jueves, noviembre 6, 2025
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“No pude llegar como futbolista, pero llegaré como entrenador”

Por Sol Pochettino

La historia de Pablo Asensio estará siempre asemejada a la de alguien que desde el primer día eligió el destino de su vida. Su camino estuvo y estará rumbeado al mundo del fútbol desde principio a fin, y él nunca lo puso en duda.

Ex jugador, hoy director técnico sin trabajo, está llevando a cabo uno de sus proyectos personales: desarrollar un diamante en bruto. Tiene el desafío de florecer a un talento argentino e integrarlo en el Viejo Continente, particularmente en Inglaterra, donde prevalece una filosofía futbolística totalmente diferente a la del país de origen del joven.

Thomás Gómez Montefiori tiene 17 años y es oriundo de Merlo, tuvo su paso por las inferiores de River Plate y actualmente entrena con el Atlético Monte Azul de Brasil. Es un 10 zurdo, con estilo similar al de Rivaldo y Erik Lamela, metro ochenta de altura y delgado como Nacho Fernández. Está tramitando su pasaporte italiano ya que el Milan y el Torino posaron sus ojos en él. Pablo admite tener admiración por su creatividad y dice que cuando agarra la pelota en los últimos tres cuartos de cancha, “se endiabla”.

Thomi es un caso especial para mí. Mi intención es fomentar su crecimiento desde el ojo y punto de vista de entrenador, no de agente”, confiesa, y expresa: “La gente que no está en el ámbito del fútbol no va a entender porqué estoy motivado a hacer esto, pero es mi piedra que pulir, mi experimento. Quiero ser alguien importante para él”.

Completó un curso de psicología deportiva y considera fundamental brindarle a su “mimado” tales conocimientos, debido a que sería un cambio de gran magnitud para un chico de un barrio de Buenos Aires, parar en suelo inglés. “No pasa por la habilidad de juego, sino por la cabeza que tenga”, declara al respecto, con clara experiencia en el rubro.

Pablo cuenta que los padres del adolescente no quieren que juegue en el fútbol argentino porque consideran que el nivel de corrupción en las divisiones juveniles es demasiado alto. Él coincide en el pensamiento pero sostiene que no es un impedimento para que los grandes talentos lleguen, sino que suma a la lista a los que tienen conexiones, quienes de todas formas terminan desapareciendo con el correr del tiempo.

Esto le rememoró sus épocas como futbolista y principalmente sus años en las inferiores de Gimnasia de La Plata, donde era suplente de Gustavo Barros Schelotto: “El papá de los mellizos había sido presidente del Lobo y controlaba mucho la situación de sus hijos. Tenían una protección especial y les limpiaron dos o tres categorías por encima, echando a todos los que eran buenos en sus puestos”.

“En todos los clubes existe la corrupción, siempre está el acomodado. Yo sabía que había arreglos, por eso un día me cansé y me fui”, manifiesta. Relata Asensio que cuando se quiso ir le ofrecieron la camiseta número 10 y titularidad en una categoría mayor (porque, claro, habilidades no le faltaban, el inconveniente era que coincidía en año y posición con Gustavo). Aceptó la propuesta y jugó un puñado de partidos, pero sus nuevos compañeros se quejaron de la situación, ya que era el último año en el que ellos contaban con posibilidades de firmar un contrato, mientras vivían en la sede social lejos de sus familias. El director técnico se lo explicó y pasó a Racing, donde permaneció hasta Reserva.

Luego fue a probarse a Gremio de Brasil, bajo las órdenes de Luiz Felipe Scolari. Ya tenía todo arreglado, hasta “promesa de firma”, y en el medio viajó a Argentina para visitar a su novia de aquel momento. Para no perder el ritmo durante esos días, fue a jugar un partido con conocidos de su representante, pero una patada le rompió los tres ligamentos del tobillo, y el equipo de Porto Alegre no quiso saber más nada. “Fue mi gran oportunidad, porque era chico y volaba, era un bestia física y mentalmente. Pensaba que podía ser el 10 de Gremio”, recuerda con nostalgia.

Hoy, 25 años después, Pablo piensa que podría haberse retirado en ese momento, porque cargaba consigo varios intentos fallidos y a partir de esa situación nada fue igual. “Llega un momento en el que empezás a pensar ‘me quedo sin equipo, no voy a jugar más, qué voy a hacer de mi vida si la dediqué entera a esto’, comenzás a tomar decisiones desesperadas, y la intranquilidad te lleva a no conseguir lo que querés”.

Comenta que una de las locuras más grandes que hizo por la redonda fue cuando su padre, después de la rotura de ligamentos, le dijo que si seguía jugando al fútbol se iba a tener que ir de la casa, y que la otra opción era pagarle los estudios. Pablo no lo dudó ni un segundo y le respondió: “Pasame las muletas”. Hasta el día de hoy, nunca más volvió.

Otra “imprudencia” que Pablo cometió fue irse a probar suerte a una gira fallida por Madrid con 15 años, un pasaporte, un par de botines y 50 dólares: “El taxi me costó 17, me quedaron 33, no tenía plata ni para hablar por teléfono”. 32 años después de eso, confirmó estar transitando una nueva locura: irse a Brasil en medio de la pandemia del coronavirus solo para entrenar a un chico que no tiene equipo, sin fecha de retorno.

Cree que no llegó a donde quiso debido a que “cuando uno no tiene el éxito deseado, es porque hay algo que no sabe”: La mentalidad es el 80% y yo fui mi peor enemigo, tenía miedo a fracasar y fracasé, pero no tenía miedo de irme a España con 50 dólares (entre risas). No supe tener el balance, pisar el freno de vez en cuando, estaba en un cumpleaños de 15 y pensaba en el pase que había errado en el entrenamiento”.

Su siguiente destino fue una prueba en el Rayo Vallecano, donde cumplió uno de sus sueños: tirar paredes hasta penetrar la defensa rival con el astro brasileño, Dirceu. “En ese momento olvidé que me estaban mirando y la rompí, lo único que me importaba era que estaba jugando al lado de él. Éramos el departamento creativo del equipo, liderábamos un ataque cada uno, le puse un cambio de frente en el pecho y en el entretiempo me felicitó. Fue el único partido de mi vida en el que no sentí cansancio, podía jugar 20 horas seguidas que la adrenalina de ese acontecimiento no iba a permitirme bajar el ritmo. Y esa noche me invitó al bingo con él”, cuenta con emoción y alegría.

A la mañana siguiente, los dirigentes lo sentaron en una mesa porque querían contratarlo, y en ese preciso momento llamaron a Racing para pedir referencias sobre él. Alguien atiende y dice: “Excelente persona, muy buen jugador, pero está roto”. Cortaron la comunicación y le cuestionaron: “¿Por qué nos ocultaste esto?”. Pablo respondió: “No estoy roto, tuve una lesión que es distinto. Ustedes me vieron jugar ayer y no tengo ningún problema”. Le dijeron que el tobillo nunca vuelve al 100% tras una rotura de ligamentos y le recriminaron que “los argentinos siempre haciendo estas cosas”.

Todavía se lo lamenta: “Esa persona me entregó atado, se podría haber guardado esa información y yo hubiese firmado, porque la lesión no fue en Racing, yo era jugador libre. Si atendía otro, al día siguiente yo estaba entrenando con la primera del Rayo, mi vida hubiese sido otra. No le guardo rencor porque el odio vive adentro de uno, te termina enfermando a vos mismo. Me quedo con el excelente partido que hice al lado de Dirceu, para enmarcarlo y llevármelo a la eternidad. Toqué el cielo con las manos”, concreta.

“Al Pablo de hace 25 años le diría que solo se focalice en lo positivo, siempre pensaba en qué iba a pasar si no llegaba a firmar tal contrato, y lo negativo lo atraés. Si tenés ansiedad es porque en algún lado tu corazón tiene miedo, su opuesto es la fe, y ella siempre da serenidad y bienestar”. Sentía que lo manejaba la obsesión y adentro de la cancha constantemente tenía la impresión de estar dando examen.

Afirma que, si le preguntaran a sus entrenadores o compañeros, dirían que “Pablo no llegó porque estaba loco”. Sobreanalizaba los partidos y las prácticas. Los días de lluvia “entrenaba como un desaforado” porque sabía que nadie lo estaba haciendo y lo tomaba como un día de ventaja que le sacaba a los demás jugadores. Pagaba doble en el gimnasio que asistía fuera de Gimnasia y Racing para que no se sepa que iba, ya que en ese momento estaba prohibido porque se creía que perjudicaba el crecimiento del deportista.

Hoy Pablo mira hacia atrás y dice: “Perdí mucha plata pero gané ser la persona y el director técnico que soy. Pasé por muchos estilos (argentino, brasileño, español, italiano, inglés y griego) y de todos aprendí para perfeccionar mi modo de juego. El combo completo para el éxito es: filosofía futbolística + mentalidad + valentía. Mis dos sueños son llegar a dirigir a nivel internacional o en la Premier League, y el otro se basa en Thomi: intentar ponerlo en la Selección Argentina y que juegue en uno o más de los diez mejores equipos del mundo”.

Formó parte del cuerpo técnico de Juande Ramos y Gustavo Poyet en el Tottenham Hotspur, donde tuvo en la banda izquierda a Gareth Bale y a Dimitar Berbatov llevando los hilos del equipo. “Cerré la etapa como jugador y abrí la de la dirección técnica. Soy capaz de seguir haciendo locuras por el fútbol, seguir viviéndolo de la misma manera. Aprendí de todo lo que me pasó, a buscar más variantes y vueltas a los problemas”, expresa.

Pablo Asensio concluye: “Sembré durante los primeros 47 años de mi vida y cosecharé en la segunda mitad. Quiero triunfar en este deporte, tengo decidido dedicarme entero a ello. No puedo ocultar que no logré lo que quería como futbolista, pero muchos se dieron por vencidos y yo todavía estoy acá. No pude llegar como jugador, pero llegaré como entrenador”.

 

Loma Negra: la luz de un fósforo

Por Mateo Arbio

La pequeña localidad de Loma Negra (tiene 4000 habitantes), ubicada en el partido de Olavarría, fue testigo del sorprendente proceso en el cual el club del pueblo pasó de penar en las últimas posiciones del torneo local a convertirse en protagonista del torneo Nacional y dejar grandes actuaciones que quedaron en el recuerdo, entre ellas, un triunfo en un amistoso frente a la Unión Soviética.

El club fue fundado en 1929, con el objetivo de que los empleados de la empresa cementera practicaran deportes en sus horarios de descansos. Muchos años más tarde la situación no era muy diferente. Obreros como Eduardo Draghi, más conocido como “El Topo” por todos los vecinos de la localidad, jugaban al fútbol de manera amateur en la liga olavarriense para distraerse de la exigencia que significaba trabajar en una fábrica.

Pero luego de una gran campaña en la cual se consagraron campeones de la Liga, luego de vencer en la final a Estudiantes, se dio el primer paso de lo que terminó siendo un antes y un después en la historia del fútbol olavarriense. Un grupo de dirigentes viajaron hacia la central de Loma Negra, ubicada en la ciudad de Buenos Aires, para convencer a Amalia Lacroze de Fortabat, dueña de la empresa, que si se realizaba un apoyo económico, se podían lograr grandes cosas. La llamada “dama del cemento”, encontró en esa propuesta una gran oportunidad de marketing para la empresa y se decidió a crear un proyecto que deje el nombre de Loma Negra en lo más alto del nivel nacional.

El primer día de la pretemporada llegaron al club Carlos Squeo (Racing), Ricardo Lazbal (River), Jorge Vázquez (Atlanta), Osvaldo Gutiérrez (Vélez) y Mario Husillos (Boca), acompañados de dos preparadores físicos que venían de Buenos Aires. Al principio la situación no cayó bien en el plantel, ya que sentíamos que nos estaban sacando de algo que nos había costado mucho lograr”, recuerda Draghi. Y así fue como poco a poco, más jugadores llegaban desde clubes de primera división, seducidos por el monto económico que ofrecía Loma Negra desplazando a los futbolistas locales hasta quedar Eduardo Draghi como único representante de la ciudad.

La diferencia de nivel era evidente. La pretemporada del equipo era mucho más intensa que la que se realizaba en el mundo amateur, y Draghi sabía que, al ser el único que no venía de jugar en primera, debía rendir examen todos los días para demostrarle al técnico, a sus compañeros y a él mismo porque estaba ahí. Era algo raro, yo los miraba a todos en las figuritas de El Gráfico y ahora eran mis compañeros”, recuerda “El topo”. Pero en aquel plantel se vivía un gran clima de amistad y solidaridad. Se formó un grupo muy unido que se prometían a ellos mismos hacer historia.

El debut se produjo el 13 de septiembre de 1981, en el Estadio Buglione Martinese. Loma Negra se enfrentó al Ferro de Carlos Griguol, que venía de perder el Metropolitano luego de un durísimo mano a mano con el Boca de Maradona. Aquella tarde el estadio estaba repleto de hinchas, tal es así que se trajeron tribunas del viejo gasómetro para poder aumentar la capacidad del mismo. Los dirigidos por Ezequiel Llanos no defraudaron al público presente y gracias al gol de Mario Husillos se llevaron la victoria.

Ese primer año el equipo logró una racha muy importante gracias al ritmo físico que tenían. “El trabajo de los profes era tremendo, muchas veces ni parábamos a tomar agua y terminábamos todos con dolores en todo el cuerpo”, explica Draghi. Con ese ritmo, el equipo terminó invicto como local, no recibió goles en Olavarría y  finalizó en la tercera posición, por detrás de Ferro y de River Plate, con el cual perdió la clasificación por diferencia de gol.

Al año siguiente Loma Negra no pudo ingresar al Nacional, pero disputó el partido más importante de su historia. Una dura derrota en un amistoso disputado en Mar del Plata ante la selección Argentina de Menotti, la cual fue graficada en los medios como “La caída de la Loma”, fue la que provocó todo. “Amalita entró enojada al vestuario, empezó a gritarnos y nos dijo que por culpa de nosotros todo el mundo se iba a reír de ella”, recuerda entre risas Draghi. La furiosa Fortabat  decidió pagar el cachet de treinta mil dólares para que la Unión Soviética visite Olavarría y así recuperar la imagen de la institución.

Los soviéticos realizaron una gira por Latinoamérica a modo de preparación para el mundial de España 1982. El miércoles había empatado con la Selección Argentina y el sábado llegó a Olavarría para disputar el encuentro que fue televisado en vivo para Europa. El estadio estaba repleto y Loma Negra disputó el encuentro como si se tratara de la final del mundo. Tal es así que en el entretiempo llegó al vestuario local un delegado soviético para pedir que bajen el ritmo. Pero los olavarrienses no hicieron caso al pedido y con un gol de Husillos le arrebataron a la URSS un invicto de tres años y 17 partidos.

Con ese envión llegaron al plantel figuras como Félix Orte para disputar el Nacional del 83. En ese torneo el equipo olavarriense alcanzó los octavos de final y con esa gran actuación se despidió de la primera división. Alcanzado el éxito a nivel nacional, Fortabat decidió cortar la ayuda económica hacia el club y todo comenzó a desarmarse. Los jugadores fueron vendidos a otros clubes de primera y en Loma Negra solo quedaron jugadores locales. Y si bien el club volvió al anonimato de la Liga Olavarriense, quedó en la memoria de todos los habitantes de la ciudad el recuerdo de aquel plantel que llevó al fútbol local a lo más alto del país

 

Las chicas del voley van por más

Por Iván Ezequiel García

La búsqueda por la igualdad de género, en el deporte, es cada vez más fuerte y así lo hacen notar las mujeres del vóley de nuestro país, a partir del colectivo Doble Cambio. A pesar de que ya se cumplieron varios objetivos, la meta es la “Profesionalización del vóley femenino”.
Todo comenzó en marzo de este año cuando representantes de la liga femenina de vóley, decidieron reunirse para dar forma a una agrupación que luche por la igualdad, el respeto y las condiciones dentro del deporte. Dentro de la reunión, como voces representantes de las más de 20 mil voleibolistas, se encontraban Natalia Espinosa, Antonela Curatola y Mariángeles Cossar.
“Esto comenzó desde hace un tiempo, pero en enero formalizamos un pedido con varios puntos a mejorar sobre la liga nacional y en marzo nos organizamos para conformar el colectivo”, comentó Curatola y agregó que el espacio que se generó fue más en torno a la visibilización, las denuncias, los reclamos y hasta la posibilidad de militancia.
El deporte femenino, de a poco, comienza a ganarse el lugar que se merece y Cossar cree que es el momento ideal para el vóley femenino:Con la semiprofesionalización del fútbol y nuestra clasificación a Tokio 2021 sería el puntapié inicial para empezar a exigir por nuestros derechos”.

Con cinco meses de actividad, el colectivo ya comienza a notar cambios, a pesar del parate por la pandemia. Arrancaron con la visibilización en las redes sociales: aparecieron denuncias como violencias simbólicas, mediáticas y hasta de trastornos alimenticios en el deporte. Además, a partir de la denuncia en el caso de Martín Castro por abuso sexual agravado, se logró un importante objetivo que fue la creación de una Secretaría de género en la Federación Metropolitana.Lo que se está logrando es muy bueno pero lo más importante es que alzamos la voz y empezamos a ser escuchadas”, comentó Espinosa.
La secretaría de género estará conformada por jugadoras, entrenadoras y árbitras bajo la
supervisión de la dirigente de Defensores de Moreno, Verónica Storino. Como principal paso a dar será la creación de un protocolo de prevención para situaciones de discriminación y violencia de género. También la implementación de capacitaciones para todas las personas que estén en el mundo del vóley femenino.
Las redes sociales tienen mucha importancia para la viralización de la lucha que hacen día a día y así lo cree Cossar: “Todo lo que es masivo es de suma importancia para nosotras. Desde que nos hicimos ver, nos llegan mensajes todos los días ya sea desde los medios hasta de las mismas jugadoras y clubes pidiéndonos capacitaciones en materia de género de distintos lugares del país”.
Además, agregó que no quieren privilegios por sobre la liga masculina, sino que estén en las mismas condiciones y con los mismos derechos. La profesionalización de la liga femenina de vóley es un deseo que todavía está lejos porque se
considera que antes se deben realizar algunos cambios para que pueda cumplirse dicho objetivo. Aún así, lo que se busca es que todas tengan lo mínimo e indispensable para poder competir en cada temporada. “Cada jugadora debe tener un vínculo formal con las instituciones, deben contar con obras sociales. Los equipos de la liga tienen que tener kinesiólogos y médicos a la altura de las circunstancias”, afirmó Curatola y además agregó que lo primordial sería que “todas podamos vivir del deporte que nos apasiona”.

A diferencia del vóley masculino, es difícil prender la televisión y disfrutar de un partido de la liga femenina y las representantes de Doble Cambio se expresan al respecto: “Es estrictamente patriarcal, a diferencia del vóley masculino, la cantidad de jugadoras federadas a nivel nacional duplican el número de varones. Desde la escuela ya comenzamos a jugar este deporte, nos clasificamos a un juego olímpico por segunda vez en la historia de las Panteras y allí van las mejores 12 selecciones del mundo. Aún así dicen que nuestro juego no vende, pero los invitamos a todos a ver un partido a estadio lleno, ya sea de la Liga Metropolitana o Liga Nacional y confiamos en que cambiarán de opinión”.

Los objetivos a corto plazo están muy claros, y es seguir avanzando con acciones. Formalizar más áreas de género, afiliarse a JuAVA (Jugadores Asociados del Vóley Argentino) para hacer más fuertes los reclamos y para que tengan un respaldo en el marco institucional. Pero lo más importante es que la Liga Femenina de Vóley siga creciendo cada día más. Por último, Natalia Espinosa agregó con certeza: “En algunas mentalidades, el deporte no es “cosa de mujeres” y queremos demostrar que año tras año ese concepto es tan arcaico como ridículo”.

 

El juguete del Barcelona

Por Federico Pineda

Lionel Messi quiso irse del mismo club que lo ata a quedarse. Él se quiere ir, no quiere estar más ahí, quiere otros objetivos a nivel personal a pesar de que toda su familia se echó a llorar cuando escuchó de su boca que quería irse. En épocas en las que el amor a la camiseta perdió valor, Messi no quiere hacerle juicio al club que le dio todo. Coloca a la institución por encima de su dirigencia y elige continuar en un lugar donde no es feliz hace tiempo.

Nada es más claro que las palabras del 10 saliente hasta hace unas horas. “Voy a seguir en el club porque el presidente me dijo que la única manera de marcharme era pagar la cláusula de 700 millones de euros, que eso es imposible, y que luego había otra manera de ir a juicio. Yo no iría a juicio contra el Barça nunca porque es el club que amo, que me dio todo desde que llegué, es el club de mi vida, tengo hecha aquí mi vida, el Barça me dio todo y yo le di todo, jamás se me pasó por la cabeza llevar al club a juicio”, le dijo a Goal.

Un mal pensado podría decir que el Barcelona le debe agradecer al que se comió un murciélago -vaya uno a saber si fue así- y dio origen al Coronavirus. Sin esta pandemia, el 10 de junio Messi podía ejecutar la rescisión unilateral para rescindir el vínculo. El rosarino hacía meses se quería ir del club, pero el presidente Josep María Bartomeu no le prestaba atención a su pedido como expresó el argentino. ¿Acaso alguna vez lo valoró?

Los sendos fracasos deportivos ante Roma (4-1 en el Camp Nou y 0-3 en el Olímpico de Roma), ante Liverpool (3-0 en España y 0-4 en Anfield) y el 8-2 frente al Bayern Munich en Portugal dieron muestras de que el equipo no podía jugar en la alta competencia, algo innegociable para el argentino. Quiero competir al máximo nivel, ganar títulos, competir en la Champions. La puedes ganar o perder, porque es muy difícil, pero hay que competir. Por lo menos competirla y que no nos pase lo de Roma, lo de Liverpool y lo de Lisboa”, declaró en la citada entrevista. ¿Qué era competir al máximo nivel? Juntarse con Guardiola -su mejor entrenador como él mismo admitió-, algo que veremos si ocurre en el futuro. Mientras tanto, deberá convivir en un lugar hostil que lo eyectó de la misma manera que lo ató como si fuera un juguete del cual no se quiere desprender.

Voy a dar lo mejor. Siempre quiero ganar, soy competitivo y no me gusta perder a nada”, expresó para el medio que logró una entrevista que muchos se adjudicaron injustamente. ¿Acaso alguien quiere perder? Difícil imaginarlo y menos en un jugador sediento de competir. Ni siquiera jugar. Competir. Medirse dignamente ante los mejores. Barcelona dejó de ser tal hace tiempo. Y el 8-2 mostró la falta de un proyecto deportivo ausente en varias temporadas.

¿Cómo mejorar el ánimo de un jugador que se quiere ir? ¿Qué le das a cambio para que se quede? ¿Se debe delegar poder ante Messi? La labor de Ronald Koeman asoma con su primer gran desafío de fuego al frente del banquillo culé. Con menos jerarquía que antes tras las salidas de Arturo Vidal, Ivan Rakitic y Arthur, más la posible partida de Luis Suárez y la llegada resonante -si se le puede llamar así- de Trincao, el club deberá hacer malabares para potenciar a los jugadores llegados de La Masía. ¿Será un año de transición? Solo Leo lo sabe.

Su contrato vence el 30 de junio del 2021. El club blaugrana tendrá elecciones el año próximo y la siguiente persona que se siente en el banquillo culé deberá convencer a Leo para renovar un contrato que, a día de hoy, lo ata una cláusula que se contradice en el mismo contrato, ya que sostiene que se podía rescindir el vínculo al final de la temporada 2019/20. La pandemia… Pero el convencimiento va más allá de las palabras. Con 33 años, Messi quiere un proyecto deportivo. Algo que el Barcelona no le puede dar. Ahora, al menos.

El 27 de septiembre volverá a pisar un estadio que creía perderlo. Será frente al Villarreal. La Liga tendrá una de las últimas posibilidades de convencer a su única gema para continuar en la élite de las grandes ligas del mundo. El Barcelona deberá armar un equipo que evite la Messi-dependencia. Su entrenador, Koeman, tendrá al As de espadas dentro del equipo. “Ojalá siga más años aquí”, había expresado el holándes en su presentación como técnico. Por ahora, seguirá uno.

Los “demonios” que Lonnie Walker camuflaba detrás de sus rastas

January 8, 2020, Boston, MA: San Antonio Spurs guard Lonnie Walker IV reads a book in the locker room before the game against the Boston Celtics at the TD Garden in Boston, Massachusetts Wednesday, January 8, 2020. (Photo by Reginald Thomas II/San Antonio Spurs)

Por Ramiro Ohana

Un simple corte de pelo puede tener de fondo todo un infierno. El pasado 12 de junio, el escolta de los San Antonio Spurs, Lonnie Walker, impactó al mundo de la NBA luego de confesar a través de su cuenta de Instagram que de chico había sufrido abusos sexuales por parte de algunos integrantes de su familia.

El jugador reveló qué escondía detrás de su extravagante peinado y, de no ser por él, nadie lo hubiera sabido: su dura infancia. La historia comenzó cuando Walker tenía 9 años y, desde su niñez, el sufrimiento lo persiguió hasta 2020. “Fui acosado sexualmente, violado, abusado, incluso me acostumbré a eso porque a esa edad no sabes qué es qué. Era un niño curioso, crédulo, que no sabía cuál era el mundo real”, dijo el basquetbolista de la NBA en las primeras palabras de su publicación.

La expresión “incluso me acostumbré a eso” es una de las que remarcó el psicólogo deportivo Adrián Quevedo, quien explicó que dejarse crecer el pelo es un mecanismo de defensa en las víctimas que han sufrido abusos, especialmente de niños, que encuentran una cosa sobre la que tienen el control. Un niño, ante esta situación, no tiene madurez suficiente para entender que soportar conductas sexuales no es algo natural. “Tenía la mentalidad de que mi pelo era algo que podía controlar. Mi pelo era lo que podía hacer, crear y ser mío. Y me dio mi confianza”, confesó Walker.

Lonnie Walker encestando para San Antonio Spurs, frente a Huston Rockets, el pasado 3 de diciembre. Foto: NBAE via Getty Images.

Pero la cuarentena y el encierro le trajeron malos recuerdos al jugador: “Recientemente no estaba en mi mejor momento. Los “demonios” aparecieron en mi cabeza otra vez y mentalmente la estaba pasando mal. Debido a este virus, comencé a mirarme en el espejo y ver quién era realmente, incluso a puerta cerrada. He encontrado paz y felicidad interna a través de este trayecto”.

Para la mayor parte del mundo, la pandemia fue un problema, pero para Walker todo lo contrario, y ahora dejó los “demonios” en el pasado, después de despedirse de sus particulares rastas que lo acompañaron durante toda su adolescencia. “Perdoné a todos, incluso a las personas que no lo merecen. ¿Por qué? Porque es peso muerto. El tiempo no espera a nadie, entonces, ¿por qué debería perder mi tiempo? Cortarme el pelo fue más que un corte. Mi pelo era una máscara mía escondiendo las inseguridades para las que sentía que el mundo no estaba listo”.

La declaración de Walker fue respaldada por su agente, George Langberg, que también emitió un comunicado en su cuenta de Twitter: “Esto es algo con lo que Lonnie llevaba lidiando hace mucho tiempo. Hacerlo público muestra su fuerza y su coraje, y a la vez le quita un gran peso de encima. Tiene la esperanza de que así va a poder ayudar a quienes han pasado por algo similar, para que sepan que no están solos. Lonnie aprecia la gran cantidad de apoyo y a todos los que respetan su privacidad en este momento”.

Lonnie Walker y Gregg Popovich la temporada pasada.

Al igual que remarca su agente, Quevedo valoró la revelación del jugador de la franquicia texana: “Es un paso muy valiente. Para hacer lo que ha hecho Walker se necesita mucho trabajo detrás y haberse fortalecido. La exposición mediática es el primer rival en este tipo de casos”.

Lonnie soportó años de silencio, así como muchos deportistas que sufrieron abusos en su familia o por parte de sus entrenadores u otro personal deportivo, pero fueron silenciados. Tal es el caso de Larry Nassar, el doctor que abusó de cientas de gimnastas en Estados Unidos durante años y, sin alejarse en el tiempo, el caso de las seis exnadadoras que denunciaron a la federación estadounidense por no evitar los abusos sexuales de varios técnicos.

Dejando de lado a los deportistas, otro ejemplo de abuso sexual en el deporte, y mucho más reciente, fue el que salió a la luz en la NFL el pasado 16 de julio con los Washington Football Team, en el que el Washington Post culpó a la franquicia de acosar a 15 antiguas empleadas, que denunciaron distintos tipos de agresiones verbales y acoso sexual por parte de ejecutivos.

Pero por qué el silencio en este tipo de situaciones. “Se quedan sin energía”, comentó el psicólogo deportivo Quevedo acerca de los deportistas que sufrieron abusos sexuales, siendo “el silencio el aliado más peligroso en estos casos”. Algunos generan trastornos del sueño por culpa de sus experiencias negativas y eso se traslada a su rendimiento deportivo. Según Quevedo, se generan problemas con la identidad, procesos cognitivos y las relaciones y el contacto con las personas. Estos “demonios” son recuerdos que siguen atormentando a la persona que sufrió abusos en el pasado y ha tratado de reprimirlos al tratar de borrarlos de sus cabezas.

La NBA se centró en la conciencia de la salud mental en los últimos años, impulsada en parte por los jugadores Kevin Love (Cleveland Cavaliers) y DeMar DeRozan (compañero de Walker) al compartir sus experiencias de depresión. Antes de la temporada 2019/20, la liga requirió que los equipos retuvieran y pusieran a disposición a al menos un profesional de salud mental en sus filas e identificaran a un psiquiatra con licencia para que sus jugadores pudieran usar como recurso.

Lonnie Walker, tras haberse cortado el pelo y sentir la liberación final.

Cortarse el pelo ha sido el punto de liberación final para el escolta nacido en el estado de Pensilvania. “Ahora estoy mejor que nunca: fuera lo viejo, dentro lo nuevo. He mudado de piel de manera mental, emocional, física y espiritual. La vida siempre va a ser dura, hay que jugar con las cartas que tienes e intentar acabar con la mano ganadora; y las derrotas no son más que lecciones. Seguiré aprendiendo sobre mí mismo. Solo sé que amo a todos y cada uno de ustedes. Paz, amor y felicidad”, sentenció Walker, elegido por los Spurs con el número 18 en el draft del 2018, que desde entonces fue suplente en la franquicia, y promedia en la actual temporada 6.4 puntos, 2.3 rebotes y 1.1 asistencias por juego (61 en total).

Lucas Chaves y la vuelta a los entrenamientos

Por Carolina Ankia

La última pelota que Lucas Chaves tocó fue contra Lanús, el 16 de marzo. Nunca más volvió a hacer un trabajo de arquero tras la suspensión del fútbol por la pandemia. Más de 150 días estuvo entrenando en su departamento y hace cuatro semanas una noticia le alegró su día: volvían las prácticas deportivas. 

-Cuando te enteraste que los entrenamientos regresaban, ¿qué reacción tuviste?

-Me dio felicidad porque después de tanto tiempo poder volver a la cancha y hacer lo que me gusta es algo que disfruto mucho. En nuestra última práctica por Zoom, Diego Dabove (entrenador de Argentinos Juniors) nos comunicó a todo el plantel que ya había una fecha para arrancar y con mis compañeros nos pusimos muy felices.

Un día Chaves no pudo seguir con su rutina de siempre. Entrenar en su casa se volvió un hábito y ahora que tuvo la posibilidad de arrancar después de tanto tiempo, podría sentirse como un volver a comenzar desde cero. 

– ¿Qué sensaciones tuviste el primer día de práctica? 

-Se sintió raro porque después de mucho tiempo habíamos vuelto a entrenar en una cancha y no era lo mismo que veníamos haciendo hace cinco meses por Zoom. Fue raro ponerse los botines y los guantes porque después de mucho tiempo el cuerpo se desacostumbra. 

-¿Te costó arrancar y tomar el ritmo?

-No, casi nada, aunque costó con la pelota y algunos movimientos, pero eran tantas las ganas que teníamos, que con eso lo pudimos compensar. Con el ritmo venimos muy bien y vamos de menor a mayor. De a poco nos vamos sintiendo mejor y vamos por buen camino, aunque obviamente todavía cuesta retomar el ritmo.

El futbolista de 25 años nunca estuvo tanto tiempo en su casa sin poder hacer lo que le gusta. El primer mes lo sintió muy duro y tenía los horarios cambiados. Se dormía a cualquier hora y su humor no era el mejor, pero de a poco se fue adaptando y pudo ordenar su vida para seguir entrenando. 

-¿Se te cruzó por la cabeza el tema del retiro?

-Obviamente que en esta cuarentena tuvimos mucho tiempo para pensar, tomar decisiones y ver un futuro. Nunca pensé en el tema del retiro, Dios quiera que falte mucho para eso. Sí pensaba en cuándo volveríamos a entrenar y a jugar. A veces no nos damos cuenta del lugar que tenemos y hay que aprovecharlo al máximo. 

Desde que llegó al Semillero se ganó la titularidad y fue creciendo en el club poco a poco. Después de luchar tanto, desde el 2015 que entrena con el plantel de Primera División. Fue participe en el Campeonato de Primera B Nacional 2016-2017 en el que su equipo logró el ascenso y salió campeón. Lleva 89 partidos disputados en Argentinos Juniors y es por el único equipo que pasó en lo que va de su carrera.

-¿Cumpliste tus sueños como futbolista o todavía tenés algo pendiente?

-Gracias a Dios tuve la suerte de poder cumplir el sueño de ser futbolista profesional, jugar en Primera y en un gran club que es Argentinos. Obviamente que uno siempre sigue soñando, teniendo deseos, proyectos, metas y objetivos. Tengo muchísimos y uno de ellos es poder dar un salto en lo futbolístico, poder ir a un club más importante o jugar en el exterior, estar en la Selección Argentina y salir campeón. Son cosas que todo jugador sueña.

La vuelta de Federico Grabich

En la lucha por ser parte de Tokio 2021 – Por Carolina Ankia

Pasión, dedicación y ganas de superarse todo el tiempo. En su infancia jugaba al básquet, hasta que un día su rumbo cambió por completo y sintió amor por la natación. Hace más de 12 años que está compitiendo y lo sigue disfrutando como si fuera la primera vez: solo necesita una pileta para ser feliz. 

“A pesar de ser bastante grande para la edad promedio de mi deporte, lo sigo haciendo, disfrutando y aprovechando. Hacer lo que a uno le gusta y que cada día me apasione ir entrenar y competir, la verdad que ahí está el gran valor que yo le encuentro, eso vale más que las medallas”, confesó el nadador Federico Grabich.

La cuarentena que regía para todos los ciudadanos argentinos no le permitió seguir con sus entrenamientos de manera habitual. No cuenta con una pileta en su casa, así que tuvo que alquilar pesas y una bicicleta para mantenerse en actividad. “Sabía que en algún momento iba a tener que volver y tenía que llegar de la mejor manera posible a ese día”, sostuvo.

Uno de los objetivos que se había planteado el santafesino era estar en los Juegos Olímpicos que se iban a realizar en Tokio 2020 -que fueron postergados para el próximo año-, aunque todavía no pudo conseguir la clasificación. “Estuve cerca de lograrlo, pero no llegué a la marca mínima aun”, expresó Grabich, quien todavía tiene chances de poder competir y conseguir un lugar.

En el momento en el que se anunció la postergación de los Juegos ya había pasado más de un mes y medio de cuarentena, por lo que el oriundo de Casilda contó que ya la mayoría suponía que esto iba a pasar. “Después de no entrenar por tanto tiempo y estando a nada de la competición era imposible poder llegar de la mejor forma posible. Aparte, los que no estamos clasificados no hubiéramos tenido la oportunidad de poder conseguirlo”, explicó Grabich a sus 30 años.

Tanto tiempo encerrado en su departamento lo llevó a sentirse mejor anímica y físicamente. “Creo que fue un reseteo completo del cuerpo, cabeza y de varias cosas. En mi caso me ayudó muchísimo todo esto”, confesó el nadador, que trató de aprovechar estas restricciones y siente que podrá recuperar su mejor versión para clasificarse a Tokio. 

Si todo avanza de la mejor manera posible, el 23 de julio del 2021 comenzarán los Juegos en los que Federico desea estar. “Tengo un año más para poder clasificar y poner en forma mi cuerpo”, contó el argentino, que ve toda esta situación como algo muy positivo. Sin embargo, para poder conseguir eso tan deseado, Grabich tiene que realizar la marca que hizo el nadador que salió en el puesto 14 en Río de Janeiro, a la que califica como “algo bastante difícil”.

En caso de poder ir, uno de sus objetivos es dar lo mejor, como siempre. “La verdad es que es una cita extraordinaria para nosotros, es el nivel más alto dentro de nuestro deporte. Es un evento que se disfruta mucho y se hace un sacrificio muy grande para poder llegar ahí”, expresó el santafesino y agregó: “Uno nunca sabe cuando puede ser el último, por eso hay que vivirlo al 100%”.  

Federico Grabich rompió su propia marca con un registro de 1m. 47s en el Mundial de Rusia, en los 200 metros libres.

 

Récord de agua – Por Agustina Jaime

Federico Grabich ya es un experimentado de la alta competencia, a la que conoció en su primer Mundial Juvenil de Natación en 2008, en el que obtuvo el quinto puesto en los 50 metros libre. Así comenzó su crecimiento año tras año con mucho entrenamiento. Consiguió sus primeros podios en los Juegos Suramericanos de Medellín 2010, donde ganó cuatro medallas.

En 2013 alcanzó un récord argentino en la semifinal del Mundial de Barcelona, con un tiempo de 25 segundos 16 centésimas. Con esta marca histórica, quedó posicionado décimo en el ranking mundial en 50 metros espalda. 

Su carrera en el 2015 se elevó notablemente, debido a que se convirtió en el primer nadador argentino en subirse a un podio en un Mundial de pileta olímpica. Siguió con una medalla de oro en 100 metros libre y plata en 200 metros libre en los Juegos Panamericanos de Toronto del mismo año.

Previo a la pandemia, su última competición fue en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, en los que obtuvo dos bronce en 4×100 medley mixto y relevos combinados.

Grabich fue el primer argentino en lograr una medalla en el Mundial de Natación. Si bien José Meloans había logrado cuatro en 1998, estas fueron en aguas abiertas en pileta corta.

 

El sí al cambio – Por Victoria Rufolo

En el 2018 Federico Grabich emprendió un viaje a Australia, país que es emblema de la natación, para volver a reencontrarse con su mejor versión, esa que en 2015 supo colgarse la medalla de oro y otra de plata. Pero, lamentablemente, el nadador no pudo mantener su gran nivel y en el 2016 ni siquiera accedió a las semifinales de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

En algún momento pensó en dejar el deporte, pero recordó que esto es lo que le hace feliz y por eso decidió abandonar el país. Entrenó durante dos meses para poder volver al alto nivel que había sabido tener.

Este viaje fue un antes y un después para el oriundo de Casilda, porque si antes entrenaba desde la mañana hasta el mediodía, se dio cuenta de que su horario más enérgico es a partir de las cinco de la madrugada. Cambió toda su rutina, mejoró su forma de comer y ahora, con 30 años, sueña con volver a repetir todas sus hazañas.

Las ganas de subirse al avión rumbo a Tokio están y se nota cuando habla que tiene mucha ilusión de ir y meterse en el podio. Si alguna vez tuvo dudas sobre si dejar este deporte era lo mejor, hoy queda claro que no y, quizás, es porque, “uno siempre vuelve al lugar donde fue feliz”. Al menos así dice el dicho y se entiende que ese lugar para este deportista es en la pileta olímpica.

Nicolás Fernández: “Me hubiera gustado que me conocieran por la parte futbolística”

Por Carolina Ankia

Sin casete y con una fluidez para hablar que asombra. Le va de frente a todo y opina que uno debe vivir como se sienta feliz sin tener que rendirle cuentas a nadie. Un día decidió hablar públicamente sobre su sexualidad, aunque los que eran de La Pampa, provincia en la que vivía, ya lo sabían.

Nicolás Fernández, ex arquero de General Belgrano de Santa Rosa de La Pampa, se convirtió en el primer jugador argentino que rompió el tabú en el fútbol y confesó su homosexualidad. Muchas son las personas que temen dar este paso pero lo que viene a plantear el futbolista es que una vez que se animen a hablar se van a sentir mucho más tranquilos.

Varios llevan una vida doble, saliendo con mujeres y tratando de ocultar sus propios gustos. Pero esto no puede seguir así, hay que frenar y abrir la mente. “Las generaciones más chicas han cambiado la cabeza de los más grandes. Vienen con una vida más abierta sexualmente, hoy varios de los chicos están con gente de su mismo sexo. Antes era una locura pensarlo, se accede mucho más fácil y sin críticas”, comentó el jugador quien actualmente está sin club y se fue a vivir a La Plata porque consiguió un trabajo allí.

En el momento que lo hizo público destacó que fue muy raro como la gente se tomó todo. “Fue una locura”, añadió. Sus familiares y amigos ya lo sabían y era algo normal. “Los medios de comunicación lo hicieron muy mediático, varios programas de televisión me llamaron para hacerme una nota, incluso TyC Sports”, explicó el jugador de 25 años y agregó entre risas: “Me hubiera gustado llegar por la parte futbolística, pero bueno se dio así, estamos en Argentina y estas cosas todavía siguen siendo una noticia”.

Por ahora los profesionales argentinos que decidieron hablar públicamente del tema, para que la orientación sexual de las personas deje de ser algo llamativo de una vez por todas, se pueden contar con los dedos de las mano, entre ellos están el basquetbolista Sebastián Vega y el jugador de vóley Facundo Imhoff. 

Va todo muy encaminado para que deje de ser noticia. Hay varias declaraciones de deportistas que se animan a contarlo. Aunque hace hincapié en que en el fútbol no se habla del tema porque nadie lo blanquea, es la realidad. Nunca nadie dijo nada, entonces eso hace que se vuelva un tema tabú”, expresó Fernández. 

Los jóvenes son los que más lo entienden a Nicolás, pero él respeta mucho a la gente grande que nacieron en otra generación y no están acostumbrados a hablar con tanta normalidad de este tema. “No voy a dejar que me insulten, sí que piensen distinto y que no les caiga bien. Cada uno puede expresarse como quiera y no me molesta, lo respeto muchísimo”, añadió. 

Se alejó del fútbol por un tiempo, hasta que se habilite volver a entrenar y así encontrar un nuevo equipo para probarse y volver a jugar. El año lo arrancó siendo jugador en General Belgrano, con su equipo entrenaron por Zoom los primeros meses pero después cuando se empezó a postergar el comienzo de las actividades se relajaron y ya no les pasaban rutinas para hacer. “Si bien me han pagado por jugar no es un laburo para toda la vida, ni tampoco se gana bien en el deporte amateur”, cerró.

Tejerina y Guaragna: las promesas del velismo nacional

Por Julián Salvia

Producción: Agustín Kuc

La disciplina catalogada como vela arrojó, de cara a los Juegos Olímpicos Tokio 2021, que se llevarán a cabo el año próximo, 11 clasificados argentinos: Santiago Lange y Cecilia Carranza (Nacra 17); Sol Branz y Victoria Travascio (49er FX), Facundo Olezza (Finn); Francisco Guaragna Rigonat (Laser Standart); Lucía Falasca (Laser Radial); Francisco Saubidet Birkner (RS:X Masculino); Celia Tejerina (RS:X femenino) y Belén Tavella junto con Lourdes Hartkopf (470 femenino).

A causa de la pandemia, gran parte de los atletas que se encuentran en el país, retomaron las actividades, luego de la medida otorgada por el Gobierno nacional. No obstante, tres de ellos están preparándose en Europa: Lange y Carranza en Italia, y Olezza en España.

Por su parte, Guaragna y Tejerina describieron sus sensaciones sobre cómo viene su preparación y cuáles son sus expectativas respecto a su presentación en la próxima cita olímpica. 

Debido al aislamiento social, preventivo y obligatorio impuesto en el país, el entrenamiento en el agua se volvió una complicación para la mendocina, la cual aseguró que se le cancelaron todas las competencias vigentes. Por otro lado, el especializado en categoría Laser declaró que fue muy duro el confinamiento ya que estuvo más de 60 días sin trabajar en la laguna. Sin embargo, al igual que su compañera, coincidieron en que debieron adaptarse al contexto, para lograr la plenitud física. 

Francisco Guaragna obtuvo el boleto a los Juegos Olímpicos Tokio 2021, posterior a finalizar en el decimocuarto puesto en el Mundial de Japón 2019.

Con el retorno de las actividades, la medallista de plata en los Panamericanos Lima 2019 expresó lo que significa representar al país: “Para mí es una sensación muy linda, cuando veo la bandera de Argentina en la vela es algo muy gratificante y un orgullo para mí, es una enorme responsabilidad. Tengo una gran expectativa por llevar la bandera nacional a lo más alto de la tabla de clasificaciones”. Por su parte, Guaragna, número 15 en el ranking mundial, afirmó que “es un pie dentro del sueño” el hecho de participar en sus primeros Juegos Olímpicos.

Además, el santafesino aseveró que los deportistas sudamericanos están en cierta desventaja en los aspectos técnicos, ya que en Europa reanudaron los campeonatos. Asimismo, ratificó que será un gran desafío a nivel personal achicar la diferencia que tiene con sus rivales.

La windsurfista confesó que no se siente aspirante a lograr un podio: “Todavía me falta pasar por ciertos procesos deportivos, tener más años de experiencia y trabajo, y por sobre todo, contar con una infraestructura que me respalde mejor”.

De igual manera, el regatista de 23 años coincidió con su colega a la hora de pensar en una posible medalla: “Siendo el más joven dentro de la disciplina no me siento candidato, pero tengo fe en ser la sorpresa y destaparme frente a todos los navegantes”. 

El as bajo la manga de Argentina en los Juegos Olímpicos

La competencia de vela, en los Juegos Olímpicos de Tokio, se disputará entre el 25 de julio y el siete de agosto de 2021, en el Puerto Recreativo de Enoshima.

Por Agostina Woloszyn

A lo largo de su historia, vela fue el segundo deporte que más medallas le otorgo al país, con un saldo de 10 coronaciones: una de oro, cuatro de plata y cinco de bronce.

La primera presentación olímpica fue en Londres 1948. Ese año, el equipo integrado por Julio, Enrique Conrado y Enrique Adolfo Sieburger; Emilio Homps; Rufino Rodríguez de la Torre y Rodolfo Rivademar, disputó un circuito en la modalidad 6 metros, en el que los albicelestes lograron el segundo puesto con 5.120 puntos.

Cuatro años más tarde en la cita realizada en Roma, la embarcación compuesta por Jorge Salas Chávez, Héctor Calegaris y Jorge Del Río, representó al país en la categoría Dragon y obtuvo nuevamente la medalla de plata, con un total de 5.715 unidades.

Para Atlanta 1996, Argentina volvería a adjudicarse una nueva presea en vela. Esta vez el encargado de acabar con la sequía sería Carlos Camau Espínola, que tras cosechar 19 tantos en el certamen de la clase Mistral, se adueñó del segundo puesto. 

En los Juegos de Sídney 2000, el seleccionado argentino de yachting se adueñó de tres nuevas distinciones. Espínola repitió su anterior podio en la misma modalidad con un total de 43 puntos; las restantes consagraciones fueron de bronce, la dupla Javier Conte y Juan de la Fuente en la categoría 470 con 57 unidades, y Serena Amato en Europe con 51, transformándose en la primera regatista del país en haber ganado una medalla.

Para 2004 en la capital griega, la pareja albiceleste conformada por Santiago Lange y Espínola concluyó en la tercera posición en la clase Tornado, con un total de 54 tantos; y cuatro años después, en Pekín, reiteró la presea tras finalizar la competición con un resultado de 56, lo que convirtió a Camau en el primer argentino en ganar cuatro condecoraciones olímpicas.

El próximo galardón llegó en Londres 2012, gracias al dúo compuesto por Juan de la Fuente y Lucas Calabrese, quienes se adueñaron del bronce en la modalidad 470, con un puntaje de 63.

Para culminar, por el momento, con la travesía del evento multidisciplinario más importante del mundo, la dupla de Lange y Cecilia Carranza Saroli se colgaron, por primera vez en la historia nacional de esta disciplina, la medalla de oro en Nacra 17 mixto, con 77 unidades.

 

Lange y Carranza: dos históricos que buscan defender el oro

Por Florencia Pereira

Luego de haberse clasificado entre los diez mejores de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio, los regatistas Santiago Lange y Cecilia Carranza Saroli buscarán defender el oro de la categoría Nacra 17 mixto, ganado en Río 2016.

En su última cita olímpica el triunfo no se tornó fácil ya que la dupla remontó dos penalizaciones: la primera en la largada debido a obstruir el paso de un rival, lo que les provocó el último lugar en la regata. Luego, para la segunda boya, la embarcación argentina escaló al cuarto puesto, pero al llegar a la tercera baliza, tras un rebase indebido, los jueces sancionaron nuevamente al dueto con una vuelta sobre su propio eje antes de continuar el recorrido, lo que les originó la perdida de posición. Sin embargo, el binomio nacional finalizó 6º y, gracias a los 77 puntos que cosecharon en la clasificación general, ganaron el primer oro olímpico en vela. 

Lange consiguió su tercera medalla tras los bronces logrados junto con Carlos Espínola en la clase Tornado en Atenas 2004 y Pekín 2008; asimismo, con 58 años, el arquitecto naval participará por séptima vez en los Juegos Olímpicos siendo el regatista más longevo. Por su parte, Carranza obtuvo su primera presea luego de competir en las citas de Pekín y Londres 2012 en la clase Laser radial.

Gonzalo Carreras rema con la cabeza en Tokio y el corazón en la medicina

Por Agustín Kuc

-¿Cómo llevás adelante el proyecto deportivo en este contexto? 

-Comencé la preparación en mi casa, donde monté un gimnasio e instalé el simulador de kayak; tras la autorización del Ministerio de Salud de la Nación pude lanzarme al agua en Baradero, mi ciudad natal, y el viernes 21 de agosto finalicé la primera concentración nacional junto con Daniel Dal Bo, compañero en la actividad, y el entrenador Pablo Hoffman, en Gualeguaychú, Entre Ríos. El lunes 24 retomé el entrenamiento en el Rio Baradero y estaré aquí hasta el viernes 5 de septiembre, posterior a este período habrá una nueva convocatoria nacional la cual resta por definir su fecha y sitio de realización. 

-¿Qué aspectos sentiste que debilitó a nivel psicológico, deportivo y emocional, esta pandemia? 

-Cuando comenzó la cuarentena el equipo estaba en la etapa de clasificación interna de cara al Preolímpico a disputarse en mayo del presente año en Curitiba, Brasil, y se cortó todo. Fue muy duro perder los objetivos que estaban en pie y la incertidumbre de no saber qué iba a pasar, si se realizaban o no los Juegos Olímpicos de Tokio. Los primeros días se tornaron complicados por el mero hecho de no saber cuál era nuestro eje, pero luego todo se acomodó. Por la parte deportiva sufrí una debilitación en las sensaciones que produce el agua y los aspectos técnicos. No hay nada que reemplace la función del kayak. Son los principales objetivos por recuperar. Aun así, el hecho de volver a remar es una motivación extra.

El representante del Club Náutico San Pedro no obtuvo junto con el equipo argentino la clasificación en la modalidad K4 y realiza la puesta a punto basada en el proyecto K2 por 1000 metros, este formato consta de un Kayak con espacio para dos personas, categoría en la cual logró la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 y la que otorgará el pasaje a la próxima cita olímpica.

Gonzalo Carreras campeón en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 en la modalidad K4 por 500 metros, presea que obtuvo junto con Manuel Lascano, Ezequiel Di Giácomo y Juan Cáceres (galería personal del deportista).

-¿Genera un impacto anímico positivo el hecho tener una nueva oportunidad de ingresar a los Juegos Olímpicos y poder entrenar en equipo? 

-Sí, sin dudas. Aunque no estén definidas las combinaciones ni quienes irán en busca de la plaza dado a que somos cuatro en el proyecto de K2, fue una gran experiencia compartir las tres semanas de concentración junto con Daniel Dal Bo. Trabajar detalles específicos de un posible bote es muy fructífero, ya que se le da una mirada 100 por ciento objetiva al plan de entrenamiento. Eso permite conseguir un nivel de calidad muy alto en las prácticas. La competencia interna causa un aumento de rendimiento inmenso. Es magnífico ser uno de los posibles atletas nacionales en representar al país, pero no olvido que somos un equipo y solo dos vestirán la Celeste y Blanca en la clasificación. Todos tienen las herramientas necesarias para hacerlo y obtener el boleto.

-¿Cómo ves el piragüismo en la actualidad y que análisis a futuro podés hacer? 

-Argentina demostró ser un país líder en el canotaje en América gracias al avance sostenido en los años anteriores. De esta manera se asegura un resultado importante en el futuro, quizá llegar a estar cabeza a cabeza con potencias mundiales. Claro está que no va a ser posible actualmente, la diferencia en el plano económico es abismal y ya con el hecho de estar lejos de los circuitos principales, en cuanto a distancia, hace que el respaldo monetario se duplique. 

-¿Pensás en cómo continuará tu trayectoria luego de esta preparación? ¿Se te pasó por la cabeza el retiro de la actividad o forma alguna de seguir ligado al deporte? 

-En simultaneo a mi carrera como palista estudio nutrición. Espero que la vocación me dé una perspectiva a futuro post trayectoria deportiva y me mantenga pegado al ejercicio. Fuera de ello trato de buscar los artilugios necesarios para afrontar la vida una vez alejado del kayak, pero todavía me queda tiempo dentro de este ambiente.

Símbolo nacional del canotaje

Bote que representó a la Argentina en los Juegos Olímpicos de Río 2016 en el proyecto K4 por 1000 metros. De izquierda a derecha, Gonzalo Carreras, Pablo Torres, Juan Cáceres y Daniel Dal Bo.

En los últimos seis años, el piragüismo argentino predominó tanto a nivel continental como mundial, y en la mayoría de los certámenes el apellido del baradense estuvo presente: Oro en los Juegos Sudamericanos de Chile 2014 (K4 por 1000 metros), bronce (K4 por 1000 metros) y plata (K2 por 1000 metros) en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, el cuarto puesto en los Juegos Olímpicos de Rio 2016 (K4 por 1000 metros) y el premio mayor en Lima 2019 (K4 por 500 metros). Además, en su primera aparición como representante nacional se consagró campeón absoluto de la disciplina en los Juegos Sudamericanos de Argentina 2012. Actualmente, Carreras rema bajo las órdenes del Club Náutico San Pedro.