viernes, octubre 18, 2024
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El Chilavert de los Balcanes

Rodrigo Cervantes

Más de 11.000 son los kilómetros que separan a Luque de Zadar ¿Qué tan realista podría ser la idea que ambas ciudades se relacionen de algún modo? ¿Cuál sería la forma de explicar el parentesco o aquello que los haga más cercanos? Aquí aparece el fútbol, ese deporte que nunca entendió de fronteras y mucho menos de separaciones oceánicas.

Lo particular de esta unión entre los habitantes paraguayos y los croatas es que se dio por dos figuras que se destacaron por sus pies y también por sus manos. Para poder entender a los protagonistas hay que viajar 20 años atrás en el tiempo, cuando los arqueros brillaban con increíbles atuendos con el número 1 o el 12 en la espalda.

En la década de los ’90 aparecieron dos grandes exponentes de los tres palos, aunque jugasen en toda la cancha: el colombiano René Higuita y el luqueño José Luis Félix Chilavert. Este último quebraba cualquier red que lo enfrentara: la de un arco con un maravilloso tiro libre o la mediática con alguna de las tantas inolvidables frases que dejó en el fútbol argentino.

En esos años, Chilavert fue elegido tres veces como el mejor arquero del mundo y participó de una Copa del Mundo, en Francia 1998. Curiosamente, ese torneo fue el mismo en el que debutó Croacia y donde hizo su mejor participación, con un histórico tercer puesto. Fue ese Mundial el que hizo que los 11.000 kilómetros de distancia que hay entre Luque y Zadar se redujeran a cero.

Danijel Subašic, un chico que tenía sólo 13 años, miraba aquel campeonato con el sueño de convertirse en el arquero de su país. Siempre en la vida de cada futbolista hay un torneo que marca un antes y un después. Para Subašic pudo haber sido ese Mundial de 1998 donde tuvo la posibilidad de ver y escuchar sobre el “bull dog” paraguayo.

Pasó el tiempo y ese chico se transformó en un arquero profesional. Sus actuaciones hicieron que fuese transferido al AS Mónaco, cuando todavía no era el gigante millonario de la Ligue 1, sino que peleaba en los últimos puestos de la segunda división francesa.

El 18 de junio de 2012, el Mónaco visitó al Boulogne. En los primeros 11 minutos hubo dos goles, uno para cada equipo. Los minutos pasaban y todo parecía indicar que el encuentro terminaría empatado. Hasta que sucedió lo inesperado.

Promediando la hora de juego, el conjunto visitante se encontró con una gran oportunidad de marcar a través de un tiro libre. Ninguno de los jugadores monegascos se animaban a patear, todos creían que ese remate estaba lejos de cualquier técnica que podían llegar a tener unos jugadores de la Ligue 2. Pero fue ese momento en el que a Danijel se le pasó una frase por la cabeza: “Tú no has ganado nada”.

Esas cinco palabras fueron suficientes para que el croata tomara coraje, agarrara el balón y se animase a patear el tiro libre. Los rivales se rieron, era imposible que un portero, que ni siquiera usaba la 1 sino la 40, hiciese tal gol. Parecía un chiste, pero para Subašic era el momento que cambiaría su carrera.

Colocó la pelota, miró al arquero rival con la mismísima mirada feroz que tenía Chilavert. Observó a la barrera que se reía ante su presencia y con el empeine de su pie derecho rompió ese muro de prejuicios que le habían formado delante suyo. Mudos quedaron los hinchas del Boulogne, mudos quedaron sus compañeros, mudos se quedaron todos, menos él.

Desde ese día siguió con ese lema. “Tú no has ganado nada”. Lo repitió incansablemente hasta que consiguió el título la temporada siguiente. Pero no se quedó ahí. Le trajeron como competencia a Sergio Romero y a Maarten Stekelenburg, dos arqueros mundialistas, y él no sucumbió ante ninguno. Así fue como se quedó con el puesto y posteriormente se convirtió en uno de los cuatro jugadores que ganaron la Ligue 2 y la Ligue 1 en el Mónaco.

Hoy, Subašic está por disputar su segunda Copa del Mundo. Ya se ganó su experiencia en el alto nivel del fútbol internacional, se convirtió en un gran atajador de penales y admite que practica tiros libres para divertirse en los entrenamientos. Quizá el próximo 21 de junio, la Selección croata tenga un tiro libre contra la Argentina y tal vez sea Danijel quien se convierta, una vez más, en el Chilavert de los Balcanes.

Así la FIFA juega el Mundial

Rodrigo Cervantes

Tras las desastrosas designaciones y posteriores realizaciones de los últimos cuatro Mundiales -2010, 2014, 2018 y 2022-, la FIFA eligió a la triple candidatura norteamericana para organizar la Copa del Mundo del año 2026. Al margen quedó Marruecos, el otro país que se había postulado para la votación y que buscaba conseguir el Mundial que le habían quitado en 2010. Después de mucho tiempo e incontables movimientos de dinero en el medio, se puede decir que la FIFA hizo una elección correcta.

La historia se repite cada cuatro años. En el congreso previo a la Copa del Mundo se vota de forma turbulenta la designación del torneo más importante, que se realizará dentro de ocho años. Con Joseph Blatter y Julio Humberto Grondona a la cabeza, la entidad madre del fútbol internacional compró elecciones de Mundiales y llevó a distintos países a crisis económicas y logísticas, que podrían haber sido evitadas.

Uno de sus peores proyectos fue el de Sudáfrica 2010. Debajo de la alfombra que representa ser la primera Copa del Mundo que se organizó en África quedaron los residuos de una votación ilegítima, ya que habían elegido como ganador a Marruecos -al cual lo recompensaron con los Mundiales de Clubes, los inmensos estadios que se convirtieron en elefantes blancos, como el de Johannesburgo, y el fantasma del espacio para la comisión africana, que sólo sirvió como un efectivo medio para juntar votos a cambio de una falsa promesa de formar parte del interior de la FIFA-. Fue también en 2010 cuando por primera y única vez se seleccionaron dos sedes para los años 2018 -Rusia- y 2022 -Catar-.

Después de Sudáfrica siguió Brasil, que también aprovechó las construcciones para ser sede de los Juegos Olímpicos en (Río) 2016. Los defectos de esta designación pasaron, primero, por una prematura investigación que definió un bajísimo presupuesto, lo que obligó al Estado brasileño a invertir mucho dinero en los estadios; también, se presentaron pésimas condiciones laborales que terminaron con un gran número de obreros fallecidos, y familias que aún hoy no han recibido un peso por la pérdida -aunque ningún monto de plata es capaz de reemplazar el valor de un ser humano-, expulsiones de poblaciones para levantar canchas en zonas amazónicas como Manaos y el hecho de que Budweiser, sponsor oficial del torneo, obligó a la presidenta Dilma Rousseff a modificar la constitución brasileña para permitir la venta e ingesta de alcohol en eventos deportivos. Los estragos de ese campeonato todavía siguen en las entrañas de un país que quedó al borde de una intervención de las fuerzas militares en el Estado.

Las problemáticas de la elección de la sede para la 21° edición del Campeonato del Mundo surgieron desde el descontento de Inglaterra, que había sido candidata, cuando promovió boicotear el Mundial por la situación del envenenamiento de un ex espía ruso. Theresa May, primer ministro del país británico, ya avisó que ningún miembro del parlamento ni de la familia real asistirán a la competencia. Además, el mayor inconveniente pasa por la opresión de los derechos que sucede en Rusia, principalmente con la comunidad LGBTIQ. La ironía en estado puro: FIFA, la entidad máxima del fútbol se regodea entre sus sermones de la inclusión, pero elije que el acontecimiento deportivo más importante se realice donde no hay libertad de expresión para diferentes comunidades y donde constantemente se discrimina a los habitantes de color.

Pasará Rusia y llegará el Mundial de Catar, el más polémico e injustificable de toda la historia. Con otra elección fraudulenta, sostenida con los petrodólares de los jeques árabes, la realización de este torneo todavía sigue en duda, aunque parecería ser que la FIFA otra vez tropezará con la misma piedra. Un obstáculo que ellos mismos se colocan.

El país asiático representa muchos problemas para el organismo y para la audiencia del fútbol. Es inimaginable que personas de todo el mundo puedan ir a Catar a vestirse como plazca y a consumir bebidas alcohólicas, promovidas por el ente organizador, en una cultura que no lo admite ni religiosa ni socialmente. La bomba, casi de forma literal, estalló cuando ocho países, entre ellos Arabia Saudita y Egipto, rompieron todas sus relaciones diplomáticas cuando se demostró que el gobierno catarí apoyó económicamente al terrorismo de la región.

La única opción que apareció como posible reemplazante de Catar fue la presentación en conjunto de Estados Unidos y México. La negativa de FIFA, que parece decidida a hacer el Mundial con los jeques, desembocó en la posterior elección del campeonato de 2026 en norteamérica, apoyada por figuras como David Beckham -quien también había sido promotor de Inglaterra para 2018-. Por lo que estos países no podrán ser la solución del Mundial 2022. Inglaterra tampoco es una opción, ambas por la misma razón: la repetición del continente en dos ediciones. La engañosa maniobra de la FIFA le cayó como anillo al dedo a todos los que hicieron negocios para la designación de Catar.

En el recuerdo apareció el Campeonato del Mundo de 1986; sí, la histórica gesta argentina en tierras mexicanas, que se iba a realizar en Colombia. En 1978, la entidad madre del fútbol había elegido al país cafetero para organizar tal torneo. Sin embargo, cuatro años más tarde, el presidente Belisario Betancur renunció a la candidatura del país explicando que “el Mundial debía servir a Colombia, y no Colombia a la multinacional del Mundial”. Hasta ahora fue la única vez que ocurrió semejante situación, pero vale la pena soñar con que pasará lo mismo con el de 2022.

Antes de la próxima Copa del Mundo habrá que elegir el organizador del campeonato a disputarse en 2030. Como ya es de público conocimiento, el principal candidato y la opción que se perfila como la que será seleccionada es otra triple candidatura, esta vez sudamericana: Uruguay, Paraguay y Argentina. Pero el contexto social no sería el más favorable, aunque a la FIFA le encanta hacer negocios con países en situaciones complicadas.

El 25 de mayo pasado, la Secretaría de Deportes de la Nación decidió suspender su candidatura al Mundial de básquet que se iba a realizar -acordado de palabra- en territorio argentino y uruguayo. El Gobierno de la Nación decidió retirar su apoyo para el campeonato rioplatense por los cambios en el ámbito político.

Pero al pueblo le siguen tomando el pelo. Si por pedido del presidente Mauricio Macri en conjunto con Tabaré Vázquez -el máximo mandatario de Uruguay- eligieron para el bien del pueblo bajar el torneo de básquetbol, es irónico e insostenible que todavía quieran hacer el Mundial de Fútbol, para el cual deberían realizar remodelaciones más costosas, construcciones de estadios inmensos -como el que se proyecta para Santiago del Estero, sin previa investigación de la gente que habita en la provincia- y que posiblemente sea una reedición de la catástrofe de Brasil 2014.

Desde la inmersión del brasileño João Havelange, la FIFA empezó a ser el monstruo que todos conocen hoy, con las prolongaciones de sus discípulos Blatter y Grondona. Pero lo que no se puede explicar, o al menos entender en términos racionales, es el hecho de que los diferentes países subdesarrollados sigan siendo el anzuelo para la pesca de dinero de los negociantes del fútbol. La carnada siempre es la misma: el pueblo inocente.

Troost Ekong y Balogun, los defensores del muro oyibo

Rodrigo Cervantes

“Si cualquier compañero dice que no quiere jugar, entonces el equipo lo apoyará de manera unánime en su decisión y nos ataremos a eso”. La frase pareciera corresponder de un reclamo hecho hace varias décadas, pero en realidad fue pronunciada hace menos de un mes por William Troost-Ekong, uno de los pilares de la defensa de Nigeria.

Troost-Ekong se acostumbró a barrer y despejar pelotas, pero cuando quiere puede ser tan ofensivo como lo fueron sus dichos. La cita del defensor ataca a todas las propagandas y publicidades que FIFA mostró y mostrará en distintos Mundiales. Las oraciones del defensor fueron más certeras que cualquier pase filtrado que vaya a suceder en la Copa del Mundo, puesto que dejan en evidencia las constantes contradicciones que tiene y promueve la entidad madre del fútbol en todo el planeta.

A ninguno de los dirigentes de la FIFA se les ocurrió que un jugador nigeriano iba a exponer que ellos eligieron como sede del acontecimiento deportivo más importante a un país donde constantemente se oprime a la comunidad LGBTIQ+ y los habitantes de color son víctimas de racismo. Gianni Infantino y sus compañeros se quisieron hacer los distraídos con las políticas de Vladímir Putin y continuar con su recorrido de engaños, pero se chocaron con un muro: el muro oyibo.

¿Qué quiere decir oyibo? Esta palabra es de origen nigeriano y forma parte de los dialectos del país africanos como el pigdin, el igbo y el yoruba. Oyibo, que según la lengua se pronuncia oyinbo, es el adjetivo utilizado para referirse a las personas que tienen descendencia europea, nacieron en Europa o son percibidas culturalmente como africanos en Nigeria. Troost-Ekong y su compañero de zaga Leon Balogun son los cimientos de este muro que pretende concientizar a su sociedad, y a las ajenas, acerca de la discriminación por su color de piel.

William nació en Holanda, Leon en Alemania. Ambos sufrieron la discriminación en carne propia y en diferentes lugares nada más que por el hecho de ser extranjeros. A Balogun le resultó muy difícil su infancia producto de cómo lo trataban en el colegio y en su club de fútbol, donde recibía burlas por parte de sus compañeros y hasta de su entrenador. Su padre quiso tomar medidas de preocupación y, para evitar ser aún más discriminado, decidió no enseñarle yoruba, su idioma originario.

Por otra parte, Troost-Ekong no sufrió problemas de chico, pero sí cuando se hizo adulto y era un reconocido jugador profesional. Sunday Oliseh, ex figura y director técnico de las súper águilas, no lo citaba regularmente porque decía que los oyibo no eran lo suficientemente fuertes para practicar este deporte.

Pero como dicen por ahí, el fútbol siempre da revancha: Balogun superó aquellos días duros en los que lloraba luego de los entrenamientos y llegó a convertirse en una de las figuras de Nigeria, y Troost-Ekong fue convocado por Samson Siasia (el entrenador que reemplazó a Oliseh en el cargo) para los Juegos Olímpicos de Río 2016, cuando los nigerianos consiguieron la medalla de bronce.

El muro oyibo aprendió a cabecear los centros y a tapar los remates del racismo. Así lograron vencer en Nigeria y en Alemania. Ahora hay un nuevo rival enfrente, uno demasiado fuerte y con gran experiencia en el ámbito discriminativo. Y como si fuese poco jugar en Rusia, el sorteo decidió que terminen la fase de grupos en San Petersburgo, el estadio de uno de los equipos más racistas del mundo, el FC Zenit.

Los hinchas más tradicionalistas o violentos, porque no hay una traducción precisa de barrabrava al ruso, de este equipo se hacen llamar “Los Leones” y le pidieron de diferentes maneras a la dirigencia del Zenit que no aceptaran gente homosexual ni de color para “reforzar la identidad de club”.

La cita será el martes 26 del mes corriente. Nigeria se enfrentará a la Selección Argentina, pero no será el único encuentro que se disputará. Dentro de la cancha habrá un muro y en la tribuna estarán los defensores de la discriminación. El mejor resultado posible sería que las súper águilas se planten y pidan por la suspensión del partido. Así quedarían al desnudo todos los racistas de Rusia y de la FIFA, y ganarían todos aquellos que forman parte del equipo de los oprimidos.

Por siempre Pioneras

Foto: Inés Kremer

Iván Lorenz

Las Pioneras del Fútbol Femenino visitaron el Cilindro de Avellaneda para filmar el primer documental sobre su historia. La agrupación que creó la exarquera de San Lorenzo Lucila Sandoval el 12 de noviembre de 2016 lucha día tras día para que las futbolistas sean reconocidas y puedan jugar al deporte que tanto las apasiona.

“Pioneras es pasión por todo lo que hacemos. Lo avalamos nosotras, nadie nos da nada, lo hacemos porque nos gusta y porque queremos saber que pasamos por esta vida y que alguien lo sabe”, cuenta Gladys Verón, que está desde el principio al lado de Luky Sandoval movilizando a las exjugadoras.

Las tribunas estaban vacías y el cielo nublado el 24 de octubre. La lluvia de las 14.00 era molesta y no tenía intenciones de frenar. No paró en la tarde de miércoles. Las Pioneras tampoco. Era un poquito de agua. ¿Cómo iban a parar? Años armando potreros, trabajando a jornada completa para poder jugar los fines de semana, su piel curtida a golpes de familiares que no las dejaban bailar con la pelota, búsquedas incansables para tener un espacio, las gargantas reventadas por pedir a gritos que las escuchen en cada festejo de gol.

Liliana Sequeira es Pionera y mendocina; jugó en la década del 80. Sus compañeras la conocen como La Manzi porque cuando jugaba se ponía colorada: le quedó manzana, tomatito no le gustaba. Es de lengua fácil y le gusta hablar casi tanto como le encantaba desabrochar corpiños de rivales para ganar ventaja a pesar de su baja estatura. Sin embargo, acostumbrada a la adversidad, se limitaba a hablar en la cancha: “Había mucho tabú. La mayoría de las veces te gritaban que fueses a lavar los platos, pero después te veían jugar y era diferente. Nosotras jugábamos bien a la pelota”, relata la número cinco que a veces se paraba de central.

Fueron alrededor de 50 exjugadoras pero son muchas más. Algunas ya no están y otras siguen ejerciendo desde la parte técnica -organizando equipos de jóvenes- o bien todavía se ponen los cortos porque, después de todo, la redonda es su pasión. La agrupación está formada por futbolistas desde la década del 50 hasta los 90 inclusive. A pesar del frío, se sacaron las camperas, buzos y bufandas para relucir la pilcha que las une y enorgullece: la de Pioneras del Fútbol Femenino que representa la columna vertebral de este deporte de mujeres en Argentina.

Toda columna sostiene una estructura. Pioneras busca ser la base fuerte de las que juegan hoy. “Ya nosotras hicimos el camino. Esperamos que las que están ahora puedan surgir y tener un sueldo porque a nosotras nos costaba mucho. Sos profesional y jugás bien, pero ¿qué tenés que hacer? Estudiar, trabajar, mantenerte”, dice Marina Martínez que jugó durante la década de los 90.

Volaron flashes. Hubo selfies con la cancha de fondo, con los documentalistas, con banderas y hasta con el Carlos Gardel de la Platea A. Todas las alegrías son producto de su esfuerzo que se materializa. Para la estadística: Pioneras pasión por el fútbol -su programa de radio-, un libro en camino, una charla en el Colegio La Obra de Flores y un proyecto de ley para establecer el 21 de agosto como el día de la futbolista.

Betty roza los 80 pero solo su cuerpo denota la edad. Lúcida, ágil, de palabras precisas. Luky Sandoval siempre cuenta que ella es una prócer y la precursora original de todas las pioneras. Capitana, goleadora, asistidora, líder. Pasó por muchos puestos siempre con la idea de ir para adelante. Ella también se calza la pilcha que las une a todas: “Ser Pionera es tener en las espaldas el comienzo del fútbol femenino. Es muy lindo y a nosotras nos gusta ver cada vez más chicas que van aprendiendo de chiquitas el deporte”.

Estudiantes del Instituto de Arte Cinematográfico de Avellaneda (IDAC) y de la Escuela Provincial de Cine y Televisión de Rosario (EPCTV) pasaron la tarde con las Pioneras. Escucharon sus historias, captaron sus gestos y emociones, rieron con ellas, disfrutaron de verlas pisar el césped de la cancha de Racing. Las exfutbolistas desbordaban de alegría: años invisibilizadas para pasar a formar parte de la historia en formato digital, eternas.

Discriminación en el fútbol

Enzo González

El sábado 18 de agosto Mauricio Arboleda, arquero de Banfield, acusó a Fabián Rinaudo, volante de Gimnasia, de haberle propinado un insulto racista. Éste es el último caso de discriminación que se conoció en los medios, pero han ocurrido muchos en el fútbol argentino, como los de Frank Fabra, Santiago Salcedo y Ronald Raldes. Durante un partido ante Estudiantes de la Plata, el colombiano de Boca soportó a lo largo de los 90 minutos una ola de insultos por su color de piel. Al final del encuentro, el capitán Fernando Gago le reprochó al árbitro no haber parado el juego. Si bien el Xeneize elevó una queja a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), el tema no tuvo mayor repercusión. En 2011, Salcedo, el por aquel entonces jugador de Argentinos Juniors, declaró: “Quiero decir que me siento orgulloso de ser paraguayo. Me tocó ser víctima, pero no hablo de los hinchas, porque eso es algo más global. Yo juzgo lo que sucede entre los jugadores, eso es lo que me indigna. Porque somos colegas y parece no importarles”.

Hay algo que está claro, el problema no sólo se limita a la hinchada. El problema social se trasladó al deporte y el fútbol es un reflejo de la sociedad. Dirigentes y jugadores también son culpables. En el año 2000, el por aquel entonces vicepresidente de River Plate, Alfredo Davicce, asoció despectivamente a los ciudadanos bolivianos y paraguayos con la parcialidad de Boca. Este hecho, que quedó registrado en la revista Mística, fue denunciado públicamente por el Centro de Denuncias contra la Discriminación.

Gerardo Bedoya, colombiano, acusó haber sido discriminado de manera formal y ante la justicia. En 2001, por aquel entonces jugador de Racing sostuvo ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) que recibió insultos xenófobos por parte de los integrantes del banco de suplentes de Colón durante el desarrollo de un partido en Santa Fe.

En marzo de 2009 Independiente recibió a Boca en cancha de Huracán. Para el segundo tiempo la parcialidad local recibió al equipo visitante con banderas de Bolivia y Paraguay. A las banderas las acompañaron una canción que decía: “hay que saltar, el que no salta es de Bolivia y Paraguay”. En 2012 sucedió algo atípico: Chacarita fue sancionado por el Tribunal de Disciplina de la AFA y se le dio por perdido el partido ante Atlanta por cantos antisemitas. No es la primera vez que se alude despectivamente al conjunto Bohemio por su origen judío. “La sanción es por los cánticos y expresiones de contenidos racista, discriminatorio y xenófobo hacia la parcialidad visitante”, aseguraron desde la entidad que rige el fútbol argentino. De todas formas, parece más una forma de sacarse los problemas de encima que una solución verdadera.

Sin embargo, la discriminación existe en los países principales de Europa y el fútbol también actúa como canalizador de estas acciones. Es conocido el caso de Dani Alves, que durante un partido oficial de La Liga de España le arrojaron una banana en clara alusión a un mono (Video). Romelu Lukaku también hizo su descargo por su caso particular: “Cuando juego bien me llaman ‘el delantero belga’, en tanto que cuando no convierto goles, me llaman ‘el chico de ascendencia congoleña”.

En la búsqueda de encontrar un arreglo a un problema que data de hace muchísimos años, la AFA, en conjunto con otros organismos de la ciudad, ha empezado a implicarse cada vez más profundamente en la causa. En el marco del Plan Nacional contra la Discriminación en el Fútbol, el INADI firmó en septiembre de este año un convenio con la Universidad de Ciencias Sociales y Empresariales (UCES) para trabajar con alumnos y alumnas de la carrera de Periodismo en la construcción de un deporte libre de discriminación y violencia. De esta forma, los alumnos de la carrera de Periodismo podrán ser veedores INADI en los partidos de fútbol para colaborar en la elaboración de informes sobre prácticas discriminatorias dentro y fuera de la cancha.

Por otro lado, en octubre del año pasado la AFA firmó un convenio de colaboración con los distintos organismos para luchar contra el racismo, la discriminación y la xenofobia. En el reglamento de Transgresiones y Penas de la entidad que regula el fútbol argentino, se establece que “se impondrán sanciones al club cuyo público antes, durante o después del partido, exhibe pancartas o símbolos discriminatorios”. En varios casos el árbitro ha parado el juego como medida de castigo ante los cantos de la hinchada. El reglamento lo avala y el juez tiene la potestad de hacerlo. Sin embargo, son pocas las veces que esto ocurre. Horacio Elizondo afirmó: “El árbitro tiene que estar atento a tomar decisiones en el campo de juego y no parar el partido, no puede estar atento a eso. No tiene que ver con los árbitros, me parece que debería ser otro organismo que comprende al fútbol que esté atento a estas situaciones y después sancionar de acuerdo a lo que ha ocurrido”.

Horacio Elizondo: “Los argentinos discriminamos bastante pero hemos mejorado”

Enzo González

Horacio Elizondo es un exárbitro internacional que dirigió en el fútbol argentino. Debutó en 1994 y a lo largo de su carrera fue cosechando logros que lo hicieron destacarse. Entre ellos, se encuentra haber sido designado para dirigir el partido inaugural y la final del Mundial de Alemania 2006. Además, durante la misma competición ostenta el récord de haber dirigido cinco encuentros.

Luego de doce años como juez de Primera División, siguió ligado al ambiente futbolero. En la actualidad, fue nombrado por la Superliga como representante de la Primera División en la Comisión Arbitral. Es por eso que el argentino, famoso por haber echado a Zinedine Zidane en su último partido como profesional, cuenta con la experiencia necesaria para ser escuchado. En una entrevista con El Equipo, Elizondo reflexiona sobre la discriminación en el fútbol argentino y el rol de los árbitros.

– A pesar de que el reglamento lo avala, ¿por qué son pocas situaciones en las que el árbitro para el partido por cantos xenófobos?

– Ese es un tema que no tendría que pasar por los árbitros sino por otro organismo que comprende al fútbol, que debería analizar después del encuentro si hubo cantos xenófobos o racistas y sancionar al club de acuerdo con lo que haya ocurrido. El árbitro, en cambio, tiene que estar atento a tomar decisiones en el campo de juego y no parar el partido, no puede estar atento a eso.

– ¿Por qué cree que son pocos los clubes los que reciben sanciones ejemplares con estas situaciones? ¿Por qué mayoritariamente son los equipos chicos los que pagan las consecuencias?

– No tiene que ver con el mundo del arbitraje. Me parece que tiene que ver con el tribunal de disciplina, que debe ser una institución que maneje el fútbol acorde a estos valores y que verdaderamente sea una política institucional, fuerte y de Estado.

– ¿Los protagonistas -como por ejemplo árbitros, jugadores y dirigentes-deberían involucrarse más?

– Creo que los protagonistas forman parte de la sociedad futbolera y cuando hablamos de sociedad futbolera hablamos no solamente de los protagonistas sino también de los hinchas, periodistas y de todos los que consumimos fútbol. Me parece que los protagonistas en este caso también son parte de esa sociedad y han ido tomando conciencia de esto. Hemos visto muchos equipos poniendo banderas y con programas destinados al no racismo. Me parece que en ese sentido también los protagonistas han mejorado y han tomado más conciencia al respecto.

– ¿Harías un cambio en el reglamento de Transgresiones y Penas?

– Los árbitros lo que hacen es informar lo que pasó y punto. Quizás ese tendría que ser el organismo encargado de verificar este tipo de situaciones y sancionar al respecto. Y no que solo sean sanciones, sino que se monten campañas y programas en tal sentido. Todos de alguna manera debemos ayudar a tomar conciencia para que cada vez seamos menos xenófobos.

– ¿Creés que la situación en la cancha ha ido mejorando con el correr de los años y los cantos son cada vez más repudiados por el hincha?

– Creo que los cantos ya no se reproducen tanto porque la sociedad ha tomado un poco más de conciencia en este tema y me parece que se ha mejorado. Creo que todavía los argentinos como sociedad solemos discriminar bastante y tenemos un largo camino para recorrer, pero comparado a otros tiempos hemos mejorado.

Xenofobia en Argentina

Tobías Fanelli y Matías Camacho

Discriminar es, según la definición del INADI, impedir, obstruir, limitar o menoscabar el pleno ejercicio de los derechos y garantías, de manera arbitraria, de alguien utilizando como pretexto su género, etnia, creencias religiosas o políticas, nacionalidad, situación social o económica, orientación sexual, edad, capacidades o caracteres físicos, entre otras condiciones.

No es ninguna novedad que el fútbol en Argentina representa un fenómeno social de gran magnitud y el mismo puede abordarse desde distintos planos, como por ejemplo: el deportivo, el económico y el cultural. Este último es el que nos interesa a la hora de pensar y analizar las causas de la discriminación en el fútbol. Debemos repensar el rol de los actores sociales que componen al ambiente y ellos son los árbitros, jugadores, espectadores y el Estado. Uno de los más importantes son las hinchadas, que funcionan como grupos sociales en los que en ocasiones predomina la famosa “cultura del aguante”.

Este fenómeno se puede apreciar desde distintos puntos de vista: uno es el del acompañamiento incondicional a un equipo o institución y otro el de la relación confrontativa contra la hinchada rival. Esta última se observa frecuentemente en los estadios del fútbol argentino cuando, por ejemplo, surgen cantos xenófobos o racistas contra los jugadores o el club rival. Aunque también es importante aclarar que no siempre estas agresiones surgen por parte de los hinchas o simpatizantes, sino que varias veces los insultos y actitudes discriminatorias son por parte de jugadores hacia algún colega, como el reciente caso de Fabián Rinaudo, jugador de Gimnasia Esgrima La Plata, que en medio de un partido contra Banfield insultó al arquero Mauricio Arboleda por su color de piel.

Paula Spaccarotella, coordinadora del área de recepción y evaluación de denuncias en INADI, comentó: “El camino para erradicar y prevenir la discriminación en el fútbol argentino es el conocimiento de este marco donde interactúan los distintos actores, para a partir de eso llevar adelante un plan de acción que desnaturalice estas prácticas.”

En conclusión, la discriminación en el fútbol -y en todos los ámbitos de la vida cotidiana- es un tema que nos compete a todos como actores sociales. Para poder erradicarla definitivamente, debemos trabajar conjuntamente sancionando a quienes cometan estos hechos y que cada uno de los protagonistas aporte “su grano de arena” para que entre todos eliminemos este flagelo de una vez por todas.

Las SAD, a la sombra del fútbol

Matías Chiacchio y Agustín Loza

Hace años el fútbol dejó de ser simplemente un deporte. Por eso, las sociedades anónimas deportivas entraron en la mesa, principalmente en los países más importantes. Poco a poco, la pasión empezó a quedar en un segundo plano por la irrupción de lo financiero.

En Argentina, desde el Gobierno nacional no hacen caso omiso a esta tendencia que hay en otros países. Mauricio Macri, el Presidente de la Nación, comenzó su carrera política desde el fútbol. Como máximo mandatario de Boca llevó al club al mejor momento de su historia deportiva. Se convirtió en uno de los dirigentes con más trascendencia, y desde ese momento propuso la implementación de las sociedades anónimas, pero fue rápidamente rechazado por Julio Grondona, quien por entonces era el mandamás de la Asociación del Fútbol Argentino.

Ahora el panorama para Macri es un poco más alentador. Cuenta con Daniel Angelici como su aliado más importante, quien a su vez ocupa cargos jerárquicos tanto en la AFA como en la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL). Además, desde la llegada del frente Cambiemos al poder, las políticas estuvieron muy asociadas con el fútbol, lo que permitió el arribo de otros dirigentes a la vida del deporte más importante de Argentina. Por lo tanto, ya no existe la unanimidad de los que están contra de las sociedades anónimas, aunque todavía existen detractores de esta figura jurídica, que no son pocos.

Históricamente los clubes argentinos cuentan con el apoyo de la masa societaria, que cumple un papel preponderante en la vida de las instituciones. No son solo equipos de fútbol, también ofician de lugares para la educación y en algunas ocasiones alejan a los chicos de las calles. Con las SAD, la mayor preocupación para los clubes quedaría solamente en lo deportivo y las tareas formativas y educativas quedarían desplazadas, o en el peor de los casos, totalmente descartadas.

Marcelo Haissiner es abogado y coordinador del programa de actualización en derecho deportivo de la Universidad de Buenos Aires. En diálogo con El Equipo, aseguró que “hay un tema ideológico entre la gente porque la discusión es si los clubes deben o no seguir bajo la figura de asociación civil sin fines de lucro o si deben ser gerenciadas por un grupo de accionistas, que representan al capital social de una sociedad anónima”.

También explica que en “el caso de que el cambio de figura jurídica sea aprobado, los socios tendrán la potestad de decidir por el futuro de los clubes. Es imposible que haya una modificación en los estatutos si los asambleístas no se reúnen. O lo siguen manejando ellos o, si se apoya la reforma, llegarán los accionistas para hacerse cargo con su capital económico”.

Hay países donde las SAD ya son una realidad. Incluso en Sudamérica. Por ejemplo, en Chile, todos los clubes de Primera División están bajo esta figura jurídica. La excusa para implementarlas fue que las instituciones tenían realidades económicas muy desalentadoras. En 2005, uno de los impulsores fue Sebastián Piñera, actual presidente del país trasandino. Un año después de la sanción de la ley, el mandatario se convirtió en el mayor accionista de Colo Colo, uno de los equipos más importantes.

En el caso de Uruguay hay tres equipos que figuran como Sociedades Anónimas Deportivas. Ellos son Deportivo Maldonado, Sud América y Boston River. Según las explicaciones de algunos dirigentes, los clubes quedan en segundo plano y le dan todo el “activo fútbol” (jugadores, sponsors, contratos, etc.) a los gerenciadores, y solo tienen poder de decisión los integrantes de la SAD.

En las ligas más importantes de Europa reinan las Sociedades Anónimas. Uno de los modelos en los que se fija el proyecto autóctono es en el de Alemania. Los gerenciadores no pueden tener más del 49%, por lo tanto, los socios tienen el poder de decidir porque son los accionistas mayoritarios, con el 51%.

España aprobó esta ley y los inversores no tienen restricción alguna. Solo el Barcelona, Real Madrid, Athletic de Bilbao y Osasuna son asociaciones civiles sin fines de lucro. Otro prototipo que se intenta imitar es el de Inglaterra y lo que seduce de este es que en tierras británicas el Estado puede intervenir por encima de los inversores privados en las decisiones de los clubes.

Tampoco descartan observar algún modelo de los deportes estadounidenses. Es importante destacar que en norteamérica tratan de imponer más el entretenimiento que el juego, pero económicamente es una apuesta que les salió muy bien.

“En algunos clubes grandes hay un interés económico importante y si llegan las SAD al fútbol argentino, otras pequeñas instituciones están destinadas a morir porque los accionistas no tendrían intenciones de invertir en ellas”, aseguró Haissiner. Además agregó que “los gerenciadores en un futuro intentarán buscar el rédito económico y eso podría generar un fuerte choque entre el espíritu deportivo y el interés financiero”.

Todavía es un misterio lo que va a pasar en el fútbol argentino. El estatuto de AFA no permite la intervención de las sociedades anónimas, pero se debatirá para cambiarlo. Los principales impulsores insisten en que en caso de que se apruebe la llegada de las SAD, todos tendrán la opción de cambiar su figura jurídica si así lo desearan. Los clubes más importantes del país están divididos. Los 43 asambleístas tomarán las riendas para marcar el rumbo de la AFA en los años posteriores.

“El amor por el fútbol me motiva a seguir peleando”

Lucas Moccia

La tranquilidad que le brinda el club a la hora de trabajar se ve reflejada en su cara relajada y en su vestimenta de “entre casa” (conjunto de entrenamiento, medias y chancletas). Con esa naturalidad, Julio César Falcioni llegó al comedor del predio de José Luis Guillón, y una vez que terminó de saludar a todos los empleados comenzó a hablar con El Equipo. En esta charla remarcó las diferencias que advirtió en cada una de sus tres etapas en Banfield -con quien salió campeón en 2009- y comentó cuáles son los objetivos que se trazaron para esta Superliga.

Falcioni es un hombre le pone el pecho a cada situación que tiene por delante. Por eso, cuando habló acerca de su enfermedad lo hizo sin problemas, aunque con una evidente y lógica carga emocional. Se encargó de dejar en claro que su principal desafío es curarse, pero que no pudo evitar volver a su gran amor: el fútbol. Acompañado de su botellita de agua, la cual le permitía mantener su característica voz ronca, contó que este deporte fue una de sus grandes motivaciones para darle pelea al cáncer de laringe y que lo ayudó a terminar de recuperarse de la operación que le realizaron en diciembre del año pasado.

-¿Qué diferencias encontrás entre tus tres ciclos en Banfield?

-En 2003 las expectativas eran grandes, el principal objetivo era clasificarnos a algún torneo internacional y lo logramos. Ya para el segundo muchos me decían que no volviera, que hacer un mejor papel del que habíamos hecho era imposible y terminamos saliendo campeones del único título de primera división que tiene el club en su historia. Hoy las prioridades son diferentes. Estamos en una etapa de consolidación económica del club y lo primordial es promover juveniles, venderlos y engrosar las arcas del club. Todas las etapas fueron positivas, cada una de ellas tuvo diferentes proyecciones con la misma particularidad: pelearle desde atrás a los equipos grandes.

-¿Cómo se incorpora a los jóvenes en un plantel de primera?

-Yo les hago un seguimiento mientras están en su división. Una vez que los ascendemos al plantel profesional trato de darles el tiempo necesario para que vayan asumiendo las responsabilidades. Intento hacerles entender lo que pretendo para que cada vez que les toque jugar sepan lo que tienen que hacer y resuelvan con tranquilidad.

-Más allá de lo futbolístico, ¿qué es lo que intentás transmitirle a los jugadores?

-Intento transmitirles desde mi experiencia ciertas reglas de la vida sabiendo los vaivenes que tiene esta profesión. Les brindo mi confianza y tranquilidad a los jugadores con la finalidad de que ellos se puedan desarrollar al máximo, teniendo en cuenta su juventud y ganas de triunfar.

-¿Cómo ves la actualidad de Banfield?

-Bien. Estamos tratando de afianzar un equipo nuevo, joven, con algunos jugadores de experiencia y por el momento esto nos dio resultados. Estamos en una etapa de consolidación financiera y nos tuvimos que medir con los gastos en los refuerzos. Hay que potenciar a los juveniles del club para luego negociarlos, como lo hicimos con Remedi o Cecchini. Ellos son la solución para que esto siga funcionando sin inconvenientes.

-¿Qué le aporta un exjugador como Sebastián Battaglia a tu cuerpo técnico?

-Sebastián es un gran profesional, es la voz que no tengo dentro del campo de juego. Está haciendo sus primeros pasos como técnico y desde su experiencia como exjugador siempre transmite cosas importantes para el grupo. Intentamos que la gente que me rodea sea joven, con expectativas, para poder seguir creciendo como cuerpo técnico.

-¿Qué te motiva para seguir siendo entrenador?

-El amor por el fútbol me motiva a seguir peleando día a día, uno lo lleva desde las raíces y es complicado dejarlo. El poder estar con los jugadores jóvenes y transmitirles mis conocimientos, preparar el entrenamiento y fortalecer el desarrollo del equipo e idear los partidos es lo que me gusta. Básicamente, mantenerme activo.

-¿Qué objetivos te proponés a futuro?

-Necesito curarme y estar bien para poder seguir trabajando, ese es mi mayor objetivo. Dejar atrás esta enfermedad y poder seguir con mi vida de siempre.(NdR: en diciembre de 2017 Falcioni fue operado de unos nódulos en su garganta y necesitó hacerse sesiones de rayos).

-¿Qué sentiste al ver el apoyo de los clubes?

-Fue muy gratificante (dice emocionado), le agradezco a todo el fútbol argentino. Me dio mucha alegría que clubes en los cuales nunca trabajé, como Lanús, me brindaran su apoyo en uno de los momentos más difíciles de mi vida, mucha gente me bancó. Además, fue muy lindo que me nombraran personalidad destacada en la legislatura porteña. En esa sala reunieron a mi familia, técnicos, amigos, jugadores a los cuales dirigí, fue muy bonito.

Con la aparición de Enzo Kalinski, Jesús Dátolo y Nicolás Bertolo, quienes supieron coronarse campeones de la Copa Libertadores, la charla con el entrenador de Banfield tomó otro rumbo y Julio César Falcioni dio su opinión acerca de los clubes argentinos que vienen dominando el plano internacional en el continente. Además remarcó las diferencias que existen entre las instituciones denominadas “grandes” y el resto de los clubes del fútbol doméstico: “Es muy difícil competir contra la billetera de equipos como River o Boca”.

 

-¿Por qué creés que en los últimos años los clubes argentinos se hicieron más fuertes en la Copa Libertadores?

-El poderío económico de los equipos argentinos y brasileños en los últimos años creció muchísimo y eso quedó remarcado más aún en esta edición de la Copa Libertadores, que tuvo sólo un club chileno (Colo Colo) en los cuartos de final.

-¿Sentís que últimamente se está agrandando más la brecha en lo económico entre los equipos denominados “chicos” y los “grandes”?

-Sí, siempre fue así en el fútbol argentino. En los años 70 cambió un poquito y ahora volvió a manifestarse. Los equipos grandes tienen un presupuesto diferente, una posibilidad de sponsoreo mayor a la de otros clubes y eso hace que marquen una diferencia.

-¿Creés que debido al gran poder económico que tienen los clubes europeos es difícil consolidar a los jóvenes en la primera división?

-Es difícil disfrutar de los buenos talentos jóvenes en la primera división porque al poco tiempo ya te los venden. Por otra parte, también es complicado competir con la billetera de equipos del tamaño de River o de Boca.

-¿Pensás que esta diferencia económica entre los clubes afecta al desarrollo de los jugadores?

-No, esas diferencias a veces en los 90 minutos de un partido se igualan. Sin embargo, a lo largo de un torneo los equipos que tengan jugadores con nivel para la Selección van a terminar marcado seguramente una diferencia importante con el resto.

El turf: “una magnífica ilusión”

Joaquín Méndez

Día de lluvia en el Hipódromo de San Isidro. Grandes charcos inundan las calles que rodean uno de los sitios más emblemáticos del turf argentino. Pareciera que no hay actividad, pero a unos 100 metros, cerca de la entrada sobre la avenida Diego Carman, se asoma un peón a caballo por un pequeño sendero de la vereda. Viste una boina y una bombacha de campo con botas de goma, y para cubrir su torso utiliza una bolsa negra para que el agua no lo estorbe. En el acceso, dos agentes de seguridad regulan todo lo que entra y sale, en su mayoría, o son camionetas 4×4 o son hombres en bicicletas, con pocos grises. Basta hacer una cuadra dentro del predio para empezar a ver edificaciones, en su mayoría, blancas: los Studs. Entre ellos, el del uruguayo Hugo Miguel Pérez.

Hay un portón oxidado y está lleno de barro. La humedad y el olor a pasto mojado reinan en el pasillo de la entrada del entrenador ganador de muchos clásicos del turf y exjockey. Está compuesto por 20 boxes, donde descansan y viven los caballos que se preparan para las carreras. Están distribuidos en galería y en el centro se encuentra un horno de barro donde en varias ocasiones se juntan alrededor de 20 personas a comer y a escuchar las anécdotas del cuidador.

A la derecha, en una esquina, está la oficina de Pérez. Hay un olor fuerte a alfalfa que se mezcla con el excremento de caballo, húmedo y seco, pero eso no afecta ni a los peones, ni a los veterinarios y mucho menos, a Pérez y su capataz, que dentro del pequeño cuarto debaten qué medicamentos les van a dar a los animales para que optimicen su rendimiento.

Pérez finaliza su trabajo con el capataz y continúa haciendo chistes. Bajo de estatura, con una campera gris y peinado hacia atrás comienza hablar sobre sus pasiones: el turf y el tango. “Mirá allá, pegado a la pared está el más grande”, dice y señala un sector donde entre los cuadros de sus caballos ganadores se deja ver una foto de Carlos Gardel. Hay más de cien retratos de caballos, algunos más grandes, como el de Áspero Wells, que ganó varias competencias.

“Los caballos los compramos en el remate a los 2 años, a veces antes”, cuenta Pérez y aclara que los mismos se doman en un campo por una cuestión de gastos. ”Una vez domados los empezamos a entrenar con vistas al debut. Tenés que hacerlo suave y lleva unos 6 meses hacer debutar un caballo”, afirma.

Un caballo de carrera puede llegar a costar desde 15 mil pesos hasta más de medio millón, incluso en dólares. Todo depende de quiénes sean sus progenitores y de dónde sea el remate o quién sea el vendedor. Pérez abre una vieja valija color verde agua y bromea: “Esta es mi notebook”. Allí tiene toda la información de sus caballos, los que debutaron y los que no. No necesita ponerles los nombres o alguna referencia, recuerda todos y cuál es su valor: “Este lo pagué 600.000 pesos y este 150.000 pesos que es mejor, y el boludo este 800.000 y ni mira adelante. Este 250.000. Este 200.000. Este costó 2 mangos y es bueno”.

Para mantenerlos en forma se varea a los caballos, es decir, se los hace galopar, realizar piques y para eso están los vareadores. Los piques son partidas cortas de menos de mil metros. “Cuando pasan los 1.000 están para correr”, dice Pérez. Otro factor vital en su mantenimiento es la alimentación, ya que eso puede mejorar o empeorar el rendimiento de cada caballo. “Se basa todo en la alimentación. Si come mal, el cuidador no puede hacer nada”, confirma Gustavo Ruzzante, jefe del equipo veterinario, que también agrega: “Viene el cuidador a la mañana y pregunta cómo comieron los caballos y ahí el capataz le informa para ver qué hacen. A veces el caballo tiene preparado una actividad y si come mal no la puede hacer”.

“Un segundo está compuesto por cinco quintos, y en un quinto un caballo le gana a otro por un cuerpo. Es muy poca la diferencia, por eso hay que hilar finito. Si no chau”, señala el cuidador respecto al resultado final de una carrera. Serio, con sus cejas fruncidas, alza la voz, levanta el dedo índice de su mano derecha y grita: “El deporte ecuestre más lindo y más trasparente es el turf. Te lo argumento. Esos que juegan de a 4 (polo), miran los caballos de ese partido. ¿Sabés lo que les dan? Hasta le sacan saliva. Mi papá daba 10 aspirinas verdes y yo ni un corticoide de mierda puedo dar, déjate de joder”.

Pérez está en desacuerdo con la dirección del Jockey Club Argentino y añade: “Nosotros siempre estuvimos mal promocionados y ahora tenemos el Gobierno en contra”. Además, asegura que el turf es más riguroso en Argentina que en Estados Unidos, donde tienen permitido darles medicamentos a los caballos que acá no. “El turf no ha hecho un buen marketing, ahora para apostar hay casino en todos lados y esas cosas le jugaron en contra”, concuerda su jefe veterinario.

Según sus protagonistas hay una decaída de la actividad y tener un caballo en el stud sale 15 mil pesos, que son administrados por el cuidador. “Cuando arranqué en el 80, los cuidadores andaban en Mercedes Benz. Ahora le deben a todo el mundo. Si no ganan una carrera, te diría que andan pelados, sin un mango”, remarca Ruzzante.

También se perdió el trabajo calificado en el deporte. Antes las personas que entrenaban o cuidaban a los caballos eran especialistas en el rubro, ahora ya no hay. “Ahora entra cualquier peón y lo meten, aunque quizás nunca habían visto un caballo. Hay 3 venezolanos que entraron ahora que no tenían idea de cómo se trabaja y van aprendiendo”, agrega Ulises Gonzales veterinario del equipo de Ruzzante. Antes, todos los puestos de trabajo en el turf se heredaban, los hijos de los trabajadores de experiencia aprendían el oficio. Ahora sólo trascienden de generación en generación los cuidadores.

Luego de unos minutos de enojo y descargo por la situación actual del turf, Pérez comienza a hilar una historia para ser comprendido. Durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón, los principales cabañeros de Argentina, propietarios fuertes como José Alfredo Martínez de Hoz, expresidente de la Sociedad Rural Argentina, compraron un terreno en Uruguay y fundaron el Haras Uruguay. Aureliano Rodríguez Larreta, reconocido abogado uruguayo, se unió a la sociedad.

El grupo invirtió en el caballo Uranio y bajo su dirección le ganó una carrera a Doubles, que venía de ganar el Pellegrini en 1948, una de las carreras más importante de Argentina. Tiempo después obtuvo el Gran Premio Nacional y batió un récord que llamo la atención del mundo del turf. A pesar de la buena inversión en Uranio, el Haras comenzó a darles pérdidas, lo que derivó en una crisis para el negocio. La situación económica forzó a una reunión entre Martínez de Hoz y Rodríguez Larreta. El encuentro se realizó en un lujoso hotel de Colonia, Uruguay. Peréz cuenta que allí Aureliano recibió la lección más importante en su vida.

El abogado creía que con la venta de Uranio, el mejor caballo del Haras Uruguay, resolvería todos los problemas financieros. El posible comprador era un árabe que tenía caballos en Europa y que tendría mucho dinero, pero lo que no sabía es la reacción que tendría su socio:

-Aureliano, ¿usted desea que yo me retire de la sociedad?- pregunta Martínez de Hoz
-Si eso aconteciese, yo sería el primero que me voy. -Responde Rodríguez Larreta.
-Entonces Uranio no se vende.

Al final Uranio no se vendió y el Haras Uruguay años después declaró la quiebra con su posterior desaparición. Pérez contó con un poco de orgullo y un poco de frustración este acontecimiento y sentenció: “Todo esto porque el turf fue, es y será siempre nada más que una magnifica ilusión”. El cuidador se retira y cierra de un golpe seco la puerta blanca de su despacho. Sus veterinarios se ríen, los peones acompañan con alguna pequeña mueca y sus dos perros se acuestan en la entrada.

“Vos comprás un potrillo y no sabés si va ser bueno o malo. Es verdad lo que dice”, confirma Ruzzante y Ulises asiente inclinando su mentón hacia abajo. La llegada de extranjeros que carecen de experiencia y obtienen un trabajo precario como peón. El grupo veterinario que pese a que Pérez les debe mucha plata todos los días están ahí, con sus caballos. La compra de los animales a un alto o bajo precio no garantiza el éxito. Algunos dueños de los Studs ni siquiera los eligen, solo entregan el dinero.

Las apuestas los días de carrera en San Isidro, en Palermo o en La Plata. El hombre mojado con su ropa vieja y una canasta, donde contiene sus últimas empanadas en busca de algún comprador. Un caballo bueno o malo. Un clásico o Gran Premio. Todo lo que rodea y forma parte del turf como dijo Pérez es una magnífica ilusión.