fútbol en las Georgias

El Grytviken Stadium, de Georgia del Sur.

Por Thomas Bazzetta

 

Sverre Eika, nació en el antiguo municipio noruego de Gjerpen en 1899. En su adolescencia jugó para uno de los clubes más importantes de Noruega, el Odds BK y luego para el SFK Lyn, equipo con el cual llegó a disputar la final de la Copa de Noruega de 1923 que perdió 2 a 1 ante el Brann. A pesar de no haber ganado ese torneo, sus actuaciones en la temporada llamaron la atención de la selección nacional con la cual disputó dos encuentros ese mismo año ante Alemania y Francia.

Mientras transitaba su carrera como futbolista, Eika se graduó como candidato de Teología y al año siguiente, 1924, fue ordenado sacerdote. Luego se vio contratado por la Iglesia Noruega en el Extranjero, institución que lo envió a distintos lugares a cumplir su labor y así fue como llegó en 1929 a las Islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur, donde residió por dos años trabajando en la iglesia.

Ambas islas son territorio argentino usurpado por Gran Bretaña desde 1833, ubicadas en el océano Atlántico sur, 1390 km al suroeste de las Islas Malvinas y a 1970 km de la costa Argentina.

Mientras habitó este territorio, además de consumar su trabajo como sacerdote, Eika tuvo una importancia primordial a la hora de fomentar el fútbol. A pesar de que hay registros de encuentros disputados entre las estaciones balleneras que la poblaban desde 1914, el tiempo que el ex futbolista noruego pasó en las islas bastó para poner al fútbol casi en un primer plano, organizó innumerables torneos amistosos y colaboró mucho en el mantenimiento de los campos de juego que tenían las empresas pesqueras de la isla, en especial el Estadio de Grytviken, obviando el hecho de que era con amplia diferencia el jugador más diferencial que disputaba esas competencias.

Fue tanta su incidencia en el ámbito futbolístico de este sitio que luego de su partida a Buenos Aires en 1931, el fútbol se mantuvo en auge a pesar del limitado número de pobladores fijos que se asentaban en la isla. Se siguieron jugando gran cantidad de partidos amistosos entre las balleneras y también entre selecciones locales y embarcaciones que paraban temporalmente en este sitio, pero lo más impensado es que llegó a tener un campeonato oficial: El Campeonato de Fútbol Inter Balleneras de Georgia del Sur que se desarrolló entre 1958 y 1961.

Este torneo se disputó en tres ocasiones, en las que compitieron cinco equipos de las diferentes estaciones y el ganador se quedaba con un escudo fabricado en Edimburgo. El representativo de Leith Harbour fue el campeón invicto de todas sus ediciones, venciendo por 4-1 a Grytviken en la temporada 1958-59, reteniendo el título al vencer al Husvik 3-1 en 1959-60, y luego completando su hat-trick de títulos al derrotar a Stromness por 7 goles a 4 en el partido decisivo de 1960-61.

De allí en adelante el fútbol se siguió jugando de manera más irregular pero ininterrumpidamente hasta la actualidad. Siempre encuentros de carácter amistoso y con aún menos regularidad desde el cierre de las balleneras en los sesentas, que transformó a los intérpretes de aquellos partidos únicamente en científicos o soldados que trabajaron en la base militar británica que alojaba la isla.

Pero no hay dudas de que aquel gran jugador que tuvieron estas islas, Sverre Eika, junto a científicos, soldados y personal gubernamental de hoy en día ocupan su lugar en la historia del fútbol de Georgia del Sur junto a aquellos valientes habitantes de las estaciones balleneras, que compitieron uno al lado del otro, y entre sí, desde los primeros días del siglo XX hasta el cierre de Estación ballenera de Leith Harbour en diciembre de 1965; fueron los hombres que participaron y llevaron el pasatiempo deportivo favorito del mundo a una isla pequeña, aislada, accidentada y a menudo inhóspita, un lugar aislado en el fin del mundo.

Perón, en las tapas de revistas deportivas

 

Edición nº 1537 de El Gráfico, 24 de diciembre de 1948

El primer y único registro de Juan Domingo Perón en la tapa de El Gráfico fue el 24 de diciembre de 1948. El medio lo fotografió de espaldas, abrazando a Juan Gálvez, el piloto de carreras que acababa de competir en el Gran Premio de América del Sur, cuyo recorrido empezaba en Buenos Aires y terminaba en la ciudad de Caracas, Venezuela.

Edición nº 35 de la revista Mundo Deportivo, 15 de diciembre de 1949.

Con motivo de impulsar la promoción de políticas deportivas, el gobierno peronista financió un medio de comunicación en el que comenzaron a informar sobre deporte desde una perspectiva social, y esa fue la primera vez que el presidente salió en la tapa. Perón apareció varias veces en las portadas de Mundo Deportivo hasta 1955, año en el que fue destituido de su cargo por la Revolución Libertadora. Como todo lo relacionado al movimiento peronista fue censurado por las fuerzas a cargo del Estado, la revista no pudo continuar con su línea editorial, y en 1959 se dejó de editar.

Edición 211 de la revista Mundo Deportivo, 30 de abril de 1953

El General Juan Domingo Perón, considerado por la revista como el Primer Deportista Argentino, posó en la tapa de Mundo Deportivo el 30 de abril de 1953, junto a la foto que lo muestra en su motocicleta, popularmente llamada Pochoneta. 

La revista reflejó la actualidad deportiva y contaba con información sobre el impulso al deporte desde las estructuras con una mirada oficialista. Las referencias a todo aquello que hacía Perón y su obra de gobierno en el área deportiva eran comunes en el semanario. 

Edición nº 134 de Mundo Deportivo, 8 de noviembre de 1951

 

Edición nº 248 de Mundo Deportivo, 31 de diciembre de 1953.
Edición nº 172 de Mundo Deportivo, 31 de julio de 1952

   

A su vez, Eva Perón también fue protagonista de la portada en varias ocasiones. Por su influencia en la promoción del deporte a través de la creación de los Juegos Evita, entre otras cosas, es considerada una parte fundamental del crecimiento de esta área y su rol en lo social.


Producción: Alan Bretschneider, Celena Ponce y Agostina Enrique Salinas 

 

Juan Domingo Perón y el Mundial de básquet de 1950

Por Tagliapietra Martina, Ferreiro Brisa y Wasilewski Tobias

En 1950 se disputó el primer Mundial de básquet que tuvo como sede a la Argentina. La razón por la cual se eligió al país es porque no estaba involucrado en la Segunda Guerra Mundial y el entonces presidente  Juan Domingo Perón apoyaba con sus políticas a los deportes, haciéndolo accesible para todas las clases sociales con medidas como el aumento del presupuesto destinado al deporte, construyó estadios de fútbol, el Autódromo y Velódromo Nacional entre otras obras de infraestructura y cedió terrenos fiscales para la creación de clubes y centros deportivos.


El básquet argentino logró en ese evento su primer y, hasta el momento, único mundial tras ganarle la final a Estados Unidos. Además contó permanentemente con el apoyo del General, que luego de la final visitó a los campeones en el restaurante donde festejaron la victoria y les dijo que habían hecho más por el país que 100 embajadores.
Por otro lado el gobierno sustentó la gira del Club Palermo por España y consiguió el permiso para que el seleccionado nacional se entrenara en la mejor cancha del país por su infraestructura, la del Instituto de San Fernando.

Pero el suceso más importante fue el premio que se les dio al equipo luego de la obtención del Mundial. Como reconocimiento Perón le otorgó a cada integrante del plantel, además de una recompensa económica, un permiso de importación gratuito para poder entrar desde Estados Unidos el auto que cada uno quisiera. Este beneficio generó lo que se conoció en 1957 como un “asesinato deportivo” ya que ese año la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu sancionó a esta camada por obtener beneficios económicos a pesar de ser un deporte amateur y apoyar el gobierno Perón abiertamente con hechos como desfilar en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de 1952 con corbatas negras en conmemoración al fallecimiento de Evita Perón.

Por esta razón se suspendió a los 36 jugadores de por vida. El fallo fue levantado en 1967 en el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía tras una resolución de la CABB (Confederación Argentina de Básquetbol), pero el daño ya era irreversible debido a que esta camada no pudo volver a jugar de manera competitiva, además de que pasaron muchos años para que el básquet argentino volviera a competir con los seleccionados de primer nivel. 

 

Juegos Evita, el deporte es salud

Por Giuliano Toschi, Tomás Fundia, Francisco Romero y Tadeo Lercari 

Los Juegos Evita son una competencia deportiva con más de 35 disciplinas, que apunta a jóvenes de entre 10 y 18 años y adultos mayores de 60, de todas las provincias del país. Pero ¿cómo surgieron? Nacieron en 1948 durante el primer mandato de Juan Domingo Perón, y fueron impulsados por su esposa, Eva Duarte y el ministro de Salud, Ramón Carrillo. Tenían el fin de incluir y promover la cultura de la solidaridad y el trabajo en equipo entre los sectores más postergados. Además, muchos niños y niñas accedieron a la salud por primera vez debido a las revisiones médicas.

Muchos clubes y organizaciones de barrio se fundaron en base a estos Juegos, que tuvieron un gran impacto en la expansión del deporte a cada ciudad de poca urbanización. En la inauguración, Eva Perón declaró: “Los niños de nuestra tierra unidos en la práctica del deporte, son también forjadores de la grandeza de la patria”. En la segunda edición llegaron a participar más de 100.000 chicos y chicas, convirtiéndose en la primera experiencia masiva deportiva y social en América. 

Esta competición se frenó en 1955 con el derrocamiento de Perón, y regresó 18 años después en su tercer mandato. Luego, con el presidente ya fallecido, los juegos se detuvieron nuevamente por otro golpe de estado, hasta que volvieron de forma definitiva en 1991. Originalmente solo se disputaba fútbol, pero con el correr de los años fueron incluyendo distintas disciplinas como básquetbol, natación o esgrima, y más recientemente otras como atletismo, boxeo o ajedrez.

El Gobierno actual intentó cambiar el nombre de la competición a “Juegos Deportivos Nacionales”, pero la subsecretaría de Deportes de Nación después de debatirlo confirmó que mantendrán el nombre actual, aunque, eso sí, anunciaron el desfinanciamiento, por lo que se reducirá la cantidad de participantes y varias disciplinas ya no estarán dentro del evento.

 

El debut de la Fórmula 1 en Argentina

Por Martina Casabianca y Katherine Sperani 

El Gran Premio de Buenos Aires fue en sus comienzos una competencia de carreras de Fórmula Libre organizadas por el Automóvil Club Argentino (ACA). Estas arrancaron a principios de la década del 1930 y se realizaron tres carreras previas al peronismo, las primeras dos en los años 1932 y 1936, en el circuito Costanera, para luego continuar con la tercera en el año 1941 en el circuito de Retiro. 

Luego de esta última, las carreras se frenaron debido a inconvenientes con las importaciones del caucho para las ruedas y que tampoco era posible desembolsar demasiado dinero en la nafta debido a la situación económica del país. Esto fue una de las grandes causas por las cuales en 1942 prohibieron las carreras de Formula Libre, que se reanudaron recién en 1947 en el primer mandato del Presidente Juan Domingo Perón. Inclusive éste estuvo presente en la primera carrera luego de la habilitación, donde dio la señal de partida.

A partir de ese momento, las carreras pertenecientes a este premio comenzaron a titularse con los nombres del presidente, o en algunos casos el de su mujer, Eva Duarte de Perón. Las primeras once competencias se realizaron en el circuito de Retiro, el de Palermo o el de Costanera Norte, hasta el año 1952 cuando se inauguró el nuevo Autódromo (hoy llamado Oscar y Juan Gálvez), también impulsado por el presidente.

Por aquellos años, el gobierno de Juan Domingo aportaba presupuesto para que los volantes más importantes pudieran correr en los Grand Prix. Este comenzó habilitando las carreras en 1946 y dos años después, varios pilotos decidieron visitarlo en la Casa Rosada, entre ellos Juan Manuel Fangio y Froilán González, donde le manifestaron su intención de construir un autódromo en la Ciudad. Perón puso en marcha la obra y a partir de 1952 las competencias se realizaron allí, celebrándose en 1953 la primera edición de Fórmula 1 internacional.

Mundiales con Perón

Las decisiones de la AFA que privaron a la Argentina de jugar un Mundial

La Copa del Mundo 1950, disputada en Brasil, fue la segunda que la selección argentina no participó por distintos motivos relacionados a conflictos políticos.

En la década del 40, el seleccionado se encontraba en su época dorada, en la que conquistó los Sudamericanos 1941, 1945, 1946 y 1947. Pasada esa etapa de esplendor, en 1948, la relación entre los futbolistas con la AFA no era la mejor y eso llevó a que los jugadores realizaran una huelga, encabezada por Adolfo Pedernera, exigiendo un aumento salarial y la libertad de decisión de dónde jugar, ya que eso lo elegía el cuerpo técnico. 

En 1949, el seleccionado decidió no presentarse al Sudamericano y varios futbolistas de renombre, como Alfredo Di Stéfano y Pedernera, eligieron ir a jugar a Colombia, que no estaba afiliada a la FIFA. Argentina estuvo sin actividad hasta marzo de 1950, cuando enfrentó a Paraguay en dos partidos, con un empate y una victoria, en el cual contó con jugadores del ámbito local.

Una de las versiones señala que la selección no jugó esa edición del Mundial, disputada en Brasil, ya que Valentín Suárez, presidente de la AFA en aquel entonces, le dijo a Perón que no existían garantías de triunfo: “No le puedo asegurar que vayamos a ganar”. La otra versión está asociada al éxodo de jugadores del fútbol argentino, algo que debilitó al equipo nacional.

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Las causas que no permitieron su participación en Suiza 1954

La selección argentina no jugó el Mundial de 1950 organizado en Brasil por pedido de Juan Domingo Perón, presidente del país, debido a la mala relación que había entre las federaciones sudamericanas por la huelga, organizada en 1948, que produjo que haya un éxodo de jugadores como Alfredo Di Stéfano y Adolfo Pedernera que fueron a Colombia un año después y también por la falta de ritmo competitivo (Jugaban dos partidos por año).

La AFA, conducida por Raúl Colombo, estaba descontenta con la decisión que tomó la FIFA en elegir a Francia como sede de la Copa del Mundo de 1938. En consecuencia, la Argentina tomó la decisión de no participar en el Sudamericano de 1953, torneo que daba la clasificación al mundial de 1954 en Suiza, que ganó Alemania Federal.

Guillermo Stábile, director técnico de Argentina, viajó como veedor para analizar los posibles rivales. Tras presenciar el sorteo de Suiza 1954, el goleador del primer mundial en 1930 manifestó: “Si la Argentina hubiera concurrido, habría tenido una actuación destacada”.

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La muerte de Perón en medio del Mundial 

En medio de la Copa del Mundo de Alemania 1974, el presidente de Argentina murió de un infarto. Su lugar lo tomaría su esposa y vicepresidenta, María Estela Martínez de Perón.

El 30 de junio de 1974 Argentina perdió 2 a 1 frente a Brasil en la segunda fase de grupos del Mundial disputado en Alemania y al día siguiente Juan Domingo Perón, presidente de la Nación en aquel entonces, falleció a causa de un paro cardíaco por el agravamiento de la cardiopatía isquémica crónica que sufría y fue reemplazado por su esposa, María Estela Martínez de Perón.

En cuanto la noticia llegó a tierras alemanas, el plantel argentino le rindió homenaje al presidente con una imagen suya y se realizó una misa en su honor en la iglesia de San Lambertus en la ciudad de Mettmann. Mientras Argentina se encontraba de luto, el seleccionado debía enfrentar a Alemania Democrática por el último partido de la fase con ambas selecciones ya eliminadas. La AFA intentó postergar el partido, pero la FIFA se negó y los dirigidos por Cesar Luis Menotti tuvieron que disputar el encuentro, donde se hizo un minuto de silencio.

Durante el mismo año, Perón había creado la Comisión de Apoyo al Mundial, luego de que la Argentina haya sido designada como sede en el año 1964 para la edición de 1978, lamentablemente el teniente general no pudo ver a su selección como anfitriona y campeona de dicha competencia.


Producción y textos: Martina Sette, Agustina de los Santos, Franco Luis Bonini, Juan Mennella Felipe Iturbe, Agustín Paratcha, Ignacio Pretto, Valentín Albano, Agustín Caballero, Bruno Toscano, Nicolás Martini, y Thiago Stortoni 

Racing y Banfield, la definición atravesada por la política

Por Brian Silvera, Nahuel Montenegro, Tobías Gallardo y Juan Manuel Tesolin

Tras igualar en puntos en la última fecha del Campeonato de Primera División de 1951, Banfield y Racing jugaron un partido de desempate pese a que el Taladro tenía una mejor diferencia de goles que la Academia.

Los rumores que circularon antes y después de esa definición provocaron que fuese titulada como una de las más politizadas de la historia argentina. Una especie de interna ética, moral y deportiva en los adentros del gobierno, englobada por un trasfondo de ideales sociales y culturales: el “equipo humilde”, con Eva Perón como abanderada, contra el “equipo poderoso”, apoyado por el Ministro de Hacienda de Juan Domingo Perón, Ramón Cereijo. Evita tenía preferencias por Banfield por ser el equipo más débil, más una cuestión de principios que de simpatía por el club del Sur.

La primera final fue el 1º de diciembre de 1951 y terminó empatada 0-0, por lo que hubo que jugar otra. El segundo partido acabó 1-0 a favor de Racing con un gol de Mario Boyé y el conjunto de Avellaneda se consagró campeón. Ambos encuentros se disputaron en el Gasómetro de San Lorenzo, en Avenida La Plata. A pesar de la derrota, Banfield fue bautizado por la prensa como el “campeón moral”, ya que fue el primer equipo fuera de los cinco grandes que ocupó la primera colocación en un torneo de AFA.

 

Estadio Presidente Perón, la cancha de “La Academia”

Por Pedro Fernandez Perotti y Tobias Ramos Mejia 

El 3 de septiembre de 1950 se inauguró el estadio de Racing Club, uno de los más importantes del país: el Estadio Presidente Perón, conocido popularmente como “El Cilindro” de Avellaneda. A 50 años del fallecimiento del ex presidente de la Nación, cabe destacar la importancia de su gobierno en la construcción del mismo.

A fines de la década del 40, mientras Racing peleaba por obtener su primer campeonato profesional, para la dirigencia uno de los objetivos primordiales era construir un nuevo estadio. En 1947, el Poder Ejecutivo firmó el decreto 7395, el cual lo autorizaba a otorgar créditos para la construcción de instalaciones deportivas. El decreto fue impulsado por el gobierno de Perón con el objetivo de extender una serie de políticas públicas con el deporte como base principal.

Con esta inversión, las instituciones deportivas lograron crecer en infraestructura y abordar a los sectores sociales más vulnerables. La “Academia” fue uno de los beneficiados y  recibió un préstamo inicial de tres millones, a los cuales más tarde se les sumarían otros ocho gracias a las gestiones e influencia de Ramón Cereijo, ministro de Hacienda del gobierno de Perón por entonces y fanático de Racing, quien además editó una revista especial del club y fue socio honorífico.

La obra total costó 15 millones de pesos, el equivalente a 1,2 millón de dólares de ese tiempo, unos 15 millones de dólares de la actualidad; poco si se lo compara con los casi 80 millones que costó el Madre de Ciudades en 2018); y casi el 80% fue financiado por el Estado Nacional, ya que Cereijo fue quien le solicitó al presidente de la Nación el préstamo para que los directivos del equipo de Avellaneda pudieran solventar los gastos. La comisión directiva del club, presidida en ese momento por Carlos Paillot, que fue secretario de salud de la municipalidad de Buenos Aires, homenajeó a Perón con el nombre del estadio.

Sin embargo, pese a que el estadio llevaba el nombre de Perón, medios partidarios y los propios hinchas, manifestaron en varias ocasiones que Cereijo mereció más que nadie que el “Cilindro” lleve su nombre en homenaje a quien llevaba al club en su corazón. “Muchachos, a mí me puede costar mi posición, pero ustedes ganan”,le dijo a los jugadores previo al segundo partido final del campeonato de 1951, donde Racing vencería 1 a 0 a Banfield.

Los Juegos Panamericanos 1951

Por Iván Cardozo, Yessica García y Valentín Gerez

Juan Domingo Perón y María Eva Duarte asistieron a la inauguración del  primer certamen continental deportivo que se llevó a cabo en nuestro país el 25 de febrero. Los estadios de GEBA, River, Huracán y el  por entonces recientemente construído de Racing Club (recinto que lleva el nombre del General y fue utilizado para la ceremonia inaugural) fueron elegidos como sedes para dicho evento. También se usó el tradicional estadio cubierto Luna Park. 

El acontecimiento fue promocionado por el gobierno de Perón, todavía en su primer mandato, con lo que cumplía la premisa de dar al fomento deportivo un gran impulso desde el Estado. El presidente de la Nación fue el encargado de inaugurar los Juegos: “El deporte es para nosotros un medio, de tantos, que usamos para fortalecer, elevar y dignificar al hombre”. Además, el Jefe de Estado de México, Miguel Alemán Valdés, le obsequió a Perón un caballo blanco como símbolo de amistad y unidad entre naciones. 

Participaron 21 países de América con 2.513 atletas para competir en 18 deportes. La delegación argentina logró 154 medallas: 68 doradas, 47 plateadas y 39 de bronce. El presidente fue el encargado de colgar las medallas a los deportistas argentinos. Es hasta la fecha la segunda mejor marca del país en los Juegos Panamericanos, por detrás de Mar del Plata 1995 donde obtuvo 159. Fue tal el buen desempeño de los demás deportistas argentinos que el mismísimo Pascual Pérez no pudo competir, ya que no superó la instancia eliminatoria. El atletismo contó con buenas actuaciones, Delfo Cabrera repitió la conquista de los Juegos Olímpicos de Londres 1948 y consiguió la medalla de oro en maratón; también el atleta nacido en Armstrong fue el abanderado. 

En fútbol, el seleccionado dirigido por Guillermo Stábile con estrellas de la época como Norberto Cupo, artillero del equipo con 5 goles y Rogelio Antonio Domínguez, arquero juvenil de Racing que luego supo vestir la camiseta de Real Madrid, se quedó con la medalla de oro.