lunes, septiembre 16, 2024
Home Blog Page 222

Del boom en los 70’s a ser una industria multimillonaria

Las redes sociales, Internet y plataformas como Youtube hoy permiten conectar a personas alrededor del mundo para jugar de forma conjunta como nunca había pasado. Lo que antes eran competencias poco reconocidas y con un escaso público que se podía costear el viaje, se convirtió en una disciplina profesional con una estructura de torneos que encuentra su reflejo en el fútbol. Hay copas nacionales, continentales y una reunión de proporciones exorbitantes como es el Mundial de cada juego.

Las competencias surgieron como una respuesta al crecimiento masivo que logró la comunidad de aficionados. A partir de 2008, comenzaron a organizarse torneos permitidos por la novedosa modalidad online que abriría la puerta para lo que se conoce hoy como deportes electrónicos.

Las desarrolladoras de videojuegos vieron la posibilidad de expandir sus horizontes. Fueron los mismos creadores los que decidieron darle entidad a la mínima organización existente a cargo de los propios jugadores con competiciones por todo el mundo. Primero fue el prestigio de ganarle a los mejores el que impulsó a muchas personas a dedicarse a jugar determinadas horas por día. Y como todo evento que empieza a crecer en espectadores, tanto patrocinadores como las empresas creadoras de los juegos, empezaron a implementar los premios y a ser sponsors de los mismos jugadores. Empresas en torno a la tecnología como Samsung, Telecom y Movistar fueron las primeras en invertir en esta nueva disciplina. Con estos premios, los jugadores empezaron a tener un beneficio del tiempo invertido y el principio de la profesionalidad que hoy se observa. El principio de diversión en torno a cualquier juego mutó a un trabajo pago. Youtube, en 2005 y Twitch, en 2011, crearon un apartado para grabar en directo y que no sea necesario ir a un evento para seguir un juego. Además, los llamados streamers reciben una parte de la ganancia por el promedio de espectadores vinculados con un contrato a partir de cierto número de visitas. Hoy un jugador con un público que oscila entre los 250 y 400 espectadores recibe unos $2.500 dólares mensuales. Tyler Blevins, conocido en el ambiente como Ninja, encuentra en los videojuegos su trabajo. Transmite todos los días con una ganancia mínima de medio millón de dólares mensuales y con la posibilidad de un mayor ingreso gracias a sponsors y eventos.

Los premios, la formación de equipos, la oportunidad de seguir las competencias desde la distancia y con un público uniforme alrededor del globo componen la novedad de los deportes electrónicos. Una actividad física o mental reglamentada por instituciones – Federaciones o Asociaciones – que tenga el objetivo final de competir. Los jugadores por competir y ser vistos reciben dinero, es decir, un sueldo por trabajar. Los profesionales se someten a un contrato, invierten ocho horas promedio por día practicando y los que conforman un equipo se organizan en casas con computadoras para convivir juntos y optimizar el tiempo. Son las llamadas gaminghouse.

El Comité Olímpico Internacional reconoce a esta nueva disciplina como una actividad deportiva y tiene como fin llevarla a los Juegos Olímpicos. Una estrategia para captar a los jóvenes y ganar más audiencia, idea que hizo su debut en los Juegos Asiáticos en 2018. Corea, China y Japón son los países potencia de los eSports, los que más espectadores aportan y los reyes de los avances tecnológicos. PlayStation, Atari y Nintendo fueron consolas surgidas de desarrolladores asiáticos que forman parte de la historia y el presente de los videojuegos.

Los fundamentos del COI para una inclusión, inicialmente como exhibición, se basan en una proyección de la empresa analista de datos, Newzoo, que indica que en 2019 los eSports alcanzarán los 427 millones de espectadores y una generación mayor a los 2.000 millones de dólares anuales para 2021.

En Argentina, los videojuegos están tan avanzados que la Asociación Argentina de Deportes Electrónicos (AADE) presentó un proyecto de ley para que el Estado reconozca a estas disciplinas digitales como deporte. La Liga de Videojuegos Profesional abrió sus oficinas en el país para traer apoyo a la infraestructura competitiva y que los principales videojuegos tengan una Superliga para 2019, nucleando a los equipos ya existentes. Un proyecto que tuvo su prueba exitosa en Brasil y en España. Los eSports se esparcen por el mundo y a un paso apresurado, superando en años el proceso de evolución de un deporte modelo como el fútbol.

Una industria antigua que todavía no ha alcanzado su techo y está en camino a superar a los deportes tradicionales. Los eSports aportan frescura, incorporando los conceptos de la tecnología y representando a millones de jugadores que juegan casualmente o profesionalmente. Los videojuegos han dejado de ser ocio hace mucho tiempo y buscan ser reconocidos por el resto del mundo como lo que son: un nuevo deporte.

Producción y texto: Teo Matarazzo, Santiago Outeda, Gonzalo Montanari y Nataniel Peirano

Alejandra Zalazar: “Pretenden que Messi sea quien no es”

Federico Bairgian @fedebairgian

Alejandra Zalazar, psicóloga y ayudante de campo en la cuarta y quinta división de Leandro N. Alem, se recibió en la UBA y en la escuela de Técnicos de Vicente López, y realizó capacitaciones como las del “Seminario de Actualización en Tácticas” de la Real Federación Española de Fútbol.

En época de Mundial y con una Argentina más revolucionada que de costumbre por la pasión, Zalazar, en una charla con El Equipo, cuenta cuál es su mirada sobre las críticas, los medios de comunicación y los hinchas con respecto a la selección nacional.

-¿Por qué crees que se ataca tanto a los jugadores de fútbol?

-Tenemos que tener en cuenta que en esta cultura el lazo entre el hincha y su club es un ejemplo de amor incondicional. La institución es representada por sus colores, camiseta, escudo y personificado en los miembros de un plantel, en quienes todas personas depositan éxitos, frustraciones y hasta a veces los estados de ánimos propios. Con la selección se proyectan ideas en ausencia de cualquier análisis razonable, se pone el foco en los jugadores, cada hincha le exige lo que por ahí no está dispuesto hacer en su propia vida. Este para mí es un amor bipolar y a veces hasta enfermizo, donde alienan a los protagonistas al punto tal que a la exigencia propia de la disciplina de élite se le suma la de millones de directores técnicos y jugadores de sofá que detrás de un teclado y segados por las emociones, despliegan un arsenal de comentarios destructivos hacia otros seres humanos.

-¿La negatividad condiciona el desempeño de un plantel?

-Si creemos que las emociones se contagian, las negativas promueven más de las mismas, no sabemos si esta negatividad empieza en el campo de juego o las tribunas. Habría que alentar, apoyar y resaltar lo positivo para construir el primer escalón de un deporte que practique el juego limpio dentro y fuera. Desde la descalificación y agresión influimos negativamente. ¿Cuántos de nosotros aguantaríamos realizar las tareas diarias bajo las presiones de la hostilidad y las emociones descontroladas de quienes nos rodean?

-¿Qué opinas de la frase: “cobran millones”?

-Tiene que ver con los tiempos que corren, donde el consumismo está en primer plano, es una ética en la que se busca todo el tiempo tener lo último y tener más. Muchas personas creen que los jugadores deben reaccionar a sus deseos porque ellos tienen más.

La psicóloga manifiesta que no podemos olvidar y perder de vista que detrás de estos ídolos hay personas, con nombre, historias y los mismos miedos e inseguridades que tenemos todos, pero que por suerte en nuestro caso no están bajo la lupa inflexible de millones de personas que quieren que ese ídolo que de su imaginario represente aquello que no pueden lograr en su mundo y entorno.

-¿Cuál es tu mirada sobre los rumores que hay de los jugadores y el técnico?

-Los chismes tienen que ver con la impunidad de estar detrás de una pantalla sin chequear, divulgando y conviviendo con un canibalismo. Se destroza la reputación de una persona en pos de tener la noticia. Cualquier cosa que hagan es observada detalladamente. Las críticas suelen ser dañinas, la sociedad argentina necesita más protagonistas que cuenten sus experiencias en primera persona, porque tenemos una tendencia a creer que porque viven afuera o en otro círculo los dichos no los lastiman.

-¿Por qué en reiteradas ocasiones se compara a Messi con otros futbolistas?

Pretenden que Messi sea quien no es, tiene funcionalidad en un equipo donde juegan sabiendo que él es el mejor. Lo confrontan con Cristiano, pero Ronaldo tiene una ventaja, en Portugal lo aman haga lo que haga y esa energía que ayuda a su autoestima le permiten arriesgar más porque sabe que lo perdonan, que el amor es más grande, algo que aquí a Lionel no le pasa.

Cuando de mundiales femeninos se trata

Iván Lorenz @ivanlorenz

México, 1970. Se jugó la novena edición de la Copa del Mundo. Brasil revolucionaba el mundo del fútbol con cinco números 10 en la cancha. Gerd Müller rompía los arcos de los rivales de Alemania. El ángel de oro, llamado Copa Jules Rimet -primer presidente de la FIFA- sería alzado a los cielos por última vez por los brazucas, los brazos de Pelé entre ellos. Del otro lado del Océano Atlántico, mientras tanto y extraoficialmente, se disputó el primer torneo internacional de fútbol femenino.

La Coppa del Mondo o Martini Rosso Cup tuvo lugar en Italia. La Federación Internacional Europea de Futbol Femenil (FIEFF), invitó a ocho equipos -Inglaterra, Alemania, Dinamarca, Checoslovaquia, México, Austria, Italia y Suiza- a participar y los dividió en dos zonas: Grupo Norte y Grupo Sur. El Stadio Communale de Turín acogió a casi 40 mil personas que vieron a las danesas derrotar por 2-0 a las locales. Helene Hansen y María Sescikova, son los nombres de las mujeres rojas que le negaron la victoria a las italianas azules.

A pesar de no haber sido reconocido por la FIFA, el primer torneo dejó una grata impresión y fue la buena actuación de las mexicanas en el ‘70 -tercer lugar- lo que les otorgó la organización del II Campeonato Mundial de Fútbol Femenil. Las danesas derrotaron nuevamente al conjunto local de turno en la final. Se jugó en el Coloso de Santa Úrsula que acogió a más de 100 mil personas, cifra récord del femenil. Susanne Augustesen, una muchacha de apenas 15 años, anotó tres goles ante las mexicanas y les arrebató la victoria de los pies. Seis fueron las selecciones -entre ellas Argentina– que participaron de la Copa que incluso contó con mascota oficial: Xochitl 71, que significa “flor” en náhuatl.

Sin embargo la FIFA no vio potencial o negocio en el femenino. De todas formas, existe registro de las primeras ediciones, no así en el archivo del ente presidido por Gianni Infantino. Italia, por el contrario, decidió apostar. La cuna de grandes artistas, como Leonardo Da Vinci o Andrea Pirlo, hospedó entre 1982 y 1988 el llamado “Mundialito”. Cinco fueron las ediciones, de las cuales tres fueron para las azzurri (‘82,’84 y´86) y dos para las británicas (´85 y ´88).

Casi en paralelo, la República de China organizó una competencia internacional de fútbol femenino para clubes y seleccionados: el Torneo de Invitación Mundial Femenino o Copa Chunghua. Taipei, perteneciente a Taiwán, acogió cuatro ediciones del torneo que fue organizado por Asociación de Fútbol de Taipei Chino. Tuvo cuatro ediciones. En 1978 las campeonas fueron las jugadoras del equipo francés Reims FF. Las muchachas del SV Bergisch Gladbach alemán, se coronarían en 1981 y 1984, siendo el conjunto más ganador. Por último, la República de China sería la victoriosa de la edición cierre en 1987.

El último capítulo de la Copa Chunghua fue la que terminó de convencer a la FIFA de organizar un Mundial de fútbol femenino. Sin embargo, el ente no estaba del todo seguro: del 1 al 12 de Junio de 1988 se realizó el Torneo por Invitación Femenino de la FIFA a modo de ensayo. Tres grupos de cuatro equipos. Los punteros y los dos mejores terceros avanzaban a las instancias de eliminación directa. Fue Noruega la campeona ensayística. Derrotó 1-0 a Suecia en la final disputada en el Estadio Tianhe con un gol de su número 10: Linda Medalén.

La organización dejó contenta a la FIFA que decidió 18 días después de la final, aprobar la creación del Mundial femenino. Equipo que gana no se toca, se escucha decir en el fútbol. Por ese motivo, China fue la primera sede en organizar la competición. Repitió también esquema, fueron 12 los seleccionados participantes. 99 goles en 26 partidos. De ese total, Estados Unidos hizo 25 y se consagró como el primer campeón femenino de la historia. Michelle Akers fue la verduga de Noruega en la final, anotó los dos goles del equipo norteamericano. Linda Medalén volvió a convertir en una final internacional en el estadio chino, que había probado su potencia el año anterior. Suecia entraría al podio nuevamente. Quedó tercero tras derrotar 4-0 a Alemania, que obtuvo el cuarto lugar.

Al igual que en masculino, cuatro años es el bache entre Mundial y Mundial. Suecia fue el elegido para organizar en 1995. Cinco estadios acogieron los 26 partidos y presenciaron la misma cantidad de tantos que la anterior edición. Sin embargo, no recibieron la misma cantidad de gente: la FIFA estimó un total aproximado de 110 mil personas, la concurrencia más baja de la historia del femenino a citas mundialistas. El campeón en terreno sueco fue Noruega, conducida por el Balón de Oro del torneo, Hege Risse y la Bota de Oro, Ann Kristin Aarones con seis exclamaciones. Las noruegas derrotaron 2-0 a Alemania en la final disputada en el Estadio Råsunda, ubicado en Solna.

Luego de obtener el tercer puesto en la segunda edición, la organización quedó en manos de la primera campeona, Estados Unidos. El tercer Mundial llegó con novedades: se sumaron cuatro equipos y la Comisión de Árbitros de la FIFA decidió que habría 16 árbitras. Por primera vez dirigieron únicamente mujeres. China, a pesar de poseer a la Balón y Bota de Oro Sun Wen – convirtió 7 al igual que la brasilera Sissi- y ser el seleccionado más goleador, perdió ante el local la final que se jugó en el Estadio Rose Bowl de California. 0-0 iba el marcador luego de jugar los 90 minutos y el alargue. La jueza Nicole Petignat pitó y determinó al campeón cuando el penal disparado por Brandi Chastain tocó la red. 5-4 finalizó la serie luego de que Liu Ailing fallara el tercer penal para las chinas (la única que no convirtió).

En 2003 Estados Unidos volvería a organizar. La sede elegida había sido China pero en el país de miles de millones había estallado la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo Grave que podía condicionar la salud de las protagonistas y se decidió volver a terreno norteamericano. El Estadio Stubcenter albergó la final. Alemania y Suecia se enfrentaron y, tras finalizar 1-1 en los dos tiempos de 45 debieron ir al alargue. Se jugaron nada más que ocho minutos de la prórroga porque la germana Nia Künzer convirtió a los 98 del suplementario y el torneo se regía por el Gol de Oro. En esta cuarta edición hizo su debut mundialista Argentina, convirtiéndose en el segundo Seleccionado sudamericano en participar de la Copa. Brasil era el único país del sur del continente que había concurrido hasta el momento y, además, contó con el debut de Marta, la máxima goleadora en la historia de los Mundiales con 15 tantos.

En 2003 Estados Unidos volvería a organizar. La sede elegida había sido China pero en el país de miles de millones había estallado la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo Grave que podía condicionar la salud de las protagonistas y se decidió volver a terreno norteamericano. El Estadio Stubcenter albergó la final. Alemania y Suecia se enfrentaron y, tras finalizar 1-1 en los dos tiempos de 45 debieron ir al alargue. Se jugaron nada más que ocho minutos de la prórroga porque la germana Nia Künzer convirtió a los 98 del suplementario y el torneo se regía por el Gol de Oro.

En esta cuarta edición hizo su debut mundialista Argentina, convirtiéndose en el segundo Seleccionado sudamericano en participar de la Copa. Brasil era el único país del sur del continente que había concurrido hasta el momento y, además, contó con el debut de Marta, la máxima goleadora en la historia de los Mundiales con 15 tantos.

Cuando la FIFA cambió de sede en 2003, le prometió a China la organización en 2007. En ambas ediciones le otorgó la clasificación directa al país asiático. Este Mundial trajo consigo la primera final en la cual se enfrentaron un conjunto sudamericano y un europeo. Brasil era candidato. La número 10, Marta, obtuvo Balón y Bota de Oro, con 7 goles. Sin embargo, no le alcanzó para gritar campeón: cayó ante Alemania por 2-0 en la final con goles de Birgit Prinz y Simone Laudehr. La germana autora del primer tanto, apodada Keks -galletita en alemán- había logrado lo conseguido por Marta pero cuatro años atrás en Estados Unidos y, además, fue la autora del primer gol de las teutonas en la final contra Suecia. El tercer puesto fue para las norteamericanas que derrotaron 4-1 a Noruega, que obtuvo el premio Fair Play de la competencia.

La de 2011 fue la primera edición que siguió los procedimientos FIFA para elegir la sede. En 2010, Alemania había acogido el Mundial Sub-20, como es costumbre. La canciller alemana, Ángela Merkel, apoyó la candidatura luego del éxito administrativo del Mundial 2006 masculino. Japón y Estados Unidos llegaron a la final de la Copa del Mundo con menos goles en la historia del femenino (86 en 32 partidos). Debieron ir al tiempo suplementario tras empatar 1-1 en los 90 ante las norteamericanas de Alex Morgan. Irían a penales con el marcador igualado en dos, luego de que Homare Sawa convirtiera a los 117 minutos. Nozomi Yamago atajó dos de los tres penales errados por las de blanco y fue Saki Kumagai la que pateó fuerte y arriba para no darle oportunidad a la arquera Hope Solo. Las niponas llevaron alegría a su país natal luego de que aproximadamente dos meses atrás ocurriese la peor catástrofe de su historia: un sismo generaría un tsunami que dejó un saldo estimativo de 16 mil muertes, 6000 heridos y 2500 desaparecidos.

Zimbabue retiró su candidatura para organizar la séptima Copa del Mundo dado que tenían lo mínimo e indispensable para albergar el evento. La organización quedó en manos de Canadá en 2015. En contraposición al anterior, es el Mundial con más goles marcados: 146 en 52 partidos. Una cifra que se vio beneficiada por el hecho de que por primera vez participaron 24 equipos. La Selección más goleadora fue Alemania -incluso contó con la Bota de Oro, Célia Šaši? con seis gritos- que obtuvo el tercer puesto tras caer ante Inglaterra. La final fue más bien una revancha. Estados Unidos aplastó 5-2 a Japón.

Carli Lloyd -Balón de Oro del torneo-, que había fallado en la definición por penales cuatro años atrás, mandó a guardar por triplicado la Conext 15 en el Estadio BC Place. Con el gol de Lauren Holiday, las norteamericanas estaban 4-0 arriba en 16 minutos de juego. Completaron la cuenta Tobien Health que marcó el quinto y Yuki Ogimi y Julie Johnston (en contra) para Japón. Canadá tuvo, como novedad, la implementación del sistema de detección automática de goles que consta de un sensor que determina si la redonda cruzó o no la línea de meta.

En Canadá, Francia obtuvo el premio Fair Play. El país galo es el encargado de organizar la octava edición del Mundial Femenino que abarcará del 7 de Junio al 7 de Julio de 2019 . Inglaterra, Sudáfrica y Nueva Zelanda retiraron su candidatura en 2014 y los francos le ganaron la pulseada a Corea del Sur, el candidato que quedaba. Nueve estadios recibirán a las 24 selecciones. La FIFA cuenta con 140 seleccionados femeninos rankeados (sin contar los inactivos por más de 18 meses), cifra que triplica a los 45 que disputaron la clasificación para China 1991 y que refleja el crecimiento del femenil en los últimos 30 años.

La editora de la foto es Sofía Isis Dama.

Nazareno Sasia: La bala dorada

Federico Bairgian (@fedebairgian)

A 50 kilómetros de Paraná, Entre Ríos, más precisamente en Cerrito, todo es una fiesta. Es que el pequeño gigante que tiene el pueblo de 5.700 habitantes, partió a Buenos Aires como el número 1 del ranking mundial Sub18, en lanzamiento de bala y no solo volverá ratificando su posición, sino que también lo hará con la medalla dorada colgando de su cuello.

Nazareno Sasia fue el encargado de abrir la competencia el viernes con una marca de 21.94 metros en el cuarto y último lanzamiento, que fue récord nacional y sudamericano incluido. Como no podía ser de otra manera, dos días después, el entrerriano cerró la jornada masculina con 21.25 metros, que se sumaron al record y formaron 43,19, número que ninguno de sus rivales logró alcanzar. Fue entonces cuando vio la gran pantalla, se ató la bandera de Argentina y corrió a la tribuna para abrazarse profundamente con su padre.

El chino, Jialiang Xing, consiguió la medalla de plata tras acumular, 41,74 metros (20,85 y 20,89) y el bronce fue para el italiano, Carmelo Alessandro Musci, con una distancia en total de 41,43 (20,67 y 20,76).

Los visitantes del Parque Olímpico de la Juventud fueron testigos de la hazaña que realizó una de las mayores promesas del atletismo argentino. El joven de 17 años y 1.93 metros eligió al lanzamiento de bala por sobre otros deportes que practicó: el básquet, lanzamiento de disco o el fútbol, en el que se considera un defensor medio pelo y admirador de Juan Román Riquelme, quien luego de su coronación, le envió un video dándole las felicitaciones y la camiseta autografiada de la Selección Nacional Argentina que utilizó en 2005.

A Sasia nunca le pesó la mochila de ser el favorito. Resignar su viaje de egresados con sus compañeros y despertarse a las 5 de la mañana para viajar de Cerrito a Paraná para seguir practicando, valió la pena. Tampoco es casualidad que en su pueblo lo eligieran como embajador deportivo en la fiesta de fin de año, ni que hasta se haya planteado la idea, entre risas, de premiar a un doble ganador, sabiendo que él siempre se asegura el primer puesto.

La joven promesa considera que éste es sólo el comienzo y remarcó que esta medalla es un logro muy grande pero que no termina acá. Irá por más. El año que viene tendrá el Mundial Juvenil y después apuntará a su sueño de vivir la mayor cantidad de Juegos Olímpicos que pueda, aunque él sabe que será consecuencia de su trabajo, esfuerzo y dedicación.

Baccino: “Quiero estar en un quinto Juego Olímpico”

Federico Bairgian y Agustín Loza

Mide 1.86 metro y pesa 120 kilogramos, lleva más de dos décadas compitiendo al más alto nivel en un deporte de mucho contacto, propenso a muchas lesiones, y está más expuesto a la avanzada edad que lleva a cuestas. Pero nadie le puede restringir ese gran sueño.

Como la mayoría de los niños en Argentina, Orlando Baccino quería jugar al fútbol, pero un entrenador se lo negó por tener sobrepeso. A los 11 años vio que tenía una fuerza muy pobre acorde a su contextura física y a pesar de eso, siguiendo los pasos de su padre, decidió comenzar con las pesas. Y, como era fanático de Martín Karadagian, actor de lucha libre, empezó a practicar judo.

Participó de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, Atlanta 1996, Sidney 2000 y Atenas 2004. Su mejor posición fue 21º en sus dos primeras participaciones olímpicas y entre sus logros más destacados se encuentra la medalla de oro conseguida en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 1997.

Actualmente es director y entrenador de BattSystems, un gimnasio ubicado en la Avenida del Libertador, y se graduó de la Universidad del Salvador con una licenciatura en educación física de alto rendimiento.

En la conversación con El Equipo relata cómo consiguió todos sus logros, su método de entrenamiento para llegar a competir al máximo nivel a pesar de su edad y a qué se dedica en la actualidad.

– ¿Cuál es tu medalla favorita?

-Mi preferida es la medalla de oro que conseguí en Campeonato de Guadalajara en el 1997 y para mí es algo especial porque este año se cumplen 20 años de esa conquista, es uno de mis mayores hazañas.

-¿Tu Juego Olímpico preferido?

-Sin dudas mi mejor Juego Olímpico fue el de Sydney 2000, donde tuve mi mejor actuación porque estaba muy bien entrenado. Pero hay cosas que muchos no saben, mi nivel más alto fue para Atlanta 1996, ahí un entrenador hizo que llegara tarde a una competencia y no pude hacer el calentamiento ideal para competir de la mejor manera.

– ¿Qué significó la aparición del ENARD?

– La llegada del ENARD ayudó a los atletas porque hace el entrenamiento más constante, aparte con la ayuda económica del gobierno tienen más herramientas para lograr un rendimiento alto. En mi caso tuve muy pocos sponsors. Los atletas de ahora por ahí se relajan porque no dejan todo a comparación de los de antes. Los experimentados saben aprovechar más esa ayuda. Yo trabajaba en una discoteca como seguridad y con el dinero que ganaba lo usaba para ir a entrenarme afuera. Ahí es donde hacía la diferencia. Por el hecho de ser un esfuerzo tan grande yo trataba de dejar todo, yo si dejaba todo porque ponía en juego toda la plata que tenía en el bolsillo para prepararme. Los grandes resultados se van a ver en el largo plazo

-¿Con ayuda estatal o de más sponsors podrías haber llegado más alto?

-Para mí no existe la frase “qué hubiera pasado si…” porque no se puede dimensionar. Yo hice todo porque la mayor diferencia que tenía con los demás fue que a mí me gustaba lo que practicaba y yo me encargaba de todo (preparación física, dónde entrenaba, etc.). En los últimos años de carrera pude disfrutar dos años de “la nueva era”. Pero la plata no garantiza el mejor rendimiento.

-¿Qué pasó con el problema que tuviste con la beca del Estado en la década del 90?

-En 1997 el gobierno de Carlos Menem, en conjunto con la Secretaría de Deportes de la Nación presidida por Hugo Porta, propusieron una idea, crear una unidad especial de deportistas de elite para dar un subsidio a esos 25 elegidos. Yo no estaba en la lista pero demostré por curriculum que me superaba con respecto cada uno de los deportistas y por eso decidieron incluir 5 becas más al programa.

-¿Cuál es la importancia de lo mental en un deportista?

-La mentalidad es importante para todos en cualquier plan. El judo es mucho más aplicativo a la vida porque hay algo que es real y otro no. Por ejemplo, lo primero que te enseña es a caer, entonces en algún momento te da una enseñanza en la vida. Para este deporte lo mental es vital, porque maneja todo.

-¿En qué se basa el sistema Batt?

-La mente va adentro de una cajita que se llama cuerpo. Creo que hay que llegar a un equilibrio entre lo que es necesario y lo que genera placer. La gente se entrena dos veces por semana en preparación a su actividad física que le da placer con especialización al gusto de la persona. A los 11 años yo empecé a hacer pesas porque era muy grandote y no tenía la fuerza acorde a esa edad, al mismo tiempo mi papá, que era más bien flaco, me dio un libro del pesista Héctor Rensonnet, con el que comencé a entrenarme y conocí este método de entrenamiento. A los 17, lucho contra una persona que era dirigida por el autor de este mismo libro y le dije que ya había mejorado el sistema que estaba escrito.

-El famoso tatuaje de los anillos

-No lo completé (risas). Pero fue culpa del tatuador, cuando fui a hacerme el tatuaje quería llenar los cinco anillos olímpicos con cada uno de los nombres de los lugares donde se celebraron los Juegos, en ese momento él llamó a su padre y le respondió “que siga un Juego más”, y quedó ahí.

-Hablas mucho de motivación, ¿podrías comentar algo de la mentalidad de los jugadores de la selección argentina?

-Estudié tres años de medicina, pero me gusta mucho la psicología y la aplico en cada una de mis actividades. Para mí es más fácil motivar a una sola persona que a un equipo de varios atletas, por eso se pueden dar dificultades. Creo que un director técnico tendría que saber de coaching y motivación. Cuando hablan del liderazgo de Lionel Messi pienso que para mandar en un grupo tiene que haber nacido con esa capacidad natural, no pueden cambiar los pensamientos de una persona, es muy fácil hablar de afuera. Juega mucho lo psicológico. En Argentina no hay buenos entrenadores, porque tienen muchos talentosos y los ponen en lugares donde ya están ocupados, no trabajan para mejorarlo. Un buen entrenador logra que todos sus jugadores vayan aumentando su capacidad, debería desarrollar de 11 futbolistas 8 o 10 deportistas de alto rendimiento.

-¿Qué opinas de la UFC?

-Me encanta, me hubiera fascinado estar ahí; llegó tarde (risas). La gente dice que soy judoca, pero yo me defino como un peleador general, voy a pelear hasta que me muera. Creo que es la mejor práctica y la más completa para luchar. Para mejorar mi técnica hice otras actividades como lucha y jiujitsu, en las que salí campeón sudamericano, siempre quise buscar actividades para encontrar más variantes.

-¿Ahora estás disfrutando todo lo que no pudiste hacer por el deporte?

-Siempre disfruté todo en su momento. Pero yo me comparo con otros chicos y me doy cuenta que pude viajar por el mundo, hacer lo que me gusta, participé de Juegos Olímpicos. Siento que el deporte me dio mucho. La vida no es tan larga, hay que disfrutarla.

-¿Qué te generó el triunfo de Paula Pareto en Río 2016?

-Yo volvía del trabajo, estaba muy nervioso, soy muy fanático de los que quiero que ganen, nunca veo algo sin hinchar por alguien. Cuando vi que la lucha definitiva iba con una coreana (Bokyeong Jeong) sabía que el triunfo era suyo. Y más cuando me di cuenta que le pegaron. La admiro mucho, cuando ganó fue increíble. Yo la vi en Samoa en 2011 y estaba estudiando para rendir un parcial para su facultad, es una campeona en todo.

-¿El mejor momento de tu carrera? ¿Te quedó algo pendiente?

-El mejor momento fue en los Panamericanos 1995, gané 33 peleas al hilo, me sentí muy bien. Estaba convencido que iba a hacer un gran papel en Atlanta, iba a entrenar durante siete horas. Y algo que tengo pendiente es ir al quinto Juego Olímpico, te mantiene vivo. Me hubiera gustado ir a los Panamericanos de este año al cumplirse el aniversario 20 de la medalla de oro de Guadalajara. Pienso seguir compitiendo el tiempo que sea, sin arriesgarme tanto.

Yupanqui, el cuadro de tu vida

Iván Lorenz

El domingo 18 de agosto de 1991, el Diario Crónica tituló: “Las invencibles chicas de Yupanqui”. Si se piensa al fútbol como Dante Panzeri, una dinámica de lo impensado, es dificilísimo encontrar un adjetivo como tal para un equipo de balompié. Quizás se entienda un poco más si se lee la primera línea de la nota: “Hace cuatro años que no saben lo que es perder un partido y muestran un nivel digno de elogio”. Para ese año, cuando la FIFA comenzó a organizar los Mundiales de Fútbol Femenino y la AFA se vio obligada a crear un torneo para las mujeres, las jugadoras de Yupanqui ya habían ganado un torneo de fútbol de salón como locales, ya eran las primeras en ganar un torneo metropolitano -invictas-, ya habían vendido a Amalia Flores a Europa -la primera jugadora de la historia en competir en el Viejo Continente-, ya habían sido visitadas por una embajadora japonesa, Kaori, para ver cómo funcionaba el club y, para la fecha del artículo, habían derrotado a Independente de Brasil en el primer encuentro internacional de la historia del femenino en Argentina registrado hasta el momento.

Sin embargo, de Yupanqui portaban solo el nombre. Se llamó así por la necesidad de representar una entidad con personería jurídica y casi que por casualidad apareció el club de Lugano. El Gran Yupanqui no fue siempre el Gran Yupanqui. Donde hubo mariposa antes hubo, necesariamente, oruga. Esta oruga se remonta a 1970, cuando Don Luis Garay comenzó su carrera como entrenador de futbolistas.

“En el fútbol femenino el material está, pero lo tenés que manejar, preparar, preparar y preparar. Grandes jugadoras hay por todos lados en Argentina. Se busca más en villas, las pibas no juegan a las muñecas. Tenés que andar mucho”, cuenta Don Luis Garay, un trotafútbol y amante de la pelota. Y buscó. Viajó al interior, captó jugadoras de equipos que se desarmaban, organizó cuadrangulares junto a su amigo Antonio Caldez y tocó la puerta de la casa de cada jugadora de la cual tuvo referencia para llevarlas a los potreros. Don Luis no sabía que sus esfuerzos iban a desembocar en el Gran Yupanqui, después de todo, él había juntado a las chicas con las que iba a bailar o al cine para jugarle a los gordos del barrio.

Se manejaban a pulmón. Don Luis no soportaba ver cómo su equipo no veía una moneda y los organizadores de las exhibiciones llenaban sus bolsillos y se aprovechaban del show que brindaban las chicas. Se cansó del uso y el manoseo a sus jugadoras. Quiso dejar en reiteradas ocasiones, no era fácil mantener el plantel a la vez que trabajaba por las noches en una fábrica textil; pero fueron las chicas las que lo convencieron de quedarse, porque el cariño y el respeto era muy grande. Fue Liliana Sequeira, Manzanita o Manzi como le dicen sus compañeras, quien consiguió que su entrenador se quedara. Y surgió Deportivo Fútbol Femenino Minué.
Junto con Manzanita, armó una lista con las jugadoras que conocía. Las fue a buscar con una condición: si jugaban en Minué no podían jugar en ningún otro lado. Incluso, les armó una especie de carnet. A pesar de lo autoritario que pueda sonar, las chicas elegían quedarse en Minué, su equipo pero también su familia. Muchas veces Don Luis prestaba su casa en Carlos Casares: “Yo no te podía dar plata, pero te podía dar lugar en mi casa porque mi mamá (Adelina Barreto) era así, era la madre de ellas. Yo laburaba siempre de noche y ellas venían y se quedaban a hablar con mi mamá”.
Concentraban en la casa de Don Luis pero también festejaban. El cumpleaños de Minué es el 9 de julio. Ese día organizaban “La Fiesta de Todos”. Al fondo del hogar Garay, en una de las paredes se lee: “Bienvenidos”. La palabra en forma de arco rodea el símbolo de la paz. Don Luis conserva la bandera que lleva el nombre de la fiesta, al igual que otros trapos del equipo y hasta camisetas, achicadas por el paso del tiempo y las vueltas del lavarropas.
¿Por qué Minué? “Sin costura, tal como lo exige la moda, Medias Minué”, decía la publicidad que construye una de las versiones del nombre. Pero Don Luis sostiene que es hincha del General José de San Martín y que a él le debe la denominación del equipo. Allá por 1816, cuando el prócer era gobernador de Cuyo, no se bailaba Trap y no abundaban los tatuajes en la cara. Por el contrario, San Martín se vistió de gala y, en los festejos que recordaban la Revolución de Mayo, bailó Minué, danza característica de la época.
“Minué era potrero, no tenía una entidad que defendía, que tuviese personería jurídica. Boca, River, Racing, no querían jugar”, cuenta Don Luis. A mediados de los 80, no eran los únicos: Minué tuvo que viajar al sur de la provincia para conseguir rival porque en el oeste no los tenían, ganaban siempre y el resto de los equipos perdían las ganas de hacerles frente. Por necesidad y de casualidad, llegó a Yupanqui. ¿De casualidad? Don Luis fue a trabajar como todos los días, pero aquella vez llegó molesto. Uno de sus compañeros, Roberto Osken, no pasó el detalle por alto, de alguna forma el entrenador se había ganado el apodo Pachanga. Garay le contó lo enojado que estaba porque no tenía un club para representar. Osken era el primo del presidente de Yupanqui y le ofreció hablar con el dirigente. Don Luis llevó todos lo papeles y concretó el trámite: “Yo me equivoco. Eran mis jugadoras, tendría que haber ido con un escribano y una planilla que dijese que yo podía dirigir Yupanqui y que mi equipo se quede conmigo. Fallé porque el plantel se lo llevo yo”.
El club de Lugano les dio lo indispensable. El gimnasio para entrenar y jugar de locales. Las camisetas las mandó a hacer Don Luis a un negocio de Liniers. La empresa Procer estampó su nombre en la casaca celeste de mangas naranjas. Los botines los compraron las jugadoras. Yupanqui no tenía cancha de once, su historia empezó en fútbol de salón cuando en 1988 el profesor Rubén Torres organizó el primer torneo que constó de diez equipos.
“Futsal, la revista argentina de fútbol de salón”, escribió en septiembre de 1988: “La gran cantidad de gente que llenó el hermoso gimnasio del equipo de Lugano pudo observar un excelente encuentro, sumamente parejo en la primera parte y muy bien jugado”. Yupanqui fue puntero durante todo el torneo y en la final se enfrentó a Mariano Acosta, a quien aventajaba por un punto. Ganaron 6-2. Boca Jrs finalizó tercero.
Al minuto de juego Alba Blanco puso el partido 1-0 para Yupanqui. No habían terminado de gritar el gol que llegó el empate para Mariano Acosta: Amalia Flores, quien jugaría en el club de Lugano el año siguiente, anotó de zurda. Cuatro minutos después, Blanco puso nuevamente a su equipo en ventaja. Otra vez las alegrías durarían poco, porque Miriam Papiernik, quien también jugaría luego en el equipo de celeste y naranja, puso el encuentro 2-2. La paridad sería destruida por Leonor Arévalos que sumó cuatro tantos en su cuenta personal. Yupanqui gritó campeón.
Arminda Taiguán fue la arquera en esa final. Antes de jugar en Yupanqui, protegió el arco de Mariano Acosta. En su casa en Villa Tesei guarda en una cajita los recortes de las revistas que mencionan al club de su vida: “Un equipo dentro y fuera de la cancha. Había unidad y compañerismo. Siempre estábamos pendiente de la otra. Era amor por la camiseta, pasión por jugar. Jugar era la vida”.
La arquera recuerda que, sin importar el torneo, ellas querían ganar. El próximo desafío llegó al año siguiente, la revista “Solo Fútbol” redactó: “Y el fútbol femenino ya tiene su campeón. Las chicas del Club Atlético Yupanqui, tras una espectacular campaña, se consagraron las campeonas del fútbol femenino organizado y se llevaron el 1° campeonato denominado Femingol ´89. Además, ganaron también el trofeo, que a modo de incentivo de este deporte, Solo Fútbol puso en juego y que fue entregado el sábado 21 por la mañana al equipo campeón por nuestro director periodístico, aunque en este caso la entrega, por razones obvias, hubo que hacerla fuera del vestuario”. Se jugó en cancha de once, el club de Lugano hizo de local en Savio 80 -hoy Club Jóvenes Deportistas- y entrenó en la cancha de Camea, una fábrica de aluminio. Dos entrenamientos por semana, juntadas diarias y la captación de jugadoras de las cuales se encargaron Don Luis y sus delegadas Leonor Hoyos, Norma Saralegui y Delia Vera, llevaron a Yupanqui a coronarse campeonas invictas de la competencia organizada por la Asociación de Fútbol Femenino. Mónica Maciel, defensora, cuenta: “En ese momento éramos las mejores. Era saber que estábamos en el mejor equipo, que no nos ganaba nadie”.
109 goles a favor y tan solo 7 en contra en 16 partidos disputados, no perdieron ninguno. El torneo constó de dos ruedas. En un principio participaron diez equipos, pero en el transcurso de la competencia se bajaron Temperley (no sin antes recibir 12 goles de las campeonas), Mariano Acosta y B. Caballero. La mayor goleada se la llevó Independiente: perdió 14-0 en la primera rueda y 16-0 en la segunda. La capitana del ciclo Gran Yupanqui fue Angelina Torres y Don Luis recuerda: “Yo siempre dije que en el fútbol vos podés dirigir, pero si no tenés una caudilla adentro, un respeto, olvidate amigo”.
Yupanqui también tuvo, lógicamente, a las goleadoras de ese campeonato. La revista “Solo Fútbol” decía: “Las futbolistas Karina Morales y Amalia Flores recibieron la copa a la goleadora ya que empataron el primer puesto con 28 tantos conquistados cada una”. Tal fue el rendimiento de la morena que llamó la atención de Europa. En una entrevista con Diario Crónica contó: “Me voy a Italia, a prueba, a un club que está en Caivano a 14 kilómetros de Nápoles. Soy puntera izquierda, con una mezcla de rapidez y habilidad. Dicen que allá hay hasta una posibilidad de que me ayude Diego Maradona, lo que sería muy importante para mí por lo que él representa en el fútbol mundial”.
Desde Italia llegó a Argentina Franco Belosa, dirigente del club Caivano. Tenía referencias contundentes de Amalia y así fue como se dirigió a Yupanqui y dijo: “Me llevo a la 11”. En una época en la cual los pases de las jugadoras se efectuaban con pelotas e indumentaria, el club de Lugano exportó a la primera futbolista argentina a suelo europeo. Chiche Simón, directivo de entonces, había explicado que no podían retenerla y cortar su carrera. De la plata del pase Amalia, Don Luis y el resto de las chicas no vieron un peso. Tampoco recibieron capital cuando Kaori, una embajadora japonesa, visitó Yupanqui para ver cómo trabajaban y llevar nuevos conocimientos al país nipón.
Pero Amalia no aguantó los ocho meses y decidió volver. Cuenta Don Luis que uno de sus temores era la discriminación, ella era morocha, le decían la Negra Amalia. Pero también es verdad que siempre se vuelve a donde se disfruta. Y así como fue la primera jugadora exportada, fue la figura del partido en el primer encuentro internacional de la historia argentina del femenino registrado al día de hoy.
Las campeonas de Brasil perdieron en agosto de 1991 contra Yupanqui, sucumbieron ante la zurda de Amalia, sufrieron la eficacia de Irma Rivas en Savio 80 y fueron dirigidas por una árbitra: Laura Mayol. En el primer gol, la once de las del club argentino gambeteó a tres jugadoras brasileras y se la puso al pie a Rivas que entró por el segundo palo y de volea fulminó a Vera, la arquera de Independente -Diario Crónica aclaró que se escribía de esa manera, sin “i”. El segundo tanto llegó luego de que Mirta López habilitase a Amalia, que con un zurdazo violento consiguió que la pelota besara la red.
Luego de ese partido, Crónica escribió: “Yupanqui fomenta con mucho interés el fútbol femenino en especial y sus dirigentes están más que entusiasmados ya que muy pronto habrá un Campeonato Argentino organizado nada menos que desde la AFA”. 1991 es el año en el que comenzaron los Mundiales de Fútbol Femenino reconocidos por la FIFA. China albergó la primera edición del 16 al 30 de noviembre de ese año y en octubre la AFA organizó el primer torneo oficial. Yupanqui está dentro de sus fundadores. El invicto terminó ante Boca y con la llegada de la entidad que rige el fútbol argentino.
En 1993 Don Luis abandonó Lugano: “Como entidad me falló Yupanqui. No supo valorar lo que teníamos de equipo. El club ya no tenía interés, no se movieron. Yo me fui y se quedó Delia (Vera)”. La delegada siguió hasta 1995, pero no pudo retener a las chicas que se fueron a equipos distintos. Gabriela Duzky, defensora, cuenta: “Yupanqui nos dio un nombramiento hace dos años y nos prometieron una cena que nunca nos dieron”. El club aprovechó el auge de las chicas pero eligió olvidar su paso por allí.
Pero el Gran Yupanqui no terminó en 1995. La casa de Don Luis es visitada por sus exjugadoras. El 1 de diciembre, el día de su cumpleaños, las puertas están abiertas y las chicas pasan a saludarlo. También se juntan entre ellas: fueron a Arsenal a ver el repechaje entre Argentina y Panamá para clasificar al Mundial 2019. Minué y Yupanqui son una familia. Garay planea, vivo o muerto, festejar los 50 años de Minué en 2020. Jugaron con pasión, la misma que permitió que por cuatro años no les ganase nadie. La misma que les permitió jugar sabiendo que ganarían a pesar de empezar perdiendo. Como dice Arminda Taiguán: “Yupanqui es el cuadro de tu vid

Se manejaban a pulmón. Don Luis no soportaba ver cómo su equipo no veía una moneda y los organizadores de las exhibiciones llenaban sus bolsillos y se aprovechaban del show que brindaban las chicas. Se cansó del uso y el manoseo a sus jugadoras. Quiso dejar en reiteradas ocasiones, no era fácil mantener el plantel a la vez que trabajaba por las noches en una fábrica textil; pero fueron las chicas las que lo convencieron de quedarse, porque el cariño y el respeto eran muy grandes. Fue Liliana Sequeira, Manzanita o Manzi como le dicen sus compañeras, quien consiguió que su entrenador se quedara. Y surgió Deportivo Fútbol Femenino Minué.

Junto con Manzanita, armó una lista con las jugadoras que conocía. Las fue a buscar con una condición: si jugaban en Minué no podían jugar en ningún otro lado. Incluso, les armó una especie de carnet. A pesar de lo autoritario que pueda sonar, las chicas elegían quedarse en Minué, que era su equipo pero también su familia. Muchas veces Don Luis prestaba su casa en Carlos Casares: “Yo no te podía dar plata, pero te podía dar lugar en mi casa porque mi mamá (Adelina Barreto) era así, era la madre de ellas. Yo laburaba siempre de noche y ellas venían y se quedaban a hablar con mi mamá”.

Concentraban en la casa de Don Luis pero también festejaban. El cumpleaños de Minué es el 9 de julio. Ese día organizaban “La Fiesta de Todos”. Al fondo del hogar Garay, en una de las paredes se lee: “Bienvenidos”. La palabra en forma de arco rodea el símbolo de la paz. Don Luis conserva la bandera que lleva el nombre de la fiesta, al igual que otros trapos del equipo y hasta camisetas, achicadas por el paso del tiempo y las vueltas del lavarropas.

¿Por qué Minué? “Sin costura, tal como lo exige la moda, Medias Minué”, decía la publicidad que construye una de las versiones del nombre. Pero Don Luis sostiene que es hincha del General José de San Martín y que a él le debe la denominación del equipo. Allá por 1816, cuando el prócer era gobernador de Cuyo, no se bailaba Trap y no abundaban los tatuajes en la cara. Por el contrario, San Martín se vistió de gala y, en los festejos que recordaban la Revolución de Mayo, bailó Minué, danza característica de la época.

“Minué era potrero, no tenía una entidad que defendía, que tuviese personería jurídica. Boca, River, Racing, no querían jugar”, cuenta Don Luis. A mediados de los 80, no eran los únicos: Minué tuvo que viajar al sur de la provincia para conseguir rival porque en el oeste no los tenían, ganaban siempre y el resto de los equipos perdían las ganas de hacerles frente. Por necesidad y de casualidad, llegó a Yupanqui. ¿De casualidad? Don Luis fue a trabajar como todos los días, pero aquella vez llegó molesto. Uno de sus compañeros, Roberto Osken, no pasó el detalle por alto, de alguna forma el entrenador se había ganado el apodo Pachanga. Garay le contó lo enojado que estaba porque no tenía un club para representar. Osken era el primo del presidente de Yupanqui y le ofreció hablar con el dirigente. Don Luis llevó todos lo papeles y concretó el trámite: “Yo me equivoco. Eran mis jugadoras, tendría que haber ido con un escribano y una planilla que dijese que yo podía dirigir Yupanqui y que mi equipo se quede conmigo. Fallé porque el plantel se lo llevé yo”.

El club de Lugano les dio lo indispensable. El gimnasio para entrenar y jugar de locales. Las camisetas las mandó a hacer Don Luis a un negocio de Liniers. La empresa Procer estampó su nombre en la casaca celeste de mangas naranjas. Los botines los compraron las jugadoras. Yupanqui no tenía cancha de once, su historia empezó en fútbol de salón cuando en 1988 el profesor Rubén Torres organizó el primer torneo que constó de diez equipos.

“Futsal, la revista argentina de fútbol de salón”, escribió en septiembre de 1988: “La gran cantidad de gente que llenó el hermoso gimnasio del equipo de Lugano pudo observar un excelente encuentro, sumamente parejo en la primera parte y muy bien jugado”. Yupanqui fue puntero durante todo el torneo y en la final se enfrentó a Mariano Acosta, a quien aventajaba por un punto. Ganaron 6-2.

Al minuto de juego Alba Blanco puso el partido 1-0 para Yupanqui. No habían terminado de gritar el gol que llegó el empate para Mariano Acosta: Amalia Flores, quien jugaría en el club de Lugano el año siguiente, anotó de zurda. Cuatro minutos después, Blanco puso nuevamente a su equipo en ventaja. Otra vez las alegrías durarían poco, porque Miriam Papiernik, quien también jugaría luego en el equipo de celeste y naranja, puso el encuentro 2-2. La paridad sería destruida por Leonor Arévalos que sumó cuatro tantos en su cuenta personal. Yupanqui gritó campeón.

Arminda Taiguán fue la arquera en esa final. Antes de jugar en Yupanqui, había protegido el arco de Mariano Acosta. En su casa en Villa Tesei guarda en una cajita los recortes de las revistas que mencionan al club de su vida: “Un equipo dentro y fuera de la cancha. Había unidad y compañerismo. Siempre estábamos pendientes de la otra. Era amor por la camiseta, pasión por jugar. Jugar era la vida”.

La arquera recuerda que, sin importar el torneo, ellas querían ganar. El próximo desafío llegaría al año siguiente. La revista “Solo Fútbol” redactó: “Y el fútbol femenino ya tiene su campeón. Las chicas del Club Atlético Yupanqui, tras una espectacular campaña, se consagraron campeonas del fútbol femenino organizado y se llevaron el 1° campeonato denominado Femingol ´89. Además, ganaron también el trofeo, que a modo de incentivo de este deporte, Solo Fútbol puso en juego y que fue entregado el sábado 21 por la mañana al equipo campeón por nuestro director periodístico, aunque en este caso la entrega, por razones obvias, hubo que hacerla fuera del vestuario”. Se jugó en cancha de once, el club de Lugano hizo de local en Savio 80 -hoy Club Jóvenes Deportistas- y se entrenaron en la cancha de Camea, una fábrica de aluminio. Dos entrenamientos por semana, juntadas diarias y la captación de jugadoras de las cuales se encargaron Don Luis y sus delegadas Leonor Hoyos, Norma Saralegui y Delia Vera, llevaron a Yupanqui a coronarse campeonas invictas de la competencia organizada por la Asociación de Fútbol Femenino. Mónica Maciel, defensora, cuenta: “En ese momento éramos las mejores. Era saber que estábamos en el mejor equipo, que no nos ganaba nadie”.

Con 109 goles a favor y tan solo 7 en contra, no perdieron ninguno de los 16 partidos disputados. El torneo constó de dos ruedas. En un principio participaron diez equipos, pero en el transcurso de la competencia se bajaron Temperley (no sin antes recibir 12 goles de las campeonas), Mariano Acosta y B. Caballero. La mayor goleada se la llevó Independiente: perdió 14-0 en la primera rueda y 16-0 en la segunda. La capitana del ciclo Gran Yupanqui fue Angelina Torres y Don Luis recuerda: “Yo siempre dije que en el fútbol vos podés dirigir, pero si no tenés una caudilla adentro, un respeto, olvidate amigo”.

Yupanqui también tuvo, lógicamente, a las goleadoras de ese campeonato. La revista “Sólo Fútbol” decía: “Las futbolistas Karina Morales y Amalia Flores recibieron la copa a la goleadora, ya que empataron el primer puesto con 28 tantos conquistados cada una”. Tal fue el rendimiento de la morena que llamó la atención de Europa. En una entrevista con Diario Crónica contó: “Me voy a Italia, a prueba, a un club que está en Caivano a 14 kilómetros de Nápoles. Soy puntera izquierda, con una mezcla de rapidez y habilidad. Dicen que allá hay hasta una posibilidad de que me ayude Diego Maradona, lo que sería muy importante para mí por lo que él representa en el fútbol mundial”.

Desde Italia llegó a Argentina Franco Belosa, dirigente del club Caivano. Tenía referencias contundentes de Amalia y así fue como se dirigió a Yupanqui y dijo: “Me llevo a la 11”. En una época en la cual los pases de las jugadoras se efectuaban con pelotas e indumentaria, el club de Lugano exportó a la primera futbolista argentina a suelo europeo. Chiche Simón, directivo de entonces, había explicado que no podían retenerla y cortar su carrera. De la plata del pase Amalia, Don Luis y el resto de las chicas no vieron un peso. Tampoco recibieron capital cuando Kaori, una embajadora japonesa, visitó Yupanqui para ver cómo trabajaban y llevarse nuevos conocimientos al país nipón.

Pero Amalia no aguantó los ocho meses y decidió volver. Cuenta Don Luis que uno de sus temores era la discriminación, ella era morocha, le decían la Negra Amalia. Pero también es verdad que siempre se vuelve a donde se disfruta. Y así como fue la primera jugadora exportada, fue la figura del partido en el primer encuentro internacional que disputó el fútbol femenino argentino.

Las campeonas de Brasil perdieron en agosto de 1991 contra Yupanqui, sucumbieron ante la zurda de Amalia, sufrieron la eficacia de Irma Rivas en Savio 80 y fueron dirigidas por una árbitra: Laura Mayol. En el primer gol, la once del club argentino gambeteó a tres jugadoras brasileñas y se la puso al pie a Rivas que entró por el segundo palo y de volea fulminó a Vera, la arquera de Independente -Diario Crónica aclaró que se escribía de esa manera, sin “i”-. El segundo tanto llegó luego de que Mirta López habilitase a Amalia, que con un zurdazo violento consiguió que la pelota besara la red.

Luego de ese partido, Crónica escribió: “Yupanqui fomenta con mucho interés el fútbol femenino en especial y sus dirigentes están más que entusiasmados ya que muy pronto habrá un Campeonato Argentino organizado nada menos que desde la AFA”. En 1991 comenzaron los Mundiales de Fútbol Femenino reconocidos por la FIFA. China albergó la primera edición del 16 al 30 de noviembre y en octubre la AFA organizó el primer torneo oficial. Yupanqui está dentro de sus fundadores. El invicto terminó ante Boca y con la llegada de la entidad que rige el fútbol argentino.

En 1993 Don Luis abandonó Lugano: “Como entidad me falló Yupanqui. No supo valorar lo que teníamos de equipo. El club ya no tenía interés, no se movieron. Yo me fui y se quedó Delia (Vera)”. La delegada siguió hasta 1995, pero no pudo retener a las chicas que se fueron a equipos distintos. Gabriela Duzky, defensora, cuenta: “Yupanqui nos dio un nombramiento hace dos años y nos prometieron una cena que nunca nos dieron”. El club aprovechó el auge de las chicas pero eligió olvidar su paso por allí.

Sin embargo, el Gran Yupanqui no terminó en 1995. La casa de Don Luis es visitada por sus exjugadoras. El 1 de diciembre, el día de su cumpleaños, las puertas están abiertas y las chicas pasan a saludarlo. También se juntan entre ellas: fueron a Arsenal a ver el repechaje entre Argentina y Panamá para clasificar al Mundial de Francia 2019. Minué y Yupanqui son una familia. Garay planea festejar los 50 años de Minué en 2020. Jugaron con pasión, la misma que permitió que por cuatro años no les ganase nadie. La misma que les permitió jugar sabiendo que ganarían a pesar de empezar perdiendo. Como dice Arminda Taiguán: “Yupanqui es el cuadro de tu vida”.

A 24 años de la última gran función maradoniana

Agustín Loza (@agustinloza25) y Federico Bairgian (@fedebairgian)

Recordemos algo en lo que somos buenos, creamos que no solo somos buenos sino los mejores, imaginemos que la gente no solo comenta que somos los mejores sino el más grandes de todos los tiempos. Ahora hagamos otro esfuerzo y pensemos qué haríamos si fuera la última vez que realizamos eso que tanto nos gusta y que nos identifica en el lugar que fue como el patio de nuestra casa.

Pasaron 24 años de aquel día histórico. Pasó toda una vida desde la última vez que la pelota sonrió a su lado en el evento futbolístico por excelencia. Surgieron miles de rumores desde que Diego Armando Maradona jugó su ultimó partido en una Copa del Mundo, y también, la última vez que el Diez portó con orgullo esa camiseta celeste y blanca que a tanta honra defendió durante más de 17 años.

Cuando ese muchacho nacido en Villa Fiorito se puso la casaca argentina por primera vez, ya nada volvió a ser igual, la historia dio un vuelco definitivo. Todo se hizo mágico, aunque la primera experiencia mundialista en 1982 no haya sido la mejor. Pero después, lo demás es historia, se convirtió en el jugador más importante de todos los tiempos. Tocó el cielo con las manos en México 1986, y en Italia, cuatro años después, el destino le dio un cachetazo que no le permitió volver a la cima del mundo.

En 1994, todo estaba preparado para una nueva cita entre Diego y la gloria, las expectativas eran altísimas, pero un inconveniente extradeportivo lo despertó estrepitosamente de su sueño. El plan arrancó a la perfección. En el comienzo de la Copa del Mundo disputada en tierra norteamericana, La seleccion nacional goleó a Grecia por 4-0 con un golazo Maradona, que de un zapatazo sacudió Boston, una genialidad del mago que vestia traje azul y la cinta blanca de capitan en su brazo izquierdo cuando se cerco a una de las camaras y gritó es gol como si fuera el ultimo…

Tras la victoria, el calendario le marcaria otro partido en la misma ciudad de la primera presentación, donde enfrentaría a la debutante Nigeria. El 25 de junio de ese año, la Argentina dirigida por Alfio Basile se enfrentaba en el Estadio de Foxboro al elenco africano por el segundo partido del Grupo D en el Mundial. Aquel día, los nigerianos comenzaron ganando pero dos goles de Claudio Caniggia, el gran partener del Pelusa, dieron vuelta el resultado.

Jugada preparada entre Diego y Batistuta, rebote del arquero nigeriano y Caniggia marca el primer gol; el grito de: “¡Diego! ¡Diego!” del “hijo del viento” para anotar el segundo tanto del encuentro; la salida de Maradona de la mano con la enfermera rubia Sue Ellen Carpente; esas fueron las últimas imágenes de uno de los más grandes de la historia en el evento futbolístico más importante del planeta, la función final del futbolista que vivió sus Mundiales como si fueran obras de teatro, como si fueran actos de magia continuos, la despedida del gran mago, Diego Armando Maradona.

Así, se enterraban los sueños de los argentinos. La selección albiceleste pasó de ronda tras perder ante Bulgaria en Dallas, pero nada era igual, no estaba en la cancha la figura, las entrañas del equipo estaban rotas, y en octavos de final recibió el golpe definitivo. Perdió ante Rumania en Los Ángeles y Argentina se despidió, con la ilusión rota y sin su gran héroe, Diego Maradona. Pero los de Alfio Basile perdieron el Mundial aquel 25 de junio, en la tarde de Boston que marcó la partida del emblema argentino por excelencia.

Este fue el último día del hombre que las multitudes amaban y algunos pero poderosos odiaban, del rebelde, del pelusa, del pibe de oro y del barrilete cósmico.
El azar jugo en su contra, una bolilla con su nombre cambió la historia y un doping lo sacó de las canchas, de esa Copa del Mundo en Estados Unidos, convirtiendó un cuento de hadas en una profunda pesadilla. Porque la montaña rusa que significa la vida de Maradona conoce mucho de episodios como estos.

Fernando Signorini: “Este Mundial fue de lo peor que he visto”

Federico Bairgian @Fedebairgian

Fernando Signorini, expreparador físico personal de Diego Maradona y del seleccionado argentino, expresó que en Rusia 2018 el negocio terminó afectando a la calidad de los partidos y que los tripulantes de la Asociación del Futbol Argentino deberían ser remplazados.

– Antes del Mundial dijiste que a Sampaoli lo veías solitario ¿Cómo lo ves ahora?

– Lo observo más solo que nunca, es el náufrago de un barco, en el que no fallo únicamente él. Creo que lo mandaron con el Ara San Juan, fue al agua sin las garantías mínimas, con muy buenos marineros, pero con unos dueños que no pusieron seguramente la mejor embarcación ni otorgaron las mejores condiciones.

– ¿Qué cambiarías de la AFA?

– En la Asociación los nombres pasan, pero la filosofía es siempre la misma, la mejor manera, no la única, sería poner en los lugares de decisión que tienen Claudio Tapia, Daniel Angelici y Hugo Moyano a personas como Jorge ValdanoCésar Menotti y Marcelo Bielsa,entre tantos. El Estado también tendría que tener otra participación, pedir explicaciones, llamar a una gran mesa de debate para en un año armar un proyecto con las personas indicadas, definir cuál es el rol del deporte en la argentina y del futbol, en general, siempre partiendo de las bases.

 ¿El aspecto físico tiene relación en que las selecciones de semifinal hayan sido todas europeas?

-No, de ninguna manera. Brasil lo pudo haber ganado perfectamente en los últimos minutos ante Bélgica, no nos podemos equivocar con esto. Guardiola, Menotti, Mourinho, en su momento Rinus Michel, concordaban en que eso es lo menos importante. Todas las selecciones llegan mas o menos de la misma manera, después define el juego y los imponderables. No hay equipo que corra menos que los equipo que juegan bien, los mejores jugadores del mundo, los que realmente saben, son los que menos corren. Que hay duelos personales por supuesto, si a Mbappe lo dejas correr es más rápido, obviamente, pero es natural y contra eso hay recursos, si no le achicas para delante y aprovechas el fuera de juego el tipo te liquida, o lo esperas bien atrás o con marca escalonada.

– ¿Qué te parece este Mundial?

-Rusia 2018 es de lo peor que he visto. Los buenos jugadores llegaron a esta competencia con promedio de 60 partidos al año, sin contar giras y amistosos. Solo como ejemplo, en el 86’ Diego, Zico y Platini no llegaban con más de 45 partidos. La cantidad hace al negocio y termina afectando la calidad. Calendarios tan recargados atentan contra una buena puesta a punto final, entre la finalización del torneo y comienzo de un Mundial hay muy poco tiempo para regenerar no solamente lo físico sino también el aspecto anímico y emocional. Hay falta de ensayo y un equipo es producto de ellos, más allá del resultado. Porque el fútbol permite jugando muy bien, perder. Además, no estoy de acuerdo en someter a los jugadores a esa locura del alargue para favorecer 30 o 45 minutos más de publicidad, yo creo que finalizado los 90 minutos y el adicional, deberían ir directamente a los penales.

– Hablaste de la baja calidad de los partidos, ¿Qué esperabas ver?

-A mí me gustan aquellos equipos que van a provocar el error del rival y que dan más por el espectáculo, por sobre los que esperan la equivocación del contrario para el contragolpe, que por lo que vimos fueron mortíferos por su velocidad y precisión, pero entiendo que por ejemplo Francia tiene jugadores para jugar mucho mejor, no he visto personalmente grandes partidos, solo pasajes, mucha confusión y demasiados goles de pelota parada, eso habla de la falta de aceitado en el mecanismo para que los goles se logren con jugadas. Creo que fue un Mundial de bajo tono, esto se está emparejando para abajo, el reglamento debería cambiar un par de cosas para que sea más atractivo como se hace en Norteamérica.

– ¿Algún jugador para destacar de esta Copa del Mundo?

-Vi jugadores interesantes, pero me parecieron bastante maniatados, observé más atletas que artistas. Como Diego, a nadie. Messi prácticamente no participó, destaco un poco el juego de Neymar, la rapidez de Mbappe, la inteligencia táctica de Modric, a Carrillo, el volante derecho de Perú, que de hecho fue el equipo que de acuerdo a la capacidad de sus jugadores fue el que más me gustó. Hazard me pareció demasiado individualista y vi poco de Ronaldo también, la realidad es que las grandes figuras no aparecieron.

– Sos de citar a Jorge Luis Borges, ¿Qué frase de él crees que podría ser emparentada con la situación del futbol en Argentina?

-Borges expresa que la literatura es orden y aventura, si eso lo trasladamos al fútbol es exactamente lo mismo. Un equipo tiene que ser ordenado y permitirse de vez en cuando una aventura, si ese equipo es muy ordenado pasa a ser aburrido y si es todo aventura, es un desorden. En esta ocasión lo que hubo fue mucho desorden y la aventura partía desde ahí. El final era más o menos predecible, ahora dirán que es fácil hacer leña del árbol caído, pero es preocupante lo de Argentina. En un país donde todo funciona mal y el fútboles una parte de él, no veo por qué la cosa tiene que salir bien, como dice Armando Tejada Gómez: Si no cambia todo, no cambia nada.

A 40 años del Mundial 78

Federico Bairgian

Por multiplicidad de causas no existe una sola verdad que explique la relación entre futbolistas, el pueblo, el periodismo, la Junta Militar y el Mundial de 1978. “Se efectuaron cientos de miles de pelotitas, calcomanías, llaveros, sin más que gastos para el Estado. No se podía cambiar sobre la marcha. Era un obsequio del gobierno para mostrarse políticamente”, dijo Carlos Alberto Lacoste, quien asumiría la vicepresidencia de la FIFA el 7 de julio de 1980. Los militares supuestamente habían heredado el emblema de mala gana. Pero el Mundial iba a llevarse a cabo en Argentina y para ello la creación del Ente Autárquico Mundial ‘78 fue fundamental.

Las campañas anti mundialistas principalmente de Francia, no solo por materia de derechos humanos sino también por intereses económicos, se contrarrestaron con algunos referentes como Joao Havelange, quien era en aquel entonces el presidente de la máxima entidad de fútbol a nivel internacional, (Cambio 16 de Madrid, 28/05/78): “Argentina es un poder económico. Produce petróleo, hasta el 86 por ciento de su consumo. Es el mayor exportador de carne en el mundo. Culturalmente hablando es la nación más avanzada de América Latina”, decía en respuesta a la posibilidad infraestructural de que el país no cumplía con los requisitos en tiempo y forma para la realización de la Copa del Mundo. También declaró en La Nación, el 14/10/75: “Las obras fueron licitadas, adjudicadas y comenzaron los trabajos en los estadios. Luego, las inspecciones irán dando la palabra, pero es solo cuestión de trabajar. ¿Violencia? Es más que lamentable pero es algo que sacude al mundo actual y no es exclusivo de nadie (…) Lo único que pienso es que la Argentina debe trabajar y no crear fantasmas”.

La Junta Militar supo aprovechar el fútbol como un espacio publicitario a nivel internacional y los discursos de los máximos referentes no eran más que mensajes directos a los emisores, casi sin intermediarios. Con el Mundial existía una polémica en los círculos de intelectuales acerca de irse o quedarse en el país. Para algunos, quedarse otorgaba más derechos de hablar que irse y mirar a la distancia. Para otros, irse había sido una necesidad obligada por las circunstancias, aunque no hubieran mediado amenazas, y no lo sentían como un “abandono del barco”. Algunos sostenían que era muy fácil hablar; otros argumentaban que desde afuera se sabía más y se podía hablar mejor. Lo cierto es que tanto los personajes públicos como los ciudadanos formaban parte de listas que se categorizaban desde Fórmula 1 a la 4, según el nivel de ideología marxista y que esa persona representaba.

El pueblo festejó en las calles. La celebración se puede apreciar en la película “La Fiesta de todos”, un documental que solo proyecta una parte “La fiesta” y no se pone en cuestión si realmente fue de todos. En el 78’ todos los jugadores del seleccionado argentino coincidían en estar exclusivamente enfocados en el objetivo de la Copa. El alrededor no era correspondido y la mejor forma de mantener la conciencia limpia dentro de un campo de juego, una redacción o un bar, era pensar y justificar con la palabra subversión. Pensando en todo o no, Johan Cruyff decidió negarse a participar, mientras que el resto del seleccionado holandés lo hizo. Por otra parte, Ronnie Helstrom, arquero de Suecia, expresó: “Fui por razones de conciencia moral”, respecto a la primera vuelta de junio que daban las Madres de Plaza de Mayo frente a la Casa Rosada.

A 40 años del primer Mundial de Argentina, los recuerdos siguen generando discusiones. El 25 de junio de 1978 se agregó la primera estrella en el escudo de la selección albiceleste y una más en los trajes de los militares. Aún una parte de nuestra sociedad no acepta que la política y el deporte tengan relación. Y al disputar una nueva Copa Del Mundo, con todo la unión y el fervor que eso genera en un pueblo, es fundamental recordar que ¡Nunca Más! se debe mirar por la tele antes que por la ventana y que ¡Nunca Más! nos podrán ocultar el terror con la gloria.

El Campo es nuestro

Iván Lorenz

“Año 78 / año sensacional / porque se murió Maniglia / y ganamos el Mundial”, entonaron a fin de año los alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires. Sí, celebraron la muerte del rector del Colegio. Es más: un sábado de mediados de 1978 gritaron y lloraron de alegría en su Campo de Deportes cuando les llegó la noticia. En un terreno que, en ocasiones, fue refugio para muchos chicos durante la dictadura cívico-militar que azotó a la Argentina. Un espacio donde se sintieron libres, cantaron y jugaron al fútbol, en un momento en que la opresión llegaba a todos lados.

Más de cien alumnos desaparecidos del “Colegio de la Patria” durante el Proceso de Reorganización Nacional dan cuenta del grado de politización y brutal represión vividos en un establecimiento educativo sobre el que la sociedad argentina deposita altas expectativas. Es “el Colegio”: forma a la élite.

Para la represión, el Colegio ubicado a dos cuadras de la Plaza de Mayo era la cuna de la subversión. Había que “podar la viña” y preservar las mentes jóvenes. Los estudiantes mayores eran el virus social que podía infectar a los más chicos, a quienes había que aislar. No podían relacionarse entre diferentes años, cada uno en su claustro.

Todo estaba garantizado por un férreo sistema de control. Dentro del edificio, las zonas verdes eran de libre circulación, mientras que las blancas no podían ser transitadas por alumnos. Deambular por sectores prohibidos implicaba sanciones. Reírse era reprobable. Besarse, motivo de expulsión.

Las sanciones llevaban a amonestaciones que a su vez generaban suspensiones. Más de 15 faltas significaba quedarse libre. Era tan fácil ganar castigos que a la paranoia constante se le sumaba el terror a ser expulsado, porque el Colegio, para muchos, era la vida.

Eduardo Maniglia era el rector. Los chicos lo llamaban la Bestia. Era el símbolo de la opresión que vivían. Sospechaban que las autoridades eran servicios, militares o policías. La represión lo abarcó todo. De lunes a viernes, el Campo de Deportes no era la excepción. Los recuerdos de los exalumnos están ligados a un frío helado: “No había primaveras en el Campo. Para mí era muy terrible, iba a sufrir”, dice Laura González (promoción 83).

Para llegar al Campo había que atravesar el puerto. Los colectivos llegaban hasta la Avenida Alem. La otra opción era el subte y caminar hacia el Río de la Plata. Caminaban por Cangallo –hoy Juan D. Perón– y el olor a semilla podrida y caca de paloma tapaba sus fosas nasales. Puerto Madero era un terreno baldío. Inhóspito y desolado. El frío lo hacía aún más sombrío. Ir solo no era una opción, menos siendo mujer: los obreros les gritaban obscenidades.

El Campo era una llanura verde rodeada de galpones. El esquema represivo y la crueldad recorrían los cuerpos de los alumnos. Daban su máximo para no ser humillados por los profesores. Laura recuerda cómo temblaban sus brazos y sus piernas del cansancio mientras los docentes la obligaban a seguir. Invaden su cabeza los gritos del instructor Augusto Vivod, preparándolos para marchar en el desfile del día de la bandera.

Pero el fin de semana era distinto. “No sé si Campo los sábados se lo arrancamos o lo dejaron libre, pero fue nuestro”, dice Mariana Lewkowicz (promoción 82). Fue el lugar de su primer beso. Era zona de levante. Deportistas de la guitarra jugaban con las cuerdas. Sui Generis, Spinetta. Pasaban el día allí. Jugaban los Interdivisionales, un torneo de varios deportes que aportaba puntos para cada división. Comían las hamburguesas que hacía el casero, Santos Goyanes.

El sábado 28 de agosto de 1978, Goyanes se acercó a los más de 50 alumnos reunidos en el Campo y comunicó: “Se van a tener que retirar porque acaban de informar que murió el señor rector”. Se hizo silencio. Se miraron atónitos. Fue espontáneo. Las cuerdas vocales se les rompieron por el grito. Saltaron por la excitación. Llantos de impotencia y alegría ahogaron el pasto. Besos. Abrazos. El actual ministro Hernán Lombardi estaba fuera de sí, aquel día junto a sus compañeros. Alejandro Chiche López Mieres (promoción 78) cuenta: “Mostró la angustia de pibes de 17 años. Surgió algo colectivo de lo inorgánico. No nos organizamos porque eso no existía”.

Casi un mes después, Chiche volvió al Campo para disputar la final del Torneo Abierto Interdivisional de fútbol, la primera entre dos divisiones del turno tarde: 6°8ª vs 6°6ª. Fue la victoria sobre el turno mañana. La semana previa se vivió con mucha intensidad, según recuerda Norberto Di Paola, el arquero de la Octava.

La Sexta fue de amarillo y la Octava de celeste. 18 años después del Maracanazo, los colores de los equipos sudamericanos se volvieron a cruzar. Otro 11 contra 11. En el primer tiempo se desató la fiebre amarela: David Joltak tiró un centro, la pelota picó en el área y, al llegar al borde, Chiche saltó entre dos marcas y de un frentazo la colocó en el ángulo.

Los amarillos tuvieron oportunidades para cerrarlo, pero, en el segundo tiempo, el partido dio un giro copernicano. Jorge el Rata Zabala paró la tarde de sábado del Campo. Clavó el balón en el ángulo con un zapatazo de 20 metros. 1-1. Bordeando la línea de cal, Eduardo Lerner (promoción 78) iba de acá para allá, ansioso y angustiado: “La padecí. Me quería matar. Quería estar ahí adentro corriendo con todos”. El wing no pudo disputar la final para la Sexta porque lo habían dejado libre del Colegio por suspensiones.

Minutos después, Edy no podría creer cómo le cometieron un penal a Eduardo Keegan, aparentemente no muy habilidoso. La Octava, el equipo de Lombardi, decidió que Gustavo Lole Garófalo sería el ejecutor. El arquero Sergio Necchi no pudo evitar la derrota de los amarillos. Fue 2-1 para los celestes.

Edy da una pitada a su cigarro y recuerda: “El Campo de Deportes era lo único que seguíamos sintiendo nuestro durante la dictadura”. No era el Maracaná, pero era de ellos. No tuvo relevancia internacional, pero era importante. No era una final del mundo, pero la vivieron como tal.

José, el guardián del Campo
Llovía a cántaros aquella mañana de jueves. Sin embargo, el agua no difuminó la curvatura de la sonrisa de José Bancherosky. Abrió la reja verde del Campo de Deportes, su casa desde Noviembre de 2010, cuando el Colegio Nacional de Buenos Aires lo designó como nuevo guardián de la porción de tierra acechada por las bestias edilicias de Puerto Madero. Recibió a su entrevistador entre risas y apurado para evitar que el agua empapase sus grisáceos rulos.
El misionero eligió la Sala de Profesores. Su campera y buzo sobre su chomba denotaban el frío que hacía en el cuartito. José frotaba sus manos y jugaba con los tres anillos de sus falanges zurdas. Estaba nervioso, no está acostumbrado a las entrevistas como a manejar la motosierra o el tractor.
Recuerda que en 2011 tuvo un ataque de coraje ¿Cómo no armarse de valor si le estaban robando a los chicos, su prioridad? El misionero tackleó a un ladrón. El bandido intentó escaparse y las pesadas botas de José lo tumbaron de cara al piso.
Hoy no lo haría de vuelta, es peligroso. Pero José entiende que ser casero conlleva actos de valentía, levantarse todos los días a las 5.00 para prender la caldera y que los alumnos tengan agua caliente o bien no gozar de francos.
El ruido a chapa cascoteada por la lluvia no opacó la calidez y sinceridad de las palabras de José: “Soy un privilegiado de la vida por estar acá. El que está arriba me habrá bendecido. Ganar mucho o poco… para mi laburar acá es una satisfacción”.

José, el guardián del Campo

Llovía a cántaros aquella mañana de jueves. Sin embargo, el agua no difuminó la curvatura de la sonrisa de José Bancherosky. Abrió la reja verde del Campo de Deportes, su casa desde Noviembre de 2010, cuando el Colegio Nacional de Buenos Aires lo designó como nuevo guardián de la porción de tierra acechada por las bestias edilicias de Puerto Madero. Recibió a su entrevistador entre risas y apurado para evitar que el agua empapase sus grisáceos rulos.

El misionero eligió la Sala de Profesores. Su campera y buzo sobre su chomba denotaban el frío que hacía en el cuartito. José frotaba sus manos y jugaba con los tres anillos de sus falanges zurdas. Estaba nervioso, no está acostumbrado a las entrevistas como a manejar la motosierra o el tractor.

Recuerda que en 2011 tuvo un ataque de coraje ¿Cómo no armarse de valor si le estaban robando a los chicos, su prioridad? El misionero tackleó a un ladrón. El bandido intentó escaparse y las pesadas botas de José lo tumbaron de cara al piso.

Hoy no lo haría de vuelta, es peligroso. Pero José entiende que ser casero conlleva actos de valentía, levantarse todos los días a las 5.00 para prender la caldera y que los alumnos tengan agua caliente o bien no gozar de francos.
El ruido a chapa cascoteada por la lluvia no opacó la calidez y sinceridad de las palabras de José: “Soy un privilegiado de la vida por estar acá. El que está arriba me habrá bendecido. Ganar mucho o poco… para mi laburar acá es una satisfacción”.