jueves, marzo 20, 2025
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Holanda tiene con que soñar

Por Fabrizio Ramos

Queremos seguir demostrándoles a los hinchas nuestra calidad y conseguir que se diviertan. Por supuesto, lo principal es ganar, pero si jugamos bien y rendimos al máximo, la gente mantendrá ese entusiasmo. Es lo que hicimos el año pasado en los clasificatorios, y ahora esperamos que mucha gente vaya a animarnos a Francia. Queremos que la afición siga entusiasmada y brindarle una gran experiencia”. Así explicó Sarina Wiegman, una de las nueve entrenadoras que estarán en Francia 2019, lo que vive una selección femenina de Holanda en tiempos de construcción, a pocos días de disputar su segundo Mundial de fútbol.

No es casualidad que la selección holandesa llegue como una de las posibles protagonistas a la Copa del Mundo pese a contar con una corta experiencia en el plano internacional. Durante los últimos años, no sólo compite de igual a igual con las máximas potencias, sino que muchas de sus jugadoras están consideradas entre las mejores del mundo.

Wiegman en el banco de suplentes, ganadora del premio a mejor entrenadora del mundo en la gala The Best 2017. La delantera de 22 años, Vivianne Miedema, que lleva 57 goles en 74 partidos con Holanda, está a dos de ser la máxima anotadora en la historia de la selección y llega como la mejor jugadora del año en Inglaterra. Y Lieke Martens, jugadora del Barcelona, que fue elegida la mejor del campeonato de Europa 2017 y ganadora del premio a la mejor del mundo en la gala The Best 2017. Hoy, y durante los años venideros, tienen con qué soñar, pero su historia no siempre fue así.

Pasaron casi 40 años desde que Las Leonas jugaron su primer partido oficial reconocido por la FIFA -fue derrota 4 a 0 y sucedió justamente en Francia, en 1971, ante la selección local-, hasta la Eurocopa de Finlandia 2009, su primera participación en una competencia internacional. Aquel acontecimiento fue el primer quiebre importante en la selección femenina, aunque el cambio rotundo llegó dos campeonatos de Europa después.

Holanda fue el país organizador de la Eurocopa 2017. En su tercera participación consecutiva en el campeonato de selecciones más importante del viejo continente, le ganó la final a Dinamarca por 4 a 2 y se consagró campeón por primera vez en su historia. Fue tal el impacto en el país, que el partido definitorio lo vieron más de cinco millones de telespectadores y 30 mil desde el estadio del Twente, situado en la ciudad de Enschede.

El buen trabajo en la selección mayor durante los últimos diez años llevó a que muchas mujeres jueguen al fútbol desde chicas, produjo un crecimiento notable en las juveniles y causó que sean protagonistas en los últimos torneos internacionales: la sub-17 llegó a semifinales del campeonato europeo en República Checa 2017 y culminó segunda en Bulgaria 2019 tras perder por penales ante Alemania, la sub-19 jugó dos de las últimas tres semifinales de Europa, y la sub-20 tuvo su primera participación en el Mundial de Francia 2018 donde Inglaterra la eliminó en cuartos de final.

La selección naranja disputó la Copa del Mundo por primera vez en Canadá 2015, hace sólo cuatro años. Allí quedó eliminada en octavos de final frente a Japón, una de las grandes potencias de fútbol femenino. Aquella experiencia en la máxima competición fue el aspecto principal para las jugadoras y cuerpo técnico de cara al Mundial de Francia. Llegan con una mezcla de juventud y madurez, compartirán el Grupo E con Nueva Zelanda, Camerún y Canadá. Y, al igual que su gente, sueñan en grande.

Cuando las argentinas anticiparon a la fantasía de Maradona

Por Santiago Carrodeguas

Aquellos cinco magos brasileños habían roto el cerrojo italiano, aparentemente impenetrable, con la elegancia de un ladrón de guante blanco. Si aceptaron jugar a plena luz del día fue para que otros equipos pudieran observar adecuadamente su fútbol, supremo e imposible de replicar. El líder de los ilusionistas, Pelé, fue coronado esa tarde en el estadio Azteca como el rey del fútbol. Sin embargo, el veterano de Três Corações no tenía fuerzas para seguir y en julio de 1971, un año después de haber ganado su tercer Mundial, dimitió. El trono al que aspiraba todo futbolista, pensaban todos, permanecería vacío hasta la siguiente Copa del Mundo.

Nadie contaba con la astucia de la marca de bebidas alcohólicas Martini Rossi, quien organizó el segundo campeonato Mundial femenino no oficial, ya que la FIFA no lo reconoció, en tierras mexicanas un mes después del retiro de O’ Rei. Argentina, un país sin tradición de fútbol femenino, llegó con la misma incertidumbre que los otros cinco equipos: no sabían a qué se enfrentarían. Ni siquiera eran un seleccionado, sino un grupo de jugadoras que recorrían su país haciendo exhibiciones. En una de ellas, contra México en la cancha de Nueva Chicago en 1970, la victoria les otorgó una invitación para asistir a la cita mundialista.

El primer partido (1-3 ante las anfitrionas) fue una bofetada de realidad para afrontar los siguientes encuentros, aunque la arquera Marta Soler afirmó muchos años después, en Página 12, que habían perdido por los fallos localistas. Más allá de la polémica, el seleccionado argentino debió pasar la página. Roberto Rozas, un ex futbolista argentino que había pasado la mayor parte de su carrera en México (En ese entonces tenía el récord de más partidos consecutivos anotando (5) en el Necaxa) se ofreció a entrenarlas.

Inglaterra, su siguiente rival, había sido formado por Harry Batt, secretario del club de mujeres de Chiltern Vallley, con adolescentes del club. Tampoco representaban a su  federación, quien había dicho que el fútbol era inapropiado para mujeres y les había prohibido usar las canchas profesionales desde 1921.

Betty García, una de las delanteras argentinas, recordó también en Página 12 que le había impresionado la altura y el físico de las inglesas. Sin registro fílmico, sus palabras parecen irrebatibles. Sin embargo, hay que remarcar que Leah Caleb, quien era la figura de las Three Lionesses , tenía solo 13 años. Elba Selva, en cambio, ya contaba con 26. El partido, marcado o no por la diferencia de edad, fue un recital de la Albiceleste. Selva marcó los cuatro goles del triunfo por 4 a 1, aunque suele recordar mucho el tercer gol: “Yo recibo la pelota, gambeteo a dos y se la doy a Gloria “Betty” García, corro hasta cerca del arco, Betty me la devuelve, gambeteo a Harris, la arquera inglesa, y meto un cañonazo”.

El relato del gol también es impreciso ya que el tercero fue de penal, no de jugada. No obstante, es innegable la importancia de esa victoria que, oficial o no, aún permanece solitaria como la única del seleccionado femenino en un Mundial. Aunque la FIFA siga sin reconocer este torneo como oficial, Selva seguirá recordando el día en que, a 15 años de que Diego Maradona hiciera historia en México 1986 y en el mismo estadio Azteca con los dos goles a Inglaterra, apodados como la Mano de Dios y el gol del siglo, ocupó durante un tiempo el trono de la mejor futbolista del mundo.  

 

 

El fútbol femenino italiano no sería el mismo sin Panico

Por Ignacio Gutiérrez

Italia es uno de los países pioneros y que más luchó por el fútbol femenino. A pesar de que no querían y prohibían que las mujeres practicaran este deporte, las italianas seguían jugando al fútbol, aunque de manera casi privada. En 1970 se creó en Turín la Federación Internacional y Europea de Fútbol Femenino, que organizó dos mundiales no oficiales; en Italia 1970 y en México 1971.

La liga italiana es una de las más antiguas a nivel mundial, su creación fue en 1968, sin embargo, se lo sigue considerando un deporte amateur.

También, al ser un país precursor en el fútbol femenino en el mundo, su selección es una de las primeras que existen. No obstante, eso no es lo más importante, ¿por qué los hombres pueden ser entrenadores de selecciones femeninas y las mujeres no de los seleccionados masculinos? Este paradigma iba a romperse con Patrizia Panico que es el símbolo de la selección italiana del fútbol femenino y se desempeñaba como delantera. La ex jugadora era ayudante de campo de Daniele Zarotto y en 2017 se convirtió en la primera mujer en dirigir a una selección masculina cuando debió reemplazar por dos partidos a Zarotto.

Actualmente es la entrenadora de la selección masculina sub 15 de Italia, y constantemente pide que se valore la competencia profesional -independientemente del sexo- y que le gustaría ver a más mujeres dirigiendo a los futbolistas.

Panico es la goleadora histórica del seleccionado con 110 goles y con 204 partidos es la jugadora con más presencias con la camiseta azzurra, disputó la Eurocopa 2001 y el mundial de Estados Unidos 1999 (donde convirtió dos goles, contra Alemania y México) que fue la última vez, hasta Francia 2019, que clasificaron las italianas.

A nivel clubes logró 11 títulos (Con el Módena, Lazio, ASDCF Verona y ASDC Torres), convirtió 627 goles en 635 partidos jugados en 21 temporadas en la Serie A. Entre 1999 y 2013 fue la capocannoniere (máxima goleadora) de la liga en 12 temporadas y también fue goleadora de la Liga de Campeones en dos ocasiones (2008 y 2013).

La delantera a los ocho años ya tenía un sueño y ese era ser como Diego Armando Maradona, además, contó que de chica se le burlaban porque las mujeres no podían jugar al fútbol.

Su filosofía de juego está basada en ataque, verticalidad y presión. Sus grandes referentes como entrenadores son Carlo Ancelotti, Silvia Neid y Diego Simeone.

Otra mujer que rompió con los estereotipos fue la portuguesa Helena Costa, que en el 2014 se convirtió en la primera entrenadora en dirigir a un equipo masculino (Clermont Foot) de la liga europea. Estuvo a cargo del equipo francés menos de seis meses porque sintió que el club la estaba usando como una cara para atraer publicidad.

El fútbol necesita más casos como el de Helena Costa y Patrizia Panico, y que las mujeres tengan un lugar muchos más importante en el fútbol. ¿Por qué no podríamos ver a una mujer dirigiendo a una selección masculina y a figuras mundiales? ¿Por qué no podría haber una presidenta mujer de la federación del fútbol de un país?

Corea del Sur: de chamanas a Ángeles Rojos

Por Manuel Antuña

La religión tradicional en la península de Corea es el chamanismo, que data incluso de antes que los distintos reinos de la región se unificarán en un solo país. Esta fe depende mucho del chamán o chamana, que realiza distintos rituales como intermediario entre el mundo de los espíritus y el de los seres humanos. En Corea, las mujeres son quienes mayoritariamente ocupan ese rol. Y en un principio reflejaba el lugar que ocupaban dentro de la sociedad.

En el reino de Silla, por ejemplo, mujeres y hombres ostentaban los mismos derechos, no había una discriminación en base al sexo. Incluso en la realeza estaba permitido que la línea sucesoria podía continuarse con mujeres a la cabeza, y de esa forma llegaron a haber tres reinas en Corea.

Sin embargo, a partir de la irrupción del budismo en el siglo IV y, sobre todo,del confucionismo desde 1392, el sexo femenino fue perdiendo libertades y protagonismo en la península. Paulatinamente fue instaurándose un régimen patriarcal en el cual la mujer debía obedecer a su padre, luego a su esposo y, en caso de enviudar, a su hijo. Inclusive no eran consideradas madres a menos que dieran a luz a un varón para su pareja.

En ese contexto, hacer cualquier tipo de deporte o actividad física era inconcebible, ya que estaba “pactado” que debían resguardarse en el ambiente familiar o, a lo sumo, en el religioso. Cuando se intentó enseñar gimnasia por primera vez a las jóvenes del colegio Ewha, se generó un conflicto sin precedentes. No solo se trató lo ocurrido como inapropiado, sino también como inmoral. Los padres de las chicas que concurrieron a las clases fueron a la institución buscando proteger el honor de sus antepasados. Luego procedieron a remover a sus hijas del lugar, y las familias que tenían hijos en edad para desposar juraron que nunca elegirían a una joven que hubiese osado levantar los brazos y piernas en el aire.

Recién en 1911 las autoridades nacionales permitieron que las estudiantes pudieran realizar algunos deportes como gimnasia, básquet y tenis, pero únicamente porque eran vistos como “femeninos”. El fútbol, al ser considerado completamente “masculino”, quedaba fuera del alcance de cualquier chica que tuviese intenciones de patear una pelota.

A pesar de eso, en 1948 se intentó introducir al fútbol femenino en la sociedad surcoreana a través de un evento nacional enfocado en el deporte para niñas y mujeres. Solamente se presentaron cuatro equipos a participar, y, lamentablemente, no logró dejar una buena imagen en el público. Tan disgustados quedaron que insistieron para que el fútbol femenino no fuese una disciplina en las siguientes ediciones. Y fue así como se tomó la decisión de disolver a esos pocos conjuntos de jóvenes que hicieron historia, al ser las primeras en lograr jugar al fútbol en Corea del Sur.

El sueño de ver a las mujeres surcoreanas corriendo detrás de un balón pasó por un gran letargo. En 1974 se probó una vez más tratar de establecer que estaba bien que 22 chicas pudieran jugar al fútbol, con los Juegos Nacionales de Fútbol Femenino, pero no hubo caso. Los representantes de las entidades masculinas no estaban interesados, el público no les prestó atención, y los medios ridiculizaron a todas aquellas que formaron parte del evento describiéndolo como “no pedagógico y feo”.

Finalmente, Corea del Sur no accedió al cambio, sino que fue forzado. En 1990, para los Juegos Asiáticos de Beijing se tomó la determinación de incluir al fútbol femenino en la lista de disciplinas, por la gran repercusión que comenzaba a tener a nivel mundial. Pero, luego de tanta negligencia y negación, cuando llegó el momento de armar la lista de convocadas para ir a competir a China se encontraron con que no había futbolistas, y debieron improvisar un equipo con deportistas de hockey, taekwondo y atletismo. Aquella Selección perdió por goleada ante Japón, China, Corea del Norte y Taiwán. Aunque antes de marcharse consiguieron ganarle 1 a 0 a Hong Kong. Ese combinado que surgió a último momento cosechó mucho más que una victoria ese 6 de octubre. Lograron sembrar la semilla de la cual floreció el presente que vive el fútbol femenino en Corea del Sur.

A partir de allí se expandió velozmente la fiebre por el fútbol femenino. Los colegios y las corporaciones de Corea del Sur comenzaron a formar equipos y a organizar competiciones en donde se enfrentaran. Tan rápido fue el crecimiento que en los Juegos Asiáticos de 1994 consiguieron el cuarto puesto, y en la Copa de Asia de 1995 repitieron posición.

Un equipo fundamental que ayudó a la consolidación del fútbol femenino fue el Incheon Hyundai Steel Red Angels, el primer club profesional de Corea del Sur, fundado en diciembre de 1993. Los “Ángeles Rojos” son la institución que más jugadoras ha enviado al seleccionado, la que concentra a las mejores deportistas surcoreanas y la que más veces ha ganado la liga profesional -seis veces- desde su constitución en 2009.

La Selección femenina ya participó en dos Mundiales, este será el tercero, y no es para menospreciar lo que han conseguido las jugadoras de Corea del Sur. En el chamanismo existe la creencia de que, para que se realice la propia unión entre el mundo de los espíritus y el de los seres vivos, debe haber algún conflicto. Puntualmente se habla de dolor, muerte y resurrección. El dolor existió cuando intentaron trasgredir sin éxito las reglas impuestas, hubo una muerte simbólica por todos los años en los que estaba prohibido, o mal visto, jugar al fútbol, y en 1990 aconteció esta resurrección. Y si bien las futbolistas como Ji So-yun no cuadran en el concepto tradicional de chamana, ella y el resto de las jugadoras son intermediarias entre el mundo del fútbol femenino y la sociedad coreana.

Don Napoleón: el bar, un espacio de reunión y descanso

Por Pedro Masi

Es jueves, siete y media de la tarde y el bar del Complejo Deportivo Don Napoleón se encuentra colmado. Algunos toman un descanso después de entrenar, otros esperan su turno para usar la cancha de Fútbol 5 y los chicos aprovechan a comprarse algo para tomar junto a sus padres, luego de la clase de natación. Mientras tanto, la televisión transmite la previa del cruce de Rosario Central y Boca por la final de la Supercopa Argentina, pero parece no entusiasmar mucho a quienes están allí.

Las mesas son largas, debido a que los grupos de personas de cada actividad son numerosos y se sientan todos juntos. Los que ya finalizaron su ejercitación comparten una charla mientras reposan, y ordenan unas de esas bebidas de colores que –supuestamente- reponen energías. Los niños hablan entre ellos por un rato, hasta que algunos de los padres les hacen ademanes a sus respectivos hijos para irse, aunque ellos no les presten atención. “¡Vamos, Tomi, dale!”, se le escucha decir a una de las mamás. De esta manera, comienzan a retirarse del sitio los más pequeños. Pero el bar seguirá estando repleto, ya que, a continuación, quienes ocuparán el lugar de los chicos serán aquellos que terminaron

recientemente de jugar un “picadito”. Su llegada genera un clima de armonía, de buenas vibras. No hay ninguno      enojado o molesto por el partido, sino que están distendidos, tomando unas cervezas. “¡Vení, sumate!”, le dice uno de los muchachos al joven que atiende el buffet, quien responde en tono de burla: “¡Pará, flaco! ¿No ves que estoy laburando?”. Seguidamente, este último se une a la conversación, abandonando por un momento su labor para juntarse con los “futbolistas”, dejando entrever que el bar crea una atmósfera de unión y vínculo entre los socios y trabajadores del club que, abiertamente, da muestras de que no solo cumple el rol de institución deportiva: también desarrolla un rasgo social que hermana a la gente de Don Napoleón, al mismo tiempo que elabora un sentido de pertenencia.

Frase destacada: “Las mesas son largas, debido a que los grupos de personas de cada actividad son numerosos y se sientan todos juntos”.

Don Napoleón: Una mirada desde adentro

Por Pedro Masi

-¿Cuántos años hace que viene a Don Napoleón? ¿Dejó de venir en algún momento?

-Hace 14 años, cuando mi hijo más grande tenía cuatro años. No, desde siempre que vengo.

-¿Por qué elige seguir viniendo?

-Porque a mis hijos les gusta el grupo que formaron; tienen todos sus amigos aquí y no quieren dejar de venir por nada.

-¿Cuántas horas semanales pasa en el club?

-Nueve horas, más o menos, porque los chicos juegan al fútbol tres veces por semana y en doble turno.

-¿Qué actividades realizó en los años en que viniste a Don Napoleón?

-Yo hago Zumba desde hace tres años. Las clases son de una hora y tres veces a la semana: lunes, miércoles y jueves. Justo en el horario en el que mi hijo más chico está en fútbol. En los años anteriores no hacía ninguna actividad, sólo acompañaba a mis hijos a entrenar.

-¿Por qué empezó Zumba?

-Porque quería hacer algo para mí que me distrajera y me divierta y me pareció una buena idea. Me gustó la profesora que estaba, pero después se fue y yo también. Hubo un tiempo en el que no me enganchaba con las clases hasta que llegó un nuevo profesor que me gustó, pero duró un año. Ahora me parece que voy a abandonar.

-¿Existe alguna especie de vínculo o tradición entre los socios del club o con los mismos trabajadores del mismo?

-Como vínculo, no más que los saludos y la cordialidad, pero con mis compañeros de Zumba salimos a comer y nos juntamos con el profesor anterior. Es un grupo muy unido. Con los padres de los chicos que hacen fútbol no hay un lazo así como este, pero hay una muy buena relación. La tradición de todos los años es la fiesta de fin de año, en la que se hace una entrega de premios, un almuerzo y un partido entre los profesores y los chicos.

-Desde que venís a Don Napoleón, ¿cambió mucho hasta el día de hoy?

-Lo que pasa es que ahora está cambiando la gente que viene, porque la cuota está muy cara y hay muchos que no pueden venir. Lamentablemente, varios de los que venían, actualmente se están pasando a otros clubes y la cantidad de socios hoy en día es menor a la del año pasado. Son más los que se fueron que los que llegaron.

-¿Y esos vínculos siguieron con aquellos que se fueron?

-Ya cuando se cambian de institución arman otros grupos y los anteriores se disuelven.

 

Don Napoleón: una experiencia distinta mediante el Tai Chi Chuan y Qi Gong

Por Juan Huntley

Es habitual, en estos tiempos, desarrollar estímulos externos, los cuales nos alejan de nuestro propio cultivo interno. Algunas disciplinas, provenientes del Oriente, son capaces de conectarnos con nosotros mismos. En Don Napoleón, todos los martes y jueves a las 9.30 de la mañana, se desarrolla la práctica de Tai Chi Chuan y Qi Gong.

 

¿Que es el Tai Chi Chuan?

Es un arte marcial, de origen chino, también llamado El gran puño supremo. Su tradición nos sitúa en años atrás, siendo en la actualidad uno de los emblemas más valiosos de la cultura China.

Su beneficio terapéutico a través de una necesaria observación interna y la interacción de energía (expansión y contracción) que debe desarrollar quien lo practica, es lo más destacado del arte de esta maravillosa disciplina.

Algunas de sus características principales, como mencionamos previamente son:

 

  • Movimientos Extendidos y naturales
  • Combinación de dureza y suavidad
  • Posturas bellas y marcada elegancia

 

En este desarrollo, la inhalación, meditación y relajación, activan el metabolismo sin peligro, aunque la práctica no es recomendable si no es supervisada por una persona cualificada.

¿Que es el Qi Gong?

Qi se refiere al “aliento vital” , a la energía que anima a todo el universo y en particular al hombre. Gong se refiere al “trabajo”. Qi Gong significa el trabajo sobre la energía vital.

A su vez, implica ejercicios para la salud, fortalecimiento del cuerpo y diversas formas para prevenir y tratar enfermedades. Su énfasis principal está en la respiración. Puede practicarse también con fines marciales.

 

Algo a destacar en la práctica del Chi Kung es la sudoración que produce en un mismo, que no tiene relación con la intensidad del ejercicio. En principio se considera que es una forma de eliminar energías negativas.

Por último, los profesionales recomiendan dejar transcurrir unos 15 minutos antes de ducharse y evitar hacerlo con el agua a una temperatura excesivamente diferente de la del cuerpo.

Don Napoleón desde sus entrañas

Por Ignacio Costa Sar

Así empezó la historia

Don Napoleón es un polideportivo privado que fue creado en el año 1993 por Pedro, quien hoy es su dueño actual, junto con uno de sus hermanos. El complejo se encuentra en el barrio de Flores, en la calle Terrada al 50 entre la Avenida Rivadavia y Yerbal. Además, el club cuenta con una segunda sede ubicada en Barrio Norte, en la calle Paraguay al 2377.

En el año 1991, Pedro y su hermano habían conseguido la concesión de dos canchas de pádel, con las cuales se iniciaron en el negocio del deporte. Dos años después, adquirieron un terreno con un garaje abandonado, que se transformó en lo que hoy es el club Don Napoleón, llamado así en honor a su padre.

El polideportivo se inició en pleno auge del pádel en Argentina. En 1992 se había organizado el primer Campeonato Mundial, en el cual Argentina se consagró campeón. Para mediados de la década, se estimaba que el país contaba con alrededor de cuatro millones de jugadores, mientras que el club disponía de tres canchas para practicar el deporte que, en ese momento, era furor. Sin embargo, a principios de los 2000, el club dejó de tenerlas debido a la gran cantidad que ya había en todo la Ciudad de Buenos Aires y comenzó con otras actividades como el beach vóley, escalada y el fútbol; este último, todavía está vigente.

Actualmente, el club ya cuenta con más de 20 disciplinas. Taekwondo, aikido, boxeo, entre los artes marciales; clases de natación o acuagym, entre los deportes acuáticos, o deportes como fútbol, básquet, vóley, entre otras.

Frase destacada: “Dos años después (de las canchas de pádel), adquirieron un terreno con un garaje abandonado, que se transformó en lo que hoy es el club Don Napoleón.”

Las defensoras de la Selección Argentina

Por: Dalmira San Miguel

Virginia Gómez

A los 6 años cortaba la calle, junto a sus cinco hermanos varones, y se ponían a jugar al fútbol. Los seis vivían en el barrio de Belgrano, Rosario, provincia de Santa Fe. A los 12 años, Virginia le pidió a su madre que la llevara al club de su barrio a practicar fútbol. Al principio, los padres de ella no querían que su hija mujer practicara ese deporte. Ellos deseaban que ella hiciera: natación, gimnasia artística, hockey, entre otros.

Cuando cumplió 13 años, sus padres dieron el brazo a torcer, la anotaron en el club de barrio Águilas de Fe. En ese momento Gómez comenzó a practicar el deporte que tanto le apasionaba, el fútbol. Su posición era defensora. Nunca la cambió, siempre se sintió conforme en esa ubicación dentro de la cancha.

A los 18 años dejó el club de barrio. A partir de ese momento, empezó a jugar con sus amigos al fútbol 5 y 7, y participó en varios torneos. Actualmente, tiene 27 años y hace 2 que viste la camiseta de su querido Rosario Central. Usa la casaca número 10 y es la capitana del mismo. El gol que más recuerda es el que le convirtió a Newell’s el 25 de mayo de 2017. Ese día se jugó por primera vez el clásico rosarino en la Liga y el encuentro terminó 2 a 2.

La camiseta de la Selección la vistió en el Sub 17 y Sub 20. En la mayor jugó los partidos de las eliminatorias para el Mundial Francia 2018. Además de jugar al fútbol se la rebusca para trabajar de otra cosa. Hace un año que se quedó sin empleo, trabajaba de moza en un bar de Rosario. Hoy en día, entrena en Central y luego realiza changas.

Adriana Sachs

De pequeña empezó a patear la pelota de fútbol. Cuando cumplió 9 años les pidió a sus padres: unos botines y también que la anotaran en el club de barrio para practicar fútbol. Ella vivía en Libertad, es una localidad en el oeste del Gran Buenos Aires. En ese partido solo había un club que tenía el deporte que quería hacer Adriana, pero el equipo estaba solamente compuesto por varones. La defensora se metió a jugar con los niños y logró realizar lo que ella tanto quería.

Cuando terminó el secundario seguía teniendo gran pasión por el fútbol. Así que, con 18 años, se fue a probar a Huracán. En este último quedó y comenzó a ser parte del equipo femenino. En el club de Parque de los Patricios jugó de 2011 a 2015. En 2016 comenzó a desempeñarse en el club UAI de Urquiza. En la actualidad, con 25 años sigue siendo parte del conjunto de Villa Lynch.

La casaca Argentina la vistió por primera vez en la Copa Mundial Femenina de Fútbol Sub-20 Japón 2012. Después le siguió el Campeonato Sudamericano Ecuador 2014. Participó en los Juegos Panamericanos Toronto 2015. También estuvo presente en la Copa América Femenina 2018.

“Muchas veces mi sueldo no me alcanza para fin de mes y tengo que pedir ayuda a mis padres solo para seguir manteniendo esa ilusión de que un día el fútbol femenino, acá en Argentina, pueda llegar a ser un poquito mejor”, dijo Adriana en un artículo que publicó el diario El País. Además de jugar al fútbol Adriana es empleada de limpieza en el club UAI de Urquiza. Por las mañanas realiza las tareas de limpieza y a la tarde se entrena junto a sus compañeras.

Aldana Cometti

Con 10 años comenzó a jugar al fútbol, en el club Excursionistas. Allí estuvo cuatro años. En 2008 dejó la pelota número 5 y se calzó la ropa de hockey. Durante tres años practicó este último deporte.

El hockey no le terminó de convencer a Aldana, así que en 2011 volvió a su gran pasión: el fútbol. Arrancó, nuevamente, a practicarlo en Arsenal de Sarandí. Luego pasó a jugar el Torneo de Primera de AFA, donde vistió las camisetas de Independiente, River y Boca.

Cuando cumplió 19 años, la defensora dio un salto a Europa. Estuvo una temporada en el Granada, de la segunda división de España. Volvió a Sudamérica y formó parte de la primera Liga Profesional de Colombia en el Atlético Huila. Actualmente, con 23 años, juega en el Sevilla de España. Allí disputó 12 partidos en la Liga Iberdrola. El conjunto español en la última temporada finalizó en el puesto 10.

Con la Selección participó: en el Sub 17 (Sudamericano Bolivia 2012) y Sub 20 (Torneo Continental 2014 y 2015). La casaca de la mayor la vistió por primera vez el 8 de marzo de 2014 ante Chile. Fue en los Juegos Odesur y Argentina ganó la medalla de Oro en esa competencia. En ese mismo año, también, disputó la Copa América, en Ecuador. Volvió para competir en la Copa de Chile 2018 y, además, estuvo presente en los partidos clasificatorios para el Mundial Francia 2019.

Eliana Stabile

Cuando cumplió 17 años debutó en el club de River. En su casa la familia estaba contenta por Eliana, pero lo que no les agradaba mucho era el equipo. Todas las personas allegadas a Eliana eran hinchas fanáticos de Boca. Y como no podía ser de otra forma, ella también llevaba el fanatismo por el club de La Boca. A pesar de eso la defensora vistió la casaca blanca y roja por cinco temporadas.

En 2013 pudo lograr su gran deseo: vestir la camiseta de Boca, su equipo, su pasión, el club de sus amores. La anécdota que más recuerda Eliana fue la que vivió el 27 de abril de 2013. Ese día Boca se consagraba campeón del Campeonato de Fútbol Femenino de Primera División. Ella vestía la casaca azul y amarilla y tuvo que enfrentar en esa final a sus ex compañeras de River. Las Gladiadoras, esa tarde, ganaron por 3 a 1.

“Estaba muy contenta pero también fue muy raro. Estaban todas mis ex compañeras del otro lado y tal vez no entendían lo que me pasaba a mí. Siempre di todo por el equipo cuando jugaba con ellas y siempre quería ganar, pero ya no me sentía cómoda en River. Yo soy de Boca y llegó un momento en el que no aguanté jugar más en River”, dijo Eliana en una entrevista para Tiempo Argentino, luego de la final de campeonato.

En 2018 La Zurda dejó Boca y se sumó al Club Atlético Huila de Colombia. En el equipo colombiano jugó una temporada. Actualmente, volvió al conjunto de La Boca. En la Selección mayor jugó varios encuentros, ya sean amistosos o por competencia. En el que más se destacó fue el que jugó el 9 de noviembre de 2018 en la cancha de Arsenal de Sarandí. Ese día, la Selección enfrentó a Panamá por el partido de ida de Repechaje rumbo al Mundial Francia 2019. Eliana esa tarde marcó dos goles: uno desde afuera del área y el otro fue de penal. Las albicelestes ganaron por 4 a 0 ese encuentro.

Natalie Juncos

Natalie tiene 28 años. Nació y se crió en Michigan, uno de los cincuenta estados de Estado Unidos. Sus padres se fueron a vivir al país norteamericano cuando terminaron el secundario. Su madre se llama Valentina Aracil, es marplatense y nadadora olímpica en Seúl 1988. Mientras que su padre, Marcelo, también fue nadador olímpico en Los Ángeles 1984.

Valentina y Marcelo tuvieron dos hijos: Natalie y Nicolás. Estos dos, desde chicos, se enamoraron del deporte. Natalie se tiró de cabeza a jugar al fútbol. Jugó en un club en Estados Unidos hasta que cumplió los 18 años. Después logró una beca en la Universidad de Florida y también en Houston. Mientras que el hermano practicó un sinfín de deportes: básquet, beisbol, fútbol americano, entre otros.

Actualmente juga como defensora en Houston, Estados Unidos. La camiseta de la Selección Mayor la vistió en los últimos partidos amistosos que disputó la misma (Zapala, Neuquén y la gira en Estados Unidos). Su gran deseo es jugar el Mundial de Francia 2019 y escuchar en el estadio el himno argentino. “Va a ser muy emocionante para mí escuchar nuestra canción patria. Mis padres lo vivieron y yo quiero vivirlo también. Escuchar cuando suene y representar a mi país al igual que mis padres, no hay nada que supere ese momento. Deseo profundamente ser convocada para el Mundial”, dijo Natalie en una entrevista para el sitio web El Femenino.

Agustina Barroso

A los cinco años comenzó a practicar básquet y fútbol en el club de su ciudad natal, Tandil. Al principió, le gustaba más el básquet hasta que a los 15 años se tiro de lleno para el lado del fútbol. El primer club que le abrió las puertas a Agustina fue la UAI de Urquiza. En el equipo de Villa Lynch estuvo de 2011 a 2015. En el mismo jugó la Copa Libertadores 2015, y obtuvo el cuarto puesto.

A partir de su salida de la UAI de Urquiza jugó en seis clubes extranjeros. El primero fue en el Ferroviaria de Brasil y ahí solo estuvo por una temporada. Después le siguió el Flyde Ladies, club femenino ingles. En 2017 volvió a Brasil y pasó por tres equipos: Audax, Corinthians y nuevamente por Ferroviaria.  Actualmente se desempeña como defensora en el Madrid Club de Fútbol Femenino.

A los 16 años inició su carrera en la Selección Argentina, lo hizo en el Sub 17. A los 19 años le llegó el turno de jugar en el Sub 20, en el mismo disputó la Copa Mundial Femenina de Japón 2012. Con la Mayor, jugó su primer partido en la Copa América 2014 en Ecuador. A partir de 2017, se consolidó como titular en el  equipo. En 2018 obtuvo la medalla de bronce en la Copa América que se disputó en Chile. Y por último integró el plantel que clasificó a la Copa Mundial Femenina 2019.

Gabriela Chávez

Con 30 años, la defensora de River fue convocada por primera vez en 2006 e integró el plantel que disputó el último Mundial, hace 12 años. Pasó por UAI Urquiza y Platense antes de sumarse al Millonario, donde hoy festeja ser una de las cuatro sobrevivientes.

Apostar por el fútbol femenino también paga

Por Carolina Jurczyszyn

Domingo 17 de marzo de 2019. Vigésimo cuarta fecha de la Primera División Femenina de España. Unos 60.739 espectadores presentes en el Wanda Metropolitano (más 330.000 viendo por televisión) para presenciar el encuentro entre el local, Atlético de Madrid, frente a Barcelona, actual subcampeón de la Champions. Récord mundial de asistencia en un partido de fútbol femenino a nivel clubes.

No es sorpresa que este hecho se haya producido en España, donde en 2015 se creó la Asociación de Clubes Femeninos de Fútbol (ACFF), con el apoyo de La Liga, que controla el desarrollo e intereses de los clubes de Primera y Segunda división.

El fútbol español femenino hizo historia. Pero este suceso no se forjó de la nada, sino que es un reflejo de lo que se buscó durante mucho tiempo en España, donde las jugadoras se sienten respetadas y respaldadas por jugadores de la rama masculina.

Los 16 clubes que conforman la Liga Femenina junto con la Segunda División y el apoyo de su versión masculina, sumado al amparo de Pedro Malabia, el director de fútbol femenino de LaLiga, y de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) hicieron de España una potencia.

Barcelona será la institución que más jugadoras aporte a la selección para el Mundial de Francia (10). Este club llegó por primera vez en la historia a la final de la Champions, partido que perdió 4-1 frente al Olympique de Lyon.

Hay instituciones que comparten el sponsor con la versión masculina, y otras, como el Levante, que tiene los propios. Este equipo logró la Copa Campeonas, un torneo sub 13 y formato de fútbol 8, que busca el trabajo desde las bases.

Iberdrola (empresa de producción, distribución y comercialización de energía) es la actual patrocinadora de LaLiga desde 2016. Aportó mucho para el crecimiento de este campeonato. En septiembre del año pasado la empresa y la RFEF firmaron un acuerdo por tres años más para seguir impulsando el fútbol femenino, a su vez, se convirtió en el principal patrocinador de las Selecciones Sub 19 y Sub 17.

Otra clave del éxito es que LaLiga estuvo acompañada de las transmisiones televisivas, base fundamental para hacer visible algo que no para de crecer, las cuales en 2017/2018 alcanzaron los 105 partidos en directo y una media de 105.071 espectadores por encuentro.

Al mismo tiempo hubo 42.235 licencias en dicha temporada a comparación de las 24.906 en el 2010/2011.

En tanto, la Selección mayor dirigida por Jorge Vilda disputará su segundo Mundial (luego de la clasificación a Canadá en 2015).

Las divisiones inferiores de este país son el ejemplo de que el fútbol femenino sigue en desarrollo. El año pasado lograron ganar el campeonato europeo y Mundial Sub 17. En la categoría Sub 19 repitieron el logro de la sub 17 pero en el Mundial adquirieron el segundo puesto, siendo este el mejor puesto obtenido en esta categoría por parte de España.

El objetivo de la ACFF es seguir mejorando, tanto la visibilidad de los partidos como las condiciones de clubes y jugadoras, las cuales han ido ganando respeto con el paso del tiempo.

Porque España tiene una de las ligas femeninas más competitivas del mundo y un proyecto que incita a que siga creciendo.

Porque España demostró que el fútbol femenino no se quedará atrás.

Porque España y los 60.739 espectadores presentes en el Wanda Metropolitano el 17 de marzo demostraron que este país es potencia a nivel futbolstico.