miércoles, julio 16, 2025
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El Messi del FIFA

Juan Ignacio Cueto Iozzoli

Sea un fan de los videojuegos o alguien que jamás tocó un joystick, todos conocen el FIFA. Todos los años la saga saca una nueva entrega que atrapa al colectivo gamer que disfruta del fútbol virtual. Electronic Arts (EA) es la empresa desarrolladora encargada de traer este entretenimiento a las consolas de millones de personas alrededor del mundo desde 1993, cuando salió FIFA International Soccer o FIFA 94. EA Sports realiza torneos a nivel mundial y continental entre los distintos jugadores que logran clasificarse.

Existen diversos modos de juego y cada uno tiene su propia competencia. Uno de los más destacados es el Clubes Pro, en el cual se juegan partidos online de 11 contra 11. Para participar, cada gamer crea su propio avatar. A medida que vaya jugando partidos, el personaje aumentará progresivamente sus estadísticas y será cada vez más fácil realizar jugadas más eficientes. En Argentina, existen torneos de esta modalidad y hasta se dividen en diferentes divisiones (como si fueran Primera y la B Nacional, por ejemplo) y una Copa Argentina. Todos estos campeonatos son administrados por la International eSports Association Argentina (IESA).

Durante julio y agosto del año pasado, se realizó la Copa Mundial de Clubes Pro, y la selección argentina se quedó con la victoria ante el combinado ruso. No eran solo 11. También contaban con suplentes y técnico en cada equipo.

Para gente fuera del círculo del FIFA, el nombre Francisco Sotullo no le parecerá conocido. Pero este hombre de 36 años, además de ser el entrenador que guió a los argentinos a la gloria mundial del Clubes Pro, es uno de los mejores jugadores tanto del país como del mundo. Cuenta con un título panamericano en 2008 y tres medallas de bronce en mundiales en 2008, 2012 y 2013, las únicas de Argentina a ese nivel. Además, fue nombrado como el mejor jugador del país durante seis años consecutivos, del 2011 al 2016.

El mundo gamer lo conoce como PatanRex, su nombre de usuario. Y su vida gira en torno a los videojuegos. “Rara vez me despierto a la mañana, salvo que tenga reunión con la agencia EA de Argentina para ayudarlos con alguna cosita. Preparo videos para Youtube y alguna otra cosa para redes sociales. Los jueves trabajo con Punto.Gaming, un programa dedicado a la actualidad gamer. Después, por las noches, casi siempre hago streams en Twitch hasta las tres o cuatro de la mañana”.

Francisco Sotullo siempre fue adepto a los videojuegos, y los de fútbol son su principal entretenimiento. “Siempre me gustaron los juegos de fútbol. Juego FIFA desde que salió el primero en 1994. Desde ahí empecé a jugar la saga, lo compraba todos los años. Recién en 2004, cuando estaba estudiando medicina en La Plata, tuve una computadora con Internet y busqué en línea alguna liga para competir” dice Sotullo a El Equipo y luego agrega. “Me enteré de un torneo en La Rural que se había hecho, me contacté con el campeón, le gané y quise competir en la Liga Nacional de Argentina, en la cual salí campeón en 2005. Desde ahí empecé a jugar de forma competitiva e intentaba clasificarme a torneos internacionales. En 2008 di el salto cuando gané el Panamericano y fui tercero en el Mundial de Alemania. Recién en 2011 tuve mis primeros sponsors para empezar a vivir 100% de los videojuegos, lo cual conseguí en 2013”.

El nombre Patán ya era conocido en toda la comunidad gamer argentina y también resonaba a nivel mundial. A fines del año pasado, Alejandro Hermanutz, presidente de la Federación Argentina de Clubes Pro y encargado de la selección, le ofreció el puesto de director técnico del equipo nacional. “Lo fui a buscar a él porque lo conozco. Además de ser un grandísimo jugador, es una persona muy seria y profesional. No tenía segunda opción. Era él o él”, comenta el “Grondona de IESA”, apodo puesto por la comunidad de gamers argentinos.

“Alejandro me preguntó si quería dirigir. Me dijo que le parecía el indicado y que trabajaba muy bien, que quería que fuera yo el encargado”, relata Sotullo.

Después de aceptar, la primera tarea era ver a los jugadores para saber quiénes iban a representar a Argentina en Clubes Pro. “Como técnico, empecé a ver a todos los jugadores de la Liga de IESA. Más o menos ya tenía una idea de a quiénes llevar. Lo más difícil fue darle lugar a los chicos que yo no conocía y que merecían un puesto” comenta Sotullo. Y prosigue: “Arrancamos con una prueba para ir armando de a poco el equipo y le fuimos dando lugar a los que mejor estaban. Entrenábamos los fines de semana por Discord, para poder estar bien comunicados desde nuestras casas. Cuando comuniqué la lista final, en el grupo no hubo quejas de por qué estaba éste o el otro, ni nada por el estilo. Los que estaban sabían que se lo merecían y los que quedaron cerca, pero al final no vinieron, entendieron que había otros que se habían ganado el lugar”.

La relación de Patán con sus dirigidos siempre fue muy buena. “Es un crack, dentro y fuera de la consola. Siempre creyó en nosotros e hizo lo mejor para que podamos dar lo mejor de cada uno”, develó Kevin Cecchini, el 10 del equipo.

Cuando se aproximaba la fecha del Mundial, el equipo argentino mostraba buenos rendimientos y se notaba el gran trabajo de los jugadores y el entrenador. “El proceso me mostró que estábamos en un muy buen nivel. Jugamos muy bien las eliminatorias y ganamos la Copa América. Éso hizo que vayamos con mucha confianza al Mundial”.

A diferencia de otros torneos de FIFA, los jugadores no viajan a algún sitio en particular donde se realiza el evento. Al ser 11 jugadores por equipo, todos juegan desde su país. Algunos desde sus casas y otros se juntan en algún lugar para disputar los partidos. En Argentina, varios partidos se llevaron a cabo en un ciber llamado Local Strike, ubicado en San Isidro. Los encuentros se jugaron ida y vuelta. ¿Por qué se hace esto? Porque se juega un partido con cada servidor. A un argentino, por ejemplo, le sale muy caro jugar en un servidor italiano por la poca señal que recibe y, en consecuencia, el videojuego corre con muy poca fluidez y el gameplay se torna muy lento, lo que claramente deja en desventaja a uno.

“Casi no daba indicaciones al momento de jugar. Al ver los partidos desde afuera, los analizaba mejor y, cuando me daba cuenta de las fallas, les decía a los chicos que lo intenten corregir” manifiesta Patán Sotullo. Y señala:. “Lo mismo si veía que uno de mis jugadores estaba jugando mal. Le pedía que intente ubicarse mejor; no mucho más. Jugábamos 3-5-2, con una la línea de tres falsa porque defendíamos con cinco normalmente. Dependiendo de los partidos, veíamos qué teníamos que cambiar o dónde teníamos que mejorar”.

El estilo de juego es algo que influye notoriamente, y este equipo normalmente era paciente con la pelota y esperaba encontrar huecos; no se la jugaban a perderla. “Tener a Nicolás Villalba, el mejor jugador del mundo actualmente, es un plus. No jugábamos en torno a él, cuando no estuvo también jugamos muy bien. Pero siempre aparece cuando las papas queman, y te puede salvar el partido”, relata Patán.

El Mundial tiene el mismo formato que el Campeonato Mundial de la FIFA. Eliminatorias, 32 equipos divididos en ocho grupos y los dos mejores de cada uno clasifican a las eliminaciones directas. Argentina integró el grupo con Italia, Singapur y Venezuela. El seleccionado logró el primer lugar de su grupo. En octavos vencieron a Hungría, en cuartos a Uruguay y en la semifinal a México.

Sabíamos que jugábamos bien y que teníamos muchas chances de salir campeones, pero no pensábamos en eso. La clave era ir partido a partido. Cuanto más vas avanzando, más pensás que podés ser campeón, es lo habitual. Pero todos sabíamos que para eso faltaba mucho”, expresó Sotullo. En la final se enfrentaron a Rusia, que había sorprendido al eliminar en las semifinales a Brasil, el rival más peligroso.

La final fue apasionante. Argentina había perdido 4-0 la ida en el servidor ruso. Pero en la vuelta ganó 5-1 con un gol en el minuto 92, Las reglas indican que, en caso de empate global en la final, se debía jugar un partido de desempate en el servidor del equipo con mejor puntaje en la fase de grupos, que era Argentina. Los rusos no estaban de acuerdo con esto, propusieron volver a jugar ambos partidos y la Argentina accedió.

Si les decíamos que no, éramos campeones nosotros porque ellos se negaron a jugar. Pero los chicos lo querían ganar en la cancha” contó Alejandro Hermanutz en una entrevista con Olé. “Había que jugarlo en la cancha, no queríamos ganarlo por escritorio. Ale y yo tomamos la decisión en conjunto. Aceptamos el pedido de ellos porque queríamos jugarlo, ganarlo y mostrarle al mundo del FIFA lo que es Argentina”, afirma Patán.

Leclerc, el joven resiliente que pisa fuerte en la F1

Por Ignacio Maida

Charles Leclerc, piloto de Ferrari, es una de las sensaciones de esta temporada de la Fórmula 1. El monegasco de 21 años -nacido en 1997- está sorprendiendo a más de uno con sus actuaciones con el Ferrari N°16, como por ejemplo su labor en Bahréin a principios de abril, cuando consiguió la pole, aunque después no pudo hacerse con la carrera por una falla en el recuperador de energía de su monoplaza.  Pero, pese a los problemas, logró mantenerse en el tercer puesto y conseguir su primer podio en la máxima categoría.

Leclerc se interiorizó en los autos a la temprana edad de 4 años, tras una mañana en la que les mintió a sus padres para poder ir a la pista en Bingoles con Jules Bianchi, el mejor amigo de su hermano. Al volver, el pequeño Charles sabría que quería un futuro como piloto profesional. Desde ese momento y hasta los 13 años compitió en kartings siempre aconsejado por Bianchi, que se convertiría en su mentor y padrino.

Para el flamante piloto de la escudería de Maranello no todo fue fácil en su arduo camino a la máxima categoría. Al terminar su etapa en Kartings, el dinero requerido para seguir su ascenso era mucho e incosteable para su familia. Ahí fue cuando su padrino le presentó a Nicholas Todt -representante de Bianchi e hijo del mánager de F1 Jean Todt- que fue quien lo acercó a la Fórmula Renault 2.0 Alpes, donde fue subcampeón.

Al año siguiente era turno de la Fórmula 3 Europea, donde finalizó cuarto y, además, fue el mejor novato. Pero allí la vida lo golpeó, Jules Bianchi había sufrido un accidente fatal en el Gran Premio de Japón, tras perder el control de su Marussia y colisionar contra una grúa -que estaba extrayendo un auto que había colisionado contra el muro en la vuelta anterior-, quedó en coma inducido durante nueve meses, para luego fallecer a la temprana edad de 25 años. Esta fue la primera muerte en la F1 en 20 años, luego del fatal accidente que sufrió Ayrton Senna -máximo ídolo de la familia Leclerc- en el Gran Premio de Imola de 1994.

“¿Miedo? No, eso no existe. Incluso después de lo que paso con él en Suzuka -afirmó-. Sé que el peligro es parte del automovilismo. Pero cuando estoy adentro del auto y siento la adrenalina correr, nunca manejé ni un sólo metro con miedo de que algo me fuera a pasar”, sentenció el monegasco.

Y vaya que se supo reponer a la pérdida de su mentor, ya que en la siguiente campaña ganó la GP3 series y pasó a formar parte de la Academia de Pilotos de Ferrari, al igual que Jules. Ya en 2017 ascendió a la Fórmula 2 con el equipo Prema -perteneciente a Ferrari-  y dominó la campaña con números fenomenales: 7 victorias, 8 poles y 10 podios en 22 carreras, tan buena fue esa temporada que logró superar las performances que habían hecho los últimos campeones de la F1, Hamilton y Rosberg, en su tiempo.

Pero lo más destacable de ese año fue el Gran Premio de Azerbaiyán donde dos días antes de partir a Bakú, le informaron que su padre, ex piloto de Fórmula 3, había muerto producto de un paro cardiorrespiratorio. Charles mostró una fortaleza mental increíble tras ganar las dos carreras del fin de semana y lograr la pole. “Cuando era segundo, mi padre no estaba contento, así que me concentré en ganar. Solo ganar. Para asegurarme de que aún sonreía”, Declaró Leclerc tras sus victorias en ese fin de semana.

En 2018 le llegó la oportunidad que el piloto de Mónaco siempre esperó. Sauber lo contrató -con el apoyo de Ferrari- para que corriera durante esa temporada, al igual que lo hubiese  hecho su padrino en 2015. Las expectativas en él eran altas pese a que el auto no fuera competitivo. Charles las cumplió a la perfección, logró un inesperado sexto puesto en Bakú y luego terminó séptimo en los grandes premios de Rusia, México, Brasil y Abu Dabi. “Esa uno de los mayores talentos que tuvimos, quizás sea uno de los mejores novatos de las últimas dos décadas”, manifestó Beat  Zehnder- mánager de Alfa Romeo SauberTeam- para la serie de Netflix: Formula 1 Drive toSurvive.

En la clasificación final de esa temporada culminó decimotercero y fue elegido como piloto de Ferrari en 2019, tras la marcha de Kimi Räikkönen a Sauber.  “Mi papá y Jules siempre me decían que mantuviese mis pies en el suelo y nunca dejara de esforzarme. Yo creo que deben sentirse orgullosos mirándome desde el cielo. Jules se merecía más que yo este lugar en Ferrari. Por eso quiero obtenerlo, para agradecerle todo lo que hizo por mí”, subrayó Leclerc, un chico que no corre solo por su sueño, sino que lo hace por el que su padre y su padrino no pudieron alcanzar.

Siete décadas de futbolistas reconocidos como trabajadores

Por Daniel Melluso y Fernando Bajo

El 1 de noviembre de 1948 ocurría lo inesperado para el Gobierno del presidente Juan Domingo Perón. Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), organización sindical fundada el 2 de noviembre de 1944 y que todavía no era reconocida jurídicamente como tal por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), se convertía en la primera en su rama en realizarle una huelga, en una época de desarrollo económico y social de las clases bajas y de pleno auge deportivo: tres meses antes se habían disputado los Juegos Olímpicos en Londres con una participación récord de atletas argentinos (213), que recién se igualó en Río de Janeiro 2016. En Gran Bretaña, Pascual Pérez y Rafael Iglesias se colgaron la medalla de oro en boxeo, mientras que Delfo Cabrera hizo lo propio en maratón.

Paralelamente, Perón le encomendaba al diputado Eduardo Colom presentar un proyecto para reformar la Constitución Nacional. El presidente quería incorporar los derechos de los trabajadores, de la ancianidad, de la familia, de la educación y cultura; y la enseñanza primaria, obligatoria y gratuita. Por otra parte, su deseo era garantizar la igualdad de hombres y mujeres en las relaciones familiares; la autonomía universitaria; la elección por voto directo para diputados, senadores y presidente; y la posibilidad de reelección inmediata del primer mandatario. En otras palabras, su objetivo era promover una Constitución impregnada con justicia social.

El 14 de agosto se aprobó el proyecto en la Cámara de Diputados y el 27 de ese mes hizo lo propio el Senado. El 3 de septiembre, el general Perón promulgó la Ley 13.233, en la cual quedó establecida la reforma.

Mientras gran parte del deporte nacional celebraba los logros obtenidos en Londres por sus atletas, los futbolistas de la Primera División luchaban por sus derechos: el reconocimiento de su gremio por parte de la AFA, la eliminación del sueldo máximo de 1500 pesos y tener la libertad de contratación sobre sus fichas, son ejemplos de algunos de ellos. Hasta la 25ta fecha, que se jugó el domingo 31 de octubre, Racing era el líder del campeonato con un punto más que Independiente. Sin embargo esa fue la última jornada que se disputó con jugadores profesionales, ya que en la mañana de ese día el gremio estableció que, a partir de las cero horas del lunes, comenzaría una huelga. Esto desencadenó que en las siguientes jornadas los jóvenes de las inferiores de los clubes jugaran en Primera y el éxodo de 57 futbolistas a la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor), la cual era considerada una asociación pirata y funcionaba por fuera de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA). Al respecto, Oscar Barnade, historiador, investigador y periodista, subrayó: “En Colombia se generó una escisión entre los grandes equipos como Millonarios y la Federación Colombiana de Fútbol (FCF), que provocó la creación de la Dimayor el 26 de junio de 1948, a la cual los jugadores argentinos emigraron porque los contratos eran muy altos y no necesitaban pase internacional”.

El periodista e historiador de fútbol Esteban Bekerman se refirió a este hecho: “Los grandes futbolistas, quienes ganaban buen dinero y eran bien tratados por los dirigentes, se solidarizaron con los demás y encabezaron la huelga. Esto sucedió porque a los más jóvenes o con menos recursos técnicos se los degradaba y abusaba laboralmente con peores contratos e incluso no los hacían jugar”. Fernando Bello, ex arquero de Independiente, Oscar Basso, capitán de San Lorenzo, y Adolfo Pedernera, delantero de Huracán y ex integrante de La Máquina de River, fueron los impulsores de aquella protesta. Víctor Lupo, historiador tucumano y ex subsecretario de Deportes de la Nación entre 1989 y 1992, sostuvo: “El gran impulsor del sindicato de futbolistas fue Adolfo Pedernera, que lo hizo para defender el derecho de los jugadores. Estos venían reuniéndose desde que se fundó el gremio, pero esta huelga fue el detonante para la conformación de FAA que hoy conocemos”. Al respecto, Bekerman agregó: “Pedernera era un hombre querido y respetado por sus compañeros, fue el líder de la huelga e intermediario de los futbolistas con la Dimayor, ya que fue uno de los primeros en emigrar a esa liga; lo hizo a Millonarios”.

El 14 de noviembre, luego de la suspensión por el reclamo de los jugadores profesionales, se reanudó el torneo con futbolistas de inferiores, con una notable disminución de espectadores en todas las canchas y con la anulación de los descensos. Independiente empató con Lanús y alcanzó en la punta a Racing, que perdió en Rosario contra Central. En la 27ma jornada se jugó el clásico de Avellaneda, el cual ganó el Rojo por 1-0. En las últimas dos fechas, disputadas entre el 8 y 12 de diciembre, la Academia no presentó su equipo y el título fue para Independiente que le sacó cuatro puntos de ventaja a River, que finalizó segundo. Al mismo tiempo se produjeron las elecciones de Convencionales Constituyentes para reformar la Carta Magna Argentina. Se eligieron 158 de los cuales 110 eran peronistas y 48 radicales. El 30 de diciembre, en el Ministerio de Trabajo y Previsión que dirigía José María Freire, FAA quedó aprobado como gremio.

La solución del conflicto fue producto de la intervención de Eva Duarte de Perón, esposa del presidente, que llamó al presidente de la AFA (quien respondía al Gobierno) y le ordenó que oficializara a FAA como sindicato y les diera a los futbolistas un estatuto, todo esto en contra del deseo de los directivos de los clubes.

“El 29 de marzo de 1949, el gremio convocó a una asamblea extraordinaria para debatir 11 puntos que surgieron de un encuentro privado entre Oscar Basso —presidente de FAA— y Oscar Nicolini —mandamás de la AFA y ministro de Comunicaciones de la Nación—. En la asamblea, los afiliados votaron a favor de esos ítems, de los cuales algunos eran: la rescisión de los contratos por vía judicial y el cobro del 20 por ciento por parte del jugador en una transferencia, pero la que generó suspicacias fue la estipulación de un sueldo máximo”, explicó Carlos Pandolfi, ex presidente y actual tesorero de FAA. Era entendible, el gremio tenía como postura inflexible la de fijar un sueldo mínimo y que el mismo no tuviera tope. Pandolfi continuó: “Los asociados resolvieron que, al no suprimir el límite salarial, la huelga siguiera”. Anteriormente, la Convención Constituyente, que había comenzado a sesionar el 24 de enero, había sancionado el nuevo texto constitucional el 11 de marzo, para que el 16 fuera jurado por el general Perón.

La huelga se levantó el martes 5 de abril de 1949, tras la aprobación de los puntos ya tratados y con el compromiso por parte de los jugadores de comenzar el campeonato profesional de fútbol de ese año. “En el libro de actas de Comisión Directiva de FAA, con el número 96, se decretó que ese día culminaba la huelga. A los futbolistas se les pagaría los sueldos, aguinaldos y premios hasta el 15 de diciembre de 1948, pero con la condición de que renunciaran a los pagos de enero, febrero y marzo del 49”, indicó Pandolfi. Más allá de esto, todavía no se había quitado el tope salarial de 1500 pesos y eso produjo la emigración de los futbolistas al exterior, principalmente a Colombia. Alfredo Di Stéfano y Néstor Rossi, delantero y volante de River respectivamente, recalaron en Millonarios; mismo destino tuvieron el delantero Antonio Báez y el arquero Julio Cozzi, ambos de Platense; y el delantero de San Lorenzo René Pontoni se fue a Independiente Santa Fe, por mencionar algunos ejemplos.

Cuatro días después de que culminó el paro, se realizó en Mendoza el Primer Congreso Nacional de Filosofía financiado por el Gobierno de Perón, quien había intervenido las universidades a fines de abril de 1946. Esta reunión fue importante ya que reflejó las divisiones entre los estudiantes que estaban en contra del régimen universitario, a pesar de la gratuidad de la enseñanza, y quienes rechazaban el reclamo de aquellos y apoyaban al Gobierno bajo el lema de “alpargatas sí, libros no”.

“Lo que demostró la huelga fue la cerrazón de la dirigencia, porque estos no eran peronistas sino conservadores y, por lo tanto, no querían lidiar con sindicatos, con un convenio colectivo de trabajo y así negociar con los jugadores directamente para sacar ventaja de esto”, analizó Bekerman. El periodista añadió: “Por esta razón, los directivos barajaron la posibilidad de volver al amateurismo a finales de la década del ´40”.

Con el pesar de la dirigencia, como consecuencia del acuerdo entre FAA y la AFA, el 24 de abril comenzó el torneo de 1949 con el regreso de varios jugadores profesionales y Racing, que había sido el menos afectado por el exilio, se consagró campeón. Esteban Bekerman explicó: “Ramón Cereijo (ministro de Hacienda del Gobierno de Perón) era hincha de Racing y fue su máximo benefactor. A partir de préstamos y subsidios, le permitió al club no sufrir tanto la huelga y así poder comprar y mantener jugadores para lograr el tricampeonato”. El conjunto de Avellaneda fue campeón ese año y además en 1950 y en 1951. Antes de que se jugara la segunda fecha del campeonato quedó zanjada la diferencia acerca del tope salarial, lo que determinó el fin del conflicto.

De esta manera concluyó el arduo camino que transitaron los jugadores de la Primera División de Argentina para lograr el reconocimiento de su sindicato, Futbolistas Argentinos Agremiados, por parte de la AFA. Ellos, en una época de máximo desarrollo de los derechos sociales, sobre todo los de los trabajadores, en consonancia con la sanción de la Constitución Nacional de 1949, se organizaron y consiguieron ser escuchados en el conservador y cerrado mundo del fútbol.

¿Qué estaban haciendo los campeones del mundo hace cuatro años?

Joaquín Grasso

El argentino Néstor Pitana era el encargado de sonar su silbato y ponerle fin al 21° Mundial. Luego de 31 días, 64 partidos y 32 equipos, descendía el telón de Rusia 2018. Bajo una intensa lluvia, el capitán Hugo Lloris alzaba el trofeo dorado hacia el firmamento moscovita y, junto con el resto de sus compañeros, le gritaba al mundo entero que Francia era el nuevo campeón.

Una Copa atípica. El pelotón de equipos catalogados como favoritos a quedarse con el trono retornaron tempranamente a sus hogares. Varias de las estrellas se mostraron incómodas y no lograron exhibir sus mejores facetas dentro de las canchas rusas. El militar orden táctico ahogó cualquier intención creativa por parte de los talentosos. La pelota detenida se convirtió en el arma predilecta para lastimar al rival de turno. Los débiles, que la prensa y los hinchas encasillaban de antemano, tomaron el protagonismo de la escena y avanzaron varios escalones en la competición.

La situación resultaba desfavorable para las escuadras más ambiciosas. Pese a esto, Francia pareció aprovechar al máximo cada una de estas circunstancias y demostró su mejor versión dentro del campo de juego: un equipo joven, dinámico y muy veloz que contragolpea como ninguno; de notable capacidad área, para atacar y defender, cuando la Telstar 18 vuelva entre las cabezas; y de depurada clase y precisión para el traslado cuando rueda por el verde césped.

A pesar de los traspiés en Brasil 2014 y en la Eurocopa 2016, el entrenador Didier Deschamps siguió al mando con su proyecto y logró que este grupo de promesas se asemeje a un equipo con la experiencia de varios años de trabajo en conjunto. Sin embargo, en medio de este ciclo, numerosos integrantes de las plantillas pasadas fueron excluidos y pocos son los que siguen desde el Mundial de Brasil 2014. En el presente plantel, 17 futbolistas debutaron mundialmente en Rusia. Entonces, ¿qué estaban haciendo los actuales campeones cuatro años atrás?

Hugo Lloris: el por entonces –y actual- arquero de Tottenham inglés fue titular en los cinco partidos que disputaron Les Bleus en la pasada edición, donde fueron eliminados en cuartos de final por Alemania.

Steve Mandanda: el N°1 estaba recuperándose de la fisura de una de sus vértebras cervicales que había sufrido en el encuentro entre su club Olympique de Marsella y el Guingamp por la Ligue 1. Se perdió la cita ecuménica de 2014.

Alphonse Areola: el joven de ascendencia filipina estaba realizando la pretemporada con el SC Bastia francés tras ser cedido por el Paris Saint Germain. En 2013 se había coronado campeón mundial con la Sub-20 gala pero todavía no había tenido la chance de sumar minutos con los mayores.

Benjamin Pavard: el lateral, que en ese entonces tenía apenas 18 años, estaba entrenando con el equipo B del Lille OSC. Meses más tarde debutaría en la primera de su club. Pese a ser parte de diversos planteles juveniles, aún no había hecho su estreno con la selección absoluta.

Presnel Kimpembe: el marcador central de raíces congoleñas comenzaba a sumar experiencia en sus primeros ensayos con el plantel profesional del Paris Saint Germain. Sus actuaciones a nivel internacional se habían dado con la camiseta de la República Democrática del Congo en la Sub-21 y con la de Francia en la Sub-20.

Raphael Varane: el zaguero del Real Madrid es otro de los futbolistas de la plantilla campeona que había disputado el Mundial de Brasil 2014 que quedó en poder de los teutones.

Samuel Umtiti: el defensor camerunés realizaba su puesta a punto con el Olympique Lyon en el receso de verano. Asimismo, en 2013 se había consagrado campeón mundial Sub-20 y esperaba el llamado de Didier Deschamps para competir con la mayor.

Adil Rami: en aquel momento estaba arreglando su desvinculación del Valencia español para marchar al Milan italiano por U$S 7.500.000.

Djibril Sidibé: estaba entrenando con el plantel profesional del Lille OSC y competía en la Sub-21.

Lucas Hernández: era parte del plantel profesional del Atlético de Madrid pero aún no había debutado. Era convocado frecuentemente para la Sub-18.

Benjamin Mendy: el senegalés era titular en el lateral zurdo del Olympique de Marsella. Situación similar sucedía a nivel país con la Sub-21.

Paul Pogba: Pogboom, quien era la carta principal del mediocampo de la Juventus en 2014, había disputado el Mundial de Brasil y sufrió el gol de Hummels que le puso fin a su participación en la competencia.

Corentin Tolisso: el volante de padre togoleño era una de las promesas de Olympique de Lyon en la liga local y la joya de la Sub-20 azul.

N´golo Kanté: hoy está en la mira de los clubes más importantes del mundo. Sin embargo, hace un tiempo se encontraba en las filas del Caen francés. No tuvo participación en ninguna de las categorías bases de Les Bleus.

Blaise Matuidi: con pasado en Paris Saint Germain, el centrocampista también estuvo en Brasil 2014 y fue derrotado por Alemania cuando disputaban por un lugar en semifinales.

Steven N´Zonzi: pese a no tener rodaje en las selecciones menores de su país, era el bastión del Stoke City inglés y ya atraía miradas de varias potencias.

Nabil Fekir: era la principal promesa y la carta desequilibrante de Olympique de Lyon. La prensa francesa ya ubicaba su nombre como candidato a estar entre los 23 elegidos para Rusia 2018.

Antoine Griezmann: no pudo mostrar en Brasil 2014 el juego que tanto lo caracterizó en Atlético de Madrid. No pesó en ofensiva, no marcó goles y debió armar las valijas en cuartos de final tras la derrota frente a los dirigidos por Low.

Thomas Lemar: el nuevo fichaje del Colchonero jugaba en el Caen, recientemente ascendido a la Ligue 1 y, además, demostraba su capacidad en la Sub-19.

Olivier Giroud: el por entonces número 9 del Arsenal inglés fue parte del plantel que arribó a Brasil con la ilusión de levantar la copa y terminó siendo vencido por Alemania en los cuartos de final.

Kylian Mbappé: el Golden Boy de Rusia 2018, con 15 años, exhibía todo su talento en las categorías formativas del Mónaco francés. También era parte de la Sub-17 nacional.

Ousmane Dembelé: el extremo del Barcelona es otro de los campeones que en ese momento debía esperar unos años para tener rodaje profesional. En 2014 todavía se encontraba mejorando su juego en las inferiores de Stade Rennais F. C.

Florian Thauvin: el atacante se había afianzado en la alineación titular de Olympique de Marsella. Igualmente, había gritado campeón el año anterior con la Sub-20 en Turquía.

Mbappé, preparado para heredar el trono mundial

Joaquín Arias

Sus rostros, eminentes, resplandecían en cartelera una vez más. Por tercera ocasión consecutiva eran las llaves de seducción más poderosas para que el mundo pusiera los ojos en una película en la que ambos asomaban como protagonistas estelares. Sin embargo, el fútbol, como el cine, en ocasiones ofrece una trama menos esperada, con personajes que irrumpen para derrumbar a los gigantes y romper con lo previsto.

El planeta fue a ver a Lionel Messi y Cristiano Ronaldo pero se encontró con Kylian Mbappé. Con Luka Modric, balón de oro, y Eden Hazard también, claro. Sucede que el parisino rindió una tesis con 19 años y medio cuando recién se trataba de uno de sus primeros finales. Y, para ello, su carácter fue un activo que cotizó aún más que sus aptitudes técnicas. Porque para enfrentar al último subcampeón del mundo y eclipsar la inmensidad de Messi primero hay que proponérselo y, luego, tener una enorme fortaleza mental para conseguirlo. Porque para no dejar de pedir la pelota, picar al vacío en cada jugada y saberse la mayor amenaza de la selección campeona del mundo -pese a que por momentos el fútbol no fluya- requiere de una cabeza excepcional.

El mejor jugador joven de Rusia 2018, dueño de un desparpajo tan grande como su habilidad en velocidades supersónicas, encaja a la perfección en un fútbol actual en el que triunfan los equipos que se adaptan tanto a tomar la iniciativa como a golpear desde el contraataque. Su potencia es clave en la primera faceta y letal en la segunda.

Al igual que un Pelé de 17 años en 1958 y que Thierry Henry de 19 hace dos décadas, cuando él todavía estaba en la panza de su mamá Fayza, una Copa del Mundo puede catapultar hasta alturas estratosféricas a este delantero que, con la Telstar 18 en sus pies, generó que espectadores de los cinco continentes quitaran la espalda del respaldo del sillón y clavaran las retinas en la pantalla porque entendían que el peligro era inminente.

Sería aventurado hablar de un cambio de era en el fútbol, aunque un calvo galo y un delgado croata pusieron en jaque el Balón de Oro por primera vez desde 2008. Mbappé desembarcó en Rusia para insinuarse como el recolector de un testimonio que Messi y Ronaldo de a poco irán cediendo. El tiempo determinará si Rusia 2018 fue un punto de inflexión en el trono de la pelota o simplemente un cambio de aire fugaz. Eso sí, un chico que todavía no cumplió las dos décadas demostró estar preparado. Muy preparado.

Pitana no estará solo

Joaquín Arias

Néstor Pitana no estará solo en el Estadio Luzhniki de Moscú. Por el contrario, estará rodeado de amigos que le facilitaron lucirse. Su primer asistente será Hernán Maidana, en cuyo curriculum mundialista ya resaltaban las participaciones en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014. Luego de Brasil, precisamente, fue reconocido en General Pinto, aquella ciudad del noroeste de Buenos Aires que lo vio nacer hace 46 años. Contador Público, Licenciado en Administración y Graduado en Organización y Técnica Bancaria, “Coly” estará ante el desafío más importante de su carrera, al cual su mujer María Noemí y sus hijos Valentín y Melina seguirán con los ojos muy abiertos.

En diagonal a él estará Juan Pablo Belatti, que con el mismo vigor con el que va y vuelve detrás de la línea de cal, encabeza la campaña “Por una vida libre de violencia”. Nació en la tierra del Vasco Olarticoechea, Saladillo, pero su corazón es platense porque al año y siete meses de vida se instaló en el barrio Tolosa de la capital bonaerense, debido a que su papá Luis había conseguido un trabajo en el Ferrocarril como maquinista. A este Profesor de Educación Física de 39 años su familia lo elogia. Su hermana Nuria –la menor de los cuatro Belatti- lo veía con ojos de reverencia durante la adolescencia y, a su vez, su mamá Cristina contó que “a nivel profesional, todo lo que logró fue gracias a su esfuerzo, constancia y el querer superarse día a día”.

Mauro Vigliano, por su parte, será asistente del VAR. A cuatro de los nueve árbitros le sellaron el pasaporte en Ezeiza. Para la terna Pitana-Maidana-Belatti, Francia-Croacia marcará el broche de oro de un ciclo que desde hace más de cinco temporadas acumula méritos ininterrumpidos: final de la Copa Libertadores 2013, Mundial Brasil 2014, Recopa Sudamericana y Copa América en 2015, Juegos Olímpicos 2016 y Copa Confederaciones 2017.

Pudo haber sido Sandro Ricci, con todo el peso de la Confederación Brasileña. También el iraní Alireza Faghani, con el apoyo de un continente entero. Pero serán un misionero, un saladillense y un pintense quienes saltarán el césped en representación de un país en el que, nuevamente, la pericia individual predominó por encima de desajustes estructurales.

El agua como estilo de vida

Esteban Micozzi y Joaquín Méndez

Cuando uno visita Avellaneda y recorre parte de su barrio con antiguos galpones que entre 1970 y 1990 oficiaron de fábricas, se puede dimensionar la importancia de la industria y lo que generaba para la ciudad. Como también se puede observar con un simple golpe de vista en las paredes y casas, que Racing e Independiente dividen la pasión del fútbol allí. Pero hubo alguien que dejó marcada su huella a fuego en la historia deportiva y es motivo de orgullo para la localidad: Osvaldo Pacha Codaro, el waterpolista más importante de la historia argentina y uno de los mejores a nivel mundial. En su carrera obtuvo 22 campeonatos nacionales, siete medallas en Juegos Sudamericanos, cuatro en Juegos Panamericanos -entre ellas dos doradas, en Buenos Aires 1951 y México 1955- y participó en tres Juegos Olímpicos. Además de brillar en el waterpolo, Pacha fue campeón nacional en natación de 100, 200 y 500 metros libres, entre 1950 y 1953.

Codaro llegó a lo más alto del mundo de los deportes acuáticos cuando el International Swimming Hall of Fame, de Estados Unidos, distinguió al equipo argentino que ganó el Panamericano de Buenos Aires 1951, del que él fue parte. Pero no iba a ser la última vez que su nombre quedara grabado entre los grandes. Pacha falleció el 6 de junio del 2017, con 87 años, luego de un accidente en su casa que le provocó el ingreso de una bacteria en su organismo. Poco más de dos meses después, el 26 de agosto, su familia recibió por parte del Salón de la Fama el reconocimiento por su carrera y, desde entonces, un sector del establecimiento y una placa llevan su nombre. Él supo tener una relación cercana con el Salón de la Fama, entidad a la que le realizó una serie de donaciones, como el gorro blanco que utilizó para competir en los Juegos Olímpicos de Londres 1948, con el número 4.

Avellaneda fue su lugar en el mundo desde su infancia hasta la vejez. Nacido el 9 de diciembre de 1930 y criado en aquella ciudad, proveniente de una familia humilde y trabajadora, comenzó a nadar en el Club Atlético Independiente a los diez años y a los pocos meses ya era el mejor en la categoría juvenil. Pero se dio cuenta que su pasión era el waterpolo a los 14, cuando su profesor lo convocó para el equipo del club. Más allá de un paso por Boca Juniors, nunca dejó de concurrir a su amado Independiente.

Amalia Rebagliati, compañera de natación de Codaro en el club, compartió muchos momentos con él, pero recuerda con una sonrisa, una costumbre de Codaro que le llamaba mucho la atención: “Se lo veía todas las mañanas por la calle, caminando desde Güemes y Alberdi, al 1500 de avenida Mitre, hasta la sede de Independiente. Iba tranquilo, a paso lento pero con la seguridad que lo caracterizaba. El barrio parecía suyo”.

Dentro de su entorno familiar tuvo dos seudónimos: uno impuesto por su esposa, Pachalín, y otro por sus hermanas, Pachala. Sin embargo, su caminar cansino le dio lugar a su apodo más reconocido, Pacha. Nombre que le otorgó el panadero del barrio de su infancia, ya que era “muy pachorriento” según contó Cristina Codaro, la mayor de sus cinco hijos: “Él iba a la primaria a la tarde y a la mañana hacía el reparto en la panadería, a cambio de unos pesitos y facturas para la familia. Papá era de una condición muy humilde”.

Además de su vida como deportista, Codaro trabajaba por la mañana en el Correo Central, donde liquidaba haberes, y por la tarde era profesor de educación física. “Como padre era muy atento a todo, siempre muy concentrado en nosotros”, recuerda Cristina. “En todo momento estaba al pie del cañón, para cualquier necesidad y, sobre todo, era muy cariñoso”.

Codaro tenía otras cosas que lo apasionaban además del waterpolo: los pins y los juegos de mesa. “Juntaba pins. Tenemos una colección enorme guardada. Hizo tantos viajes y tuvo tantos encuentros con distintos deportistas, que se convirtió en un gran coleccionista”, revela su hija.

Su gran físico -dos metros de altura, espalda ancha y brazos largos- le permitían sacar una notable ventaja sobre los demás en el juego acuático. Así lo remarca Osvaldo Hoorn, exjugador de waterpolo de Independiente, quien lo enfrentó en dos oportunidades: “Jugué en contra cuando él estaba en Boca Juniors. Era tan grandote y tenía tanta fuerza en el agua que era imposible marcarlo. Tenía el arco entre ceja y ceja, era distinto y eso se notaba cada vez que ingresaba a la cancha”.

La competitividad y el esfuerzo, sumado a su capacidad en el juego, fueron determinantes para la obtención de títulos en su carrera. La Final Argentina de Waterpolo de 1972, última copa que ganó, no fue la excepción. El partido lo disputaron Boca y Regatas de Santa Fe en la pileta de Newell’s y la victoria fue por 8 a 7 en favor del conjunto de Capital Federal. Rubén Manuel García, exjugador y compañero de Pacha en ese encuentro, lo recuerda: “Osvaldo lo marcó a Cuqui Álvarez, uno de los mejores de Argentina en ese momento. En el tercer tiempo se fue a la olla cuando perdíamos 5 a 2 e hizo 3 goles y empató el partido. Sobre el final íbamos 8 a 7 y con la igualdad era campeón Regatas. Tiró Cuqui y pegó en un poste del arco, luego en el otro y quedó en la línea. Allí Pacha agarró la pelota mientras todos se lanzaban encima de él, consiguió el full y terminó el partido”.

Si sus cualidades dentro del deporte eran notables, fuera de él también. Como señala Javier Sorace, exjugador de waterpolo de Independiente, quien tuvo una relación cercana con Codaro en el club: “Era una persona muy cálida y excepcional. De voz firme, pero jamás necesitaba levantar el tono en ninguna circunstancia. A todo momento rodeado de su familia y, especialmente, con su esposa Nélida Codaro, o más conocida como Tota, quien lo acompañaba para todos lados. Siempre lo veías en alguna cafetería de Avellaneda por la mañana, tomando su café para arrancar el día”.

Durante 1948 dio muestra de una de esas características distintivas que poseía cuando fue preseleccionado junto a su hermano Javier Codaro para la delegación de los Juegos Olímpicos que representarían a Argentina en Londres. Su hermano quedó afuera del equipo con 17 años y Osvaldo intentó cederle su lugar. “Mi padre no quería viajar. Quería que fuera su hermano e hizo de todo para lograrlo, siempre nos dijo eso. Pero bueno, lo eligieron a él”, dice Cristina, su hija.

Raúl Corcico, entrenador de waterpolo, compartió la dirección de equipos en Independiente y algunos torneos junto a Pacha, luego de su retiro en 1971. Tiene un recuerdo especial y una anécdota particular de su amigo: “Cuando finalizamos un torneo en Chile y fuimos al aeropuerto para regresar al país, uno de los jugadores perdió su documento. La empezamos a pasar mal con los carabineros, pero lo que nos salvó fue la lista que me había mandado a hacer Pacha antes de viajar con los detalles de la delegación que iba a participar. Era muy detallista”.

En 1997, a 25 años de su retiro, Codaro seguía colaborando con su amado deporte y trabajaba en el club Defensores de Banfield junto a Corcico. Con la dirección de un equipo promocional, empezaron a incorporar a exjugadores de waterpolo y organizaron un torneo junto a la Federación Argentina. La competencia se denominó Master y se creó para jugadores mayores de 40 años que habían dejado la disciplina y no tenían dónde desarrollarla, lo que demostró el compromiso de Pacha con el waterpolo. “De esta experiencia logramos rescatar muchos exjugadores que seguían amando esto”, señala Raúl. ”Algunos se hicieron dirigentes de distintos clubes, otros eligieron el camino del arbitraje y muchos se inclinaron por la enseñanza de la disciplina. Más allá de la diversión y el amor por el deporte, fue muy fructífero para la actividad y todo eso se lo debemos a él. Fue quien impulsó todo y el que estaba en el detalle de las cosas para que todo saliera bien”.

El 8 de junio de 2017, dos días después del fallecimiento de Codaro, la familia emitió una carta firmada por su esposa Tota y sus hijos Cristina, Lotty, Hugo, Mariela y Alex. En la misma se explicó la causa de su muerte y están contados sus últimos días en Brasil: “Estuvimos con él desde el día 14 de mayo en que llegó a Río de Janeiro a pasar un mes en la casa de Lotty, lugar que él adoraba, que disfrutaba enormemente, que lo sentía casi suyo. Su silla, su pileta, su sillón, su vista al mar, sus tardes y todos los cuidados que siempre recibió en esta casa. No había lugar mejor. Según Pacha, en Río todo era más fácil, sin saber que por detrás de esa sensación había una infantería familiar cuidando de cada detalle de su estadía, dándole lo mejor que existía a nuestro alcance: paseos, Navidades, nietos, hijos, Olimpiada, agua… mucha agua… Todos sus gustos eran atendidos”.

Sus cenizas fueron esparcidas en el mar de Barra de Tijuca, Río de Janeiro, Brasil. Ese fue el primer lugar que visitó en el extranjero en una escala previa rumbo a los Juegos Olímpicos de Londres de 1948. Sus familiares lo remarcan en la carta: “Por toda esta conexión de Pacha con este lugar, Tota y sus hijos decidimos que aquí debe quedarse. Sus cenizas serán lanzadas al mar, en frente de la casa de Lotty donde siempre estaban sus ojos, de día y de noche. Se irá nadando, como siempre le gustó. Estará en el agua, su lugar en el mundo. Ya sus piernas no le van a pesar, su alma estará leve y lo tendremos siempre aquí adelante de nuestros ojos para seguir disfrutando de su alegría, de su optimismo, de su lucha incesante contra todos los contratiempos.”

Luka Modric: la historia de un refugiado

Daniela Simón @DanielaaSimon

Croacia llegó a la final de la Copa del Mundo y pasó de ser una joven nación, a una experimentada selección mundialista con signos de madures. Una selección que tiene figuras, tiene equipo, pero que también tiene pocos años, y rasguña las tres décadas. Luka Modric es su capitán, máximo exponente y candidato a quedarse con el galardón de mejor jugador de la cita. Sin embargo, su vida es más que fútbol y golazos, también fue dolor y tormento.

El capitán es de un rostro expresivo por demás y un semblante de una película ambientada en los años 80, como si de fondo, leve como la brisa, se pudiera escuchar una canción de los Beatles. Dentro de la cancha, una vincha siempre le contiene el pelo, al que recorta para mantenerlo. Tímido y tranquilo. Luka Modric es ese, al que le encuentran un parecido a Johan Cruyff; el que hace fácil al fútbol en el Santiago Bernabéu, en Croacia y en Rusia; el que su memoria fue atravesada por la historia de su país.

Luka nació en el otoño de Zaton Obrovacki, una aldea cercana al cordón montañoso Velebit.

Cuando Croacia, una república con una cantidad significativa de serbios en su territorio, intentó separarse de Yugoslvia en 1991, el presidente serbio Slobodan Milosevic envió al ejército a proteger sus intereses y comenzó una guerra civil que culminó recién cuatro años después. Durante esta Guerra de la Independencia de Croacia, Obrovacki fue bombardeado por el ejército popular yugoslavo y las milicias serbias. Por esa época, el pequeño Modric cumplía siete años.

En diciembre, su abuelo y seis civiles croatas, a los que consideraron rebeldes, fueron ejecutados a manos de oficiales serbios. De inmediato, junto a su familia, Luka escapó del lugar que lo había visto nacer. Huyó del horror y las balas para sobrevivir, e innumerables veces cambió de pueblo y refugio.

Para que el pequeño Modric se distrajera del contexto en el que vivía, su padre le dio una pelota. Quizás así encontraría la libertad que había perdido y dejaba a su mente volar. El fútbol se convirtió así en su antídoto narcótico ante la balacera y las bombas.

En el epílogo del enfrentamiento bélico, mientras Luka estaba en un centro de refugiados, un captador descubre la magia y el talento que el benjamín desplegaba todos los días en el estacionamiento del Hotel Kolovare, en Zadar, una ciudad de la costa de Dalmacia. Sin embargo, la vida le depararía más obstáculos que sortear. Su capacidad de juego no era suficiente, la baja estatura y su delgada contextura física le jugaban una mala pasada, y fue rechazado en varios clubes. Con 16 cumpleaños encima, llegó al Dinamo Zagreb y lo que sigue ya es historia conocida: Tottenham y Real Madrid.

De seguro, cuando Modric se abrazó junto a sus compañeros y alzó los brazos en altos frente a los hinchas croatas, por su mente pasaron las instantáneas de los momentos más difíciles que debió atravesar. Imágenes y recuerdos de un pasado a los que frente a una cámara televisiva se niega a hablar, pero que han dejado heridas y esquirlas que se marcan a fuego en las entrañas.

“La guerra me hizo más fuerte. Fueron tiempos durísimos para mí y para mi familia. No quiero arrastrar ese tema para siempre, pero tampoco me quiero olvidar de ello. Ahora tengo la sensación de que estoy listo para cualquier cosa”.

Foto: FIFA

British Ladies FC, no apto para hombres

Iván Lorenz @Ivanlorenz_

El Siglo XIX cerraba sus puertas. Una época donde la mujer no era protagonista. Más bien, personaje secundario dependiente del hombre. Meras progenitoras. Cosas, la palabra correcta. El género femenino era cosificado. La posesión de útero las convertía en objeto.Una sociedad patriarcal donde también debían luchar contra mujeres que no creían estar en condiciones inferiores y aceptaban el rol social que les había tocado.

¿Qué se podía esperar entonces de la participación de mujeres en el fútbol? Únicamente por lazos matrimoniales. Encuentros esporádicos entre casadas. Casadas contra solteras. Solteras contra casadas. Hay aún más. Año 1894. Profesionales de la medicina pidieron que ni las mujeres, ni las niñas practicasen el balompié. Ese mismo año, Honeyball publicó un anuncio en el medio británico ilustrado llamado Daily Graphic, en el que invitaba a mujeres jóvenes a formar parte del British Ladies Football Club.

La creación del club tuvo como principal objetivo mostrar que las mujeres no eran meramente ornamentación, ni seres inútiles. Ellas también podían jugar al fútbol, ese deporte creado por los ingleses que parecía ser únicamente para hombres. Era un juego brusco y de ninguna manera una dama podía tener fortaleza física. Era un juego mental y una mujer no podía darse el lujo de pensar. Una mujer, no podía ensuciar sus prendas en un juego. Nettie soñaba en aquel entonces con ver a mujeres sentadas en las mesas de debates, ocupando cargos políticos en el Parlamento. Buscó en el fútbol una forma de romper con las desigualdades.

Cerca del aquel entonces hipódromo Alexandra Park -cerrado en 1970- comenzaron a entrenar las 30 mujeres que acudieron al llamado. Eran citadas dos veces por semana para practicar fútbol. Nettie convenció al futbolista John William Julian para que acudiese al distrito de Hornsey a dirigir técnicamente a las muchachas. El jugador militaba en el Tottenham Hotspur, actual equipo del capitán inglés, Harry Kane.

El club necesitaba un presidente y sponsors. Nettie encontró en Lady Florence Dixie la respuesta a las carencias del British Ladies Football Club. Dixie era la hija de Archibald William Douglas, el séptimo marqués de Queensbury. La aristócrata, viajera, periodista, corresponsal de guerra y escritora accedió a presidir el club con la condición de que las mujeres se entregasen al fútbol con su alma y espíritu.

Para 1895 las condiciones estructurales -no así las sociales- estaban dadas para organizar un encuentro femenino. El 23 de Marzo de ese entonces, a las 4.30 de la tarde, hora de Londres, en el campo del Crouch End Athletic, se jugó el primer partido de fútbol femenino de la historia reconocido oficialmente por la FIFA. Otra fecha se adjudica el título: 1892 en Glasgow. Sin embargo, no es aceptada por el ente rector del fútbol internacional.

Las mujeres representaron al Norte y el Sur de Londres. Rojas y azules respectivamente, mostraron lo que el femenino tenía para dar ante una audiencia de 10 mil personas aproximadamente. La capitana de las norteñas era Honeyball, la cual se sospecha que tenía un ojo de vidrio. Tan mal no veía al parecer. Su equipo derrotó 7-1 a las muchachas del sur. Fue reconocida la actuación de la arquera de las coloradas, miss Graham, que al parecer tuvo apariciones brillantes e influyó en el resultado final.

Tenían botas en vez de botines. Faldas, polleras y pantalones largos holgados en lugar de shorts. Una especie de blusa de manga larga holgada y arremangada utilizaron para cubrir sus troncos ya que no existía el Dri-Fit y era impensado que usasen las pilchas de los hombres. Jugaron también con sombreros que, en caso de caerse, provocaban un parate en el juego, que no se reanudaba hasta que la mujer tuviese bien colocado nuevamente, el ornamento en su cabeza.

La novedad. Medios como The Sketch o Jarrow Express lo calificaron así. Una novedad que no llegaría a más, se quedaría encerrada en esa terminología y, al igual que una moda, acabaría muriendo. No sólo eso, sino también, dijeron que las mujeres realizaron actividades impropias de su sexo, dando un espectáculo decadente.

El British Ladies Football Club no prestó atención a las críticas de la prensa. Lady Dixie decidió continuar como presidenta y patrocinadora luego del partido. Financió una gira del club por el Reino Unido. Gambetearon por ciudades como Newcastle, Jesmond, South Shelds, Walsall, Brighton, Bristol. Sin embargo, en 1896 apareció un jugador que decidió ir al tobillo de las jugadoras para cortar su avance: la ciudad de Exeter. Las lluvias les impidieron jugar, así como la falta de dinero para pagar el alquiler del hotel donde paraban. Cayó el club y conocidos de las muchachas debieron ir a rescatarlas de su compromiso económico.

Victoria de la historia patriarcal de entonces sobre las mujeres. Sin embargo, como suele decirse, el fútbol siempre da revancha. En mayo de 1903 las mujeres del British Ladies Football Club volverían a ponerse las botas para dar una última función. Fue en Biggleswade. Los rivales no eran mujeres, eran los jugadores del Biggleswade Wesleys. Se intentó evitar la realización del partido, quizás porque sabían que no iba a terminar bien para ellos. 3-1 ganó el equipo de la pionera inglesa Nettie Honeyball. La última función de las féminas británicas, las muchachas de Lady Dixie. Las valientes jugadoras que jugaron con el mundo en contra, pero con la convicción de generar un cambio.

Francia, de cabeza a la final

Joaquín Grasso

Luego de varios traspiés en las citas mundialistas pasadas, Rusia parece ser el territorio ideal para que la Selección de Francia vuelva a grabar su nombre en la historia grande del fútbol. Encasillada en la previa como una de las favoritas a apoderarse del trofeo, este elenco colmado de jóvenes talentos reavivó las esperanzas de un pueblo que aún sigue gritando los goles de Zinedine Zidane a Brasil aquel 12 de julio de 1998 en el Stade de France.

Superó sin sobresaltos la fase de grupos, eliminó a la Argentina de Messi en los octavos de final y pudo dominar la garra charrúa en los cuartos. El panorama galo era alentador para afrontar las semifinales: solidez en el arco y en la última línea, un mediocampo con buen pie para marcar y distribuir, y atacantes muy veloces y punzantes para efectuar a la perfección el contragolpe.

Sin embargo, en esa instancia lo esperaba la temida Bélgica, que arrastraba cinco victorias en cinco encuentros en el certamen y venía de triunfar ante Brasil de Neymar y compañía.

“Bélgica le ganó a Brasil y es la favorita”, había asegurado el arquero Hugo Lloris en la conferencia de prensa del día anterior. De esta manera salieron a jugar el encuentro los dirigidos por Didier Deschamps.

Francia se quitó la mochila de predilectos y exhibió todo su potencial en el campo de juego del Estadio Krestovski de San Petersburgo. Le cedió por momentos la pelota a los Diablos Rojos,logró contener al mejor ejecutante rival como lo es Kevin De Bruyne y al goleador Romelu Lukaku, y expuso su arma letal: esperar el error de los delanteros contrarios y desarrollar veloces transiciones hacia el arco defendido por Thibaut Courtois. Pese a esto, ni los contragolpes ni alguna acción individual lograron abrir el marcador en el primer tiempo.

La diferencia se dio en el complemento. Tiro de esquina ejecutado por Antoine Griezmann, Samuel Umtiti anticipó la marca de Marouane Fellaini y, de cabeza, puso el 1 a 0. Pese a los avances de Bélgica por igualar el cotejo, esa diferencia se mantendría hasta que el uruguayo Andrés Cunha suene su silbato e indique el final.

El defensor del Barcelona, nacido en Camerún, se convirtió en el tercer futbolista con raíces africanas que sitúa a Les Bleus en la final del Mundial. 20 años atrás ocurrió una situación similar con Lilian Thuram, con antepasados norteafricanos, quien le marcó los dos goles a Croacia en semifinales. Y también en 2006, cuando Zinedine Zidane, de ascendencia argelina, convirtió el único tanto frente a Portugal y ubicó a su equipo entre los dos mejores.

El joven seleccionado francés expuso todo su potencial futbolístico, aprovechó los errores de sus rivales a lo largo del torneo y volverá a disputar una final de un Campeonato Mundial luego de 12 años –Alemania 2006 donde perdió contra Italia-. Mañana conocerá a su rival del próximo domingo, que saldrá del cruce entre Croacia Inglaterra.