sábado, julio 27, 2024
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El futbolista eterno

Por Thomas Capurro @thomasscapurro y Guido Angione @guidoangione

El 17 de junio cumplió 50 años pero se siente de 30, y si no fuera porque el cuerpo técnico de Central Ballester le comunicó, hace dos meses, que no lo tendría más en cuenta de cara al próximo campeonato para darles lugar a los más jóvenes, Juan Carlos Albarello seguiría como jugador del club del cual es hincha.

Participe fundamental en el único ascenso del canalla, en la temporada 1995/96, el abuelo o viejo, como lo apodaron cariñosamente sus ex compañeros, siempre se mantuvo ligado al fútbol: es árbitro amateur hace más de 20 años, también se desempeña como entrenador aficionado y ya piensa en su carrera como director técnico profesional con un curso que comenzaría en 2018.

El ex delantero abandonó el fútbol en 1996, a sus 29 años, por el nacimiento de su primer hijo. En 1999 volvió a jugar en Juventud Unida pero se retiró de nuevo esa misma temporada por problemas económicos. Lo cierto es que el año pasado, luego de un llamado de Norberto Beto Romano, le picó el bicho de volver a jugar al fútbol tras 17 años y, con un físico ejemplar, a sus 49 años, decidió defender una vez más los colores del club de sus amores, Central Ballester.

-¿Como surgió la idea de volver a jugar al fútbol a pesar de las limitaciones físicas y mentales por la edad?

Yo estaba jugando el sénior hace dos años y participaba en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) con Central Ballester y en un momento también participó Norberto Romano. Fui a ver un partido del equipo contra Juventud Unida y estaba Beto. Nos saludamos, nos pusimos a charlar un rato de fútbol y en el momento que yo me estoy por ir, me dice: “¿Cómo andas para ponerte los cortos?”. Le dije que él sabía cómo estaba, porque ya me conocía por estar en el sénior. Me dijo que después me llamaría. Esto fue en diciembre. Pasaron los meses y en julio me llamó para que al otro día fuera a un predio en Hurlingham y me demostró el deseo de que yo formara parte del plantel. Tuve una gran felicidad porque no creía que iba a pasar. Gracias a Dios se dio así.

-Si no fuera por el Beto Romano, ¿habrías vuelto a jugar?

-La verdad que no, no lo tenía en mis planes. Fue un propósito de Dios que me dio la posibilidad de pisar nuevamente un campo de juego. Me cuidé toda la vida, nunca fumé, tomé ni tampoco trasnoché. Siempre comí sano gracias a mi tarea como árbitro amateur. Nunca tuve lesiones graves. No voy a decir que no costó pisar una cancha después de 17 años. No fue fácil entrenarme a la par de los chicos pero pude hacerlo.

-¿A cuál de tus tres retiros te costó más sobreponerte?

-Creo que los tres cumplieron una etapa. El último lo tomé tranquilo, pero quizás los primeros dos fueron los más difíciles porque uno deja de jugar, de ver a sus compañeros, a la hinchada. Todas estas cosas las llevo muy adentro. El segundo, cuando volví a los 32 años y me retire poco tiempo después, fue el más difícil. Pasé por un duelo.

-¿Cómo tomaste la decisión del cuerpo técnico de Central Ballester de no tenerte en cuenta?

-Hablé con ellos y me dijeron que querían hacer un plantel con jugadores jóvenes y nuevos. Lo tomé y lo veo bien. Fue un año a full, trabajaba a conciencia y ya le había agarrado el gusto. Me preparé para seguir pero no se dio así. Fue algo maravilloso. Me dijeron de trabajar con ellos en la dirección técnica y lo voy a pensar porque es una linda posibilidad. El año que viene comenzaré el curso de entrenador y a trabajar en algún equipo.

-Recién mencionabas la idea de empezar un curso de entrenador, ¿te gustaría dirigir Central Ballester en el futuro? ¿Qué objetivos tenés a mediano o largo plazo?

-Mi hijo está haciendo la carrera de profesorado de educación física que son cuatro años, la de director técnico son dos y me gustaría a largo plazo conectarme con él y agarrar algún club. Obvio que el canalla es uno de mis deseos pero también puede ser en un intercountrie. En principio comenzar en los countries y si surge algo mejor, obvio que me encantaría.

-¿Cuando recién comenzaste a jugar, tuviste un referente como tus compañeros con vos?

-Sí, siempre uno se fija en los más grandes. Después de 30 años, cuando uno llegaba a primera división, había varios referentes. Maciel, Úbeda y Gallardo eran algunos en ese momento. Los vestuarios y los códigos eran diferentes, había mucho más respeto. El fútbol evolucionó mucho para bien.

-¿Qué otros cambios notas entre el fútbol del pasado y este del presente?

-Se mejoró mucho y hay más tecnología, que nosotros no la teníamos en la década del ’90. Cambió mucho, se corre bastante más, las canchas no son lindas y no ayudan a jugar. Son pocos equipos que ponen la pelota al piso e intentan salir jugando, se pega mucho. Hubo cambios positivos y negativos.

-Recién hiciste referencia a la tecnología, ¿estás de acuerdo con la inclusión de la misma en el fútbol?

-Para el jugador es una cosa y para el árbitro es diferente. No lo veo bien por el lado humano.

-Al practicar el arbitraje de manera amateur, ¿respetás más las decisiones y las formas en las que se manejan los árbitros profesionales, desde tu lado como futbolista?

– Yo fui jugador y cuando uno lo hace no lo tiene muy en cuenta, no lo entiende. El juez está solo, es muy difícil serlo. Cualquiera te grita y te insulta. Yo comprendo mucho, dirigir en el amateurismo me fue de gran ayuda.

-Si hubieses sido el juez en el partido de Deportivo Riestra – Comunicaciones, suspendido a cinco minutos del final debido a una invasión de la cancha por parte de un jugador e hinchas del conjunto local, ¿qué decisión tomabas? ¿Seguías el partido ese mismo día o actuabas tal como lo hizo Paulo Vigliano?

-Es muy difícil. Cuando veo los videos, observo que el árbitro está de espaldas al jugador que invade (Leandro Freire). En el informe no pone que fue uno de Riestra. Yo lo veo como una acción muy tonta porque a falta de cinco minutos del ascenso se mete y lo suspende. Estaba armado y fue todo muy enredado . Yo como árbitro lo suspendía pero informaba que fue un jugador el que inició todo.

Cuando jugar para atrás sirve para no olvidar

Por Vera Stefanía

Ciento veinte son los rugbiers desaparecidos que Carola Ochoa descubrió a lo largo de una investigación que ya lleva cuatro años. Se trata de una periodista sanjuanina que decidió utilizar al deporte como una herramienta para mantener vigente el ejercicio de la memoria y tacklear con ella.

Todo comenzó a partir de la historia de los desaparecidos de La Plata Rugby Club. Ochoa tiene como objetivo central contar la historia de rugbiers que fueron secuestrados durante la última dictadura militar a lo largo y ancho de todo el país. “El deporte tiene muchos valores, tiene mucho que ver con el sacrificio. La mayoría de estos chicos dejó el rugby por la militancia. Todos eran apasionados por la vida y no la dieron sino que se las quitaron. A los 120 los siento familia”, confiesa.

Desde abajo, a pulmón, sin el apoyo de ninguno de los grandes medios de comunicación, con su página de Facebook llamada “II Torneo Nacional Homenaje a los Rugbiers Desaparecidos”, la joven sanjuanina va en busca de información, porque son más, muchos más. “La gente se acerca al club o me llaman por teléfono, nos brindan algunos datos. Desde allí comienza la investigación. Es muy evidente que aún persiste el dolor”, cuenta Ochoa. Además, la periodista y sus nueve compañeros planean realizar una versión de las 120 historias para niños en una serie de libritos con el título “Había una vez un valiente rugbier”.

El 11 de noviembre, en el Colegio Nacional Rafael Hernández, se realizará una jornada de talleres en los que los familiares de cada uno de los desaparecidos contarán su historia. Luego, los chicos presentes jugarán un torneo Seven en homenaje a los rugbiers.

Carola Ochoa busca que las 120 vidas estén presentes en cada pibe que pasa la pelota hacia atrás, hace un try o patea un penal a los palos.

 

Argentina, el club de los amigos

Nahuel Gala y Julián Rozencwaig

Una pequeña curiosidad, una experiencia personal, un rasgo físico, una caracterización de su personalidad. Desde su infancia, los jugadores ya marcaban su futuro y, en parte, es una causa más por la que en junio y julio estarán vistiendo la camiseta de la Selección Argentina. A Santa Fe (9) y Buenos Aires (7) se le atribuyen el 66,6% del plantel. El resto se reparte en Capital Federal, Córdoba (2 cada uno); Chubut, Corrientes, Entre Ríos y Neuquén (uno cada uno).

1- Nahuel Guzmán – Club Social Lux, Rosario, provincia de Santa Fe

Jugaba de defensor, de marcador central o de lateral derecho. Se fue a Newell’s a los trece años porque el entrenador no lo ponía de arquero, que era lo que más le gustaba hacer. En el 2011, el “Patón” se juntó a despedir el año con la gente del club y las familias de algunos de sus excompañeros –de las cuales 3 o 4 afirmó que sigue teniendo una gran relación–.

2- Gabriel Mercado – Juan José Moreno, provincia de Chubut

Es conocido por haberse destacado en River Plate como defensor por la derecha, pero también en su pase al Sevilla de España lo hace de zaguero central. Lo que se aleja de lo conocido es que, en su ciudad natal, Puerto Madryn, lo hacía de enganche y hasta de delantero centro. Su padre lo comparaba con Gabriel Batistuta.

 

3- Nicolás Tagliafico – Club Social y Deportivo de Villa Rafael Calzada, provincia de Buenos Aires

El pibito al que a los cuatro años le quedaba hasta las rodillas la camiseta de Banfield, tuvo su inicio en la escuela donde también pateó la primer pelota Héctor “El Negro” Enrique, campeón mundial con la Selección Argentina en México 1986. Con 25 años, será el segundo representante del club de barrio con la camiseta nacional.

4- Cristian Ansaldi – Newell´s Old Boys de Rosario, provincia de Santa Fe

Categoría 86, un año más grande que Lionel Messi, en las inferiores compartieron entrenamientos en los que el entrenador le pedía al lateral que no lo marque bruscamente. El tiempo los vuelve a juntar para la cita mundialista de 2018.

5- Lucas Biglia – Estudiantes de Mercedes, provincia de Buenos Aires

Su padre fue su entrenador en aquel club donde inició su camino futbolístico. “La verdad que mi viejo la pegó”, le dijo a El Gráfico en 2015, en referencia a la ubicación de mediocampista central en la que lo amoldó. Progresó su aprendizaje en Argentinos Juniors y en junio representará en la mitad de cancha al país.

6- Federico Fazio – Estudiantil Porteño de Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires

Ese nene que hoy adorna una barba tupida en su rostro, tenía la profesión incorporada desde sus inicios. Buscaba al mejor del equipo contrario para seguirlo y marcarlo. Hoy, lo continúa haciendo en Roma y en la Selección, como afirmó en una entrevista en La Nación.

7- Éver Banega – Nuevo Horizonte, Rosario, provincia de Santa Fe

“Sólo nos faltaba comer barro mojado, me crié en un ambiente muy duro”, confesó Banega, quien se formó en Rosario, en el recordatorio de sus épocas en el club Nuevo Horizonte. Si bien es categoría 1988, su padre, que era el entrenador, lo subía a la ’87, en la que se enfrentó varias veces al Grandoli de Lionel Messi y manifestó que siempre el 10 les pintaba la cara.

8- Marcos Acuña – Olimpo de Zapala, provincia de Neuquén

Nacido en Zapala, Neuquén, dio sus primeros pasos en Olimpo de Zapala como lateral izquierdo. A partir de allí tuvo pruebas en Boca, River, San Lorenzo, Tigre, Quilmes y Argentinos Juniors, pero ya estaba cansado de que lo rechazaran. “Puede ser tu última oportunidad, andá”, le dijo su mamá antes de su intento final en Ferro, donde debutó en primera. Persevera y triunfarás.

9- Gonzalo Higuaín – Club Atlético Palermo, Capital Federal

Apenas nació en la localidad Brest, en Francia, la familia decidió continuar su vida en Argentina, donde respiró fútbol por primera vez en el barrio de Palermo. A los 19 años debutó profesionalmente en River. Pasó una década y con sus goles en Europa, nuevamente tendrá la camiseta número 9 del seleccionado nacional.

10- Lionel Messi – Abanderado Grandoli, Rosario, provincia de Santa Fe

Empezó a jugar a los 4 años en el baby fútbol del club debido a la insistencia de su abuela Celia, quien le dijo que al equipo le faltaba un integrante. Dejó boquiabiertos a todos y nunca más se despegó del balón. “Hacía jueguitos y dormía con la pelota en la punta del botín”, contó su padre Jorge en 2003. El resto es historia.

11- Ángel Di María – El Torito, Rosario, provincia de Santa Fe

Había un nene inquieto en el club que lo vio nacer. Rosario Central le ofreció 26 pelotas de fútbol a la institución, que aún continúa esperando recibirlas. A las prácticas juveniles del Canalla llegaba con las manos enchastradas por ayudar a su padre a repartir carbón y leña. Ese pibe, con la timidez que lo caracterizaba, nunca hubiese imaginado que en junio de 2018 estaría, como en 2010 y en 2014, en un Mundial de fútbol.

12- Franco Armani – Club Atlético Aprendices Casildenses de Rosario, provincia de Santa Fe

“Franco no tuvo más juguetes que botines”, contó su madre. De patear la primera pelota en el club rosarino a debutar en Ferro, cedido por Estudiantes de La Plata. Un partido en un año. Su imagen resplandeció en un préstamo a Deportivo Merlo con ascenso incluido, lo que derivó en su arribo a Atlético Nacional de Colombia. El debut en 2010 lo ubicó en una tanda de penales en las que no atajó ninguno. “Hacía turismo y me la pasaba llorando”. Hoy, arquero de Selección.

13- Maximiliano Meza – Cambá Porá de Caá Catí, provincia de Corrientes

“El hijo de Mezita”, lo llamaban en el pueblo correntino por ser hijo de Eduardo Meza, jugador reconocido en el club de sus comienzos. Antes de ser captado por Gimnasia de La Plata, su categoría no perdió ni un partido en seis años. Dejó de ser “el hijo de” para ser el segundo correntino en representar a la Selección, luego de Pedro Monzón (Italia 1990).

14- Javier Mascherano – Cerámica San Lorenzo, provincia de Santa Fe

Cerámica San Lorenzo lo vio nacer futbolísticamente cuando tenía apenas 4 años. “Tenía recorrido y despliegue”, dijo Jorge Solari, entrenador del club Renato Cesarini, cuando lo descubrió en Barrio Vila, su segundo club. Mascherano se caracterizó siempre por sus ganas, aunque nunca se creyó un “soldado Cabral” al ser oriundo de San Lorenzo.

15- Enzo Pérez – Deportivo Maipú, provincia de Mendoza

Portador del nombre de Enzo Francescoli, exjugador de River y campeón de la Libertadores en 1996, la denominación surgió producto del fanatismo de su padre que posteriormente heredó el mediocampista. “Sé qué es el hambre porque más de una vez me fui a dormir con la panza que me dolía, de lo vacía que estaba”, le dijo a El Gráfico en 2010.

16- Marcos Rojo- Las Malvinas de La Plata, provincia de Buenos Aires

A los 5 años empezaron sus primeros partidos en el club Las Malvinas –situado en su ciudad natal– y desde entonces nada le quitaría el sueño de ser futbolista. “A cualquier edad que le preguntaras, siempre te decía que iba a ser jugador de fútbol”, contó el padre de quien, al pasar a las inferiores de Estudiantes, viajaba 20km hasta los entrenamientos en bicicleta.

17- Nicolás Otamendi – Vélez Sarsfield de Liniers, Capital Federal

El colectivo 721; el 15, 60 o 21 y el 57 era la combinación que el actual defensor de Manchester City empleaba, desde el Talar de Pacheco, para entrenar, de lunes a viernes, en la Villa Olímpica de Ituzaingó. Todo esfuerzo da su fruto. Hoy, la camiseta número 17 del seleccionado argentino es suya.

18- Eduardo Salvio – Club Lanús, provincia de Buenos Aires

Nació en Avellaneda, pero se formó en Lanús desde chico. En el Granate consiguió el primer título en la historia del club consagrándose en el Apertura 2007. Formó parte de aquel plantel, aunque no fue hasta el siguiente torneo que deslumbró como nueva promesa con tan solo 18 años. Posteriormente fue vendido al Atlético de Madrid y encaminó un viaje europeo que hasta hoy persiste.

19- Sergio Agüero – Campos de Don Bosco, Quilmes, provincia de Buenos Aires

El nene de flequillo negro que de vez en cuando no mira a la cámara en la foto grupal de Loma Alegre, equipo de baby fútbol, es él. Sin embargo, comenzó a patear una pelota en campos reducidos de su localidad natal por dinero. En junio, Rusia lo espera para jugar con la Selección, una vez más.

20- Giovani Lo Celso – Salesiano San José, Rosario, provincia de Santa Fe

El baby fútbol del colegio primario al que asistía en Rosario vio los comienzos del mediocampista que los fines de semana defendía los colores de su institución escolar. Cuidaba mucho del balón y hasta la llevaba consigo a todas partes en su infancia y adolescencia, y esa fue una de las cualidades que lo llevaron al Club Atlético Jorge Griffa y, posteriormente, a Rosario Central.

21- Paulo Dybala – Sportivo de Laguna Larga, provincia de Córdoba

Se destacó de chico en el club que era la contra de Newell’s de Córdoba. Su padre, quien falleció cuando Paulo tenía 15 años, se aguantaba que su hijo jugara en la vereda de en frente. Tras esta pérdida, el zurdo le pidió a Instituto –al cual había llegado cinco años atrás– que lo dejara vestir la camiseta leprosa a préstamo por seis meses para homenajear a su ser querido.

22- Cristian Pavón – El Doce, Anisacate, provincia de Córdoba

Al morochito que jugaba descalzo en su barrio, el periodista Damián Piazzi le preguntó al término de un partido con la camiseta de Talleres: “¿Como qué jugador creés que jugaste hoy?”; “como Messi”, respondió. Doce años después, es su compañero.

23- Wilfredo Caballero – Club Social y Deportivo Santa Marta, provincia de Entre Ríos

De muy pequeño le gustaban el fútbol y el básquetbol. Practicaba ambos en el Club Social y Deportivo Santa Marta de Santa Elena, su ciudad natal. Al principio, en el deporte que hoy se destaca, el profesor lo ponía en la mitad de la cancha hasta que, a los 8 años, rotó con el arquero del equipo y nunca más se despegó del puesto.

DT- Jorge Sampaoli – Alumni de Casilda, provincia de Santa Fe

Se convirtió en empleado del Banco Provincia de Santa Fe y director técnico al mismo tiempo en 1994. Vivir del fútbol era su objetivo y tal era su pasión que en su segundo año al mando de Alumni dirigió la final de la liga casildense trepado a un árbol fuera del terreno de juego ya que lo habían expulsado en la semifinal del torneo.

Chapecó, la ciudad detrás de la tragedia

Por Néstor Lamagni @NesLamagniOK

Pasaron ocho meses de aquel trágico 28 de noviembre de 2016, en el cual 71 personas murieron, luego de que el avión que trasladaba al plantel de Chapecoense cayera en las montañas de Medellín, Colombia.

Con ese dolor que será eterno para los habitantes e hinchas de la institución, la localidad trabaja día a día para seguir adelante.

¿Qué es Chapecó? Es una localidad de 270 mil habitantes, dentro de la Provincia de Santa Catarina. Tiene una posición central en el Mercosur, ya que tiene accesos rápidos a las grandes capitales brasileñas, a través de su autopista y su aeropuerto estructurado año a año.

Asimismo, Chapecó es uno de los polos más importante de negocios en la industria, el comercio, el turismo y los eventos, que la coloca como una sociedad de alto poder adquisitivo.

Además, posee una óptima ubicación de los principales puertos marítimos brasileños para fines de exportación e importación.

Más allá de todos estos beneficios económicos, la población chapecoensina continúa golpeada por el dolor.

Un dolor que llevo al incremento del turismo en un 30 por ciento (entre periodistas, familias, etcétera, según informó la Secretaria de Desenvolvimiento Económico y Turístico de Chapecó).

Nos hicimos conocidos por la tragedia y no por nuestro fútbol, eso me duele mucho”, admitió Fabrizio, un hincha de Chapecoense que colabora con el club los días de partido.

Este daño sigue presente, pero los habitantes de la localidad brasileña tratan de asumirlo de a poco.

Por otro lado, en la ciudad le realizaron un homenaje a la institución colombiana –Atlético Nacional de Medellín- por el gran gesto que tuvo con Chapecoense. Esa misma cortesía que la gente de Chapecó le hizo fue ponerle el nombre a un plaza “Medellín”.

En el estadio Arena Condá hay un cartel en el que está colocado el escudo del equipo colombiano con la siguiente cita: “Para nosotros chapecoenses, tu Atlético Nacional de Medellín, es el verdadero campeón del mundo. Gracias por todo”.

Desde el gobierno de Brasil y el alcalde de Chapecó presentaron un proyecto para hacer un museo de cera con las imágenes de las 71 personas que perdieron la vida, en ese trágico vuelo. La obra se realizará en las instalaciones del estadio y por tal motivo, una de las tribunas del estadio pasará a tener reformas, ya que tendrán que hacer las reformas.

En el estadio hay un solo homenaje hasta el momento. El mismo es un cartel con 71 figuras de personas pintadas de verde, en donde tiene la frase “#FORÇACHAPE”.

Ya se acerca el primer aniversario del lamentable hecho. Por eso, los días 28, 29 y 30 de noviembre, en Chapecó se va a hacer una reunión del MERCORSUR y tendrá lugar la conmemoración del accidente.

“Me enloquece pensar en llegar a un teatro y divertir a la gente”

Por Martina Alexandre @martualexandre

Germán Johansen es el opuesto de la selección argentina de voleibol, formó parte del plantel campeón del mundo en el reciente Mundial de la categoría Sub 23, disputado en Egipto, fue reconocido como el Jugador Más Valioso, luego de haber hecho 16 puntos en el partido final contra Rusia, y además, ya tiene un lugar en las redes sociales, en las que es conocido como Mister Giordi.

Este grupo de chicos logró hacer historia, ya que es la primera vez en la historia que nuestro país consigue un título a nivel mundial. ¿Cuáles fueron los motivos para conseguir el título?. Según Johansen: “La clave fue jugar bien al vóley, éramos 6 adentro y 6 afuera, más todo el staff y los que no pudieron viajar. Teníamos estrategias para utilizar todas las herramientas con el fin de sacar de quicio al resto de los jugadores y poder hacer nuestro partido, ordenados y bien en cada detalle. Ellos no sabían qué hacer”.

Argentina llegaba a disputar el partido por el título tras haberse clasificado primero en su zona, en la que jugó contra Rusia, Irán, China, Turquía y Argelia, para luego cruzarse con Cuba y vencerlo en semifinales. Los jugadores de la albiceleste ya son viejos conocidos, en esta camada, con los jugadores rusos. Tal es así que el último mundial disputado por ambos equipos, con esta tanda de jugadores pero en la categoría Sub 21 en 2015, se encontraron al igual que en la última edición, en la pelea por el título. En aquella ocasión, el partido se lo llevó Rusia por 3-2, luego de haber ido perdiendo 0-2. Sin embargo, aunque sí se les cruzó el fantasma de esa final perdida por la cabeza, no les afectó en el juego y lograron mantener el control del partido, subiendo el nivel para poder sellar el encuentro, tras un ataque afuera del opuesto suplente ruso Sergei Pirainen.

Pero no todo finalizó con la consagración. El plantel dirigido por Camilo Soto tuvo dos menciones individuales. Además del máximo reconocimiento del torneo al opuesto argentino como MVP, Matías Sánchez, el armador titular, se destacó por tercera vez a nivel mundial en su rubro.

Pero, ¿qué se te puede pasar por la cabeza en ese momento, tal vez muy deseado por todo deportista? En el caso de Johansen, comentó que en el momento en el que le entregaron la distinción, lo primero que se le vino a la cabeza fue todo el trabajo de entrenamiento que llevo a cabo a lo largo de la World League, de la mano de Julio Velasco, al que reconoció por todo lo que le brindó en tan poco tiempo en aspectos del deporte, como así en la vida. Trató de incorporar todo conocimiento y mejorarlo para desplegarlos en el Mundial, y finalmente, dieron sus frutos, siendo eso lo que más lo llena de satisfacción.

Aunque principalmente destacó la actuación de Velasco como entrenador en este último tiempo, no pudo dejar de lado a algunos que tuvo anteriormente, como Julián Álvarez (en las selecciones de base), Pablo Rico (entrenador de Club De Amigos, donde pasó la mayor parte de sus inferiores, a quien considera como “segundo padre”) y Alejandro Grossi (entrenador importante en lo personal debido a una etapa en la que sufrió una lesión en la mano). “Los cuatro me cambiaron la vida”, confesó.

Finalmente, y uno de los puntos más importantes, es la “segunda vida” que lleva el jugador. Desde 2014, y debido a una lesión externa en la muñeca, en la que casi pierde la vida por el riesgo que tuvo y que solo le permite tener hoy en día un 40% de movilidad, apareció Mister Giordi. Desde que era un niño le gustaba mucho hacer reír a las personas, y encontró en esto una distracción del deporte que no estaba pudiendo practicar durante la recuperación. “A mí me gustaría crecer en este rubro y lograr llegar a hacer stand up, es en lo que quiero enfocarme”, expresó. Pero no todo es tan fácil. El vóley actualmente pasó a ser un trabajo, por lo que le quita mucho tiempo y no logra poder dedicarle el necesario a hacer videos para su cuenta de YouTube. Sin embargo, no planea dejarlo, es algo que él mismo confesó que no podría suplantar, por lo que dijo: “Me enloquece pensar en llegar a un teatro y divertir a la gente”.

Este año, tras haber debutado en la selección mayor junto a Velasco, haberse consagrado campeón del mundo y MVP, continuará su día a día voleibolístico formando parte del plantel de River Plate, que disputará el torneo con más jerarquía a nivel nacional, que tiene como último campeón al equipo de Bolivar. En este club también estarán Gastón Fernández y Santiago Danani (capitán y líbero del plantel campeón en Egipto, respectivamente).

La vida por el esquí

Por Daniel Melluso

Con tan solo 16 años, Paloma Giordano se roba todas las miradas en cada competición en la que participa: a su pronta edad ostenta todos los records argentinos juveniles de esquí náutico y el record latinoamericano sub-13. No solo eso, es la actual N°5 del ranking mundial de mayores y con proyección para seguir escalando posiciones.

Empecé a los seis años. Mi familia es de larga tradición en el deporte ya que mi papá lo practicaba en su juventud; lo heredé de él”, cuenta la esquiadora platense. Giordano es entrenada por su padre Carlos, quien la acompaña a cada torneo en el que compite junto a Mariana, su esposa y madre de la atleta. “Es difícil que tu entrenador sea tu papá, pero creo que por eso conseguí buenos resultados. Es muy exigente”, remarca y agrega: “Desde chica siempre me preguntaron qué deporte quería hacer, nunca me lo impusieron; yo lo elegí”.

Al ser el esquí náutico un deporte amateur en la Argentina, la dificultad para conseguir patrocinadores y el poco apoyo de las entidades nacionales es moneda corriente para Giordano. “Estoy becada por el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD) y por la Agencia de Deporte Nacional, de los que recibo 15.000 pesos mensuales que no me sirven para nada. Tan solo con la nafta de la lancha gasto 45.000 pesos; voy a perdidas siempre”, explica y añade: “Me mantengo con el dinero que invierte mi familia. Tengo un esquí de hace 10 años y no puedo cambiarlo porque cuesta más de 2000 dólares; es todo a pulmón”.

Además de estas dificultades, la platense sufre la exclusión social por parte de jóvenes de su misma edad. ““No tengo amigas, porque si no haces las cosas que realizan los demás, no perteneces. Me han dicho que soy una estúpida por la vida sacrificada que llevo. En la escuela me rechazaban tanto mis compañeros como los directivos, quienes no aceptaban que sea deportista y estudiante a la vez”, afirma.

Más allá del amateurismo, Giordano vive y se entrena como una profesional: se levanta a las 5, esquía 40 minutos y se detiene entre una y dos horas. La rutina se replica sucesivamente hasta las 19 cuando es tiempo del descanso final, para así volver el día siguiente, de lunes a sábados, excepto los domingos. “Aquello que me relaja y en donde me siento plena es cuando entreno en el agua o en el gimnasio; ahí soy yo misma”, indica.

A los 10 años, la joven estuvo muy cerca de abandonar el esquí náutico, ya que se fracturó el fémur de la pierna izquierda. “Me rompí mientras formaba parte de una clínica en Estados Unidos. Estuve un mes y medio sin caminar, y después volví al agua, pero estuve más de dos años sin poder avanzar en mi carrera. Hice cuatro años de rehabilitación y ahora me siento mejor”, explica.

En cuanto a su futuro, Giordano se propone objetivos a corto plazo: “Para este año mi meta es hacer un buen papel en los Juegos Panamericanos de Lima (Perú) y en el Masters de Georgia (Estados Unidos), donde compiten las cinco mejores del mundo”. En lo que va de la temporada logró dos medallas de plata en los Juegos Suramericanos de Playa disputados en Rosario en las categorías de slalom y figuras, mejorando así su actuación del año anterior en los Juegos Sudamericanos realizados en Cochabamba, Bolivia, en donde consiguió el tercer puesto.

A pesar de estar lejos de las luces y la atención que poseen otros deportes y atletas argentinos, Paloma Giordano, con sus rendimientos y actuaciones, tiene brillo propio, lo que sin dudas, la hará llegar lejos en el esquí náutico.

 

El primer inglés del siglo XXI

Por Daniela Simón

La pelota empezó a rodar en Argentina a fines del siglo XVIII. Conforme a la historia, los primeros partidos eran protagonizados por la clase social alta británica que había emigrado a Sudamérica. Sin embargo, cuando se profesionalizó el fútbol en el país, ningún inglés volvió a vestir la camiseta de un equipo argentino, hasta hoy. El 29 de agosto, David Olaoye firmó contrato con El Porvenir y se convirtió en el primero.

“Estoy sorprendido, estoy muy feliz por ser el primero, espero no ser el último”, comenta. David es un moreno de poco más de 1,70 metros. Nació en Essex, al oeste de Londres, en el nublado octubre inglés de 1997. Con unos segundos de diferencia, nació Daniel, su hermano gemelo. Ambos comparten su pasión por la pelota. David tiene el típico arrastre británico de las letras, y las palabras se atropellan para salir de su boca. Su familia se compone por sus padres, su papá es nigeriano –por eso David tiene la doble nacionalidad- y trabaja en una empresa de ferrocarriles; su mamá es londinense con raíces nigerianas y pasa sus días en una compañía de salud de la NHS (National Health Service-Servicio Nacional de Salud). Daniel juega en Suecia, en Nordvärmlands FF de la Segunda División. Su hermano menor también es futbolista y el mayor estudia en la Universidad.

Lejos de la historia de potreros, David empezó en la academia de David Beckham hasta que pasó a Junior Hammers y más tarde al Elite Pro Sports FC. Siempre como delantero y con el arco entre cejas. Cuando terminó sus estudios secundarios en la Stratford School tomó la decisión de emigrar de casa. David sentó a sus padres y les contó sus ganas de mudarse a Grecia: buen fútbol, lindo clima y un trato más que amigable con las personas. El exfutbolista griego Kostas Kiassos lo acercó al AO Tympakiou, allí estuvo seis meses y en enero de 2017 firmó con NK BRavo, de la Segunda División de Eslovenia. Con sus valijas y la pelota, se trasladó al helado invierno esloveno. El choque cultural colisionó en David, y por una lesión ligamentaria estuvo cuatro meses afuera de las canchas. La experiencia fue corta y en junio, cuando finalizó su contrato, volvió a Inglaterra. “Fue muy difícil, las personas eran muy frías, muy distantes. Volví a Inglaterra con ganas de seguir creciendo, de nuevas experiencias”, explica.

Y un día cualquiera sonó su teléfono. Era un representante argentino que le preguntó que le parecía jugar en Argentina y probar suerte en Lanús. “Sabía que este era el mejor lugar para crecer y desarrollarme, hay muy buenos jugadores. Pero no fue fácil para mis papás dejarme ir, recuerdo que mi mamá lloró mucho, ahora está feliz porque sabe lo mucho que quiero esto”, dice. Sin embargo, sus sueños de debutar en La Fortaleza se evaporaron cuando pasó a entrenarse con Cuarta y Quinta división. Barajar y dar de nuevo, siempre hay un suspiro de ilusión al que aferrarse: El Porvenir le abría sus puertas.

David dejó a sus padres y su vida inglesa atrás, pero la risa al final de cada respuesta lo traiciona: es feliz. Atrás quedaron el río Támesis y los castillos que tiñen Essex, ahora las calles de Gerli son el laberinto de su recorrido.

Con un par de meses viviendo en el país, David habla poco y casi nada español. “Para comunicarme en la cancha digo pa-sa-me y nada más, espero mejorar mi idioma”, explica. Se deslumbra con la calidez humana de los argentinos y la música de fondo que está en cada rincón. Recuerda con alegría sus tardes como espectador en la tribuna del West Ham, y se sorprende con el fervor y la pasión con la que acá se vive el fútbol. Y dice que los argentinos están un poco locos, pero que le gusta. Y aún hoy, hay quien le dice: “Los ingleses son hijos de Maradona”, pero David deja de lado su nacionalismo y señala: “Maradona fue un gran jugador, como lo es Messi en la actualidad, pero mi ídolo es Neymar”.

David entró en la historia: junto a George Saunders, quien juega en Colombia, son los únicos dos ingleses que juegan en Sudamérica. Y fantasea con llegar a Primera División, y por qué no, jugar en la Premier: “Estoy seguro que encontré el lugar y el camino para crecer y cumplir objetivos”.

“Tengo planeado disfrutar el día a día”

Por Néstor Lamagni @NesLamagniOK

Volver a nacer. La frase encaja en el perfil de Jackson Follmann, quien junto a sus dos compañeros Hélio Neto y Alan Ruschel, son los únicos tres sobrevivientes del plantel de Chapecoense que viajaba hacia Colombia para jugar la Final de la Copa Sudamericana 2016.

A ocho meses de la tragedia, Follmann charló en exclusiva con El Equipo y habló sobre su presente como Embajador de Chapecoense –su actual función dentro del club.

-¿Cómo es tu presente?

-Estoy a cargo de una función muy importante, la cual me pone muy feliz porque es una gran oportunidad para mí. Estoy en un momento de pensar y de aprender de mis compañeros, que es una manera de salir adelante con Chapecoense.

-¿Cómo es el cariño de la pueblo de Chapecó hacia vos?

-Muy grande, pero no solamente del pueblo de Chapecó, sino que de todo Brasil. Muchas personas de distintos países nos mandan mensajes, pero un especial afecto por el pueblo de Chapecó. Una ciudad muy amada que nos respeta. Yo siempre trato de retribuir ese amor, estando con la gente, ya que es un momento muy importante para mí. Es un afición muy verdadera la que tenemos con la gente de Chapecó, por eso, tratamos de devolverlo de una forma muy positiva.

-¿Cómo es la relación con los equipos argentinos?

-Con los equipos y el público argentinos tenemos un cariño muy grande porque nos respetan mucho. Hoy en día, a Chapecoense lo admiración todo el mundo por lo ocurrido. Las personas le tienen un cariño muy verdadero al club, por ende, siempre lo tratan de demostrar de alguna forma.

-¿Cómo fue la decisión del club de ponerte como Embajador?

-Siempre quise mantenerme en contacto con el club, por eso los dirigentes decidieron ponerme como Embajador de Chapecoense, para darle más a la institución. Todo el mundo sabe que ser embajador es una función muy importante y cuando me lo comunicaron me puso muy feliz y a mi familia también. Desde diciembre que estoy en este puesto, ya que tengo la función de poner al club en lo más alto. Todavía me queda un largo camino por aprender.

-¿Cómo es Chapecó, en la actualidad?

-Gracias a Dios, Chapecoense se está reestructurando con muchas contrataciones para salir adelante. La comunidad está mucho más unida, luego de la tragedia.

-¿Quién es Jaksonn Follmann hoy?

-Una persona que vive muy feliz. Estoy muy agradecido a Dios por esta segunda chance de vivir, ya que él hizo este milagro en mi vida. Tengo planeado disfrutar el día a día. Tomé conciencia disfruto más las cosas simples y siempre deseo estar acompañado de mis seres queridos.

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Así como lo detalló, es el estilo de vida de Follmann, quien volvió a nacer, tras la caída del avión. Con sequelas, el arquero acompaña al club en cada viaje y decisión, ya que es uno de los referentes de la hinchada chapecoensina.

Follmann lleva una pierna ortopédica, con la cual va a convivir por el resto de su vida.

El rol del aguafiestas

Por Barbara Fritzler

La sociedad actual se podría considerar privilegiada. Tiene en su poder herramientas que en un pasado nadie hubiera soñado con su existencia, y es testigo de fenómenos únicos en la historia. Todos ellos se ven atravesados por la vorágine de las redes sociales: cuando pasa algo, hay que compartirlo. Y si bien esto puede resultar un beneficio para la comunicación en numerosos aspectos, ¿cuál es el lado dañino de las redes, en qué puede culminar?

Pocas personas son las que hoy desconocen el significado de la palabra “meme”. Los memes son imágenes que pretenden expresar un concepto humorístico, y los usuarios de Internet ven la chance de crear uno nuevo apenas se da un hecho de relevancia cotidiana (política, música, fútbol, etc). Son graciosos, sí, pero nunca faltan los oportunistas que por ególatras no diferencian el verdadero humor de aquel que cruza la línea.

Hace algunas décadas la opinión pública no tenía tantos medios para manifestarse, y sin embargo las críticas siempre afectaron a los más débiles. En el fútbol, es un caso conocido el de Robert Enke, el arquero alemán que se suicidó a causa de la depresión que le generaban los comentarios negativos y la constante agresión.

Hoy todo eso se ve magnificado por las plataformas virtuales que permiten a quien sea decir lo que sea. El humor es delicado, la ironía fina es para pocos; y oponerse a las agresiones se transformó en un sinónimo de aguafiestas. “Vamos, es humor negro, no seas tan sensible”. El fútbol, nuevamente, sirve para todo, y los memes no son la excepción.

En este caso, se puede decir que la Selección Argentina “les da de comer” a los que buscan dañar. O puede que no, puede que simplemente desde la ignorancia se intente hacer un chiste sin tener en cuenta su repercusión y cómo puede perjudicar a una persona hasta etiquetarla con algo que deberá cargar constantemente. Gonzalo Higuaín es el mejor ejemplo: erró una situación de gol clave en más de una final, y eso parece haberlo condenado a una eternidad de burlas que lo van a relacionar para siempre con esos hecho. La catarata de memes surgió en 2014 y continúa hoy, incluso con Higuaín fuera de los convocados. Basta con que aparezca para que las ideas se renueven: las imágenes lo muestran siempre equivocándose. Higuaín confundiéndose de cancha. Higuaín diseñando la polémica camiseta de Boca con el patrocinador arriba de la banda amarilla y no sobre ella. Higuaín intentando sacarse una foto agarrando la luna con los dedos (y fracasando). Higuaín en una escena de los Simpson en la que Bart le pide que firme su yeso, y se decepciona cuando el jugador en lugar del yeso firma la pierna.

Es peligroso no entender el poder que la opinión pública puede llegar a tener. El Pipita no es ningún fracasado: brilla en Europa, se cansa de hacer goles y gana millones. Sin embargo, se lo encasilló como el hombre al que nunca le alcanza, el que siempre se equivoca, el tonto. ¿Quién es el verdadero tonto?

Sin ir muy atrás, la lesión de Fernando Gago ante Perú generó las mismas repercusiones. Un jugador de fútbol que se rompió el tendón de Aquiles dos veces y que ahora sufre una de las peores lesiones en su rodilla, debería ser todo lo contrario a un “pecho frío”. No obstante, los comentarios son contagiosos. “Mirá, ahí entro Gago, seguro en cinco minutos se lesiona”. A una sociedad bizarra, cada vez más cerca de transformarse en una verdadera distopía, ni los gritos del mediocampista pidiendo que lo dejen jugar aun con la rodilla rota la conmueven. En realidad, los apuntados varían según la situación, generalmente no hay quien se salve de las humoradas. Y es que también hay que saber dirigirlas.

Corriendo el riesgo de ser el amargado, el que no sabe apreciar el humor negro, el “sensible”, todavía existe el que se opone. En el fútbol y en la vida, ser sensible no es un insulto, es ser inteligente. Y muchas veces la inteligencia duele, porque es abrir los ojos, deshacerse del cinismo cotidiano y comprender todo eso que los demás prefieren ignorar. Así que dale, no seas sensible. No nos arruines la fiesta.

“Me gusta poder hacer las cosas que hago pero sin exponerme”

Por Tiago Couce

Según Matías Biscay, el ayudante de campo debe adaptarse a “las necesidades del entrenador, entregarse a él y estar preparado para brindar las soluciones que se requiera”. Recalcó que en River son dos los ayudantes, Hernán Buján y él. Trabajan en conjunto para abarcar cada detalle, preparar los entrenamientos que Marcelo Gallardo les indica y observar enfrentamientos de los rivales para mostrarles a sus jugadores “a quiénes se van a enfrentar, sus virtudes y debilidades”.

Sobre Gallardo confesó que “es bastante abierto al momento de recibir información, pregunta y escucha sin problema”. Aseguró que suelen acertar muchas veces en los pensamientos pero que también hay casos en los que disienten. Sin embargo, una vez que el entrenador ya tomó la decisión, van detrás de lo que él dijo, sin oposiciones y apoyándose entre todos. “Tampoco se trata de una ‘monarquía’, por decirlo de alguna manera. Primero nos da la libertad de opinar y argumentar lo que pensamos. Debatimos entre todos y cada uno expone su idea y en base a los argumentos es que tomamos una determinación”, remarcó el ex Compostela.

Aunque hacen parecer que es una tarea fácil la que llevan adelante y en la cual les va bien, esto no siempre es así. Biscay reveló que “la clave para que esto pase es la complicidad” que tienen con Marcelo, el entendimiento que entre ellos corre y se puede expresar en un simple cruce de miradas. “Cada uno sabe lo que el otro piensa”, dijo y explicó que tienen un punto en común que es el mínimo e indispensable para ser un buen equipo: la idea futbolística y los mismos fundamentos del deporte.

Adhiere también al relato de que es fundamental la formación que tuvieron ellos dos y Hernán en el club desde chicos. “El sentido de pertenencia” que tienen hacia la institución los hace ser cada vez más competitivos para “poder obtener los objetivos propuestos”. Saben qué es lo que la gente quiere y lo que el club te exige por su grandeza. Hizo hincapié en que son tres amigos que les apasiona su trabajo, del cual disfrutan mucho a pesar de la exigencia que ellos mismos se proyectan.

-Si bien te encontrás muy cómodo en tu posición, ¿pensás ser director técnico en algún momento?

-Esa posibilidad todavía ni pasa por mi cabeza. Estoy muy bien en la actualidad y no quiero cambiarlo, disfruto mucho de lo que vivo y no pienso en otra cosa. Me siento muy bien trabajando como lo hacemos y aparte no me siento cómodo con la exposición que tienen los entrenadores. No me gusta hablar en los medios. Me gusta poder hacer las cosas que hago pero sin exponerme. Yo prefiero estar detrás, cumpliendo con mis tareas sin tener que darle explicaciones a nadie que no sea del club y tenga que dárselas. A veces los entrenadores son muy aporreados sin saber todo lo que se realiza durante la semana.

Cabe recordar que él ya tuvo una gran experiencia como entrenador cuando le tocó estar en la vuelta de la final de la Copa Libertadores obtenida en el 2015 por una expulsión que sufrió el Muñeco en México contra Tigres. Rememoró el incidente con tristeza porque “Marcelo se merecía más que nadie estar presente en ese momento y por una sanción estúpida ni siquiera pudo bajar al vestuario”.

A su vez, al ser consultado si quisiera continuar con este grupo de trabajo en algún club europeo, aseveró que disfruta mucho su “estadía en el club de Núñez” y no habrá muchos lugares en donde pueda sentirse tan bien.

Ya adentrado en plena conversación, se notaba distendido al entrevistado. Un ambiente relajado, sin esquivar preguntas y compartiendo un café. Era bastante expresivo a la hora de responder y estaba predispuesto a seguir adelante con mucho entusiasmo.

Cuando se indagó sobre si dirigirían el seleccionado argentino, la respuesta no fue tan contundente como la anterior. Se notó en él sus ganas de vestir el buzo de la Argentina. Recordó el rumor que circuló sobre Gallardo como director en plena crisis de AFA pero en ese momento todavía tenían mucho tiempo de contrato con River, por lo cual “ni siquiera fue considerada la opción”.

Por último, el ayudante de campo que tuvo su paso por Nacional de Uruguay, aclaró el asunto de la salida de Lucas Alario. Manifestó que no se esperaban “la partida en un momento como el que se atraviesa, con muchas competiciones” y que será muy difícil reemplazarlo. No obstante, realzó que el punto importante es “el equipo y el funcionamiento en conjunto”.

-¿Cómo creés que fueron los manejos entre los clubes?

-Creo que no se trató bien el tema. Me dio bronca por Lucas, merecía irse mucho mejor porque es un muy buen chico. Creo que no tienen que tomarlo como un rehén de esta situación. Es un conflicto entre River y el Bayer Leverkusen que tienen que solucionar y dejar que el Pipa haga su trabajo tranquilo, porque en definitiva es eso.